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CAPITULO PRIMERO. CIENCIA POLITICA, LA TEORIA DEL ESTADO 1. Definicién y campo de la Ciencia Politica.— 2 8u relacién con otras ciencias.—3. Nocién del Estado; sus atributos esenciales—4, Diferencia entre Estado, Sociedad, Gobierno y Nacién.— 5. El Estado y una fe comin.—é6. El Esiado ideal. 1, Definici6n y campo de la Ciencia Politica — Todo tratado de la Ciencia Politica debe comen- zar determinando el campo propio de esta ciencia, asi como su relacién con otras ramas del conoci- miento humano, de indole semejante. Es esto necesario por dos razones: radica la primera en que los términos ‘‘Ciencia Politica’? han sido usados con gran amplitud, por no decir ambigiie- dad, tanto en el lenguaje vulgar como en el cien- tifico; y consiste la segunda en que es muy intima la relacién que existe entre ella y otras ramas del eonocimiento, tales como la Jurisprudencia, la His- toria y la Economia Politica. Es necesario, por tanto, definir tan puntualmente como sea posible el cam- po propio de Ja Ciencia Politica e indicar su co- nexién con las otras ramas del saber, reservando para més tarde una definicién netamente cientifica. Bas- -5— tanos por ahora, como punto de partida, la bien cono- cida nocién, no obstante su insuficiencia, de que la Ciencia Politica trata del Gobierno. La palabra Go- bierno, usada en su sentido mds lato, reposa sobre la idea fundamental de control y obediencia; le- va implicita la idea de autoridad y también la de su- misién a esa autoridad; y de esta suerte evoca en nuestro 4nimo un fenémeno que casi puede conside- rarse coextensivo con la sociedad humana, como ac- tualmente existe, y cuyo origen se remonta al pasa- do, casi tan lejos como el origen de la Historia de las Sociedades Humanas. Reconocemos que si tra- tamos de seguirlo en los periodos remotos de la His- toria, se esfuma gradualmente hasta convertirse en un punto invisible; pero es ésta una caracteristica comin de todos los productos de la evolucién social. Los fenédmenos del Gobierno, tal como los ve- mos en el pasado y en el presente, estén muy lejos de mostrar una apariencia uniforme. Difieren eons- tantemente en su forma, difieren en su campo de accién y en sus fines, difieren m&s notablemente en los variables grados de su complexidad. Ad- viértense inmediatamente estas divergencias en el as- pecto concreto del Gobierno, comparando la ruda or- ganizacién que mantiene en floja conexién una tribu pastoral primitiva, la Ciudad-Estado de los grie- gos, el sistema feudal de la edad media y el intrin- eado mecanismo del Estado nacional moderno. En el fondo de estas variaciones que los diferentes ti- pos de organizacién humana ofrecen, existe el ele- mento comtin del Gobierno, sobre el que la Ciencia Politica se levanta. En todas las ramas de la cien- cia son las diversidades y no las semejanzas de los fenémenos observados las que ofrecen el principal motivo de especulacién. En el mundo fisico san las diversidades de forma, funcién y estructura entre las plantas y los animales, las que abren . —6— al bot&nico y al naturalista el campo de la inves- tigacién. Si todas las plantas y los animales fue- ran uniformes en sus maneras y en sus funciones, habriamos aceptado la semejanza como base angu- lar; pero la verdad es que no son las semejanzas las que dan estimulo inicial a las investigaciones del hombre. De la misma manera acontece en el dominio de las instituciones, donde la heterogénea y complexa apariencia de los fenémenos en cues- tién constituye la base de la Ciencia Politica. Su campo radica en el examen y el andlisis de las siem- pre variables formas de la humana organizacién, de las que forma parte integrante el elemento del control social. Surge en este punto una nueva analogia entre el estudio de nuestro medio fisico y de nuestro medio social. En cada caso se advierte que los fe- némenos observados estén en constante estado de cambio y de movimiento. Formas nuevas reempla- zan a las viejas, representando e] conjunto series escalonadas de ascendente complexidad, las cuales corresponden a funciones de ereciente complica- cién y a estructuras cada vez més elevadas. La vi- da en el mundo fisico, de simple y rudimentaria se transforma en diferenciada y complexa, dando lu- gar a que se desarrollen nuevos é6rganos destina- dos a desempefiar funciones cada vez m4&s importan- tes. En el mundo superorginico esté siempre en marcha de modo continuo el proceso de la evolu- eién social; y aqui también, en el campo de la Cien- cia Politica, hay etapas sucesivas de progreso, en Jas cuales la forma y el cardcter de las institucio- nes humanas producen incesantes alteraciones, en concordancia con las del mudable medio dentro del eual se desarrolla el crecimiento social. El‘ estudio de las formas de Gobierno debe, en consecuencia, en grado eminente, ser comparativo e hist6rico. —7—

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