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Psicoanálisis
en la obra de Ángel Garma
Iñaki Markez
Editor
Carmen Garma
Psiquiatra y psicoanalista, miembro de la
APA, Buenos Aires y Miembro de la IPA.
Miembro Honorífica del Centro de
Estudios de Historia del Psicoanálisis y la
Psiquiatría en Argentina (CeHPA).
José Guimón
Psiquiatra. Catedrático de Psiquiatría de
la Universidad del País Vasco (UPV/EHU),
ha sido Catedrático de Psiquiatría de la
Universidad de Ginebra y Profesor de la
New York University. Miembro de la IPA.
Religión y Psicoanálisis
en la obra de Ángel Garma
Iñaki Markez
Editor
Prólogo:
José Guimón
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Ekimen edit.
Travesía Las Escuelas 1 - 1º Izqda.
48006 Bilbao
Tel./Fax: 034 944 152 223
ISBN: 978-84-608-2712-2
Depósito Legal: BI-1477-2015
Maquetación e impresión: MS Comunicación Gráfica y Visual
Iñaki Markez
Editor
Han colaborado en esta edición:
7
Índice
Presentación................................................................................................................................................ 11
Carmen Garma e Iñaki Markez
2 • Religión y Psicoanálisis......................................................................................................................31
Iñaki Markez
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Presentación
Carmen Garma e Iñaki Markez
11
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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Presentación
Carmen Garma e Iñaki Markez concretando contenidos de este libro. Mayo, 2015.
Tras el 1er Premio Ángel Garma al mejor trabajo de Psicoanálisis. Bilbao, 2013.
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1 • Prólogo
Ángel Garma: una vida creativa
José Guimón Ugartechea
Estamos ante una excelente revisión de Iñaki Markez y Carmen Garma sobre la relación
entre el Psicoanálisis y la Religión, en algunos autores clásicos de la historia y desarrollo
del Psicoanálisis, con foco específico en el psiquiatra y psicoanalista bibaino Ángel Garma.
Tras la biografía publicada por Markez (1), el texto actual se adentra en profundidad en su
creativa existencia, aunque deja, como es comprensible, dado el fallecimiento relativamente
reciente de Garma algunos puntos obscuros que podrían aclarar ciertos aspectos de su
personalidad. En particular, la infancia y la adolescencia.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
de mayores precisiones, parece que se podría reconstruir aquella época, de alguna manera,
a través de la biografía que Garma analizó del poeta Arthur Rimbaud y que analicé en un
trabajo hace años (2).
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1 • Prólogo
haber sido criadas en casa de tíos, abuelos o amigos, debido a la escasez económica o al
exceso de prole. El equivalente, en clases sociales acomodadas, es el abandono relativo por
delegación en el servicio doméstico. En ambos casos, hemos apreciado sistemáticamente
rasgos “abandónicos” en la personalidad de tales pacientes. Se podría suponer que,
como hemos también observado con frecuencia en esos casos y tal como los terapeutas
familiares describen, la madre de Rimbaud tenía rasgos abandónicos, dado que su propia
madre murió cuando ella tenía cinco años. Quedó, desde entonces, ocupando el lugar de
la madre junto a su idolatrado padre de quien no se separaría del todo hasta la muerte de
éste, que sobrevino cuando Arthur tenía 4 años.
En resumen, Vitalie presentaba todas las características de madre sobreprotectora, con
frialdad crónica y rasgos narcisistas. Rimbaud no pudo identificarse tampoco con su padre
porque desapareció precozmente de su vida y se tuvo que limitar a imitar caricaturescamente
algunos aspectos de su vida en la elaboración patológica de su duelo por él.
Garma, siguiendo la opinión de la mayoría de los biógrafos, describe al padre de Rimbaud
como una personalidad claramente psicopática, que abandonó a su familia y vivió errante,
hasta que murió a los 64 años sin preocuparse en lo más mínimo de su mujer e hijos.
Garma, señala entre los aspectos “heredados” la tendencia al vagabundeo. Así mismo, la
tendencia de Arthur por las drogas ha sido puesta en relación con el supuesto alcoholismo
de su padre. Sin embargo, Mijolla (4,5) presenta al padre como un honesto militar,
competente, de carácter móvil, indolente y violento según los momentos. En cualquier
caso, la dedicación a su esposa e hijos fue precaria, separándose de ellos constantemente
y volviendo a verles en ocasiones esporádicas en las que dejaba embarazada a su esposa.
Estas idas y venidas pudieron servir a Rimbaud de modelo para sus futuras huidas del lado
de su madre y del de Verlaine, su futura amante. Con todo ello, las relaciones de la pareja se
fueron deteriorando. Poco después (agosto de 1860) el capitán se fue destinado a Cambrai
y no volvió más, aunque no se produjo un divorcio formal. Los terapeutas familiares darían,
sin duda, valor al hecho de que, en el “genograma” del capitán, se observa que su abuelo
paterno dejó, 70 años antes, a su mujer con tres hijos, cuando el padre del capitán tenía 6
años, la misma edad que contaba Arturo cuando él se fue.
Los biógrafos adjudican, con razón, un papel defintivo a ese “abandono” en la
psicopatología de Arthur. En ese sentido Garma señala que es posible que la ausencia creara
en la mente de Rimbaud una imagen ideal, que explicaría sus deseos de identificación con
él, realizados al alistarse en el ejército, aprender idiomas y viajar por Africa. Garma sugiere
que Arthur no pudo por ello configurar un Ideal del Yo realista que le permitiera moverse en
el mundo con eficacia y se mantuvo ligado a un Yo ideal grandioso.
Durante la infancia, Arthur debió ser presa de profudos sentimientos de inferioridad,
acentuados por el abandono paterno y la ferrea disciplina materna que le separaba del
contacto social con con niños de nivel social análogo al suyo. Es la época de sus primeros
escarceos heterosexuales, de tinte masoquista que recoge en el poema “Les poètes de sept
ans” en el que recuerda una niña a la que “lui mordait les fesses. . . car elle ne portait jamais
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
de pantalons”. Rimbaud, por entonces más que un muchacho rebelde aparentaba ser
tímido, obediente, sumiso e inhibido, manifestándose la agresividad sólo en ausencia de la
madre, en peleas con los amigos o más frecuentemente en la fantasía. A los quince años y
medio se escapó de casa y pidió ayuda a su profesor al ser encerrado en comisaría en París.
La madre le abofeteó y quince días después volvió a fugarse, refugiándose después de 20
días en el domicilio de su profesor. La madre le abofeteó de nuevo y él se escapó otra vez.
Garma analiza la psicología de las fugas de Rimbaud. Señala que en los poemas
anteriores a la primera fuga aparecían ya componentes anales (en “Les poètes de sept ans”
dirá que “il était entété à se renfermer dans la fraicheur des latrines”) e inhibiciones con las
mujeres (“Ofelia”). En “Soleil et Chair” hablaría de la muerte del amor a la mujer que exigiría
un retorno al paganismo antiguo. Garma muestra que, en cambio, la época en que las
poesías tienen acentos más normales coincide con la segunda fuga y describe a mujeres
atractivas que buscan su amor. La renuncia forzada a las fugas aumentó la patología mental,
como hemos visto y en la poesía renunció definitivamente al amor de la mujer a la que
dice que despreciaba físicamente, que la odiaba intensamente y que quisiera castigarla y
desearla la muerte.
En cualquier caso, no existen datos sobre la sexualidad infantil de Garma que permitan
hacer un paralelismo de su propio desarrollo psicosexual en esa época infantil con el de
Rimbaud. Pero la procesión debió ir por dentro y él mismo señala que pronto se interesó
por el Psicoanálisis y que tuvo materia abundante de esos años para estudiar.
Al describir el desarrollo psicológico del poeta durante la preadolescencia y juventud
precoz, Garma nos dice que Rimbaud dio muestras de una fuerte oposición a su madre
y al ambiente pequeño burgués en el que ésta pugnaba por ser adimitida. Vuelto a casa,
después de una tercera fuga, se paseaba por las calles de su pueblo, mal vestido, con el
pelo largo hasta la espalda, fumando una pipa con el hornillo hacia abajo. Insultaba a los
sacerdotes, escribía blasfemias en las paredes y se emborrachaba con frecuencia.
Garma, por su parte, desarrolló, al parecer, una conducta aparentemente complaciente
con el ambiente pero que seguramente ocultaba el germen de un inconformismo social y
un futuro izquierdismo político que siempre revindicó junto a un ateismo, este último poco
combativo en la vida real, aunque más evidente en las obras que se recogen y comentan
en este libro.
Como narra Garma, Rimbaud, en 1871, llegó a París invitado por Verlaine. Allí su
conducta provocó el escándalo de todos aquellos con quienes trató. Pronto estableció
ya una relación homosexual con Verlaine. Rimbaud se fue mostrando más y más hostil y
grosero con su entorno, desvalorizando a todos los artistas que le eran presentados. En
esta crisis de identidad patológica de su adolescencia, Arthur desarrolló un entramado
ideológico que justificaba sus aspiraciones megalomaniacas de excepcionalidad, propias
de su Yo grandioso narcisista. Tras la ruptura con Verlaine, Rimbaud, en su casa, tuvo una
crisis ansioso-depresiva, seguramente al constatar que le necesitaba más de lo que hubiera
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1 • Prólogo
imaginado. Entonces comenzó a escribir “Una sesión en el infierno”, en que realiza una
crítica, también con tintes narcisistas, exagerados, de sus pasados pecados. En la biografía
que se nos aporta de Garma, no existen datos de conducta psicopática ni de sexualidad
heterodoxa durante la juventud, a juzgar por la excelente adaptación académica y social de
esos años (y, al parecer de los años posteriores).
Garma debió tener una experiencia infantil con notables semejanzas a las de Rimbaud.
De hecho debió vivir la muerte de su padre como un abandono y su madre, que vino a
Bilbao al cabo de un tiempo, se volvió pronto a marchar dejándolo al cuidado de su abuela,
con lo que la impresión de abandono debió de ser muy intensa. Así, fue cuidado por su
abuela pero el regreso de su madre con su padrastro y otras de sus hijas que se instalaron
en Madrid, le hizo separarse de su abuela, segunda madre, con el consigiente duelo. Le
enviaron a un internado de los jesuitas en Madrid donde realizó los estudios iniciales con
excelentes resultados. Parece ser que, al menos durante el Bachillerato, los padres vivieron
en Madrid pero, si lo hicieron con sus otros hijos, el que el estudiara interno en un colegio
sería normal para la época.
Cuando tuvo la edad y los estudios de Bachiller terminados, fue a la hoy famosa
Residencia de Estudiantes de Madrid que debió ser muy estimulante para el inquieto
estudiante de Medicina de la hoy Universidad Complutense.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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1 • Prólogo
la religión cristiana con la judía, Freud sostuvo que la religión cristiana no mantuvo el
alto grado de espiritualización que había alcanzado el judaísmo, no era estrictamente
monoteísta y no cerró del todo la puerta a los elementos supersticiosos, mágicos y místicos.
Desde una perspectiva kleiniana, el Psicoanálisis puede ser considerado como “una
Religión inmadura institucionalizada”. En efecto tiene una ortodoxia (la metapsicología),
con grupos y escuelas a veces disidentes; rituales (las normas de práctica clínica); el
encuadre sacralizado (neutralidad, anonimato, confidencialidad); una formación en
institutos semejantes a los seminarios religiosos.
Más recientemente, hay autores que creen encontrar los antecedentes de la Religión
en la vida mental del bebé y así se propone (9) que la Religión recupera el modo pre-verbal
de relación del bebé con el mundo, la intuición intersubjetiva del bebé con su madre (10).
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Kendler (11) estudió casi 2000 gemelos y concluyó que un 25% de la variabilidad para la
religiosidad es genética y el 75% ambiental. Eso no quiere decir que se herede una tendencia
a ser religiosos o no religioso, sino que la religiosidad correlaciona con el temperamento, la
personalidad u otro factor que está influido por los genes, que podría ser cualquier factor
biológico o un factor cultural que correlacione con otro factor biológico.
Varios estudios realizados con hermanos gemelos dicen haber mostrado una
“heredabilidad” de la religiosidad. En uno de esos trabajos en lo que se refiere la actitud
religiosa se vio que existe en la adolescencia una baja contribución de los genes (12%)
respecto a la influencia de de la familia (56%) y, en cambio, en los adultos, habría una mayor
contribución de los genes (44%) que de la familia (18%). Ken Kendler estudió casi 2000
gemelos analizando con cuestionarios su religiosidad y vio que un 25% de la variabilidad
era genética y el 75% ambiental.
Marc Hauser sostiene que hay una gramática moral universal moldeada a través de siglos
de selección evolutiva que nos permite hacer una decisión rápida sobre dilemas éticos.
Este autor lo razona a través de los resultados de sus experimentos sobre neurociencias,
cooperación social y la teorías del lingüista Noam Chomsky, quien en 1950, mantuvo que
todos los humanos estamos provistos de una gramática lingüística universal, un conjunto
de reglas instintivas que subyace a todos los lenguajes. Propone Hauser que parece existir
algún tipo de proceso inconsciente que dirige nuestros juicios morales, que no es accesible
a la reflexión consciente, y tampoco forma parte de la educación infantil, pero que dirige
nuestros juicios morales. Cree que en todas las sociedades existen principios tales como
“haz a los demás lo que quisieras que te hicieran”. Hay personas piensan que si fueras ateo
no tendrías una moral y Hauser cree que no es así. Hay estudios sobre los mecanismos
neurales y moleculares del sentimiento de temor que pueden explicar cómo se produce
esa forma de conducta ética que consiste en “tratar a los demás como desearíamos que
nos trataran a nosotros”. Recuerda a ese respecto la proposición de Chomksky de que
los humanos estamos predispuestos a frases gramaticales preformadas (utter). Dice que
estamos “programados para la reciprocidad”. Pero hay también fuerzas antisociales como
la violencia en este innato social. El balance proviene no sólo de influencias genéticas del
temperamento sino de efectos ambientales, especialmente en períodos críticos neonatales
y puberales.
En lo que se refiere a un posible substrato bioquímico, Borg estudió el funcionamiento
del sistema serotoninérgico mientras se tenían experiencias espirituales y vieron que el
potencial del binding correlacionaba inversamente con las cifras de “aceptación espiritual”
y unas dimensiones de la “autotranscendencia”, rasgo de personalidad que se refiere a las
actitudes y las conductas religiosas. Por su parte, Waller, comparando las visiones religiosas
y políticas de gemelos encuentra que los genes contribuyen en un 50% a la religiosidad.
Señala que eso no quiere decir que se herede una tendencia a ser religiosos o no religioso
sino que la religiosidad correlaciona con el temperamento, la personalidad u otro factor
que está influido por los genes, que podría ser cualquier factor biológico o un factor
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1 • Prólogo
cultural que correlacione con un factor biológico. Es decir, que alguna diferencia genética
no especificada afecta indirectamente, no que la religiosidad u otro rasgo estén codificados
de alguna manera en el DNA de una persona.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Sin embargo, la tradición de una educación autoritaria prevaleció en Occidente hasta los
últimos decenios del siglo XX en los que, por efecto de la Contracultura, hubo de nuevo un
movimiento hacia el pensamiento libre y la lucha contra la intolerancia.
Se han estudiado determinados factores psicológicos que se asocian con el dogmatismo.
Frederick T. L. Leong encuentra una correlación entre dogmatismo, rigidez, insociabilidad
bajos niveles de “persistencia”, problemas con el control inhibitorio de los impulsos y mayor
tendencia al aburrimiento. En varios estudios se ha visto que los sujetos autoritarios están
caracterizados por baja apertura a la experiencia, autoritarismo, tendencia a ser jerárquico,
convencional e intolerante, características todas ellas de la “ideología de derechas”.
Rickert encuentra que las personas dogmáticas falsifican más lo recuerdos y aceptan esas
falsedades más cuando vienen de instituciones poderosas. Eckardt, por su parte, propuso
que dimensiones como autoritarismo, conservadurismo, militarismo y religiosidad están
correlacionadas. En otro estudio se vio que el autoritarismo y las actitudes conservadoras
correlacionan negativamente con la “apertura a la experiencia”.
Hoy se acepta que el dogmatismo deriva en parte de la genética y, por otra parte,
también de determinadas experiencias, vividas sobre todo en la adolescencia. Kendler, en
los arriba mencionados esrtudios sobre la relación de los gemelos con sus padres, vieron
que la “provisón de calor” es muy heredable. Pero el dogmatismo ha transcendido del
campo de lo religioso y de lo político hacia otros aspectos del pensamiento humano. Así,
como dice Rycroft, “queda por ver si Freud, Jung o Klein lavan más blanco en realidad
que la Religión (...). Freud se describió a sí mismo como un conquistador que fundó un
movimiento con su propia jerarquía y su propia forma de sucesión apostólica” (12).
En efecto, a lo largo de los años se ha asistido a una institucionalización del psicoanálisis
en forma de “iglesias”, a partir de disidencias, basadas en líderes carismáticos que
decidieron que diferencias mayores o menores en teoría o técnica justificaban el organizar
un grupo independiente. Así mismo, se produjo una institucionalización de la educación
psicoanalítica para delinear las fronteras de lo que es el psicoanálisis y su técnica. Dentro
de la Asociación Psicoanalítica Internacional se crearon institutos de formación vinculados
a las asociaciones locales. Eran los psicoanalistas didácticos los que podían impartir
enseñanzas, especialmente el psicoanálisis de los candidatos, lo que les situó en la cúspide
de pirámide de poder.
Las disensiones teóricas no fueron mayores que las que se han visto en otras ciencias.
Llevaron sin embargo, a frecuentes cismas por el celo de Freud, que favoreció posturas
dogmáticas entre sus seguidores, pese a que puso en cuestión sus hallazgos año tras año.
A la larga, como recuerda un crítico, “los discípulos de Freud han consagrado un conjunto
de mitos y símbolos que podrían competir con la iconografía cristiana tradicional” (13).
Garma como he señalado no fue dogmático y, en la presentación de uno de sus
trabajos de fin de formación en el Instituto e Psicoanálisis de Berlín, criticó abiertamente
algunas de las ideas de Sigmun Freud. Según cuenta Markez, fue capaz de criticarle a la cara
24
1 • Prólogo
la arrogancia proselitista de Melanie Klein en Londres. En Buenos Aires tuvo una postura
abierta ante las diversas corrientes psicoanalíticas que se desarrollaban, principalmente en
EE. UU y toleró durante el desarrollo de la APA las diversas corrientes que aparecieron en su
seno, aunque siempre inclinándose por posturas politicamente “progresistas”. Tampoco se
puede dejar de valorar el profundo interés que demostró por la relación “mente-cuerpo”,
que aparece con connotaciones “espirituales” en obras de tinte psicosomático, como la
que dedicó a la “úlcera de estómago”.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
en esos aspectos y que pueden sus intervenciones ser incorporadas a las intervenciones
clínicas. En la línea de los anteriores autores, Martínez et al (19) investigan, en una Universidad
gestionada por una entidad religiosa, las opiniones de una muestra de 152 clientes sobre
prevalencia, pertinencia y utilidad de realizar intervenciones religiosas dentro o fuera de
la psicoterapia. Las intervenciones fuera de la psicoterapia fueron consideradas como
más pertinentes pero las realizadas dentro lo fueron como más efectivas, aunque algunas
intervenciones fueron consideradas como inadecuadas.
Ronneberg et al (16) en su estudio en una amplia muestra sugiere que la práctica
religiosa tanto organizada como no organizada ayudó en la depresión tanto en su inicio
como en su recuperación en adultos de edad avanzada.
Otros estudios dan resultados más ambivalentes. Así Weber et al (20) concluyen que
el introducir temas religiosos en el tratamiento de pacientes tras utilizar instrumentos de
medida puede ser de alguna ayuda pero también perjudicial para la salud mental de los
creyentes. Así mismo, Mohr (21) propone que la religiosidad puede mejorar o empeorar
(si el entorno rechaza por sus convicciones al paciente) la evolución de esquizofrénicos
crónicos en un estudio prolongado y con control, de una muestra amplia. Jeffries et al,
en una investigación con instrumentos cualitativos y cuantitativos sobre religiosidad y
experiencias religiosas en varones homosexuales y bisexuales afectados por SIDA se vio
que frecuentemente expresaban experiencias negativas con contextos religiosos variados
pero que intervenciones cuidadosas (de oración y relaciones con instituciones adecuadas)
podían ser de utilidad en su evolución. Baker et al (22) comentan que el uso de substancias
psicodélicas en ritos religiosos es conocido históricamente por culturas que lo hacen con
propósitos benéficos. Sin embargo, actualmente ocurre sobre todo en medios underground
se deja que el usuario elabore él solo las experiencias. Estos autores se interesan sobre todo
por una forma de actividad en algunas culturas llamada “Sacramento” y discuten cómo se
puede orientar su uso par que sea beneficioso.
El trabajo más extenso al respecto es el de Bonelli y Koenig (23) que realizaron un
estudio sistemático basado en las pruebas sobre los trabajos sobre Religión, religiosidad
y espiritualidad en 43 publicaciones del 25% de las Revistas más prestigiosas según el ISI.
En el 72,1% encontraron una relación positiva entre el nivel de involucración religiosa/
espiritual y un nivel bajo de trastornos en la Salud Mental, el 18,6% resultados mixtos y en
el 4,7% un nivel alto. Todos los estudios sobre demencia, suicidio y trastornos relacionados
con el estrés encuentran una relación positiva así como el 79% y el 67% de los trabajos
sobre depresión y abuso de substancias. En contraste, en los trabajos sobre esquizofrenia
los resultados eran mixtos y en los trastornos bipolares eran dudosos o negativos.
En la misma línea, Gonçalves y cols (24) realizan un meta-análisis de los 4751 publicados
estos últimos años y seleccionan 23 trabajos realizados y al azar acerca de la eficacia de
las intervanciones “religiosas/espirituales , excluyendo las plegarias “de intercesión” y la
curación “a distancia”. Encuentran efectos significativos en los síntomas de ansiedad
general y un descenso del estrés, el alcoholismo y la depresión.
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1 • Prólogo
BIBLIOGRAFÍA
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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25. Guimón J. Religión y Psicoanálisis: De la sociogénesis al condicionamiento biológico.
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28
1 • Prólogo
El Profesor José Guimón Ugartechea, catedrático emérito de Psiquiatría en la Universidad del País Vasco
en la presentación del libro “El Bilbaino Ángel Garma, Fundador del Psicoanálisis Argentino”. Bilbao, 2005.
29
2 • Religión y Psicoanálisis
Iñaki Markez
31
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Psicoanálisis
En el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis (7) reproducen la definición que
se debe al propio Freud y se encuentra en el artículo de la Encyclopedie publicado en 1922,
32
2 • Religión y Psicoanálisis
33
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
34
2 • Religión y Psicoanálisis
humano” (meditación, yoga, dietas exóticas, etc.). Pero desaparecieron pronto porque no
proporcionaban la suficiente seguridad y estructura, y fueron substituidas por grupos más
organizados con ideología neo-cristiana, política o psicológica y actualmente por grupos
que afirman que el “pensamiento positivo”, traerá la prosperidad a la humanidad (5).
Pudiera decirse que el campo de la salud mental y el de la religión tienen muchas
áreas de confluencia. Ambos dicen en su discurso buscar el desarrollo de las personas, el
apoyo social, el bienestar compartido, aspiraciones (amor, estima, seguridad, solidaridad,
socialización,…) a desarrollar, o el afrontamiento adaptativo frente al sufrimiento vital. Claro
que cuestión diferente al discurso son las realidades del día a día. En la cercana Iglesia
Católica observamos sacerdotes y obispos que viven en la opulencia y megalomanía
mientras otros muchos de similar rango comparten miseria con los desfavorecidos. Así
mismo, la religión, que puede tener efectos positivos para la salud, también nos presenta
su acción y efectos desestabilizantes en la salud mental, expresiones religiosas enfermizas
asociadas a trastornos de personalidad, depresivos, obsesivos o psicóticos (12). Fanatismo
religioso, escrúpulos de conciencia o delirios religiosos que alcanzan a muchos miles, a
millones de personas.
El psicoanálisis, y también la psicoterapia psicoanalítica actual, se caracterizan por
una profunda renovación, por la revisión de las aportaciones de Freud, Jung, Klein, Lacan,
Winnicott, Bion, Horney, Bowlby, Reich, Garma, y otros muchos, con la finalidad de evaluar
qué ideas conservan su validez y cuáles tienen que ser reemplazados tras la experiencia
clínica en psicoterapia, de los hallazgos de la psicología cognitiva y de la neurociencia.
Ese mismo Psicoanálisis que ha influido en la manera de entender la educación de la
infancia y el papel del período escolar en su desarrollo, que ha contribuido en el diseño de
programas de salud mental, que ha favorecido la comprensión del influjo de las emociones
en la aparición y desarrollo de ciertas enfermedades (somos una unidad psicosomática),
que nos sitúa que lo psíquico influye en las decisiones sociales y colectivas de campos
muy diversos y ayuda al conocimiento para todo tipo de intervenciones orientadas a la
mejor calidad de vida y en la atención de las necesidades de las personas. El psicoanálisis ha
resultado ser un agente terapéutico de primer orden para humanizar la vida de las personas.
Religión
La religión es un fenómeno social, es una fuerza social psicológica, es un complejo
entramado de acontecimientos de los grupos humanos, caracterizados por la llamada
“conducta religiosa”, con un lenguaje específico -el “discurso religioso”-, con expresiones
que conforman una subclase, el “credo”. La aceptación de este credo es necesaria para
que sean reconocidos los creyentes (13) que obtienen así respuestas a preguntas sobre
su propia existencia y el sentido de la misma. El término religio en latín alude a las normas
éticas, prohibiciones, observancias, ritos y ceremonias religiosas, aunque sin acepción de la
relación entre las personas y el dios o dioses, propuestas por los diferentes fundadores de
35
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
diferentes religiones: Zeus1, Confucio, Zoroastro, Lao tse, Buda, Jesucristo, Mahoma,... Las
tres religiones semíticas o «abrahámicas» (judaísmo, cristianismo e islamismo) coinciden en
ser monoteístas, comparten preceptos universales (“no hagas a nadie lo que no quieres que
te hagan a ti”), creen en un Espíritu Superior de quien vendrá la salvación, dan un sentido
positivo a la vida y proponen la libertad y respeto universales. Otra cuestión muy distinta
será la práctica concreta de muchos fieles y sus jerarquías.
Cierto que la ciencia y la filosofía ofrecen otras respuestas, como también los temas
sobrenaturales son valorados por la ciencia como fenómenos naturales. Ser “religioso”
alude a la espiritualidad2, al intento de dar un significado a la relación entre las personas y el
mundo a través de la conexión con un ser superior. Decía López-Ibor (15) que la psiquiatría
y la medicina necesitan ocuparse de la espiritualidad y de temas religiosos pues son
preocupaciones constantes de los enfermos, pero habría que matizarle que no solo, que la
religión y lo religioso, filosófico y espiritual son preocupaciones en ciertos momentos de
la vida de un inmenso número de personas de todo tipo de condicción social, de credo o
de salud. Cierto que las cuestiones espirituales y religiosas aparecen con frecuencia en la
práctica clínica pues en las enfermedades mentales con frecuencia nos confronta con el
sufrimiento, las carencias y la muerte. Es más, en la psicopatología, desde orientaciones
de tipo biológico, social o dinámica se señalan las relaciones entre trastornos mentales y
respuestas espirituales: personas con cuadros delirantes que comentan su preocupación
por el sentido de la vida mientras crean mundos fantásticos y visiones apocalípticas, o
deprimidos que orientan su ideario hacia la muerte, las pérdidas y la culpa; la ansiedad
como sufrimiento del alma, o mujeres que hoy diagnosticaríamos de anorexia en el pasado
ingresaban en conventos para santificarse a través del ayuno; vinculación de consumos
excesivos de bebidas alcohólicas con acciones demoníacas expresadas en la Biblia, o
también obsesivos que orientan su cuadro hacia contenidos religiosos… El mismo Freud
(16) lo señaló: la neurosis obsesiva es una forma de religiosidad individual y la religiosidad
es una neurosis obsesiva colectiva.
Pero ser “practicante” de una religión, requiere realizar ritos, asumir determinados
símbolos, aceptar determinadas doctrinas y mitos sobre Dios o el más allá (17). Las personas
pueden tener creencias religiosas (sobre Dios, la creación y evolución, cielo e infierno,
premio y castigo futuros, lo natural y sobrenatural, etc.) y todas ellas determinar las formas
de vida social.
Estamos en una sociedad donde un elevado número de personas convive y se relaciona
cotidianemente a pesar de la inequidad existente, a pesar de la desigualdad de género, de
razas, credos o la tan desigual distribución de bienes y privilegios. Esta situación que pudiera
ser enormemente conflictiva regula sus relaciones y evita tensiones mayores a través de la
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2 • Religión y Psicoanálisis
fuerza, de los ejércitos, de los poderes estatales o por medios persuasivos, coercitivos o no,
instaurados en la educación, en los medios de comunicación y en las pautas de conducta
institucionalizadas. La religión es uno de estos modos que favorecen la uniformidad de la
conducta social (18) señalando normas de conducta e ideas sobre lo que debemos o no
hacer, garantizando su cumplimiento so pena de sanción sobrenatural.
No es nueva la cuestión, bien lo reflejaron Marx y Engels en Anti-Dühring (19). La
sociedad primitiva, frente a los peligros y catátrofes de la naturaleza, creía en la existencia
de fuerzas sobrenaturales que las causaban y por ello en sus ritos y ofrendas, incluso con
vidas humanas, trataría de sentirse cercana a las mismas. Con el paso de los tiempos,
tras grandes conocimientos, descubrimientos y no pocas reflexiones, fue modificándose
el carácter de la religión. El anterior desamparo de los misteriosos fenómenos naturales
tornaba a la amenaza de las condicciones sociales y económicas.
Una misma sociedad avanzada, competitiva y promocionadora del individualismo,
empuja hacia una creciente secularización y empuja a que muchas cuestiones de la vida
cotidiana, anteriormente abordadas desde el ámbito filosófico y religioso lo sean en la
actualidad desde el campo de la ciencia empírica. ¿Será el crepúsculo de los dioses? Sean
“dioses” laicos o religiosos.
Dice Castilla del Pino en sus Aflorismos (6) que lo religioso no tiene que ver con Dios. Es
una manera de estar con la persona, el animal o las cosas en la que uno se siente en el otro
o en lo otro. Por eso, en toda actuación religiosa hay una respetuosa asunción de lo ajeno.
La religiosidad -cumplimiento de las obligaciones religiosas- llega a manifestarse asociada
a posiciones autoritaritarias y dogmáticas, intolerantes con quienes no comulgan con su
obcecación en ciertos credos y como expresión de una necesidad humana impuesta desde
los marcos de la educación y el aprendizaje evolutivo. Ya Voltaire señaló Si Dieu n’existait
pas, il faudrait l’inventer. Mais toute la nature nous crie qu’il existe3 (20).
Si bien la religión es un recurso para una inmensidad de personas, recurso frente a la
frustración, las tragedias, las injusticias o los muchos malestares de la vida, sus lugares no
suelen estar definidos. Reconocen la libertad religiosa para unas u otras confesiones pero
mientras unas ven promovida la libertad de culto, otras son perseguidas y estigmatizadas;
mientras se proclama la separación del Estado y la libertad de cultos, que se concreta
en la independencia de un Estado respecto a una religión que tiene su poder político y
económico, situando a las demás religiones y a las personas no religiosas en situación de
inequidad y subordinación.
De ahí la importancia de la laicidad, que no significa que la religión haya de situarse
en el plano estrictamente privado, ni que las instituciones religiosas no puedan opinar
sobre asuntos públicos sino que se trata de que la política, la ciencia, la aplicación de los
derechos o cualquier intervención humana pueda llevarse a cabo como si Dios no existiera
3 Si Dios no existiera, habría que inventarlo. Todo nos grita que existe.
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restauración del lugar del padre, con sentimientos de culpa por el parricidio, matanza ritual
en las tribus primitivas, el pecado original. Se situa en el mito del asesinato del padre, el
origen de la religión.
En los años siguientes, Freud mostró su interés por las cuestiones culturales, la religión
entre ellas, Así surgen varios estudios: “El Porvenir de una ilusión” (1927), “El Malestar en
la Cultura” (1929), “Moisés y la Religión Monoteísta” (1934-38), como parte de la “Nueva
Lecciones Introductorias al Psicoanálisis” (1932). Comparó la religión cristiana con el
judaísmo, y sostuvo que la primera no alcanzó el alto grado de espiritualización que había
logrado el segundo, no era estrictamente monoteísta y tampoco evitó los elementos
supersticiosos, mágicos y místicos.
-En el Porvenir de una ilusión ofrece una explicación del significado de las
representaciones religiosas como un fenómeno social e histórico y las representaciones
religiosas. Argumentó a favor de la ciencia contra la religión, y afirmó que la religión, a
pesar de los siglos de su existencia no había podido demostrar qué era capaz de hacer
por la felicidad ya que todavía la mayoría de la gente seguía sintiéndose desgraciada. Son
injustos los reproches que se hacen a la ciencia, por no haber resuelto aún el enigma del
universo, aunque sepamos que es una actividad humana aún joven, con descubrimientos
en estos últimos siglos aunque se estuviese dando una aceleración del progreso científico
de su época. La religión sería un modo de preservar la minoridad del ser humano, y al
tiempo es un poderoso “patrimonio espiritual de la cultura”, junto a la moral, los ideales,
o la producción artística, como medios con los que el ser humano se compensa de las
privaciones que sufre en la vida.
-En las Nuevas Lecciones Introductorias al Psicoanálisis, situa el psicoanálisis como
parte de la ciencia y de los tres poderes (arte, filosofía y religión) que pueden disputar a la
ciencia su terreno, el único enemigo serio es la religión”. Freud optó por la visión científica
del mundo.
-En Moisés y la Religión Monoteísta, un tratado que señala el paralelo entre los
fenómenos de la psicología de masas y la psicología individual, y en la búsqueda de la
etiología de la neurosis conectaría el modelo del trauma (teoría preanalítica) como fuerza
central con el modelo de la pulsión (teoría analítica) de las representaciones de fe religiosa
y de las fantasías patógenas. Moisés, promotor de la religión judía y posible autor de los
primeros escritos de la Biblia, no habría sido judío sino un noble egipcio. Al final de su vida,
Freud se preguntaba sobre el motivo último de sus creencias y valores, se preguntaba por el
misterio de Dios, que no es otro que el Padre, deconstruye la divinidad pero salva al padre.
-Hay otros textos como Psicología de las masas y análisis del yo donde hace una
referencia a la Iglesia como masa artificial, y hay un texto previo, escasamente conocido,
Actos obsesivos y prácticas religiosas de 1907; es un articulo donde adelanta los dos casos
que aparecerán en “El sentido de los síntomas” y “La fijación al trauma” que son dos de las
“Conferencias de introducción al psicoanálisis”, de 1916/17.
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inmensamente mayores que los del adulto, y sólo el éxtasis religioso puede ser tan
exhaustivo” (Freud, 1934). Freud justifica la devoción a Dios, el convencimiento de su poder
y la sumisión a su voluntad pues quien es religioso considera al Dios creador del mundo a
modo de su propia génesis recurriendo a la imagen mnémica del padre amado de la niñez
y elevándola a la categoría de divinidad. La posición del padre como el todo-poderoso y
la figura paterna como fuente de protección contra el desvalimiento humano, empujó a
la necesidad religiosa. Al afrontar las fuerzas naturales, el ser humano se enfrenta con su
impotencia y trata de influir humanizándolas. Dios pasa, de ser el creador del hombre, a ser
su creación. Es el hombre en su impotencia el que crea los dioses, que a su vez le ofrecen
consuelo y que producen temor, haciendo reaparecer la ambivalencia original en relación
al padre.
Un último esfuerzo de Freud de manchar al Padre, de caer para que su obra subsista,
para que su pueblo -la IPA- perdure. Pocos Padres ilustres de nuestra civilización han
podido asumir el acto de su propia castración (22). Padres que se resisten a morir incluso
después de muertos, con su testimonio y normas para analistas del porvenir.
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de seguridad”. La religión puede servir como recurso y parche para aliviar muchos temores
de la vida cotidiana.
Claro que las religiones tienen sus acciones y efectos positivos y negativos sobre los
grupos humanos, sobre las personas. El propio Fromm hace una distinción entre religiones
autoritarias y humanistas. Las primeras, primitivas, promueven la creencia de que las
personas están a merced de un dios omnipotente a quien mantienen una empobrecedora
obediencia; mientras que las humanistas o evolucionadas promueven la creencia de
que el poder de Dios se expresa en la identidad de la persona. Las religiones autoritarias
niegan la identidad individual, mientras que las humanistas favorecen el crecimiento de las
potencialidades humanas, la autorealización de la persona.
Fromm señala la posibilidad de que la religión podría ser una influencia positiva en la
vida, que facilite la felicidad, y su crítica sirve para condenar las órdenes de la mayoría de
las religiones, especialmente en la cultura occidental. Esto es rechazado por la mayoría de
los teólogos, rechazo sobre todo por razones teológicas y no por razones psicoanalíticas ni
con argumentos científicos.
A diferencia de Freud, Fromm enfatizó en el psicoanálisis la necesidad de orientación
cultural y social. Para salvarse de la «despersonalización», en occidente, la sociedad debe
reconocer la soberanía del individuo. La religiosidad es una necesidad de todos, y por ello
la religión es una respuesta elaborada y formalizada a la existencia humana.
Poco después en su libro más conocido, El Arte de Amar (27), Fromm destaca que en
la Biblia hebrea el objeto principal del amor es el necesitado, sea pobre, viuda, huérfano o
extranjero. La empatía con el desvalido se expresa efectivamente en la repetida ordenanza
bíblica de «amar al extranjero porque lo fuiste en Egipto».
A recordar que la obra de Erich Fromm se enmarca en el contexto de la vasta contribución
a la psicología realizada por judíos, cuya presencia en la formación de diversas corrientes
es muy desproporcionada. Entre el centenar de ilustres de la Psicología más importantes
en la lista publicada en 2002 por la Review of General Psychology (28), más de la tercera
parte son judios, y entre ellos encontramos a los principales exponentes de escuelas como:
estructuralismo, funcionalismo, conductismo, Gestalt, psicodrama, o las psicologías
individual, cognitiva y social, además del psicoanálisis.
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veinticinco años más que ella, estar casado y tener dos hijos, le propuso matrimonio. Por
esto rompió con él como tutor y marchó a Suiza con su madre. En la Universidad de Zurich
fue una de las primeras estudiantes mujeres, allí estudió filosofía, historia del arte y religión
comparada. Los problemas de salud, con una enfermedad pulmonar, le acompañaron. En
sus últimos años, con la llegada al poder de Hitler se persiguió al psicoanálisis como una
psicología judía, sexualista y bolchevique.
Louise von Salomé tuvo un papel destacado en la conformación del psicoanálisis, con
un lugar próximo a Freud, quien la consideraba una gran amiga. Conocida como la musa
inspiradora de dos de los hombres más influyentes del siglo XIX y XX: Nietzsche y Freud (29).
A la tesis de Dios ha muerto (…) quien tiene un porqué para vivir soporta cualquier cómo.
Señala que augurar el fin de las religiones estaba cerca ante los avances científicos, exigía la
necesidad de una ética cívica para un mayor desarrollo de los seres humanos.
En su quinto decenio se encontraría con Freud, quien le ofrece una visión diferente, le
lleva a la psicología profunda y ofrece respuestas a muchas interrogaciones. Lou, integraba
los estudios de filosofía y de historia de las religiones Su pensamiento fue capaz de crear
una reflexión original a partir de su encuentro con la filosofía nietzscheana, llegando a
su cénit con la teoría freudiana; se retroalimentó de ambas disciplinas para componer un
pensamiento único.
Su obra filosófico-psicoanalítica, en la noción de Unidad del Todo con el influjo de
Spinoza, desde donde decía se puede abordar todos los problemas vitales, como la unión
con lo divino. El pensamiento de Lou Andreas-Salomé fue religioso, con una vida enfocada
a explicar la unión del Ser Supremo con el ser humano, lo que le llevaría a caminos
inexplorados por la filosofía de la religión, la relación con Dios. Situa el cielo en la tierra, y
que lo divino y la conexión con él se haya en uno mismo, en nuestra psiquis:
“En el transcurso de mi vida, el estudio y demás ocasiones me han llevado
repetidas veces a terrenos de especialidad filosófica e incluso teológica,
que por mi propio impulso me resultaban atractivos. Aquello no guardó
nunca ningún tipo de relación con mi original modo de ser «piadoso», ni
a la inversa, con su posterior abandono. Jamás las cosas del pensamiento
removieron en mi vieja fe de antes. En consecuencia todos los campos del
pensamiento, también los teológicos, persistieron para mí en el mismo
plano de puro interés intelectual […] Dios se había convertido en su vivencia
primera y última en todo lo visible…” (30).
Lou Andreas-Salomé localiza que la tragedia primigenia de todos es el nacer. Cuando
nacemos dejamos de ser una unidad con la madre, y también perdemos a Dios, a la
integridad. Para la madre, no es sólo la angustia del nacimiento, sino que es el origen
del enigma de la mayoría de nuestra personalidad. El psicoanálisis estudia este proceso,
lo describe y participa en el complejo desarrollo de la psique y ha colaborado a que
salga a la luz. Mientras somos una unidad con la madre solo conocemos el displacer en
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nos lleva por el camino de la religión: Dios es un símbolo de nuestra libido objetivada,
entonces Dios procede de nosotros mismos, luego Dios es una creación que la psiquis
y, por ende, Él es prueba innegable de una vida diferente a la racional-matemática; es la
expresión terrenal del espíritu del hombre, evidencia asequible de la mente en el mundo. La
conexión religiosa con el todo, ahora tiene mucho más impacto que antes; el sentimiento
de ser Uno con el Cosmos, tiene aquí su construcción máxima y estructural. Nos ofrece
un modelo para explicar la noción del psicoanálisis acerca de la cultura, junto a una visión
omnipresente de las pasiones.
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Berlín y en septiembre de 1926 llega a Inglaterra; invitada por Ernest Jones durante un año
para analizar a sus hijos y a su esposa. Melitta se casó con Walter Schmideberg y estudió
en la Universidad de Berlín. En abril de 1934 muere en accidente el segundo hijo de Klein,
Hans, lo que le afectó intensamente. En sus últimos tiempos le detectaron un cáncer de
colon, con complicaciones y muere el 22 de septiembre de 1960.
Antes del año 1934 Melanie Klein no tenía el concepto de “posición depresiva”, que
surge ese año en circunstancias personales muy delicadas por la muerte de su hijo mayor
en un accidente de montaña. Cuando Melanie Klein comienza a hablar de “etapa depresiva”
y de “mecanismos del duelo”, su hija Melitta Schmideberg, que se formó con su madre en
Inglaterra, comenzó a atacarla, afirmando que su hermano se había suicidado por culpa de
aquella, que lo había analizado cuando era apenas un adolescente. Es el caso descrito en El
Psicoanálisis de Niños (34) con el nombre de Félix, niño de trece años al que analizó por un
tic nervioso y que, en efecto, era su propio hijo.
Abraham le escribió a Freud muy entusiasmado diciéndole que Mrs. Klein había
demostrado que el futuro del psicoanálisis estaba en el psicoanálisis del juego (de los niños)
y las aportaciones de Klein sobre el sadismo, que se complementaban con sus teorías sobre
las pulsiones canibalísticas.
Con Ernest Jones a la cabeza, la Sociedad Británica empieza a ser un bastión del
pensamiento kleiniano, hasta la llegada de Anna Freud a Londres, en 1938. En ese momento
se entabló la guerra entre “freudianos” y “kleinianos”, que formará parte de la historia de la
práctica analítica con niños y del psicoanálisis en general.
Melanie Klein piensa, como Freud, que la transferencia positiva es el motor del análisis,
pero considera que para obtenerla hay que interpretar rápidamente, la transferencia
negativa. El chico que expresa un rechazo al analista (o a un adulto que trata de ayudarle),
expresa una transferencia negativa, o sea la relación neurótica que tiene sus objetos
arcaicos introyectados, bajo la cual está toda su conducta, su personalidad. El niño ofrece
su inconsciente al interpretar dicha transferencia negativa.
En la primera elaboración kleiniana del sadismo no hay una garantía, no hay un objeto
bueno interno protector que garantice el triunfo del bien sobre el mal. El pensamiento
kleiniano se vuelve muy religioso -cristiano- cercano al pecado original, a la lucha entre el
bien y el mal, a la fe, a la reparación y a todos los componentes de una concepción cristiana.
Así hacia el final de su vida, señaló elementos constitutivos, innatos como la envidia es la
traducción de lo que constituye el instinto de muerte. Pulsión de muerte y sadismo extremo,
vienen con la persona, son componentes de cada persona, y nada se puede hacer. Melanie
Klein terminaría su vida planteando que después de todo existen cuestiones irreductibles,
gente buena y gente mala, gente con dificultades y gente recuperable a través del análisis.
Entre sus comienzos pedagógicos ateos y su final cuasi religioso, están todas las
vicisitudes del sadismo. Entró en un mundo en donde no tenía nada ni nadie que la frenara,
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un mundo donde no había límite posible, el sadismo -como el masoquismo- no los tiene y
no hay nada que pueda acotarlo, salvo la interpretación.
En enero de 1946 Garma publicaría (Revista Psicoanálisis, volumen 3, nº 3) un sesudo
trabajo sobre la melancolía, donde revisa la bibliografía de Melanie Klein y le dedicó un
acápite a ella y a sus ideas sobre la psicogénesis de los estados maníaco-depresivos,
presentadas en el Congreso Psicoanalítico Internacional de Lucerna de 1934. Garma
reconoció la originalidad de las ideas kleinianas sobre el sadismo, destacando la importancia
de los objetos parciales, que luego convergen en el objeto total, en la madre, fuente de la
ambivalencia y el duelo.
Ella ya había publicado “El Psicoanálisis de niños” en 1932, con sus primeros casos, y
en 1935 su artículo sobre el duelo y la posición depresiva. Faltaba un testimonio clínico
de cómo ella concebía el análisis de un niño, con su teoría sobre las ansiedades depresiva
y paranoide. Un libro esencial con la frescura de los inicios y con descubrimientos en el
mundo del sadismo.
Religión, la figura de la madre protectora
Escribió muy poco sobre la Religión, aunque aparecen aportaciones religiosas en sus
concepciones, sobre todo en los trabajos de los últimos años. En la religión, la figura de la
madre, es la de una madre protectora, la virgen, en donde no hay intervención del padre.
En el nacimiento de Jesús no hay pene, el espíritu santo no es el pene, es una intervención
celestial, no hay una intervención de un hombre real. Melanie Klein idealiza, al final de su
obra, la idea de que el objeto “bueno” es un objeto materno (35).
Merece la pena recordar una de sus últimas sesiones donde llega a decir al paciente que
ahora que se siente mejor podrá perdonar a sus enemigos, podrá reparar la figura dañada
del pene Hitler-papá. Esto es muy cristiano, muy religioso e insólito, al menos, desde el
punto de vista del psicoanálisis. Es sorprendente que Melanie Klein haya dicho que había
que reparar a Hitler, reparar sus objetos internos y también perdonar a Hitler. La religión
da cuenta de algo necesario a la estructuración de la vida psíquica: la garantía puesta en
la palabra del Padre. De allí a apostar a la idealización de un padre que puede tratarse de
un perverso, un criminal, y al que de todos modos la moral religiosa exija amar y respetar,
haga lo que haga “igual es mi padre”. Es un tema complicado que toca cuestiones tan duras
como el análisis de los hijos de un torturador, o de un asesino. El problema es que como
psicoanalistas hay que respetar, no desde una moral que establezca que “lo que ha hecho
es terrible, pero es tu padre y debes perdonarlo”. La religión ofrecer ese argumento, pero
no el psicoanálisis.
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“La ética del psicoanálisis”. Allí propone estos subtítulos: 1. Freud, en lo que se refiere a la
moral, está a la altura de las circunstancias. 2. ¿El psicoanálisis es constitutivo de una ética
a la medida de nuestro tiempo? El texto permite situar en el campo que funda Freud, los
mismos temas sobre los que responderá catorce años después (37). La distancia de más
de una década, agudiza la mirada de Lacan sobre el horizonte de expectativas tanto en
relación al psicoanálisis como a la presencia de la religión ante la expansión de la ciencia. A
recordar que ni Lacan profesara religión alguna ni Freud fue creyente.
Lacan establece una relación causal entre cristianismo y ciencia, pero precisa qué es lo
que marca en el cristianismo la ruptura que permite el surgimiento de la ciencia: el papel
clave del judaísmo y a lo que en el cristianismo pervive del judaísmo (38). El cristianismo
que apareció en sus orígenes como variante del judaísmo El pensamiento judaico se
diferencia de otros en hacer de su Dios el garante de la realidad, y que se trate de un dios
particular. Lacan sitúa esta particularidad respecto de otros dioses en el hecho de que
“ignora ferozmente todo cuanto existe [...] sobre ciertas prácticas de las religiones que por
entonces abundaban y que se fundaban en cierto tipo de saber, de saber sexual”. Había
mucho que ignorar, pues los antiguos hebreos, antes de la Revelación a Moisés, eran
politeístas y adoradores de ídolos. Lacan recuerda el culto a Baal, una relación que mezcla
instancias sobrenaturales con la naturaleza misma, la cual depende de ellas, es decir, una
forma de pensamiento mágico.
En el judaísmo no hay un Dios invisible, es visible y corporal, como evidencian la
teofanía en el paso del Mar Rojo, la advertencia del peligro mortal de mirar “el rostro de
Dios”, y la tradición de las “medidas del cuerpo de Dios”. El judaísmo es una religión carnal,
se transmite “literalmente”, en la carne, una religión que toca y requiere el cuerpo. Si para el
cristianismo el cuerpo es un envoltorio de la que el alma ha de despojarse, para el judaísmo,
con su resistencia al dualismo, el cuerpo de la persona es su ser.
Discurso a los católicos
Frente a una audiencia de católicos, en la Universidad de Saint-Louis, Lacan expone en
1960 las ideas sobre el deseo, inconsciente, síntoma, moral, ciencia y religión con las que
Freud define los límites de su propia invención. El cristianismo llegaría a la destrucción de los
dioses, pues recordemos que Lacan fue seguidor de Hegel al encontrar un cierto mensaje
ateo en el mismo cristianismo. Y valiéndose de su lectura como un modo de legitimar una
visión crítica sobre el propio campo del psicoanálisis, interpreta el carácter inaugural de la
creación freudiana. Sin descuidar la selección de temas (deseo / inconsciente / síntoma),
que allí expone, sitúa un juicio sobre la relación ciencia y fe:
“Hay cierto descaro en la manera en que la ciencia se desembaraza de un
campo cuya carga no se entiende por qué aliviaría tan fácilmente. Asimismo,
desde hace algún tiempo y demasiado a menudo para mi gusto, la fe deja
a la ciencia el cuidado de resolver los problemas cuando las preguntas se
traducen en un sufrimiento algo difícil de maniobrar”.
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son comprensivas con los actos de los demás y desde sus ideas religiosas trabajan por un
mundo más justo, no sin muchos desajustes en ideario social. Así el propio Jung señalaba:
“...para muchos, todavia el Dios occidental es una personalidad tan
viva como Allah en la orilla opuesta del Mediterráneo, y el uno mira el otro
como un heretibo inferior, que se soporta piadosamente, porque no puede
hacerse otra cosa. El europeo inteligente piensa que la religión y sus afines
son cosas para el pueblo (...) muy por debajo de la importancia inmediata de
las cuestiones políticas y económicas (41).
Una posición contraria a la resignación que aparta de la realidad.
Coincidiendo con Comte-Sponville, ser ateo no entra en contradicción con la
espiritualidad como experiencia mística agnóstica, aceptando la integridad de la persona y
la naturaleza que le rodea, tiene sus beneficios en este camino de una humanidad más justa.
52
2 • Religión y Psicoanálisis
Bibliografía:
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3 • Retrato de un analista.
Formación y proyección de Ángel Garma
Iñaki Markez y Carmen Garma
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La Residencia de Estudiantes
A los 17 años inició sus estudios de Medicina en la Universidad Central (actual universidad
Complutense) de Madrid y ya desde el comienzo pensó en dedicarse a la psiquiatría. Tuvo
insignes profesores como Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), y fue durante cuatro años
alumno interno en la cátedra de Fisiología de Gregorio Marañón, muy interesado este por
el psicoanálisis, que en 1923 desarrolló una precursora teoría cognitiva de las emociones.
Marañón, Cajal y otros profesores, adoraban a Garma que era un alumno muy apreciado
en los diferentes cursos. Allí se graduó en 1927 con calificación de sobresaliente, título
que revalidaría en Buenos Aires en 1940. Estudié Medicina en una época muy interesante
en España, la época anterior a la República. Esos inicios de los años 20 fue un tiempo de
gran efervescencia política y social, e importante desarrollo en los ambientes culturales y
científicos.
Trabajó con el Dr. Miguel Sacristán en el servicio de mujeres del Hospital Psiquiátrico
de Ciempozuelos, viviendo junto a su hermano menor, José María, en la Residencia de
Estudiantes, buque insignia de la Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco
Giner de los Ríos en cuyo lugar y ambiente estuvieron presentes muchas de las
personalidades de las nuevas tendencias y movimientos culturales de Europa, muchos de
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3 • Retrato de un analista.
los cuales, pocos años después, tendrían que marchar al exilio o se verían condenados al
silencio del exilio interior. Allí pudo escuchar conferencias impartidas por grandes ilustres
como Albert Einstein, Paul Valéry, Jhon Keynes, Pierre Janet, Marie Curie o el arquitecto Le
Corbusier, el que dijera que lo que más le había gustado de España era la frase de “dar una
estocada”. García Lorca explicaría ese comentario de Le Corbusier como expresión de una
intención profunda de ir al tema y el ansia de dominarlo rápidamente, sin detenerse en lo
accesorio y decorativo. También allí coincidió con Federico García Lorca, Salvador Dalí,
Luis Buñuel, Severo Ochoa, García Valdecasas, Grande Cobian, Mariano Bustamante, Pepin
Bello Lasierra, Pedro Garfias, José Mª Hinojosa y otros jóvenes tan cargados de iniciativas,
nada famosos aun en esa época, con quienes se generó una importante complicidad
intelectual, que evocan la eclosión de nuevas formas y desarrollos del arte y la cultura
de aquellos años. Y que acabaron jugando un papel preeminente en un período de gran
riqueza de la intelectualidad en todos los ámbitos culturales. Entre los grandes atractivos
de La Residencia estaban las tertulias nocturnas, a las que acudía la “inteligentsia” residente
en Madrid, lugar de encuentro de maestros consagrados y futuros artistas de la Generación
del 27.
En esos años, José Ortega y Gasset era catedrático de Metafísica de la Universidad de
Madrid, desde 1916 hasta 1936, heredero del ideal europeizante de la generación del 98,
fue el introductor de las corrientes filosóficas alemanas del primer cuarto de siglo en los
países de habla castellana y su devastadora crítica al positivismo tuvo gran acogida entre las
nuevas generaciones de filósofos. Fue el responsable de haberse editado en 1922 la primera
y excelente traducción al castellano de las, entonces, Obras Completas de Freud, realizada
por Luis López Ballesteros, con prólogo del propio Ortega. Hasta ese momento sólo se
conocía la obra de Sigmund Freud en alemán, lo cual puede orientar sobre la atención que
se daba a los fenómenos culturales en los círculos intelectuales.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Comenzó a analizarse con Theodor Reik, psicólogo laico y analista profano, discípulo
directo de Freud, por quien fue defendido en Viena en un juicio por ejercicio de la medicina
como curandero debido a su fobia a los médicos. Freud en su defensa escribió “Psicoanálisis
no-médico” y, tras ese episodio, Reik emigró instalándose en Berlín donde el ejercicio era
libre no precisando ser médico, pasando a ser docente del Instituto Psicoanalítico de esa
ciudad. Garma invirtió su herencia familiar en estudiar psicoanálisis y en psicoanalizarse
durante tres años... Empecé a psicoanalizarme y me pareció un proceso maravilloso... Para
mí el encuentro con el psicoanálisis fue una maravilla, tuve la sensación de que era lo que
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3 • Retrato de un analista.
había estado buscando toda mi vida sin conocerlo. Así como con la psiquiatría había tenido
una cierta desilusión que no percibía conscientemente, pero que sentía dentro de mí, con
el psicoanálisis fue una sensación de maravilla absoluta. Obtuvo en 1931 su diploma de
estudios de grado como psicoanalista siendo admitido por unanimidad como miembro
de la Asociación Psicoanalítica Alemana tras la presentación de su trabajo La realidad y el
ello en la esquizofrenia publicado en Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse, donde
disentía con algunas posiciones clásicas de Freud sobre la estructura de la neurosis y la
psicosis incidiendo en que las tesis de aquel no eran válidas pues los fenómenos en las
neurosis y las psicosis transcurrían al revés de lo señalado en la teoría general de Freud.
Según Garma, la estructura mental del neurótico sería similar a la del psicótico, con un yo
sometido de modo masoquista por un rígido super-yo que contiene los impulsos del ello.
Ya antes, publicó en 1930, en Berlín “Un gesto obsceno de Santa Teresa” y desde allí, había
enviado dos trabajos a Archivos de Neurología de Madrid donde reflejaba el importante
conocimiento de las ideas freudianas: “La trasferencia afectiva en el psicoanálisis” y “Cómo
se estudia el psicoanálisis” fueron esos estudios. Este artículo que reproducirá en su
monografía de 1936 se acompañaría de un prólogo de Theodor Reik, su analista didáctico:
“Yo ya sé que los conocimientos teóricos del psicoanálisis son bastante conocidos por los
psiquiatras y psicólogos de su hermoso país. Pero sé también que pocos han comprendido
que solamente aquel que se somete a un psicoanálisis profundo puede adquirir un
conocimiento verdadero de este método psicológico... Era tan grande el interés que Vd.
tenía hacia los aspectos psicológicos y psicoterapéuticos de la doctrina de Freud, que no
retrocedió ante las molestias y sacrificios que trae consigo un estudio del psicoanálisis en el
extranjero. A su vuelta, no se contentó Vd. con aprovechar en la práctica médica la ventaja
que proporciona la experiencia de su propio análisis. Ha sentido Vd. la necesidad de hacer
profundizar el conocimiento del psicoanálisis en la patria querida, de destruir confusiones
que allí se habían creado, y de demostrar a los colegas las posibilidades del método de la
psicología profunda... Yo no dudo que sus esfuerzos nacidos de una rectitud interior y de
energía intelectual, le conducirán a Vd. a la meta deseada. Esté Vd. confiado y tranquilo. La
verdad, finalmente, consigue siempre triunfar...”
Garma se mostró siempre fiel a la doctrina y a la disciplina psicoanalíticas. María Luisa
Muñoz, una de sus discípulas piensa que “Garma, consciente de la viciada situación
española... insiste en la importancia del análisis didáctico, considerando la formación
autodidacta como insuficiente para realizar una práctica psicoanalítica y para llegar a
comprender la importancia de los mecanismos inconscientes. Critica la utilización ecléctica
que los psiquiatras españoles vienen haciendo del psicoanálisis en su teoría v en su práctica.
Podemos pensar que Garma intentaba desde antes de su llegada a Madrid presentarse
como psicoanalista, diferenciando claramente la formación psiquiátrica de la formación
psicoanalítica, postura que mantuvo durante todos los años de su estancia en España, y
que le creó importantes tensiones con los medios psiquiátricos” (Muñoz, 1989). Mientras la
psiquiatría describía los síntomas y los agrupaba determinando clasificaciones diagnósticas
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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3 • Retrato de un analista.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
encarceladas por motivaciones políticas, fue todo un ensayo de la cercana guerra civil.
En esa ciudad, Ángel Garma inició algunos análisis terapéuticos y otros análisis didácticos,
contactando con los médicos interesados en la formación psicoanalítica, con intención de
crear un instituto y asociación psicoanalíticos que pudieran asociarse a la API similares a los
que conocía en Berlín.
En esa época estaba en boga la teoría psicoanalítica de la interpretación de los sueños,
que los psiquiatras centraron en cuatro aspectos: el sueño como satisfacción de deseos,
los mecanismos de elaboración del sueño, el simbolismo onírico y la técnica interpretativa.
Pero en la psiquiatría española, lo realmente controvertido fue la teoría sexual, con visiones
trasnochadas que equiparaban psicoanálisis y sexualismo, libido y sexualidad, sexualidad
infantil y teoría biológica de los instintos. También se rechazaba la teoría freudiana de la
libido. Garma desarrolló en esos años una intensa práctica privada como analista didáctico
de un grupo de futuros psicoanalistas entre quienes sobresalieron Jerónimo Molina
Núñez, José Solís y Mariano Bustamante. El psicoanálisis aumentó mi comprensión de la
psiquiatría y, así mismo, la psiquiatría me sirvió mucho para comprender bien y evaluar la
teoría y la práctica psicoanalíticas, diría Garma en 1983 en una entrevista con ocasión del
cuadragésimo aniversario de la constitución de la Asociación Psicoanalítica Argentina. El
movimiento psicoanalítico iba ganando muchos adeptos y en Madrid se iba constituyendo
una “pequeña Viena” que se vería truncada por el golpe militar y la guerra civil posterior, lo
cual le frustraría hasta llegar a considerar su asignatura pendiente y sería la razón que quizá
justificó el apoyo que siguió prestando al naciente grupo de psicoanalistas madrileños
de postguerra (Campos, 1995). Solo Molina Núñez, amigo y anteriormente analizado por
Garma, mantendría el nexo de unión con los intentos por reconstruir lazos con la API. Él era
médico militar, cercano al régimen, voluntarioso y siempre estuvo dispuesto a atraer a otros
interesados, desde su cargo como Director del Hospital Psiquiátrico de Guadalajara. Pero
no se crearía una organización psicoanalítica consolidada hasta más de 20 años después.
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3 • Retrato de un analista.
a Madrid. Cinco días antes del estallido militar, dejó voluntariamente España, el mismo
día en que Calvo Sotelo fue asesinado. Se dio cuenta que asomaba una guerra civil y a él
no le gustaba estar entre guerras, adelantó sus vacaciones y se fue a Francia, comentaba
quien fuera su segunda esposa, la psicoanalista infantil Elisabeth Goode, más conocida
posteriormente como Betty Garma. Añadiendo Garma: me fui de España y no volví hasta
dieciséis años después.
Cuando comenzó la guerra civil de 1936, el interés por el psicoanálisis estaba siendo
impulsado por Mira i López (1896-1964) en Barcelona y por Rodríguez Lafora y Sanchis
Banús en Madrid, aunque solamente había dos psiquiatras españoles que habían recibido
formación y entrenamiento psicoanalítico: Ángel Garma y Ramón Sarró, en Berlín y en
Viena respectivamente. Ambos eran de la generación que había nacido con el inicio del
siglo, más receptiva que la anterior a las ideas freudianas.
Sarró se había analizado con la doctora Helene Deustch aunque, por sus resistencias,
no llegó a cualificarse en psicoanálisis apartándose de la ortodoxia freudiana y acercándose
a la clínica fenomenológica y la psiquiatría antropológica. Volvería a Barcelona y en 1933
logró la plaza de profesor adjunto del primer catedrático de Psiquiatría de la Universidad
española, el Dr. Emilio Mira i López. Resulta curiosa la similitud biográfica entre Sarró y
Garma en los acontecimientos de su infancia. Ramón Sarró perdió a la madre a los tres años
de edad y, tras ello, su padre se casó con la hermana de la madre. Por eso afirmaba haber
tenido dos madres aunque también añadía que el trauma infantil imprime carácter según el
psicoanálisis y, posiblemente, fue determinante para estar en Viena con Freud y acercarme
al psicoanálisis.
En la década de los años 30, Ángel Garma era un psicoanalista reconocido por la
Internacional del Psicoanálisis, la API, vivía en la España republicana y era titular de
la Asociación de Psicoanálisis Alemana, cuando ésta fue absorbida por el Instituto
de Psicoterapia del Reich, ya bajo el rótulo de “Sociedad General Internacional de
Psicoterapia” y reordenada según los principios de la “Revolución Nacional Alemana”,
dirigido por el primo del mariscal nazi Hermann Goering, el doctor Mathias Heinrich
Göering, protestante convencido y nazi temible, cuya pretensión era uniformizar las
diferentes corrientes ideológicas a fin de crear un psicoterapia alemana, específica, y para
ello comenzó expulsando a los miembros judíos del Instituto tras decretar que todos los
miembros de la Sociedad deberían realizar un intenso estudio del Mein Kampf de Hitler, que
debería servir de base a sus tareas. En ese año, Carl G. Jung tenía muchos seguidores en el
movimiento psicoanalítico y, brillante y ario, había sido elegido presidente de la asociación
de psicoanalistas por los psiquiatras de la Alemania nazi y fue el editor de la publicación
oficial, Zentralblatt für Psychotherapie, hasta su renuncia en 1940, siendo su función
principal el discriminar entre psicología aria y psicología judía destacando los valores de
la primera, así como unificar todas las formas de psicoterapia e imbuirlas de los objetivos
del nacional socialismo. En esos años las concepciones de Jung se tornaron más racistas
lo cual permitió a los racistas utilizar el “inconsciente colectivo” en sus tres dimensiones
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
(la humanidad, la tribu y la familia) para sus fines, interpretando falsamente lo que Jung no
escribió pero tampoco refutó. Con este panorama, Garma presentó su renuncia y pasó a ser
miembro directo de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Como no deseaba participar en una guerra fratricida, aunque tenía simpatías
republicanas, decidió permanecer primero en Burdeos y después en París. Allí acudió
y se vinculó a las actividades del Instituto Psicoanalítico durante otros dos largos años.
Comenzó a trabajar como psicoanalista en París, teniendo que dar clases de castellano
para poder subsistir, e intimó con René Laforgue, Daniel Lagache, Sacha Nacht y otros
psicoanalistas franceses, supervisando la formación analítica de Françoise Dolto junto a
Rudolf Lowenstein. Dolto que, en ese año organizó los escritos de Psicoanálisis y Pediatría
que publicó en el año siguiente, en 1938, sería una de las figuras del psicoanálisis francés,
que en los años 50 participaría en la aventura de la Société Française de Psychanalyse
junto a Lacan y, años después, en la creación de la Escuela Freudiana de París. Allí conoció
también a Marie Bonaparte, princesa de Grecia y Dinamarca por su matrimonio con Jorge I
de Grecia, promotora del psicoanálisis francés desde que llegó a París en 1926 y artífice de
dos hechos importantes: la salvaguarda de la correspondencia de Freud y Fliess así como
del traslado de Freud y su familia de Viena a Londres en 1939. La posterior amistad entre
Garma y Bonaparte hizo que la correspondencia fluyera en los años cincuenta.
Garma y el psicoanálisis fueron exiliados de España y en consecuencia de sus medios
de comunicación y de sus universidades. El psicoanálisis constituyó para la dictadura
franquista parte de la confabulación judeo-masónica-marxista, enemigo a ser aniquilado.
También tuvo que exiliarse, es como si los psicoanalistas no pudiéramos dejar de repetir
una y otra vez ese exilio. Freud exiliado desde pequeño de su ciudad natal, de la república
Checa, exiliado de la comunidad judía, de la clase médica y finalmente exiliado en Londres,
al igual que sus colegas, todos exiliados y esparcidos por el mundo; Ángel Garma exiliado
en Argentina, y desde los años 70 los psicoanalistas argentinos exiliados en España, Francia
y por toda la diversidad geográfica del planeta.
Por mediación de su amigo Rof Carballo conoció a un joven argentino en formación
en el Instituto: Ernesto Cárcamo, si bien la ideología de Garma, agnóstico y de izquierda,
le distanciaba de los psiquiatras muy ortodoxos. En Francia el clima político se deterioraba
día a día, sus instituciones públicas apartaron la mirada ante los horrores del golpe militar
español, reconocieron en 1937 a Franco, su gobierno de Vichy no tomaba posiciones firmes
frente al fortalecimiento militar de Alemania ni ante el conflicto español. Ante ello tomó la
decisión de emigrar a la Argentina donde tenía vínculos familiares, en vez de ir a Londres o
a EE.UU. como hicieron otros psicoanalistas compañeros en París.
Tras el alzamiento contra el gobierno democrático de la IIª República, los militares y
conservadores de ideología afín al fascismo italiano constituyeron un régimen totalitario
que empujó a un importante movimiento migratorio de personas de todo tipo de condición
y estatus social, siendo algunos países latinoamericanos los principales núcleos de acogida.
El apoyo que muchos intelectuales e investigadores habían dado al gobierno republicano
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3 • Retrato de un analista.
motivó que buena parte de ellos tuvieran que emigrar o exiliarse, convirtiéndose, en muchas
ocasiones, en verdaderos embajadores de la IIª República. Todos ellos contribuyeron
a la organización y desarrollo de la psicología, la psiquiatría y el psicoanálisis en toda la
comunidad castellano parlante, constituyendo toda una red de instituciones, sociedades
científicas, publicaciones, formación reglada, etc., que ellos mismos pretendieron y no
lograron en España. Para la psicología, psiquiatría y el psicoanálisis este exilio masivo tuvo
efectos devastadores en el territorio español, lo contrario que lo logrado en el continente
americano.
Quienes quedaron en el Estado español convivieron con los intentos de homogenización
y rectificación ideológica, volviendo a retomar la filosofía escolástica y desnaturalizando
los progresos en las disciplinas científicas, las ciencias de la salud mental entre ellas.
Baste recordar que Antonio Vallejo Nájera, primer catedrático de psiquiatría bajo el nuevo
régimen, entre sus méritos tenía por ejemplo el haber investigado sobre “La predisposición
institucional al marxismo y sus bases psicológicas” utilizando en sus experimentos de
laboratorio como cobayas a milicianos y a miembros de las Brigadas Internacionales que
habían sido detenidos. Dirigió un estudio en 1939 que analizaba el psiquismo del fanatismo
marxista en los prisioneros de guerra norteamericanos. Fruto de aquellas investigaciones
cabe destacar conclusiones como “las íntimas relaciones entre marxismo e inferioridad
mental ya las habíamos expuesto anteriormente (…) la segregación de esos sujetos desde la
infancia podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible”. Una nueva psiquiatría nacional,
tras la depuración o exilio de las personalidades más notorias, de ideas republicanas
o liberales la mayoría, se abría paso ocupando cargos relevantes en las universidades y
hospitales.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
de erudición. Por eso entendía que lo más analítico era crear la transferencia positiva hacia
el movimiento a favor del psicoanálisis a través de su estilo sencillo.
En Buenos Aires, Ángel Garma, se reunía con el grupo dinamizador del psicoanálisis.
Arnaldo Rascovky (1907-1992), que había nacido en Córdoba, médico judío que provenía
de una familia de inmigrantes rusos que trabajaba en el servicio de Neurología, Psiquiatría y
Endocrinología del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez” en Buenos Aires, y había resultado
ser un exitoso pediatra y endocrinólogo; Enrique Pichon Rivière (1905-1979), nacido en
Ginebra, Suiza, emigró al Chaco y luego a Corrientes donde sus padres crearon una escuela
cuando él era niño. Gran conocedor de los ambientes culturales y bohemios porteños,
pionero en el uso de la terapia electroconvulsiva que trabajó muchos años en el Hospicio
de las Mercedes, actual hospital psiquiátrico Borda; Marie Glas de Langer (1910-1987),
nacida en Viena, con buena posición económica y social, comenzó su psicoanálisis en
1933 con Richard Sterba, siguiendo su formación en el Instituto Psicoanalítico vienes. Ante
la persecución nazi salió de Austria, colaboró con los republicanos españoles en la guerra
civil, después hubo de huir, fue a Uruguay y, por fin, a Buenos Aires en 1942. Deseosa de
incorporarse al grupo psicoanalítico que estaba formándose se entrevistó con Garma, quien
la incorporó de inmediato a su grupo; Celes Cárcamo (1903-1990), miembro de una familia
aristocrática terrateniente, de ascendencia vasca, que había vuelto a Buenos Aires en 1939
tras realizar en París su formación en el Instituto Psicoanalítico de aquella ciudad, analizado
por Paul Schiff, trabajó en el hospital Durand de Buenos Aires y antes en el hospital de
Clínicas. De vasta cultura humanista, estaba muy preocupado por insertar el psicoanálisis
en los ámbitos culturales, acorde a sus intereses por la filosofía, arte y religión; Guillermo
Ferrari Hardoy que, aunque miembro del primer grupo, no llegó a participar en la recién
creada asociación ya que poco después emigró a EE.UU, si bien en el Acta fundacional
aparecen las firmas de todos ellos.
Los pioneros leían a Freud de modo acelerado, incluso en un solo verano. Todos se
conocían de las tertulias literarias y existía una importante coincidencia de ideas políticas.
Garma había colaborado con el Centro Republicano, Pichon Rivière con su pasado
socialista, Marie Langer que perteneció al Partido Comunista en Viena y los demás, también
eran buen reflejo del ideario cercano a los grupos liberales antiperonistas. En aquel 1942, de
enorme tensión militar por una guerra mundial, inicialmente europea, todos ellos, Garma,
Rascovsky y Pichon Rivière, junto a otros psiquiatras residentes en Argentina, Cárcamo y la
psicoanalista austríaca Marie Langer fundaron la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA),
la primera de Latinoamérica, que tuvo lugar en Buenos Aires. Y todos ellos eran médicos, lo
que orientaba a pensar en una clara relación entre psicoanálisis y medicina psicosomática,
tal y como confirman los propios textos producidos en la primera época.
El 15 de diciembre de 1942, los miembros de la APA eligieron un comité ejecutivo, con
Garma como presidente, Cárcamo como secretario y Rascovsky designado director de
publicaciones. Nuevamente elegido presidente en 1949, 1953 y 1954. Decidieron iniciar
todos como miembros adherentes, condicionando acceder a la categoría de miembro
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
congreso internacional a realizar cuando finalizara la guerra en curso. Seis años antes, ya
existía un círculo psicoanalítico informal que se reunía con regularidad los domingos por
la tarde en el departamento de Arnaldo y Matilde Rascovsky. Éramos un grupo selecto de
gente culta e inquieta de clase media acomodada, de buena voluntad. Nos sacrificamos,
trabajamos y estudiamos duramente para difundir y enseñar el psicoanálisis. Éramos
progresistas. Ofrecíamos sabiduría, salud física y mental a Buenos Aires y a las Américas…
hablo con ironía pero no reniego de esa época… nos proponíamos salvar el mundo a través
del psicoanálisis… nos sentíamos una elite intelectual diría Langer años más tarde (Langer,
1984).
La APA fue motor de diversos cursos de formación universitaria, de congresos y de otras
reuniones científicas en el campo psicoanalítico, y Garma, como primer presidente de la
institución, asumió las responsabilidades de su organización. Un año más tarde comenzaron
a editar la Revista de Psicoanálisis, primera publicación de esta materia de habla castellana y
que mantendría su edición hasta la actualidad. Esta publicación que fundó y dirigió Arnaldo
Rascovsky, incluyó en su número inaugural “Primeros estadios del conflicto de Edipo y
de la formación del superyo”, el octavo capítulo de “El psicoanálisis de niño” (1932). Las
firmas de Arnaldo Rascovsky, Celes Cárcamo, Ángel Garma, Franz Alexander y Melanie Klein
dieron contenidos a ese primer ejemplar y después sería el principal marco donde Garma
fue reflejando sus escritos más valiosos.
Muchos de quienes fueron sus compañeros en Berlín y París, donde el psicoanálisis
se había introducido en las escuelas de medicina y en los claustros filosóficos, habían
huido o emigrado. Las leyes raciales y la repulsa al nazismo favorecieron que numerosos
intelectuales, sociólogos, psicoanalistas, filósofos, y médicos residentes en el este y oeste
americano se acercaran al psicoanálisis difundiendo su interés. Garma fue el puente de
quienes se habían refugiado en EE.UU. huyendo de Europa. Otto Fenichel le escribió ya el 25
de octubre de 1939 solicitando su colaboración en el Psychoanalitic Quarterly aportando
sus comentarios o la revisión de publicaciones especiales. Durante la década posterior
fueron muchas las propuestas de trabajo, de envío de publicaciones, ofrecimientos de
colaboración, contrataciones para dar cursos y seminarios y, por la constancia y sutileza de
Garma, el ofrecimiento de obras para ser publicadas por los editores locales. Fue nutrida la
correspondencia con notables del psicoanálisis como Otto Fenichel, Theodor Reik, Franz
Alexander, Thomas French, y Karl Menninger, quien desde Topeka, en Kansas, dirigía una
prestigiosa fundación que dio cabida a todos estos ilustres, y también invitó, varios años
después a Ángel Garma y a Betty Goode a exponer sus experiencias y métodos de trabajo.
La fecunda interacción se mantuvo durante décadas. Así es como cada mensaje, cada
sugerencia se convertía en ofrecimientos, trabajo, conferencias, contactos, ediciones que
daban relevancia a lo que desarrollaban en aquellos momentos con tanto empeño: instalar
el psicoanálisis como práctica de terapia y de transformación de metodologías creativas.
En 1946, fundó también el Instituto Psicoanalítico de Buenos Aires, siendo su director
durante largos períodos, y actuando como profesores los pioneros de la Asociación,
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
desarrollos. Muy pronto las dictaduras también le temieron y, durante el gobierno de Perón,
los ateneos y seminarios de la APA contaron con la compañía de un policía, amparados por
una ley que impedía reuniones numerosas.
Siempre explicando el psicoanálisis. Realmente he trabajado muchos años en esta
especialidad, tanto desde el punto de vista terapéutico y de investigación, pero si he
sido capaz de hacerlo es porque me he encontrado con personas parecidas a Vds. Que
me han demostrado afecto, me han impulsado a seguir con mi labor y también me han
dado ánimos en momentos de desfallecimiento que son inevitables. Y es que a su gran
producción científica sabía añadir su dosis de sencillez y cercanía para quienes compartían
sus tesis o simplemente estaban interesados en el trabajo psicoanalítico.
Trabajar en las instituciones estatales, y también en el sistema sanitario, resultaba
difícil. A la obligatoriedad de la afiliación al Partido Peronista de todas las personas de la
administración pública se sumó la hostilidad creciente en las cátedras universitarias y en
el medio hospitalario desde sectores simpatizantes con el nacionalsocialismo hacia los
sectores progresistas, gentes de izquierdas y judíos principalmente, que obligó al incipiente
movimiento psicoanalítico porteño a refugiarse en la práctica privada. No es casual que, sólo
en la Universidad de Buenos Aires, en 1946, fueran cesados 1250 profesores quedándose
sólo los llamados “flor de ceibo”, así llamados por su adhesión al peronismo.
Es notorio en su obra su deseo de ir más allá de lo que habían pensado “los maestros”.
La obra de un investigador de espíritu libre. Desde sus años de formación destacó por evitar
el sometimiento a las teorías previas. Recordemos su trabajo para acceder a la asociación
psicoanalítica alemana criticando algunos trabajos recientes de Freud sobre psicosis y
neurosis. Como también fue crítico con Melanie Klein que, aunque reconoció sus grandes
aportaciones y haberse apoyado en algunos de sus estudios en medicina psicosomática,
llegó a rechazar cuando no estuvo de acuerdo. Siempre crítico de modo creativo, decía.
Siempre preocupado de la expansión del psicoanálisis. El psicoanálisis era su vida, siempre
estaba presente. Vivía para el trabajo, y para disfrutarlo como padre, esposo o amigo había
que atraerlo, buscar los huecos de la persona que aunque muy exigente también era
extraordinariamente cálida.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
la primera institución que realizó psicoterapia dinámica. Pero sería otro grupo catalán
de psicoanálisis quien logró en 1959 el reconocimiento de la API. De hecho, hasta la
celebración del Congreso Psicoanalítico Internacional celebrado en Copenhague en 1959,
no fue reconocida la Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis, creada seis años antes, con
grupos importantes de Barcelona, Madrid y Lisboa, que en 1966 daría lugar a la Sociedad
Española de Psicoanálisis. Desde que Garma se planteara la necesidad de una sociedad de
psicoanalistas consolidada había transcurrido más de un cuarto de siglo.
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3 • Retrato de un analista.
La influencia del pensamiento de Klein en Buenos Aires duró más de veinte años. El
pensamiento de Melanie Klein y su escuela se institucionalizó y mantuvo a través del tiempo
y a pesar de los fuertes enfrentamientos ya desde el seno de la Sociedad Psicoanalítica
Británica con los partidarios de Anna Freud (1895-1982). Resulta difícil de reconstruir el
proceso intelectual que llevó a preferir el pensamiento kleiniano frente a Anna Freud u otras
escuelas europeas con las cuales algunos de los fundadores, como Ángel Garma y Celes
Cárcamo, habían mantenido una relación más directa. A sugerencia de Garma, el Simposio
de 1961 se dedicó a Melanie Klein, a modo de homenaje, ya que había fallecido poco tiempo
antes y debido al enorme interés de su obra en el área latinoamericana, más allá de la intensa
colaboración de los grupos psicoanalíticos argentino y británico. La hegemonía de la teoría
kleiniana no impidió que analistas como Garma, Pichon-Rivière, Bleger, Racker, Baranber,
Langer, Liberman y otros desarrollaran ideas propias con importantes discrepancias con
Melanie Klein. Sin ir más lejos, Ángel Garma no llegó a aceptar la concepción kleiniana
sobre la culpa y la reparación, como otros muchos que aportaron sus contribuciones en un
período caracterizado por la pluralidad de influencias teóricas.
Hasta finales de los 60, la influencia de las teorías de Melanie Klein y la escuela inglesa
estuvo presente en los psicoanalistas argentinos. En los años 70, las teorías kleinianas
aunque nunca se apagaron fueron perdiendo universalidad, no como resultado de la
evolución de ideas autóctonas sino de las trasformaciones sociales, de los nuevos ámbitos
universitarios y las nuevas ideologías. Las influencias dominantes ya no provenían sólo
del mundo anglosajón sino que gravitaron hacia ideas de la cultura francesa, sobre todo
de autores afines al pensamiento estructuralista. La demanda de nuevas ideas y cambios
institucionales se encontraba con una variada oferta de ideas psicoanalíticas, además de
nuevos autores provenientes, unos de la tradición británica como Wilfred Bion, Donald
Meltzer o Donald Winnicott; otros, del psicoanálisis francés, en plena revalorización de la
metapsicología freudiana, con gran influjo de Jacques Lacan.
La recepción de la obra de Lacan en Argentina fue tardía, tiempo después de la histórica
ruptura con la Asociación Internacional de Psicoanálisis y no llegó a través del campo
psicoanalítico constituido en torno a la APA sino desde sectores ajenos al tratamiento de
las enfermedades de la mente.
Jacques Lacan supo sintetizar las vías de implantación del psicoanálisis freudiano: la
literaria-filosófica y la médica-clínica. Retornó a los textos de Freud cuando el sentido de
su obra se estaba perdiendo pues opinaba que significaba una revolución teórica, política e
ideológica, y, por ello, retomó el contenido subversivo de sus escritos. Si primero hizo llegar
las influencias del surrealismo, Hegel, la psiquiatría inglesa y el estructuralismo, después
integró en el psicoanálisis las aportaciones de la filosofía contemporánea (Sartre, Simone
de Beauvoir, Heidegger, Lévi-Strauss, Althusser, Bataille, etc.) hasta colocar la doctrina
freudiana bajo el dominio de la ciencia, la lógica y la racionalidad. Llegó a ser considerado
guía y maestro del movimiento psicoanalítico francés como lo sería, a partir de los años
70, de una parte importante del movimiento psicoanalítico latinoamericano. El interés
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
inicial provenía desde filósofos y literatos que se habían aproximado al psicoanálisis tras la
lectura, sobre todo, de Sartre y de Althusser, propiciando desde este, un acercamiento entre
Freud y Marx. Carmen Garma, recuerda que siendo ella pequeña su padre se relacionaba
con grandes figuras del psicoanálisis a nivel mundial: recuerdo a Lacan que solía hacerme
avioncitos o barquitos cuando conversaba con mi padre… Con Lacan coincidió en distintos
congresos de la API y, también, cenaron juntos en París (Markez, 2005).
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3 • Retrato de un analista.
Referencias bibliográficas
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“psiquiatra olvidado”… el prof. Emilio Mira i López. 1995. En www.septg.org/historia/
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Rodríguez y D. Simón (compiladores): 1924-1999. Setenta y cinco años de historia de la
psiquiatría. Edita AEN y AGSM, 2001.
• Cesio F. La Gesta psicoanalítica en América Latina. Editorial La Peste. Buenos Aires,
2000.
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• Garma C y Markez I. Ángel Garma: salió de Bilbao y volvió para siempre. Norte de salud
mental 2005, Vol. VI, nº 22: 84-89.
• González Duro E. Historia de la locura en España. Tomo III. Madrid, Ediciones Temas
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• Langer M, del Palacio J, Guinsberg E. Memoria, historia y diálogo psicoanalítico. Folios
Ediciones. Buenos Aires, 1984.
• Markez I. El bilbaíno Ángel Garma: fundador del psicoanálisis argentino. Edita
Fundación BBK. Bilbao, 2005.
• Muñoz ML. Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico en España. Revista
de Psicoanálisis de Madrid, mayo-noviembre, 1989.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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3 • Retrato de un analista.
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4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma 1
Iñaki Markez
“Vinieron.
Ellos tenían la Biblia
y nosotros teníamos la tierra.
Y nos dijeron:
“Cierren los ojos y recen”.
Y cuando abrimos los ojos,
ellos tenían la tierra
y nosotros teníamos la Biblia”.
Eduardo Galeano (1940-2015)
1 Basado en otro artículo publicado anteriormente con menor extensión: Markez I. La religión en la obra de Ángel Garma,
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq, 2013; 33 (117), 165.171.
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
escribir sobre los trabajos de Ángel Garma en torno a cuestiones religiosas es una tarea
pendiente en el conocimiento de la obra de esta personalidad del psicoanálisis de su
época. Conocemos la existencia de algunas conferencias que no fueron editadas, trabajos
publicados en la Revista de Psicoanálisis (2,3), la publicación de la Asociación Psicoanalítica
Argentina, la APA en los ámbitos del psicoanálisis, y otro trabajo editado en la Revista de la
AEN (4) en fecha más reciente.
Garma entró a los 24 años al Instituto Psicoanalítico de Berlín. Estuvo en un grupo
llamado el Jardín de Infantes por la juventud de todos ellos. Tuvo como profesores a todos
los pioneros y como compañeros a muchos de ellos. Tras terminar su formación de dos años
para ser aceptado como miembro titular tuvo que presentar dos trabajos que señalaremos
más adelante, en alemán, y con descriptores definidos: dios, demonio, síntoma.
2 Teresa de Cepeda y Ahumada usó el apellido materno -Teresa de Ahumada- y, cuando inició la gran reforma de la Orden
del Carmelo, cambió su nombre por Teresa de Jesús. De ascendencia judía por vía paterna, siempre ocultó la condición
conversa de su familia, quizá para evitar la intromisión del Santo Oficio.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
sus deseos eróticos. Santa Teresa desplazaría sus deseos eróticos hacia Jesús, su amado
espiritual como expresión de su pasión amorosa.
Curiosamente Garma dio otro ejemplo de estos fenómenos relatando una anécdota
de la época de Felipe V (6). Cuando los portugueses sitiaron Madrid en 1720, las
prostitutas decidieron aportar su contribución patriótica. Quienes estaban convencidas
de tener enfermedades venéreas, se acicalaron, vistieron sus mejores ropas y fueron a
los campamentos portugueses ofreciéndose a todos los soldados que las desearan. Se
dice que en tres semanas 6.000 soldados portugueses marcharon del campo de batalla
aquejados de sus dolencias. Dicho acontecimiento suscitó las polémicas entre los teólogos
cortesanos sobre si estaba permitido o era pecaminoso ese proceder como arma en la
guerra. Si en la guerra se permite casi todo para aniquilar al enemigo ¿por qué rechazar la
sífilis como medio bélico?
Actualmente en el noroeste peninsular, en Galicia, se hace el símbolo de la figa como
defensa (rechazar) o burlar. También es significativo que Santa Teresa fuera arrollada por
una intensa inquietud y oponiéndose en los inicios a realizar este signo frente a la visión
diabólica.
Este trabajo fue un acertado retrato del rigor, estudio y seriedad del joven Garma. Con
actitud iconoclasta y espíritu crítico aprendía rápidamente de sus maestros del psicoanálisis.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
anteriormente le liberó del primer brote psicótico) y ofrecerse como mujer. Una opción
erótico-masoquista de someterse a Dios-padre-médico como mujer, transformando su
amor homosexual en amor religioso, transforma su homosexualidad en religión, ese es su
delirio.
Cierto que Garma discrepa de un concepto de superyó muy vinculado al complejo
de Edipo asociado al deseo erótico de los padres, que Freud modificó en ocasiones muy
diversas. También ese mismo superyó con función de prohibición en el niño se dirigía al
control de las pulsiones. Para Garma el superyó del psicótico es hegemónico, predominante
y el narcisismo es una de las características más enraizadas. Algunos señalarían que eso
es lo que hace que el superyó del psicótico pueda llegar a ciertos grados de crueldad y
destructividad en pacientes graves (6), aunque Ángel Garma no lo llegó a explicitar. En
el caso Schreber, este se enorgullece porque “Dios, en contra de su voluntad tiene que
amarle (…) Dios es incapaz de separarse de él por la voluptuosidad femenina que encuentra
en sus nervios”. Y agrega Garma: “Identificarse con un ideal es, en parte, renunciar a sí
mismo, es negar los propios deseos activos y someterse a algo ajeno (…) identificaciones
acompañadas de una intensa satisfacción narcisista, en forma de ideas de grandeza (…) En
la religión es omnipotente quien se somete de un modo pasivo a Dios, dominando con este
objeto sus pasiones. La fe puede mover montañas”. Alarcón (6) nos sitúa que en el psicótico
el sometimiento a la instancia superyoica tiene mucho que ver con aspiraciones narcisistas
muy potentes.
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4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
peor en la Shoa como «víctima» del nazismo (10). El antes antisemitismo, ahora llamado
anti-judaísmo desde los años 60s, también por Garma.
Todas las personas son iguales, dicen, sólo los factores sociales los hacen diferentes.
Los judíos se parecen a las demás personas, pero hay dos elementos que les dan una
característica especial: el Génesis y el factor social. Atendiendo al Génesis, no es creíble
que sean el pueblo elegido por Dios, quizá sí son el pueblo que ha elegido a Dios y que,
con los siglos, han tratado de ser el pueblo elegido por Dios. ¿Cómo? Mediante la moral y el
pensamiento, o dicho de otro modo, a través de la religión y la ciencia.
Podría ser demostrable la falsedad de los prejuicios raciales y comprobar que el factor
predominante de esa raza es la fuerza de la superación. Algo así podrá orientar a que de la
raza, y un Einstein, hombre casi dios en lo que a la ciencia se refiere, todo un fenómeno de
superación.
La historia de los hijos de Israel esparcidos en los distintos pueblos del mundo, ha dado
ejemplos elocuentes: cuando el poderoso USA fue agraviado y entró en guerra, sus hijos
judíos, en su exaltación patriótica, lo dieron todo: desde la fuerza de su pensamiento para
construir la bomba atómica, hasta la fuerza moral del rabino que acompañó a los soldados
en los frentes de batalla como en su día surgiera un Moisés, hombre casi dios respecto a la
moral o la religión.
Elegido su Dios, libertados de una esclavitud de siglos de duración, nacidos ya como
pueblo, sólo les faltaba la tierra “prometida”. Más bien la tierra que se les prometió y supieron
conquistar y reconquistar. Así ya contarían con Dios, Pueblo y Patria. Tras dos mil años de
superación constante se desprendieron de la carga sagrada, para depositarla en la Tierra
Santa, la Tierra Prometida que sus padres supieron conquistar y que sus hijos, en eterna
superación como pueblo judío, se propusieron y lograron reconquistar, en su perenne
superación para llegar a ser por legítimo merecimiento el pueblo elegido por Dios. Esto ¿les
hace distintos? Un no rotundo ha de ser la respuesta, máxime tras el crecimiento de idearios
y actuaciones sionistas.
Ángel Garma definió conceptos (11): la denominación antisemitismo es imprecisa con
la finalidad inconsciente de evitar enfrentar adecuadamente este tipo de comportamientos.
El antijudaismo es una agresión masoquista de alguien sometido a su complejo de
castración y que va dirigida contra otra persona de la que se supone está en la misma
situación psicológica. El antijudaismo surge de comportamientos sociales que fuerzan a
idealizar identificaciones rebajadoras, a las cuales los individuos se someten tratando de
imponérselas a las demás.
Pero ser antijudío un cristiano es perseguirse a sí mismo en sus aspectos sometidos. El
antijudaismo sería la agresión de alguien que es masoquista y se siente castrado. Por ser
así, buscará destruir a otros, sobre todo si son castrados y masoquistas como él. El judío
religioso acepta sumisamente la circuncisión y el placer de considerarse elegido de un dios
sádico que se complace en lo que le hace sufrir. Para un judío religioso el primer judío
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
es su propio padre que le impone la circuncisión y le enseña que por eso le debe querer
y reverenciar. A no confundir la judeidad, algo más allá del judaísmo, ni confundir con la
religión ni con la creencia en Dios, pues lo propio de lo “judío” estaría en otro sitio.
Sus apoyos en Moisés y el monoteísmo y las Contribuciones en la Psicología del amor
de Freud, trabajos que le produjeron admiración, sabiamente combinados con la reflexión
sobre numerosos pasajes bíblicos. Para finalizar con la necesidad de unirse en planos de
igualdad y de valoración, y sin absurdas creencias religiosas sometidas, sin distinciones
anacrónicas, como la de judíos y cristianos. Como también lo hizo en las repetidas lecturas
de Totem y tabú (12).
Posteriormente, tras el Symposium sobre “Anti-judaismo” que la APA organizó en
septiembre de 1963, y donde Garma presentó el trabajo anterior, tuvo lugar un intenso
cruce de correspondencia de Ángel Garma y numerosos psicoanalistas americanos y
europeos, algunos de cuyos textos reflejamos en el capítulo 8.
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4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
3 Presentado en el simposio de 1975: “El complejo de Edipo en la teoría y en la técnica actual”; Editado en Revista de
Psicoanálisis, APA, 1979, tomo 36, n.1: 139-148.
4 Movimiento que provenía de las causas históricas, sociales y hostiles a la Iglesia para que no tuvieran iconos de Cristo, del
Señor, de los santos, de la cristología ortodoxa por ser representaciones inaceptables e impías.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
hasta nuestros días. Recuerdo Epidauro, pequeña ciudad del Peloponeso, que tuvo notorio
renombre por su santuario consagrado a Asclepio, lugar donde se practicaba la clínica
médica, donde los enfermos debían sacrificar un animal, y los sueños eran interpretados en
terapia por los sacerdotes. Se ejercía la medicina por la interpretación de los sueños.
Freud en su libro Moisés y la religión monoteísta desarrolla una interpretación simbólica
de las pesadumbres de Edipo. Pero Freud no descubrió que el complejo edipal fuera circular:
el asesinato del hijo por el padre (según la tradición griega) y del padre por el hijo.
En el mito de Edipo el círculo es completo, y Ángel Garma lo describe con exquisito
detalle. Al padre de Edipo -Layo, que vivía con la reina Yocasta- el oráculo le profetizó que
aquel mataría a su padre y se casaría con su propia madre. Layo para prevenirlo planea
matar al niño su hijo y cree haberlo hecho. La cuestión es que el hijo escapa, sin conocerlo
el padre, gracias a la ayuda de la madre o de una diosa, mediante un hombre sencillo,
posiblemente un pastor que tuvo lástima del niño, pastor que no representa la autoridad
masculina. Edipo, ya adulto, y sin conocer a su padre, fue al oráculo de Delfos y recibió la
misma profecía. Un día en el camino de Delfos a Tebas se cruzó con un hombre, disputaron
por el camino, pelearon y le mató, matando sin saberlo a su padre. De este modo se cumplía
la primera parte de la profecía.
Edipo, estando en Tebas, se enteró que había muerto el rey y que el reino sería dado
a quien acertara de quien se trata e que por la mañana va a cuatro patas (a gatas), por el
mediodía va a dos patas y por la tarde va con tres patas (con bastón). Se trataba de las
personas. Así se casó con la reina, con su madre, sin saber que lo era, y con quien tuvo dos
hijos, Polinices y Etéocles, y una hija, Antígona. Hijos y hermanos al tiempo. Para Freud la
relación entre madre e hijo queda limitada a un deseo sexual privatizado.
Al relatar el profeta del rey los episodios acaecidos, Edipo se da cuenta de la realidad.
La madre y esposa se suicida y él se quita los ojos. En el duelo de sucesión entre los hijos
mueren ambos. Edipo vuelve a Atenas acompañado por su hija Antígona que también
morirá. La historia de Edipo sería motivo de muchas tragedias con un mensaje claro: los
seres humanos no siempre son capaces de cambiar lo predicho por los dioses. La mente
humana no puede cambiarlo todo.
Todo el mito de Edipo se concibe desde el derecho del padre a matar al hijo, con un hijo
sin derecho a defenderse, no lo mataría si supiera que es el padre. Este círculo no existirá
en la tradición abrahámica pues el padre que tiene que matar a su hijo no lo mata. Abraham
se libera de matar e Isaac asume esa libertad. El sacrificio de Isaac para Freud no hubiera
tenido relación con el complejo de Edipo.
Al observar los vínculos paternofiliales, comprobamos que Layo no pudo ser padre de
Edipo, lo que se desprende al analizar las dos familias de las que se derivan los héroes
arcaicos: 1) en el caso de Edipo, la familia de Layo es inventada por el mito; 2) sí ha nacido
de la familia del rey Polybos de Corinto. Layo no pudo ser el padre pero el mito así lo imputa,
de ahí la importancia de quien cuente ese mito. En el mito de Edipo, probablemente el
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4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
contador es Kreon, hermano de Yocasta, esposa de Edipo, quien lo relata inventando una
historia en la cual expulsa al legítimo rey Edipo. Freud, apoyándose en Otto Rank sostendría
que Moisés pudo ser egipcio, con una primera familia judía y una segunda egipcia. Este
método de interpretación del mito no lo aplica y así resulta que Edipo ha sido el hijo del rey
de Corinto, y no de Layo, rey de Tebas. Por tanto no mató a su padre al matar a Layo (15).
También con la muerte de Jesús en la cruz se legitimó la muerte del Hijo por el Padre.
Dios padre, infinitamente justo, paga la deuda por los pecados de los hombres, y manda
a matar a su hijo. Jesús murió por cumplir la ley y ser obediente, se entregó al padre para
ser matado según su voluntad. Es el mito de Edipo perfecto que no mata al padre y acepta
la presencia de la madre como esposa y madre de todas las personas, hasta hacer que su
iglesia sea la madre de todos y también su esposa. Aunque en la práctica quienes asesinaron
a Jesús fueron los judíos, representantes de la fe de Abraham y precursores del cristianismo
que tendrán que espiar su culpa. Es la interpretación del Edipo cristiano, es la interpretación
del sacrificio de Jesús.
Psicoanálisis y religión5
Artículo centrado en los escritos cruzados entre Freud y Pfister relacionados a escritos
propios de los finales del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX. Escritos de amistad y
reconocimiento, de autopsicoanálisis y la propia personalidad de Freud.
Con un apartado sobre el teólogo y psicoanalista Oskar Pfister, pastor protestante en
Zürich en un área y una época donde comenzó a tener complicaciones con sus partidarios
suizos que, fuera de Viena, fueron los primeros en acercarse, entre ellos, figuras prominentes
fueron E. Bleuler y C. G. Jung. Abandonado por muchos de sus partidarios suizos, pero no
por Pfister, con repetidos elogios mutuos. En otros países, en su mayoría judíos, pudieron
soportar mejor la oposición social. A principios de la Iª Guerra Mundial, Freud sólo tenía
pocos partidarios importantes de origen cristiano: en Inglaterra, Ernest Jones y en Suiza,
Binswanger, Oberholzer y Pfister. Algunos como el berlinés Karl Abraham, recelaban de los
suizos, incluso de Pfister, a quien Freud siguió defendiendo, a pesar de sus discrepancias
sobre la no valoración positiva de sus semejantes sobre todo “los cristianos arios”,
espoleado por las consecuencias del creciente movimiento nazi en Alemania y Austria,
la falta de hospitalidad en Suiza y otros países con los judíos. Freud irónicamente, trató
con humor la religiosidad inconmovible de Pfister; Freud entendía que siendo Pfister un
psicoanalista convencido y al tiempo clérigo era una contradicción importante en su vida.
Entendía que los ideales humanos son conservadores y son intentos de volver a situaciones
precedentes ya abandonadas. Pfister insistía en que no es posible mejorar a sus enfermos
si desvalorizaba el ideal del Yo o si pretendiera una imitación de los padres. Y especiales
confrontaciones si se abordaban los instintos sexuales tratando de resolverlo con
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
sublimaciones místicas, o si los enemigos del alma, para el cristianismo, son el mundo, el
demonio y la carne, es decir, el cuerpo.
Otro apartado fue sobre el propio Freud, cartas con reflexiones la intimidad de su
psiquismo, con pensamientos entre ideales elevados, el amor y bienestar en las relaciones
humanas. Curiosamente Freud, intelectualmente se valoraba poco y rehuía el ensalzamiento
de sí mismo, valoraba sus propios ideales y su ética, menospreciando otros ideales que le
eran conocidos.
Y, de nuevo, detenimiento en la religiosidad de Freud. Para Pfister en el fondo, Freud
era un hombre religioso, y lo basaba por su elevada moralidad (aunque a Freud le resultara
enigmático), sus restricciones sexuales y sus tendencias humanitarias. Son frecuentes
las alusiones a trabajos de gran trascendencia en el ámbito del psicoanálisis: El futuro
de una ilusión, Moisés y el monoteísmo, Totem y tabú, El Yo y el Ello, Una teoría sexual,
La interpretación de los sueños, Psicología de las masas y análisis del Yo, El malestar en
la cultura,… Es un trabajo que refleja una breve síntesis de opiniones y artículos de años
anteriores.
Ya fallecido Freud, Europa, tras la Segunda Guerra, se presentó “unificada”, más aún
tras los años 90s con la entrada gradual en la Unión Europea de países anteriormente tras
el Telón de Acero, y con un controvertido Estado -Israel- más allá de su periferia. Ahora
aparecen fisuras en el funcionamiento democrático tras las imposiciones de los poderes
financieros a la gestión política y económica de los gobiernos europeos. Lo expresaba
Pfister, en la frase final de su última carta publicada: gracias a Freud, en el mundo actual «la
verdad está caminando».
Merece la pena seguir indagando en territorios escasamente conocidos, incluso
ignorados, de la obra de Ángel Garma pues encontramos información y curiosidades como
las aquí reflejadas. Sus cruces epistolares con muchos psicoanalistas que compartieron con él
el recorrido e historia del Psicoanálisis es una interesante tarea pendiente de analizar y
divulgar. O sus amplios esfuerzos como docente y como organizador de diferentes
instituciones.
Referencias bibliográficas
1. Markez I. La religión en la obra de Ángel Garma, Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq, 2013; 33
(117), 165-171.
2. Garma A. Psicoanálisis y religión. Revista de Psicoanálisis. 1966, Vol. 23, 3: 318-333.
3. Garma A. Un gesto obsceno de Santa Teresa. Revista de Psicoanálisis. 1993, Vol.50, 1:
9-17; Conferencia pronunciada en la Asociación Psicoanalítica Alemana el 6 de mayo de
1930 “Eine obszone Gebarde der heiligen Teresa” von Angel Garma. Psychoanalytische
Bewegung 1930. Tomo II, pág. 339; Editado en Revista de Psicoterapia y Psicosomática,
96
4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
2005, Año XXV, 58: 9-20. Revisión posterior por Iñaki Markez y Carmen Garma, al haber
encontrado anotaciones posteriores de Ángel Garma.
4. Garma A. Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la
religión y en el antijudaismo, Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2013; 33 (117), 173-191. Trabajo
inédito en publicaciones científicas hasta esa edición.
5. Freud S. Epistolario 1873-1939. Ed. Biblioteca Nueva, 1996. Epistolario con Arnold
Zweig.
6. Alarcón, FJ. Homenaje al Dr. Ángel Garma en el centenario de su nacimiento. Revista
de Psicoterapia y Psicosomática, 2005, Año XXV, nº 58: 21-32.
7. Freud S (1911). Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia
paranoides), autobiográficamente descrito (caso “Schreber”), 1910.
8. Garma A. La realidad y el ello en la esquizofrenia (“Die Realitat und das Es in der
Schizofrenie”). Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse, 1931. Edición en castellano
en Libro Anual de Psicoanálisis. The British Psycho-Analytical Society, 1990. Vol. 6, pp.
1-16.
9. Markez I. El bilbaíno Ángel Garma, fundador del psicoanálisis argentino. Colección
Bizkaiko Gaiak, 361-362. Bilbao: Edita BBK, 2005.
10. Milner JC. Las inclinaciones criminales de la Europa democrática, Manantial, Buenos
Aires, 2007.
11. Garma A. Mis investigaciones psicoanalíticas originales. Revista de Psicoanálisis 1974
nº 1/2. Extracto en Diccionario de Psicoanálisis Argentino, Vol. I, p. 69. Asociación
Psicoanalítica Argentina, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015.
12. Freud S. Tótem y Tabú [1912]. Obras Completas, Tomo II. Madrid: Edit. Biblioteca Nueva,
1968.
13. Archivo Ángel Garma de Rosario. Cartas cruzadas sobre religión y en el antijudaismo
durante 1964, 65 y 66. Rosario, Argentina, 2015.
14. Archivo Ángel Garma de Rosario. Notas y apuntes para la docencia de la Facultad de
Filosofía de La Plata (31-8-1957) y Facultad de Medicina de Buenos Aires (agosto 1960).
Rosario, Argentina, 2015.
15. Hinkelmamert F. La fe de Abraham y el Edipo occidental. Edit. del DEI, San José, Costa
Rica, 1989.
97
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
98
4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
99
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Ángel Garma,
Marie Glas de Langer,
Enrique Pichón Rivière,
Arnaldo Rascovsky,
Celes E. Cárcamo y
Guillermo Ferrán Hardoy.
Buenos Aires, 1942.
100
4 • Religión y crítica en la obra de Ángel Garma
101
5 • Un gesto obsceno de Santa Teresa
1 Título Original; “Eine obszone Gebarde der heiligen Teresa”. Conferencia de Ángel Garma pronunciada en la Asociación
Psicoanalítica Alemana el 6 de mayo de 1930 y publicada ese año en el Psychoanalitische Bewegung, tomo II, pág.
339; Editado en Revista de Psicoanálisis, 1993, Vol. 50, 1: 9-17, traducido por Fernando Weissmann; y en la Revista de
Psicoterapia y Psicosomática, 2005, Año XXV, nº 58: 9-20. Ahora revisado y ampliado por Iñaki Markez y Carmen Garma, al
haber encontrado anotaciones posteriores de Ángel Garma.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
mayor rapidez. Esto fue entendido por los eruditos padres como un claro signo de que era
el Espíritu Santo quien directamente se los dictaba.
En la Bula por la cual se la santificó a la seráfica Virgen, el Papa Gregorio XV dijo lo
siguiente:
“Entre las distintas virtudes que la adornaban, como novia de Dios, la que
más sobresalía era la castidad más pura, que tan admirablemente cuidó, que
no solamente mantuvo su propósito originado en su infancia de cuidar su
virginidad hasta su muerte, sino que también mantuvo libre de toda mácula
con pureza inglesa, su cuerpo y su corazón”.
No puede ser mi intención dar aquí un cuadro biográfico de la Santa. Únicamente quisiera
recordarles que nació en el año 1515 en Ávila, una pequeña ciudad de las proximidades
de Madrid. Descendía de una pobre pero aristocrática familia. Su interés religioso debe de
haberse despertado tempranamente. En su autobiografía cuenta que a la edad de siete
años dejó la casa de sus padres con su hermano Rodrigo para dedicarse a la conversión de
los moros. Pero fueron nuevamente enviados de regreso a su casa por su tío. A los 16 años
entró en el monasterio de las Carmelitas de la ciudad de sus antepasados, en Ávila. Allí se
enfermó a los 19 años. Según sus relatos fue presa de convulsiones:
“…tan intensas que hicieron temer ataques de furia. Comenzáronme a
crecer los desmayos, y dióme un mal de corazón tan grandísimo, que ponía
espanto a quien lo veía, y otros muchos males juntos; y ansí pase el primer
año con arto mala salud, aunque no parece ofendí a Dios en él mucho.
Y como era el mal tan grande, que casi me privaba el sentido siempre, y
algunas veces del todo quedaba sin él (…) (cap.4) (…) sólo el Señor puede
saber los insoportables tormentos que sentía en mí. La lengua hecha pedazos
de mordida y muchas veces perdió la conciencia (…)” (1) (cap. 6).2
Sufrió contracturas dolorosas. Según su relato, “se comenzaron a encoger sus nervios”
con dolores tan insoportables que ni de día ni de noche encontraba un momento de sosiego.
Acompañaba el cuadro una profunda tristeza. Después cayó en un grave estado letárgico
que duró entre tres y cuatro días. De este estado salió con una contractura permanente
en todo el cuerpo y esta contractura fue seguida por una parálisis. Esta enfermedad
desapareció recién después de tres años por la fuerza de un fervoroso rezo, que dedicó a
San José. Pero ella misma cuenta que durante veinte años siempre vomitaba el alimento
matutino. También tenía ataques de fiebre que a veces duraban hasta un mes.
No tenemos motivos para dedicarnos aquí al origen y desarrollo de esta enfermedad
psíquica. Pero sin duda reconocemos que podría haberse tratado de una histeria o de una
2 Para su conferencia el Dr. Garma se valió de la edición de 1903, de la editorial Pustet, Regensburg. Ahora transcrita de la
edición de Espasa Calpe, Madrid, 1984, titulada Su vida (el título original, de 1588, es: La vida de Santa Madre Teresa de
Jesús, escrita por ella misma).
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5 • Un gesto obsceno de Santa Teresa
forma de epilepsia similar a la histeria, pero los datos que tenemos acerca de los ataques no
alcanzan ni son suficientemente claros para darnos mayor seguridad.
El proceso psíquico que ella denominó “conversión” comenzó repentinamente a los 40
años, luego de haberse purificado a través de varios años de enfermedad física y después
de haber superado muchos sufrimientos espirituales. Este acontecimiento comenzó con
una inmensa pena de amor y se concretizó por medio de muchas visiones. Teresa fue
pintada por Rubens, Velasco, Murillo y muchos otros pintores, en aquella situación que ella
describe y que tiene una importancia tan significativa para su conversión (Bekehrung). Ella
literalmente escribe:
“vi a un pequeño ángel cabe (junto) mí hacia el lado izquierdo en forma
corporal; lo que no suelo ver sino por maravilla. Aunque muchas veces se
me representan ángeles, es sin verlos, sino como la visión pasada (…). En esta
visión quiso el Señor le viese ansí: no era grande, sino pequeño, hermoso
mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles subidos (egregios)
que parece todos se abrasan, como rodeados de llamas. Deben ser los que
llaman cherubines, porque los nombres no me los dicen: más bien veo que
en el cielo hay tanta diferencia de unos ángeles a otros, y de otros que no lo
sabría decir. Veíale en las manos un dardo de color oro largo, y al fin del hierro
me parecía tener un poco de fuego. Tuve la impresión de que el perforaba
mi corazón con la flecha (metérsele en el corazón) algunas veces, y que me
llegaba a las entrañas; al sacarle me parecía que se las llevaba consigo, y me
dejaba toda abrasada de amor ardiente hacia Dios. Era tan grande el dolor de
la herida que hacia dar aquellos lamentos y suspiros, y tan excesivo el deleite
que me causó este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se
contenta el alma con menos de Dios. No es dolor corporal, sino espiritual,
aunque no deja de participar el cuerpo y aun harto en no poca medida de
ese dolor. Es un requiebro tan suave, que pasa entre mi alma y Dios, que
suplico yo a su bondad del Señor para que se lo dé a gustar a quien pensare
que miento” (cap.29).
Ésta es la descripción de la perforación del corazón3.
La Santa tenía entonces 44 años. Según la descripción de todos estos detalles de su
relato, no nos pueden quedar dudas de que sus estados psíquicos patológicos en ese
momento tenían que ver con los cambios del climaterio. Su descripción de esta visión tan
importante para ella, indica claramente su carácter sexual. En su corazón, que se conserva
en un valioso relicario en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes, se
puede ver que el ángel no le causa únicamente una herida espiritual sino también corporal.
En este corazón se ve muy claramente -aparte de varias pequeñas aperturas que podían
tener su origen en repetidas lesiones- una herida grande y profunda de por lo menos cinco
3 Transfisión (o transverberación)
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
centímetros de largo delimitada por un enmarcado claro. Se dice que el recipiente de cristal
en el cual se conserva este corazón se rompió ya varias veces y que de allí se desprendían
dulces y aromáticos olores.
Deben haber reconocido seguramente el significado inconsciente de esta visión como
una desfloración. La perforación del corazón se festeja anualmente en España el 28 de
agosto. Los creyentes que cumplen determinadas condiciones y que visitan unas iglesias de
las Carmelitas descalzas reciben en este aniversario de la desfloración un perdón a todos
sus pecados. Yo mismo recuerdo haberlo recibido en ese día, siendo niño, algunas veces en
un monasterio de las Carmelitas Descalzas.
Santa Teresa consideró como objetivo de su vida la reforma de la Orden de las Carmelitas,
lo que realizó bajo las mayores dificultades y con extraordinaria tenacidad. Murió en el año
1582 y fue santificada en 1622. Sus escritos son considerados de entre los mejores de la
mística cristiana y de los más sobresalientes de la literatura española.
La fuente psicológica más importante para comprender la vida de la Santa es Mi
vida, libro en que describe ampliamente sus conflictos. Ocupan mucho espacio en él las
descripciones sobre las diferentes etapas de sus rezos, las tentaciones que sufrió y las
revelaciones que tuvo. Reiteradas veces se refiere a los estados de éxtasis que le dieron el
rezo, las uniones con Dios, y también acerca del sufrimiento y de las heridas que la vida le
provocó.
No trataremos aquí de presentar los fundamentos de las pulsiones psicosexuales y
de los mecanismos psíquicos de los estados patológicos de Santa Teresa. Freud, Pfister
-entre otros autores analíticos- nos demostraron cómo fuerzas pulsionales reprimidas, por
secretos caminos, llevan a situaciones psíquicas tan extrañas. Aquí nos dedicaremos a un
largo rasgo que merece especialmente nuestro interés. La extraña situación patológica y las
características de su religiosidad fueron descritas simplemente para poder analizar sobre
este trastorno la siguiente particularidad.
Santa Teresa vivió tantas variadas visiones que frecuentemente le apareció la duda de si
determinada visión provenía de Dios o del diablo. En verdad, esto no es fácil de distinguir. La
santa se esforzó muchas veces para poder encontrar signos distintivos. Por ejemplo dice (2):
“Según mi entender y mi experiencia se puede creer únicamente q1ue una
revelación provendría de Dios (…) si no viene en si esta fortaleza grande, y que
ayude a ella la devoción, o visión, que no la tenga por sigura. Porque aunque
no se sienta luego el daño, poco a poco podría hacerse grande, que a lo que
yo veo y sé de experiencia, de tal manera queda el crédito de que es Dios,
que vaya conforme a la Sagrada Escritura, y como un tantico torciese de esto,
mucha más firmeza sin comparación me parece ternía (tendría) en que es
demonio, que ahora tengo de que es Dios, por grande que la tenga, porque
entonces no es menester andar a buscar señales, ni que espíritu es, pues
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5 • Un gesto obsceno de Santa Teresa
está tan clara esta señal para creer que es demonio, que si entonces todo el
mundo me aseguraría que proviene de Dios, nunca lo creería” (cap. 25).
A pesar de todas las seguridades, Teresa debe haber dudado a menudo acerca de quién
le inducía sus visiones, porque muchas veces hablando de esto con otras personas se
lamentaba de que ellos, con sus exageradas preocupaciones, también le hicieran daño.
Así es que acerca de estas personas relata lo siguiente (3):
“En especial me acaeció una vez, que se habían juntado muchos, a
quien (quienes) yo daba crédito, y era razón se le diese, que aunque yo ya
no trataba sino con uno, y cuando él me lo mandaba hablaba a otros, unos
con otros trataban mucho de mi remedio, que me tenían mucho amor, y
temían no fuese engañada; yo también traía grandísimo temor, cuando no
estaba en la oración, que estando en ella, y haciéndome el Señor alguna
merced, luego me aseguraba. Creo eran cinco u seis, todos muy siervos de
Dios; y díjome mi Padre Confesor, que todos se determinaban que eran la
obra del malvado enemigo el demonio, y de que yo no debería seguir en
comunicación (comunión) con tanta frecuencia, y que procurase distraerme
de suerte que no tuviese la soledad. Yo era temerosa en extremo, como he
dicho, y ayudábame el mal de corazón, que aunque en una pieza sola no
osaba estar de día muchas veces. Y como vi que tantos lo afirmaban, y yo
no podía creer, dióme grandísimo escrúpulo, pareciéndome poca humildad;
porque todos eran más de la buena vida, sin comparación, que yo, y letrados,
que ¿Por qué no los habría de creer? Forzábame lo que podía para creerlo,
y pensaba en mi ruin vida, y que conforme a esto, debían de haber dicho la
verdad” (cap. 25)
Relata que a lo largo de dos años
enteros pidió constantemente a Dios que
no permitiera que el diablo la engañara.
El Señor la tranquilizó y le envió
muchas visiones en las cuales Él mismo
se mostraba. Cuando dio a conocer
estas visiones, recibió muchos insultos,
sufrimientos, amenazas y persecuciones.
Se pensó que estaba poseída por el diablo
y se quería incluso realizarle un exorcismo;
sobre todo le dolió ver que los Padres
Confesores tenían miedo de recibirla en
confesión, como si hubieran querido evitar
un contagio. Uno de sus sacerdotes, un
jesuita del Monasterio de Ávila, Balthasar
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Álvarez, decretó que estas visiones provenían del malvado enemigo (el diablo) y le ordenó
que durante las confesiones, practicar lo siguiente: “siempre me santiguase cuando alguna
visión viese y diese higas” (cap. 29). Entonces el diablo no vendría nunca más.
Se trata del famoso signo de la Figa, que consiste en introducir el pulgar entre los dos
dedos siguientes. Este es signo es conocido por todos los pueblos románicos como gesto
de rechazo y de burla. Desde hace mucho se sabe que con él se imita el coito. Tiene su
significación estudiando el significado etimológico. En castellano antiguo se llama “la
Fica”; en italiano “ficcare” significa meter adentro. Probablemente de aquí deriva la palabra
alemana “ficken” que significa coger, coito, “copular”.
Este mandato de su padre confesor es -dice- una prueba muy dolorosa. Tenemos que
recordar, que ella consideraba que la mayoría de sus visiones provenían de Dios.
Relata su estado psíquico de aquel entonces de la siguiente manera:
“Dábame esta dar higas grandísima pena, cuando veía esta visión
del Señor, porque cuando yo lo veía presente, se me hiciera pedazos, no
pudiera yo creer que era demonio; y ansí era un género de penitencia grande
para mí; no por andar tanto santiguándome, tomaba una cruz en la mano.
Esto hacía casi siempre, las higas no tan continuo, porque sentía mucho;
acordábame de las injurias que le habían hecho los judías, y suplicábale me
perdonase, pues yo lo hacía para obedecer a el que tenía en su lugar. Y que
no me culpase pues eran los ministros que Él tenía puestos en su Iglesia.
Dicíame, que no se me diese nada, que bien hacía en obedecer, más que El
haría que se entendiese la verdad y saliera a la luz” (cap. 29).
Nuestro interés psicológico en esta situación es múltiple. Sobre todo se refiere a las
dudas de la santa con respecto al origen de sus visiones. Sabemos cuánto dudaban los santos
ante los relatos de apariciones. Basta recordar las tentaciones de san Antonio de Padua, las
dudas del joven Lutero, contemporáneo de santa Teresa. El significado psicoanalítico de
estas dudas es demasiado claro como para tratarlo más ampliamente.
Semejantes dudas las podemos entender recordado que el Superyó y el Ello están
comunicados, y que el Superyó surge del Ello. Tanto Dios como el diablo son proyecciones
hacia el mundo exterior de nuestras más intensas tendencias psíquicas. Lo que más nos
interesa acá es la particular situación en que visualizamos a la Santa delante de nosotros.
Cuando tiene una de estas visiones, lleva una cruz en su mano, mientas que con la otra
hace el sigo de la figa. Queda claro que la señal de la cruz debe protegerla y que el signo
de la figa debe defenderla del diablo. Llama la atención lo bizarro de este cuadro. La casta
virgen, que tiene santas visiones, hace un gesto tan lascivo. El análisis puede, sin embargo,
comprender bien psicológicamente esta situación tan curiosa. Necesita referirse únicamente
a la sintomatología de la neurosis obsesiva evidenciada así. Se trata de un conflicto de
ambivalencia, que encuentra su expresión en dos manifestaciones contrastastantes: la
señal de la cruz y el dar higas. Santa Teresa con la cruz en una mano y dando higas con la
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5 • Un gesto obsceno de Santa Teresa
otra, se puede comparar con un enfermo obsesivo que hace con una mano un movimiento
simbólico y con la otra uno opuesto para anular el primero.
Así muchas veces vemos pacientes que ejecutan un acto obsesivo que representa un
equivalente a una acción sexual, por ejemplo la masturbación, y que inmediatamente
después ejecutan una acción opuesta que debe eliminar la primera.
Sabemos de Freud denominó este recorrido sintomático como “anulación retroactiva”
(ungeschehenmachen). Cuando Santa Teresa tiene que hacer el signo de la figa para
defenderse de las malas tentaciones, fácilmente podemos reconocer que los estímulos
pulsionales combatidos en un principio fueron de naturaleza sexual. Se podía decir que el
signo de la figa tiene aquí un carácter homeopático: con la defensa se sexualiza la relación
con Dios una vez más. Así puede llegarse a la explicación psicológica de su fuerte oposición
a realizar este signo lascivo.
No puede dudarse que en la Santa se encuentra también inconsciente una tendencia
a burlarse de Dios, y de esta manera quedaría justificado el significado secundario del
signo de la figa. Teresa misma destaca siempre que este signo le recordaba la burla de los
judíos a Jesús, y cuan dolorosa sentía la obediencia a sus confesores. Podemos reconocer
claramente la parte de burla oculta de esta conducta cuando hace el signo de la figa y al
mismo tiempo pide perdón a Dios y justifica el gesto como habiendo obedeció el mandato
de los Servidores de Dios nombrados por la Iglesia.
La ambivalencia da, por así decir, el marco para toda esta situación. El mecanismo
psíquico puede describirse como que en un principio ella considera la aparición como
proveniente de Dios, y después cae en las dudas sobre su origen, motivo por el cual rechaza
las apariciones por mandato de sus Padres Confesores.
¿De qué manera rechaza la Santa la tentación del diablo? Podemos reconocer una
serie de etapas. Primero lo intenta con fervorosos rezos, después hace la señal de la cruz,
más tarde teniendo la cruz constantemente en la mano y al final, cuando todos estos
medios fracasan, hace aquel gesto obsceno. Pueden observar aquí como con mayor
desesperación se opone a los impulsos reprimidos, y como éstos triunfan finalmente al
culminar el conflicto. Es un caso típico de retorno de lo reprimido desde el centro mismo
de los poderes represores. Como medio de defensa, el rezo y la cruz y no son suficientes.
Ahora aparece también la figa, precisamente como medio de defensa. El gesto lascivo entra
al servicio de la religión, tal como al final de los procesos de la neurosis obsesiva aparece
lo reprimido compulsivamente.
Me remito a los ejemplos que Reik presentó en su trabajo reciente sobre “Las fases
terminales en las creencias religiosas y en los neuróticos obsesivos”4, en los cuales
demuestra la eficacia de estos mecanismos.
4 El texto de Reik se publicó en alemán en Imago Bd, XVI, 1930. Y en inglés en LJPA XI, 1930.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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5 • Un gesto obsceno de Santa Teresa
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Junto a Betty
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5 • Un gesto obsceno de Santa Teresa
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6 • Psicoanálisis y Religión
(La correspondencia entre Freud y Pfister)1
Ángel Garma
Introducción
En los primeros días de 1910, Freud escribía a Pfister: “Este año no es todavía bastante
viejo como para que yo no pueda iniciar mi carta deseando que sea para usted un año
merecidamente feliz. En cuanto a lo que yo me deseo a mí mismo, que es conseguir en su
transcurso otros amigos como usted, me parece demasiado presuntuoso como para que
hayan posibilidades de que se realice”.
Ante una carta así ¿quién no desearía haber estado en el lugar de Pfister y de este modo
disfrutado de la amistad de Freud? La personalidad de Freud que se trasluce en sus obras,
donde éste hace referencia a algunos episodios de su vida muy significativos, parece tan
placentera que no se puede menos que sentir que el hecho de moverse en su intimidad
llenaría a cualquiera de enorme satisfacción. Se comprende que Pfister respondiese, si
alguno le preguntaba cuál es el mejor lugar del mundo, que viviese con Freud.
Lo que más se aproxima a la realización de un anhelo de estar con Freud, de poder
compartir su vida y de acompañarle en sus quehaceres, es introducirse, lo más hondamente
posible, en lo que nos queda de su intimidad, como sus cartas. Aparte de constituir un
prodigio de belleza literaria, éstas tienen contenidos que permiten seguir a Freud, durante
años, en sus movimientos cotidianos, creadores y llenos de afectos valiosos, eminentemente
vitales.
Hasta la actualidad han aparecido sólo cuatro grandes conjuntos de cartas de Freud. El
primero, De los comienzos del psicoanálisis, reúne aquellas que dirigió a su amigo berlinés,
el médico Wilhelm Fliess, entre los años 1897 y 1902. Dicho médico fue una figura muy
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
importante para Freud, aunque sólo por constituir su objeto transferencial paterno, cuando
Freud se autopsicoanalizaba.
El segundo conjunto contiene algo más de cien cartas, de diferente época e índole,
muchas de las cuales están dirigidas a la que luego fue su esposa. Ya esta enunciación da a
entender lo interesante que son para conocer la personalidad de Freud.
En el tercero y cuarto conjunto se incluyen también las cartas de sus corresponsales. La
última publicación reúne cerca de cuatrocientas cartas intercambiadas con Karl Abraham
desde 1902 hasta 1926. En este año una septicemia causó la muerte del valioso psicoanalista
berlinés, del cual Freud no pudo “encontrar ningún substituto”.
El tercer conjunto lo constituyen las cartas entre Freud y Pfister. La mayoría son de
Freud, pero las que hay de Pfister -reconstruidas a partir de sus notas taquigráficas- son lo
suficientemente explicativas como para que se pueda seguir bien el diálogo epistolar.
Las cartas de Freud están llenas de calor humano. Si otras cartas le presentan corno
el “inmortal señor “, según lo designó Ernest Jones, en las dirigidas a Pfister, Freud surge
corno el hombre genial, lleno de humor y de cariño hacia los demás y corno el defensor
de su obra psicoanalítica, no por propio ensalzamiento, sino por ser algo muy valioso, que
conviene a la humanidad.
Oskar Pfister
Oskar Pfister (1873-1956) fue un importante teólogo y psicoanalista, pastor protestante
en Zürich. A los treinta y cinco años, en 1908, comenzó a interesarle el psicoanálisis, por lo
que se puso en comunicación con Freud, a quien hizo su primera visita en Viena, en abril
de 1909. Desde entonces, aunque “sus hábitos y su aspecto y comportamiento de clérigo le
hacían aparecer corno persona de un mundo extraño”, fue muy querido por Freud y todos
los miembros de su familia, incluso los niños, que lo seguían corno al flautista de Hamelin.
Pfister se hizo psicoanalista. Trató enfermos y cultivó también las aplicaciones del
psicoanálisis a los cuidados religiosos de los individuos y a la educación, con tal eficacia
que fue él quien fundó la pedagogía de orientación psicoanalítica.
No se hicieron esperar las complicaciones con sus superiores religiosos por el hecho de
ser psicoanalista. Fue en 1912, año en que Freud empezó también a tener complicaciones
con sus partidarios suizos que, fuera de Viena, eran los primeros que se le habían acercado.
Entre éstos, las figuras prominentes fueron E. Bleuler y C. G. Jung.
Dadas las características sociales del país, en Suiza resultaba muy difícil apartarse
de las normas prevalecientes. Allí, el psicoanálisis, con su interés por la sexualidad, fue
entonces un manjar demasiado fuerte. Las angustias sociales y en consecuencia el temor
a quedarse sin clientes, hicieron que para 1914 Freud fuese abandonado por la mayoría de
sus partidarios suizos, pero de ningún modo por Pfister.
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6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
Sus partidarios de otros países, en su gran mayoría judíos, estaban más acostumbrados
a este tipo de reacciones y pudieron soportar mejor la oposición social. A principios de la
Primera Guerra Mundial, Freud sólo tenía cuatro partidarios importantes de origen cristiano:
en Inglaterra, E. Jones y en Suiza, L. Binswanger, E. Oberholzer y O. Pfister.
Otros psicoanalistas, como el berlinés Karl Abraham, recelaban de todos los suizos,
inclusive de Pfister, a quien Freud defendió siempre. En este caso, ante Abraham, Freud
tuvo razón, al revés de lo que le ocurrió entonces con Jung y, un decenio después, con
Ferenczi y Rank.
Freud-Pfister
Freud y Pfister tenían personalidades muy distintas, sobre todo en cuanto a las
concepciones metafísicas. Freud era ateo combativo. Rechazaba la religión y la consideraba
perjudicial para el desenvolvimiento individual y, social del ser humano. Pfister era todo lo
contrario. Profundamente convencido de la verdad de la religión, pensaba que la presencia
del hombre en este mundo tiene finalidades trascendentes y que las formas de moral por
las que transcurre la humanidad, son sólo aspectos degenerados de algo más elevado, que
sería una ordenación de origen divino.
Siendo Pfister un pastor protestante y su conciudadano Jung, hijo de un pastor
protestante y además hombre de una ideología marcadamente mística, se pensaría que
aquél se iba a inclinar más hacia éste que hacia Freud. Ocurrió todo lo contrario.
A Pfister le resultaba insoportable la personalidad de Jung. No le toleraba sus
rebuscamientos seudomísticos y su rechazo de lo instintivo como el complejo de Edipo, al
que Jung quería dar significados alegóricos:
“esas interpretaciones, que consideran a toda porquería como si fuese
mermelada espiritual elevada, que presentan a todas las perversiones como
siendo oráculos y misterios sagrados y que en cada mente taponada quieren
contrabandear un pequeño Apolo o a Cristo -según Pfister-, no sirven para
nada”.
Hacia Freud, en cambio, Pfister sentía una admiración intensa. No debida a un
ensalzamiento de Freud, por proyección en él de fantasías narcisistas. Era, más bien, la
reacción de una persona que, siendo ella misma capaz, puede reconocer el valor de otra
verdaderamente grande. Algo que le resulta imposible de realizar a un individuo mediocre.
No por ello la admiración de Pfister hacia Freud dejaba de estar teñida por su propia
ideología. De ahí que, cerca de Freud, Pfister sintiera en él algo de la claridad que emana de
Dios. No lo creía ateo, porque, según él, una persona que como Freud vive tendiendo hacia
la verdad y buscando la liberación en el amor, está con Dios.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Huérfano de padre desde los tres años, Pfister tuvo hacia Freud una transferencia de
hijo desvalido. Por ello le agradecía que lo hubiera hecho tan feliz mediante el psicoanálisis.
Para la higiene individual y social pensaba que había que tomar a Freud como modelo, y
al lado de éste y de su familia, Pfister se sentía como en el Olimpo, el lugar más agradable
del mundo.
Para Pfister, Freud debió de ser, pues, un objeto libidinoso de suma importancia y,
además, no muy distante de sus objetos primitivos. En este sentido es muy significativo el
hecho de que, cuando Pfister pasó por el trance doloroso de perder a su esposa, perdió
también sus cartas de Freud, sin poderlas encontrar. Llegó entonces hasta a desarrollar la
idea paranoide de que una sirvienta se las había quemado. Solamente cuando reconstruyó
su hogar, casándose por segunda vez, pudo crear de nuevo el ambiente psíquico placentero
necesario para recuperar lo perdido. No hubo ya sirvienta mala y su esposa encontró las
amadas cartas.
Freud se comportó con Pfister, como si percibiese bien lo que había de transferencia por
parte del psicoanalista suizo. Así, recibía los elogios que le hacía Pfister como si realmente
no se refiriesen a él. Y no porque creyese que Pfister no expresaba lo que sentía, sino porque
él mismo no se percibía de ese modo.
A Freud le asombraba que Pfister no se asustase de relacionarse con alguien tan hereje
como él y que pudiese creer tan intensamente en el psicoanálisis, a pesar de ser tan religioso.
A su vez, Pfister debió de ser para Freud un sustituto valioso de los suizos cristianos, de los
que erróneamente (por identificación con su padre que no se rebelaba contra los cristianos
que lo maltrataron) había esperado un gran apoyo para el movimiento psicoanalítico y que
le defraudaron tanto.
Freud admiraba en Pfister su capacidad de entusiasmo, su amor a la verdad y a la
humanidad, su capacidad de comprensión de los demás, de la que él carecía a veces, y
su optimismo. Tampoco poseía Freud este último rasgo de carácter, sin que por ello su
pesimismo lo llevase a amargar a los demás. Como él mismo se calificaba, para los otros
era más bien un pesimista alegre.
Apoyando su teoría del instinto de muerte y su pesimismo, Freud le escribía a Pfister que
había hecho algo así como un matrimonio de razón, mientras que sus contrarios, a los que
deseaba mayor felicidad, vivían con su optimismo un matrimonio de amor.
Tampoco compartía Freud con Pfister la valoración positiva de sus semejantes. De la
mayoría de ellos Freud pensaba que eran muy poco estimable, basura. Claro es que las
características del movimiento nazi en Alemania y Austria y la falta de hospitalidad de los
diferentes países, entre ellos la Suiza de Pfister, para con los judíos, tan cruel e injustamente
perseguidos, no ayudaron en nada a mejorar la opinión de Freud sobre los hombres,
“especialmente sobre los cristianos arios”.
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6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
A pesar de todo, las reacciones transferenciales entre Freud y Pfister parecen haber
enturbiado poco la visión objetiva de la realidad de ambos. No les creaban adoraciones,
ni los frenaban para los antagonismos mutuos. Freud y Pfister podían decirse verdades
hasta la violencia y seguir amigos. Y eso que la amistad entre ambos pasó por momentos
de prueba intensos, como cuando Freud publicó El futuro de una ilusión, donde critica la
religión y desea para la humanidad que dicha concepción sea sustituida por la científica.
Irreverentemente, Pfister le objetó a Freud, entre otros argumentos, que con aquel escrito
pretendía hacer renacer la vieja filosofía del iluminismo del siglo XVIII.
Otra piedra de toque de esta amistad, aunque dé menor monto, fue la publicación por
Freud de El malestar en la cultura y, cerca del final de su vida, de capítulos aislados de Moisés
y el monoteísmo. Y posiblemente ya antes, allá por 1912, de Totem y tabú, donde expone
sus ideas acerca del comienzo de las religiones, que son más sensatas psicoanalíticamente
que las especulaciones antropológicas del suizo Jung, del que Freud todavía era amigo.
Por otra parte, la edición en inglés de estas cartas lleva como gran título Psicoanálisis y
fe; además es el único que figura en el lomo. Solamente un subtítulo en la carátula anuncia
que contiene la correspondencia entre Freud y Pfister. Asimismo, en la contratapa de la
edición alemana original, prácticamente todo lo que se dice es que “durante tres decenios
los dos amigos discutieron sobre la relación entre el psicoanálisis y la religión”. En otras
palabras, ambas ediciones reconocen que una parte muy esencial del libro se refiere a la
comprensión psicoanalítica de la religión y a la religiosa del psicoanálisis, O, puesto en
términos más personales y todavía más inquietantes, si un psicoanalista puede ser religioso
y un hombre religioso ser psicoanalista.
Sin embargo, las diferencias de ideologías en relación con la religión no debieron de
constituir grandes obstáculos para la amistad mutua. Tales diferencias se presentaban
claramente, cada cual estaba muy firme en su posición y no había lugar para ambigüedades.
Freud, con cariño irónico, llamaba a Pfister “hombre de Dios” y Pfister decía de Freud que
era un verdadero cristiano. A lo que Freud contestaba con humor que un amigo, Christian
von Ehrenfels, había dicho que Freud y él (Christian) eran “protestantes sexuales”.
Freud no tuvo más remedio que tomar con humor la religiosidad tan inconmovible de
Pfister, a quien apreciaba mucho en muy diversos aspectos. Siguiéndolo en su temario
religioso, le deseaba que todos los buenos espíritus, en los que todavía Pfister parecía
creer, le deparasen energías y alegrías. Lo felicitaba con motivo de su segundo casamiento
expresándole que se sentía feliz de verle rejuvenecido por la gracia de Dios. Y Freud
encontraba que el hecho de que Pfister fuera un psicoanalista convencido y al mismo
tiempo un señor clérigo era una de esas contradicciones que hacen la vida interesante.
Más tensiones molestas debían de crear entre ambos otro tipo de comportamientos,
como el hecho de que Pfister tendiese a disminuir la profundidad de los tratamientos
psicoanalíticos o de la formación de un psicoanalista y el hecho de que no insistiese más
sobre los conflictos sexuales, bien el que Freud defendiese el libro de Groddeck El buscador
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
de almas, en el que hay pasajes que muchos consideraban groseros y que Pfister veía
perjudiciales para el movimiento psicoanalítico. Freud le objetaba que el psicoanálisis no
necesitaba de ese tipo de respetabilidad y que ser psicoanalista significaba atreverse a ser
muy criticado y considerado como un gran hacedor de entuertos.
El hecho de ser sacerdote llevaba a Pfister a actitudes psicoanalíticas distintas a las de
Freud. En este sentido, aunque sea algo en cierto modo esperado, resulta llamativo cómo
la ideología religiosa de Pfister le impedía aceptar ciertas concepciones psicoanalíticas
de Freud y cómo, con ardor sagrado, arremetía contra ellas. Así, el libro El Yo y el Ello,
donde Freud trata de la génesis de los ideales, le entusiasmaba a Pfister por ocuparse de
los jardines, después de haber estudiado en otros escritos los cimientos y las cloacas de
las casas de la humanidad. Pero Pfiter no aceptaba, como lo hacía Freud, que los ideales
humanos son conservadores y que consisten en intentos de volver a situaciones tiempo atrás
abandonadas. Para Pfister el hombre no busca identificarse con su padre, sino superarlo,
al revés del mono que sigue colgándose de su cola como lo hacía su progenitor. Así como
saber que el primer amor a la madre no destruye el amor, tampoco destruye el verdadero
ideal saber que proviene del hogar paterno. Pfister insistía en que no lograría mejorar a sus
enfermos si desvalorizaba el ideal del Yo o si lo convertía en una copia imitativa de los padres,
y en que el mandato moral es una .expresión inadecuada de una ordenación imperativa que
tiende hacia el bienestar humano. Prescindir de esta consideración es, según Pfister, actuar
reprimiendo y angustiando. Sin embargo, la mayoría de los psicoanalistas consideraría que
la actitud de Pfister significa llevar al paciente a una idealización que puede aparentar como
una mejoría de síntomas, pero que es enemiga de una verdadera curación.
Existen otras disparidades entre las concepciones psicoanalíticas de Freud y de Pfister
que en un primer momento parecen independientes de sus concepciones metafísicas. Tal
es el caso de lo referente a la división de los instintos sexuales en instintos parciales. Esta
idea es algo que Pfister de ningún modo quería aceptar. Hasta se tiene la impresión de que
consideraba vergonzoso y que convenía mantener callado el hecho de que Freud opinara
así. Parece muy posible que esta opinión de Pfister esté en relación con un rechazo de todo
lo corporal, por extensión de un rechazo de lo sexual, como ocurre siempre en personas.
Con sublimaciones místicas. Lo expresa ya la frase según la cual los enemigos del alma,
para el cristianismo, son el mundo, el demonio y la carne, o sea el cuerpo. Lleva también a
pensar así, el hecho de que Freud tratase de demostrar a Pfister que los instintos proceden
de los diferentes órganos corporales, que todos ellos son fuente de erogeneidad y que,
como dichos órganos, los instintos pueden ser estudiados aisladamente, aun sabiendo que
todo el organismo constituye una unidad. Según Freud, Pfister se conducía injustamente
con los instintos sexuales al no señalar su importancia, ni su naturaleza conservadora. “Ahí,
en mi opinión, se ha refugiado un resto de su resistencia contra lo sexual” -le expresó-
“Intente usted revisar este componente”.
El hecho de no poder convencer a Pfíster de lo acertado de su teoría sexual conmovía e
irritaba la sensibilidad de Freud. Y le llevó a algo no habitual en él: una tardanza en contestar
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6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
sus cartas. Pero Pfister no se amedrentó, Nueve años después de este episodio, se sentía
feliz de haber encontrado, al releer Una teoría sexual, que Freud señalaba que los instintos
en sí carecen de cualidad, antes de adquirir sus cualidades específicas por la influencia
sobre ellos de sus orígenes corporales y de sus finalidades también corporales. Muy
satisfecho le escribió entonces: “Los instintos sin cualidad me parecen muy importantes
para afincar la unidad organizadora del individuo y para desvanecer la opinión de que usted
piensa que están constituidos como si fuesen un mosaico”. Siendo un hombre tan religioso
¿podría haber en esta concepción sobre los instintos que Pfister defendía con sumo fervor,
una transposición inconsciente a lo corporal de su concepto de Dios, comunidad no
constituida de partes, a pesar de ser una Trinidad, y como ente preexistente a su creación
del cuerpo humano?
Freud pensaba que las concepciones metafísicas se basan en procesos del inconsciente
proyectados en el ambiente exterior. En la reacción de Pfister con respecto a la teoría de
los instintos habría entonces como un retorno de la proyección anterior; su concepción
metafísica buscaría su vuelta a su basamento corporal.
Debía de percibir perfectamente lo dañino de todas estas actitudes para una buena labor
de comprensión psicoanalítica. Tal vez fue esto lo que le hizo expresar en una carta a Pfister
que había escrito El problema del análisis lego para salvar el psicoanálisis de los médicos
y El futuro de una ilusión para salvarlo de los sacerdotes. Ante las protestas reactivas de
Pfister, Freud añadió que se refería a un futuro, que si en la actualidad aceptaba que los
psicoanalistas fuesen médicos, por qué no iba aceptar también que fuesen clérigos.
Por otra parte, Freud procuraba modificar las ideas de su amigo. En este sentido le hace
señalamientos a Pfister que a veces son interpretaciones. Le expresa su extrañeza porque
hubiera podido emanciparse de las oscuridades de Jung y, sin embargo, a pesar de creer
que el amor constituye el núcleo de la salvación del mundo, se mostrara mucho menos
independiente de la psicología de Adler, en la que el amor no interviene para nada.
Además, Freud procuraba demostrarle que, siendo sacerdote, Pfister no podía
evitar el hecho de rehuir contenidos’ psíquicos profundos, ni el hecho de dejarse llevar
por ilusiones. Encontraba que sus trabajos eran virtuosos, pero agregaba que los de un
psicoanalista no deben serlo, sino que, por el contrario, deben provocar escándalo: “Su
libro Análisis del odio y de la reconciliación sufre del vicio hereditario de la virtud; es la
obra de un hombre demasiado decente, que se considera obligado a la discreción… La
discreción es incompatible con una exposición satisfactoria de un análisis. Para esto uno
tiene que convertirse en alguien malo. Debe delatar, traicionar, comportarse como un
artista que compra los colores con el dinero que tiene su mujer para los gastos de la casa o
que usa el mobiliario para hacer fuego y calentar el estudio para su modelo. Sin tal parte de
criminalidad, no se llega a una buena realización”.
Siguiendo la idea anterior, Freud encontraba también que Pfister emitía interpretaciones
sexuales; que se veía obligado a hacer otras demasiado sencillas, sobre todo si se
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
referían a figuras religiosas, como la del diablo; que uno de los místicos que él describía,
necesariamente había tenido una constitución erótica intensa, como ocurre con todos los
fundadores de las religiones, y que el culto místico de las heridas simboliza la adoración
del sexo femenino, considerado como un órgano castrado. En todas sus observaciones
Freud tuvo comprensión por las características mentales de su amigo. También se mostró
tolerante con el hecho de que Pfister no resolviera la transferencia mediante un absoluto
alejamiento del enfermo. Hasta se tiene la impresión a veces de que le hacía grandes
concesiones. Así, cuando le expresa que tratándose de personas “alejadas de un erotismo
serio, como son los adolescentes”, no le puede objetar el que los oriente “hacia la ética y
la religión”.
Además Freud se esforzó por elevar el nivel de los trabajos psicoanalíticos de su amigo.
Así lleva a Pfister, que ya se había alejado del método de la asociación condicionada de
palabras de Jung y había pasado al de la asociación libre de las palabras, a que abandone
también este último. Le insistía en que buscase menos los “complejos” y que tratase más
bien de analizar las resistencias. También, negando el valor de lo intelectual frente a la
deformación afectiva, le criticó a Pfister su técnica de dictar a los pacientes resúmenes de
lo ya descubierto en el tratamiento psicoanalítico, con la finalidad de evitarles errores en
los recuerdos.
En la discusión de problemas psicoanalíticos y para hacer concretas sus opiniones, los
dos amigos empleaban comparaciones graciosas. Freud explicaba a Pfister la separación
de instintos con el ejemplo de una cocinera que prepara una mesa, poniendo de un lado el
azúcar y del otro la sal. Y ante la crítica de Freud, que le preguntó qué habría que pensar de
Rabelais, si se aseguraba, como lo hacía Pfister, que Groddeck era grosero, el psicoanalista
suizo respondió que a él le gustaba el papel blanco y también la manteca, pero de ningún
modo una mancha de manteca en un papel.
Dado su corresponsal, Freud se sentía atraído hacia las comparaciones de índole
religiosa. Así, le definió el manejo de la transferencia en el tratamiento de tipo catártico,
comparándolo con la omnipresencia del Ser Supremo: están presentes el enfermo
y el analista y además Dios amado, pero como el último está sobreentendido, nadie le
menciona ni se ocupa de él. Además, le expresaba que en la defensa del psicoanálisis hay
que actuar como refiere la historia judía: con una mano se construye el Templo y con la otra
se blande la espada contra los que buscan destruirlo. También como Freud creía no estar
muy enterado de sus antecesores en la interpretación de los sueños, le escribió a Pfister
que en el otro mundo le iban a recibir muy mal, por los plagios que había cometido. Pero
que, a pesar de todo, prefería disfrutar más preguntando directamente a la cosa en sí, que
consultar la literatura.
En sus críticas, Freud también demostró a Pfister su reconocido humor. Le señaló
el placer obtenido de uno de sus libros, a pesar de Jesucristo o de sus reverencias a las
interpretaciones anagógicas. De otro de sus libros le expresa que debía de contener
122
6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
muchos errores, pero como él mismo lo compartía, le era imposible reconocerlos y, por lo
tanto, también señalárselos.
Por todas las divergencias (en cuanto a la concepción del mundo, en cuanto al
temperamento y a la actitud frente a los demás, en cuanto a la teoría y técnica
psicoanalíticas), se observa el cariño de Freud por Pfister, que hace que en estas cartas su
estilo alcance uno de sus mayores niveles.
123
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
¿Religiosidad en Freud?
¿Qué habría de común en las mentes de Freud y Pfister que cimentara esta amistad? Para
una persona como Pfister, este problema sería sencillo de resolver. Contestaría afirmando
que, en el fondo, Freud era un hombre religioso, como lo probaban su elevada moralidad,
sus restricciones sexuales y sus tendencias humanitarias. Lo que significaría hacer depender
de la religión estas virtudes, siguiendo afanes proselitistas.
Lo común entre Freud y Pfister debía de proceder de ser guiados para dichos
comportamientos nobles, por una idealización interior. En términos psicoanalíticos, por
un objeto interno sometedor, que lleva al individuo a su propia superación, a costa de
renuncias instintivas y de cierta dosis de masoquismo. Es decir, una situación psíquica que
también puede conducir a comportamientos religiosos, los que no son necesariamente
morales.
Al mismo Freud le resultaba un enigma la procedencia de su moralidad. Así lo escribe
en la ya mencionada carta a Putnam: “Si me pregunto por qué siempre me he conducido
de un modo honorable, dispuesto a no dañar a los otros y a ser amable, siempre que fuese
posible, y por qué no cesé de actuar así, aun cuando me di cuenta de que de ese modo
uno se daña a sí mismo y se convierte en yunque, porque los otros individuos son brutales
e indignos de confianza, es verdad que no tengo respuesta alguna... en mi infancia jamás
me sentí con aspiraciones éticas especiales, ni tampoco tengo una reconocida satisfacción
124
6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
en darme cuenta de que soy mejor que la mayoría de las otras personas... por qué yo
-e incidentalmente también mis seis hijos adultos- tengo que ser un individuo esencialmente
decente, me es completamente incomprensible”.
Fue una carta escrita en 1915, a los cuarenta y nueve años. Pocos años después, el genio
de Freud pudo ir descubriendo el origen de los sentimientos morales de los individuos
en sus identificaciones Con objetos internalizados, provenientes de vivencias con los
padres. Expuso estas ideas en 1921, en su Psicología de las masas y análisis del Yo y, más
profundamente aún, en 1923, en El Yo y el Ello.
La posición de Freud frente a la religión era completamente negativa y además militante.
Pensaba que la religión perjudicaba al individuo aislado y a la humanidad y que también
se oponía a un buen desarrollo del psicoanálisis. Por lo tanto, que había que enfrentarla,
descubriendo sus determinantes y señalando sus defectos y malas consecuencias, con la
finalidad de crear un alejamiento de ella.
Con frecuencia Freud expresa esta posición en sus escritos. Ocurre así aun en las
mismas cartas a Pfister, donde hay frases como las de:
“Mi actitud completamente rechazante de la religión”, “El psicoanálisis no
suministra ninguna concepción nueva del mundo. Pero tampoco necesita
hacerlo, porque descansa en la concepción científica del mundo, que
es incompatible con la concepción religiosa. Esta última, en esencia, está
constituida por ilusiones piadosas, referentes a la protección y al arreglo
moral del mundo, y no concuerda con el pensamiento racional. Pero el
sacerdote está obligado a defenderlas”.
En otros de sus escritos se exteriorizó de un modo más preciso: “... En nuestra opinión
la verdad de la religión puede dejarse completamente de lado... sus doctrinas llevan el sello
de los tiempos en que tuvieron su origen, o sea en los días de la ignorante infancia del
género humano. Sus consuelos no merecen confianza... si se intenta asignar su lugar a la
religión dentro de la evolución del hombre, parece que, más que una adquisición duradera,
es un fenómeno paralelo al de la neurosis, por la que el individuo civilizado debe pasar
en el camino que va de la infancia a la madurez (Nuevas aportaciones al psicoanálisis,
capítulo “Una concepción del universo”). “A tal costo -por la imposición forzada de un
infantilismo mental e induciendo a un delirio colectivo- la religión consigue salvar a mucha
gente de neurosis individuales. Pero muy poco más que eso es lo que logra... Tampoco
puede la religión mantener sus promesas. Cuando los creyentes, finalmente, se encuentran
reducidos a hablar de los inescrutables designios de Dios, con ello reconocen que, en sus
sufrimientos, lo único que les queda es una sumisión incondicional, como último consuelo
y fuente de bienestar (El malestar en la cultura), “Todo es tan visiblemente infantil, tan
contradictorio con la realidad, que a-una persona que abrigue sentimientos amistosos hacia
la humanidad le debe resultar penoso pensar que la gran mayoría de los mortales nunca
será capaz de sobrepasar este concepto de vida. Aún más humillante resulta observar el
125
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
gran número de nuestros contemporáneos que tiene que comprender que esta religión es
insostenible y que, sin embargo, trata de defenderla, pulgada por pulgada, como echando
mano a lastimosas acciones de retaguardia” (El malestar en la cultura).
Bien definida la posición de Freud, resulta interesante, sin embargo, perseguir lo que
podría haber en él de personalidad cercana a lo religioso, para relacionarlo con su amistad
con un pastor protestante como Pfister y con las características de las discusiones religiosas
entre ambos.
Pensamientos morales de fuente cristiana pudieron presentarse en Freud por la
influencia de una niñera católica que le cuidó hasta sus dos años y medio y que le familiarizó
con las enseñanzas religiosas y con el castigo en el más allá. Tanto es así que, cuando a los
tres años abandonó su ciudad natal, Freiberg, en Moravia, las luces de gas de la estación de
ferrocarril de Breslau, le hicieron pensar en ánimas que se quemaban en el infierno.
Un año más tarde, en viaje a Viena, vio a su madre desnuda, episodio que refiere, en
latín, en una carta a Fliess, afirmando que había ocurrido cuando tenía dos años y medio.
Jones interpreta error como consecuencia de haber unido en su mente esta experiencia
con la anterior, en el sentido del crimen edípico seguido de su eterno castigo.
El ambiente familiar infantil de Freud no era religioso. Tampoco, durante su vida escolar,
la religión parece haberle causado muchos conflictos, aunque sí se identificó con héroes
históricos semitas, como Aníbal y Massena, el mariscal de Napoleón, y no con los arios. En
cambio, en la universidad sus condiscípulos cristianos rechazaban a los que, como él, eran
judíos. Posteriormente, el antisemitismo le imposibilitó seguir una carrera docente oficial.
Los conflictos con el tipo de cristianismo que profesaban sus conciudadanos y
también los mismos contenidos de esta religión hicieron que Freud la contemplase con
recelo, pero al mismo tiempo, con la sensación de sufrir un alejamiento forzado de ella.
Esto no significaba que desease ser cristiano. Solamente en una ocasión, durante algunos
minutos, pensó en hacerse protestante. Fue con la finalidad de poder casarse evitando la
ceremonia religiosa, acto prohibido en Austria a un católico o a un judío. Su recelo ante el
cristianismo hizo que, en sus primeros viajes a Italia, Freud se limitase a visitar la mitad norte
de la península y que evitase llegar a Roma. Esta ciudad le provocaba fuertes ambivalencias
afectivas. Le atraía enormemente Roma antigua, mientras que le despertaba enemistad la
Roma cristiana, a la que consideraba destructora de la otra y de la cual pensaba además que
lo rechazaba por ser judío.
Dicho recelo ante la Roma cristiana hizo que Freud, siguiendo una identificación
(aparecida ya en sus años escolares) con el héroe Aníbal, por ser semita y por haber luchado
contra Roma, en sus primeros viajes a Italia no llegase más allá del Trasímeno. Refiere Jones
-de quien provienen todos estos datos- que para Freud llegar a Roma tenía el significado de
una realización edípica. La ciudad le simbolizaba a su madre y el cristianismo a un enemigo,
sustituto de un padre perseguidor, que se oponía a sus tentativas de conquista materna.
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6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
más; el segundo de ellos nació once meses después de Sigmund y sólo vivió ocho meses;
el tercero, Anna, nació cuando Sigmund tenía dos años y medio. Sigmund fue siempre el
preferido de su madre y debió de sentirse muy culpable por la muerte de su hermano.
Además sintió celos de Anna y de los numerosos hermanos que más y más iban llenando
el hogar. De su segundo medio hermano, Felipe -que era de la misma edad que su madre
y, por lo tanto, en cierto modo más apropiado que su padre para esposo de ella-, Sigmund
fantaseó de niño que era quien embarazaba a su madre, y hasta llegó a pedirle que no lo
volviese a hacer. Con su sobrino Juan y con una hermana de éste tuvo juegos sexuales,
con fantasías de que la violaba. Era, por lo tanto, un ambiente que favoreció que Sigmund
fuese observador de la sexualidad de los demás y de la atracción sexual de los hijos hacia la
madre, o sea de lo que él denominó el complejo de Edipo.
Siendo miembro de una familia judía, en un ambiente donde había reacciones de
antisemitismo, Freud debió de haber sentido desde niño la necesidad de un cierto
sometimiento a la mayoría cristiana. En este sentido es muy significativo su recuerdo de un
relato de su padre, referente a una ocasión en que alguien le arrojó al barro su gorra de piel
nueva y le insultó como judío. En contra de lo que esperaba Sigmund, su padre añadió que
recogió su gorra y que siguió adelante, sin enfrentar a su agresor.
Esta actitud de sometimiento a lo cristiano pudo intensificar en parte la renuncia
instintiva y el masoquismo de Freud. Es lo que parece manifestarse con claridad en su
comportamiento con Bleuler, Jung y otros discípulos cristianos, durante los años alrededor
de 1910.
Así, en mayo de 1908, a los cincuenta y dos años le escribía a Abraham, que estaba en
disputa con Jung: “sea tolerante y no olvide que a usted le resulta más fácil que a Jung
seguir mis pensamientos. Primero, porque usted es totalmente independiente y segundo,
porque usted está más cerca de mi constitución intelectual por parentesco de raza, mientras
que él, cristiano e hijo de un pastor protestante, sólo puede encontrar el camino hacia mí
enfrentando grandes resistencias internas. Por eso la adhesión de él es tanto más valiosa.
Casi hubiese dicho que fue su aparición en escena, la que sacó al psicoanálisis del peligro
de convertirse en un asunto nacional judío”.
Algo análogo le repitió al mismo Abraham en diciembre del mismo año: “Me apena
que usted se pelee de nuevo con Jung... las enemistades alrededor de nosotros nos avisan
que debemos mantenernos unidos... después de todo nuestros camaradas arios nos son
imprescindibles; de otro modo el psicoanálisis sería víctima del antisemitismo”.
La manifestación de su masoquismo aparece en una carta de Freud, también a
Abraham, de mediados de 1908, que gira sobre el mismo tema de las anteriores: “Debo
expresarle que son rasgos judíos, emparentados con los míos, los que me atraen hacia
usted, Nos entendemos los dos... compréndame usted bien; no le puedo reprochar nada.
Sospecho que el antisemitismo reprimido de los suizos, que intenta rehuirme, se ha dirigido
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
contra usted con fuerza incrementada. Pero mi opinión es que, como judíos, si deseamos
cooperar con ellos, debemos estar dispuestos a desarrollar en nosotros cierta cantidad de
masoquismo y a permitir alguna injusticia. Es la única posibilidad de vida en común”.
En síntesis, el hecho de que su infancia transcurriese en medio de una familia numerosa,
con relaciones algo complicadas y sometedoras, pero donde abundaban las tendencias
de vida y, además de ello, el hecho de haber permanecido, de niño y de adulto, en un
cierto ostracismo social, porque un ambiente cristiano hostil lo rechazaba por ser judío,
pudieron haber desarrollado en Freud sus ideales de renuncia instintiva y de amor a los
demás. Es decir, ideales de masoquismo y de altruismo que también se observan en los
comportamientos religiosos. “Aquel que empieza a adivinar la concatenación maravillosa
del Universo y sus leyes inalterables, pronto se olvida de sí mismo”. Es una frase de Freud,
muy análoga a las que pronunciaron hombres religiosos, en momentos en que se sentían
anulados ante la grandeza de la Divinidad. Todo esto le pudo haber aproximado a Pfister
que, además de ser un hombre eminentemente religioso, estaba también lleno de amor
hacia los demás. Y así pudo haber nacido entre Freud y Pfister una hermosa amistad que
resistió a los embates de las disparidades existentes entre religión y psicoanálisis.
Con un sentido nada religioso, Freud no quería para sus semejantes situaciones de
renuncia a lo placentero en esta vida terrenal. Su obra iba dirigida a disminuir el dolor,
a incrementar el bienestar humano y a predicar comportamientos que defienden lo
placentero. Y Freud ha conseguido sus propósitos, no sólo para los que fueron tratados por
él y por otros psicoanalistas, sino para muchos otros individuos. Hasta, se puede decir, para
toda la humanidad civilizada. Porque Freud, con sus concepciones de la vida humana que
buscan la integración del conjunto del ser, ha traído a la humanidad cambios liberadores,
muy beneficiosos y placenteros y muy distintos de los que provienen de las influencias
religiosas. Lo expresa Pfister, en la frase final de su última carta publicada: gracias a Freud,
en el mundo actual “la verdad está caminando”.
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6 • Psicoanálisis y Religión (La correspondencia entre Freud y Pfister)
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7 • Repetición de traumas ancestrales e
identificaciones destructivas
en la religión y en el antijudaismo 1
Ángel Garma
Judíos y cristianos
Judíos y cristianos pertenecen a la misma secta ideológica. Ni unos ni otros constituyen
una raza especial y sus ceremonias son muy similares. Lo específico del cristianismo es solo
una añadidura a la religión de los judíos que mantienen las características de dicha religión.
Así judíos y cristianos tienen comidas rituales o comuniones similares y del mismo modo
como Abraham quiso matar a Isaac, su hijo sometido, también sometiéndose a la voluntad
de su Dios Padre, Cristo se dejó matar. Según su religión, esta muerte de Cristo redimió a los
cristianos, similarmente como en la religión judía se redime al primogénito.
1 Presented to the Symposium on “Anti-judaism” organised by the Argentine Psychoanalytic Association, and held on
September 13th-14th 1963. Texto inédito, original en inglés, poco después realizado y difundido en castellano por el autor.
Revisado por Iñaki Markez y Carmen Garma para su publicación en la Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2013; 33 (117), 173-191.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Según Freud el antijudaismo “tiene sus raíces en los tiempos más antiguos”, “wurzeln in
längst vergangenen Zeiten”2, y sus motivos más profundos son el que judíos se practiquen
la circuncisión, que impresiona siniestramente por evocar la temida castración y el que
los judíos se consideren el pueblo elegido de Dios. Freud añade un tercer motivo surgido
posteriormente: el rencor del cristiano contra el cristianismo, muchas veces impuesto
sangrientamente y que le obliga a grandes renuncias instintivas, sobre todo genitales.
Al revés del judío, el cristiano no está obligado a hacer sufrir la circuncisión a su hijo,
aunque esta práctica, por ejemplo en los Estados Unidos, se va extendiendo cada vez más,
lo que dada la conexión íntima latente entre circuncisión y castración, no parece muy
promisorio para el buen porvenir de nuestra civilización occidental.
Pero aun sin imponerle obligatoriamente la circuncisión, no por eso el cristiano deja de
grabar en la mente de su hijo el temor de la castración como castigo contra sus posibles
transgresiones genitales. No lo hace cruentamente, sino por procedimientos psicológicos
que llegan hasta amenazar al hijo con cortarle el pene, si no se conduce bien. Esta es una
evolución parecida a la que han seguido las prácticas judiciales desde los tiempos antiguos.
En la actualidad, se ha renunciado por lo menos en teoría, a la tortura corporal y se emplea
solamente la tortura psicológica, para obtener la confesión del acusado.
En mi opinión uno de los significados más importantes de “El Mercader de Venecia”
-cuando a Shylock le permiten cortar carne de un invitado, siempre que no derrame su
sangre- es que en nuestra civilización cristiana la castración simbólica que es la circuncisión
hay que realizarla de un modo no cruento.
Aunque no corporalmente, en su psiquismo inconsciente el cristiano, al igual que el
judío, tiene una parte de su pene cortada por sus padres, porque estos le imponen absurdas
renuncias genitales, las que le disminuyen la capacidad genital. De estas renuncias genitales
se puede decir que al cristiano “se le quedan grabadas en su carne”, simbólicamente en la
libra de carne de Antonio que exige Shylock y sacada del corazón que simboliza el pene.
El corazón -y también otras regiones corporales- simbolizando el pene en relación con
la circuncisión puede observarse en la Biblia. Así en el trozo de la Epístola a los Romanos, de
Pablo, mencionado más adelante y en el siguiente referente a las lamentaciones de Jehová
por las iniquidades del pueblo judío, descritas por Jeremías (6, 9-23): “Así dice Jhavé… ¿A
quién hablaré? ¿A quién amonestaré? ¿A quién amonestaré que me oiga?” Tienen oídos
incircuncisos. ¡No pueden oír nada! ¡Todo Israel es incircunciso de corazón!
Que el cristiano religioso, en cierto modo es un individuo circunciso, ha sido afirmado
más de una vez hace ya muchos siglos por Pablo. En la Epístola a los Romanos, 2, 26-29: “…
si el incircunciso guarda los preceptos de la Ley. ¿No será tenido por circuncidado? Porque
no es judío, el que lo es en lo exterior de la carne, sino que es judío el que lo es en lo interior
y es circuncisión la deje corazón, según el espíritu…” y en la Epístola a los Kolosenses,
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7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
genitalidad de la madre. Suele decir “a su iniciador sexual: Es posible que tus padres y
otras personas hagan eso, pero los míos no… Cuando, más tarde, no puede mantener ya
aquellas normas que excluían a los padres de las bajas normas de la actividad sexual, llega
a decirse, con lógico cinismo, que la diferencia entre la madres y la prostituta no es, en
último término, tan grande, puesto que ambas realizan en el mismo acto”. (Aportaciones a
la psicología de la vida erótica. La elección de objeto XIII, 79) 3 “…el adolescente rebaja a su
madre al nivel de la prostituta. Tales fantasías tienden a constituir un puente sobre el abismo
que separa las dos corrientes eróticas (cariñosa y sensual) y busca, degradando a la madre,
ganarla para objeto sexual” 4. Dicha conexión íntima entre estas representaciones de madre
casta y prostituta puede demostrarse también aun a través de narraciones religiosas judías
y cristianas.
Puede considerarse a Abraham como el padre de todos los judíos. Es el “patriarca” o sea
“padre antiguo” máximo. Al seno de Abraham desea ir a parar todo buen judío después de
su muerte. La esposa de Abraham, Sara, es la madre judía por excelencia, el prototipo de
la “indische Mame”. Pero la Biblia describe bien claramente, sin ningún enmascaramiento,
que Sara fue una prostituta. Además que se prostituyó siguiendo mandatos de su marido,
el patriarca Abraham. Su amante fue el faraón. Con lo que Abraham consiguió grandes
ventajas materiales que la Biblia parece describir con suma complacencia: ¡A Abraham le
trataron muy bien por amor de ella, y tuvo ovejas, vacunos y asnos, siervos y siervas, asnos
y caballos” (Génesis, 12, 16).
La intervención de Jehová, extrañamente no contra Abraham, sino contra el faraón, a
quien “afligió con grandes plagas” le obligó a interrumpir sus amores con Sara, que el faraón
no sabía que eran adulterinos, porque Abraham había dicho que era solo su hermana. A
pesar de todo esto, Abraham no sintió remordimientos y volvió a intentar prostituir a Sara,
con otro hombre también muy importante, como era Abimelech de Guerar, el rey de los
filisteos. Jehová nuevamente no reprochó nada a Abraham, sino que sólo tronó contra
Abimelech, aunque éste, que todavía no había consumado el adulterio, desconocía el
parentesco conyugal entre Sara y Abraham. También a consecuencia de esta relación de
Sara con Abimelech, Abraham consiguió grandes riquezas: “ovejas y bueyes, siervos y
siervas” (Gen. 20, 14).
Lo que hacen los padres, repiten los hijos. Siguiendo totalmente el modelo paterno,
hasta en la fórmula de decir que su esposa era su hermana, lo que en el caso de él no era
cierto y en la elección del mismo amante, Isaac, el hijo único de Abraham y Sara, intentó
también prostituir a Rebeca con Abimelech. Pero la desconfianza de éste, que podría
provenir de su experiencia anterior con Sara, le hizo fracasar (Gen. 26, 1-10).
3 Freud, S. (1910) Contributions to the Psychology of Love. A Special Type of Choice of Object Made by Men. London, The
Hogarth Press, 1946.
4 Freud, S. (1912) Contributions to the Psychology of Love. The most Prevalent Form of Degradation in Erotic Life. London,
The Hogarth Press, 1946.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
la mayoría de los individuos eran siervos, sometidos al señor feudal. Este, dueño de las
tierras que aquellos no debían abandonar, como tampoco los judíos podían abandonar
Egipto, disponía de sus mujeres hasta legalmente, con derechos como el de pernada, el “jus
prima noctae”. Solo los nobles eran hijos de mujer respetable y de padre conocido; tenían
antecesores y escudos de armas, simbolizadores del órgano genital femenino, defendidos
por animales heráldicos que simbolizaban hombres o genitales masculinos potentes. Eran
“hidalgos”, “hijos de algo”. O sea que los demás eran hijos de nada, de gente despreciable,
de prostitutas. Por lo tanto, para estos siervos del feudalismo no les debió ser difícil aceptar
una religión, donde la madre, aunque prostituta, aparece como virginal y cuidando a su
hijo de quien piensa que es Dios y donde este hijo, Cristo, que representa al siervo, como
éste sufre en su heterosexualidad, vive y muere masoquísticamente y pasa por situaciones
megalomaníacas. Fantasías religiosas que a los señores feudales, sometidos igualmente
a sus reyes, les debían ser útil para mantener sometidos a sus siervos, obligándoles a
sufrimientos y a renuncias genitales denigrantes, a cambio de pequeñas satisfacciones
aparentes. Por eso la mujer cristiana, con la anuencia de su marido, es ante todo “la esposa
de Dios”, obligación que le hace sentir el sacerdote, representante actual de escriba y
capataz de judíos sometidos a los egipcios.
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7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
que crea al judío situaciones de sumisión a otros perseguidores ulteriores, o sea algo nada
conveniente para los judíos, ni tampoco para los demás individuos.
La religión cristiana es una religión castradora y masoquista aprendida de los judíos. Por
lo tanto, el cristiano antijudío que sádica y psíquicamente casta a los judíos, cumple con
los judíos los preceptores religiosos que los judíos le han enseñado y que estos aceptan
sumisamente, ya que son circuncisos religiosos y defensores de la circuncisión. Por eso
los judíos han opuesto tan escasa resistencia a los programas y a otras persecuciones
antijudías, entre ellas la última de los nazis. La creación del estado de Israel parece ser un
factor importante en modificar esta situación.
El cristiano antijudío busca ser más sádico y castrador con los judíos que consigo
mismo, porque las partes sanas de su personalidad, es decir, lo que en él no es religioso,
se oponen a un abandono de la genitalidad. Con los judíos, representantes de los que le
enseñaron su religión, se puede comportar más religiosamente, lo que significa también de
un modo más destructivo.
Como suele ocurrir en todas las neurosis individuales y colectivas, estos comportamientos
regresivos pasan de unos objetos a otros, distintos de los originarios. Es decir, pasan de los
judíos a otros individuos, como los negros, los rojos o los amarillo. También los sujetos
pueden ser distintos. Así hay antijudíos no cristianos, lo que también está determinado por
la similitud de contenidos destructivos existentes en las diferentes religiones.
Lo mismo que otros contenidos neuróticos, el antijudaísmo se incrementa o disminuye
según las diversas circunstancias ambientales, como el bienestar o malestar social. En
momentos de malestar, por lo menos en un comienzo, concurre más gente a iglesias y
sinagogas. Se incrementa en estos momentos el sometimiento social y con él sometimiento
religioso a Dios y con las persecuciones dentro de los grupos sociales. Dicho de otro modo
el grupo social es como un conjunto de hermanos que internalizando el mayor malestar
ambiental, se sadican más entre sí.
Como esto a su vez, incrementa aun más el malestar social, en una etapa ulterior
puede haber regresiones más profundas, de mayor destructividad que también destruyen
el superyó colectivo anterior o sea las mismas doctrinas religiosas, hasta entonces
predominantes.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Los mandatos religiosos judíos de no poder hacer imágenes del dios, ni poder pronunciar
su nombre, serían expresiones del desconocimiento del aspecto y del padre egipcio, en
el caso de una madre prostituida. Como ha demostrado Freud, aquellos dos mandatos
religiosos obligan al judío a buscar lo espiritual en vez de lo material. Más en este tipo de
reacción intervendría también que el que fecunda a una prostituta generalmente lo ignora
y ni se ocupa de dar bienes materiales a su hijo, que entonces no tendría más remedio que
orientarse hacia la espiritualidad. También el afán mesiánico o salvador del pueblo judío
podría provenir de deseos de salvar a la madre de la prostitución.
Dejando de lado el tema de la prostitución materna, hay otros rasgos judíos que pueden
ser comprendido suponiendo una fijación de pueblo judío en las vivencias traumáticas del
largo período de servidumbre en Egipto. Entre ellos, los rasgos de que a pesar de grandes
persecuciones y sufrimientos los judíos no hayan sido destruidos, sino que continúen
persistiendo, el que los judíos se esfuercen tanto en mantener sus características propias,
distintas de las de otros pueblos donde viven y el que insisten tanto en sus afanes culturales
en medio de una civilización que a menudo los rechaza.
El afán de sobrevivir de los judíos, aparte de sus naturales raíces biológicas, puede tener
otra motivación importante en una fijación a su pasado egipcio. Los siervos, como los
esclavos, han sido siempre perseguidos y atormentados. Pero también se le obliga a seguir
sobreviviendo, conveniencia de sus señores, ya que eran posesiones valiosas que había
que defender.
Entre las características propias que los judíos se esfuerzan en conservar se halla la
de practicar la circuncisión. Freud señala que es una identificación con los egipcios que
también se circuncidaban. Más es muy posible que la circuncisión judía signifique algo
más, algo del tipo de la perforación obligatoria de las orejas de los esclavos romanos,
hecha para que fuesen reconocidos. A favor de esta suposición hablaría el que los egipcios,
si se conducían como los actuales o como otros pueblos semitas, debería hacerse la
circuncisión en la pubertad y los judíos a los ocho días de nacer, es decir, cuando resulta
mucho más traumática y trascendente para el desarrollo de la personalidad. Puede
también haber ocurrido que la circuncisión fuese primeramente impuesta por los señores
egipcios a los judíos y que posteriormente ella se haya extendido a los mismos egipcios,
al ir incrementando el sometimiento de los egipcios al faraón que aumentó su poderío
y centralizó su poder. La difusión de la circuncisión judía en los países cristianos y sobre
todo en los Estados Unidos sería una repetición de este fenómeno, también por motivos de
mayor sometimiento social a poderes más y más centralizados.
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7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
5 Feud, S. (1927) The Future of an Ilusion. London, The Hogarth Press, 1943.
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
La negación del cristianismo por los nazis sanguinarios tiene el mismo significado
psicológico que las orgías prostibularias de muchos individuos muy cristianos. Surge,
porque el sometimiento a un superyó irracional muy dominante lleva a regresiones a
etapas evolutivas previas, en las que el superyó reciente es parcialmente destruido y hay
mayor difusión de instintos, lo que obliga al individuo a comportamientos perversos y
destructivos.
En la unión soviética no hay religión y existe antijudaismo. Lo primero está todavía
muy distante de ser cierto. Pero además, es necesario que trascurra más tiempo para que
transformaciones ideológicas impuestas por la fuerza, liberen de la situación anterior.
Más aun, como las masas religiosas judías o cristianas, a las que se les exige creencia
sumisa, irracional, a las doctrinas de sus dirigentes eclesiásticos, los habitantes de la Unión
Soviética sufren una dictadura. Su sometimiento penoso al gobierno tiene que crear
escisiones dentro de sus grupos sociales y estas pueden manifestarse en persecuciones,
como el antijudaísmo, que conservan los aspectos que tenían en los gobiernos religiosos
anteriores. Es algo parecido a lo que ocurre en la génesis de los síntomas neuróticos o
psicosomáticos, donde una situación traumática, por motivos de enmascaramiento,
regresa y toma aspectos de otra anterior. Así los conflictos genitales de un neurótico
obsesivo parecen analsádicos; igualmente, por conflictos genitales, alguien, fijado en la
organización instintiva oraldigestiva, tiene síntomas digestivos, aunque en su situación
actual, por prescripción médica que podría equipararse a mandatos gubernamentales, siga
un régimen alimenticio totalmente perfecto.
“... hemos de suponer que el abandono de la religión se cumplirá con toda
la inescrutable fatalidad de un proceso de crecimiento y que en la actualidad
nos encontramos ya dentro de esa forma de evolución” (4). Lo que tendrá
mejores consecuencias si es por un desarrollo de la personalidad, en vez de
para sometimientos a imposiciones gubernamentales.
Eficaz contra el antijudaismo sería realizar las enseñanzas de Freud que han dado a
la humanidad muchas más posibilidades de placer, de realizaciones eficaces y de mejor
conexión social entre los individuos6. A Freud le “resultaba vergonzoso percibir cómo una
gran mayoría de los vivientes que tienen que darse cuenta de que esta religión no puede
mantenerse y que, sin embargo, buscan defenderla trozo a trozo en retirada lamentable”7.
Freud tan alejado de la religión paterna, como de cualquier otra religión, escribía que “no
debe participar en ideales nacionalistas, sin embargo, sin renegar nunca de la pertenencia
a nuestro pueblo”8. Según Freud, si escuchándole lo anterior, alguien le preguntaba “¿Pero
que hay en ti de judío, si has renunciado a tantos elementos comunes con tu pueblo”?, él
6 Freud, S. Letter to James Putnam, 8th. Of July, 1915, 1915 in “Briefe 1873-1939” S. Fischer Verlag, Frankfurt, 1960.
7 Freud, S. Civilisation & its Discontents. London, The Hogarth Press, 1946.
8 Freud, S. Gesammette Schriften 1923-1928.
146
7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Intervención en el Simposium
sobre Antijudaismo. 1964.
Coloquio en el Simposoum sobre Antijudaismo en Buenos Aires, organizado por la APA. 1964.
148
7 • Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo
149
8 • Religión y antijudaismo.
Correspondencia de Ángel Garma
Carmen Garma, Iñaki Markez
y el Archivo Ángel Garma de Rosario1
1 El Archivo Ángel Garma de Rosario, en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, y cuyos
integrantes son: Melisa Barrera, Ana Bloj, Soledad Cottone, Gabriela Rojas y Guillermo Ferragutti.
2 Ángel Garma. Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión y en el antijudaismo. Rev.
Asoc. Esp. Neuropsiq. 2013; 33 (117), 173-191.
3 Traducciones de cartas y revisión de textos por Carmen Garma, Horst Lemmens, Garikoitz Zárraga, Begoña Atxa, Iñaki
Markez y quienes participan en dos instituciones: 1. El archivo Ángel Garma de Rosario; 2. El Centro de Estudios de Historia
del Psicoanálisis y la Psiquiatría en Argentina (CeHPA), cuya Directora es Ana Bloj y Soledad Cottone, Co-directora, donde
Carmen Garma es Miembro Honorífica.
151
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
interés lleno de sentido, en términos de mis experiencias con mis propios pacientes… su
nombre hace tiempo que es familiar…
Hay invitaciones para realizar algunos trabajos, participar en congresos, o publicar en
determinadas revistas, y muchas matizaciones al texto que hemos omitido. No solo se
debate sobre el antijudaismo, también sobre la circuncisión y el efecto traumático en un
momento u otro de los primeros días de vida o en la adolescencia, el complejo de Edipo,
los sometimientos, el pelo y las imágenes religiosas, la castración, traumas en la infancia, la
madre como prostituta y madre fiel, diferencias entre cristianos y judíos, el sentimiento de
culpa y la sumisión del pueblo judío, etc.
Con curiosidades que hoy resultan sorprendentes, como por ejemplo, explicar que el
1º de enero es 8 días después que el 24 de diciembre, fecha del nacimiento de Cristo. El dia
1 de enero es la fecha de la circuncisión pero eso no se celebra. En los textos que siguen a
continuación encontramos opiniones muy peculiares y diversas.
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8 • Religión y antijudaismo. Correspondencia de Ángel Garma
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8 • Religión y antijudaismo. Correspondencia de Ángel Garma
nunca. Claro que nada es suficiente para satisfacer nuestros apetitos, y hay
áreas de comportamiento que arrojan algunas sombras. Para un examen
experimental de su proposición, tal vez podríamos hacer una comparación
entre tribus africanas que practican o no practican la circuncisión, y ver qué
niveles muestran en cuanto a civilización.
Puedo decirle que para mí, personalmente, que crecí en un hogar judío
donde la tradición judía era fuerte, el aspecto positivo del Judaísmo era
inconscientemente enfatizado. Cierta vez, siendo niño, asistí a una iglesia
con una chica amiga cristiana, y experimenté ante la figura de Jesús en la
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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8 • Religión y antijudaismo. Correspondencia de Ángel Garma
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8 • Religión y antijudaismo. Correspondencia de Ángel Garma
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
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8 • Religión y antijudaismo. Correspondencia de Ángel Garma
trabajo. Consulta también el reciente trabajo de Eric Isaac (12) y a las Cartas al
Editor. Encontrarás la bibliografía de obras modernas en mi carta (13).
En referencia a la página 6 de tu MS, consulta a Patai (11) quien podrá
darte una imagen más clara sobre la materia del sexo en la Biblia y en Oriente
Próximo. En la página 12, te refieres a los judíos, “buscando el sufrimiento…
viviendo por el muro de las lamentaciones, etc.”. En la Biblia Hebrea, el Judio
es mandado a regocijarse en sus fiestas. Deut. 16:14; 27:7; Psalms 97:12, y
amar y procrearse. El judío no tiene nada que ver con el concepto cristiano
del pecado original. ¿Se te hacen familiares los conceptos de “la alegría del
día del Sabbath, de descanso” y “felices fiestas”? Mira Prov. 31, 1031, sobre la
glorificación de la mujer judía.
La Biblia Hebrea es un texto muy antiguo que contiene material que
se transmitió oralmente y por escrito. Abarca muchos siglos y en algunos
casos está pobremente editada. El significado de las palabras hebreas se ha
perdido y los profesores dicen que muchas de ellas están mal traducidas (4).
A lo largo del Torah encontrarás énfasis en el judaísmo como modo de vida
El dios reclama a su gente (15) obedezcan sus palabras para que puedan vivir
en esta tierra y disfrutar de los frutos de su trabajo, mira Lev. 25:36; números
4:19 y 26; Deut. 30:16 y 19. Todas las acusaciones que se lanzan a los judíos
por su concepto de Dios, son fruto de interpretaciones de la Biblia por parte
de cristianos antisemitas.
Página 14 “Dios sádico”, lee a Kaplan (14) y aprende sobre los cambios
continuos de la imagen de dios desde el punto de vista judío. Los antiguos
padres cristianos estaban prácticamente en total desacuerdo con nuestro
Torah y adoptaron las prácticas religiosas de los paganos, de los cultos
Helenos y Mithridáticos del norte de África. Ha sido hace solo cinco o diez
años que los cristianos han empezado a adoptar algunas prácticas éticas del
judaísmo (“ética judeo-cristiana”). “Los judíos han demostrado tener una leve
resistencia a los pogromos”. Read Grayzel (15).
Página 18, lee a Jensen (16). Mucha gente preliteraria, desde el mundo
antiguo, que no tenía contacto con Egipto practicaba la circuncisión bastante
antes que los egipcios. El mundo cristiano adoptó la circuncisión en el siglo
19 ya que prevenía enfermedades venéreas. Durante el siglo 20 se expandió
más todavía, ya que se creía que ayudaría a prevenir el cáncer en los órganos
sexuales masculinos y femeninos. Hoy en día esta actitud ha cambiado. Lee
mi escrito (17) “Hábito no-ritual, circuncisión en la infancia”.
Página 21, durante siglos, los judíos han tratado de asimilar los
matrimonios mixtos para solucionar el problema del antisemitismo. La
mayoría de la población actual de Israel, se ha dado por vencida a “las
165
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Bibliografía:
J.A.C. Brown. Freud and the Post-Freudians. Penguin Books 1961
W.F. Albright. From Stone Age to Christianity. Garden City, 1957.
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F.C. Grant. Hellenistic Religions. Liberal Arts Press, 1953.
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J. Glenn. Circumcision and Anti-Semitism. The Psychoanalytic Quarterl 1960, XXIX, 395-399.
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E. Isaac. The Enigma of Circumcision. Commentary, January, 1967, page 51; Letter to the Editor:
Commentary, May, 1967 pp. 18 ff.
C. Weiss. Motives for Male Circumcision. Journal os Sex Research 1966, 2, 69.
M.M. Kaplan. Meaning of God. Jewish Reconstructionist Fdn., Inc. 1947
M.M. Kaplan. Judaism as a Civilization. Ditto 1957.
S. Grayzel. A History of the Jews. Jewish Publication Society 1950.
A.E. Jensen. Beschneidung. Strecher & Schereider, Stuttgart, 1933.
C. Weiss. Routine Non-Ritual Circumcision in Infancey. Clin. Pediatrics, 1964, 3, 560.
166
8 • Religión y antijudaismo. Correspondencia de Ángel Garma
Anexo
Relación de cartas cruzadas entre Ángel Garma y psicoanalistas de su época, a raíz de la
difusión de Repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión
y en el antijudaismo, revisadas para este capítulo:
A Bryce L. Boyer, Berkeley, California (16-3-1964); a Peter L. Giovaccini, Chicago (24-3-
1964); a Marjorie y Alfred Flarsheim, Chicago (26-3-1964); de Daniel S. Jaffe, Washington
(5-4-1964); De Franz Baumeyer, Berlin, (13-4-1964); de Rudolf Ekstein (13-4-1964); de
Bernhard Berliner, San Francisco, California (21-4-1964); a Daniel S. Jaffre, Washington (23-
4-1964); a Hilda S. Rollman-Branch, Beverly Hills, California (1-5-1964); a Ludwig Eidelberg,
New York (5-5-1964); a Rudolf Ekstein, Los Angeles, California (5-5-1964); a Bernhard
Berliner, San Francisco, California (5-5-1964); de M. Rosenfeld (11-5-1964); de Martin
Wangh, New York (14-5-1964); a Hilda S. Rollman-Branch, Beverly Hills, California (20-5-
1964); de Wallu Bruehes (22-5-1964); de Franz Baumeyer (¿-5-1964); de Martin Grotjahn,
Beverly Hills, California (27-5-1964); a Martin Wangh, New York (2-6-1964); de Stanley L.
Olinick, Washington (?-6-1964); de Sandor Lorand, New York (16-6-1964); a Ellis Feer, New
York (17-6-1964); a Walter Briehl, Beverly Hills, California (17-6-1964); a Martin Grotjahn,
Beverly Hills (17-6-1964); de Jule Eisenbud, Denver, Colorado; a S.S. Feldman, New York
(17-6-1964); a Carl A.L. Binger, Cambridge (17-6-1964); de H.Z. Winnik, Jerusalem (23-7-
1964); de M…(nombre impreciso), Londres (28-6-1964); a Sydney Berman, Washington
(1-7-1964); de Fabian X. Schupper, New York (2-7-1964); a Sandor Lorand, New York (2-7-
1964); a Eva Rosenfeld, Londres (2-7-1964); a Stanley L. Olinick, Washington (2-7-1964); a
Richard F. Sterba, Grosse Pointe, Michigan (2-7-1964); de Jhon Klauber, Londres (7-7-1964);
de Richard F. Sterba, Michigan (7-7-1964); de JosephJ. Michaelis, Massachusetts (7-7-1964);
de Béla Grunberger, París (10-7-1964); de Jhon Klauber, Londres (14-7-1964); de Marcelle
Spira, Genève (18-7-1964); a Joseph J. Michaels, a Belmont, Massachusetts (5-8-1964); a
John Klauber, Londres (5-8-1964); a Charles Brenner, New York (5-8-1964); a R.E. Money-
Kyrle, Londres (5-8-1964); a Fabian X. Schupper, New York (6-8-1964); a Franz Baumeyer,
Berlin (6-8-1964); de Dorothy Zeligs (sin fecha); a H.Z. Winnik, Jerusalem (12-8-1964); de
Alan Parkin, Toronto (19-8-1964); de Richard F. Sterba, Michigan (26-11-1964); de L.B. Boyer,
Berkeley, California (17-2-1965); de H. Rosemfeld, Londres (30-4-65); de Herbert Rosenfeld,
Londres (12-6-1965); de Howard H. Schlossman, Englewood, N.J. (8-9-1965); a Howard
E. Schlossman, N. J (8-9-1965); de K.R. Eissler, New York (2-5-1966); a L.B. Boyer y Sra.,
Berkeley (14-9-1966); a Milton Malev, New York (25-11-1965); de L. Bryce Boyer, Berkeley,
California (2-5-1967); de Charles Weiss, Philadelphia (29-5-1967); Nathaniel S. Lehrman,
New York (21-6-1967).
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Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
168
8 • Religión y antijudaismo.
XVI Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) en Zurich, 1949. El primero tras la
IIª Guerra Mundial, primera salida de Garma a Europa, desde que fue a Buenos Aires en 1938. Junto
a Betty Good, Arnaldo Rascovsky, Matilde W. de Rascovsky y Teodoro Schlossberg, tras la invitación
a la APA por Melanie Klein.
169
9 • Edipo no era hijo de Layo y de Yocasta1
Ángel Garma
Tres son los puntos de partida de la tesis enunciada en el título de este trabajo. El primero
mantiene que el complejo de Edipo constituye el núcleo central de los comportamientos
neuróticos, pero debido no tanto a que las tendencias incestuosas y parricidas de los
individuos neuróticos tengan una intensidad exagerada, sino más bien a que les ocasiona
sentimientos de culpabilidad demasiado intensos2.
Un segundo punto de partida, dependiente del anterior, lo constituye la experiencia
psicoanalítica frecuente de que a consecuencia de sus sentimientos de culpabilidad
exagerados los neuróticos inconscientemente consideran que sus compañeros y rivales
genitales son sus padres. El tercer punto de partida lo constituye la existencia constante
en los neuróticos de fantasías, a veces delirantes, de que sus verdaderos padres son otros
distintos de los reales. Son las fantasías que genéricamente se conocen como “la novela
familiar” del neurótico.
Respecto al segundo punto debo añadir que muchos neuróticos consideran
inconscientemente a sus compañeros y rivales genitales como sus padres, y que además, a
actos indiferentes con ellos, a menudo les dan un significado de incesto y parricidio reales.
Así un candidato en formación psicoanalítica bruscamente interrumpió de un modo total
su relación amorosa con una mujer, cuando se enteró de que ella procedía del mismo
lugar que la mujer de su analista; lo que convirtió a ella en su madre y a cualquier acto
compartido en un incesto.
1 Presentado en el simposio de 1975: “El complejo de Edipo en la teoría y en la técnica actual”; Editado en Revista de
Psicoanálisis, Asociación Psicoanalítica Argentina, 1979, tomo 36, n.1: 139-148. Revisión de textos y añadidos a partir de
anotaciones de Ángel Garma por Carmen Garma e Iñaki Markez, 2015.
2 Chiozza, en su trabajo “Génesis del incesto consumado”, afirma que las personas que cometen incesto suelen tener una
psicología similar a la de los criminales por sentimiento de culpabilidad. Los sentimientos de culpabilidad antecederían a
la realización del incesto.
171
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
Otro ejemplo. Uno de mis candidatos casualmente se encontró con mi mujer y conmigo
en una reunión social. Mi mujer le ofreció un pedacito de queso. El, aparentemente, lo
ingirió, pero en realidad, muy asustado, lo guardó en un bolsillo; poco después abandonó
bruscamente dicha reunión para arrojarlo a la calle. Sólo meses después se atrevió a
referirme este suceso. Sus sesiones psicoanalíticas demostraron que comer el pedazo de
queso hubiese sido realizar un incesto con su madre y un parricidio. No algo equivalente a
un incesto y. parricidio, sino para él inconscientemente una verdadera realización de estos
actos. En otros términos, no se trataba de un símbolo, sino de una ecuación simbólica.
Si ambos candidatos reaccionaron así, no fue debido a que tuviesen tendencias
incestuosas y parricidas particularmente intensas, sino a la intensidad exagerada de sus
sentimientos de culpabilidad provenientes de estas tendencias. Tener dichos sentimientos
de culpabilidad denotaba la existencia en ellos de sometimientos muy intensos a sus
psicoanalistas internos perseguidores (Garma, 1972), representantes transferenciales de sus
Superyó o padres internos perseguidores, derivados a su vez del jefe de la horda primitiva,
prohibidor de la genitalidad (Freud, 1913).
Es posible abordar el relato manifiesto de mitos y obras literarias de diversos modos. Se
lo puede considerar como describiendo sucesos reales que ocurrieron o pudieron haber
ocurrido a un conjunto de individuos. O bien como constituyendo dramatizaciones y
enmascaramientos de sucesos que transcurren en la mente inconsciente de los individuos.
En una consideración de la leyenda de Edipo que suele ser la habitual, se sigue el
primero de los procedimientos. Edipo es visto como alguien realmente martirizado y luego
abandonado por sus padres para que muriese y cuyas tendencias incestuosas y parricidas y
sentimientos de culpabilidad consecutivos lo llevaron posteriormente a comportamientos
trágicos. En esta consideración los sucesos de su infancia y edad adulta son aceptados
como la descripción fiel de algo que ocurrió o pudo haber ocurrido realmente.
Sin embargo, hay un contenido esencial de la leyenda de Edipo que es imposible de
incluir en este tipo de consideración. Es el que se refiere a la Esfinge. A este ser tan fantástico
no se le puede otorgar la connotación de una existencia real. Necesariamente debe ser
considerado como teniendo un valor simbólico.
Freud interpreta el enigma de la Esfinge como simbolizador de la investigación
infantil acerca del origen de los niños. En términos amplios, la investigación de los
comportamientos genitales de los individuos. La Esfinge misma es una representación
de los padres, combinados perseguidores que destruyen al individuo, a menos que éste
alcance su madurez genital, para lo cual tiene que apoyarse en, sus representaciones de
padres buenos. Una vez comprendidos los enigmas de la genitalidad, o sea, habiendo
vencido las angustias de castración, el individuo consigue su compañero sexual, lo que en
la leyenda de Edipo está simbolizado en su unión con Yocasta, después de la desaparición
de la Esfinge. Esta “representa simbólicamente los peIigros que debe vencer el hombre
joven, antes de que pueda conseguir su compañero sexual” (Kanzer, 1950, p. 562).
172
9 • Edipo no era hijo de Layo y de Yocasta
3 A. Green refiere (1969, pp.·240-241) la existencia de versiones en las que no ocurre el incesto con la madre, sino que Edipo
se une a otras mujeres que figuran con diversos nombres: Epicasté, Eurygonie, Eurygané, Euryganie, Erigoné, Euryclée.
En algunas versiones Euryganie, hija de Hypophas, es la madre de los hijos de Edipo, pero éste se casa con Epicasté que
no tiene descendencia. En otras versiones Euryclée es la madre de Edipo y la primera mujer de Layo y Edipo se casa con la
segunda mujer de Layo, Epicasté, después de haberle matado.
173
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
4 Loxias que significa “el Oblicuo”, era un sobrenombre dado a Apolo, tal vez por la ambigüedad de sus oráculos.
5 La madre de Hermes, Maia, era una Ninfa del Sileno.
174
9 • Edipo no era hijo de Layo y de Yocasta
175
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
6 Mario Oarllsky (1952, p. 46) hace notar cómo la culpabilidad subjetiva de Edipo en el transcurso de la
tragedia se va incrementando más y más. Primeramente se trata de una simple desobediencia a los
padres en Corinto, luego aparece la sospecha de haber matado a, su antecesor en el trono, sin ocurrírsele
todavía que pudo tratarse de su padre. Posteriormente surge toda la culpa por el incesto y el parricidio.
Oarllsky señala también (p. 34) que en Edipo Rey el hombre ebrio, a quien se debe la revelación a Edipo de que él no era
hijo de Pólibo y Mérope, representa a un hermano menor que ahíto de alimentarse en el pecho de la madre demuestra que
Edipo ha perdido sus privilegios de hijo.
7 Parcells y Segel (1959, p.216) opinan que el perforarse tos ojos de Edipo representa “una tentativa dramática de represión,
demostrada, por la consiguiente ceguera”. También Abadi (1958, p. 159) considera que este cegarse a sí mismo está
denotando “un deseo de volver a reprimir y a perder el insighf de la culpa”.
176
9 • Edipo no era hijo de Layo y de Yocasta
Y el que la perforación de los ojos se haga con un broche de la madre simbolizaría que
es también la madre la que impone la renuncia a ser vista como objeto de las tendencias
sexuales y la renuncia a la percepción de estas tendencias, que es lo que denominamos su
represión.
En este tipo de conducta represiva, Edipo, que habla destruido a “la adivinadora de las
garras agudas” que era la Esfinge, simbolizadora de la madre y el padre combinados, que
proponía enigmas sexuales y mataba a quienes no les resolvían, termina por ser agredido
por dichas garras agudas de la madre, en forma del broche de Yocasta, al no poder resolver
el enigma de por qué las tendencias incestuosas y parricidas, favorecidas por los padres en
los años de la primera infancia, posteriormente, según mandan les mismos padres, deben
ser muy castigadas y reprimidas8.
Después de la represión de sus tendencias incestuosas y parricidas el individuo deja
de percibirlas, es decir, en cierto medo tiene una ceguera psíquica para con ellas. Dicha
represión disminuye las capacidades del individuo. Su desarrollo hacia una genitalidad
adulta se encuentra obstaculizado, debido a lo cual, por lo menos parcialmente en sus
comportamientos neuróticos, se mantiene posteriormente en el infantilismo sexual
del período de latencia. Es probable que estos contenidos en la leyenda de Edipo estén
simbolizados por Edipo siendo ciego y convertido en alguien incapaz que está conducido
por una niña desconocedora de la sexualidad que es su hija Antígona.
Los dos hijos varones de Edipo cumplen con un mandato de no cuidarlo; ya que él es
incestuoso y parricida. Pero no por cuidarlo él los maldice y les vaticina que se matarán
peleando el uno contra el otro, que es lo que ellos hacen finalmente. Posiblemente su
destino simboliza el de les instintos genitales de un individuo que, después de la represión
de las tendencias incestuosas y parricidas, son mal considerados por el individuo, el que
con ello los condena a una destrucción parcial. Esta se cumple a través de una escisión
de la genitalidad en impulsos sexuales y cariñosos que, aunque tienen el mismo origen,
son “hermanos” entre sí, terminan siendo contradictorios lo que en algún grado los lleva a
perecer parcialmente9.
También admitiendo el desarrolle de un complejo de Edipo y de un Superyó tempranos,
a partir ya de los primeros meses de vida, pueden ser mantenidas todas las anteriores
consideraciones acerca del significado latente de la leyenda de Edipo. Es así porque, a pesar
de la oposición de dicho Superyó temprano, el bebé y el niño de corta edad satisfacen
de un modo directo en la realidad sus deseos incestuosos y parcialmente sus desees
parricidas, aunque ellos les produzcan culpa y necesidad de castigo, conducente a fantasías
8 Según Kanzer (1950, p. 564) “los broches de Yocasta son otra versión de las garras de la Esfinge” y según Abadi (1958 p.
199) en Edipo Rey “el contenido latente expresa que la Esfinge logra su victoria sobre Edipo”.
9 Probablemente Sófocles escribió Edipo Rey a los. 63 años. Kanzer (1948, p. 134) opina que “fue un Sófocles que envejecía y
que se alegraba de su liberación de los instintos corporales, el que creó Edipo Rey, donde .describe los conflictos violentos
y trágicos del héroe a quien el destino obliga a renunciar a su vida sexual”.
177
Religión y Psicoanálisis en la obra de Ángel Garma
angustiantes, como la del pecho malo perseguidor que es siempre de origen edípico, y a
síntomas neuróticos. Solamente en años posteriores que son los del establecimiento del
Superyó descrito por Freud, es cuando el niño renuncia y reprime totalmente sus deseos
incestuosos y parricidas.
Complementaré todas estas consideraciones repitiendo algo que ya expuse en otra
ocasión (Garma, 1971, pp. 151-152): “En mi opinión la historia de Edipo parece constituir
una novela familiar, El hecho de horadar los pies de Edipo10 puede simbolizar la circuncisión
[u otro tipo de daño genital] y el hecho de ser abandonado al nacer para que muera puede
significar, de acuerdo con razonamientos provenientes de la mente de un niño, el ser alejado
de la proximidad de la madre, no ser, amamantado por ella y ser puesto bajo cuidados
ajenos, como se hace en tiempos modernos cuando, de un modo que resulta agresivo,
se deja abandonado al niño en la nursery y luego se le somete a la lactancia artificial
dada por una niñera. Siguiendo este tipo de razonamientos y teniendo en cuenta que la
narración de los sucesos de Edipo constituye una serie de fantasías, se puede interpretar,
ayudándose con lo que se observa en los neuróticos, que su parricidio e incesto fueron
actos más inocentes que Edipo valoró de un modo tan terrible por, su intenso sometimiento
.superyoico proveniente de la mala elaboración de sus primeras vivencias infantiles que
actuaron en él de un modo destructivo11. El público que se conmueve tanto por la tragedia
de Edipo, lo hace también como consecuencia de su intenso sentimiento de culpabilidad
inconsciente, más bien que por la intensidad de sus tendencias parricidas e incestuosas.
En Moisés y el monoteísmo (pp. 10-15) Y refiriéndose entre otros personajes también a
Edipo, Freud hace comentarios conectados con el libro de Rank, El mito del nacimiento del
héroe. Señala que en el caso de personajes históricos, de los cuales se ocupa el mito, hay
que tener también en cuenta el nivel de la realidad. Freud expresa textualmente lo siguiente,
al decidir sobre las dos presuntas familias de los héroes: “una de las familias es la real, en
la cual el personaje, el gran hombre, nació realmente y se desarrolló; la otra familia es la
ficticia y ha sido fabricada por el mito en persecución de sus propias finalidades...; la primera
familia, la que abandonó al niño, es la familia inventada y la segunda, la que lo recibió
y en cuyo seno creció es la familia real”. Apoyándonos en estas valiosas consideraciones
de Freud, dado que Edipo fue recibido y pasó su infancia con Pólibo y Mérope, reyes de
Corinto, debemos deducir que éstos fueron sus verdaderos padres y no Layo y Yocasta,
reyes de Tebas. Los últimos fueron los padres inventados de su novela familiar. Por lo tanto,
10 Parece probable que la narración de la perforación de los pies de Edipo sea, una invención ulterior hecha con la finalidad
de explicar su nombre, debido a una falsa etimología. Según Van der Starren (1948, p. 87) Edipo significa no solamente “pie
hinchado”, como lo explica Sófocles en el verso 1036, sino también “aquél que sabe de los pies”.
11 Teniendo en cuenta que en todo sueño el contenido latente es distinto del manifiesto, se puede deducir que el sueño
que Yocasta refiere a Edipo (Edipo Rey, versos 981-982) de que “son muchos los hombres que se han visto en sueños
cohabitando cori su madre” debe simbolizar que muchos hombres inconscientemente creen que sus esposas son sus
madres. La sensación de realidad que a veces acompaña dicho sueño provendría de que dichos hombres cohabitaron
realmente con sus mujeres, a las que inconscientemente consideran como madres. Dicha cohabitación no fue una fantasía
erótica que aparece realizada en el sueño, sino que fue una realidad; de ahí la sensación de realidad en el sueño.
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9 • Edipo no era hijo de Layo y de Yocasta
aun en el caso de haber matado a Layo y haberse casado con Yocasta, Edipo no fue parricida
e incestuoso. (Es posible deducir también que tampoco los reyes de Corinto fueron sus
verdaderos padres, sirio que Edipo procedía de individuos de estirpe más común. En los
mitos y sueños los reyes simbolizan otros padres. En este sentido lo referente a los reyes
de Corinto parece ser una manifestación previa de la novela familiar del personaje mítico
Edipo. Ya han sido señaladas en el transcurso de este trabajo otras manifestaciones en
Edipo de dicha novela familiar).
A conclusiones similares llegan también historiadores, antropólogos y otros científicos,
aun al margen de la investigación psicoanalítica. Así Frazer (1935, p. 193) expresa: “La
narración del matrimonio de Edipo con la reina viuda encaja muy bien con la ley que
prevalecía en algunos países, consistente en que un título valedero para alcanzar el
trono era otorgado mediante el casamiento con la viuda del rey muerto. Esta costumbre
probablemente se originó en una época en que la sangre real se transmitía a lo largo de las
mujeres y cuando el rey procedía de otra familia, a menudo un extraño, un extranjero que
solamente reinaba por el hecho de ser el consorte de una princesa indígena”.
Robert Graves (1955, pp. 12-14) se pregunta si Edipo no fue un invasor de Tabas, durante
el siglo XIII a C., que suprimió el antiguo culto minoico a la diosa Hera, por lo cual “los
patriotas tebanos, poco dispuestos a admitir que Edipo era un extranjero que tomó la
ciudad por asalto, prefirieron hacer de él un heredero perdido del reino. De acuerdo con el
viejo sistema, el nuevo rey, aunque extranjero, había sido teóricamente un hijo del rey viejo,
al que mató y con cuya viuda se casó”12. Graves .añade que esta costumbre fue tergiversada
posteriormente por los invasores patriarcales que, la consideraron como parricidio e
incesto.
Afirma este autor que la leyenda de Edipo, donde Tiresias figura dramáticamente como
el profeta de la deshonra final de Edipo, pero en la fábula tal como sobrevive, parece haber
sido invertida y que originariamente pudo haber sido la siguiente:
“Edipo de Corinto conquistó Tebas y llegó a ser rey casándose con
Yocasta, una sacerdotisa de Hera. Luego anunció que el reino pasaría en
delante de padre a hijo, siguiendo la línea masculina, que es costumbre
corintia, en vez de seguir siendo el don de Hera, la Estranguladora. Edipo
confesó que se sentía deshonrado por haber dejado que les caballos del carro
arrastraran y dieran muerte a Layo, considerado como padre por haberse
casado con Yocasta, quien le había hecho rey mediante una ceremonia de
renacimiento. Pero cuando trató de cambiar las costumbres, Yocasta se
suicidó como proteste y Tebas fue víctima de una peste. Por consejo de un
12 Según este se podría pensar que el enfrentamiento victorioso de Edipo con la Esfinge es también un enmascaramiento
de su conquista de Tebas. En tal caso la Esfinge simbolizaría a los padres, a los reyes de Tebas y a esta ciudad, de la que
constituiría algo así como su animal heráldico. Y el enigma sería también referente a la procedencia de Edipo, si extranjero
o tebano. La lucha con la Esfinge aludiría asimismo al trauma del nacimiento, como lo señala Abadi.
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oráculo los tebanos negaren a Edipo la paletilla sagrada (le que equivalía a
negarle su autoridad divina) y le desterraren. Murió en una tentativa inútil de
reconquistar su trono mediante la guerra”.
Para finalizar intentaré primero una recopilación rápida. Partiendo de la existencia
constante en los individuos neuróticos de la fantasía denominada novela familiar, partiendo
también de la gran frecuencia con que en sus fantasías inconscientes, llenas de sentimiento
de culpabilidad, les neuróticos consideran a sus objetes sexuales come sus padres y a sus
comportamientos con dichos objetos como incestuosos y parricidas y partiendo asimismo
de los mitos del nacimiento de los héroes, psicoanalíticamente es posible llegar a la
conclusión bien fundamentada de que Edipo, no era hijo de Layo y de Yocasta. A la misma
conclusión llegan reconstrucciones históricas no psicoanalíticas, como lo demuestran las
citas de Frazer y Graves.
Por otra parte el examen psicoanalítico de la leyenda de Edipo permite concluir que
representa, mediante un desplazamiento a la edad adulta, el comportamiento inicialmente
incestuoso y parricida del niño con sus padres seductores y su cesación acarreando culpa
y autocastigos, cuando sus padres se vuelven prohibidores y lo fuerzan a desarrollar su
Superyó.
Reuniendo estas dos conclusiones, a saber, la de que Edipo no era hijo de Layo y Yocasta
y la de que en la leyenda de Edipo, latente mente, se halla representado el desarrollo
incestuoso y parricida del niño pequeño que evoluciona hacia la culpa y el autocastiqo,
se puede deducir que Edipo Rey dramatiza de un modo concreto y como si fuesen
sucesos reales las vivencias inconscientes del individuo, neurótico, cuando llevado por sus
sentimientos de culpabilidad y necesidad de castigo repite de un modo enmascarado con
sus objetos adultos los comportamientos infantiles que tuvo, con sus padres.
En la leyenda de Edipo los mencionados contenidos inconscientes son dramatizados,
tomando para ello como héroe al personaje histórico que fue Edipo. De acuerdo con
lo que exponen, entre otros, Frazer y Graves, Edipo pudo haber sido alguien de origen
extranjero que venció al rey Laye y se casó con la reina viuda Yocasta. Entonces, en defensa
de su propio orgullo herido, los tebanos lo consideraron como un compatriota alejado
que regresó triunfante a su país natal. Algo así como los indios americanos consideraron
a los conquistadores españoles como el dios Quetzalcoatl que volvía a su país originario.
Después de años iniciales exitosos, Edipo fracasó en sus reformas de la sucesión al trono.
Por ello fue destronado, desterrado y escarnecido, llegando hasta ser considerado como
incestuoso y parricida.
Las reconstrucciones psicoanalítica e histórica del personaje Edipo llevan a demostrar
que Edipo no era hijo de Layo y Yocasta. Si esto es así, ¿qué significado tiene entonces
el hecho de que en las referencias psicoanalíticas acerca de Edipo adulto siempre se le
considere de un modo erróneo como habiendo sido realmente incestuoso y parricida? Al
actuar de este modo, ¿no existe en nosotros una cierta conformidad con la conducta de los
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Bibliografía
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• The Encyclopaedia Britannica, (1911), 20: 12.
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Anexo
Reflejamos algunas anotaciones inéditas de Ángel Garma tras la lectura de varios textos
con ocasión de la elaboración de este artículo así como para su posterior difusión docente13.
13 Traducciones de cartas y revisión de textos realizados por Carmen Garma, Iñaki Markez y el Archivo Ángel Garma de
Rosario, en Argentina, cuyos integrantes son: Melisa Barrera, Ana Bloj, Soledad Cottone, Gabriela Rojas y Guillermo
Ferragutti. Con apoyo institucional de dos instancias: 1. El Archivo Ángel Garma de Rosario; 2. El Centro de Estudios de
Historia del Psicoanálisis y la Psiquiatría en Argentina (CeHPA).
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confrontación con los dioses, el periódico recurrir del niño a los mayores, de
cuyo secreto saber depende constantemente.
(…) Nótese el proceso de agravación subjetiva de la culpa de Edipo, a
través de su propio relato. Primero es una simple desobediencia a los
supuestos padres, en Corinto; luego -ya en Tebas- la primera sospecha que
surge es la de haber matado a su antecesor en el trono, sin ocurrírsele al
comienzo que pueda tratarse de su padre. El simple regicidio –si no fuera
por la maldición que pronuncia Edipo contra el matador- no llegaría a tener
consecuencias graves… dadas las circunstancias en que fue cometido. Pero
entonces hace su aparición la culpa más grave: el parricidio y el incesto,
unidos en la misma evidencia, ya hacia el final de la otra.
- Añadiduras IV:
También admitiendo el desarrollo de un complejo de Edipo y de un superyó, tempranos,
a partir ya de los primeros meses de vida, pueden ser mantenidas todas las anteriores
consideraciones acerca del significado latente de la leyenda de Edipo. Es así porque a pesar
de la oposición de dicho superyó temprano el bebé y el niño de corta edad satisfacen de un
modo directo en la realidad sus deseos incestuosos y parcialmente sus deseos parricidas,
aunque ellos les produzcan culpa y necesidad de castigo, conducentes a fantasías
angustiantes, como la del pecho malo perseguidor que es siempre de origen edípico, y a
síntomas neuróticos. Solamente en años posteriores que son los del establecimiento del
superyó descrito por Freud, es cuando el niño renuncia y reprime totalmente sus deseos
incestuosos y parricidas.
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10 • Nota final
1 Castilla del Pino C. Dialéctica de la persona, dialéctica de la situación. Barcelona: Edit. Península, 1972.
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Recepción en el Salón árabe del Ayuntamiento de Bilbao, siendo Alcalde José Mª Gorordo:
Reconocido Hijo Predilecto de la Villa de Bilbao. 16-12-1989.
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Títulos publicados:
Fernando Sasiain Brau.
El alcalde republicano de San Sebastián.
El olvido histórico.
Xabier Urmeneta e Iñaki Markez, 2013.
Incomunicación y Tortura.
Análisis estructurado en base al
Protocolo de Estambul.
O. Barrenetxea, I. Markez, P. Pérez sales,
B. Morentin, G. López, O. Barrios y A,
Krakenberger (Coords.), 2014.
Religión y Psicoanálisis
en la obra de Ángel Garma
Iñaki Markez.
Prólogo: José Guimón, 2015.
Religión y Psicoanálisis
en la obra de Ángel Garma
Reflexiones sobre la relación entre el Psicoanálisis y la Religión,
en autores clásicos de la historia y desarrollo del psicoanálisis,
con detenimiento en Ángel Garma, aquel pionero en el ámbito
Latinoamericano, que nos legó originales aportaciones en
medicina psicosomática, la terapéutica psicoanalítica, el análisis
de los sueños, el arte ornamental, el sadismo y masoquismo,
entre otras, y nos lleva a un recorrido biográfico del analista, para
conocer su formación y proyección de aquel joven y entusiasta
psicoanalista reconocido internacionalmente por su labor como
terapeuta, didacta, propulsor e investigador.
Trabajos sobre temas religiosos que abordan aspectos dispares:
Santa Teresa, Edipo, correspondencia de Freud, antijudaismo,
sumisión judía, circuncisión, era cristiana,... donde las religiones,
tan interesantes y necesarias según dicen, pueden funcionar
como un sistema patógeno, adecuan los discursos humanitarios
y libertadores, como directrices de unos y otros credos, pues
la Religión que no solo es idealismo y subjetivismo, también
ofrece una interpretación del mundo, aunque no la posibilidad
de su transformación, está divorciada de la realidad y, por ello,
es inaceptable.
ISBN: 978-84-0000-00-0