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“Bl amor cura alas personas, tanto a las que lo dan como a las que lo reciben.” Psiquiatra Karl Meninger, 1893-1990. Por qué ayudamos? {Quién ayudard? Obtener recompensas, evitar castigos ‘Rasgos de personalidad Psicologia evolutiva Fe religiosa Comparacién y evaluacién de as teorias5C6mo podemos incrementar la delaayuda ayuda? Altruismo genuino z 2 a ‘Eliminar las restricciones acerca de la {Cuando ayudamos? ayuda pipeoace eae ee Socializacién del altruismo * cuando alguien més lo hace 3 poe emp Post scriptum personal: Llevar la Senta psicologia social a la vida capitulo 12 Ayudar Lescuchar el tren retumbar en una estacién del metro de Nueva York, Everett Sanderson bajé a las vias y corrié hacia las luces que se aproximaban a rescatar a Michelle De Jesus, una nifia de cuatro afios que se habia caido de la plataforma. Tres segundos antes de que el tren la atropellara, Sanderson lanz6 a Michelle hacia la mul- titud arriba, Mientras el tren llegaba con un rugido, él mismo fracasé.en su primer in- tento de saltar de vuelta a la plataforma. En el tiltimo instante, la gente que ahi se cencontraba lo jal6 hacia un lugar seguro (Young, 1977). En otto acto sorprendentemente bondadoso y heroico, Otis Gaither, un trabajador afroamericano de la construccién de 23 afos, vio salir llamas de una casa mévil una noche en 1997. Derribé la puerta y entré para sacar a Larry Leroy Whitten, de 44 afios y luego revivié al hombre con respiraci6n de boca a boca, al hacer caso omiso de la ‘bandera de batalla Confederada que hondeaba arriba. Adamado por el heroismo que mostré sin importar la raza, Gaither dijo: “No merezco tanta atencién. Alguien hu- biese hecho lo mismo por mf" (Time, 1997). En una montafa en Jerusalén, cientos de érboles forman el llamado Jardin de los Justos entre las Naciones. Bajo cada érbol hay una placa con el nombre de un crstia- no europeo que dio refugio a uno o més judos durante el Holocausto Nazi. Estos cris- tianos honestos sabfan que silos refugiados eran descubiertos, la politica Nazi dictaba que ambos, el refugiado y el anfitrién, sufrirfan un destino similar. Muchos lo hicie- on (Hellman, 1980; Wiesel, 1985). Muchos més incontables rescatadores permanecen sin nombre. Por cada judio que sobrevivié la guerra en el territorio nazi, docenas de personas a menudo actuaron con herofsmo. Hl director de orquesta Konrad Latte, uno 476 -partetres Relaciones sociales BL muro del hor en el amado "Garden of he Righteous” (arin de os ists) rus, honraa rmds cde 16 ail escataderes con "Righteous Among the [Nations (ustos entre os naciones) La mayor eran personas hums gue veron propia conduc coma mera decencia (Rahat y Moiigian, 1985) de los dos mil judios que sobrevivieron la guerra en Berlin, fue salvado por el hérois- mo de 50 alemanes que sirvieron como sus protectores (Schneider, 2000). E111 de septiembre de 2001 y los dias posteriores, un coordinado acto maligno dis- paré innumerables actos de bondad. Multitudes de personas abarrotaron los bancos de sangre, bancos de alimentos y bancos de ropa, con la esperanza de dar algo desde su corazén que hablara a los corazones y necesidades de los devastados. Algunos fue- + on altruistas al grado del sacrificio personal. Luego de que fue golpeada la Torre Norte del World Trade Center, Ed Emery reunié a cinco colegas del Fiduciary Trust en el piso 90 de la Torre Sus, los escolté 12 pisos hacia abajo, los subi6 a un elevador lieno de gente, dejé que la puerta se cerrara y luego regres6 al piso 97 con la esperanza de salvar a seis colegas mas que respaldaban las computadoras. Qué pena, ya que mo- mentos més tarde su edificio fue golpeado més abajo de él y su destino estaba sellado. Cerca de ahi, su colega Edward McNally pensaba cémo, en sus uiltimos momentos, podia ayudar a sus seres queridos. Cuando el piso empezé a temblar, llamé a su es. posa, Liz, y comenz6 a recitarle las politicas y bonos de seguro de vida de la empresa “‘Dijo que yo significaba el mundo para él y que me amaba”, records posteriormente la sefiora McNally cuando intercambiaron su tiltimo adiés (New York Times, 2002). Pero su teléfono volvié a sonar. McNally coments con timidez que les habia reservado tun viaje a Roma para su cumpleafios ntimero 40. “Liz, tendrés que cancelar eso.” Actos menos draméticos de consuelo, amor y compasién, abundan: sin pedir nada a cambio, la gente ofreci6 indicaciones, doné dinero, sangre y tiempo de voluntariado. + Por qué y cudtido ayuda la gente? * 2Quién ayuda? * 2Qué puede hacerse para disminuir la indiferencia e incrementar la ayuda? Estas son las preguntas principales de este capitulo. altniismo Altruismo es lo opuesto de egoismo. Una persona altruista se preocupa y ayuda Motioo para incrementar incluso cuando no se esperan u ofrecen beneficios a cambio. La parsbola de jests del el bienestar de ofr sin_ yen samaritano proporciona la ilustracién clésica: una consideracicn conscente de los propios Un hombre iba de Jeruselén a Jeri y cayé en manos de unos ladrones, quienes lo des- intereses ‘nudaron; lo golpearon y se fueron al dejarlo medio muerto, Liego de casualidad un sa- cerdote pasaba por ese camino y cuando lo vio, se pas6 al otro lado. De la misma forma un levita, cuando llegé al lugar y lo vio, se pas6 al otro lado. Pero un samaritano que via~ jaba se le acereé y cuando lo vio, se conmovi6. Fue hacia él y curd sus heridas le vacid J Ayudar —capitulo12 477 aceite y vino en ellas. Luego lo puso en su propio animal, lo s ev6 a una posada y 1o cuidé. Al siguiente dfa entregé dos | denarios al posadero y le dijo: “Cuidelo y cuando regrese, le pagaré cualquier gastoadicional que tenga” (Lucas 1030-25), | E] samaritano ilustra el altruismo. Lleno de compasién, | etd motivado para dara un extrafio su tiempo, energia y [ dinero sin esperar a cambio ni un pago ni apreciacién. t Por qué ayuts nos? Para estudiar los actos de ayuda, los psieblogos sociales examinan las condiciones bajo las que la gente realiza ta- les acciones. Antes de ver lo que revelan los experimentos, consideremos lo que puede motioar la ayuda OBTENER RECOMPENSAS, EVITAR CASTIGOS Varias teorfas de la ayuda concuerdan en que, a la larga, la conducta de ayuda beneficia al donante tanto como al receptor. Una explicacién asume que las interacciones hu- manas son guiadas por una “economfa social”. Intercam- biamos no sélo bienes materiales y dinero, sino también bienes sociales, amor, servicios, informacién, posicién social (Foa y Foa, 1975). Al hacerlo, utilizamos una estrategia “mi- . nimax” (minimizar costos, maximizar recompensas). La Bisa semaine teorfa dei intercambio social no afirma que conscientemente Vigilamos costos y r2- Ferrand Sul Wet compensas, slo que tales consideraciones pronostican nuestra conducta. ‘Supongamos que en su universidad se realiza una campafia de donacién de sangre teoria del y alguien le pide participar. Sopesaria usted los costos de la donacidn (pinchazo dela intercambio social guia, tiempo, fatiga) contra los de no donar (culpa, desaprobacién)? {No considera- Teoria que afrma que las 1fa usted también los beneficios de donar (sentirse bien por ayudar a alguien, refrescos _‘#eraccones humanas gratis) contra no donar (ahorrar tiempo, malestar y ansiedad)? De acuerdo con la teo- 9 trmsacciones que ia de intercambio social, apoyada por estudios de donantes de sangre de Wisconsin, sett maize las hechos por Jane Allyn Piliavin y su equipo de investigacién (1982, 2003), tales céleu- ee ween Jos sutiles preceden a las decisiones sobre si ayudar 0 no. Como si se requiriera una excusa por su compasin, la gente donaré més dinero a obras de caridad cuando se les ofrece un producto a cambio de dulces o velas. Incluso cuando el hecho de recha- zar el producto (y nunca lo compratian), define un intercambio social (Holmes y co- laboradores, 1997). Intercambio social Las recompensas que motivan la ayuda pueden ser externas o internas. Cuando las empresas donan dinero para mejorat sus imagenes corporativas 0 cuando alguien offe- ce otra persona un “aventén’ en espera de recibir aprecio o amistad, la recompensa es externa. Damos para obtener. Asi, estamos mas ansiosos de ayudar a alguien que nos parece atractivo, alguien de quien deseamos aprobaci6n (Krebs, 1970; Unger, 1979). Ayudar también incrementa nuestro sentido de valfa personal. Casi todos los do- nantes en la investigacién de Jane Piliavin acordaron que dar sangre “hace sentirse bien consigo mismo” y “da un sentimiento de satisfaccién personal”. De hecho, un cartel de la Cruz Roja afirma “Dona sangre. Todo lo que sientes es bueno”. Esto ex- plica por qué la gente lejos de casa hace:cosas amables por extrafios a los que nunca volverd a ver.

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