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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción
EUROsociAL es un programa de cooperación Los estudios sobre los niveles de transparencia para la prevención de la corrupción Silvina Bacigalupo Saggese. Catedrática de
regional de la Unión Europea con América La- realizados hasta la fecha se han focalizado, fundamentalmente, en el análisis del Responsabilidad penal Derecho Penal de la Universidad Autónoma
tina para la promoción de la cohesión social, sector público como origen principal de la problemática, entendiendo que las con- de Madrid (UAM), desarrolla su actividad in-
mediante el apoyo a políticas públicas nacio- ductas más relevantes afectaban a la corrupción definida como utilización del cargo y administrativa de las personas vestigadora en las siguientes áreas: Derecho
nales, y el fortalecimiento de las instituciones público en interés propio del funcionario. penal económico y de la empresa, política cri-
que las llevan a cabo. EUROsociAL pretende jurídicas en delitos relacionados minal transnacional y criminalidad organizada.
promover un diálogo euro-latinoamericano No obstante, la legislación internacional ha establecido en los últimos años nuevas Es miembro del Comité Ejecutivo de Transpa-
de políticas públicas en torno a la cohesión normas que también imponen obligaciones a los agentes privados, puesto que la con la corrupción rencia Internacional España (TI-España); del
social. Su objetivo es contribuir a procesos de corrupción afecta asimismo a conductas entre particulares que lesionan en mayor Consejo académico de la Fundación Argentina
reforma e implementación en diez áreas clave o menor medida la competencia leal y, con ello, perjudican de forma directa al mer- para el Estudio y Análisis de la prevención del la-
de políticas, en ciertas temáticas, seleccionadas cado, a la formación de precios y a los consumidores. Silvina Bacigalupo vado de activos (FAPLA) y de la Fundación para
por su potencial impacto sobre la cohesión so- la Investigación sobre el Derecho y la Empresa
cial. El instrumento del que se dota es el de la Entre los países que ofrecen los modelos legislativos más avanzados y con mejores Jesús Lizcano (FIDE, España). Autora de diez libros, varios li-
cooperación institucional o aprendizaje entre prácticas sobre esta materia, creemos conveniente centrar este estudio de Derecho bros colectivos, y más de un centenar de artí-
pares: el intercambio de experiencias y la ase- comparado en las legislaciones de Alemania, España, Italia y Francia, entre los países culos, en publicaciones tanto nacionales como
soría técnica entre instituciones públicas de europeos, y en el caso de Chile, en América Latina, sin perjuicio de referencias a otras internacionales, participa en diversos Consejos
Europa y de América Latina. legislaciones latinoamericanas que igualmente pueden resultar esclarecedoras. académicos y de redacción de revistas científi-
cas (nacionales y extranjeras), así como de claus-
Colección Estudios nº 1 tros académicos de programas de postgrado.

Serie Análisis Jesús Lizcano Álvarez. Catedrático de Eco-


Área Institucionalidad Democrática nomía Financiera y Contabilidad de la Uni-
versidad Autónoma de Madrid. Miembro
fundador y actual presidente de Transparencia
Internacional-España. Es director de dos revis-
tas, una de divulgación científica, “Encuentros
Multidisciplinares”, y la otra, internacional y de
un carácter más técnico, la “Revista Iberoame-
ricana de Contabilidad de Gestión”. Es autor de
catorce libros y de un centenar de artículos, en
publicaciones tanto nacionales como interna-
cionales. Forma parte además del Consejo de
redacción o editorial de otras cinco revistas
(nacionales y extranjeras). Ha recibido premios
como el Premio del Instituto de Planificación
Contable al mejor artículo publicado (1979), o
el Premio Antiguos Alumnos de la UAM (2010).
Consorcio Liderado por

Socios Coordinadores

Participan más de 80 Socios Operativos y Entidades Colaboradoras de Europa y América Latina

www.eurosocial-ii.eu

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Responsabilidad penal y administrativa
de las personas jurídicas en
delitos relacionados con la corrupción
Silvina Bacigalupo
Jesús Lizcano

Colección Estudios nº 1
Serie: Análisis
Área: Institucionalidad Democrática

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Edita:
Programa EUROsociAL
C/ Beatriz de Bobadilla, 18
28040 Madrid (España)
Tel.: +34 91 591 46 00
www.eurosocial-ii.eu
info@eurosocial-ii.eu

Con la colaboración de:


Fundación Internacional y para Iberoamérica
de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP)

Fundación CEDDET

La presente publicación ha sido elaborada con la asistencia


de la Unión Europea. El contenido de la misma es responsabilidad
exclusiva de los autores y en ningún caso se debe considerar
que refleje la opinión de la Unión Europea.

Edición no venal.

Realización gráfica:
Cyan, Proyectos Editoriales, S.A.

Madrid, noviembre de 2013

ISBN: 978-84-695-9861-0

No se permite un uso comercial de la obra original


ni de las posibles obras derivadas, la distribución
de las cuales se debe hacer con una licencia igual
a la que regula la obra original.

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Índice

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

1. Corrupción y transparencia: proyección y problemática en el sector público


y en el sector privado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.1. El problema de la corrupción: efectos y dificultades para afrontarla . . . . . . . 13
1.2. La transparencia como antídoto y herramienta social para combarir
la corrupción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

2. Convenios internacionales contra la corrupción: OEA. OCDE.


Convenios europeos. Aspectos fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2.1. Convenios internacionales y Convenios europeos. Breve referencia . . . . . . 22
2.2. Convenios europeos: recomendaciones del Consejo de Europa.
Convenio penal sobre la corrupción y Convenio civil contra la corrupción . . 23
2.3. Trasposición de la normativa internacional en materia de corrupción
de funcionarios extranjeros. Breve referencia a la legislación española . . . . . 27
2.4. Alcance de la legislación de EE.UU. a empresas y ciudadanos
no estadounidenses por incumplimiento de normas estadounidenses
relativas a las transacciones económicas internacionales . . . . . . . . . . . . . . 34

3. Derecho comparado. Modelos más relevantes de implementación de la legislación


internacional contra la corrupción y responsabilidad penal/administrativa
de las personas jurídicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
3.1. Breve referencia a la evolución histórica de la responsabilidad penal
de las personas jurídicas. Problemas dogmáticos para admitir
la responsabilidad penal de las personas jurídicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
3.2. Europa: Alemania, Italia, Francia y España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44

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3.3. Latinoamérica: Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
3.4. Características generales de una legislación penal de responsabilidad
penal de personas jurídicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
4. Recomendaciones para una legislación adecuada a las exigencias
de los Convenios internacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
4.1. Tipificación obligatoria de delitos derivados de los Convenios
internacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
4.2. Tipificación facultativa de delitos vinculados a conductas de corrupción . . . 59
4.3. Incorporación de la responsabilidad penal de las personas jurídicas . . . . . . 60
4.4. Transparencia y cooperación con las autoridades . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
4.5. Jurisdicción. Cooperación internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
4.6. Extradición. Asistencia jurídica recíproca con otros Estados . . . . . . . . . . . . 62
4.7. Recuperación de activos. Decomiso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62

5. Recomendaciones para la prevención de la corrupción en los agentes


del sector privado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
5.1. La Responsabilidad Social Corporativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
5.2. Principios de prevención de la corrupción del sector privado . . . . . . . . . . . 66

6. Conclusiones y recomendaciones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71


6.1. Recomendaciones de carácter general para impulsar la transparencia
política y ética social contra la corrupción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
6.2. Recomendaciones de carácter específico para una legislación penal
para la prevención de la corrupción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74

Anexos

I. Convenios en materia de lucha contra la corrupción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77


II. Información oficial sobre casos e investigaciones relativos al cumplimiento
de los Tratados internacionales contra la corrupcción . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
III. Código iberoamericano de buen gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
IV. Código penal español . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

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Prólogo
El programa EUROsociAL, financiado por la Unión Europea, busca promover la co-
hesión social en América Latina a través de un diálogo e intercambio intensivo entre
los países América Latina y los estados miembros de la Unión Europea. EUROsociAL
pretende contribuir a la mejora de políticas públicas en áreas claves para la cohesión
social como lo son los sectores de administración de la justicia, educación, salud,
fiscalidad o empleo.

En este contexto entendemos que es necesario enfrentar la corrupción como una parte
integral de la gobernabilidad. La corrupción es nefasta no solo a nivel financiero sino
también social, ya que sirve con frecuencia para encubrir otras infracciones graves como
el tráfico de drogas o de seres humanos. Además amenaza con socavar la confianza de
los ciudadanos en las instituciones democráticas y en sus dirigentes políticos.

La corrupción está lejos de ser un problema exclusivo de los países en desarrollo. Aunque
la naturaleza y la magnitud de la corrupción puedan variar de país a país, la corrupción en
la Unión Europea causa costes económicos de hasta 120 mil millones de euros por año
según estimaciones de la Dirección General Interior de la Comisión Europea. Esta suma
equivale al 1 por ciento del producto interno bruto de la Unión Europea, la zona econó-
mica más grande del mundo.

La Unión Europea tiene un compromiso firme y fuerte para luchar contra la corrupción.
Muestras de ello son su firma de la Convención contra la Corrupción de las Naciones Uni-
das en 2008 e iniciativas concretas como el Informe Anticorrupción. Este informe consti-
tuye un mecanismo de vigilancia y de evaluación propio de la UE. El informe recoge las
tendencias y las deficiencias a las que habrá que dar solución y estimula el intercambio
de mejores prácticas.

Desafortunadamente, todos los estudios internacionales muestran altos niveles de co-


rrupción en América Latina. Sin embargo, en los últimos años la región ha avanzado de
manera reseñable a la hora de situar el problema de la corrupción en las agendas guber-
namentales.

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Jolita Butkeviciene

El concepto de corrupción ha dejado de ser tabú en las relaciones internacionales. Consi-


deramos que la discusión pública de sus repercusiones, el análisis de su funcionamiento
y el intercambio de experiencias en su lucha pueden contribuir a contrarrestar este mal
de nuestras sociedades.

En este sentido, esperamos que el estudio que se presenta a continuación enriquezca este
debate tan necesario sobre la corrupción en todas sus facetas y consecuencias. Agradece-
mos a los autores y a todas las personas que han trabajado en su publicación y reiteramos
nuestro fuerte compromiso por parte de la Unión Europea para apoyar a América Latina
en su camino hacia una mayor cohesión social.

Jolita Butkeviciene
Directora América Latina y el Caribe,
Dirección General de Desarrollo y Cooperación EuropeAid,
Comisión Europea

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Presentación
La lucha contra la corrupción se ha convertido en uno de los temas centrales de la agenda
de desarrollo. La corrupción atrapa a millones de personas en la pobreza y la miseria;
afecta a la democracia y al Estado de Derecho; distorsiona el comercio nacional e interna-
cional; impone dificultades para el buen gobierno y la ética en el sector privado; genera
crisis políticas, sociales y económicas; amenaza la seguridad interna y la internacional;
retrasa el desarrollo social y económico y amenaza la sustentabilidad de los recursos
naturales.

Por eso desde hace tiempo el concepto de corrupción ha dejado de ser tabú en las rela-
ciones internacionales y, específicamente, en la cooperación para el desarrollo, y la lucha
contra la corrupción se ha ido incorporando a la agenda internacional.

Un hito a destacar para la configuración de esta agenda es la creación en 1993 de una


ONG dedicada exclusivamente a combatir la corrupción: Transparencia Internacional, que
publica desde 1995 el Índice de percepción de la corrupción. Posteriormente, en 1996,
21 Estados de la OEA ratificaron el Convenio Interamericano contra la Corrupción y, un año
después, la OCDE aprobó sus lineamientos generales para las empresas transnacionales en
la lucha contra el soborno. No fue sino hasta 2003 que las Naciones Unidas consiguieron
aprobar su Convención contra la Corrupción, con la finalidad de promover y fortalecer las
medidas para prevenir y combatir la misma; promover, facilitar y apoyar la cooperación
internacional y la asistencia técnica en la prevención y la lucha contra la corrupción, in-
cluida la recuperación de activos, la obligación de rendir cuentas y la debida gestión de
los asuntos y los bienes públicos.

La Convención de Naciones Unidas tipifica los delitos más comunes como: soborno, lavado
de dinero, malversación, tráfico de influencias, abuso de funciones, enriquecimiento
ilícito, etc. También recomienda la adopción de políticas y programas específicos ten-
dentes a prevenir, detectar y denunciar casos de corrupción (por ejemplo, reforzamiento
del Poder Judicial, la sanción de leyes de acceso a la información pública, la reforma de
los sistemas de compras y contrataciones en el sector público, la protección de testigos
y víctimas).

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Inma Zamora

Asimismo se solicita el establecimiento de penas para los delitos tipificados en la Con-


vención, la creación de organismos especializados con independencia del poder político
y de reglas para la actuación de las entidades financieras. Por último, reconoce el papel
de actores como el sector privado y la sociedad civil en la lucha contra la corrupción, a
quienes les recomienda la adopción de medidas.

En América Latina se ha avanzado mucho en los últimos años en el desarrollo de políticas,


programas e instituciones dedicadas a enfrentar la corrupción. Sin restar importancia a estos
esfuerzos, y admitiendo que existen importantes diferencias entre los países, la corrupción
continúa siendo uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las democracias de
la región. Su persistencia afecta de manera negativa al crecimiento económico, a su soste-
nibilidad y a su carácter inclusivo, y erosiona la confianza ciudadana en el funcionamiento
de la democracia y en sus instituciones.

La corrupción tiene muchas caras: soborno, extorsión, malversación de fondos, favoritismo


y nepotismo, fraude, colusión entre empresas que se reparten mercados o fijan precios,
etc. Para luchar contra la corrupción es necesario un enfoque holístico que, además de
fortalecer las capacidades —o la creación— de las instituciones directamente encargadas
de enfrentar esta lacra, busque movilizar la colaboración entre diferentes instituciones del
Estado y de la sociedad.

Desde el Programa EUROsociAL II, que busca promover la cohesión social en América
Latina, entendemos que es necesario enfrentar la corrupción como una parte integral de
la gobernabilidad, por eso alineamos el Programa con los compromisos internacionales
y de los países socios en su contra y actuamos en base a las ventajas comparativas de
las que disfrutamos: la posibilidad de apoyar el trabajo entre instituciones similares —el
trabajo entre pares— para compartir las buenas prácticas y las lecciones aprendidas por
otros países de América Latina y de la Unión Europea.

En este contexto, EUROsociAL II ha puesto en marcha una acción que se inserta en el marco
de Planes Nacionales Anticorrupción y que está en concordancia con los compromisos
internacionales y regionales de los países de América Latina. La acción pone el énfasis en
los mecanismos de promoción de la integridad desde abajo, promoviendo una mayor
colaboración institucional y social en la lucha contra la corrupción, pero no descuida las es-
trategias de arriba hacia abajo (control, sanciones, reformas normativas e institucionales).

El estudio comparado que se presenta a continuación se enmarca en esta última línea,


ofreciendo análisis y evidencias que permitan a los tomadores de decisión juzgar con un
mayor conocimiento de causa un tema, controvertido y polémico, que se ha venido in-
corporando con fuerza recientemente a las estrategias anticorrupción: la responsabilidad
penal y administrativa de las personas jurídicas.

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Presentación

Como ha señalado en alguna ocasión Johan Graf Lambsdorff, creador del índice de per-
cepción de corrupción: “Existen suficientes razones morales para luchar contra la corrup-
ción, pero la ética no proporciona una motivación suficiente a los involucrados (en estas
malas prácticas). Los incentivos deben elevar los riesgos de un comportamiento corrupto
y resaltar los beneficios de un comportamiento íntegro”.

Confiamos en que este estudio ayude a la aprobación de normativas concretas que per-
mitan elevar los riesgos de aquellos que opten por comportarse corruptamente.

Inma Zamora
Directora
Programa EUROsociAL

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Introducción
Los estudios sobre los niveles de transparencia para la prevención de la corrupción se
han focalizado, fundamentalmente, en el análisis del sector público como origen prin-
cipal de la problemática, entendiendo que las conductas más relevantes afectaban a la
corrupción definida como utilización del cargo público en interés propio del funcionario.
De ahí que las leyes penales nacionales y los convenios internacionales hayan puesto
inicialmente especial énfasis para prevenir la corrupción en castigar las conductas de
corrupción que afectan a las Administraciones Públicas y a los funcionarios públicos
nacionales y extranjeros. No obstante, la legislación internacional —consciente de la
necesidad de neutralizar conductas de corrupción realizadas también por los agentes
del sector privado— ha establecido en los últimos años también nuevas normas que
imponen obligaciones a los agentes privados. La corrupción no solo afecta a la utiliza-
ción del cargo público en beneficio propio, sino también a conductas entre particula-
res que lesionan en mayor o menos medida la competencia leal y, con ello, lesiona de
forma directa también el mercado, la formación de precios y a los consumidores a través
de las conductas denominadas de corrupción entre particulares. Por tanto, teniendo en
cuenta los dos aspectos que inciden en la corrupción es necesario enfocar los estudios
relativos a la prevención de la corrupción a ambos agentes actuantes: por un lado, el
sector público (Administración pública y funcionarios públicos) y, por otro, los agentes
privados (la empresa —privada o pública—, sus administradores y empleados, así como
todo particular interviniente en el mercado, y también las fundaciones y sus patrones,
en definitiva: las personas jurídicas).

En este sentido, existen entre los Estados Miembros de la Unión Europea (en adelante,
EEMM) diversos modelos legislativos mediante los cuales se han introducido los compro-
misos legislativos derivados de los Convenios internacionales (Convenio OCDE contra la
lucha de la corrupción de agentes públicos extranjeros en las transacciones internacio-
nales (1997), Convención de NNUU contra la Corrupción (2003)) suscritos singularmente
por cada EEMM, así como las obligaciones legislativas derivadas, en particular, de los Con-
venios europeos (Convenio Europeo Penal contra la Corrupción / Convenio Europeo Civil
contra la Corrupción). Ello ha conllevado la modificación de algunas conductas punibles
ya existentes en las legislaciones, así como la incorporación de nuevas conductas (delitos

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

de cohecho, malversación, corrupción entre particulares, cohecho de funcionarios ex-


tranjeros en las transacciones comerciales internacionales). Por otro lado, las legislaciones
penales y administrativas de los EEMM han acometido en los últimos años importantes
reformas para un adecuado tratamiento de la responsabilidad de las personas jurídicas,
bien introduciendo la responsabilidad penal de las personas jurídicas (Francia, España...)
o reforzando los criterios de imputación en el marco de la responsabilidad administrativa
de las personas jurídicas (Alemania, Italia...).

Entre los países que con relación al objeto de este estudio ofrecen los modelos legislativos
más avanzados y con mejores prácticas, creemos conveniente centrar el estudio de Dere-
cho comparado en las legislaciones de Alemania, España, Italia y Francia, entre los países
que tienen los modelos legislativos más significativos en Europa, y de los modelos más
estudiados de Latinoamérica, sin duda, el modelo de Chile, sin perjuicio de referencias a
otras legislaciones latinoamericanas que también pueden ser orientadoras.

Definido así el contexto del presente estudio su finalidad es ofrecer un resumido pano-
rama legislativo de los modelos de transposición de las obligaciones derivadas de los
Convenios internacionales relativos a la prevención de la corrupción.

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1. Corrupción y transparencia:
proyección y problemática en el sector público
y en el sector privado

1.1. El problema de la corrupción: efectos y dificultades


para afrontarla

Uno de los problemas más importantes en el actual contexto internacional es el


preocupante nivel de corrupción existente en la mayor parte de los países. La co-
rrupción es un problema general en este mundo globalizado, y por tanto necesita
de soluciones globales, y los políticos y gobernantes de cada país —así como las
organizaciones supranacionales, y especialmente la sociedad civil— deben optar
de forma clara, permanente y coordinada, por combatir este importante problema
y lastre económico y social.

En cuanto al concepto de corrupción, si hubiera un ranking de conceptos polisémicos,


el de corrupción estaría en los niveles más altos. El más frecuentemente utilizado es el
concepto de corrupción entendido como abuso de poder en el sector público en beneficio
particular o privado, sea directo o indirecto, con incumplimiento de normas jurídicas,
aunque también es cada vez más importante en la actualidad el concepto de corrupción
en el sector privado.

Resulta necesario tener en cuenta de forma fundamental los muy negativos efectos
económicos y el empobrecimiento que genera la corrupción en cualquier país. En pri-
mer lugar, hemos de tener presente que los altos beneficios económicos que obtienen
los corruptos generan un sobreprecio en las obras o servicios públicos, lo cual supone
un verdadero impuesto implícito que pagan finalmente los ciudadanos. En muchos
casos, además, las decisiones corruptas de concesión de tales obras o servicios, van
acompañadas de una falta absoluta de control de la calidad (en materiales o especifi-
caciones técnicas, por ejemplo) o de la seguridad (física, sanitaria, etc.) de lo construido
o suministrado.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

Por otra parte, en ocasiones se financian de forma injustificada megaproyectos enor-


memente costosos para el erario público y los ciudadanos, y que no tienen la mínima
rentabilidad económica o social exigible a cualquier obra o instalación financiada con
dinero público. Las decisiones corruptas también pueden generar diversos riesgos eco-
nómicos, por ejemplo: los inmuebles construidos indebidamente (en zonas protegidas
medioambientalmente, o vulnerando normas sobre distancia mínima a la costa, etc.)
pueden generar riesgos de demolición para los compradores.

La corrupción genera, por otra parte, grandes cantidades de dinero opacas, que in-
crementan la economía sumergida, lo cual viene a reducir sensiblemente los ingresos
públicos, originando así una mayor carga fiscal sustitutoria para el conjunto de los
contribuyentes. Además, tales cantidades se destinan muy frecuentemente a nutrir
los paraísos fiscales, verdadera lacra internacional, muchos de los cuales pertenecen o
están bajo la soberanía de países desarrollados.

Otro efecto perverso de la corrupción es que impide la libre competencia y las reglas
del juego democráticas, generando importantes ineficiencias y costes económicos, de
confianza, etc., y reduce ostensiblemente además, la efectividad y calidad de las polí-
ticas económicas.

De cualquier forma, los costes más importantes de la corrupción quizá sean justamente
los que no se ven, esto es, los costes de oportunidad, o en definitiva, lo que se deja de ganar
por la existencia de la corrupción. Cada vez más, la corrupción ahuyenta a los potenciales
inversores, en primer lugar, por razones éticas, ya que hay un creciente número de fon-
dos de inversión y empresas con planteamientos o códigos éticos, que eluden cualquier
vestigio o riesgo de corrupción; y también por razones pragmáticas, ya que en los países
y entornos corruptos siempre existe el riesgo de futuros problemas legales o judiciales,
o incluso políticos que pueden perjudicar arbitrariamente, limitar o incluso expropiar o
hacer perder tales inversiones (algunos estudios indican que en los países corruptos hay
una alta probabilidad de perder la inversión en un plazo de cinco años).

Además de los perjuicios económicos, y ya en clave política o social, la existencia de


numerosos indicios de corrupción en los cargos públicos genera una amplia descon-
fianza en la clase política y una sensación de impunidad que hace que los ciudadanos se
alejen cada vez más de los políticos, y lo que es peor, tengan una sensación de fatalismo
y una cierta creencia de que los políticos son todos iguales, lo cual evidentemente no
es cierto, pero cuesta convencerles de lo contrario.

En resumen, los costes y efectos económicos de la corrupción son demasiado impor-


tantes para que la comunidad internacional (países, organismos nacionales e interna-
cionales, sociedad civil, etc.) tenga una actitud pasiva ante esta lacra social, alarmante

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

y demasiado consentida, que lamentablemente impregna a tantas instituciones, em-


presas y colectivos del orbe internacional.

Por otra parte, medir la corrupción es difícil. Se trata de un delito y, por ello, se mate-
rializa en actuaciones que se ocultan para evitar el castigo. Saber cuánta corrupción
“real” hay en un determinado país es casi imposible, pero existen aproximaciones
que nos permiten situar a los países dentro de categorías generales como las de
corrupción sistémica, alta corrupción, corrupción moderada o corrupción baja. La
medición de la corrupción se ha convertido en un tema de investigación crecien-
temente importante. En general, se puede hacer de tres formas. En primer lugar, se
puede hacer objetivamente, en base a las denuncias de corrupción y las investiga-
ciones abiertas por el ministerio público o los jueces de instrucción; o a través de
proxies, como el precio de los contratos sobre una serie de bienes homogéneos. En
segundo lugar, a través de encuestas de percepción de corrupción a inversores na-
cionales y extranjeros, a expertos o a la ciudadanía en general. Finalmente, a través
de encuestas en las que se pregunta a los ciudadanos por sus experiencias directas
en el pago de sobornos o en las extorsiones que sufren de parte de funcionarios
del Estado.

No obstante, todos los instrumentos tienen defectos metodológicos o de contenido.


El gran problema de las mediciones existentes tiene que ver con la validez. Se trabaja
con un constructo que genera enormes dificultades de definición. No hay ningún mé-
todo que incluya en su medición todas las posibles modalidades de corrupción. Así,
las encuestas de percepción normalmente no definen la corrupción, dejando a cada
uno de los encuestados la configuración personal del concepto. Por otra parte, las en-
cuestas normalmente solo miden los cohechos, no el uso privilegiado de información
o la captura de políticas.

Como ejemplo de instrumentos que miden la percepción de la corrupción a nivel inter-


nacional cabe hacer referencia a la organización Transparencia Internacional. El índice
o informe más antiguo y conocido de esta organización, que viene presentando todos
los años, es el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), con el que se lleva a cabo un
estudio que se proyecta sobre la mayor parte de los países del mundo y que mide el
nivel de percepción que muestran los ciudadanos e instituciones en los distintos países
sobre la corrupción.

El último IPC publicado, el de 2012, revela que el setenta por ciento de los 176 países
analizados presentan una calificación de suspenso, dado que en una calificación entre
1 y 100 alcanzan una puntuación inferior a 50. Lo más grave, además, es que hay 49
países cuya nota es muy deficiente, es decir obtienen un suspenso muy bajo, con una
puntuación inferior a 3.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

El informe señala que se aprecia una fuerte correlación entre corrupción y pobreza, y
los peores resultados se dan en países poco desarrollados y con guerras y conflictos
permanentes. Además, se evidencia una alta corrupción en las regiones y países donde
prevalece la falta de transparencia, lo cual viene a reforzar la idea de que la transparen-
cia es el mejor antídoto contra la corrupción. Por otra parte, se puede apreciar que en
la actual época de crisis se está acudiendo en muchos países a prácticas corruptas, lo
que dificulta la recuperación económica mundial.

Por otro lado, la mayoría de los estudios se han realizado entendiendo que las con-
ductas más relevantes afectaban a la corrupción definida como utilización del cargo
público en beneficio propio. De ahí que las leyes penales nacionales y los convenios
internacionales hayan centrado la prevención de la corrupción en castigar las con-
ductas de corrupción que afectan a las Administraciones públicas y a los funcionarios
públicos nacionales y extranjeros. No obstante, la legislación internacional —consciente
de la necesidad de neutralizar conductas de corrupción realizadas también en el sector
privado— ha establecido en los últimos años también normas que imponen obliga-
ciones a los agentes privados.

La corrupción no solo afecta a la utilización del cargo público en beneficio propio, sino
también a conductas entre particulares que lesionan en mayor medida la competencia
leal y, con ello, lesiona de forma directa también el mercado, la formación de precios
y a los consumidores a través de las conductas denominadas de corrupción entre par-
ticulares. Por tanto, teniendo en cuenta los dos aspectos que inciden en la corrupción
es necesario enfocar los estudios relativos a la prevención de la corrupción a ambos
agentes actuantes: el sector público (Administración Pública y funcionarios públicos) y
los agentes privados (la empresa —privada o pública—, sus administradores y emplea-
dos, así como todo particular interviniente en el mercado).

Desde esta perspectiva, la cooperación y responsabilidad de la empresa es necesaria y


constituye un elemento esencial en la prevención de la corrupción. Prevenir la corrup-
ción en la actividad empresarial resulta, por tanto, clave no solo para reducir los índices
de corrupción en el sector público, sino fundamentalmente también para contribuir a
una competencia leal y en condiciones de igualdad entre los concurrentes. Los actos de
corrupción lesionan la administración pública, por un lado, pero suponen a la vez una
disminución de la capacidad competitiva de las empresas, por otro. En este sentido, el
perjuicio que dicha distorsión de las reglas de competencia supone para la actividad
empresarial es incalculable.

No se puede desconocer que la actividad empresarial se ha visto afectada, en las úl-


timas décadas, por un creciente nivel de corrupción no solo en la contratación con el
sector público. También en la actividad empresarial entre particulares se han ido

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

consolidando prácticas comerciales que merman de forma significativa la capacidad


competitiva de las empresas distorsionando no solo la competencia leal y la formación
de precios en el mercado, sino lesionando el sistema objetivo y transparente de selección
en la contratación. Por esta razón, las legislaciones penales de numerosos países han
incorporado, de los Convenios internacionales y europeos, nuevos delitos que amplían
considerablemente el catálogo de conductas de corrupción que existían hasta la ac-
tualidad incorporando incluso el denominado delito de corrupción entre particulares.

En cuanto a las posibles soluciones para el problema de la corrupción, aunque no hay


recetas mágicas, parece claro que un objetivo fundamental a alcanzar en cada país es
la existencia de un sistema jurídico avanzado, que haga posible la prevención, por una
parte, la detección por otra, y la penalización de la corrupción, en todos sus niveles. Ade-
más de eso, es importante la existencia de un sistema judicial que posibilite el control
y el necesario cumplimiento de las normas jurídicas.

En todo caso, la solución fundamental y más importante a largo plazo para la lucha
contra la corrupción radica en la propia educación de los ciudadanos, que exista una
verdadera mentalización de la sociedad, tanto a nivel individual como a nivel colec-
tivo, de forma que la corrupción se vea como algo absolutamente ilegítimo, insolida-
rio, y penalizable, y por ello los ciudadanos sientan un claro rechazo ante cualquier
tipo de corrupción.

La corrupción, en definitiva, es un problema general en este mundo globalizado, y por


tanto necesita de soluciones realmente globalmente globales, y que los políticos y
gobernantes de cada país, y especialmente la sociedad civil, opten de forma clara, per-
manente y coordinada a nivel internacional, por combatir este importante problema
y lastre económico y social.

1.2. La transparencia como antídoto y herramienta social


para combatir la corrupción

Aunque la solución al problema de la corrupción resulta harto complicada, una forma


de atajarlo al menos radica en impulsar firmemente la transparencia, la cual constituye
indudablemente el mejor antídoto contra la corrupción.

En una sociedad moderna como la actual, y en cualquier país con un régimen realmente
democrático, los ciudadanos tienen derecho y exigen cada vez más estar suficiente-
mente informados y tener un mayor grado de participación en las decisiones que les
afectan. Para conseguir este importante objetivo social se hace cada vez más necesaria
la existencia de un sistema político, jurídico y económico realmente transparente, es

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

decir, que los ciudadanos reciban, o al menos tengan acceso, a una información más
rápida y detallada de todo lo que ocurre y se decide en las distintas instituciones públi-
cas pertenecientes a los tres poderes que vertebran la sociedad: legislativo, ejecutivo
y judicial, así como en las entidades privadas (empresas y entidades no lucrativas) en
aquello que esté relacionado con el interés público.

La transparencia se convierte así en un pilar básico que la sociedad actual ha de desarrollar


de una forma amplia y permanente como elemento fundamental para conseguir un mí-
nimo nivel de democracia social y de eficiencia económica, y para que los ciudadanos
no queden así desprotegidos y desprovistos de uno de sus derechos fundamentales:
el derecho a la información, y en definitiva, el derecho a saber. Además, la transparen-
cia posibilita un cierto control de los poderes públicos por parte de la sociedad civil,
y por tanto, una herramienta fundamental de lucha contra la corrupción, verdadera
lacra social que perjudica enormemente la justicia social y el desarrollo económico e
institucional en una buena parte de los países del mundo.

El término transparencia hace referencia a un concepto que en la práctica se puede


utilizar de distintas formas y bajo numerosos enfoques y perspectivas. Vamos a citar
a estos efectos algunas definiciones que aporten inicialmente una cierta delimitación
del término. Así, el Anti-Corruption Resource Centre (U4) define transparencia como: “La
cualidad de ser claro, honesto y abierto. En un principio, la transparencia implica que los
funcionarios públicos, directivos y administradores tienen el deber de actuar de manera
visible, predecible y comprensible. La información disponible debe ser suficiente para
que otras instituciones y el público en general pueda evaluar si los procedimientos que
se siguen son consonantes con el mandato otorgado. La transparencia, por tanto, se
considera un elemento esencial del buen gobierno responsable, que conduce a la asig-
nación de los recursos, a una mayor eficiencia, y a mejores perspectivas de crecimiento
económico en general”. Se trata de una amplia definición del término, que viene a reco-
ger además algunas de las características que deben tener los responsables públicos de
esa información que satisfaga el derecho a saber de los ciudadanos.

Por otra parte, la organización Transparencia Internacional, recoge el concepto en su


“Guía de lenguaje claro”, en los siguientes términos: “La transparencia es la cualidad
de un gobierno, empresa, organización o persona de ser abierta en la divulgación de
información, normas, planes, procesos y acciones. Como regla general, los funcionarios
públicos, empleados públicos, gerentes y directores de empresas y organizaciones,
y las juntas directivas tienen la obligación de actuar de manera visible, predecible y
comprensible en la promoción de la participación y la rendición de cuentas”.

Es importante tener en cuenta que dentro de una sociedad amplia, integrada y plural
como es la que actualmente nos rodea, hemos de progresar en todas las proyecciones

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que tiene la transparencia a nivel tanto social, como económico e institucional, y es-
pecialmente en el sector público. El sector público es cuantitativa y cualitativamente
fundamental en la sociedad, ya que por una parte, representa una proporción muy
importante de la economía o del sistema económico de cualquier país (aunque pueda
haber diferencias entre unos y otros países según su estructura, el sistema político, la
ideología del partido que gobierne, etc.), y por otra, porque es el sector que se encarga
de velar por el funcionamiento, la seguridad, la libertad y el mínimo bienestar o cober-
tura social de los ciudadanos.

Dado que el sector público, por otra parte, está financiado con el esfuerzo económico
de todos los ciudadanos, y dado que se encarga exclusivamente de servir a dichos
ciudadanos, se hace realmente fundamental la existencia de un suficiente nivel de
transparencia en este sector. Es por ello que se debería llegar a que en todos los países
se proporcionase una información clara al ciudadano sobre las cuentas y la situación
y evolución financiera de las administraciones públicas a todos los niveles existentes.

En lo relativo a la transparencia en el sector privado, cabe recordar la importancia


que tiene que las empresas presenten a la sociedad, además de su información estric-
tamente contable también unas Memorias amplias y detalladas sobre otros muchos
aspectos sociales, medioambientales, etc., siguiendo el objetivo de transparencia social
o corporativa. En este sentido, cabe señalar que la Global Reporting Initiative (GRI) ma-
nifiesta que la transparencia en la elaboración de Memorias constituye un ejercicio de
responsabilidad empresarial, ya que supone la explicación clara y abierta de las propias
acciones a aquellos que tienen derecho a preguntar o motivos para hacerlo.

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2. Convenios internacionales contra la corrupción:
OEA. OCDE. Convenios europeos.
Aspectos fundamentales

Las distintas Convenciones internacionales contra la corrupción (CICC) introducen entre


sus recomendaciones, además de las exigencias de tipificación criminal de delitos que casti-
guen la corrupción, la necesidad de introducir en los ordenamientos jurídicos de los Estados
firmantes sanciones “eficaces, proporcionadas y disuasivas” para las personas jurídicas. En
verdad, las Convenciones internacionales —y también las europeas— no exigen de forma
directa la introducción de una responsabilidad criminal de las personas jurídicas en las legisla-
ciones penales1de los Estados. La doctrina y los expertos han interpretado mayoritariamente
que dicha expresión —sanciones eficaces, proporcionadas y disuasivas— se refiere a una
responsabilidad penal como uno de los presupuestos esenciales para lograr la efectividad
de cualquier legislación de prevención de la corrupción.

En este sentido, es preciso recordar también que la legislación internacional en esta


materia tuvo su origen, fundamentalmente, en la motivación por la lucha contra las
organizaciones criminales de carácter transnacional, el crimen organizado y la corrup-
ción. Sin embargo, como consecuencia de la globalización del mercado financiero y la
tendencia hacia un mercado trasnacional, que supera el ámbito territorial y se expande
más allá de las fronteras de los Estados, los organismos internacionales han reconocido
la necesidad de exigir en sus Convenios contra la corrupción normas de cumplimiento
que en la actualidad afectan también a la práctica comercial internacional de cualquier
empresa en su tráfico mercantil con el exterior. En este sentido, con el fin de castigar
conductas que socavan el buen gobierno y el desarrollo económico, distorsionando
las condiciones competitivas transfronterizas, los Tratados y Convenios internacionales
han impulsado una política criminal que ha conducido a que la mayoría de los Estados
hayan incorporado a sus legislaciones nacionales disposiciones penales dirigidas a in-
troducir la responsabilidad penal de las personas jurídicas y también, más allá vincularla

1. Así, los Convenios internacionales contra la corrupción OEA, OCDE, NNUU, Convenios europeos, UA, entre otros.
Véase Anexo I, Cuadro de las Convenciones internacionales contra la corrupción.

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con los clásicos delitos de cohecho —activo y pasivo— de funcionarios públicos y


funcionarios públicos extranjeros o la malversación de caudales públicos, la punibilidad
de determinados comportamientos vinculados a los negocios y transacciones econó-
micas internacionales que afectan tanto a las empresas como a las personas físicas que
actúan en su nombre.

2.1. Convenios internacionales y Convenios europeos. Breve referencia

En este sentido, conviene hacer una muy breve recapitulación de los antecedentes de
los Convenios Internacionales más relevantes, así como de la legislación de otros Estados
con aplicación extraterritorial que puede afectar a los negocios trasnacionales —Foreign
Corrupt Practice Act (FCPA), Foreign Assets Control Regulation (OFAC)— a fin de establecer
los rasgos generales para una legislación penal adecuada al cumplimiento de las exigen-
cias derivadas de los compromisos internacionales.

La Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Cooperación y De-


sarrollo Económico (OCDE) y las Naciones Unidas (NNUU) —entre otras organizaciones
internacionales— han elaborado diversos Convenios en los que los Estados parte se com-
prometen y/o obligan a establecer normas específicas que regulan el soborno y la respon-
sabilidad penal de las empresas las relaciones comerciales internacionales de las empresas a
fin de proteger la transparencia, la libre competencia y evitar prácticas abusivas. En este
sentido hay que mencionar:

• Convención Interamericana contra la corrupción, OEA (1996), Caracas, 29 de marzo de


1996.
• Convenio de lucha contra la corrupción de los agentes públicos extranjeros en las tran-
sacciones comerciales internacionales, OCDE (1997), París, 17 diciembre de 1997.
• Convención de Naciones Unidas contra la corrupción (2003), Res. 58/4, Asamblea Ge-
neral, 31 de octubre de 2003, (la Unión Europea suscribió la Convención el 15 de
septiembre de 2005 y entró en vigor el 12 de noviembre de 2008).

Todos ellos contienen expresas recomendaciones para establecer medidas eficaces, di-
suasorias y preventivas para las personas jurídicas. La introducción de una responsa-
bilidad de carácter penal de las personas jurídicas, sin embargo, no es una decisión
legislativa sencilla, toda vez que dependerá, entre otras cuestiones, también del
marco constitucional de las normas rectoras de las responsabilidad penal2.

2. Vide Infra sobre esta cuestión más extensamente.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

2.2. Convenios europeos: recomendaciones del Consejo


de Europa. Convenio penal sobre la corrupción
y Convenio civil contra la corrupción

La prevención de la corrupción y la necesidad de instituir la responsabilidad penal de


las personas jurídicas se encuentra en Europa vincula a la normativa supranacional
de la UE. Ya a comienzos de los años 80 se pusieron en marcha diversas recomen-
daciones, Decisiones Marco y alguna Directiva que se refería a la necesidad de insti-
tuir la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Si la legislación internacional
(CICC) enmarca la necesidad de castigar criminalmente a las personas jurídicas en
la necesidad de la prevención de la corrupción, el blanqueo de capitales, la proble-
mática se plantea en la UE a partir de la necesidad de la protección de los intereses
financieros de la UE.

Desde la década de los años setenta la cuestión sobre el alcance de las disposiciones
penales de los Estados miembros en relación con los intereses financieros ha sido ob-
jeto de minuciosos debates3. En este contexto, en el de la protección de la Hacienda
Pública comunitaria, se planteó la necesidad de introducir la responsabilidad penal de
las personas jurídicas, dado que éstas eran las destinatarias de las ayudas y subvencio-
nes de los medios de la política de fomento de la UE. En dicho contexto, comenzaron
a detectarse un alto número de fraudes (fraudes de subvenciones por obtención irre-
gular y/o malversación de la subvención). Los EEMM no tenían la posibilidad directa
de sancionar tales infracciones y la UE no tenía la competencia legislativa para dictar
normas de carácter penal. Dicho con otras palabras, la entonces Comunidad Económica
Europea no había recibido competencias sancionadoras especiales que le permitiera
arbitrar la propia protección de estos intereses.

Sin embargo, una vía de solución se presentó con la sentencia del Tribunal de Justicia
de las Comunidades Europeas pronunciada en el Asunto 68/88, de 21 de septiembre

3. Una de las primeras manifestaciones del interés mostrado por la Comisión en esta materia fue un Proyecto
de reforma del Tratado COM (76) 418, OJ C 222, 22.9.1976, Diario Oficial de la Comunidad Europea C 222/1976, de
22-9-1976), de fecha de 6 de agosto de 1976, presentado por la Comisión, en el que se proponía modificar los
Tratados constitutivos de las Comunidades Europeas con la finalidad de adoptar una normativa común relativa a la
protección penal de los intereses financieros de la Comunidad. El artículo 14 del Proyecto de Reforma establecía
que se debían aplicar las sanciones previstas en el Derecho interno para los ilícitos fiscales o los cometidos en
el ámbito de las subvenciones cuando las acciones u omisiones tengan por objeto los intereses financieros de la
Comunidad. Asimismo, el artículo 15 preveía la aplicación de las sanciones penales de Derecho interno a las false-
dades documentales y declaraciones falsas ante una autoridad pública del Estado también en el caso de tener lugar
ante autoridades de la Comunidad. Sin embargo, el alcance de dicho Proyecto fue limitado y no logró ser adoptado.

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de 19894, conocida como la sentencia del «maíz griego». Se trataba de maíz de origen
yugoslavo importado por Grecia y vendido a Bélgica como si fuera de origen griego.
Las autoridades griegas no habían exigido ninguna exacción agraria al importador. La
Comisión inició un procedimiento por infracción y el Gobierno griego no respondió.
La Comisión demandó a Grecia basándose en el artículo 5 del Tratado constitutivo de la
Comunidad Europea porque, en efecto, Grecia ni investigó el fraude, ni adoptó medi-
das penales ni disciplinarias contra los funcionarios y las autoridades administrativas
implicadas. El Tribunal de Justicia estableció en la sentencia la obligación por parte de los
Estados miembros de asimilar la protección de los intereses financieros de la Comunidad a
sus propios intereses presupuestarios y de establecer un dispositivo de sanciones efectivas,
proporcionales y disuasorias. Esta imposición se deriva, según el Tribunal, directamente
del artículo 5 del Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea5. Dicho
principio jurisprudencial paso a consagrarse como principio de asimilación. El principio
jurisprudencial del caso del maíz griego encontró finalmente su expresión directa en
el Título VI (el llamado «Tercer Pilar») del Tratado de la Unión Europea (Maastricht, 1992),
relativo a la cooperación en los ámbitos de Justicia y Asuntos de interior. Posteriormente,
el Tratado de Maastricht de 1992 (TUE) consagra así legalmente el principio de asimila-
ción que se desprende de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia (sentencia del maíz
griego) y se establece de forma explícita el principio de colaboración estrecha y regular
entre los Estados miembros6. Hasta el Tratado de Ámsterdam, de 2 de octubre de 1997,
la protección de los intereses financieros de la Unión Europea se rige por el principio de
asimilación (Tercer Pilar del Tratado de Maastricht) conforme al cual los EEMM deben
proteger aquellos intereses de igual modo que lo hacen con los intereses financieros
propios del Estado. El nuevo artículo 280A del Tratado de Ámsterdam impone tanto a la
Comunidad como a los Estados miembros la función de combatir el fraude y toda actividad
ilegal que afecte al presupuesto de la Unión Europea. Sin embargo, no queda claro7 que
dicho Tratado reconozca a la Unión Europea competencia en materia penal o sigue
siendo competencia de cada EEMM por efecto del principio de asimilación8.

4. Comisión c. Grecia, Rec. 1989, 2965.


5. Artículo 5. Tratado constitutivo de la Comunidad Europea: «Los Estados miembros adoptarán todas las medidas
generales o particulares apropiadas para asegurar el cumplimiento de las obligaciones derivadas del presente Tratado
o resultantes de los actos de las instituciones de la comunidad. Facilitarán a ésta última el cumplimiento de su misión.
Los Estados miembros de la comunidad. Facilitarán a ésta última el cumplimiento de su misión. Los Estados miem-
bros se abstendrán de todas aquellas medidas que puedan poner en peligro la realización de los fines del presente
Tratado».
6. Téngase en cuenta también artículo K.1 del Tratado de la Unión Europea, en que se establece que para la realiza-
ción de los fines de la Unión [...] los Estados miembros considerarán de interés común la lucha contra la defraudación
a escala internacional (K.1, 5.o) y la cooperación en materia penal (K.1, 7.o).
7. BACIAGALUPO, E., en Curso de Derecho penal económico, pág. 434.
8. TIEDEMANN, K., en Agon 17/1997.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

En este contexto, las Recomendaciones y trabajos que abordaron la necesidad de instituir


la responsabilidad penal de las personas jurídicas reflejan una larga preparación:

• Recomendación (77) 28, sobre la contribución del Derecho penal a la protección del
medio ambiente.
• Recomendación (81) 12, sobre criminalidad de los negocios.
• Recomendación (82) 15, sobre el papel del Derecho penal en la protección del con-
sumidor.
• Recomendación (88) 18, sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas.
• Corpus Iuris de disposiciones penales para la protección de los intereses financieros
de la UE, 1996, 20049.
• Convenio relativo a la Protección de los Intereses Financieros de la UE 199610.
• Convenio europeo de 4 de noviembre de 1998, para la protección del medioam-
biente a través del Derecho penal.
• DM 2005/667 (Decisión Marco 2005/667/JAI del Consejo, de 12 de julio de 2005,
destinada a reforzar el marco penal para la represión de la contaminación proce-
dente de buques).
• DM 2005/222 (Decisión Marco 2005/222/JAI del Consejo, de 24 de febrero de 2005,
relativa a los ataques contra los sistemas de información).
• DM 2004/757 (Decisión Marco 2004/757/JAI del Consejo, de 25 de octubre de 2004,
relativa al establecimiento de disposiciones mínimas de los elementos constitutivos
de delitos y las penas aplicables en el ámbito del tráfico ilícito de drogas).

9. En el marco del Proyecto Espacio Judicial Europeo se puso en marcha en 1995, a través de la DG XX el proyecto de
elaboración de una propuesta para armonizar las normas penales de los EEMM en una protección unificada de los intereses
financieros de la UE. En este sentido, las disposiciones del Corpus Iuris definía delitos de fraude del presupuesto comunitario,
corrupción, abuso del cargo, malversación, revelación de secretos oficiales, blanqueo de capitales, asociación ilícita estable-
ciendo penas uniformes para todos los EEMM. Asimismo, se establecía la responsabilidad penal de las personas jurídicas
y de los administradores de las mismas. El Corpus Iuris fue uno de los proyectos más completos como modelo legislativo
de lege ferenda que contemplaba acotadamente la problemática para una eficaz prevención de la corrupción, aunque el
proyecto tomaba como punto de partida la preocupación de la UE en la protección de los intereses financieros de la UE.
10. Acto del Consejo, de 26 de julio de 1995, por el que se establece el Convenio relativo a la protección de los intereses
financieros de las Comunidades Europeas [Diario Oficial C 316 de 27.11.1995]. Con este acto, el Consejo establece un
Convenio para la lucha contra el fraude en perjuicio de los intereses financieros de la Comunidad Europea (CE). Con arre-
glo al Convenio, el fraude en materia tanto de gastos como de ingresos debe ser objeto de sanciones penales efectivas,
proporcionadas y disuasorias en cada país de la Unión Europea (UE). Sobre la base del Convenio, cada país europeo
debe adoptar las medidas necesarias para garantizar que estos comportamientos, así como la complicidad, instigación
o tentativa ligados a tales comportamientos, sean objeto de sanciones penales efectivas, proporcionadas y disuasorias.
En caso de fraude grave, dichas medidas deben suponer penas de prisión y la posibilidad de extradición. Cada país
europeo también debe adoptar las medidas necesarias para permitir que los jefes de empresa o cualquier persona que
ejerza poderes de decisión o de control en el seno de las empresas puedan ser declarados penalmente responsables con
arreglo a los principios definidos por su Derecho interno, en caso de fraude que afecte a los intereses financieros de la CE.

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• DM 2004/68 (Decisión Marco 2004/68/JAI del Consejo, de 22 de diciembre de 2003,


relativa a la lucha contra la explotación sexual de los niños y la pornografía infantil).
• DM 2003/568/JAI del Consejo, de 22 de julio de 2003, relativa a la lucha contra la
corrupción en el sector privado.
• Directiva 2005/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de octubre de
2005, relativa a la prevención de la utilización del sistema financiero para el blanqueo
de capitales y para la financiación del terrorismo.
• DM 2002/475/JAI del Consejo, de 13 de junio de 2002, sobre lucha contra el terro-
rismo; Acción Común 98/733/JAI del Consejo, de 21 de diciembre de 1998, relativa a
la tipificación penal de la participación en una organización delictiva en los Estados
miembros de la Unión Europea, entre otras.

En materia de prevención de la corrupción los Convenios que han marcado las legislacio-
nes de los EEMM en la incorporación de la responsabilidad penal de las personas jurídicas
y en la tipificación de los delitos de corrupción son:

• Convenio penal sobre la corrupción del Consejo de Europa (1999), (nº 173 del Consejo
de Europa), Estrasburgo 27 de enero de 199911.
• Convenio civil sobre la corrupción del Consejo de Europa (1999), (nº 174 del Consejo
de Europa), Estrasburgo 24 de noviembre de 199912. Las características esenciales
merecen ser destacadas brevemente13:

– Cooperación internacional en la lucha contra la corrupción a través del estable-


cimiento de acciones civiles para la reparación del daño (daños patrimoniales,
lucro cesante y daños no patrimoniales) de personas que hayan sufrido daños
resultantes de actos de corrupción.
– Posible declaración de invalidez o nulidad de contratos o cláusulas contractuales
que tengan origen en un acto de corrupción.
– Protección de empleados y beneficio para los que denuncien de buena fe prác-
ticas corruptas de la empresa.
– Especiales normas sobre cuentas anuales y auditorias externas.

11. Firmado en 2000, Instrumento de ratificación, BOE de 28 de julio 2010 (nº 172).
12. Firmado por España el 10 de mayo de 2005, ratificado el 16 de diciembre de 2009, y cuya entrada en vigor es el
1 de abril de 2010 (BOE, 31 de marzo de 2010), cuyo cumplimiento supondrá necesariamente en un futuro próximo
modificaciones legislativas que afectan de forma muy relevante a cuestiones jurídicas inherentes a los contratos de
inversión y transacciones comerciales internacionales.
13. España aún no ha realizado el desarrollo normativo interno de este Convenio.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

2.3. Trasposición de la normativa internacional en materia de corrupción


de funcionarios extranjeros. Breve referencia a la legislación española

La ratificación por España de los Tratados internacionales y Convenios europeos, reseña-


dos ut supra, tuvo como primera repercusión la incorporación a la legislación penal en
esta materia de dos nuevas figuras de delitos: por un lado, el delito de corrupción en las
transacciones comerciales internacionales (art. 445 CP español) y, por otro, como conse-
cuencia de los Convenios europeos contra la corrupción, también un delito de corrupción
de funcionarios de la UE (art. 427 CP español). En este sentido, el legislador ha traducido las
obligaciones de las disposiciones internacionales de la siguiente manera: el Código penal
español contempla en el Título XIX, de Delitos contra la Administración Pública, Capítulo V,
Del Cohecho, y el Capítulo X, de los Delitos de Corrupción en las Transacciones Comerciales
Internacionales14, disponiendo lo siguiente:

Artículo 427

1. Lo dispuesto en los artículos precedentes será también aplicable cuando los hechos
sean imputados o afecten a los funcionarios de la Unión Europea o a los funcionarios
nacionales de otro Estado miembro de la Unión. A estos efectos se entenderá que
es funcionario de la Unión Europea:

1) Toda persona que tenga la condición de funcionario o de agente contratado en


el sentido del Estatuto de los funcionarios de las Comunidades Europeas o del
Régimen aplicable a otros agentes de la Unión Europea.
2) Toda persona puesta a disposición de la Unión Europea por los Estados miem-
bros o por cualquier organismo público o privado que ejerza en ellas funciones
equivalentes a las que ejercen los funcionarios u otros agentes de la Unión
Europea.
3) Los miembros de organismos creados de conformidad con los Tratados constitu-
tivos de las Comunidades Europeas, así como el personal de dichos organismos,
en la medida en que el Estatuto de los funcionarios de las Comunidades Europeas
o el Régimen aplicable a otros agentes de la Unión Europea no les sea aplicable.

Asimismo, se entenderá por funcionario nacional de otro Estado miembro de la Unión el


que tenga esta condición a los fines de la aplicación del Derecho penal de dicho Estado
miembro.

14. Introducido por la LO 3/2000, de 11 de enero, y modificado hasta la redacción actual, por LO 15/2003, LO 5/2010 y de
previsible modificación después de los compromisos manifestados por el Gobierno español como consecuencia del Informe
de la 3 fase de Implementación del WGB de la OCDE, Phase 3 Report on Implementing the OECD Anti-Bribery Convention
in Spain, December, 2012. http://www.oecd.org/document/24/0,2340,en_2649_34859_1933144_1_1_1_1,00.html

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2. Cuando de acuerdo con lo establecido en el artículo 31 bis una persona jurídica sea
responsable de los delitos recogidos en este Capítulo, se le impondrán las siguientes
penas:

a) Multa de dos a cinco años, o del triple al quíntuple del beneficio obtenido
cuando la cantidad resultante fuese más elevada, si el delito cometido por la
persona física tiene prevista una pena de prisión de más de cinco años.
b) Multa de uno a tres años, o del doble al cuádruple del beneficio obtenido cuando
la cantidad resultante fuese más elevada, si el delito cometido por la persona física
tiene prevista una pena de más de dos años de privación de libertad no incluida en
el anterior inciso.
c) Multa de seis meses a dos años, o del doble al triple del beneficio obtenido si la
cantidad resultante fuese más elevada, en el resto de los casos.

Atendidas las reglas establecidas en el artículo 66 bis, los jueces y tribunales podrán
asimismo imponer las penas recogidas en las letras b) a g) del apartado 7 del artículo 33.

Artículo 44515

1. Los que mediante el ofrecimiento, promesa o concesión de cualquier beneficio


indebido, pecuniario o de otra clase, corrompieren o intentaren corromper, por
sí o por persona interpuesta, a los funcionarios públicos extranjeros o de orga-
nizaciones internacionales, en beneficio de estos o de un tercero, o atendieran
sus solicitudes al respecto, con el fin de que actúen o se abstengan de actuar en
relación con el ejercicio de funciones públicas para conseguir o conservar un
contrato u otro beneficio irregular en la realización de actividades económicas in-
ternacionales, serán castigados con las penas de prisión de dos a seis años y multa
de doce a veinticuatro meses, salvo que el beneficio obtenido fuese superior a la
cantidad resultante, en cuyo caso la multa será del tanto al duplo del montante
de dicho beneficio.

15. A título de comparación y a los objetos del presente estudio, texto del anterior art. 445 del Código penal, cuya
redacción fue revisada tras las recomendaciones del Informe OCDE 2 Fase, “1. Los que con dádivas, presentes,
ofrecimientos o promesas, corrompieren o intentaren corromper, por sí o por persona interpuesta, a las autoridades
o funcionarios públicos extranjeros o de organizaciones internacionales en el ejercicio de su cargo en beneficio de
éstos o de un tercero, o atendieran a sus solicitudes al respecto, con el fin de que actúen o se abstengan de actuar
en relación con el ejercicio de funciones públicas para conseguir o conservar un contrato u otro beneficio irregular
en la realización de actividades económicas internacionales, serán castigados con las penas previstas en el artículo
423 en sus respectivos casos. 2. Si el culpable perteneciere a una sociedad, organización o asociación, incluso de
carácter transitorio, que se dedicare a la realización de estas actividades, el juez o tribunal podrá imponer alguna o
algunas de las consecuencias previstas en el artículo 129 de este Código.”

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Además de las penas señaladas, se impondrá al responsable la pena de prohibición


de contratar con el sector público, así como la pérdida de la posibilidad de obtener
subvenciones o ayudas públicas y del derecho a gozar de beneficios o incentivos
fiscales y de la Seguridad Social, y la prohibición de intervenir en transacciones
comerciales de trascendencia pública por un periodo de siete a doce años.

Las penas previstas en los párrafos anteriores se impondrán en su mitad superior si


el objeto del negocio versara sobre bienes o servicios humanitarios o cualesquiera
otros de primera necesidad.

2. Cuando de acuerdo con lo establecido en el artículo 31 bis de este Código una


persona jurídica sea responsable de este delito, se le impondrá la pena de multa
de dos a cinco años, o la del triple al quíntuple del beneficio obtenido si la cantidad
resultante fuese más elevada.

Atendidas las reglas establecidas en el artículo 66 bis, los jueces y tribunales po-
drán asimismo imponer las penas recogidas en las letras b) a g) del apartado 7 del
artículo 33.

3. A los efectos de este artículo se entiende por funcionario público extranjero:

a) Cualquier persona que ostente un cargo legislativo, administrativo o judicial de un


país extranjero, tanto por nombramiento como por elección.
b) Cualquier persona que ejerza una función pública para un país extranjero, incluido
un organismo público o una empresa pública.
c) Cualquier funcionario o agente de una organización internacional pública.

A fin de comprobar su adecuación a la las normas internacionales o, dicho con otras


palabras, determinar hasta qué punto la trasposición llevada a cabo por el legislador
español y que esta pueda servir de experiencia a aquellos países cuyos legisladores
están trabajando en una correcta implementación de estas conductas en sus sistemas
penales, se debe tener en cuenta, como punto de partida, la interpretación facilitada
por los propios Convenios. En este sentido, una correcta trasposición de lo dispuestos
en los Convenios internacionales y europeos16 deberían contemplar, al menos, las si-
guientes características:

• “Corromper o intentar corromper”: debe alcanzar toda conducta de solicitud de ac-


tuación o de abstención de actuar a un funcionario extranjero o internacional en

16. En especial, ténganse en cuenta las Recomendaciones OCDE. http://www.oecd.org/daf/anti-bribery/anti-bri-


beryconvention/47079135.pdf

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

relación con el ejercicio propio del cargo de las funciones públicas (de que se trate).
En particular, los Convenios internacionales contra la corrupción suelen dejar ex-
presamente fuera los denominados facilitation payments. No obstante, una efectiva
prevención de la corrupción debería prohibir todo tipo de pagos no regulados ex-
presamente en la legislación interna de cada país.
• “Atendieran a sus solicitudes”: en este sentido, la conducta para el particular tam-
bién será punible, si fuera el funcionario o la autoridad internacional el que so-
licitara la dádiva, presente o promesa y el particular accediera a la solicitud con
dádivas, presentes, ofrecimientos, promesas: ventajas de naturaleza material o de
valor económico, cuya obtención suponga para el funcionario o autoridad una
mejora de su situación económica desde un punto de vista objetivo y mesurable:
entrega de cantidades de dinero, prestación de servicios valorables económica-
mente, otorgamiento de préstamos, facilitar acceso a otro empleo, etc. Deberían
quedar excluidos los “usos del tráfico” o “usos sociales” de cortesía, siempre y cuando
fueran de escaso valor: regalos de Navidad, donativos de nimio valor, invitaciones
a comidas, etc.
• Por sí o personas interpuestas: la acción de “corromper” a través de dádivas, pre-
sentes, ofrecimientos o promesas, es típica y punible, ya sea que se realice por un
sujeto de forma directa o que se realice por personas interpuestas (p. ej. personas
físicas o jurídicas no vinculadas con la empresa, colaboradores, asesores externos;
al respecto habría que examinar y valorar la posible imputación de empresas de-
dicadas al lobbing, toda vez que como tales existen países cuya actuación no está
prohibida).
• Autoridades o funcionarios públicos extranjeros o de organizaciones internacionales
en el ejercicio de su cargo: El concepto de funcionario o autoridad extranjeros ha sido
adoptado, tras la reforma de la LO 5/2010, a los conceptos de los propios Convenios
internacionales, Convenios OCDE y Convenios Europeos.

Art. 1.4. del Convenio OCDE:


“(…) 4. A los efectos del presente Convenio:

a. Por agente público extranjero se entiende cualquier persona que ostente un cargo le-
gislativo, administrativo o judicial de un país extranjero, tanto por nombramiento como
por elección; cualquier persona que ejerza una función pública para un país extranjero,
incluido un organismo público o una empresa pública, y cualquier funcionario o agente
de una organización internacional pública.
b. Por país extranjero se entienden todos los niveles y subdivisiones del gobierno, desde
el nacional al local.
c. La expresión actuar o abstenerse de actuar en relación con el ejercicio defunciones
oficiales comprende cualquier uso de la posición del agente público tanto dentro como
fuera de la competencia autorizada de ese agente.”

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Art. 1. del Convenio penal europeo contra la corrupción:


“For the purposes of this Convention:

a. “Public official” shall be understood by reference to the definition of “official”, “public


officer”, “mayor”, “minister” or “judge” in the national law of the State in which the per-
son in question performs that function and as applied in its criminal law.
b. The term “judge” referred to in sub-paragraph a above shall include prosecutors and
holders of judicial offices.
c. In the case of proceedings involving a public official of another State, the prosecuting
State may apply the definition of public official only insofar as that definition is compa-
tible with its national law.
d. “Legal person” shall mean any entity having such status under the applicable national
law, except for States or other public bodies in the exercise of State authority and for
public international organisations.”

La característica común a ambas definiciones no difiere del concepto utilizado en nuestra


legislación penal tras la reforma del CP por la LO 5/2010. Por lo tanto, el funcionario en
cuestión, cuya actuación hubiera sido requerida, deberá poder ser calificado como fun-
cionario de acuerdo con la legislación internacional, siempre y cuando dicho concepto
se haya traspuesto correctamente a la legislación penal del país en que se realice la tran-
sacción comercial, a fin de no vulnerar el principio de legalidad como requisito esencial
de toda norma penal.

Es importante que el concepto de funcionario o autoridad internacional se encuen-


tre definido tal y como lo definen las normas de los Convenios internacionales,
dado que de lo contrario la finalidad de dichas disposiciones no sería efectiva, al
no poder aplicarse —normalmente— el concepto “autoridad y funcionario” de-
finidos internamente a los funcionarios extranjeros. En este sentido, el concepto
de funcionario o autoridad internacional tiene una definición más amplia en los
Convenios internacionales, sin estar vinculado a los estatutos de la función pública
de cada Estado.

• En beneficio propio o de terceros: no solo afecta a las dádivas que puedan beneficiar
al propio funcionario que va a realizar el acto ventajoso o abstenerse de realizar un
acto desventajoso, sino también aquellas que fueran solicitadas o prometidas para
terceros: organizaciones, asociaciones, fundaciones, etc.
• Conseguir o conservar un contrato o beneficio irregular: el funcionario o autoridad
debe realizar un acto constitutivo propio del ejercicio de su cargo; se trata de dos
cuestiones: la realización (o abstenerse) del acto propio de las funciones del funcio-
nario y la obtención de ventaja o beneficio por parte del particular.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

En este sentido, cabe señalar que, conforme a la jurisprudencia del Tribunal Su-
premo español, estas conductas figuras típicas (cohecho) se entienden consu-
madas aunque no se logre una efectiva obtención (mantenimiento) del contrato
o beneficio que se perseguía. Dicho con otras palabras, la no obtención de la
ventaja perseguida no es calificable como tentativa (art. 16 CP, que conllevaría
una pena inferior), sino que constituye un delito consumado. Desde un punto
de vista contractual, no se puede olvidar que en el ámbito de aplicación del Con-
venio civil sobre la corrupción del Consejo de Europa, los EEMM de la UE deberán
regular la posible nulidad de los contratos internacionales o cláusulas contrac-
tuales, cuyo origen se pueda vincular a prácticas de ésta índole, lo que puede
afectar si los contratos fueran realizados por una empresa española o filiales en
el extranjero.
• Actividades económicas internacionales: La conducta prohibida descrita con anteriori-
dad, en todo caso, debería quedar limitada a aquellos acuerdos propios del cargo del
funcionario o autoridad que afecten exclusivamente a las “transacciones económicas
internacionales”.
Se trata del concepto de mayor ambigüedad interpretativa de esta norma. En este
sentido, toda vez que no hay una definición precisa del concepto, si se tomara
como referencia la legislación española que regula las transacciones con el exterior,
L 19/2003 (vide ut supra), habría que limitar la interpretación de las “transacciones
comerciales internacionales” del art. 455 a aquellas a las que se refiere exclusivamente
a las expresamente previstas en los arts. 4-7, en relación a lo dispuesto en los arts. 59,
57.2, 60.1 y 60.2 del Tratado constitutivo de la UE, es decir:

– Determinados movimientos de capitales.


– Operaciones de cobro o pago.
– Transferencias de o al exterior.
– Variaciones en cuenta o posiciones financieras deudoras o acreedoras.

No obstante, el Convenio OCDE se refiere en su Exposición de Motivos no solo a


las transacciones comerciales internacionales, sino que entiende incluidos tam-
bién todos los actos vinculados con el comercio y las inversiones realizadas en el
exterior. Sin embargo, siendo escrupuloso en la definición de todos los demás
conceptos inherentes a la conducta prohibida (agente público extranjero, país
extranjero, actuar o abstenerse de actuar en relación con el ejercicio defunciones
oficiales), no define con precisión el objeto sobre el cual debe recaer la transac-
ción económica.
• La empresa también serán sancionada: el art. 31 bis CP español contempla la
responsabilidad penal de las personas jurídicas y como sanciones aplicables a las
personas jurídicas están previstas: la multa, la disolución, la clausura, suspensión de
actividades, prohibición de realizar futuras actividades mercantiles o negocios

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

de la clase de aquellos por los que se impone la sanción, intervención (todas


éstas pueden ser temporales (hasta 5 años) o definitivas) (art. 33.7 CP). En este
sentido, hay que tener en cuenta que el art. 2 del Convenio OCDE establece
expresamente la obligación para los Estados parte de sancionar a las personas
jurídicas de forma directa e independiente de la responsabilidad penal de las
personas físicas.
• Pena: la pena para el particular que llevara a cabo la conducta será de pena de pri-
sión de 2 a 6 años y multa de 12 a 24 meses, salvo que el beneficio obtenido fuese
superior a la cantidad resultante, en cuyo caso la multa será del tanto al duplo del
montante del beneficio. Resulta importante tener en cuenta que en la mayoría de
los casos la pena de multa más adecuada será una pena de multa proporcional. La
pena de multa estipulada sobre el sistema de días multa no resulta muy eficaz en
los delitos de estas características.

En la actualidad, en España no ha habido aún casos en los que dicho precepto haya
sido aplicado17, dado que la Ley que introduce la responsabilidad penal de las personas
jurídicas no entró en vigor hasta diciembre de 2010. Sin embargo, ya hay investiga-
ciones en curso en que existen personas jurídicas procesadas por hechos acontecidos
después de la entrada en vigor de la Ley. Sin embargo, en Alemania, el caso Siemens
constituye un ejemplo del supuesto de hecho aquí comentado. No obstante, dado que
este caso suele ser presentado como leading case de la legislación alemana en cum-
plimiento de los Convenios internacionales anticorrupción, es preciso señalar que el
Tribunal Supremo Federal alemán (BGH) no castigó a los administradores y miembros
del consejo de administración por un delito de corrupción de funcionarios extranjeros,
argumentando sobre el origen histórico de dicho precepto y su alcance para hechos
cometidos en el extranjero por lo que no resultaba aplicable por respeto al principio de
legalidad. Sin embargo, condenó a los administradores por un delito de administración
desleal, entendiendo que éstos habían causado un perjuicio a la empresa al no haber
respetado las normas relativas a la correcta administración leal y fiel en la realización
del acto de disposición patrimonial relativo al pago de comisiones para la obtención
de contratos a favor de la empresa18.

17. Véase extensamente, Phase 3, Report on Implementing the OECD Anti-Bribery Convention in Spain, December, 2012.
http://www.oecd.org/document/24/0,2340,en_2649_34859_1933144_1_1_1_1,00.html
18. Más ejemplos de condenas penales por casos similares: Reino Unido, Francia, Italia.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

2.4. Alcance de la legislación de EE.UU. a empresas y ciudadanos no


estadounidenses por incumplimiento de normas estadounidenses
relativas a las transacciones económicas internacionales

Las transacciones comerciales internacionales de las empresas se encuentran sujetas


no sólo a la regulación jurídica prevista en la normativa nacional y a la legislación
internacional (Tratados y Convenios internacionales, vide supra). A ello hay que añadir
la eventual responsabilidad penal de las empresas que pueden ser sujeto destinatario
de normas de otros Estados, en concreto por la posibilidad de la aplicación extrate-
rritorial de la legislación anti-corrupción estadounidense: Foreign Corrupt Practices
Act (FCPA). En este contexto, en función de las características particulares de la con-
creta transacción comercial de las empresas puede llegar a resultar de aplicación la
normativa estadounidense prevista para las transacciones comerciales de empresas
y ciudadanos no estadounidenses. Esta norma contiene disposiciones de aplicación
extraterritorial que alcanzan a empresas y personas físicas no estadounidenses y sin
actividad directa en los EE.UU. Como resultado de la aplicación extraterritorial de estas
leyes, las empresas y personas físicas no estadounidenses se han visto investigadas
y sancionadas por las agencias estadounidenses (DOJ, SEC, DDTC, BIS, OFAC, etc.)
con graves multas e incluso con la prohibición futura de participar, directa o indi-
rectamente, en cualquier negocio o contrato con entidades intergubernamentales
de los EE.UU.

Fundamentalmente, y a los efectos que aquí interesa, tienen especial relevancia la


Foreign Corrupt Practices Act (FCPA) y a Foreign Assets Control Regulation (OFAC).

2.4.1. Foreign Corrupt Practices Act19 (FCPA)

A. Breve referencia a la estructura de la Ley

FCPA es una ley que se estructura en dos partes: a) prohibiciones de acciones calificadas
de soborno, cohecho, corrupción, y b) disposiciones sobre la contabilidad que afectan
especialmente:

• a empresas o filiales estadounidenses,


• a empresas extranjeras que coticen en bolsa de valores en EE.UU.,
• empresas que en sus transacciones comerciales internacionales utilicen el sistema
bancario estadounidense (nexo de jurisdicción).

19. Ley contra prácticas corruptas en el extranjero.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

De forma muy esquemática, las características generales de la FCPA, se puede resumir


en los siguientes aspectos:

Conductas prohibidas

• Conductas de “soborno” 20: define todas las conductas de “ofrecimiento, promesa, en-
trega —de forma directa o indirecta— de dinero o cualquier cosa de valor económico
a un funcionario del gobierno o partido político a fin de lograr o retener un negocio
u obtener cualquier ventaja impropia.
• En relación a las disposiciones relativas a la contabilidad: prohíbe cualquier alteración
o “maquillaje” de los libros o registros contables.

Competencia jurisdiccional

• U.S. Department of Justice (DOJ) – U.S. Securities and Exchange Commission (SEC).
• Respecto de estas acciones prohibidas la FCPA no solo otorga competencia respecto
de las empresas y particulares estadounidenses que actúan en su nombre, sino tam-
bién respecto de:

– empresas extranjeras cotizadas en bolsa de valores estadounidenses (issuer), sea


directamente o través del programa especial de cotizaciones American Depositary
Receips (ADR);
– empresas extranjeras que cumplen con el requisito de nexo jurisdiccional de los
EE.UU (vide infra);
– personas físicas relacionadas con dichas empresas (gerentes, empleados, direc-
tores, socios, y agentes, incluyendo distribuidores, consultores).

Adicionalmente, en relación a las normas de contabilidad, también puede resultar respon-


sable una filial no estadounidense, sin ningún nexo de jurisdicción, si la empresa contro-
ladora es un issuer.

Nexo jurisdiccional

Especial importancia adquieren también las transacciones bancarias de empresas extran-


jeras a través de bancos estadounidenses o, incluso, bancos extranjeros (o sucursales) en
EE.UU. por el uso del sistema bancario (sistema de comunicación interbancario, “SWIFT”,
Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunications) o por el uso del sistema de

20. La terminología jurídica anglosajona se corresponde con conceptos que en nuestra práctica jurídica no son conceptos
técnico-jurídicos, como “soborno” o “corrupción”. Se refiere a conductas que calificaríamos como delito de cohecho o,
según el caso, como delito de tráfico de influencias.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

comunicaciones (correo electrónico, fax, telecomunicaciones, etc.) estadounidense de-


termina la competencia para DOJ y SEC (FCPA 15 U.S.C., § 78 dd-1).

Las sanciones que se pueden llegar a aplicar contra una empresa que vulnera las disposicio-
nes de la FCPA pueden alcanzar hasta 2.000 millones US$ y las personas físicas pueden ser
sancionadas con hasta 5 años de pena privativa de libertad y multa de hasta 100.000 US$.

Las multas aplicables a las empresas por vulneración de las normas de contabilidad de la
FCPA pueden alcanzar hasta 25 millones US$ y las personas físicas responsables pueden
ser sancionadas con una pena privativa de libertad de hasta 20 años y multa de hasta
5 millones US$.

B. Breve referencia a casos recientes de sanciones a empresas extranjeras


como consecuencia de infracciones a la FCPA

A efectos de poder someter a la jurisdicción estadounidense y aplicación de la FCPA


a las empresas extranjeras que cotizan en bolsa en EE.UU. es suficiente con que para
la emisión de la orden o comunicación, mediante la cual se haya promovido un acto
de “soborno”, haya tenido lugar a través de cualquier medio de comunicación (correo
electrónico, teléfono, fax, etc.) en los EE.UU.; han sido relevantes los casos en los que se
hicieron transferencias electrónicas de fondos desde o a través de un banco estadouni-
dense o sito en EE.UU. (FCPA, 15 U.S.C., § 78 dd-1). Algunos ejemplos de casos recientes
que han afectado a empresas europeas21:

• 2008: Fiat, S.p.A., en relación por pagos realizados por tres filiales (dos en Italia y
una en Francia); pagos realizados en Irak en 2000 y 2002 a funcionarios por la par-
ticipación de las filiales en diversos programas, la empresa anotó las disposiciones
patrimoniales en su contabilidad como “comisiones”. (Fiat, S.p.A. et. al., United States
v. Iveco, S.p.A., United States v. CNH France, S.A., http://www.us-goj.gob/opa/pr/2008/
December/2008-crm1140.html; http://www.sec.gov/litigation/complaints/2008/
comp20835.pdf
• 2008: U.S. v. Sapsizian, es el caso de un ejecutivo francés de la empresa francesa Al-
catel CIT, que cotizaba en la bolsa estadounidense a través del programa ADR, que
habría conspirado con funcionarios costarricenses para la obtención de contratos de
telefonía móvil obtenidos en Costa Rica; fue condenado a 2 años de pena privativa de
libertad y multa de 260.000 US$. El nexo jurisdiccional para la competencia del DOJ fue
la transferencia bancaria efectuada a través de una cuenta de la empresa en EE.UU.

21. DETZNER, J. A., “FCPA, ITAR, EAR y OFAC: alcance extraterritorial a compañías no estadounidenses y progra-
mas relacionados con su cumplimiento”, en Derecho de los Negocios, nº 234, Marzo, 2010, pp. 5 y ss., con ulteriores
referencias de casos.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Case No. 06-20797-CR SEITZ/001, http://www.justice.gov/criminal/pr/press_releases/


2008/09/20-09-23-08alcatel-sentenced.pdf

En resumen, el DOJ y la SEC pueden fundamentar su competencia extraterritorial a em-


presas y agentes no estadounidenses sobre la base del nexo de jurisdicción (FCPA 15
U.S.C., § 78 dd-1).

2.4.2. Foreign Assets Control Regulation (OFAC)

Las empresas nacionales y/o sus filiales o sucursales extranjeras que realicen operaciones
mercantiles internacionales tendrán que tener también en cuenta en relación a la posible
jurisdicción de EE.UU. otros Reglamentos especiales, cuya competencia es de la OFAC (Office
of Foreign Assets Control, del US Department of the Treasury).

Estos reglamentos contienen prohibiciones y sanciones aplicables a las empresas o perso-


nas extranjeras relacionadas con las operaciones comerciales vinculadas con países que se
encuentren bajo sanciones económicas y regulaciones de bloque (p. ej. Cuba, Irán, Sudán,
Corea del Norte, Siria, Myanmar (Birmania), Libia, entre otros).

El nexo de jurisdicción basado en la existencia del uso del sistema bancario o de co-
municación bancaria (vide supra) ha servido para sancionar a empresas extranjeras en
relación con operaciones comerciales internacionales con países sometidos a embargo
económico o sanciones económicas.

Algunos ejemplos de casos de los últimos años:

• ABN AMOR Bank N.V.


http://www.federalreserve.gov/broaddocs/press/enforcement/2005
• Australia and New Zealand Bank Group
http://www.ustreas.gov/offices/enforcement/ofac/civpen/penalties/08242009.pdf
• Agoda Company, Pte. Ltd.
http://www.ustreas.gov/offices/enforcement/ofac/civpen/penal-ties/09292008.pdf
• Industria Farmacéutica: Alpha Pharmaceutical, Inc.; ICN Farmacéutica S.A. de C.V.; La-
boratorios Grossman, S.A., establecidas en Panamá y México D.F. 198. 711 dólares por
la importación y exportación de mercancías desde y hacia Cuba entre 1998 y 2003.
• Trinity Industries de México, S.A. de C.V., establecida en Ciudad México, México.
55.000 dólares, por la venta de mercancías destinadas a Cuba y el financiamiento
de su transporte en 2001.
• Chiron Corporation Ltd., en nombre de Chiron S.p.A. y Chiron Behring GmbH, sita en
Emerville, California, EE.UU. 168.500 dólares por la exportación de vacunas a Cuba
en el período 1999-2002.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

• Daewoo Heavy Industries America Corp., con sede en Suwanee, Georgia, EE.UU.
55.000 dólares, por la exportación de mercancías destinadas a Cuba en 1999.

Como se puede observar, la legislación internacional aplicable a las personas jurídicas es


muy extensa y las consecuencias para la actividad empresarial puede llegar a alcanzar
dimensiones extraordinarias. Consecuentemente, la introducción de la responsabilidad
penal de las personas jurídicas debe abordarse teniendo en cuenta el marco legal inter-
nacional en toda su extensión.

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3. Derecho comparado: modelos más relevantes
de implementación de la legislación internacional
contra la corrupción y responsabilidad
penal/administrativa de las personas jurídicas

3.1. Breve referencia a la evolución histórica de la responsabilidad penal


de las personas jurídicas. Problemas dogmáticos para admitir
la responsabilidad penal de las personas jurídicas

Para abordar adecuadamente la problemática de la responsabilidad penal de las per-


sonas jurídicas, su inexistencia en las legislaciones penales hasta aproximadamente los
años 80 y su final incorporación desde los 90 a la mayoría de las legislaciones europeas
del ámbito cultural continental europeo, es necesario hacer unas breves referencias
a la evolución dogmática de la discusión, toda vez que su incorporación como sujeto
del Derecho penal no obedece a una voluntad caprichosa o no del legislador ni puede
llevarse a cabo sin una previa reflexión.

El Derecho penal tradicional no admite la responsabilidad penal directa de las per-


sonas jurídicas22. Aún existen países, tanto europeos (Alemania, Grecia, Bulgaria y Le-
tonia) como la mayoría de los países de América Latina (Argentina, Bolivia, Ecuador,
Costa Rica, Honduras, Paraguay, Uruguay, entre otros)23, en los que tampoco se ha
introducido a las personas jurídicas como sujetos penalmente responsables. En este
sentido, se parte de la premisa que el Código penal solo tiene por destinatario de sus
normas a personas físicas que pueden ser sujetos activos del delito y, por tanto, puni-
bles. Otras personas o entes jurídicos no han sido consideradas tradicionalmente su-
jetos del Derecho penal. Se ha afirmado que en el Derecho penal continental europeo

22. Para una extensa y pormenorizada explicación de la evolución histórica de la discusión dogmática, por todos,
BACIGALUPO, S., La responsabilidad penal de las personas jurídicas, Barcelona, 1998, passim.
23. La responsabilidad penal de las personas jurídicas para los delitos de corrupción en América Latina, OCDE.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

rige de forma general la máxima: societas delinquere non potest24. Desde este punto de
vista, de lege lata las personas jurídicas no se encontraban sometidas al Derecho penal.
Esta afirmación parecía tan evidente que se descartaba toda posibilidad de considerar
a la persona jurídica como sujeto del Derecho penal.

Sin embargo, la idea de sujeto, que ha sido el punto de referencia de las categorías dog-
máticas de la acción y la culpabilidad, no es capaz de resolver el problema planteado

24. Según la doctrina mayoritaria rige en este ámbito la máxima “societas delinquere non potest”, lo que considerado
desde un punto de vista positivo se puede traducir como el principio de imputación penal individual. BAJO FER-
NÁNDEZ, M., Derecho penal económico aplicado a la actividad empresarial, Madrid,1978, pp. 109 y ss.; el mismo,
“De nuevo sobre la responsabilidad criminal de la personas jurídicas”, ADPCP, 1981, pp. 371 y ss. el mismo, “La
responsabilidad de las personas jurídicas en el Derecho administrativo”, ponencia presentada en el Seminario
Hispano-Alemán sobre la responsabilidad penal de órganos de empresa y persona jurídica, Universidad de Alcalá
de Henares, marzo 1993, en MIR PUIG, S./LUZÓN PEÑA, D.M., Responsabilidad penal de las empresas y sus
órganos y responsabilidad por el producto, Barcelona, 1997. BARBERO SANTOS, M., “Las medidas de seguridad
en el Proyecto de ley Orgánica de CP”, en La Reforma penal y penitenciaria, Universidad de Santiago de Compos-
tela, 1980, p. 108 (contradictorio con su anterior postura sobre este tema, en que sí admitía una responsabilidad
penal sui generis de las personas jurídicas por razones de política criminal, véase “Responsabilidad penal de las
personas jurídicas?”, Revista Española de Derecho Mercantil, 1957, pp. 304 y ss. GRACIA MARTÍN, L., El actuar
en nombre de otro en el Derecho Penal, tomo I, tomo II, Zaragoza, 1986; el mismo, “Instrumentos de imputación
jurídico penal en la criminalidad de empresa y reforma penal”, AP 16, 1993, pp. 213 y ss.; el mismo, “La cuestión
de la responsabilidad penal de las propias personas jurídicas”, AP 39, 1993, pp. 583 y ss. MIR PUIG, S., Derecho
Penal, Parte General, Barcelona, 1996, pp. 166 y ss. MUÑOZ CONDE, F., “La responsabilidad penal de los órganos
de las personas jurídicas en el ámbito de las insolvencias punibles”, CPC, 1977, nr. 3, pp. 109 y ss. RODRÍGUEZ
MOURULLO, G., Derecho Penal - Parte General, Madrid, 1977, pp. 230 y ss. RODRÍGUEZ RAMOS, L., “Medidas
de Seguridad aplicables a las personas jurídicas en el proyecto de Código Penal”, La Ley, 1980, p. 1007. PÉREZ
MANZANO, M., “La responsabilidad penal de las personas jurídicas”, AP 2, 1995, pp. 15 y ss. SILVA SÁNCHEZ,
J.M., “Responsabilidad penal de las empresas y de sus órganos en el Derecho español”, en SILVA SÁNCHEZ, J.M.,
(Ed.)/SCHÜNEMANN, B./DE FIGUEIREDO DIAS, J. (Coords.), Fundamentos de un sistema europeo de derecho
penal (Libro Homenaje a Claus ROXIN), Barcelona, 1995.
La opinión contraria es sostenida por una minoría, cfr. ZUGALDÍA, J. M., “Conveniencia político-criminal e
imposibilidad dogmática de revisar la fórmula tradicional societas delinquere non potest”, CPC, nr.11, 1980, pp. 67
y ss.; el mismo, “Una vez más sobre el tema de la responsabilidad criminal de las personas jurídicas (doce años
después)”, en Hacia un Derecho penal económico europeo, Jornadas en honor del Profesor K. TIEDEMANN, Madrid,
1995, pp. 723 ss. RODRÍGUEZ RAMOS, L., “Societas delinquere potest! Nuevos aspectos dogmáticos y procesales
de la cuestión”, La Ley, 3 de octubre 1996, pp. 1 ss. BACIGALUPO, S., La responsabilidad penal de las personas
jurídicas, Barcelona, 1998; la misma, Responsabilidad penal de las personas jurídicas, Buenos Aires, 2001, edición
actualizada de la anterior.
En Alemania también es el principio aplicado desde finales del siglo XVIII: ENGISCH, K., “Empfiehlt es sich die
Strafbarkeit der juristischen Person gesetzlich vorzusehen?”, Verhandlungen zum 40. Deutschen Juristentages, tomo
II, Tübingen, 1954, p. E 7., HARTUNG, F., “Empfiehlt es sich die Strafbarkeit der juristischen Person gesetzlich vorzu-
sehen?”, Verhandlungen zum 40. Deutschen Juristentages, tomo I, Tübingen, 1954, pp. 67 y ss.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

en la actualidad por numerosas conductas colectivas, cuya realización es percibida en la


sociedad actual como comportamientos que requieren la aplicación de penas criminales,
como son las conductas punibles cometidas por o a partir de personas jurídicas.

Los conceptos dogmáticos de acción y culpabilidad, así como la pena entendida como
pena privativa de libertad han sido considerados el obstáculo fundamental para poder
concebir a las personas jurídicas como destinatarios de la norma penal y, consecuen-
temente, sujeto criminalmente responsable. Hay que señalar que los conceptos dog-
máticos de la teoría de la imputación penal han sido elaborados a partir de la idea del
individuo y de sus cualidades. El individuo como sujeto del Derecho penal ha marcado
los conceptos dogmáticos de la teoría del delito y, en consecuencia, un concepto de
acción y de culpabilidad elaborados única y exclusivamente a partir de las capacidades
del mismo. Consecuentemente, la responsabilidad penal de las personas jurídicas se ha
negado sosteniendo su incapacidad de acción y de culpabilidad. La respuesta, por otro
lado, no podía ser otra, ya que el planteamiento de esta cuestión se ha abordado preci-
samente a partir de las categorías dogmáticas de la acción y la culpabilidad. La antigua
discusión sobre la posibilidad de imponer sanciones de carácter penal a las personas jurí-
dicas se debate entre dos extremos doctrinales totalmente opuestos: en los países cuyos
sistemas penales se basan en los principios del derecho continental europeo solía regir
el principio societas delinquere non potest, según el cual no es admisible la punibilidad de
las personas jurídicas quedando, en todo caso, solo la posibilidad de aplicar sanciones
administrativas o civiles. Esta es, por otra parte, la postura de la doctrina española do-
minante25. También se inclinan por esta solución las interpretaciones dogmáticas de la

25. AJO FERNÁNDEZ, M., Derecho penal económico aplicado a la actividad empresarial, pp. 109 ss.; el mismo, “De
nuevo sobre la responsabilidad criminal de la personas jurídicas”, ADPCP, 1981, pp. 371 y ss.; el mismo, “La responsa-
bilidad de las personas jurídicas en el Derecho administrativo”, ponencia presentada en el Seminario Hispano-Alemán
sobre la responsabilidad penal de órganos de empresa y persona jurídica, Universidad de Alcalá de Henares, marzo
1993, en MIR PUIG, S./LUZÓN, D.M., (Coord.), Responsabilidad penal de las empresas y sus órganos y responsabilidad
por el producto, Barcelona, 1997; el mismo, “Hacia un nuevo Derecho penal: el de las personas jurídicas”, en IGLE-
SIAS PRADA, J. L., (Coord.), Estudios Jurídicos en Homenaje al profesor Aurelio Menéndez, Madrid, 1996, p. 5089.
BARBERO SANTOS, M., “¿Responsabilidad penal de las personas jurídicas?”, en Responsabilità penale delle persone
giuridiche in diritto comunitrio, Milano, 1981, pp. 445 y ss.; el mismo, “Las medidas de seguridad en el Proyecto de ley
Orgánica de CP”, en La Reforma penal y penitenciaria, Universidad de Santiago de Compostela, 1980, p. 108 (contradic-
torio con su anterior postura sobre este tema, en que sí admitía una responsabilidad penal sui generis de las personas
jurídicas por razones de política criminal), véase “Responsabilidad penal de las personas jurídicas?”, Revista Española
de Derecho Mercantil, 1957, pp. 304 y ss. GRACIA MARTÍN, L., El actuar en nombre de otro en el Derecho Penal, tomo
I. MIR PUIG, S., Derecho Penal, Parte General, p. 166; MUÑOZ CONDE, F., “La responsabilidad penal de los órganos
de las personas jurídicas en el ámbito de las insolvencias punibles”, CPC, 1977, nr. 3, pp. 109 y ss. RODRÍGUEZ MOU-
RULLO, G., Derecho Penal - Parte General, p. 230. RODRÍGUEZ RAMOS, L., “Medidas de Seguridad aplicables a las
personas jurídicas en el proyecto de Código Penal”, La Ley, 1980, p. 1007. SILVA SÁNCHEZ, J. M., “Responsabilidad
penal de las empresas y de sus órganos en el Derecho español”; PÉREZ MANZANO, M., “La responsabilidad penal

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

mayoría de los sistemas penales de Europa y América Latina26. Las dificultades jurídicas
de afirmar la responsabilidad penal de las personas jurídicas se encuentran vinculadas a
cuestiones que conciernen al problema del sujeto y de la norma jurídica. En este sentido,
los argumentos tradicionales utilizados para negar la responsabilidad penal de las per-
sonas jurídicas encuentran su fundamento en la incompatibilidad de la persona jurídica
con las categorías dogmáticas de la acción y la culpabilidad, así como con la función y la
esencia misma de la pena. La discusión sobre este tema ha girado siempre en relación
a la incompatibilidad de dichos conceptos con la persona jurídica o en el intento de
adaptación de ciertas categorías para permitir su aplicación desde el punto de vista de la
dogmática jurídico-penal a las personas jurídicas. Todos estos argumentos, tanto a favor
como en contra de la responsabilidad penal de la persona jurídica, han estado y están
marcados por la eterna comparación entre la persona física y la jurídica.

En este sentido, hay que señalar que ni doctrina ni jurisprudencia, ni la legislación


administrativa han encontrado inconvenientes en sancionar de forma administrativa
a las personas jurídicas. La responsabilidad por infracciones administrativas realizadas
por las personas jurídicas se admite de forma indiscutida en todos los ordenamientos
europeos y de América Latina. En verdad, los problemas de imputación no difieren en
absoluto. En todo caso, en el ámbito del derecho sancionador —es decir, del ius puniendi
del Estado— rigen los mismos principios rectores tanto para el Derecho penal como
para el Derecho administrativo sancionador: principio de legalidad y principio de cul-
pabilidad, y todas sus consecuencias27. Por tanto, es difícil sostener que las personas
jurídicas pueden responder por infracciones administrativas y, sin embargo, no hacerlo
en virtud de un delito.

No obstante, como consecuencia de la evolución de la noción del sujeto y las obliga-


ciones derivadas de los tratados y convenios internacionales28, no solo en materia de
corrupción, sino también del blanqueo de capitales y prevención de financiación del

de las personas jurídicas”, p. 15. En otro sentido, cfr. ZUGALDÍA, J. M., “Conveniencia político-criminal e imposibilidad
dogmática de revisar la fórmula tradicional societas delinquere non potest”, pp. 67 y ss.; el mismo, “Capacidad de
acción y capacidad de culpabilidad de las personas jurídicas”, pp. 613 y ss.; el mismo, “Una vez más sobre el tema
de la responsabilidad criminal de las personas jurídicas (doce años después)”, pp. 723 y ss.; el mismo, “Las penas
previstas en el art. 129 del Código penal para las personas jurídicas (Consideraciones teóricas y consecuencias
prácticas)”, (en prensa). Últimamente, también en este sentido, RODRÍGUEZ RAMOS, L., “Societas delinquere
potest! Nuevos aspectos dogmáticos y procesales de la cuestión”, p. 4.
26. Sobre la tendencia en Latinoamérica, ver RIGHI, E., Derecho penal económico comparado, Madrid, 1991, pp.
237 y ss.
27. Extensamente, BAJO, M. y BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, Ceura, Madrid, 2010, pp. 81 y ss.
28. Vide supra.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

terrorismo, y las recomendaciones de la UE ya desde mediados de los años 8029, se


puede afirmar que desde mediados de la década de los 90 la responsabilidad penal de
las personas jurídicas se ha ido introduciendo en la mayoría de las legislaciones pena-
les de nuestro entorno jurídico-cultural, a pesar de las reticencias teórico-dogmáticas
expuestas por la doctrina y reseñadas de forma muy sintética.

En la actualidad, el tema de la responsabilidad penal de los entes colectivos se en-


cuentra relacionado, fundamentalmente, al ámbito de los delitos económicos, es decir,
a todas las acciones punibles y a las infracciones administrativas que se cometen en el
marco de la participación de una persona jurídica en la vida económica y en el tráfico
jurídico. En este contexto, resulta de especial importancia la criminalidad de empresa,
como suma de todos los delitos que se cometen a partir de una empresa o a través de
entidades colectivas30. La criminalidad de la empresa establece así una frontera, por un
lado, respecto de los delitos económicos cometidos al margen de una organización
empresarial y, por otro lado, respecto de los delitos cometidos dentro de la empresa
contra la empresa misma o contra miembros de la empresa. Los problemas de im-
putación y de prueba que surgen dentro de la criminalidad de la empresa tienen su
origen, fundamentalmente, en el hecho de que son personas físicas las que actúan
para la empresa31. Los comportamientos delictivos de colaboradores de la empresa
contra la empresa misma o contra otros de sus colaboradores no plantean grandes
problemas: en general —desde el punto de vista de la dogmática jurídico-penal— se
pueden someter sin dificultad a las reglas de imputación de los delitos comunes y,
a su vez, plantean problemas de política criminal muy diversos a los que plantea la

29. Convenio europeo de 4 de noviembre de 1998, para la protección del medioambiente a través del Derecho penal; DM
2005/667 (Decisión Marco 2005/667/JAI del Consejo, de 12 de julio de 2005, destinada a reforzar el marco penal para la
represión de la contaminación procedente de buques); 2005/222 (Decisión Marco 2005/222/JAI del Consejo, de 24 de
febrero de 2005, relativa a los ataques contra los sistemas de información); 2004/757 (Decisión Marco 2004/757/JAI del
Consejo, de 25 de octubre de 2004, relativa al establecimiento de disposiciones mínimas de los elementos constitutivos
de delitos y las penas aplicables en el ámbito del tráfico ilícito de drogas); 2004/68 (Decisión Marco 2004/68/JAI del
Consejo, de 22 de diciembre de 2003, relativa a la lucha contra la explotación sexual de los niños y la pornografía infantil);
Decisión Marco 2003/568/JAI del Consejo, de 22 de julio de 2003, relativa a la lucha contra la corrupción en el sector
privado; Directiva 2005/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de octubre de 2005, relativa a la preven-
ción de la utilización del sistema financiero para el blanqueo de capitales y para la financiación del terrorismo; Decisión
Marco 2002/475/JAI del Consejo, de 13 de junio de 2002, sobre lucha contra el terrorismo; Acción Común 98/733/JAI
del Consejo, de 21 de diciembre de 1998, relativa a la tipificación penal de la participación en una organización delictiva
en los Estados miembros de la Unión Europea, entre otras.
30. SCHÜNEMANN, B., “Strafrechtsdogmatische und kriminalpolitische Grundfragen der Unternehmenskriminalität”,
en wistra, n1. 2, 1982, p. 41. BAJO FERNÁNDEZ, M., Derecho penal económico aplicado a la actividad empresarial,
pp. 109 y ss.
31. RIGHI, E., Derecho Penal Económico Comparado, Madrid, 1992, p. 252.

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criminalidad de la empresa32. La empresa en sentido estricto, es decir, como unidad


organizada y determinada por el fin económico, plantea otra clase de problemas: la
influencia criminógena de la “actitud criminal de grupo”, las dificultades de determi-
nación normativa de las competencias, la imputación jurídico-penal y la averiguación
del verdadero responsable, entre otros problemas33. Con el concepto de “criminalidad
de la empresa” se designa, pues, todo el ámbito de los delitos económicos en los que
por medio de la actuación para la empresa se lesionan bienes jurídicos e intereses
externos, incluidos los bienes jurídicos e intereses propios de los colaboradores de
la empresa34.

El panorama ha cambiado sustancialmente desde mediados de los años 90 como con-


secuencia del cambio de la noción de sujeto y como consecuencia de ello también los
Convenios internacionales y europeos han ido reclamando cada vez más la incorpora-
ción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas. En este sentido, la mayoría
de legislaciones europeas han incorporado a las personas jurídicas como sujetos crimi-
nalmente responsables, algunos pocos mantienen exclusivamente una responsabilidad
administrativa.

3.2. Europa: Alemania, Italia, Francia y España

En Europa también se encuentran aún en la actualidad dos modelos de responsabilidad


de las personas jurídicas: por un lado, legislaciones que solo contemplan un modelo de
responsabilidad por infracciones administrativas de las personas jurídicas (Alemania,
Italia, entre los más significativos) y, por otro —en verdad ya la mayoría—, legislación
que han ido introduciendo desde comienzos de los años 90 un modelo de responsa-
bilidad penal directa de las persona jurídicas.

Los EEMM, en los que se ha admitido el principio societas delinquere potest y, por tanto,
un modelo de responsabilidad penal directa de las personas jurídicas35son:

32. SCHÜNEMANN, B., “Strafrechtsdogmatische und kriminalpolitische Grundfragen der Unternehmenskriminalität”,


p. 41.
33. SCHÜNEMANN, B., Ibídem.
34. SCHÜNEMANN, B., Ibídem.
35. HEINE, G., «Kollektive Verantwortlichkeit als neue Aufgabe im Spiegel der aktuellen europäischen Entwicklung»,
en Festschrift für Lampe zum 70. Geburstag, 2003, p. 577 y ss. GOBERT, J. J., European developments in corporate
criminal liability, London, 2011. PIETH, M. (Ed.), Corporate criminal liability, Dordrecht, Heidelberg, 2011. VERMEU-
LEN, G., Liability of legal persons for offences in the EU, Antwerpen, 2012.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

• Holanda: art.15 WED (1950 - art. 51 CP (1976)36.


• Portugal: art. 11 CP (1982).
• Suecia: Cap. 36, § 7 (1991).
• Francia: arts. 121-2 ss CP Códe penal 1992 (1994)37 .
• Finlandia: Cap. 5, § 8 CP (1995).
• Dinamarca: § 25 CP (1996)38.
• Eslovenia: art. 33 CP (1996).
• Bélgica: art. 5 CP (1999)39.
• Polonia (2002)40.
• Suiza (2003)41.
• Austria: L 23 dic. 2005 (2005)42.
• España: art. 31 bis CP (2010)43.

36. DE DOELDER, H., “Die Strafbarkeit juristischer Personen in den Niederlanden”, SCHÜNEMANN, B./DE FIGUEI-
REDO DIAS, J., (Ed.) Bausteine des europäischen Strafrechts, Köln/Berlin/Bonn/München, 1994; “La punibilidad de las
personas jurídicas en Holanda”, en Hacia un Derecho penal económico, Madrid, 1995, p. 499.
37. Nouveau Code Pénale, arts. 131-37 y ss. y 132-12 y ss., reforma introducida por Loi n1. 92-683, de 22 de julio de
1992. Vid. también, Zieschang, F., Die Strafrechtliche Verantwortlichkeit juristischer Personen im französischen Recht
– Modellcharakter für Deutschland?“, ZStW 115 (2003) 117 ff.
38. Straffeloven de 15.4.1930, modificado en relación a la responsabilidad penal de las personas jurídicas por Ley
n1 474, de 12.6.1996 de los 25-27, 51, 52, 54 y 94 del Código penal danés.
39. Loi instaurant la responsabilité pénale des personnes morales, de 4 de mayo 1999; vid. Arts. 5 y 7 bis. Vid.,
FAURE, M., Criminal Responsibilities of Legal and Collective Entities: developments in Belgium, in: Eser/Heine/
Huber (Eds.) (en particular, nota a pie 6), pp. 105 y ss.
40. MÖHRENSCHLAGER, M., “Developments on the International Level”, en, Eser / Heine / Huber (Eds.) p. 89 ss. Ley
de responsabilidad de las personas jurídicas por delitos de 18.10.2002, (entrada en vigor: 28.11.2003. Ver WEIGEND,
E. Y NAMYSLOWSKA-GABRISIAK, B.,“Die strafrechtliche Verantwortlichkeit juristischer Personen im polnischen Recht“,
ZStW 116 (2004), pp. 541 y ss.
41. Sobre la legislación suiza, véase PIETH, M.,“Internationale Anstösse zur Einführung einer strafrechtlichen Un-
ternehmenshaftung in der Schweiz“, SchZStr. 2001, pp. 1 y ss.; también, HEINE, G., “Das kommende Unterneh-
mensstrafrecht (Art. 100quarter f)“, ZStrR 121 (2003), pp. 23 y ss.
42. Bundesgesetz über Veranwortlichkeit von Verbänden für Straftaten. Verbandsverantwortlichkeitsgesetz, VbVG,
BGBl I 151/2005.
43. LO 5/2010, de 23 de 22 de junio, por la que se reforma el Código penal. Ver BACIGALUPO, S., La responsabilidad
penal de los entes colectivos, La Ley, 5 de febrero de 2010, pp. 1 y ss.

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Por otro lado, aún mantienen una exclusiva responsabilidad por infracciones admi-
nistrativas:

• Alemania44.
• Italia45.
• Grecia.
• Bulgaria46.

El sistema de responsabilidad administrativo alemán (§§ 30, 130 OWiG) permite esta-
blecer sanciones de multas a las personas jurídicas por infracciones administrativas, en
sentido estricto. En este sentido, hay que tener en cuenta que el Derecho sancionador
administrativo alemán es un sistema sancionador sumamente severo.

El sistema italiano (DL 231/2001) responde formalmente a una ley de carácter administra-
tivo, si bien permite la posibilidad a la jurisdicción penal de imponer sanciones de multa
por hechos que son constitutivos de delito.

Desde el punto de vista de la consecuencia jurídica —pena— se puede decir que hay
tres grupos:

1. Pena de multa: Holanda, Francia, países anglosajones, Eslovenia, Noruega, Finlandia,


Dinamarca, Bélgica, Suiza, Austria, España.
2. Sanciones administrativas: Alemania, Grecia y Bulgaria.
3. Sanciones de carácter accesorio: Suecia.
4. Sanciones administrativos-penales: Polonia e Italia.

3.3. Latinoamérica: Chile

En Latinoamérica la evolución de la discusión y la legislación es similar e incluso paralela


a la evolución en Europa. De forma mayoritaria rige aún la máxima societas delinquere non
potest. No obstante, y también como consecuencia de las Convenciones internacionales
y los compromisos adquiridos por los Estados parte, las legislaciones más modernas han
ido incorporando la responsabilidad penal de las personas jurídicas.

44. Ordnungswidrigkeitengesetz (BGBl I 1968, BGBl I 2005), § 30, sobre la imposición de multas y del comiso a las
personas jurídicas o asociaciones de personas.
45. Legge no. 300 of 2001; Decreto legge no 231/2001. Vid., MILITELLO, V., “Die strafrechtliche Haftung des Unternehmens
und der Unternehmensorgane in Italien”, en: SCHÜNEMANN/DE FIGUERIDO DIAS (Eds.), Bausteine des europäischen
Strafrechts, Köln 1995, pp. 321 y ss.
46. ENGELHART, M., “Unternehmensstrafbarkeit im europäischen und internationalen Recht”, Eucrim 3/2012, pp. 110 y ss.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

En este sentido la legislación penal que ha incorporado el modelo de responsabilidad


penal de las personas jurídicas que resulta, no solo novedoso, sino especialmente ilus-
trativo, es el chileno. En 2009 se sancionó en Chile la Ley 20.393, de 2 de diciembre de
2009, por la que se introducía la responsabilidad penal directa de las personas jurídicas
como consecuencia de las obligaciones internacionales asumidas, en particular en relación
al Convenio OCDE. El sistema de Chile recoge uno de los modelos más significativos de
responsabilidad penal de las personas jurídicas de América Latina. Los rasgos generales y
sustanciales del modelo chileno, son:

Sujetos:
• Personas jurídicas de Derecho privado.
• Incluyendo como tales también empresas públicas.

“Hecho de conexión”:
• Administradores de hecho o de derecho.
• Subordinados que no hayan sido debidamente subordinados.

“En interés o beneficio” de la persona jurídica:


• Se excluye si la persona física ha obrado exclusivamente en su propio provecho
o de un tercero.

“Debido deber de cuidado”:


• Deberes de dirección.
• Deberes de supervisión.
• Culpabilidad por defecto de organización”:

– Es sin duda el elemento central del modelo de imputación: la persona jurídica no


responde por el hecho de que el delito haya sido cometido por alguna de las personas
que puedan dar lugar a un hecho de conexión en su interés o para su beneficio, sino
porque dicho delito es consecuencia del incumplimiento de sus deberes de dirección
y supervisión.
– La ley erige formalmente a la persona jurídica en garante de vigilancia respecto
de su personal y establece que los deberes de dirección y supervisión incluyen
la prevención de delitos; se aclara que si la entidad cumple como es debido con
sus deberes no tiene responsabilidad alguna, aunque se cometa algún delito.
– En cuanto a los alcances de los deberes, la ley establece que se les ha dado debido
cumplimiento cuando con anterioridad a la comisión del delito la entidad ha adop-
tado e implementado un “modelo de prevención” con las características que luego
la propia ley detalla.
– Para que el modelo de prevención pueda liberar de responsabilidad ha de ser
“idóneo”, razonablemente y conforme con lo que es exigible bajo las condiciones

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jurídicas y fácticas de la empresa puede obstaculizar significativamente la comi-


sión de delitos. Así se desprende de las exigencias básicas del modelo previstas
en el art. 4º, donde se establece la necesaria autonomía y de suficiencia de medios
con que se debe dotar a la estructura de prevención, así como especialmente la
necesidad de establecer métodos para la “aplicación efectiva” del modelo, con-
siderando su supervisión, corrección y actualización ante cambios de circuns-
tancias.
– La ley prevé que las personas jurídicas puedan obtener la certificación de haber
adoptado e implementado el modelo (art. 4 Nº 4 letra b]); certificación que, con-
forme a los antecedentes legislativos, debería fundar una presunción de cumpli-
miento de los deberes de dirección y supervisión en favor de la entidad.
– Elementos básicos del modelo de supervisión establecido en el art. 4º son los si-
guientes:

a) La designación de un encargado de prevención dotado de autonomía.


b) La provisión de los medios y facultades suficientes para el desempeño de sus
funciones, entre los que deben considerarse a lo menos:

• Los recursos y medios materiales necesarios, en consideración al tamaño


y capacidad económica de la persona jurídica.
• Acceso directo a la administración para informar oportunamente por
un medio idóneo, de las medidas y planes implementados en el cumpli-
miento de su cometido y para rendir cuenta de su gestión y reportar al
menos semestralmente.
• El establecimiento de un sistema de prevención de delitos, que debe po-
nerse en conocimiento de todos los trabajadores y colaboradores y con-
templar a lo menos lo siguiente:

– La identificación de las actividades o procesos de la entidad en cuyo


contexto se genere o incremente el riesgo de comisión de delitos.
– El establecimiento de protocolos, reglas y procedimientos específicos
que permitan a quienes intervengan en tales actividades o procesos
programar y ejecutar sus tareas o labores de una manera que prevenga
la comisión de delitos.
– La identificación de los procedimientos de administración y auditoría
de los recursos financieros que permitan a la entidad prevenir su uti-
lización en delitos.
– La existencia de sanciones internas, así como de procedimientos
de denuncia o persecución de responsabilidades pecuniarias en
contra de las personas que incumplan el sistema de prevención
de delitos.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

– El establecimiento de métodos para la aplicación efectiva del modelo de


prevención de los delitos y su supervisión a fin de detectar y corregir sus
fallas, así como actualizarlo de acuerdo al cambio de circunstancias de la
respectiva entidad.

La ausencia de condena de la persona física no obsta a la responsabilidad de la persona


jurídica:

• Cuando la responsabilidad penal del sujeto se ha extinguido por su muerte o por la


prescripción de la acción penal.
• Cuando se le sobresee temporalmente por su rebeldía o su enajenación sobrevi-
niente.
• Cuando, habiéndose acreditado la existencia del delito, no se logra establecer la iden-
tidad del responsable individual siempre y cuando “se demostrare fehacientemente
que el delito debió necesariamente ser cometido dentro del ámbito de funciones y
atribuciones propias” de las personas relevantes.

Sin duda, el modelo legislativo chileno se puede considerar como un modelo tipo de
responsabilidad penal de personas jurídicas, pues ha recogido los elementos de im-
putación que durante casi dos décadas han sido elaborados en la doctrina, habiendo
sabido traducir al texto legal todos los requisitos que permiten hablar de un modelo
de responsabilidad autónoma de las personas jurídicas: necesaria concurrencia de un
hecho de conexión y culpabilidad por defecto de organización.

Los modelos europeos de responsabilidad penal de las personas jurídicas (Francia,


Portugal, España, etc.) han introducido la necesidad de la concurrencia de un hecho
de conexión introduciendo la necesidad de que el hecho de la personas jurídica sea
realizado, por un lado, por el administrador de hecho o de derecho que actúa en nom-
bre o por cuenta de la persona jurídica y que éste hecho sea en provecho o beneficio.
Para que dicho hecho de conexión sea claramente el de la persona jurídica, debe
quedar además claro que la persona física responde de forma independiente.

Sin embargo, la legislación europea, en general, no deja regulado con claridad en la


norma penal la exigencia de un debido deber de cuidado y la necesaria concurrencia
de culpabilidad por defecto de organización, a través de una adecuada vinculación
de la misma con los programas de cumplimiento normativo. En este aspecto, el
modelo chileno, resulta —al menos hasta la fecha— uno de los modelos que mejor
han traducido este requisito a la legislación penal. La legislación italiana, que tam-
bién coloca en un lugar significativo a los programas de cumplimiento normativo,
sin embargo, no lo vincula con la misma precisión a la culpabilidad por defecto de
organización.

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En el siguiente epígrafe se abordan las características esenciales que debería tener una
normativa que recoja la responsabilidad penal de las personas jurídicas.

3.4. Características generales de una legislación penal de responsabilidad


penal de personas jurídicas

La incorporación a una legislación penal de la responsabilidad de las personas jurídicas


requiere definir adecuadamente los criterios de imputación a fin de que el modelo de
responsabilidad se ajuste a las garantías que debe revestir la imputación penal y las nor-
mas no vulneren los principios fundamentales de una norma penal y de los principios de
imputación penal: esencialmente, el principio de legalidad y el principio de culpabilidad,
así como todas las consecuencias derivadas de los mismos.

En este sentido, el principio de legalidad exige que se cumplan determinados requi-


sitos esenciales en toda norma penal: exhaustiva descripción del destinatario de la
norma, del hecho punible y de la consecuencia jurídica. Desde esta perspectiva, el
legislador que pretendiera incorporar la responsabilidad penal de las personas jurí-
dicas debería establecer una norma penal que se ajustara, al menos, a los siguientes
rasgos esenciales:

3.4.1. Determinación de las personas jurídicas responsables / destinatario


de la norma

Como consecuencia de las exigencias del principio de legalida, es esencial la correcta


determinación del sujeto, es decir, del destinatario de la norma prohibitiva o permisiva,
también para cumplir con las obligaciones derivadas de los Convenios internacionales.
En este sentido, se deben tener en cuenta:

• Personas jurídicas de Derecho privado:


– Asociaciones, Organizaciones no gubernamentales (ONGs), Fundaciones, etc.
(CCiv.).
– Sociedades mercantiles, SA, SRL, compañías colectivas, etc. (CCom).

– Aquí se debe tener en cuenta en qué medida el concepto de persona jurídica


puede permitir incluir a grupos de sociedades.
– filiales - sucursales.
– Uniones temporales de empresas (en España: UTE).
– Etc.
– Otro aspecto que se debe tener en cuenta es la importancia de incluir también
como destinatario de la norma a las personas jurídicas interpuestas.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

– Sociedades mercantiles estatales.Las sociedades de capital mixto —público


y privado— o exclusivamente público, pero en ejercicio de la actividad
empresarial que el Estado puede realizar, deben ser contempladas como
sujetos de la norma penal que incorpore la responsabilidad penal de las
personas jurídicas. Precisamente, este aspecto suele ser particularmente
importante para las disposiciones de los Convenios internacionales (OEA,
UN, OCDE).
• Personas jurídicas de Derecho público:
– Partidos Políticos / Sindicatos. Se debate actualmente la necesidad de incorporar
la responsabilidad penal de los partidos políticos y de los sindicatos como suje-
tos penalmente responsables, dados los recientes y cada vez más crecientes
casos de corrupción que salen a la luz en los mismos. En este sentido, no son
muchas las legislaciones que han optado hoy en día por la incorporación de
la responsabilidad penal de los partidos políticos y los sindicatos, puesto que
la cuestión es sumamente controvertida. No obstante, por ejemplo, España
acaba de introducir en el Código penal una importante modificación al res-
pecto y desde la reforma operada por la LO 7/2012 (Ley Orgánica 7/2012, de
27 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal en materia de transparencia y lucha contra el
fraude fiscal y en la Seguridad Social). Por tanto, desde su entrada en vigor,
España contempla la responsabilidad penal de los partidos políticos y de los
sindicatos.
– Las legislaciones no contemplan como sujeto del Derecho penal y, por tanto,
suelen y deberían quedar excluidas de forma expresa la responsabilidad penal
de:

– Estado.
– Administraciones públicas.
– Organismos reguladores.
– Agencias y entidades públicas empresariales.
– Organizaciones internacionales.

En este sentido, hay que tener presente que tener en cuenta que, aunque el De-
recho goza de autonomía en la determinación de sus conceptos, la vigencia y el
respeto del principio de legalidad exige en todo caso una interpretación conforme
a los métodos de interpretación reconocidos, de tal manera que sea, cual sea el
método que se utilizara para interpretar “persona jurídica”, su límite siempre será
el texto de la ley.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

3.4.2. Determinación de las personas físicas con posición de garante

Una vez determinado el sujeto imputable es evidente que, dadas la naturaleza y


las características de dicho sujeto, habrá que determinar adecuadamente el sujeto
persona física que dentro de la estructura empresarial tendrá capacidad de obrar y
será garante (posición de garante) para realizar acciones u omisiones que puedan
ser el “hecho de conexión” que será considerado como hecho propio de la persona
jurídica.

Se deben establecer básicamente dos formas de atribución de responsabilidad a la per-


sona jurídica:

a) la primera forma de atribución requiere la existencia de un hecho (hecho de conexión)


realizado por los administradores (de hecho o de derecho) o por los representantes
legales de la persona física o del ente colectivo. En este sentido, también quedaría
abarcado el supuesto de que el administrador de derecho de una persona jurídica lo
sea otra persona jurídica;
b) la segunda forma de atribución del hecho a la persona jurídica también debe tener
lugar cuando hayan actuado otras personas dentro de la estructura empresarial,
siempre con capacidad de decisión, que no hayan sido debidamente supervisados
o controlados por quienes ostentan una posición de garante. Dicho con otras pala-
bras: la persona jurídica responderá cuando haya existido ausencia del debido con-
trol sobre las personas que hayan actuado bajo la autoridad de los administradores47.
De esta manera quedarán incluidos los hechos cometidos por empleados de menor
de nivel 48, pues los hechos de estos medios intermedios que no tengan deberes de
representación, decisión o control podrán ser imputados a las personas jurídicas o
entes colectivos en la medida en que otras personas no ejercieron el debido deber
de control sobre los mismos. Además se deben prever otros requisitos de imputa-
ción: que los hechos hayan sido cometidos “en nombre o por cuenta de la persona
jurídica y en su provecho”. No es acertado sostener, como ha hecho algún sector
doctrinal, que la referencia al “provecho” está referida a un elemento subjetivo

47. MORALES PRATS, F. “La responsabilidad penal de las personas jurídicas”, en QUINTERO OLIVARES (Dir.), La
reforma Penal de 2010: análisis y comentarios, p. 55, quien —como en anteriores trabajos suyos— señala acertadamente
que a esta fórmula de imputación elegida por el legislador, subyace una cierta reminiscencia de los criterios de reproche
in vigilando y in eligendo que se acuñaron para la responsabilidad extracontractual (art. 1902 CC).
48. Téngase en cuenta la especial importancia que tiene para el cumplimiento con las obligaciones derivadas del
Convenio OCDE contra la corrupción que quede claramente abarcada la posibilidad de que los hechos punibles —en
este caso concreto el soborno de funcionarios extranjeros— pueda ser imputable a la empresa aun cuando el hecho
haya sido realizado por empleados de menor nivel.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

del tipo49, sobre todo cuando no se especifica el tipo penal concreto realizado por
el administrador que debe ser imputado a la persona jurídica. Parece claro, por
el contrario, que el provecho debe constituir una ventaja para la persona jurídica
que debe poder constatar de forma objetiva50. Una cuestión distinta es determinar
en qué debe consistir el provecho. Al respecto, el legislador podrá o no precisar la
naturaleza del beneficio (beneficio económicamente evaluable, beneficio estraté-
gico desde un punto de vista de la posición mercado que puede proporcionar la
conducta, beneficio en valores intangibles, etc.51).

En resumen, hay que tener especialmente en cuenta al menos las siguientes características:

• Posición de las personas cuyos actos pueden ser considerados un “hecho de co-
nexión”.
• Acciones realizadas por administrador de hecho o de derecho: personas con autori-
zación de representación de la personas jurídica.
• Acciones realizadas por subordinados: personas con autorización de decisión dentro
de la actividad social de la persona jurídica.
• Por omisión del deber de cuidado sobre subordinados: personas con deberes de
control.
• Acciones/Omisiones realizadas en nombre de la persona jurídica y en su provecho.

3.4.3. Responsabilidad acumulativa

La responsabilidad penal de las personas jurídicas es acumulativa: responde tanto la per-


sona física como la jurídica. Son responsabilidades penales de dos sujetos independien-
tes que responden cada uno de forma directa e individual. En este sentido, constatada
la comisión de hecho delictivo, la responsabilidad penal de la persona jurídica no se
debe excluir, como ya hemos señalado, aunque la persona física concreta no haya sido
individualizada o no haya sido posible dirigir la acción penal contra ella.

Tampoco se debería eximir la responsabilidad de la persona jurídica aunque la persona


física que cometió el hecho hubiese fallecido o se hubiese sustraído a la acción de la justicia.

49. Así GONZÁLEZ-CUÉLLAR SERRANO, N., y JUANES PECES, A. “La responsabilidad penal de las personas
jurídicas y su enjuiciamiento en la reforma de 2010. Medidas a adoptar antes de su entrada en vigor”, p. 10. En sentido
contrario, BACIGALUPO, S., La responsabilidad penal de las personas jurídicas, p. 393. Parece que se expresa también
en este sentido, GÓMEZ-JARA DÍEZ, C. Fundamentos modernos de la responsabilidad penal de las personas jurídicas.
Bases teóricas, regulación internacional y nueva legislación española, pp. 485-487.
50. BACIGALUPO, S., La responsabilidad penal de las personas jurídicas, pp. 391 y ss.
51. Ibídem, p. 392.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

En este sentido, es importante señalar que las personas físicas siempre responderán de
los hechos constitutivos de delito y su acción vinculará —como hecho de conexión— a la
persona jurídica toda vez que no se haya observado el deber de cuidado debido por ésta.

Responsabilidad acumulativa:

• Responsabilidad individual de la persona física:


– Personas con deberes de representación.
– Personas con deberes de decisión.
– Personas con deberes de control (por hechos realizados por subordinados).
• Responsabilidad penal directa de la persona jurídica.
• La responsabilidad penal de la persona física no excluye la de la persona jurídica, ni
viceversa.

3.4.4. Determinación de culpabilidad

La responsabilidad penal de cualquier sujeto no puede tener lugar sin culpabilidad.


En este sentido, la culpabilidad penal de una persona jurídica o un ente colectivo,
según entiende la doctrina mayoritaria y también muestran las legislaciones de Dere-
cho comparado, se fundamenta sobre la existencia de un déficit de organización o de
infracción del debido deber de cuidado. Por tanto, la existencia de un déficit o defecto
de organización debe ser el presupuesto de punibilidad de las personas jurídicas.

Un modelo de imputación debe basarse, por tanto, sobre la existencia de un hecho de


conexión y sobre la idea de la culpabilidad por defecto de organización52. El defecto
de organización no solo debe ser un requisito de la responsabilidad para los supuestos de
infracción del deber de vigilancia de los administradores sobre sus subordinados, sino
el presupuesto general que legitima la aplicación de una pena a una persona jurídica53.

Por último, la concurrencia en las personas físicas de circunstancias que afecten a su cul-
pabilidad o agraven su responsabilidad tampoco excluirá ni modificará la responsabilidad

52. TIEDEMANN, K., “Die “Bebußung” von Unternehmen nach dem 2. Gesetz zur Bekämpfung der Wirtschaftskrimina-
lität”, NJW 19 (1988). BACIGALUPO, S., La responsabilidad penal de las personas jurídicas, pp. 398 y ss.
53. BACIGALUPO, S., La responsabilidad penal de las personas jurídicas, pp. 398 y ss.; la misma, GÓMEZ TO-
MILLO, (Dir.), Comentarios al Código penal, Valladolid 2010, p. 272. En el mismo sentido, MORALES PRATS, “La
responsabilidad penal de las personas jurídicas”, en QUINTERO OLIVARES (Dir.), La reforma Penal de 2010: análisis
y comentarios, p. 56, quien no excluye la posibilidad de recurrir a otros criterios de fundamentación como sostiene el
mismo autor en, CARBONELL MATEU y MORALES PRATS, “La responsabilidad penal de las personas jurídicas”,
en ÁLVAREZ GARCÍA y GONZÁLEZ CUSSAC, (Dirs.), Comentarios a la Reforma penal de 2010, Valencia, 2010,
pp. 62 y ss.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

de la persona jurídica. Es evidente que la culpabilidad, se la defina como se la defina, es


estrictamente individual y de carácter personal, por lo que no puede afectar más que al
sujeto en quien concurren.

Si la culpabilidad de la persona jurídica o del ente colectivo se determina por la existencia


de un defecto de organización la exclusión de la culpabilidad por defecto de organización
debe estar vinculada a la existencia de adecuados programas de cumplimiento normativo
que permitan afirmar una correcta autoorganización de la empresa para prevenir y dismi-
nuir los riesgos de su concreta actividad empresarial. En este sentido, en el derecho com-
parado —y procedente del Derecho americano— se consideran esenciales la existencia
en la empresa de los denominados compliance programmes o programas de cumplimiento
normativos, como parte del derecho de autoorganización del que goza este sujeto en el
Derecho mercantil54.

En el Derecho penal no es fácil establecer criterios generales para un adecuado programa


de cumplimiento normativo que permita excluir la responsabilidad55. Toda vez que las
normas penales establecen deberes generales de infracción es determinante que los
programas de cumplimiento normativo estén expresamente diseñados para cada tipo
de sociedad y en función de su estructura interna particular, tomando como punto de
partida la concreta actividad empresarial a efectos de poder establecer los riesgos penales
específicamente relacionados con dicha actividad.

En este sentido, el modelo chile parece ser más adecuado —ya sea que se trate de un
modelo de responsabilidad penal directa o de un modelo de responsabilidad administra-
tiva de los entes colectivos— toda vez que lo relevante será determinar las características
del deber de cuidado exigido56. El modelo chileno de la Ley 20.393 ofrece una correcta
definición de los aspectos esenciales que deben configurar el deber de cuidado exigible
a una organización empresarial.

54. BACIGALUPO, S., “La responsabilidad penal del los entes colectivos”, La Ley 2011, pp. 4 y ss.
55. BACIGALUPO, E., Compliance y Derecho penal, Madrid, 2011, pp. 17 y ss. ROTSCH, T., (Ed.), Wissenschaftliche
und praktische Aspekte der nacionalen und internationalen Compliance-Diskussion, Baden-Baden., 2012: KINDLER,
P., “Corporate Compliance–Grundpflichten und Haftungsverfahren für Unternehmensleiter nach Aktienrecht”, pp. 1 y
ss.; LEUTHE, K., “Auswirkungen wachsender Comliance-Anforderungen auf den Mittelstand”, pp. 17 y ss.; HOBEL-
BERGER, A., “Compliance-Beratung und compliance-Prüfung in der anwaltlichen Praxis”, pp. 29 y ss.; MOSBACHER,
A., “Compliance aus Sicht des Gerichts – chancen und risiken”, pp. 129 y ss. BACIGALUPO, E., “Compliance und
Strafrecht in Spanien”, pp. 135 y ss.
56. En este mismo sentido, lo pone de manifiesto el WGB de la OCDE en los diversos informes se seguimiento que ha
emitido a lo largo de los procesos de monitoreo de los Estados miembros de la Convención OCDE contra la corrupción.
http://www.oecd.org/

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Por otro lado, este modelo, permite además no vulnerar el principio de presunción de ino-
cencia toda vez que la existencia de un programa de cumplimiento normativo no exime
per se de responsabilidad penal, ni tampoco supone su falta de funcionamiento la prueba
de cargo de la existencia de culpabilidad.

Culpabilidad por defecto de organización:

• Programas de compliance.
• Códigos éticos y RSC.
• Sistemas de whistleblowing.

3.4.5. Determinación de los delitos

• Determinación expresa de un catálogo de delitos por los que una persona jurídica
puede responder:
– Sistema de numerus clausus.
– Catálogo cerrado de delitos.

Los modelos legislativos en Derecho comparado son diversos a la hora de determinar el


catálogo de delitos por los que puede responder una persona jurídica o ente colectivo.

En este sentido, nos encontramos con dos grandes modelos:

a) Catálogo abierto de delitos. Numerus apertus. El Código penal francés no establece


un catálogo cerrado de delitos por los que puede responder una persona jurídica.
La posibilidad de responsabilidad penal de las personas jurídicas puede tener lugar
por cualquier de los delitos del Código penal.
b) Catálogo de delitos taxativo: Numerus clausus. Por el contrario la mayoría de los países
tienen modelos legislativas en los que los delitos de las personas jurídicas se encuen-
tran expresamente tasados en el Código penal:

b1) Delitos de carácter patrimonial y societarios: España (aunque en este caso


el CP español también contiene otros delitos vinculados a la actividad del
crimen organizado).
b2) Delitos tasados vinculados al cumplimiento de los Convenios internacionales:
blanqueo de capitales, corrupción, etc.

En todo caso, sería recomendable —dada la novedad que implica introducir la respon-
sabilidad penal de los entes colectivos— y preferible establecer un catálogo cerrado de
delitos vinculados a la actividad empresarial y a los delitos vinculados al cumplimiento
de los Convenios internacionales.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

3.4.6. Determinación de las sanciones penales

El catálogo de sanciones penales posibles es amplio, como se desprende de las distintas


legislaciones estudiadas. En todo caso, habrá que establecer en cada figura típica la pena
concreta (tipo de pena y marco de la pena) que corresponderá a la correspondiente in-
fracción penal, toda vez que de lo contrario no sería acorde a las exigencias del principio
de legalidad.

En este sentido, por ejemplo, el modelo español (arts. 33.7 - 66 bis CP) es un ejemplo
de un modelo que no resulta realmente acorde a las exigencias del principio de le-
galidad, pues salvo la determinación de la multa correspondiente a cada delito —en
que se respetan las exigencias del principio de legalidad— las demás sanciones po-
sibles han quedado definidas de forma extremadamente amplias y con un excesivo
margen.

• Penas:
– Multa.
– Inhabilitaciones.
– Prohibición / suspensión de actividades.
– Prohibición de contratar con las Administraciones Públicas.
– Intervención judicial.
– Responsabilidad civil ex delicto.
– Comiso.
– Etc.

3.4.7. Otros criterios de imputación

Es importante recordar la relevancia en la imputación penal de otras causas que consti-


tuyen elementos de la imputación penal y que, en su caso, pueden tener una configu-
ración específica cuando se trata de sujetos persona jurídica/entes colectivos. Por tanto,
es necesario determinar de forma taxativa las causas específicas que en el marco de la
imputación de un delito pueden ser relevantes para la exención o disminución de
la responsabilidad penal.

• Causas de justificación.
• Causas de exclusión de la culpabilidad.
• Demás disposiciones de la Parte General.

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3.4.8. Cuestiones procesales

Por último, la incorporación de la responsabilidad penal de las personas jurídicas o entes


colectivos requerirá una modificación de las normas procesales o el establecimiento de
un estatuto procesal autónomo para las personas jurídicas, pues los problemas proce-
sales que genera son distintos de los de las personas jurídicas.

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4. Recomendaciones para una legislación adecuada
a las exigencias de los Convenios internacionales
Más allá de los delitos económicos que se considere oportuno tipificar en el marco de la
responsabilidad penal de las personas jurídicas, en materia de delitos para la prevención
de la corrupción hay ciertas figuras a las que los Estados se ven obligados por los Convenios
internacionales y otras que, sin embargo, sin estar expresamente previstas, deberían ser in-
troducidas a fin de lograr una mejor prevención de las conductas vinculadas a la corrupción.

4.1. Tipificación obligatoria de delitos derivados de los Convenios internacionales

Los diversos Convenios internacionales contra la corrupción incluyen de forma más o


menos similar los siguientes delitos de obligada inclusión en la legislación penal:

• Soborno activo/pasivo de funcionarios públicos nacionales.


• Soborno activo de funcionarios públicos extranjeros.
• Soborno en el sector privado (corrupción entre particulares).
• Malversación de fondos, apropiación indebida u otras formas de desviación de
bienes públicos.
• Blanqueo de capitales.

4.2. Tipificación facultativa de delitos vinculados a conductas de corrupción

El catálogo de delitos mencionados en el apartado anterior y que son exigidos por los CCIC,
sin embargo, no permiten cubrir todos los ámbitos o aspectos que pueden dar lugar también
a conductas de corrupción. Por tanto, una legislación que pretenda cumplir un alto estándar
de prevención no debería dejar de incluir entre las conductas punibles las siguientes:

• Soborno pasivo de funcionarios públicos extranjeros.


• Soborno debería comprender también los pequeños pagos de facilitación (facilitation
payments); estos, p. ej., se encuentran excluidos como tales conforme a la interpretación

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que se indica en el propio Convenio OCDE. Existen, no obstante, Estados, cuya Juris-
prudencia en todo caso concibe estos pagos como hechos constitutivos como delito,
p. ej. Jurisprudencia del TS España.
• Tráfico de influencias.
• Abusos de funciones o del cargo.
• Enriquecimiento ilícito.
• Inveracidad en cuentas anuales.
• Financiación de partidos políticos.

4.3. Incorporación de la responsabilidad penal de las personas jurídicas

Como se ha señalado, es necesario introducir la responsabilidad penal de las personas


jurídicas, pues en gran medida las conductas descritas como delitos y que afectan en gran
media a la corrupción son realizadas a partir de la empresa o para favorecer la actividad
comercial de una empresa.

• Establecer medidas que favorezcan la denuncia.


• Establecer medidas adecuadas de que permitan disminuir la pena en supuestos de
autodenuncia.
• Establecer el marco de efectividad de los programas de compliance.

4.4. Transparencia y cooperación con las autoridades

Un aspecto importante para la prevención de la corrupción es dotar al sistema jurídico,


además de una efectiva Ley de Transparencia, de una adecuada protección de denun-
ciantes para favorecer la cooperación con las autoridades. En este ámbito es relevante:

• Medidas para favorecer la autodenuncia de corrupción: establecer una atenuante de


disminución de la pena.
• Medidas que permitan proteger adecuadamente a los denunciantes. Ley de protección
de datos.

4.5. Jurisdicción. Cooperación internacional

Un elemento esencial en la prevención de la corrupción resulta la exigencia de permitir


la aplicación de la ley penal a supuestos acontecidos en el extranjero. En este sentido,
se debe recordar que la aplicación de la ley penal se rige por el principio de territo-
rialidad, es decir, la aplicación de la ley penal de un Estado es a hechos acontecidos

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

en su territorio. Los casos que pueden plantear problemas específicos en relación a


la jurisdicción y la aplicación de la Ley penal, son aquellos en los que los hechos pue-
den haber tenido lugar —total o parcialmente— en el extranjero. Las actividades e
inversiones empresariales, por ejemplo, pueden haber sido decididas por el Consejo
de una empresa española en España y, sin embargo, la realización de las conductas
puede tener lugar solo en otro Estado o, inclusive, puede ocurrir que tanto la decisión
como la conducta sean llevadas a cabo en su totalidad en el extranjero. Conforme a
la legislación española, por ejemplo, en el orden penal, en particular, la jurisdicción
española conoce de las causas constitutivas de delito o falta cometidos en el territorio es-
pañol (art. 23.1 LOPJ), pero también puede conocer de hechos cometidos fuera del mismo
cuando los delitos hubieran sido cometidos por españoles y existiera doble punibilidad
de la conducta, es decir, los hechos fueran punibles también en el país extranjero (art.
23.2 y 23.3 LOPJ). En este sentido, el art. 23 LOPJ dispone que “(…) 2. Asimismo cono-
cerá de los hechos previstos en las Leyes penales españolas como delitos, aunque hayan
sido cometidos fuera del territorio nacional, siempre que los criminalmente responsables
fueren españoles o extranjeros que hubieren adquirido la nacionalidad española con
posterioridad a la comisión del hecho y concurrieren los siguientes requisitos: a) Que el
hecho sea punible en el lugar de ejecución, salvo que, en virtud de un Tratado internacional
o de un acto normativo de una Organización internacional de la que España sea parte, no
resulte necesario dicho requisito. B) Que el agraviado o el Ministerio Fiscal denuncien o
interpongan querella ante los tribunales españoles. C) Que el delincuente no haya sido
absuelto, indultado o penado en el extranjero, o, en este último caso, no haya cumplido
la condena. Si solo la hubiere cumplido en parte, se le tendrá en cuenta para rebajarle
proporcionalmente la que le corresponda. 3. Conocerá la jurisdicción española de los
hechos cometidos por españoles o extranjeros fuera del territorio nacional cuando sean
susceptibles de tipificarse, según la Ley penal española, como alguno de los siguientes
delitos: (…) i. Los relativos al control de cambios.”

Esta disposición determina la competencia de los Tribunales españoles para perseguir y


enjuiciar delitos cometidos fuera del territorio español, siempre que: el autor sea español
(o nacionalizado español), el hecho sea constitutivo de delito en España y también en
el lugar de ejecución. Por tanto, los requisitos no permiten una fácil aplicación a hechos
de corrupción. No obstante, la jurisprudencia del Tribunal Supremo, aplica esta norma
siendo indiferente que los hechos que hayan decidido realizar (comienzo de ejecución)
en España, aunque su resultado acontezca en otro Estado, o que habiéndose decidido en
otro Estado, el resultado acontezca en otro Estado.

Precisamente, unos de los mayores déficit que presenta la implementación de los


Convenios internacionales se presenta precisamente en este aspecto. Ello, conlleva
la necesidad de adaptar las leyes procesales o las leyes de ordenación de la jurisdic-
ción penal.

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4.6. Extradición. Asistencia jurídica recíproca con otros Estados

En el ámbito de la extradición y la asistencia jurídica recíproca, plantea particular com-


plejidad el requisito de la exigencia de la “doble incriminación”, tanto para conocer de
una extradición como para solicitarla. Por tanto, en este sentido, a fin de poder prevenir la
corrupción sería deseable:

• Revisión de Tratados bilaterales/multilaterales de extradición para facilitar la extra-


dición a hechos de corrupción.
• Garantizar que los delitos de corrupción y sus figuras a fines sean extraditables entre
los Estados parte.
• Armonización de Tratados y legislación nacional.
• Se puede limitar, en caso de que la Constitución de un Estado impida la extradición
de nacionales, a una entrega condicional de nacionales y devolución para cumpli-
miento de condena.
• Establecer la obligación de extraditar o enjuiciar a los nacionales del Estado reque-
rido.
• En todo caso, se deben mantener como motivos de denegación de extradición:
todos aquellos supuestos en que las garantías procesales del enjuiciado y los De-
rechos humanos puedan estar en peligro.

La efectividad de la asistencia judicial recíproca requiere:

• Compromiso de una amplia prestación de asistencia judicial recíproca.


• Designación de una autoridad central competente de recibir las solicitudes y trami-
tarlas.
• Prohibición de invocación de secreto bancario.
• Establecimiento de canales de comunicación e intercambio de información.
• Investigaciones conjuntas de los Estados involucrados.

4.7. Recuperación de activos. Decomiso

Como colofón, para la efectividad de un sistema legal de prevención de la corrupción


resulta decisivo establecer un sistema de recuperación de activos, así como el efectivo
decomiso de las ganancias y efectos del delito:

• Medidas para prevenir la transferencia de bienes.


• Medidas de recuperación directa de activos y bienes.
• Medidas para la recuperación de bienes mediante la cooperación internacional.
• Medidas para la restitución y disposición de activos.

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5. Recomendaciones para la prevención
de la corrupción en los agentes del sector privado
5.1. La Responsabilidad Social Corporativa

Tal como se comentó anteriormente, el concepto de corrupción se ha venido am-


pliando significativamente en estos últimos años, habiendo pasado de ser conside-
rada como el “aprovechamiento de un cargo público en beneficio particular o privado”,
a concebirse más extensamente como el “aprovechamiento de un cargo público o de
una entidad de interés público, en beneficio particular o privado”. Ello conlleva que
el concepto de corrupción ha pasado a proyectarse igualmente sobre las empresas,
sobre todo aquellas que tienen un amplio tamaño e interés público, por estar rela-
cionadas con un creciente número de stakeholders, que no hacen sino representar a
la sociedad, y es por ello que las relaciones con los mismos han de estar exentas de
cualquier vestigio de corrupción.

La corrupción empresarial, que desde el punto de vista legal es corrupción de una persona
jurídica, ha de ser afrontada por las empresas a través de dos ejercicios importantes: el
de responsabilidad social y el de transparencia, conceptos que están estrechamente re-
lacionados. La responsabilidad social constituye hoy día uno de los desafíos éticos más
importantes al que se enfrentan en la actualidad las empresas, y la transparencia garantiza
el derecho a la información del ciudadano, esto es, el derecho a saber, siendo un factor
fundamental para la lucha contra la corrupción.

Para afrontar la corrupción desde la responsabilidad social es necesario que las em-
presas elaboren sus propias Guías éticas y Códigos de conducta de cara a impulsar la
ética y las prácticas adecuadas en muy diversos aspectos, tales como: las relaciones
con los empleados, las relaciones con los clientes y proveedores, el desarrollo sos-
tenible y medioambiental de la empresa, la comunicación e información al público,
la regulación de los conflictos de intereses, así como el cumplimiento estricto de las
obligaciones con la Administración Pública. Con estas prácticas y un control debi-
damente compartido y participativo será más difícil que se desarrollen actuaciones
corruptas en las empresas.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

Por otra parte, y en línea con lo recogido anteriormente, la Unión Europea considera
la responsabilidad social corporativa como una contribución empresarial al desarrollo
sostenible y equilibrado para todos aquellos que interactúan con la empresa (stake-
holders): accionistas, empleados, comunidad financiera, proveedores, clientes, y la so-
ciedad en general.

La importancia de este sustancial concepto y meta social se evidencia, por otra parte,
en los distintos desarrollos normativos habidos a nivel internacional en este ámbito,
algunos de los cuales son: a) Libro Blanco de la Responsabilidad Medioambiental, de la
Comisión Europea, en el que se introducen los cauces para orientar el comportamiento
ecológico de las empresas. b) Directrices básicas de la OCDE: Se trata de recomenda-
ciones de los gobiernos miembros de la OCDE a las empresas de ámbito multinacional
para que adopten conductas responsables compatibles con la legislación y el desarro-
llo sostenible. c) Libro Verde de la Comisión Europea, que viene a marcar unas directri-
ces básicas de responsabilidad social y medioambiental para las empresas europeas.
d) La mencionada Global Reporting Initiative (GRI), organización que publica una guía
para instrumentar las mejoras en la responsabilidad social corporativa de las empresas.

En este contexto de necesaria responsabilidad social, se ha de exigir a las empresas


cada vez más encaminar sus esfuerzos a la elaboración de productos socialmente co-
rrectos, esto es, aquellos productos que respeten fundamentalmente en su proceso de
producción unas mínimas normas: a) De equilibrio medioambiental y natural, y b) De
respeto social y laboral.

En este terreno de la responsabilidad social de las empresas cabe hacer referencia a las
normas de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), y más concretamente a los Con-
venios Fundamentales de esta organización, entre los que cabe señalar diversos convenios
directamente relacionados con la protección social de los trabajadores en los distintos
países del mundo tales como los siguientes:

a) Eliminación del trabajo infantil. Existen dos Convenios a este respecto: el Convenio nº
138, relativo a la edad mínima del trabajo infantil, y el Convenio nº 182 relativo a las
formas y condiciones del trabajo infantil. Cabe señalar que aunque la OIT cuenta con
174 Estados miembros, los dos anteriores convenios han sido ratificados por escasa-
mente 80 países.
b) Abolición del trabajo forzoso. Dos son los convenios de la OIT que se pueden citar a
este respecto: el Convenio nº 29, relativo al trabajo forzoso, y el nº 105, relativo a las
condiciones de abolición de dicho trabajo forzoso. El primero de estos convenios ha
sido ratificado por 150 países y el segundo por 140.
c) Libertad sindical. Los dos convenios fundamentales de la OIT relativos a esta materia
son los siguientes: El Convenio nº 87 sobre la libertad sindical y la protección del

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

derecho de sindicación, y el Convenio nº 98 sobre el derecho de sindicación y de


negociación colectiva. El primer convenio ha sido ratificado por 124 países, siendo
141 los países que han ratificado el segundo.
d) Igualdad laboral. En este caso los convenios de la OIT son: el Convenio nº 100, relativo a
la igualdad de renumeración, y el Convenio nº 111, relativo a la discriminación laboral;
ambos convenios han sido ratificados por un conjunto aproximado de 140 países.

Cabe destacar, por otra parte, que algunos estudios de la OCDE vienen a evidenciar que
las inversiones directas en el extranjero se ven influenciadas negativamente por la uti-
lización de trabajadores infantiles en los países destinatarios, y por otra parte, que los
sectores exportadores que más éxito tienen en los países en desarrollo son básicamente
aquellos que disponen de normas laborales más avanzadas que el resto.

En lo relativo a otras normas que pudieran servir igualmente de referencia a la hora de


investigar y desarrollar estos planteamientos de responsabilidad social empresarial,
podemos mencionar la Social Accountability 8000 (SA 8000). Esta norma fue emitida
por el entonces denominado Council Economic Priorities Accreditation Agency (CEPAA)
organización fundada en 1997, que posteriormente se pasó a llamar Social Accounta-
bility International.

Otra de estas organizaciones que trabajan en pro de este tipo de objetivos y desarrollos
es la Fair Labour Association (FLA), o Asociación del Trabajo Justo. En esta asociación nor-
teamericana participan algunas de las mayores empresas y marcas de prendas textiles y
calzado a nivel mundial, como Nike, Reebook, Philips-van Heussen, así como numerosas
ONG que participan en el Fondo Internacional de Derechos Laborales; también la Liga
Nacional de Consumidores, y el Comité de Abogados por los Derechos Humanos, todas
ellas estadounidenses.

Cabe señalar igualmente en este contexto normativo, algunas iniciativas legales como
la del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, que ha emitido una norma titulada
“Prohibición de adquirir productos fabricados mediante mano de obra infantil forzada
o contratada en pago de deudas”. Además, dicho Departamento ha elaborado una lista
de productos extranjeros que pueden haber sido manufacturados con mano de obra
infantil, a efectos de restringir su importación en Estados Unidos.

Por otra parte, y dentro de las iniciativas a nivel internacional en aras de una mejora en
el terreno de los aspectos sociales y medioambientales, es necesario hacer una men-
ción destacada del Pacto Mundial de la ONU sobre Derechos humanos, Normas laborales y
Protección del medioambiente (Global Compact), que bajo los auspicios de la ONU se ha
comenzado a difundir y desarrollar recientemente, y al que ya se han adherido cientos de
empresas y otras organizaciones en todo el mundo. Este pacto surgió en 1999, a iniciativa

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

del propio Secretario General de la ONU en el Marco del Foro Económico Mundial de
Davos (Suiza), con el objetivo de impulsar la colaboración entre empresas, entidades no
lucrativas y otros agentes sociales en el terreno de la responsabilidad social.

La iniciativa viene a suponer un reto a los empresarios del mundo, para asegurar, entre
otras cosas, que los beneficios de la globalización alcancen a todos los países, y a los
grupos y personas menos favorecidos dentro de los mismos. Se persigue así ampliar el
alcance de los mercados, desde los mil millones de habitantes que se estima que están
actualmente integrados plenamente en los mismos, hasta los seis mil millones de habi-
tantes del mundo, para lo cual se requiere de la creatividad de los empresarios, y quizá
de diferentes formas de hacer empresa, tendiendo a nuevos modelos empresariales.

El Pacto se puso en marcha finalmente como una iniciativa conjunta de la Organización


Internacional de Trabajo, el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente, y la
Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, buscando
el compromiso, sobre todo de las empresas, en la promoción de unas condiciones de
trabajo justas, el respeto de los derechos humanos, y la protección del medioambiente.

En el Pacto se promulgan como objetivos básicos a cumplir de inmediato un conjunto de


diez principios: dos de ellos relativos a los derechos humanos, cuatro más en referencia al
trabajo, y los tres últimos relacionados con el medio ambiente y uno de ellos —el décimo—
está dirigido precisamente a combatir las prácticas relacionadas con la corrupción.

5.2. Principios de prevención de la corrupción del sector privado

En línea con lo anteriormente apuntado en cuanto a la conveniencia de ampliar el es-


pectro de medidas legales, sociales e institucionales al campo de la corrupción privada,
y concretamente la corrupción empresarial, resulta necesario adoptar medidas desde
la propia empresa que favorezcan la transparencia, para que la empresa, lejos de verse
considerada como un hipotético autor de las conductas de corrupción, tenga una ade-
cuada protección interna contra la corrupción así como la protección que ello supone
también para sus directivos y todos sus miembros dentro de la estructura empresarial.
En última instancia ello permitirá mejorar el nivel de competencia leal y la posición de
las empresas en el mercado en un marco de igualdad.

Las prácticas de transparencia empresarial redundarán en beneficio de la prevención


de la corrupción no solo para la empresa, sino también para la prevención de co-
rrupción en las administraciones públicas y, en última instancia, en protección de los
consumidores, quienes de lo contrario terminan pagando los costes de la competencia
desleal.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Resulta así necesario adoptar una serie de Principios de transparencia empresarial, que
propicien lograr desde la actividad empresarial una adecuada prevención de la corrup-
ción contribuyendo de forma directa a la transparencia y al respeto de la competencia
leal generando valor para la empresa, protegiendo internamente a todos sus miembros,
promoviendo una mayor protección de los consumidores, una mejor prevención de la
corrupción en el sector público y privado, así como también una mejor protección de
la Hacienda Pública.

Una adecuada prevención de la corrupción desde la empresa permitirá también avanzar


hacia una nueva cultura empresarial que recupere el valor de integridad que se traducirá
en resultados rentables a largo plazo. El nuevo escenario jurídico penal debería contribuir
a la creación de una cultura empresarial que recupere los valores de gestión responsable
y que, combinado con estructuras organizativas modernas, constituirá un factor clave
para el éxito empresarial pensado a largo plazo y con beneficios que no solo son los que
se reflejan en una cuenta de resultados.

Los procesos de cambios culturales requieren tiempo, pero en la actualidad se presentan


como un nuevo y especial reto para permitir definir la cultura empresarial de una empresa
y el buen gobierno corporativo de sus gestores.

Es por ello que nos parece necesaria la adopción por parte de las empresas de una serie
de Principios de actuación en línea con los Principios de Transparencia y Prevención de la
Corrupción para las empresas elaborados por Transparencia Internacional España, y que
se indican a continuación:

1. Cumplimiento de los Principios de Buen Gobierno Corporativo (Código Unificado de


Buen Gobierno Corporativo). El gobierno corporativo y la responsabilidad social de las
empresas son elementos clave para cimentar la confianza de las personas en el mer-
cado. Contribuyen también a la correcta competitividad de las empresas,, ya que son
las empresas bien dirigidas y sostenibles. En este sentido, los actuales Códigos de Buen
Gobierno Corporativo solo son de cumplimiento voluntario, por un lado, y en muchos
países solo aplicables a las empresas cotizadas, por otro. Sin embargo, las empresas
independientemente de ser o no cotizadas deberían voluntariamente cumplir con las
Recomendaciones de Buen Gobierno, dado que la transparencia de buen gobierno es
un mecanismo relevante para la prevención de la corrupción con independencia de
que sean o no cotizadas, permitiendo además contribuir a la creación de una cultura
empresarial tendente a crear y recuperar los valores de la buena gestión empresarial.

2. Implementación en la empresa de un Código Ético. Los Códigos Éticos constituyen


uno de los instrumentos más relevantes actualmente en la implementación de los
principios rectores del buen gobierno y autorregulación de la actividad empresarial y del

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

establecimiento de la cultura empresarial referente para la empresa y sus trabajadores.


Se recogen en ellos los principios éticos que han de presidir el comportamiento de todos
los miembros de una empresa basado en el principio de integridad. Los Códigos Éticos
no solo son importantes para la gran empresa, sino también para la pequeña y mediana
empresa. El Código Ético debe ser de conocimiento obligatorio y respeto obligado para
todos los integrantes de la empresa y su incumplimiento deberá ser comunicado al co-
mité encargado dentro de la estructura empresarial de velar por su cumplimiento.

3. Implementación de Programas de cumplimiento normativo (Compliance Programmes).


Estos programas existentes en el Derecho comparado se vinculan fundamentalmente
con normas administrativas de cumplimiento y no con los riesgos propios del Derecho
penal. Los Programas de Compliance cumplen un importante papel para la prevención,
entre otros, de los riesgos de corrupción y fortalecen la consciencia del cumplimiento
normativo en la empresa, por lo que deberían ser integrados tanto en las grandes em-
presas como en las pequeñas y medianas, permitiendo formar una cultura empresarial
de cumplimiento normativo.

4. Implementación de canales de denuncias para la comunicación de posibles incumpli-


mientos de las normas internas de la empresa y/o de las normas legales. Una de las princi-
pales herramientas para prevenir la corrupción dentro de las empresas y evitar prácticas
corruptas que lesionan la libre competencia, es que estas cuenten con un adecuado canal
de denuncias que permita tomar conocimiento de eventuales infracciones de las normas
internas de la empresa, o bien de las normas legales, y adoptar las pertinentes medidas de
investigación, y eventualmente sanción. Los canales de denuncia deben permitir, por un
lado, la posibilidad de que cualquier integrante de la empresa pueda denunciar de forma
confidencial el incumplimiento por parte de otros miembros de la empresa y, por otro,
ofrecer la posibilidad de que terceros —proveedores, clientes, etc.— también puedan co-
municar incumplimientos de las normas o bien conductas ilícitas o ilegales que deban ser
puestos en conocimiento de los órganos encargados dentro de la empresa para velar por
el cumplimiento normativo.

5. Información pública de las retribuciones de los directivos y administradores. Como


concepto el gobierno corporativo se centra esencialmente en las cuestiones que se deri-
van de la separación entre propiedad y control, en concreto la relación principal-agente
entre accionistas y administradores ejecutivos. La remuneración de los administradores
se ha utilizado a menudo como instrumento para aproximar los intereses de los accio-
nistas y los administradores ejecutivos, y reducir así los costes de agencia. Sin embargo,
la transparencia y publicidad en la remuneración e incentivos (bonus) a los directivos no
solo afecta al buen gobierno corporativo, sino que también es relevante en relación con
la prevención de la corrupción, toda vez que permite garantizar una mayor transparencia
y una mejor gobernanza de las políticas retributivas de los entes colectivos.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

6. Información pública de las contrataciones con el sector público e información de las


actividades subvencionadas con ayudas públicas. Con la finalidad de lograr un sistema
de transparencia e información para la prevención de la corrupción sería, sin duda, impor-
tante también que se dé publicidad, por ejemplo, a través de la página web corporativa,
de aquellas administraciones públicas, organismos públicos, etc., con los que la empresas
tengan relaciones mercantiles. También contribuiría a la transparencia la publicación de
la información de las actividades empresariales que se realizan por parte de la empresa
con la financiación de ayudas públicas y subvenciones.

7. Información pública de las políticas de Responsabilidad Social Corporativa. La exis-


tencia de una cultura empresarial basada en valores esenciales de buena gobernanza
requiere también la transparencia e información de las políticas de Responsabilidad So-
cial Corporativa o Empresarial (RSC o RSE), pues éstas inciden dentro de la empresa a la
contribución activa y mejoramiento social y económico. Desde esta perspectiva la RSC
no debería centrarse exclusivamente en buenas políticas y respeto del medio ambiente,
sino también en una contribución activa en la prevención de practicas de corrupción
lesivas del buen funcionamiento de las administraciones públicas y desestabilizadoras
de la libre competencia.

8. Evitación de prácticas de favorecimiento y corrupción en el sector privado. La co-


rrupción en el sector privado constituye la otra cara de la moneda de la corrupción
en el sector de las administraciones públicas. Si bien los programas de compliance
han ido introduciendo en años recientes especiales normas de conducta y normas
corporativas internas tendentes a prevenir la corrupción en el sector privado, resulta
conveniente establecer este principio de forma independiente. En este sentido, es
necesario introducir especiales normas que permitan prevenir dentro de la empresa
la realización de tales conductas en aras a la prevención de la corrupción de estas
prácticas, contempladas como delito. Para una adecuada prevención de estas con-
ductas es necesario también que los canales de denuncias estén abiertos a terceros
(proveedores, clientes, etc.), así como que existan protocolos adecuados de prohibi-
ción de recibir o entregar cualquier tipo contraprestaciones incumpliendo las normas
internas de contratación.

9. Evitación de prácticas de corrupción de funcionarios extranjeros en las transacciones


internacionales. Como consecuencia de los Convenios internacionales numeroso países
han incorporado a su Código Penal el delito de corrupción de funcionarios extranjeros en
las transacciones comerciales internacionales. En este sentido, para evitar la corrupción
trasnacional sería recomendable que los programas de compliance establecieran los mis-
mos estándares de controles anticorrupción para el cumplimiento con su legislación
nacional también a las empresas que un grupo empresarial pueda tener en el extranjero,
con independencia de que en el país extranjero los estándares anticorrupción sean

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

menores o, incluso, estén permitidas determinadas formas de lobby que, por ejemplo,
en la mayoría de las legislaciones europeas se encuentran prohibidas.

10. Cumplimiento de las obligaciones fiscales. La elusión del pago de tributos es una
conducta que no solo afecta a la Hacienda Pública, sino también lesiona, en un segundo
plano, la competencia leal. Por esta razón, también se debería insistir en el compromiso
del cumplimiento de las obligaciones fiscales, pues la elusión del pago de tributos o la
obtención de ventajas tributarias o devoluciones de forma indebida permiten tener más
medios a las empresas defraudatorias, frente a las empresas que cumplen rigurosamente
con sus obligaciones fiscales. Para ello se recomienda la aplicación de políticas fiscales
responsables en las empresas, siempre notificadas al Consejo de Administración.

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6. Conclusiones y recomendaciones finales
Las conclusiones y recomendaciones que se formulan a continuación están agrupadas
en dos bloques: a) Recomendaciones de actuación de carácter general para impulsar la
transparencia política y ética social contra la corrupción y b) Recomendaciones de carácter
específico para una legislación penal para la prevención de la corrupción.

6.1. Recomendaciones de carácter general para impulsar la transparencia


política y ética social contra la corrupción

A continuación se recogen un conjunto de recomendaciones o líneas de actuación de


carácter general que deberían potenciarse para impulsar la transparencia política y la
ética social, así como para combatir la corrupción, en una serie de áreas y ámbitos de
la sociedad y la vida política:

1. Partidos y representantes políticos

Transparencia en la financiación de los partidos políticos. El objetivo de la lucha contra la


corrupción en el área de la financiación de los partidos políticos no ha de ser recortar su
financiación, sino garantizar que se están financiando de fuentes estrictamente legales,
y que su procedencia, no tiene ninguna relación con la corrupción, ni con la ilegalidad
en general. Además se debería exigir una eficaz aplicación de normas de cara a obligar a
los partidos políticos a registrar y hacer públicas las donaciones recibidas.

Obligatoriedad legal de rendición y publicación de las cuentas de los partidos políticos.


Se debería establecer la obligatoriedad legal de rendición y publicación de las cuentas
de los partidos políticos, incluyendo el detalle de sus cuentas electorales. Dado que una
proporción claramente mayoritaria de los recursos financieros de los partidos políticos
es la aportada por los ciudadanos, deberían rendir cuentas a éstos y hacer públicas las
cuentas anuales (Balance, Cuenta de Resultados, etc.), así como el detalle de los bienes
que integran su patrimonio.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

2. Control de los procesos y campañas electorales

Control integral de los procesos electorales. El control de los procesos electorales


en un país se han de centrar en el proceso electoral a nivel integral, esto es, comen-
zando por el período previo a las Elecciones, continuando por el posible soborno
de votantes el día de las elecciones, y finalizando por el posible fraude electoral
relacionado con la consideración y el recuento de los votos, el control de las actas
electorales, etc.

Publicación de ingresos y gastos de las campañas electorales. Hacer legalmente obli-


gatorias la publicación detallada de los ingresos y gastos de las campañas electorales
por parte de los partidos políticos, de cara a fortalecer la imagen y credibilidad de
los sistemas electorales y dificultar las posibles prácticas de corrupción dentro de los
mismos.

3. Por la transparencia y contra la corrupción en las instituciones públicas

Investigación de las áreas clave de corrupción en la contratación pública. Diversos es-


tudios en todo el mundo, incluyendo el Índice de Fuentes de Soborno de Transparencia
Internacional, indican que el comercio de armas y la construcción son sectores clave
en los que se experimenta un importante nivel de corrupción. La contratación pública
juega un papel clave en estos sectores, y por tanto es una labor muy importante
la que instituciones, gobiernos y ONGs puedan investigar y realizar acciones para
frenar la corrupción en sus procesos de contratación. Por otra parte, en el sector de
la construcción, la magnitud de la corrupción a nivel internacional ha venido siendo
realmente desmesurada. La falta de transparencia en los procesos de contratación
de proyectos de infraestructura a gran escala tiene unas consecuencias negativas
muy importantes para el desarrollo económico y social. Por otra parte, la corrupción
también dirige frecuentemente el gasto público hacia proyectos muy perjudiciales
para el medio ambiente.

Promoción e impulso de la Justicia transparente. La importancia del Poder Judicial es evi-


dente, no hay que olvidar que el tercer pilar fundamental de un Estado de derecho, junto al
Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo. El tema de la corrupción judicial es por ello esencial
y muy determinante del nivel de justicia y democracia existente en cada país, y también
en el ámbito supranacional. Las judicaturas corruptas vienen a disminuir enormemente la
capacidad de la comunidad internacional para luchar contra la delincuencia, el terrorismo
y otros supuestos criminales, aparte de que ello contribuye a una disminución el comercio,
el crecimiento económico y el desarrollo humano, y también impide a los ciudadanos
una solución imparcial de sus posibles conflictos con instituciones, autoridades u otros
ciudadanos.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

4. Ámbito de la sociedad y la ciudadanía

Sistemas educativos en pro de la ética y contra la corrupción. La educación es fun-


damental para prevenir la corrupción. El mejor camino para combatir la corrupción
en el mundo, sobre todo en el largo plazo, es el de la educación de los ciudadanos,
enseñándoles, ya desde la infancia, la ética y la integridad que deben acompañar al
ciudadano en la sociedad, siendo ello fundamental para que ya de adultos puedan
desarrollarse dentro de la sociedad, tanto en instituciones privadas como públicas,
con las necesarias convicciones éticas y a favor de la transparencia, de la integridad y
en contra de la corrupción. En este sentido, es realmente necesario además, propiciar
la introducción en los distintos niveles educativos de materias y contenidos éticos, de
valores, y contra la corrupción.

Creación de instrumentos institucionales anticorrupción. Existen a nivel internacional


diferentes iniciativas y organizaciones que directa o indirectamente se relacionan con el
objetivo de aumentar la transparencia y frenar la corrupción en las contrataciones públi-
cas. Entre ellos se encuentran los Convenios internacionales anticorrupción, los esfuerzos
de los Bancos internacionales de desarrollo, en particular el Banco Mundial, etc.

El control de las ayudas a la asistencia humanitaria. Uno de los efectos más dañinos
de la corrupción es la sustracción o la desviación de los recursos básicos destinados a
las víctimas de conflictos civiles o desastres naturales. La corrupción en la ayuda huma-
nitaria es socialmente denigrante, ya que priva a los más vulnerables entre los pobres
—las víctimas de dichos desastres— de los recursos esenciales para subsistir. La ayuda
humanitaria tiene como objetivo, en definitiva, salvar vidas y aliviar el sufrimiento de las
personas en tiempos de crisis.

La necesaria protección de los denunciantes. Es muy importante que las personas que
deseen denunciar conductas corruptas o ilegales lo puedan hacer con la debida confianza
y una protección legal que les asegure el necesario nivel de confidencialidad o anonimato
en sus denuncias, de forma que no estén abocadas a las posibles represalias por parte de
las personas o instituciones demandadas. Es por ello muy importante que las legislaciones
nacionales, y en su caso internacionales, contemplen la protección de los denunciantes
como una importante contribución a la lucha contra la corrupción. De hecho, los Convenios
internacionales contra la corrupción establecen la necesaria protección a los denunciantes
en los países firmantes de los mismos.

Pacto nacional contra la corrupción. Es necesario promover un Pacto nacional de lucha


contra la corrupción entre partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, asocia-
ciones empresariales y medios de comunicación, que priorice la adecuada implantación
de las normas existentes, y genere aquellas medidas que refuercen las sanciones, aseguren

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

la independencia de los órganos encargados de la lucha contra la corrupción y el control


del gobierno, y coordine las actuaciones en la materia.

5. Integridad y transparencia en el sector privado

Fomento de la integridad y la transparencia en el sector privado. Se hace cada vez más


necesario combatir la corrupción y e impulsar la transparencia en el sector privado, así como
establecer un marco de integridad para el desarrollo de las operaciones en el mismo. Es
importante en primer lugar, garantizar la independencia en los programas de las empre-
sas contra la corrupción, estableciendo las medidas oportunas que las empresas han de
adoptar para asumir y otorgar esa garantía de independencia, y proponer criterios para
la evaluación de los proveedores y de otros stakeholders en aras de garantizar la ausencia
de sobornos en los programas y planes de actuación de las compañías.

Lucha contra el tráfico de influencias y soborno. Uno de los problemas más importantes a
nivel mundial es el tráfico o la compra de influencias por los empresarios a los gobernan-
tes, de forma que con el pago de sobornos se accede a las compras en condiciones muy
favorables, o a la concesión de contratos, licitaciones y obras públicas que de otra manera
no se habrían conseguido. Este importante problema era tratado hace años de forma muy
condescendiente por las legislaciones, incluso de los países desarrollados, ya que no esta-
ban penalizados legalmente ciertos pagos específicos a funcionarios públicos extranjeros
para la obtención de contratos, o para recibir exenciones fiscales de sus Gobiernos. Esto
cambió con la entrada en vigor de la Convención de la OCDE contra el soborno.

Códigos de conducta empresariales. Resulta necesario promover en el sector empresarial


la emisión de Códigos éticos de conducta que regulen sus actuaciones y la aplicación
de programas antisoborno y anticorrupción, tanto a nivel interno como frente al público
usuario de sus servicios.

6. Código Iberoamericano de Buen Gobierno

Aplicación del Código Iberoamericano de Buen Gobierno. Resulta necesario propiciar la


aplicación en la mayor medida de lo posible de las normas y recomendaciones del Código
Iberoamericano de Buen Gobierno (que se recoge como Anexo II).

6.2. Recomendaciones de carácter específico para una legislación penal


para la prevención de la corrupción

A continuación se recogen un conjunto de recomendaciones o líneas de actuación de


carácter específico que deberían potenciar la cultura jurídica de cumplimiento para la

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

prevención de la corrupción, teniendo en cuenta no solo las obligaciones específicas de-


rivadas de las obligaciones derivadas de los Convenios internacionales contra la corrup-
ción, sino también aquellas que desde la perspectiva de una moderna cultura empresarial
permitan proteger la libre competencia.

1. Implementar en los ordenamientos jurídicos penales una adecuada tipificación de


los delitos de corrupción

Los Convenios internacionales contra la corrupción establecen fundamentalmente una


serie de conductas prohibidas que deben ser consideradas como delito en las legislaciones
penales de los Estados parte. Entre estas conductas se encuentran los delitos de: cohecho,
cohecho de funcionarios extranjeros, soborno en el sector privado, malversación de
fondos, apropiación indebida u otras formas de desviación de bienes públicos, blan-
queo de capitales. Las obligaciones establecidas por los Convenios internacionales se
circunscriben a aquellos delitos que se consideran indispensables y, por tanto, ineludibles
para la prevención de la corrupción en el sector público como privado.

2. Implementar otros delitos estrechamente vinculados con la corrupción

Los Convenios internacionales, sin embargo, no contemplan la obligación de tipificar


como delito otras figuras que, sin duda, se vinculan también con la corrupción y que
deberían ser tipificadas como delitos. En este sentido, se encuentran los delitos: tráfico
de influencias, abuso de funciones o del cargo, enriquecimiento ilícito, inveracidad en las
cuentas anuales, financiación de partidos políticos. Estos deberían ser también incorpo-
rados a un sistema penal para prevenir no solo la corrupción a nivel internacional, sino
especialmente la corrupción de las Administraciones públicas.

3. Implementar otras normas adicionales necesarias para la prevención de la corrupción

Sin duda, la prevención de la corrupción no puede lograse de forma eficaz solo con la legis-
lación penal, por adecuada que esta pudiera llegar a ser. Es necesario establecer también
otro conjunto de normas que acompañen a la legislación penal y establezcan obligaciones
de carácter civil, mercantil, contable, etc. para la actividad empresarial:

• Normas de derecho interno de contabilidad vinculadas a las normas internacionales


(NIC, NIIC).
• Normas de transparencia. Ley de transparencia.
• Normas de Derecho mercantil.
• Normas reguladoras de auditoria externa.
• Normas de Derecho tributario. No deducibilidad de gastos de que puedan encubrir
sobornos.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

• Normas reguladoras de Buen Gobierno Corporativo y Códigos éticos.


• Normas reguladoras de compliance.
• Normas reguladoras de la protección de datos / whistleblowing.
• Normas de asistencia y cooperación judicial muta. Tratados de extradición.
• Normas de recuperación de activos.

4. Implementar la responsabilidad penal administrativa de los entes colectivos

• En la sociedad actual es impensable, más allá de las obligaciones derivadas de los


Convenios internacionales contra la corrupción, no concebir a las personas jurídicas o
los entes colectivos como sujetos sometidos al Derecho sancionador (penal–adminis-
trativo). La empresa es un actor sin el cual la actividad mercantil no se puede llevar a
cabo. Precisamente, en el Derecho penal económico actual muchas de las conductas
tipificadas como delitos tienen como autor a las empresas. Pero la empresa no solo
es un posible autor de delitos económicos, sino muchas veces la perjudicada por la
realización de delitos llevados a cabo por directivos o empleados desde la empresa
que solo persiguen un lucro personal. Por esta razón, hay que distinguir claramente
la responsabilidad penal directa de las personas jurídicas o entes colectivos de la res-
ponsabilidad individual de las personas físicas que a partir de la estructura empresarial
realizan conductas para el exclusivo lucro personal.
• En la actualidad, se puede afirmar que los tradicionales impedimentos dogmáticos para
incorporar la responsabilidad penal de las personas jurídicas (capacidad de acción, ca-
pacidad de culpabilidad y la pena privativa de libertad) han encontrado en la doctrina
respuestas adecuadas para ser superadas y no constituir en la actualidad un obstáculo,
tal y como muestra el estudio de las legislaciones y doctrina comparada llevada a cabo.
En este sentido, si se opta por la incorporación de la responsabilidad de las personas
jurídicas en el Derecho sancionador (ius puniendi) ya sea como responsabilidad penal
o administrativa, el respeto de los principios rectores de la imputación de un ilícito en
ambos sectores han de ser los mismos, como también surge del estudio de la doctrina
y jurisprudencia comparada.
• Así, la responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas —independiente
de las responsabilidad penal de la de las personas físicas que actúan en su nombre—
debe ser concebida desde el escrupuloso respeto de los principios rectores de la impu-
tación en el Derecho penal y con absoluto respeto a todas las garantías que limitan en
general el ius puniendi del Estado: desde el principio de legalidad y culpabilidad hasta
la totalidad de las garantías rectoras del proceso penal de los principios in dubio pro
reo, ne bis in idem, tutela judicial efectiva, etc.
• Solo desde estos puntos de partida se podrá lograr una legislación efectiva, propor-
cionada y disuasoria.

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Anexo I.
Convenios en materia de lucha contra la corrupción 57

Convención Interamericana OEA


contra la Corrupción

Adoptada: 29 de marzo de 1996 Entrada en vigor:


Signatarios: 34 6 de marzo de 1997
Ratificaciones y adhesiones: 33. Un solo

Abierto a: Estados miembros de la Organización http://www.oas.org/juridico/english/


de los Estados Americanos (34 Estados, salvo Treaties/b-58.html
Cuba, que es miembro
de la OEA pero cuya participación está vetada
desde 1962), y posibilidad de adhesión de
cualquier otro Estado

Convenio de la OCDE sobre la lucha OCDE


contra la corrupción

Adoptado: 17 de diciembre de 1997 Entrada en vigor:


Ratificaciones y adhesiones: 36 15 de febrero de 1999

Abierto a: Los 30 países de la OCDE y 6 países que http://www.oecd.org/corruption/


no son miembros (Argentina, Brasil, Bulgaria, Chile, oecdantibriberyconvention.htm
Eslovenia y Estonia). Se están estudiando otras #textinternacionales
solicitudes de adhesión

57. Interpol, estado Febrero 2013. https://secure.interpol.int/Public/Corruption/Conventions/ defaultES.asp

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

Convenio penal sobre corrupción CoE (Crim.)


del Consejo de Europa

Adoptado: 4 de noviembre de 1998, Entrada en vigor:


por el Consejo de Ministros 1 de julio de 2002
Signatarios: 48 (a 5 de febrero de 2007)
Compuesto por 44 países miembros
y 4 países no miembros
Ratificaciones y adhesiones:
35 (a 5 de febrero de 2007)

Abierto a: Todos los Estados miembros del Consejo http://conventions.coe.int/Treaty/EN/


de Europa y 6 países no miembros (Belarús, Treaties/Html/173.htm
Canadá, EE.UU., Japón, México y la Santa Sede).
Se puede invitar a incorporarse a los Estados
miembros de la UE y otros Estados

Convención de las Naciones Unidas contra UNTOC


la Delincuencia Organizada Transnacional

Adoptada: 15 de noviembre de 2000, por la Entrada en vigor:


Asamblea General de las Naciones Unidas 29 de septiembre de 2003
Signatarios: 147 (a 14 de sep. de 2007)
Ratificaciones: 131 (a 5 de feb. de 2007)

Abierto a: Todos los países http://www.unodc.org/unodc/treaties/


y organizaciones económicas regionales CTOC/

Convenio civil sobre corrupción CoE (Civil)


del Consejo de Europa

Adoptada: 4 de noviembre de 1999 Entrada en vigor:


Signatarios: 41 (a 5 de feb. de 2007), incluidos 1 de noviembre de 2003
dos Estados no miembros
Ratificaciones: 27 (a 5 de feb. de 2007)

Abierto a: Estados miembros del Consejo http://conventions.coe.int/Treaty/en/


de Europa; Estados no miembros que participaron Treaties/Html/174.htm
en la redacción del proyecto; otros Estados no
miembros previa invitación

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Convención de las Naciones Unidas CNUCC


contra la Corrupción

Adoptado: 31 de octubre de 2003, por la Entrada en vigor:


Asamblea General de las Naciones Unidas 14 de diciembre de 2005
Signatarios: 140
Ratificaciones y adhesiones:
98 (a 14 de septiembre de 2007)

Abierto a: Todos los países y organizaciones http://www.unodc.org/unodc/en/


económicas regionales treaties/CAC/index.html

Convención de la Unión Africana UA


para prevenir y combatir
la corrupción

Adoptada: 11 de julio de 2003 Entrada en vigor:


Signatarios: 40 (a 15 de febrero de 2007) Agosto de 2006
Ratificaciones:
16 (a 15 de febrero de 2007)

Abierto a: Estados miembros www.africa-union.org/root/au/


de la Unión Africana (53) Documents/Treaties/Text/Convention
%20on%20Combating%20Corruption.pdf

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Anexo II.
Información oficial sobre casos e investigaciones relativos
al cumplimiento de los Tratados internacionales
contra la corrupción
• OEA - Convención Interamericana contra la Corrupción (CICC) (1996)
– Portal Anticorrupción: http://www.oas.org/juridico/spanish/Lucha.html
– Resoluciones de la Asamblea General de Seguimiento de la Convención Interamericana
contra la Corrupción y Programa para combatir la Corrupción:
http://www.oas.org/juridico/spanish/mesicic_docs_sp.htm

• OCDE - Convenio de lucha contra la corrupción de los agentes públicos extranjeros en las
transacciones comerciales internacionales, (1997)
– Portal: http://www.oecd.org/
– Tabla comparativa con datos sobre cumplimiento normativo (Enforcement Data):
http://www.oecd.org/corruption/dataonenforcementoftheanti-briberyconvention.htm
– Informe anual del Grupo de Trabajo Anti-Cohecho de la OCDE :
http://www.oecd.org/daf/anti-bribery/oecdworkinggrouponbribery-annualreport.htm

• Unión Europea - Convenio penal sobre la corrupción del Consejo de Europa (1999) - Convenio civil
sobre la corrupción del Consejo de Europa (1999)
– Portal: http://www.coe.int/t/dghl/monitoring/greco/default_en.asp
– Informe Anual de Actividad:
http://www.coe.int/t/dghl/monitoring/greco/documents/2013/Greco(2013)1_Gen.Act.
Report2012_EN.pdf

• Naciones Unidas - Convención de Naciones Unidas contra la corrupción (2003)


– La normativa:
http://www.unodc.org/pdf/corruption/publications_unodc_convention-s.pdf
– La guía para su aplicación
http://www.unodc.org/documents/treaties/UNCAC/Publications/TechnicalGuide/10-53541_
Ebook_s.pdf

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

– Sección de la ONU sobre el tema


http://www.unodc.org/unodc/en/corruption/index.html

• Transparencia Internacional (TI). Informe anual Anti-Bribery Convention- Progres Report


– Portal: h http://www.transparency.org/
– Informe Anual de TI sobre el Cumplimiento de la Convención OCDE:
http://www.transparency.org/whatwedo/pub/exporting_corruption_country_enforcement_of_
the_oecd_anti_bribery_conventio
– Índices de Precepción de la Corrupción:
http://cpi.transparency.org/cpi2012/
– Índice de Fuentes de Soborno:
http://bpi.transparency.org/bpi2011/
– Barómetro Global sobre la Corrupción:
http://gcb.transparency.org/gcb201011/
http://www.transparencia.org.es/BAROMETRO_GLOBAL/BAROMETRO%20GLOBAL%202010%20
y%20anteriores/INDICES%20BAROMETRO%20GLOBAL%20A%C3%91OS%20ANTERIORES.htm
– Encuesta sobre corrupción y sector privado
http://www.transparency.org/research/bps2011
– Informe Global sobre la Corrupción:
http://www.transparency.org/research/gcr

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Anexo III.
Código iberoamericano de buen gobierno
Preámbulo

Los Gobiernos abajo firmantes, conscientes de la necesidad de acercar a representantes y representa-


dos y de la conveniencia de facilitar la unión de gobierno y ciudadanía en un proyecto mutuamente
compartido de desarrollo y justicia, movidos por el deseo de promover gobiernos sostenidos por la
confianza generalizada y el respeto a las instituciones democráticas, suscribimos este compromiso
con la ciudadanía y los pueblos y nos comprometemos a implantarlo con pleno apego a los valores
que lo sustentan.
El Código se inserta en dos tradiciones diversas aunque complementarias. Por una parte, es un
peldaño más en la búsqueda de una ética universal que sea fruto de un consenso en los principios y
valores básicos de la convivencia global, a saber: el respeto a la soberanía, al derecho internacional, la no
injerencia en los asuntos internos de otros Estados, la tolerancia, la convivencia pacífica, la solidaridad y
la cooperación; en suma, una ética que sea consecuencia de un diálogo de civilizaciones respetuoso de
la pluralidad cultural y social de los diversos pueblos del planeta. Por otra parte, el Código se inserta en
las tendencias universales promotoras de la construcción de códigos deontológicos o de conducta que
guíen el ejercicio correcto de las diversas prácticas profesionales.
Los firmantes creemos que cualquier sociedad razonablemente ordenada y que busque la justicia
como fundamento de su convivencia debe respetar aquellos principios y valores que permiten a todos los
afectados por las normas opinar, debatir, argumentar en condiciones de igualdad sobre las bases cons-
titucionales de la convivencia, para impulsar desde el debate modelos de desarrollo que promuevan la
participación ciudadana, la eliminación de la pobreza y de todo tipo de exclusión. Ello nos lleva a estable-
cer como fundamento de este Código el principio de la dignidad de la persona humana y como valores
esenciales de desarrollo los de la libertad y autonomía del ser humano y su esencial igualdad intrínseca. De
ahí que, para garantizar estas opciones esenciales, sea preciso que un buen gobierno reconozca, respete
y promueva todos los derechos humanos —civiles, políticos, sociales, culturales y económicos—, en su
naturaleza interdependiente y universalidad. Con este Código pretendemos contribuir a dignificar social-
mente el servicio público y permitir a sus integrantes —autoridades y funcionarios— sentir el orgullo de
realizar una labor esencial para su comunidad. En definitiva queremos que la actuación gubernamental
consista en la práctica de la promoción del interés general, y se aleje del reprobable abuso de los recursos
públicos para fines de interés partidista o particular.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

En conclusión, a partir del compromiso adquirido con la ciudadanía y los pueblos, y de nuestro
apoyo a los valores del pluralismo democrático, manifestamos de forma explicita lo siguiente:
Consideramos inaceptable:

1. Un Gobierno que ampare y facilite la corrupción.


2. Un Gobierno que dificulte el escrutinio público sobre u toma de decisiones.
3. Un Gobierno que no tome en cuenta las necesidades de sus ciudadanos.
4. Un Gobierno irresponsable y que no rinda cuentas.

Por todo ello, establecemos las obligaciones y principios que se detallan a continuación.

I. Fundamentos

1. Ámbito de aplicación. Este Código será aplicable a los Presidentes de República, Vicepresidentes,
Presidentes de Gobierno o de Consejo de Ministros, Primeros Ministros, Jefes de gabinete de mi-
nistros, ministros, secretarios de Estado o equivalentes, y, en general, todos los altos cargos del
Poder Ejecutivo tales como viceministros, subsecretarios, directores de entes públicos o directores
generales.
2. Los principios básicos que guiarán la acción del buen gobierno son:

a. El respeto y reconocimiento de la dignidad de la persona humana.


b. La búsqueda permanente del interés general.
c. La aceptación explícita del gobierno del pueblo y la igualdad política de todos los ciudadanos
y los pueblos.
d. El respeto y promoción de las instituciones del Estado de Derecho y la justicia social.

3. Los valores que guiarán la acción del buen gobierno son, especialmente: Objetividad, toleran-
cia, integridad, responsabilidad, credibilidad, imparcialidad, dedicación al servicio, transparencia,
ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia, igualdad de género y protección de la diversidad
étnica y cultural, así como del medio ambiente.
4. Se entiende por buen gobierno aquél que busca y promueve el interés general, la participación
ciudadana, la equidad, la inclusión social y la lucha contra la pobreza, respetando todos los dere-
chos humanos, los valores y procedimientos de la democracia y el Estado de Derecho.

Este Código, a partir de los principios y valores fundamentales reconocidos, se articula en tres tipos de
reglas de conducta, las vinculadas a: la naturaleza democrática del gobierno, a la ética gubernamental y a
la gestión pública.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

II. Reglas vinculadas a la naturaleza democrática del Gobierno

El Poder Ejecutivo:

5. Promoverá, reconocerá y protegerá los derechos humanos y las libertades de los ciudadanos y los
pueblos, evitando toda actuación que pueda producir discriminación por razón de nacimiento,
etnia, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social que atente
contra la dignidad humana.
6. Perseguirá siempre la satisfacción de los intereses generales de los ciudadanos y los pueblos, y
sus decisiones y actuaciones se fundamentarán en consideraciones objetivas orientadas hacia el
interés común, al margen de cualquier otro factor que exprese posiciones personales, familiares,
corporativas, clientelares o cualesquiera otras que puedan colisionar con este principio.
7. Impulsará y garantizará el debate político con transparencia y los mecanismos de información y
participación para el desarrollo de dicho debate.
8. Se someterá a la ley y al Derecho, y promoverá y respetará la independencia e imparcialidad del
Poder Judicial, colaborando activamente en sus actividades investigadoras.
9. Procurará que, en los casos en que corresponda, y en el ámbito de sus competencias, las Cortes
Supremas o Tribunales Constitucionales sean ocupados por juristas de reconocida trayectoria,
honestidad probada e independencia acreditada.
10. Promoverá, en virtud de su iniciativa legislativa, y en el ámbito de sus competencias, normas de
financiamiento político que: garanticen la igualdad entre los participantes en elecciones, resguar-
den la independencia de sus decisiones en los cargos a los que acceden, limiten razonablemente
los gastos de campaña, aseguren la transparencia de ingresos y gastos, sancionen equitativa y efi-
cazmente los incumplimientos y protejan las actividades investigadoras de los órganos de control.
11. Respetará la independencia y asegurará los medios materiales, personales e informativos necesa-
rios para que los tribunales y órganos electorales desempeñen eficaz e imparcialmente su función.
12. Asegurará la imparcialidad y objetividad de las actuaciones públicas y la profesionalidad de los
empleados públicos, combatiendo, entre otras, las prácticas clientelares, nepotistas y patrimonia-
listas.
13. Promoverá la igualdad de derechos, oportunidades y trato entre hombres y mujeres, y removerá
los obstáculos que puedan dificultar la misma.
14. Combatirá la pobreza y la exclusión social y cultural.
15. Propiciará, en el ámbito de su iniciativa legislativa, el reconocimiento de los derechos ancestrales
de los pueblos y comunidades indígenas, y promoverá acciones afirmativas para su logro.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

III. Reglas vinculadas a la ética gubernamental

Los miembros del Poder Ejecutivo:

16. Evitarán el uso abusivo del poder, en especial los privilegios informativos, reguladores y com-
petenciales para perseguir a personas, instituciones o empresas que actúen en el marco de la
legalidad.
17. Se abstendrán de toda actividad privada que pueda constituir un conflicto de intereses con su
cargo público, entendiéndose que existe conflicto cuando los altos cargos intervienen en las
decisiones relacionadas con asuntos en los que real o aparentemente, de acuerdo a criterios
razonables, confluyan a la vez, o puedan confluir en el futuro, intereses de su puesto público
e intereses privados propios, de familiares directos, o intereses compartidos con terceras per-
sonas.
18. Se someterán a las condiciones y exigencias previstas para el resto de los ciudadanos en las ope-
raciones financieras, obligaciones patrimoniales o negocios jurídicos que realicen, sin propiciar ni
admitir favoritismos.
19. No aceptarán ningún trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja injustificada,
por parte de personas físicas o jurídicas.
20. Rechazarán cualquier regalo, favor o servicio, personal o familiar, en condiciones ventajosas que,
más allá de los usos habituales, sociales y de cortesía, puedan condicionar el desempeño de sus
funciones.
21. No influirán en la agilización o resolución de trámite o procedimiento administrativo sin justa
causa y, en ningún caso, cuando ello comporte un privilegio en beneficio de los titulares de
esos cargos o su entorno familiar y social o cuando suponga un menoscabo de los intereses
de terceros, e impedirán el tráfico de influencias.
22. Se responsabilizarán políticamente en todo momento por las decisiones y actuaciones propias
y de los organismos que dirigen, sin perjuicio de otras que fueran exigibles legalmente; y
asumirán las responsabilidades ante los superiores y no las derivarán hacia los subordinados
sin causa objetiva.
23. Ejercerán sus competencias de acuerdo a los principios de buena fe y dedicación al servicio público,
absteniéndose no solo de conductas contrarias a los mismos, sino también de cualesquiera otras
que comprometan la neutralidad en el ejercicio de los servicios públicos que tuvieran encomen-
dados.
24. Evitarán todo uso indebido de la información que conozcan por razón del cargo.
25. Se comprometerán a que el desempeño de cargos en órganos ejecutivos de dirección de parti-
dos políticos, o en asociaciones y fundaciones, en ningún caso menoscabará o comprometerá el
ejercicio eficaz e imparcial de sus funciones.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

IV. Reglas vinculadas a la gestión pública

Los miembros del Poder Ejecutivo:

26. Actuarán de acuerdo con los principios de legalidad, eficacia, celeridad, equidad y eficiencia y vigi-
larán siempre la consecución del interés general y el cumplimiento de los objetivos del Estado.
27. Garantizarán que la gestión pública tenga un enfoque centrado en el ciudadano, en el que la
tarea esencial sea mejorar continuamente la calidad de la información, la atención y los servicios
prestados.
28. Garantizarán el ejercicio del derecho de los ciudadanos y de los pueblos a la información sobre
el funcionamiento de los servicios públicos que tengan encomendados, con las especificaciones
que establezcan las leyes.
29. Serán accesibles, en el desempeño de sus cargos, a la ciudadanía y a los pueblos, y atenderán
eficazmente y contestarán oportuna y fundadamente a todos los escritos, solicitudes y recla-
maciones que aquellos realicen.
30. Procurarán, en el ejercicio de sus funciones, que su desempeño sea una efectiva referencia de
ejemplaridad en la actuación de los empleados públicos. Esta ejemplaridad habrá de predicarse,
igualmente, para el cumplimiento de las obligaciones que, como ciudadanos, les exigen las leyes.
31. Administrarán los recursos materiales y financieros del Estado con austeridad, evitando cualquier
tipo de uso impropio.
32. Protegerán el patrimonio cultural y el medio ambiente en el marco de sus competencias.
33. Garantizarán la integridad, conservación y permanencia de los documentos y archivos oficiales,
con el objeto de mantener la información esencial para el Estado y transmitirla a los posteriores
responsables.
34. Promoverán la creación, la mejora de la calidad y el uso compartido de estadísticas, bases de
datos, portales de gobierno en línea y, en general, todo aquello que facilite la labor interna
de sus empleados y el mejor acceso de la ciudadanía a la información y los servicios públicos.
35. Fomentarán la participación de los ciudadanos y los pueblos en la formulación, implantación y
evaluación de las políticas públicas, en condiciones de igualdad y razonabilidad.
36. Promoverán la evaluación permanente de sus políticas y programas para asegurar el rendi-
miento y la eficacia. También propiciarán una regulación que considere los impactos de las
normas y la rendición de cuentas de acuerdo con la normativa de cada país.
37. Promoverán y garantizarán políticas y programas de carrera, capacitación y formación que con-
tribuyan a la profesionalización de la administración pública.
38. Darán un trato adecuado, digno y respetuoso a los funcionarios y empleados públicos, involu-
crándoles en la definición y logro de los objetivos y resultados de la organización.
39. Promoverán una administración receptiva y accesible, y la utilización de un lenguaje adminis-
trativo claro y comprensible para todas las personas y los pueblos.
40. Garantizarán la protección de los datos personales, y la adecuada clasificación, registro y archivo
de los documentos oficiales, reconociendo, además, el derecho de cada ciudadano a conocer y
actualizar los datos personales que obren en poder del Estado.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

V. Cumplimiento del Código

41. Los Gobiernos firmantes determinarán autónomamente la forma de incorporación a su práctica


y derecho interno del contenido del presente Código.
42. Los Gobiernos firmantes se comprometen a efectuar un seguimiento permanente sobre el cum-
plimiento del Código para asegurar su eficacia; Por su parte, el Poder Ejecutivo desarrollará las
actividades necesarias para promoverlo.

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Anexo IV.
Código penal español
1. Responsabilidad penal por “actuar en nombre de otros”

Artículo 31.
1. El que actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque no concurran en él las
condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura de delito o falta requiera para poder
ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o
representación obre.

2. Responsabilidad penal de las personas jurídicas

Artículo 31 bis.
1. En los supuestos previstos en este Código, las personas jurídicas serán penalmente responsables de
los delitos cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, y en su provecho, por sus representantes
legales y administradores de hecho o de derecho.
En los mismos supuestos, las personas jurídicas serán también penalmente responsables de los
delitos cometidos, en el ejercicio de actividades sociales y por cuenta y en provecho de las mismas, por
quienes, estando sometidos a la autoridad de las personas físicas mencionadas en el párrafo anterior, han
podido realizar los hechos por no haberse ejercido sobre ellos el debido control atendidas las concretas
circunstancias del caso.

2. La responsabilidad penal de las personas jurídicas será exigible siempre que se constate la comi-
sión de un delito que haya tenido que cometerse por quien ostente los cargos o funciones aludidas
en el apartado anterior, aun cuando la concreta persona física responsable no haya sido individua-
lizada o no haya sido posible dirigir el procedimiento contra ella. Cuando como consecuencia de
los mismos hechos se impusiere a ambas la pena de multa, los jueces o tribunales modularán las
respectivas cuantías, de modo que la suma resultante no sea desproporcionada en relación con la
gravedad de aquellos.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

3. La concurrencia, en las personas que materialmente hayan realizado los hechos o en las que los
hubiesen hecho posibles por no haber ejercido el debido control, de circunstancias que afecten a
la culpabilidad del acusado o agraven su responsabilidad, o el hecho de que dichas personas hayan
fallecido o se hubieren sustraído a la acción de la justicia, no excluirá ni modificará la responsabilidad
penal de las personas jurídicas, sin perjuicio de lo que se dispone en el apartado siguiente.

4. Solo podrán considerarse circunstancias atenuantes de la responsabilidad penal de las personas jurí-
dicas haber realizado, con posterioridad a la comisión del delito y a través de sus representantes legales,
las siguientes actividades:

a) Haber procedido, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra ella, a confesar la
infracción a las autoridades.
b Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas, en cualquier momento del
proceso, que fueran nuevas y decisivas para esclarecer las responsabilidades penales dimanantes
de los hechos.
c) Haber procedido en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad al juicio oral a reparar
o disminuir el daño causado por el delito.
d) Haber establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y descubrir los
delitos que en el futuro pudieran cometerse con los medios o bajo la cobertura de la persona jurídica.

5. Las disposiciones relativas a la responsabilidad penal de las personas jurídicas no serán aplicables al
Estado, a las Administraciones Públicas territoriales e institucionales, a los Organismos Reguladores, las
Agencias y Entidades Públicas Empresariales, a las organizaciones internacionales de derecho público,
ni a aquellas otras que ejerzan potestades públicas de soberanía, administrativas o cuando se trate de
Sociedades mercantiles Estatales que ejecuten políticas públicas o presten servicios de interés econó-
mico general.
En estos supuestos, los órganos jurisdiccionales podrán efectuar declaración de responsabilidad
penal en el caso de que aprecien que se trata de una forma jurídica creada por sus promotores, funda-
dores, administradores o representantes con el propósito de eludir una eventual responsabilidad penal.

3. Delitos contra la Administración Pública

TÍTULO XIX. DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Capítulo I. De la prevaricación de los funcionarios públicos y otros comportamientos injustos

Artículo 404.
A la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbi-
traria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo
o cargo público por tiempo de siete a diez años.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Artículo 405.
A la autoridad o funcionario público que, en el ejercicio de su competencia y a sabiendas de su ilegalidad,
propusiere, nombrare o diere posesión para el ejercicio de un determinado cargo público a cualquier
persona sin que concurran los requisitos legalmente establecidos para ello, se le castigará con las penas
de multa de tres a ocho meses y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a
dos años.

Artículo 406.
La misma pena de multa se impondrá a la persona que acepte la propuesta, nombramiento o toma
de posesión mencionada en el artículo anterior, sabiendo que carece de los requisitos legalmente
exigibles.

Capítulo II. Del abandono de destino y de la omisión del deber de perseguir delitos.

Artículo 407.
1. A la autoridad o funcionario público que abandonare su destino con el propósito de no impedir o
no perseguir cualquiera de los delitos comprendidos en los Títulos XXI, XXII, XXIII y XXIV se le castigará
con la pena de prisión de uno a cuatro años e inhabilitación absoluta para empleo o cargo público
por tiempo de seis a diez años. Si hubiera realizado el abandono para no impedir o no perseguir
cualquier otro delito, se le impondrá la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público
por tiempo de uno a tres años.

2. Las mismas penas se impondrán, respectivamente, cuando el abandono tenga por objeto no ejecutar
las penas correspondientes a estos delitos impuestas por la autoridad judicial competente.

Artículo 408.
La autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de pro-
mover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables, incurrirá en la pena de
inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años.

Artículo 409.
A las autoridades o funcionarios públicos que promovieren, dirigieren u organizaren el abandono colec-
tivo y manifiestamente ilegal de un servicio público, se les castigará con la pena de multa de ocho a doce
meses y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años.

Las autoridades o funcionarios públicos que meramente tomaren parte en el abandono colectivo o
manifiestamente ilegal de un servicio público esencial y con grave perjuicio de éste o de la comunidad,
serán castigados con la pena de multa de ocho a doce meses.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

Capítulo III. De la desobediencia y denegación de auxilio

Artículo 410.
1. Las autoridades o funcionarios públicos que se negaren abiertamente a dar el debido cumplimiento a
resoluciones judiciales, decisiones u órdenes de la autoridad superior, dictadas dentro del ámbito de su
respectiva competencia y revestidas de las formalidades legales, incurrirán en la pena de multa de tres a
doce meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años.

2. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, no incurrirán en responsabilidad criminal las autori-


dades o funcionarios por no dar cumplimiento a un mandato que constituya una infracción manifiesta,
clara y terminante de un precepto de Ley o de cualquier otra disposición general.

Artículo 411.
La autoridad o funcionario público que, habiendo suspendido, por cualquier motivo que no sea el ex-
presado en el apartado segundo del artículo anterior, la ejecución de las órdenes de sus superiores, las
desobedeciere después de que aquéllos hubieren desaprobado la suspensión, incurrirá en las penas de
multa de doce a veinticuatro meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo
de uno a tres años.

Artículo 412.
1. El funcionario público que, requerido por autoridad competente, no prestare el auxilio debido para la
Administración de Justicia u otro servicio público, incurrirá en las penas de multa de tres a doce meses,
y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años.

2. Si el requerido fuera autoridad, jefe o responsable de una fuerza pública o un agente de la autoridad,
se impondrán las penas de multa de doce a dieciocho meses y suspensión de empleo o cargo público
por tiempo de dos a tres años.

3. La autoridad o funcionario público que, requerido por un particular a prestar algún auxilio a que venga
obligado por razón de su cargo para evitar un delito contra la vida de las personas, se abstuviera de
prestarlo, será castigado con la pena de multa de dieciocho a veinticuatro meses e inhabilitación especial
para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años.
Si se tratase de un delito contra la integridad, libertad sexual, salud o libertad de las personas, será
castigado con la pena de multa de doce a dieciocho meses y suspensión de empleo o cargo público de
uno a tres años.
En el caso de que tal requerimiento lo fuera para evitar cualquier otro delito u otro mal, se castigará
con la pena de multa de tres a doce meses y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis
meses a dos años.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Capítulo IV. De la infidelidad en la custodia de documentos y de la violación de secretos

Artículo 413.
La autoridad o funcionario público que, a sabiendas, sustrajere, destruyere, inutilizare u ocultare, total
o parcialmente, documentos cuya custodia le esté encomendada por razón de su cargo, incurrirá en las
penas de prisión de uno a cuatro años, multa de siete a veinticuatro meses, e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años.

Artículo 414.
1. A la autoridad o funcionario público que, por razón de su cargo, tenga encomendada la custodia de
documentos respecto de los que la autoridad competente haya restringido el acceso, y que a sabiendas
destruya o inutilice los medios puestos para impedir ese acceso o consienta su destrucción o inutilización,
incurrirá en la pena de prisión de seis meses a un año o multa de seis a veinticuatro meses y, en cualquier
caso, inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años.

2. El particular que destruyere o inutilizare los medios a que se refiere el apartado anterior, será castigado
con la pena de multa de seis a dieciocho meses.

Artículo 415.
La autoridad o funcionario público no comprendido en el artículo anterior que, a sabiendas y sin la de-
bida autorización, accediere o permitiere acceder a documentos secretos cuya custodia le esté confiada
por razón de su cargo, incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses, e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años.

Artículo 416.
Serán castigados con las penas de prisión o multa inmediatamente inferiores a las respectivamente seña-
ladas en los tres artículos anteriores los particulares encargados accidentalmente del despacho o custodia
de documentos, por comisión del Gobierno o de las autoridades o funcionarios públicos a quienes hayan
sido confiados por razón de su cargo, que incurran en las conductas descritas en los mismos.

Artículo 417.
1. La autoridad o funcionario público que revelare secretos o informaciones de los que tenga conoci-
miento por razón de su oficio o cargo y que no deban ser divulgados, incurrirá en la pena de multa de
doce a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres
años.
Si de la revelación a que se refiere el párrafo anterior resultara grave daño para la causa pública o para
tercero, la pena será de prisión de uno a tres años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público
por tiempo de tres a cinco años.
Si se tratara de secretos de un particular, las penas serán las de prisión de dos a cuatro años, multa
de doce a dieciocho meses, y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años.

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Silvina Bacigalupo y Jesús Lizcano

Artículo 418.
El particular que aprovechare para sí o para un tercero el secreto o la información privilegiada que ob-
tuviere de un funcionario público o autoridad, será castigado con multa del tanto al triplo del beneficio
obtenido o facilitado. Si resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión
de uno a seis años.

Capítulo V. Del cohecho

Artículo 419.
La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, recibiere o solicitare, por
sí o por persona interpuesta, dádiva, favor o retribución de cualquier clase o aceptare ofrecimiento o
promesa para realizar en el ejercicio de su cargo un acto contrario a los deberes inherentes al mismo
o para no realizar o retrasar injustificadamente el que debiera practicar, incurrirá en la pena de prisión
de tres a seis años, multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o cargo
público por tiempo de siete a doce años, sin perjuicio de la pena correspondiente al acto realizado,
omitido o retrasado en razón de la retribución o promesa, si fuera constitutivo de delito.

Artículo 420.
La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, recibiere o solicitare, por sí o
por persona interpuesta, dádiva, favor o retribución de cualquier clase o aceptare ofrecimiento o promesa
para realizar un acto propio de su cargo, incurrirá en la pena de prisión de dos a cuatro años, multa de doce
a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a siete años.

Artículo 421.
Las penas señaladas en los artículos precedentes se impondrán también cuando la dádiva, favor o re-
tribución se recibiere o solicitare por la autoridad o funcionario público, en sus respectivos casos, como
recompensa por la conducta descrita en dichos artículos.

Artículo 422.
La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, admitiera, por sí o por per-
sona interpuesta, dádiva o regalo que le fueren ofrecidos en consideración a su cargo o función, incurrirá
en la pena de prisión de seis meses a un año y suspensión de empleo y cargo público de uno a tres años.

Artículo 423.
Lo dispuesto en los artículos precedentes será igualmente aplicable a los jurados, árbitros, peritos, ad-
ministradores o interventores designados judicialmente, o a cualesquiera personas que participen en el
ejercicio de la función pública.

Artículo 424.
1. El particular que ofreciere o entregare dádiva o retribución de cualquier otra clase a una autoridad,
funcionario público o persona que participe en el ejercicio de la función pública para que realice un

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acto contrario a los deberes inherentes a su cargo o un acto propio de su cargo, para que no realice
o retrase el que debiera practicar, o en consideración a su cargo o función, será castigado en sus
respectivos casos, con las mismas penas de prisión y multa que la autoridad, funcionario o persona
corrompida.

2. Cuando un particular entregare la dádiva o retribución atendiendo la solicitud de la autoridad, funcio-


nario público o persona que participe en el ejercicio de la función pública, se le impondrán las mismas
penas de prisión y multa que a ellos les correspondan.

3. Si la actuación conseguida o pretendida de la autoridad o funcionario tuviere relación con un proce-


dimiento de contratación, de subvenciones o de subastas convocados por las Administraciones o entes
públicos, se impondrá al particular y, en su caso, a la sociedad, asociación u organización a que representare
la pena de inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con entes, organis-
mos o entidades que formen parte del sector público y para gozar de beneficios o incentivos fiscales y de
la Seguridad Social por un tiempo de tres a siete años.

Artículo 425.
Cuando el soborno mediare en causa criminal a favor del reo por parte de su cónyuge u otra persona
a la que se halle ligado de forma estable por análoga relación de afectividad, o de algún ascendiente,
descendiente o hermano por naturaleza, por adopción o afines en los mismos grados, se impondrá al
sobornador la pena de prisión de seis meses a un año.

Artículo 426.
Quedará exento de pena por el delito de cohecho el particular que, habiendo accedido ocasionalmente
a la solicitud de dádiva u otra retribución realizada por autoridad o funcionario público, denunciare el
hecho a la autoridad que tenga el deber de proceder a su averiguación antes de la apertura del procedi-
miento, siempre que no haya transcurrido más de dos meses desde la fecha de los hechos.

Artículo 427.
1. Lo dispuesto en los artículos precedentes será también aplicable cuando los hechos sean imputados
o afecten a los funcionarios de la Unión Europea o a los funcionarios nacionales de otro Estado miembro
de la Unión. A estos efectos se entenderá que es funcionario de la Unión Europea:

1. toda persona que tenga la condición de funcionario o de agente contratado en el sentido del Esta-
tuto de los funcionarios de las Comunidades Europeas o del Régimen aplicable a otros agentes de
la Unión Europea;
2. toda persona puesta a disposición de la Unión Europea por los Estados miembros o por cualquier
organismo público o privado que ejerza en ellas funciones equivalentes a las que ejercen los
funcionarios u otros agentes de la Unión Europea;
3. los miembros de organismos creados de conformidad con los Tratados constitutivos de las Comuni-
dades Europeas, así como el personal de dichos organismos, en la medida en que el Estatuto de los

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funcionarios de las Comunidades Europeas o el Régimen aplicable a otros agentes de la Unión


Europea no les sea aplicable.
4. Asimismo, se entenderá por funcionario nacional de otro Estado miembro de la Unión el que
tenga esta condición a los fines de la aplicación del Derecho penal de dicho Estado miembro.

2. Cuando de acuerdo con lo establecido en el artículo 31 bis una persona jurídica sea responsable de
los delitos recogidos en este Capítulo, se le impondrán las siguientes penas:

a) Multa de dos a cinco años, o del triple al quíntuple del beneficio obtenido cuando la cantidad
resultante fuese más elevada, si el delito cometido por la persona física tiene prevista una pena
de prisión de más de cinco años.
b) Multa de uno a tres años, o del doble al cuádruple del beneficio obtenido cuando la cantidad
resultante fuese más elevada, si el delito cometido por la persona física tiene prevista una pena
de más de dos años de privación de libertad no incluida en el anterior inciso.
c) Multa de seis meses a dos años, o del doble al triple del beneficio obtenido si la cantidad resultante
fuese más elevada, en el resto de los casos.

Atendidas las reglas establecidas en el artículo 66 bis, los jueces y tribunales podrán asimismo imponer
las penas recogidas en las letras b) a g) del apartado 7 del artículo 33.

Capítulo VI. Del tráfico de influencias

Artículo 428.
El funcionario público o autoridad que influyere en otro funcionario público o autoridad preva-
liéndose del ejercicio de las facultades de su cargo o de cualquier otra situación derivada de su relación
personal o jerárquica con éste o con otro funcionario o autoridad para conseguir una resolución que le
pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero, incurrirá en las
penas de prisión de seis meses a dos años, multa del tanto al duplo del beneficio perseguido u obtenido
e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años. Si obtuviere el bene-
ficio perseguido, estas penas se impondrán en su mitad superior.

Artículo 429.
El particular que influyere en un funcionario público o autoridad prevaliéndose de cualquier situación
derivada de su relación personal con éste o con otro funcionario público o autoridad para conseguir
una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para
un tercero, será castigado con las penas de prisión de seis meses a dos años y multa del tanto al duplo
del beneficio perseguido u obtenido. Si obtuviere el beneficio perseguido, estas penas se impondrán
en su mitad superior.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Artículo 430.
Los que, ofreciéndose a realizar las conductas descritas en los artículos anteriores, solicitaren de ter-
ceros dádivas, presentes o cualquier otra remuneración, o aceptaren ofrecimiento o promesa, serán
castigados con la pena de prisión de seis meses a un año.
Cuando de acuerdo con lo establecido en el artículo 31 bis de este Código una persona jurídica sea
responsable de los delitos recogidos en este Capítulo, se le impondrá la pena de multa de seis meses a
dos años.
Atendidas las reglas establecidas en el artículo 66 bis, los jueces y tribunales podrán asimismo
imponer las penas recogidas en las letras b) a g) del apartado 7 del artículo 33.

Artículo 431.
En todos los casos previstos en este Capítulo y en el anterior, las dádivas, presentes o regalos caerán en
decomiso.

Capítulo VII. De la malversación

Artículo 432.
1. La autoridad o funcionario público que, con ánimo de lucro, sustrajere o consintiere que un tercero, con
igual ánimo, sustraiga los caudales o efectos públicos que tenga a su cargo por razón de sus funciones,
incurrirá en la pena de prisión de tres a seis años e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a diez años.

2. Se impondrá la pena de prisión de cuatro a ocho años y la de inhabilitación absoluta por tiempo de
diez a veinte años si la malversación revistiera especial gravedad atendiendo al valor de las cantidades
sustraídas y al daño o entorpecimiento producido al servicio público. Las mismas penas se aplicarán si
las cosas malversadas hubieran sido declaradas de valor histórico o artístico, o si se tratara de efectos
destinados a aliviar alguna calamidad pública.

3. Cuando la sustracción no alcance la cantidad de 4.000 euros, se impondrán las penas de multa superior
a dos y hasta cuatro meses, prisión de seis meses a tres años y suspensión de empleo o cargo público
por tiempo de hasta tres años.

Artículo 433.
La autoridad o funcionario público que destinare a usos ajenos a la función pública los caudales o efectos
puestos a su cargo por razón de sus funciones, incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses, y suspensión
de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a tres años.
Si el culpable no reintegrara el importe de lo distraído dentro de los diez días siguientes al de la
incoación del proceso, se le impondrán las penas del artículo anterior.

Artículo 433 bis.


1. La autoridad o funcionario público que, de forma idónea para causar un perjuicio económico a la
entidad pública de la que dependa, y fuera de los supuestos previstos en el artículo 390, falseare su

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contabilidad, los documentos que deban reflejar su situación económica o la información contenida
en los mismos, será castigado con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por
tiempo de uno a diez años y multa de doce a veinticuatro meses.

2. Con las mismas penas se castigará a la autoridad o funcionario público, que de forma idónea para
causar un perjuicio económico a la entidad pública de la que dependa, facilite a terceros información
mendaz relativa a la situación económica de la misma o alguno de los documentos o informaciones
a que se refiere el apartado anterior.

3. Si se llegare a causar el perjuicio económico a la entidad, se impondrán las penas de prisión de uno a
cuatro años, inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a diez años y multa
de doce a veinticuatro meses.

Artículo 434.
La autoridad o funcionario público que, con ánimo de lucro propio o ajeno y con grave perjuicio para
la causa pública, diere una aplicación privada a bienes muebles o inmuebles pertenecientes a cualquier
Administración o Entidad estatal, autonómica o local u Organismos dependientes de alguna de ellas,
incurrirá en las penas de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para empleo o cargo público
por tiempo de tres a seis años.

Artículo 435.
Las disposiciones de este Capítulo son extensivas:

1. A los que se hallen encargados por cualquier concepto de fondos, rentas o efectos de las Adminis-
traciones públicas.
2. A los particulares legalmente designados como depositarios de caudales o efectos públicos.
3. A los administradores o depositarios de dinero o bienes embargados, secuestrados o depositados
por autoridad pública, aunque pertenezcan a particulares.

Capítulo VIII. De los fraudes y exacciones ilegales

Artículo 436.
La autoridad o funcionario público que, interviniendo por razón de su cargo en cualesquiera de los actos
de las modalidades de contratación pública o en liquidaciones de efectos o haberes públicos, se concer-
tara con los interesados o usase de cualquier otro artificio para defraudar a cualquier ente público, incu-
rrirá en las penas de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para empleo o cargo público por
tiempo de seis a diez años. Al particular que se haya concertado con la autoridad o funcionario público
se le impondrá la misma pena de prisión que a éstos, así como la de inhabilitación para obtener subven-
ciones y ayudas públicas, para contratar con entes, organismos o entidades que formen parte del sector
público y para gozar de beneficios o incentivos fiscales y de la Seguridad Social por un tiempo de dos a
cinco años.

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción

Artículo 437.
La autoridad o funcionario público que exigiere, directa o indirectamente, derechos, tarifas por aran-
celes o minutas que no sean debidos o en cuantía mayor a la legalmente señalada, será castigado, sin
perjuicio de los reintegros a que viniere obligado, con las penas de multa de seis a veinticuatro meses y
de suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a cuatro años.

Artículo 438.
La autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo, cometiere algún delito de estafa o apro-
piación indebida, incurrirá en las penas respectivamente señaladas a éstos, en su mitad superior, e inha-
bilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a seis años.

Capítulo IX. De las negociaciones y actividades prohibidas a los funcionarios públicos


y de los abusos en el ejercicio de su función

Artículo 439.
La autoridad o funcionario público que, debiendo intervenir por razón de su cargo en cualquier clase de
contrato, asunto, operación o actividad, se aproveche de tal circunstancia para forzar o facilitarse cualquier
forma de participación, directa o por persona interpuesta, en tales negocios o actuaciones, incurrirá en la
pena de prisión de seis meses a dos años, multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por tiempo de uno a cuatro años.

Artículo 440.
Los peritos, árbitros y contadores partidores que se condujeren del modo previsto en el artículo ante-
rior, respecto de los bienes o cosas en cuya tasación, partición o adjudicación hubieran intervenido,
y los tutores, curadores o albaceas respecto de los pertenecientes a sus pupilos o testamentarías,
serán castigados con la pena de multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para
empleo o cargo público, profesión u oficio, guarda, tutela o curatela, según los casos, por tiempo de
tres a seis años.

Artículo 441.
La autoridad o funcionario público que, fuera de los casos admitidos en las Leyes o Reglamentos,
realizare, por sí o por persona interpuesta, una actividad profesional o de asesoramiento permanente
o accidental, bajo la dependencia o al servicio de entidades privadas o de particulares, en asunto en
que deba intervenir o haya intervenido por razón de su cargo, o en los que se tramiten, informen o
resuelvan en la oficina o centro directivo en que estuviere destinado o del que dependa, incurrirá
en las penas de multa de seis a doce meses, y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de
uno a tres años.

Artículo 442.
La autoridad o funcionario público que haga uso de un secreto del que tenga conocimiento por razón de
su oficio o cargo, o de una información privilegiada, con ánimo de obtener un beneficio económico para

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sí o para un tercero, incurrirá en las penas de multa del tanto al triplo del beneficio perseguido, obtenido
o facilitado e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a cuatro años. Si
obtuviere el beneficio perseguido se impondrán las penas en su mitad superior.
Si resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a seis
años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a diez años. A los efectos
de este artículo, se entiende por información privilegiada toda información de carácter concreto que se
tenga exclusivamente por razón del oficio o cargo público y que no haya sido notificada, publicada o
divulgada.

Artículo 443.
1. Será castigado con la pena de prisión de uno a dos años e inhabilitación absoluta por tiempo de
seis a 12 años, la autoridad o funcionario público que solicitare sexualmente a una persona que, para
sí misma o para su cónyuge u otra persona con la que se halle ligado de forma estable por análoga
relación de afectividad, ascendiente, descendiente, hermano, por naturaleza, por adopción, o afín en
los mismos grados, tenga pretensiones pendientes de la resolución de aquel o acerca de las cuales
deba evacuar informe o elevar consulta a su superior.

2. El funcionario de Instituciones Penitenciarias o de centros de protección o corrección de menores que


solicitara sexualmente a una persona sujeta a su guarda será castigado con la pena de prisión de uno a
cuatro años e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a 12 años.

3. En las mismas penas incurrirán cuando la persona solicitada fuera ascendiente, descendiente, hermano,
por naturaleza, por adopción, o afines en los mismos grados de persona que tuviere bajo su guarda.
Incurrirá, asimismo, en estas penas cuando la persona solicitada sea cónyuge de persona que tenga bajo
su guarda o se halle ligada a ésta de forma estable por análoga relación de afectividad.

Artículo 444.
Las penas previstas en el artículo anterior se impondrán sin perjuicio de las que correspondan por los
delitos contra la libertad sexual efectivamente cometidos.

Capítulo X. De los delitos de corrupción en las transacciones comerciales internacionales

Artículo 445.
1. Los que mediante el ofrecimiento, promesa o concesión de cualquier beneficio indebido, pecuniario
o de otra clase, corrompieren o intentaren corromper, por sí o por persona interpuesta, a los funciona-
rios públicos extranjeros o de organizaciones internacionales, en beneficio de estos o de un tercero, o
atendieran sus solicitudes al respecto, con el fin de que actúen o se abstengan de actuar en relación con
el ejercicio de funciones públicas para conseguir o conservar un contrato u otro beneficio irregular en
la realización de actividades económicas internacionales, serán castigados con las penas de prisión de
dos a seis años y multa de doce a veinticuatro meses, salvo que el beneficio obtenido fuese superior a
la cantidad resultante, en cuyo caso la multa será del tanto al duplo del montante de dicho beneficio.

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Además de las penas señaladas, se impondrá al responsable la pena de prohibición de contra-


tar con el sector público, así como la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas
públicas y del derecho a gozar de beneficios o incentivos fiscales y de la Seguridad Social, y la
prohibición de intervenir en transacciones comerciales de trascendencia pública por un periodo
de siete a doce años.
Las penas previstas en los párrafos anteriores se impondrán en su mitad superior si el ob-
jeto del negocio versara sobre bienes o servicios humanitarios o cualesquiera otros de primera
necesidad.

2. Cuando de acuerdo con lo establecido en el artículo 31 bis de este Código una persona jurídica
sea responsable de este delito, se le impondrá la pena de multa de dos a cinco años, o la del triple al
quíntuple del beneficio obtenido si la cantidad resultante fuese más elevada.
Atendidas las reglas establecidas en el art. 66 bis, los jueces y tribunales podrán asimismo impo-
ner las penas recogidas en las letras b) a g) del apartado 7 del artículo 33.

3. A los efectos de este artículo se entiende por funcionario público extranjero:

a) Cualquier persona que ostente un cargo legislativo, administrativo o judicial de un país extranjero,
tanto por nombramiento como por elección.
b) Cualquier persona que ejerza una función pública para un país extranjero, incluido un organismo
público o una empresa pública.
c) Cualquier funcionario o agente de una organización internacional pública.

4. Penas aplicables a las personas jurídicas

TÍTULO III. DE LAS PENAS

Capítulo I. De las penas, sus clases y efectos

Sección I. De las penas y sus clases

Artículo 32.
Las penas que pueden imponerse con arreglo a este Código, bien con carácter principal bien como
accesorias, son privativas de libertad, privativas de otros derechos y multa.

Artículo 33.
1. En función de su naturaleza y duración, las penas se clasifican en graves, menos graves y leves.
(…)
7. Las penas aplicables a las personas jurídicas, que tienen todas la consideración de graves, son las si-
guientes:

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a) Multa por cuotas o proporcional.


b) Disolución de la persona jurídica. La disolución producirá la pérdida definitiva de su personalidad
jurídica, así como la de su capacidad de actuar de cualquier modo en el tráfico jurídico, o llevar a
cabo cualquier clase de actividad, aunque sea lícita.
c) Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá exceder de cinco años.
d) Clausura de sus locales y establecimientos por un plazo que no podrá exceder de cinco años.
e) Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o
encubierto el delito. Esta prohibición podrá ser temporal o definitiva. Si fuere temporal, el plazo no
podrá exceder de quince años.
f) Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con el sector público y
para gozar de beneficios e incentivos fiscales o de la Seguridad Social, por un plazo que no podrá
exceder de quince años.
g) Intervención judicial para salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores por
el tiempo que se estime necesario, que no podrá exceder de cinco años.

La intervención podrá afectar a la totalidad de la organización o limitarse a alguna de sus instalaciones,


secciones o unidades de negocio. El Juez o Tribunal, en la sentencia o, posteriormente, mediante auto,
determinará exactamente el contenido de la intervención y determinará quién se hará cargo de la inter-
vención y en qué plazos deberá realizar informes de seguimiento para el órgano judicial. La intervención
se podrá modificar o suspender en todo momento previo informe del interventor y del Ministerio Fiscal. El
interventor tendrá derecho a acceder a todas las instalaciones y locales de la empresa o persona jurídica y
a recibir cuanta información estime necesaria para el ejercicio de sus funciones. Reglamentariamente se
determinarán los aspectos relacionados con el ejercicio de la función de interventor, como la retribución
o la cualificación necesaria.
La clausura temporal de los locales o establecimientos, la suspensión de las actividades sociales
y la intervención judicial podrán ser acordadas también por el Juez Instructor como medida cautelar
durante la instrucción de la causa..

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Responsabilidad penal y administrativa de las personas jurídicas en delitos relacionados con la corrupción
EUROsociAL es un programa de cooperación Los estudios sobre los niveles de transparencia para la prevención de la corrupción Silvina Bacigalupo Saggese. Catedrática de
regional de la Unión Europea con América La- realizados hasta la fecha se han focalizado, fundamentalmente, en el análisis del Responsabilidad penal Derecho Penal de la Universidad Autónoma
tina para la promoción de la cohesión social, sector público como origen principal de la problemática, entendiendo que las con- de Madrid (UAM), desarrolla su actividad in-
mediante el apoyo a políticas públicas nacio- ductas más relevantes afectaban a la corrupción definida como utilización del cargo y administrativa de las personas vestigadora en las siguientes áreas: Derecho
nales, y el fortalecimiento de las instituciones público en interés propio del funcionario. penal económico y de la empresa, política cri-
que las llevan a cabo. EUROsociAL pretende jurídicas en delitos relacionados minal transnacional y criminalidad organizada.
promover un diálogo euro-latinoamericano No obstante, la legislación internacional ha establecido en los últimos años nuevas Es miembro del Comité Ejecutivo de Transpa-
de políticas públicas en torno a la cohesión normas que también imponen obligaciones a los agentes privados, puesto que la con la corrupción rencia Internacional España (TI-España); del
social. Su objetivo es contribuir a procesos de corrupción afecta asimismo a conductas entre particulares que lesionan en mayor Consejo académico de la Fundación Argentina
reforma e implementación en diez áreas clave o menor medida la competencia leal y, con ello, perjudican de forma directa al mer- para el Estudio y Análisis de la prevención del la-
de políticas, en ciertas temáticas, seleccionadas cado, a la formación de precios y a los consumidores. Silvina Bacigalupo vado de activos (FAPLA) y de la Fundación para
por su potencial impacto sobre la cohesión so- la Investigación sobre el Derecho y la Empresa
cial. El instrumento del que se dota es el de la Entre los países que ofrecen los modelos legislativos más avanzados y con mejores Jesús Lizcano (FIDE, España). Autora de diez libros, varios li-
cooperación institucional o aprendizaje entre prácticas sobre esta materia, creemos conveniente centrar este estudio de Derecho bros colectivos, y más de un centenar de artí-
pares: el intercambio de experiencias y la ase- comparado en las legislaciones de Alemania, España, Italia y Francia, entre los países culos, en publicaciones tanto nacionales como
soría técnica entre instituciones públicas de europeos, y en el caso de Chile, en América Latina, sin perjuicio de referencias a otras internacionales, participa en diversos Consejos
Europa y de América Latina. legislaciones latinoamericanas que igualmente pueden resultar esclarecedoras. académicos y de redacción de revistas científi-
cas (nacionales y extranjeras), así como de claus-
Colección Estudios nº 1 tros académicos de programas de postgrado.

Serie Análisis Jesús Lizcano Álvarez. Catedrático de Eco-


Área Institucionalidad Democrática nomía Financiera y Contabilidad de la Uni-
versidad Autónoma de Madrid. Miembro
fundador y actual presidente de Transparencia
Internacional-España. Es director de dos revis-
tas, una de divulgación científica, “Encuentros
Multidisciplinares”, y la otra, internacional y de
un carácter más técnico, la “Revista Iberoame-
ricana de Contabilidad de Gestión”. Es autor de
catorce libros y de un centenar de artículos, en
publicaciones tanto nacionales como interna-
cionales. Forma parte además del Consejo de
redacción o editorial de otras cinco revistas
(nacionales y extranjeras). Ha recibido premios
como el Premio del Instituto de Planificación
Contable al mejor artículo publicado (1979), o
el Premio Antiguos Alumnos de la UAM (2010).
Consorcio Liderado por

Socios Coordinadores

Participan más de 80 Socios Operativos y Entidades Colaboradoras de Europa y América Latina

www.eurosocial-ii.eu

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