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El Quattrocento LA NUEVA CONCEPCION DE LA NATURALEZA Y DE LA HISTORIA A. comienzos del siglo XV tiene lugar en Florencia una transformacién de la concepcién, de los modos y de la funcién del arte tan radical como la que se habia producido un siglo an- tes con Giotto. Los primeros protagonistas de este movimien- to son un arquitecto, FILIPPO BRUNELLESCHI, un escul- tor, DONATELLO, y un pintor, MASACCIO; su obra esta relacionada, pero las tres personalidades presentan caracteristi- cas diferentes. Junto a ellos se encuentra LEON BATTISTA ALBERTI, escritor y arquitecto al que se deben tres tratados sobre la pintura, la arquitectura y la escultura. En ellos, y de modo especial en los dos primeros, el autor no se limita ya a ofrecer preceptos técnicos para la buena ejecucién, sino que enuncia los principios y describe los procesos de ideacién de la obra de arte. Y es comprensible: el artista medieval era respon- sable sélo de la ejecucién porque los contenidos e incluso los temas de las imagenes le eran dados; ahora el artista debe en- contrarlos y definirlos, es decir, que no trabaja ya segin direc- trices ideolgicas impuestas desde una autoridad superior o por una tradicién consagrada, sino que determina de modo aut6- nomo la orientacién ideolégica y cultural de su propio trabajo. El arte no es ya una actividad manual 0 mechanica, aunque sea de alto nivel, sino intelectual o liberalis. Alberti no indica sino incidentalmente, y por habito de humanista, nuevos conteni- dos ideolégicos o temas de imagen: nos dice cual debe ser la estructura y el significado de la forma artistica. Queda claro, pues, que la forma no es ya simple ilustracién o traduccion de figuras, sino que tiene un contenido intrinseco y especifico pro- pio. ZY qué otra cosa sino la realidad puede ser este contenido que no sélo se manifiesta sino que se realiza en la forma? En cuanto la forma artistica contiene un niicleo de realidad 0 de conocimiento, éste se revela, cualquiera que sea el tema o el mo- ivo (sacro, histérico, mitolégico) 0 cualquiera que sea la téc- nica (pintura, escultura, arquitectura). 9 99. Planta de la plaza de Pienza, segiin proyecto de Bernardo Rossellino. 100, Pienza, vista de la plaza (1459-62), 100 La ciudad en el Quattrocento EI naturalismo tardo-gotico reconocia en las cosas un valor en si que el arte individualiza y revela; la cultura humanista si- ta en el crabajo del artista el fin del arte como valor. En otros términos, el arte es un proceso de conocimiento cuya finalidad no ¢s tanto el conocimiento de la cosa cuanto el del intelecto humano, la facultad de conocer. Cuando Alberti afirma que el artista se ocupa sélo de lo que se ve y no de lo que eventual- mente se oculta detris de las apariencias, nos esta diciendo pre- cisamente que el valor no reside en la cosa como fenémeno sino en lo que el intelecto construye sobre el fendmeno. Reflexio- nemos: la forma es representacién de fendmenos y fenémeno ella misma; como fendmeno de los fenomenos, es fendmeno ab- soluto, clave para entender el mundo de los fenémenos, Una sociedad que cree en el valor de los fendmenos reales y presen- tes es una sociedad activa en la que cada uno vale por lo que hace y no por misteriosas investiduras transmitidas. Es la so= ciedad que en su vértice no tiene ya al soberano sino al bur- gués que ha conquistado la signoria a base de fuerza, ingenio 6, incluso, fraude; y, en los niveles inferiores, a los comercian- tes, artesanos, al popolo minuto en fin. Esta sociedad de perso- nas que deciden y actian singularmente esta interesada en co- nocer objetivamente: la naturaleza, lugar de la vida y fuente de la materia del trabajo humano, la historia, que da cuenta de los movimientos y de las consecuencias de la accién, el hombre, como sujeto del conocimiento y de la accion. ;Por qué se pide todo esto al arte y no por ejemplo a la ciencia? Es necesario te- ner en cuenta que en este periodo la ciencia se desenvuelve con més lentitud, trabada por prejuicios doctrinales: los primeros descubrimientos cientificos el Quattrocento tienen lugar, en efecto, a través del arte, y sera un artista quien, a finales del si- glo, abrira el camino a tina ciencia auténoma; Leonardo. En se- gundo lugar, el conocer del arte ¢s, al mismo tiempo, conocer y hacer, e incluso un conocer haciendo, produciendo obras que son a la vez hechos y valores. En este sentido, el arte suminis- tra modelos de valor no ya sélo al artesano sino al hombre, en la nueva responsabilidad que le confiere la responsabilidad per- sonal de decidir y de hacer. EI Quattrocento es en Italia un siglo de cultura eminente- mente urbana, Pero la ciudad no es solo una comunidad labo- riosa, como en los siglos XIII y XIV, sino el centro de un pe- quefio sistema, de un Estado. El poder se concentra en el sig- nore, que decide acerca de la accién politica; accion politica que no es ya sdlo de defensa, sino también de engrandecimiento 0 de conquista. El fin de la concepcién comunal es también el fin del desarrollo espontaneo, adherente a las necesidades de la vida cotidiana, del micleo urbano. También la ciudad debe ser el pro- dueto de una decisin, la puesta en practica de una teoria. En

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