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Néstor Garcia Canclini Departamento de Antropo- logia de la UAM-Iztapalapa, México, DF. Articular hist6ricamente lo pasado no significa cono- cerlo tal y como verdadera- ‘mente ba sido, Significa adueharse de un recuerdo tal como relumbra en el instante de un peligro. WALTER BENJAMIN articulo reproduce el publicado, con igual thulo, en Af Patrimonio Cultural de México (E. Florescano, comp), 1994 México, LOS USOS SOCIALES DEL PATRIMONIO CULTURAL* A medida que el debate sobre el patrimonio cultural se agudiza en los medios masivos y en la escena politica, encontramos mas dificil defi- nir posiciones bien fundamentadas con los modos habituales de con- ceptualizarlo y estudiarlo, Puede cambiarse el uso o remodelarse un edificio de valor hist6rico por necesidades actuales? necesita ampliar el Metro para mejorar al transporte en el centro hist6rico de la ciudad, y al excavar se descubren restos precolombinos, ;cudl debe ser la eleccién: el progreso o la memoria? Los sismos que trastornaron en 1985 gran parte de la ciudad de México, ademas de agravar bruscamen- te los problemas de vivienda, impusieron la evidencia de que nuestras nociones ordinarias sirven poco para intervenir en los conflictos presen- tes entre grupos con intereses antagénicos. Repensar el patrimonio exige deshacer la red de conceptos en que se halla envuelto, Los términos con que se acostumbra a asociarlo -iden- tidad, tradicion, historia, monumentos- delimitan un perfil, un tertitorio, en el cual “tiene sentido” su uso. La mayoria de los textos que se ocu- pan del patrimonio lo encaran con una estrategia conservacionista, y un. respectivo horizonte profesional: el de los restauradores, los arquedlo- g08, los historiadores; en suma, los especialistas en el pasado. Sin embargo, algunos autores empiezan a vincular el patrimonio con otras redes conceptuales: turismo, desarrollo urbano, mercantilizacion, comunicaci6n masiva, Estos términos son mencionados casi siempre como adversarios del patrimonio: desafios 0 agresiones exteriores que proceden de universos distintos. Aqui partiremos de la hipétesis opuesta. Nos parece ‘que estas referencias recurrentes son el sintoma de una relacion fundamen- tal entre el patrimonio y lo que suele considerarse ajeno a su problematica. Muchas de las dificultades que obstaculizan la teorizaci6n y la politica cul- tural en esta 4rea proviene de una inadecuada ubicacion del patrimonio en el marco de las relaciones sociales que efectivamente lo condicionan. En México, como en otros paises, la legislaci6n, las declaraciones de organismos nacionales ¢ internacionales, y sobre todo los debates recientes, muestran un triple movimiento de redefinicién y reconcentra~ ciOn de los discursos referidos al patrimonio cultural: a. Se afirma que el patrimonio no incluye s6lo la herencia de cada pueblo, las expresiones “muertas” de su cultura -sitios arqueologicos, arquitectura colonial, objetos antiguos en desuso-, sino también los bienes actuales, visibles e invisibles -nuevas artesanias, lenguas, conocimientos, tradicione. b. También se ha extendido la politica patrimonial de la conserva- cidn y administracién de lo producido en el pasado, a los usos socia- 16 Etnologia les que relacionan esos bienes con las necesidades contempordneas de las mayorias ©. Por thtimo, frente a una selec: turales producidos por las clases hegem6nicas -piramides, palacios, objetos legados a la nobleza o la aristocracia-, se reconoce que el patrimonio de una nacién también esta compuesto por los produc tos de la cultura popular: masica indigena, escritos de campesinos y obreros, sistemas de autoconstrucci6n y preservacion de los bienes materiales y simbolicos elaborados por grupos subalternos Esta ampliacién del concepto de patrimonio, parcialmente recogida en algunos documentos cel gobiemo mexicano y de organismos inter- nacionales en los que México participa’, no cuenta atin con legislacion suficiente para proteger tan diversas manifestaciones culturales ¢ inter- venir en sus usos contemporineos, A menudo, las leyes existentes no prevén las pricticas de organismos oficiales y de agentes particulares, 0 entran en conflicto con ellas. Queremos analizar aqui cinco de las nue- vas cuestiones tedricas y politicas que necesitan ser trabajadas: 1. BI patrimonio cultural y la desigualdad social. 2. Los usos del patrimonio. 3. Propositos de la preservaci6n, 4. El patrimonio en la época de la industria cultural 5. Los criterios estéticos y filos6ficos. n que privilegiaba los jenes cul- El patrimonio cultural expresa la solidaridad que une a quienes com- parten un conjunto de bienes y pricticas que los identifica, pero suele ser también un lugar de complicidad social. Las actividades destinadas a definirlo, preservarlo y difundirlo, amparadas por el prestigio historico y simbélico de los bienes patrimoniales, incurren casi siempre en cierta simulaci6n al pretender que la sociedad no esta dividida en clases, etnias ¥ grupos, 0 al menos que la grandiosidad y el respeto acumulados por estos bienes trascienden esas fracturas sociales. El estudio de otros aspectos de la vida social ha levado a una vision menos arménica. $i se revisa la nocién de patrimonio desde la teoria de la reproduccién cultural, los bienes reunidos en la historia por cada sociedad no pertenecen realmente a todos, aunque formalmente parez~ can ser de todos y estar disponibles para que todos los usen. Las inves- Ligaciones sociol6gicas y antropol6gicas sobre las maneras en que se transmite el saber de cada sociedad a través de las escuelas y los muse- os, demuestran que diversos grupos se apropian en formas diferentes y desiguales de la herencia cultural, No basta que las escuelas y los muse- os estén abiertos a todos, que sean gratuitos y promuevan en todas las capas su acci6n difusora a medida que descendamos en la escala eco- nomica y educacional, disminuye la capacidad de apropiarse del capital cultural transmitido por esas instituciones’. Esta diversa capacidad de relacionarse con el pattimonio se origina, primero, en la desigual participacion de los grupos sociales en su forma- ci6n, Aun en los paises en que la legislaci6n y los discursos oficiales adop- 7 1 Véanse los materiales reunidos en el libro de Salvador Dfaz-Berrio Femsn- ez, Conservacin de monumentos _y-2onas, INA, México, 1985, 2. Un buen ejemplo son ls resultados de la Conferencia Intergubernamen- tal sobre fas Poltcas Cultures en Aunérica Latina y el Carte, onganiza- da por la UNESOO en Bog en 1978. Patrimonio cultural y desigualdad social 5, Se trata de un principio general, ‘stableido por quienes inestigan las leyes sociales de a difsién cultural (véanse especialmente Pier Bourdiew y Jean Claude Passeron, La reproduc- ‘ibn, Blementos para una teoréa del sistema de ensetartza, Lai, Barcelo- na, 1977; P Bourdieu y lan Darbe, Lamour de Fart, les mustes dart européens et leur public, Minuit, Pari, 1969), No se trata de una deter- ‘minacién mecénica del nivel eoné- ‘mioo 0 educatvo sobre la capacidad individual de apropianse del patrimo- no, sino lo que las encuestas y ls cstadticas revelan acerca del modo esigual en que ls insituciones trans roisoras del patrimonio permiten su aptopiacida, debido a su organizacin Yast aticlacién con otras desgual- dacs socials (Conchisiones seman tes seencventran en os estuos sobre rblico en Mésico, que luego citare mos). 4, Se adopta agate concepo de capi- tal cultural que maneja Boundieu para analizar process culturales yea ‘as, aunque no To empleaespefica- mente en relacién oom el patrimonio Dada laextensn yl propio de este texto, slo se sefiala su fecundidad para inamizar la nocién de patrimo- rio y situarla en la reproduccién social. Lin wso mas sstemtic deiera plantar, como ante cualquier aplica cin un concepto a otro campo, las condiciones epistemoldgicas y los Tfnites de su uso metaférco en un frea para la cual n0 fue trabajado como concept cent. Cf. Bou dieu, La cstincton, Critique social dus jugement, Minuit, Pars, 1979, caps. 24, y Le sens pratique, Minuit, Paris, 198, caps 3,67. tan la noci6n antropol6gica de cultura, que confiere legitimidad a todas las formas de organizar y simbolizar la vida social, existe una jerarquia de los capitales culturales: vale mas el arte que las artesanias, la medicina cienti- fica que la popular, la cultura escrita que la oral. En los paises més demo- criticos, 0 donde los movimientos revolucionarios lograron incluir saberes Y practicas de indigenas y campesinos en la definicion de cultura nacional -como México- , los capitales simbélicos de los grupos subaltemos tienen un lugar subordinado, secundario, dentro de las instituciones y los dispo- sitivos hegemonicos. Por eso, la reformulacion del patrimonio en téminos de capital cultural tiene la ventaja de no presentarlo como un conjunto de bienes estables neutros, con valores y sentidos fijos, sino como un proce so social que, como el otto capital, se acumula, se renueva, produce ren- dimientos que los diversos sectores se apropian en forma desigual’. Si bien el patrimonio sirve para unificar a una naci6n, las desigual- dades en su formacién y apropiacion exigen estudiarlo también como espacio de lucha material y simbdlica entre las clases, las etnias y los grupos. Este principio metodolégico corresponde al caracter complejo de las sociedades contemporaneas. En las comunidades arcaicas casi todos los miembros compartian los mismos conocimientos, poseian cre- encias y gustos semejantes, y tenfan un acceso aproximadamente igual al capital cultural coman, En la actualidad, las diferencias regionales o sectoriales, originadas por la heterogeneidad de experiencias y la divi- sion técnica y social del trabajo, son utilizadas por las clases hegemOni- cas para obtener una apropiaci6n privilegiada del patrimonio comin, Se consagran como superiores ciertos barrios, objetos y saberes porque fue- ron generados por los grupos dominantes, o porque éstos cuentan con la informacion y formacion necesarias para comprenderlos y apreciarlos, es decir, para controlarlos mejor. El patrimonio cultural sirve, asi, como recurso para reproducir las diferencias entre los grupos sociales y la hegemonia de quienes logran un acceso preferente a la producci6n y distribucién de los bienes, Los sectores dominantes no s6lo definen cuales bienes son superiores y merecen ser conservados; también disponen de medios econémicos € intelectuales, tiempo de trabajo y de ocio, para imprimir a esos bienes mayor calidad y refinamiento. En las clases populares encontramos a veces una extraordinaria imaginacin para construir casas con desechos en una colonia marginada, para usar las habilidades manuales logradas en su trabajo y dar soluciones técnicas apropiadas a su estilo de vida. Pero dificilmente ese resultado puede competir con el de quienes dis- ponen de un saber acumulado historicamente, emplean a arquitectos € ingenieros y cuentan con vastos recursos materiales y la posibilidad de confrontar sus disefios con los avances internacionales. Lo mismo se podria decir al comparar un conjunto de misicos aficio- nados de un pueblo indigena con una orquesta sinfOnica nacional. Los productos generados por las clases populares suelen ser mas representa- tivos de la historia local y mas adecuados a las necesidades presentes del grupo que los fabrica. Constituyen, en este sentido, su patrimonio propio. 18

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