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Año 20 N° 714 Semana del 18 al 24 de Marzo

LA FAMILIA DE JESUS
Marcos 3, 20-35
ESTOS SON MI MADRE Y MIS HERMANOS

1.- ORACIÓN
Oramos al Espíritu Santo. El, que inundó a Jesús y lo impulsó a anunciar el reino de Dios con palabras y
con acciones, quiere llenarnos a cada uno de nosotros para que podamos seguir con total disponibilidad
al Maestro y Señor:

Espíritu Santo, Abre mis oídos para que escuche tu Palabra.


Ilumina mi mente para que la comprenda. Haz que mi corazón la acoja
Y allí se encuentre con lo más profundo de mí.
Deja que me interpele y me saque de mis rutinas, de mis mediocridades.
Haz que me fortalezca en medio de mis luchas, Y me dé el valor necesario
para proclamar tu reino con mi vida y mis palabras,
aunque esto conlleve conflicto en mi vida, e incluso en ocasiones “persecuciones”.

2.- LECTURA DE LA PALABRA


En voz alta y luego cada uno lee en silencio: Mc 3,20-35

3.- ¿QUÉ DICE EL TEXTO?


Tras la proclamación comunitaria del texto, volvemos a leerlo personalmente en silencio,
introduciéndonos en la escena: no todo el mundo comprende las palabras y las acciones de Jesús.
Mientras la multitud lo sigue porque cura sus males, le llegan críticas e incomprensiones por parte de
otros.

 Jesús continúa en la casa, allí donde enseña a sus discípulos a establecer las nuevas
relaciones del reino. Muchos lo buscan, no tanto para entrar a formar parte de esta
nueva casa y estas nuevas relaciones, sino más bien para que cure sus males. Algunos
dicen que vienen para acá unos parientes de Jesús, que quieren llevárselo porque está
trastornado, y su locura está afectando a la estima social de la familia.
 Los maestros de la ley apoyan a los parientes de Jesús y emiten un juicio severísimo:
Jesús no sólo está trastornado, sino que además está poseído por el espíritu del mal.
Miro cómo reacciona el Maestro ante ellos y escucho las palabras que les dice.
 Acude, primeramente, el testimonio de los que han sido curados: No puede estar
poseído por Belzebú, el señor de los demonios, porque los expulsa. A continuación,
refuerza su afirmación hablando con imágenes: la nación y la familia dividida. Luego,
cierra estas parábolas con otra que habla de un “hombre fuerte”. Trato de comprender
sus palabras, identificando a quienes se refiere con ellas.
Año 20 N° 714 Semana del 18 al 24 de Marzo

 Percibo el silencio que hace Jesús seguidamente. Es un silencio breve pero denso. A
continuación escucho esa palabra de autoridad que da tensión a la escena y anuncia
que lo que se va a decir es algo serio: “os aseguro”. Jesús habla de un pecado, y de las
consecuencias del mismo. Trato de dejar que las palaras de Jesús lleguen a mis oídos, y
a mi mente.
 Avisan a Jesús de que los parientes que anunciaron su llegada están “fuera” y lo llaman.
Jesús no hace ademán de abrirse paso y salir al encuentro, sino que justifica la ruptura
de los lazos familiares con los de “afuera”, los que no lo reconocen, los que afirman que
“está loco”, los que están cerrados a la presencia del Espíritu Santo en él.
 A la vez, establece una nueva familia: la de quienes lo aceptan, se sientan a su alrededor
para escuchar sus enseñanzas y las cumplen, conscientes de que en él se hace presente
el reino. Soy consciente de lo que me hacen sentir sus palabras y sus gestos.

Hacemos silencio y nos quedamos en aquellos que más nos haya llamado la atención. Compartimos en
el grupo el momento, la imagen o las palabras que más hayan llegado al corazón de cada uno de
nosotros.

4. ¿QUÉ DICE DE MI/NOSOTROS EL TEXTO?


Jesús pide la escucha y el cumplimiento de la voluntad de Dios. En la lectura del pasaje hemos escuchado
su voz. La palabra ha sido para nosotros un espejo en el que nos estamos viendo reflejados. Saquemos
las consecuencias que tiene esta visión para nuestra vida concreta.

Si uno de los discípulos, que estuvo sentado alrededor de Jesús, viniera hoy a nuestro grupo…

 Nos animaría a descubrir el verdadero rostro de Jesús, el Señor, el Hijo amado del Padre,
poseído por el Espíritu Santo. Diría que se hace presente en toda persona que trabaja para
que el mal, el dolor, la desesperanza, la crisis, no tenga la última palabra.

¿He descubierto que con la llegada del reino de Dios en Jesús ha comenzado la destrucción del poder
de Satanás y el mal no tiene la última palabra? Narro experiencias concretas . ¿Cómo puedo implicarme
más en esa dinámica del reino?

 Nos hablaría del “pecado contra el Espíritu Santo”, saliendo al paso de una tentación que
puede embargarnos: La de mostrarnos indiferentes ante quienes se cierran a Dios y a su
reinado. Nos haría caer en la cuenta de la responsabilidad que tenemos en esta situación.
¿He pensado alguna vez que, quienes rechazan encontrarse con Dios en la persona de
Jesús, puede ser por la imagen errónea que se les ha transmitido? ¿Siento la necesidad
de transmitir a estas personas otra imagen de Dios o de Jesús diferente a la que ha
recibido? ¿Cómo podemos hacerlo?
 Nos recordaría que las palabras y las acciones de Jesús no fueron aplaudidas por los poderosos
de la época, es más, estas lo llevaron al conflicto incluso con el poder religioso. Querría saber
si nosotros hemos vivido, o vivimos una circunstancia similar.
Año 20 N° 714 Semana del 18 al 24 de Marzo

¿Con quién vivo situaciones conflictivas derivadas del seguimiento de Jesús? ¿Siento que
hay gente que me ridiculiza y me caricaturiza para desacreditar mis acciones en la línea
del proyecto del reino? ¿Cómo actúo entonces?

 Recordaría la mirada y las palabras de Jesús: ”Estos son mi madre y mis hermanos. Porque
todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”. Diría
que Jesús nos repite hoy esas mismas palabras.
¿Soy consciente que escuchar la Palabra de Jesús y vivirla me hace ser de su familia?
¿Siento a os hermanos y hermanas de Jesús los míos propios? ¿Tengo experiencia de
fraternidad en mi propia comunidad?.

Después de unos momentos de silencio para la meditación personal , elijo una de las cuestiones, en la
que me he detenido, y la comparto con el grupo.

5. ¿ QUE LE DECIMOS A DIOS A PARTIR DEL TEXTO?


Seguir a Jesús es acogerlo como el enviado de Dios en quien reposa el Espíritu Santo. El texto leído y
meditado habrá dejado al descubierto la dificultad de aceptarlo sin reservas y entrar así a formar parte
de su familia. Dirijámonos a El con toda confianza.

 Respondo a Dios que me ha hablado. Me coloco junto a El, pendiente de su mirada, me siento
a su alrededor, en actitud de escucha, como un discípulo atento. Le agradezco su Palabra, la
vida que me llega a través de ella. Le doy gracias por su cercanía.
 Hablo con él de mis descuidos en la escucha, las dificultades que experimento para acoger su
Espíritu y su gracia; de mi falta de valentía para hacer su voluntad, sobre todo cuando implican
ridiculización o desprestigio personal.
 Le piso por su familia, que es la mía, por los hermanos más necesitados, los que no pueden
expresar libremente su fe. Hago presente también a las personas que se cierran a la acción de
Dios en sus vidas. Suplicamos al Señor fuerza y valentía para anunciarles el verdadero rostro
del Dios de Jesús y su acción salvadora en el ser humano.
 Agradezco al Señor que haya puesto en mi vida hermanas y hermanos con los que recorrer el
camino de la fe. Pido perdón por fallar en ocasiones en esta dimensión fraterno-comunitaria.
 Permanezco junto a Jesús. Percibo su mirada, Lo acojo conscientemente, una vez más, como
el enviado del Padre en quien actúa en Espíritu Santo. Guardo silencio y escucho su voz que
en esta tarde se dirige especialmente a mí.

Tras unos momentos de silencio, expresamos en voz alta nuestra oración de petición,
agradecimiento o perdón según lo que el Espíritu nos haya sugerido.
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6. COMPROMISO. ¿ QUE HACE SURGIR EN MÍ/NOSOTROS ESTE TEXTO?


La palabra de este texto del evangelio hoy nos interpela y nos saca del letargo en el que a veces está
sumida nuestra vida cristiana. Por ello al finalizar esta oración queremos expresar nuestro compromiso
(o lo que es lo mismo, nuestra promesa con otros).

- Durante un momento de silencio leemos de nuevo el pasaje bíblico.


- Con la luz que nos ha aportado la Palabra, la meditación compartida y la oración coloco una
palabra o frase al margen del texto. Con ella formulo el compromiso que quiero adquirir
- Compartimos en el grupo nuestros compromisos.

7. ORACION FINAL
Acabamos rezando juntos esta oración, en la que expresamos el deseo de ser fieles a nuestra
responsabilidad de ser familia de Jesús:

Señor, hoy también escuchamos: “Todo el que hace la voluntad de Dios,


Ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”.
Queremos ser files a esta responsabilidad Escuchando cada día tu Palabra
Y haciéndola vida en nuestro día a día.
Somos conscientes que ser tu familia Nos hace ser hermanos y hermanas de los otros,
De los miembros de mi comunidad, de la Iglesia, de todos los seres humanos.
Hoya agradecemos al Padre la fraternidad, El regalo de tener hermanos y hermanas
Con los que compartir la fe y la vida, Con los que sentirnos apoyados en la misión.
Ayúdanos a sabernos enviados por ti, A mostrar el verdadero rostro del Padre
Y a comunicar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo
Que tu Evangelio es buena noticia, Que dignifica y lleva a plenitud a todo ser humano.

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