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Introducción

Hay en la sangre un conjunto de células y proteínas que interactúa con la pared vascular.
Cuando ocurre una lesión en un vaso sanguíneo, estos elementos se activan y provocan
la transformación de la sangre desde su estado líquido hasta una sustancia sólida (el
coágulo), que se deposita dentro y alrededor de la pared vascular y actúa como tapón
(hemostasia).
Si en lugar de haber una lesión en el vaso se produce una fisura, una grieta o una
alteración rugosa en la parte interna de su pared, se desencadenan y activan los mismos
mecanismos y se produce la misma masa sólida, pero en esta ocasión en el interior del
vaso (trombosis).
En el mecanismo de la coagulación se distingue una fase celular, de acción rápida, que
actúa de manera primordial en los vasos sanguíneos de alta velocidad (arterias), en
tanto que existe una fase plasmática, que se genera lentamente y que requiere tiempo
para su total establecimiento y se observa en los vasos sanguíneos de baja velocidad
(venas).
Los mecanismos celulares y los plasmáticos se imbrican y se potencian mutuamente; a
su vez, los productos que forman activan a los elementos que circulan inertes y se
efectúa una amplificación exponencial de estos procesos. Al activarse la coagulación en
alguna parte del organismo podría producirse la total oclusión del aparato circulatorio,
si no hubiera un mecanismo de control. Por ello existen procesos antagónicos, celulares
y plasmáticos, que son activados por los productos de la hemostasia y que limitan la
coagulación al lugar donde ésta se ha iniciado.

Plaquetas
Las plaquetas son pequeñas células que circulan en la sangre; participan en la
formación de coágulos sanguíneos y en la reparación de vasos sanguíneos dañados.
Cuando un vaso sanguíneo se lesiona, las plaquetas se adhieren al área dañada y se
distribuyen a lo largo de la superficie para detener la hemorragia (este proceso se
conoce como adhesión). Al mismo tiempo, pequeños sacos ubicados al interior de las
plaquetas y llamados gránulos liberan señales químicas (este proceso es llamado
secreción). Estas sustancias químicas atraen a otras plaquetas al sitio de la lesión y
provocan su aglutinamiento para formar lo que se conoce como tapón plaquetario (a
este proceso se le llama agregación).
Algunas veces el tapón plaquetario es suficiente para detener la hemorragia. Sin
embargo, si la herida fuera grande, otras proteínas llamadas factores de coagulación se
reclutan en el sitio de la lesión. Estos factores de coagulación trabajan en conjunto sobre
la superficie de las plaquetas para formar y solidificar el coágulo de sangre.
Los niveles normales de plaquetas en la sangre de una persona adulta oscilan entre las
150.000 y las 450.000 por milímetro cúbico.
Las plaquetas bajas pueden conducir a una hemorragia interna debido a que se ve
afectado el proceso de coagulación de la sangre, mientras que si se encuentran
demasiado altas puede ocurrir lo contrario, la formación de coágulos que desencadenen
una trombosis, un infarto o un ACV.
Enfermedades como el dengue, la anemia aplástica, la trombocitopenia o la leucemia,
o tratamientos como la quimioterapia, afectan al conteo de plaquetas reduciendo su
presencia.
En el proceso de coagulación las plaquetas se adhieren al sitio de la lesión y se
distribuyen a lo largo de la superficie del vaso sanguíneo. Al mismo tiempo, pequeños
sacos al interior de las plaquetas liberan señales químicas para atraer a otras células al
área y hacer que se aglutinen a fin de formar lo que se conoce como tapón plaquetario.
En la superficie de estas plaquetas activadas muchos factores de coagulación diferentes
trabajan juntos en una serie de reacciones químicas complejas (conocidas como
cascada de la coagulación) para formar un coágulo de fibrina. El coágulo funciona como
una red para detener el sangrado.
Los factores de la coagulación circulan en la sangre sin estar activados. Cuando un vaso
sanguíneo sufre una lesión se inicia la cascada de la coagulación y cada factor de la
coagulación se activa en un orden específico para dar lugar a la formación del coágulo
sanguíneo. Los factores de la coagulación se identifican con números romanos
Referencias
Abraham L. Kierszenbaum. Laura L. Tres. Histología y Biología Celular. Introducción a
la anatomía patológica. 4ta Edicción. Pp 191-192

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