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www weo wer eww weww eevee wvewevwUUYUUUYUUY JEAN GUIR Ati PSICOSOMATICA Y CANCER Fe 4.04.02 G865P_ Guir.Jean Psicosomiatica y cancer ‘Titulo de Ia. edici6n original: Paychosomatique et cancer Hors Ligne, 3 ue Thosin Paris, 1983, PROLOGO La medicina moderna, sirviéndose de los modelos propios de la ‘biologia est cntrando indiscutiblemente en Ia era cientifica, Cace dia muestra més eficiencia en sus operaciones y determina los objetos ‘que la conciernen (el hombre, su cuerpo y sus enfermedades) dent:o del dominio de sus capacidades. El cuerpo que circunscribe y delimita do cata forma, oe origina dentro de In definicién introducida por Des- feattes, de dicotomfa entre el pensamiento y Ie superficie o extensiGn. Este cuerpo, concebido como extensién separada del «Espiritu que lo enimay, puede entonces ser fotografiado, radiografiado, anali- ‘ado, diagramado y calibrado; no obstante esta objelivacion, impli- ‘cada por Jas necesidades del discurso cientifico, no debe olvidar el ‘otro cuerpo, un cuerpo més dificil de aprehender: el cuerpo de gore ‘que vive en régimen parasitario' a través del lenguaje y cuyo regreso {riunfante, tras estar exiliado de la clencia, Ia medicina todavia no a podido anunciat, En esta nueva relacién entre el cuerpo y Je ciencia,t ‘se manifiesta una falla que Lacan defini6 como la afatia epistemo- ‘somatica», por la cual el cuerpo biolégico s6lo encuentra su esiatvto| 2 través de la represion del cuerpo de goce que altetaria su saber al ‘manifestarse en Ia palabra. ‘La llamada medicina «psico-sométicay no es otra cosa que Ia con- cesifn —de lnbios para afuera— que la medicina hace al «Espiritu», extmfamente rchabilitado de sibito y guardado provisoriamente en e! desvin de las enfermedades que escapan @ su control, hasta que un nuevo progreso permita integrarlo al campo de su saber. ‘Sin embargo, la medicina no obtienc ninguna veataje olvidando Jo que ha sido y ha representado desde la antigledad, como el hecho de quo el acto a través del que procede es sagrado, en tanto que se funda en el pacto de In palabra que el enfermo dirige como pedidé al médico, y donde la respuesta tendré una incidencia precisa en lag 5 AA AMAAAADAAADAAADAALAGBOADABAAABAADAABAA wewwre eer ver vr e ewe wwe wre eee | K | palabras que logren dar en el blanco del deseo del sujeto, més allé de Jas instrumentaciones necesarias que acompatian a eso gesto. Llegados a este punto, no hay necesidad de tratar aqui nostflgica~ ‘mente Jos fantasmas del pasado, Los médioos caben bien (aunque al- ‘gunos analistes necios pretendan ignorarlo) cémo una enfermedad de esta naturaleza, la més maligna, perfectamente catslogada, conocide. tanto en su causalided como en su evolucién, tendré una modificacion paradégica de su pronéstico en funcién de lo que se ha dado en llamar 4el terreno del enfermon, que no ¢s otra cosa que su posicién subjeti- ‘va, en otras palabras, su deseo. Por més enigmética que sea Ia relacién do articulnciOn entre el aujeto y Ia causalidad y evolucion de su enfermedad corginica», este problema requiere ser planteado. Lacan no se referia’ al psicoandlisis como a una parte de Ia medicina: por el contrario, para él el discurso analitico constituiria el lugar donde podria alojarse la medicina, a condiciOn de que el analiste no invalide el discurso pronunciado por el médico pretendiendo sustituitlo, sino que ofrezea clarificaciones fecundes. Es en este aspecto que el ensayo de Jean Guir (ttulado con inten- ci6n deliberadamente provocadorn «Psicosomitica y Céncern) plantea tun problema esenciat todavia no resuelto: yA qué se designa con el término de fendmenos psico-sométicos? (en principio, no so los define ‘como sintomas para no. hipotecar Ia definici6n, bien precisa que estos tienen en el campo analitico, de que estén estructurados por el signi ficante). Estas manifestaciones que pueden englobar toda una serie de enfermedades en el hombre, desde el simple catarto hasta el chncer més maligno, zconstituyen acaso las uinicas manifestaciones de un real que el sujeto racionaliza en ia causalidad que las relaciona con su deseo —con la complicidad de la opinién publica— 0, por ef contrario..constituyen hechos de discurso, permeables a la accion de la palabra y por lo tanto accesibles a la interpretacién analitica ea clerias condiciones? EI problema merece que se lo plantee y cso €s fo que hace Jean ‘Guir, quien intenta responder a partir de su préctica clinica —cicrta~ mente amplia © imporiante— a estas incéguitas, estimulado por Lacan, quien se habia percatado de que todavia quedaba un camino por ex- plorar ea ese campo limite del que los médicos y psicoanalistas huyen horrorizados en el momento de enfrentarse con él en su préctica pro- fesional; califiando © veces con mucia ligereza de charlatanes a sus 6 cenfermos, Recordemos la muerte reciente de un emperador oriental, fulminado por un mal incurable, que le sobrevino durante su exilio involuntario; Jos médicos que le trataron-no pudieron halla otra ra- 26n, ni otra causa a su enfermedad, que la destitucién sufrida, Pero después de todo, zqué es un cuerpo?, zqué conocemos de é1? Casi nada, s6lo que tenemos miedo de su goce, Jean Guir, cuye for- maciéa médica lo llev6 a estudiar biologia en el Instituto Pasteur, se interesa muy de cerca en estos fendmenos psico-somAticos. Como psi- connalista recibe con frecuencia solicitudes de antlisis de sujetos que padecen precisamente de estas enfermedades Uamadas apsico-somé- ticasy, El material recogido en este libro so’basa en esta experiencia, clinica, y aun cuando algunas lecturas de observaciones se fuera del contexto analitico, se efectian, sin embargo, a partir de datos recolectados en Ja expericncia misma [Jean]Guir pretende abor- dar esto: feaémenos partiendo del testimonio de sus analizantes. CSediala algunos elementos del lenguaje, bien sea en sus manifestacio- nes 0 en su determinismo, como: —Rupturas especificas de Ia estructura del nombre propio y ¢s- pecialmente de su degradacién en nombre comin! Por experiencia, se sibe que la «descaracterizacién» del nombre propio tiene efectos reales en el sujeto que pueden Hevarlo hasta el trauma, sin que nada. pueda evitar ¢l surgimicato de lesiones corporales. —Significantes fechables que constituyen para el sujeto el cifraje de un real que se manifiesta dé forms, enigmitica, testimonio, por ejemplo, de un trabajo de duelo incompleto por la muerte de un pariente cercano, que puede convertirse en el estigma de una iden- tificacion paradéjica con él. Se puede observar cémo aparecen y desapareven estos fendmenos psico-sométicos en fechas precisas, sin que se movilice nada en la historia del sujeto. Muchas veces estos sigaificantes fechables no permiten una locelizacién biogrifica pre- cisa: sin embargo su repeticién periédica y regular en Ja vida del sujeto permite correlacionarlos con un suceso doloroso en su vida. En estos casos, Jean Guir adelanta Ja hipétesis de que el sujeto se ve forzado, por as{ decirlo, a una suerte de transexualismo abe: rrante, con lo que el 6rgano afectado se constituye en cierto modo ‘en el representante del Otro sexo, cuyo goce imposible deberia pues asumir el sujeto. ‘Habria ahi una especie de carencia ea la captura del cuerpo en Jo simbélico, pero no en el sentido de Ja prectusin significante: el 7

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