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Tema 3
La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833)
Semana A3. Segunda parte: La Guerra de la Independencia, las Cortes de
Cádiz y la Constitución de 1812 (1808-1814)
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rápida, para ello dividió sus 150.000 soldados en cinco cuerpos de ejército que,
acompañados por el ejército español según lo dispuesto en el tratado de
Fontainebleau, se dirigieron a los siguientes territorios:
- Norte, frontera con Francia
- Cataluña
- Madrid - Centro
- Andalucía
- Lisboa
Pero Napoleón, pensando que no habría ninguna reacción española, cometió un
tremendo error, colocó sus ejércitos sin dejar tropas de guarnición en el camino.
Cuando el pueblo español se sublevó, y parte del ejército español consiguió
reorganizarse, las tropas francesas quedaron cortadas. La principal victoria española
de esta etapa fue la batalla de Bailén. Es en esta etapa cuando se forman las distintas
Juntas de Defensa (locales y provinciales)
2. El gran ejército (de agosto de 1808 a 1809). Ante la derrota inesperada de Bailén, el
propio Napoleón se presentó en España con su gran ejército imperial. Con este
ejército el Emperador invadió prácticamente todo el país. Ante esta situación los
españoles no se presentaron en ninguna batalla, limitándose a algunos núcleos de
resistencia como los famosos sitios de Zaragoza y Gerona. Se trataba de la resistencia
desesperada de ciudades con el fin de dificultar y retrasar el avance de las tropas.
3. La guerra de guerrillas (1809 - 1812) Ante la poderosa ocupación francesa y la
inexistencia de un ejército español capaz de hacerle la más mínima sombra, el pueblo
recurrió a la guerra de guerrillas. Esta fue la primera experiencia de guerra
revolucionaria en nuestro país y supuso la participación de todo el pueblo. El objetivo
fundamental de las guerrillas, basadas en pequeñas acciones de efecto y sorpresa,
consistía en cortar las comunicaciones del enemigo y erosionar al ejército francés para
conseguir una victoria por desgaste a largo plazo. En esta etapa se reunieron las
Cortes en Cádiz y se promulgó la Constitución de 1812.
4. La ofensiva Hispano - Inglesa (1812 - 1814) Esta etapa comenzó por la ofensiva que
desde el Norte de Portugal inició el inglés Welington. En 1814 se consiguió expulsar a
los franceses de España, que se vieron obligados a dividir su poderoso ejército para
atender al frente ruso.
La presencia francesa en España duró, por lo tanto, de 1808 a 1814. Durante este periodo
suele hablarse de la existencia de dos Españas:
a.- Una España oficial. Es la España de José I, que se rige por el Estatuto de Bayona de
1808 y en la que colaboran unos dos millones de españoles. Estos españoles recibieron
el nombre de afrancesados y en su mayoría actuaban por conveniencia económica o
social, pero hubo muchos que lo hicieron de buena voluntad creyendo que las reformas
liberales que venían de Francia eran la solución para los problemas del país. Entre
ellos había intelectuales de gran talla, que pretendían poner fin a la guerra y realizar
grandes reformas, pero el poder de José I y sus gobiernos de afrancesados estaba
sustentado por el ejército francés que obedecía, en exclusiva, a los intereses del
Emperador dificultando la labor del gobierno de José I.
b.- La España real, formada por la inmensa mayoría del pueblo español que no aceptaba
como rey a José I y que trataba de organizar un Estado de nuevo régimen, aunque, a
diferencia de los afrancesados, atento con las tradiciones y costumbres españolas. Al
hacer esto, se estaba iniciando en nuestro país la revolución liberal, cuya mejor obra
será la Constitución de Cádiz de 1812, el marco legal del nuevo Estado.
3.- Las Cortes de Cádiz y el liberalismo español
En 1809 la Junta Central de Sevilla decidió crear un Consejo de Regencia que actuase en
nombre del rey, al que consideran secuestrado en Bayona, y convocar unas Cortes Generales
que, con representación de todas las provincias, decidieran las reformas necesarias.
Las Cortes se convocaron en 1810 en Cádiz, ciudad que permanecía libre del dominio
francés. Además se decidieron tres cosas importantes:
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- Que las Cortes deberían tener un carácter constitucional, es decir, que tendrían como
misión fundamental elaborar una constitución como ley suprema y general para todo el
país y que el rey debería aceptar a su regreso a España.
- Que los componentes de estas cortes deberían elegirse mediante sufragio universal
masculino (tendrían derecho a voto todos los hombres mayores de 25 años)
- Realizar una gran encuesta nacional para conocer la opinión del país sobre los cambios
que debían realizarse.
Con muchas dificultades, dada la situación de invasión y guerra, las Cortes se abrieron el
24 de septiembre de 1810 con aquellos diputados que pudieron llegar a Cádiz. La mayoría de
ellos procedía de las clases medias urbanas (burgueses), unos cien formaban parte del clero y
algo más de cincuenta de la nobleza y el ejército. Las provincias que por la guerra no pudieron
elegir representantes presentaron sustitutos elegidos en Cádiz (ciudad de carácter muy liberal)
Tanto por la postura ideológica adoptada por estos diputados, como por los resultados de
la “encuesta nacional” podemos clasificar y sintetizar dos tendencias políticas fundamentales
entre los representantes:
1. La tendencia Conservadora, liderada por el Obispo de Orense, que opinaba que los
cambios sobre el Antiguo Régimen debían ser mínimos, defendiendo la monarquía
absoluta y la sociedad estamental. Los conservadores fueron conocidos por este motivo
como “los serviles”
2. La tendencia Reformadora, encabezada por Jovellanos, que abogaban por reformas
profundas en el Antiguo Régimen, creando una monarquía constitucional, es decir,
sometida a una constitución como el resto de los ciudadanos. Defendían también la
supresión de la estructura estamental, proclamando la libertad e igualdad ante la ley
de todos los ciudadanos. A estos se les llamó “Liberales” y con ello se dio nombre de
manera internacional a esta tendencia política: el Liberalismo.
La tendencia reformista era la mayoritaria en las Cortes y sus ideas liberales habían
penetrado en España a mediados del siglo XVIII con la Ilustración y, también, y a pesar de la
censura oficial, por el contacto con los revolucionarios franceses a principios del siglo XIX. La
Guerra de Independencia y la presencia del Ejército francés nacido de la Revolución Francesa,
las expandieron todavía más.
Los liberales defendían, en definitiva, un régimen político constitucional y
parlamentario con ciudadanos iguales ante la ley y con garantía de los derechos y libertades
fundamentales: vida, propiedad, libertad de expresión …
4.- La Constitución de 1812 y La legislación ordinaria de las Cortes
Las Cortes de Cádiz tuvieron como tarea fundamental elaborar una constitución, pero
también, realizar una legislación ordinaria que completase las medidas de la Constitución.
Las deliberaciones de las Cortes para realiar la Constitución duraron desde 1810 hasta
marzo de 1812, en plena Guerra de Independencia. Se aprobó el 19 de marzo de 1812, día de
San José, por lo que se le llamó popularmente “la Pepa” y por lo que el grito de “viva la Pepa”
pasó a ser un grito revolucionario liberal durante todo el siglo XIX.
La Constitución, inspirada en la francesa de 1791, presenta importantes diferencias con
aquella, así, la española se declara católica, mientras la francesa no hace mención a la religión.
Por otra parte la Constitución de Cádiz, primera de nuestra historia constitucional, ha influido
enormemente en la elaboración de todas nuestras posteriores constituciones y fue tomada como
ejemplo por otros países. Sin embargo, sólo estuvo en vigor durante tres cortos periodos:
- De marzo de 1812 a mayo de 1814
- De enero de 1820 a noviembre de 1823
- De agosto de 1836 a junio de 1837
Los principales aspectos de la Constitución de 1812 son los siguientes:
1.- Declara que la soberanía reside en la Nación y que ésta es la unión de todos los
españoles incluidos los de América y Filipibnas
2.- Declara los derechos fundamentales del ciudadano: libertad, Igualdad ante la Ley,
derecho a la vida, a la propiedad, derecho de reunión y de asociación, libertad de
opinión y prensa
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3.- Define el Estado como una Monarquía Moderna, es decir, constitucional
4.- Establece la división de poderes del Estado de la siguiente manera:
- El poder legislativo reside en las “Cortes con el Rey”. De modo que las leyes
las elabora las Cortes y el Rey las promulga, aunque éste puede, con ciertos
límites, vetarlas. En las Cortes, que son monocamerales y elegidas por
sufragio universal indirecto de los hombres mayores de 25 años, reside la
representación nacional. Para que un ciudadano pueda ser elegido diputado se
requiere tributar a Hacienda una determinada cantidad (elegibilidad
censitaria) que impide que todos los ciudadanos puedan ser elegidos. Los
diputados gozan de inviolabilidad y las Cortes tienen un mandato de 2 años,
transcurrido este tiempo deben convocarse nuevas elecciones.
- El Poder Ejecutivo reside en el Rey que nombra libremente a sus secretarios
(ministros). No hay control parlamentario sobre el gobierno, pero las Cortes
ponen unos límites al poder ejecutivo del Rey, sobre todo, en política exterior y
en política de impuestos.
- El Poder Judicial reside en los tribunales. Se reconocen como únicas
jurisdicciones especiales la eclesiástica, que sólo afecta al clero, y la militar,
que sólo afecta a los ejércitos. Con ello desaparece toda otra jurisdicción,
como la señorial.
4.- Respecto a la religión, se declara la confesionalidad del Estado y la exclusividad de
la religión católica, continuando la tradición religiosa del país.
5.- En Defensa, la Constitución establece el ejército permanente (profesional) y la
Milicia Nacional (ciudadanos armados esporadicamente por los ayuntamientos) para
reforzar al ejército en caso de necesidad.
6.- En la administración local, la máxima autoridad es la de los Regidores (alcaldes) que
son elegidos por la población. A nivel provincial se establecen las Diputaciones, como
representación de todos los ayuntamientos de la provincia, y un Jefe Político,
parecido a un gobernador civil o Delegado del Gobierno, como extensión del poder
central en cada provincia.
Las Cortes de Cádiz promulgaron también una legislación ordinaria que desarrollaba los
principios de la Constitución, sobre todo, los referentes a los derechos fundamentales del
individuo. Esta legislación, que pretendía una importante transformación de la sociedad, apenas
llegó a entrar en vigor. Siguiendo los derechos fundamentales de la Persona, podemos destacar
las siguientes actuaciones de las Cortes:
IGUALDAD ante la ley. Las Cortes suprimieron todo lo que atentaba a la igualdad de
los ciudadanos, como los estamentos privilegiados y el régimen señorial que permitía
que el señor, noble o eclesiástico, pudiese legislar, juzgar y cobrar impuestos en su
señorío. Ahora todos los ciudadanos estarán sometidos a una misma y única
jurisdicción: la del Estado. Se suprimieron también los fueros vascos y navarros,
territorios que se someten a la legislación común de todo el Estado. Además, se inició
la elaboración de un código civil común a todas las provincias y un proyecto de
tributo sobre la renta, que suprimía todo privilegio en materia de impuestos.
LIBERTAD. Sobre todo se aplicaron los principios del liberalismo económico, así, se
estableció la libertad de producción, de contratación y de mercado, suprimiendo los
gremios. Se suprimió también la Mesta y todos sus privilegios. En el orden de las
libertades personales y políticas consagradas en la Constitución, lo mas destacable fue
la supresión de la Inquisición.
DERECHO A LA PROPIEDAD. Las Cortes de Cádiz declararon el derecho absoluto del
individuo sobre la propiedad, sobre todo, agrícola. Esto conducía a la
desamortización y desvinculación, en el sentido de que el propietario de los bienes
amortizados o vinculados podría desde este momento disponer con libertad de su
propiedad. Así, se suprimió el mayorazgo y se decretó la desamortización de los
bienes de la Iglesia, de las Órdenes Militares y de los ayuntamientos (bienes de propios
y baldíos)