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La légica de la investigacion cientifica Karl R. Popper Segunda edicién CAPITULO PRIMERO PANORAMA DE ALGUNOS PROBLEMAS, FUNDAMENTALES El hombre de ciencia, ya sea teérico o experimental, propone enunciados —o sistemas de enunciados—y los contrasta paso a paso. ular, en el campo de las ciencias empiricas construye stemas de teorias— y las contrasta con la experiencia por ca —o ligica del conocimiento— es ofrecer un an: ‘modo de proveder: esto es, analizar el método de l Pero, {cuales son estos «métodos de las ciencias empiricas»? Y, {a qué cosa lamamos «ciencia empiricay? 1. EL PROBLEMA DE LA INDUCCION De acuerdo con una tesis que tiene gran aceptacién —y a la que ‘nos opondremos en este libro—, las ciencias empiricas pueden ca- lamados «nétodas in- seria idéntica ala logica inductiva, es decir, al an métodos inductivos. Es corriente llamar «inductiva» a una inferencia cuando pasa de enunciados singulares (llamados, a veces, enunciados «particulares»), tales como descripciones de los resultados de observaciones o expe- Timentos, a enunciados universales, 10 ipo Ahora bien, desde un punto légico dista mucho de ser obvio que estemos justificados r enunciados universales par- tiendo de enunciados singulares, por elevado que sea su nimero; pues Ea LA LOGICA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA cualquier conclusién que saquemos de este modo corre siempre el riesgo de resultar un dia falsa: asi, cualquiera que sea el numero de ejemplares de cisnes blancos que hayamos observado, no esté justi- ficada la conclusién de que todos los cisnes sean blanc« Se conoce con el nombre del problema de la induccién la cuestion El problema de la induccién puede formularse, asimismo, como la cuestién sobre cémo establecer la verdad de los enunciados univer- sales basados en la experiencia —como son las hipdtesis y los sistemas tedricos de las ciencias empiricas—. Pues muchos creen que la verdad de estos enunciados se «sabe por experiencia; sin embargo, es claro que todo informe en que se da cuenta de una experiencia —o de una observacién, o del resultado de un experimento— no puede ser origi- nariamente un enunciado universal, sino sélo un enunciado singular, Por lo tanto, quien dice que sabemos por experiencia la verdad de un enunciado universal suele querer decir que la verdad de dicho enun- ciado puede reducirse, de cierta forma, a la verdad de otros enunciados —éstos singulares— que son verdaderos segtin sabemos por experien- cia; lo cual equivale a decir que los enunciados universales estén ba- sados en inferencias inductivas. Asi pues, la pregunta acerca de si hay leyes naturales cuya verdad nos conste viene a ser otro modo de pre- guntar si las inferencias inductivas estan jt —dice Reichenbach— determina la verdad de las teorias cientificas; eliminarlo de la ciencia significa- ria nada menos que privar a ésta de la posi verdad 0 falsedad de sus teorias; es evidente que perderia el derecho de distinguir sus teorfas ticas y arbitrarias de la imaginacién del poeta»'. "HL REICHENBACH, Erkennmis 1, 1930, pig. 186. (CE también ls pigs. 64 y sig) * Cf los comentarios de Russell acerca de Hume, que he citado en el apartado #2 de mi Postscript. PANORAMA DE ALGUNOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES 35 Pero tal principio de induceién no puede ser un: -dad puramen- En realidad, si existicra un principio de induccién puramente l6gico no habria problema de la induccién; pues, en tal caso, seria menester considerar todas las inferencias inductivas como transformaciones puramente logicas, o tautol6gicas, exactamente lo mismo que ocurre con las inferencias de la ldgica deductiva. Por tanto, el principio de induceién tiene que ser un enunciado sintético: esto es, uno cuya negacion no sea contradictoria, sino légicamente posible. Surge, pues, la cuestiOn acerca de por qué habria que aceptar semejante principio, y de cémo podemos justificar racionalmente su aceptacién, Algunas personas que creen en la logica inductiva se precipitan a sefialar, con Re id de la ciencia acepta sin de induccién, y que nadie puede tampoco dudar ‘da corriente»*. No obstante, aun suponiendo que fuese asi —después de todo, «la totalidad de la ciencia» podria estar en un error— yo seguiria afirmando que es superfluo todo prin- cipio de induccién, y que lleva forzosamente a incoherencias (incom- patibilidades) logicas. A partir de la obra de Hume*! deberia haberse visto claramente 4que aparecen con facilidad incoherencias cuando se admi que es posi je tal cosa): ya que, a su ve tiene que ser un enunciado universal. Asi pues, si intentamos afirmar ue sabemos por experiencia que es verdadero, reaparecen de nuevo justamente los mismos problemas que motivaron su introduceién: Para justificarlo tenemos que utilizar inferencias inductivas; para jus- m de orden tificar éstas hemos de suponer un principio de induce superior, y asi sucesivamente. Por tanto, cae por su base el fundamentar el principio de induccién en la experiencia, ya que lleva, inevitablemente, a una regresi6n i : Kant trat6 de escapar a esta fiendo que el principio rineipio de causacién universal») era lido a priorin. Pero, a mi entender, no tuvo éxito en su ingeniosa en el apéndice *VHI (texto corres- Pondiente a las notas 4, 5 y do 81,

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