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1) Qué es un fluido

El lector recordará, por lo aprendido en física, que una sustancia existe en tres
estados de agregación: sólido, líquido y gas. (A temperaturas muy elevadas también
existe como plasma.) Una sustancia en la fase líquida o en la gaseosa se conoce como
fluido. La diferencia entre un sólido y un fluido se hace con base en la capacidad de la
sustancia para oponer resistencia a un esfuerzo cortante (o tangencial) aplicado que
tiende a cambiar su forma. Un sólido puede oponer resistencia a un esfuerzo cortante
aplicado por medio de la deformación, en tanto que un fluido se deforma de manera
continua bajo la influencia del esfuerzo cortante, sin importar lo pequeño que sea. En
los sólidos, el esfuerzo es proporcional a la deformación, pero en los fluidos el esfuerzo
es proporcional a la razón de deformación. Cuando se aplica un esfuerzo cortante
constante, llega un momento en que un sólido, a un cierto ángulo fijo, deja de
deformarse, en tanto que un fluido nunca deja de deformarse y tiende a cierta razón de
deformación.

2) BREVE HISTORIA DE LA MECÁNICA DE FLUIDOS

Uno de los primeros problemas de ingeniería que enfrentó la humanidad a medida


que se desarrollaban las ciudades consistió en el suministro de agua para el uso
doméstico y la irrigación de los cultivos. Nuestros estilos urbanos de vida sólo se pueden
mantener con agua abundante y se ve con claridad, con base en la arqueología, que
todas las civilizaciones sobresalientes de la prehistoria invirtieron en construcción y
mantenimiento de sistemas acuíferos. Los acueductos romanos, algunos de los cuales
todavía están en uso, son los mejores ejemplos conocidos. No obstante, quizá la
ingeniería más impresionante desde el punto de vista técnico se realizó en la ciudad
helénica de Pergamón, en la Turquía actual.
Allí, desde los años 283 a 133 a.C. se construyeron una serie de tuberías de
plomo y arcilla (Fig. 1-11), hasta de 45 km de largo, que operaban a presiones que
sobrepasaban los 1.7 MPa (180 m de carga). Por desgracia, los nombres de casi todos
estos primeros constructores se perdieron para la historia. Las colaboraciones más
antiguas reconocidas a la teoría de la mecánica de fluidos las hizo el matemático griego
Arquímedes (285-212 a.C.). Este matemático formuló y aplicó el principio de la flotación
en la primera prueba no-destructiva de la historia, para determinar el contenido de oro
en la corona del rey Herón I. Los romanos construyeron grandes acueductos y educaron
a muchos de los pueblos conquistados en relación con los beneficios del agua limpia
pero, en conjunto, tuvieron una mala comprensión de la teoría de los fluidos. (Quizá no
debieron de haber matado a Arquímedes cuando saquearon Siracusa.) Durante la Edad
Media, el empleo de la maquinaria con aplicación de los fluidos se expandió con lentitud,
pero paulatinamente. Se diseñaron elegantes bombas de émbolo para desaguar las
minas, se perfeccionaron la rueda hidráulica y el molino de viento para moler granos,
forjar metal y otras tareas. Por primera vez en la historia humana registrada se realizó
trabajo significativo sin la potencia de un músculo proporcionada por una persona o
animal y, en general, estas invenciones recibieron el crédito cuando permitieron la
Revolución industrial.
Una vez más, se desconoce a los creadores de la mayor parte del progreso, aunque los
aparatos fueron documentados adecuadamente por varios escritores técnicos, como
Georgius Agricola. El Renacimiento trajo el desarrollo continuo de los sistemas y
máquinas con base en los fluidos pero, lo que es más importante, se perfeccionó el
método científico y se adoptó en toda Europa. Simon Stevin (1548-1617), Galileo Galilei
(1564-1642), Edme Mariotte (1620-1684) y Evangelista Torricelli (1608-1647) estuvieron
entre los primeros en aplicar el método a los fluidos a medida que investigaban las
distribuciones de la presión hidrostática y los vacíos. Ese trabajo lo integró y refinó el
brillante matemático Blaise Pascal (1623-1762). El monje italiano Benedetto Castelli
(1577-1644) fue la primera persona en publicar un enunciado del principio de
continuidad para los fluidos. Junto con la formulación de sus ecuaciones del movimiento
para los sólidos, sir Isaac Newton (1643-1727) aplicó sus leyes a los fluidos y examinó
la inercia y la resistencia de éstos, los chorros libres y la viscosidad. El suizo Daniel
Bernoulli (1700-1782) y su asociado Leonard Euler (1707-1783) le pusieron bases a ese
esfuerzo. En conjunto, su trabajo definió las ecuaciones de la energía y de la cantidad
de movimiento. El tratado clásico de Bernoulli, Hydrodynamica (1738), puede
considerarse el primer texto sobre mecánica de fluidos. Por último, Jean d’Alembert
(1717-1789) desarrolló la idea de componentes de la velocidad y de la aceleración, una
expresión diferencial de la continuidad y su “paradoja” de la resistencia cero para el
movimiento uniforme estacionario.

El desarrollo de la teoría de la mecánica de fluidos hasta el final del siglo

XVIII tuvo poco impacto sobre la ingeniería, ya que las propiedades y los parámetros de
los fluidos estaban mal cuantificados y la mayor parte de las teorías eran abstracciones
que no se podrían cuantificar para fines de diseño. Esto iba a cambiar con el desarrollo
de la escuela francesa de ingeniería dirigida por Riche de Prony (1755-1839). Prony
(todavía conocido por su freno para medir la potencia) y sus asociados en París, en la
Ecole Polytechnic y la Ecole Ponts et Chaussees, fueron los primeros en integrar el
cálculo y la teoría científica en el currículo de ingeniería, el cual se convirtió en el modelo
para el resto del mundo. (Por consiguiente, el estudiante sabe a quién culpar por su
doloroso primer año de licenciatura.) Antonie Chezy (1718-1798), Louis Navier (1785-
1836), Gaspard Coriolis (1792-1843), Henry Darcy (1803-1858) y muchos otros
colaboradores a la ingeniería y teoría de los fluidos fueron estudiantes así como
profesores de las escuelas.
A mediados del siglo
XIX, se fueron presentando avances fundamentales. El físico Jean Poiseuille (1799-
1869) había medido con exactitud el flujo en tubos capilares para múltiples fluidos,
mientras que, en Alemania, Gothilf Hagen (1797-1884) había establecido la diferencia
entre el flujo laminar y el turbulento en tubos. En Inglaterra, Lord Osborn Reynolds
(1842-1912) continuó ese trabajo y desarrolló el número adimensional que lleva su
nombre. De manera análoga, en paralelo al primer trabajo de Navier, George Stokes
(1819-1903) completó las ecuaciones generales del movimiento de los fluidos con
fricción que tomaron sus nombres. William Froude (1810-1879), casi sin ayuda,
desarrolló los procedimientos y constató el valor de las pruebas físicas en modelos. La
pericia de los estadounidenses había igualado a la de los europeos, según quedó
demostrado con el trabajo pionero de James Francis (1815-1892) y Lester Pelton (1829-
1908) en las turbinas y la invención de Clemens Herschel (1842-1930) del medidor
Venturi. El final del siglo XIX fue notable por la expansión de la teoría de los fluidos
realizada por científicos e ingenieros irlandeses e ingleses que incluía, además de a
Reynolds y Stokes, a William Thomson, Lord Kelvin (1824-1907), William Strutt, Lord
Rayleigh (1842-1919) y sir Horace Lamb (1849-1934). Estos individuos investigaron un
gran número de problemas, inclusive el análisis dimensional, el flujo irrotacional, el
movimiento de vórtices, la cavitación y las ondas.
En un sentido más amplio, su trabajo también profundizó en los enlaces entre la
mecánica de fluidos, la termodinámica y la transferencia de calor. El amanecer del siglo
XX trajo dos desarrollos monumentales. En primer lugar, en 1903, los autodidactas
hermanos Wright (Wilbur, 1867-1912; Orville, 1871-1948) a través de la aplicación de la
teoría y determinada experimentación perfeccionaron el aeroplano. Su primitiva
invención fue completa y contuvo todos los aspectos importantes de las naves
modernas. Las ecuaciones de Navier-Stokes tuvieron poco uso hasta esta época,
debido a que eran demasiado difíciles de resolver. En una publicación que abrió el
camino, en
1904, el alemán Ludwig Prandtl (1875-1953) demostró que los flujos de fluidos se
pueden dividir en una capa cercana a las paredes, la capa límite, en donde los efectos
de la fricción son significativos, y una capa exterior, en donde esos efectos son
despreciables y se pueden aplicar las ecuaciones simplificadas de Euler y Bernoulli. Sus
estudiantes, Theodore von Kármán (1881-1963), Paul Blasius (1883-1970), Johann
Nikuradse (1894-1979) y otros se basaron en esa teoría en aplicaciones tanto a la
hidráulica como a la aerodinámica. (Durante la Segunda Guerra Mundial, ambos bandos
se beneficiaron de la teoría, ya que Prandtl permaneció en Alemania en tanto que su
mejor estudiante, Theodore von Kármán, nacido en Hungría, trabajó en Estados
Unidos.) La mitad del siglo XX podría considerarse como la edad de oro de las
aplicaciones de la mecánica de fluidos. Las teorías existentes fueron adecuadas para
las tareas que tenían que emprenderse y se definieron las propiedades y los parámetros
de los fluidos. Estos acuerdos apoyaron una enorme expansión de los sectores
aeronáuticos, químico, industrial y de recursos acuíferos; donde cada uno dirigió a la
mecánica de fluidos en nuevas direcciones. La investigación y el trabajo realizado en
ella a finales del siglo XX fueron elementos dominados por el desarrollo de la
computadora digital en Estados Unidos. La capacidad para resolver grandes problemas
complejos, como el modelado del clima global, o para optimizar el diseño de un álabe
de turbina, ha beneficiado a nuestra sociedad en tal manera que los desarrolladores del
siglo XVIII de la mecánica de fluidos nunca pudieron haber imaginado (Fig. 1-14). Los
principios que se presentan en las páginas siguientes se han aplicado en un rango muy
amplio desde los flujos a escala microscópica de un momento de duración hasta los
flujos simulados para un periodo de 50 años, para una cuenca completa de un río. En
verdad es increíble. ¿Hacia dónde se dirigirá la mecánica de fluidos en el siglo XXI?
Francamente, o inclusive una extrapolación limitada más allá del presente sería un
completo desatino. No obstante, si la historia nos dice algo, es que los ingenieros
estarán aplicando los conocimientos para beneficiar a la sociedad, investigando lo que
no saben y consumiendo una gran cantidad de tiempo durante este proceso.

3) Importancia del estudio de la mecánica de los fluidos

La mecánica de fluidos es ampliamente utilizada en actividades cotidianas y en el


diseño de sistemas modernos de ingeniería, desde aspiradoras hasta aviones
supersónicos. Por lo tanto, resulta importante desarrollar una comprensión adecuada de
sus principios básicos. Para empezar, la mecánica de fluidos tiene un papel vital en el
cuerpo humano.
El corazón bombea constantemente sangre a todas las partes del cuerpo a través
de las arterias y venas, y los pulmones son las regiones de flujo de aire en direcciones
alternadas. Es innecesario decir que los corazones artificiales, las máquinas de
respiración y los sistemas de diálisis están diseñados con base en la aplicación de la
mecánica de fluidos. Una casa común es, en algunos aspectos, una sala de exhibición
llena con aplicaciones de la mecánica de fluidos. Los sistemas de tubos para el agua
fría, el gas natural y las aguas de desecho para cada una de las casas y toda una ciudad
están diseñados en forma fundamental sobre la base de la mecánica de fluidos. Lo
mismo también es cierto para la red de tuberías y ductos de los sistemas de calefacción
y acondicionamiento del aire. Un refrigerador contiene tubos por los que fluye el
refrigerante, un compresor que eleva la presión de éste y dos intercambiadores de calor
en donde el refrigerante absorbe y rechaza el calor. La mecánica de fluidos desempeña
un papel importante en el diseño de todos estos componentes. Incluso la operación de
los grifos ordinarios se basa en esta mecánica. También se pueden ver numerosas
aplicaciones de la mecánica de fluidos en un automóvil. Todos los componentes
asociados con el transporte del combustible del tanque de éste hacia los cilindros la
línea de suministro del combustible, la bomba, los inyectores o el carburador así como
la mezcla del combustible con el aire en los cilindros y el purgado de los gases de
combustión en los tubos de escape se analizan aplicando la mecánica de fluidos. Ésta
también se aplica en el diseño del sistema de calefacción y acondicionamiento del aire,
de los frenos hidráulicos, de la dirección hidráulica, de la transmisión automática y los
sistemas de lubricación, del sistema de enfriamiento del monobloque que incluye el
radiador y la bomba de agua, además de los neumáticos. La suave forma aerodinámica
de automóviles de modelo reciente es resultado de los esfuerzos por minimizar la fuerza
de arrastre mediante la aplicación de un extenso análisis del flujo sobre superficies. A
una escala más amplia, la mecánica de fluidos desempeña una parte importante en el
diseño y análisis de aviones, barcos, submarinos, cohetes, motores de propulsión a
chorro, turbinas de viento, aparatos biomédicos, sistemas de enfriamiento de
componentes electrónicos y ductos de transporte de agua, petróleo crudo y gas natural.
También se considera para el diseño de edificios, puentes e incluso de vallas
publicitarias para asegurar que las estructuras puedan soportar la intensidad del viento.
Numerosos fenómenos naturales como el ciclo de lluvias, los patrones meteorológicos,
la elevación del agua del suelo hasta la punta de los árboles, los vientos, las olas del
océano y las corrientes en las grandes masas de agua también son regidos por los
principios de la mecánica de fluidos.

4) Tensión Superficial
Las gotas de líquido se comportan como pequeños globos esféricos llenos con ese
líquido y su superficie actúa como una membrana elástica estirada sometida a tensión.
La fuerza de tracción que causa esta tensión actúa paralela a la superficie y se debe a
las fuerzas de atracción entre las moléculas del líquido. La magnitud de esta fuerza por
unidad de longitud se llama tensión superficial ss y se expresa en la unidad N/m (o lbf/ft
en las unidades inglesas). Este efecto también se conoce como energía superficial y se
expresa en la unidad equivalente de N m/m 2 o J/m 2. En este caso, ss representa el
trabajo de estiramiento que se necesita para hacer que aumente el área superficial del
líquido en una cantidad unitaria.

5) Propiedades de los fluidos relacionados con la masa y el peso

Los fluidos, como todos los materiales, tienen propiedades físicas que permiten
caracterizar y cuantificar su comportamiento así como distinguirlos de otros. Algunas de
estas propiedades son exclusivas de los fluidos y otras son típicas de todas las
sustancias. Características como la viscosidad, tensión superficial y presión de vapor
solo se pueden definir en los líquidos y gasas. Sin embargo la masa específica, el peso
específico y la densidad son atributos de cualquier materia.

Masa específica, peso específico y densidad. Se denomina masa específica a la


cantidad de materia por unidad de volumen de una sustancia. Se designa por P y se
define: P = lim ( m/ v) v->0
El peso específico corresponde a la fuerza con que la tierra atrae a una unidad de
volumen. Se designa por ß. La masa y el peso específico están relacionados por:
ß = gP. Donde g representa la intensidad del campo gravitacional.

Se denomina densidad a la relación que exista entre la masa específica de una


sustancia cualquiera y una sustancia de referencia. Para los líquidos se utiliza la masa
especifica del agua a 4°C como referencia, que corresponde a 1g/cm3 y para los gases
se utiliza al aire con masa específica a 20°C 1 1,013 bar de presión es 1,204 kg/m3.

Viscosidad.

La viscosidad es una propiedad distintiva de los fluidos. Está ligada a la


resistencia que opone un fluido a deformarse continuamente cuando se le somete a un
esfuerzo de corte. Esta propiedad es utilizada para distinguir el comportamiento entre
fluidos y sólidos. Además los fluidos pueden ser en general clasificados de acuerdo a la
relación que exista entre el esfuerzo de corte aplicado y la velocidad de deformación.

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