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gopeday] ay owi9D? F + Presencia de Dios. Hago presente a Dios que esti conmigo en todo momento y lugar. * Peticion. Escuchar lo que el Sefior me esti diciendo en el corazén, + Composicién de lugar. Imaginarme cémo esti Dios presente en este lugar, aqui y ahora. + Texto. Salmo 23 (22) Dios es mi pastor. Nos acercamos con confianza a Dios y a nosotros mismos. No tenemos que tenerle miedo a nuestro propio corazén, es nuestro mejor aliado, Nos disponemos a la escucha. Escuchar si ca estar atento «a todo mi ser, «con todo mi ser» Nuestro corazén es como una guitarra con muchas cuerdas, Se pue- den sentir cosas muy diferentes: temores, preguntas, desinimos, alegri- as, deseos, tristezas, confianza, sorpresa... ~ Situado en un lugar tranguilo escucho lo que me rodea. ~ Dejo sentir lo que me brota en el interior :Qué me ha traido aqui? Qué es lo que estoy esperando de mi encuentro con Dios? - Leo el Salmo 23 con actitud de confianza en Dios. Pueden ayu- dar las siguientes preguntas para identificarme con el texto: ~ Por qué caminos o prados me ha conducido? ~ Pasando qué quebradas oscuras me ha protegido? * Coloquio. Pe permanentes en mi caminar. Me pongo con confianza en sus manos. le al Sefior la gracia de sentir su presencia y compaiiia + Otros textos. Ap 3,20: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si algu- no oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con Ay él conmigo». Jn 1,38: «Maestro, gdénde vives?» EJERCICIOS en la vida. Vamos a despertar las posibilidades de orar que estén dormidas en nosotros, ramos a meter el hilo de la oraién en el tefido de nuestra vida... mpaitia, atentos al ruido leve de Vamos a intentar hacer camino en lo ast se abrinin nuestos aja, ree renderemos por qué nuestro corazén presentia su presenc » (Gn 1,31). Daun habituales 0 por el campo, a ocultas en 1s, las cosas, la naturaleza nos acompatia y mplativo por alguno de tus record mo un rastreo en busca de la bondad y de la bell todo lo que existe. Mira atentamente las p Y repite internamente: «Vio Dios que todo era bueno» Fiate mas de ta ‘mirada de Dios que de la tuya, dale educar tus ojos y hacerlos creyentes, de detris de esas expresiones de can- de serenidad.... Deja brotar en tila del templo: la mesa del altar que te Hama al convite la luz encendida que nos reeuerda la presencia viva del resucitado, el pan y el vino memoria de vida entregada y de su sangre derramada, Presta atencién a los signos y 5 que hacemos durante la celebracién, no los hagas de manera mecini- «a, sino dejéndolos nacer del fondo de tu ser 4. Recore con la mirada o con la imaginacién el lugar (o los lugares) de la casa en los que vas a trabajar y orar durante este tiempo. Reconoce y agra dece a Dios las posibilidades reales de espacio y tiempo para realizar es experiencia de encuentro con El, ese lugar se va a convertir en tu santuari personal, en un lugar sagrado,

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