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Graduado en psicología (Universidad de Buenos Aires), Profesor Titular Regular por concurso
en la Cátedra Salud Pública y Salud Mental de la Facultad de Psicología de la Universidad de
Buenos Aires. Realizó estudios en Ciencias Sociales (FLACSO Argentina), Políticas Sociales
(PRONATASS/UBA) y egresó como Magíster en Administración Pública por la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Director del Programa de Extensión
“Creciendo sanos” (UBANEX, 2008-2011), “Escuelas Promotoras de Salud” y de la investigación
“Evaluación de un Programa de Escuelas Promotoras de Salud” (Subsidio Ubacyt, P403).
Consultor de Proyectos en el Area Salud financiados por Organismos públicos nacionales y
Agencias Internacionales (OIT, UNICEF, OPS, ONUSIDA). Autor y coautor de diversas libroS tales
como: “Psicología y salud pública”; “Psicología y políticas públicas de salud” “Medicina
prepaga: políticas públicas y derecho a la salud”; “Modelo social de prácticas en salud”, “El
factor humano en la Salud Pública. Una mirada psicológica dirigida hacia la salud colectiva”.
Ha publicado numerosos capítulos de libros y artículos en revistas especializadas, y presentado
ponencias en más de 150 eventos científicos del país y del extranjero. Actualmente se
desempeña como Asesor de la Unidad Coordinadora de Salud Mental y Comportamientos
Saludables del Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación. Premio de Investigación Facultad
de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, año 2008.
RESUMEN:
Durante la última década se han producido algunos hitos relevantes en el campo de las
políticas públicas de salud mental y adicciones en la República Argentina.
Cabe consignar también la sanción de la Ley 26529 que regula los derechos del
paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud, que si bien
plantea un tratamiento genérico del problema impacta directamente sobre la situación
de las personas con padecimientos mentales, pues establece entre otros aspectos el
derecho al trato digno y respetuoso, así como la garantía de la intimidad, la
En tanto resulta una herramienta de política pública, obliga a los actores que forman
parte del campo de la salud mental a sentar posición en referencia a lo que se propone
legislar y a la armonización de las normas preexistentes o por dictar que puedan
adecuarse al “espíritu” y no sólo a la letra de lo que la ley señala.
Veremos con mayor detalle el desarrollo de cada uno de los desafíos anteriormente
señalados en relación a la aplicación de la ley nacional de salud mental:
En su artículo 4º, la ley señala expresamente que “las adicciones deben ser abordadas
como parte integrante de las políticas de salud mental. Las personas con uso
problemático de drogas legales e ilegales tienen todos los derechos y garantías que se
establecen en la presente ley en su relación con los servicios de salud”.
No obstante, para analizar la importancia de esta cuestión y una somera referencia en
torno a la viabilidad de las acciones a encarar debemos hacer una breve referencia a la
historia reciente de las políticas públicas en adicciones en la República Argentina.
La temática de las adicciones se instala como cuestión social en la agenda pública hacia
mediados de los años 70, y atraviesa toda la década de los años 80. Las instituciones
que se crearon por esta fecha reprodujeron la concepción punitiva que resultaba
hegemónica en el plano internacional, vinculando el problema a lo que se consideraba
por entonces el control y represión del tráfico ilícito de sustancias, opacando así la
relevancia sanitaria que ya manifestaban los indicadores epidemiológicos respecto a la
mayor incidencia del consumo, especialmente en los sectores juveniles.
Esta perspectiva criminológica presentaba también connotaciones geopolíticas, ya que
el problema de las adicciones se asoció a la política de seguridad continental liderada
por Estados Unidos y a la persecución de sujetos individuales o colectivos que, más allá
de las fronteras nacionales, se hallaban potencialmente vinculadas al negocio del
narcotráfico.
Enviado para su publicación el 6 de junio de 2011.
Al centrarse sobre el consumo de drogas ilegales otros problemas epidemiológicos
relacionados con el uso nocivo de sustancias legales pasaron a ser naturalizados. Un
ejemplo de esto lo constituye el consumo excesivo de alcohol que, a la luz de las
evidencias epidemiológicas resaltaba aún como uno de los factores más gravitantes en
la morbilidad y mortalidad de la población general. No está de más señalar que, a su
vez, otras cuestiones que ya se insinuaban como importantes en términos de su
prevalencia general (por ej: adicción al tabaco o al juego) apenas movilizaban la
preocupación colectiva porque no eran consideradas siquiera como problemas de
salud pública.
Durante la década de los ´80 en ciertas jurisdicciones de nuestro país (por ej: Provincia
de Buenos Aires) y con el objetivo de ofrecer una respuesta a la problemática de la
adicción al consumo de sustancias psicoactivas se concreta institucionalmente la
creación de la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones y se decide una
importante inversión de recursos asignada a la instalación de más de un centenar de
centros primarios de prevención, cuya integración al resto del sistema sanitario
continúa siendo una asignatura pendiente para las políticas sanitarias con orientación
territorial.
Por otro lado, las políticas de salud mental y adicciones han estado signadas por una
suerte de status marginal en el marco de las políticas generales de salud, que se ha
expresado en tres indicadores claves, las cuales requieren en la actualidad una
atención importante:
Los artículos de la ley que componen el capítulo 7º enumeran los derechos que deben
ser socialmente reconocidos y protegidos en relación con el enfermo mental, y que
demandan al Estado asegurar su protección: derecho a recibir atención sanitaria
basada en la integración social y con sólidos fundamentos éticos y científicos, a
conservar y preservar la identidad, a recibir acompañamiento de sus familiares, a
acceder a la información sanitaria y/o clínica y a tomar decisiones relativas a su
Esta extensa inclusión de derechos en torno al enfermo mental cobra sentido también
en una dimensión histórica, ya que está precedida por muy importantes antecedentes
nacionales e internacionales (leyes, declaraciones, consensos) que señalan la
necesidad de proteger la vigencia de los derechos en las personas que se hallan en
situación de mayor vulnerabilidad, tal como es el caso de las personas con trastornos
mentales (Kraut, A. 1995).
A mediados de los años 60, cuando se manifiestan las violaciones a los derechos
humanos de las personas con trastornos mentales en quienes eran recluidos a
menudo de por vida en las Instituciones totales, la problemática de la atención
brindada en los hospicios monovalentes se instala como cuestión de agenda pública y
provocan una importante movilización social que impacta sobre los poderes públicos.
A lo largo del período histórico reciente, la crisis del modelo asilar se manifiesta en
múltiples indicadores tales como el incremento de la internación indebida y
compulsiva, la prolongada institucionalización de los pacientes en centros de reclusión,
el debilitamiento de las redes de apoyo y sostén que proporcionan los grupos
primarios tales como la familia y el grupo de pares, el ausentismo y la insatisfacción
laboral, o bien las amenazas continuas a la identidad, que se plantearon de forma
extrema en el carácter de indocumentados que adquieren los numerosos pacientes
considerados bajo la categoría de NN.
Los procesos de reforma que se desencadenan por entonces atravesarán las tres
décadas finales del siglo veinte, y logran expresarse a la vez en muy importantes hitos
Esta situación ha llevado a que, desde hace más de veinte años se constate un
importante esfuerzo de parte de la comunidad científica internacional para denunciar
la aberrante situación planteada por las instituciones totales. Al mismo tiempo, se
constata la reiterada invocación a promover el fortalecimiento del componente de
salud mental en el primer nivel de atención, o bien la apertura de camas de
internación en servicios que integran los hospitales generales y así evitar la
cronificación de los pacientes con trastornos mentales.
c) Art-. 5: Que la capacitación del recurso humano en Salud Mental debe hacerse
apuntando a un modelo cuyo eje pasa por el servicio de salud comunitaria y
propicia la internación psiquiátrica en los hospitales generales, de acuerdo con
los principios rectores que fundamentan esta reestructuración“.
Quince años después tal Declaración es ratificada a través de los Principios Rectores de
Brasilia, señalando la importancia de que todos los países de la región emprendan
procesos de reforma similares a los que fueran impulsados mediante la Declaración de
Caracas, pero Argentina ya no conserva el liderazgo que había desarrollado durante los
años 70 merced a experiencias como las que liderara Mauricio Goldenberg en el
Hospital General de Lanús. Al nivel nacional, el área de Salud Mental pierde peso
La Ley Nacional de Salud Mental señala en su Capítulo IX, artículo 33, lo siguiente:
“Que la autoridad de aplicación debe desarrollar recomendaciones dirigidas a las
universidades públicas y privadas, para que la formación de los profesionales en las
disciplinas involucradas sea acorde con los principios, políticas y dispositivos que se
establezcan en cumplimiento de la presente ley, haciendo especial hincapié en el
conocimiento de las normas y tratados internacionales en derechos humanos y salud
mental. Asimismo, debe promover espacios de capacitación y actualización para
profesionales, en particular para los que se desempeñen en servicios públicos de salud
mental de todo el país”
Dada esta constatación, cabe repensar una cuestión fundamental: están capacitados
los psicólogos para dar respuesta a los desafíos que plantea la promulgación de la Ley
Nº 26.657?
Dado este escenario de situación, es oportuno ahora revisar cuáles son las tendencias
que se plantean en la formación de recursos humanos en las carreras de psicología que
resultan preocupantes a la hora de pensar los nuevos contenidos de formación que
deben ser impartidos tanto en el nivel de grado como de posgrado.
En relación con la formación orientada hacia la clínica de los trastornos desde una
perspectiva psicopatológica, resulta comparativamente escasa la formación que
reciben los profesionales en temáticas tales como la estrategia de la atención primaria
de la salud, epidemiología, políticas públicas, sistemas y servicios de atención, reforma
de los modelos de atención, redes y planificación de servicios.
En la tesis de doctorado realizada por Ernestina Rosendo (2009) y aplicada sobre los
graduados que trabajaban en el sector público se puso de manifiesto un
desconocimiento de la ley que rondaba en más de un 60 % de las personas
entrevistadas. En ese trabajo los profesionales señalan límites insalvables (por
ejemplo, las prácticas de trabajo instituidas, la personalidad de los profesionales, las
Según los datos relevados en dicho estudio, los profesionales presentaban más
expectativas de continuidad de lo establecido que ideas transformadoras e
instituyentes, y consideran que esto último debía ser reservado para los jóvenes que
recién ingresaban (o ingresarán) al sistema de salud. Como expresa textualmente la
autora, “No sólo analizan límites insalvables (las prácticas de trabajo instituidas
durante años, la personalidad de los profesionales, la carga fantasmática del pasado -
atributos de significados de riesgo respecto al trabajo comunitario provenientes de la
época del gobierno militar-, las dificultades de relación entre los profesionales
imposibles de resolución), sino que tampoco consideran razonable pretender la
transformación del perfil profesional de quienes tienen una extensa trayectoria de
formación, experiencia y desempeño en determinada línea de trabajo. Los
profesionales presentan más expectativas de continuidad de lo establecido que ideas
transformadoras e instituyentes. Consideran que esto último debe ser reservado para
los jóvenes que recién ingresan (o ingresarán) al sistema de salud. Parece entonces
factible afirmar las importantes dificultades que entraña una ley que se propone
transformar un modelo profesional instituido y legitimado como válido por la
comunidad profesional que lo porta” (Rosendo, E. 2010, pág.12.)
Por ello resulta fundamental habilitar escenarios de aprendizaje que permitan al futuro
graduado aprender desde una práctica situada, facilitando el reconocimiento de los
contextos cambiantes, inciertos y complejos en los que se desenvuelve el accionar de
Instituciones de salud.
Durante el período comprendido entre los años 2000 a 2005 la Cátedra Salud Pública y
Mental desarrolló, como parte de su actividad formativa en el nivel de grado, Talleres
de Educación para la Salud en Instituciones educativas, que se abocaron a la
prevención de una variedad de problemáticas sanitarias consideradas prioritarias:
alcoholismo, tabaquismo, accidentes, prevención del HIV SIDA, nutrición saludable.
Uno de los principales objetivos del programa fue dotar de continuidad a la labor
emprendida por la cohorte de alumnos que cursaba en cada cuatrimestre
correspondiente al dictado de la materia con aquella que se desarrollaba durante la
cohorte siguiente de alumnos durante el siguiente cuatrimestre, permitiendo la
sedimentación y enriquecimiento de los aprendizajes alcanzados, habilitando
oportunidades para el intercambio entre Instituciones educativas y Universidad.
Como ejemplo ilustrativo de ello, al inicio del Programa de la Cátedra realiza como
parte de la cursada un trabajo práctico o salida a terreno consistente en un
relevamiento diagnóstico ambiental y comunitario de las áreas vecinas a la Institución
educativa con la cual se establecieron los acuerdos de trabajo. Para cumplir con tal
finalidad, los alumnos tienen la oportunidad de analizar y debatir, como materiales
bibliográficos, documentos de trabajo que se gestaron para dar apoyo técnico y
difusión al Programa, elevándose los correspondientes informes a las autoridades
(directivos) de las Instituciones educativas.
Enviado para su publicación el 6 de junio de 2011.
Asimismo, cada uno de los estudiantes, aún cuando asumen una responsabilidad
fundamentalmente ligada a las características de la salida a terreno que corresponda a
la Comisión de Trabajos Prácticos en la que se halla inscrito, debe interiorizarse de lo
que la Cátedra en su conjunto está realizando a través de todas las comisiones de
trabajos prácticos que en cada cuatrimestre llevan a cabo el dictado de la materia. De
esta manera, se facilita un trabajo más integrado entre alumnos y docentes de la
Cátedra, que puede ser expuesto a la vez como un ejemplo cabal de lo que significa
una actividad planificada en el campo de la Salud Pública.
Por ello resulta oportuno caracterizar el trabajo realizado con los mismos y su
consecuente articulación, destacándose a la luz de la presente caracterización la
complejidad que ello conlleva:
Los estudiantes de Psicología participan en la formulación, diseño e implementación
de actividades educativas (con la supervisión, evaluación y seguimiento de los
Enviado para su publicación el 6 de junio de 2011.
docentes que conforman el staff de la Cátedra), teniendo a su cargo no la elección de
un tema (habitualmente fijado por las prioridades acordado con los propios directivos)
pero sí las técnicas que se desarrollarán para su tratamiento y problematización. Ello
permite ligar el aprendizaje sobre distintas problemáticas de salud (ejemplos) con su
transmisión hacia audiencias prioritarias.
Los estudiantes de nivel secundario han sido los destinatarios directos de las
actividades educativas programadas en la Institución, en ellos se han promovido
habilidades sociales y cognitivas mediante la articulación del saber formal con el saber
informal propiciando ello mejores resultados, no sólo en cuanto la incorporación, sino
en tanto producción de conocimiento. Se estimuló la responsabilidad y la toma de
posición sobre sus acciones y pensamientos, propiciándose herramientas de
concientización y reflexión en torno a los problemas identificados .
Dicha práctica profesional apunta hacia una transferencia de los marcos teóricos,
experiencias y prácticas adquiridas por los psicólogos formados en este nuevo modelo
de trabajo, a partir de su capacitación en el Programa de Salud Social y Comunitaria,
Así fue como se ha ido gestando durante los años 2008 a 2009 actividades tales como
entrevistas a funcionarios y responsables de programas en el nivel central. Durante el
año 2010, y a partir de la creación de la Dirección Nacional de Salud Mental y
Adicciones dichas actividades se llevaron a cabo en el ámbito de este organismo,
resultando propiciatorias para la formulación de una práctica profesional a
desarrollarse en cada uno de los subprogramas en los cuales se han organizado
actualmente las acciones programáticas.
a) Ubicar al corpus de leyes vigentes a nivel federal como parte indisociable del
contexto normativo en el cual todo profesional debe anclar su práctica, y no
como una cuestión que sólo atañe a los expertos juristas en la materia,
evitando un sesgo excesivamente tecnicista de las leyes en cuestión.
b) Proponer una visión integral de los principales dilemas éticos y/o políticos que
están asociados a la implementación de la ley, y a la misma como una
herramienta en el proceso de formulación e implementación de las políticas
públicas.
c) Por último, promover una implicación del quehacer profesional que permita
tomar decisiones en escenarios institucionales ejercitando roles no
convencionales para el quehacer del psicólogo.
Todo ello implica revisar los contenidos y los escenarios de la formación; de allí que
hayamos considerado importante exponer dos experiencias pedagógicas en el cual los
futuros graduados desarrollan su implicación en escenarios complejos, inciertos y
cambiantes donde se planteará seguramente el futuro rol profesional.
ANEXO NORMATIVO
Consenso de Panamá. Adoptado por la Conferencia Regional de Salud Mental “20 años
después de la Declaración de Caracas. La década del salto hacia la comunidad: por un
continente sin manicomios en el 2020. Ciudad de Panamá. Panamá, Octubre de 2010.
Ley 26529. Derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones
de salud. Honorable Congreso de la Nación. Promulgada el 19 de noviembre de 2009.