Los 80: El repliegue
EMILIO BERNINI
Hacia ladécada delos80,elcine delcontinente cambia
de modo eualitativo, pero ahora con menos notorie-
dad y sin la violencia estético-politica con que habta
emergido, en las dos décadas previas, en la escena
cinematogréfica mundial como cine latinoamericano,
Ein efecto, en los afios 60 y 70 las cinematografias de
‘América Latina dejan de considerarse nacionales, dejan
de estar ligadas econdmicamente a las industrias (en
los casos particulares sobre todo de Argentina, Méxi-
coy Brasil) y vinculadas en lo politico, de variados
modos, a los Estados, para concebirse a si mismas
como independientes, alternativas, en contlictos de
distinta intensidad con los Estados y por fuera de los
marcos industriales. Los «nuevos cines> y los cines
politicos de esos afios recusan lo nacional, las pro-
pias tradiciones culturales (el tango y el eriollismo
argentinos, el samba brasilefo, a ranchera mexica~
na), para fundar una nueva nocién de lo popular, una
nueva forma de lo nacional ahora latinoamericano,
en un sentido estético y en un sentido geopolitico.
Todo el cine que se concibiéa {mismo como latinoa-
mericano en esas d&cadas buseé una transformacién
estética de mayor o menor tadicalidad, que no estaba
en absoluto desvinculada dela critica ola impugnacién
a Jos Estados nacionales, burgueses, en complicidad
con el dominio imperialista en América Latina; se ubied
en una linea de avanzada moderna junto con los cines
a
y los paises del llamado Tercer Mundo, y encontré en
€l cine de la revolucién cubana un modelo, el hori~
zonte, la realizacién posible de las utopias politicas de
liberacién.
Yaeen la década de os70, la serie de gobiernos milita-
res de la regidn constituye una inflexidn determinante
de los «nuevos cines> y de los cines politicos, que,
en algunos casos, los transforma y los conduce a la
narracién de historias de introspeccién y de auto-
critica (como ocurre con el cinema novo brasilefic),
de burla radical y anarquizante (como en el cinema
do lixo 0 cine marginal brasilefo); y, en otros, diree-
tamente los elimina, junto con la desaparici6n fisica
de los cineastas y la obligacién al exilio, parte de una
estrategia sistemética de represi6n de toda oposicién
politica (como ocurre con el cine politico argentino y
con el cine chileno), Pero los afios 80, despues de ese
proceso de inflexién por el cual los cines politicos y
Jos cines modernos se transforman, demuestran con
una evidencia silenciosa que el cambio es més pro-
fundo que aquello que los propios cineastas pudie-
ron haber reconocido. Se trata, pues, de una mutacién
que es preciso considerar sobredeterminada, conse~
cuencia indudable de las politicas estatales totalita~
rias, ajena en este punto a las decisiones plenas, a las
propias voluntades soberanas de los cineastas. Asi, el
cambio producido en la década de los 80 en los cines
Los aio ao 95de América Latina no responde yaa la autoconciencia
que caracterizé al cine latinoamericano, uno de cu-
‘ys rasgos principales consistid, en efecto, en la deli-
beracion de sus elecciones estéticas y politicas, en sus,
posicionamientos orientados, de distintos modos, a
incidir sobre el propio presente, puesto que se tratd
de un cine bisicamente dirigido hacia la praxis. Du-
rante las dictaduras, algunos cines pudieron articular
respuestas, criticas y autocriticas, elaborar ensayos
para reubicar las funciones que los cineastasatribuian
asus filmes; ahora, en los aiios 80, ocurte, en cambio,
cierto repliegue por el cual no es posible reconocer ya
aquellos rasgos latinoamericanos sino, por el contra-
rio, otros, novedosos por su condicién inédita, pero
aun asi poco observados.
Lo artistico
El cine imperfecto que, en 1969, Julio Garcia Espinosa
habia postulado como propio de los eines latinoame-
ricanos para evitar la cosificacién del cine «perfecto»
(ese cine «técnica y artisticamente logrado», que se
wuelve casi necesariamente «reaccionario»), en los
alhos 80 deja de constitu, en gran medida, la con-
signa, mis ticita o mas explicita, de los cines para la
liberacién. La imperfeccién cinematografica latinoa~
mericana presupon‘a, sobre todo, un horizonte en
que la sociedad liberada, igualitaria, implicar‘a una
transformacién radical de lo artistico, al punto de
no constituir ya una categorfa ontolégicamente
ferenciada, sino, en todo caso, un oficio que, como
cualquier otro, podria realizar cualquier persona. En
Jos afios 80, algunos filmes de cineastas de la regién
parecen responder a otra idea del cine, en un sentido
en que la imperfeccisn estética se vuelve modelo de
tun nuevo tipo de arte, antes que horizonte del fin del
arte por las nuevas condiciones igualitarias, postu-
ladas como utopfa en las décadas anteriores. Asi, la
imperfeccidn estética transforma su negatividad para
volverse una nueva idea de creacién, en que los mo-
delos culturales y los valores estéticos que se habian
combatido y refutado en los afios previos regresan,
aun reformulados, concebidos ahora como parte de
una refundicién latinoamericana, de un sincretismo
propio del arte cinematogrifico de la region.
El exilio de Gardet: Tangos (1985) y Sur (1988), de
Fernando Ezequiel Solanas, constituyen, por los
cambios que presentan en las fundamentaciones
relativas al acto de filmar, al rol de los cineastas, al
vinculo entre el filme y el espectador, dos peliculas
notorias de aquello que puede comprenderse como re
pliegue artistico del cine de los 80. Ambas peliculasestin concebidas desde una idea de cine latinoame-
ticano que busca ahora hallar su artisticidad, nacio-
naly popular, «descolonizada». Se trata de una idea
de lo artstico latinoamericano, cuyo contramodelo
habla sido frontalmente rechazado en La hora de los
hornos (1968), en el capitulo 11, «Los modelos», de
su primera parte. En ese documenta, la voz en off
dlecia: «al universalizarse como clase y como siste
ma, la burguesia y el imperialismo universalizaron
fa cultura que fgelta su dominio. Tras el mito de una
cultura universal, escondieron en América Latina
sus intereses de clase coloniales», E] modo de fil-
mar contra ese modelo de dominacién podia notarse
en el montaje mismo del documental, violento, de
impacto, para interpelar as{ con esa violencia vi-
sual liberadora, desalienante) al espectador, y para
impedir, en consecuencia, la contemplacién pasiva
propia de lo artistico. Incluso, la condicién misma
de clandestinidad en que el documental fue filmado
formé parte de esa refutacién politica de lo atistico y
del horizonte de su desaparicién como elemento
superestructural, en el sentido marxista, de la so-
ciedad capitalista y neocolonizada. Ambas peliculas
estén atribuidas a un autor (Fernando Ezequiel So-
Janas) que, en las décadas previas, en las peliculas
de Cine Liberacién, estaba subordinado a lo grupal,
puesto que se concebia, horizontalmente, que cual-
quiera de las funciones del trabajo del cine podia ser
asumida por cualesquiera de las personas que partici
panen él, como est expuesto en Hacia un tercer cine,
el manifiesto del grupo.
Con Bl exitio de Gardel: Tangos y con Sur, Solanas se
reconoce y se fundamenta ahora como autor, una no-
cién que no difiere de aquella, burguesa, que previa
‘mente habfa sido preciso impugnar con el objetivo de
fundar una préctica cinematogrifica igualitaria para
tuna sociedad que se verla transformada por aquello
que esa misma préctica podia contribuir a produ-
cir en términos revolucionarios. Las dos peliculas se
conciben, pues, como filmes autorales, en los que el
propio Solanas interpreta, en el primero, a un direc-
tor musical; y, en el segundo, asume una voz en off
que ya es una inflexién hacia la primera persona del
cineasta (propia de los documentales de Solanas de
os afios 90), y que ya no posee nada de la objetividad
documental con que estaban investidas las voces en
off de La hora de los kornos, que evitaban con delibera~
cién lo subjetivo, precisamente para fundamentar la
informacién objetiva, la estadistica sobre las condi-
ciones del neocolonialismo en América Latina.
Elexilio de Gardel: Tangos es, incluso y sobre todo,
un filme sobre la creacién artistica. En efecto, la nueva