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En torno a esto, Romano insistía que tal peculiar relación con la tradición no debe
ser vista como si el trabajo del filósofo consistiera en embalsamar ideas, sino en
construir un puente hermenéutico entre la tradición filosófica y nuestro horizonte
contemporáneo de vida.
Nietzsche nos dice que toda educación es manipulación, se basa una concepción
muy elitista de la educación. Educación sería para los muy pocos que tienen la
valentía de admitir que la existencia no tiene en sí misma valor, que nada hay bueno
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Romano, C. y Fernández, J. (2011) FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN Perspectivas y Propuestas. México: Dirección
De Fomento Editorial.
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Maris, E. (2012) LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN Estado de la cuestión y líneas esenciales. Argentina:
CIAFIC ediciones.
ni malo más de lo que cualquier persona decida en cada momento y que no se deja
construir de acuerdo a ninguna idea.
Nos dice que somos solo el fruto del entorno y de la sociedad que nos moldea de la
nada, también que el hombre no tiene una esencia. Es nada y esta para nada. Tras
las apariencias no hay nada y nosotros no somos nada la pedagogía tiene que
mostrarnos esa nada. contemplar los pensamientos sin identificarnos a ellos.
Sin embargo, creo que esta concepción es de difícil aplicación en la práctica, ya que
la no intervención es también una forma de manipulación o de abandono.
En cuanto a los aspectos positivos, puedo decir que el protagonista primero y último
de la educación es uno mismo y por lo tanto todo individuo que la sienta como
coercitiva, es muy difícil que esté justificada, aunque todos seamos de la misma
especie y eso nos permite suponer que tenemos mucho en común.
Si es verdad que tenemos una naturaleza que dejar aflorar eso, debe de hacerse
sin violentarla.
Educarse debe de ser un juego lo más libre posible, sin más fines que el mismo
juego en el propio instante, si creemos que el individuo tiene una naturaleza libre
capaz de sufrir y ser dañado y que le debe de ser respetada.
Por su parte Stuart Mill nos dice que el hombre está en búsqueda de la felicidad y
emotivismo.
Mencionaba también que el refuerzo positivo es más útil que el castigo con miedo y
auto desconfianza.
Kant, nos menciona que la tercera filosofía es la voluntad y educación en el deber.
Esta es a capacidad más autónoma para decidir nuestros actos. No implica negar
que los sentimientos o la razón tengan un fuerte peso en nuestras decisiones, pero
al fin y al cabo, pese a todas las razones que nos pueda ofrecer nuestro
entendimiento y frente a todas las motivaciones emocionales que tengamos, al fin
hacemos lo que queremos, lo que nuestra voluntad
Kant decía que “no hay nada bueno que una buena voluntad”.
¿Qué es lo correcto? Kant rechaza que lo correcto tenga que ver con la felicidad, la
felicidad no pertenece a la ética sino a la psicología, es decir, que la felicidad no nos
dice que debemos hacer. Lo correcto no consiste en conseguir la felicidad de uno,
ni del mayor número e incluso de todos. Lo correcto consiste simplemente en
respetar la ley que una conciencia moral tiene inscripta. No puedo querer para sí
mismo algo que no quiera a la vez para cualquier ser racional que se encuentre en
mi situación. Kant llama a este principio: imperativo categórico o regla de oro en la
tradición ética.
Kant sostiene que no se puede educar mediante premios y castigos, porque sería
adiestrar a un ser servil, al contrario, a veces hay que enseñar a sobreponerse a los
sentimientos por muy compasivos que sean sino responden a lo justo.
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Negrete, J. (2015) CUATRO FILOSOFÍAS DE LA EDUCACIÓN. España: Psicocuadernos. Recuperado de:
http://psicocuadernos.blogspot.com/2015/10/cuatro-filofofias-de-la-educacion.html
no debe consiste en un amaestramiento o adiestramiento emocional. Tampoco
cualquier satisfacción es adecuada, sino aquellas que se apoyan en el sentido de la
libertad y la justicia.
Nos dice que: Lo que comprendo lo quiero. Lo que quiero me hace feliz. El hombre
es un ser espiritual capaz de comprender, en cierto modo las ideas eternas, que son
la esencia de las cosas. La realidad auténtica. La naturaleza material o corpórea del
hombre no es más que una imagen de su esencia, inaccesible a los ojos de la carne.
Pero el hombre en su caída, ignora su propia naturaleza y se identifica con un trozo
de carne mortal, desatendiendo lo más importante que hay en él: la verdad y la
justicia.
Menciona que la labor del educador consiste en ayudar a cada persona a que
descubra ese conocimiento esencial que posee en sí mismo de manera innata. No
se trata introducir en su mente vacía y por la fuerza cosas ajenas que no estaban,
sino más bien limpiar de escorias una mente inconsciente de su propia sabiduría.
La educación debe de servir para que el hombre tenga una vida auténtica, buena y
feliz, y esto puede hacerse mediante una educación que trate al alumno como una
persona basada en el respeto y no en una relación coercitiva o en una disciplina no
deseada.