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Mtro.

José Octavio Guevara Rubio


(Coordinador)
San Lucas Evangelista

Legado de una Tierra

Primera edición, 2018

D.R. © José Octavio Guevara Rubio

Ilustración de portada:
“La tierra de San Lucas”, autor Arturo R. Bustamante G.
Ilustraciones Interiores: Arturo R. Bustamante G.

Diseño de Portada e Interiores:


Aldo Daniel Gozález Malta en Prometeo Editores

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sin el permiso previo por escrito del titular

Impreso en México.
A los fundadores del ejido: Camilo Guzmán, Tiburcio Gómez,
Agustín García y Pablo Rosales.
y en especial al profesor José Cruz Rosales Navarro que dijo:

“Te pido que te animes a sembrar tu parcela del cerro,


esa cosecha le hace falta al que vive en las grandes ciudades,
para el bien de la Patria, que formamos todos los mexicanos”
INDICE

Presentación.....................................................................................................5
Introducción......................................................................................................7
Erección a pueblo y vida virreinal.................................................................12
Los oficios........................................................................................................19
Tierra, agua y piedra azul: Ejes del desarrollo histórico
de San Lucas Evangelista..............................................................................24
Del reconocimiento a la necesidad de tierras..............................................34
El devenir en San Lucas Evangelista.............................................................42
Dotación de ejido a San Lucas Evangelista..................................................45
Primera ampliación de ejido..........................................................................56
Segunda ampliación de ejido.........................................................................59
Tercera ampliación de ejido...........................................................................62
Artesanos por naturaleza e ingenio.............................................................70
El latir de San Lucas........................................................................................79
Autores............................................................................................................89
Fuentes consultadas.......................................................................................91
San Lucas Evangelista

PRESENTACIÓN

San Lucas: una joya incrustada al borde del Cerro Viejo y mojada por la la-
guna; lugar de gran valor que motiva a una larga disputa para establecer a
su legítimo poseedor. El antiguo dueño de esta joya conocedor del valor de
ella, decide cuidarla y protegerla dentro de un estuche llamado hacienda. Y
al final, es a su gente a quien le pertenece este tesoro y toda la luz que de
él emana.
Luminosidad que proviene del nombre Lucas, que comparte con el evan-
gelista, luz de la cual somos testigos, en sus tradiciones y en sus artesanías.
El evangelista es simbolizado en el tetramorfo con un toro, animal también
ligado al trabajo del pueblo de San Lucas como parte de la ganadería y fuer-
za de la yunta para labrar la tierra.
¡Cómo no ligar este poblado y su gente con la acción de labrar!, ya que
no solo han labrado estas tierras para sembrar desde tiempos antiguos, sino
que también labran la piedra de basalto, piedra de origen volcánico que con-
trasta su color frio con el rojo de la lava. En esta piedra dan forma a uten-
silios muy mexicanos como lo son el metate y el molcajete, y esto ha sido
generación tras generación. Actualmente encontramos este gran trabajo
artesanal en maravillosos artículos decorativos, y con todo esto, también
labran el futuro de su comunidad y de Tlajomulco.
Su templo, orgulloso miembro de la Ruta Franciscana, cuya fachada invi-
ta a contemplar y a hacerse parte de la espiritualidad enigmática del lugar,
que junto a su cementerio realza este gran sentimiento, envuelto en los to-
nos morados y azules del misticismo

5
San Lucas Evangelista

Es gracias a todos los acontecimientos, que al paso de los años tallaron y


dieron su actual forma a esta joya luminosa, hermosa por su gran resplandor
y valiosa por su composición, que son una mezcla invaluable del trabajo, el
amor a la tierra, el arte y la fe, el gran tesoro de su gente.
Es así como hoy, a cien años de nombrar al pueblo como el legítimo due-
ño, San Lucas celebra dicha resolución y concluye esa larga lucha entre los
campesinos de San Lucas y la Hacienda La Joya.

Arturo R. Bustamante.
Artista plástico de Tlajomulco

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San Lucas Evangelista

INTRODUCCIÓN

San Lucas Evangelista se encuentra a 11 kilómetros y medio de la cabecera


municipal de Tlajomulco, colinda con las poblaciones de San Juan Evangelis-
ta y San Miguel Cuyutlán, asentados en la ribera sur de la laguna de Cajitit-
lán. En los últimos años, algunos vecinos del lugar han obtenido importan-
tes reconocimientos por sus artesanías elaboradas con piedra de basalto,
siendo el más reciente el otorgado a Ignacio García Rosales, por la LXI Le-
gislatura del Congreso del Estado de Jalisco, el pasado 23 de marzo de 2018.
Adentrándonos en el tiempo, en mayo de 1997, el ejido del lugar obtuvo su
tercera ampliación y el 29 de agosto del corriente celebra su centenario de
dotación por Resolución Presidencial, en medio de la crisis por la creciente
urbanización e industria, que agreden este tipo de población agrícola.
El pueblo dedicado al labrado de piedra de basalto, así como exponente
defensor de sus tierras, hunde sus orígenes en un pasado de dinamismo y
configuración de sus propios rasgos. La peculiaridad de su origen y evolu-
ción, como ‘‘pueblo separado’’, le habría capacitado para enfrentar agre-
siones contra su propia persona, viéndose en constante ritmo de conve-
nios con sus vecinos asentados al poniente (Cuyutlán), sur, norte y oriente
(hacienda La Joya, hoy extinta), para el respeto de su autonomía y límites
territoriales.
La necesidad de explotar los recursos que ofrece el lugar, más adentrado
hacia el sur, al pie de Cerro Viejo, sería un factor que motivó el desarrollo
de estrategias de asentamiento por parte de los pobladores de San Lucas
Evangelista, mismas que consistieron desde el establecimiento en las tierras

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San Lucas Evangelista

de la hacienda citada en el lugar antes indicado, prolongados litigios contra


ella, hasta una relación de servicio mutuo durante un siglo y medio con la
misma, negociando mano de obra y respeto a cambio del recurso solicitado
por los pobladores.
El transcurso de la vida política del País, durante el siglo XIX, consistió en
un agotamiento a la vida tradicional del virreinato, en concreto, la propiedad
comunal de los pueblos indígenas, repartiéndose las tierras y propiciando un
acaparamiento y extensión de las haciendas, motivo que llevará a San Lu-
cas Evangelista, por su acostumbrada insistencia, a convertirse en el primer
ejido en Tlajomulco, reconocido por Resolución del ejecutivo federal, tras la
expedición de la Ley de 6 de enero de 1915, en 1918.
Dicho lo anterior, este estudio se enfoca en algunos elementos impor-
tantes para San Lucas Evangelista: tierras, aguas y minas de piedra de basal-
to, fuerza motora en el desarrollo histórico de la población. Para ello, se acu-
dió preferentemente a fuentes primarias, en específico al ramo de Tierras y
Aguas del Archivo Histórico de Jalisco (en adelante AHJ), y en menor grado
a algunos otros. Adentrarse en los litigios sobre tierras y aguas remite al pa-
sado más remoto de las poblaciones implicadas, a partir de su incorporación
al orden colonial o fundación en el transcurso del mismo. De esa forma, es
posible encontrar el historial de acciones sobre las propiedades de las partes
implicadas, mercedes, títulos, testimonios y otro tipo de información valio-
sa y hasta desconocida. Estas fuentes son importantes para desempolvar el
pasado de San Lucas Evangelista y otros pueblos circunvecinos.
Por lo que podemos dar una panorámica de esta obra a manera de in-
troducción, diciendo que la población de San Lucas Evangelista, aparte de

8
San Lucas Evangelista

resaltar en el municipio de Tlajomulco por sus artesanías de piedra de ba-


salto y ser el primer ejido beneficiado con la Ley de 6 de enero de 1915 y
reconocido por Resolución del ejecutivo federal, ha aportado mucho para
la historia de la demarcación. A través de los documentos, escuchándoles
a ambas partes (San Lucas y la hacienda homónima) sus testimonios, se
arman piezas del rompecabezas de la historia ya no solo de ambas partes,
sino de las poblaciones circunvecinas, San Miguel Cuyutlán y San Juan Evan-
gelista, en el trayecto que va de 1569 (cuando surge la hacienda), hasta
inicios del siglo XXI.
San Lucas Evangelista había surgido del pueblo de San Miguel Cuyutlán,
aunque sin tener títulos de tal categoría, continuando por derecho de anti-
güedad, adentrándose en tierras de la hacienda de San Lucas y evadiendo
conflictos mediante el constante reconocimiento entre el propietario y los
pobladores. Experimentó casi un 600% del crecimiento de población, de
menos de 100 personas (1687) a 617 (descripción de primera mitad de
siglo XIX), con una población de oficio metatera, leñera y agrícola, princi-
palmente.
La ubicación de su asentamiento, al sur de la laguna de Cajititlán y al norte
del Cerro Viejo, le permitió desarrollarse con base en los recursos naturales
que se le ofrecían: las minas de piedra y el aprovechamiento de tierra fértil
y agua. Sobre estos ejes giró la lucha por la supervivencia y reconocimiento
como pueblo legítimo, cuando, en 1773, Miguel De la Joya pretendió anular
el derecho de antigüedad de la ‘‘congregación de indios’’, destruir el pueblo
y la iglesia por el mismo motivo, y apropiarse de las tierras que le perte-
necían en agravio de la población, al aplicarse el ‘‘derecho de reversión’’

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San Lucas Evangelista

y considerarse tierra realenga, para podérsela apropiar. Afortunadamente


para el pueblo de San Lucas Evangelista, haber vivido como pueblo legí-
timo durante más de un siglo y medio (con erección de iglesia, fundación
de cofradía, elecciones y organización interna) fue suficiente para evitar lo
anterior, además de pagar los tributos al rey.
Con la independencia del Virreinato de la Nueva España y la conforma-
ción de los Estados Unidos Mexicanos como nación, durante el siglo XIX, la
comunidad de San Lucas Evangelista tuvo que enfrentar las iniciativas polí-
ticas liberales que gobernaron al País, de forma constante pero fugaz, hasta
su definitivo triunfo, en favor de la prosperidad de la propiedad particular,
aboliendo la propiedad corporativa y repartiendo los terrenos a los mismos
indígenas, algunos de los cuales vendieron sus propiedades a la hacienda de
La Joya, situación que hacía insuficiente el abastecimiento entre los pobla-
dores al iniciar la nueva centuria.
Como herencia del pasado novohispano, siguieron manifestándose como
una comunidad de indígenas al momento de presentarse la oportunidad de
recuperar sus tierras, hecho preciso cuando solicitaron la restitución de sus
tierras con apego a la Ley de 6 de enero de 1915, que, por concepto de ‘‘res-
titución’’, otorgaba las tierras que habían perdido los pueblos de manera ile-
gal en manos de las grandes propiedades (haciendas o ranchos), a quienes
se les expropió tierras para tales efectos, o, en caso de no comprobarse el
despojo ilegal, los beneficiaba por concepto de “dotación”. Con este últi-
mo se agració a San Lucas Evangelista, en plena Revolución Mexicana, por
Resolución Presidencial de 29 de agosto de 1918, mermando la extensión
territorial de su enemiga centenaria, hacienda de La Joya, hasta exterminar-

10
San Lucas Evangelista

la en 1997. Ya sin tratados con el hacendado después del abandono del pre-
dio, desde la mitad del siglo XX, el uso de la piedra de basalto fue liberado,
mezclando esta libertad con las innovaciones en el labrado y propiciando la
mayor difusión, y consiguiente reconocimiento a gran escala.

Mtro. José Octavio Guevara Rubio


Coordinador

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San Lucas Evangelista

ERECCIÓN A PUEBLO Y VIDA VIRREINAL

Rey Guadalupe Orozco Gallardo

San Lucas Evangelista se ubica en la ribera sur de la laguna de Cajititlán, un


vaso lacustre que permitió el asentamiento de primitivos grupos humanos a
lo largo de la ribera, previo a la llegada de los conquistadores en el siglo XVI.
Estos grupos se desarrollaron como asentamientos definidos y se elevaron
a lo que conocemos como ‘‘cacicazgos’’, mismos que, por su característico
sistema de vida, serán la base para llevar a cabo la conquista y colonización
con una tradición cristiana. Como señalan múltiples crónicas, hacia 1530,
Tlaxomulco se somete pacíficamente a la Corona española, ingresando los
pueblos de su demarcación a un nuevo orden, con la categoría de ‘‘pueblos
de indios’’. A partir de entonces, algunos pueblos se reubicaron, como los
naturales de Atliztac y Tzapotepec, y otros se reestructuraron o crearon a
partir de migraciones de familias, con el fin de facilitar la labor de la evan-
gelización.1
En la historia del municipio encontramos una serie de pueblos de indios
que surgieron como tal a partir de otros ya establecidos, como es el caso
de San Juan Evangelista y Cuexcomatitlán, que tuvieron como principio una
relación con los pueblos de Cajititlán y San Miguel Cuyutlán, respectiva-
mente.2 De igual forma, San Lucas Evangelista ‘‘era barrio del pueblo de

1
Alcántar Gutiérrez, José Alfredo et al., Arquitectura religiosa de la feligresía franciscana del convento de
Tlajomulco, México, Quartupi, 2017, p.33. Disponible en: http://www.cuaad.udg.mx/sites/default/
files/libro-arquitectura_religiosa.pdf Consultado el 10 de julio de 2018.
2
Guevara Rubio, J. Octavio (coord.), Pueblos Antiguos de Tlajomulco, Tlajomulco de Zúñiga, Editorial
Edhalca, 2018, p.15; 43.

12
San Lucas Evangelista

Cuyutlán, y con el tiempo se llamó a pueblo separado’’,3 es decir, los pueblos


lograban una mejor administración con una división interna en secciones
denominadas ‘‘barrios’’, mismos que podrían erigirse como pueblo ante di-
versas situaciones.
El pueblo de San Miguel Cuyutlán, origen de San Lucas Evangelista, esta-
ba situado en una ubicación diferente y se señala que, en 1582, se mudó a
su lugar actual;4 sin embargo, al efectuarse las medidas a la hacienda de San
Lucas, en 1773, la diligencia inicia calculando distancia a partir de la iglesia
del mencionado pueblo, conforme a una merced de 1569 que dio inicio a
la multicitada hacienda y coincidiendo todas las medidas, deduciendo que,
San Miguel Cuyutlán, ya se encontraba en donde hoy está desde antes de
1569, fecha de partida para ubicar el desprendimiento de la población de
San Lucas Evangelista.

3
 atiño, José Alejandro, Mapa topográfico del curato del pueblo de Tlajomulco y sucinta historial relación,
P
1778, México, El Colegio de Jalisco-INAH, 1993, p.16.
4
Ibídem, p.17.

13
San Lucas Evangelista

Conformación de los pueblos antiguos de la jurisdicción de Tlajomulco5

La población pertenecía a la Doctrina de Tlajomulco. En 1689, Fray Fran-


cisco Barrena describía los pueblos y haciendas que comprendían la Doc-
trina citada: ‘‘el Pueblo de San Lucas cae a la parte del oriente, dista de la
cabecera tres leguas cortas’’, así como la existencia de una iglesia, festejos
a sus patronos y titulares.6 En todos los pueblos, entre ellos el mencionado,
los maestros de la Doctrina se encargaban de la educación de los naturales,

5
Cuyutlán (7) se muda a su sitio actual, San Miguel Cuyutlán (8) previo a 1569, de donde se desprendió
San Lucas Evangelista (9) entre 1569 y 1600. Alcántar Gutiérrez, et al., op. cit., p.40.
6
Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara (en adelante AHAG), Sección: Gobierno, Serie:
Padrones, 1689, caja 67, exp.5, f. s/n.

14
San Lucas Evangelista

reuniendo diariamente, ‘‘a mañana y tarde, a todos los muchachos y mu-


chachas a la puerta de la iglesia, a donde se les enseña con toda vigilancia
la doctrina cristiana, mandamientos y sacramentos y los artículos de la fe, y
demás misterios’’.7
La consolidación de la labor evangelizadora y fraternidad entre los po-
bladores se dio a partir de la fundación de una cofradía, que se dedicó a La
Purificación de María, también mencionada como de La Concepción. Desde
el siglo XVII fueron constantes las referencias sobre ella. En enero de 1672,
el Obispo de Guadalajara, Dr. Don Francisco Verdín de Molina, visitó la ca-
becera del Curato (Tlajomulco), verificando, entre otras cosas, las cuentas
de las cofradías de los pueblos que comprendían la Doctrina de Tlajomulco,
entre ellos San Lucas:

En nueve días del mes de enero de mil y seiscientos y setenta y dos años,
parecieron el mayordomo y prioste de la Cofradía de Nuestra Señora de la
Purificación del pueblo de San Lucas, de esta feligresía, y se les ajustaron sus
cuentas en forma y a sus antecesores, y en su libro quedan los decretos que
parecieron convenientes.8

La edificación de la iglesia principal data de diversos periodos de cons-


trucción, entre los siglos XVII y XVIII, manifestándolo así las inscripciones
en diversas áreas del edificio, su arquitectura de una vertiente del barro-
co y una cruz atrial, fechada en 1719; no obstante, fue restaurada por los
sacerdotes, ‘‘los cuales no se limitaron a restaurarla, sino que hicieron el

7
Ídem.
8
 éxico, Jalisco, Registros de la Iglesia Católica 1590-1979. Imágenes de Familysearch (https://www.
M
familysearch.org: acceso 14 de julio 2018), Tlajomulco, San Antonio de Padua Tlajomulco, Bautismos
de hijos legítimos, 1665-1676, imagen 275 de 538.

15
San Lucas Evangelista

intento de ´´mejorar´´ sus líneas con pegotes neoclásicos y de otra índole,


que resultan ahora afrentosos con relación a la gallarda fachada’’.9 Las ca-
rencias económicas durante los siglos pasados, así como la prohibición de
las cofradías y el descuido, contribuyeron a la desaparición de lo que alguna
vez fuera el hospital de indios. El cementerio que se conserva en el atrio
entró en funciones a partir del siglo XVII, según manifiestan los libros de
entierros de la Parroquia de San Antonio de Padua, Tlajomulco, teniendo
lagunas temporales en sus funciones a partir de los decretos que prohibían
entierros en el lugar.
Iglesia de San Lucas a mediados del siglo XX10

9
Rubín, Ramón, Lago Cajititlán, Jalisco en el Arte, Guadalajara, Planeación y Promoción, 1960, p.33.
10
Ibídem, p. s/n.

16
San Lucas Evangelista

En poco más de 150 años, partiendo de finales del siglo XVII, la feligresía
establecida en San Lucas Evangelista había crecido hasta cinco veces su ta-
maño. Los padrones dan cuenta de la magnitud de esta población a nivel
jurisdiccional en el curato de Tlajomulco, pero con un conteo inexacto de
población total. En mayo de 1687, se contaron 2,485 cristianos de ‘‘con-
fesión’’ y ‘‘confesión y comunión’’, de los cuales el 3.2997% residía en el
pueblo de San Lucas Evangelista, que contaba con 56 indios casados (23
matrimonios), 2 viudos, 4 viudas, 12 muchachos y 8 muchachas, 82 en to-
tal.11 Para entonces, no contaba con un vecindario de castas (españoles,
mestizos, mulatos, etc.), aunque, en años previos al registro, se mencionaba
la capacidad de la población para seguir diversos trámites instruidos en la
lengua castellana. Este es uno de los padrones más antiguos y conservados
que hacen referencia a la población de San Lucas Evangelista.
Un volumen relativo a padrones de la Parroquia contiene una foja donde
se asentó la ‘‘Razón General de indios, vecinos y demás’’, con un registro de
‘‘visita’’ en marzo de 1767. La feligresía registraba un total de 4,467 almas,
de las cuales 234 radicaban en San Lucas Evangelista, el 5% de la feligresía
registrada. En el mismo volumen, para 1797, el pueblo contaba con 428
indios, 4 españoles, 10 mulatos y 5 mestizos, dando un total de 447 habi-
tantes de todas las edades.12 Una década y media más tarde, en 1813, solo
se mencionan 457 individuos.13

11
AHAG, Sección: Gobierno, Serie: Padrones, 1687, caja 67, exp.4, fs.23-23v.
12
Iglesia Católica, Parroquia de San Antonio de Padua, Tlajomulco. Imágenes de Familysearch (https://
www.familysearch.org: acceso 14 de julio 2018), Documentos eclesiásticos, Padrones 1778-1813,
imágenes 81-82, 115-119 de 280.
13
Ibídem, imágenes 233-237 de 280.

17
San Lucas Evangelista

En la memoria del pueblo de San Lucas Evangelista persiste el recuerdo


del trabajo, individual o colectivo, en la hacienda de La Joya, relacionando
la situación a un ambiente de abuso: hasta mediados de siglo XX, dejaron
de ser peones de hacienda y prestadores de servicio (acuerdo voluntario a
cambio de un recurso muy importante: la extracción de piedra de basalto).
Esta figura del trabajo forzoso, que caracteriza el imaginario sobre la vida
en una hacienda mexicana, tiene origen desde el pasado precortesiano y,
su posterior consolidación, a raíz de la tradición hispánica del vasallaje, así
como la incorporación del ‘‘indio’’ al cristianismo, es decir, entre ‘‘el extre-
mo de la esclavitud y la libertad se forman instituciones mixtas’’, que son ‘‘la
encomienda, los repartimientos de indios y el peonaje’’.14 Solamente estas
dos últimas experimentaron los pueblos de la demarcación.
Esta población prestaba su mano de obra a diversas haciendas, en tiem-
pos no laborales y a cambio de cierto pago, en lo que se denomina ‘‘reparti-
miento de indios’’. Por esto mismo, como rutina anual sus habitantes tenían
una temporada de desplazo de sus hogares con fines laborales: los hombres
en edad de trabajo se ausentaban del pueblo y de sus familias. No obstante,
uno de los destinos se convertiría en referencia de vínculos sociales, la ha-
cienda de Cedros, de donde numerosos naturales de la ribera de Cajititlán
conocieron a sus futuros cónyuges o, en casos extremos, se verían envuel-
tos en litigios por tierras y aguas contra los dueños del citado predio, sobre
todo Cajititlán y, en menor grado, San Lucas Evangelista.

14
González Navarro, Moisés, México: el capitalismo nacionalista, México, Universidad de Guadalajara,
2003, p.433.

18
San Lucas Evangelista

LOS OFICIOS

Rey Guadalupe Orozco Gallardo

La ubicación inmediata a la laguna de Cajititlán da obvias razones para de-


ducir que San Lucas Evangelista era un pueblo dependiente de sus utilida-
des. Esta laguna sufría sequías, si no constante, de vez en cuando cada siglo;
satisfacía a los pescadores con el llamado ‘‘pez blanco’’, ‘‘pescado bagre’’,
‘‘charal’’ y ‘‘sardina’’, además de tortugas y aves que los naturales vendían
en lugares cercanos y en la ciudad de Guadalajara.15 El ingenio de los pobla-
dores hizo provecho de las tierras para desarrollarse en las labores agrope-
cuarias, sobre todo en el cultivo de maíz y frijol, así como en la exitosa cría
de ganado, cálculo de la ganadería a partir de las cofradías.
En la licencia otorgada a Simón de Oro, dueño de la hacienda de Cedros,
para utilizar el agua de la laguna de Cajititlán, los indios circunvecinos se
opusieron a tal acto con el argumento de un posible riesgo de secarse la tan
importante fuente de abasto. Defendiendo lo contrario, Oro describía que
los supuestos pobladores afectados no dependían totalmente de la laguna,
por tener sus propias reservas naturales: ‘‘y en el de San Lucas tienen otro
ojo de agua, que si les hiciera falta [la laguna], no permitieran el ser horte-
lanos y regarla con él’’.16 Cabe señalar que el usufructo sobre la laguna de
Cajititlán fue motivo de diversos conflictos a lo largo de los siglos, el caso de
Oro es uno y muy remoto, sin embargo se mencionan más fincas como La

15
 atiño, José Alejandro, Mapa topográfico del curato del pueblo de Tlajomulco y sucinta historial relación,
P
1778, México, El Colegio de Jalisco-INAH, 1993, pp.24-25.
16
AHJ, Libros de Gobierno, vol.2, 1675, f.346.

19
San Lucas Evangelista

Calera, La Capilla y Atequiza, que desviaron el agua hacia sus sembradíos y


‘‘luego de fertilizar milpas y trigales, iba a descargar los sobrantes en el río
Santiago’’.17
Había naturales de caudal considerable que, además de dedicarse al cul-
tivo, se dedicaban a la cría de ganados, como Pedro Juan de Rosas, natural
del pueblo de San Lucas, Jurisdicción de Cajititlán, quien ‘‘dijo hallarse con
cantidad de ganados y bestias mulares y caballares, para cuyo seguro nece-
sitaba usar del hierro y señal’’. El 25 de septiembre de 1751, se le concedió
la licencia para tal hierro, a cambio de servir a Su Majestad con $4 en reales,
destinados a la Real Armada de Barlovento18.
Dentro de esta comunidad de feligreses se percibe una organización es-
table y próspera, que permitió el desarrollo de la ganadería, pese a consi-
derarse como uno de los pueblos más pequeños de la feligresía, por medio
de la Cofradía de La Purificación. En 1790, Fray José Alejandro Patiño infor-
maba sobre los bienes de las cofradías de Tlajomulco y sus pueblos de visi-
ta, conforme a los Libros de Gobierno de cada una. Existían por entonces,
según señala, 12 cofradías: cuatro en Tlajomulco (El Señor de la Humildad
y Paciencia, La Purísima Concepción, El Santísimo Sacramento y la de Las
Ánimas), una en San Agustín (La Expectación), dos en Cajititlán (La Con-
cepción y Santísimo Sacramento), una en San Juan (La Concepción), una
en Cuyutlán (La Concepción), una en Santa Cruz (La Concepción), una en
San Sebastián (La Expectación) y otra en San Lucas (La Purificación). La

17
Rubín, Ramón, Lago Cajititlán, Jalisco en el Arte, Guadalajara, Planeación y Promoción, 1960, p.37.
18
Los Libros de Gobierno, del AHJ, son fuentes primarias en el tema de ‘‘repartimientos de indios’’, licen-
cias, etc. Para el caso de Pedro de Rosas véase el correspondiente al año 1751’’.

20
“Su templo, cuya fachada invita a
contemplar, y a hacerse parte de la
espiritualidad enigmática del lugar, que,
junto a su cementerio realzan este gran
sentimiento” Acuarela “El templo”.

Obra y texto de Arturo R. Bustamante


San Lucas Evangelista

última contaba con 53 reses, 2 yuntas de bueyes, 3 caballos y 4 asnos, todo


valuado en $306; era la cuarta cofradía más rica de las doce, representando
casi el 10% de los bienes de todas las cofradías, por concepto de ganado.19
En la segunda mitad de siglo XVIII, el citado Fr. Patiño señalaba que ‘‘se
mantienen estos naturales también de hacer metates y piedras de molinos
de dicha piedra azul de las vetas de dicha sierra; también de los útiles de
dicha laguna, leña, maderas, siembras, etcétera, como los de San Juan’’.20 El
primero de los oficios mencionados dio pie a la configuración de la historia
de San Lucas Evangelista como un pueblo exponente de tal obra, y el acceso
a la zona de yacimiento de la materia prima sería parte de las estrategias en
el asentamiento del mismo.

19
Iglesia Católica, Parroquia de San Antonio de Padua, Tlajomulco. Imágenes de Familysearch (https://
www.familysearch.org: acceso 14 de julio 2018), Tlajomulco, San Antonio de Padua Tlajomulco, Infor-
mación matrimonial, 1704-1801, imágenes 15-16 de 492.
20
Patiño, op. cit., pp.16-17.

23
San Lucas Evangelista

TIERRA, AGUA Y PIEDRA AZUL:


EJES DEL DESARROLLO HISTÓRICO DE SAN LUCAS
EVANGELISTA

Rey Guadalupe Orozco Gallardo

Al momento en que Fr. José Alejandro Patiño escribía, en 1778, el poblado


y la vecina hacienda homóloga habían cesado un litigio de 4 años (1773-
1777), en que se debatía no solo un pedazo de tierra realenga (sin dueño;
propiedad del rey) denunciado por el hacendado, sino la existencia misma
del pueblo. No se puede hablar de la historia del uso de la piedra de basal-
to, del establecimiento del pueblo o de su territorio, sin tomar en cuenta
la hacienda de San Lucas (conocida más tarde como La Joya), misma que
entonces era propiedad de Miguel De la Joya, señalada también como per-
teneciente a las rentas de las monjas de Santa María de Gracia de la ciudad
de Guadalajara.21 Esta hacienda se encontraba ubicada al sur de la laguna de
Cajititlán, entre los pueblos de San Juan Evangelista, San Miguel Cuyutlán y
San Lucas Evangelista, llegando también a poseer parte del ahora llamado
Cerro Viejo, colindando en la cumbre con la hacienda de Potrerillos.
Al ser legalmente un ‘‘pueblo de indios’’, estos podían gozar de cierta
extensión territorial con objeto de satisfacer sus necesidades económicas.
Así, se podrá localizar en ellos el fundo legal (constituido tras la erección de
pueblos, lugar de asentamiento de los pobladores), tierras de común repar-

21
Patiño, José Alejandro, Mapa topográfico del curato del pueblo de Tlajomulco y sucinta historial relación,
1778, México, El Colegio de Jalisco-INAH, 1993, p.18.

24
San Lucas Evangelista

timiento (en particulares, con fines agrícolas) y el ejido (para usos comunes
en cuanto al aprovechamiento de los recursos naturales).22 Desafortunada-
mente, algunos pueblos carecían de títulos de fundación, como fue el caso
de San Lucas Evangelista, que se erigió al oriente de San Miguel Cuyutlán y
se adentró en propiedad de la hacienda de San Lucas, predio que rodeaba la
población; sin contar con dichos títulos para poderse defender, viviendo del
reconocimiento por derecho de antigüedad.
Durante la década de 1770 se perciben constantes diligencias, por moti-
vos variados, en algunas haciendas y ranchos de la jurisdicción de Tlajomul-
co; se habían denunciado realengos y solicitado la ‘‘Composición de tierras’’,
esto es, el denuncio de tierras pertenecientes a ningún propietario, más que
al rey, y posterior apropiación mediante el pago determinado por ejecutar el
trámite, integrándose el realengo a la propiedad, aunque muchas veces esta
ya lo disfrutaba durante años.23 Casi por entonces, algunos pueblos cerca-
nos también tuvieron conflictos agrarios, como fue el caso de San Agustín,
Santa Anita y San Sebastián, contra el pueblo de Santa Ana Tepetitlán por
el usufructo del cerro de San Miguel, que dotaba de un recurso natural im-
portante: la madera.24
Lo mismo sucedió con la hacienda de San Lucas. El 22 de mayo de 1773,
un decreto atendía la petición de Pedro Guido, por parte de Miguel De la
Joya, sobre la averiguación y denuncio de una posible tierra perteneciente al

22
Gómez Santana, Laura Guillermina, ‘‘De la resistencia a la adaptación. El pueblo de Santa Ana Tepetitlán,
Jalisco, siglo XIX’’, en Espiral, Guadalajara, vol. XII, núm. 35, enero-abril 2006, p.98. Disponible en: http://
www.redalyc.org/articulo.oa?id=13803504. Consultado el 14 de julio 2018. .
23
Consúltese según el índice del AHJ, Tierras y Aguas, 2ª Colección.
24
Gómez Santana, op. cit., pp. 98-99.

25
San Lucas Evangelista

Real Patrimonio (un realengo), entre su hacienda de San Lucas y los pueblos
de San Lucas y San Juan. Se comisionó a Nicolás Guerrero llevar a cabo la
medida de todos los colindantes conforme a sus títulos de propietarios, para
determinar las tierras realengas y colocación de definitivos linderos.25 Inme-
diatamente, los naturales del pueblo de San Lucas solicitaron el amparo de
sus tierras, verificadas en 1695 por Manuel Tenorio, para evitar afectacio-
nes sobre su propiedad al ejecutarse las medidas solicitadas por De la Joya,
negándose a entregar sus documentos a Nicolás Guerrero para efectuar su
misión.
Miguel De la Joya entregó sus títulos, entre ellos la merced que dio inicio
a su hacienda y con la cual habrían de efectuarse las medidas:

Que es hecha por los señores Oidores, Alcaldes mayores, de la Audiencia Real
de la ciudad de Guadalajara, a doña Ángela Caballón, de un sitio de estancia
para ganado menor y dos caballerías de tierra, entre el pueblo de Cuyutlán y
la estancia de San Juan (sujeta al pueblo de Cajititlán) a la falda de un cerro
grande, en un nacimiento de agua que sale de dicho cerro, una legua de la
dicha estancia de San Juan y media del dicho pueblo de Cuyutlán, que corra
desde la abra y arroyo hacia la laguna y hacia el dicho puesto, tomando las
dichas caballerías por lo llano y desde ellas corra la dicha estancia, del dicho
puesto y estancia de San Juan; su fecha en la ciudad de Guadalajara a diez y
siete días del mes de mayo de mil quinientos y sesenta y nueve años.26

Guerrero procedió a identificar las señales de la citada merced de 1569, el


sitio de ganado menor (780 hectáreas) y dos caballerías de tierra (85.6
hectáreas), aunque sin ‘‘expresar ni nombre en manera alguna el pueblo

25
Se inicia a partir de este expediente, debido a la inconformidad que causaron las medidas y que desató
un litigio de 4 años. AHJ, Tierras y Aguas, 2ª Colección, legajo 40, vol.169, exp.9.
26
Ibídem, fs.42-42v.

26
San Lucas Evangelista

de San Lucas, que hoy se halla fundado e internado en la tierra que queda
al oriente’’.27 Sobre esto mismo, el problema era muy serio para el pueblo;
las conclusiones que el comisario citado envió al Juez Privativo de Tierras
menciona:

Procedí a la medida de un sitio de ganado menor y dos caballerías de tierra que debe
tener la hacienda nombrada San Lucas, en jurisdicción de Cajititlán, con arreglo a su
título, y en la práctica de medida hallé que un pueblo, nombrado también San Lucas,
se halla fundado dentro de las tierras de dicha hacienda, al que encierran del todo
las señas de la merced, siendo su población en lo más pingüe y principal de la tierra
apropósito para labores de trigo y maíz, sin que los naturales que lo habitan hubiesen
exhibido documento origen de su población en tierra mercenada’’.28

27
Ibídem, fs.42v-43.
28
Ibídem, f.53.

27
San Lucas Evangelista

Fragmento del mapa elaborado por Nicolás Guerrero, atendiendo la solicitud de


medida de la hacienda de San Lucas, propiedad de Miguel De la Joya, 1773.29

Como podrá observarse en el mapa, los naturales habían extendido su pro-


piedad (línea de puntos), invadiendo terrenos de la hacienda. Se mencio-
naba que faltaba territorio a De la Joya para completar el sitio de ganado
menor, terreno que al medirse (letras B a L) partía en dos al pueblo de San
Lucas. Una línea de puntos que va de poniente a oriente, corresponde a la
distancia medida a partir de la iglesia de San Miguel Cuyutlán, conforme a la
merced de la hacienda, en 1569.30

29
Ibídem, f.48.
30
Hay dos fechas señaladas en la merced: 14 de mayo de 1569 y 1° de marzo de 1569. Esta última se

28
San Lucas Evangelista

Así comenzaba un pleito entre la hacienda de San Lucas y el pueblo ho-


mónimo, que no cesaría sino hasta 1777, con un convenio determinante
para ambas partes. Al medirse de nueva cuenta las tierras del pueblo, se en-
contró que los linderos del señor De la Joya abarcaban parte del territorio de
los naturales, ordenando la destrucción de dos jacales y la evacuación de sus
‘‘trastecitos y algún maicito’’, en posesión de los referidos pobladores. En
las tierras del litigio los naturales habían cultivado frijol, que fue destruido
por las yeguas de la hacienda, motivo para aumentar la tensión en el asunto.
Se acusaba que, después de 1569, ‘‘vinieron otros indios de otras reduccio-
nes o pueblo, a congregarse en las tierras de Hacienda de San Lucas, de mi
parte’’.31 Lejos de tomarse en cuenta como un barrio de Cuyutlán que fue
llamado a pueblo separado, como se sostiene la génesis del pueblo de San
Lucas en las crónicas y testimonios, la parte contraria enmarcaba el origen y
asentamiento del mencionado pueblo en un contexto de pueblos formados
a partir de congregaciones que invadieron tierras de haciendas, sosteniendo
su argumento en:

ejemplos en esta Real Audiencia recientes: está el pueblo de San Martín, in-
troducido en la hacienda del Bachiller Don Antonio Caras; el del nombrado
Apozol, a quien se le quitaron las tierras que tenía de la hacienda de Don
Agustín Muñana; otro en la Tierradentro se mandó extinguir, y con mérito a
la verdad, pues semejantes congregaciones tienen origen de indios fugitivos
de otros pueblos o reducciones y se forman para vivir a costa de lo ajeno.32

encuentra en un expediente que contiene el remate de la hacienda de San Lucas a Francisco de Oroz-
co. AHJ, Tierras y Aguas, 2ª Colección, legajo 12, exp.2.
31
AHJ, Tierras y Aguas, 2ª Colección, legajo 12, exp.3, f.33.
32
Ídem.

29
San Lucas Evangelista

El Protector General de Indios, el Abogado Defensor de Indios y un Pro-


curador, atendían a estos vasallos del rey; se consideraba exagerada la pre-
tensión de extinguir el pueblo y derrumbar su iglesia, proponiendo ‘‘que
venda la hacienda de que es dueño a otra persona de condición quieta y
pacífica’’, fundando las pruebas en muestra de mojoneras fijas del pueblo,
respecto a tierras reclamadas por De la Joya; diligencias antiguas en que se
reconocía la propiedad como parte del pueblo y acuerdo con un antiguo
dueño del predio, Juan Rodríguez Vidal, en 1644, quien hizo ‘‘buena obra al
dicho pueblo de que, habiéndose de medir las dos caballerías de tierra por lo
llano, empezasen de desde un arroyo seco que está entre el pueblo de San
Lucas y la labor y estancia de Juan Rodríguez Vidal’’.33
Se reiteran los argumentos constantemente. Uno de ellos defendía la ca-
tegoría de pueblo mediante el permiso de poseer iglesia, a lo que Guido,
defensor de Joya, contrariaba diciendo que dicha iglesia apenas y databa de
12 de octubre de 1772; que De la Joya se mostraba bondadoso, ofreciendo
a los contrarios alhajas y hasta un retablo para su iglesia; los acusaba de cau-
sar desastres, participar en desórdenes y proponía ‘‘no solo el lanzamiento
pretendido y que se sujeten a su antigua reducción o pueblo de Cuyutlán,
sino aún para desterrarlos de estos reinos’’.34
En lo que parecía un debate interminable y controvertido con argumen-
tos de peso, el 29 de diciembre de 1775, se determinó atender únicamente
el lindero en litigio y no toda la hacienda de Miguel De la Joya, quedando
conformes ambas partes. La tierra en litigio se dividió en dos, quedando

33
Ibídem, fs.35-36v.
34
Ibídem, fs.47; 49.

30
San Lucas Evangelista

los indios en posesión del norte y De la Joya por el sur. Las tierras litigiosas
eran las que llegaban hasta los ojos de agua del sur. Esto fue de suma im-
portancia, pues se ordenaba que el propietario de la hacienda, aunque fuese
dueño de ese territorio, les permitiera el uso de ellos y ‘‘que han de usar los
indios de las metateras que quedan a la parte poniente de la barranca, del
ojo de agua que posee’’.35 Este trato pudo ser ventajoso para el pueblo de
San Lucas Evangelista, ya que con toda legalidad podrían explotar las ‘‘mi-
nas de piedra’’ de basalto y aprovechar el agua cercana, sin necesidad de
crear acuerdos con el hacendado.
Inconformes todavía, los naturales no asistían a arreglar el convenio ante-
rior. En julio de 1776, se amparó la tierra de la hacienda de San Lucas y, en
consecuencia, se prohibió cualquier introducción de los naturales en ella, tras
haber ignorado los citatorios que constantemente les hacían llegar. Omitiendo
la jurisdicción de la Nueva Galicia, la parte del pueblo dirigió escritos al virrey
Antonio de Bucareli, mencionando que ‘‘Miguel De la Joya, nos cogió para sí un
triángulo de tierra, con dos ojos de agua y unas minas de piedras de metates, en
que trabajan los hijos para mantener sus familias y para pagar los reales tributos
de Su Majestad’’; esta acción les habría valido un castigo: además de ignorar
los citatorios, se dirigieron a la mayor autoridad del Virreinato sin necesidad,
condenándolos ‘‘por un mes a la obra del Real Palacio’’, aunque solamente se
resolvió que habrían de quedarse en sus límites de forma pacífica.36
No quedando alternativa, en 1777, el pueblo cedió a lo establecido por la
Real Audiencia de su respectiva jurisdicción, en cuanto a poseer el norte del

35
Ibídem, fs. s/n.
36
Ibídem, fs.87;91v.

31
San Lucas Evangelista

predio en litigio y don Miguel De la Joya, el sur. A partir de ese año y hasta
el siglo XX, no obstante las enemistades pasadas, habrían de estrechar rela-
ciones de beneficio mutuo el pueblo de San Lucas Evangelista y la hacienda
de San Lucas, por medio de un trato que propusieron los indios a su Procu-
rador, quien declaró:

habiendo quedado mis partes sin poder usar de las metateras, que por la parte
del río caen al pueblo de Cuyutlán, ni del ojo de agua que nace en los saucillos,
por haberse reconocido ser pertenecientes a la hacienda de San Lucas, propia
de don Miguel de Joya; ocurrieron al susodicho en solicitud de que les permita
sacar piedras para hacer metates y usar de dicho ojo de agua, todo el tiempo
que dicho don Miguel no lo necesite para el riego de sus labores de trigo y aún
en tiempo de esta necesidad, un día a la semana que lo sea el domingo desde
las seis de la mañana, hasta las seis de la tarde, ofreciéndole que, por este
beneficio, ocurrirán a trabajarle un día cada un año cinco peones de dicho
pueblo […] que en ningún tiempo quiera el pueblo alegar derecho, dominio
o posesión, ni, menos, propiedad a las referidas metateras y ojo de agua’’.37

Acuerdo de servicio mutuo aceptado por Miguel De la Joya el 14 de mayo


de 1777, inaugurando un periodo de casi 150 años del trato entre el pueblo
de San Lucas y la hacienda homónima (que en el siglo XIX sería renom-
brada como hacienda de La Joya), por el uso de las minas de piedra, así
como un reconocimiento a su establecimiento de forma legal y definitiva.
Otro conflicto agresivo entre la población y la hacienda, como el ocurrido en
1773-1777, hacía inminente el riesgo de aplicarse al pueblo de San Lucas el
antiguo “derecho de reversión”: extinguir su población y entregar las tierras
al Real Patrimonio, reducirse al pueblo de Cuyutlán y generar, como conse-

37
Ibídem, f.93.

32
San Lucas Evangelista

cuencia, contra los habitantes de este, un fuerte enfrentamiento por ocupar


tierras y espacio del fundo legal del pueblo de origen.38

Mapa del curato de Tlajomulco y su jurisdicción39

38
 ste argumento era mencionado por el propio defensor de los indios, durante el seguimiento del litigio
E
contra Miguel De la Joya.
39
 apa remitido por Nicolás Guerrero, que acompaña al Plan del curato de Tlajomulco, en cumplimien-
M
to de la Real Cédula de 21 de enero de 1772, que ordenaba el levantamiento de un plan general de
curatos a los virreyes; la descripción de las poblaciones es complementaria con el mapa levantado por
Fray José Alejandro Patiño, no así en descripciones generales. Puede observarse el asentamiento de
San Lucas (5) y la hacienda homónima (6) en la parte sur de la laguna, rematando en el Cerro Viejo o
de Cuyutlán (como a veces era conocido). Archivo General de Indias (AGI), MP-México, 339, 1777.
Disponible en: http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet?accion=3&txt_id_
desc_ud=21207&fromagenda=N. Consultado el 20 de julio de 2018.

33
San Lucas Evangelista

DEL RECONOCIMIENTO A LA NECESIDAD DE TIERRAS

Rey Guadalupe Orozco Gallardo

A finales de la época virreinal se aplicaron algunas reformas para


hacer ágil y efectiva la administración, y la presión fiscal de la que
fueron víctimas numerosos propietarios costó la pérdida de bienes
para el pago de fuertes gastos. Una vez lograda la consumación de
Independencia, el siglo XIX fue marcado por la lucha entre dos fac-
ciones muy importantes para imponer la forma de gobierno: liberales
y conservadores. Los primeros basados en la libertad, implicando en
la historia de México la separación de Iglesia-Estado, lucha contra las
corporaciones civiles y religiosas, en suma, contra el legado virreinal;
y los segundos, en reacción a los primeros o partidarios del orden pa-
sado.40 Los liberales establecieron leyes para fortalecer la propiedad
privada, a costa de las corporaciones civiles y religiosas, en distintas
etapas para todo el país (como consecuencia de la estabilidad de los
partidarios en el poder, así como la resistencia de las poblaciones).41
La desaparición de la distinción del origen racial, al independizarse Mé-
xico y aún durante el trascurso de esa época, significó el principio de una
serie de formulaciones en pro del fortalecimiento del individuo, pese a la

40
Cfr. González Navarro, Moisés, México: el capitalismo nacionalista, México, Universidad de Guadala-
jara, 2003, p.15.
41
Gómez Santana, Laura Guillermina, ‘‘De la resistencia a la adaptación. El pueblo de Santa Ana Tepetit-
lán, Jalisco, siglo XIX’’, en Espiral, Guadalajara, vol. XII, núm. 35, enero-abril 2006, p.96. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13803504. Consultado el 14 de julio 2018. .

34
“El evangelista es simbolizado en el
tetramorfo con un toro, animal también
ligado al trabajo del pueblo de San Lucas
como parte de la ganadería y fuerza de la
yunta para labrar la tierra”. Acuarela “El
toro”.

Obra y texto de Arturo R. Bustamante


San Lucas Evangelista

resistencia de ciertas poblaciones de arraigo étnico.42 Es de notarse que per-


sistió ahora el término ‘‘indígena’’ para referirse a los llamados indios (hasta
el siglo XX se marcaban las ‘‘casta’’), sin embargo fue difícil hacerlo cuando
se pretendía atacar ‘‘las organizaciones privadas de los indios, sobre todo
las agrarias’’.43 Esto es, aunque el ciudadano era igual en derechos ante la
ley y gozaba de las mismas garantías, el apego a la tierra le habría valido
permanecer bajo los antiguos estatutos y defender un elemento legítimo
por antigüedad y experiencia.
Dentro de la vida social decimonónica se inmiscuyó el ‘‘individualismo’’,
como referencia de modernidad y progreso, en fricción con la vida comuni-
taria a la que estaban acostumbrados los pueblos desde hacía siglos.44 De ahí
que la Ley Lerdo, o Ley de 25 de junio de 1856, a nivel nacional prohibiera la
propiedad de forma corporativa, argumentando que un obstáculo para ‘‘la
prosperidad y el engrandecimiento de la nación es la falta de movimiento o
libre circulación de una gran parte de la propiedad raíz’’,45 aunque esta ley
no fue la primera con esa intención; se estimó para la restitución de tierras y
aguas a los pueblos tras las leyes agrarias que surgieron en plena Revolución
Mexicana a principios del siglo XX.
Inaugurando la vida del México independiente, para 1831, Tlajomulco
contaba con 10,085 habitantes. Del total, la población de este estudio con-

42
González Navaro, op. cit., p.262.
43
Ibídem, p.523.
44
Ibídem, p.51.
45
 nowlton, Robert, ‘‘La individualización de la propiedad corporativa civil en el siglo XIX- Notas sobre
K
Jalisco’’, en Historia Mexicana, El Colegio de México, vol.28, número 1, jul-sept 1978, p.25. Disponible
en: http://repositorio.colmex.mx/downloads/8g84mp146. Consultado el 10 de julio de 2018.

37
San Lucas Evangelista

taba con 277 hombres y 271 mujeres (548 en total), lo que representaba el
5.4338% de la feligresía registrada.46 San Lucas Evangelista no había deja-
do de mantener el mismo porcentaje de la población en la feligresía, como
tampoco había perdido la dedicación a labrar la piedra de basalto, actividad
que no se vería afectada durante la vida convulsiva del País. Un censo de
esta población, fechado en 29 de abril de 1836, menciona un total de 501
habitantes (251 hombres y 250 mujeres), 129 de ellos se dedicaban a di-
versos oficios: 65 metateros, 28 leñeros, 14 labradores, 9 petateros, 4 car-
pinteros, 4 jornaleros, 2 tratantes, 1 obrajero, 1 herrero y 1 maderero. 47 Con
lo anterior, se puede confirmar lo que Fr. José Alejandro Patiño mencionaba
sobre los pobladores, en 1778, y que seguía vigente en 1836.
Otros padrones del siglo XIX no dejan de mencionar esa actividad labo-
ral ni las descripciones sobre el entonces Partido de Tlajomulco, durante la
misma centuria: San Lucas contaba con 617 pobladores, dedicándose a la
agricultura y al labrado de metates, ‘‘que es un utensilio de piedra heredado
de los indios, muy usado en el país para moler el maíz. Es pueblo que corres-
ponde a la parroquia de Tlajomulco, y que tiene un juez de paz’’.48 Su débil
economía trastocó el ámbito educativo y lo hizo dependiente de la estabili-
dad en los trabajos agrícolas. Por entonces, el Juez de Paz suplente del pue-
blo hacía mención del estado deplorable que guardaba la escuela del lugar,
debido a la situación económica de las familias ‘‘al grado que la necesidad

46
AHAG, Sección: Gobierno, Serie: Padrones, 1831, caja 67, exp. 10, f. s/n.
47
Archivo Histórico Municipal de Tlajomulco (en adelante AHMT), caja 111, 1836, exp.11.
48
B
 oletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Tomo V, México, Imprenta de Vicente G.
Torres, 1857, p.297. Disponible en: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=uc1.b2941314;view=1u-
p;seq=5. Consultado el 15 de julio 2018.

38
San Lucas Evangelista

los hace que en este tiempo se retiran a las haciendas a pepenar, para dicha
subsistencia, como también a feriar sus frutas de guamúchiles y zapotes’’ y
debido a ello se pedía ‘‘que cese la escuela por la temporada de las aguas’’.49
Jalisco había actuado, desde los primeros años posteriores a la Indepen-
dencia, legislando sobre la tierra, antecediendo a la Ley Lerdo desde mucho
antes: la Diputación Provisional de Guadalajara apoyó la división de las tierras
comunales, posteriormente los decretos ordenaban el entero dominio parti-
cular y protección al mismo; el Congreso del Estado de Jalisco, el 12 de febrero
de 1825, se adelantó al prohibir la propiedad corporativa civil y eclesiástica de
los bienes raíces, dejándose a salvo el ejido y no así el fundo legal, mismo que
había de ser repartido entre los habitantes de la población.50
Durante la década de 1830, se repartieron grandes cantidades de tierras
entre los pueblos de la jurisdicción de Tlajomulco y otras en épocas poste-
riores, respondiendo estas fechas variadas a la inestabilidad del gobierno de
corte liberal; el Archivo Histórico Municipal de Tlajomulco resguarda impor-
tantes documentos respecto a este tema y al reconocimiento de las propie-
dades. Durante el porfiriato se efectuaron similares medidas de repartición
para el fortalecimiento de la pequeña propiedad, aunque según los informes
emitidos en 1878:

Los terrenos del nombre de este pueblo, con el título de comunidad, nom-
brados cerro que tiene entre los de Cuyutlán y la hacienda de la Joya, fueron
repartidos en el mes de julio de 1834, por la Junta [Repartidora] de Cajititlán,
[ilegible] 56 agraciados la parte de arriba, y la de abajo entre 50.51

49
AHMT, caja 127, 1841, exp. 4, f. s/n.
50
Gómez Santana, op. cit., pp.103-104.
51
AHMT, caja 253, 1873, exp.5, f.1.

39
San Lucas Evangelista

La Junta o Comité para la repartición de tierras se encargó de las diligencias


para estos fines, que habrán de resaltarse como un impedimento para la
restitución de tierras y aguas tras la Ley de 6 de enero de 1915, para va-
rios pueblos de Tlajomulco. Jurídicamente, al perderse el sistema de castas
(respondiendo a la ideología liberal), todos eran iguales ante la ley y, ya
sin autoridad virreinal y su personal defensor de indios, como mediadores,
el trato entre los indígenas y el hacendado, relativo al uso de las minas de
piedra de basalto para el aprovechamiento en comunidad, podría variar en
cualquier momento por alguna de las partes, aunque ingresaban al siglo XX
en condiciones poco diferentes e innovando técnicas en el labrado:

[…] pagaban […] al hacendado de la Joya un metate al mes para tener permi-
so de extraer la piedra para realizar su trabajo […] se empezó a experimentar
con diseños que convierten el simple molcajete en verdaderas piezas de es-
cultura, así como una serie de artículos de ornato, principalmente para deco-
ración de espacios exteriores y jardines, ya que el basalto tiene la cualidad de
no enlamarse: fuentes, platones, ceniceros, bancas, fruteros, etc.52

¿Qué hacían los campesinos que no tenían tierras, por haberlas perdido en
manos del propietario de la hacienda de La Joya mediante la compra legal?
Previo a la dotación de ejidos, en conformidad con la Ley de 6 de enero de
1915, los pobladores se dirigieron a las autoridades por escrito, mencionan-
do que:

Careciendo nuestro pueblo de tierras en propiedad para nuestras siembras


desde tiempo inmemorial nos dedicamos a cultivar las pertenecientes a la Ha-

52
González Huezo, Arabella (ed. y coord.), Ruta franciscana en la guardianía de Tlaxomulco, Guadalaja-
ra, Gobierno del Estado de Jalisco-Secretaría de Cultura de Jalisco, 2008, p.81.

40
San Lucas Evangelista

cienda de La Joya, propiedad de Don Isidro Orozco. Actualmente nos facilita


tierras con la condición de que se le ha de extender un documento firmado y
estampillado por cada mediero y como nosotros ignoramos en las condicio-
nes de dicho documento, nos hemos reusado a garantizarlo por no saber los
perjuicios que nos haga el Sr. Orozco y por lo mismo nos ha negado la siembra
[…].53

Durante la época del porfiriato, con importantes legislaciones agrarias,


se dio un crecimiento de propiedades individuales de 20,547, en 1877, a
57,066, en 1910, pero también las colectivas de 6937, en 1877, a 11,310,
en 1910.54 Este crecimiento fue resultado, a nivel nacional, de la desamor-
tización de los bienes de las dos corporaciones citadas, además de que en
la práctica los hacendados tenían ventaja sobre la débil experiencia del in-
dígena propietario individual, inaugurando la gran etapa del latifundismo y,
en ciertas zonas, las grandes haciendas se expandieron con el argumento
de ‘‘confundir’’ las diferentes clases de propiedad, que eran las de común
repartimiento, propias del ayuntamiento, ejidos y el fundo legal.55 Estas dos,
exceptuadas a la desamortización.

53
AHMT, caja s/n, 1918, exp.15, f.1.
54
González Navarro, op. cit., p.711.
55
Ibídem, p.710.

41
San Lucas Evangelista

EL DEVENIR EN SAN LUCAS EVANGELISTA

José de Jesús Aguilar Arriaga

La educación fue muy importante en el Estado de Jalisco y de la misma for-


ma para el municipio de Tlajomulco, que desde hace bastantes años se había
esforzado por edificar establecimientos para la instrucción primaria. A me-
diados del siglo XIX, en 1842, las comunidades ribereñas se enfrentaban a
problemas de sequía y enfermedad, aun así pobladores de localidades como
San Lucas se mantenían decididos a realizar la compostura de la iglesia local,
inclinándose por formación religiosa como laica pues ellos otorgaban los re-
cursos para el sueldo del profesor.56 Así fue que, en 1844, la escuela de San
Lucas contaba con 37 alumnos y se impartían las clases de doctrina, lectura,
escritura y aritmética; mientras que su profesor era Claudio Cotero, aunque
en 1890 alcanzaron 51 alumnos. Las clases terminaban generalmente en
mayo debido a la necesidad que tenían las familias de que sus hijos partici-
paran en las labores del campo, necesarias para aprovechar el temporal de
lluvia.57
Igualmente, la diversión siempre ha sido parte característica de San Lu-
cas, con corridas de toros por tres días seguidos, solicitudes de licencia para
vender bebidas embriagantes y hasta para vender árboles para financiar ne-
cesidades.58

56
AHMT, caja 434, exp. 37.
57
AHMT, caja 127, exp.4 y caja 400, exp. 43.
58
AHMT, caja 520, exp.20; 485, exp. 89 y 452, exp.32.

42
San Lucas Evangelista

Gran parte del periodo virreinal, así como en el siglo XIX y parte del XX
algunos habitantes dedicados a la agricultura, como peones o medieros tra-
bajaron para la hacienda de La Joya, llamada así debido al apellido de su
propietario y perduró aun después de éste, cuando fue adquirida por Lino
Romero en 1836.59 Dicha finca no fue de las más grandes o importantes en-
tre todas las que se encontraban en Nueva Galicia y posteriormente Jalisco,
pero fue significativa para los habitantes de San Lucas y dio hogar a cuando
menos 50 personas que formaron en ella parte de su identidad.60
La hacienda de La Joya, con un valor único de $11,000.00 y símbolo de la
gran propiedad,61 asistencia y abuso para la comunidad de San Lucas, formó
parte de las propiedades de Manuel Rivera Basauri a partir de la segunda
mitad del siglo XIX, junto con la hacienda de La Concepción y Santa Cruz
en el área valle del municipio; él mismo envió a las autoridades municipales
la lista de individuos de dichas fincas que formarían parte de la Guardia Na-
cional, por lo que podríamos decir sin duda que los habitantes de San Lucas
contribuyeron de alguna forma.62
Una vez que Porfirio Díaz se convirtió en Presidente de México, se implemen-
taron entonces las comisiones repartidoras de terrenos indígenas, con el objeto
de defender los intereses de las comunidades en reparto agrario previsto por la
ley de desamortización;63 sin embargo, aunque buscó aplicarse efectivamente en

59
AHMT, caja 109, exp. 13.
60
AHMT, caja 186, exp. 13.
61
AHMT, caja 291, exp. 37.
62
AHMT, caja 220, exp.13.
63
 ldana Rendón, Mario, El campo jalisciense durante el porfiriato, México, Universidad de Guadalajara,
A
1986, p.36.

43
San Lucas Evangelista

todo el territorio nacional y algunas comunidades del municipio de Tlajomulco se


vieron beneficiadas por dichas comisiones, la suerte de San Lucas para ese mo-
mento no fue favorable aunque se encontraron registros que manifestaron este
tipo de juicio, evaluación y repartición de tierras previo a ese entonces.
Después de los efectos de las comisiones repartidores de terrenos indí-
genas en la comunidad de San Lucas, la hacienda de La Joya paso a formar
parte entonces de las propiedades de Isidro Orozco, manteniendo en ese
entonces 2,120 hectáreas, pequeña en comparación con las haciendas de
La Concepción y Santa Rita con 5,866; así como La Venta del Astillero con
8,376 hectáreas, del mismo Isidro.64 El mismo Orozco intentó otorgar varias
tierras a la comunidad pero éstos se resistieron pues debían firmar un con-
trato donde perdían derecho sobre los productos que produjera y aunque
San Miguel, San Juan y Cajititlán aceptaron en realidad nunca fueron dueños
de la tierra por lo que San Lucas mantuvo su estabilidad y evitó por un tiem-
po la explotación de los campesinos.65
Para el siglo XX los efectos de la Revolución Mexicana comenzaron a ge-
nerar conflictos en mayor cantidad, así como la involucración de personajes
externos e internos del municipio. Un ejemplo fue la denuncia que el jefe de
la estación del ferrocarril en Tlajomulco levantó contra Eugenio Zúñiga por
cortar los cables del telégrafo y robar aparatos referentes al mismo; además,
en su paso por la ribera de Cajititlán, los maderistas quemaron los archivos
del Registro Civil y Comisaría de San Miguel Cuyutlán.66

64
González Navarro, Moisés, Cristeros y agraristas en Jalisco, Tomo I, México, El Colegio de México, 2000,
p. 288.
65
AHMT, caja s/n, 1918, exp.15.
66
AHMT, caja s/n, 1914, exp. 57 y 62.

44
San Lucas Evangelista

DOTACIÓN DE EJIDO A SAN LUCAS EVANGELISTA

José Octavio Guevara Rubio


Rey Guadalupe Orozco Gallardo

El crecimiento de los latifundios, entre propietarios nacionales y extranje-


ros, hizo cada vez mayor la presión social sobre la tenencia de la tierra, por
parte de los numerosos pueblos que habían sufrido el despojo, sobre todo
en el centro y sur de México. Múltiples demandas se sumaron en la última
década del Porfiriato, fundamentalmente cuestiones sociales y políticas,
que terminaron por propiciar una efervescente lucha que sacudió al País: la
Revolución Mexicana de 1910, etapa difícil de definir, pero partiendo que es
un ‘‘gran movimiento social que engloba múltiples intereses. Esos distintos
intereses se cohesionan en un objetivo básico: el sufragio efectivo y la no
reelección’’.67 Madero adhirió a su lucha a diversos partidarios hasta lograr la
renuncia y exilio del C. Presidente Porfirio Díaz, en 1911, y, posteriormente,
surgirían nuevas luchas por intereses propios entre las facciones.
Entre las situaciones a debatirse estaba la tenencia de la tierra, siempre
variante conforme a las ideologías predominantes en las facciones. El 13 de
mayo de 1911, días antes de caer el gobierno de Porfirio Díaz, ante la Cáma-
ra de Diputados fue presentada una iniciativa de la Secretaría de Fomento
que proponía crear parvifundios (fincas de corta extensión) con las tierras
nacionales; por otro lado, la XXVI Legislatura, en 1912, pretendió mejorar

67
 aldonado Aguirre, Serafín, De Tejeda a Cárdenas. El movimiento agrarista de la Revolución Mexicana
M
1920-1934, México, Universidad de Guadalajara, 1992, p.9.

45
San Lucas Evangelista

la situación agraria con crédito agrícola, mejores condiciones de aparceros y


apoyo al pequeño propietario.68
Había facciones que no simpatizaban con los proyectos agraristas y otros
eran importantes representantes de tal bandera, como el grupo de Zapata
en conjunto con el de Villa; pero tenían limitantes en ello, pues ‘‘insertos
en la problemática agraria de sus respectivas zonas de influencia regional,
mostraron muy poco interés por construir instituciones o por los detalles
administrativos del gobierno’’.69 Esto es, carecían de visión en cuanto a la
reconstrucción del País, dejando de lado las cuestiones sociales y políticas y
valiéndose de resolver preferentemente los problemas agrarios.
El gran ideólogo de la Revolución Mexicana fue Andrés Molina Enríquez,
quien, por medio de su obra Los grandes problemas nacionales, estudiaba a
fondo las acciones sobre las propiedades desde una realidad nacional; ade-
más, por estrategia, Carranza adoptó las legislaciones de Cabrera (basado
en las ideas de Molina), para apaciguar el centro del País y arrebatar la ban-
dera agrarista al grupo zapatista, al dictar la Ley de 6 de enero de 1915.70
La obra de Molina Enríquez es tan importante, que fue base ideológica para
agraristas y antiagraristas, estos últimos veían en el reparto de tierras ‘‘el
futuro de un capitalismo competitivo formado por pequeños productores’’,
formación del mercado interno, la conversión de los rancheros en peque-

68
Navarro González, Moisés, México: el capitalismo nacionalista, México, Universidad de Guadalajara,
2003, p.381.
69
Aldana Rendón, Mario, El gallinero de la Revolución. Jalisco: una sociedad entre la tradición y el cambio
(1900-1919), México, Universidad de Guadalajara, 2014, p.239.
70
González Navarro, op. cit., p.381; cfr. Maldonado Aguirre, op. cit., pp.22-23.

46
San Lucas Evangelista

ños industriales y el fortalecimiento del mercado exterior.71 Para el principal


promotor de la Ley de 6 de enero de 1915, Cabrera, la hacienda, como mo-
delo feudal, debía desaparecer al dividirse y constituir la pequeña propiedad
y para ello ‘‘el ejido era un medio transitorio’’.72
Esta iniciativa establecía la innovación agraria, misma que admitía como
indispensable la dotación de tierras a quienes no pudieran comprobar lí-
citamente el despojo y reconocía la necesidad de devolver los suelos a los
pueblos despojados, por concepto de restitución. Situación que propiciaría
que Carranza arrebatara la causa del agrarismo a Villa y Zapata, lo que fa-
voreció a Manuel M. Diéguez para que expidiera una serie de decretos en
pro del campesinado: reglamentación del contrato de aparcería, abolición
de tiendas de raya y pago en especie, salario mínimo, entre otras; creando
una profunda mudanza social que convirtió a la entidad federativa que go-
bernaba, en la pionera de la implementación de estas medidas.73 A partir de
la Carta Magna de 1917, se incrementó en Jalisco la entrega de tierras, pues
desde julio de 1914 a diciembre de 1918, se tramitaron 111 asuntos, de los
cuales 4 se resolvieron, 17 estaban en revisión y 31 en suspenso. 74
José María Muriá, en el Sumario Histórico de Jalisco afirma que “limpio
el campo de rebeldes y bandidos, gracias a sus campañas y apaciguados
los ánimos religiosos, resultó factible la convocatoria a elecciones guberna-
mentales en el mes de octubre de 1918, siendo Luis Castellanos y Tapia el

71
Maldonado Aguirre, op. cit., p.23.
72
Ibídem, p.25.
73
 uriá, José María (Dir.), ‘‘El Agrarismo y su problemática’’, en Historia de Jalisco, Tomo IV, Guadalajara
M
1981, p.442.
74
Ídem.

47
San Lucas Evangelista

candidato oficial, que parecía satisfacer las exigencias de las clases altas y
medias de los jaliscienses y a ayudar a calmar los ánimos. No en vano el lema
de su campaña: “Si tiene usted amor a la libertad, si quiere cuidar sus intere-
ses y si necesita ejercer sus derechos vote por el C. Luis Castellanos Tapia”.
Además, contaba con la venia de Carranza, pues respondía justamente al
esquema de gobierno que éste se había trazado, tendente a desplazar a los
prestigiados jefes militares y detener el proceso de reformas sociales que
nunca fue de su completo agrado.75
Aunque parezca contradictorio, el principal freno al reparto provenía de
los mismos dirigentes, quienes no veían fruto en la acción e incluso pre-
tendían frenar a partidarios del reparto, como Adalberto Tejeda o Lázaro
Cárdenas. No obstante, las reformas agrarias venían ampliando a los be-
neficiarios, considerando luego con derecho a la propiedad a los peones de
haciendas. Un motivo para frenar el reparto de las tierras fueron las indem-
nizaciones que el Gobierno debía otorgar a los propietarios de las fincas
afectables, esa medida determinó la cantidad de tierras repartidas en los
periodos de gobierno.76
Una vez publicada la Ley de 6 de enero de 1915, en fechas inmediatas,
algunos pueblos de la Municipalidad de Tlajomulco, que fue del Séptimo
Cantón del Estado de Jalisco, solicitaron la restitución de sus tierras con ape-
go a la mencionada Ley; según el Diario Oficial de la Federación en las pu-
blicaciones de las resoluciones sobre las solicitudes de restitución de tierras

75
Muriá, José María, Sumario histórico de Jalisco, Guadalajara, Editorial Gráfica Nueva, 1996, p. 446.
76
Para hacer un balance, Cárdenas (partidario del agrarismo) repartió 18 millones de hectáreas durante
su sexenio, en cambio, Calles (no simpatizante del agrarismo) repartió 3 millones de hectáreas en sus
cuatro años de gobierno. Maldonado Aguirre, op. cit., pp. 160-161.

48
“[...] El antiguo dueño de esta joya
conocedor del valor de ella, decide cuidarla
y protegerla dentro de un estuche llamado
hacienda”. Acuarela “El hacendado”.

Obra y texto de Arturo R. Bustamante


San Lucas Evangelista

y aguas de los diferentes pueblos de dicha demarcación. Esta fuente, com-


plementada con la obra y testimonio del Prof. José Cruz Rosales Navarro, en
su obra titulada Crónica sobre el nacimiento del ejido de San Lucas en 1918,
ayuda a comprender cómo se llevaron a cabo las dotaciones; sostiene que:

“[…] Camilo Guzmán y Tiburcio Gómez platicaban sobre el proyecto de for-


mar un ejido porque sabían que en algunos pueblos lejanos se andaban for-
mando. Ellos convidaron a Agustín García que en ese tiempo era el líder del
pueblo que [se] relacionaba con los presidentes municipales de Tlajomulco.
Total que […] acordaron convidar [o] invitar a Pablo Rosales, que andaba en
edad de 30 años y los mencionados pasaban de los 50 años, convidaron a
Pablo porque sabía leer y era muy amable con toda la gente.
El equipo que se formó para ir pedir el ejido fue de 4 personas, las ya men-
cionadas pero antes invitarían todos los jefes de casa para que se juntaran y
tratar el asunto respectivo.
No se juntaron todos porque algunos no creían en hacer un ejido unos ni sa-
bían qué era un ejido por eso no asintieron al llamado que se les hizo pero con
los pocos que se juntaron [fueron] algo así como un 70 por ciento.”77

En cuanto a los jefes de familia que formaban el “vecindario” de San Lu-


cas Evangelista a principios del siglo XX y convocados a la reunión para
solicitar la dotación de ejido, Rosales Navarro sostiene en su crónica a los
siguientes:

Camilo Guzmán, Agustín García, Florentino Luna, Narciso Ventura, Jesús


Luna, Evaristo Barboza, Manuel Rosales, Pablo Rosales, Carlos Cortez, Ave-
lino De la Torre, Indalecio García, Nicolás Mora, Santiago Navarro, Severino
Mora, Jesús Zamora, Leonardo García, Refugio García, Benito Navarro, Ra-
món Ventura, Maclovio Castro, Modesto Castro, Luis Ventura, J. Isabel Ventu-
ra, Tomas García, José Ramírez, Guadalupe Alcalá, Timoteo García, José Gar-

77
Rosales Navarro, José Cruz, Crónica sobre el nacimiento del ejido de San Lucas en 1918, edición del
autor, 1968, p.1. ’’.

51
San Lucas Evangelista

cía, Marcial García, Claro Navarro, Basilio Navarro, Agustín Inclán, Francisco
Salguero, Reyes Navarro, Juan Pulido, Pedro Urzúa, Pablo Guapo, Manuel De
la Cruz, José Camarena, Alberto Guapo, Frumencio Salguero, Tinioteo Gar-
cía, Marcial Garcia, Melesio Zamora, Tirso Navarro, Claro Navarro, Basilio Na-
varro, Antonio Barboza, Esteban Beltrán, Leoncio Castro, Nicolas Sánchez,
Serapio Rodríguez, Francisco García. 78

La resolución de la solicitud de San Lucas Evangelista se publicó en el Diario


Oficial de la Federación el día 12 de septiembre de 1918 y, posteriormente,
en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco.79 Según las citadas fuentes, el
15 de agosto de 1918 es la fecha en que los campesinos de este lugar se
dirigieron al C. Gobernador del Estado de Jalisco con motivo de solicitar la
restitución de tierras que conformaban su antiguo ejido, presentando sus
respectivos títulos que fueron declarados como auténticos en cierta par-
te (por estar mutilados). No obstante, como marcaba la Ley, no pudieron
comprobar el despojo de sus tierras de forma ilegal a partir de la Ley de 25
de junio de 1856, además de conocerse sobre la división de su ejido entre los
mismos indígenas, entre 1834 y 1839.
Tiburcio Gómez, Camilo Guzmán y Agustín García fueron los que con-
vocaron a la reunión, este último les explicó la viabilidad del proyecto del
ejido; Pablo Rosales hizo las veces de secretario y redactó la solicitud en que
firmaron los asistentes, que se llevó a las oficinas de las dependencias co-
rrespondientes en la capital del estado, con el apoyo económico del resto de
los interesados. Aunque se asegura que fueran muchas las veces que tenían
que ir a ratificar el proceso de la solicitud, es constante la mención del buen

78
Ibídem, pp s/n.
79
‘‘El Magistrado Ponente, Lic. Rodolfo Veloz Bañuelos, y Secretario de Estudios y Cuenta, Magdalena
Elia Castillo Arias, entregaron copias de expedientes del Archivo General Agrario, que se resguardan
en la Casa Ejidal de San Lucas Evangelista.

52
San Lucas Evangelista

trato que recibían los representantes de la población, hasta que se logró


obtener una respuesta favorable de parte del gobierno del Estado:

Dieron la gran noticia que pronto mandarían un ingeniero a dar la dotación y


organizar el ejido, y [a] arreglar todos los documentos que necesita, organi-
zar la mesa directiva, luego los planes, los documentos de resididos porque
todos iban a México a las oficinas que son las principales, donde existen los
archivos de todos los ejidos del país y el mismo ingeniero se llevó la lista de
nombres de los que recibieron sus parcelas, algo así como 26. […] Dicen, pero
no es seguro, que [el] primer presidente ejidal fue Don Camilo.80

El 7 de mayo de 1918, sin resolverse nada todavía, los pobladores del lugar
manifestaban la urgente necesidad de tierras y cómo es que trabajaban al
perder sus propiedades en la hacienda de La Joya, además del actual conflic-
to que tenían con la misma, por escrito al Presidente de la Comisión Local
Agraria:

Actualmente nos facilita tierras con la condición de que se le ha de extender


un documento firmado y estampillado por cada mediero y como nosotros
ignoramos en las condiciones de dicho documento, nos hemos reusado a ga-
rantizarlo por no saber los perjuicios que nos haga el Sr. Orozco y por lo mis-
mo nos ha negado la siembra; por lo mismo suplicamos a Ud. se digne facilitar
el mayor medio para el arreglo de este asunto atendiendo por la situación en
que nos encontramos negándonos en absoluto las tierras de plan y desmon-
tes que acostumbramos sembrar y como de no hacer nuestras siembras en
dichas propiedades nos quedaremos sin fruto en el presente año con lo cual
se gravaría nuestra miseria y malestar […] Lo que tengo el honor de transcri-
bir a Ud. para conocimiento del C. Gobernador a fin de que si a bien lo tiene
se digne ordenar a quien corresponda, que se faciliten tierras a los ocursantes
para su cultivo durante el corriente año.81

80
Rosales Navarro, op. cit., p.3.
81
AHMT, caja s/n, 1918, exp.15, f.1.

53
San Lucas Evangelista

Tomás Orozco había ordenado que los indígenas aceptaran el contrato de


aparcería, pero no lo hicieron y, por ende, Orozco repartió el terreno desti-
nado a San Lucas entre los de San Miguel Cuyutlán y San Juan Evangelista.
No habiendo disponibilidad de tierras, se dio a conocer el asunto al Presi-
dente quien dictaminó darles tierras en el ejido (de forma provisional) de
San Miguel Cuyutlán.
La Comisión Local estimó la improcedencia de la restitución de tierras y
aguas a San Lucas Evangelista, pero desviando el asunto por vía dotatoria. El
censo general levantado arrojó una cantidad de 363 habitantes, distribuidos
entre 76 familias, a cuyos jefes de hogar y capacitados se les habría de dotar
con 532 hectáreas, quedando el pueblo al centro del ejido. Lo anterior fue
aprobado por el C. Gobernador del Estado el 20 de abril de 1918.
Con todo derecho se dejaba oportunidad de defensa a los propietarios
afectados, quienes argumentaban su parecer y así evitar la procedencia del
asunto, solicitar el amparo a la propiedad o minimizar la afectación, y ser
acreedor a una indemnización en caso de afectación. Cuando se remitió el
expediente a la Comisión Nacional Agraria, Isidro Orozco, dueño de la ha-
cienda de La Joya (única finca afectable), se opuso a la dotación, haciendo
constar la existencia de 118 hectáreas de tierras en manos de 29 personas,
hecho que fue verificado. Lo anterior se sumó a los motivos de improceden-
cia de la restitución de tierras, pero, accediendo a la vía dotatoria conforme
a derecho, se estimó necesario reconocerles y dotarles de 125 hectáreas
en beneficio de 76 campesinos, hecho al que el hacendado manifestó su
conformidad. El efecto se llevó a cabo por Resolución Presidencial de 29 de
agosto de 1918 y su ejecución en octubre del mismo año.

54
San Lucas Evangelista

La gran labor del profesor José Cruz Rosales Navarro con su Crónica so-
bre el nacimiento del Ejido de San Lucas, publicada en conmemoración a los
primeros 50 años del mismo, en 1968, que se vendió con Lorena Mora a ma-
nera de folleto, como edición del autor; rescata los testimonios de algunos
de los que estuvieron presentes en la dotación de 1918, incluido su padre,
Pablo Rosales, quien hizo las veces de secretario o escribano, y se convierte
en el principal testimonio de lo que él llamó “Descripción de la dotación”:

Fueron líneas paralelas de las cercas de piedra a la línea de la cerca para entrar al po-
trero del salitre. Del arroyito que está al oriente del pueblo empezó una línea recta
hasta llegar a la cerca donde se encuentra otro, al occidente de San Lucas aproxi-
madamente son 1, 300 metros, luego midió 1, 860 metros también en línea recta
paralela del Camino Real que está al sur a lindar con la laguna que está al norte.
Ahí se formaron cuatro potreros chicos: El Zapotillo, El Satélite, El Pato y par-
te de La Reserva. De ese terreno el ingeniero hizo más de treinta parcelas y
las entregó a los primeros ejidatarios de San Lucas principalmente a los que
habían cooperado y a la directiva la tomaron por elección a los que habían ido
a las oficinas durante más de un año.
Vino el temporal y no se sembraron algunas por falta de dinero que los ricos no
les proporcionaron, pero la mayoría sí trabajaron y recibieron buenas cosechas.
Todavía les dejaron las parcelas a los que no sembraron pero viendo que nos las
sembraban la Junta se las recogió y se las concedió a los que sí las trabajaban.
Hubo algunas que sembraban dos o tres parcelas porque tenían dinero y otros lo fi-
nanciaban algunos señores de Cuyutlán con créditos muy alto; hubo algunos, como
Don Pablo, que iban 4 días a la siembra de cultivo y tres a cerro a los metates.
Esos pronto progresaron a los dos o tres años; ya eran doce años [...] y de
estos ejidatarios hubo muchos.
Los que no tenían ánimo de progreso siempre vivieron pobres y explotados
por los prestamistas y algunos mejor no sembraban, por último el gobierno
les regaló arados de tierra y les prestó dinero, o sea que puso el Banco Agríco-
la y algunos señores de San Lucas ni así quisieron sembrar.82

82
Rosales Navarro, op. cit., pp.4-5.

55
San Lucas Evangelista

PRIMERA AMPLIACIÓN DE EJIDO

José Octavio Guevara Rubio

Recordando la situación en que 29 personas poseían 118 hectáreas, las 125


has., otorgadas por dotación, eran a todas luces insuficientes para abaste-
cer a una población de 76 capacitados. De esa manera, por escrito de 4 de
noviembre de 1920, los vecinos de San Lucas Evangelista solicitaron al C.
Gobernador del Estado la ampliación de su ejido. Los resultados que arrojó
el censo general y agrario, por el C. Ing. Enrique Suárez, mencionaban que
la superficie del ejido la gozaban 117 individuos en común, que la población
contaba con 442 habitantes, el terreno era apto para la siembra de maíz, fri-
jol, trigo y garbanzo; el clima era templado con lluvias entre junio y septiem-
bre, y la vegetación espontánea consistía en huizaches, mezquites y robles;
la única finca afectable era la hacienda de La Joya; San Lucas Evangelista se
había fundado supuestamente en el siglo XVII.83
En su defensa, el propietario de la finca afectable, C. Tomás Orozco (al-
bacea de la Testamentaría de Isidro Orozco, su padre), contradecía al núme-
ro propuesto de beneficiados. Mencionaba que 39 poseían capitales eleva-
dos a $1,000. 00, 18 estaban avecindados en el pueblo en lo que terminaban
las cosechas, 6 se dedicaban a la obtención de carbón, 7 eran metateros y
5 no eran avecindados en su propiedad, además se presentó el escrito de
algunos vecinos que no deseaban el beneficio por ser aparceros de la finca

83
Diario Oficial de la Federación, Segunda Sección, Secretaría de Agricultura y Fomento, viernes 7 de
septiembre de 1928, p.1.

56
San Lucas Evangelista

afectable; no obstante las objeciones de Orozco, el C. Gobernador emitió su


resolución el 31 de marzo de 1924, en que declaraba procedente la solicitud
de ampliación con una superficie estimada de 460 hectáreas, propuestas
por la Comisión Local Agraria en beneficio de 117 individuos.84
Los censos solían contener errores considerables, como sucedió en el primer
levantamiento, donde se registraron 119 capacitados, de los cuales quedaron
exentos 21, la mayoría por defunción; pero se agregaron 44 individuos, algunos
por haber cumplido 18 años de edad y otros por avecindarse en el lugar peti-
cionario. Sobre la finca afectable para este asunto, la hacienda de La Joya, se
mencionaba que, en marzo de 1923, se adjudicó por herencia a Eulogia Sáenz
viuda de Orozco (la madre de Tomás, para entonces su albacea testamenta-
rio) y tenía una superficie original de 2,120 has., pero ya había sido reducida
a 1,440 has., por haber sido objeto de expropiaciones en beneficio del ejido
de San Miguel Cuyutlán (554-98-76 has., expropiadas en dotación por Resolu-
ción Presidencial de 10 de mayo de 1921) y el de San Lucas Evangelista.85 Sin
presentar defensa Tomás Orozco, dentro de los términos legales, se estimó be-
neficiar a 142 capacitados: por Resolución Presidencial de 7 de junio de 1929,
se concedió la ampliación al ejido de San Lucas Evangelista con una superficie
de 300 hectáreas tomadas de La Joya, dejando al propietario el derecho a ser
indemnizado.86 Detrás de este logro quedaba un recuerdo entre los ejidatarios:

Los mismos hombres que consiguieron la dotación, siguieron insistiendo


yendo a Guadalajara a las mismas oficinas, aunque en ellas trabajaban otras

84
Ídem.
85
Ibídem, p.2.
86
Ibídem, p.3.

57
San Lucas Evangelista

personas atendiendo lo mismo […] Por fin, vino un ingeniero que también
necesitó caballo por no haber transporte con motor ni caminos ampliados
[…] Y entregó La Reserva y El Tanque, pero los de San Lucas no se fijaron que
en el plano no se puso La Reserva, que hoy es de Cuyutlán, que el ingeniero
les dijo que esa quedaba pendiente […] Los de Cuyutlán, la solicitaron y les
fue concedida.
El ingeniero hizo el plan, el acta de entrega y lo llevaron en la misma forma
como lo trajeron […] Dicen que era presidente ejidal en ese tiempo Camilo
Guzmán y le tocó repartir las parcelas por medio de la democracia, la mayoría
mandaba y así, de ese modo, se repartieron las parcelas […] Si el solicitante
era de respeto por su comportamiento ante la sociedad, se le concedió […]
porque no querían tener malas con él; o si era carismático o había contribui-
do en los gastos respectivos, lo que pasó es que unos agarraron las tierras
grandes, porque productivas todas eran, de buena calidad, se trataban de La
Reserva y El Tanque […] a Pablo [Rosales] le quedó esa esquinita al poniente
por 40 metros, al sur 100 metros […] quedaba la ladera de la zanja de Severo,
de oriente a poniente […] hoy es la parcela del Tanque, su dueño es Apolina-
rio y ahí se hizo el pozo de riego. 87

87
Rosales Navarro, op. cit., pp. 6-7

58
San Lucas Evangelista

SEGUNDA AMPLIACIÓN DE EJIDO

José Octavio Guevara Rubio

Se omitieron a muchos capacitados en la primera ampliación, la causa fue


que 76 personas fueron beneficiadas en 1918 y, al momento de hacer el trá-
mite de ampliación, se mencionaba que venían disfrutando la superficie 117
individuos, así, para completar los 142 individuos por primera ampliación,
se contaron solo 25 para ser beneficiados, excluyendo a 31 individuos con-
fundidos como beneficiados desde 1918 por dotación. Lo anterior dio pie
a solicitar otra ampliación, el 15 de septiembre de 1934, al C. Gobernador
del Estado, a 6 años de la última acción benéfica, por carecer de las tierras
suficientes para la satisfacción económica de la población. Para entonces,
se mencionaba un total de 611 habitantes y 191 individuos capacitados,
contando ahora a los omitidos y a nuevos individuos que cumplían los requi-
sitos para tal derecho, alcanzando un total de 90 capacitados en necesidad
de tierras.88
Sobre la constante finca afectable en beneficio del ejido de San Lucas
Evangelista, la hacienda de La Joya, se mencionaba que, el 26 de marzo de
1935, fue inscrita a favor de Tomás Orozco por la testamentaría de Eulogia
Sáenz viuda de Orozco. Semanas más tarde, la ‘‘Sociedad legal’’ de Antonio
Quintero adquirió 300 Hs. de dicha finca, este hecho de hacer disminuir la
finca por el mismo propietario viene a formar parte de ciertas estrategias

88
 iario Oficial de la Federación, Sección Segunda, Departamento Agrario, Lunes 29 de noviembre de
D
1937, p.15.

59
San Lucas Evangelista

de amparo a las propiedades, con fines de evadir las Leyes Agrarias. Tomás
Orozco, dueño también de la hacienda de La Concepción del Valle, según el
expediente de primera ampliación al poblado del mismo nombre, publicado
en el mismo medio oficial el 16 de diciembre de 1937; en 1932, dividió la
mencionada en 12 fracciones entre hijas y allegados, reservando la propia,
hecho reconocido en una Resolución Presidencial donde se declararon 3 pe-
queñas propiedades; sin embargo, no fue aceptado por la Comisión Agraria
Mixta ‘‘en virtud de haberse comprobado que la administración de la citada
hacienda la tiene una sola persona’’.
La hacienda de La Joya para entonces tenía 1,278 Has. (la extensión
exacta variaba), entre 996 Has. 40 As. de tierras cerriles, 7 Has. de tempo-
ral, 72 Has. 60 As. de cerril con 9 Has. de labor y 209 Hs. 16 As. de terrenos
cerriles, ‘‘que corresponden a las fracciones 5, 6, 8, 10, 25, 26, 27, 28, 29,
32, 33, 41, 42 y 43 de la parte que antiguamente pertenecía al poblado y
que la hacienda adquirió por compra que hizo a cada uno de los propietarios
de dichas fracciones’’.89 Este argumento demostraba el origen ‘‘legal’’ so-
bre cómo la hacienda había extendido su propiedad sobre las tierras de San
Lucas Evangelista, no habiéndose mencionado en expedientes anteriores.
Por Resolución Presidencial de 27 de octubre de 1937, se otorgaron 346
hectáreas 76 áreas por concepto de segunda ampliación, de las cuales 9
Has. de temporal pasarían a conformar la parcela escolar y el resto, de agos-
tadero cerril, para uso colectivo del poblado. No obstante el resultado favo-
rable, se resolvió:

89 Ídem.

60
San Lucas Evangelista

Se dejan a salvo los derechos de los 90 vecinos del poblado de San Lucas
Evangelista, que no se les concedieron tierras de labor en el presente fallo,
por no disponerse de ellas, a fin de que cuando lo estimen conveniente solici-
ten, de acuerdo con las leyes agrarias en vigor, la creación de un nuevo centro
de población agrícola.90

Por su parte Rosales Navarro, sostiene que de esta ampliación son los po-
treros de:

La Planada […] [al] lienzo de piedra, que servía de lindero con el casco de la
hacienda; los cerritos de Las Barajas, más 6 hectáreas que están del Camino
Real al lado norte, que linda con La Reserva y El Tanque […] La Tierra Panda,
La Presita, hasta el Camino Real al lado norte […] El Sabino […] La Nopalera,
donde hicieron sus parcelas Don Sotero Ocampo, Cosme Pérez y Frumencio
Salguero […] más las parcelas que están pasando el arroyo, lado poniente […]
El Aguazarca y El Copalito, más algo de La Huizachera, porque no quisieron
los de San Lucas toda La Huizachera que llega pasando el arroyito de Las
Tortugas.
El Potrero Nuevo también fue de la segunda ampliación y limita la cerca de
piedra del cerro [por el] lado sur, ahí están las tierras llamadas: Los Corrales,
Las Gateras de terreno plano, Las Minitas [de] terreno casi plano, Los Fierros,
Las 2 Joyas, La Mesita y El Tesca la me [sic], El Agua Caliente y tierras que
están junto al arroyo del Corta pilo [sic] y el arroyo grande de San Lucas, que
baja a la laguna; y en esta segunda ampliación entra El Zaus [sic], la ladera
norte de la barranca de La Colmena y las tierras de yunta del Chirimoyo91

90
Ibídem, p.16.
91
Rosales Navarro, op. cit., p.8.

61
San Lucas Evangelista

TERCERA AMPLIACIÓN DE EJIDO

José Octavio Guevara Rubio

Al conocerse la resolución sobre el expediente de segunda ampliación al


ejido, inmediatamente, el 11 de marzo de 1938, los pobladores de San
Lucas Evangelista solicitaron una tercera ampliación por carecer de las
tierras indispensables para el sustento económico, tomando en cuenta
los 90 capacitados. El censo, levantado el 13 de diciembre de 1938, arro-
jó una cantidad de 432 habitantes, entre ellos 53 individuos con dere-
cho a tierras.92 Las inexactitudes en el censo perjudicaron al número de
agricultores que solicitaban ese beneficio, mismos que fueron excluidos
por Resolución Presidencial de 2 de agosto de 1944, en que se negó la
tercera ampliación por no haber fincas afectables dentro de un radio
de 7 kilómetros, y únicamente se reconocieron los derechos de los 53
capacitados, para que solicitaran la creación de un nuevo centro de po-
blación agrícola o se acomodaran en parcelas vacantes de otros ejidos
circunvecinos.93
En la Crónica sobre el nacimiento del ejido de San Lucas, Cruz Rosales
afirma en esta etapa se extendió el ejido hacia el cerro, teniéndolo ahora
como límite, al igual que las tierras del Potrero Nuevo, que se repartió
en 1939; se ejecutó la acción durante el trámite de tercera ampliación:

92
Diario Oficial de la Federación, Departamento Agrario, viernes 18 de julio de 1945, p.8.
93
Ibídem, pp.8-9.

62
San Lucas Evangelista

Una cosa agradable: recuerdo que los señores que no tenían parcelas porque
no quisieron, se dedicaron a sembrar el filo de la loma, donde hoy tiene ma-
guey Don Salvador, […] sembraron calabazón como 12 hectáreas. Después
aumentó el número de desmonteros y sembraron las barranquitas, que baja
de la mina del Tule a Las Cebaditas […] [que] son terrenos planos y son como
4 hectáreas y se sembraron con yuntas, en 1939 […] hubo azadoneros que
unos años sembraron los linderos más cercanos al pueblo y es que el maíz
no se vendió todo: una parte era para el gasto porque las mujeres ponían
nixtamal y hacían las tortillas […] En 1942, en una junta los ganaderos, que
[entonces] ya eran muchos, […] [se dijo que] no se sembrara nada porque
el cerro servirá de agostadero y se aprobó […] el que quiera sembrar hacia
arriba de la cerca que se circuló, [podía hacerlo] […] un señor sembró con ese
riesgo, pero se circuló [la parcela] bien y ahí tiene su siembra. 94

La segunda petición de tercera ampliación, por parte de un grupo de cam-


pesinos de San Lucas Evangelista, fue presentada por escrito al C. Goberna-
dor del Estado, el 8 de julio de 1966, señalando directamente a la hacienda
de La Joya, propiedad de Tomás Orozco, como finca afectable.95
Durante el trámite se formó un ‘‘Comité Particular Ejecutivo’’, integrado
por Marciano Ventura Navarro, Pedro Cocula Díaz y Andrés Ibarra García,
nombrados Presidente, Secretario y Vocal de dicho comité, respectivamente,
por parte del Gobernador del Estado. Al levantarse el censo general agrario se
dio a conocer que el poblado tenía 151 habitantes, 66 de ellos en capacidad
de posesión; de nueva cuenta, el censo levantado contenía imprecisiones. Por
informe de 14 de septiembre de 1969 se dio a conocer que, dentro del radio
legal de afectación, existían 44 predios de propiedad particular, diez ejidos y
la laguna de Cajititlán, todos legalmente inafectables.96 Por esta misma causa,

94
Rosales Navarro, op. cit., p.9-10.
95
 iario Oficial de la Federación, Segunda Sección, Tribunal Superior Agrario, miércoles 29 de abril de
D
1998, p.34.
96
Ibídem, p.35.

63
San Lucas Evangelista

La Comisión Agraria Mixta, el C. Gobernador del Estado y el Delegado Agrario


en el Estado de Jalisco, emitieron su parecer negando la tercera ampliación,
remitiéndose el expediente al Cuerpo Consultivo Agrario.
Nuevamente se realizaron los trabajos técnicos informativos, comisio-
nando al Ing. Eduardo González Valle, en 1982, rindiendo su informe el 20
de enero de 1983:

[…] Que por lo que respecta a la superficie que actualmente detentan que
corresponden a la dotación que fue de 125-00-00 Has., la primera amplia-
ción con 300-00-00 Has., la segunda ampliación que fue de 346-76-00 Has.,
que hacen un total de 771-76-00 Has., forman una sola unidad topográfica,
inclusive con los terrenos que conforman desde el tiempo de su fundación el
fundo legal del poblado y los terrenos de pequeñas propiedades particulares
de origen comunal, lo que aumenta considerablemente el área de posesión y
aclara las 678-04-51 Has., que aparecen en el plano del radio legal de afecta-
ción que se menciona en el oficio de comisión.97

Durante los mencionados trabajos, en 1984, se dio a conocer una superficie


de 561-91-49 Has, de agostadero cerril, que los pobladores de San Lucas
Evangelista venían poseyendo desde hacía 25 años; estas hectáreas perte-
necieron a Eulogia Sáenz viuda de Orozco, correspondientes a la hacienda de
La Joya, abandonadas tras las afectaciones para la conformación de diversos
ejidos, pero sin denuncias de despojo o invasión. La hacienda fue inscrita a
nombre de Tomás Orozco, el 26 de marzo de 1935, pero con una superficie
considerablemente mermada tras haber sufrido la dotación (1930) y am-
pliación (1937) de ejido a San Juan Evangelista; la dotación de ejido a San

97
Ídem.

64
“Y al final, es su gente a quien le pertenece
este tesoro y toda la luz que de él emana”
Acuarela “El ejido”.

Obra y texto de Arturo R. Bustamante


San Lucas Evangelista

Miguel Cuyutlán (1921), y dotación (1918), primera ampliación (1928) y


segunda ampliación (1937) al ejido de San Lucas Evangelista, sumando una
superficie de 1,940-08-38 Has. de la hacienda La Joya, restándole solamen-
te 179-77-48 al propietario.98 Si tomamos en cuenta que la superficie de La
Joya era de un aproximado de 2120 hectáreas, en un lapso de 19 años había
perdido más del 90% de su superficie anterior a 1918, para reducirse a casi
180 has., en 1937.
Puede deducirse que el desinterés del propietario en sus tierras, motivado
por las constantes reducciones sufridas para dotar a múltiples ejidos, propició
el abandono de La Joya. La muerte de Tomás Orozco fue conocida por los
habitantes de la hoy Zona Valle, donde tenía la hacienda de La Concepción,
pocos años después del surgimiento de los ejidos de Unión del Cuatro (1936)
y Concepción del Valle (1937). Por el contrario, se ignoraba de ello tanto en
San Lucas Evangelista, como por las mismas autoridades de Tlajomulco. En
marzo 1995, se buscó notificar al citado dueño acerca de la situación, pero el
comisionado para el acto informó que no se le pudo localizar, ‘‘ya que no ra-
dica en ese municipio, ni en el predio ‘‘La Joya’’ de su propiedad; informando
que se desconoce su paradero, lo cual fue certificado por el Ayuntamien-
to de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco’’, por consiguiente se estimó necesario
notificarle de nueva cuenta, dándole un término de 45 días después de la
publicación, para formular su respectiva defensa.99

98
 stas resoluciones se publicaban de forma extraoficial en el mismo Diario Oficial de la Federación:
E
publicación de ‘‘Dotación de ejido’’ a San Juan Evangelista: 18 de marzo de 1930; publicación de ‘‘am-
pliación’’ al mismo: 25 de enero de 1938; publicación de ‘‘Dotación de ejido’’ a San Miguel Cuyutlán:
27 de mayo de 1921. Ibídem, pp. 35-36.
99
Ibídem, p.37.

67
San Lucas Evangelista

El 22 de enero de 1996, se hizo constancia de no comparecencia


del Señor Orozco, remitiendo el expediente de ampliación al Tribunal
Superior Agrario el 24 de septiembre del mismo. Para ese año, habían
pasado ya tres décadas desde la nueva solicitud de ampliación, tomán-
dose en cuenta los mismos datos de cultivos con que se aprovechó el
terreno (maíz, frijol y garbanza), 66 campesinos en capacidad (en 30
años ya habían alcanzado la edad numerosos habitantes y los colocaba
en derecho de poseer, pero no se contaron), terrenos dentro del ra-
dio de afectación y de los que habían hecho usufructo los campesinos
desde hacía años. Sobre esta superficie, se dio a conocer que, de las
561-91-49 has. que tenían en posesión, 382-00-07 has. pertenecían
a la Nación y 179-91-42 has. a La Joya. Sin más consideraciones, el
28 de mayo de 1997, el Tribunal Superior Agrario resolvió procedente
la tercera ampliación, por unanimidad de 5 votos, dotándoseles a los
campesinos de San Lucas Evangelista con las mencionadas 561-91-49
has., compuestas por la cantidad perteneciente a la Nación y lo que
restaba al predio de La Joya, exterminando a esta última después de
428 años de existencia tras haberse erigido por merced de la entonces
Real Audiencia de Guadalajara.100
Así es San Lucas, entre la tradición y la modernidad, un sitio en calma, una
localidad con alma musical, con habitantes que se esfuerzan en su trabajo,
que disfrutan del cerro, la laguna y que logró conseguir un nuevo Centro
de Salud a penas en 2013. Según el INEGI, entre 2005 y 2010 la población

100
Ibídem, pp.37-39.

68
San Lucas Evangelista

apenas aumento un 10% pasando de 2,243 a 2,505 habitantes; en últimos


años esto ha cambiado pues, con la popularidad de los fraccionamientos en
el municipio, la proliferación de nuevas viviendas alojadas en y cerca de las
comunidades ribereñas incrementa notablemente, transformando poco a
poco la vida de los oriundos pobladores.

69
San Lucas Evangelista

ARTESANOS POR NATURALEZA E INGENIO

Rey Guadalupe Orozco Gallardo

Hay lugares que durante el transcurso de su existencia comenzaron a de-


sarrollarse en una actividad representativa, logrando simbolizarse a través
del material utilizado o el producto de este. No obstante, hay terruños que
crecieron tan apegados al oficio, que no pueden precisar en qué momento
lo aprendieron o les fue enseñado a sus antepasados.
En San Lucas Evangelista el artesano es esencia de su historia misma,
una figura permeada desde siglos atrás y conforme al devenir histórico; un
molcajete, un metate u otra pieza, pueden representar la actividad del lugar
para el desconocido, pero el material deja de ser un símbolo para convertir-
se en estructura de la existencia propia, por el valor que los habitantes han
depositado en él: la piedra de basalto.
Detrás de la melancolía y el orgullo, los artesanos de San Lucas Evange-
lista han visto trascurrir el tiempo (y su experiencia en él), observando la
transformación y significado del uso de la piedra de basalto: a través de la
historia del oficio se observa el panorama histórico que envuelve a la pobla-
ción, actividad que los acompaña ‘‘en las buenas y en las malas’’.
Esta piedra es de origen volcánico y se obtiene de las minas que hay en el
lugar, siendo ‘‘una piedra azul, aunque dura, suave para labrarla, que en ve-
tas hay en la sierra’’.1 Esta descripción es de Fr. José Alejandro Patiño, quien

1
Patiño, José Alejandro, Mapa topográfico del curato del pueblo de Tlajomulco y sucinta relación historial,
1778, México, El Colegio de Jalisco-INAH, 1993, p.16.

70
San Lucas Evangelista

menciona que también en San Juan Evangelista se ejercía el mismo oficio,


aunque la diferencia era que ellos la obtenían ‘‘en los términos de su sitio
mercenado’’,2 no así en San Lucas Evangelista.
La actividad caracterizaba a los pueblos mesoamericanos, por ser muy co-
mún en su vida cotidiana, por lo que es indudable que la explotación del recur-
so en la zona ribereña de la laguna de Cajititlán date de épocas previas, y has-
ta remotas, a la llegada de los conquistadores en el siglo XVI. Los constantes
fenómenos demográficos ocurridos en esa centuria, como las enfermedades
y posterior decrecimiento de población, así como las reagrupaciones de gru-
pos indígenas y movilización y reacomodo de pueblos enteros, para conseguir
establecer el nuevo orden colonial, propiciaron el asentamiento actual de los
pueblos antiguos de esta demarcación, entre ellos San Miguel Cuyutlán, mu-
dándose a donde hoy está a mediados del siglo XVI.
Con el tiempo, un grupo, denominado ‘‘barrio’’, de naturales de San Mi-
guel Cuyutlán se extendió al oriente y construyeron sus casas e iglesia, eri-
giéndose en algún momento como el pueblo de San Lucas Evangelista. La
necesidad de acceder a las zonas de yacimiento de la piedra azul motivó la
expansión territorial hacia el sur, pese a que era territorio ajeno (hacienda
de San Lucas), mismo que después fue denunciado por el propietario. Esta
estrategia de asentamiento respondía al acceso a dicha piedra, aunque los
pleitos sobre los linderos fueron apareciendo desde el siglo XVII.
Cuando Miguel De la Joya, en 1773, denunció la tierra que los naturales
habían ‘‘invadido’’, estos respondieron de inmediato por medio de sus de-

2
Ídem.

71
San Lucas Evangelista

fensores para defender sus tierras de cultivo, y después, cuando la discusión


sobre la existencia o extinción del pueblo estaba en pie, el argumento para
ampararse en la posesión recayó en el oficio de ‘‘metateros’’.
La esencia del pueblo de San Lucas Evangelista se manifestó desde estos
litigios, cuando se dirigieron al virrey, en 1776, con el siguiente argumento:
‘‘Miguel De la Joya, nos cogió para sí un triángulo de tierra, con dos ojos
de agua y unas minas de piedras de metates, en que trabajan los hijos para
mantener sus familias y para pagar los reales tributos de Su Majestad’’.3
El labrado de la piedra de basalto se traducía en el complemento de in-
gresos económicos, con la ganadería y agricultura, pero en esta etapa signi-
ficaba la obtención de recursos económicos para el gasto familiar e incluso
para pagar los tributos al rey de España. De ahí que, al momento de verse
perdidos en los litigios contra la hacienda, acudieron a su Procurador pidien-
do se les permitiese el acceso a los yacimientos, que ahora quedaron dentro
de la mencionada propiedad.
Pese a las fricciones entre ambas partes, quedaron vinculadas por benefi-
cio mutuo en torno a la piedra. Los naturales de San Lucas Evangelista irían
a trabajar para la hacienda, soportando posibles alteraciones en el trato o
abusos, pero era mucho mejor soportar los tratos, que perder el acceso a las
vetas internadas en la hacienda.
El siglo XIX, respecto a los gobiernos liberales, fue de crisis en la agricul-
tura para las comunidades indígenas, entre ellos el pueblo de este estudio.
Entre 1834 y 1839, se repartieron los terrenos comunales entre los mismos

3
Véase el capítulo ‘‘Tierra, agua y piedra azul: ejes del desarrollo histórico de San Lucas Evangelista’’,
en esta obra.

72
“[...] piedra de origen volcánico en la que
dan forma a utensilios muy mexicanos
como los son el metate y el molcajete”.
Acuarela “Piedra de basalto”.

Obra y texto de Arturo R. Bustamante


San Lucas Evangelista

pobladores, quienes, ante la débil experiencia como propietarios individua-


les, no tardaron en perder sus posesiones al vender las fracciones de tierra al
hacendado. Esto no trastocó el oficio de labradores del basalto, quienes para
entonces seguían siendo de oficio metateros y leñeros, principalmente, con
un 50% de población, económicamente activa, dedicada a hacer metates.
Las descripciones del siglo XIX, de carácter oficial y considerando nume-
rosas poblaciones, ya se referían a este lugar como dedicados ‘‘al labrado de
metates, que es un utensilio de piedra heredado de los indios, muy usado en
el país para moler el maíz’’. Por lo que, partiendo de lo anterior, este lugar
se ha consolidado como una figura sobresaliente en el eficaz tallado de la
piedra mencionada, mostrando ser una población no aislada en el inmenso
territorio mexicano, debido a sus propios logros y difusión. El entorno natu-
ral y la propiedad sobre la tierra influyeron en el desarrollo del citado oficio,
hoy la artesanía que ha hecho destacar a Tlajomulco en este ámbito.
No obstante, el gran reconocimiento llegaría en el siglo XX. Se inició la
centuria en condiciones no muy diferentes a la época colonial, donde se-
guían tratando mano de obra a cambio del multicitado y siempre valioso
material, pagando un metate al hacendado mensualmente, para extraer ese
bien. Las tierras van y vienen, a veces son propietarios y a veces no, pero el
oficio de artesanos es fiel y no permite el que se dejen de hacer los metates
y los molcajetes.
En la misma centuria se combinaron dos momentos importantes para
llegar al clímax del oficio en San Lucas Evangelista: la dotación de ejido,
que fortaleció en cierta manera su economía, se recuperaron las propieda-
des de los yacimientos y desaparece por completo un importante obstá-

75
San Lucas Evangelista

culo como lo fue el hacendado y sus tratos; y las innovaciones en el labra-


do, tallando numerosos artículos de decoración. Durante las ampliaciones
al ejido de esta población, la hacienda de La Joya fue abandonada por sus
propietarios, llegando a poseer los pobladores hasta la última hectárea de
su antiguo rival.
Se llegó el momento de sobresalir, los ánimos ya estaban en pie. Para el
espectador que merodeó la zona ribereña a mediados del siglo XX, podía
contemplarse una etapa transitoria encaminada a ‘‘la ilusión de otras for-
mas de vida’’. Ramón Rubín compartió su parecer sobre el estado del lugar:
‘‘San Lucas había vuelto sus afanes a una vieja tradición en el trabajo de la
cantería, y ahora se resiste a abandonar los metates y molcajetes que lo
ayudaron en el infortunio’’.4
El desarrollo de las artesanías llegó al conocimiento de proyectos que
fomentaban esta producción. Un circular enviado a Tlajomulco, con fecha
1963, daba a conocer el empeño que el Banco Nacional de Fomento Coo-
perativo tenía en ayudar con el financiamiento y búsqueda de un mercado
para la producción de las pequeñas artesanías, entendidas como ‘‘talleres
familiares o de productos de artesanos, en cualquier especialidad regional
[…] en una palabra todo aquello que sea producto autóctono de la región’’;
de esa forma, pretendía ayudar ‘‘para dar un modo de vivir a sus moradores,
independientemente de lo que obtengan de la agricultura y ganadería’’.5
La respuesta al circular que el C. Presidente Municipal, Pedro Parra Cen-
teno, envió al Director Local de Estadística, mencionaba que en el municipio

4
Rubín, Ramón, Lago Cajititlán, Jalisco en el arte, Guadalajara, Planeación y promoción, 1960, p.51.
5
AHTZ, caja s/n, 1963, exp. s/n., f. s/n.

76
San Lucas Evangelista

no existían industrias de considerable escala, tan solo ‘‘pequeños talleres


familiares como huaraches, tejas y cántaros de barro, metates y molcajetes
de piedra, sogas de iste, panaderías y zarapes de lana’’.6 Cabe mencionar
que el pueblo de San Juan Evangelista se desarrolló en la actividad del barro
bruñido, teniendo como pionero a Sixto Ibarra; mientras que San Miguel
Cuyutlán se desarrolló en la elaboración de sogas, que hoy acompañan a
numerosos charros del País.
La experiencia y dedicación de los grandes artesanos habrá de hacer
continuar una añeja actividad, una nueva etapa donde el reconocimiento
ha superado las fronteras más allá del Estado, más allá de donde los ante-
pasados no pudieron imaginar, que no conocieron, pero que gracias a ellos
se han cultivado grandes genios en esta artesanía. Ahora ya se cuentan con
técnicas novedosas para la extracción, que hacen menos ardua la labor, in-
cluso la de labrar.
Entre los continuadores de esta actividad, que es el corazón de un pueblo
que, a pesar de las dificultades, no dejó de latir, se encuentran aquellos que
ya han ganado premios de gran consideración y reconocimiento, pero tam-
bién quienes van en constante avance digno de tales méritos.
Muchos de estos personajes se mantienen del fruto de la tierra, como
ejidatarios, y alegran sus oídos con la música del mariachi. Grandes perso-
najes como Pedro Cocula, Andrés Ibarra, Herminio Salguero, Víctor Manuel
Cocula, Jorge Alberto Cocula, Adalberto Rosales, Arturo Lomelí, Ignacio
García Rosales (quien ha sido digno de recibir importantes premios), entre

6
Ibídem, f. s/n.

77
San Lucas Evangelista

otros grandes y descendientes de estas familias, quienes han obtenido pre-


mios y reconocimientos por instancias del Gobierno, debido a su innegable
trabajo desarrollado.

El oficio pasa de generación en generación7

7
La familia Cocula Navarro ha destacado en grandes obras, encaminadas al reconocimiento a gran es-
cala. Paredes, Alejandra, ‘‘Molcajete listo para Récord Guinness’’, Milenio, 21 de febrero de 2015. Dis-
ponible en: http://www.milenio.com/cultura/molcajete-listo-para-record-guinness. Consultado el 10
de julio de 2018.

78
San Lucas Evangelista

EL LATIR DE SAN LUCAS

José Octavio Guevara Rubio

“Lago de paz que incita a amar, en tus riberas lindas praderas, en donde haremos un
lindo hogar; me subo al cerro a contemplarte, como una garza echada estás, que linda
eres mi linda garza, tu pico apunta pa´ Cuyutlán, en su ribera se dan maizales, dicen
las gracias al temporal. Mi Dios eterno cuida la milpa para que puedamos cosechar. Los
pescadores tienden sus redes, los esquiadores van a gozar, de la belleza de la laguna del
siempre hermoso Cajititlán.

Es muy alegre mi Cuexco, también San Lucas y mi San Juan donde ven sus molcajetes y sus
petates, también las sogas de Cuyutlán, escucha alegre el mariachi con su tambora en el
carnaval, que linda es esta laguna desde San Diego a Cajititlán. ¡Lago de amor para soñar!

(Fragmento de “Lago de Paz” de la autoría de Genaro Rosales, estrenada por el ma-


riachi “Los Rosales”, de San Lucas Evangelista en el 2006)

Dato sobre el Mariachi en Tlajomulco.-

En el contexto de la Revolución Mexicana, cabe hacer notar que la gente


en Jalisco, en términos generales, no participó activamente de la lucha ar-
mada, si no que el territorio de Estado fue más bien paso obligatorio de las
huestes revolucionarias y la llegada de forasteros fue el pretexto para orga-
nizar famosas “tapadas”, como la de Santa Anita, entonces del municipio de
Tlajomulco, en las que se tocaban jarabes y sones para deleite de los jefes y
soldados en campaña, con la animada participación del pueblo. 1

1
Medina Ascencio, Luis. Revista trimestral Estudios Históricos no. 21. Articulo “Origen y evolución del
Mariachi”, mismo que se había publicado ya, no hacía mucho tiempo, en el periódico El Informador.
Guadalajara. 1982. Página 10.

79
San Lucas Evangelista

José Cruz Rosales Navarro

La presencia de José Cruz Rosales Navarro, en el pueblo de San Lucas Evan-


gelista, municipio de Tlajomulco, será determinante para generar una cuna
local de la música del mariachi en el municipio.
Nacido en 1925, de una madre indígena pura y un padre mestizo benefi-
ciado por la formación del ejido, nos dice que:

El ejido es un puñado de campesinos dotados de tierras o parcelas para sembrar-


las,[…] mi padre fue un líder, por eso se quedó con mas hectáreas que los demás
campesinos y con las mejores tierras. Siempre andaba en la capital arreglando la
formación del ejido […] cuando cursaba mi sexto año de primaria, el maestro me
enseñó solfeo, asignatura que dominé con calificación de 10. […]Yo seguía con el
gusanito de tocar un instrumento musical, y más me entusiasmé cuando conocí a
un grupo de mariachis (dos violines, guitarrón y vihuela). De ahí en adelante sólo
pensé en ser músico de mariachi, y a hurtadillas compré una guitarra que pronto
dominé porque eran grandes mis deseos de ser músico. A escondidas iba con los
integrantes del mariachi y aprendí a tocar algo de vihuela y de guitarrón.2

El maestro José Cruz Rosales era un maestro que recorrió gran parte del
Estado de Jalisco, ejerciendo su profesión y es precisamente en ese peregri-
nar cuando en una ocasión le tocó ir a trabajar a un rancho llamado Santa
Teresa, en el municipio de Cocula, aproximadamente en 1949. Estando ahí
se dio cuenta por boca de los ancianos oriundos de algunos antecedentes
del origen del mariachi en la localidad:

Luego fui nombrado maestro rural, y ya lejos de mis padres en un rancho


donde trabajaba como maestro, formé un grupo con unos jóvenes que estu-

2
Rosales Navarro, Jose Cruz. El Mariachi, su origen y evolución. La vihuela y el guitarrón son la esencia del
mariachi, edición del autor, México, 2002, p. 48.

80
San Lucas Evangelista

diaban la música del mariachi con gran entusiasmo. Después en cada rancho,
que yo iba a trabajar como maestro, formaba un grupo de mariachis.3

En la introducción de la investigación que Cruz Rosales hizo sobre el tema


del mariachi aclara que la información que presenta en su folleto fue obte-
nida por medio oral de personas que para el 2002, fecha en que se publicó
el mismo, tenían más de 50 años de haber desaparecido y su inquietud de
conocer el origen del mariachi lo impulsó a investigar con personas que te-
nían conocimiento al respecto.

Así fui nombrado por el gobierno (Secretaría de Educación Pública y la de


Turismo) y por la Cámara de Comercio como investigador del mariachi. 4

Entre “Los Pajarillos” hacia “El Oro Azteca”

Respecto a la creación de grupos de mariachi en San Lucas, el maestro Be-


nigno Rosales, representante del mariachi Oro Azteca, hijo de Don Cruz Ro-
sales, sostienen que la primera generación de músicos fue una agrupación
de amigos de Don José Cruz Rosales Navarro, Apolinario Rosales Navarro,
Domingo Cortez Ramírez, Cresencio Márquez, Guadalupe Barrera Mendo-
za todos vecinos de San Lucas a excepción de este último que era de San
Juan Evangelista.
Esta primera agrupación, conocida popularmente, como el mariachi “Del
Profe Cruz”, iba a Guadalajara a trabajar a las cantinas y fiestas patronales
de los pueblos vecinos. Conforme pasó el tiempo, el mariachi fue recibiendo

3
Idem.
4
Ibídem, P. 49.

81
San Lucas Evangelista

a nuevos integrantes, que aun siendo niños o adolescentes, entraron a la


agrupación, en el caso de Don Cruz sus hijos Diego, Luis y al final Benigno
quien era el más joven, mientras que de con Apolinario Rosales entraron Ar-
nulfo y Francisco al ser de los más grandes. También fue notoria la presencia
de 5 sobrinos, hijos de Jesús Navarro (hermano de Don Cruz) y de Martín
Navarro, sobrino por el lado materno. Don Cruz, nos describe la cultura mu-
sical que se vivía en la juventud de la comunidad:

Cuando crecieron mis hijos, todos estudiaron en la universidad por tres años y
recibieron su título de maestro de música, pero solo tocaron en mariachis y en
la actualidad trabajan tocando en los mejores grupos de Guadalajara; uno de
ellos tocó en el Mariachi Juvenil Azteca y recorrió varios países del mundo. 5

Los aires de juventud y conocimientos profesionales obtenidos en la acade-


mia, darán un giro a la agrupación, que originalmente sólo se juntaba para la
“bohemia”, dando paso al nuevo mariachi “Los Pajarillos”, nombre que duró
muchos años mientras estuvieron enseñando a la nueva generación.
Importante es el papel que jugó Diego Rosales, hijo de Cruz Rosales, en
la configuración actual del mariachi en la localidad. Desde pequeño se fue
a la Ciudad de México a estudiar para ser mariachi, aprendiendo en una tie-
rra ajena, las técnicas para la ejecución de este género musical. Aun siendo
un niño su padre lo mandó con una persona a que le enseñara, misma que
lejos de cumplir con la intención de su padre, le limitaba el conocimiento y
práctica. Sin embargo, eran tantas sus ganas de aprender, que en plena ado-
lescencia con limitados recursos, pero una gran vocación musical, regresa a

5
Ibídem, P.49.

82
San Lucas Evangelista

Guadalajara a profesionalizar sus estudios en la extinta escuela de música,


que se encontraba donde está actualmente la rectoría de la Universidad de
Guadalajara (Juárez y Enrique Díaz de León).
Su capacidad y vocación lo hicieron ser parte de los más importantes
mariachis del momento, como ya lo decía don Cruz en su cita antes men-
cionada, Diego formó parte del mariachi Juvenil Azteca, quien fue el que
acompañó a Vicente Fernández en su momento de fama. Es entonces cuan-
do la combinación entre sus estudios profesionales y su experiencia en el
campo, se van a cristalizar en San Lucas, pues dejando atrás el método lírico
de enseñanza, introdujo las notas, solfeos y consejos para “profesionalizar”
la enseñanza del mariachi en el poblado en mención.
El actual director del Mariachi Oro Azteca, agrupación con más de 14
años en su segunda época, Juan Carlos Rosales Barboza, afirma que la fun-
dación del primer mariachi profesional en la localidad fue el Juvenil San Lu-
cas, teniendo la dirección de su abuelo Cruz y su padre Benigno, compuesto
por familiares directos; por motivos de salud de Benigno y la edad de Cruz,
este se desintegró dando lugar a una segunda época de un nuevo mariachi,
que si bien llevaban el mismo nombre, ahora solo estaría compuesto por
jóvenes, no necesariamente familiares, de nuevo encabezados por Benigno
Rosales. Del mismo modo existió un mariachi Oro Azteca, que en su primera
época duró alrededor de 6 años, por lo que estos no los cuentan como parte
del actual mariachi Oro Azteca.
El legado de Benigno y Diego Rosales, ha generado no solo una fuen-
te de empleo, sino toda una cultura de vida; la enseñanza de los nuevos
pupilos estará acompañada de una serie de reglas que tienen que seguir si

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San Lucas Evangelista

pretenden estar en la agrupación, como la seriedad y responsabilidad en


los ensayos, evitar el consumo de alcohol y drogas, cuidar el aspecto físico
manteniendo un cuerpo esbelto y atlético, por lo que la dieta y el ejercicio
son parte importante de esta cultura del mariachi.

De “Los Rosales” a los “Amores de México”

El legado de los Rosales en el mariachi, ha cruzado las fronteras municipa-


les e incluso estatales, pues algunos familiares de Don Cruz que fueron sus
alumnos y compañeros buscaron en otras agrupaciones y en otras ciudades,
un lugar para desarrollarse en la práctica de la música vernácula mexicana.
Es el caso del Mariachi “Los Rosales”, quinteto de hermanos compuesto por
Heriberto, Marcos, Isaac, Ramón y Genaro Rosales. Hijos del matrimonio de
J. Jesús Rosales Navarro (hermano de Cruz Rosales) y María Navarro Bel-
trán, dedicados a labores del campo y al trabajo artesanal de la piedra de
basalto.
Genaro era el hijo mayor y fue quien despertó en su hermanos menores
el interés por salir adelante con el digno oficio de ser músico, pues él con-
taba con estudios académicos de música de la universidad. Así formó un
mariachi, que hizo su primera aparición pública el 06 de enero de 1968, en
el marco de las fiestas en honor a los Reyes Magos de Cajititlán, sin tener un
nombre oficial.
Los hermanos Rosales hicieron una combinación entre la agricultura, la
artesanía en basalto y la música. Cada uno de los hermanos tomó su propio
rumbo, como en el caso de Marcos que se fue a tocar a los restaurantes de

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San Lucas Evangelista

Chapala, recordado por su gran carisma y peculiar bigote. En 1976 Genaro


los vuelve a juntar y fundando oficialmente el mariachi “Los Rosales”.
Su carrera artística inició en Guadalajara, principalmente en la Plaza de
los Mariachis, pero el periodo de 1978 a 1998 el destino los haría dejar su
San Lucas para probar suerte en nuevas tierras. En varias ocasiones fueron
invitados a hacer una presentación fuera del país (Japón) al igual que del
Estado de Jalisco, aceptaron únicamente las Nacionales y son los primeros
en establecer este género musical en Cozumel, Quintana Roo, donde se es-
tablecieron por más de 20 años, volviendo a su tierra a finales del siglo XX.
Cabe hacer mención que aun existe en esa ciudad el mariachi “Sol de mi
tierra” que es representado por Heriberto Rosales y hoy en día su director
es Eddie Rosales. Tras su regreso a Jalisco se establecieron en reconocidos
restaurantes y hoteles de la ciudad capital del mismo.
Tras la muerte de Ramón, Marcos y Genaro en menos de un año, que va
de diciembre de 2017 a la publicación de este libro, el director de la segunda
época del Mariachi “Los Rosales” es Juan de Dios Cuitlahuac Rosales, hijo del
antiguo director, Marcos Rosales.

Digno de mención es el papel de Don Isaac Rosales Na-


varro, quien fuera fundador del mariachi “Los Rosales”
en su primera época y hoy en día, a sus 60 años, es el
continuador y promotor de este gran legado musical en
su pueblo natal. Del mismo modo, la trayectoria de su
hijo J. Eulalio Rosales Hernández, que ha dejado un lega-
do propio como maestro de música (armonía) y partici-

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San Lucas Evangelista

pe en varios Encuentros Internacionales del Mariachi, pues también formó


parte de importantes mariachis como:
Nuevo Instrumental de Guadalajara (1991-1993), Los Tecolotes (1993-
1994), Internacional Guadalajara (1995-1998), Sol de América (1998-2004),
quien además trabajó y participó con varios mariachis en Estado Unidos como
El Jalisco, Palmeros, Imperial México por mencionar algunos de 2004 a 2010.
A su regreso a México entró al mariachi Huentitán (2010-2012), Corona
(2013-2016) y actualmente dirige su propio mariachi Amores de México.
Otro de los casos destacados es el de Jacob Rosales (hijo de Genaro),
estuvo un tiempo en el mariachi “Los Rosales” en la primera época, actual-
mente es un maestro con formación profesional en la música, por la Uni-
versidad de Chicago. Aplicando su conocimiento académico, en San Lucas
reforzó la teoría a los jóvenes que ya tocaban, en caso concreto la técnica
del violín, su especialidad. Hace aproximadamente 13 años se grabó un dis-
co de “Los Rosales”, con arreglos del maestro Jacob; su gran capacidad de
enseñanza y generosidad en compartir sus conocimientos, le han dado un
lugar especial en la historia del mariachi en San Lucas.

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San Lucas Evangelista

Testimonios del Mariachi en San Lucas Evangelista en


la actualidad

Jonathan Uriel Santiago Rosales


Estudiante de mariachi
9 años

“Para mí la música es mi vida, porque es cuando siento alegría. Porque en


ella, reflejo lo que siento y me gusta el sonido de los instrumentos. ¡Amo la
música!”

Juan Carlos Rosales Barboza,


Director del Mariachi Oro Azteca,
28 años.

“Llevo la herencia en mi sangre, sangre mariachera y con mucho orgullo puedo


decir quien fue mi padre y quien fue mi abuelo. Presumir a toda mi familia que fue,
al igual que yo, representantes dignos del mariachi. Desde que estaba en el vientre
de mi madre ya escuchaba las notas y cuando nací todo mi entorno fue escuchar la
música que hacían mis familiares; indirectamente se iba metiendo poco a poco en
mis venas. Cuando se llego el tiempo de agarrar por primera vez un instrumento,
este se me facilitara y me iniciara en el ambiente de la música. Agradecido estoy
con la vida por darme la oportunidad de estar siguiendo con la tradición y el legado
que cada vez crece más en este mi pueblo San Lucas Evangelista.

Poco a poco lo estamos dando a conocer no solo por sus artesanías, también
por sus músicos que en su mayoría somos mariacheros y en la actualidad ya no
solo es la familia Rosales, ahora distintos apellidos se encuentran dentro de este

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San Lucas Evangelista

ambiente, aunque todos en general, somos descendencia directa o indirecta-


mente de aquella primer generación, que quería que el movimiento creciera y
evolucionara de manera trascendental, llenando de orgullo a San Lucas.

Notablemente llegó la evolución del mariachero al pueblo y me siento orgulloso


de esas personas que al igual que mi abuelo Cruz, han aportado para la enseñanza
de todos nosotros aportando consejos y conocimientos que lejos de verlo como
una crítica mala o como le dicen en el mariachi “una marreada”, lo veo como una
crítica constructiva y con esto poder ser mejor como músico cada día, seguir con
la tradición mariachera y representar honradamente a mis orígenes: mi familia,
mi pueblo, mi estado y sobre todo a México ante el mundo. ¡Viva el mariachi!”

J. Eulalio Rosales Hernández,


Director del Mariachi Amores de México,
44 años.

“Nací y crecí de una descendencia, que hasta el día de hoy lleva cuatro gene-
raciones de mariachis en mi familia; pertenezco a la tercera generación y mis
hijos que ya trabajan en esto son la cuarta generación.

Me considero un músico con experiencia y con trayectoria, tengo 29 años


aprendiendo de esta gran herencia que desde mis abuelos nos dejaron para
vivir dignamente; ser un músico de mariachi es un legado y un orgullo a nivel
nacional, representar a mi país en todo el mundo, pues nuestra música es
reconocida por la UNESCO como “Patrimonio de la Humanidad”.

Cómo músico de mariachi, he tenido la oportunidad de viajar en giras inter-


nacionales y acompañar a grandes artistas. He sido miembro de mariachis
reconocidos, en Estados Unidos como en México.

Actualmente cuento con mi propio grupo, donde sus integrantes son todos
descendientes de mi familia, la herencia Rosales continúa con mis hermanos,
hijos y sobrinos”.

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San Lucas Evangelista

AUTORES

JOSÉ OCTAVIO GUEVARA RUBIO

Maestro en didáctica de las Artes (Universidad de Baja California), estudió la licenciatura en

Historia (Benemérita Universidad de Guadalajara) y la licenciatura en Contaduría Pública

(Universidad de Especialidades). Tiene el Diplomado en Historia de Jalisco y Diplomado en

Historia de México (Instituto Jalisciense de Antropología e Historia), Diplomado en Historia

del Arte (Centro Cultural El Centenario). Columnista de El Semanario La Verdad de Tla-

jomulco (desde 2009). Miembro de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de

Jalisco A.C. (desde 2010). Miembro del Consejo de la Crónica de Tlajomulco (desde 2008),

Jefe de Crónica del Municipio de Tlajomulco (desde 2017). Fundador de la Hemeroteca del

Semanario La Verdad de Tlajomulco.

Coordinador de las exposiciones: “Arte Sacro de Tlajomulco” (diciembre 2010), “Heren-

cia de familia” (diciembre 2013), “Cofradía, pueblo de Tlajomulco”(diciembre 2017), “Tes-

tigos de Tlajomulco” (julio 2018)

Publicaciones: Articulo “El Dios que vivo”, dentro del libro “La idea de Dios en Guadala-

jara”, de la autoría de la Dra. Celina Vázquez Parada y Wolfgang Vogt. (2011). Artículo “400

años evangelizando y haciendo historia, San Antonio de Padua”, publicado en el Semanario

de la Arquidiócesis de Guadalajara el 03 de junio de 2010. Artículo “El morado de Olinka” (Dr.

Francisco Sánchez Flores), en la revista del Cronista Municipal (2016). Artículo “Terruños

de Tlajomulco”, en la revista del Cronista Municipal (2017). Coautor del libro “Las Maravillas

de Tlajomuco” (2017), coautor del libro “Páginas de mis pueblos” (2018). Coordinador de

“Pueblos Antiguos de Tlajomulco”, Coordinador de “Terruños de Tlajomulco” (2018).

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San Lucas Evangelista

REY GUADALUPE OROZCO GALLARDO

Actualmente cursa sus estudios de Licenciatura en Historia en la Universidad de Guadalajara.

Entre los proyectos que mantiene en pie se encuentra su tesis, que aportará a la historia del

valle de Toluquilla (hoy conocido como Zona Valles) y su configuración territorial a partir del

siglo XVII. Algunas investigaciones, con fines académicas, han tenido como objeto de estudio

al Municipio de Tlajomulco desde un enfoque de historia demográfica y social. Muestra una

tendencia a presentar la historia de los pueblos de Tlajomulco desde la historia agraria, por

medio del estudio de los ejidos, haciendas y ranchos de la demarcación.

Su participación en diversos proyectos de Tlajomulco comenzó en 2017. Colaboró en la

exposición temporal ‘‘La Cofradía. Pueblo de Tlaxomulco’’, en diciembre del año en mención,

coordinada por el Mtro. José Octavio Guevara Rubio. También, de noviembre de 2017 a julio

2018, colaboró en ‘‘Terruños de Tlajomulco’’, proyecto del mismo coordinador, que se ca-

racteriza por presentar la historia de cada agencia y delegación, publicada en el Semanario

La Verdad de Tlajomulco y en redes del Instituto de Cultura Tlajomulco. Es coautor del libro

Pueblos Antiguos de Tlajomulco, coordinado por Guevara Rubio, presentado el 20 de julio de

2018 en la ciudad de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.

JOSÉ DE JESÚS AGUILAR ARRIAGA

Pasante de la Licenciatura en Historia por parte de la Benemérita Universidad de Guadala-

jara. Ha realizado su tesis presentando la transformación social y urbana que ha sufrido el

municipio de Tlajomulco de Zúñiga, especialmente en la Zona Valles y su impacto ecológico

por medio del rescate historiográfico de la hacienda La Concepción.

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San Lucas Evangelista

Entre las actividades que ha realizado se encuentra su participación en el XX Verano de

Investigación Científica y Tecnológica del Pacífico de donde surge su investigación: Comercio

y Contrabando de tabaco en Chiapas y Centroamérica, contribuyó en la organización del 1er

Coloquio de Humanidades por parte de la CONEFI, finalista en el certamen de Autobiografía

Juvenil 2013. Así como sustentar el cargo de Alumno Consejero en H. Consejo del Centro

Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades 2015-2016 y en H. Consejo Divisional de

Estudios Históricos y Humanos 2016-2017.

FUENTES CONSULTADAS

Archivos

AHAG: Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara

Gobierno, padrones

AHJ: Archivo Histórico de Jalisco

Tierras y Aguas, 2ª Colección

AHMT: Archivo Histórico Municipal de Tlajomulco

Crónicas

Rosales Navarro, José Cruz, CRÓNICA sobre el nacimiento del ejido de San Lucas en 1918,

edición del autor, 1968.

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San Lucas Evangelista

Portales

Familysearch (https://familysearch.org)

Parroquia de San Antonio de Padua, Tlajomulco

PARES- Portal de Archivos Españoles (http://pares.mcu.es/)

Archivo General de Indias

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cambio (1900-1919), México, Universidad de Guadalajara, 2014, 323p.

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Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco-Secretaría de Cultura de Jalisco, 2008, 108p.

González Navarro, Moisés, México: el capitalismo nacionalista, México, Universidad de Gua-

dalajara, 2003, 759p.

---, Cristeros y agraristas en Jalisco, México, El Colegio de México, 2000, 5 tomos.

Guevara Rubio, J. Octavio (coord.), Pueblos Antiguos de Tlajomulco, Tlajomulco de Zúñiga,

Editorial Edhalca, junio 2018, 63p.

Maldonado Aguirre, Serafín, De Tejeda a Cárdenas. El movimiento agrarista de la Revolución

Mexicana 1920-1934, México, Universidad de Guadalajara, 1992, 232p.

Muriá, José María (Dir.), ‘‘El Agrarismo y su problemática’’, en Historia de Jalisco, Tomo IV,

Guadalajara, 1981, pp.439-469.

---, Sumario histórico de Jalisco, Guadalajara, Editorial Gráfica Nueva, 1996, 537p.

92
“Y es San Lucas que como un gran corazón
late fuerte y con ritmo, alternando los
sonidos del cincel en la piedra y la música del
mariachi”. Obra “El mariachi de San Lucas”.

Obra y texto de Arturo R. Bustamante


San Lucas Evangelista

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Consultado el 10 de julio de 2018.

Hemeroteca

Diario Oficial de la Federación (en línea)

95
Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Prometeo Editores S.A. de

C.V Libertad No. 1457, Col. Americana, Guadalajara, Jalisco, México

CP 44160 Tel. (33) 38 26 27 26 y 38 26 27 82

Tiraje de 500 ejemplares

Agosto del 2018

Impreso en México Printed in Mexico

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