AJUARES FESTIVOS: LUJO Y PROFANIDAD
EN LAS IMAGENES PROCESIONALES BARROCAS
Janeth Rodrigue Nobrega | Venezuela
los dogmas mas importantes del catolicismo,
como el culto a los santos y sus religuias. AL
tiempo que leva implicita una carga simbslicay trascen
dente expresada en su motivo, recorridoy organicacién
incema. Enel corteo acostumbraban a desfila los repre
sentantes del poder teligioso y evi, las eofradas con sus
imagenes procesionalesy ls diferentes castas sociales,
todos con sus mejores galas. En estos actos ceremoniales
“la sociedad colonial se organisa y estructura segin las
diferencias y semejanzas que percibe existen" a nivel
‘estamentaly corporarivista. A su vz, la proces permitia
al pueblo exteriorisar sus aegeiaso sus angustias, encau
sando su devocién a través del adomo efimero de teraplos,
atrios, calles e imSgenes, cuyo esplendor visual seducia
los sentidos, servia de propaganda y favorecta la partic:
pacign colectiva,
Este panorama no fue ajeno a la periérica provincia
de Caracas, Durante afios abandonada a su suerte por
pare de la corona espafola, ante la ausencia de minas de
oro y plata, encontrs a finales del siglo XVII su bienestar
gracias a la produccién y exportacin del cacao a los
puertos novohispanos y peninsulares. Este intercambio
comercial trajo eonsigo una prosperidad inusitada, un
interés por el luo y el refinamiento, que comiensa a
nel contexto barroco la procesién cumple una
funcién didéetica y propagandistica al exaltar
cevidenciarse en el consumo de todo tipo de objetos
suntuaris, al tiempo que favorecis el interés de las elites
por patrocinar la elaboracidn de imigenes y otras mani-
festaciones externas del eulto catélice,
Los testimonios de la época colonial nos describen a
tuna ciudad de Caracas en la cual las festividades religiosas
se sucedian con frecuencia, al punto que pocas dias del
ao litingico permanecian ajenos a la misica, fuegos
attificiales, bails, toros, comedias, juegos de casas y
procesiones, En 1801 Francois Depons (1751-1812)
describia estas actividades en los siguientes términos “Las
sds brillants de tales fiestas son las racesiones. Po lo general
tienen lugar en la tarde. El santo en tamaro natural, s¢
encuentra vestido icamente, Lo llevan en andas muy bien
adormadas,seguidoo precedido de otros santos de la misma
iplesia,areglados con menos suntuosidad™. Estas palabras
nos llevaron a preguntamos: (Qué fan suntuosas podria
ser las vestimentas de las imagenes procesionales en
Caracas? ;Que lecturas pueden efectuarse en tomo a la
presencia de los costososajuares que engalanaban a estas,
mgenes! Para responder a estas interzogantes presentarnos
estas breves reflexiones, que forman parte de una inves-
tigacién que apenas brinda sus primeros pass.
PRIMOROSA Y BIEN ADORNADA,
Al aproximamos alos inventarios elaborados durante
la visita pastoral del obispo Mariano Mart (act. 1770-
1792) a finales del siglo XVIII, nos encontramos con la
presencia de imagenes procesionales en casi todas las
iglesias caraquesias, En su mayorfa se rataba de imégenes
de vestir (también Ilamadas de candelero o de farol),
constituidas por esqueletos de madera sobre el cual se
69ensamblaban eaberas y manos, Gnicas partes realmente
talladas y policromadas de ls piezas. sta suerte de manigut
se cubria con vestidos, mantos tocados, los cuales podian
ser cambiados en funcisn del calendar lirgicoy de las
necesidades devocionales. Asi un mismo esquelero podria
poseer varios pares de manos y de rostros, que en’
ign con los vestides adecuados, podrian altemarse
representar a una variedad de santos y virgenes.
La mayorfa de las imagenes procesionales caraquetias
eran de fabricacisn local, salvo pocas piezas importadas
desde Guatemala, México y Espatia. En algunos casos se
encargaron copias de imégenes célebres, como la tala de
Nuestra Sefona dela Soledad que se veneraba en el convent
de la Victoria en Madrid, atribuida al escultor espafol
Gaspar de Becerra 1520-1570)’. Laréplica fue encargada
un taller hispano por don Juan del Corto y su esposa
dofia Felipa de Ponte, quienes la donaron en 1654.a la
iglesia franciscana de la Inmaculada Concepeisn en
Caracas (fig. 1). La tadicién oral asegura que dofia Felipa
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ccorts su oscura cabellera para elaborar la peluca que
Hevaba Ia imagen bajo sa tocado. Lo cierto es que la
donacién de la talla se realiz6 bajo una serie de clsusulas,
centze las que se establecfa que la imagen saldrfa en proce-
sion cada viernes santo y cada 15 de agosto, dia de sa
fiesta, Ademis se estipulaba que debfa portar siempre tes
velos, y que sélo el prelado del convento se encargarfa de
vestir y adornar a la imagen, acompafiado de cuatro
religiosos portando velas encendidas'. Tales condiciones
procuraban aseguratle ala imagen un culto ortodoxo bajo
la custodia de Ia orden franciseana.
Pero la mayorfa de las imégenes procesionales no
‘contaron con estos privilegios. Par lo general su culto fe
patrocinado y difundido por las coftadias. Una de las més
ricas e importantes de la ciudad de Caracas fue la de San
Pedro’, establecida en la capilla homénima de la Catedral
dese mediados del siglo XVIL En 1742 la cofadia encargs
al escultor Enrique Heméndes Prieto (act. 1742-1782)
tuna imagen procesional del apéstol, sentado en su trono
(fig. 2), iconografia que se conoce como San Pedro en
cétedra. Los inventarios describen a la imagen como:
De cuerpo entero y de gonces, de sacar en pracesiones,
vestdo de tafetén y de terciopelo encarnado, su roquete
1s guantes de teciopelo bordados, zapatos de lo mismo,
sus medias encamadas,cuchllos de oro y st capa encamada
de ts, todo guardado en su cajén pintado con su lave
‘Ademas la imagen posefa “una silla de madera toda
dorada de sentar al Santo. Apéstol”, su tiata de plata sobre-
dorada elaborada por el orfebre Domingo Tomés Naiier
(act. 1735-1801) en 1784; “las dos laves de las manos de
plata sobredorada, y su crucero de madera forrado en carey
con sus esmaltes de plata de filigrana sobredorados". Aparte
ccontaba con "las hebilas de los zapatos de oro”, “dos sortias
de oro, una de esmeralda y otra de amatista", “wna cadena
de ora de condansilo de dos vweleas com su pectoral de cristal
cembutido en oro, y ota calla de oro de pectoral, todo con
una agujeta de plata de afar la tiara, reservado en su clita
de carey". Una parte considerable de estas piezas fueron
cconservadas celosamente por los mayordomos de la cofra-
ddfa, en una eaja destinads a guardar Ia imagen del santo
bajo llave. Tal celo preservé parcialmente las vestiduras,
al punto que es una de las pocas imgenes de vestit que
akin ostentan las galas de la época.
‘Al observar el vestido de la imagen y sus atributos
ppontificios nos resulta evides
su condicisn de fundador de la Iglesia, mas que sa papel
de apéstol. Asta través de la figura del vieario de Cristo,
aque cada 29 de junio abandonaba su caja para circular en
Ia intencidin de rem:procesisn por las ealles de Caracas, se enfatizaba la
antigliedad de la Iglesia y su poder como institucién,
fundada en los albores del crstanismo, Al tempo que se
‘exaltaba el protagonismo del clero secular en una ciudad
signada por los constantes conflictas de competencia
centre seculaes y regulars. En este contexto, el solemne
ajuar de la imagen cumplia con unos fines muy eoncretos,
‘por lo que era estimulado por el cabildo catedraicio, que
rho escatim6 recursos pata vestir primorosamente a st
patron.
Pese a lo vistosa que podtfa resultaros la apariencia
del apéstol, eran las imagenes marianas las que por lo
-eneral posefan los ajuares més esplendorosos, que cierta-
mente rozaron lo profano, Un caso particular fe la imagen.
de Nuestra Sefora de la Gua, lamentablemente desapare-
‘ida, pero de la cual se conservan par de lenzos aribuidos
al pintor earaquefio Juan Pedro Lopes (1724-1787), que
Ja plasman en su nicho (fg. 3)*. Esta imagen de vests se
‘veneraba en la ermita de San Mauricio (derrbada a finales