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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

La Doctrina de la Expiación Real


Escritura: Escrituras Seleccionadas
Código: 90-278
John MacArthur

Aquellos de ustedes que han estado con nosotros, saben que estamos estudiando algunas de
las doctrinas más profundas y desafiantes y difíciles en las Escrituras. Y creo que estamos
disfrutando de un gran tiempo conforme escarbamos en profundidad en la verdad preciada de
Dios.

El domingo pasado por la noche comenzamos a estudiar el tema: ¿por quién murió Cristo? o
la naturaleza de la expiación. O, como escogí llamarla, la doctrina de la expiación real. Y
quiero regresar a eso. Y si usted no estuvo aquí la semana pasada, realmente le ayudaría que
usted consiguiera el Cd o lo que más le conviene a usted; y escuchara lo que dije y lo
compare con lo que vamos a decir en esta noche porque vamos a repasar de manera muy
breve ese cimiento tan importante.

Estas doctrinas nos desafían. Nos desafían porque inclusive cuando las entendemos
conforme lo mejor que podemos desde un punto de vista bíblico, todavía hay mucho que
queda por cubrir. Todavía está la realidad inescrutable de la mente incomprensible de Dios. Y
siempre habrá cosas que simplemente no quedan totalmente resueltas para nosotros.

Toda sinfonía doctrinal, en algún modo, es una sinfonía inconclusa. Toda doctrina importante
de las Escrituras termina con un acorde no resuelto, porque nosotros, en nuestras mentes
finitas, no podemos, en últimas, entender de manera completa, total, la infinidad de la mente
de Dios. Pero hacemos lo mejor que podemos y dejamos el resto en Sus manos. Y entonces,
al final, encomendamos a Él lo que no entendemos y aceptamos con todo nuestro corazón lo
que entendemos.

La doctrina de la extensión de la expiación es ciertamente una de esas doctrinas que nos lleva

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más allá de lo que estamos más cómodos a seguir. Estira nuestras mentes hasta el punto de
quebrarlas. Lleva a nuestra teología al perímetro de nuestras tolerancias. Y al final nos deja
con algunas realidades incomprensibles; y así debe ser. Debido a que somos finitos y Él es
infinito, debe haber una distinción vasta entre lo que nosotros podemos conocer y lo que Dios
conoce. Pero hay modos en los cuales nosotros podemos llegar al borde de nuestra
comprensión y llegar al borde de la revelación bíblica para entender la grandeza y la gloria de
la obra de la redención.

Comencemos en esta noche al llegar a nuestra explicación de la extensión de la expiación.


Jesús vino al mundo, Él dijo, “para buscar y salvar a los que están perdidos,” Lucas 19:10. Él
vino a buscar y a salvar a aquellos que estaban perdidos. Él vino en una misión de
recuperación. Él vino a este mundo rescatar a pecadores, pecadores que estaban vivos en
ese entonces, que ya habían estado vivos y que vivirían en el futuro. Su obra redentora en la
cruz se remontó hacia atrás y se extendió hacia adelante y se extendió a aquellos en Su
propia generación.

La venida del Señor Jesús fue la revelación más perfecta jamás presentada del Dios eterno.
Dios nunca se manifestó de manera tan clara como lo hizo en Jesús. La naturaleza de Dios, el
carácter, la esencia de Dios, el propósito de Dios, la voluntad de Dios, fueron vistos en Jesús.
Y entonces, concluimos que Dios es por naturaleza un Salvador. Al apóstol Pablo le encanta
llamarlo Dios nuestro Salvador. Él es por naturaleza un Salvador y entonces, Jesús viene al
mundo para buscar y salvar a aquello que estaba perdido, para cumplir esa parte de la
naturaleza de Dios que se extiende a redimir pecadores.

Para que Dios salvara a pecadores, tuvo que haber un sacrificio que pagara la paga por sus
pecados. Jesús, quien es Dios, vino al mundo, tomando forma humana para ofrecerse a sí
mismo como un sacrificio. Adoptando forma humana para ofrecerse como sacrificio, una
condescendencia inimaginable, un acto inmerecido.

En la cruz, Jesús murió no bajo la ira de los hombres, realmente, sino bajo la ira de Dios. Y no
por los planes de los romanos y los judíos sino por el plan determinado de Dios predestinado
desde antes de que el mundo comenzara. Y Él llevó la ira de Dios y Él llevó la separación de

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Dios para los pecadores, por todos los pecadores que jamás creerían. Y mientras que fue un
sacrificio para Cristo hacer esto, fue un sacrificio que satisfizo. Esa fue la razón por la que
vino. Para ofrecer ese sacrificio, para comprar al pueblo elegido de Dios, para comprar a Su
propia novia.

Pase en su Biblia a Isaías 53. Este es un buen lugar para comenzar conforme vemos al
sacrificio de Cristo. Isaías 53:4. Esta es la sección clásica del Antiguo Testamento de las
Escrituras que tiene que ver con la muerte sustitutiva de Jesús en la cual Él muere en lugar de
los pecadores. E Isaías es inspirado a escribir de Su muerte con estas palabras, comenzando
en el versículo 4: “ciertamente llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Y
nosotros le tuvimos por azotado, por heridos de Dios y abatido.” Esto quiere decir que Él
literalmente fue castigado por Dios por nuestros pecados.

Versículo 5: “mas Él herido fue por nuestras rebeliones. Molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre Él y por Su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros
nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargo en Él el
pecado de todos nosotros. Angustiado Él y afligido, no abrió Su boca; como cordero fue
llevado al matadero.”

Quiero que regrese por un minuto al versículo 4. “Nuestras enfermedades, nuestros dolores.”
Versículo 5: “nuestras rebeliones, nuestros pecados, nuestra paz.” “Todos nosotros,” versículo
6, “cada cual, Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.” Nuestros, nuestros, nuestros,
nuestro, nuestro, nuestro, y la pregunta es ¿quiénes son estos? ¿Los pecados de quiénes
llevó? ¿Las transgresiones de quiénes? ¿Por las iniquidades de quiénes fue Él molido? ¿Por
la sanidad de quienes fue el azotado? ¿La iniquidad de quién fue colocada sobre Él?

Pase al versículo 10. “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo.” Sorprendente afirmación.
Porque Dios por naturaleza es Salvador y Él encuentra Su propia satisfacción al salvar a
pecadores, lo cual significa que Él quiso que Su Hijo fuera el sacrificio que los salva. “Jehová
quiso quebrantarlo sujetándole a padecimiento; cuando haya puesto Su vida en expiación por
el pecado, verá linaje.”

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En otras palabras, Él está siendo aplastado, Él está siendo entristecido, Él está siendo
entregado como una ofrenda por la culpa con la confianza de que Él viera a Su simiente, Su
descendencia. Versículo 11 dice: “verá el fruto de la aflicción de Su alma y quedará
satisfecho.” A Dios le agradó y Cristo fue satisfecho porque a partir de ello, saldría Su
simiente, Su descendencia.

Y después, al final del versículo 11 dice: “Mi siervo, justo,” refiriéndose al Mesías, “justificará a
muchos y llevará las iniquidades de ellos.” Y al final del versículo 12: “habiendo llevado el
pecado de muchos y habiendo orado por los trasgresores.” Y la pregunta es: ¿quiénes son los
nuestros y los muchos? Debe ser Su simiente. Deben ser aquellos que son la simiente que
nace de ese sacrificio porque eso es lo que le agradó a Dios y eso es lo que satisfizo a Cristo.

En el Nuevo Testamento, nos dice en 1 Timoteo 1:15 que el Señor Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores. Pablo dijo eso. Ese es su propio testimonio. “El Señor vino al mundo a
salvar pecadores.” Esa es su gran tarea. Dios es un evangelista. Dios es un Salvador. Cristo
entonces, Dios manifiesto, lleva a cabo una obra salvadora. Él vino al mundo para salvar a los
pecadores. Y a todos aquellos a los que Él salva entonces, Él los manda a continuar con esta
labor.

Y según la gran Comisión, debemos ir a todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura.
Debemos salir y hacer discípulos de todas las naciones, ‘bautizándoles y enseñándoles a que
observen todas las cosas que os he mandado y he aquí, Yo estoy con vosotros hasta el fin del
mundo’. Somos embajadores de Cristo, rogándole a la gente a que se reconcilie con Dios.
Hemos sido redimidos para estar involucrados en esta gran tarea de evangelística.

En Hechos 1:8, conforme Jesús deja este mundo, SUS palabras finales: “pero recibiréis poder
cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros y me seréis testigos en Jerusalén y
Judea y en Samaria y hasta lo último de la tierra.” Eso es lo último que Jesús dijo en la tierra.
“Mi padre es un Salvador. Yo soy un Salvador y ustedes deben llevar el Evangelio glorioso de
salvación y llevarlo hasta los fines de la tierra.”

Esa es la razón por la que estamos aquí. Todo lo demás es secundario, todo lo demás es algo

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periférico en la Iglesia. Todo lo demás en un sentido es menos importante. Y no quiero que
nada jamás disminuya eso. Y esa es la razón por la que cuando usted ha estado enseñando
la doctrina de la elección soberana y usted ha estado enseñando la doctrina de la incapacidad
absoluta y la indisposición, usted está enseñando de la doctrina de la extensión de la
expiación, todavía es absolutamente coherente el seguir todo eso con cuatro noches de
evangelismo durante cuatro domingos, porque ése es nuestro mandato; esa es la razón por la
que la Iglesia está aquí.

Adoraremos mejor en el cielo. Serviremos al Señor mejor en el cielo. Nos amaremos unos a
otros mejor en el cielo. De hecho, haremos todo eso de manera perfecta. Pero una cosa que
no haremos en el cielo es evangelizar a los perdidos. No estarán ahí. Y Dios, quien llora a
través de los ojos de Jeremías y Jesús, quien llora a través de Sus propios ojos por los
perdidos en Jerusalén, nos llama a llorar por los impenitentes y salir produciendo simiente
preciada con lágrimas.

Dios llora por los impenitentes. Dios llora por los incrédulos. Él no quiere la muerte del impío.
Y Él ofrece un llamado legítimo y genuino a los pecadores por toda la faz del mundo, tanto de
las páginas de las Escrituras como de las bocas de todos los creyentes que salen y toman el
mensaje, un llamado legítimo a venir y creer y ser salvos.

Ese mandato evangelístico define por qué la Iglesia está en el mundo. Esa es la razón por la
que estamos aquí. Para predicar el Evangelio de salvación y reconciliación y perdón y cielo al
mundo entero. Debemos rogarle a la gente a que venga a la salvación, como señalé, en el
Salmo 126:5 dice que debemos salir con lágrimas llevando la semilla preciada de la verdad
salvadora y cosechando la cosecha de la fe con regocijo. Fue Jesús quien dijo: “venid a Mí
todos los que estáis trabajados y cargados y Yo os haré descansar.”

Se nos dice que oremos por la salvación de toda la gente, 1 Timoteo 2. Se nos dice que
pongamos un ejemplo piadoso y que vivamos nuestras vidas como luces resplandecientes,
para que los hombres puedan ver el poder de Cristo en nosotros y sean atraídos a Él.

Se nos dice, si vamos a nombrar el nombre de Cristo, debemos ser como Él. Se nos dice que

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proclamemos el Evangelio y que nunca nos avergoncemos del Evangelio de Cristo porque es
poder de Dios para salvación. Se nos dice que lo proclamemos al judío y al griego también. Y
es un ofrecimiento legítimo y es un ofrecimiento real. Y todo pecador sobre el planeta es
responsable por la respuesta a ese ofrecimiento.

Y como vimos en nuestro estudio en esta mañana, todo hombre tiene una administración, una
mayordomía que Dios le ha dado. Puede ser una administración de una ley escrita en su
corazón y una administración de su mente racional viendo la creación que lo rodea y siendo
llevado al conocimiento de Dios. Y si sigue el camino como debiera, en obediencia a esa
administración que Dios le ha dado, él encontrará la Verdad y la Verdad se le abrirá.

Todo hombre es responsable y ninguno tiene una excusa. Y entonces, se nos manda a llevar
el Evangelio hasta los fines de la tierra, pero sabemos esto: no todo el mundo se arrepentirá y
no todo el mundo creerá. Sabemos eso. Eso siempre ha sido verdad. Siempre. Hay almas
incontables, inclusive ahora, que han dejado esta tierra y que ya están fuera de la presencia
de Dios para siempre en tormento eterno. Ese hecho es inescapable, y van ahí cada día que
vivimos; por los miles, mueren. Hay un infierno eterno y será llenado continuamente con
pecadores hasta que la historia redentora se acabe. Pecadores que ignoraron la conciencia,
pecadores que ignoraron la ley escrita en sus corazones, pecadores que ignoraron aquello
que era conocido de Dios que fue colocado en ellos. Pecadores que ignoraron la Verdad
cuando la oyeron. Las Escrituras, cuando las leyeron, el Evangelio cuando les fue predicado.
Pecadores que rechazaron la gracia y la bondad de Dios, pecadores que se rehusaron a
arrepentirse. Y todos terminan en el infierno y si se les diera la alternativa, mientras que están
en el infierno, de escoger algo diferente, no lo harían. No mostraron interés en Dios en ese
entonces y no tendrán interés en Él ahora.

Entonces, somos llamados a una tarea mundial. Y los pecadores son responsables por cómo
responden al mensaje. Al nivel que sea que lo reciben. Ahora, como señalaré en el sermón el
próximo domingo por la mañana, hay grados de castigo en el infierno. El castigo de la gente
en el infierno no será igual de severo. Eso se dependerá de cuánta Verdad usted tuvo. La
Verdad es peligrosa. Entre usted más tiene, más culpable usted es, mayor es su culpabilidad
y mayor es su castigo.

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Esto no nos debe sorprender. Regrese a Isaías 6, mientras que está en Isaías. Isaías, capítulo
6. Y aquí está un llamado de Dios para el profeta Isaías. Y en el versículo 8 el Señor hace una
pregunta. Y la pregunta es: ¿a quién enviaré y quien irá por nosotros? El pueblo de Dios está
en problemas serios. Ellos están en un peligro grave. En el capítulo anterior, capítulo 5,
presenta los pecados que eran característicos del pueblo de Dios y el juicio está por venir. El
juicio severo y mortal está por venir y es descrito en final del capítulo 5. Y Dios necesita a un
mensajero para advertir. Un mensajero para llamar a la gente, al pueblo, al arrepentimiento
antes de que el juicio venga. Y la pregunta es hecha: ¿A quién enviaré y quién irá por
nosotros?, refiriéndose a la Trinidad.

E Isaías responde: “Heme aquí, yo iré, envíame a mí.” Esto, claro, debe ser la respuesta de
todo creyente. ¿A quién voy a enviar a este mundo que se está hundiendo en juicio? Yo iré. Y
después, la afirmación más rara. Y el Señor dijo: “ve y dile a este pueblo; tú ve y diles. Y
háblales del juicio y háblales de la gracia y el perdón y misericordia también. Diles que se
vuelvan de su pecado. Tú ve. Tú diles.” Y después, Él dice: “sigan oyendo, pero no perciban,
sigan viendo, pero no entiendan, haz los corazones de este pueblo insensibles. Sus oídos
sordos, sus ojos ciegos, no sea que vean con sus ojos, oigan con sus oídos, entiendan con
sus corazones, regresen, se conviertan y sean sanados.”

Lo que eso está diciendo, y, por cierto, ese pasaje es citado de manera repetida en el Nuevo
Testamento, porque es el pasaje que define la naturaleza obstinada de una sociedad
incrédula, en particular Israel. “Debes saber esto,” Él le dice a Isaías. “Van a escuchar, pero
no van a entender. Van a ver, pero no van a comprender. Van a ser insensibles, van a ser
sordos de oído. Ciegos de vista, no lo van a entender, no van a regresar, no van a convertirse,
no se van a arrepentir. No van a ser sanados. Debes saber esto cuando vayas.”

Ayer simplemente, leí en algún lugar, una pequeña nota que decía que está habiendo una
conversión masiva Cristo en el mundo en la actualidad. ¿En serio? ¿Dónde está eso? Debo
estarme perdiendo algo. Y él hizo la pregunta correcta en el versículo 11: “¿Señor, hasta
cuándo?” Digo, ¿por qué debo hacer eso? ¿Por cuánto tiempo debo hacerlo, por dos
semanas quizás? No. Simplemente sigue haciéndolo hasta que las ciudades sean devastadas

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y no haya habitantes y las casas no tengan habitantes y la tierra quede desierta y el Señor
haya quitado a todo el mundo y lo haya alejado. Y los lugares desolados sean muchos en el
medio de la tierra. Simplemente hazlo hasta que el lugar sea devastado. Hazlo hasta que no
haya nadie más para hacerlo. Simplemente, sigue predicando.

Dices: ‘bueno, ¡espera un momento! Esto parece no ser fructífero.’ No, el versículo 13 es la
clave: “habrá un décimo en ello.” Esta es una de las construcciones hebreas más confusas de
cualquier pasaje en el Antiguo Testamento. No voy a tratar de descifrarla para usted,
simplemente para decir el Señor dice, hay un décimo. Esto es lo que llamamos la doctrina del
remanente. Hay un décimo. Queda un tronco; y al final del versículo 13, hay una semilla santa
que es el tronco, la raíz.

Hay un grupo, hay un remanente, hay una simiente santa. Es esa misma simiente que el
Mesías vio en Isaías 53. Y Él podía ver Su simiente y Su alma quedó satisfecha. ¿Cree usted
que Dios tiene algún misterio acerca de quién va a ser salvo? ¡Claro que no! Él sabe. Él sabe
que serán unos cuantos. Él sabe que será un remanente. Él sabe que será sólo una porción.
Una simiente santa. La palabra santa significa ‘apartado’.

Así como fue Isaías, vamos. Vamos al mundo y vamos con el Evangelio y sabemos que la
mayoría no creerá. Y podemos desanimarnos y decir ¿por cuánto tiempo hago eso? Y el
Señor dice: “simplemente síguelo haciendo porque ahí afuera hay una simiente que ya está
designada como santa.” Ya están en los propósitos de Dios apartados para Dios. Son los
elegidos, quienes al oír el Evangelio se arrepentirán y creerán.

Ustedes recuerdan, Hechos 13:48. “Cuando los gentiles oyeron eso, comenzaron a
regocijarse y glorificaron la palabra del Señor y creyeron todos los que estaban destinados
para vida eterna.” Todos los que habían sido destinados para vida eterna, creyeron. Hay un
remanente. Hay un pueblo designado, determinado, para la vida eterna.

En Hechos 18, el Señor vino a Pablo en una visión. “Ya no temas,” le dijo el Señor. “Sigue
hablando y no calles, porque Yo estoy contigo y ningún hombre te atacará para dañarte,”
escuche esto, “porque tengo mucho pueblo en esta ciudad.” Todavía no se habían convertido,

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todavía no estaban convertidos. Tú sal allí y tú predica, porque tengo a muchos de la simiente
santa que ya están ahí. Simplemente, están esperando escuchar. Entonces, ¿quién creerá?
¿Quién creerá nuestro reporte, nuestro anuncio?, dice Isaías. ¿Quién se salvará al oír la
predicación del Evangelio? Todos los hombres son responsables si el ofrecimiento es
legítimo, pero ¿quién será salvo?

Y esto nos lleva a la mirada de la doctrina de la expiación real o la expiación definida o la


expiación específica o peculiar o expiación particular, como ha sido llamada. Ahora, ya
sabemos esto cuando hacemos la pregunta ¿quién creerá y será salvo?, acabamos de
terminar de hablar de la doctrina de la incapacidad absoluta e incapacidad e indisposición.
Algunas veces llamada la doctrina de la depravación total. Y esa doctrina dice que ningún
pecador, y esto es enseñado en la Biblia, ningún pecador por si sólo puede o quiere buscar a
Dios, ¿verdad? Ningún pecador por sí mismo buscará la verdad, buscará la justicia, vendrá a
la reconciliación y a la salvación. Él no quiere porque no puede. Su condición es de estar
muerto el pecado y hace que eso sea imposible. Y entonces, los únicos que pueden venir son
aquellos a quienes Dios da vida y luz y entendimiento y arrepentimiento y fe. Y también
aprendimos a partir del estudio antes de eso que aquellos a quienes Dios da, son aquellos a
quienes Él ha escogido darles eso. Dios escoge a quién va a salvar y Dios salva a quien Él ha
escogido.

Entonces, es claro en la Palabra de Dios que la salvación es toda de Dios. Es Su simiente


santa. Es Su descendencia santa, en el lenguaje de Isaías 53. Es Su pueblo a quien Él ya ha
identificado. Ahora, Su salvación no es independiente de Su voluntad, sino que está en
armonía con Su voluntad cuando Su voluntad es alterada por el poder de Dios. Entonces, eso
lleva a la pregunta por quién murió Cristo. ¿Por quién murió?

Y la última vez dijimos, y lo voy a repasar rápidamente, la mayoría de la gente en la Iglesia


cree que Él murió por todo el mundo potencialmente y por nadie en realidad, ¿verdad? Él
simplemente murió por todo el mundo potencialmente, en cierta manera se piensa esto. Y
usted puede escoger si quiere o si no, no; no se va a aplicar a usted. Entonces, Él murió por
todo el mundo potencialmente y por nadie de manera real. Por lo tanto, el hacer real la
expiación depende de si el pecador decide hacer real la obra expiatoria de Jesucristo a favor

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de él. Y si el pecador nunca cree, si él escoge nunca recibir a Cristo, entonces la muerte de
Cristo por él permanece un potencial no cumplido.

Entonces, aquellos que creen, ahora escuche con atención, creen que la expiación de Cristo
es limitada en su efecto, ¿muy bien? Es limitada en su efecto. Les gusta decir que no creen
en una expiación limitada, creen una expiación ilimitada. Eso no es verdad. Ellos creen en una
expiación que es limitada en su poder, que es limitada en su defecto, que es limitada en su
impacto en la voluntad del pecador. Esa es una expresión muy limitada. Creen que es
ilimitada en su extensión, que se extiende a la raza humana entera, pero es muy limitada en
su efecto.

Lo que la Biblia enseña es simplemente lo opuesto. Es limitada en su extensión. Aquellos a


quienes Dios escoge y salva. Y para ellos, es ilimitada en su efecto, en su poder. Entonces,
no es una salvación potencial para todos, es una salvación real para los muchos. ¿Quiénes
son nuestro y nuestros y nosotros, nos, nos y los muchos por quienes Él murió? ¿Por quienes
Él de hecho llevó el juicio del pecado? Es la simiente santa. Es la descendencia santa. Son
los elegidos del Padre. Es la novia del Hijo.

Como puede ver, esto cambia todo. Si usted cree que, en cierta manera, existe esta expiación
potencial que está flotando por todo el mundo y usted simplemente tiene que convencer a los
pecadores que la recojan, que se aprovechen de ella, entonces el evangelismo adopta un
enfoque totalmente diferente. Todo se convierte en concentrarse en la voluntad del pecador
para llevarlo a que haga real está expiación que únicamente es potencial.

Y usted tiene que preguntarse quién recibe el crédito por eso. ¿Verdad? No se oye como que
es la manera de glorificar a Dios. ¿Se da cuenta? Es la idea de que la expiación de Jesús es
ilimitada en su extensión, pero muy limitada en su efecto. De hecho, no es suficiente para
salvarlo a usted. ¿No es sorprendente? Jesús muriendo en la cruz pagando la paga por su
pecado bajo esa teología no es suficiente para salvarlo a usted. Usted de hecho tiene que
hacer algo para completarla, lo cual me parece que se oye como salvación por obras.

Pero, ¿cómo es que el pecador va a hacer eso cuando él es totalmente incapaz de hacer eso

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y no tiene el deseo de hacer eso? Muerto en delitos y pecados, cegado por Satanás.
Entonces, sabemos que no toda persona va a ser salva. La expiación es limitada en su
extensión y la pregunta es ¿Quién la ha limitado? ¿Quién la limitó? Dios.

Yo sé que eso es difícil de escuchar algunas veces. Pero así fue. Está el infierno y la mayoría
de la gente que vive en este mundo termina ahí. Así es. La doctrina que realmente es dura es
la doctrina del castigo eterno. Si no hubiera infierno, ni siquiera necesitaríamos debatir estos
otros asuntos. Serían académicos. Pero es Dios quien decide a quién va a salvar y quien los
escogió desde antes de la fundación del mundo.

Yo no puedo nada más ver la cruz y ver a Jesús ahí al final de la cruz mirando hacia arriba y
diciendo “comenzado es” ¿Qué es? Es potencial. Eso no es lo que Él dijo, ¿verdad? ¿Acaso
la muerte de Cristo fue un pago completo y pleno a Dios, satisfaciendo Su ira justa por un
grupo de personas en particular elegido o acaso fue un potencial para nadie, un real para
nadie, un potencial para todo el mundo?

Veamos las Escrituras y veamos cómo debemos entender eso. Sólo tenemos un poco de
tiempo. Esta va a ser una especie de panorama. Tenemos que ver algunos términos. Muy
bien. Mundo. Tomemos el mundo. Todo el mundo viene y dice: ‘espera un momento, espera
un momento, ¿qué hay acerca del mundo?, ¿qué hay acerca del mundo?’ Permítame
ayudarle con esto, ¿muy bien? Va a ser como una de esas competencias de bíblicas que
usted tuvo cuando era niño. Usted se tiene que mover rápido.

Hemos oído que se menciona al mundo. Cuando oímos la palabra mundo, nosotros
pensamos que mundo significa todo el mundo que jamás vivió. Eso no es bíblico. Juan 1:9.
“En Él estuvo la luz, la cual viniendo al mundo alumbra a todo hombre.” ¿Qué significa eso?
Viniendo al mundo, ¿qué significa eso? ¿Significa que Él vino a todo ser humano sobre la faz
de la tierra? No, significa simplemente que Él vino a la esfera humana. Él vino al mundo. Él
estuvo en la esfera humana. Y el mundo fue hecho por Él y el mundo no lo conoció. Mundo es
simplemente un término para la humanidad o el mundo creado. Él estuvo en el mundo, Dios
en carne humana. No hay nada acerca de todo individuo sobre el planeta estando
necesariamente involucrado en esa palabra, simplemente el orden creado, simplemente la

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humanidad.

Entonces, aquí usted ve la palabra mundo que inmediatamente necesita ser aclarada. Juan
1:29: “al día siguiente él vio a Jesús que venía a él y dijo ‘he aquí el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo.’”

Ahora espere un momento, tenemos que aclarar eso inmediatamente, ¿no es cierto? Si Él
quitara el pecado del mundo, ¿qué? Todo el mundo sería ¿qué? Salvo. A todos se les habría
quedado quitado el pecado. Entonces, de manera inmediata debemos aclarar la palabra
mundo. ¿Y cómo la aclara? Él vino a esta esfera humana, Él vino a este orden creado, Él vino
a la humanidad para quitar el pecado. Y en el futuro, por supuesto, será quitado de manera
completa en los cielos nuevos y en la tierra nueva.

Pero notará que esto es claramente limitado. Él no vino a quitar el pecado de todo el mundo.
Regrese al versículo 11: “A los Suyos vinos y los suyos no le recibieron,” versículo 12. “Pero
aquellos que le recibieron, a ellos les dio potestad de ser hijos de Dios, a los que creen en Su
nombre.” Entonces, quitar el pecado del mundo está entonces aclarado o limitado por aquellos
que creen en Él. Ellos fueron los únicos quienes tuvieron el derecho de ser perdonados y
volverse los hijos de Dios. Entonces, el mundo, es simplemente un término genérico que
significa la humanidad, el orden creado. Y tiene que ser aclarado.

En Juan, capítulo 3:16, nuevamente, “de tal manera amó Dios al mundo.” Y eso es algo de lo
que vamos a hablar en enero: el amor de Dios y qué tan lejos y qué tan amplio y qué tan alto y
qué tan profundo es. Porque de tal manera amó Dios al mundo. ¿Qué significa eso? La
humanidad. “Que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que cree no perezca, sino que
tenga vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo sino para
que el mundo fuera salvo por Él.” Y usted inmediatamente sabe que el término mundo debe
ser aclarado. Y si usted no lo aclara, todos vamos a terminar siendo universalistas ahí, con
todo el mundo siendo salvo. Y sabemos que eso no puede ser verdad porque la Biblia es tan
clara acerca del juicio.

En Juan, capítulo 4, todo lo que significa en Juan 3 es que Él amó a la humanidad, Él amó a la

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humanidad. Él amó a los pueblos de toda tribu y lengua y nación. Él amó a todos, en un
sentido muy general, en el sentido de gracia común y ofreció el Evangelio y compasión. Él
muestra amor al mundo. Pero Su amor salvador para el mundo es limitado a aquellos que son
del mundo, la esfera de la humanidad que cree. De tal manera amó Dios al mundo que dio a
Su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree.

Juan 4:42, de nuevo es lo mismo. Dice: “no es por lo que crees que creemos, porque hemos
oído por nosotros mismos y sabemos que Éste de hecho es el Salvador del mundo.” No dice
que Él es el Salvador potencial del mundo. Él es el Salvador del mundo. Él es el Salvador del
mundo sin aclaración de tal manera que el mundo tiene que ser aclarado. Usted no puede
aclarar la palabra Salvador. Él es el bueno, Salvador potencial. Usted está tratando de
proteger el concepto universal de mundo. Y termina limitando al Salvador. Realmente, refina
la situación, ¿no es cierto? O usted va a limitar el efecto de la obra salvadora de Cristo o
usted va a limitar la extensión del mismo. Una de las dos. Él es el Salvador del mundo en este
sentido: Él es el único Salvador que este mundo jamás tendrá. Él es el único Salvador que la
raza humana jamás conocerá. El mundo no tiene otro Salvador.

Y lo que realmente es importante señalar a lo largo del Evangelio de Juan, en donde quiera
que usted lea esto, el Salvador del mundo, de tal manera amó Dios al mundo, Él estaba en el
mundo, etc., mantenga en mente que Juan estaba dirigiéndose a un ambiente de racismo
judío anti gentil. Y la idea de que el Mesías era por el mundo, era una idea totalmente extraña,
una idea revolucionaria. En Juan 6:33, de nuevo, el mismo énfasis. “El Pan de Dios es aquel
que desciende del mundo y dar vida al mundo.” Al mundo. ¿Qué parte del mundo? Versículo
35: “el que a Mí viene, no tendrá hambre. El que viene a Mí nunca tendrá sed.” Si usted va a
tener vida, si usted va a venir y va a creer, sea cual sea la nación que sea en este planeta, Él
es el Salvador del mundo.

Primera de Juan 4:14 dice lo mismo en el sentido de que no está limitado a los judíos. Pero
está limitada. Está limitada a aquellos que creen. Juan 6:33, lo acabamos de leer y Juan 6:51
lo sigue. “Yo soy el Pan de vida que descendió del cielo, si alguno come de este pan, vivirá
para siempre y el Pan también que Yo doy para la vida del mundo es Mi carne.” Él da su vida
por el mundo, pero ¿quién en el mundo? Dice en el mismo versículo: “todo aquel que come el

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Pan, vivirá para siempre.”

Siempre está definido, delimitado por creer. Usted lo ve otra vez a lo largo del Evangelio de
Juan. Juan, capítulo 12:47 al 48, nuevamente siempre necesita ser delimitado, aclarado. “Si
alguno oye Mis palabras y no las guarda, no lo juzgo; no he venido a juzgar al mundo sino
para salvar el mundo.” Obviamente, esto no significa que Él va a salvar a todo ser humano
que vive. Significa que Él va a extender Su salvación sin considerar raza, color o sexo por
todo el planeta en la humanidad en general.

Observe el capítulo 14, versículo 22. Esta es simplemente otra ilustración de cómo usted
siempre tiene que aclarar lo que significa el mundo. Judas, en Juan 14:22. “Judas, (no el
Iscariote), le dijo: Señor, ¿qué entonces ha pasado que Te vas a revelarte a Ti mismo a
nosotros y no al mundo?” ¿Qué cree usted que Judas quiso decir con eso? ¿Qué es lo que él
quiso decir con que ‘te vas a revelar a Ti mismo a nosotros y no al mundo?’ Él ciertamente no
quiso decir todo ser humano que vivía en el planeta. El mundo en el sentido más amplio, la
esfera más amplia de la humanidad afuera de este grupo estrecho, el público en general,
significa ahí.

Y Jesús inclusive entendió sus propias limitaciones en la palabra mundo. Observe Juan 17,
muy importante. Juan 17. Jesús está orando y Él ora por, versículo 6, “los hombres que me
diste del mundo.” Los hombres que me diste del mundo, oro por ellos. “Tuyos eran, y Tú me
los diste y han guardado Tu Palabra.” Y después, pase al versículo 9. “Pido por ellos, no pido
por el mundo.” Y usted ahí tiene a Jesús no intercediendo por el mundo, sino por los hombres
que Dios le dio del mundo. De nuevo, usted tiene que aclarar y Jesús mismo ahí hace esa
aclaración.

En el versículo 15 de Juan 17, Él ora por los Suyos y dice: “Yo no te pido que los saques del
mundo, sino que los guardes del mal.” Y ahí usted entiende el mundo como éste sistema
humano con todo su pecado. En el versículo 16, Él dice: “ellos no son del mundo.” En el
versículo 18: “Tú me enviaste al mundo y Yo los envió al mundo. Pero no oro por el mundo,
Yo solo oro por aquellos que Tú me has dado del mundo.”

14
Jesús inclusive supo cuáles eran las definiciones del uso de la palabra mundo, simplemente
general, más allá de Israel, trascendiendo todas las razas y lenguajes. La palabra siempre es
aclarada, definida, nunca hay una ocasión en la que podemos de cierta manera dogmática
decir que significa todo ser humano que jamás vivió.

De hecho, en Juan 12, no puedo resistir esto, acabo de pensar en esto, Juan 12:19, los
fariseos se están preocupando más y más por Jesús y entonces, en Juan 12:19 dice: “los
fariseos por tanto se decían el uno al otro: ‘ven que no están haciendo ningún bien. Mira el
mundo se ha ido en pos de Él.’ Bueno, ¿qué cree usted que quisieron decir con eso? ¿Todo
ser humano que jamás vivió? No, siempre es aclarado. En Lucas 9:25, Jesús dice: “¿de qué
aprovechará al hombre si ganare al mundo?” Bueno, eso es aclarado, ningún hombre va a ser
dueño de todo el mundo.

Entonces, simplemente en el contexto entendemos el término “mundo”, es para llevarnos más


allá del provincialismo, de lo estrecho y el racismo del judaísmo para llevarnos a la extensión
de la expiación abarcando esta tierra en todas sus épocas y todas las naciones.

Pablo en Romanos 11:15 dice que el rechazo de Israel ha traído la reconciliación del mundo.
Y nuevamente, Pablo no cree por un momento que eso significa que toda persona que jamás
vivió será reconciliada con Dios. Lo que él quiere decir es que el rechazo de Israel siendo
hecho a un lado, la Iglesia es injertada y la Iglesia es constituida por los judíos y gentiles.

Los judíos tuvieron dificultad con esto. Esa es la razón por la que los apóstoles estuvieron en
cierta manera que sacudirlos con el hecho de que el Señor estaba haciendo una obra entre
los gentiles. ¿Se acuerda usted del libro de los Hechos? “Mientras que Pedro todavía estaba
hablando, en Hechos 10, el Espíritu Santo cayó en Cornelio, gentiles y todos los creyentes
circuncisos que habían venido con Pedro se asombraron por que el don del Espíritu Santo
había sido derramado sobre las gentiles también.” Bueno, eso era parte de ese mismo
provincialismo. Y el Evangelio nunca tuvo la intención de ser limitado a Israel.

Lo mismo está en Hechos 15:6 y en adelante. Versículo 7, podemos retomarlo. “Pedro se


puso en pie y dijo ‘hermanos, vosotros sabéis que, al principio, Dios decidió entre vosotros,

15
que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del Evangelio y creyeran. Y Dios, quien conoce
el corazón, dio testimonio a ellos dándoles el Espíritu Santo, así como nos lo dio a nosotros; y
Él no hizo distinción entre nosotros y ellos, limpiando sus corazones por la fe.” Es una pastilla
difícil de tragar para los judíos, que el Evangelio se extendiera más allá del judaísmo a la
humanidad, a toda tribu, lengua, nación y pueblo.

Entonces, vemos el término mundo y siempre lo definimos. Hay otro pasaje, dos más, que
necesitan nuestra breve atención. Simplemente voy a comentar brevemente acerca de estos
pasajes. Primera de Juan 2. Primera de Juan 2. “Jesús el justo,” versículo 1. Versículo 2: “Él
mismo es la propiciación por nuestros pecados y no sólo por los nuestros sino también por los
del mundo entero.”

¿Qué está diciendo eso? Que Él es la propiciación no sólo por nuestros pecados, nuevamente
esto es muy judío en su contexto, sino por el mundo entero. Él está haciendo el mismo punto
que Juan hizo una y otra vez, el mismo punto que presentaron en el libro de los Hechos, el
libro mismo punto que Pablo presenta en Romanos 11. Que el Evangelio no está limitado a
los judíos.

Propiciación, por cierto, es una palabra muy fuerte, hilasmos en el griego. Y “propiciación”
significa la satisfacción real de la ira justa de Dios. No es un potencial. Es una palabra real.
Podría ser traducida “aplacada” o “satisfecha.” Él mismo es la satisfacción. Él mismo es el
aplacamiento. El apaciguamiento. Él propicia a Dios. Él satisface a Dios. Él aplaca la ira de
Dios por nuestros pecados. Pero no sólo los nuestros, como la gente que está cerca de Él,
sino del mundo entero. Esto quiero decir que no hay otra propiciación para la gente en
ninguna otra nación que el que es la propiciación por nosotros.

Si esto significara que Él de hecho fue una satisfacción para toda persona que jamás vivió,
entonces la palabra es demasiado fuerte para significar algo potencial. Tendría que significar
real porque es una satisfacción. Dios quedó satisfecho con el sacrificio a favor de ellos. Nada
queda afuera.

Y la muerte de Jesús, querido, fue una satisfacción. Él fue el Cordero sacrificial en el día

16
definitivo de la expiación, cuya sangre rociada ante Dios fue una verdadera satisfacción. La
propiciación es una palabra demasiado fuerte como para significar algo potencial porque la
propiciación significa volver la ira de Dios para siempre. No sólo para nosotros, sino para
cualquier gentil o cualquier persona que cree.

Y en 2 Corintios, capítulo 5, y simplemente voy a cubrir ésta porque sé que, si no lo hago,


usted va a venir y hacerme una pregunta acerca de esto después, 2 Corintios 5:19: “Dios
estaba en Cristo reconciliando al mundo por consigo mismo.” Y de nuevo, usted dice: ‘bueno,
reconciliando al mundo. ¿Acaso no reconcilió al mundo entero? Bueno, ¿qué quieres decir
con el mundo?’ Siempre tiene que ser aclarada, de otra manera termina, como dije, como
universalista y entonces usted ¿qué hace con todo el resto de la gente que está siendo
enviada al infierno? Dios está reconciliando al mundo consigo mismo. ¿Y qué es lo que
significa? Escuche esto: “no tomándole en cuenta sus pecados.” Eso no es un potencial de
nada, eso es real.

Dios está reconciliando. Dios no está haciendo que la reconciliación sea posible. Dios no está
quitando una barrera a la reconciliación. Dios no está dando, como usted sabe, la especie de
8/10 del asunto y diciéndole al pecador que tome los siguientes dos pasos. Él está
reconciliando consigo mismo en Cristo, esto es en la muerte de Cristo, al mundo, no
tomándoles en cuenta sus pecados. Y permítame decirle, amigo mío, el hecho de que sus
pecados no sean tomados en cuenta significa que Él llevó su transgresión de manera
completa y usted no está bajo condenación alguna.

Y esa no es una salvación potencial, es una salvación real. Sea quien sea el mundo aquí, son
aquellos a quienes no se les toma en cuenta sus pecados. Son aquellos que, versículo 17,
son nuevas criaturas en Cristo. Son aquellos - en el versículo 21 - por quienes al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado. ¿Nosotros quiénes? Aquellos que fueron
reconciliados con Dios para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él.

No hay algo tal en la Biblia como una expiación potencial. Simplemente, significa que no hay
límites raciales, no hay límites étnicos. Estos pasajes acerca del mundo son todos definidos.
Es simplemente la humanidad, el mundo humano, esta esfera. No todo individuo que vive. Y

17
sabe una cosa, eso se nos ha vendido a lo largo de los años. Cristo no pagó en su totalidad.
Él no reconcilió. ÉL no satisfizo a Dios de manera plena, de tal manera que Dios ya no les
toma en cuenta a todo ser humano sus pecados en el mundo. Si eso fuera verdad, esa sería
una salvación real y no podría haber infierno, porque no podría haber castigo alguno. Y
entonces, Dios seria ¿qué? No justo sino ¿qué? Injusto.

Bueno, usted dice: ‘bueno, la Biblia dice todos, la Biblia dice todos.’ Yo sé que dice todos. Sí,
dice todos. ¿Quiere ver algunos todos? Romanos 5. Veamos algunos todos. Simplemente
deme unos cuantos minutos más y vamos a llegar ahí. Sólo tengo unos 45 pasajes aquí.
Podemos terminar en cualquier punto. Y lo estudiaremos en algún otro momento.

Romanos 5:18, este es otro pasaje importante, entonces, mediante una transgresión resultó la
condenación de todos los hombres. Esa transgresión fue Adán, ¿verdad? Y eso afectó a todo
el mundo. ‘Así también mediante un acto de justicia resultó en justificación de vida a todos los
hombres.’

Bueno, si usted no tiene cuidado ahí, si usted traza el paralelo en la dirección equivocada, va
a terminar diciendo esto: bueno, toda persona fue afectada por el pecado de Adán y se volvió
pecador, por lo tanto, toda persona es afectada por la obra justa de Cristo y se convierte en
justo.

El problema con eso es que eso no es verdad. Únicamente se hace una ilustración aquí.
Simplemente es esto: el argumento está surgiendo, Pablo está hablando del impacto de la
obra de Cristo. Cómo la obra de Cristo es la obra redentora de todos los que creen. Y la
pregunta que surge en la mente del lector es: ¿cómo será que el acto de un hombre puede
tener un efecto tan grande? ¿Cómo es que el acto de un solo hombre puede tener
implicaciones tan grandes?

Y entonces, él simplemente traza el paralelo. Mira, por el pecado de un hombre todo el mundo
murió. Todo el mundo que murió, murió. Y por la justicia de un hombre, toda persona que se
volvió justa, se volvió justa. Él inclusive cambia su terminología en el versículo 19, en donde
dice, simplemente para asegurarnos de que no pensemos que el todos es inclusivo, “porque

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como por la desobediencia de un hombre, muchos fueron hechos pecadores, también por la
obediencia de uno, muchos serán hechos justos.” Y creo que él incluye eso ahí, simplemente,
en cierta manera, como para aclarar y evitar que terminemos con un entendimiento
equivocado del versículo 18, el cual habría hecho que todo el mundo fuera salvo. Eso no es lo
que estoy tratando de decir. Usamos la palabra muchos para que no nos confundamos aquí.
Únicamente estamos tratando de ilustrar el punto de que la obra de un hombre, la obra de un
hombre, afecta a todos los que proceden de ese hombre. De tal manera que es todos sólo en
el sentido apropiado. De nuevo, delineado, definido en el contexto.

Vaya a Romanos 8:32. Aquí de nuevo está el todos. “Él que no escatimó ni a Su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros.” ¿Quién es el ‘todos’ aquí? Cristo fue entregado por
todos nosotros. Ahora, algunas personas dicen: bueno, Él fue entregado por todo el mundo en
el mundo entero. ¿No está hablando de todos aquí? ¿Ése es el ‘nosotros’ de Pablo aquí?

Bueno, retrocedamos al versículo 31. Simplemente retroceda uno: “si Dios es por nosotros,
¿quién es contra nosotros? Ahora, ¿Quién es el ‘nosotros’ ahí? ¿Todo el mundo? ¿El mundo
entero? ¿Acaso está Dios a favor de todo el mundo? ¿El mundo entero? Hemos definido,
aclarado en nosotros. ¿Quién es el ‘nosotros’ por el que está Dios? Le voy a decir quién es.
Versículo 29: “A los que predestinó para ser conformados a la imagen de Su Hijo, a los que
predestinó, versículo 30, también llamó, a los que llamó Él justificó. A los que llamó, también
justificó. A los que justificó, también glorificó. Y si Dios es por nosotros, ¿quién puede estar
contra nosotros? Es el nosotros de aquellos que fueron predestinados y llamados y
justificados y glorificados. Dicho de otra manera, versículo 33, “¿quién va a acusar a los
elegidos de Dios?” Son los elegidos, somos, ellos son los ‘todos’.

Segunda de Corintios, capítulo 5. Segunda de Corintios 5:14. Y aquí hay un lenguaje muy
parecido a Romanos 5, para que usted lo pueda comparar. Segunda de Corintios 5, y
estuvimos ahí unos cuantos versículos ahí adelante. Quiero regresar al 14 y al 15.” El amor de
Cristo nos constriñe habiendo concluido que uno murió por todos, por lo tanto, todos murieron.
Y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí; sino para Aquel que murió y
resucitó por ellos.” Ahora, el todos es aclarado, definido. Ahora, simplemente siga esto con
cuidado.

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“El amor de Cristo nos controla, habiendo concluido que Uno murió por todos.” La gente dice:
‘¡Oh, murió por todos! El murió por el mundo entero. Toda persona en el mundo entero.’
¿Murió por todos ellos? No. Él murió por todos, por tanto, todos murieron. El todos los que
murió, por los todos que murió murieron. ¿Qué es eso? Bueno, cuando usted vino a Cristo, se
acuerda que usted murió, ¿no es cierto? “Con Cristo estoy juntamente crucificado.” En Él,
usted muere.

Entonces, Él murió por todos y, por lo tanto, habiendo todos muerto, Él murió por los todos
que murieron en Él. El versículo 15 dice “por todos murió”. ¿Y quiénes son los todos?
Aquellos que viven. Él murió por aquellos que murieron y viven en Él. Fue por ellos que Él
murió y resucitó al final del versículo 15, a favor de ellos. A favor de ellos.

Usted podría ver la palabra ‘muchos’ si tuviéramos tiempo. Tiene algunos usos interesantes y
usted encontrará varias referencias a la palabra muchos. Ya vimos una en Romanos 5,
simplemente para que pueda compararla, diciendo que el Señor murió no por todos, sino por
muchos.

Y esa es otra manera de llegar al mismo punto. ‘Todos’ significan todos en el sentido amplio
de todo el mundo, ‘muchos’ significa menos que todo el mundo, que cada persona.

En Hebreos 9, “Cristo habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos”.
¡Guau!, ofrecido para para llevar los pecados de muchos. Usted no debe hacer demasiado
con estas palabras fuera de entender en el contexto, cómo siempre son aclaradas, definidas.

Escuche Mateo 20:28: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir y dar su
vida en rescate por muchos.” ¿Quiénes son los muchos? Todos los que creerían. Él, de
hecho, fueron rescate. Él, de hecho, fue una satisfacción. Él, de hecho, proveyó una
expiación. Él, de hecho, alcanzó una expiación por aquellos que creerían.

Dicho en el lenguaje de los ángeles, sería así. El ángel dice: “José, hijo de David, no temas
tomar a María por mujer, porque aquello que ha sido concebido en ella es del Espíritu Santo.

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Y dará a luz a un hijo y llamará a hombre Jesús” – escuche – “porque salvará a” ¿quién? “A
Su pueblo de sus pecados.” La Biblia en ningún lugar enseña una salvación potencial. Él salva
a Su pueblo de sus pecados. Eso es lo que Él hará cuando venga. Será una salvación real
para Su pueblo.

Juan 10:11: “Yo soy el buen pastor, el buen pastor pone su vida por las ovejas y Yo conozco a
Mis ovejas. Yo soy el buen pastor y Yo conozco a los Míos y los Míos me conocen… Y yo
pongo Mí vida por las ovejas.”

En el capítulo 11 del Evangelio de Juan, versículo 50, “porque es mejor para vosotros que un
hombre muera por el pueblo y que la nación entera no perezca.” Así dice Caifás. Ahora, esto
no lo dijo por su propia iniciativa, sino siendo el sumo sacerdote ese año, él profetizó que
Jesús moriría por la nación, escuche esto: “y no por la nación únicamente, sino para qué él
también congregara en uno a los hijos de Dios que estaban esparcidos.” ¡Guau, qué
afirmación! ¿Escuchó eso? Jesús murió. Jesús murió no sólo por los judíos, sino para
congregar en un cuerpo a los hijos de Dios esparcidos por todo el mundo. Por ellos murió.

En Efesios, capítulo 5, simplemente un par de referencias más. “Maridos, amad a vuestras


mujeres, así como Cristo amó a” ¿qué? “A la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de
presentársela a sí mismo a una Iglesia gloriosa.” Él pagó el precio por Su novia, Su Iglesia. Él
la redimió. No fue una redención de nadie en particular, fue una redención de Su propia
Iglesia redimida.

Fue una redención particular. Él nos escogió en Él desde antes de la fundación del mundo.
Nos predestinó; en Él tenemos redención. Efesios 1:7. “Tenemos el perdón de nuestros
pecados según las riquezas de Su gracia que nos concedió.” “Somos” - me encanta esto -
Efesios 1:14, “la posesión de Dios.” Dice: “la redención de la posesión adquirida por Dios.” Un
pueblo adquirido por Dios.

Tito 2:13: “esperamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro


gran Dios y Salvador Jesucristo” -me encanta esto- “quien se entregó a sí mismo por nosotros

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para redimirnos y purificar para sí mismo un pueblo para sí mismo.” ¿Y quién fue ese pueblo?
El pueblo que Dios escogió desde antes de la fundación del mundo y lo entregó al Hijo como
Su novia.

Pedro dice: ‘Él llevó nuestros pecados en Su propio cuerpo,” 1 Pedro 2:24. Pedro dice “Cristo
murió por el pecado de una vez por todas, el Justo por los injustos, para traernos a Dios.’ Él
no murió para traer potencialmente a la gente a Dios. Él murió para traernos a Dios. Él murió
para satisfacer a Dios. Él murió para redimir la simiente santa, la descendencia santa.

Otro texto, y es todo. Uno más, porque sé que me lo va a preguntar. Hebreos 10:29. Es una
aclaración, realmente. Hebreos 10:29. “¿Cuánto más severo castigo pensáis que merecerá el
que ha pisado al Hijo de Dios y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por el cual Él ha
santificado?” Algunas personas dicen: ‘bueno, espera un minuto. Ahí dice que algunas
personas van a ser castigadas, algunas personas que pisan al Hijo de Dios y consideran
como inmunda la sangre misma de Su pacto y se dicen que son santificados.’

¿Puedo ayudarle con ese versículo? Saque su pluma y que simplemente coloque una línea
ahí, no está hablando de pecadores siendo santificados, está hablando de Cristo mediante la
cual Él, no ellos, Él fue santificado. Hágale una E mayúscula. “Pisando al Hijo de Dios y
teniendo por inmunda la sangre del pacto mediante la cual Él ha sido apartado como el
sacrificio del pacto.”

Bueno, alguien podría incluir un versículo como 2 Pedro 2:1 y decir: ‘espera un momento,
dices que esas personas fueron apóstatas, que negaron al Amo que los compró.’ Claro, ahí
hay sarcasmo. Decían ser creyentes verdaderos. Decían ser maestros verdaderos. Infiltraron
en la Iglesia como falsos maestros y Pedro dice: ‘saben, ahora han negado al Amo que los
compró. Saben que el Amo no pagó el precio por herejes condenados.’

Entonces, ¿cómo resumimos esto? La muerte de Cristo fue una satisfacción de justicia divina
real, verdadera, de hecho. Fue un pago verdadero y una expiación verdadera, de manera
completa real, no potencial, pagada a Dios por Cristo a favor de todos aquellos que creerían,
porque fueron elegidos y redimidos por el poder de Dios.

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La muerte de Cristo fue entonces definida, particular, específica y real a favor del pueblo
elegido de Dios, limitada en su extensión por los propósitos soberanos de Dios, pero ilimitada
en su efecto. Para todos aquellos por quienes fue una realidad o será una realidad en cada
vida individual.

Es la obra de Dios. Es la obra de Cristo lo que logró la redención, no para hacer la redención
posible, entonces para que sea lograda finalmente por el pecador. Cristo procuró la salvación
por todos aquellos a quienes Dios llamaría y justificaría. Los pecadores no limitan la expiación,
Dios la limita. Jesús de hecho llevó el pago en su totalidad por todos aquellos que creerían.

¿Qué significa eso para usted? Bueno, por un lado, debe regocijarse, porque el precio fue
pagado en su totalidad por usted. Usted no tiene que activarlo. Usted es un trofeo de la gracia
Divina de Dios. En segundo lugar, salga y evangelice a los perdidos con gozo, sabiendo que
hay una simiente santa que está ahí afuera, porque Cristo ya ha pagado el precio por sus
pecados y es nuestro gozo y privilegio ser instrumentos de Dios para alcanzarlos.

Padre, gracias por nuestro tiempo en esta noche y que nos regocijemos en todo sentido en la
grandeza de nuestra salvación, en el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org


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