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Adam Smith: riqueza es la capacidad de producir bienes y servicios; ya critica “cepos cambiarios”

Posted on 19 Abril, 2016 por Martin Krause


En el Libro IV de La Riqueza de las Naciones, Adam Smith trata los “distintos sistemas de política económica” y
en el capítulo II en particular sobre el sistema “comercial o
mercantil”: http://www.econlib.org/library/Smith/smWN12.html
Las políticas mercantilistas se han seguido aplicando desde entonces (y Adam Smith explica más abajo
porqué), pero la “teoría mercantilista” nunca pudo recuperarse del golpe que le propinara Adam Smith en su
texto. Algunos párrafos:

“Un país rico, de la misma forma que un hombre rico, se supone es un país
donde abunda el dinero; y acumular oro y plata en un país se supone es la
forma más sencilla de enriquecerlo. Por cierto tiempo luego del
descubrimiento de América, lo primero que preguntaban los españoles
cuando llegaban a una costa desconocida solía ser si había mucho oro o plata
en la vecindad. Según la información que recibieran, juzgaban si era oportuno
establecer allí un asentamiento o si valía la pena conquistar el país. Plano
Carpino, un monje, enviado como embajador de Francia a uno de los hijos del
famoso Genghis Khan, relató que los tártaros solían preguntarle si había
muchas ovejas y bueyes en el reino de Francia. Su pregunta tenía el mismo
objetivo que la de los españoles. Querían saber si era un país suficientemente
rico para ser conquistado. Entre los tártaros, como en todas las naciones de
pastores que son usualmente ignorantes del dinero, el ganado es el
instrumento del comercio y la medida de valor. La riqueza, por lo tanto,
según ellos, consiste en ganado como para los españoles consistía en oro y
plata. De los dos, tal vez la noción de los tártaros estaba más cerca de la verdad.”

“Como consecuencia de estas nociones populares, todas las distintas naciones de Europa han estudiado,
aunque con poco resultado, todo medio posible para acumular oro y plata en sus respectivos países. España y
Portugal, los propietarios de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han tanto prohibido
su exportación bajo las penas más severas o las han sujetado a considerables aranceles. Esa misma prohibición
parece haber sido parte de la política de muchos países de Europa en el pasado. Se la encuentra, incluso,
donde menos deberíamos esperarla, en algunas viejas leyes del parlamento de Escocia que prohíben bajo
fuertes penalidades el transporte de oro o plata del reino. Una política similar se aplicó tanto en Francia como
en Inglaterra.”
Y respecto a las preocupaciones de quedarse “sin dinero”, comenta:
“Un país que no tiene minas propias debe, indudablemente, obtener su oro y plata de países extranjeros de la
misma forma que uno que no tiene viñedos para obtener vinos. No parece necesario, entonces, que la
atención del gobierno debe ocuparse más de un asunto que del otro. Un país que tiene los recursos para
comprar vino obtendrá siempre el vino que necesite; y un país que tiene los recursos para comprar oro y plata
nunca tendrá falta de ellos. Se los compra por un cierto precio como cualquier otro producto, y como son el
precio de todos los otros productos, todos los otros productos son el precio de los metales. Confiamos con
total seguridad que la libertad de comercio, sin ninguna atención por parte del gobierno, nos proveerá
siempre del vino que necesitamos; y podemos confiar que de igual forma nos proveerá siempre del oro y la
plata que podamos comprar o emplear, tanto sea para la circulación de nuestros productos, como para otros
usos.”
Pensamiento económico de David Ricardo
Su entrada a la teoría económica fue por una situación casual. En 1799,
con 27 años, mientras pasaba una temporada en un centro termal, se
encontró con una copia de La riqueza de las naciones, de Adam Smith.
La lectura de este libro lo impactó y lo convirtió, como muchos otros
en aquel Tiempo, en un convencido seguidor de Smith.
Su formación económica fue autodidacta y tardía, y se remitió
principalmente a la lectura de la obra fundamental de Smith. A partir
de entonces, Ricardo, junto a su actividad comercial, escribió en forma
permanente artículos económicos en la prensa inglesa. Años más
tarde, cuando ya estaba retirado de sus actividades profesionales, sus
amigos lo animaron a escribir un libro para formalizar su concepción
económica. Fue así como surgió su gran obra, Principios de economía
política y Tributación (1817), un libro relativamente breve, aunque
complejo de leer, que contiene probablemente la formulación más
sistemática y coherente de todo el pensamiento económico clásico.
Una ventana al Comercio Internacional
La principal característica del sistema analítico de Ricardo es que
generaba conclusiones fundamentales basadas en pocos principios básicos.
David Ricardo fue capaz de llevar a plenitud el cuerpo doctrinal de la economía clásica. Así, por ejemplo, fue un
convencido del Laissez Faire.
En general, este autor fue esencialmente un pensador práctico, ya que ante todo se caracterizó por ser un
hombre de negocios. Su aporte teórico siempre hizo referencia al mundo de su época, el que conocía muy Bien.
A diferencia de A. Smith, en cuyos trabajos se apoyó, Ricardo se ocupó sólo en segunda instancia de averiguar
las causas del Crecimiento Económico del país.
David Ricardo desarrolló su teoría del Comercio Internacional, estableciendo de forma explícita, que a un país
le conviene concentrarse en elaborar aquellas mercancías en las que tiene Ventajas Comparativas.
Con esta teoría argumentó de manera convincente a favor del librecambismo y propició la abolición de las "Corn
Laws" (Leyes de granos) británicas. Estas disposiciones buscaban proteger la agricultura nacional inglesa contra
las Importaciones extranjeras de grano. Según Ricardo, este mecanismo proteccionista contribuía a enriquecer
a los terratenientes -quienes dominaban el Parlamento y la vida política- a costa del bienestar del país.
Toda la teoría de David Ricardo se cimenta en la "ley de los rendimientos decrecientes". Esta ley, establecida
por Malthus, dice que en la medida que se intensifica la mano de obra o el Capital, su rendimiento va siendo
cada vez menor. En este panorama ricardiano, la razón humana sólo podía adoptar una postura pasiva:
adaptarse a las exigencias de esa ley.
De los rendimientos decrecientes se deriva una de las principales y más controvertidas teorías de este autor.
Ricardo planteó lo que para él era una gran paradoja: la consecuencia del crecimiento económico es que se irían
reduciendo los márgenes de Ganancia de las empresas, hasta llegar a ser prácticamente cero. Aquí se produciría
el fin del Crecimiento y se llegaría a un Estadoestacionario. Por lo tanto, tarde o temprano, el crecimiento
económico terminaría debido a la Escasez de Recursos Naturales.
La paradoja era que el resultado del Crecimiento Económico a la larga sería el estancamiento. Este
planteamiento tuvo una gran trascendencia para la historia, principalmente porque Karl Marxlo hizo suyo y lo
convirtió en un pilar para demostrar por qué el Capitalismo se terminaría autodestruyendo.
Otra idea novedosa de Ricardo fue su teoría del Valor, que se conoce como la "teoría del valor- Trabajo". El
resultado de su análisis concluyó que los Precios relativos de la gran mayoría de los Bienes se determinan por
la cantidad de Trabajo utilizado en su producción, y no por su Escasez o por la Utilidad que el Bien reporta. Ésta
fue una gran contribución a la economía, y generó discusión por muchos años.
Teoría del valor de Karl Marx

La teoría del valor de Karl Marx sostiene que el valor


de una mercancía depende del trabajo socialmente
necesario para producirla. Es decir, se calcula en
base al tiempo promedio requerido por las
empresas del sector para fabricar un determinado
bien.

Lo anterior se entenderá mejor con un ejemplo.


Supongamos que en la compañía DIMA, fundada por
los hermanos Diego y Martín Fernández, se invierten
10 horas para confeccionar una camisa blanca. Sin embargo, las firmas de la industria demoran en promedio 8
horas en fabricar esa misma prenda.Entonces, la empresa DIMA deberá pagar mayores salarios que la media
del sector para manufacturar la misma mercancía. Es decir, los costes de producción de la familia Fernández
serán más altos, y sus ganancias serán menores, en comparación a su competencia.

Entre las características de la teoría del valor de Karl Marx destacan:

 Sigue la línea de la teoría del valor en la economía clásica al considerar al trabajo como el factor clave.
Sin embargo, incluye el concepto de competencia. Así, el oferente que invierta menos horas hombre en
fabricar un bien, obtendrá mayores beneficios.
 Marx sostiene que el intercambio se genera cuando dos bienes satisfacen necesidades diferentes, es
decir, cuando no poseen el mismo valor de uso (concepto desarrollado por Adam Smith). Por ejemplo,
una persona puede vender alguna de sus prendas para luego comprar los audífonos que le hacen falta.
 Según la teoría marxista, todas las mercancías tienen en común una sustancia: el trabajo. Dicha variable
permite establecer equivalencias para aceptar el intercambio. Por ejemplo, supongamos que se
requieren 10 horas para confeccionar un par de zapatos y 5 horas para fabricar un polo. Entonces, se
necesitará entregar o vender dos polos para adquirir un par de zapatos.
 Marx distingue entre los conceptos de producto y mercancía. La segunda tiene una utilidad (valor de
uso) y un valor de cambio porque es creada para venderse. Sin embargo, un producto se fabrica con el
único fin de cubrir una necesidad de quien lo crea (o de sus familiares o amigos). Por ejemplo, si una
persona teje una chompa para su hijo. En este caso, el objetivo no es el intercambio, sino el propio
consumo.
 Marx sostiene que una mercancía siempre es la materialización de cierta cantidad de trabajo abstracto,
medido por las horas hombre requeridas.
 El trabajo abstracto es todo esfuerzo humano físico y mental desplegado para un proceso de producción.
En cambio, el trabajo concreto es una acción específica. Por ejemplo, el ensamblaje de una máquina.

Tiempo, valor y productividad

El tiempo no es una medida exacta del valor, según Marx. Si asumimos simplemente que a más horas trabajadas,
más valioso es un bien, es posible concluir que los empleados más productivos son los que más demoran en
cumplir su labor.

Sin embargo, la realidad es que una persona es más eficiente que otra si logra realizar la misma faena en menos
tiempo. Por esa razón, Marx considera que debe tomarse como medida del valor las horas hombres promedio
requeridas en la industria. Es decir, se calcula una media con los datos de todas las empresas que fabrican un
determinado bien.

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