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1. EVOLUCIÓN Y CONCEPTO
Almagro Nosete2 aclara que “jurisdicción es asimilable a lo judicial, es decir, representan una
misma cosa: actividad del Estado ejercida por medio de sus órganos propios para resolver, con
carácter definitivo, los conflictos jurídicos, entre ciudadanos, mediante la eficaz aplicación de las
normas jurídicas”.
3
Couture sostiene que “en el derecho de los países latinoamericanos este vocablo (la
jurisdicción) tiene, por lo menos, cuatro acepciones: como ámbito territorial; como sinónimo de
competencia; como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del poder público; y su
sentido preciso y técnico de función público de hacer justicia”.
Agrega que la jurisdicción es “la función pública, realizada por los órganos competentes del
Estado, con las formas requeridas por la ley, en virtud del cual, por acto de juicio, se determina el
derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia
jurídica, mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada, eventualmente factibles de
ejecución”4
Olmedo 5 sostiene que “la jurisdicción sea la potestad soberana del Estado cumplida por órganos
públicos predispuestos y conforme a un procedimiento legalmente regulado, consistente en la
actuación concreta del derecho positivo vigente para mantener su imperio”, y su función consiste
en la actuación del derecho objetivo mediante la aplicación de la norma general al caso concreto
y la realización forzosa de la norma general.
1
ALMAGRO NOSETE, José y otros: Derecho Procesal, Valencia, 1991.
2
ibídem.
3
COUTURE, Eduardo: Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, 1981.
4
Ibídem.
5 OLMEDO, Claria: Derecho Procesal, Buenos Aires, 1982.
La ley No 1455 (art. 25) establece que “la jurisdicción es la potestad que tiene el Estado de
administrar justicia por medio de los órganos del poder judicial, de acuerdo con la Constitución
Política del Estado y las leyes. Es de orden público, no delegable y solo emana de la ley”.
La jurisdicción que nace de la soberanía constituye una de las principales garantías procesales y
es la potestad exclusiva que tiene el Estado de administrar justicia o aplicar el derecho material,
mediante los órganos jurisdiccionales que son los jueces y tribunales, conforme a nuestro
ordenamiento jurídico-procesal.
Lo que se busca con esta separación de poderes es que el poder limita poder, entendiéndose por
cada uno de los tres poderes grupos de órganos, respectivamente competentes, para desarrollar
cada una de las tres funciones estatales. Esta vieja doctrina de los poderes separados fue recogida
(aunque no siempre respetada, sobre todo por los regímenes de fuerza) por las diferentes
Constituciones bolivianas.
El hecho de que la ley fundamental rescate la denominación de poder judicial, tiene la clara
intencionalidad de subrayar, en consonancia con la propia regulación constitucional, el papel
primordial que han de realizar los órganos jurisdiccionales en la defensa, desarrollo y promoción
de los valores democráticos. Otro aspecto e que la separación de poderes establece que al judicial
corresponde la exclusividad de la jurisdicción ordinaria, que incluye la función de control de los
tribunales sobre la potestad reglamentaria y la legalidad de la actuación administrativa.
La reforma constitucional de 1994, por otra parte, crea el consejo de la Judicatura que “es el
órgano administrativo y disciplinario del poder judicial”, lo cual lo consolida y perfecciona aún
más como un verdadero poder del Estado.
3. La potestad jurisdiccional
La Constitución boliviana establece que “la facultad de juzgar en la vía ordinaria, contenciosa y
contenciso-administrativa y de hacer ejecutar lo juzgado, corresponde a la corte suprema y los
tribunales y jueces respectivos, bajo el principio de unidad jurisdiccional”.
La función genérica está centrada en la resolución de los conflictos mediante la aplicación del
Derecho objetivo, la protección de los derechos fundamentales, el control de la legalidad y la
complementación del ordenamiento jurídico. La jurisdicción es monopolio del Estado y aunque
en el arbitraje, por ejemplo, suelen resolverse las controversias a través de la aplicación del
Derecho, esta modalidad está al margen de la jurisdicción, ya que todos los conflictos,
necesariamente, han de ser resueltos por los jueces y tribunales.
La nota esencial que ha de revestir la sentencia, que ha de poner fin al conflicto, es la ser una
resolución jurídica, en la que, junto a la declaración de hechos probados, deben siempre
reflejarse, en la premisa mayor del silogismo judicial, los fundamentos del derecho, procesales y
materiales. Esa resolución que debe ser definitiva e irrevocable (que tenga el sello de cosa
juzgada), además debe ser motivada, pues en un Estado de Derecho, las partes y la sociedad
tienen el legítimo derecho a obtener del órgano jurisdiccional una resolución motivada y
razonada en virtud de la cual se estima o desestima una pretensión determinada.
6. Funciones específicas:
La independencia de los jueces y tribunales significa que tienen plena libertad de decisión en la
aplicación e interpretación de las normas jurídicas, sin que nadie pueda inmiscuirse en su
actuación con órdenes, consejos, instrucciones, sugerencias o presiones de cualquier tipo para
influir o condicionar sus resoluciones. El Estado debe garantizar la independencia económica de
los jueces y tribunales mediante una retribución adecuada a la dignidad de la función
jurisdiccional.
En los hechos, sin embargo, se advierte que no existe en su totalidad la independencia, y los
mayores peligros siempre han venido del poder político, de las autoridades, de los medios de
comunicación social y de las propias partes.
La inamovilidad significa que una vez nombrado el órgano jurisdiccional, conforme lo establece
la Constitución y la Ley de Organización judicial, no puede ser removido del cargo sino en
virtud de causas razonables tasadas o limitadas y previamente determinadas. Esta es una garantía
de la independencia, pues no existe independencia sin inamovilidad.
Todas las prohibiciones e incompatibilidades buscan que haya una doble garantía: mientras la
inamovilidad asegura al juez una independencia, las prohibiciones e incompatibilidades asegura
a los demás, mediante las privaciones la independencia del juez.
Los jueces y magistrados tampoco pueden concurrir en su calidad de miembros del poder
judicial a cualesquiera actos o reuniones políticas, como tampoco pueden revelar los hechos o
noticias referentes a personas físicas o jurídicas de las que hayan tenido conocimiento en el
ejercicio de sus funciones.
La garantía de sumisión al imperio de la ley consiste en el deber inexcusable que tienen los
jueces y tribunales de resolver todos los asuntos que conozcan, conforme a la Constitución
Política del Estado ya que es “la ley suprema del ordenamiento jurídico nacional y los
tribunales, jueces y autoridades la aplicarán con preferencia a las leyes, y éstas con preferencia a
cualesquiera otras resoluciones”.
Es importante establecer las diferencias entre los tres poderes del Estado que conforman el poder
público, cuya independencia y coordinación es la base del gobierno, según dispone la
Constitución. La finalidad de esta tarea es constatar si el equilibrio de poderes responde a una
concepción democrática del Estado o hay alguna prevalencia de un poder sobre los otros,
especialmente el judicial, con merma de las funciones jurisdiccionales y de su ejercicio en
condiciones de imparcialidad.
Aunque haya claridad en las atribuciones constitucionales de cada poder del Estado, en los
hechos se advierte una fuerte y perversa influencia del poder político contra el poder judicial,
influencia perniciosa que deberá disminuir en la medida en que funcione realmente en Consejo
de la Judicatura.
Para entender la diferencia con el poder judicial, hay que tener en cuenta que quien gobierna o
administra el ejecutivo se encuentra, respecto al ordenamiento jurídico y en relación con quien
juzga en la misma posición que el ciudadano: obligado en su conducta a la observancia de la ley.
Otra diferencia desde el punto de vista orgánico es que “el poder ejecutivo se ejerce por
Presidente de la República, conjuntamente con los ministros de Estado”. Y que el Presidente de
la República será elegido por sufragio directo, y al mismo tiempo y en igual forma, se elegirá al
Vicepresidente”.
Entre las atribuciones constitucionales del poder judicial está “la facultad de juzgar en la vía
ordinaria, contenciosa, y contencioso-administrativa y la de hacer ejecutar lo juzgado, que
corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales y jueces respectivos, bajo el principio de
unidad jurisdiccional”. Y el ejecutivo tiene la atribución de “ejecutar y hacer cumplir las leyes,
expidiendo los decretos y órdenes convenientes sin definir privativamente derechos, alterar los
definidos por ley ni contrariar sus disposiciones, guardando las restricciones consignadas en esta
Constitución”.