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La gluconeogénesis es una ruta metabólica anabólica que permite la síntesis

de glucosa a partir de precursores no glucídicos. Incluye la utilización de varios


aminoácidos, lactato, piruvato, glicerol y cualquiera de los intermediarios del
ciclo de los ácidos tricarboxílicos o CICLO de Krebs como fuentes de carbono
para la vía metabólica. Todos los aminoácidos, excepto la leucina y la lisina,
pueden suministrar carbono para la síntesis de glucosa.

Algunos tejidos, como el cerebro, los eritrocitos, el riñón, la córnea del ojo y el
músculo, cuando el individuo realiza actividad extenuante, requieren de un
aporte continuo de glucosa, obteniéndola a partir del glucógeno proveniente del
hígado, el cual solo puede satisfacer estas necesidades de 10 a 18 horas.
Después de este periodo, el glucógeno almacenado en el hígado disminuye
drásticamente. Debido a ello comienza la formación de glucosa a partir de
sustratos diferentes al glucógeno.
La gluconeogénesis es la síntesis de glucosa nueva (i.e. glucosa que no
viene del glicógeno). La producción de glucosa a partir de otros metabolitos es
necesaria para el uso como fuente de energía por el cerebro, testículos,
eritrocitos, y medula renal debido a que la glucosa es la única fuente de
energía para estos órganos. Durante la inanición, sin embargo, el cerebro
puede obtener energía a partir cuerpos cetónicos que se convierten en acetil-
CoA y desvía hasta el ciclo TCA. Los esqueletos de carbono primarios
utilizados para la gluconeogénesis se derivan de piruvato, lactato, glicerol y la
alanina amino ácidos y la glutamina. El hígado es el sitio principal de la
gluconeogénesis, sin embargo, como se discute más adelante, el riñón y el
intestino delgado también tienen papeles importantes que desempeñar en esta
vía.
La síntesis de glucosa a partir de precursores de tres o cuatro carbonos
es esencialmente el reverso de la glucólisis

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