You are on page 1of 19
4 La ensehanza de estrategias de comprensién lectora Eno que resta de la obra vamos a tratar el tema de las estrategias y de su ense-~ ‘hanza, por lo que considero necesario abordar de entrada en qué consiste una estra~ tegia y cudl es el papel que se les concede en la lectura. Ofreceré también una ex- plicacién general acerca de lo que supone su enserianza, deteniéndome en algunas propuestas concretas, El resto del capitulo se dedicaré a aquello que es objeto de la lectura, e texto, a su caracterizacin y a algunas propuestas coneretas para distin- guirlos. Como lector, deberia considerar este capitulo como una intraduccién alos si- Guientes, en el sentido de que le va 2 aportar algunos conocimientos previos rele- ‘antes para la comprensién y adecuada ubicacién de los contenidos que se vierten en los que vienen a continuacién. Qué es una estrategia? El lugar de las estrategias en la ensefianza de la lectura Estrategias Desde bastantes paginas atras no le he pedido ninguna tarea especifica mas alla de leer. Seria demasiado sugerirle que intente aportar en este momento fo que en- tiende por westrategiay? Gracias. Muy bien. Si ya lo intent6, permitame que continie haciéndole trabajar un poco mds. Ahuru convendiia que definiera, mas.0 menos, lo que para usted es una habilidad, uno destreza, una técnica, un procedimiento. cle ha resultado fécil? gHa podido establecer diferencias nitidas entre estos conceptos? ‘Si bien podemos encontrar matices que impiden la total asimilacién entre los términos sobre los que le pedi que reflexionara, lo cierto es que también entre ellos se encuentran similitudes, Aunque no es mi intencién abordar en profundidad sus ca- srl racteristicas comunes y las que permiten diferenciarlos, creo que puede ser de un cierto interés pronunciarnos al respecto, especialmente por el hecho de que en fas ‘nuevas propuestas curriculares (MEC, 1989b; Departament d'Ensenyament, 1989) se utiliza el término eprocedimientose para referirse a todos ellos. Dado que en fe lite ratura especializada, en la tradicién psicopedagogica y también en este propio libro se habla de sestrategias de lecturas, parece necesario ubicarlas con relacién a los pro- cedimientos. Un procedimiento llamado también 0 menudo regla, técnica, método, destreza 0 ha~ bilidad- es un conjunto de acciones ordenados y fnalizadas, es decir, dirigidas 0 fa consecucién de una meta. (Call, 1987; p. 89) ad Se puede hablar de procedimientos més 0 menos generale en funcién del niimero de acciones o pasos implicodos en su realizacién, de (a estabitidad ene! orden de estos pasos y del tipo de meta al que van dirigidos. En los contenidos de procedimientos se indicon contenidos que también caen bajo fo denominacién de sdestrezas,atécnicase 0 vestrategiass, yo que todos estos términos aluden a las caracteristicos sefaladas ‘como definitarias de un procedimiento, Sin embargo, pueden diferenciase en algunos casos en este apartado conteniaos que se refleren uw proceuimientus v Uestvezas més ageneraies que exigen para su aprendizoje otras téenicas mas especifcas, relacionados ‘con contenidas coneretos (MEC, 1989, Disefo curricular base; p. 43) Para entendemnas, en las defiiciones que acabo de exponer, se asume que cuando se anuda los cordones de los zapatos, cuando cocina cualquier exquisite, cuando decide si le resulta mas eficaz recoger a su hijo del colegio antes de efectuar la compra y llevarle una copia de un articulo al compatiero que se lo pidi, 0 por el contrario, que lo mejores dejar la compra en el ditimo lugar y efectwar primero los otros encargos, est usted tratando con procedimientos.Probablemente pensaré que aunque es cierto que anudarse los deportivos, cocinar y realizar un itinrario son ac~ cones ordenadas enfocadas hacia la conseeucién de una meta -no tropezar con el corde; satisfacer una necesidad basica; hacer lo que se habia propuesto esta tarde-, tambien lo es que existen diferencias entre estos procedimientos ‘Asi mientras que en el primer caso se trata de una accién completamente au- tomatizada (jpruebe lo dificil que es hacer el laz0 y doble nudo cuando se piensa en ello), en el segundo lo que hacemos es seguir unas instrucciones que nos ase~ guran la consecucién de un objetivo, de manera que nuestra accion se encuentra practicamente controlada por tales instrucciones. En cambio, euando nos encon- ‘ramos en una situaci6n como la que ejemplificaba en tercer lugar, las cosas son un poco distintas. En este cas0, hacemos uso de nuestea rapa de pensamiento estratégico. que aunque no funciona como wrecetas para ordenar la accion, si posibilita avanzar su curso en funcién de criterias de eficacia, Para ello, en el ejemplo propuesto, nece- sitamos representarnos el problema que tratamos de solucionar ~hacer todo en poco més de hora y media, y de la forma mis eficaz posible, de modo que no pasemos tres veces por el mismo lugar- y las condicionesyy condicionantes de que disponemos en. un momento adecuado -si tenemos coche, las posibilidades que nos ofrecen los | 58 transportes urbanos, Ia hora en que se cierran la tiendas si el nifio espera en la calle o-atendido en la escuela... Como ha sefalado Valls (1990), la estrategia tiene en comin con todos fos «demas procedimientos su utilidad para regular la actividad de las personas, en la me- dida en que su aplicacién permite seleccionar, evaluar, persistit 0 abandonar deter- mminadas acciones para llegar a consequir la meta que nos proponemos. Sin embargo, es caracterstico de las estrategias el hecho de que no detallan ni prescriben totalmente el curso de una aecién; cl mismo autor indica acertedamente ue las estrategias son sospechas inteligentes, aunque arriesgadas, acerca del cami- ino mas adecuado que hay que tomar. Su potencialidad reside precisamente ahi, en que son independientes de un ambito particular y pueden generalizarse; su aplica- cidn correcta requeriré, en contrapartida, su contextualizacién para el problema de {que se trate, Un componente esencial de las estrategias es el hecho de que implican autodireccién -la existencia de un objetivo y la conciencia de que ese objetivo exis- ‘te- y autocontrol, es decir, a supervision y evaluacién del propio comportamiento en funcion de los objetivos que lo guian y la posibilidad de imprimirle modificaciones cuando sea necesario. Comparto con Valls (1990) la idea de que las estrategias se sitdan en el polo ex- tremo de un continuo cuyo polo opuesto daria cabida a los procedimientos mas ¢s- pecificos, aquellos cuya realizacion es automitica y no requiere del control y plani- ficacién previa que caracteriza 2 las primeras. Otros autores (Nisbet y Shucksmith, 11987) se expresan en términos parecidos cuando se refieren a las microestrategtas (para nosotros, habilidades, téenicas, destrezas..) como procesos ejecutivos,ligados a tareas muy concretas, y conceden @ las macroestrategias (nuestras estrategias) el cardcter de capacidades cognitivas de orden mas elevado, estrechamente relaciona~ das con la metacognicién -capacidad de conocer el propio conocimiento, de pensar sobre nuestra actuacion, de planificarla~ y que permiten controlar y regular Ia ac- tuacién inteligente. Voy 2 considerar, pues le propongo que reflexione sobre lo adecuado de dicha consideracién-, que las estrategias de comprension lectora a as que nos referimos a Io largo de este libro son procedimientos de caracter elevado, que implican Ia pre~ sencia de objetivos que cumplir, a planificacién de las acciones que se desencadenan para lograrlas, asi como su evaluacion y posible cambio. Esta afirmacisn tiene varias implicaciones, de fas que por e! momento voy a resaltar dos: 1. La primera es tan abvia que no st si es necesario... en fin, vamos alld. Silas, cstrategias de lectura son procedimientos y los procedimientos son conte- nidos de ensefianza, entonces hay que ensefiar estrategias para la compren- sion de los textos. Estas no maduran, ni se desarrollan, ni emergen, ni apa~ recen. Se ensean ~0 no se ensefian- y se aprenden -0 no s¢ aprenden. 2. Si consideramos que las estrategias de lectura son procedimientos de orden elevado que implican lo cognitivo y lo metacognitivo, en la enseianza no * Estos términos no son sindnimas, Aunque no es objeto de esas paginas diterenciarls, puede consul- tare el trabajo de Valls (1990) para su caracterizacin, 9

You might also like