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El zumo es el líquido que se puede extraer de plantas y frutas en estado natural a partir de
procedimientos mecánicos, sin que haya fermentación, por lo que conservan las propiedades
típicas de la fruta utilizada. Su preparación puede ser tanto exprimiendo como macerando frutas
de temporada u hortalizas sin la aplicación de calor o disolventes. A modo de ejemplo, el zumo
de naranja es el líquido del extracto del fruto del naranjo. Los jugos se pueden preparar en casa
con gran variedad de exprimidores manuales, eléctricos o automáticos.
Pero también pueden recibir la denominación de zumo otros productos obtenidos a partir
de concentrados de fruta a partir de la
adición del agua y los aromas que se
pierden durante el proceso de
concentración. Cuando se da esta situación
el producto debe llevar una etiqueta que
indique claramente que ha sido obtenido a
partir de concentrado de fruta.
Los zumos constituyen una de las bebidas
más populares en todo el mundo. Los jugos
más conocidos son los de algunas frutas
como la naranja, el melocotón, la manzana
y la uva, entre otros. Los zumos de frutas se
utilizan para quitar la sed, para hidratar el cuerpo y por su valor nutritivo similar al de las frutas
en las que se basan. Los jugos se pueden vender en forma de concentrado (a veces congelados),
que requiere que el consumidor añada agua para devolver el líquido a su “estado original”. Sin
embargo, los concentrados suelen tener un sabor bastante diferente al de los zumos recién
exprimidos, aunque nutricionalmente tienen características similares.
Los zumos comerciales comenzaron su historia a partir del siglo XX, ya que la industria de zumos
y hortalizas solo es posible con un determinado desarrollo cultural ya que requiere unos
procesos tecnológicos avanzados, capacidad de almacenamiento muy amplia, unos medios de
transporte suficientemente desarrollados, un mercado amplio con capacidad económica y unas
formas de vida modernas. Por otra parte, en la evolución de la humanidad, la dieta ha sido uno
de los factores determinantes. La evolución humana se remonta a unos siete millones de años
y a lo largo de todo el proceso, la alimentación ha experimentado diversas transformaciones.
La importancia de la fruta en la alimentación humana se valoró de forma muy positiva desde la
antigüedad, hasta el punto de que los antiguos la calificaban de comida de los dioses y le
otorgaban propiedades mágicas o divinas. Asimismo, existen muchas referencias de ofrendas a
los dioses y de templos llenos de fruta y, aún en nuestra época, se realizan ofrendas de fruta a
los dioses en algunas culturas como la India.
La historia de la fruta y de sus jugos es, en su origen, la historia de dos zumos fermentados, el
vino de la uva y la sidra de la manzana y también de la tecnología aplicada para la extracción del
jugo de otro cultivo mediterráneo, el olivo, mediante las prensas de aceite. La fermentación de
los jugos de la uva y la manzana no es más que un método de conservación.
Respecto al consumo de zumo en la actualidad y, en particular, el zumo de naranja comercial,
debe competir directamente con el zumo exprimido de la fruta fresca en casa, que es de fácil
obtención y de óptima calidad, aunque se debe consumir de forma inmediata para evitar que se
deteriore. Sin embargo, su obtención exige un tiempo excesivo para nuestro ritmo de vida actual
y solo es accesible durante los periodos de cosecha.
Las tres frutas básicas para nuestra industria son: la manzana, la uva y la naranja. En primer
lugar, la manzana es la fruta por antonomasia, la más extendida, la que posee más variedades y
la que se conserva durante más tiempo a temperatura ambiente. Ha sido a lo largo de la historia
retratada en multitud de escenas. En segundo lugar, el uso de mosto o zumo de uva es muy
antiguo y aunque no existen demasiadas referencias históricas respecto a su utilización, el vino
se cita frecuentemente en los textos egipcios. Los romanos elaboraban distintos tipos de
mostos, pues su conservación es relativamente sencilla. Por último, la naranja, originada hace
unos veinte millones de años en la región tropical y subtropical del sudeste asiático, se ha
difundido por todo el mundo. Desde entonces ha sufrido numerosas modificaciones debido a la
selección natural y a hibridaciones naturales o producidas por el hombre.
ManzanasLas manzanas llegaron a Europa desde el Oriente Medio y fue en este continente
donde evolucionó gracias, sobre todo, a la cultura grecorromana. Hesíodo, 800 años a. C. ya se
refiere a la manzana. También se cree que el fruto es originario de Europa Oriental, del Cáucaso
y de Asia Central.
Lo que sí es cierto es que el origen de los manzanos es silvestre pero el hombre pronto lo cultivó,
perfeccionándolo y llevándolo consigo en sus migraciones por Europa, Asia y Africa.
Fueron los romanos los que consiguieron las mejores manzanas. En los tiempos de Julio César,
un injertador llamado Matios o Mato consiguió las mejores manzanas gracias a los injertos. Y
fue el que dio el nombre de "manzana" a la fruta del manzano. Es la modificación de la palabra
"Mazana", nombre latino del injertador.
Los romanos buscaban la inmortalidad consumiendo manzanas. Los más pudientes siempre
reservaban una de Plantación de manzanos en El Bierzo, León.las habitaciones (forrada de
mármol) para almacenar manzanas. Plinio llamará a esta habitación pomarium.
Muchos siglos después cuando llega a Italia el tomate de América le llamará "pomodoro", es
decir, manzana de oro. Fueron los españoles los que llevaron el fruto de la manzana a América
y lo difundieron por todo el continente. Allí nacieron nuevas variedades de manzanos gracias a
los injertos, hoy son las que más se consumen. Las conocemos con los siguientes nombres:
Golden Delicious, Red Delicious, Granny Smith (es australiana).
Historia de la uva
Se piensa que las vides Muscat y Syrah sean las vides más antiguas del mundo, como indica la
etimología misma de sus nombres. Los restos arqueológicos hacen remontar los primeros
experimentos de producción de uva y producción de vino al período neolítico (8000 A.C.): en
Turquía y Jordania han sido hallados enormes depósitos de pepitas de uva que sugieren que se
prensaban las uvas. Al tiempo, sin embargo, el vino se hacía desde uvas salvajes, mientras las
primeras pruebas de algunas actividades de viticultura vienen de Georgia 3000 años después,
en la edad de la Piedra.
No se sabe con seguridad cuando haya empezado la viticultura italiana: los primeros testimonios
en la Italia del Norte remontan al siglo X A.C., en Emilia. Es seguro que la vid es difundida
actualmente en más que 40 Países al mundo, aunque más que la mitad de la producción mundial
se haga en Europa (sobre todo España, Italia y Francia).
En el siglo diecisiete se afinó el arte de los toneleros, se hicieron menos caras las botellas y se
difundieron los tapones de alcornoque, que contribuyeron a la conservación y al transporte del
vino, favoreciendo así su comercio.