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No puede decirse que sea una enfermedad de un determinado perfil de persona, sino
que se presenta con una frecuencia similar en los diferentes niveles socioeconómicos,
en las diferentes culturas mundiales y en ambos sexos (generalmente con un inicio más
precoz en los varones).
En el interior del cráneo es donde se encuentra el encéfalo, que forma parte del sistema
nervioso, y donde se localizan las pautas de organización de nuestro pensamiento y
comportamiento diarios.
Hasta hace poco tiempo la sociedad ocultaba a los enfermos mentales tras la tapia del
manicomio. La sociedad consideraba que la esquizofrenia, aun siendo una enfermedad
muy frecuente, era tremendamente devastadora e incurable y ante la que poco podía
hacerse. Esta situación hoy en día está cambiando, disponemos de muchos más
recursos para afrontar la enfermedad y aunque sus bases no son bien conocidas
sabemos ya bastante respecto a sus orígenes y a cómo tratarla.
Predisposición genética.
Porcentaje de aparición:
Estresantes ambientales.
Incumplimiento de la medicación.
¿Cómo se manifiesta?
Esta enfermedad incluye, pues, síntomas que traducirán la existencia de una alteración
en los pensamientos, el afecto, las percepciones y la conducta de la persona.
Ideas delirantes: son aquellas creencias personales que tiene el paciente, quien
cree, con total convencimiento de la realidad, que están sucediendo, cuando no es
así. Según la temática de lo que explique podemos tener diferentes ejemplos de
ideación delirante: creer que lo persiguen, que es una persona escogida por Dios,
que todo el mundo lo observa...
Alucinaciones: son aquellas percepciones sensoriales que el enfermo tiene sin que
exista un estímulo. Las más frecuentes son las alucinaciones auditivas (oír voces
cuando nadie está hablando), aunque también pueden ser visuales, gustativas...
Desorganización del pensamiento: consiste en la incapacidad de organizar un
pensamiento coherente, de manera que en muchas ocasiones el lenguaje resultará
inconexo y carente de sentido.
De entre todos los síntomas, los observados con más frecuencia en pacientes
esquizofrénicos son: falta de conciencia de la enfermedad, afectividad aplanada,
retraimiento social, ideas delirantes, pérdida de intereses y del cuidado del aspecto
personal, alucinaciones auditivas y apatía. La falta de conciencia de enfermedad es uno
de los que más dificultan el tratamiento y complican el pronóstico.
Aislamiento social: disminución del interés por las relaciones sociales, con
tendencia a las actividades solitarias.
Puede existir, aunque no siempre, algún estresante ambiental (muerte de algún familiar,
entrada en la universidad, consumo de sustancias tóxicas) que facilite la aparición del
primer episodio psicótico, en el que generalmente predominan los llamados síntomas
positivos, aunque existe algún tipo de esquizofrenia en la que estos síntomas no
aparecen nunca.
Cuando aparece el primer episodio psicótico puede ser necesaria la hospitalización del
enfermo y la instauración del tratamiento que tendrá que seguir de forma prolongada.
Tras la remisión del episodio, el enfermo puede conseguir buena adaptación en la
esfera laboral, social y familiar.
En general, estos fármacos deben tomarse diariamente por vía oral. En la actualidad
ya están disponibles nuevos antipsicóticos para su administración por vía intramuscular,
como es el caso de la ziprasidona. Existen otros preparados farmacológicos, llamados
depot, que se administran una vez cada 7-21 días por vía intramuscular.
La mayoría de los estudios con PET se han centrado en los receptores D2. La
implicación de estos receptores en la patología de la esquizofrenia se apoya en dos
hechos:
Sin embargo, los antipsicóticos atípicos producen un menor bloqueo de los receptores
D2 y esto tiene implicaciones en el tratamiento de la esquizofrenia, ya que pueden
producirse menos efectos adversos.
Tiene que existir una buena comunicación con los familiares para poder aportarles la
información y la educación necesarias para que entiendan la enfermedad, y así
compartir las necesidades del paciente para poder ayudarlo.
Debe motivar al paciente para que tome la medicación y siga los controles psiquiátricos
y psicológicos.
Las familias que logran ayudar con éxito al paciente son las que saben aceptar la
enfermedad, con sus consecuencias, y la ayuda ofrecida. También desarrollan una
esperanza realista para el paciente y para sí mismos, entendiendo que es posible hacer
frente a la enfermedad y vencerla.
Los pacientes esquizofrénicos son personas por lo general tranquilas, pacíficas y que
no se caracterizan por realizar agresiones, aunque los medios de comunicación o las
ideas de la población general puedan divulgar una información errónea del
comportamiento del enfermo mental, que no se ajusta a la realidad. Es más, estos
pacientes tienden, incluso, a eludir y a evitar situaciones problemáticas y prefieren estar
solos. Sí es cierto que en momentos de descompensación de la enfermedad, en el
contexto de reaparición de los síntomas psicóticos, pueden mostrarse inquietos,
agitados y, en casos esporádicos, cometer actos de autoagresiones o de
heteroagresiones, aunque no suele ser una conducta frecuente.
Terapia electroconvulsiva
En la esquizofrenia se cumple una regla, la de los tres tercios, que dice que un tercio
de los pacientes evoluciona favorablemente, un tercio de una forma estable, y un tercio
desfavorablemente.
Los riesgos de la esquizofrenia tienen que ver con la propia enfermedad y son
fundamentalmente: el riesgo de suicidio y el riesgo de tener menos salud física que el
resto de pacientes. Los pacientes esquizofrénicos se cuidan menos en todos los
aspectos, y también el sistema sanitario y la propia familia suelen estar más
preocupados por su salud psíquica que por su salud física. Esto y el consumo de tóxicos
hace que tengan un riesgo mucho más elevado de padecer patologías médicas muy
diversas.
Una nueva teoría, la teoría del neurodesarrollo, explica el origen de los trastornos
descritos. Según la teoría del neurodesarrollo, la desorganización neuronal es propia
de una interrupción de la migración de las neuronas durante el segundo trimestre de la
gestación. Esto provocaría posicionamientos celulares anómalos que darían lugar a
patrones de conectividad alterados cuando las neuronas establecen sus redes. Según
esta teoría, la esquizofrenia respondería a un modelo multifactorial que implicaría un
factor genético activado durante el desarrollo cerebral en el segundo trimestre del
embarazo y un factor ambiental, complicaciones perinatales que afectarían al desarrollo
cerebral de forma adversa.