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Signos de puntuación
“Pensamos equivocadamente que para puntuar bien solamente hay que saber qué signo debe ir en cada posición. Pero las
personas que saben puntuar escriben de un modo diferente de las que no saben hacerlo. Quien entiende la coma, el punto y
coma, el punto – y también los dos puntos, el guión y la interrogación – produce estructuras sintácticas distintas de quien no
los entiende”.
Edward P. Bailey, Jr.
El hecho de transmitir mensajes de cualquier tipo requiere de una serie de señales que indiquen la forma como
se debe recorrer el camino lingüístico para la recuperación del contenido. Estas señales son conocidas con el
nombre de signos de puntuación. Los utilizamos en los escritos con el fin de indicar las pausas en la lectura y
orientar la comprensión del sentido.
Los signos de puntuación ayudan a establecer relaciones entre ideas en una oración o un párrafo, por lo tanto,
son un recurso para la cohesión de los textos, lo que favorece a la adecuada comprensión de los mensajes que
leemos y la claridad en lo que queremos comunicar.
Reglas de puntuación
Punto: Sirve para señalar en la escritura la mayor pausa que se realiza al hablar, ya que indica el final de un
enunciado. Se usa punto:
- Al final de un enunciado. Nos vemos a las cinco. Yo llegaré más temprano
- Después de una abreviatura. Sra. Restrepo
- Para separar las horas de los minutos en expresiones de tiempo. La conferencia empieza a las 10.30
- También se debe poner en los números de más de tres cifras. Se recaudaron 3.530.000 para la obra
Dos puntos: Representa una pausa intermedia entre la del punto y la de la coma. Se usan:
- En los saludos de las cartas y en los escritos oficiales. Querida amiga: Desde que te fuiste…
- En las citas textuales. Te recuerdo la frase de Cervantes: “Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo
lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama”.
- Cuando se anuncia una enumeración. Tres cosas valoramos en la vida: la salud, el amor y el dinero.
- Al iniciar una ejemplificación. Hay animales marinos que paren a sus crías. Ejemplo: los delfines y las ballenas.
- Unen oraciones que expresan una explicación, una conclusión o una relación causa – efecto. Llevamos
discutiendo sobre este asunto horas y no nos ponemos de acuerdo: debemos suspender ya.
Puntos suspensivos: Constituyen una pausa para expresar una interrupción en el enunciado o un final
impreciso. Se usan:
- Cuando se deja una frase en suspenso, sin terminar; incluso cuando lo que sigue se sobreentiende. Esta casa
me costó…Realmente, ya no recuerdo cuánto.
- En las enumeraciones incompletas, con el mismo significado de etcétera. Las provincias andaluzas son:
Almería, Granada, Málaga…
- Para señalar en la escritura las pausas enfáticas del habla que reproducen los estados anímicos del hablante
como duda, temor, sorpresa, expectación, etcétera. No…No…No lo puedo creer… ¿En serio? ¡Horrible!
¡Horrible!...¡El accidente fue terrible!
Punto y coma: Representa una pausa intermedia entre la del punto y la de la coma. Se usa
- Para separar períodos de cierta extensión, relacionados por el sentido, cuando lleva ya alguno de ellos coma. El
sábado fuimos a bailar; el domingo, a cenar; el lunes, a teatro.
- Ante las conjunciones y locuciones adversativas pero, mas, sin embargo, no obstante, etc. cuando lo que
antecede es de cierta extensión; en otro caso, se empleará coma. Los amantes habían estado separados
muchos años por miles de kilómetros; sin embargo, se amaban con locura…
Signos de interrogación y exclamación: Se emplean al inicio y al final de del enunciado o la expresión por la
que se pregunta o manifiesta emoción.
Ejercicio de aplicación
1. Lee el siguiente texto tal y como está, luego ponle todos los signos de puntuación y mayúsculas que
consideres necesarios.
Conociendo la devoción de García Márquez por los diccionarios, la editorial española SM le mandó a Colombia el original de
Clave, diccionario de uso del español actual. Lo que sigue es el prólogo que Gabo escribió para el diccionario que por estos
días desembarca en las librerías de Buenos Aires.
Tenía cinco años cuando mi abuelo el coronel me llevó a conocer los animales de un circo que estaba de paso
en Aracataca el que más me llamó la atención fue una especie de caballo maltrecho y desolado con una
expresión de madre espantosa es un camello me dijo el abuelo alguien que estaba cerca le salió al paso perdón
coronel le dijo es un dromedario puedo imaginarme ahora cómo debió sentirse el abuelo de que alguien lo
hubiera corregido en presencia del nieto pero lo superó con una pregunta digna cuál es la diferencia
no la sé le dijo el otro pero éste es un dromedario el abuelo no era un hombre culto ni pretendía serlo pues a los
catorce años se había escapado de la clase para irse a tirar tiros en una de las incontables guerras civiles del
Caribe y nunca volvió a la escuela pero toda su vida fue consciente de sus vacíos y tenía una avidez de
conocimientos inmediatos que compensaban de sobra sus defectos aquella tarde del circo volvió abatido a la
casa y me llevó a su sobria oficina con un escritorio de cortina un ventilador y un librero con un solo libro enorme
lo consultó con una atención infantil asimiló las informaciones y comparó los dibujos y entonces supo él y supe yo
para siempre la diferencia entre un dromedario y un camello al final me puso el mamotreto en el regazo y me dijo
este libro no sólo lo sabe todo sino que es el único que nunca se equivoca era el diccionario de la lengua sabe
Dios cuál y de cuándo muy viejo y ya a punto de desencuadernarse tenía en el lomo un Atlas colosal en cuyos
hombros se asentaba la bóveda del universo esto quiere decir dijo mi abuelo que los diccionarios tienen que
sostener el mundo yo no sabía leer ni escribir pero podía imaginarme cuánta razón tenía el coronel si eran casi
dos mil páginas grandes abigarradas y con dibujos preciosos en la iglesia me había asombrado el tamaño del
misal pero el diccionario era más grande fue como asomarme al mundo entero por primera vez
cuántas palabras habrá pregunté
todas dijo el abuelo. (…)
2. Lee con atención el siguiente texto y ponle los signos de puntuación necesarios para favorecer a cada uno de
los herederos y por último a ninguno, tal como lo interpretaría el juez.
El juez: «Voy a leer el testamento de la misma manera en que lo redactó el difunto. Dice así: “Dejo mis bienes a
mi sobrino no a mi suegra tampoco jamás se pagará la cuenta del sastre nunca de ningún modo para los
mendigos todo lo dicho es mi deseo yo Facundo Fonseca”».
3. Lee con atención la situación de las tres bellas y puntúa la décima escrita por el joven, a conveniencia de cada
una de ellas, por último ponle los signos de puntuación a conveniencia del joven que no quiere comprometer su
corazón con ninguna de las tres.
Soledad, Julia e Irene, tres hermanas bastante lindas y jóvenes, eran visitadas con mucha frecuencia por un
caballero muy culto, elegante y buen mozo. Era tan sabio este señor y tan simpático, que conquistó el corazón de
las tres hermanas sin haberse declarado a ninguna de ellas
, y llegó a tal grado el entusiasmo de las pobres hermosas, que todo era entre las mismas disputas y discusiones,
amenazando turbar la paz de familia y convertir la casa en un infierno.
Para salir de esta situación penosa exigieron del joven que se declarase, y acosado y comprometido ofreció
consignar en una décima el estado de su corazón con respecto a ellas; pero con la condición precisa de que no
había de estar puntuada, y autorizando a cada una de las tres hermanas para que la puntuase a su manera.
Esta es la décima: