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DEL DERECHO
NOVENA EDICIÓN ESPA1'IOLA CORREGIDA y AUMENTADA
REVISADA
por
Consideraciones preliminares
Conviene siempre conocer la Historia de toda ciencia; pero
la importancia del conocimiento histórico se revela especial-
mente en las disciplinas filosóficas, ya que en éstas, el presente
no se entiende sin el pasado; el pasado revive en el presente. Los
problemas filosóficos hoy discutidos son esencialmente los mis-
mos que se presentaron - bien que en forma embrionaria - a
los pensadores de la antigüedad. El examen de los sistemas filo-
sóficos se ofrece como una serie de experimentos lógicos, donde
podemos ver bien pronto qué conclusiones se obtienen partiendo
de ciertas premisas: y podemos sacar partido de ellos, para lle-
gar a un sistema más perfecto, evitando los errores cometidos,
y aprovechando los progresos ya realizados. La Historia de ]a
filosofía es, pues, un medio de estudio y de investigación que nos
ayuda extraordinariamente en nuestra tarea; nos ofrece un
cúmulo de observaciones, de razonamientos, de distinciones que
no podría realizar un solo individuo; como tampoco podría nin.
gún artífice inventar ex novo todos los instrumentos de su arte.
La Historia de la Filosofía del Derecho muestra ante todo
que en cualquier tiempo se ha meditado sobre el problema del
Derecho y de la Justicia: problema que, por lo tanto, no fue
inventado artificiosamente, sino que responde a una necesidad
natural y constante de] espíritu humano.
Pero la Filosofía del Derecho no se presenta originariamen.
te como autónoma, sino unida a la Teología, la Moral y la Po-
lítica; sólo de un modo paulatino se opera la distinción. En los
primeros tiempos la confusión es completa, y ésta aparece de
modo típico en Oriente, en cuyos libros sagrados se tratan con-
jm1tanwnte los elementos de varias ciencias, teóricas y prácticas.
1. - o,e) Veechio. - Filosofía del Derecho
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Domina en dichos libros el espíritu dogmático: el Derecho se
concibe como un mandato de la Divinidad y como superior al
poder humano, y, por tanto, no como objeto de ciencia, sino
de fe. Así, las leyes positivas se consideran indiscutibles; y el
poder existente, como expresión de la Divinidad, se considera
incontrolable. En este estadio, propio de los pueblos orientales,
el espiritu crítico no se ha despertado todavía. Sin embargo,
debe recordarse que algunos de estos pueblos, especialmente los
hindúes, los hebreos, los chinos, los indios y los árabes han brin-
dado notables contribuciones a los estudios filosóficos, de modo
particular enunciando elevadas máximas morales.
Filosofía griega
Los inicios
Grecia es la tierra clásica de la Filosofía, la cual obtiene
en ella un desarrollo propio. 1 En sus comienzos, la mente grie-
ga no se vertió sobre los problemas éticos, y mucho menos sobre
los jurídicos, sino que se ocupó de la naturaleza física.
Así la ESCUELA JÓNICA, la más antigua (siglo VI antes de
Cristo), trató de explicar los fenómenos del mundo sensible me-
:. diante la reducción de todos ellos a ciertos tipos. Esta escuela,
a la que pertenecieron, entre otros, TALES, ANAXIMANDRO y
ANAXÍMENES, no tiene, sin embargo, importancia para nuestro
estudio.
Otra escuela casi contemporánea a la Jónica, fue la ELÉATA
(representada por JENóFANES, PARMÉNIDES, ZENÓN DE ELEA Y
MELIS O DE SAMO) , la cual enfocó el mismo problema de un modo
más profundo, en cuanto que, elevándose a un concepto metafí-
sico, sostuvo que el ser es uno, inmutable y eterno. Para ella se
Los sofistas
Sócrates
Platón
Aristóteles
ARISTÓTELES (384-322 antes de Cristo), que nació en Sta-
gira, fue discípulo de PLATÓN durante unos veinte años, y más
tarde preceptor de ALEJANDRO MAGNO. Cuando éste subió al
trono, ARISTÓTELES fundó su escuela en Atenas en el Gimnasio
Liceo (o sea en el templo dedicado a Apolo ~OxSlO<;;). Trató de
casi todos los ramos de lo cognoscible, y puede decirse que mu-
chas ciencias comienzan con él. Ahora bien, como gran parte
de las obras de escritores anteriores a él se han perdido, no
se puede determinar hasta qué punto ARISTÓTELES aprovechó
el fruto de las investigaciones ajenas. El carácter de su genio es
diverso al de PLATÓN. Éste es, por propia naturaleza, más es-
peculativo: ARISTÓTELES, en cambio, más inclinado a la obser-
vación de los hechos. Pero en las cuestiones cardinales de la
Filosof'ia no se aleja mucho de su Maestro; y es, por tanto,
erróneo presentarles, según se hace a veces, como adversarios
o antagonistas. Cierto que ARISTÓTELES refuta expresamente
algunas teorías de PLATÓN: a menudo se ha hecho referencia de
discordias personales que se supone produjéronse entre maestro
y discípulo; pero probablemente se ha exagerado sobre este pun-
to; y en torno al mismo se ha tejido una leyenda. De todas ma-
neras debe reconúcerse que también ARISTÓTELES fue esencial-
mente metafísico e idealista en cuanto a los principios de su
sistema.
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La escuela estoica