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ANTOLOGÍA DE TEXTOS

SOBRE RETÓRICA
(ss. IV-IX)

G. Lopetegui Semperena - M. Muñoz García de Iturrospe


E. Redondo Moyana
(Editoras)

Universidad Euskal Herriko


del País Vasco Unibertsitatea
ARGITALPEN
ZERBITZUA
SERVICIO EDITORIAL
Índice

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introducción: La evolución de la teoría retórica durante los siglos IV a IX.
(G. Lopetegui Semperena - E. Redondo Moyano) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1. La evolución de la teoría retórica latina en los siglos IV a IX: contexto so-
cio-político y cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2. La teoría retórica latina de los siglos IV-IX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
2.1. Compendios generales de todo el arte........................ 21
2.2. Manuales de carácter enciclopédico que incluyen un apartado dedi-
cado al arte retórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
2.3. Manuales vinculados al ámbito educacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
2.3.1. Comentarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
2.3.2. Colecciones de ejercicios preparatorios . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
2.4. Tratados de figuras retóricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
3. La teoría retórica griega de los siglos IV-IX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
3.1. La pervivencia de la retórica en los géneros judicial, deliberativo y
epidíctico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
3.2. Teoría retórica griega de época imperial ..................... . 49
3 .2.1. Teoría de la stáseis ................................ . 51
© Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco 3.2.2. Teoría de las idéas ................................ . 54
Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua 3.3. Retórica en época bizantina ............................... . 57
ISBN: 978-84-8373-993-8 Bibliografía ............................................... . 65
Depósito legal/ Lege gordailua: BI-2779-07
Antología de textos ............................................ . 71
Fotocomposición / Fotokonposizioa: Rali, S.A.
Particular de Costa, 8-10 - 48010 Bilbao l. Nicolao de Mura, Progumnásmata (E. Redondo Moyano) ........... . 73
1.1. Introducción y bibliografía ............................... . 73
Impresión/ Inprimatzea: Gráficas Berriz, S.L.
Murueta, 23 - 48220 Abadiño 1.2. Los Progumnásmata de Nicolao ........................... . 85
1.3. Traducción ............................................ . 96 4. Julio Víctor (II) ............................................ . 449

2. Prisciano, Praexercitamina (G. Lopetegui Semperena) ............. . 149 5. Mario Victorino ............................................ . 455
2.1. Introducción y bibliografía ............................... . 149 6. Boecio .................................................... 481
2.2. Traducción ............................................ . 153 497
7. Casiodoro
3. Julio Víctor, Ars Rhetorica: de inventione, de asústatis, de statibus (G. 8. Beda el Venerable .......................................... . 503
Lopetegui Semperena) ....................................... . 175
9. Alcuino de York ............................................ . 515
3.1. Introducción y bibliografía ............................... . 175
3.2. Traducción ............................................ . 179 Apéndice II: Glosario de términos técnicos de los autores traducidos .... . 541
4. Julio Víctor, Ars Rhetorica: de exercitatione, de sermocinatione, de epis- 1. Términos griegos ........................................... . 543
tulis (M. Muñoz García de ltun-ospe) ........................... . 207
2. Términos latinos (por autores) ................................ . 549
4.1. Introducción y bibliografía ............................... . 207
2.1. Prisciano .............................................. . 549
4.2. Traducción ............................................ . 212
2.2. Julio Víctor ............................................ . 553
5. Mario Victorino, In rhetoricam M. Tullii Ciceronis explanatio (G. Lope-
2.3. Boecio ............................................. · · · · 559
tegui Semperena) ........................................... . 223
2.4. Casiodoro ............................................. . 563
5. l. Introducción y bibliografía ............................... . 223
2.5. Beda ................................................. . 567
5.2. Traducción ............................................ . 228
2.6. Alcuino ............................................... . 572
6. Boecio, De topicis dif.ferentiis, liber IV (G. Lopetegui Semperena) . . . . . 273
6.1. Introducción y bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
6.2. Traducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 280
7. Casiodoro, Institutiones II, De rhetorica (M. Muñoz García de ltun-ospe 303
7 .1. Introducción y bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303
7.2. Traducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307
8. Beda el Venerable, De schematihus et tropis (M. Muñoz García de ltu-
n-ospe) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
8.1. Introducción y bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
8.2. Traducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321
9. Alcuino de York, Dialogus de rhetorica et virtutihus (G. Lopetegui Sem-
perena) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 339
9.1. Introducción y bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 339
9.2. Traducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345

Apéndice 1: Textos originales de los fragmentos y obras traducidos . . . . . . . 379


l. Nicolao . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 381
2. Prisciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 423
3. Julio Víctor (1) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 435
11

¡I
11
l. Nicolao de Mura, Progumnásmata
11

(E. Redondo Moyano) ¡1¡

1.1. Introducción

Una característica común a la retórica de los siglos IV-IX, tanto en los territorios
occidentales como en los orientales del Imperio, fue su aprendizaje por medio de unos
ejercicios que se nos han conservado recopilados en manuales que en griego llevan el
título de Progumnásmata y en latín de Praexercitamina. Estos ejercicios constituían
la base de la enseñanza retórica y fueron practicados, por tanto, por toda la población
letrada de estos siglos. Su importancia fue capital y por ello les dedicamos en esta An-
tología este apartado especial, que sirve de introducción a la traducción del último de
los manuales de Progumnásmata que se conserva completo, el de Nicolao.
Progúmnasma es un término adaptado al ámbito educativo a partir del lenguaje
utilizado en el adiestramiento físico y significa en griego «ejercicios preliminares
(de entrenamiento)»'. Con este nombre se designaban los ejercicios realizados en las
escuelas de retórica que precedían y preparaban para el verdadero «ejercicio», las
melétai o declamaciones. Efectivamente, después de practicarlos, el alumno, en tor-
no a los doce o quince años, debía comenzar a elaborar y, en ocasiones, leer en voz
alta ante el profesor o sus compañeros melétai, o, en latín, declamationes, es decir,
ejercicios escritos en forma de discurso sobre diferentes temas ficticios que se le
proponían 2 • Suponían estos ejercicios una primera práctica para las declamaciones
que tenían lugar fuera del marco de la escuela, en las que los intelectuales de la épo-
ca, los sofistas, mostraban su maestría oratoria en discursos improvisados que eran
requeridos por su audiencia y que solían tratar de situaciones ficticias o sacadas de
3
algún tratado histórico que versaban sobre algún aspecto de la cultura griega • Las
Vidas de los sofistas de Filóstrato dan buena idea de cómo eran estas declamaciones,

'Vid. Bonner, 1984 (1977), 328 y n. 1 con bibliografía.


2
Kennedy, 2003, x.
3
Vid. p. 50. La declamación llegó a alcanzar un elevado grado de tecnicismo, y fue practicada por
eminentes intelectuales como Himerio, Libanio, Coricio y Procopio de Gaza; era, sin duda, un excelen-
te ejercicio que preparaba para la oratoria epidíctica; vid. R. Webb, en Jeffreys, 2003, 132 y G. Anderson,
1993, 55 SS.
74 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 75

que constituían todo un espectáculo, en el que la forma de recitar y el estilo jugaban Esta formación tenía como objetivo el dominio de los cinco pasos reque1idos para
un papel tan importante como el del contenido. componer un discurso (invención, disposición, estilo, memmización y representación)
de las reglas que regían las diversas partes en que solía dividirse (proemio, murnción,
En las escuelas de retórica el aprendizaje estaba organizado en tres niveles o yruebas y epílogo). Como este aprendizaje no era sencillo, para facilitarlo se fueron
4
grados ; comenzaba sobre los siete años, de la mano de un grammatistés que ense- ~deando diversos ejercicios, progumnásmata, que se practicaban tanto en la enseñan-
5
ñaba a leer, escribir y realizar operaciones de cálculo elementales • Entre los doce y ~ª secundaria como en la superior 13 • Con ellos el alumno se ejercitaba progresivamen-
catorce años el grammatikós enseñaba la enkúklios paideía, es decir, una formación te en la composición de textos, a la vez que se entrenaba en el uso de la palabra y los
general, que abarcaba las materias que en la Edad Media se agruparán en el trivium rudimentos del estilo y de la argumentación retórica, mediante una cuidada metodo-
6
(gramática , retórica, dialéctica) y en el quadrivium (aritmética, geometría, astrono- logía. Según Teón 14 , autor del primer manual de ejercicios preliminares que se conser-
mía, música); el nivel que se alcanzaba en estas asignaturas era mínimo, con excep- va, el profesor debía recopilar en las obras antiguas ejemplos apropiados para cada uno
ción de la retórica a la que se dispensaba una atención especiaI7; de la mano del «gra- de los ejercicios que los alumnos debían practicar o bien componer él mismo otros; a
8
mático» el alumno lee, aprende de memoria, comenta e imita a los clásicos, continuación, los modelos así obtenidos debían estudiarse a fondo y recitarse; poste-
adquiriendo así un bagaje cultural que le resultará útil en cualquier actividad poste- riormente, cuando, debido a esta práctica, los espíritus de los alumnos hubieran sido
9
rior relacionada con el lenguaje. Por último, a cargo de un rétor o sofista , una ense- modelados por estos ejemplos, ellos mismos debían comenzar a escribirlos, una vez
ñanza superior, en la que el alumno estudiaba retórica, es decir, el arte de componer que hubieran aprendido la disposición de los principios de argumentación y de los ar- !
discursos, o filosofía. La competencia entre ambas disciplinas era tradicional 1º, pero gumentos, el uso de la digresión y la amplificación y el cuidado del estilo, del decoro ¡I
se había ido resolviendo, ya desde época helenística, a favor de la primera; hay que y de la vivacidad de lo narrado. El profesor debía ir corrigiendo sus errores paulatina-
señalar, no obstante, que entre ambas se había producido un cierto acercamiento, de mente, para evitar que cayeran en el desánimo; o bien, procuraba un método alterna- !I
manera que la teoría retórica se había ido organizado como una introducción a la tivo para que ellos mismos los apreciaran, que consistía en la comparación de su com-
11 11
dialéctica y había incluido entre sus objetos de estudio temas que en principio sólo posición con alguna de las de los prestigiosos escritores antiguos. Una vez finalizada 1
se estudiaban dentro del ámbito filosófico, como las tesis. Además, los filósofos ex- la fase de la escritura, se cuidaba también la representación adecuada para cada dis- íl
'I
curso. De este modo, el alumno se familiarizaba con las técnicas de composición en I¡
ponían a menudo sus teorías en forma oral, a modo de conferencias, lo que exigía ¡,
12
que tanto ellos mismos como sus discípulos tuvieran formación retórica • distintos grados de complejidad, haciendo descripciones y comparaciones y ensayan-
11
do las técnicas básicas de la argumentación. Los progumnásmata constituyen, por tan- .1
11
to, un depurado método pedagógico, que avanza por medio de la lectura de modelos
4
Vid. Marrou, 1976, 182-284, y Kennedy, en Porter, 1997, 18-19. literarios, la escritura que los imita y la práctica oral, desde las formas más simples de
ijil
' Para una exposición detallada del currículo que abarcaba esta primera enseñanza, vid. Hock &
la narración a la más compleja argumentación. l¡·
O' Neil, 2002, 1-4. En estas páginas se recogen, asimismo, diversas modificaciones a la teoría tradicio-
~-
nal que exponemos aquí, como son que esta educación se daba prioritariamente en las casas y que la es- La teoría en la que se sustenta la composición de estos ejercicios se nos ha con-
cuela estaba reservada a las clases menos favorecidas, o que su duración no excedía de dos años. !1
6 servado en cuatro manuales de Progumnásmata: el ya mencionado de Elio Teón de
Sobre la enseñanza de la gramática en este nivel secundario y el uso que en ella tenía la anécdota, 16
vid. Hock & O' Neil, 2002, 51-55. Alejandría, del siglo I-Il 15 ; el atribuido a Hermógenes de Tarso, del II ; el de Afto- j111
7
Vid. Marrou, 1976, 227. !¡
8
La mímesis, es decir, el aprendizaje por medio de la imitación de modelos consagrados es, según !11
13
Reardon, 1971, 75 y 96, un hábito fundamental para el espíritu de la literatura imperial y la mímesis rhe- Vid. Reche Martínez, 1991, 12, con la bibliografía den. 9, y Patillon, 1997, XVII. Según Bonner,
'~I
toriké un concepto no muy lejano de lo que se llama en la actualidad «cultura literaria». 1984 (1977), 330, los maestros de retórica griegos exigían que sus alumnos continuasen asistiendo a la
9 11
Para designar a estos profesores de enseñanza superior aparecen los dos términos; el segundo se escuela del gramático, una vez que habían iniciado los estudios de retórica con ellos, facilitando así la !I
encuentra con más frecuencia en la época imperial: vid. la introducción de Giner Soria a las Vidas de Fi- progresión en las técnicas compositivas que se practicaban en los progumnásmata. 11\
14
lóstrato, 1982, 20 ss. 65.30 ss., Spengel. ¡!1·
1
º Esta polémica, que hunde sus raíces en Isócrates y Platón, es tratada en Reardon, 1971, 64 ss. y "Teón (59.13-17, Spengel) hace referencia a otros manuales, anteriores o contempóraneos, que no se
¡1
Marrou, 1976, 76 ss. nos han conservado. En la edición de Rabe de Aftonio, 1926, 52-70, se encuentran recopilados y editados ¡I
"Vid. p. 56; sobre el acercamiento buscado por los neoplatónicos entre ambas disciplinas, vid. Kus- los fragmentos o referencias conservados de autores de Progumnásmata anteriores a la época bizantina.
16
tas, 1973, 11. Además, en el siglo II se escribieron, al menos, otros dos manuales de Progumnásmata que no se
12
De ahí que en las Vidas de Filóstrato varios filósofos sean considerados también sofistas; entre han conservado, el de Pablo de Tiro y el de Minuciano de Atenas. Noticias sobre ellos y su obra se en-
1
ellos el más renombrado es Dión de Prusa, quien se dedicó primero a la retórica, disciplina que después cuentran en Rabe, 1926, 55 y 54 respectivamente. Es probable que también Harpocratión escribiera un
abandonó para dedicarse a la filosofía, aunque sin renunciar a formas de actuar propias de un sofista (vid. tratado de ejercicios preparatorios, puesto que aparece citado junto a Teón (Rabe, 1926, 54) por situar la
Libro I, 488). anécdota delante del relato.
76 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 77

nio de Antioquía, discípulo de Libanio, de la segunda mitad del siglo IV 17 y el de Ni- aportan diversos indicios con l~s q~e. constr~ir .lo que p~do ser su ~i~tori~: aunque
18 Aristóteles no menciona estos e1ei·cic10s prehmmares, m en su Retonca, m en otros
colao, del siglo V . En latín se conserva la libre traducción que Prisciano, en torno
al siglo V, realizó del manual atribuido a Hermógenes 19 . trabajos relativos a la misma disciplina, es sabido que trata distintas formas com-
positivas, como la fábula, la máxima, el relato, el encomio, la descripción o la te-
Aunque estos manuales que conservamos pertenecen todos a la época imperial, sis, que más tarde se incluyen entre los progumnásmata. Los manuales que reco-
los ejercicios preliminares aparecen mencionados por primera vez en la Retórica a gían la teoría de estos eje~·cicios se hab;·~an ido c~n.formando durant~ l~ ép?ca
Alejandro, obra escrita en el siglo IV a. C. y atribuida aAnaxímenes de Lámpsaco, helenística, con las aportac10nes de gramaticos y retoncos, que los habnan ido im-
un contemporáneo de Aristóteles. Se afirma ya en este manual que si se estudian plementando a medida que la declamación en l.a escuela ~ue adquiriendo prestig~o.
las formas y estilos de composición tal como se propone en los progumnásmata 2º, Algunos tratados de retórica romana pertenecientes al siglo I a. C., como. De u.1-
se logrará una gran facilidad para hablar y para escribir. Esta primera aparición del ventione de Cicerón, o la Rhetorica ad Herennium, parecen suponer la existencia
término, en época tan distante de los primeros manuales conservados, llevó a algu- 23
de tales ejercicios, aunque no se mencionan con este nombre • A finales del siglo
nos estudiosos a pensar que había sido incluido en esta obra en una época poste- I Quintiliano, contemporáneo de Teón, distingue con claridad entre ejercicios pre-
rior21. De hecho, la práctica de la enseñanza que se conoce hasta el siglo V consis- paratorios y enseñanza del arte retórica propiamente dicha, y trata expresamente
tía en la lectura en voz alta y en la copia de los textos considerados más relevantes, doce ejercicios; dos de ellos, la nan-ación de un mito y el argumento de una obra,
especialmente los de Homero, así como en la memorización de poesía, que a veces están basados en material procedente de los poetas; el resto adoptan la división en-
se representaba en ocasiones festivas. Nada indica que las técnicas de composición tre temas relativos a personas y a cosas que se encuentra en la Rhetorica ad He-
fueran enseñadas a los jóvenes. Este paso pudo ser dado por los sofistas de los si- rennium: el encomio o la censura, la comparación y la anécdota se refieren a per-
glos V y IV a. C., ya que ellos utilizaban entre sus métodos de enseñanza el estu- sonas; mientras que se alinean entre los relativos a cosas los lugares comunes, que
dio, el análisis y la imitación por parte de los alumnos de discursos elaborados por son entendidos como censuras de una acción, las tesis, que implican una compara-
ellos mismos o por otros, elegidos por su especial calidad. También fueron los so- ción de objetos -aunque se mencionan también las tesis filosóficas-, y las alaban-
fistas quienes comenzaron la práctica de asignar temas ficticios a los alumnos para zas o censuras de una ley •
24

que éstos los desan-ollaran, haciendo luego una crítica constructiva de su trabajo
con finalidad pedagógica. Teniendo en cuenta estas prácticas, no es de extrañar la El término progumnásmata se utiliza en el manual de Teón para designar al en-
25

mención de la Retórica a Alejandro, que revelaría la existencia de estos ejercicios comio como ejercicio preparatorio, de manera que se distinga del género retórico
22
en el siglo IV a. C • Esta idea se ve apoyada por otros datos complementarios, que encomiástico. Los autores de otros manuales de estos ejercicios utilizan también
gúmnasma y gimnasía, pero fue el que hoy conservamos para designarlos, progúm-
26
17 nasma, el que se había impuesto como término técnico ya en época de Aftonio , de
Gracias al léxico Suda sabemos que en este siglo se escribieron otros tres manuales de Progum-
násmata, el de Epifanio de Petra (Rabe, 1926, 54), el de Onásimo de Chipre o Esparta (Rabe, 1926, 54- manera que los comentaristas de este rétor distinguen con claridad entre progum-
55) y el de Ulpiano de Émesa (Rabe, 1926, 55). Además, se conserva un fragmento del manual de Siri- násmata o ejercicios preparatorios y gumnásmata o declamaciones de controversias
cio de Neápolis (noticia en Rabe, 1926, 55-56, fragmento en Felten, 1913, 27.14-28) y partes más
extensas del de Sópatro (Rabe, 1926, 57-70).
18 23
En el V escribió también un manual Siriano, del que tenemos noticias por dos citas que se en- Kennedy, 1983, 55-56 y 2003, XI, menciona la expolitio (similar a la máxima) que aparece en la
cuentran en Sobre los estados de la causa (37 .17 y 171.3) de Hermógenes, recogidas por Rabe (1926, Retórica a Herennio (4.56-57); y la narratio que aparece tratada como ejercicio tanto en la obra que aca-
56-57). bamos de mencionar (2.12), como en De inventione (1.27); además, en las dos obras citadas se asocia el
1
' Una traducción de este manual al castellano se ofrece en esta misma Antología, vid. p. 147 ss. lugar común con la denuncia del vicio (respectivamente: 2.9 y 2.77). Kennedy y Patillon, 1997, IX ss.,
20
28.4.1-28.5.1. aportan también una noticia de Suetonio (ca. 75-150) según la cual en la educación latina de los siglos II
21
Vid. Sánchez Sanz, 1989, 74, n. 131 y Kennedy, 1983, 55. Este autor, no obstante, modificó más y I a. C. se mencionan distintos tipos de ejercicios que preparaban para la elocuencia (los problemas, las
tarde su postura y en 2003, XI, se suma a quienes consideran que estos ejercicios ya existían en el siglo paráfrasis, las etopeyas, las etiologías ... ), algunos de los cuales se encuentran luego entre los ejercicios
IV a. C. y ofrece una historia de lo que pudo ser su evolución. Bonner, 1984 (1977), 328-329, admite que preliminares; por otro lado, se afirma que estos ejercicios fueron evolucionando poco a poco.
24
algunos ejercicios, como la tesis, son antiguos, pero como conjunto los considera posteriores. Este autor Vid. /nstitutio oratoria I.9, 2.4 y 10.5; en 1.9.1 Quintiliano apunta que los cuatro primeros ejer-
apunta también una noticia de Quintiliano (2.4.41-2) según la cual la práctica de inventar temas ficticios cicios deben ser enseñados por un gramático, aunque reconoce (2.4.1) que frecuentemente se ocupan de
para discursos deliberativos y jurídicos, para los que los progumnásmata procuran preparación, se rela- esta labor los rétores; vid. C. Roueché, en Jeffreys, 2003, 29-30 y Kennedy, 2003, ix.
ciona con el peripatético Demetrio de Palero, que vivió en la segunda mitad del IV (350 a. C.-280 a. C.). " 61.26, Spengel.
22 26
Hock & O'Neil; 1986, 10 ss., en su apartado sobre los orígenes e historia de los progumnásmata Reche Martínez, 1991, 14-15 estudia las distintas denominaciones en los tres autores, Teón, Her-
llegan a la conclusión de que surgieron en la época helenística. López Eire, 2002, 258, apunta también el mógenes y Aftonio, que ella traduce. Progumnásmata aparece como término técnico ya en Sópatro
siglo IV a. C. (Rabe, 1926, 65.19), más joven que Aftonio, pero del mismo siglo IV.
78 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 79

o suasorias. Entre los romanos, el término se tradujo primero por primae exercita- con alguna ley, real o imaginaria, como el ser desheredado en condiciones inverosí-
tiones (Quintiliano), pero cuando Prisciano de Cesarea hizo su traducción de Her- miles, el ser raptado por piratas, el haber sufrido una violación, etc.; o bien que, me-
mógenes, simplemente tradujo al latín el término que ya se había impuesto en los tiéndose en la piel de un personaje histórico o mitológico, expresara en palabras la
34
medios retóricos y tituló su libro Praexercitamina, denominación que pervivirá du- reacción de éste ante una situación dada • A su vez, la práctica en estos dos tipos de
rante la Edad Media y Renacimiento 27 • declamaciones procuraba entrenamiento para el tercer género retórico, el epidíctico
0 panegírico, que fue el más relevante en la época, el que se cultivaba en ocasiones
28 35
El triunfo del término progumnásmata se ha relacionado con un cambio en la cívicas o de puro lucimiento personal •
función de estos manuales; mientras Teón considera que su obra es útil no sólo para
29
el dominio de la retórica, sino también para otros objetivos diversos , Aftonio se re- El entrenamiento se iniciaba proponiendo al alumno que compusiera determina-
30
fiere sólo a su utilidad para el arte retórica y Nicolao explicita que todos ellos son dos ejercicios, unos más sencillos, como la fábula (múthos), el relato (diégema), la
útiles en alguno de los tres géneros retóricos 31 • Esta limitación al ámbito del entre- anécdota (chreía), la máxima (gnóme) y la confirmación y refutación (anaskeué, ka-
namiento del futuro orador tuvo continuidad en los siglos siguientes y aparece re- taskeué), que se practicaban en la etapa de formación intermedia; otros mas compli-
flejada también en el léxico Suda (s. X), en el cual los Progumnásmata de Aftonio 32 cados, como el lugar-común36 (koinós tópos), el encomio (enkómion), la comparación
se conciben como una preparación a los más complicados trabajos de Hermógenes. (súnkrisis), la etopeya (ethopoía), la descripción (ékphrasis), la tesis (thésis) o la pro-
En la misma línea, Doxápatres (s. XI) explica el título Progumnásmata afirmando puesta de ley (nómou eisphorá), que se reservaban para la etapa de educación supe-
que si las declamaciones públicas sobre temas ficticios son gumnásmata ( «ejerci- rior. En las fábulas, los relatos y las anécdotas, que el alumno ya conocía del nivel pri-
cios»), los ejercicios de Aftonio, que se practican antes, son progumnásmata, es de- mario, en donde los habría copiado o aprendido de memoria, la tarea consistía en
cir, preliminares a ellos. Hay que constatar, no obstante, que los ejercicios prelimi- reproducirlos con sus propias palabras, explicarlos y expandirlos en ensayos cortos, en
37
nares siempre estuvieron dedicados a enseñar la técnica de composición de un los que se confirmaba su validez o se les refutaba • Después se practicaba el lugar-co-
discurso, y que la imposición de este nombre debe también relacionarse con la pre- mún, que implicaba la práctica del elogio o del vituperio, y la comparación; ambos
ponderancia absoluta que la educación en retórica tuvo en la escuela durante la épo- ejercicios requerían el uso de la técnica de la amplificación. La prosopopeya, que con-
ca imperial y mantuvo durante la época bizantina. sistía en hablar como un determinado personaje histórico ante una situación clave de
su vida, suponía un trabajo de observación y descripción psicológica y moral (páthos
Hacia finales del siglo 1 a. C., como muy tarde, los estudiantes de las escuelas y éthos), que tan útil resultaría al futuro orador para saber conectar con su público.
de gramática y de retórica de Grecia y Roma practicaban la composición escrita se- Después, se practicaba la descripción y, por último, se desarrollaba la capacidad de ar-
gún el modelo de los progumnásmata 33 • Este sistema de enseñanza consistía en prac- gumentar tanto a favor como en contra, por medio del ejercicio de la tesis y de la dis-
ticar por separado distintos tipos de composición escrita, por ejemplo, una descrip- cusión en tomo a una propuesta de ley o a una ley ya establecida. De esta manera los
38
ción, en la idea de que este seccionamiento facilitaba el aprendizaje de cada una de alumnos aprendían de una manera progresiva y organizada el modo en que se reali-
las partes que integraban los discursos de los tres géneros de la retórica. Efectiva- zaba una narración, se amplificaba, se alababa o criticaba, se comparaba, se aprobaba
mente, la teoría aristotélica de los tres géneros retóricos pervive en la época impe-
rial, de manera que las declamaciones escolares eran de dos tipos: judiciales (hu- 34
pothéseis dikaikaí, controversiae) o deliberativas (hupothéseis sumbouleutikaí, Vid. Clark, 1977, 213 ss. Kennedy, en Porter, 1997, 49, apunta que entre los retóricos griegos la
distinción entre los dos tipos no era tan estricta como entre los latinos y frecuentemente las melétai se
suasoriae) según que se pidiera al alumno que desarrollara en su discurso o bien si- clasificaban simplemente entre las que tenían tema histórico y las que tenían tema ficticio, a las que más
tuaciones ambiguas, susceptibles de más de una interpretación, que tenían relación tarde se llamaría plásmata. Marrou, 1976, 304 y Reardon, 1971, 76, remarcan el carácter ficticio de las
melétai, su alejamiento de la realidad, ya fueran de un tipo, ya de otro.
35
Para este género de la oratoria resultaban especialmente útiles el encomio y al vituperio, así como
27
Vid. Kennedy, 1983, 55 y Hock & O'Neil, 1986, 12-13. la comparación, por medio de la cual se contrastaba el sujeto que se elogiaba con un personaje relevante
28
Vid. Hock & O'Neil, 1986, 13-15. del pasado con vistas a engrandecer aquél. Ya hemos mencionado (vid. p. 61 y n. 174) la importancia de
29
Vid. 60.16 ss., Spengel: la anécdota tiene una utilidad moral, la prosopopeya sirve para la historia los tratados atribuidos a Menandro el Rétor para el conocimiento de los discursos epidícticos.
36
y la poesía, así como para el trato cotidiano entre la gente. Adoptamos esta traducción, siguiendo una práctica de Kennedy, 2003, para distinguir el ejercicio
30
Vid. 10.18-18 Rabe. preparatorio de otros sentidos que tiene koinos tópos; vid. n. 184 de la traducción de Los Progumnásma-
31
Vid. 5.12-18 Felten. Además, en cada uno de los ejercicios apunta a qué género o géneros de la ta de Nicolao.
37
retórica aportan práctica. Vid. en Teón (Spengel), 76.5 ss. (fábula), 93.5 ss. (relato) y 104.15 ss. (anécdota).
32 38
Vid. s. v. i'\cp8óvws, 1432, 10-11 Adler. El orden en que estos ejercicios se practicaban aparece a menudo justificado en los manuales de
33
Vid. Bonner, 1984 (1977), 329 y Kennedy, 2003 (1980), 47. Progumnásmata: vid. el orden que siguen Teón, Hermógenes, Aftonio y Nicolao en p. 84.
80 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 81

o refutaba algo que le era propuesto por el profesor, ya que el tema libre no existía en tituía el c01pus de teoría retórica que se estudiaba tanto en la época imperial como
• • 44
estas escuelas. Se iban trabajando, de este modo, las distintas partes de los tres tipos en la bizantma .
de discurso que existían, y se iba capacitando al estudiante para la composición de las
El manual de Aftonio dio lugar a dos tipos de desarrollos. Por un lado, y pues-
diferentes melétai y, por tanto, para la composición de discursos de los tres géneros to que no contenía sólo teoría, sino también un ejemplo de cada uno de los ejerci-
39
existentes • Así se consideró no sólo en la época imperial, sino también en la bizanti- cios preliminares que se estudiaban en él, diversos rétores compusieron siguiendo
na: en Doxápatres se especifica que la práctica de la fábula y de la anécdota sirve para su ejemplo otros ejercicios prácticos, que tenían la función de servir de modelos
la composición de discursos exh011ativos; la de la refutación, confirmación y lugar- para sus alumnos. Algunos de estos progumnásmata prácticos se conservan agrupa-
común para los discursos judiciales y la del encomio, el vituperio o la comparación dos y atribuidos a autores vados, como Libanio y Nicolao •
45

para los discursos de elogio; además, se apunta que la fábula aporta práctica para com-
40
poner exordios, relatos y descripciones • De este modo, la instrucción que los pro- Por otro lado, los Progumnásmata de Aftonio dieron lugar a numerosos comen-
gumnásmata procuraban resultaba especialmente útil para quienes habían de ejercer tarios y escolios. En el siglo IX Juan de Sardes recopiló estos trabajos en sus Com-
46
cargos en la vida pública y debían conocer las tácticas de la expresión oral. mentarium inAphthonii Progymnasmata, obra que ha pervivido hasta la actualidad ;
gracias a ella conocemos fragmentos de otros autores de ejercicios preliminares de
47
Pero, además, dado que se basaban en el análisis e imitación de modelos elegi- épocas imperial y bizantina , junto a comentarios sobre fuentes retóricas de finales
dos por su calidad, proporcionaban medios para comprender las formas literarias del IV y del V, compuestos con bastante probabilidad en los círculos neoplatónicos
clásicas y constituían un método que facilitaba cualquier tipo de expresión oral o es- atenienses 48 • Referencias breves a ellos aparecen también en diversos escritores de la
crita. Efectivamente, aunque habían surgido en medios retóricos y su fin era enseñar época imperial y bizantina, y debemos suponer, asimismo, la existencia de una tradi-
a componer un discurso, de hecho, constituían un método para manejar el lenguaje ción oral entre los profesores de retórica, que utilizarían todo material para la com-
posición que consideraran útil, aun cuando desconocieran su fuente. 1

en general y por ello resultaban también útiles para las composiciones literarias, in-
41
cluida la poesía, la historiografía y la epistolografía , en las cuales su influencia es Juan de Sardes inicia su comentario de los Progumnásmata que recoge aseguran- 11
42
especialmente patente a partir de la época imperial • De la misma manera, la litera- do que constituyen un paso preliminar en el aprendizaje de la retórica, razón por la cual
tura cristiana de la época, desde los Evangelios hasta la patrística, fue modelada por él no incluye ninguna discusión sobre la naturaleza de esta disciplina, como se hacía ji
49
los modos de pensar y de escribir que se aprendían en las escuelas por medio de los en manuales que trataban de ella ; efectivamente, los ejercicios preparatorios son con-
progumnásmata.
1
Los tratados de ejercicios preliminares de la época imperial fueron bien cono- 44
Doxápatres (s. XI), Rabe, 1931, 140.15, afirmaba ya que estas obras eran más fáciles de entender
cidos y estudiados durante la época bizantina, periodo en el que, tanto en Occiden- y más provechosas. El manual de Aftonio se situó en las dos principales clases de manuscritos que con-
te como en Oriente se preferían como textos escolares los manuales divulgativos, tienen a Hermógenes como una enseñanza previa a éste: vid. Kustas, 1973, 23.
45
43 Vid. Hock & O'Neil, 1986, 15. Para Libanio, vid. 8.63-102 Foerster, y para Nicolao I, 272.20-
con reglas claras y fáciles de memorizar • El más famoso y utilizado fue el de Af- 278.3 Walz. Este mismo editor recoge también otros ejercicios prácticos, como los de Doxápatres, vid.
tonio, el cual, junto con los tratados sobre la stásis y el estilo de Hermógenes, cons- II, 282.12-286.6, que exceden el período temporal que aquí tratamos. Sobre los ejercicios prácticos atri-
buidos a Nicolao, vid. «Los Progumnásmata de Nicolao», p. 85.
46
Edición en Rabe, 1928. Fragmentos selectos de estos comentarios han sido traducidos por Ken-
39
Entre los autores de Progumnásmata Nicolao es especialmente cuidadoso en la indicación de la uti- nedy, 2003, 173-228.
47
lidad de cada ejercicio en relación con las distintas partes del discurso y los tres géneros de la retórica. Ya hemos apuntado dónde están editados los de época imperial (vid. n. 15). Los de época bizan-
''°Vid. Walz, II, 125.3-126.6. tina se encuentran en Hunger, 1978, 92-120. La teoría de composición de las anécdotas, así como diver-
41
Vid. Kennedy, en Porter, 1997, 5 y Patillon, 1997, XIX. En opinión de Reardon, 1971, 230: «La sas prácticas de este ejercicio, tanto de época imperial como de época bizantina, se encuentran editadas
poesía en el siglo II, donde no era erudición versificada, parece no haber sido más que una rama, espe- Ytraducidas en Hock & O' Neil, 1986 y 2002. Sobre el ejercicio de la etopeya vid. J. Ureña, 2005 y la bi-
cializada y menor, de la retó1ica.» bliografía allí citada.
48
"Vid. Kustas, 1973, 22, n. 1, Reardon, 1971, 75, Bompaire, 1958, 294 ss. y para autores latinos Ken- Vid. Kennedy, 1983, 55. Este origen puede explicar que los comentarios recopilados por Juan de
nedy, 1983, 56. Sardes no contengan ninguna referencia al cristianismo, mientras que en los que reunió en tomo al mis-
43
Y ello en detrimento de las obras más profundas, pero también más complicadas, sobre la mate- mo autor un siglo más tarde Juan el Geómetra aparecen ya ejemplos sacados de Gregorio Nacianceno.
ria, como la Retórica de Aristóteles o, en el ámbito occidental, De oratore de Cicerón; vid. Kennedy, 2003 La incorporación de escritores cristianos al canon literario fue un proceso paulatino, que se observa con
(1980), 48. La obra de Menandro el Rétor fue también tan popular como los Progumnásmata, porque, claridad en los de Nicéforo Basilaces, del XII; vid. Kustas, 1973, 25, n. 1 y Kennedy, 2003 (1980), 220.
49
como éstos, aunque su nivel no era elevado, proporcionaba soluciones prácticas a problemas reales, cui- Sin embargo, Doxápatres, que escribió un comentario similar en el siglo XI, sí que tiene tal discusión
daba la progresión en el aprendizaje y aportaba ejemplos clarificadores. teórica. La introducción de su obra está recogida en Rabe, 1931, 9, 80-155 y el texto en Walz, ll, 81-564.
82 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 83

siderados una retótica de bajo nivel (3.7: mikra rhetoriké) e incompletos, porque no CLARK, D. L.: Rhetoric in Greco-Roman education, 3ª ed., Nueva York, Columbia
conducen a los ttibunales o a la iglesia (3.12: dikastérion e ekklesían). Sin embargo, University Press, 1957.
durante la época bizantina se supone que el nivel de los progumnásmata fue el único
DILTS, M. R. y KENNEDY, G. A. eds.: Two Greek Rhetorical Treatises from the Ro-
al que lograron acceder muchos estudiantes, e incluso que muchos de ellos no pasaron
man Empire: Introduction, Text, & Translation of the Arts of Rhetoric Attribu-
de la práctica de los cuatro ptimeros, los cuales proporcionaban ya unos conocimien-
50 ted to Anonymous Seguerianus and to Apsines of Gadara, Leiden, Mnemosyne
tos suficientes como para pennitir desempeñar un trabajo en la administración •
Supplement 168, Brill, 1997.
La obra de Aftonio fue traducida por Rodolfo Agrícola al latín durante el Rena-
ERNESTI, J. C. G.: Lexicon technologiae Graecorum rhetoricae, Hildesheim, Georg
cimiento y, de esta manera, la fábula, la narración, la anécdota, la descripción, la
Olms, 1983 (2ª reimpresión de la edición de 1975).
comparación, la prosopopeya y otras formas de composición que se trabajaban en
los ejercicios preparatorios fueron combinadas de modos diversos para componer FELTEN, J. (ed.): Nicolaus. Progymnasmata, Lipsiae, Teubner, 1913.
51
épica, lírica, teatro o historia • En el siglo XVI la traducción latina fue reproducida
FILÓSTRATO: Vidas de sofistas, trad. de M.C. Giner Soria, Madrid, Gredos, 1982.
por Reinhard Lorich, con temas suplementarios y notas, de manera que pudo ser es-
tudiada y ejerció su influencia en las escuelas de este siglo y del siguiente, tanto de FoERSTER, R. (ed.): Libanius. Opera. VIII, Leipzig, Teubner, 1998 (reproducción de
52
Europa como de América • la edición de 1915).

De los cuatro manuales de Progumnásmata que se conservan completos, tres, FRUTEAU DE LACLOS, H.: Les Progymnasmata de Nicolaos de Myra dans la tradition
los de Teón, Hermógenes y Aftonio, han sido traducidos al español por M. D. Reche versicolare des exercices préparatoires de rhétorique, Montpellier, 1999. Tesis
Martínez, pero no así el de Nicolao, que es el que hemos seleccionado para formar doctoral, dirigida por B. Schouler, Universidad de Montpellier 3.
53
parte de esta antología • GANGLOFF, A.: «Mythes, fables et rhétorique al' époque impériale», Rhetorica, XX,
1, 2002.

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'°C. Roueché, en Jeffreys, 2003, 34 ss., al analizar la obra de Kekaumeno (siglo XI), asocia la prác- Rhetoric: Classroom Exercices. Atlanta, Society of Biblical Literatura, 2002.
tica de estos ejercicios iniciales con un estilo sencillo, que buscaba sobre todo una finalidad práctica, y
HUNGER, H.: Die hochsprachliche profane Literatur der Byzantiner (Handbuch der
que se tenía cuando no se había recibido una «educación griega». También Nono aspiraba a que su grie-
go fuera comprensible para los que no habían tenido ese tipo de educación. Este estilo se encuentra en
Altertumwissenchaft), vol. I, Munich, Beck, 1978.
las vidas de santos y en los escritos griegos de la administración destinados a un público amplio con una JEFFREYS, E. (ed.): Rhetoric in Byzantium, Oxford, Ashgate, 2003.
cultura básica.
"Vid. Kennedy, 2003, ix. R.M. Beaton, 1989, 20-5, resalta también la importancia de los Progum- KENNEDY, G. A.: La retórica clásica y su tradición cristiana y secular, desde la An-
násmata para el entendimiento de la literatura bizantina. tigüedad hasta nuestros días, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2003;
"Vid. Bonner, 1984 (1977), 329-330.
53
La obra completa de Nicolao ha sido traducida al francés por F. de Lacios (1999), y al inglés por
traducción de P. Garrido y V. Pineda del original inglés, Classical Rhetoric and
G. A. Kennedy (2003). También al inglés han traducido Hock & O' Neil (1986) el ejercicio dedicado a la I ts Christian and Secular Tradition from Ancient to M odern Times, Chapel Hill,
anécdota. University of North Carolina Press, 1980.
E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 85
84

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En el léxico Suda se encuentran dos entradas con el nombre «Nicolao» que se
REDONDO MoYANO, E.: «La articulación textual en los Progumnásmata de Nicolao
~efieren muy probablemente al mismo personaje, ya que ambos viven en la misma
de Mura, Studia Philologica Valentina, 7, 2004, 157-220.
epoca, estudian en el mismo lugar, tienen la misma profesión y escriben libros so-
54
REDONDO MoYANO, E.: «El término páthos en los tratados de poética», El teatro gre- bre retórica ; estas noticias, junto con una referencia breve a nuestro autor que se
colatino y su recepción en la tradición occidental, Bari, Levante editori, 2006b, encuentra en la Vida de Proclo (10) de Marino son las fuentes de que disponemos
para conocer cómo fue la vida del autor de los Progumnásmata 55 • Según ellas, Ni-

--
581-618.
REDONDO MoYANO, E.: «Éthos y páthos: los recursos psicológicos para la persua-
54
sión en fuentes retóricas griegas», Retórica y Comunicación. Fuentes antiguas b .' Esta duplicidad se debe, según Felten, 1913, XXI-XXVII, a que las noticias sobre Nicolao se ha-
y usos actuales, Bilbao, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, llan tomado
.
d e dos f uentes d'~ ,
llerentes, una filosofica , .
y otra lex1ca.
55
Vid. Felten, 1913, XXI-XXVIII.
2006, 25-72.
86 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 87

56
colao habría nacido sobre el 410 en Mura de Licia , que fue también la patria de anterior al descubrimiento del manuscrito del British Museum y está, por tanto, en-
Proclo; se formó en Atenas, donde recibió las enseñanzas del neoplatónico Plutarco teramente basada en citas atribuidas a Nicolao que se encuentran en los comentarios
y del sofista Lácares, y posteriormente enseñó retórica en Constantinopla durante a la obra de Aftonio.
los reinados de los emperadores León, Zenón y Anastasio (474-491); es probable Los IlQOYuµváoµma de Nicolao son un manual de los habituales en el género,
que esta enseñanza la impartiera en la escuela de estudios superiores de Constanti- y como tal, sólo se percibe en él la cultura helénica, que con el cristianismo ttiun-
57
nopla, a la que suele llamarse «Universidad» ; esta faceta de docente es la que le ha- 62
[ante se había convertido ya en pagana • Está organizado en una Introducción y en
bría llevado a escribir el manual que aquí traducimos. En el primer artículo del Suda doce capítulos, en cada uno de los cuales se expone un ejercicio preparatorio; el or-
se le atribuyen JtQoyuµváoµma, µEA.ttm QYltoQLXUL y 'áA'Aa nva, es decir, ejercicios den en que estos ejercicios se disponen, según dice Nicolao, responde a un criterio
preparatorios, declamaciones retóricas y algunos otros libros; aunque estos últimos de dificultad creciente: primero se exponen los más fáciles, luego los más compli-
no se hayan conservado sugieren que su actividad literaria fue grande y en ella, a cados63. Sin embargo, este orden no coincide siempre con el aparece en los otros tres
buen seguro, se fundamentó la gran fama como retórico que había adquirido cuan- autores de ejercicios preliminares. Además, el propio número de progumnásmata
do murió. En el segundo artículo se le atribuye una r!'.xvn QYITOQLX'IÍ, que no se ha con- varía de unos autores a otros. En el siguiente listado ofrecemos el número de ejerci-
servado, aunque puede ser idéntica a los JtQoyuµváoµma citados o haber sido in- cios y el orden en que aparecen en Nicolao, pero indicamos entre paréntesis, el or-
cluida en ellos de alguna forma , y, de nuevo, ~lEAÉtm.
58
den y número que ocupan en los manuales de Teón (T), Hermógenes (H) y Aftonio
64
El texto de los IIQoyuµváoµma de Nicolao que nosotros hemos traducido es el (A): l. múthos, fábula (2. T , l. H, l. A); 2. diégema y diégesis, relato y narración
que se encuentra en la edición que Joseph Felten publicó en la Teubner en 1913. Este (3. T, 2. H, 2. A); 3. chreía, anécdota (l. T, 3. H, 3. A); 4. gnóme, sentencia (l.T, 4.
texto procede de dos fuentes fundamentales; por un lado, reproduce un manuscrito H, 4. A); 5. anaskeué, refutación (3. T, 5. H, 5. A) y kataskeué, confirmación (3. T 65 ,
66
de 58 páginas, fechado en el siglo XV, el 11889 del British Museum, que contiene 5. H, 6. A); 6. tópos , koinos tópos, lugar-común (4. T, 6. H, 7. A); 7. enkómion, elo-
67
unos NtxoA.áou L:ocpwtolí IIQoyuµváoµma. Pero este manuscrito no recogía la tota- gio (7. T, 7. H, 8. A) y psógos, vituperio (7. T, 9. A ); 8. súnkrisis, comparación (8.
lidad de los ejercicios tratados por Nicolao, por lo que el editor le añadió otras 21 T, 8. H, 10. A); 9. ethopoiía, prosopopoiía, etopeya (6. T, 9. H, 11. A); 10. ékphra-
páginas, que tratan de los cinco ejercicios que faltaban en el manuscrito del British sis, descripción (5. T, 10. H, 12. A); 11. thésis, tesis (9. T, 11. H, 13. A); 12. nómos,
Museum, sacadas de material atribuido a Nicolao en diversos comentarios sobre Af- nómou eisphorá, ley, proposición de ley6 8 (10. T, 12. H, 14. A).
59 60
tonio de época bizantina , de distinta calidad en cuanto a la forma y al contenido •
61
Esta edición es, sin duda, más cercana al texto original que la de Spengel , que es
62
Este hecho contrasta con el cristianismo que con toda probabilidad profesaba un hermano de Nico-
lao, de nombre Dioscorio, el cual ostentó dos cargos importantes relacionados con la corte, ya completamente
56
Este dato está calculado en base a un encuentro entre Nicolao y su compatriota Proclo; una fecha cristianizada, el de educador de los hijos del emperador León y el consulado en el año 442; incluso si se ad-
más tardía que ésta que propone Felten, el año 430, fue defendida por K. Orinsky: Vid. Hock & O'Neil, mite que Nicolao era cristiano, este hecho en nada se manifiesta en sus Progumnásmata, en los que sí que es
1986, 237 y 249, n. 4, y Kennedy, 2003, 129, n. 3. Ofrecemos el nombre de la ciudad, Múga, simple- apreciable la influencia neoplatónica; vid .. Hock & O'Neil, 1986, 237 y 247, n. 9, y Kennedy, 2003, 129.
63
mente transliterado; con el iotacismo sería Mira. A situar algunos de estos ejercicios en los primeros lugares pudo contribuir otro criterio, el que fue-
57
Así cree que fue Kennedy, 1983, 165-67 y 2003, 129. ran portadores de enseñanzas morales (vid. n. 93 de la traducción de los Ejercicios preparatorios de Nico-
58
Hock y O'Neil, 1986, 237 y 247, n. 9, basándose en Stegemann, creen que el arte que Nicolao cita lao), ya que los ejercicios situados en primer lugar eran los que aprendían los alumnos a una edad más tem-
en la línea primera de su introducción («No inicio este libro, queridísimos alumnos, con la intención de pranaJ, en ocasiones, eran los únicos que se llegaban a practicar; Vid. Roueché, en E. Jeffreys, 2003, 34.
escribir para vosotros un arte retórica») podría ser ésta que aparece en el Suda; también Kennedy, 2003, El orden que apuntamos aquí es el que aparece en la versión armenia, que es el orden originario
129, n. 2, apunta que en ocasiones Nicolao indica que va a tratar en otro lugar aspectos de la teoría retó- Yel que Patil!on reproduce; en Spengel el orden es diferente y recoge las alteraciones que este manual
rica de un nivel superior al requerido por unos Progumnásmata; podría pensarse, entonces, que los Pro- sufrió en la Antigüedad para acomodarlo a los de Hermógenes y Aftonio (fábula, relato, anécdota, lugar-
gumnásmata serían la primera parte de un c01pus retórico más amplio, que incluyera, como el atribuido común, encomio y vituperio, comparación, prosopopeya, descripción, tesis y ley). En nuestro trabajo sólo
a Hermógenes, unos ejercicios preliminares y un arte retórica. mencionamos los ejercicios que se han conservado escritos en griego, de manera que dejamos fuera de
59
Estos comentarios se encuentran fundamentalmente en dos manuscritos del s. XI, los Parisini él los que se han conservado sólo en armenio (lectura, audición, paráfrasis, elaboración y réplica) los cua-
Graeci 1983 y 2977, Vid. Felten, 1913, XX; en XXXIV se encuentra un listado de todas las fuentes. Para les aparecen recogidos en la edición de Patillon.
65
la historia del descubrimiento de estos Progumnásmata, Vid. Hock & O' Neil, 1986, 238-239. Repetimos aquí el puesto 3, que ya habíamos apuntado para el relato, porque Teón trata la confir-
60
En palabras de Kennedy, 2003, 162: The accounts of exercises do not follow quite the same arder mación en relación con él.
66
of tapies used by Nicolaus in earlier chapters and at times seem to be summaries or restatements of his Tópos es usado sólo por Teón; todos los demás usan koinos tópos. Vid. la n. 184 de la traducción
account in different language. Vid. también Redondo Moyano, 2004, para un análisis particular de esta de los Ejercicios preparatorios de Nicolao.
67
diferencia. Hermógenes no trata el vituperio.
"Rhetores Graeci, 1856, III, 449-498.
'"yid. n. 290 de la traducción de los Ejercicios preparatorios de Nicolao.
88 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 89

Nicolao trata los siete primeros ejercicios, es decir, los que se conservan en el Los Progumnásmata de Nicolao presentan la siguiente estructura y contenido:
manuscrito del British Museum, atendiendo, primero, al orden que ocupa cada uno
1. Introducción
de ellos en el conjunto, para pasar luego a su definición (y otros temas relacionados
con ésta, como la etimología), a lo que le diferencia de otros ejercicios, a su clasifi- Objetivo que el libro persigue: recopilar de fuentes diversas los conoci-
cación en diferentes tipos, a los principios de argumentación en que puede dividir- mientos básicos para quien se está iniciando en retórica.
se, a la práctica que proporciona de los distintos géneros de la retórica y partes del Justificación de por qué se comienza la enseñanza de la retórica por los
discurso y, por último, a aclarar si el ejercicio debe ser considerado como una parte progumnásmata: procuran ejercicio de aspectos parciales, facilitando el
de una composición retórica de mayor extensión o puede, por sí mismo, ser consi- aprendizaje.
derado como un todo autónomo. Nicolao dedica a este último apartado, que no se Definición de retórica y su función.
encuentra en los demás tratados de Progumnásmata, una gran atención.
- Géneros de la retórica: judicial, deliberativa y panegírica.
Aunque los Progumnásmata de Aftonio fueron los más utilizados y comentados - Partes del discurso (proemio, narración, réplica, refutación y epílogo) y su
en la época bizantina69 , el manual de Nicolao, que algunos estudiosos consideran el definición.
70
más sólido y maduro de los cuatro , tiene más similitudes con los de Teón y Her- Los ejercicios preparatorios ejercitan tanto en los tres géneros oratorios,
mógenes que con el de Aftonio. Además, tiene coincidencias con el manual de retó- como en las cinco partes del discurso.
rica conocido como Anónimo segueriano. Felten71 atribuye estas coincidencias al
Orden en que deben tratarse los ejercicios preparatorios, según su grado
manual de retórica de Cornuto, ya que, basándose en ideas de Graeven que hoy día
72 de dificultad.
se consideran erróneas , pensaba que el Anónimo segueriano era un epítome de la
retórica de Cornuto. 2. Sobre la fábula
Definición.
Atribuida también a «Nicolao el sofista» se conserva una extensa colección de
progumnásmata prácticos que en 1832 publicó Walz (1, 266-420) sacados de un ma- Tipos de fábulas: esiópicas, sibaríticas, lidias, frigias. Diferencia entre és-
nuscrito del siglo XV (Parisinus graecus 2918). Aunque Felten (XXVII) supuso que tas y los relatos míticos.
eran de Nicolao de Mura, análisis más recientes 73 han puesto en evidencia que algu- Fuentes de la credibilidad de la fábula.
nos de ellos se encuentran en otros manuscritos atribuidos a Libanio, y que en esti- Utilidad de la fábula en los tres géneros de la retórica y en las partes del
lo, contenido y teoría retórica están más cercanos a Aftonio que a Nicolao. Por ello, discurso.
hoy día se considera que no pertenecen al mismo autor que escribió los Progum-
- Definición y uso del epimitio y del promitio.
násmata y se atribuyen a un Pseudo Nicolao74 •
Tipo de lenguaje en que debe componerse la fábula: simple y poco aleja-
En nuestra traducción los números entre paréntesis indican las páginas de la edi- do del cotidiano.
ción de Felten; en el texto griego que reproducimos en esta Antología se ha mante- 3. Sobre el relato
nido la paginación que aparece en esa edición, así como las líneas que comprende
cada página. Las citas de Teón se hacen siguiendo la edición de Spengel; para las de Se coloca en segundo lugar porque es más argumentativo que la fábula.
Hermógenes y Aftonio hemos usado las ediciones de Rabe. Diferencias entre relato y narración. Paralelismo con la distinción entre
poesía y poema.
69
Tipos de relatos: descriptivos, dramáticos y mixtos. Míticos, históricos,
Vid. pp. 80-81.
1
º Así Kennedy, 1983, 66. pragmáticos o judiciales, de ficción.
11

12
Vid. Felten, 1913, XXXI-XXXII. Partes de la narración: persona, acción, lugar, tiempo, causa y modo.
Cornuto fue un retórico del s. III, mencionado por Siriano y otros retóricos. Hoy día se considera
que el Anónimo segueriano es un resumen de las doctrinas de Alejandro, hijo de Numenio, de Neocles y Virtudes de la narración: concisión, claridad, credibilidad, gracia, grande-
de otros retóricos del s. II, que fue compuesto a finales de este mismo siglo o a comienzos del III, Vid. za y uso correcto de las palabras griegas.
M. R. Dilts y George A. Kennedy, eds., 1997, X-XV.
73 Utilidad del relato en los géneros de la retórica y en las partes del discurso.
Vid. un resumen en Hock y O'Neil, 2002, 125 y 198-204.
1
' Vid. Hock y O'Neil, 1986, 238 y 2002, 198. - El relato siempre es una parte.
!I

90 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 91 1

4. Sobre la anécdota - El orden de estos dos ejercicios es indiferente.


- Discusión sobre el orden en que este ejercicio suele situarse en otros tra- - Secciones en que se dividen. Opinión de otros sobre el orden en que de- 1

tados de retórica. Defensa del orden que Nicolao propone. Argumentación ben ejercitarse. Opinión del propio Nicolao.
en contra de quienes lo sitúan en primer lugar.
;I
- Cada parte del relato puede ser tratada según más de un principio de ar-
gumentación. Cada principio de argumentación puede ser empleado en to- 11
- Definición. Diferencias entre la anécdota y el dicho o hecho memorable y
la máxima. das las partes del relato, buscando variedad por la diferente elaboración. 11

- Tipos de anécdotas:
(1) En el nivel más general: verbales, prácticas y mixtas. Aunque se dice
El principio de argumentación más útil es la inconsistencia.
- Se puede argumentar contra el discurso del adversario tomándolo como
'
il
11
g
i.'I
1

lí1
que algunas se transmiten por su utilidad y otras por su gracia, todas un todo o dividiéndolo en partes. ir¡

contienen un consejo útil. Por ello, ni las anécdotas ni las fábulas de- - La confirmación tiene los mismos principios de argumentación que la re- '11

ben ser refutadas. futación.


¡f
(2) Unas muestran cómo son las cosas, otras cómo deben ser. - Es un ejercicio útil para la práctica judicial. .¡
'. 11

'I
(3) Unas son simples; otras responden a alguna pregunta. - Procura práctica en todas las partes del discurso, salvo del epílogo. 11
- La anécdota es siempre una parte de otra unidad mayor.
- Es propia del género deliberativo, pero puede usarse también en el pane-
- La refutación y la confirmación son partes del discurso, no discursos com-
pletos.
!
l
1
- Los proemios de este ejercicio deben ser más cuidados que los de las
gírico y en el judicial.
anécdotas y máximas.
1
- Proporciona práctica de todas las partes del discurso. ¡1

- Consta de las siguientes partes: breve elogio del que habla o actúa, paráfra- 7. Sobre el lugar-común
1'11
sis de la anécdota, apreciación de su probabilidad y verdad, (comparación), - El mejor orden lo sitúa detrás de la refutación y la confirmación, imitan- J1
ejemplos, juicio de los demás y, si es necesaria, una breve exhortación. do la disposición de los discursos, ya que en la anécdota y en la máxima il
11
se aprende la composición de proemios; en el relato, la de las secciones ¡1
5. Sobre la máxima
narrativas; en la refutación y confirmación, la de las réplicas y en el lugar- 11
1,
- Definición. Diferencias y similitudes con la anécdota y lo memorable. común, la de los epílogos. ¡1
- Tipos de máximas: verdaderas y verosímiles. Simples y dobles. Sin razón
- Definición. Explicación de su nombre. 11
o con razón que las explique. Muestran cómo son las cosas y cómo debe-
- Es incorrecto hacer una amplificación de las cosas buenas en el lugar-co- l1
rían ser. Otros apuntan otras diferencias: unas son órdenes, otras deseos, I¡
otras prohibiciones, otras determinación. Además, unas son innobles y mún; debe hacerse en el encomio.
11

otras nobles. - En el lugar-común sólo deben tratarse las malas acciones para las que la ley íl

- Proporciona la misma práctica que la anécdota con respecto a las partes establece algún castigo. El resto son objeto del vituperio, que se diferencia
del discurso y los géneros de la retórica. La división en secciones es tam- también del lugar-común en que se refiere a una persona determinada.
bién la misma. - Tipos del lugar-común: simple, cuando se ataca un único delito; doble,
- Es una parte de una unidad mayor, como la anécdota, salvo en casos en los cuando se atacan dos a la vez. 1
l1'
que conteste a una hipótesis completa por medio de la negación. - Aunque el lugar-común llena especialmente la necesidad del epílogo, pue- ,¡
11
- Las secciones en que se divide se han mencionado en la anécdota. den usarse en él proemios para salvaguardar la cohesión del discurso y
para practicar su composición. Estos proemios deben ser adecuados a la 11
¡1
¡I
6. Sobre la refutación y la confirmación naturaleza del tema, teniendo en cuenta cuatro aspectos: la acción, el ad-
versario, los jueces y el propio hablante. JI
- Deben situarse tras la máxima. Son útiles en las réplicas, ya que ayudan a ll
refutarlas y a reafirmar nuestro punto de vista. - Después del proemio, la división del lugar-común debe seguir el siguien- !I
11

- Definición. Hay que refutar y confirmar lo verosímil. te orden: alabanza de la acción contraria a la que atacamos en el lugar-co- '!I
'I
l1

JI,,
92 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA. PROGUMNÁSMATA 93
1
mún; demostración de que ésta última es una de las más malvadas, seña- - En caso de que fueran posibles réplicas a aspectos particulares de lo elo-
lando las injusticias que la acompañan; exposición de las comparaciones, giado, hay que refutarlas metódicamente.
realizándolas a partir de lo mayor, de lo menor y de lo igual; sucesos de- El vituperio se divide en los mismos principios de argumentación, par-
1
lictivos previos al caso, principio de argumentación que es similar a las tiendo de argumentos y entimemas contrarios. 11
acusaciones secundarias de las hipótesis completas y que tiene la misma
finalidad de apuntalar la credibilidad de la acusación presente; principios La diferencia entre vituperio y lugar-común, que ya ha sido expuesta en
de argumentación finales, eligiendo entre ellos los que convengan al tema; este último ejercicio, se repite aquí.
!
recurso llamado «rechazo de la piedad»; nueva refutación por medio de Los distintos tipos de encomios requieren una elaboración particular, pero
los principios de argumentación finales y de la hipotiposis, que consiste son considerados subtipos del género panegírico, ya que la división en tres J1
!
en la descripción vívida de los hechos sucedidos, salvo que sean éstos ver- géneros basada en el tipo de oyente a que el discurso está destinado es la
gonzosos, en cuyo caso conviene evitarlos, ya que producen más daño a mejor, aunque se constata la existencia de otras divisiones de la retórica 1
1
quien los describe que al acusado. que distinguen muchos más tipos.
11
El lugar-común puede ser una parte de otro discurso o un discurso com- El encomio de los seres inanimados se hará siguiendo los mismos princi- I¡
pleto, como sucede en el caso de los segundos discursos. pios de argumentación que se utilizan en los de los seres animados, pero
adaptándolos a sus características. 11
Como en los epílogos, el estilo y la representación del lugar común deben
ser impactantes y patéticos. El modo de expresión de los encomios ha de ser cuidado, con gracia, tea-
tralidad y solemnidad. 1
El lugar-común proporciona práctica en la oratoria judicial y, para aque- ¡,
llos que incluyen en él el elogio de los bienes, también de la panegírica. 9. Sobre la comparación ¡I
11
8. Sobre el encomio y el vituperio - Defensa de la presencia de la comparación entre los ejercicios preparato- 1
rios. Defensa de su situación detrás del encomio. Definición de la compa- i
El discurso de encomio está dividido en muchos tipos: los discursos de re-
ración.
1
greso, los dirigidos a generales, los epitalamios, los funerarios, los himnos
a dioses ... La comparación puede ser parte (cuando se utiliza en los encomios y en
il
11
los lugares-comunes) o todo (cuando se utiliza para comparar la vida vir-
El encomio puede ser parte de otro discurso (deliberativo), o constituir un
tuosa de dos hombres).
discurso completo.
Los principios de argumentación son los mismos que en el encomio, pero 1
'11
Definición y diferencia del elogio: el encomio es una alabanza extensa de 1
teniendo en cuenta que en la comparación son dobles. La comparación se
una persona o de un hecho que se realiza en base a méritos reconocidos.
debe realizar sin restar importancia a la persona o cosa que nos sirve de 11
¡I
El elogio, en cambio, es una alabanza breve.
base para la comparación, que siempre debe aparecer bien apreciada.
El fin del encomio es lo bueno; se llama así por su uso en el festival pú-
El estilo debe ser majestuoso, teatral y solemne. Este ejercicio proporciona
,,11

l
blico (komos).
práctica del género encomiástico, pero ejercita también en el deliberativo.
En cada uno de los tipos de encomio hay que utilizar una elaboración par-
De las partes del discurso, ejercita la comparación en los proemios, en la
ticular, apropiada al tema que trata. Exposición breve de los principios de
narración y en los epílogos.
argumentación que deben seguirse en el encomio de una persona; no se si-
guen aquí los tradicionales, que, sobre la base de Platón, estaban organi- Para comparar plantas o cosas por el estilo es posible utilizar el estilo re-
zados en elogio de los bienes del alma (prudencia, justicia, temperancia y lajado, que permite no recorrer todos los principios de argumentación. 1

coraje), del cuerpo (belleza, fuerza, estatura y rapidez) y de las cosas ex-
l
10. Sobre la etopeya l'
ternas (origen, amigos, riqueza, etc.), sino los que están en vigor: origen, 1¡
antepasados, nacimiento, crianza, juventud, cosas que hizo, elogio de sus Se sigue el orden tradicional que coloca la etopeya en este lugar y no des-
acciones virtuosas y remodelación, también en virtudes, de sus puntos dé- pués de la tesis, como hacen otros autores. Definición. Explicación de la 1
11
definición. ji
biles. Las comparaciones ayudan a evitar el estilo excesivamente llano y a íl!¡
dotar al discurso de vivacidad. Tipos de etopeyas: éticas, patéticas y mixtas. l1
11

l
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94 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 95

Características de la prosopopeya, según otros autores: la que tiene de- Esta división se diferencia de la del encomio en que éste no incluye la ré-
il
11
terminadas tanto las personas como las circunstancias; etopeya: la que plica, que es obligatoria en la tesis. En ella se examinan los inconve-
111
inventa todos sus aspectos. Nicolao sigue a quienes consideran etopeya nientes que pueden acompañar al hecho tratado y se refutan por medio
la que tiene personas determinadas y prosopopeya la que inventa los per- de paradigmas o de entimemas. Por medio de paradigmas, a partir de los I'
sonajes. Ésta última es la que utilizan los poetas. inconvenientes que resultan de otras actividades, que no disuaden de 1
¡

Según la opinión predominante se divide en presente, pasado y futuro. practicarlas dado que aportan más ventajas que inconvenientes. Por me-
dio de entimemas, exponiendo los buenos resultados que han obtenido
- Debe construirse con frases breves, con concisión y con brevedad. quienes han realizado la acción que se trata con éxito.
Es un ejercicio útil para los tres estilos de la retórica y también para el La tesis difiere del lugar-común en que el tema que trata es aceptado por
género epistolar. todos, mientras en la tesis es discutido. En el primero tratamos de con-
No sólo debe evitarse el estilo periódico, sino también las narraciones vencer a jueces sobre un asunto del que deriva un castigo legal para la
que respeten la sucesión cronológica y el carácter argumentativo. persona que ha cometido una falta; en el segundo sólo se da una investi-
gación de un asunto, de cara a un consejo.
11. Sobre la descripción.
La práctica de este ejercicio es útil en los géneros encomiástico y deli-
Defensa del orden en que coloca este ejercicio, que es el acostumbrado en
berativo, y en las tres partes del discurso.
su época, frente a quienes lo colocan detrás de la comparación. Definición.
Diferencia entre narración y descripción. Se describen lugares, tiempos, La tesis es una parte del discurso, salvo que se diga que es completa por-
personas, festivales, sucesos. Otra diferencia entre narración y descripción. que acoge a todas las partes del discurso.
En las descripciones añadiremos todo aquello que contribuya a dotarles Las tesis son unas relativas a la naturaleza, y de su investigación se ocu-
de viveza. pa la filosofía; y otras de naturaleza política, cuya división se ha mostra-
do aquí.
Las descripciones se realizarán conforme a un orden, de lo primero a lo
último. 13. Sobre la propuesta de ley
La descripción contribuye a la parte narrativa del discurso, convirtiéndo- Definición. Tipos de leyes: comunes y específicas; las que establecen re-
nos en espectadores de lo narrado. compensas por las buenas acciones y las que determinan el castigo de las
Este ejercicio es útil a los tres géneros retóricos. malas. Diferencia entre ley y decreto.
El estilo es variado, puesto que tiene que adaptarse a la hipótesis de la Diferencia entre propuesta de ley y lugar-común.
que trata. División de la propuesta de ley: según los principios de argumentación
finales, que pueden ser escritos y no escritos. El orden de estos principios
12. Sobre la tesis.
se establecerá según la verosimilitud en las hipótesis ficticias y según el
La división de este ejercicio ha sido objeto de una gran discusión. deseo del que habla en las verdaderas.
Definición. Diferencia entre tesis e hipótesis. El ejercicio consiste en una presentación u oposición a las leyes cuando
Es un ejercicio propio del género deliberativo y se divide según los prin- éstas se proponen por primera vez, y en una defensa o acusación de las
cipios de argumentación propios del panegírico. Otros, en cambio, utili- mismas cuando se examinen al cabo del tiempo.
zan los principios de argumentación finales o bien les dan otros nombres. Es un ejercicio prototípico del género judicial, aunque podría tener algu-
Pero tales principios se pueden reducir a los que se utilizan en el enco- na relación con el deliberativo y el panegírico. ·
mio, aunque es un ejercicio preparatorio propio de la oratoria deliberati-
Con este ejercicio se practican los proemios, las pruebas y los epílogos.
va, en la que para exhortar o disuadir se construye la argumentación con
alabanzas o vituperios. Se encuentra más bien entre los ejercicios que son partes.
Tras los proemios, se desarrollan los principios de argumentación referi- El estilo adecuado es el periódico y dotado de gran fuerza.
dos al origen y los referidos a la práctica del tema que se desarrolla y las Cierre general de la obra: lo que aquí se ha tratado es todo cuanto debe
ventajas que de él se desprenden. decirse en una introducción sobre estos temas.
:FËir'"_

96 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 91

1.3. Traducción ¡Adelante, pues ! Aprendamos en


primer lugar qué es la retór'ica, ya que unos la
EJpRcrcros pREpARAToRIos ns Nlcolao y
han åefinido de una manera otros de otra,
y Diodoros' así: <La retórica es la capa-
1tt. Prefacio
y
cidadp de buscar de expresar con ornato los medios de persuasión posibles a lo lar-
eo de todo el discurso>. ¿Qué es una
<capacidad>? Es algo neutral, que es posible
1l'u¡ No inicio este libro, queridísimos alumnos", con la intención de escribir
pal'a vosotros un arte retórica78
ítllizar o bìen o mal. como la riqueza, la fuerza o una daga; pues uno podría usar es-
como han sido muchos los que han compues-
-pues, tas cosas tanto para bien como para mal. Pues bien, a la retórica por eso la llamamos
to tales artes, no queda, podría decilse, nada por descubrir-, sino que, con el deseo
también <capacidad>, porque podría usarse ya para bien ya para lo contrario; y <de
de que os acostumbréis también vosotros a manejar las grandes obras, he reunido en
buscar>> y (3) <de expresar>, porque la tarea del orador es ésta: en cada problema que
este tratado, tras haberlas recopilado de fuentes diversas, cuantas cosas sé que es ne-
se le proponga, pensar las cosas que hay que decir y disponerlas y expresarlas lo me-
cesario que conozcan los que necesitan alguna guía. Por tanto, no hay que extrañar-
jor posible. Se añade <de los medios de persuasión posibles a lo largo de todo el dis-
se si cada una de ellas se encuentra también en algún otro autor, en su totalidad y pro-
curso>> a causadel fin de la retórica, puesto que su fin es hablar persuasivamente se-
bablemente con las mismas palabrastn, ni hay que sentir desprecio si en otros libros
gún 1o apropiado a cada caso. Así que ésta es la definición: <La retórica es la
se encuentran algunas*o cosas más, pues aquellos de vosotros que aprendan lo que
capacidad de buscar y expresar con ornato los medios de persuasión posibles a lo
aquí se trata, serán capaces de comprender también otras cosas más complicadas.
largo de todo el discurso>. Su función es pensar qué debe decirse en cualquier pro-
Pues bien, lo primero que hay que analizar es por qué comenzamos por los ejer- blema que se le proponga, y disponerlo y expresarlo de la mejor manera posible. Su
cicios preparatorios. Contestaremos que la retórica ha estado siempre presente de fin no es persuadir en todas las ocasiones, sino hablar convincentemente según lo
forma natural entre los seres humanos, pero que era difícil de abordar y que su uso apropiado a cada caso. Por eso Gorgias la define también como <<el artesano de la
no resultaba fácil; por eso no era evidente para todos. (2) Así que distintas personas persuasión>83. Se llama <retóricÐ> o bien a causa'de que se habla con fluidez o bien
fueron ocupándose de alguna parte de este arte y transmitieron sus conocimientos a porque el orador habla a favor de la ley; pues rhêtra es en dorio <leyrr''.
los que venían detrás, y de este modo, poco a poco, se avanzó hacia ciertas divisio-
nes y métodos. Una vez que éstos fueron asimilados, estuvieron ya más claros los
beneficios de la retórica, pero, a pesar de ello, a los jóvenes la materia les seguía pa-
" La lectura del manuscrito y de los escolios es Diodoro, pero, como se trata de un autor descono-
cido, Felten 1o sustituyó por Teodoro, citado en Quintiliano en 2.15-16, como autor de la siguiente def,r-
reciendo difícil de manejar; pues a los que la practicaban desde los niveles más ba- nición, muy similar a la que da Nicolao: <(La retórica) es la fuerza para encontrar y decir con ornato en
jos y sin interrupción no les resultaba fácil ver todas las cosas reunidas en ella. Y por todo discurso lo que puede ser crefüle> (trad. de Ortega Carmona). Sin embargo, también en Quintiliano
ello surgió laprâctica de los ejercicios preparatorios, pues en ellos no nos ejercita- Teodoro, que ha sido identificado habitualmente con el de Gádara, maestro de Tiberio, es una coirección
mos en la totalidad de la retórica, sino en cada una de sus partes individualmente. por Eudoro, que los editores más recientes mantienen. Además, un poco más adelante, en 2.15.21, Quin-
tilìano atribuye a Teodoro de Gádara una definición (<Retórica es el arte que encuentra, juzga y exprcsa
en conveniente ornato, de conformidad con la importancia de lo que en cada cosa puede tomarse como
tt persuasivo, en asuntos civiles>; trad. de Ortega Carmona) menos semejante a la de Nicolao. Por ello,
Esta numeración en capítulos es nuesha; en el original griego sólo aparecen 1os títulos. De los cuaho li-
brosde ProgLtmnásmata consewados, sólo el deTeón y éste de Nicolao contienen una Introducción. La de Teón Kennedy (1983, 68, n. 14) mantiene la lectura Diodoro de los manusctitos y piensa que éste pudo haber
está dividida en dos grandes aparødos, (1) en el que se indica el propósito del libro y se presentan los ejerci- sido algún profesor suyo (2003, 13i, n. 5). En cambio, Fruteau de Laclos mantiene Teodoro siguiendo a
cios, indicando la utilidad de cada uno y el orden en que deben ser enseñados (59.1-65.26, Spengel); (2) en el Felten, si bien cree que se trata de Teodoro de Bizancio. En todo caso, la definición de Nicolao es tam-
que se dan pautas pedagógicas para la utilización concreta de los ejercicios (65.30-72.n). Nicolao (vid. el es- bién similar a la que se encuentra enla Retórica de Aristóteles, 1.2.1: <Entendamos por retórica la fa-
quema de la lntroducción que presentamos en la p. 86) trata también esos puntos. cultad de teorizar 1o que es adecuado en cada caso para convencer>> (trad. de Racionero).
tu
Estos números entre paréntesis indican las páginas de la edición de Felten. " El témino griego es dúnamis, que indica la capacidad, facultad o poder de hacer algo. Esta capaci-
" Es destacable que, mientras Teón, como Hermógenes y Aftonio, se dirige a 1os profesores de retóri- dad es heuretiké, es decir, <de invención>>. La héuresis, latín inventio, era una de las tareas del orcdor (ffi-
ca como destinatarjos del libro, en cambio Nicolao lo destina directamente a 1os alumnos; en 1.2 estos alum- cia oraloris) establecida porAristóteies, que consistía en la búsqueda o invención de los recursos que se usa-
nos son ltaîdes, pero en 2.5 los destinatalios de los ejercicios prepatatorios son néoi; efectivamente estos rían en el discurso para persuadir. Aristóteles estableció otras dos tareas, la táxis o dipositio, en la que los
ejercicios se practicaban de 1os doce años en adelante; por eso hemos preferido la traducción <alumnos>. recursos hallados enla inventio se organizaban en el plano sintagmático dei discurso y la léxis o elocutio,
" En griego los manuales de retórica llevaban este nombre; el término <arte>> implicaba laleoilza- en la que se buscaban los medios de expresar lingüísticamente los recursos hallados y organizados en la es-
ción de nna materia dirigida a una finalidad práctica, vid. Racionero, 1990, 162, n.2. tructura del discurso. El sistema clásico comprende otras dos tareas más, la hupókrisis o adio introducida
"Aunque Nicolao no cita sus fuentes, parece claro que se trata de distintos tratados de retórica de pot Teofiasto y la mnéme o memorla introducida por un rétor desconocido; vid. Wisse, 1989, 13 y 14.
nivel más elevado, con los que tendrían que enfrentarse más tarde los alumnos que continuaran el apren- " Platón, Gorgias, 453.a.
dizaje de esta materia. 'n <Con fluidezo es la traducción de rhúden, adverbio de la misma raíz que rhéo,<<f7uirr, (Aor errú-
'o Seguimos aquí a Felten y Fruteau de Laclos, que interyretan tina de 1.12 como <cosas diferentes en), que guarda alguna semejanza fonética con rhetoriké- Sobre la etimología de esta palabra y de rhé-
a las que se dicen en este libro>. Nicolao estaría explicando aquí el carácter básico de su manual, que re- tra,vid. A.LópezBire,1988, 6l-69. F,ltérmino rhétor se utiliza tanto para designar al orado¡ como al te-
cogería sólo 1o elemental. órico de la retórica.
FfT--

98 E, REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PÂoGUMNÁSMATA 99

Se divide la retórica, en el nivel más general, en estas tres especies: judicial, de- curso que sigue a las demostraciones ya expuestas, proporcionando un resumen de los
liberativa y panegírica*t. Se calacteriza a cada una de ellas por las personas que es- temas, de los caracteres y de las pasionese0. La función de éste, dice Platónn', es que los
tán presentes, ya que los oyentes se han reunido o para emitir un juicio o para deli- oyentes, al final del discurso, hagan rnemoria de lo que se les ha dicho.
berar sobre algo o para celebrar una fiesta cívica. (4) Es especíhco de lajudicial todo
Hemos hecho esta división para qlre quede claro el provecho que se deriva de
lo relativo a la acusación y la defensa, y su fin es lo justo; de la deliberativa, la ex- preparatorios. Efectivamente, unos nos ejercitan sobre el discurso ju-
los ejercicios
hortación y la disuasión, y su fin es lo conveniente; de la panegírica, también 11a-
dicial, otros sobre el deliberativo y otros sobre el telcero, el panegírico. Y, a su vez,
mada epidíctica, el encomio <y la invectiva>, y su fin es lo honorífico.
unos de estos ejercicios enseñan el empleo de los proemios, otros el de los relatos,
Las partes del discurso son cinco: proemio, naración, réplica, refutación y epflo- otros el de las argumentaciones en las réplicas y refutaciones, y los hay que enseñan
go. El proemio es la pafie del discurso que prepara al oyente y le predispone favora- también el de los ePílogos.
blemente para la parle del discurso que viene a continuación; la función del proemio
Hay que hablar de cada ejercicio preliminar en pafiicular; y en primer lugar so-
y su fin -pues algunos han considerado que es 1o mismotu- es procurarse atención, re-
bre la fábula. Pues de la misma manera que los que se ocupan de estos temas inven-
ceptividad y benevolencia. La nanación" es la exposición de los hechos en la hipóte-
taron (6) lapráctica de los ejercicios preparatorios para contraffestar la dificultad de
sis*t, que se inclina a favor de la parte del que habla o que se realiza de cara a la con-
las hipótesis completase'z, así también colocaron la fábula en primer lugar entre ellos,
veniencia del que habla; esto último se especifica porque la única narración que existe
en la idea de que por naturaleza carccía de complicación y era más simple que los
es la que se da en los tribunales de justicia en totïo a hechos que son discutiblesse.
otros, y en la idea de que tenía alguna relación con los poemas; cuando los jóvenes
O bien se define así: <exposición de los hechos sucedidos o de la idea que se tiene so-
pasan de éstos a la retórica, no deben encontrar de ningún modo demasiadas cosas
bre los hechos sucedidos>; su función y su fin es proporcionar al oyente una relación
extrañas e inusualesot. Por tanto, se debe hablar primero sobre la fábula.
y una clarificación del asunto del discurso. La réplica (5) es una objeción que parte de
la persona del adversario, la cual está dirigida a acabar con nuestra credibilidad y a
2. Sobre la fábulano
conducir al oyente a un pensamiento más especioso. La refutación es la que subsana
el daño hecho por la objeción, reconduce al oyente a su posición previa y le convence Lafâbula es un discurso falso que representa la verdad gracias a que está cons-
para que dé su aprobación a la cuestión que se plantea. El epflogo es la parte del dis- truido de manera creíblees. El discurso es falso, puesto que de común acuerdo se

tt 'Esta definición aparece también en el Anónimo segueriano, atiblida a Neocles (Spengel, I,453,2).
Esta clasificación hecha en base ai destinatario del discurso se remonta a Aristóteles, Retórica
o'
1358.a.34 y ss., que tuvo como precursor, según Quintiliano,2.2l.23 y 3.4.1y 9; aAnaxímenes de Lámp- Fedro 267 .d, donde, no obstante, no se le llama epílogo, sino epánodos.
n'Las
saco, el autor de la Retórica a Alejanù'o. <hipótesis completas>> son 1as declamaciones sobre temasjudiciales y deliberativos; vid. Ken-
ou
Efectivamente , es télos o <función> en la definición del Anónimo segueriano, Spengel,l,428,20- nedy, 2003, 133, n. 12. Fruteau de Laclos traduce causes définitives. En todo caso, se trata de discursos
21, perc es érgon o <fin> en Rufo de Perinto, Spengel, l, 463, 19-22. completos, referidos a casos particulares y destinados a la declamación.
" El término que aquí aparece es dlégesis, con el que se designa, habitualmente, la parte del discur- " Nicolao utiliza aquí argumentos puramente pedagógicos para situar la fábula en primer lugar, y en
so; sin embargo, el ejercicio preparatorio destinado a narrar se llama diégema: vid. ia n. 1 10. esto se muestra otiginal con respecto a los demás autores de ejercicios que argumentan razones morales que

"" Hupóthesis es:un término técnico que hemos preferido no traducir. La distinción entre hupóthesis
nuestro autor cita también más adelante (9.8); vid. Fruteau de Laclos, 1999, 225. Puesto que estos ejerci-
y thésis se remonta a Hermágoras de Temnos (II a. C.). Éste agrupó dentro del ámbito de las competen- cios estaban dirigidos a adolescentes y jóvenes, la preocupación por la enseñanza morai es constante en
cias retóricas con el término <tesis>> las cuestiones generales, que en principio eran dominio únicamente ellos; en concreto Hermógenes, comienza su manual con la fábula y en sus primeras líneas justifica este or-
de la filosofía pero que, a través de la educación, penetraron también en el campo de la retórica. La thé' den argumentando su valor moral, en la idea de que hay que modelar los espíritus cuando aún son tiemos.
nt
sis son cuestiones teóricas, concemientes a clases de individuos o situaciones típicas; se corresponden a La fábula era un género literario autónomo, con unas características compositivas bien estableci-
los tópoi olugares comunes aristotélicos y entre los latinos sonel genus infinitum, quaestio infinita, com' das (situación en el pasado, mítico en ocasiones; personajes caracterizados; recreación de un microuni-
munis o generalis o, simplemente, quaeslio, para distinguirla dela causa, nombre con el que se designa- verso verosímil; existencia de una narración y una moraleja; estilo sencillo, cercano al popular). Su uso
ba ala hupóthesis. Ésta se refeúa a pleitos, causas o demandas judiciales concretas, es decir, a casos par- pala textos tetór'icos es antiguo, dado que el relato seguido de una moraleja funcionaba a modo de una
ticulares referentes a personas, rodeados de determinadas circunstancias, en un lugar y tiempo conctetos; argumentación en la que, a partir de un ejemplo, se inducía una verdad general. Aristóteles (Retórica
coincide con 1o que Aristóteles entendíapor tópoi o lugares específicos y los latinos designaban también 1393'b.22 ss.) cita dos pruebas por persuasión comunes a todos los géneros, el ejemplo y el entimema; y
como genus defininm, quaestio finita o quaestio especialis, vid. Lausberg, 1966-68, $ 69-75. dos tipos de ejemplos, los históricos y los inventados y, entre éstos, otros dos tipos, la parábola y las fá-
bulas, a las que denomina lógoi (ntuthikoí). La facilidad de inclusión de la fábula en otro
" A pesar de esta afirmación, acabamos de leer que el discurso en general, y, por tanto, todos los dis- texto y su ca-
rácter moral contribuyeron a que fuera incluida entrelos progumnásmdÍa, donde
cursos, tienen narración; efectivamente, en el tercer capítulo de su obra Nicolao estudia la narración en con tocla probabilidad
las características de este género fueron teorizadas por primera vez; vid. patillon,
las tres especies o géneros de la ¡etórica. La afirmación que aquí se hace se debe a que es en el género ju- 1997, XLIX ss.
n'Esta
dicial donde era más frecuente que se expusieran dos versiones diferentes del mismo hecho, que resulta- definición es idéntica a la que apaece en Teón (72.28 Spengel), con el añadido <gracias a
que está construido de manera creíble>, que aparece
ba, por tanto, especialmente <discutible>. también en Aftonio (i.6 Rabe) y en Sópatro (edición
100 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA. PÂOGUMNASMATA 101

compone a partir de algo ficticio; pero representa la verdad, puesto que no cumpli-
las, sino relatos tníticos'o', y no las distinguen de los cliscursos qtte tratan sobre me-
ría su función si no tuviera alguna semejanza con la verdadou. Y puede hacerse se-
tamolfosis y temas similares. Sea cual fuere su nombre, serán los filósofos quienes
mejante a la verdad a pafiir de la credibilidad que emana de la invención. Se llama
revelen las alegorías que contienen. Nosotlos valnos a ocuparnos de lo que es creí-
múthos a partir de múthestlui, que significa precisamente <hablar>ot, no porque en
ble o increíble en un discttrso público.
los demás ejercicios preparatorios no hablemos, sino porque aprendemos a hablar
en público por primera vez gracias a é1. Algunos lo han llamado también aînonu'por Puesto que se ha dicho que la fábula debe construirse de manera que sea cl'ei-
la moraleja que conlleva. ble, hay que examinar de dónde puede surgir esta credibilidad. Y puede surgir de
múltiples orígenes: de los lugares en donde suelen habitar los animales que inter-
Las fábulas son llamadas unas <esiópicas>, otras <sibaríticas>, otras <lidias>, vienen en el discurso; de las ocasiones en las que les gusta aparecer; de las palabras
otras <frigias>, (7) nombres que se les dan a partir de ciertos lugares o personajes. que son acordes a la naturaleza de cada uno; de las acciones que no exceden las pro-
Las sibaríticas son aquéllas en las que participan únicamente animales racionales, pias de la especie de cada uno, de manera que no digamos que un ratón aconseja so-
las esiópicas aquéllas en las que intervienen animales racionales e irracionales, las brelarealeza de los animales (8) o que un león es atraído por el olor del queso; y,
lidias y las frigias aquéllas compuestas sólo con animales iracionaleson. Hay tam- en caso de que sea necesario atribuirles palabras, de manera que la zorra hable con
bién algunas fábulas en las que participan dioses, como, por ejemplo, <Hera convi- astucia, pero las ovejas de un modo simple y lleno de estulticia; pues así son sus res-
ve con Zeus>>,las cuales, en mi opinión, encajan mejor en los estudios de filosofía, pectivas naturalezas; y de manera que el águila sea presentada como depredadora
ya que gracias a ellas es posible entender las alegorías que contienen'oo. Huy que sa- de cervatillos y de corderos, pero el grajo no aparezca ni siquiera maquinando algo
ber también que algunos no llaman a las fábulas en las que intervienen dioses fábu- parecido. Y en caso de que hubiera alguna vez necesidad de inventar algo impropio
de su naturaleza,hay que planificarlo de antemano y relacionarlo con el propósito
de la fábula; por ejemplo, si se diera el caso que un rebaño conversara amigable-
de Aftonio, 59.2 Rabe). Debido a esta coincidencia en la definición y a que la doctrina que aparece en Af-
mente con lobos, hay que planificar de antemano esa amistad y demás cosas simi-
tonio no parece depender de la de Teón, Patillon (1997, LIV) supone que esta definición se remontaría a
los orígenes de la teoría delos progumruismata.
lares.
'u Esta analogía con la verdad es lo que permite que las fábulas sean utilizadas, ya desde Aristóteles
(Retóricct,ll.20;1393.a.22 ss.), como pruebas de persuasión, entre los ejemplos Qtarádeigma). Hemos dicho que los ejercicios preparatorios son, unos del género deliberativo,
nt
Efectivamente, <hablar>> es una de las acepciones de múthesthai, que también significa <<conver- otros deljudicial y otros del panegírico. Pues bien, la fábula pertenece claramente al
sar>>, <<referir>>, <<contar>>... De la misma manen, mû\ltos, además de <mito> (signif,rcado con el que apa-
deliberativo, ya que con ella exhortamos para el bien o disuadimos de los errores.
rece en nuestro texto en 9.3), es <palabra>, <dicho>, <<discurso>>... Teón (73.30 Spengel) se apoya en la
Pero, además, algunos han considerado que la fábula es también útil para la prácti-
auto¡idad de Platón (Fedón 60.c-61.b) cuando glosa múthos con lógos. En los ejercicios preparatorios
múthos se utiliza como término técnico, con el signihcado de <fábula>. Sobre el uso de mitos y fábulas ca de los tres géneros: <en tanto que>, dicen, <<exhortamos o disuadimos, está cui-
particulamente en los Progumnásmata de Teón y de Hermógenes y en Sobre el estilo también de Her- dado 1o característico de la deliberación; en tanto que atacamos los delitos, el as-
mógenes, vid. Gangloff, 2000, 25-56. pectojudicial está a salvo; y en tanto que nos servimos de una expresión lingüística
ot
Aînon tiene acepciones variadas, como <(cìlento>>, <historieta>, <consejo> (vid. Patillon, 1997, clara y (9) avanzamos con sencillez haciendo alavez elogios, no nos apafiamos del
138, n. 1'77 y la biblioglafía allí citada); éste último significado es el que tiene en este texto. a juzgar por
género panegírico. Es más, también existe la costumbre>, dicen, <de incltir mú-
el contenido que se le attibuye. El término aparece también en Teón (73.27 Spengel), donde Reche Mar-
Iínez (74, n. 91) lo traduce por <<cuento>, y aporta la noticia de un escolio en el que se define como un thoitot en las hipótesis panegíricasrO3.>Y, debido a esto, son quienes sostienen esta
tipo de fábula en la que intervienen animales o árboles; en todo caso, la traductora advielte que los tér- opinión los que le otorgan el primer lugar entre los ejercicios, <puesto que>, dicen,
minos que utiliza para designar las fábulas son sólo aproximados y no encierran el mismo significado
que en nuestros días. Patillon (1997) y Kennedy (2003) sólo transliteran el término, como nosotros ha-
cemos. 'o' Muthikà diegémata,'l .9. Sobre la diferencia entre fábula, como ejercicio preliminar, y relato mí-
"
En la atribución de diferentes características a los distintos tipos de fábulas Nicolao difiere de tìco, vid. Gangloff, 2002,32-34,36 y 55. Vid. también, en el propio Nicolao, 13.14.
los demás autores de Progumnósmata; para Teón, Hermógenes y Aftonio con estos nombres sólo se 'o'No hemos traducido el término porque aquí puede hacer referencia tanto a las fãbulas como a los
indica su origen; Teón (73.10 ss., Spengel) rechaza explícitamente que se puedan clasificar según la mitos. Kennedy, 2003, i35, n. 17, apunta que el Bzslris de Isócrates puede ser tomado como un ejemplo
aparición en ellas de animales, personas, etc., argumentando que en todas se encuentran todos los ti- temprano del uso que aquí se menciona.
pos. 'ot Se exponen resumidas aquí dos corrientes de opinión: la que se remonta a Aristóteles, (Retórica
'* En la época imperial en general, y entre los neoplatónicos en particular, los mitos mantenían 1393.b.22 ss., que hemos expuesto en la n. 94), según la cual la fábula es útil como prueba en los tres gé-
su prestigio como fuentes del conocimiento del mundo, si bien no se tomaban ya al pie de la letra, neros de la retórica (aunque los ejemplos que él aporta son siempre del género deliberativo), y la que
sino que se consideraban alegorías que debían ser estudiadas parâ extraer el significado que ence- constataba que se usaban sólo en los discursos panegíricos de la época. Esta amalgama explica, en opi-
rraban. nióndeFruteaudeLaclos, 1999,233-234,laaparentecontradicciónqueseencierraenellas.
102 E. REDONDO MOYANO
NICOLAO DE MUP'A, PROGUMNÁSMATA 103

<nos ejercita en las tres partes de la retórica.> Pero está claro que pertenece al gé- modo de expresión debe tender hacia lo más simple y desviarse poco del lenguaje
nero deliberativo, y nadie podría albergar dudas sobre ello, ya que, además de su po- cotidiano'oe.
der de seducción de las almas'*, resulta útil a los que persuade, ya que los aparta del
mal, les aconseja aspirar al bien y con dulzura'o' les habitúa a aprovecharse de su uti-
lidad. 3. Sobre el relato
La fábula puede contribuir también -dado que son cinco las partes del discur- Después de la fábula hay que situar el relato, en la idea de que es ya más argu-
so- al aprendizaje de la natración: efectivamente, en el propio proceso de su com- mentativo que la fábula, pero más simple que los demás ejercicios preparatorios. Re-
posición, aprendemos cómo hay que narrar lo sucedido.
lato es, como ha quedado dicho ya un poco antes"o, una exposición de hechos suce-
didos o que se cree que han sucedido.
Un epimitio'ou es una parte del discurso (10) que se añade a la fábula y que pone
en claro su utilidad. Esto se consigue de tres maneras, paradigmáticamente, entime- Para diferenciar el relato de la narración unos han afìrmado, <que la narración>,
máticamente o prosfonéticamente'ot. Paradigmáticamente, por ejemplo: <esta fábu- según sus palabras, <es Ia exposición de asuntos sometidos a discusión en los tribu-
la nos enseña a hacer algo o a no hacerlo.> Entimemáticamente, cuando hablemos nales, llevada a cabo en beneficio del que habla, mientras que el relato es la narra-
así: <Efectivamente, el que no haga esto, es digno de crítica.> Prosfonéticamente, ción de sucesos históricos y pasados.>
por ejemplo: <También tú, hijo mío, mantente alejado de esto o de esto otro.> Algu-
nos colocan el epimitio al comienzo y lo llaman promitio. Pero quienes hacen divi- Otros han llamado narración (I2) ala exposición de hechos verdaderos, y rela-
siones más sensatas y consecuentes, consideran que es absolutamente necesario co- to a la de los hechos que se consideran sucedidos. Pero la mayoría estima que el re-
locarlo al final de la fábula, diciendo que <si hemos inventado la fábula porque los lato trata de una acción única, mientras que la nanación trata de una combinación
jóvenes no aceptan fácilmente los consejos explícitos, con la finalidad de que, se- de muchas; algo similar sucede con <poesía> y <poema>, ya que <poesía> viene a
ducidos y engañados por la dulzura contenida en la fábula, escuchen entonces la mo- ser toda la producción de Homero, mientras que <poema> es la sección sobre la có-

raleja, cómo no va a ser necesario colocar el epimitio que se desprende de ella de- lera de Aquiles o alguna otra similar"'.
trás de la fábula? (11) Puesto que, si aceptan la moraleja de otro modo, el uso de la Hay tres tipos de relatos que presentan diferencias entre sí: en efecto, unos son des-
fábula resulta superfluo>. criptivos, otros dramáticos y otros mixtos. Descriptivos son cuantos son contados por
El lenguaje debe ser bastante simple, carente de artihcios y alejado de toda es-
tridencia y expresión periódica'ot, de manera que el consejo sea claro y que lo que se ''FruteaudeLaclos, lggg,23S,matizaqueestelenguajecotidianonoera,entodocaso,eldelas
dice no parezca ser más elevado de lo que corresponde a los personajes dibujados, personas sin educación, sino el de las conversaciones entre gente educada en general y los rétores en par-
especialmente cuando en la fábula intervengan animales irracionales. En general, el ticular': efectivamente sólo ellos seúan capaces de utilizar el ático clásico requerido en medios retóricos
y, en general, cultos.
"o En realidad, anteriormente (en 4.6,4.1,1,4.I4,5.16 y 9.13) el término que ha aparecido es dlá-
gesls, es decir', <naración>> o <<relato> en tanto que parte dei discurso. Só1o en 7.9 aparece el término con
'' El término psr rchagogía es el que utilizó Platón, Fed.ro 216.a, para definir la retórica
el que se designa este ejercicio preparatorio, pero aplicado a los relatos míticos (muthikà diegématø). So-
'ot La glukútes (suavitas) hace referencia al modo de exposición, cuando éste es sencillo, carente de
bte la confusión enrre diégesis y diégema, qlue se daba ya en Teón, vid. Fruteau de Laclos,1999,240-241.
períodos y de razonamientos; vid. Etnesti, 1985, ad. locum. Debido a estas características, la materia ex-
puesta con glukútes llegaba a todo el mundo y por ello es especialmente adecuada parâ las anécdotas y Entre las causas que la explican hay que mencionar, además de ia herencia de Teón, que, en general, e1
rigor terminológico no es una de las características de Nicolao y que es probable que en su época no fue-
las fábulas, qlre eran los primeros ejercicios que se practicaban. Es también el estilo característico de las
ran apleciadas como muy diferentes la composición que consistía en imaginar una ficción verosímil,
narraciones míticas.
como hacían los poetas o, en general, los literatos, la que consistía en revivir un suceso del pasado, como
'ou En griego epimúthion, es decir, <lo que se añade al múthos o fábula>; como término técnico que
hacían los historiadores y la que buscaba dar una determinada versión de un suceso, como hacían los ora-
es, hemos preferido transliterarlo, a1 igual que przm úthion, promitio, <lo que antecede a la fábula>, que
dores.
aparece unas líneas más abajo. Eso mismo hace Reche Martínez con ambos términos en su traducción cle
Aftonio (2.1). Fruteau de Laclos, en cambio, traduce el primero por la morale y sólo translitera el se- "' En Hermógenes y Aftonio se encuentra esta misma distinción entre narración y relato, y también
el mismo paralelismo entre ellos y poesía y poema; el primero (4.9 ss., Rabe) pone como ejemplo de po-
gundo.
esíala llíada ola Odisea; de poema, la fabricación del escudo (llíada l8),la evocación de los muertos
'ot Con estos tres términos, que aparecen ejemplificados a continuación, se indica que la fábula se
(Odisea ll) y la mafanza de los pretendientes (Odisea 22); narraciín sería la Historia de Heródoto y la
utiliza como un ejemplo, o como medio para sacar una determinada conclusión o, finalmente, para dar
obra de Tucídides, mientras que relatos serían el episodio de Arión (Heródoto L23-24) o e1 de Alcmeón
un consejo a alguien determinado. Sobre el ejempìo y el entimema, vid. n. 15l y 150.
(Tucídides 2.102). Aftonio (2.16 Rabe) también ejemplifica poesía conla llíada y poema con el episodio
'ot La expresión periódica está relacionadâ de manera especial con la presentación de los argumen-
tos, y, por tanto, se encuentra muy lejos de la simplicidad expositiva que es propia de la fábula.
de la fabricación de las armas de Aquiles (Ilíada 18) pero no apoÍa ningún ejemplo de na¡ración o relato.
104 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNASMATA 105

una única persona, que es quien los natra, como los de Píndaro; dramáticos, cuantos de Midias; acción es lo que está siendo lealizado, como un iusulto; lugar inclica en
son contados no por su compositol sino pol'los personajes que intervienen en ellos, clónde está sucediendo, por ejemplo, en el teatro; tiernpo, cuándo sucede, colrro en
como los de los drarn¿rs trágicos y cómicos; mixtos son aquellos en los que intervieuen un festiv¿ìl; causa, el polqué, por ejemplo, el odio; modo, el cómo, por ejemplo, con
ambos moclos de composición, como las obras de Homero y de Heródoto y cualquier palabras o habienclo llegado a las manos. Hay algunos que añaden rìna séptima par'-
otro del mismo estilo, en los cuales algunas secciones son contadas por el autor mis- te"',la materia, distinguiéndola del modo (14), al que atribuyen el actuar al margen
mo, pero otras por otros personajesttt. Por otro lado, los relatos son, unos míticos, otros de la ley y por la fuerza, y a la materia el servirse de un puñal o, quizás, de una pie-
históricos, otros pragmáticos, a los que llaman también judiciales, y otros de ficción"'. dra, o de un dardo o de alguna otra cosa por el estilo.
Míticos son aquellos cuya fìabilidad no es incuestionable, sino que incluso conllevan
de la sospecha de su falsedad, como son los refeddos a los Cíclopes y a los Centauros;
Las virtudes de la narración, según unos, son cinco: concisión, claridad, credi-
históricos, los referidos a hechos pasados sobre los que hay acuetdo en que han tenido bilidad, gracia, gtaîdeza [y el uso cotrecto de las palabras griegas]; pero, según

lugar, (13) como los sucesos de Epidamno"o; pragmáticos o judiciales son los que se otros, sólo la credibilidad, ya que las otras cuatro las consideran comunes a todo dis-
narran en los debates públicos; y de ficción los de las comedias y, en general, los de los curso. En cambio, en opinión de otros más exactos, son sólo tres, claridad, concisión
restantes dramas. Los relatos míticos tienen en común con las fábulas que ambos ca- y credibilidad"*. H^y que admitir que es muy difícil para quienes se preocupan de la
recen de fiabilidad, pero difieren en que las fábulas son unánimemente consideradas claridad prestar también atención a la concisión, ya que es frecuente que a causa de
falsas e inventadas, mientras que los relatos míticos, por un lado, son contados por la concisión llevemos el discurso a la oscuridad o que, buscando hablar con claridad,
otros como realmente sucedidos y, por otro, es posible que hayan sucedido o que norrs. necesitemos extendemos. Por tanto, hay que cuidar la concisión, haciéndolo con
Además, los relatos de ficción tienen en común con las fábulas que ambos son inven- medida, sin dejar de lado nada de lo necesario y sin añadirlo, ya que entonces se con-
seguirá la virtud del discurso. Si, por el contrario, fuera evidente que se deja de lado
tados, pero se diferencian unos de otras, en que los unos son relatos inventados, pero
pueden suceder por rm;tur:aleza, aunque no hayan sucedido, mientras que las fábulas ni
algo de lo necesario, la concisión será clasif,rcada más bien entre los defectos"o.
Cómo podría lograrse la concisión o cómo se dotará al discurso de credibilidad, es,
han sucedido ni tienen posibilidad por naturaleza de suceder.
para quien aspira a enseñar, una labor que excede los límites (15) de una introduc-
ción'to. No obstante, cuando se está obligado a tener en cuenta la claridad y alavez
Los elementos de la narración son seis: persona, acción,lugar, tiempo, causa y
también la concisión, quien considere el mejor modo de actuar, debe servirse de am-
modo"u. Persona es, por ejemplo, el que hace algo, la persona de Demóstenes o la
bas dos, si las dos pueden darse; pero si no, debe servirse de lo más apremiante, y
esto puede que se logre más con la claridad; ya que el discurso no se dañará tanto
"' Los orígenes de esta teoría se pueden rastrear en Platón, República 3.393.a-394.b. Este primer por la longitud, cuanto por la falta de claridad. También la exposición en caso rec-
criterio clasif,rcaclor, que nose basa en la verdad o verosimilitud de los hechos que se nanan, o en el gé- to"' podría contribuir, además de muchas otras cosas, a la claridad en los relatos,
nero en el que han sido compuestos, sólo aparece en Nicolao. pues hace el discurso fácil de entender por medio de pausas continuas, cosa que no
"'Esta segunda clasificación es muy cercana a ia de Hermógenes (4.17, Rabe), que distingue entte
es posible lograr con facilidad por medio de los casos oblicuos.
relatos míticos, ficticios o dramáticos, históricos y civiles o privados, y a la de Aftonio (2.19, Rabe), que
los divide en dramáticos (que son los ficticios), los históricos (que son ios que contienen una narración
antigua) y los civiles (que son los que utilizan los oradores en los procesos judiciales). En estas distin-
ciones intervienen criterios relativos al género dentro del que son compuestos y de verdad o verosimili- "'Eneltratado Perìheuréseos deHermógenes(140.19,Rabe)semencionatambiénesteséptimo
tud; este criterio era antiguo, y es el único que aparece en Teón (79.16, Spengel), quien define el relato elemento y se afirma que 1o añaden los filósofos.
como (<una composición expositiva de hechos que han sucedido o que se admiten como sucedidos>> (trad. "' En Teón (79.20, Spengel) sólo encontramos, efectivamente, las tres primeras, que son las viltu-
de Reche Maftínez, 1991, 81) y no distingue más tipos dentro de este ejercicio. Patillon (1997, XLV y des tradicionales de la nanación; según Quintiliano,4.2.32, fue Teodoro de Bizancio el primero en ocu-
139, n. 202) supone que esta definición se remonta a los orígenes de la teoría de los progumnásmata, ya parse de la credibilidad y las tres virtudes juntas fueron enunciadas por pdmera vez en la escuela de Isó-
que se encuentra también en Cicerón (De inventione L27) y enla Retórica a Herenio (1.4). crates. El hellenismós (correspondiente al latín latinitas, vid. Lausberg, 1966-68, $ 459 y 463) o uso
"n Se refrere a la nauación hecha por Tucídides en L24. correcto de la lengua griega fue añadido por Aftonio (3.4, Rabe). Felten elimina del texto la mención de
"t El mito es presentado así con un carácter ambiguo entre lo verdadero y lo falso, como si la de- esa cualidad basándose en el comentario de Máximo Planucles (Walz, II, 14.21-22), donde se lee <algu-

terminación de este aspecto fuese una cuestión particulaf; sobre las implicaciones que esta visión tiene, nos añaden gracia y grandeza en lugar del uso colrecto de las palabras griegas.>
vid. Gangloff, 2002,34 y 37. "' Esta misma idea se encuentra en el Anónimo segueriano (Spengel 1, 439.2'7 -32) atribuida a Aris-
"u Estos seis elementos están también presentes en Teón (78.18, Spengel), que desanolla cada uno tóteles.
de ellos con amplitud, detallando la forma en que pueden expresarse; y en Aftonio (2.23,Rat:e), que sim- ''o Efectivamente, este interesante tema tenía un grado de complicación elevado y había sido objeto
plemente los enumera. Fruteau de Laclos (1999,242) hace notar que no sirven para constnìir una trama, de diferentes tratamientos entre los tratadistas de retórica; estos ir¿ìtamientos aparecen recogidos en Pa-
pelo que tienen la función de impedir que el alumno olvide puntos importantes. El hecho de que no apa- tillon, i997, 143, n. 231.
rezcan en Hermógenes se considera una prueba del carácter facultativo que tenían. ''' Se refiere al nominativo, vid. 16.5-6.
NICOLAO DE MURA, PÃOGUMNÁSMATA 101
106 E. REDONDO MOYANO

El relato nos ejefcita por igual en todas las partes de la retórica,


l1ìe fefìero a la Los ejercicios preparatorios son unos, partes: otros, todos y partes. Son partes
encttentran siempre como partes de otras hipótesis; y paftes y todos,
deliberativa, la judicial y ia panegír'ica, ya que nos servimos de él en todas ellas'22. aquellos que se
veces Se usan como pal'tes de otras unidacles, pel'o otras comple-
aquellos que unas
en cinco pal'tes, una de tan ellos mismos una hipótesis
determinada. Pues bien, el relato pertenece al grupo
Por otro lado, dado que el discul'so político está dividido
nos servimos también de él con frecuencia en las argu- de los que sólo son
paftes, ya que responde al uso de una parte y nunca es suficien-
las cinco es el relato. Peio
þpara una hipótesis completa en los discursos políticos, a no ser
pruebas basadas en el ejemplo, y además tam- que de las des-
mentaciones y, especialmente, en las
por partes de rela-
cripciones alguien dijera, y estaría mal dicho,
(16) cuando feco.damos Io que se ha dicho. Por tanto, también que son, así decir,
bién en tos
"plogãs, tos, como se afirmará en el capítulo sobre la descripción.
nosejercitamosenéldediferentesmaneras;porejemplo,endiscufsodirecto,endis-
y en asínde-
indi.""to, en el que tiene forma interrogativa, en la comparación
"u.ro como por ejemplo, <Faetón' hijo del Sol' etc"'>; se llama
ton'". En discurso directo,
que se llama así también
recto a causa del caso nominativo. En discurso indirecto, 4. Sobre la anécdota"t
porelusodeloscasosoblicuos,porejemplo,<CuentalahistoriaqueFaetóneshijo
preguntar: <¿Qué me dices?
àel soln. En forma interogativa, cuando hablamos para Después del relato debe colocarse la anécdotat'u, Yã que éste es el orden mejor.
Faetón?> En la comparación' cuando deci-
¿No sucedió esto y aquellã en el caso de
amaba lo extravagante' y que en lugar de controlar Hay algunos que la sitúan delante de la fábula y del relato y dicen que hay que co-
äo, qu" en lugar de ser sensato,
locarla ahí porque contiene el camino del bien o el rechazo del mal. <Los jóvenes>,
sudeseo,r"rubiOaloscaballosyetc"'>'Yenasíndeton'cuandoexponemos:<Le
cogió las riendas"'>>' Dado afirman, <deben ser instruidos en esas materias en primer lugar>. A éstos hay que
encantaba a Faetón subir al cano; convenció a su padre;
formas diversas, nos sefviremos del discur- contestarles que el orden que proponemos no carece de lógica y que, debido a que
que la exposición adopta de este modo
históricos o aquellos en los que dicha cla- fequiere una división"'más extensa que la fábg]a y el relato, debe situarse (18) de-
* ¿i."",o para la claridad en los sucesos
en las at- trái de éstas. Quienes la sitúan en primer lugar'", no la dividen como hacemos aquí,
del discurso indirecto y en forma interrogativa,
ridad sea imprescindible;
y
en las refutaciones; del asíndeton' en los epílogos de las
y
gumentacio;es
(17) efectivamente, hay muchas
ãompa.uciones allí en donde la ocasión se preste; Iestantes apariciones de Nicolao; vid. Hock & O'Neil, 1986, 35. Teón utiliza para describir esta mis-
en todos los géneros de la retóricaJ en todas las partes del discurso pú- rr.ra actividad e1 término epicheh'esis, que suele traducirse por <argumentación>; de entle los restantes
ocasìones
- autoles deprzglmutásmaÍa sólo 1o usa Hermógenes en dos ocasiones, precisamente en el ejercicio de
blico en que necesitamos de este tratamlento '
la descripción, en el que sigue de cerca a Teón; vid. Reche Martínez, 1991, 20.
'" En gdego chreía, que significa <utilidad>. Con este término en la teoría retórica se denominaban
dichos o naraciones de accì.ones, muy breves, atlibuidos a una persona detelminada, que se contaban o
',,Estaafirmación(vid.Fr.uteaudeLacl0s,19gg,244)deberíaserapoyadaporalgúntipodeargu-
bien por la utilidad del mensaje que transmitían o bien por su gracia (vid.2l.l-2). Lo hemos fradtrcido
mentación,yaqueenlateoríatradicionalqueseremontaâAristótelgs(Retórica1411.b.12ss.)enelgé- aco- por <anécdota>, que según el DRAE, en sus dos primeras acepciones es <relato breve que se hace como
nero deiiberativo no encaja bien la narración. No obstante,
Alistóteles admite la presencia de ésta'
la deliberación. También en el Anónimo ilustración, ejemplo o entretenimiento> y <(suceso curioso y poco conocido que se cuenta en dicho rela-
tándola a hechos realmente sucedidos y que ayuden en
to>. En su primera acepción se recoge e1 matiz de utilidad que puede reportat, en tanto que ejemplo, y en
y quintiliano (4.4-g) se tratan los casos en que 1a naÛación debe apa-
segtreriano (1,441.1 Spengel) en atnbas está impÌicada su gracia, que la convierte en entretenimiento por hacer leferencia a algún suceso
recer dentro de este género de la oratoria' no habitual. Para un análisis de las definiciones, clasificaciones y formas de composición de la anécdo-
,,. (87.14 ss., Spengel) y en Hermógenes
Las distintas modalidades enunciativas aparecen en Teón ta, así como sobre el problema de su historicidad, vid. Hock & O' Neil, 1986,23-47 .
(4.21, Rabe). El primero trata la modalidad asertiva (divida en dos
variantes)' el modo de la intenogación'
de 'to Sobre la anécdota y su dependencia de los pr nga mnásmata anteriores, vid. Hock & O' Nei1, 1986,
el de la indagación, el de la duda, ei de la orden, el de
la súplica, el del juramento, el de la apelación' el
el modo afitmativo y 239-246 y 252-269. En esencia, Nicolao comparte con Teón, Helmógenes y Aftonio gran parte de su te-
y e1 ilel diátogo; además, dentro de la modalidad asertiva, se distingue
la suposición oría, y de las diferencias apreciadas unas (el tratamiento de la secuencia de1 ejercicio, las diferenciacio-
elnegativo,yseañadequehayotromodo (nópos)llamadoasíndeton;comosepuedeapreciar,estasúlti- pesar nes alternativas que introduce en é1, y, quizás, las diferencias en 1a terminología) se atribuyen al uso de
ya que pueden aplicarse a todas ellas, a
mas divisiones están en un nivel diferente de las primeras, fuentes (otros pra gumntismata) que no se nos han conseruado, mientras que otras (la demostr-ación de 1a
Patillon' 199'l'145'n'269)
deatribuirsesóloalaaserción(sobrelapertenenciadeestaslíneàsa-Teón,viá De entte utilidad de la anécdota y su elaboración) pueden sel aportaciones del propio Nicolao.
Hermógenes trata las mismas cinco moàalidad es (schénnta)del relato que aparecen en Nicolao
últimos '" En Hock & O' Neil, 1986,244 y 266, n. 2, se apunta que e1 ¡érmino cliáit'esis o el verbo cliaireîn,
son tradicionales y por el1o aparecen en los
las modalidades citadas, el asíndeton y el diáìogo no que emplea Nicolao
aquí y en I't .2I, 18.2, 19.3, 19.5,22.11 ,24.4,24.22,25.5, tienen un signifrcado dis-
lugaresdelaslistas;segúnPatitton,tggZ,54,n.2T\,fueronintroducidosporelafándeenriquecerlaspo-de tlnto del que es habitual
di.scurso oratorià' Sobre la teoúa antigua
1os en Hermógenes o Aftonio (<clasihcación>, <clasificar>). En Nicolao r/iái¡¿sis se
sibilidades de la enunciación y debitlo a su empleo en el utiliza <londe otros autores emplean ergasía, <elaboración>. En las traducciones se suele emplear <divi-
modosdeenunciaciónenge,'eralyenTeónenpaÚicular,vid.Patillon'199.7,LX-LX|Y. del sión',y .dividìr,' para indicar los diversos apartados que comprende la elaboración.
,,0 es distinta de1 significado habitual
Esta aparición , l'7 .2, del lérmillo ergasía,<tlatamiento>>, que lo ''" De entre
término, que indica 1a <elaboración> de un ejercicio, entendiendo
por tal componer 1as partes .
(vid
los Prog,umnásmata que conservamos, sólo los de Teón la colocaban en esa posición
y en las ulos piog¿r mnrisnata de Nicolao>, p. 84 y n. 64), de manera que Felten y otros consideraron que
(donde apareceliempre en forma verbal)
conforman; así se usa en Hermógenes, en Aftonio

L.-
NICOLAO DE MURA, PROGUMNASMA'.A 109
108 E. REDONDO MOYANO

La anécclota es un dicho o acción certefo y conciso, que se atribuye a una pe1'-


sino que considel'an que la simple recitación cle la anécdota en todos los casos y to-
dos los nítmeros es sttficiente parajóvenes que acaban de dejal el estudio de los po- sona determinada't'y que se tlae a cuento para coffegir algunos aspectos de la vida.
etas y de comenzal'el de la retórica con vistas a la práctica del discurso político, y Es <un dicho o una acción>, puesto que se encuentra tanto en palabras como en ac-
se sil.ven de ella del modo siguiente: por ejemplo, Pítaco de Mitilene''9, cltando se le
ciolles. Es <<certera> porque la fuerza de la anécdota reside en ser dicha certera-
preguntó si alguien pasaba clesapercibiclo a los dioses cuando hacía algún mal, con- menter'. Es <concisa>, ya que es diferente del dicho o ¿tcción memorabler34. Se atri-
testó: <Ni siquiera cnando lo piensa>. Primero lo recitan en nominativo, y después buye a una persona, ya que es diferente de la máxima; efectivamente, esta última
en los demás casos. Por ejemplo, en genitivorrO: Preguntado Pítaco de Mitilene si al- no se atribuye siempre a una persona. Se trae a cuento pala corl'egir algunos as-
guien pasaba desapercibido a los dioses cuando hacía algún mal, se conserva el re- pectos de la vida, puesto que en la mayoría de las ocasiones un buen consejo la
crìel'do de su respuesta: <Ni siquiera cuando lo piensa>. En dativo: A Pítaco de Mi- acompaña. Pero las diferencias entre ellas se expondl'án en el capítulo que trata de
tilene, cuando se le preguntó si alguien pasaba desapercibido a los dioses crìando la máximatt'.
hacía algún mal, se 1e ocurrió decir: <Ni siquiera cuando lo piensa>. En acusativo: (20) Se le llama chreía"u no porque los demás ejercicios preparatorios no com-
Dicen que Pítaco de Mitilene, cuando se le preguntó si alguien pasaba desapercibi- porten también alguna utilidad, sino porque, o bien ha sido especialmente honrada
do a los dioses cuandohacía algún mal, contestó: 'Ni siquiera cuando lo piensa'>. con este nombre común como característico, de la misma manera que Homero es el
El vocativo es fácil con este nombre, ya que nos dirigiremos al que ha compuesto el poeta y Demóstenes el orador, o bien porque al principio alguien hizo uso de ella
dicho: <Tú, Pítaco de Mitilene, cuando se te preguntó si alguien pasaba desaperci- principalmente en alguna necesidad y circunstancia difícil.
bido a los dioses cuando hacía algún mal, contestaste: 'Ni siquiera cuando lo pien-
En el nivel más general, se distinguen tres anécdotas diferentes: unas son ver-
sa'>>. Y lo mismo con el número dual y el plural, si se admite, qlt],izâ en virtud de la
prírctica, que se atribuya el dicho a dos Pítacos (19) o incluso a más. Sin embargo, bales, otras prácticas y otras mixtas"t. Se añade <en el nivel más general>, porque
se dan grandes diferencias entre ellas, las cuales deben aprenderse por medio de una
ahora no debe ser colocada la anécdota en primer lugar por larazón que sigue: en la
ptáctica más profunda del arte o de su materia. Pues bien, verbales son las que na-
medida en que no estaba dividida en apartados, permitía ejercitarse bien en el uso
rran únicamente dichos, por ejemplo: <Isócrates dijo que laraíz de la educación es
del lenguaje por medio de la declinación de los casos; pero, puesto que ha sido ya
amaÍga, pero sus frutos dulces>. Prácticas son las que describen sólo acciones, por
dividida en apartados, es mejor colocarla detrás del relatol'r'
ejemplo: <Diógenes, al ver que un muchacho obraba mal en Ia plaza del mercado,

en estas palabras Nicolao se tefería a é1. Pero Teón no utiliza el ejercicio como simple medio para prac-
'" Estos personajes estaban siempre sacados de la literatura y podían ser históricos, mitológicos o
ticar.la declinación de los casos, corno debía hacerse con el grammatikós, sino que éste es sólo uno de los
literarios. Puesto que los estudiantes estaban en contacto, desde las primeras fases de su educación, con
ocho ejercicios que se practican sobre la anécdota (están, además, la exposición, la declinación, la epifo-
esta literatura, estos personajes 1es resultarían, en general, familiares. El atribuir 1o narrado en la anéc-
nesis, la réplica, el alargamiento y abreviación,la refutación y la confirmación: vid. 101. 2 ss., Spengel),
dotâ a un personaje determinado la diferenciaba de la máxima.
de manera q¡e hoy día se piensa qne esa colocación respoude a una tradición antigua, que figuratía en
'" E1 término que aquí traducimos por <<certera>> (etistochos, o en forma adverbial, eustóchos) esin-
manuales que se han perdido y en 1os que en 1a retórica no jugaba todavía un papel muy importante en el
terpretado de modo diferente en los distintos pr?g umnásmata: si en Teón y Aftonio se entiende que el di-
desarrollo de este ejercicio. Esta posición no aparece más en el resto de los pr o gumnítsmata conservados,
cho (o hecho) debe sel acorde con 1a persona a la que se atribuye, en Nicolao se entiende que debe ser
en los que la anécdota, según se desprende de Hermógenes, Aftonio, la práctica de Libanio y Nicolao, se
adecuado a la situación; vid. Hock & O'Neil, 1986,25.
desarrollaba siguiendo el esquerna de un discurso judicial (vid. 24.4 ss.: elogio de la persona que apare-
"o En griego, apomnemóneuma (Larín conmmemoratio) significa <<recuerdo>> o <mención>>, que na-
ce en ella, paráfrasis de la anécdota, argumentación e incitación a aprovechar su enseñanza); esta elabo-
turalmente siempre se refrere a algún hecho o dicho memorable; por ello hemos traducido aquí o
ración, que también menciona Nicolao en 19.5-6, cuando afirma que en sus tiempos este ejercicio ya se "dicho
fábula y el relato; vid. Pati- acción memorable> y en 26.1,26.6 y 26.1 por <(lo) memolable>. Según Patillon, 1997, LVIII-LIX, en
þractica dividido en apartados, es la quejustifica su colocación detrás de la comparación con lo memorable, la anécdota tiene todos sus elementos reagrupados en un solo sistema
llon, LXIV-LXX y 136, n. 150 y 151.
sintáctico; la misma idea encontramos en Hock & O' Neil, 1986,24: chreiai typically involve only one
"n La atribución de las anécdotas a diferentes personajes históricos nunca puede confirmarse con se-
sentence, though often a rather complex one. En todo caso, cuando se encuentra más deunasentence,la
guridad: vid. Hock & O'Neil, 1986,42-46.
anécdota continúa siendo breve, para respetar la concisión.
'to La construcción que sigue en griego es un genitivo absoluto, de modo
que <Pítaco>, que es su su-
jeto, está en genitivo. En 1os ejemplos siguientes, la misma palabra apatece en dativo, acusativo y vocativo. '" Las diferencias de la anécdota con 1a máxima y lo memorable están más detalladas en el capítu-
1o correspondiente a la máxima, vid.25.4-26.7 .
''' Kennedy, 2003, I40, n. 32, apunta que cuando Nicolao dice que la anécdota no estâba dividida
''u Vid. la n. que acompaña al título de este ejercicio preparatorio. En esta definición Nicolao sigue
en apartados puede referirse a Teón, quien, efectivamente, no los establece para su elaboración. La anéc-
muy de cerca aTeón (97.7 Spengel), que apunta, igualmente, el ejemplo de Homero y la poesía.
dota evolucionó de ejercicio gramatical, que se utilizaba para practicar la declinación, a ejercicio lógico,
'" Esta clasificación es común a todos los autores de Progumntismata, las tres que siguen só1o se
para c¡ya elaboración se establecieron unos apartados (24.4 ss.); desde entonces fue practicada como
encuentran en Nicolao y deben remontarse a manuales que no se han conservado; vid. Hock & O' Neil,
ejercicio no sólo entre los gramáticos, sino también entre los rétores. En la época de Nicolao parece c1a-
1986,242.
ro que la anócdota ya no se utilizaba según la teoría de Teón.

b--
110 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNASMATA lll

golpeó con su bastón a su pedagogo.> Mixtas son las que participan de ambos, por Además, unas anécdotas muestr¿ìn cómo son las cosas, otras, cómo deben ser'u'.
ejemplo: <Un espartano't*, cuando se le preguntó dónde estaban las mttlallas de Es- Ejemplo de las que muestran cómo son, es ésta: <Esopo el fabulista, cuando se le pre-
parta, blandiendo su lanza dijo: 'Aquí'.> guntó qué era lo más fuerte entre los seres humanos, contestó: 'el discurso'>, pues
esto es lo más fuerte. Ejemplo de las que muestran cómo deben ser, es esta otra:
(21) Por otro lado, de las anécdotas se dice que unas se han transmitido a causa <Aristides'o', cuando se le preguntó qué era la justicia, respondió: 'el no desear los
de algún tipo de utiliclad, pelo otras solamente por su gracia. A causa de la utilidad, bienes ajenos'rr, pues así debe ser. Contribuye a esta división el conocer lo siguiente:
como ésta de aquí: <Isócrates dijo que la rcíz de la educación es amarga, pero sus si la anécdota muestra cómo son las cosas, después del proemio y la paráfrasis la ala-
frutos dulces>, ya que se ref,tere a que es necesafio soportar las dificultades por el baremos por ser verdad, pero si muestra cómo deben ser, la alabal'emos por ser justa.
placer posterior que se deriva de ellas. Solamente por su gracia como en la siguien-
Por otro lado, unas anécdota,r son simples'4u, otras hacen referencia a algo. (23)
te: <Olimpia, la madre de Alejandro, cuando oyó que su hijo decía que era hijo de
Simples, por ejemplo: <Isócrates dijo que laraíz de la educación es amatga, pero sus
Zeus, dijo: 'No dejará este hijo mío de calumniarme ante Hera?'>, pues se conside-
frutos dulces>. Hacen referencia a algo las que responden a una pregunta, por ejem-
ra un dicho gracioso. Y también el siguiente: <El entrenador Damón>, cuentan, <que
plo: <Platón, cuando se le preguntó dónde habitaban las Musas, contestó: 'en las al-
tenía los pies deformados y había perdido los zapatos en los baños, deseaba que és-
mas de los educandos'>.
tos le quedaran bien al ladrón>; efectivamente, éste también se considera solamen-
te un dicho gracioso. Pero a mí, además del dicho gracioso, me parece que contie- Dado que los ejercicios preparatorios son unos, partes; otros, todos y partes, la
nen también un buen consejo'3e: efectivamente, la una disuade a su hijo de llamarse anécdota estaría entre los que son partes, ya que ella sola por sí misma no podría
hijo de Zeus; el otro induce a rechazar el robo como una acción muy inaceptable. completar una hipótesis.
Por tanto, no hay que dar credibilidad a los que refutan las anécdotas'oo, ya que hay
quienes refutan tanto éstas como las fábulas. A éstos hay que responderles que ni Además'o', dado que algunos de los ejercicios preparatorios contribuyen a la
hay que refutar las cosas reconocidas como buenas , (22) porqte nadie concederá prâcfic.a del discurso judicial, otl'os, a la del panegírico, otros, a la del deliberativo,
credibilidad, ni las reconocidas como falsas, porque la mentira salta a la vista' En la anécdota sería claramente del tipo deliberativo, ya que en todos los casos o con-
conclusión, ni se deberían refutar 1as fábulas, ni la anécdota' Efectivamente, nadie duce a algún bien o evita algún mal''6. Pero puede contribuir también a los demás,
con dos dedos de frente ignora que las fábulas son ficticias, ni nadie será persuadi- ya que en aquellos en los que hacemos vîa alabanza, estamos teniendo en cuenta 10

do por el que se aparta del buen consejo extraído de la anécdota; con toda seguridad, relativo al encomio, y en aquellos en los que confirmamos la verosimilitud y la apli-
el bien contenido en las propias fábulas, con vistas al cual las inventamos, no per- cabilidad de los ejemplos, estamos teniendo en cuenta la retórica judicial.
mite que paÍezcanf,rables los que hablan en su contrar4r. Por otro lado, dado que son cinco las partes del discurso político, -esto es, pro-
emio, narración, réplica, refutación y epílogo-, la anécdota proporcionarâprétctica
de todos ellos, ya que comenzamos con un proemio, en donde alabamos al que ha-
'tt A pesar de que en 19.7-8 Nicolao ha establecido como requisito de la anécdota la aparición
en

ella de un personaje determinado, aquí ese personaje se especifica sólo de modo general. Teón, que tam- bla o al que actúa; elaboramos a continuación la narración, en la que hacemos una
bién cita una anécdota similar (99.10-12 Spengel: <Lacón, a1 preguntarle uno dónde tenían los lacede- paráfrasis de la anécdota; exponemos los argumentos, (24) aunque no incluyamos
monios las fronteras de su territorio, le mostró Ia lanzar>, trad. de Reche Martínez) la atribuye a un per- una réplica, en los que confirmamos 1o que está bien dicho o hecho, y concluimos
sonaje concreto. Nicolao parece dar por sabido que ese personaje determinado podía ser indefinido, tal
con un epílogo, en el que animamos a emular 1o que se ha expuesto.
como aparece en Teó¡ (96.19-21, Spengel: la anécdota puede estar atribuida a un personaje determinado
o oqu" eguivalente a uno determinado>), y en Hermógenes (30.12-13, Rabe: donde puede estar atri-
",
buida a un <<personaje indefinido (aoristón)>>).
'to Fruteau de Laclos, 249,resaltala intervención personal, que suele ser
poco habitual, de Nicolao 'o'Este criterio de clasifrcación, basado en el contenido de las anécdotas, sólo aparece en Nicolao.
'o' Este Aristides, apodado <el justo>, vivió en Atenas en el s. Y dedicado a la política.
quien defrende aquí una interpretación moral de todas las anécdotas que no se documenta en otros Prz-
gr^rásn ota en la exposición de este ejercicio (Teón aprecia también esta vertiente, pero en la introduc- '* Como se ve pol'el ejemplo, con haplá Nicolao se ref,rere a un concepto parecido al que expresa
ción: vid. 60.18-19, Spengel); esta ideajustifica ia definición que más aniba ha dado' Quintiliano con in voce simplici; vid. Hock O' Neil, 1986, 268, n. 10.
"o Efectivamente, Teón (65.18, Spengel) conhrma y refuta este ejercicio. Su tradición pervivió
en 1a "' Se inicia aquí un apartado sobre la utilidad que tiene la anécdota para la práctica de la retórica
que no se encuentra en ningún otro autor r1e Progumnítsm¿zl¿. Puesto que Nicolao no da estas opiniones
práctica de la retórica y se encuentra en un comentarista de Aftonio, Jorge el Geómetra, t'ecogido por Do-
como ajenas, hemos de suponer que son suyas.
xápatres en Walz, II,263.10; vid. Fruteau deLaclos,249.
'ou Ya Aristóteles (Retórica 1394.a.24-25) consideraba que la anécdota y la máxima, debido a que
't' Como Kennedy, 2003, I4t, n.33, apunta, unas líneas más abajo Nicolao parece recomendar a los
conducían a realizar unas acciones y a evitar otras, concernían a los géneros <políticos>, es decir, ai ju-
alumnos más avanzaclos que refuten 1as anécdotâs, como práctica para la declamación judicial. Estas in-
dicial y al deliberativo.
congruencias se deben a las distintas fuentes de las que toma lâ información'

b-_
lt2 E, REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMA'TA ll3

La anécdota se divide en los siguientes apartados"t: en un breve elogio del que 5. Soble la máxima 125)'"
ha hablado, que ni se extienda en longitud ni esté colnpttesto de todas las secciones
propias del elogio, de manera que no sea lnás largo el proemio que la hipótesis. Así La máxima es una enunciación general, que conlleva algún consejo y recomen-
àu", primer lugar, se divide en este elogio del que ha hablado o'uu del que ha ac- dacióndirigidos a conseguir algo útil en la vida''u. Es diferente de la anécdota, aun-
"n
tuado; a contin¡ación, detrás de éste, en la paráfrasis de la anécdota; tras ésta, en la que tienen en común lo referido a la división en partes; en primer lugar, se diferen-
apreciación de la probabilidad y la verdad'on; luego, en la parte de los ejemplos y, áiun que la anécdota consiste tanto en palabras como en hechos, mientras que la
después de todos estos apartados, en eljuicio de los demás, tras el cual, si es nece- "n
máxima sólo en palatn'as; además, en que la máxima es una enunciación general y
sario, iniciaremos también una breve exhortación. Hay que saber que algunos co- no en todas las ocasiones está referida a una persona, mientfas que la anécdota hace
locan detrás de la probabilidad lo relativo a la comparación, que es una parte de la siempre referencia a una persona; además de lo dicho, en que la anécdota se cons-
probabilidad, apareciendo en ella con forma de entimema'to. Efectivamente, pues- truye a partir de alguna circunstancia, y en cambio la máxima es un conjunto de pa-
to qu" uno. demostraciones son entimemáticas y otras paradigmáticas"', en la ar- labras, ya que contiene una demostración entimem áttica de 1o propuesto y a la vez
gumentación basada en la probabilidad nos servimos de las entimemáticas, y en la proporciona un consejo general. Además de todo esto, se diferencia en que la máxi-
basada en los ejemplos de las paradigmáticas. De este modo lo haremos en un ejer- ma siempre conduce o a la elección de un bien o al rechazo de un mal, mientras que
cicio preparatorio breve; en las hipótesis más completas aprenderemos cómo hay la anécdota se trae también a cuento únicamente por su gracia't'. Se podrían encon-
que usar las demostraciones. Estas cosas las debe explicar el maestro en la propia 6ar enlÍe ellas no pocas diferencias y variadas. (26) Puesto que 10 memorable tiene
división'". en común con la anécdota y la máxima el consejo, también hay que mencionarlo
junto a las restantes diferencias. Lo memorable se diferen'cia de la máxima en casi
todas las cosas en las que también se diferenciaba la anécdota, y de la anécdota se
diferencia en la extensión de las palabras, ya que las cosas que la anécdota expone
brevemente, lo memorable las nar:ra en extenso. Testimonio de lo que acabamos de
decir es Jenofonte en las llamadas Memorables.
'u'Para una historia tle la elaboración de la anécdota, vid. Hock & O'Neil, 2002,84-90. La utilidad
de este ejercicio en retórica había sido ya apreciada por Aristóteles , Retórica, 7394 a 19 ss. y 1418.a. 16,
Tämbién las máximas tienen diferencias entre sí'56. Efectivamente, unas máximas
de quien Nicolao toma parte de la terminología técnica que utiliza para describirla; vid. Fruteau de La-
clos, 1999.255-256. son verdaderas y otras verosímiles. Son verdaderas cuando decimos: <No debe dormir
'o' En griego aparece kaí, sin embargo, como queda clalo en los ejemplos que ha
puesto Nicolao en toda la noche un hombre que toma decisiones en el consejo, al cual se han confiado
su páq\na22, se trata del elogio del uno o del otro, pero no de los dos a la vez' las tropas y a cuyo cargo están tantas cosas>ttt, ya que no es conveniente que quien es
'o'patillon, lggi,LlX, apunta el valor pedagógico de esta división de 1a anécdota, en la que el alum- jefe de muchos duerma toda la noche. Verosímil es la siguiente: <Todo hombre que
no debía exponer su opinión con respecto a 1o que se contaba en eila y hacerlo de un modo persuas.i.vo
disfruta cuando está acompañado de malvados,> es parecido a ellos; <<nunca le pre-
para los demás.
"o Enthúmemacomo término técnico en retórica (vid. Atistóteles, Retórica,1355.a.3 ss. y 1356.a.34
ss.) es e1 silogismo o razonamiento en el que, a partir de ciertas ptemisas, se obtiene algo diferente de
ellas. Este silogismo retórico se diferencia de los silogismos de la lógica en que éstos tratan sobre lo ver- '" La máxima ya había sido considerada por Aristóteles como una prueba por persuasión común a
dadero, mientras que los siiogismÕs retóricos o entimemas tratan de 1o verosímil, que es la materia pro- los tres géneros, como parte de los entimemas (Retórica, 1393.a.24-25 y 7394.a.19 ss.). De entre los au-
pia de los discursos. Además, en 1357.a.16 ss., Aristóteles afirma que el entimema es un silogismo de po- tores d.e Progumnásmatd, sólo Hermógenes y Aftonio cledican un capítulo aparte a la máxima. Teón la

cas premisas, aclarando que si alguna de ellas nos es bien conocida, no hace falta enunciarla; de este
explica dentro del capítulo de la anécdota. En la edición de Felten, el capítulo de la máxima aparece bien
fragmento surge 1a concepción de enthúmem¿z como un silogismo truncado, al que falta alguna premisa diferenciado porque este editor coloca al frente de cada uno un título que no se encuentra en ningún ma-
o la conclusión (vid. Racionero, 1990, 1 83, n. 54, que critica la poca fiabilidad de esta interpretación
apo- nuscrito. Este capítulo comienza de modo distinto a los demás, ya que no trata sobre el orden del ejerci-
yándose en otros textos aristotélicos). Esta idea se extiende en la concepción retórica latina y es la que cio, y, por ello, podría pensarse que estaba simplemente añadido a la anécdota. Vid. la discusión en Fru-
teau de Laclos, 1999,254.
aparece en Lausberg, 1966-68, $ 371. En un lenguaje menos técnico, <<entimema>> significa
<<razonà'

miento> en general. "o Los tres primeros ejercicios, la fábula, la anécdota y éste de la máxima tienen una importante fun-
ción educativa, por la enseñanza moral que conllevan.
"' <pa;digmático>> viene en griego de parádeigma, oejemplo>>. En la concepción retórica aristoté-
lica (1356.a.34 ss.) el ejemplo es la inducción retórica, en la que se demuestra algo a base de muchos ca- '" Que la anécdota se transmita pol su gracia contradice la definición de la misma que ha dado en
19.7 ss., si bien resulta corregida por la información dada en 21.1 ss. Estas incongruencias se deben, sin
sos semejantes.
duda, al uso de fuentes distintas.
'5'?Esta sección sobre la elaboración de 1a anécdota tiene similitudes con Hermógenes y Aftonio'
'tu Los tipos de máxima que da Nicolao son mucho más variados que los de Hermógenes y Aftonio,
Pero lo más llamativo es la diferente terminología qd¡e wa (diáiresis, vid. n. 127) pot el más común ¿¡-
que sólo apuntan las simples / compuestas, las verdaderas / verosímiles y las hiperbólicas.
gasía; épainos por enkontiastikón de Aftonio) que denotan el uso de fuentes diferentes; vid. Hock & O'
Neil, 1986, 244-245. "' Ilíada 2.24-25.

b-_
NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA ll5
lt4 E. REDONDO.MOYANO

gunté, porque sé que es parecido a aquellos con cuya compañía disfruta>'s8.


Es vero- esto lo hetnos explicado allí detenidamente'7o, no necesitamos repetir también aquí
apartan del buen camino al las misrnas palabras. Y, por supuesto, la división en secciones es la misma.
Ii-it pãrqu" es un hecho que hasta los hombres buenos se
otro lado, las máximas son unas simples y otras dobles.
t"n". i.uto con malvados. Þor Dado que unos ejercicios prepal'atorios son partes y otros partes y todos, la má-
Simples, como ésta: <No es posible a nadie encontrar una vida sin sufrimiento"'o' 127¡ xima estar'ía entre los que son partes, ya que ésta por sí misma, sin otras materias,
si te mezclas
Dobles, como esta otra: <De los buenos aprenderás cosas buenas; pero no completal'ía una hipótesis, a no ser que se la considerala suficiente para contes-
el juicio que poseesr'uo. Además, de las máximas unas
con malvados, perderás hasta tar a una hipótesis completa, por medio de la simple negación: <No desees luchar
les añade alguna ruzó.n. Sinrczón, como aque-
se presentan silrazón alguna, a otras se
por rivalidad con un hombre más fuerte que tú>. (29) Es mucho más verosímil con-
lla que dice: <Só1o hay un esclavo, el dueño <de la casa>'u'>r. Con una razón, como siderarla una parte, como la anécdota.
de ti"'u', ya que se
ésta: <Sé valiente, para que alguno de tus descendientes hable bien
la valentía. Y a su vez' unas máximas muestran, como Se ha dicho menudo y por todos los que han escrito artes, que la máxima está
a
aladelarazónpara el impulso a
las anécdotas, cómo ,o.r lu, cosas y otras cómo deberían sertut. Cómo son, por ejem- dividida en las mismas secciones que la anécdota. Hemos mencionado esas seccio-
plo'<lamayoíasonmalvados>;cómodeberíanser,porejemplo,<<nadaendemasía>. nes en las palabras sobre la anécdota'7'.
ilguno, añaden otras divisiones entre las máximas; unos las llaman <especies>, otros
odiferencias, entre ellas; por ejemplo, dicen que unas máximas son órdenes' como
<Sé valiente>, otras, deseos, como la que dice: <¡Que no tenga yo una
vida feliz' pero 6. Sobre la refutación y la confirmación'tt
una prohibición, como aquella que dice: <No desees lu-
dolorosa!>t*, otras expresan
un hombre más fuerte que tú'ut>>, otras, una determinación' como Después de la máxima deben situarse la refutación y la confitmación'?3. Efecti-
char por rivalidad con
(28) <que la divinidad guía siempre a cada uno hacia su igual'uur. Y ade- vamente, éstas, que nos cogen ya duchos en las demostraciones paradigmáticas y en-
la sigìiente:
más de estas divisiones, unas máximas son innobles, como ésta:
<Deja que me llamen timemáticas gracias a la anécdota y la máxima, nos enseñan con mucho detalle
malvado si yo obtengo alguna gananciao'ut; otras, nobles como: <Un único presagio e-s cómo hay que encarar los debates con los que se responde a las réplicas. gracias a
luchar porla tiãna Efectivamente, los de la escuela de Siricio'u' los cuales seremos capaces de ofrecer una refutación a 1o dicho por los adversarios
el mejor, iatriarr'u'.
añaden las diferencias mencionadas y otras muchas' en hipótesis completas y de confirmar fácilmente nuestro parecer.

pero estas diferencias deben examinarse en otra ocasión; ahora bastará con de- Pues bien, la refutación es un discurso que rebate'7u el discurso que previamente
réplica,
cir sobre ellas que, siendo cinco las partes del discurso, proemio, narración, ha sido expuesto con verosimilitud, y la confirmación es lo contrario, un discurso que
refutación, epflogo, y tres las partes de la retórica, panegírica,
judicial y deliberati- confirma otro discurso que previamente ha sido expuesto con verosimilitud. Se aña-
va, la máxirna proporciona la misma práctica de éstas que la anécdota. x
puesto que de <con verosimilitud>> en ambos, para que sepamos que no debemos refutar ni las
verdades reconocidas como tales, ni las mentiras reconocidas como tales, sino lo que
admite discursos verosímiles en una u otra dirección'". 130; Efectivamente, no pare-
9.9-1 1: <Al hom-
"'Eurípides, Fenicias,frag. 812 Nauck'. Aparece mejor citado en Hermógenes,
porque sé que / es parecido a
bre que disfÀta cuando está acompañado de malvados / nunca le pregunté
aquellos con cuya compañía disfruta.>
''o Vid. el capítulo de la anécdota, 23.9-24.3.
't' Menandro, frag. 41 1, Kock.
''' vid. el capítulo de la anécdota, 24.4-24.2I.
'' Teognis, 35-36. 't' Nicolao, como Hermógenes, trata conjuntamente la refutación y la confrrmación, si bien con más
,u,
Ken-nedy, 2003,143,n. 37, apunta que se trâta de un fragmento de una
comedia perdida.
amplitud. Por el contrario, Teón trata ambos ejercicios dentro del relato (vid. 93.5 ss., Spengel) y ies atri-
'u' odisea. 1.302.
con- buye los mismos principios de argumentación que a la fábula. Aftonio trata ambos ejercicios por separado.
'u, Este tipo de máximas que muestran cómo son las cosas, es decir, las máximas enunclatlvas,
ser morales. Hermógenes y Aftonio, en cambio, recono- '" A partir de Hermógenes este orden (después de la máxima) es el habitual en todos los Progum-
tradice la definición según la cual lodas deben
y las disuasorias násmatd; no obstante, como Fruteau de Laclos, 1999,260, puntualiza, Nicolao lo justifica apoyándose
cen las existencia de este tipo explícitamente, junto a las exhortativas
en los sólidos argumentos pedagógicos que siguen.
'u' Eurípides, Me dea, 598.
''o Sobre la terminología utilizada en esta definición, vid. Fruteau de Laclos, 1999,2611os térmi-
'u'tlíada,7.lll. nos anaskeué y kataskeué proceden de la dialéctica, de donde, con el mismo sentido, los tomó la retóri-
'ou odisea, T'7.218.
144' n' 38' ca; en la época de Nicolao eran términos técnicos conocidos por todos, lo que 1e lleva a utilizar en su de-
'u' Se trata de un fragmento de una tragedia perdida:
Kennedy,2003
' finición otros más usuales (anatt'eptikós,29. 1 6) que tenían un significado similar.
'u" Ilíada, L2.243.
en Atenas y "' Que sólo se rebate o confirma lo verosímil, es decir, la matelia plopia de la retórica desde Aristóte-
'u'siricio fue un sofista que vivió a comienzos del s. IV; según el léxico Suda enseñó les, es algo que también Hermógenes (1.4, Rabe) y
vid. Kennedy, 2003,144, n' 39 y Fruteau de Laclos' Aftonio (10.1 1, Rabe) puntualizan en su exposición. Por
fue autor de Progumnítsmo,o y d" declamaciones:
el contrario, Teón refuta y confirma también narraciones, anécdotas y fábulas (vid. Patillon, 1997, XCIII ss.).
1999,25'l.

b--
116 E, REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, P1ìOGUMNÁSMATA ltl
ceremos velaces si refutamos iosas reconocidas como verdaderas -ya que nadie nos argumentación'to. Eso haremos también en la segunda y tercera parte del relato, y,
prestará atención-, ni si refutamos las reconocidas como falsas -ya que nadie nece- siguiendo su orclen, en todas las demás pof igual. De esta manera no se desofdena-
sita ser convencido-; y a la inversa con respecto a la confirmación, ni confirmaremos rá el cliscurso, puesto que si nos vemos obligados a clividir el relato segíln el orden
cosas reconocidas como vefdaderas -pues todos están ya convencidos de ellas-, ni de los principios de argumentación, en lugar de utilizar los principios de argumen-
las reconocidas como falsas -<pues nadie> las aceptar'á-. Por tanto' la práctica de tación según el orden del relato, la confusión surgirá necesariamente, ya que es pro-
este ejercicio debe tratar sobre lo verosímil. bable que mencionemos los primeros sucesos en último lugar, y los últimos al prin-
cipio. Por tanto, como ya he dicho, nosotros debemos seguir el orden del discurso
Hay que saber que el orden de estos dos ejercicios es indiferente'tu, ya que, tras asignado, como encontramos que hace también Demóstenes en Contra Tintócrates
haber hecho una refutación, no siempre realizaremos a continuación una confirma- y en otros discursos. (32) Efectivamente, después de atacar la ley de Timócrates por
ción, ni tampoco haremos lo contralio en todos los casos, sino que podemos utilizar imprudente y haber hecho una primera aproximación a ella, tras este examen gene-
primero el ejercicio que deseemos con total conftanzatl7 - ral'de la ley, comenzando de nuevo desde arriba y desde el principio, expone y cri-
<Estos ejercicios,> dicen, <se dividen en los siguientes principios de argumen- dca 1o que le parece inconveniente en cada parte.
tación: lo increíble, lo imposible, lo inapropiado, lo imprudente, lo inconsistente y, Además de estas cosas, se debe tener en cuenta que nada impedirá tampoco que
además, los principios de argumentación que derivan de 1os factores circunstancia-
una parte del relato sea tratada según más de un principio de argumentación, por
les, lugar, <tiempo, persona> o cualquier otro semejante. Hay que saber también que
ejemplo, si resulta que puede ser tratada según lo imprudente, según lo increíble y
algunos han tratado de establecer un orden concreto en estos principios de argu- según algún otro. Utilizaremos el mismo principio de argumentación en todas las
mentación, diciendo que lo increíble debe ir en primera posición, que debe seguirle partes, pero nos procuraremos variedad por la diferencia en la elaboración. El más
lo imposible, luego lo imprudente y después lo inconsistente. (31) Por otro lado, apto para la argumentación y el que nos conviene de una manera especial es el lla-
otros se sirven del orden que ellos consideran correcto según una división diferente. mado <inconsistencia>, en el que mostramos que el adversario se contradice a sí
Nosotros decimos que ni todos los principios de argumentación van a ser aplicables mismo y habla contradictoriamente. También de este aspecto es prueba Demóstenes,
a todas las refutaciones y confirmaciones, ni tienen un orden determinado, sino que
cuando en el mismo discurso, después del examen de otras leyes a las que Timócra-
ésos son los principios de argumentación a partir de las cuales refutamos y confir-
tes se había opuesto, leyó una ley presentada con anterioridad por el mismo Timó-
mamos, y que el alumno que hace estos ejercicios con aplicación, teniendo en cuen- crates y demostró que era opuesta a la presente.
ta cuántos y cuáles son aplicables, debe establecer él mismo el orden, y seguir pre-
ferentemente el orden del discurso asignado. Por ejemplo, se nos asigna refutar el (33) También la inconsistencia en las circunstancias puede ayudar a menudo a
caso de Dafne, es decir, un relato'tt. Entonces consideraremos la primera parte del hacer el discurso refutable, por ejemplo, en qué lugar estaba Dafne o en qué mo-
relato, si es imposible o increíble y utilizaremos la elaboración de este principio de mento, o si acontece algo de este estilo.

Además, hay que tener también en cuenta que unos rcalizaî su argumentación
''u Esta indiferencia no se da, en cambio, en Teón, Hermógenes y Aftonio, quienes, siguiendo una disponiéndola en partes sucesivas, mientras que otros luchan contra el discurso con-
larga tradición, colocan primero la refutación. Só1o en los comentaristas bizantinos de Aftonio se apun- trario como un todo; a mí me parece mucho mejor el combate que se da contra cada
tan las causas de este orden y se menciona el contrario. Entre las causas más relevantes hay que citar la
parte, pues así el discurso resulta mejor argumentado. Pero nada nos impide que, una
analogía con el discurso judicial y la herencia aristotélica, según la cual es más fácil refutar cuando se
trata de situaciones particulares, en las cuaies basta con destruir uno de los puntos en que se apoyan para
vez que hayamos narrado la totalidad del discurso tras el proemio, lo retomemos de
invalidar el conjunto, mientras que, cuando se busca confirmar, hay que demostrar todo; esta idea pasó a nuevo dividido en partes, pues así resultará que el examen será más claro.
la tradición retórica y aparece también en Quintiliano quien 1a cita apoyándose en la autoridad de Cice-
rón; vid. Fruteau de Lâclos,1999,163-164. En la confirmación nos serviremos también de los mismos principios de argu-
"t Parece evidente que la práctica escolar suponía la realización de ambos ejercicios sobre el mismo mentación, dispuestos de acuerdo con los argumentos de los adversarios.
tema, tal como se documenta en el progúmnasma práctico de Aftonio, en el que primero se refita y luego
se confirma la historia de Dafne. La misma práctica se aprecia en los ejercicios del mismo tipo de Libanio Puesto que son tres, en opinión de muchos, las partes de la retórica,laprâctica
y de Pseudo-Nicolao. Como Fruteau de Laclos, 1999, 264-265, señaia, esta práctica suponía un impoÍan-
que ejercicios es más propia de lajudicial, ya que lo conveniente, que es lo pro-
de estos
te salto cualitativo con respecto a los ejercicios precedentes; de ahí que Aftonio, siguiendo una tradición
también se documenraenlaRetórica a Herenio (1.18), concluya sus capítulos soble la refutación y la con-
firmación (10.1S y 14.6 Rabe) afirmando que en este ejercicio se encierra toda la fierza del arte oratoria.
"o Como Kennedy, 2003,145, n.42, explica, Nicolao está pensando en un análisis exhaustivo de
''u Precisamente sobre la historia de Dafne realiza también Aftonio sus progumnásmata ptâct\cos
de
cada idea de este relato mítico y en su correspondiente refutación.
refutación y confirmación: vid. 10.20-13.16 y 14.9-16.16' Rabe.

>-
119
il8 E. REDONDO MOYANO
NICOLAO DE MUF.A, PROGUMNÁSMATA

pio de la deliberativa, no se examina aquí de una filanera especial, sino que se trata 7. Sobre el lugar-común'*o
en relación con las clemás demostraciones.
Unos sitúan el lugar-común después de la descripción; otros, en cambio, delante
Y de las cinco partes del discurso puedes encontrar que hay práctica de todas rcfutación y de la confirmación y otros en otros lugares, pero los que lo sitúan en
de la
ellas, salvo de los epílogos: efectivamente, puecle hacerse ejercicio de los conceptos jui-
el mejor orden, lo colocan detrás de la refutación y Ia confirmación. Y con recto
propios para los proemios, las narraciones, (34) las réplicas y las refitaciones. Para
cio, ya que si los ejercicios preparatorios se inventaron originariamente pal'a ejercital'
el aprendizaje del epílogo conviene más el lugar-común, del cual hablaremos más
nos primero en ellos y acometer después la realización de discursos completos, y si,
adelante.
hablando en general, cada uno de estos ejercicios parece contener la práctica adecua-
Hemos dicho muchas veces que de los ejercicios preparatorios unos son partes daparacada una de las partes del discurso, habúa que situar el lugar-común después
y otros partes y todos. Pues bien, la refutación y la confirmación son de los que se de la refutación y la confirmación, imitando la sucesión y el orden de los discursos.
dan sólo como partes, aunque no desconozco que hay quienes consideran que eTtos Efectivamente, si son cinco las partes del discurso -proemio, narración, réplica, refu-
ejercicios preparatorios pueden completaf por sí mismos una hipótesis'*0. Y dicen tación, epílogo- y si de éstas la última pafie es la de los epílogos, vîayez que nos ha-
que prueba de ello es el discurso deAristides'*' oA favor de los cuatro>, al que con- yamos ejercitado (36) en las demás por medio de 1o que se ha dicho antes, y, espe-
sideran una refutación. Pero está claro que los que así piensan desconocen la distin- cialmente, después de haber sido instruidos sobre cómo se deben usar los argumentos
ción del tipo llamado discurso de réplica'*', y que llaman refutación al discurso de y sobre cómo se debe hacer frente a las que parecen réplicas cargadas de fuerza, asun-
réplica. Por tanto, la refutación y la confirmación estarían entre los ejercicios ple- tos que precisamente están tratados en la refutación y en.la confirmación, debemos de-
paratorios que son considerados sólo partes y que nunca pueden por sí mismos com- dicarnos al ejercicio preliminar que nos prepara pafa los epílogos, que es precisamen-
pletar una hipótesis, aunque palezca que integran casi todas las partes del discurso. te el lugar-común. Efectivamente, tanto en la anécdota como en la máxima hemos
Quienes transitan por todas partes sin lógica, sin examinar las diferencias y sin ver aprendido cómo se deben hacer los proemios; en el ejercicio preparatorio llamado re-
qué se deja entonces fuera en relación con un discurso completo y qué es caracte- lato, hemos aprendido cómo debemos utilizar las secciones narrativas, y también, sin
rístico del discurso de réplica, son los que confunden esta parte del discurso con el duda, en la refutacióny en la conf,rrmación, cuando, antes de argumentar parte por par-
tipo del discurso de réplica. te, narramos la totalidad del asunto contra el que tiene lugar la contienda. La refuta-
ción y la confirmación ejercitan las réplicas y las refutacioneslss. Queda, por tanto, el
En estos ejercicios se deben úllizar ya (35) proemios más contenciososrs3 que
epflogo; la necesidad de su práctica la llena el lugar-común.
los de las anécdotas y las máximas, ya que, en la misma medida en que avanzamos
hacia lo más importante desde lo menos, debemos cuidar cada vez más cada uno de El lugar-común es una amplihcación y un ataque contra una injusticia recono-
los ejercicios que tratamos. cida; otros lo definen así: el lugar-común es una amplificación de una injusticia re-
conocida o de la bondad humana. Primero debe explicarse por qué se llama lugar-
común. Pues bien, es común porque no se refiere a una persona detetminada, por
ejemplo contra Timarco por prostitución o contra Licofrón por adulterio"u, sino sim-

'*o Esta tradición aparece recogida en Doxápatres, Walz,ll,337.6'


Se refiere a Elio Aristides, e1 famoso sofista del s. IL Aristides es el único orador postclásico que
'*'Engriego, koinòstópos.Tóposservíaenlatradiciónretóricaparadesignarlosargumentosutili-
't'
zables en argumentaciones particulares variadas (vid. Aristóteles, 1358.a.10 y 32); como ta1, es una la
citan los retóricos griegos; vid. Kennedy, 2003,84, n- 43.
''- En griego antirrhêsis. Sobre este género de disculso de rép1ica se tenían citas aisladas, que no fuente de argumentación, aphormè epicheiremáton, o, en latín, sedes argumentoruz (Quintiliano,
5.10.20-22). Por otro 1ado, se utilizó para denominar este ejercicio preparatorio: vid. la definición de
permitían conocer bien su sentido (vid. el comentario de F¡uteau de Laclos, 1999,266-26'7), hasta que
Teón, i06.15 Spengel: <Se llama lugar común (rdpos) porque <<partiendo de éL>(ap' autoû hormómenoi)
Patillon, Igg7, II-112, publicó un capítulo dedicado a é1 en la versión armenia delos Progttmnásmata
como de un lugar, fácilmente aportamos argumentos contra quienes conf,resan ser culpables; por lo cual,
de Teón. Gracias a este texto conocemos qtJte \a antírresis no es un ejercicio prepatatofio, sino un dis-
algunos también lo definieron como <<fuente>> (aphormé) de argumentos.> (Trad. de Reche Martínez).
curso completo <<que ataca la fiabilidad de otro discurso>, preferentemente dentto del género judicial;
Esta ambigüedad trató de ser paliada por los demás autores de Progumnásmata mediante el uso de koinòs
por los ejemplos que se aducen se trata de componer una réplica a un discurso auténtico (efectivamen-
tópos (locus communis, Quintiliano, 2.4.22) para desìgnar este ejercicio preparatorio; ese sentido es el
te el ejemplo que cita Nicolao, *A favor de los cuatro>, réplica de Aristides al Gorgias de Pltt'
es una
que recogemos en nuestra traducción con <lugar-común>.
tón), para cuya elaboración Teón propone una abundante lista de principios de argumentación que se
'tt Aparece aquí lúsis, es decir, refutación en tanto que parte del discurso; cuando se trata del ejerci-
pueden utilizar.
cio pteparatorio se llama anaskeué.
"t Este ejercicio solía olganizarse con una estructura muy similar a la del disculso judicial (vid. Pa-
su exordio debía estar claramen- 'tu Timarco nos es conocido porque fue objeto de una acusación por pafie de Esquines. De la defensa
tillon, 199?, XCIV): proemio, exposición, argumentación y peroración;
de Licofrón se encargó Hipérides.
te referido al tema que se trataba y debía ser, por tanto, más trabajado.
E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 121
120

plemente contr¿ì una prostituta o un adílltero; y tópos porque los argumentos retóri- Otros lo definen así: el lugar-conìún es una amplificación y un ataque contra al-
cos se llaman tópos"', de manera que es un argumento común, (37) o porque, como guna acción reconocida como mala. Estos incluyen en el lugar-comúrn todas las co-
comenzamos <de un tópos o> cle un lugar común'8s, desde allí hacemos fácilmente sas susceptibles de un ataque juclicial, ignorando que hay algunas qtle estarían in-
discursos contra tipos detet'minados de personas. cluidas con más acierto no en el lugar'-comúrn, sino en el vituperio. Son estas cosas
para las cuales las leyes no establecen ningírn castigo; por ejemplo, contra un bo-
Hemos afirmado que algunos, ¿rl hacer- la def,rnición, han dicho que el lugar-co- lracho o contra el que hace algo muy malo y digno de reproche, pero que no con-
mún es una amplificación'*o Je una injusticia reconocida o de la bondad humanare0' Los traviene ninguna ley que prescriba un castigo para quien 1o comete, de manera que
escritores de Artes más capacitados consideran que quienes eso dicen están equivoca- tenga que defenderse legalmente, nadie usaría el lttgarcomún en lugar del vitupe-
dos, ya que <<no hay que hacer>>, dicen, <amplificación de las cosas reconocidas como rio, sino, cuando se dé la circunstancia, contta un adúltero, un ladrón de templos'o'
buenas en el lugar-común, porque, sin damos cuenta, estaremos utilizando en el lugar- y otros contra los cuales la ley ha prescrito castigos. Efectivamente, el lugar-común
común el encomio, que es precisamente la parte más impofiante del género retórico se diferencia del vituperio fundamentalmente en que en el lugar-común son jueces
del panegírico. Efectivamente, ¿qué es le encomio sino la amplificación de los bienes quienes son requeridos para el castigo del que ha cometido la falta, mientras que en
reconocidos? Por tanto, a los que dicen que en el lugar-común se deben hacer razoÎa- el vituperio se pretende suscitar el odio de los oyentes hacia aquél contra el que se
mientos a favor de alguien, hay que contestalles: ¿Hablaremos a favor de aquéllos con- realiza el ataque. Y además <también> se diferencian en que en el lugar-común la
tra los cuales ya hemos hablado o a favor de otros?''' Pues si hablamos a favor de aqué- persona es indeterminada, pero en el vituperio determinada, puesto que hacemos un
llos contra los cuales hay una acusación -por ejemplo contra un asesino y hablamos, ataqtf,e a una persona, y no sólo a un hecho.
entonces, a favor de la conducta de un asesino-, el tema ya no eS de reconocimiento
general; pero si hablamos a favor de los que han realizado cosas buenas leconocidas A la hora de hacer las divisiones del lugar-común encontramos dicho lo siguien-
como tales por todos, tal discurso pafece adaptarse mejor al encomio. Así que, no de- te: (39) <Afirmamos que unos lugares-comunes son simples, otros dobles; simples,
beía aparecer dentro del lugar-común que hay que hablar en favor de alguien. sino que como contra un ladrón de templos o contra un traidor; dobles, como contra un sacer-
en é1 debe haber únicamente un ataque (38) contra la injusticia manifiesta y probada dote ladrón de templos o contra un general traidor.rr'no Pero éstos se equivocan cuando
de alguna persona, de tal manera que elaboraremos estas composiciones como se hace piensan que componen lugares-comunes dobles por la adición de <general> o <<sacer-
en los segundos discursos>>te2. dote>; (se da tal lugar-común doble,) por ejemplo, si uno habla contra un asesino adúl-
tero -pues tal caso se puede dar- o contra un ladrón asesino o si sucede algo por el es-
tilo, en donde haya dos injusticias, de las cuales cada una de ellas admita un juicio
'" Para .,atgumento retórico> se usa epikheit'émata; sobre tópos, vtd n' 184'
particular. No puede llamarse lugar de argumentación doble si trata contra un general
''* En griego aparece aquí tinos koinoû choríou.
"o En el modelo de discurso judicial, la peroración estaba formada por una
ampliltcación (en un dis- traidor o contra un sacerdote ladrón de templos, ya que la adición de <sacerdote> y de
curso de acusación, que era sustituida po[ una apelación a la piedad en uno de de defensa) y por una re- <general>) proporcionaría amplios recursos para la acusación, -cfectivamente, elabo-
capitulación. Patillon, lgg7,LXXI, aclara que la diferencia entre 1a amplificación que se daba en la pe- raremos con facilidad una composición contra un simple traidor y pafiiculamente
roración de un discurso de acusación y la que se daba en el lugar común consiste en que en la primera se contra un general traidor- pero no estaíamos completando lugares de argumentación
trata de incitar a 1os jueces a castigar, mientras que en ia segunda se trata de retlejar la gravedad del de-
dobles, puesto que ¿qué se podría decir si se eliminara el nombre <traición> contra un
lito cometido, aplicable a todos 1os casos de su especie. Según el testimonio de Cicerón (Bruns 46-47,
cuya fuente es Aristóteles), sofistas como Protágoras y Gorgias tenían preparados desanollos sobre te- general o qué simplemente contra un sacerdote?
mas generales, que en época de Cicerón se llamaban ya communes loci'
'no En la definición de lugar-común de Teón
(106.5-6, Spengel: <<Un lugat común es una composición Puesto que se ha dicho que <el lugar-común> llena la necesidad del epílogo y
amplificador.a de un hecho reconocido ya como delito, ya como un acto noble>, trad. de Reche Martínez) que debe ser elaborado como en un segundo discurso, debemos examinar si en el lu-
(1 1.6 Rabe) se
se tenía en cuenta, efectivamente, tanto una acción buena como una mala; en Hermógenes gar-común incluiremos también un proemio o avanzaremos directamente a la divi-
habla sólo de una <acción reconocido, pero por los ejemplos que pone, esta acción puede ser buena o mala.
es detallada-
sión restantelot. Pues bien, nosotros ahrmamos que deben utilizarse ideas propias del
Aftonio habla sólo de amplificación de males (kakôn, 16.79.20 Rabe). La postura de Nicolao
mente contestada en Doxápatres, Walz,ll,397,3-29: vid' Fruteau de Laclos,1999'73-74-
'" Nicolao debe estar haciendo referencia aquí a la práctica escolar que refutaba y afirmaba un mis-
'n' Kennedy, 2003,149, n. 50, hace notar que se trata de un ejemplo tradicional dado que, segura-
mo asunto.
mente, después de la prohibición del paganismo en el 391 d. C., la profanación de templos paganos no
'" Estos segundos discursos ((teuterología) son caracterizados un poco más adelante por el mismo
cra ya un delito.
Nicolao (46.3-i0): si en la primera intervención contra un acusado se presentan las pruebas, en la segun-
que 'no En Teón (vid. 106.12 ss., Spengel) se habla de lugares no simples (ouch haplo) y se citan cuatro
da se utilizan ios conocimientos aprendidos en estos lugares-comunes para denunciar el crimen del
ejemplos, de los cuales los dos primeros son los mismos que menciona Nicolao.
se le acusa de una manera general, buscando elaborar un ataque desde todos los ángulos posíbles. Para
'n' Es decir, a las siguientes fases de elaboración de la materia; vid. n. l2'1 .
los distintos sentidos que puede tener el término y los distintos tipos, vid. Fruteau de Laclos, 1999,275'

b-
E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMAT/\ 123
122

proemio, si bien algunos entran directamente en tnateria. Efectivamente, (40) en- tados; y ¿ìsí tendrán su particularidad. Todo proemio, por decir 1o esencial, se deriva
contrarnos que diversos oradores y el propio Demóstenes, después de haber desa- cle estas cuatro cosas: de la acción, clel aclversario , (42) de los jueces o del propio ha-

rrollado tocla la hipótesis, en el punto justo en que van a comenzar el epílogo utili- blante; y esto debe cumplilse en todo discurso'ot.
zan frecuentemente algo similar a algttnos proemios, por rnedio de los cuales
Se divide el lugar.comúlì de modos diversos según los distintos autores; efecti-
salvaguardan la continuidad. t en general, el uso de proemios o de epílogos no se
vamente, unos colocan primero la acción que juzgan; otros examinan la vida anterior
distingue en é1, ya que usa ideas proemiales tanto en el comienzo como en el medio
(del adversalio), lo que llaman <sucesos previos (al caso)>; otros, van directamente a
de los discursos e incluso en el final, y también usa epílogos ya en el medio ya en el
las comparaciones. Pero resulta que los que establecen las divisiones con corrección
hnal. Por tanto, nada impicle que también se utilice el proemio en el lugar-común.
no aprueban ninguna de estas colocaciones; efectivamente, niegan que haya que co-
En caso de que haya un segundo discurso, y pof ello se prescinda de los proemios,
todo cuan- locar primero los antecedentes -pues sería extraño remontarse a examinar la vida pa-
se están utilizando al hacerlo argumentos propios del arte retórica, ya que
sada antes de considerar la presente-; y niegan que haya que colocar en primer lugar
to hay que elaborar en los proemios, lo contiene ya el discurso previo. Pero, aun así,
la acción en sí -ya que en esos momentos no se necesita mostrar (su malvada actua-
deben aparecer algunos conceptos propios del proemio, de manera que no parczça
ción)-, sino destacal (lo más relevante de ella) -efectivamente, no vamos a narrar las
acéfalo el discurso'nu; efectivamente, ya ha quedado demostrado que los proemios
mismas cosas de las que está claro que se han enterado en el discurso anterior'- pero
ocupan el lugar de un comien zo, y estát claro que también Demóstenes los utiliza en
tampoco pasaremos a las comparaciones sin haber hecho antes la amplificación de 1o
los iegundos discursos, como en elContraAndrocióny ContraTimócrates, y desde
pl'esente; así que, debido a esto, (los que establecen las divisiones con coffección) co-
luego también en el A Leptines, aunque breve, (41) coloca algo similar a un proe-
locaron inmediatamente detrás de los proemios la exposición del adversario, a la que
mio. Una vez admitido esto, hay que investigar si nos serviremos de un único proe-
algunos llaman <<alabanza de la acción agraviada>. Este principio de argumentación
mio en el lugar-común o de másre?. Nosotros ahrmamos que es posible servirse tan-
es como sigue: por ejemplo, si hablamos contra un adúltero, alabaremos la conten-
to de uno solo como de muchos; pues si componemos el lugar-común para pfacticar.
ción; si contra el tirano, la democracia y los bienes que conlleva; si contra un traidor,
nada impide que nos ejercitemos en uno y en más. No está definido el número de los
la lealtad para con la ciudad. y así. en general, buscaremos los contrarios en todos los
proemios, pero la necesidad le delimitará al orador su mayor o menor cantidad; al-
casos. Después de haber elaborado oportunamente esta pafte, pasaremos a la acción,
gunot, por ejemplo han llegado a componer hasta cinco proemios, y el discurso no
no con la intención de narrarla, sino de magnificarla y de mostrarla como una de las
ñu qu"dado dañado en ningún aspecto. De manera que, según lo dicho, también uti-
más malvadas, (43) y relacionaremos enseguida con ella la llamada <<red>)'on, por me-
lizaiemos numerosas ideas proemiales en el lugar-común. Si la virlud del proemio
dio de la cual mostraremos cuántas injusticias acompañan a la acción que se está con-
es ir a 10 específico de la hipótesis y si no es posible que lo específico se adapte a to-
siderando en ese momento, por ejemplo, que las leyes se están infringiendo, los tri-
das las hipótesis, en el lugar-común -dado que no está definida la persona contra la
bunales, los consejos, absolutamente todo lo bueno de la ciudad, y por decirlo
cual dirigimos nuestras palabras- ¿cómo podrían encontrarse proemios específicos?
brevemente recurriremos alareductio ad absurdumt*, diciendo que de este único de-
Decimos, en consecuencia, que los proemios de los lugares-comunes deben adap-
lito resultan los peores. Y entonces tienen su lugar las comparaciones, en las cuales,
tafse, en lugar de a una persona determinada, a la naturaleza del tema; por ejemplo,
por delante de cualquier otra consideración, nos preocuparemos de utilizar cosas ho-
deben ser tales que se adapten a toda denuncia por adulterio, si éste es el caso; pero
mogéneas. Se dice que son homogéneas las cosas que suceden por las mismas cau-
que no aparezcan las mismas cosas también en la denuncia contra un traidor, o que
sas; por ejemplo, si habláramos contra un ladrón de tumbas, realizaremos una com-
las que aparecen contra el traidor, no sean las que aparecen contra el ladrón de tem-
paración con los ladrones, con los ladrones de templos, con todos los que se arriesgan
plos y, en general, deben ser tales que parezcaî apropiadas sólo para los asuntos tra-
a tales cosas por la ganancia. Las comparaciones se realizarán a partir de lo mayor,
de lo menor y de 1o igual; en efecto, mostraremos que la acción es igual a una cosa
''uyaenPiatón, Fedro264.c,seutilizalaimagendelcuerpo (sôma),consucabeza,partecentral,
que
extremidades y pies, como modelo de la organización que debe tener el discurso y de la coherencia
sentido encuentra en el adverbio somatoeidôs, <otgáni- '" Las fuentes de argumentación de los proemios no están desarrolladas en los Prog umnásmata.Las
estas partes deben tener entle sí; este segundo se
camente>, que aparece en la Retórica a Alejandro, 1436'a.29.
cuatro que cita Nicolao aparecen también en ottos tratados de retórica, como en e\ Anónimo segueriano,
Spengel, l,428,5 y en Rufo de Per.into, Spengel, I,463,23, vid. Fruteau de Laclos, 1999,2'78-279.
'" Con oproemios> Hermógenes se refiere a las distintas afirmaciones que se realizan en un mismo
'on Perioché, es .lo que envuelve o rodea>> a algo y en este contexto se lefiere a las ilegalidades que
(y único) ploemio: vid. 12.11 ss., Rabe. Kennedy, 2003, 80, n.27, constata que también algunos retóri-
cosimperiales, comoelAnónimosegueriano,Spengel,I,37,hacenelmismousode1pluraldelmencio- implica el acto particular que se denuncia. Patillon lo traduce por inclusion.
nado término. Aftonio afirma que el lugar común carece de proemio, pero que é1 1o esboza porque
e1 ejer- '* Kennedy, 2003,152, n. 55, apunta que la reducción a1 absurdo (eis átopon apagogê) es un pro-
cicio está orientado a los jóvenes: vid. l'1.4 ss., Rabe. También en los ejeroicios prácticos de Libanio cedimiento de la lefitación y que Nicolao se refiere aquí a 1a amplificación de las implicaciones de una
acción ilegal o inmoral, en tanto que socava los principios en que se asienta toda la sociedad.
aparece las más de 1as veces un prólogo: vid. Fruteau de Laclos, 1999'211 '

L
NICOLAO DE MURA, PIIOGUMNASMATA 125
t24 E. REDONDO MOYANO

veremos a realiza la refutación por medio de los mismos principios de algttmenta-


mayor, y mayor que una cosa igual, y mencioltarelnos el Çastigo propio de un delito
menor, diciendo que es absurdo que ¡no sea llevado a juicio por ull dracma
y que, en ción finales de los que podamos servirnos, y por medio de la llamada hipotiposis'o'.
cambio, por el robo de un ternplo el acusado quede sin castigo. Hay que saber que ni Lahipoti¡tosiJ es un pf incipio de argumentación que nal'ra los hechos acaecidos como
lugares argumentación ni se si estuvieran sucediendo ante nuestros propios ojos y por medio de la descripción nos
las comparaciones caen siempre dentro de estos tres cle

suceden en un orden determinado, sino que el que hace las divisiones verá cuál clebe hace espectadores de acciones fuera de lo normal. En este prÌncipio de argumenta-
colocar en plimer lugar, en segundo o en tercero, o cuáles <en general> convienen al ción debemos estar atentos a no describir, sin clarnos cuenta, hechos vergonzosos,
las comparaciones, nos servi- cosa que sucede cuando los discursos tratan sobre algún adúltero o col'l'uptor de ni-
asunto y cuTles eliminará. Después de haber elaborado
ños. Efectivamente, sobre tales materias hay que evitar una descripción detallada; ya
remos seguidamente de los llamados <<sucesos previos (al caso)>. Pondremos cuida-
que al describirlas nos haremos más daño a nosotros mismos que al acusado. En todo
do <también> en ellos (44) panque sean homogéneos: alavez que nos fijamos en
caso, si resultara necesario describir con detalle tales hechos, destacaremos en esa
los hechos pasados y contamos que el acusado hizo, además de muchas otras cosas,
descripción la temeridad del adversario, describiéndolo como un hombre violento y
también ésãs por las que se le acusa en la presente ocasión, debemos proporcionar
que muestra desprecio a las leyes, y diciendo que, debido a estas características, no
credibilidad a nuestras palabras por medio del examen de cosas similares a las que en
se amedrenta ante unos actos tan monstruosos. Y éstos son los principios de a[gu-
el momento están siendo juzgadas; por ejemplo, en caso de que hablemos contra uno
mentación en los que se divide el lugar-común.
acusado de robar tumbas, diremos que, con toda probabilidad, tras haber cometido
antes muchos robos, finalmente llegó también a esta fuente de benehcios' Este
prin-
Dado que los ejercicios preparatorios son, unos, partes, otros (46), partes y to-
cipio de argumentación, <e1> de los <sucesos previos>, es semejante a las llamadas
dos, el lugar-común es unas veces de los que se toman como partes, otras veces de
oacusaciones secundarias>>tot en las hipótesis completas, las cuales mencionamos en los que se toman como todos. Efectivamente, hay ocasiones en las que se basta para
ese lugar no con el propósito principal dejuzgarlas, sino para, por medio de
ellas' ha-
completar toda una hipótesis, tal como encontramos en los segundos discursos, en
cer creíbles las que se están juzgando en el momento. Por ejemplo, Demóstenes, con
los cuales, trnavez que los primeros acusadores se hayan servido con detalle de las
el deseo de mostrar que Midias lo había ultrajado voluntariamente con ocasión de su
demostraciones, los segundos se sirven de lugares-comunes, haciendo un ataque de
coregía,rememoró no sólo los antiguos delitos cometidos por aquéI, sino también sus
los que han actuado mal y exhortando a los jueces al voto condenatorio. Y de esto
ultrajes contra otros, para proporcional alguna fuerza a partir de aquéllos a los actua- es testimonio el discurso Contra Aristogitón'ot, que es claramente un epílogo ya que
les. Pues bien, una vez que hemos atacado al acusado en el lugar-común partiendo de en ningún lugar hay réplicas llenas de fircrza, ni demostraciones contenciosas, sino
1o que ha hecho en el presente y de lo que hizo antes, llegaremos a los
llamados
"prin- ataque por doquier.
cipios de argumentación finales>, cuyo nombfe explicaremos en el momento opottu-
n;'o'. son los siguientes: lo conveniente, 1o justo, lo legal, lo posible, 1o honrado, lo Es característico de los epflogos adoptar un estilo impactante y cuajado de que-
necesario y lo fácil; de entre ellos utilizaremos los que se adecuen al tema,
(45) ya jas y, en general, desarrollar un modo de expresión patético y servirse de la propia
que no hay ninguna necesidad de desanollarlos todos, sino que, por el contrario, se representación de un modo muy patético, características todas que deben cuidarse
priorizará lo conveniente. De esta manera, después de la elaboración de estos princi- en el lugar-común, ya que éste es, como decía, un epílogo, aunque no tenga todas
pios ae argumentación, eliminaremos el único recurso de salvación que le queda' las partes que tiene el epílogo, sino que difiera en algunas. En otra ocasión apren-
Èste recurso es llamado <rechazo de la piedad>, y suelen utilizarlo los acusados cuan- deremos cuáles son las características del epílogo y en qué se diferencia del lugar-
do no queda ninguna esperanza de poder escapar al castigo. unavez que lo hayamos comúntot.
desarróllado y tiatado por extenso, en la medida que nos sea posible, de nuevo vol-

'o'La hupotúposis, término usado þor Nicolao y por Hermógenes, esla evidentia del latín; vid. Laus-
se encuentra en la f,tlosofía estoica, pero no en es-
berg, 1966, g 810; el mismo signihcado tiene también en griego diatriposi,r, que es utilizado por Teón y
'o' Se utiliza aquí el término parakategorêma, que
una vez por Nicolao, unas líneas más abajo (45.15). Estos términos vienen a sustituir ala enérgeia y aI
critos retóricos; vid. Kennedy, 2003, I52, n.5'7.
,o' latinos c¿- tò prò ommáton poieîn qre ntllizaba Aristóteles (Retórica, 141 1.b). Fruteau de Laclos, 1999, 286, resal-
Sin embargo, esta explicación no llega a darse en el tratado que conservamos. Son'los
que tópos, es decir, como principio de argu- ta la relación entre 1a amplificación de los hechos y la hipotiposis, que se aprecia de modo especial en la
pitula finatia. Kephálaion se utiliza con el mismo sentido
(télos) que se persigue' definición que de ella hace el Anónimo segueriano (Spengel, l,457.18)
mentación (vid. Lausberg, 1966-68, $ 375) y telikóshacercferencia al frn último
fin que suele estar relacionado con el concepto genetal del bien; de ahí que Patillon, 1997, XLVII,
los tra- '* Ninguno de 1os dos discursos que se conservan con este nombre son hoy día atribuidos a De-
móstenes. Kennedy, 2003, 154, n.59, cree que puede tratarse de un ejercicio retórico, ajuzgar por los cla-
duzia como points ¿rt sot1erain bien (rttlizados en el discurso deliberativo)' Los telikà kephálaia
apa-
(en los estados de la causa, 52.20, Rabe), que ya ha- tos que sobre ellos aporta Juan de Sardes, que también 1os menciona.
recen por primera vez en Hermógenes su tratado de
concepto recibido de otros, de manera que hemos de suponer que ya tenían una 'o'Como bien es sabido, en el epílogo se hacía un resumen de todos 1os argumentos esgrimidos a lo
bla de ellos como un
largo del discurso, algo que no se daba en e1 lugar-común.
tradición en el s. II: vid. Calboli, 1979, 262-3 y Teón,1997, LXXXVIII, n' 168'

L--
126 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNASMATA t27

Que cle las tres partes de la retórica que en lo esencial existen, el lugar-común dicho, que los ejercicios preparatorios son (48) unos partes; otros, partes y toclos;
pioporciona práctica de lajudicial, está claro para todos los que <no> incluyen en son partes cuantos se practican únicamente para su uso dentro de alguna otra cosa;
el lugar-común los discursos sobre hazañas o sobre tiranicidas (47) o, en general, so- partes y todos, los que unas veces elabot'an por sí nismos una hipótesis, pero otras
bre los que han hecho algÍrn bien. Para aquellos que los incluyen, en el lugar-comúln constituyen partes de otlas hipótesis. Pues bien, el encomio es de los que son par-
se daría también una pr'áctica del panegírico. tes y todos; como un todo lo elaboramos en ctlantas ocasiones nos sirve para ha-
blar bien de alguien; en cambio, 1o componemos como una parte, cuando en el dis-
curso deliberativo nos encontramos en situación de alabar algo que deseamos
vivamente, o cuando en el discurso de acusación añadimos el mérito de nuestra
8. Sobre el encomio y el vituperio
causa y rechazamos el del contrario. Un ejemplo del primer caso es el discurso
Panegírico de Isócrates, que pertenece al género deliberativo, pero está compues-
El discurso sobre el encomio no es en modo alguno simple; por el contrario, es
to con material encomiástico; del segundo el Sobre la corona de Demóstenes, el
múltiple y está dividido en muchos tipos; efectivamente, los discursos de regreso,
cual, aunque pertenece al género judicial, todo él lo construye el orador con el
los dirigidos a oflciales, los epitalamios, los discursos funerarios y, por supuesto,
elogio de sí mismo y el ataque a Esquines. Por tanto, dado que unas veces se prac-
también los himnos a los dioses y todo tipo de discursos que contengan una alaban-
tica como una parte y otras como un todo, el encomio ha sido situado entre los
zaestâncolocados en este génerotou. Éste es el lugar apropiado para decir lo que los
ejercicios preparatorios.
principiantes deben saber sobre é1.
El encomio es la alabanza por extenso de una persona determinada o de una
En primer lugar hay que examinar por qué, siendo tres, hablando en general,
cosa que se realizaen base a unos méritos (49) reconocidos'on. Llamamos discursos
las partes de la retórica o los génerostot o como uno quiera llamarlos -el delibera-
extensos a los que se extienden en longitud y desarollan todas las excelencias, ca-
tivo, eljudicial y el panegírico-, el tercer género, es decir, el panegírico, en el que
racterísticas éstas que diferencian el encomio de los elogios: efectivamente, el elo-
1o propio es el encomio, está situado entre los ejercicios preparatorios. Pues si los
gio es una composición breve, como la mención de una cualidad, mientras que en el
demás ejercicios preparatorios fueron inventados para ejercitarnos de cara a algu-
encomio se desarrollan todas las virtudes y todas las excelencias de quien está sien-
na de las hipótesis completas, en función de qué esta parte (el encomio), que es
do alabado'to.
completa, se incluye entre las partes?'08 Contestamos a esto lo que ya antes hemos
El fin que persigue el encomio es 10 bueno, de la misma manera que el judicial
persigue lo justo y el deliberativo lo conveniente. Se llama encomio por el hecho de
ya Teón (109.22, Spengel) había dividido los discursos de alabanza en los dirigidos a vivos (en-
'ou

comio), a muertos (epitafio) y a seres sobrenaturales, ya héroes, ya dioses (hirnno). También Aftonio
(21.8.11, Rabe) distinguía entre encomio (dirigi<to a seres humanos), himno (dirigido a dioses) y elogio
(realizado brevemente, vid. n. 210). Nicolao, con su habitual técnica recopiiatoria, nos da una visión de la teoría de Teón, la de la Retórica a Herenio y la de Cicerón en Sobre la invención),lo que facilitaba la
la variedad que había alcanzado el género epidíctico: los dos primeros géneros (discurso de regreso y los enseñanza de sus rudimentos. Fruteau de Laclos, l999,293,recuerda que la interpenetración de unos gé-
neros en otros era habitual desde la época clásica, y que Demóstenes -a quien también cita Nicolao unas
dirigidos a oficiales) son formas nuevas, que se desarrollaron en la época imperial, mientras que e1 epi-
talamio y el epitafio son antiguas, si bien el primero, como el himno, cambió su forma de composición líneas más abajo- era reconocido como un maestro de ella. También Pemot, 1993, 59, apunta que el ca-

en poesía por la prosa (vid. Ftuteau de Laclos, 1999, 290). En Pernot, 1993, 92-101, se ofrece un pano-
rácter argumentativo propio de la tópica encomiástica invade ia de oûos ejercicios preparatorios como la
extensión del género epidíctico en la época imperial; la reivìndicación de1 himno para la retó- anécdota, la máxima, 1a confirmación (o refutación) y la comparación.
rama de 1a

rica es una de las tareas que asumen los oradores de la época (vid. Pernot, 1993,642-646). ''YaAristóteles (Retórica 1366.a.28-31) había precisado que los elogios podían hacerse no sólo
de personas, sino también de dioses, cosas o animales, y que éstos últimos se realizaban sobre el mo-
'o'La coincidencia en la terminología utilizada al describir las tres partes (méros) o géneros (eîde)
de la retórica entre Nicolao y Menandro e1 rétor (Spengel III, 333.4) es para Fruteau de Laclos (1999,
delo de1 de personas. Teón, en su definición, menciona sólo el de personas (109.9 ss., Spengel), pero
291) un claro indicio de que Nicolao tiene a Menandro entre sus fuentes. más adelante cita también el de los inanimados (112.16, Spengel). Hermógenes apunta el de personas
tot (como clase o como individuos) y el de cosas, animales, plantas o seres naturales como una mòntaña
Como ya'feón (67.20-21, Spengel) r..econoce, el encomio puede ser un discurso panegírico com-
(14.17, ss., Rabe). Aftonio, en la definición, se ref,rere sólo al de personas (21.5, Rabe), pet'o más ade-
pleto, de manera que debería ser estudiado en niveles más elevados que los que se tratan en los ejercicios
pr"pu.uto.io.; de ahí que se vea obligado ajustificar su presencia entre estos últimos: aduce que sigue la lante (21.12, Rabe) lo hace también extensivo a cosas, término en el que incluye circunstancias, luga-
res, animales y plantas. Por su parte Nicolao utiliza el término prágn¡a con el que se refiere (vid. más
costumbre esrablecida (sobre la inclusión de este ejercicio en la educación, vid. Pemot, 1993, 56 ss ) y
adelante, en 57.9 ss.) tanto a objetos (como un escudo o una piedra), como a actividades humanas en ge-
que ofrece sobre él una teoría muy simplificada (61.24-29. Spengel). Nicolao ofrece unajustificación
más elaborada, al explicar qué materiales encomiásticos pueden ser utilizados en discursos deliberativos
neral (como la retórica).
o judiciales. Patiilon (1997, LXXV) añade una razón más para la inclusión de este ejercicio entre 1os
prz- ''o Esta misma distinción se encuentra también en Hermógenes (15.6, Rabe) y en Aftonio (21.9-10,

gtmtnásmata: se trata de un discurso hasta cierto punto esteteotipado, que se desarrollaba por medio de Rabe). Para Aristóteles, en cambio, la diferencia entre el elogio (épainos) y el encomio consiste en que
el primero alaba virtudes, pero el segundo acciones (Retórica 736'7.b.2'1 ss.).
temas bien establecidos desde hacía tiempo (vid. la tabla que se ofreie en lxxvi, en la que se comparan
NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 129
128 E. REDONDO MOYANO

Estos ítems o bien son todos ellos aplicables, o bien nos serviremos de
ser usado descle hace tiempo por las personas para los hitnnos a los dioses y las ala- rcpasados.
po1' ejemplo, si la ciudad fuese ilustre y famosa, entonces en nues-
banz¿rs mutuas en una especie de festival público (kômos'") <y ocasión lúdic>. los que lo sean;
nos demorafemos más tratando sobre ella que sobre Ia nacionalidad;
tro discurso
Se diferencian en el encomio distintos géneros -me refiero, por ejemplo, al epi- oero si nada
notable podemos decir sobre la ciudad, entonces recuffiremos a la na-
talamio o al discurso dirigido a un oficial o al dirigido a Apolo o, en general, al dis- 'ción:! si no podemos decir nada útil en torno a esos dos temas, entonces comenza-
clrrso pfonunciado en los festivales o al himno a los dioses-, y cada uno de estos gé- remos por
los antepasados, añadiendo todo cuanto sea posible sobre los ítems arri-
nefos se diferencia por tener alguna división particular, cuyo examen no es propio ba mencionados; me refiero
a lo relativo a la nación <o a la ciudad>. (51) Por
de una introducción a la retórica. No obstante, diremos con la mayof brevedad po- eiernplo. queremos elogiar a algún Sifnio:
puesto que no es posible decir nada dig-
sible que en cada una de estas hipótesis debe prevalecer el principio de argumenta- no de mención sobre los sifnios, será suficiente para el elogio de esta nacionalidad
ción peculiar, como es en los epitalamios el elogio de la boda, que es también IIa- decir, quizás, que se encuentra cerca del Ática y en medio de las Cícladas"6. Y des-
mado <de tesisrrt't, en un panatenaico o en los discursos de este tipo, lo relativo a la oués de estas ideas, observando el orden en el arte, avanzaremos hacia otras máS cer-
fiesta, y, en general, en cada uno de ellos, como he mencionado, lo que proporciona äana, al tema, y alavezque alabamos a los familiares más ilustres, ocultaremos a
ocasión para la hipótesis. La composición que nosotros ahora designamos con el tér- los otros. Debemos siempre tratar estos temas con fluidez y avanzat hacia lo parti-
mino (50) encomio, la que elaboramos precisamente para elogiar al hombre que ha cular y lo que concierne únicamente al tema; por ejemplo, me refiero a que muchos
vivido de acuerdo con la virtud, fue dividida por el divino Platón en el Fedro y por descienden probablemente de unos mismos antepasados remotos, a que muchas lí-
otros autores de los tiempos antiguost", en bienes relativos al alma, al cuerpo y a las neas de descendientes son posibles y a que los mismos elogios son apropiados para
cosas externas; son bienes del alma la prudencia, lajusticia, la temperancia y el co- muchas personas; sin embargo, de los méritos de un padre sólo los descendientes del
raje; bienes del cuerpo, labelleza,lafuerza, la estatura y latapidez; los bienes rela- mismo padre deben vanagloriarse. Por ello, nos extenderemos más sobre estas co-
tivos a las cosas externas fueron divididos en el origen, los amigos, la riqueza y el sas. Pero no pasaremos sobre la memoria de los antepasados apresuradamente, ni
resto de cosas de este estilo. Nosotros, sin embargo, no seguiremos esta divisiónt'4, como por casualidad, para que no parezca que evitamos las palabras sobre ellos por-
sino la que está en vigor. Se divide, entonces, después de los proemios -pues no nos que somos conocedores de algún mal, sino que, en caso de que decidamos tratar es-
serviremos tampoco en el encomio de un número determinado de proemios, sino de tos aspectos, nos acercaremos a ellos con medida, diciendo que está fuera de lugar
cuantos la ocasión aconseje, tal como hemos dicho muchas veces ya- se divide, de- en una rememoración de estas características no prestar también atención a las vir-
cíamos, después de los proemios, en un primer principio de argumentación llamado tudes de los antepasados; pero, en caso de que decidamos obviarlas, intentaremos
<del origen>, que trata precisamente de la nacionalidadt", de la ciudad y de los an- dar una buena razón para que no patezca que las ocultamos voluntariamente2lt.

Después de 1o concerniente al origen avanzaremos hacia lo relativo al naci-


'"Esta explicación etimológica se encuentra ya en Teón, 109.27-8, Spengel, quien afirma que los miento; por ejemplo, si es que podemos decir algo de provecho para el elogiado con
(15.3-
antiguos hacían en el kômos alabanzas a 1os dioses con f,rnalidad lúdica. En cambio, Hermógenes
kômai; el ocasión del sufrimiento del parlo, como se dice de la madre de Pericles, (52) Aga-
S, naUe) y Aftonio (21 .6-7, Rabe) 1o relacionan con los cantos que tenían lugar en 1as aldeas,
plimero especifica también que estos cantos estaban dirigidos a dioses' rista, a la que la divinidad anunció, por medio de un sueño, que iba a dar a luz a un
' a la tesis>; más ade- león"t; o de la madre de Ciro sobre la viña y la inundación en sueños2re, que se repi-
"' El iér-ino utilizado es thetikón, con el que se indica que trata <de lo relativo
lante (74.15), en el ejercicio dedicado a este ejercicio preparatorio, se pone como ejemplo de tesis <si hay te una y otïavez. Muchas historias similares nos han sido legadas, por ejemplo, so-
que casafse o no>>. bre Evágoras"o, el rey de los ciprios, y sobre otros. A continuación, pasaremos a con-
,', y del cuer-
Fedto Z.;O.b. Aquí, como en Leyes 691 .b.2-6,P1atónmenciona sólo los bienes del aima
po; los bienes extemos, según Cicerón, Tusculanae dispr.ttationes 5.85, fueron incluidos por los peripaté-
inter-
ticos; <le hecho, se encuentran ya en Aristóteles (en Retórica 1360.b.20-24 se mencionan los bienes t'u
La alusión a la isla de los sifnios como lugar poco afortunado para el elogio es tradicional: Fel-
nos, de alma y cuerpo, y 1os bienes externos) y tamb iên enlaRetótica a Alejanrlro (1422'a.1 -ll).
Kennedy
ten recoge en su aparato crítico que aparece en Demóstenes (13.34) y en Hermógenes (Sobre los estados
(2003, 50, n. 156) apunta que 1a clasificación tripaltita era habitual en la fiiosofía y tetórica helenística
tle la causa,33.10, Rabe). Pernot (1993, 2005) estudia el tópico de la centralidad (en este caso, su posi-
buenas cua-
''u Esta división es la que aparece, con algunas variantes, en Teón (109.29 ss. Spengel:
ción central entre las Cícladas) como uno de los habituales en las descripciones elogiosas de lugares.
y al car'ácter, al cuerpo y externas), Hermógenes (15.18 ss., Rabe: bienes ex-
lidades referidas al espíritu
de muerte) y Af- ''' Puesto que los oradores eran capaces de elogiar hasta lo más insignificante, sus omisiones de elo-
ternos, naturaleza del espíritu y cuerpo deÌ elogiado, que se completa còn la alabanza su
gio eran igualmente significativas; de aquí esta advertencia de Nicolao; vid. Fruteau de Laclos, 1999, 300.
el espíritu el cuerpo y la fortuna) La
ton\o (22.1 ss., Rabe: bienes externos, acciones según -virtudes-,
del alma y no ''* Así se puede leer en Plutarco, Pericles 3.2.
que sigue Nicolao se extiende más en ios bienes externos, es breve en cuanto a virtudes
larga tradi- ''n Heródoto (1.107-8) cuenta que la madre de Ciro soñó que daba a luz una coriente de agua que inun-
dice nada sobre las del cuerpo. En general, los tópicos qûe se tratan en el elogio tienen una
daba toda Asia y su padre soñó con una vid que crecía dei seno de su mujer y daba sombra a toda Asia.
ción, como se puede ver en la historia que de ellos hace Pati11on, 1997, LXXVI-LXXX.
"o vid. Isócrates, 9.21.
''' Es decir, si se es griego, romano, egipcio, persa..' vid. Kennedy,2003, 156, n' 68'

b-
130 E. REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA. PROGUMNÁSMATA 131

tar las circunstancias de su crianza, si podemos decir algo,especial sobre ella, dis- ¡.is de Isóclates"7, de éstos, la réplica del Paneg,írico debe ser especialmente imitada,
tinto de lo que les ha sucedido a otlos, como en el caso de Aquiles, en el que dire- ya que está muy bellamente refutada; la introducida en el Ba.riris parece refutada con
mos que fue criado con médulas de ciervos y por Quirón"' y las l'estantes cosas que menos fuerza. En todo caso, las réplicas introducidas por la especial natutaleza del ma-
se cuentan sobre é1. Después, pasaremos a exponer a qué se dedicó en su juventud, terial no establecerán una regla general en esta especie de retórica.
por ejemplo si practicó la retórica o la poesía o alguna otra cosa por el estilo. Lue-
go, las cosas que hizo. Y aquí, o mejor en todas las partes, para que el discurso no
El vituperio se divide en los mismos principios de argumentación, puesto que
sea llano, aun cuando un estilo llano parece convenir de alguna manera a los pane-
completamos toda su elaboración y división partiendo de los argumentos y entime-
gíricos, no obstante, para que no sea totalmente planot" debido a que nosotros ha- mas contrarios; (54) efectivamente, un tipo de los encomios lo constituye la alaban-
cemos solamente una rememoración escueta y no elaborada, intentaremos referir za,otro, el vituperio"t. Por eso está situado entre los encomios el discurso de Isó-
sus acciones a las virtudes e introducir sucesivamente comparacionesttt; pues de este
üaÍes Contra los sofistas, aunque todo él está construido por los abusos de los que
modo el estilo llano desaparece y el discurso se dota de viveza. Y si hubiera algún ofenden a las artes. No se me escapa que algunos hacen críticas sobre del título de
punto débil, intentaríamos también ocultarlo con palabras biensonantes, llamando a este discurso, porque no lo tituló Vituperio de los sofista,r, sino que le puso de nom-
bre Contra los sofistas, de manera que parece ser un lugar-común. Sin embargo, hay
la cobardía prudencia y previsión, (53) y a la osadía valor y altura de espíritu, y, en
general, elaborando siempre todos los detalles de cara a una mayor bellezat'0.Y, que saber que los títulos no determinan el género, sino la materia que subyace.
como dije, hay que introducir en todas paftes comparaciones, para escapar al estilo La diferencia entre el vituperio y el lugar-común ha quedado explicada ya en el
llano en exceso, y adentrarse en el examen de las virtudes, para dotar al discurso de propio lugar-común, pero no hay nada que nos impida l'ecordarla también aqtí, ya
vivacidad. que gracias a ella sabremos qué tipo de cosas hay que colocar bajo el vituperio y cuá-
les bajo los lugares-comunes. Cuando exista un castigo establecido por las leyes
Hay que examinar si el encomio admite réplict". Efectivamente, si hay que po- para el asunto que estamos examinando, utilizaremos entonces el procedimiento
ner en cuestión bienes reconocidos, ya no serán reconocidos como tales los que pose- acorde con los principios de argumentación del lugar-común; pero cuando el asun-
en réplica; en cambio, si la réplica resulta de alguna materia particular, que no pode- to sólo conlleve reproche para quien lo realiza, entonces lo elaboraremos como un
mos ocultar porque el oyente la busca, la eliminaremos metódicamente y añadiremos vituperio; por tanto, según esta argumentación, también el Contra los .sofistas esta-
refutaciones de mayor fierua, de manera que el daño de la réplica desaparezca de to- ría situado en el género panegírico2'ze.
das partes"u. Ejemplos de esto se encuentran en Aristides y en el Panegírico y el Busi-
Hay también, como ya hemos señalado un poco antes, otros muchos tipos de dis-
curso situados bajo la categoría de panegírico, los cuales necesitan una división par-
"'En los Progumnásmata de Hermógenes (16.1-3, Rabe) y en e1 Comentario de Juan de Sardes ticular, como sucede entre los situados en el génerojudicial y en el deliberativo; y hay
(192, Rabe) aparece, en cambio, que fue criado con médulas de león, siguiendo la versión de Apolodoro,
que decir algo breve sobre ellos, (55) pues así utilizaremos con más cuidado los tra-
Biblioteca, 3.172. El centauro Quirón aparece como educador de Aquiles en la llíada I 1.832 y en Pín-
rlaro,Nemea3.43 ss.
bajos técnicos que tratan de estos tipos de discursos. Efectivamente, algunos de los
"'La huptiotés es efectivamente uno de los defectos de expresión y a lograr su contrario, la vivaci- escritores técnicos caracterizaî los discursos en base, únicamente, a las personas que
dad (gorgotés), dedica Hermógenes un capítulo (312 ss., Rabe) de su obra Soór¿ las formas de estilo. los escuchan, y los repafien entre tres tipos de retórica, diciendo que, puesto que
"' La comparación con otros que ya han sido alabados ântes es también común en Teón ( I 1.1 ss.) y nuestros oyentes o están reunidos en una asamblea o actúan en calidad de jueces o
en Aftonio (22.5,Rabe), donde se especifica que de este contraste se ha de lograr el más alto rango del ser
participan en un festival, es necesario también que el discurso que se pronuncia sea
elogiado; este autor, añade además la necesidad de componer un epílogo que se asemeje a una súplica.
ttu
Este modo de proceder se remonta aAristóteies (1367.a.32 ss.), quien recomendaba utilizar en el
siempre de uno de estos tres tipos"o; otros no creen que sea necesario distinguir sólo
elogio (y en la censura) lugares comunes cercanos a los propios de la persona que se encomia (o censu-
ra) y aprovechar las semejanzas en la dirección que interese al orador. Sin embargo, no se encuentra en
Teón, que únicamente indica que no se han de indicar las faìtas o, si se hace, ha de ser de un modo encu- "' En e\ Panegírico 100 se exponen objeciones a la hegemonía ateniense; en el B¿rsú'is 30, las que pue-
bierto, de manera que no se haga una defensa en lugar de un elogio (112.10 ss., Spengel). Sobre las im- den dirigirse contra l¿r alabanza de un rey; en ambos casos esas objeciones aparecen refutadas a continuación.
plicaciones morales del hecho de que Nicolao reconozca que los héroes pueden tener faltas, vid. Frìlteau "'Como Kennedy, 2003, 158, n. 80, puntualiza, la palabra enkómion, para quien él acepta la deri-
deLaclos,1999,303-4. vac\ón de kóme, <aldea> (vid. n. 21 1) no comporta en sí misma el significado de <alabanza>. Como Teón
"t Es decir, que se eleve alguna objeción a lo que se ha dicho. y Hermógenes, Nicolao trata conjuntamente el encomio y el vituperio;Aftonio, en cambio, les dedica ca-
"u En este pasaje parece que Nicolao indica que el encomio no admite discusión en cuanto a qué es pítulos separados.
la virtud, pero sí que admite objeciones en torno a la virtud o vicio de alguna acción concreta; es contra "o Hermógenes, en cambio, establece la diferencia entre ambos en la finalidad que persiguen: el en-
estas objeciones contra las que se puede, a su vez, replicar; vid. Kennedy, 2003, 158, n. 77. Sobre las ré- comio es un testimonio de virtud, el lugar-común busca obtener una recompensa (15.15-17, Rabe).
plicas a las objeciones, vid. el capítulo que les dedica Pernot, 1993, 682 ss. "o El origen de esta división es aristotélico: vid. Retórica 1358.a.34 ss.
r32 F,. RF,DONDO MOYANO NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA r33

tres tipos, sino que los extienden a muchos más. Y yo creo que han sido movidos a lado, el discurso tenga una finalidad que se determina en base a los supuestos oyen-
esta convicción por Aristóteles, ya que este hombre <venerable> llamó a la historia tes, y, por otro, esté constl'uido de material diferente? Según esto, se podría decir que
cuarto género junto a los tres mencionados, diciendo que el'a algo mixto entre los también Sobre los cuatro de Aristides es un discurso de réplica, <y podrían encon-
trestt'. Pero si se concediera que existe un cualto, como se desplende que hay que ha- ffarse otros muchos discursos, tanto del propio Aristides>, como de sofistas contem-
cert", nada nos impide seguir también a otros que llegan, creo, hasta los tl'einta gé- poráneos suyos y de tiempos posteriores, que bastan para mostrarque los que han de-
neros, y quizás incluso a másttt. Pues hay casi tantos tipos de discursos cuantos asun- cidido mantenerse en la clasificación de los tres géneros han hecho una buena
tos existen entre los hombres. Pero quien actuara así, produciría sin darse cuenta elección. Pero de este tema ya hemos dicho bastante"t.
confusión; por ello, hay que intentar colocar todos los asuntos en aquellas categorías
Hemos dicho más an'iba que el encomio se ocupa también del elogio de cosas.
nombradas por Cornuto"* y Porfiriot", distribuyendo en los géneros sus hipótesis.
Las cosas, o bien son inanimadas pero corpóreas, como el escudo, la lanza, la pie-
(56) Se podría también llamar a la división de estas categorías <diferencia>, e in-
dra o alguna otra cosa semejante, o bien son incorpóreas como la retórica y las acti-
cluirlas en los tres géneros, si se presta atención a las personas que toman parte y a la
vidades humanas en general. Por tanto, es razonable preguntarse cómo haremos un
finalidad de cada uno de los géneros de la retórica. Expongo un ejemplo: lojusto es
encomio de estas cosas y si es posible que utilicemos los mismos lugares de argu-
el fin deljudicial, que se hace patente en el voto de los jueces quejuzgan según las
mentación que usamos cuando elogiamos a un hombre. Hay que saber, entoncas,
leyes; entonces, los discursos antitéticos, puesto que contienen argumentos contra al-
que también en estos elogios utilizaremos los tópicos aceptados para los encomios,
guien, ¿serían del judicial?"u Nadie podría afirmarlo, ya que se da por supuesto que
por ejemplo, en el caso de las actividades, en lugar de su origen, teniendo en cuen-
los oyentes no van a imponer ningún castigo que las leyes establezcan, de manera que
ta a quienes las inventaron o se sirvieron de ellas por primera vez; en lugar de la edu-
más bien se colocarían en el género panegírico. Y, en general, los discursos de amo-
cación,lapráctica implicada en ellos; en el lugar de los hechos, los servicios que
nestación, los de agradecimiento, los de defensa contra acusaciones que no tienen
prestan a la vida de las personas y sus beneficios, y así en relación con todos los de-
atribuido un castigo legal, sino que se han construido sólo para el ataque personal, to-
más tópicos. (58) Puesto que las alabanzas que se hacen a los seres vivos son unas
dos los que tratan de tales cosas, hay que colocarlos en los tres géneros, si se desea
generales, como la del ser humano <o> la del caballottt, otras, particulares, como la
introducirlos en ellos obligatoriamente y no aceptar la división en más, y hay que en-
de Sócrates o algún otro, también en el caso de los inanimados hay que buscar los
trelazar los materiales de los que están compuestos. Efectivamente, si tanto en el Pa-
elogios generales que son posibles"o. Y, en general, según dice Isócrates, es necesa-
negírico de Isócrates, como en el Sobre la Corona de Demóstenes, que son recono-
rio que el propio orador, comprenda cuáles son las divisiones, juzgue sobre su utili-
cidos por todos como pertenecientes el uno al génerojudicial y el otro al deliberativo,
dad y componga discursos adecuados a las ocasiones, a las personas y a las cosastoo.
los materiales han sido tomados del panegírico, ¿qué impide que se den las mismas
mezclas y ettrelazamientos también en los demás géneros, (57) de modo que, por un Dicen'o': <En los encomios hay que utllizar un modo de expresión cuidado, con
gracia suficiente y teatral, acompañado de un cierto grado de solemnidad.> Efecti-
vamente, de la misma manera que en los deliberativos necesitamos amplitud y dig-
"'La historia, como cuarto género, se encuentra enelArte retórica de Rufo (Spengel, I,463 6; su
definiciónen463.13-14)ySiriano(Rabe, II,p. 11),peronoenlosescritosconservadosdeAristóteles.
Fruteau de Laclos, 1999, 307, teniendo en cuenta que Rufo fue alumno del peripatético Aristocles (vid. "'T¿rl como Kenned¡ 2003, 160-161, n. 89, hace notar, esta discusión hubiera estado más clara si
Filóstrato, 248-25l,Wright), cree posible una confusión entre los nombres de los dos filósofos, Aristó- Nicolao, que parece aceptar como sólida la división en tres géneros, hubiera realizado subdivisiones den-
teles y Aristocles, y que ta1 inclusión de la historia como género retórico se debiera a éste último. Ken- tro de ellos, especialmente dentro del panegírico.
nedy, 2003, 159, n. 83, considera probable que tal inclusión se remonte a fuentes heienísticas y que esté "' Dado que en la definición de encomio de 49.19 Nicolao sólo ha mencionado el eiogio de peso-
implícita en las discusiones de Cicerón sobre historiografía, p. e., et De oratore 2 62-64' nas o cosas (ya sean éstas seres inanimados, ya actividades), resulta chocante encontrar aquí la mención

"'Nicolao hace esta afirmación fundamentándose en la autorÌdad de quien propone el cualto géne- del elogio al caballo; Fruteau de Laclos, 199, 31 1, no cree necesario suponer una laguna en el texto y su-
ro (Aristóteles); sin embargo, en sus palabras posteriores rechaza este cuarto género. Kennedy, 2003,159, giere que Nicolao no ha expuesto, por audaz, la clasificación completa de las cosas que tiene en mente,
84, explica esta aparente contradicción suponiendo que Nicolao admite la lógica, en abstracto, de la pos- según la cual éstas se dividirían en (a) inanimadas (corporales, como la piedra; incorpóreas, como la re-
tura aristotélica, mientras que percibe que en la práctica acarrea confusión. tórica) y (b) animadas, entre las que entrarían los animales.
"' Quintiliano, 3.4.2, habla de géneros innumerabilia. "n Puesto que el elogio de los individuos ha sido tratado más arriba, no resulta extraño que Nicolao
"u Retórico, seguramente de1 III d. C., mencionado por Siriano (Walz IY pp.298 y 843) y otros co- se refiera aquí sólo a los elogios generales. No obstante, Kennedy, 2003,161, n. 90, apunta también la
mentadores del corpus de Hermógenes; Kennedy,2003, 160, n. 86. posibilidad de que se haya perdido alguna referencia a personas o cosas particulares.
"' Neoplatónico del s. III cuya obra, Eisagogé, llegó a ser la introducción habitual para el estudio de la 'uo Esta norma puede estm sacada de la Retórica perdida que se atribuía a Isócrates en la Antigüe-

lógica; vid. Kennedy,2003, 160, n. 87. Sobre la clasificación de Porfirio, vid. Fnrteau de Laclos, 1999, 309. dad, pero también se encuentra en algunos de sus discursos; Kennedy, 2003, 16l, n. 91.
"u Se refiere a discursos de réplica, como el de Sobre los cuatro de Arrsrjdes; Kennedy, 2003' 160' 'o' Se trata de un párrafo literal, tomado de alguna de las fuentes -no identificada hoy día- consul-
n. 88. tadas por Nicolao. Es destacable que éste sea el único autor de Prngumnásmata qre aporte datos sobre el
NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 13-5
t34 E. REDONDO MOYANO

tampoco en el propio ejercicio llamado encomio se dará la valoración de una totali-


nidad, y en los judiciales de un cierto glado de vehemencia pala hacer el debate vi-
yaz, así también en los panegíricos necesitamos de aquello que aumenta la sensa- dad en relación con otra totalidad, sino de una parte con otra parte. Por ejemplo, al
valoral el noble nacimiento del que estamos alabando en la ocasión, queremos mos-
ción de placel'en la, personos que disfrutan cle su ocio y su tiempo libret", acompa-
trar que tal persona no desmerece en nada del noble nacimiento de, pongamos por
ñado, como ya he dicho, de solemnidad.
caso, Aquiles; entonces, tomando unos pocos datos de lo que se cuenta sobre Aqui-
Todo cuanto necesitabais aprender sobre el encomio, queridísimos alumnos, ha les, cuantos (60) nos sean suficientes para el caso, dejaremos de lado las restantes
sido ya suficientemente expuestoto'. cosas en torno al héroe, puesto que (si no lo hacemos así) lo que lodea a los hechos
que nos interesan resulta ser de mayores dimensiones que los hechos de nuestro in-
terés, y el discurso entero se nos va en ello. No hay que colocar la comparación de-
9. Sobre la comparación lante del encomio, puesto que entonces el encomio es de doble îafvraleza; en efec-
to, la comparación es <un discurso que confronta lo mejor o lo peorrtuu, o bien
(59) Algunos no han tratado en absoluto la llamada <comparación>> entre los podemos definirla así: <la comparación es el examen paralelo de bienes o de males,
ejercicios preparatorios, debido a que ya se ha hecho suficiente ptáctica de ella en o de personas, o de cosas, por medio del cual tratamos de mostrar, o que los dos su-
los lugares-comunes, cuando hacíamos el examen del asunto juzgado en la ocasión jetos en discusión son semejantes el uno al otro, o que uno es superior al otrot*t>>. Por
relacionándolo con otros delitos, y en los propios encomios, en donde intentábamos tanto, en la llamada comparación, es decir, en este ejercicio preparatorio. evitaremos
demostrar la grandezade lo que estábamos elogiando sitUándolo junto a alguna otra en adelante la comparación con lo inferiorto*, la cual nosotros adoptamos en el lugar-
cosa'*; otros han considerado que la comparación estaba entre los ejercicios prepa- común dedicado a la censura. Entonces, si la comparación es un encomio doble'on,
ratorios, pero la situaban delante del encomio. No es posible alabar a ninguno de es- cómo iba a ser lógico el colocar lo doble delante de lo simple? Luego no debe si-
tos dos grupos; efectivamente, por el hecho de haber sido tratada como una parte, no tuarse delante del encomio.
hay razónpara que no sea considerada también como una totalidad, o si es conside- La comparación es de los ejercicios que pueden ser partes y todos, pues será to-
rada como tal, no hay razónparaque sea colocada después del encomio; pues cuan-
mada como pafie en los encomios y en los lugares-comunes, y como todo cuando,
do es tratada como una pafie, y especialmente en el lugar-común, su elaboración se
pongamos por caso, se ofrezca una recompensa por una vida virluosa y dos hombres
realizade modo diferente, puesto que comparamos algo o con un igual o con algo que se distinguen por ella contiendan el uno con el otro.
inferior o con algo superior, algo que no sucederá en la propia comparacióntot; p".o
(61) En la comparación utilizaremos la misma división que en el encomio, te-
niendo únicamente en cuenta que los principios de argumentación que se encuentran
estilo en que el encomio debía ser compuesto. Sobre este tema, vid. Pernot, 1993, 335 ss', donde se ex- en ella son dobles, y que como en el encomio buscaremos los posibles, acomodán-
pone la teãría y la práctica del estilo epidíctico, el cual evoluciona entre dos polos, la simplicidad y la so-
lemnidad, con diversas realizaciones intermediâs.
que Nl-
'u'Kennedy,2003, 161, n. 93, destaca la incongluencia de esta afirmación con la asociación
Esta definición es la que aparece en 'león (112.23, Spengel); la que se cita a continuación perte-
colao ha hecho del encomio a discursos funerarios y de otros tipos que no se representaban en los fèsti-
'ou

nece a un autor desconocido.


vales, a los que se supone que se refiere por su mención a un público que acude a disfrutar de su ocio.
tot
El teito original del manual de Nicolao, tal como se ha conservado en el manuscrito del British
"t Este procedimiento doble, según el cual se ponen de manifiesto las excelencias de dos sujetos sin
elegir entre ellos o eligiendo, se menciona también en Teón (114.30 ss., Spengel) y en Hermógenes
Museum, termina aquí. Lo referido a los ejelcicios pteparatorios que faltan ha sìdo tomado de material
(19.14 ss., Rabe).
atribuido a Nicolao en comentarios de Aftonio de época bizantina, vid. Introducción pp. 83-84 Como tu'Mientras
que en Teón se exige comparar sujetos entre los cuales no existiera una gran diferencia
Kennedy, 2003,162,hace notar, 1a relación de los ejercicios no sigue exactamente el mismo orden de
1os
(1 12.30 ss.: <lascomparaciones no se hacen entre quienes mantienen entre sí una gran difelencia, ..., sino
temas que utiliza Nicolao en los capítulos precedentes y a veces parecen ser resúmenes o plânteamientos
entre quienes son semejantes y entre aquellos acerca de los cuales discutimos cuál de los dos hay que co-
distintos de ya dicho. Además, la cohelencia en la exposición es mucho menor'
1o
t* Nicolao dedica la primera sección de este ejercicio preparatorio a defender la legitimidad de su locar delante, por no ver ninguna superioridad del uno con respecto al otro.> Trad. de Reche Martínez),
en los manuales de Proguntnásm¿rl¿z posteriores, como el de Hermógenes (19. 19, Rabe), Aftonio (31 .14,
estudio en esta primera fase del aprendizaje de 1a retórica. Sin embargo, estâ defensa pa[ece inadecuada
Rabe) y éste de Nicolao, se admite la comparación entre iguales o entre lo inferior y lo superior con ob-
para su época, yu que el ejercicio es antiguo (aparece ya en Quintiliano). Fruteau de Laclos, 1999, 314'
(18 16' Rabe), jeto de mostrar 1o primero como igual a lo segundo; de hecho, ia definición de Aftonio (<Una compara-
cree que Nicolao ha tomado esta idea de manuales más antiguos, como el de Hermógenes
ción es una composición opositiva, que deduce por conttaste un mayor grado de importancia para el ob-
donde aparecen en la introducción estos mismos argumentos, que sin duda tuvieron su origen en épocas
jeto comparado>>, trad. de Reche Martínez) se basa en esta última función.
anteriores, en las que la presencia de este ejeÍcicio enÍelos progr,mtnásmata era cuestionada.
'on Laidea de que la comparación es un elogio doble se encuentra también en Hermógenes (19.14,
"' La función de la comparación cuando es tratada como ejercicio preparatorio es la amplificación'
del Rabe) y en Aftonio (3 1.1 1, Rabe), si bien en el primero de manera implícita: <A veces preferimos una cosa
mientras que cuando se utiliza en el lugar-común prevalece el elemento de insistencia en la maldad
a otra, aunque encomiamos también aquello a lo que preferimos esto otro> (trad. de Reche Marfínez).
delito que se denuncia.
NICOLAO DE MURA, PROGUMNASMAT'A t31
136 E, REDONDO MOYANO

en general, muchas formas, como sucede con el encomio, tanto cuando se emplea
dolos a los temas en cuestión o a las personas o a las acciones. Compararemos en-
PoI tanto, no como un todo"u, como cuando se emplea como una parte de otra totalidad.
tfe sí tantas cosas cuantas alabemos o denigremos, sean buenas o no.
lugar. Sólo hay que añadir una cosa'
es necesario decir nada más sobre ellas en este Siendo cinco las partes del discurso, nos ejercitamos en la comparación tanto en
nues-
que, tanto si examinamos cosas buenas como malas, no debemos engrandecer 1a invención de los proemios, como en la composición de narraciones en las cuales,
que proporcionan la base de compara-
ti.os temas quitando importancia a las cosas al hilo de lo narrado, mencionamos los méritos, y en la vehemencia de los debates
grandes. sino que
ciónrtn, pu", d" este moão no mostraremos que nuestros temas son en los que (63) intentamos mostrar que las cosas son o semejantes o mayol'es, y en
que los grandes, como en el pasa-
éstos se engrandecerán cuando paîezcanmayores ias emociones de los epílogos, con las cuales certamos las hipótesis.
je homéricã: <hacia delante huía el valiente, pero le perseguía alguien mucho más
ialientertt'. Por ejemplo, queremos mostfar que Temístoclestt' es mejor que Pausa- Si tuviéramos que parangonar flores o plantas o, en general, cosas por estilo, nos
por los griegos, será posible utilizar un estilo relajado, de manera que ni nos veamos obligados a re-
nias; no le dirá Temístocles a Pausanias que no ha hecho nada bueno
sino <También tú has hecho muchas y grandes cosas, pero las mías son con mucho correr todos los principios de argumentación, ni a buscar excusas por ello, pues el
superiores a las tuyas.>> Y 1o mismo haremos con respecto a las cosas malas, como estilo relajado no tiene la obligación de seguir al pie de la letra la división técnica de
(62) ya los encomios compuestos en un estilo seriottt.
Demóstenes nos mostró colrectamente en el proemio de Conta Androción,
que Diodoro no dijo que <Euctimón no ha sido agraviado en nada por él>' sino que
yo mucho mayores>' Y, de este modo' por
,,él sufre muchos y grandes agravios, pero
la amplificación de lo sucedido a Euctimón, quedaba disimulada la amplificación de 10. Sobre la etopeyattt
lo que a él le había sucedido2'3.
Algunos de los que colocan la descripción inmediatamente detrás de la compa-
El estilo debe ser también aquí majestuoso y teatral, aunque sin renunciar a lo ración y la etopeya después de la tesis han escrito así: <La etopeya está correcta-
solemne'5a. Siendo tres las partes de la retórica, la comparación
parece ser equiva-
mente colocada detrás de la tesis; pues en ciefio sentido hay un camino que discu-
para las
lente a una de ellas, me."f,r"ro al encomio"t, pero nos ejercifatâ también rre desde la tesis, pasando por la etopeya, hacia las hipótesis completas. Por
queremos mos-
demás. Efectivamente, cuando participamos en las deliberaciones, ejemplo, una tesis es <si hay que filosofar>. Esta tesis se construye por medio de las
trar que nuestfas propuestas son mejores que las pronunciadas por otros y haremos
elaboraciones que hemos mencionado en las palabras que le hemos dedicado; en
que
lo mismo cuando denunciemos los delitos cometidos y trataremos de mostrar
cambio, en la etopeya diremos: <<un labrador insta a su hijo a aprender filosofíu;
tiene,
los actuales son mayores que todos los demás. Laptâctica de la comparación pues bien, el carácter del padre, que se ha añadido a la tesis, de ningún modo la ha
convertido en hipótesis completa, puesto que todavía carece de la circunstancia,
que compara en pero nos la muestra más completa que en el caso de la tesis>. Así han escrito ellos;
Esta idea es compaltida también por Teón (113.25'26, Spengel) y por Aftonio,
,,0

su ejercicio práctico a Héctor y Aquiles, buscando la igualdad entre los dos héroes. Sin embargo, Frute- en cambio nosotros, que seguimos la costumbre más araigada (64) y colocamos la
au Je Laclos, lggg, 31i ,."ñr,iu qu" aunque ésta es la teoría de los tecnógrafos,
en los ejercicios prácti- etopeya justo detrás de la comparación, decimos: <etopeya es el discurso que se
censurado
cos de Libanio e1 sujeto inferior de la comparación resulta sistemáticamente adapta a las situaciones propuestas, mostrando caúrct..'r. o emoción o los dos"orr.
llíacla 10.158; la cita se refiere a Héctor y Aquiles, respectivamente'
"tt
cual
<Que se adapta a las situaciones propuestas>, puesto que se debe tener en cuenta tan-
,t,
Temístocles, el general (s. VI-V a. C.) responsable del poderío marítimo ateniense gracias al
1a polis obtuvo el triunfo de Salamina, es mencionado también
por Teón (114 21 ss., Spengei), dentro
de las comparuciones entre grupos de hombres y de mujeres, como uno de los mejores del género mas-
"u Nicolao se refiere aquí a obras como la de Plutarco, que comparaban las vidas de personajes cé-
culino.
,', puesto que se tfata de elogiar a las dos personâs o cosas que se comparan' Teón (1i.57, Spen- lebres.
Aftonio "t En este páuafo, que completa 1a idea de la comparación refiriéndola ahora a sujetos que no son
gel) admite la posibilidad de pron-unciar socesivamente dos discursos <le elogio' Sin embargo,
la menciona, pero en 61.17, en la com- personas,sehanreconocido(Pernot, 1993,346yn.58)ideasdeladoctrinacleMenandroelRétor,que
(31.1g, Rabe) niega expresamente esa posibilidad. Nicolao no
que parece po- oponía el estilo relajado (aneimené,lal. remissus) al sostenido (súntonos,lat. intentus); el <estilo relaja-
paración entre Temístocles y Pausanias, hace que el primero tome la palabra, de manera
do> se refería en principio a la manera de organizar las palabras, pero posteriormente pasó a referirse a
siblepensar(vid.FruteaudeLaclos,1ggg,317)endosejerciciossucesivos,enlosqueambospersona-
15 y todos los aspectos del estilo. Sobre la relación entre Nicolao y Menandro en este tema, vid. Fruteau cle
jes defendían sus obras virtuosas, a la manera de los que se encuentran en Libanio (declamaciones
Laclos, 1999,318-9.
[ó,' Foerster).
*o ser semeian- "' Sobre el lugar de la etopeyâ en la historia de 1a retórica, vid. Pernot, 1993,399-402.
Si la comparación es un encomio doble, las cualidades de estilo requeridas han de
que la teatraiidad se mantiene y que la solemnidad resui- "o En el glosario êthos y páthos aparecen traducidos respectivamente como carácter y emoción, que
tes: obsewamos que 1a gracia ha desaparecido,
son sus sentidos más aproximados. No obstante, son conceptos complejos, que hemos estudiado en las
ta recalcada.
fuentes retóricas y poéticas: vid. Redondo Moyano, 2006, 581-618 y 2006b,25-72 respectivamente.
"' Encomio se utiliza aquí pata referirse al género epidíctico o panegírico'

>-
138 E, REDONDO MOYANO NICOLAO DE MURA., PROGUMNÁSMATA 139

to al que habla como a aquel a quien se habla. <Carácter o emoción o ambos>, por- sólo de convertir seres inanimados en personajes, sino también de procurarles pala-
que se atiende o a lo universal o a lo que surge de la circunstancia, pues en esto di- bras con las que expresarsetuu.
fieren el cat'ácter y la emoción; por ejemplo, si dijéramos <qué palabras diría un co-
Dado que la diferencia de opinión en tol'no a la división de la etopeya es gran-
barde cuando va a abandonar la batalla>, estatíamos pensando en el cafáctef genelal
de entre quienes tratan de ella, se debe exponer la predominante, según la cual se di-
que es propio de los cobardes; en cambio, si dijérarnos, <qué palabras diría, ponga-
vide en tres tiempos, presente, pasado y futurotut, pues lo que algunos llaman <sec-
mos por caso, Agamenón tl'as la toma de Troya, o Andrómaca tras la caída de Héc-
ciones>, son entimemas construidos sobre alguno de estos tiempos. Por tauto,
tor>, las emociones que surgen de la situación planteada proporcionarán una buena
comenzaremos por el presente y retrocederemos hacia el tiempo pasado; después,
ocasión para hablat''uo.
desde aquí avanzaremos de nuevo al presente; efectivamente, no llegaremos al futu-
Las etopeyas son unas éticas, otras patéticas y otras mixtast6': éticas y patéticas ro inmediatamente, sino que rememoraremos brevemente las cosas que se desarro-
son las que ya hemos mostt'ado, mixtas las que participan de las dos; por ejemplo, si llan en el presente y, de este modo, pasaremos a examinar las del futuro. Por ejem-
digo <qué palabras diría Aquiles partiendo para la guerra después de la muerte de plo, la etopeya <qué palabras (66) diría Peleo, tras haber oído la noticia de la muerte
Patroclo>, ya que añadiré al carírcter también lo que surge de la emoción y la con- de Aquiles>. No rememorará inmediatamente la felicidad pasada, sino que, tras ha-
vertiré en una etopeya mixta. ber lamentado primero la suerte presente, la comparará con las cosas buenas que le
sucedieron en el pasado, la boda con la diosa, la honra de la que le hicieron objeto
La llamada prosopopeya, que es casi idéntica a la etopeya, consideran diversos los dioses, sus numerosas hazañas, y, a continuación, llorará el presente, añadiendo
autores que difiere de esta última de modos diversos: (65) unos llaman prosopope- las circunstancias en que se encuentra y cómo le han sobrevenido, y, de este modo,
ya a la que tiene determinadas tanto las personas como las circunstancias subyacen- pasará a predecir, con más o menos acierto, cuántas desgracias es probable que le
i"r, y a la que se inventa en todos sus aspectos2u', ala c;tnl también llaman sobrevengan por la falta de alguien que le auxilie.
"top"yu
rhesis'o', dando este nombre a la misma cosa. Los que tienen la mejor opinión lla-
man etopeya a la que se compone en base a personas determinadas, y prosopopeya La expresión debe estar constituida preferentemente por frases bastantes breves
a aquella en la que inventamos personas y les dotamos de palabra. Esta última es la y como hacia...tuu, p".o no debe completarse en forma periódica, ya que prestar
que se atribuye de un modo especial a los poetas, los cuales tienen la capacidad no atención al estilo es ajeno a la emoción, y lo propio tanto de los que están alegres
como de los que están tristes es expresar una cosa tras otra con concisión y breve-
dad. Efectivamente, no dará la impresión de sentir una emoción quien en tal mo-
t* Co-o se puede apreciar por los ejemplos propuestos, 1os personajes que se tratan en este ejerci- mento se preocupe de la belleza del estilo'ut.
cio están tomados de 1a literatura; esto es ¿ìsí en todos los autores que tratan de la etopeya y en todos los
ejelcicios prácticos conservados; vid. Fruteau de Laclos, 1999'321. Este ejercicio preparatorio es también útil para los tres géneros de la retórica;
'u' Las ,,éticas> serán, por tanto, aquéllas que se relteren a características permânentes
del caráctel'
efectivamente, tanto cuando pronunciamos un encomiotut, como cuando hacemos
o modo de ser de las personas, mientras que las <patéticas> harán alusìón a los sentimientos que surgen
en una determinada situación. Hermógenes (34.9, Rabe) y Aftonio (20.7, Rabe) en su definición de eto-
peya hacen só1o alusión a la constrrcción del êthos,pero este término está tomado en sentido arnplio
(vid.
Þuiitton, 1gg'7b, 4i), que engloba el êthos y el páthos; de ahí que puedan realizar la mistna clasificación '" Las relaciones entre literatura y este ejercicio están claramente explicitadas también en Teón
que Nicolao (vid. Hermógenes, 21. 10, Rabe y Af'tonio, 35. I'
Rabe). (60.22 ss., Spengel): <También la prosopopeya es un ejercicio no sólo propio de la historia, sino incluso
que de la oratoria, del diálogo y de la poesía, y es muy útil tanto en la vida de cada día como en el trato de los
'u'Teón 1l 15.1 1, Spengel) llama a este ejercicio plosopopeya, y io define como el discurso en el
se representa a un personaje (prósopon) pronunciando un discurso adecuado a él mismo y a las circuns-
unos con los otros, e igualmente es muy provechoso en lo que respecta a las partes habladas de las obras.
tancias en que se encuentra (entre las cuales se encuentra el receptor); en cambio Hermógenes
(20.7-8, Por esto, en primer lugar, alabamos a Homero, porque ha atribuido palabras apropiadas a cada uno de 1os
Rabe) y Aftonio (34.2-3, Rabe) distinguen entre etopeya, en la que un personaje (determinado o indeter- personajes representados y, por el contralio, censulamos a Eurípides, porque de modo inoportuno su Hé-

minado) pronuncia un discurso; prosopopeya, cuando se hace hablar a un ser inanimado e idolopeya, cuba habla como un filósofo.> (trad. de Reche Martínez).
cuando el discurso lo pronuncia un muerto. Como se puede observar, Nicolao no se refiere a la distinción 'u'El criterio temporal aparece también en Hermógenes,21.19, Rabe y enAftonio, 35.13, Rabe.
de Hermógenes y Aftonio. En todo caso, se constata que era habitual distinguir entre estos dos términos, Teón,encambio,presentaunaelaboracióndetipoargumentativo,vid. 176.22ss.,Spengel.
pero que sus contenidos aparecen atribuidos de modo diferente; sobte sus significados en diferentes fuen- 'uu Hay una laguna en este punto del tratado; D. A. Russell sugierc prosphué, que Kennedy, 2003,

tes retóricas, vid. Fruteau de Laclos, 1999,322-23. 166, n. 101, acepta y traduce <as it were, <natural>>; vid. Teón, 74.12, Spengel.

'ut Este término no aparece en otros esctitos técnicos. Fruteau de Laclos, 1999,
323, lo relaciona con 'o' Se trata aquí del estilo <patético>, es decir', del que busca manifestar una emoción. Las categorí-
e1 uso que de él hace Aristóteles (Poética 1450.a.29 Kassel): las rhéseis ethikaí son <tiradas o monólo- as del êthos retírico son tratadas por Hermógenes en Sobre las formas de estilo,320-368, Rabe.
gos éticos>. De la misma manera, en este ejercicio preparatorio se componían discursos pronunciados por 'u* Pemot, 1993,400-402, apunta que inicialmente 1as prosopopeyas estaban reducidas a los discursos de

un (<yo>> en estilo directo, siendo el modo de enunciación el mismo que en las obras destinadas a la te- consolación, pero que en los encomios de época imperial son frecuentes las referidas a los dioses. Para los otros
presentación teatral. géneros, Fruteau de Laclos, 1999,325, señala que los autores técnicos recomiendan su uso en la peroración.

E-
140 E. REDONDO MOYANO
NICOLAO DE MURA. PROGUMNASMATA l4l
cripción es un discurso narativo, que despliega claramente ante nuestros ojos lo que
una acusación (67) o recomendamos una forma de actuación, necesitamos a menu- tt'.
ya describe>, Se añade <<cla[amente>) porque en esto es especialmente diferente de la
do de la etopeya. Y a mí me parece que nos ejercita también en el estilo epistolar,
el carácter de quienes escfiben cartas y de narración, ya que ésta proporcion¿ì una sirnple exposición de las acciones, mientras
que elt é1 también se debe tener en cuenta
No ésta la ocasión oporttlna pâra exami- que la descripción trata de convertir a los oyentes en espectadores. Describimos lu-
aquellos a los que las cartas se escriben. es
gares, tiempos, personas, festivales, sucesos2T3; lugares como prados, puertos, la-
nár si el escribir cartas pertenece a tlno de estos tres géneros o a otro, especialmen-
en el gostto y otras cosas similales; de tiempos, como primavera y verano; de personas,
te cuanclo ya se ha hablado suficiente sobre ellos como para una introducción
como sacerdotesttt, Tersites y similares; de festivales, como las Panateneas, Ias Dio-
encomio26e.
nisias y lo que en ellas se hace; en genel'al, usalemos este ejercicio para muchas co-
No utilizaremos proemios de construcción periódica allí en donde no hay nece- sas. También se diferencia de la narración en que ésta examina las cosas desde un
sidad de un tipo de expresión setnejante, pero tampoco naffaciones que respeten
la
punto de vista general, mientras que la descripción lo hace en particular; por ejem-
ni será el discur-
sucesión -de lo contrario, la emoción desaparecería-, plo, (69) es propio de la narración decir: <Los atenienses y los peloponesios sostu-
"ronãlógi"u
sino dirigido únicamente a movef al oyente al placer o a las lá-
so argumentativo, vieron una guerra>; y de la descripción decir que cada uno de los contendientes se
grimas. sirvió de tales y cuales preparativos y de tal tipo de armas.

Cuando hagamos descripciones, y especialmente si se trata de descripciones de


11. Sobre la descripción"u estatuas o de pinturas o de cosas por el estilo'??u, debemos intentar añadir considera-
ciones de tal o de cual aspecto concernientes al pintor o al escultor; por ejemplo, que
Algunos, que colocan la descripción justo después de la comparación han es- lo pintó estando enfadado o alegre por tal razón, o bien mencionaremos alguna otra
crito así: <El orden de sucesión de los ejercicios preparatorios es indiferente' razón emoción que convenga a la historia de lo que se describe; de manera similar, tam-
por la cual unos los colocan de una forma y otros de otra, y nada impide poner en bién en las restantes descripciones estas consideraciones contribuyen alaviveza de
prârcr\ca la descripción justo detrás de la comparación. (68) Ef'ectivamente,
ya que una manera especial.
en la comparación hemos afirmado que había posibilidad de usar el estilo relajado
y
Comenzaremos nuestras descripciones por las primeras cosas, y de este modo
ya que enla descripción se permite utilizar este tipo de expresión en mayor medida'
llegaremos a las últimas; por ejemplo, si tenemos como tema de descripción un
proba6lemente la descripciån debe seguir a la comparación>. Así piensan ellos"'; en
hombre representado en una estatua de bronce o en una pintura o de cualquier otro
cambio, nosotros siguiendo la costumbre dominante, después de la comparación he-
modo, comenzaremos desde la cabeza y descenderemos por cada una de las demás
mos situado la etopeya, y después de ésta la descripción, y afirmamos que
<<la des-
partes, pues de este modo el discurso cobra vida en toda su extensiónttt.

tu'Teón
incluye el escribir cartas en la plosopopeya, junto con los cliscursos de consolación y de
47-48' n' "' La idea de descripción vívida está presente en todas las definiciones de este ejercicio: vid. Teón
exhortación. Esta mención, junto con la de Nicolao, parecen sugerir, según Kennedy' 2003'
un género menor en eì marco de la (118.7, Spengel), Hermógenes (22.7,Rabe), Afronio (36.22, Rabe).
149 y 166, n. 102, la posibilidad de que la epistolografía literaria,
en 1a "t Lo describible se organiza en una lista abierta que vatía ligeramente en los diferentes autores; se-
segunda sofística (viá. Alcifrón, Eliano, Aristaneto y Fiióstrato), fuera practicada ocasionalmente
deberse que, cuando las cartas tenían un des- gún Teón (118.9, Spengel) se pueden describir personajes, hechos, lugales, épocas y modos, y algunas
escuela. La causa de este tratamiento en la retófica puede a
por otro descripciones son mixtas. Según Hermógenes (22.9, Rabe), personajes, hechos, circunstancias, lugares,
tinatario rea1, eran leídas y realizaban, por tanto, 1a misma función que un discurso diferido;
en térmi- épocas y otros muchos objetos, además de las descripciones mixtas. SegúnAftonio (37.1, Rabe), perso-
lado, cuando se trataba de una composición literalia, su elaboración (y análisis) se realizaba
Fruteau de Laclos, najes, hechos, circunstancias, lugares, animales y árboles. Una lista de 1o descrito por Libanio en los ejer-
nos de la ¡etórica de géneros; Nicolao parece referirse más a este segundo tipo, vid.
cicios en los que aplica la teoría de los progumnásmdld se encuentra en Patillon, 1997, XXXX.
1999,326-'7 .

"u Según Kennedy, 2003,166, n. 103, esta lista un tanto extraña pudo haber sido ampliada por ali-
La idea de descripción que aparece en los textos retóricos es distinta de la que la teoría moderna
tto
de opera- teración: leimônas (prados), liménas (puertos), límnas (lagos).
tiene sobre ella; ékphrasis fiene un sentido primario de <explicación>, entendida en el sentido
"' Kennedy, 2003,166, n. 104, apunta que la mención seguida de Tersites sugiere que Nicolao está
ción que expone 1os detalles de una realidad compleja; como tal podía constituir un discurso, cuando
éste
complejo; vid. Patillon, 1997, XXX- pensando en la llíada, ðe manera que el sacerdote puede ser Crises, que aparece en el libro I de esta obra.
," pu.u representar la realidad de un ser como un conjunto
",rlpl"ubn "u Las descripciones de obras de arte, tan frecuentes en la literatura cle la época, son mencionadas,
VI11-iXXIX y 149; también en este mismo autor (XLII-XLV) se puede encontrar una historia de la teo-
entre los autores de ejercicios preparatorios, únicamente por Nicolao.
ría en que se sustenta este ejercicio.
los "'Laiclea de describir con un orden está presente en todos los autores de Progumnásm¿l¿, si bien
"iFruteau de Laclos, 1999, 328, relaciona las ideas que defenderían estos autores anónimos con
La colocación de este ejercicio estaba en dis- con matices diferentes: Teón (119.16, Spengel) y Hermógenes (22.19, Rabe) recomiendan describir los
escépticos, mencionando concretamente a Sexto Empírico.
posicio- hechos acompañados de los sucesos que les preceden y les siguen; para los lugares, épocas, modos y per-
cusiån todavía en época de Doxápatres (siglo XI; Walz,Il,509-51 1), donde se mencionan tres
sonajes, Teón aconseja argumentos basados en labelleza, la utilidad o el placer; Hermógenes, sustituye
nes posibles.

\.-
NICOLAO DE MURA. PROGUMNÁSMATA t43
t42 E. REDONDO MOYANO

I 2. Sobre la tesist*'
Dadoquesoncincolaspartesdeldiscurso,comoamenudosehadicho(70)'
nos ejercitará en la
proemio, nä[ación, réplica, iefutación, epílogo, la descripción
paftenarrativa,exceptoquenoproduceunasimplenafración,Sino'queselecciona Sobre de la división de la llamacla tesis ha habido entre los escritores técnicos
vista las cosas de las que tratan una gran discusión. Nosotros, en cambio, sólo después de haber dicho qué es la te-
iodo lo que contfibuye la viveza, poniéndonos a la
a
testigos oculares' sis, pasaremos a ocuparnos de la división.
los discursos y preparándonos, ptlede decirse, pal'¿ì ser
judicial, al panegír'ico y al de-
Siendo tres los géneros de la retórica, me refiero al Pues bien, la tesis es un asunto que admite un exalren lógico, sin personas de-
preparatorio es útil en todos ellos; efecti-
liberativo, se encontrará que este ejercicio terminadas ni cualquier otra circunstancia"'. Se ha dicho <que admite un examen ra-
tenemos frecuentemente la
vamente, cuando pronun;iamos di.scursos deliberativos, cional>, no porque las demás partes del discurso las examinemos prescindiendo del
los discursos, para convencer
necesidad de describir aquello sobre lo que hacemos razonamiento, sino porque este ejercicio se organiza exclusivamente en torno a la in-
*"¡o.;yalacusarodefendernosnecesitamosdelaamplilrcaciónqueproporcionala vestigación racional, y no tiene ninguna otra circunstancia, puesto que si se añade
de la
descripción, y, por supuesto, también en las hipótesis panegíricas el elemento alguna otra circunstancia, se convierte en una hipótesis completa. Efectivamente, la
sentados en los teaüosttt'
descripción se basta para producir placer a los espectadãres hipótesis se diferencia de la tesis en que la primera se compone sin circunstancia y
está entre los que son la segunda con circunstancia. Por ejemplo, una tesis es <si hay que casarse>; en ella
En la mayor parte de los casos este ejercicio preparatorio
que también sea elaborado preguntamos por la acción en sí misma, (72) y no si tal persona debe casarse o al-
considerados como paftes, pero nada impide igualmente
una hipótesis completa2Te' bien guna otra cosa del mismo estilo, sino sólo, si el hecho en sí es bueno o no es tal. Pero
en alguna ocasión como suficiente en sí mismo para
parte' si queremos imaginar, pongamos por caso, que uno que tiene tres hijos y los pierde,
que en la mayoría de las ocasiones es' ciertamente' una
".rt"ridido quiere casarse con otra mujer tras haber repudiado a la suya porque ya no está en
Enladescripciónnecesitamosunestilovariado,yaquetambiéndebemosadap- edad fértil, se convierte en una hipótesis.
ya sea que le demos un sabor dul-
tar tipo de expìsición a la hipótesis propuesta2so'
el
Este ejercicio preparatorio es propio del género deliberativo, y se divide, según
ce,yaseaquecontemostrágicamentelossucesosoqueinspiremos(71)'engene-
en las que únicamente los escritores técnicos cuidadosos, en los principios de argumentación propios del pa-
ral, cualquier otra emoción; efectivamente, hay ocasiones
en las que deseamos conseguir negírico. No desconozco que otros han utilizado algunos otros principios de argu-
deseamos infundir buenos sentimientos, pero otras
Demóstenes en sobre la em- mentación, unos los llamados <finales> y otros otros, dándoles nombres nuevost**.
un efecto de exageración y amplificación, como lo hace
sufrimiento de los focidios por
bajada discurso en el qu" trata de poner a la vista el
medio del discurso"'.
"' Sobre los orígenes de la tesis, vid. Pernot, 1993,57 y 597 y Patillon, 1997,Lylll ss.: si en prin-
cipio era un ejercicio que se practicaba, desde la época de Protágoras, en las escuelas filosóficas, Her-
mágoras de Temnos incluyó la thésis (lat. Enestio) en la retórica de la controversia junto con la hipóte-
elplacerporlasorpresa.Aftonìo(37.9,Rabe)recomiendadescribiralaspersonascomoNicolaohacecon sis (lat. causa). En su doctrina, como en la que se lee en Nicolao (76.18 ss.), la tesis se puede tratar en el
rodearse de las circunstancias anteriores' simultá-
las estatuas, de la cabeza a tos pies; las acciones deben ámbito de la filosofía (tesis filosófrcas) y en e1 ámbito de la retórica de la controversia, que hata de cues-
neasyposterioresyloslugaresylasépocasdeloselementosquelesrodeanylosquesedanenellos. tiones políticas, es decir, de las cuestiones que conciernen al ciudadano; Teón 1as llatna tesis teóricas y
,,, de lucimiento se pronunciaban a ve-
como ya hemos upuntuão, viå. p. 50, n. 135, los discursos prácticas (121.7, Spengel); Hermógenes, no políticas y políticas (25.3, Rabe) y Aftonio teór'icas y políti-
cesenlosteatros.Pernot, l9g3,440,apuntaqueel términothéatrondesignaellugardelapalabrapúbli- cas (41.15, Rabe).
a cualquier lugar donde se hablara a un público,
ala epídeixis
ca, y puede hacer referencia por exten;ión "t Nicolao recoge en su definición la principal característ.ica de este ejercicio, su carácter de dis-
e,incluso,alpropiopúblicoqueescuchaba.Elmismoestudioso,lgg3,442,destacalaimportanciaque
en con- curso general, que lo diferencia dela hipóthesis, que tratâ de un caso particular; esta característica era ya
mismo en que el discutso se pronuncia;
tiene en la retórica del elogio la descripción del marco mencionada en Teón, quien, sin duda, silvió de fuente a Nicolao (120.13, Spengel: <<La tesis es iln exa-
creto, cuando la representación tiene lugar delante de un templo, la desclipción de éste y la de la estatua
men lógico que admite controversia, sin personajes determinados y sin ningún tipo de precisión circuns-
ser elementos canónicos en el panegírico'
del dios al que está dedicaclo liegan a
tancial>) y en Hermógenes (24.Z,Piabe: <Como definición de la tesis nos han transmitido la de que la te-
,,,FfuteaudeLaclos, lggg,33l,apuntaquequizásNicolaoconsidereaquíque<hipótesiscomple-
sis es e1 examen de un hecho sometido a observación, desprovisto de toda circunstancia particular>).
tas>> son determinadas descripciones literarias' Aftonio no la recoge en la definición (41.13, Rabe: <<Una tesis es un examen lógico de un hecho someti-
adaptar el estilo al tema, aun-
También Teón (119.31) y Hermógenes (23.9, Rabe) recomiendan
,,0
(37'21' Rabe) el estilo do a observación>) sino en un apartado especíhco (41.22: <<La tesis difiere de la hipótesis en que la hi-
la claridad y la viveza. Para Aftonio
que enuncian otras dos virtudás generales, pótesis contiene la especificación de ias circunstancias>, traducciones de Reche Martínez).
que le otorguen u\u?tu:
d"b".". relajado (anaiménos charaktér) y adornado con figuras . ttu
La división de 1a tesis, que es el primer punto que menciona Nicolao (vid. 71.7), era un asunto
de descripción sacado de un
,0,
Nicolao es el único autor de Progumnásmataque pone un ejemplo controvertido. Se documentan (Vid. Patillon, 1997, LXXXVIII) tres tradiciones: la de Teón, que toma
de obras literarias; Teón, Hermógenes y Af-
discurso; todos los demás autores tienen ejemplos sacados y Fi- sus lugares de argumentación del género deliberativo y que cita también otros principios de argumenta-
aclemás, referencias a Heródoto' ctesias
tonio mencionan a Homero y a Tucítlides; Teón añade,
ción generales (121.20 ss., Spengel), como son lo necesario, lo bello, lo conveniente y lo agradable.
listo.
NICOLAO DE MURA, PROGUMNÁSMATA 145
144 E. REDONDO MOYANO

nuevos, que todas que en todos los casos de tesis se incluye la réplica, que contiene el examen de los in-
Sobre éstos hay que saber, me refiero a los que utilizan nombres
aquellas qu" son llamadas pof algunos principios de at'gumentación son enti- convenientes que acompañan y se derivan del hecho tratado y los refuta por medio de
"oru,
,r"*ur, que apór'tan lo que es útil al tema; por ejemplo, lo que llaman (según la na- pæadigmas o de entimemas. Por medio de paradigrnas, se refuta a partir de los in-
turalezao o ,,sãgún la leyo o <según la costumbre> o <según el deber sagrado pala con convenientes que resultan de otras actividades, que no son suficientes para disuadir a
los que han muerto> o <según el deber sagrado para con la patriu; pues de tal cariz los que desean dedicarse a ellas y aspiran gracias a ellas a obtener más ventajas que
,on lo, principios de argumentación que han inventado. Consideremos
que tenemos inconvenientes. Por medio de entimemas, se refuta a partir de hechos evidentes que
que examinat:si hay que casarse. Si comenzáramos a investigar entonces si el hecho muestran los buenos resultados que acompañan a quienes han alcanzado las más ele-
si se debe a la costumbre, si a |a vadas cotas de éxito en el asunto sometido a examen. Por ejemplo, pongamos por
s" produ"e conforme à los dictados de la naturaleza,
o (73) si un deber sagrado para con caso,la tesis <si hay que casarse>>: después de decir cuántos bienes se derivan de los
ley, si es un deber sagrado para con la patria es
los antepasados, ¿qué otra cãsa estamos investigando sino los bienes que resultan del matrimonios, dado que nacen unos de otros, incrementando, si fuera el caso, la po-
de una de las secciones de1 encomio? blación de las ciudades, tanto desde un punto de vista pafiicular como colectivo, (75)
mafi.imonio, que son precisamente entimemas
y si investigáìamos quiénes fueron sus inventores y quiénes los primeros en practi- y dado que apoftan personas que mostrarán su buena voluntad de modos diferentes;
practican en lugar del y después de dejar claro que el relevo de las generaciones está.a salvo y que entre los
carlo, ¿qué otra cosa estaremos diciendo sino entimemas que se
por bien los que dividen la tesis según los pobres nacerán quienes alimenten a los viejos, y entre los ricos quienes cuidarán de
origñ tanto, a mí me parece que hacen
manera que sea un ejercicio preparato- sus riquezas; después de muchas cosas por el estilo, que se llaman relativas a la te-
principios de argumentación del encomio, de
y división panegíricos, pues sistto, colocaremos frente a estos beneficios los adulterios y los abandonos de niños,
lo p.åpio de lJespecie deliberativa, pero con materia
del género deliberativo, ya sea para ex- los cuales serán refutados por medio de los naufragios, que no apartan del mar a los
tor"ui¿n en las propias hipótesis completas
hacerlo, acostumbramos a construir nues- que navegan, y de las sequías y los temporales, que no impiden la agricultura, aña-
hofiar a hacer algo, ya ,"u pu.u disuadir de
punto me pa- diéndose a estas cosas, por un lado, las coronas que se conceden por los actos de he-
tfa argumentación con alabanzas o vituperios. Así que también en este
la tesis de ese modo' roísmo de los muchachos, las estatuas, los mantenimientos a cargo del erario públi-
,""" {u" son dignos de elogio los que dividen
co, la buena fama en general, y, por otro, todas las cosas que representan la felicidad
la necesidad
En la tesis debe haber también proemios, uno, dos o másttt -siendo para los que no han experimentado una suerte adversa durante toda su vida.
o el rechazo
la que determine su número al que habla-, que contengan la aprobación
a tratar
del tema, o que desarrollen cualquier otra cosa que los oradores acostumbren La tesis difiere del lugar-común -efectivamente, en éste hay amplificación del
de argumentación re-
en los proemios. Tras éstos, hay que transitar hacia los principios tema y tienen por ello algo en común- difiere, entonces, en que en el lugar-común
a los que inven-
lativos al origen; incluiremos en ellos, en el lugar de los antepasados, el tema del que tratan los discursos es aceptado por todos, mientras que en la tesis
de éstos, en
taron la tesis y la usaron por primera vez, sean dioses u hombres. Después es discutido2st; por eso, no se nos impide atacar incluso aquello que habíamos elo-
que resultan de
lugar de las actividades, coloìar"mos los principios de argumentación giado'*'. En aquél intentamos dirigir el voto de los jueces, en cambio en ésta em-
las ven-
lalráctica del tema que tengamos entre manos, y, (74) en lugar de los hechos' prenderemos un examen en la idea de que se trata sólo de un consejo y de que no se
tesis'
tajãs que deél se derivan, y de este modo avanzaremos en la elaboración de la deriva de él castigo alguno de parte de losjueces. En el lugar-común se supone ade-
en que más que hay una persona que ha cometido alguna falta, (76) en cambio en la tesis se
La división panegíricadada aquí se diferencia de la división del encomio
de una materia particular, mientras da únicamente una investigación acerca de algún asunto desprovisto de circunstan-
en éste no se incluye la réplica, a no ser que surja
cias específicas.

pragmático; estos principios


La de Hermógenes y Aftonio, que los toman de1 estado de causa llamado
kephálaia (vid. n' 202) Y la de Nicolao, que "uAparece thetiká (vid. thetikón: n.212).F;¡la traducción hemos variado la separación en pausas
son llamados tr.ecuentemente en época imperial telikà
de Felten, para obtener un mejor sentido. Russell sugiere que se enmiende or antithetiká (vid. Kennedy,
finales'> suele ser abierta' p
adopta los lugares del elogio. La lista de lãs <principios de argumentación 2003, I70, n. 109), en cuyo caso, la traclucción sería: <después de muchas cosas por el estilo colocare-
pero en Hermógenes (26.1, Rabe) y en ¡rtonio (+2.s, Rabe) se exponen respectivâmente; lo justo, lo
mos los argumentos contrarios a la tesis, los adulterios y ...>.
y lo posible'
conveniente, lo posible y lo adecuado; y 1o legal, lojusto, lo conveniente
g0, retóricos de la época imperial utilizan "proemio" "t Este carácter de tema discutido que diferencia este ejercicio del lugar-común remonta a Hermá-
"' Kennedy, 2003, n. 2i , aclaiaqu" olguno.
goras y a Teodoro de Gádara (vid. Patillon, 1997, LXXXVI) y aparece también
de un discurso. Teón, 120 32, spen- en la definición del ejer-
en plural con el sentido de series ðe statemer?rs hechas en el proemio cicio de Teón (que citamos en n. 283; el término griego usado en ella es krinómenon) y en Hermógenes
(en nuestra traduc-
gei r.ecomienda: <<Haremos los proemios de las tesis, o bien a partir de una sentencia (25.14, Rabe).
un proverbio, chríct (ennuestra traducción <anécdota>)' de-
ción <máxima>) que confìrme la tesis, o de
encomio o vituperio de1 hecho sobre el que tratâ el examen'> "* Nicolao se refiere aquí a la práctica habitual en las escuelas de defender primero una tesis y lue-
claración útil o historia, o bien a partir de un
go su contraria: vid. Fruteau de Laclos, 1999,350.
Trad. de Reche Martínez.

L--
1. Términos griegos

anaskeuázein (T H, A), refutar, 2l .I8, 2l .19, 22.I, 223, 29 .20, 3l .6, 3l .9 .

anaskeué (T, H, n¡, refutación, 29.1 (tíf.),29.8,29.16,30.9,31.3,34.6,34.11,34.13,


35.7 , 35.9, 35.t5, 36.4, 36.r0, 36.13.
aneiméne phrásis, (aneiménos charaktér, A, estilo suelto), estilo relajado, 63.4,
63.6,68.2.

antilogía (T), réplica, 78.I 1.

antírresis (T), discurso de réplica, 34.13,34.20.

antíthesis (H, A), réplica, 4.6, 4.18, 5.I1,23.I9,23.23,28.I1,29.I2,34.1, 35.18,


36.3, 36.12, 46.r0, 53.6, 53.8, 53.12, 53. 1 s, 53. 1 8, 7 0.1, 7 4.4, 7 4.6, 7 6.9.

apangelía (T, H), naración, 11.20;exposición, 15.9, 16.15,66.9,70.21;expresión,


68.3.

aphé gesis (H, A), narración,'7 0.3.


apódeixis (T, H), demostración , 5.7 ,24.15,24.20,25.11,29.11 ,33.18, 46.5, 46.I1;
hecho evidente,74.l3.

apomnemóneuma (T, H, A), dicho o acción memorable, 19.13,26.1,26.6,26.7.

apóphansis (H, A), enunciación, 25.2,25.7.

apóphasis (T'), negación, 28.21.


qreté (T, H, A), virtud,74.4, 14.15,41.10, 49.6,50.2, 51.19, 52.11 , 53.5.

' El primer número remite a la página de la edición de Felten; el segundo, tras un punto, a la línea.
Indicamos si el término aparece en Teón, Hermógenes o Aftonio colocando entre paréntesis la letra ini-
cial de sus nombres. Apuntamos en este glosario básicamente las acepciones técnicas de los términos.
' En Teón, en cambio, significa opinión (67, 99), declaración (96,98,102,105), enunciación (97,
102) o dicho (101).
544 cLosARIo te rÉnvllNos nerónlcos cRIEGos TRADUCIDOS 545

asápheia (T), oscuriclad,l4.l2; falta de claridad, 15.6. enárgeia (T, U¡, viveza, 69.11, 10.4.

áskesis (T), ejercitación, 51 .20; ptâctica,13.22. enkómion (T' H, A¡, encomio, 31.9,37.11,37.18,47.4tít.,41.5,47.16,48.5, 48.19,
49.3, 49.5, 49.8,49.10, 50.1, 53.7, 54.2, 54.5, 57.t0, 51.16,58.9, 58.18, 59.5,
auxánein (T), amplificat 42.15; (aúxein) engrandecer, 61 .9, conseguir un ef'ecto de
59.10, 59.13, 59.18, 60.4, 60.5, 60.13, 60.15, 60.17,6r.r,62.8,62.14,63.8,
amplificación, 7 1.3; incrementar, J 4.1'7 .
61.8,14.4.
aúxesis (T, H), amplificación, 36.15, 36.17, 3'7.5, 31.8, 31.11, 38.3, 62.4,10.t3,
enthúmema (T, H), entimema, 24.1 5, 53.21, 65.15, 7 2.14, I 3.3, 1 3.5.
15.13.
epaineîn (H, A), hacer elogios, 9.1; alabar, 22.19,23.21, 42.19, 48.8, 49.6, 59.11,
chreía, (T, H, A), anécdota, I1.14 tít.; 17.15, 19.2, 19.1, 19.12, 20.1, 20.6, 2It, 59 .20; hacer tna alabanza, 23 .14; elogiar, 5l .l , 5l .7 , 51 .15 , 59 .1 ; hacer alaban-
2r.18, 22.3, 22.6, 22.10, 22.18,22.21, 23.1, 23.11,23.20, 23.22, 24.9, 2s.4,
2as,78.18.
25.5,25.8,25.10,25.r4,26.1,26.4,26.4,26.5,21 .t1,,28.14,29.2,29.2, 29.6,
29.10,35.1,36.1. épainos (H, A), elogio, 24.4,24.8,48.I5,49.4,51.3; alaban2a,42.16,49.12,54.2,
58.2,73.11.
deinótes (H), estridencia, 11.4; vehemencia, J9.I2.
ep ic he írema (T), argumento, 33. 1 3, 36.23, 53.21.
délosis (H), clarificación, 4. 18.

(l epílogos (T, H,A), epflogo,4.7,5.6,5.18, 15.19, 16.19,23.\9,24.2,28.11,33.20,


deuterología A), segundo discurso, 38.2,39.19, 40.11, 40.18, 46.4.
34.1, 35.18, 35.19, 36.5, 36.r4, 39.18, 40.3, 40.6, 40.9, 46.t2, 46.16, 46.16,
diait'eîn (diaireîsthai) (H, A), dividir(se), 3.16, 10.9, 15.16, 19.3, 19.5,24.4,29.4, 46.t8, 63.r, 7 0.1, 7 6.10, 7 9.2.
30.13,38.23, 42.3, 42.7, 43.22, 45.22, 47.6, 50.5,50.8, 50.10; diferenciarse,
epimúthion (A), epimitio, 9.16, 10.7 .
49.13, 49.16, 53.20, 65.13, 1 2.8, 1 3.1, 1 3.r3, 77 .16, 11 .11, 7 8.3.
epitáphios (T), discurso funerario, 47.8.
diaíresis (H, A), división, 2.3, 5.11, 11.21, 18.2,22.11,24.22,25.5,21.15,28.16,
31.r,34.13,39.21,49.16,50.9,54.1, 54.24,58.6,6r.1,63.9,65.11,11.1,1r.9, ergázesthai (l
A), procurarse, 4.1 l, 4O.5; cumplir, 6.12; usarse, 17 .7 , 49.12; hacer,
'7
3.9, 7 4.3, 1 4.4, 1 6.21,'7 6.22, 7 8.9. 36.1,45.11,62.11; elaborar,39.20,40.l4,42.22,43.22,48.3,48.6,53.2, 54.19;
desarrollar, 40.2,46.I3, 49.3, 49.1; realizar,43.I0, 44.7; producir, 55.18; con-
diatúposis (H), descripción detallada , 45 .15.
v ertir, 64.19, 68. I2; contribuir, 7 0.4; ser elaborado, 70. 1 8.
diégema (T, H,A), relato,l.9,ll.1ltír., 11.I2,11.14,1I.16,71.I9,r2.I,12.2,12.1,
12.11, r3.4, 13.1, 13.9, 13. 1 1, 15.8, l5.lz, 15.17, I1 .8, 11 .12, 17 .r5, 11 .17, ergasía (H, A), tratamiento, 17.2; elaboración,31.12,32.10, 45.2,54.I, 59.15,
17.22,79.6,31.10, 31.11,31..I4,3I.11,3I.1'7,32.7,36.9; (en plural) sección 63.16,14.2,19.r3.
narrativa, 36.8. ethopoiía (H, A), etopeya, 63.10tít.,63.12,63.13,63.L7,64.1, 64.14,64.21,65.3,
65.5, 65.2r, 67 .1, 68.7 .
diégesis (T, H, A), natración, 4.6, 4.II, 4.14,5.16,9.13, II.16,1'1.17, 11.20,I2'3,
13.14, 14.4,23.19,28.r1,33.2r,35.11 ,62.11 ,67 .12,68.10,68.19,68.20,10.1, êthos (T, H, A), carácter, 5.8, 64.5,64.1 ,64.10, 64.19,61 .3.
16.7,',79.3.
gnóme (T, H, A), mâxima,19.I4,19.18,25.1,25.2,25.6,25.7,25.11,25.13,26.1,
dúnamis (T, H), capacidad, 2.13, 2.I5, 2.19, 3.1 . 26.3,26.8,26.9,26.18,21 .4,21 .11,27 .t5,2'7.16,28.2,28.r4,28.t9,29.4,29.8,
eisphorá (H), propuesta.'77 .1 úr.., 11 .I2. 29.10,35.t,36.1.

ékphrasis (T, H, A), descripción, 11 .11, 11 .13, 35.6, 45.10, 63.11, 61 .l6fít., 61 .11, gumnasía (l A), práctica,28.14,33.21,47.3; ejercicio preliminar, 18.I0,79.2.
61 .20, 68.5, 68.7, 68.8, 69.2, 69.1 4, 1 0.2, 7 0.r4. gúmnasma (T, H, A), ejercicio, 5.15,34.22,35.13.
ekteínein (T, H), extenderse, 24.5,55.9. hellenismós (A), uso correcto de las palabras griegas, 14.6.
ékthesis (H, A), exposición, 4.12,4.16,11.15, 11.18, 12.1,68.11.

élenchos (T, H, A), refutación, 16.19. ' En Aftonio aparece en forma verbal: ergázein.
546 GLOSARIO PB TÉNVII.¡OS N¡TÓNICOS GRIEGOS TRADUCIDOS 547

historía (T, P, historia,69.10. /úsrs(A),refutación,4.7,5.3,5.17,23.19,28.11,34.1,35.18,36.12,53.11,70.1,


16.9.
htite (T),materia, 14.2,20.10,48.13, 53.9,53.18, 54.10, 56.16'56.20,57 .2'13.8,14.5
nt á c h e (T), inconsist encia, 33 .2; contienda, 3 6. 12; b atalla, 6 4.9 .
húmnos (T, H, A), himno, 41.8, 49.12, 49'15.
meléte (A), práctica, 8.17, 18.6, 18.23,23.10,23.20,30.7,33.15,33.20,35.14,41.4,
hup ó kri si s (T), representación, 46.I 4.
46.22, 59.8, 61 .20,16.6.
.rc' 23.8, 24.1, 24.20,
hupóthesis (T, H, A), hipótesis, 4.I2, 5.20, 9.3, I1 .5, 11'1, l"Ì ntétodos (T, H), método, 2.3,53.10.
28.2r,28.22,29.13,34.9,34.16, 40.3, 4r.r1, 4t.r2, 44.11,46.3, 41.r9, 48.3,
48.4,49.r8,49.23,55.2r,63.2,63.15,63.t9,70.14,70.t8,10.2r,11.n ,',l r.r8, míìthos (T, H, A), fábula, 5.20, 6.2, 6.8tít., 6.9, 6.15, 6.20,1 .4,7 .8,1.9,7.15, 8.9,
7 2.6, 7 3.r0, 7 6.r5, 7 8.6, 7 8.1 . 8.t4,9.16,10.4, 10.10,10.11,10.14, 10.ß,Lt.2,lt.8,tr.12,11.12,ß.5,t3.6,
13.10, 13.12, l7 .I 6, 11 .22, 21. 19, 22.3, 22.4, 22.1, 22.8 ; mút ho s, 9.3.
hupottiposis (H), hipotiposis, 45.9, 45.9; descripción detallada, 45.17 .

nómos (T'H,A),Iey,3.15,3.15,32.1,32.3,32.16,32.18,38.9,38.11,38.15,43.3,
kataskeuázein (f,
H, A), confirmar, 23.16, 24.1,29.15; tealizar una confirmación,
45.19, 54.16, 56.5, 56.9, 56.12, 12.16, 72.21,11.hít., 7',7.2, 11 .4,11.6, 71.8,
30.9,31.6; estar compuesto, 48.13, 49.4,56.16; dotarse, 52.19; estar construi-
77 .10, 7',7 .12, 78.5, 78. 10.
do, 57 .3,63.16; construir,13.11; desarrollar, T3 '17 .
parabolé (H, A), comparación , 24.73.
kataskeué (T, H, A), confirmación, 29.7tít., 29.8, 29.I7 ' 30.3, 30.4, 3I'4, 33.12,
34.6, 35.1, 35.9, 35.16, 36.4, 36.10, 36.13. parádei gma (H, A), ejemplo, 23.16, 24.10, 24,18, 48.11, 53. I 3.

kephátaion(T,H,A),apartado,19.3,19.5,24.4;sección,24.6'28.16,29.5,65.14,13.3; paraínesis G, n¡, moraleja, 6.19, 10.14,11.1; buen consejo, 19.17,21.15,22.6,


principio de argumentación, 30.13, 30'17 ,31.4,3I'13,3L16,31.18,32.8' 32'12, 25.3 ; consejo, 25.I3, 26.2.
33.t2, 42.18, 44.9, 45.2, 45.r0, 45.r2, 45.22, 49.19, 50.14, 53.20, 54.r1, s7.14,
paráklesis (H), exhorración, 24.72, 7 6.1I.
6I .3, 63.5, 7 2.9,'7 2. 10, 7 2.1 4, 1 2.18,'7 3.7, 1 7 .18, 1 8.2; (t e li ka ke p hál ai a) princi
pios de argumentación finales, 44.19,45.8,11.17,18.3; lo esencial, 4I'22' 46'20' paráp hrasis (T, p, paráfrasis, 22.19, 23.22, 24.9.

kakía, defecto, 14.16; mal, 51 . 15. páthos (T, H, A), pasión, 5.8; emoción ,63.2,64.5.64.7,64.13,64.19,66.11,6j.13,
69.9, 1 Ll, 79. 1 2: sufrimtenÍo, I 1.4.
léxis (T, H), estilo, 8.21.
perístasis (T, H, A), circunstancia, 2O.4, 25.10, 63.20, 64.1 , 71.13, I I.16, '7I.lj
tógos (T, H, A), discurso,2.14,3.4,3.8,4.6,4.9,6.9,6.10,7 .10,1'7.10,1.13,'7 '1'6, ,
1t.19,71.19,19.3.
9.72, t4.1, t4.12, 14.15, 14.18, 15.7, 15.10, 15.16, t7.2, 18.6, 23.t8' 28.11,
29.16, ,29.1'7, 29.18,29.22, 31.9, 3r.15,3t.2r, 33.2,32.t5, 33.6,33.8,
29.L',l pithanótes (l A), credibilidad, 14.5, 14.6,14.9.
33.g,33.t9, 34.10,34.11 ,35.t2,35.13,35.15,35.11 ,3',7 .3,37 .19, 40.8, 40'14'
40.16,41.8,42.2,42.13,45.14,46.9,41 .1,47 .5,47 .9,48.r1,49.1,49.15,52.14,
poíema (H, A), poema, 6.4, 12.4, 12.5. :

52.19, 53.6, 54.3, 54.7 , 54.20, 55.4, 55.-/, 55.17 , 51 .1, 57 .5,58'8, 60.3, 60'5, poíesis (T, H, A), poesía,12.4.
62.16, 64.2, 67 .14, 68.8, 69.16, 7 0.5, 1 0.11, I 1.5, 1 5.16, 7 6.6, 7 6.11, 79'l'
7 9.11; partedel discurso, 4 !7, 5.7, 9.16, 34.21 ;historia, 1 6.8 ; lógica,
l7'2'l ; tes- phrásis (T), lenguaje, ll.3; expresión, 17.I0, 61.1I; modo de expresión, 46.13,
puesta, 18.12; dicho, 18.19, Ig.l, 1g.1, lg.I0,2O.l1; palabra, 7'18' 8'1' 58.10; estilo, 62.5, 63.5, 63.1; 66.11, 66.15, 68.2,70.20,79.10.
t:. tg,l 25.6, 25.6, 25.11, 26.5, 28.16, 29.6, 41.14, 44.4, 51.16' 52'21'
g. to, próblema (T), problema, 3.2, 3.9.
'' 63.1-1, 64.8, 64.11, 64.1't, 65.7, 65.2I; uso del lenguaje, 19'4; composición'
38.2,39.14; asunto, 36.11; razonamiento, 37 'L3,1I.14, 1l'16'; argumento' progúmnasma (T, A), ejercicio preparatorio, 1.15,2.8, 5.12,8.I2, Ii .4,20.I,23.6,
:.

lrr
40.13; mención,5I.2. 23.9, 24.t9, 28.r8, 30.r3, 33.16, 34.4, 34.8, 35.10, 36.5, 36.9, 45.23, 47.11,
47.18,41.21,48.18, 59.3, 59.9, 60.11,66.16,67.18, 68.18, 10.9,10.16,72.1,
',,l
73.8,76.3,78.15.
,Aquíhemostraducido tèn(ryòtoîtlógoupor<(lainvestigación)procedentedelrazonamiento>'es
decir, <racionabt. promúthion (A), promitio, 10.8.
.::
a .a:.

aa
:,:
:.,:
!.
548

prooimiázein (A), comenzar con un proemio,23.20; incluir un proemio,39.20; 2. Términos lâtinos (por autores)'
lizar un proemio, 40.1 l. uti-

prooímion (T, H, A), proemio, 4.6, 4.1, 4.9, 5.15,22.18, 23.t9,243,28.t


I ?e n
35.r,35.t1,36.1,40.4,40.5,40.t2,40.13,40.t1,41.t,41.2,41.6,41 8.;;',;' .-a
,:.
41.14, 4t.t6, 41.22, 42.15, 50.10, 50. I 1, 50.14, 61.20, 62.1 7, ot. ro
y'
- " rÀ'
'ril'
v' r
73.t4. 13.17 . 16.7 .19.2. , :,tt.
'.'.:'ì:

prophorá (T), recitación, 18.4. I jt:,

pros opopoiía (T, H, A), prosopopeya, 64.20, 65.1, 65.6. .,::'


'.::':
pségein (H, A), denigrar, 61.6; hacer vituperios, 78.18. 'a,::a
.

:t:tl

psógos (T, H, A), vituperio, 38.7, 38.13, 38.16, 38.18, 38.21,4i.4tít.,53.20,54.2, ,,.4

54.1 , 54.12, 54.14, 54.19,13.t1 . :::'. 2.1. Priscian o, Prøexercitamina (ed. de M. Passalacqua)'?
':lì:ì
.::::.
saphéneia (T,H,A),claridad, 14.5,14.8,14.10,15.2,15.5,15.1,16.16,16.1j. .,:ì:ì,
:,:ta. Accidentia: 'lugares de argumentación relativos a las circunstancias'43,18
sunkrínein (H, A), comparar, 59.15, 61.5. :t:::.

...4: Affabulatio:'moraleja' 34, 11 (equivalente a epimúthion, 34,I1)


:..1:,-
súnkrisis (T, H, A), comparación, 42.14, 43.I0, 43.13, 43.19, 52.18,53.3, 59.1rír.,
59.2,59.t7,60.5, 60.6, 60.10, 60.1t,60.t4,63.t1,64.1,67.r1,68.r,68.1, 68.4, ,::::.
r...:if
Allocutio: 'alocución, discurso ficticio puesto en boca de un personaje dado en una
68.6.
:ì.:,.:iìll
situación determinada' 45,1 ,8, 16,2I y 28; a. simplices 'simples' 45,21; a' du-
:::t:,'
plices 'dobles' 45,22; a. morales 'morales' 45,28;46,3; a. passionales 'emoti-
suntomía (T, A), concisión, 14.4, 14.9,14.10, 14.ll, 14.13, 14.I7 , 15.3 vas'46,1; a. mixtae 'mixtas'46,5
l;.,
stintomo s (A), (ló gos, prâxis) conciso, 19.1, 19.12. :.]:l't Ap omnemoneúmata'. cf. commemoratio
táxis (T),lugar,9.5, 40.I1,13.19; orden, 17.16,30.8,30.18,31.2,3L5,31.8,31.9, 'ì'::r:rìì
Argumentatio:'argumentación' 39,20
31.16,31.2I,35.8, 35.15, 43.20,51.5,61 .19,18.5,18.1 ,18.9; colocación, 42.tì; alt
categoría,78.2. Capitula finalia:'principios de argumentación finales' 40,2
irlr
r¡'
thésis (T, H,A), tesis, 63.12,63.13,63.14,63.15,63.21,71.6tít.,11.1,71.9,1t.tt, ]:t:., Causa: 'argumento elaborado a partir de la causa' 36,14 36,18;38,7; 38,13
1 Ltq, 7 1.20,',7 6.14,',7 6.18.
l.;
'l: Chreía:'anécdota' 34,17 ; 35,1'7
:l:a

tópos (T, H, A), tópos, 36.22, 36.22, 37.1; Iugar de argumentación, 39.1 1,39.15' r:.:lì
'.:rl.:l
Circuitio: 'período dentro de un discurso' 34,9
43.1,9,51.n. ::::.1
,:a.t:'

Commemoratio:'dicho memorable' 35,17 ; 36,I ; 36,2


tópos koinós (T, H, A), lugar-comúno, 34.2, 35.5rír., 35.6, 35.16, 36.6, 36.14, 36. I 5, ,.::,,.
"',,'l
ra
36.t7, 36.19, 31.5, 31.9, 31.10, 31.13, 31.20, 38.3, 38.5, 38.7, 38.t2, 38,ts, ,:.t:. Comparatio:'comparación'41,1;43,9;43,16;44,7;44,8;44,9;44,11;45,2;'atgu'
rlt
3 8. 16, 3 8.20, 38.23, 39 .r , 39 .6, 39 .lg , 39 .20, 40.10, 4l .2, 4t.10, 4t .t2, 4t '15,
.,ì :
mento elaborado a partir de una comparación' 36,22;38,8; 40,28
42.3, 44.18, 45.22, 46.r, 46.6, 46.15, 46.18, 46.21, 46.23, 47.2, 54.9, s4 tt,
::1 ,

Conlrrmatio :' confirmación, demostración' 39,2; 39,6


54.12, 54.15, 54.11 , 59.3, 59.r4, 60.12, 60.t8,15.13,17 .12. : a,a

t.::

:;
' De los autores traducidos, hemos excluido a Mario Victorino debido a que la traducción realizada
t,'.
corresponde sólo al exordio del De inventione, es decir, no abarca sino una pequeña muestra del texto
original y, además, dicha muestra ofiece interés, más por su carácter filosófico que por el vocabulario re-
' Con lugar-común designamos el ejercicio preparatorio que lleva este nombl'e, para difelenciallo t:
..:
tórico técnico que en ella se utiliza.
de otras acepciones de estas mismas palabras, vid. n. 184 en Nicolao de Mura, Progumnltsmaîa ' Las referencias que siguen a cada término incluyen la página y 1a línea de la edición citada.

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