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Giulio Carlo Argan EL ARTE MODERNO Del Iluminismo a los movimientos contemporaneos Sh) Maqueta RAG Traduccion Gloria Cué No esti permitida la reproducciéa total 6 parcial de este libro, ni su tratamiento in- Formatico, ni la transmision de ninguna for- ‘ma 0 por cualquier medio, ya sea electroni- co, mecnico, por fotocopii, por registro u ‘otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los ttulares del Copyright.» Titulo original: L'Arte moderna {© 1988 RCS Sanson Esitore SpA Para todos ls pases de habla hispana, 1D Ediciones Akal,S.A, 1991 Los Berrocales del Jara, Apdo. 400 - Toren de Ardox Madrid (Espana) Tels 656 56 11 656 49 11 ISBN: 84460-00342 Deposit legal: M.33687- 1991 Tmpreso en Ory, 8. A Pinto (Madrid) CAPITULO PRIMERO CLASICO Y ROMANTICO ‘Al tratar del arte que se hace en Euro- pa y, posteriormente, en Norteamérica alo largo de los siglos XIX y Xx, apare- cen con frecuencia los términos «clisi- co» y «romintico». Efectivamente, la cultura artistica moderna parece estar basada en la relacién dialéctica, si no antitética, entre ambos conceptos. Es- tos se refieren a dos grandes fases de la historia del arte: lo «clisico» esta li- zado al arte del mundo antiguo, gre- corromano, y a aquello que fue consi- derado como su renacimiento en la cultura humanista de los siglos xv y XVIlo «romantico», al arte cristiano de la Edad Media y més especificamente al Rominico y al Gético. Worringer propone ademas una distincion por dreas geogrificas: clisico es el mundo mediterraneo, en donde la relacion de los hombres con la naturaleza ¢s clara y positiva; roméntico es el mundo nor- dico, en el que la naturaleza ¢s una fuerza misteriosa, con frecuencia hos til, Se trata de dos concepciones distin- tas del mundo y de la vida, relaciona- das con dos metodologias distintas, ue tienden a ir integrindose a medi- da que, como consecuencia de las ideo logias propias de la Revolucion Fran- cesa y de las conquistas napoleénicas, se va perfilando en las conciencias la idea de una unidad europea, cultural ¢ incluso politica. Tanto lo clisico como lo romantico son teorizados en- tre mediados del siglo xvi y mediados, del siguiente: lo clisico, principalmen- te, por Winckelmann y por Mengs; lo romintico, por los partidarios del re- nacimiento del Gotico y por los pen- sadores y literatos alemanes (los dos Schlegel, Wackenroder, Tieck, para quienes el arte es la revelacién de lo sa- grado y tiene necesariamente una base religiosa), Teorizar etapas histOricas significa llevarlas desde el nivel de los hhechos al de las ideas 0 los modelos: lo cierto es que es a partir de la segun- da mittad del siglo XVI, cuando los tra- tados o las preceptivas del Renacimien- to y del Barroco son sustituidos por una filosofia del arte (estétca), de ma- yor nivel tebrico. Si existe un concep- to del arte absoluto, y este concepto no se formula como norma a poner en prictica, sino como una forma de ser del espirity humano, no se puede sino tender hacia ese fin ideal, aun sabien- do que no se podré alcanzar, porque al alcanzarlo se acabaria la tensién y, por tanto, el propio arte. Al aparecer la estética o filosofia del arte, la actividad del artista deja de ser considerada como un medio de cono- cimiento de lo real, de trascendencia religiosa 0 de exhortacién moral. Con el pensamiento clisico del arte en cuanto mimesis (que implicaba los dos planos del modelo y de la imitacién) entra en crisis la idea del arte como dualismo de teoria y prictica, intelec tualismo y tecnicismo: la actividad ar- tistica pasa a ser una experiencia pri- maria y no ya deducida, que no tiene otro fin mas alla del de su propio ha- cer. A la estructura binaria de la mime sis le sucede la estructura monista de la poiess; es decir, del hacer artstico y, por tanto, por la oposicién entre la certeza tebrica de lo clisico y la inten- cionalidad romintica (poética). En el momento mismo en que se afir- ma la autonomia del arte se plantea el problema de su coordinacién con las otras actividades; es decir, de su lugar y su funcién en el esquema cultural y social de la época. All afirmar la auto- nomia y al asumir toda la responsabi- lidad de su propia accién, el artista no se abstrae de su realidad historica, sino que manifiesta explicitamente que per- tenece y quiere pertenecer a su tiempo y, como artista, aborda con frecuencia tematicas y problematicas actuales. Ta quiebra de la tradicién esti deter minada por la cultura del Iluminismo. La naturaleza deja de ser ese orden re- velado e inmutable de la creacién para convertirse en el ambiente de la ex tencia humana; ya no es el modelo universal, sino un estimulo ante el que cada cual reacciona de una forma dis- tinta; ya no es la fuente de todo saber, sino el objeto de la busqueda cognos- citiva. Esti claro que el sujeto trata de modificar la realidad objetiva, tanto en las cosas concretas (especialmente la ar- quitectura, la decoracién, etc.) como en la forma en que se adquiere nocién y conciencia de las mismas: aquello {ue era el valor a priori y absoluto de Ja naturaleza como creacion ne vuretur y modelo de toda invencién humana és sustituido por la ideologia en cuan- to imagen que la mente se hace de como quisiera que fuese, El hecho de que el mévil ideoldgico, que tan a me- nudo se converte en explicitamente politico, sustituya al principio metaf- sico de la naturaleza-revelacion tanto en el arte neoclisico como en el 10- mantico, demuestra que, a pesar de esa aparente divergencia, ambos entran

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