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CaPirvto XV LA LIBERTAD DE CALIDAD Estamos tan acostumbrados a representarnos Ia libertad como el poder de clegir entre cosus contraris que incluso nos cuesta trabajo imaginar que se la pueda concebir de otro modo. Es pre- iso levar a cabo, por tanto, un verdadero redescubrimiento de la pera pura desrendenos del predominio dela Where dein En esta investigacin, partiremos de Ia experiencia conereta que ros procuran clertas actividades exteriores en lat que muestra li bertad se cjerce se manifesta. Estos ejemplos nos ayadatin a dliscernir los movimientos de nocstra libertad en las acciones més Jnteriores que pertenecen directamente al orden moral. Podremos ast recoger un conjunto de rasgos que hanin aparccer una forma de libertad de una nataraleza totalmente distinta de la de la liber: tad de indiferencia. Verificaremos, por ihtimo, la concordancia de Ja concepcién de Je libertad asi manifestada con la ensefanca de santo Toms 1. Ejemplos ‘Tomaremos, en primer lugar, dos ejemplos del orden del arte, cen el sentido general en que lo entendian los antiguos: el estudio de In misica y el de una lengua extranjera Este género de activi- dad compromete sufcientemente a la persona como para presenta pumercsas analogias con el cbrar moral y servir de introduccién & tuna investigacén sobre la libertad humana, roy [AS FUERTES 66 KA MORAL eRIST ‘Todos sabemos Smo se ensef Ia misica 4 un nifio, a cocae piano, por ejemplo. Es, ante todo, preciso que el nfo poses ciertas predisposiciones para la misict. Si no tiene ninguna incl rnacién 0 no tiene ofdo, querer ensefarle es perder ef tiempo. Pero si esté dotado, vale la pena buscar un profesor de misica, que le fensene las relas de sa arte; que se las ineulgue por medio de ej cicios rigurosos y regulares. AI principio, el alumno, a pesae de su ‘eteo de aprender, sentiré a menudo las leciones y los ejecicios como una constriccidn impuesta a st libertad y a sus tendenciss del momento, Mis de una ver seré preciso obligarle a ponerse ante plano. Pero si se aplien y perevers, el nie dotado hd en se uid progeesos scasibles y conseguiet tocar eon precsién y medida, ‘on relativa soltura, hasta los pasaesdificiles que se le propongan. Se desarollarn su gusto y su talento, Pronto no se contentard ya ‘on los ejercicios impuestos, sino que afadité ottos por iniciativa propia y le tomard gusto a improvisar. Su técnica se hard entonces més personal. Si tiene las condiciones necesarias y puede prosepuit sus estudio, podrd convertirse en un artista, capaz de ejecutar con meestra las obras que se le pidan, de un modo a la vez fiely 0: inal, para gozo de quienes Ie escuchen, Crearé también obras noe vas Caya calidad manifestard Ia amplitud de su talento y revels su personalidad musical. En este ejemplo tan sencillo, vemos claramente aparecer una nueva forma de libertad. Cada uno de nosotros es sin duda libre de golpear a s1 modo cada tecla del piano indiferentemente, Pero esta Tertad es rudimentaia, salvaje, en elerta medida; oculta Ia incapacidad de tocar convenientemente aun los passes files y de vitae los fallos En eambio, quien posee el arte del piano ha sdqu Fido realmente una Hbertad nueva Ia capacidad de tocar coove- nientemente todas las pieeas que quiets y de componer otras nuevas. Se libertad, en el plano musical se puede definir como un poder lentamente adquirido de ejecutar con perfeccién las obras que quic= re. Reposa sobre unas disposiciones naturales, sobre un talento hhecho firme y estable con el ejerccio regular y progresivo, dicho propiamente, sobre un Asbitws, TTenemos el ejemplo del estudio de una lengua extranjera. EL mejor méiodo ¢s, sin duda, comenaar por seguir unos cursos en Jos que se ensefie el vocabulatio y las reglas de gramétic, y afiadie ‘ello una permanenciaen el pals 0 en un medio donde sélo se hable cums ¥ ut uy mao o xa lengua. Aun en este caso se requiere un minimum de dsposi- clones de principio, la perseveranciaen el esfuero y la préctica de Jas regs que son las constrcciones propias de una lengue. Pero, poco a poco, uno lega a expresarse corectamente y a comprender mejor lo que oye y To que lee. Pronto vendré a soltura,Iuego el placer de hablar y,en fin, el dominio de la lengua que confere el poder de comprender y de decir todo lo que se quiere con facilidad y exactitud. “Agul se manifiesta de nuevo una forma de libertad muy dife rente de la eleecign entre cosas contratias que nos permite dsponer ‘nuestro modo las palabras en la fase. Es, sin dada, une libertad ‘sometida ala consriccién de unas reglas, pero ¢s mucho mis efec tiva y se apoya sobre esas mismas reqlas para desplegarse. No se tcnfunde con la libertad de cometer falas implicada por la lee- ‘iba de cosas contraias, sino que reside mis bien en el poder de tevitarlas sin incluso tener que proponésele. Es propiamente una Tibertad de calidad, ya que nos hace comprender y hablar ala per- feccisn. El ejemplo de la valentia Ahora podemos proponer un ejemplo de orden pr ‘moral, como sla formacién de una virtud: le valenta ‘Cualquiera que sea nvesto temperamento, todos nosotros ten ‘mos un cierto sentido y una cierta estima de la valena. Enel ni, sin embargo, la valenda es habitualmente més imapnaria gue real Se la confiere espontineamente a los personajes que han excitado ‘1 imaginacién; a los grandes hombres, «Tos hres de las novelas de avenruras; 0 soportaria que fueran cobardes ni aun en Tas peo- res citeunstancias, Pero él mismo se atemeriza por muy Pech cosa, retocede ante una sombra y se asusta si se le pide que se vaya 4 aostar en Ia oscridad. La formacién de ln valentia es progresiva La valentia se adquiere mucho més mediante pequefas victorias tore s mismo, cbtenidas dia a die, que mediante grandes acciones sofiadas. Tal se el esfuerzo cotiiano del estudio, de una tarea que realizar, de un servicio que prestar, de una pereza o de un defecto aque vencer, Estos scrin también los combates que sostener, [at ‘pruebas con que uno se encuentra, los suftimientos pequefios y a 14s yume BE Loma cRSTINN grandes que soportar, hasta el enfrentamiento con la mucrte, x Ia enfermedad o en los seres queridos. ara aprender Ia valentia no hay cursos previstos como pars la masica 0 las otras artes; pero la familia paricularmente deber's ser una escucla de vlentfa por el ejemplo de los padres y por um , cmillas de las virtdes, que hacen crecet las disposciones ns tuzales, el sentido de la jastica, dela valent, de la verdad, de la amistad, de la generosidad, etc, que nos hacen alabar espoati- ‘neamente los actos conformes y reprobar los defectos al menos ea ‘una consideracin general. Estas dsporiciones provectan ante no. sottes un cierto ideal de vida que orienta nuestros deseos, nues ‘ras intencionesy rige nuestros juicios morales,

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