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Amar es Servir.
“Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido
de Dios, y a Dios iba, 4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla,
se la ciñó. 5 Luego puso agua en un lebríllo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos,
y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6 Entonces vino a Simón Pedro; y
Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? 7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago,
tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. 8 Pedro le dijo: No me lavarás los
pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. 9 Le dijo Simón
Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo: El
que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios
estáis, aunque no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis
limpios todos. 12 Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a
la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor;
y decís bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies,
vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15 Porque ejemplo os he
dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 De cierto, de cierto os
digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si
sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. 18 No hablo de todos vosotros;
yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo,
levantó contra mí su calcañar”
Juan 13:4-18
En esa noche del 5º y comienzo de 6º días judíos los acontecimientos son tantos y de un
significado importantísimo cada uno de ellos.
Suponga usted que se le anuncia que ha sido elegido para cumplir una misión militar muy
arriesgada de la que con toda seguridad no regresara y se le conceden 3 horas para hacer lo
que crea conveniente.
¿A quien visitaría? Con quien cenaría? ¿A quien abrazaría? ¿Cuánto tiempo dedicaría a
orar? ¿Cuáles serian las imágenes que usted desearía dejar grabadas en las mentes de los
suyos? ¿Qué palabras escogería para su último discurso ante los que más ama? Jesús hizo
todo eso y lo resolvió bien, perfecto diría yo.
En el relato que leímos en un inicio y que solo Juan el apóstol amado dejo registrado en su
singular evangelio encontramos uno de los momentos más significativos en la relación de
Jesús con sus discípulos pues con este hecho tan inusual dejo bien establecido el propósito
último de la presencia del Mesías entre ellos.
En Lucas 10:45 Leemos: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”
El que Jesús haya tomado la toalla y lavado los pies de sus discípulos a nosotros nos parece
bastante significativo en si mismo, pero adquiere mayor significancia si resaltamos los
detalles que envolvieron ese hecho.
Jesús Dijo:” Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las
naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor , 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro
siervo;” (Mateo 20: 25)
El que el siervo sirva no es de extrañar pues para eso esta. La escritura dice: “ ¿Acaso
da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. 10 Así
también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos
inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.” Lucas 17:9 y 10
II. Cuando los discípulos oyeron que Jesús vino a servir seguramente pensaron
que decirlo era una cosa y otra muy distinta hacerlo.
Ellos fueron testigos de que en Jesús la disposición al servicio como señal del amor no
conoció ninguna medida. Estaba dispuesto a todo con tal de que aquellos a quien
amaba fueran servidos de la mejor manera posible.
III. Al lavarle los pies a sus discípulos les mostró la condición con la que ha de
servirse a otros.
IV. Con esa ilustración protagonizada por si mismo Jesús deja bien claro que lo
que vendría después también era una prueba de amor y de perfecto servicio.
A. Estamos a su servicio.
B. Siempre estaremos en una posición menor que la de ellos.
C. Que perdonamos todos sus agravios y pecados cometidos contra nosotros, y
D. Que hemos comprendido que AMAR ES SERVIR.