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Fundamentos de Metodologia Cualitativa | Dr. Enrique Pieck Gochicoa Relato de vida | Mariana Mesa Costero De la isla al pueblo Una de las experiencias que més recuerdo, no se si como trauma o como forma de ver la vida, fue el primer dia de escuela la primera vez que llegué de Cuba a México. Acababa de cumplir 6 afios cuando, después de varias visitas anteriores a México, concretamente a San Luis Potosi, a mi mama se le ocurrié que seria buena idea ir viendo la posibilidad de inscribirme en un colegio, aunque fuera a mitad de afo, para efecto de que me fuera “ambientandé”. Yo venia de una escuela con grupos de 30 hasta 40 alumnos por clase, aproximadamente, donde la mayoria de nosotros éramos mas que compafieros de clase, éramos vecinos, casi parientes, amigos desde antes de ir a la escuela y de después de ella. Con intereses compartidos, como patinar, brincar la cuerda, escalar arboles -pese a los regafios y advertencias de nuestras abuelas-, jugar a las escondidas hasta las 4 de la mafiana sin correr ningtin peligro, pues toda la cuadra nos ubicaba perfectamente por nombre, apellido, tipo de sangre, peso y talla de nacimiento, Sin exagerar. En Cuba, donde pasé la mayor parte de mi nifiez, por no decir que toda, los nifios teniamos mucha libertad, ademas de que nos relaciondbamos con personas de otras religiones, colores o culturas, eso no era un problema y a esa edad mucho menos. Poco importaba si vivias en Calle J, o en Calle L, el barrio era uno solo, Altahabana. Ahora bien, regresando a la escuela, para empezar habian lazos familiares de siglos y siglos atras entre los compafieros, pocos eran los que llegaban de otras provincias -o estados- de Cuba, pero eran répidamente acogidos. Teniamos una sola profesora por grado que daba todas las asignaturas, incluso, si el grupo lo pedia esa misma maestra podia acompafiarnos durante todo el nivel, de primaria en este caso. En ocasiones tenian una asistente, ya fuese que el grupo excediera los 40 alumnos © hubieran problemas de rezago 0 de conducta que se saliera de las manos de un solo encargado de grupo. La forma de trabajo, por lo que recuerdo, era bastante dindmica, nos la pasabamos en el pizarrén, Rho nos daba miedo pasar y competiamos por tener el cuaderno mas ordenado y Ia letra mas bonita. ‘Aunque, es cierto que el cuidado que se tenia podria deberse mas a la calidad del papel que a otra cosa, pues era casi como escribir en papel de arroz, tenias que borrar muy, pero muy suave o corrfas el riesgo de que se rompiera la hoja entera. Pero bueno, no era algo que perdiéramos de vista. Las cosas se cuidaban mucho y se ahorraba papel, goma y lépiz. El uniforme era muy peculiar, nos vestiamos de pioneros, las mujeres blusa blanca con una especie de falda con tirantes en color rojo y una pafioleta en el cuello de color azul. Los hombres parecido, camisa blanca y pantalén rojo. El almuerzo, como era en la escuela, dependia de lo que dieran en la cocina ese dia, pero, comiamos todos lo mismo, y aunque no era muy variado, comias hasta estar satisfecho. A veces podias repetir, a veces no, segiin las cantidades. Entonces, eran las clases, después venia la comida y enseguida la hora de la siesta, unos 30-40 minutos. Cada uno de nosofros tenia que tender su catre. Yo recuerdo que a las maestras les parecia gracioso que nunca me acostaba hasta que la sabana estuviera lisa. La ‘planchaba" con las manos. Después de la siesta venian las actividades recreativas o culturales, unos dias haciamos deporte, otros ibamos a clases de baile, teatro 0 fo que tocara, pero siempre teniamos alguna actividad para finalizar el dia. Si después de esto tus papas seguian trabajando, te quedabas a terminar la tarea, asi cuando llegabas a la casa, entre las 4-5 de la tarde, te dedicabas a jugar basicamente y a ver las caricaturas de 5-5:30. Luego salias a recrearlas, era divertido. Sin embargo, y pese a afiorar los primeros dias de clase, pues disfrutaba mucho ir a la escuela, mi primer dia de clases en México no fue tan lindo. Para empezar me hicieron varios examenes pues por fa ‘edad que tenia querian ponerme en primero de primaria, cuando yo estaba terminando segundo grado. Jamas en la vida, hasta ese momento, habia tenido pruebas tan largas. Al final casi me mandan a tercer grado porque en la parte de nombres propios de! examen puse Arabia Saudita y Zaire (hoy en dia ya ni existe, pero era un pais en mi época) y las maestras no tenian ni idea de dénde quedaba eso. Aunque para mi eran comunes porque mi papa estudia Medio Oriente y mi mama Aftica. En fin, al siguiente dia mi mama estuvo mas de una hora peindndome con gel, pues lo requeria la escuela, Sélo me acuerdo de la jalada de cabello que me daba porque tenia que quedar parejo o sino me regresaban por no ir bien peinada. Olvidate de llevar cabello suelto, te mandaban reporte, también si por azares del destino se te levantaba un pelo a lo largo del dia. Y eso no fue todo, jluego vino el uniforme! Capas y capas de ropa sobre ropa, media sobre calceta sobre calcetin, blusa sobre camisa sobre chaleco sobre suéter sobre chamarra. De acordarme me sofoco. Tras el ritual de acicalarse, venia la prueba de fuerza y resistencia. Pues tenia que cargar sobre los hombros cerca de 5 cuadernos y 5 libros de texto, mas el estuche y la famosa lonchera -objeto desconocido hasta ahora- cerca de 2 kilémetros, pues de la entrada de la escuela a mi salén, tenia que atravesar como 4 canchas de futbol y otras 2 de tenis. Igual y no era tanta la distancia, pero a las 6 de la mafiana era un mundo. Mas el peso extra de la ropa y los zapatos de charol apretados entre tantas medias y calcetas y mallas. Una vez que logré llegar al salén, resulta que todas las bancas tenian nombre, pero vaya confusién cuando encontré como cuatro que decian Mariana, lo cual era casi imposible, pues en Cuba efa un nombre fuera de lo:comiin. Por un momento pensé “mira qué cosa, hay una banca con mi nombre en cada fila para que decida en cual me quiero sentar’, se me hizo un gesto muy agradable de bienvenida Pero, joh sorpresal conforme iban llegando mis compafieras “Marianas” muy secas me decian “quitate que aqui me siento yo", “este no es tu lugar’, “quién eres y qué haces en mi banca’, incluso antes del “hola, me llamo fulana” o no se, pero siempre esperé algo mas cordial. Cuando llegé la maestra de inmediato fui con ella y le pregunté dénde me podia sentar, pues no tenia un lugar asignado y me dijo ‘en la de allé atras que no tiene nombre”. Ni veia nada. No voy a negar que me senti rara, no se si desplazada tal vez 0 como inoportuna, como si no les hubieran avisado que iba a ir. Pero, una banca no podia determinar mi experiencia del primer dia, asi que traté de pasarla por alto. Lo peor estaba por venir. La maestra hizo que me presentara y mientras hablaba mis compafieros no dejaban de reirse y murmurar “por qué habla asi’, “qué le pasa a su voz", “no le entiendo nada’, asi que me callé. La profesora dijo que venia de Cuba y que iba a pasar un tiempo con ellos.-La primera actividad consistia en escribir una oracién en el pizarrén. Como estaba acostumbrada a levantarme pasé y la escribi en letra cursiva como solia hacerlo. Pequefio detalle, ni la maestra sabia leer 0 escribir con cursiva, asi que ni ella entendia lo que yo habia puesto y cuando le dije lo que era lo escribié debajo en letra de molde, la cual yo no habia aprendido. Asi que su primer tarea para mi fue que hiciera todo el abecedario 20 veces en mi cuaderno. Me senti que estaba en otro mundo, donde si, se hablaba espafiol, pero'no era mi idioma. Las palabras no eran las mismas, ni los tonos, ni fas formas, ni siquiera las letras. # la hora siguiente vino otra profesora y el mismo show, a la siguiente hora otra, y otra y otra. No entendia nada de lo que pasaba, cpara qué tanta gente? zquién es mi maestra? zpor qué necesito un cuaderno diferente cada hora.si todawa tengo hojas en el primero? Aunque después de los 20 abecedarios, supuse que se iban a terminar muy rapido. Al fin lleg6 la hora del receso, y via todos con sus mochilas pequefias, asi que supuse que era momento de usar mi lonchera. Y de nuevo un golpe de realidad, cada uno estaba comiendo distintas cosas, en pequefics subgrupos separados unos de otros. No comian todos al mismo tiempo, unos jugaban mientras comian, otros no comian y otros solamente jugaban Era muy diferente todo. Incluso cuando me iba-a sentar con uno de estos grupos me dijeron “ti no puedes juntarte con nosotras, dicen mis papas que eres balsera’. Lo que sea que eso significara. Otros me dejaban estar con ellos a cambio de, mi comida, de los gansitgs, pues si no les daba era “pecado’, de nuevo, quién sabe qué era, pero mejor les daba. Terminamos de comer y estaba lista para descansar, y nada, mas horas de clase, con otros maestros y en ocasiones en otros salones. No entendia nada. Sali llorando ese dia, Nadie me dijo que las cosas iban a ser tan diferentes. Lo Unico que era semejante, era la cantidad de alumnog por grupo y tan tan. Cuando terminé el dia estaba agobiada. Creo que fue la primera vez en la que al dia siguiente no me queria levantar, suplicaba por no ir a la escuela, deseaba estar enferma con tal de no it. Pasaron los dias e intentaba adaptarme, pero cada vez me costaba mas trabajo. Seguia sin escribir como ellos, hablar con ellos, comer como ellos. Y digo ellos porque nunca me “juntaron’ en sus “bolitas”. ‘Ademas no llevaba dulces con chile para comer en clase, siempre pasaba al pizarrén, y entregaba mis tareas antes de la hora de la salida. Era literal un bicho raro. Recuerdo que hubo un dia que me dijo mi papa, desesperado dentro de todo por verme triste y sin ganas, “tu vienes a México a estudiar, no a hacer amigos, tus amigos estén en Cuba’ y santo remedio. Esas palabras me vinieron como anillo al dedo. A partir de ese dia me enfocaba en hacer mis tareas, entregar mis trabajos y repasar lo que vefa nuevo en las clases. Al afio siguiente me cambiaron de escuela, y fue mas o menos lo mismo, aunque era una escuela més pequefia con menos alumnos, el problema no era la escuela, era la gente, pero al menos esa vez ya iba preparada, ya comia pulparindos, ya habia incorporado palabras como. “chido","padre","6rale”, “en la torre” en mi vocabulario, dominaba la letra script -aunque no me salia, ni me sale muy bonita que digamos-, aprendi a hablar més lento y “cantadito’. Como era bilingile y yo no hablaba naila de inglés, hasta eso creo que los maestros en esta escuela se portaron mejor conmigo, me daban clases extra por las tardes y estaban al pendiente de las dudas. Aunque no falt6 un dia en que mis compafieros me recordaran que no era de ahi, ninguno de ellos igualaba mis calificaciones, y eso para mi llegé a ser suficiente.

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