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RELIGION MESOAMERICANA LOS MEXICAS Y EL CHACMOOL ALeREDo Lovez, AusTIN, Leonaxpo Lornz LujAN LAS MUL. UNA CARAS DEL ChcMooL. El chacmoo! es una de las ima- 4 genes mas polémicas en los es- § tudios sobre la religién y el arte § mesoamericanos. Interpretacio- § nes innumerables, disimbolas y a veces contradictorias, han vis to la luz desde 1832, ao en que se publica el primer reporte mo derno de uno de estos persona- jes semirrecostados. Desde en- toncesyhasta laactuatidad, todo ha sido propuesto y mucho in. mediatamente rebatido: se ha disputado si los origenes del ehacmool se encuentran en el Centro de México, en el area maya o en el norte mesoame ricano; se ha discutido si sus raices se remontan al Clasico, al iclisico o al Posclisico Tem prano, y,por si fuera poco, se ha debatido si represent tima sacrificial, un militar, un sa cerdote, un personaie histérico, un hombre-dios, un mensajero divino o una deidad particular. Estas polémicas se jus cabalmente cuando conside mos que el chacmoo/ ha sido en contrado pocas veces en su con- texto arqueoligico original; que (6 / Anquuouocta Mantcann 4e Tléloc ubleada en la cima dea Etapa ll del Templo Mayor. Justo a a entrada se localiza ol lamado “chacmoo! de la Eta un nel ‘excavado recientemente, se observa el chacmoo! ‘conocido como “El Chueco”. Estas efigies semirrecostadas —que formaban parte del rico mobiliario ritual prehispanico— varian en estilo y simbolismo, dependiendo de la cultura que las produjo. En el caso de Tenochtitlan y Tlatelolco, los artistas imprimieron al chacmool wna forma y un significado propios, que lo distinguen de los demas ejemplares mesoamericanos conocidos hasta hoy. A Georges Baudet nunca fue plasmado —0, cuando menos, no en forma incontro vertibleen aiconografia prehis- panica, y que las referencias do- cumentales son tan lacénicas como oscuras. Para colmo, las varias docenas de esculturas des- cubiertas desde Michoacan y Querétaro hasta El Salvador pre- sentan una inusitada variabili- dad. Sibien es cierto que el chac: ‘moolse distingue por su posicién corporal, los ejemplares conoci- dos difieren en cuanto al lado ha cia donde esta girada su cabeza, Ia posicién del abdomen en re- lacién al pecho y las rodillas, el punto de apoyo sobre la base y Ia postura de las extremidades yel tronco. Ademés, pueden ya cer o-no sobre bases rectangula- res, y tener 0 no aras ceremo- niales sobre el vient. Los materiales empleados en su manufaetura son igualmente diversos: piedras metamérficas, voleanicas, calizas, cerémica y argamasa, Sus dimensiones sue- Jen ajustarse a la escala humana, pero los hay mayores e, inclu- so, algunas miniaturas. Estilisti- camente, los rasgos anatémicos del chaemoe! oscilan entre los realistas hasta los esquematicos. En cuanto a su indumentaria ¢ insignias, hay desde per- sonajes casi desnudos hasta los ricamente ataviados y lle- nos de simbolos, Sitabulamos éstas y otras variables significativas en una matriz matematica, nos pereataremos dela gran diversidad del corpusy de su facil subdivisién en tradiciones bien de- finidas. Por ejemplo, aunque el chacmoo! de Tula y cl de Chichén Itza representan a adultos jévenes que lucen in- dumentarias guerreras parecidas, ambas tradiciones escul t6ricas se diferencian entre sf en material, estilo, tamaio, posicién relativa del abdomen, forma del ara, etcétera. A su vez, ambas tradiciones divergen de la michoacana, en la cual se sucle representar a un anciano de rostro arrugado, casi desnudo yeonel pene erecto, Elanilisis estadistico de este corpus po- ne en evidencia que la forma y el significado del chaomool se ‘modifican dependiendo de la ubicacién geogritfica,crono- logica y cultural. [LAS TRES FUNCIONES BASICAS DEL CHAGMOOL El“chacmool de Tacubaya'” es una im: Una de las causas de la gran variabilidad podsia encon trarse en el tipo de funciones alas que el chacmoo! estaba consagrado. No cabe duda de que estas eseulturas te- nian un caracterutilitario. EL chacmael formaba paste de un rico mobiliario ritual, al igual que los altares cilin- dicos, las mesas sostenidas por atlantes 0 telamones, Jos"cronos” zoomorfosylos portaestandartes. El histo- riador del arte L.B. Bagby sugirié hace medio siglo gue el chacmool no seria propiamenteunaimagendecul- to, pues nunca habia sido des- cubierto en el sanctum sancto- rum. Bn efecto, la arqueologia nos sefiala que el chacmool era utilizado en el dra que separaba al sanctum de los ficles, es decir, en la zona intermedia que estaba reservada a los oficiantes y que concentraba la mayor actividad litirgica La morfologia del chacmue/ lo convierte en una base sélida, cualidad ideal para la realizacién de, al menos, tres uusos rituales evidentes. Tradicionalmente, el chacmoo! ha sido interpretado como un tlamanaleo 0 mesa de ofren- das: directamente sobre el ara del personaje 0 en reci- pientes, se colocarfa un sinnimero de dones, entre ellos ‘mundo acuttico de! ‘que fue descublerta en el Mayorazgo de los Guerrero, en el ‘contro de a cludad de México. Antonio ‘de Leén y Gama lo estudié por vez primera. Cara inferior dela base del “chacmool de Tacubaya”. Este bajorreliove nos muestra una escona dol ‘cosmovisién mesoamericana. ‘Se observan remolines, caracoles, conchas y ranas. tamales, tortillas, carne de guajolote, tabaco, plantas alu- cindgenas, flores, papel salpicado con hule, plumas, pul- que, balché ¢ incienso. Una segunda funcién det chac- mool sexia ta de cuaukxicalli 0 recipiente para la sangee y los eorazones de los sacrificados, pues algunos ejem- plares mexicas tienen un onawhxicalli en lugar de la ha- bitual ara. Otea fancida seria la de téeheatl 0 piedea de los saerificios, ya que existe un fragmento de la Crinica me- zxieana en el que aparece la referencia a un chacmoo! de dicado a este uso. Dicho pasaje telata con detalle el holocausto de 1487, celebrado con moti- vo de lainauguracién del Tem- plo Mayor de Tenochtitlan: Luego que salié el Sol comen- varonaembijaralosquehabian de morir... hecho esto los subieron en los altos de los templos y primero en el de Haitgilepochtli.. Pstaba para- do el rey Ahuitzotl encima del Hheatl, una piedra en aque estaba labrada una fi- gura que tenia torcida la ca- bbera, y en sus espaldas esta- ba parado el rey ya sus pies del rey degollaban... a uno, y entre cuatro de ellos le ten dian bocarriba,estirindolo to- dos cuatro: llegado el Abui- con el navajén en la mano: tirando reciamente los cuatro demonios, le metia el navajén por el corazén y saca el corazén en un im- proviso. dea 6poca Imperial tzotl Aparte del presente texto, el estudioso belga Michel Graulich ha aportado prue- bas sobre este uso, entre cllas la existencia de pie- eas sacrificiales ancropomor- fas en Misantla, Veracta2; la cos tumbre de inmolar a ciertos individuos sobre verdaderas ca- mas de victimas humanas, y el hallazgo de algunos ejemplares del chacmoa! en lugares donde normalmente se colocaba el Hécheatl. Recordemos kambién que el ara cilindriea del chaemoo! de Ia Etapa TL del Templo Mayor mide 50 cm de alto, en tanto que el Hebeatl prismatico que se encuentra unos metros al sur tiene una altura de 49 em sobre el nivel del piso. Debido a que el charmoo/ era una base ceremonial mul- propésicos, resulta sugerente que esta esculvura adqui- ricea en muchas ocasiones los atributos iconograficos del Las aL1cxoot muaaens /69 ‘Ajorea roja con colgantes color cere. Collar azu-rojo-blanco con disco y Disco de semillas de chia. dice Borgia, 28. ‘cuentas de oro. Cédice Borbénico, 7 Primoros Memoriales, 261v. E1“chacmoo! dela Etapall” y sus relaciones Ieonograficas con ‘el Tidloc de los cédices. Orejera rectangular Bandas verticales nogras sobre: ‘fondo blanco. Maxtiat!Jamba Delantal triangular azubrojo- azubroja-blanca. Cédice ‘del Templo de Tidloc. blanco. Cédiee Borgia, 25. Tolleriano-Remensis, 5v. 70, Anquuouocta Muntcana

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