You are on page 1of 33

TEMA 2.

EXCLUSIÓN SOCIAL:DEFINICIÓN Y
TIPOLOGIAS
Como hemos visto, con el término de exclusión social se quiere describiruna situación
concreta, resultado de un proceso creciente de desconexión,de pérdida de vínculos
personales y sociales, que hacen que le seamuy difícil a una persona o a un colectivo el
acceso a las oportunidades yrecursos de que dispone la propia sociedad. Un conjunto de
factores, decombinaciones y solapamiento de causas, de pequeños y grandes fracasos,de
conflictos y carencias que ha podido conducir a ello. Estamos pueshablando de proceso.
No de algo derivado del lugar donde se nace, de laedad que uno tiene, o fruto del poco o
mucho dinero que se posea.
La exclusión social hace, además, que las personas se sientan al margena pesar de estar
ahí; que no se sientan plenamente ciudadanos aun apesar de tener sus papeles o
documentos oficiales en el bolsillo; que se sientetan desamparados u olvidados por la
sociedad: sin filiación ni vínculos. Sinembargo, la exclusión social no es una situación
estática e inamovible sufridapor los segmentos de población menos favorecidos. La
sensación de vulnerabilidadaparece y se expande con más fuerza que nunca al conjunto
dela población debido a la creciente precariedad en las condiciones de trabajo,la
degradación o debilidad de los lazos familiares y comunitarios, lasdificultades de acceso
a la vivienda y las deficientes condiciones de habitabilidadde muchos edificios e incluso
barrios. Así, los más jóvenes topancon grandes obstáculos para encontrar un trabajo
estable, mientras los demayor edad malviven con una pensión de subsistencia, sin
conocidos ofamiliares a los que recurrir. Ciertamente, no hay un proceso de
exclusiónidéntico a otro, aunque en todos ellos se repiten muchos factores,
muchasnsituaciones y muchas carencias en los servicios que hipotéticamente
deberíanafrontarlos.
Por lo tanto, cuando hablamos de exclusión social, queremos reflejaruna manera distinta
de describir los problemas de siempre, que parte delintento de conceptualizar las nuevas
formas de desigualdad y desajustesocial que se escapan de los parámetros o definiciones
convencionales. Ellopuede parecer contradictorio, pero en esa ambivalencia de novedad
y continuidadque ofrece el concepto de exclusión, reside precisamente su interésy su
creciente uso por parte de analistas y operadores políticos. En la historiade las
desigualdades sociales, el actual es tan sólo un momento más consus peculiaridades y
especificidades que, en su versión postindustrial y globalizada,sigue alimentando
continuamente esa problemática con nuevasformas de fractura de la integración y la
cohesión social. Fracturas quetoman forma en la falta de conexión entre trabajo y
utilidad social, en lacarencia de un tejido social que se sienta corresponsable de lo que
ocurre encada ámbito, y en la inexistencia de mecanismos adecuados de diagnosis
eintervención que permitan mejorar la situación presente.
1. ¿En qué se diferencia de la pobreza?
Como acabamos de comentar, detrás de las situaciones de exclusiónsocial es muy
frecuente encontrar la falta de recursos económicos,aunque no es éste, muchas veces, el
elemento determinante que ha generadoo genera la desconexión, la desvinculación
social. Nuestras sociedadesse han ido haciendo complejas, menos ordenadas y
estructuradassocialmente. De algún modo, para determinados segmentos de la
clasetrabajadora es más fácil ahora que antes escalar en la pirámide de
posicionessociales, o cambiar en pocos años situaciones de carencia o de faltade
recursos económicos que se habían prolongado por generaciones.
Pero también es cierto lo contrario, es decir, que personas o grupos socialesque
tradicionalmente habían gozado de buenas condiciones de vida, oque por estudios y
puesto de trabajo se sentían muy seguros en su posición,vean ahora crecer las
sensaciones de incertidumbre, de vulnerabilidad,o entren coyuntural o estructuralmente
en situaciones de exclusión yde falta de recursos para sobrevivir dignamente Así pues,
no toda exclusión social deriva de la falta de recursoseconómicos, aunque siga siendo
cierto que toda persona que sufra unasituación de pobreza presenta muchas más
posibilidades de caer en unaespiral de desconexiones y déficits de ciudadanía que una
persona cuyasituación económica sea desahogada. En este sentido, el término exclusión
social resulta útil para expresar un conjunto pluriforme de situacionesde carencia
económica, relacional, habitacional, administrativa, etc.que son cada vez más habituales
en nuestras sociedades, y que nos hablande recuperar un sentido integral de la
humanidad, de la condición de persona,de ciudadano. Así pues, con el concepto de
exclusión social queremosabarcar y recoger aspectos de desigualdad propios de la esfera
económica,pero también de muchas otras que pueden ser tan o másimportantes que ésta
en la determinación de los procesos de exclusiónobservados.
2. ¿Qué factores provocan exclusión?
Por todo lo que hemos venido diciendo, se entiende que no existe unnexo causal único
entre una situación de exclusión social y un factor desencadenanteespecífico. Hemos ya
argumentado que la falta de recursoseconómicos, la pobreza o la absoluta dependencia
de la ayuda oficial, nopueden considerarse como elemento explicativo único de la
vulnerabilidady la exclusión social, aunque, como hemos admitido, sigue siendo un
factoresencial y muchas veces determinante.Muy cerca de la falta o insuficiencia de los
recursos económicosencontramos los problemas derivados de la mejor o peor conexión
con elmercado de trabajo. En este campo muchas veces se alude a la falta
de«empleabilidad» de determinadas personas entendiendo así que su falta deempleo se
debe exclusivamente a ellos mismos y sus propias característicasante el mercado de
trabajo. En estos casos se termina por considerar que lalabor de instituciones y
profesionales es «convertirlos» en individuosempleables; es decir, amoldándolos a las
exigencias que el mercado impongaen cada momento.
En una gran parte de las veces estos procedimientossolamente sirven para transformar
un desempleado en un trabajador en precarioendémico, que va transitando de parado a
precario y vuelta a empezar,cronificando situaciones de vulnerabilidad que finalmente
generarán personasexcluidas y dependientes.
Por otro lado, los problemas de calificación educativa, el bajo dominiode la lengua, la
falta de experiencia, el exceso de edad, la edad fértil enlas mujeres, las situaciones de
discapacidad parcial o cualquier combinaciónde éstos u otros elementos, acaban
simplemente convirtiendo en unaaventura heroica el encontrar un trabajo con unas
mínimas condiciones dedignidad y estabilidad. Si a esa situación se añaden otros
factores de los queaquí comentamos, los riesgos de exclusión se multiplican.
Es asimismo evidente que las condiciones de salud y la capacidad de acceso a los
recursos sociosanitarios (no siempre fáciles para ciertas dolenciascrónicas o difícilmente
reversibles) generan asimismo situaciones y riesgos dedesvinculación, desconexión y
rechazo social muy claros. Igualmente, elacceso y las condiciones de la vivienda, junto
con el entorno en que se habita han estado, y son cada vez más, elementos críticos para
explicar la existenciade situaciones, colectivos o personas que van quedando fuera de
losflujos de interrelación social habitual. Edificios, barrios o incluso ciudades
seetiquetan como entornos peligrosos, irresolubles y ello, en una espiral
temible,multiplica esos mismos factores, estigmatizando a las personas que habitenen
ellos, sean o no protagonistas de los sucesos que se atribuyen al conjunto.
Por muy distintos que sean los factores y las razones, lo cierto es quemuchas veces esa
misma situación de «estar fuera» se siente y se percibe tambiénen las áreas rurales
aisladas y con bajísimos niveles de población.
Al margen o junto a estas situaciones más o menos objetivas, esimportante resaltar la
importancia de los factores relacionales en los temasde exclusión y vulnerabilidad
social. Así, las personas que han perdido referentesfamiliares, que han visto cortados
sus lazos vecinales y/o sociales, yque por tanto se sienten y viven aisladas, concentran
muchos riesgos deexclusión. Además, esa misma situación hace muy difícil su
«recuperación»social, ya que no tienen en qué o en quienes fundamentar su trayectoria
deinclusión.
En este sentido, la dependencia institucional no es para nada unasolución definitiva a
problemas que son de fondo.
No podemos dejar de mencionar los aspectos de participación socialy política como un
último factor de exclusión a destacar. Y ello es especialmentesignificativo en el caso de
los inmigrados o las personas recluidascomo situaciones más extremas, pero no únicas
en la medida en que se tratade un fenómeno que se autoalimenta con la presencia más o
menos fuertedel resto de factores considerados. Un simple análisis que relacione
situacionesde paro, bajo nivel formativo, pobreza, degradación urbanística o devivienda,
y porcentajes de participación política, nos sorprendería muy probablementepor la
contundencia de la correlación que hallaríamos entredichos extremos.

3. ¿Hay personas o colectivos más vulnerables?


Junto con los factores que acabamos de reseñar de manera breve,hemos de señalar que
existen una serie de circunstancias que acaban provocandomayores niveles de
vulnerabilidad y de intensidad en las situacionesde exclusión.
Resumen
Área de salud
1.- Personas con adicciones con subtipos de alcoholismo, toxicomanía y
ludopatía.
2.-Enfermedad mental
3.- Discapacidad
a) Físicos,
b) psíquicos
c) sensoriales.
4.- Enfermedad crónicas y terminales, con los subtipos de enfermedad crónica y
la delos afectados por el SIDA.

Área de trabajo
1.- Personas con problemas de acceso al mercado laboral. Tenía dos subtipos:
a) Excluidos del mercado laboral y
b) Buscadores de primer empleo con baja cualificación.
2.- Trabajadores en precariedad. Tenía 3 subtipos:
a) Temporeros,
b) Eventuales
c) Trabajadores de Economía sumergida.
3.- Trabajadores Expulsados del mercado laboral. Tenía 4 subtipos:
a) Parados delarga duración;
b) Parados mayores de 45 años;
c) Prejubilados;
d) Incapacitados laborales.
4.- Trabajadores de sectores específicos. Tenía 5 subtipos:
a) Pescadores de bajura;
b) pequeños agricultores y trabajadores rurales de algunas zonas;
c) artesanos y trabajadores de oficios tradicionales;
d) trabajadores autónomos mayores; y
e) pequeños comerciantes.
Área de vivienda
1.- Excluidos de la vivienda con 3 subtipos:
a) Transeúntes sin techo,
b) chabolistas y
c) recogidos.
2.- Precarios, con dos subtipos:
a) infravivienda y
b) barrios marginales
3.- Expulsados con 2 subtipos:
a) Desahuciados
b) internados.

Área de Grupos específicos


1.- Personas mayores dependientes con escaso apoyo familiar. Tenia 3
subtipos:
a) Dependencias con escaso apoyo familiar;
b) Demencias con problemas de conducta y
c) Aislados.
2.- Delincuencia. 4 subtipos:
a) Detenidos,
b) Reclusos,
c) Ex-reclusos y
d) Reincidentes.
3.- Etnia Gitana.
4.- Inmigrantes.
a) legales e
b) ilegales
Área de Género
1.- Mujeres solas con cargas familiares. Se diferenciaban tres subtipos:
a) Separadas y divorciadas;
b) Viudas jóvenes, y
c) Madres solteras.
2.- Mujeres que sufren malos tratos
3.- Mujeres de la calle. Con dos subtipos:
a) Jóvenes fugadas
b) Prostitutas.
Análisis de contenido de las tipologías

3.1Area de salud
Descripción
En este área consideramos una serie de situaciones de discapacidad, dependencia
o enfermedad grave que llevan a entrar en un recorrido de exclusión social que suele ir
agudizándose con el tiempo.

La tipología de partida era:


1) Adictos con sus subtipos de alcohólicos, toxicómanos y ludópatas.
2) Enfermedad mental
3) Discapacitados, con sus subtipos de Físicos, psíquicos y sensoriales.
4) Enfermos crónicos y terminales, con los subtipos de enfermos crónicos y la de
los afectados por el SIDA.

Así mismo, todas ellas pueden llegar a implicar graves procesos de exclusión.
En el caso de las adicciones, todas tienen una gran repercusión social y conforman
varios grupos de afectados. Los mayores de 40 años estarían en mayor grado afectados
por el alcoholismo y las ludopatías, dos problemas que llevan a excluirles en muchas
ocasiones de las relaciones familiares y del trabajo. Aunque son consideradas unas
patologías universales, tienen efectos diferenciados según la clase social de
procedencia. En los niveles sociales más bajos, afectaría gravemente a las relaciones
familiares y no tanto a los ingresos del hogar y posibilidades de trabajo, ya reducidas
de por sí. En las clases bajas y medias, donde es un claro factor de riesgo de exclusión
social, supondrían un empobrecimiento, afectaría a la situación laboral y también
afectaría a las relaciones familiares.
Otro grupo de adictos son los menores de 40 años, que se ven afectados por el
alcoholismo y las toxicomanías más graves como la heroína y la cocaína.
Son factores de evasión ante una realidad dura dentro de una cultura del ocio, que
lleva a anular las posibilidades vitales de muchos jóvenes, en su mayoría de
procedencia más marginal.
Así, mientras el alcohol es la droga más fácil para la evasión, se convierte en muchas
ocasiones en una puerta de entrada a otras drogas duras como la heroína con fuerte
carácter desestructurante. No obstante, el alcohol, al margen de que abra esa puerta,
constituye su propio recorrido, que con la edad destacará como grave problema de
exclusión.
Las enfermedades mentales graves, de carácter fundamentalmente orgánico, como la
psicosis en su variedad maníaco-depresiva y esquizofrénica, al debutar normalmente
en edades de adolescencia o adultez joven, están produciendo un problema de
exclusión social en la que el individuo, rompe las relaciones sociales y sus capacidades
laborales en un momento vital en el que aún no se ha consolidado su vida.
Por su alta estigmatización la situación suele perdurar el resto de su vida.
Con discapacidad psiquica, tienen una situación similar a la del enfermo mental, pero
en este caso la estigmatización social que sufren, vienen derivadas de su percepción
como personas menos productivas, que les hace tener déficits formativos y laborales.
En el caso de los discapacitados psíquicos existe un déficit que tiende a excluirles de las
posiciones laborales más cualificadas.
Los enfermos crónicos han de hacer frente en la mayoría de las ocasiones a una
reducción de ingresos y a una reducción de relaciones sociales. Aunque suelen estar
cubiertos por los sistemas de protección social, los altos costos que los gastos
farmacéuticos pueden representar en las familias más modestas crean un problema
serio de pobreza.

Situación de pobreza
La situación de los diferentes tipos respecto a la pobreza es muy variada. En el caso de
discapacitados, enfermos mentales y enfermos graves, suele estar muy relacionada
con la situación económica de partida de la familia de la que suele depender. Por ello
en las situaciones en que se parte de una situación de mayor marginalidad y pobreza,
es donde su situación es peor. Sobre todo se refleja en los déficits de atención
especializada que sus familias son capaces de proveerles.
Otra cuestión es la de los adictos. La heroína lleva a la ruptura de relaciones familiares
y al deterioro formativo y sanitario del joven y les arrastra a una situación de exclusión
más aguda, que se concreta en el paso a la vida de transeúnte. En este caso
encontramos el núcleo más severo de pobreza y exclusión social. En general se parte
de las situaciones más precarias para llegar a la absoluta indigencia y soledad.
El alcoholismo y las ludopatías, por su parte, son factores que empujan a los
trabajadores de clase acomodada a la ruptura laboral y familiar. De que se produzcan
ambas rupturas suele depender que se puedan mantener en una situación de penuria
económica y social o caer en la indigencia.
Dimensiones de exclusión
Las dimensiones implicadas son en general las de educación, trabajo y entornosocial.
La educación, bien porque la discapacidad, enfermedad o dependencia lleve aimpedir
la adquisición de los ciclos formativos propios de su grupo social, o porque la patología
impida su desarrollo.
El trabajo se manifiesta como un problema de acceso para discapacitados, enfermos
mentales y toxicómanos jóvenes, y como un problema de expulsión para el resto de
adictos y los enfermos graves.
Respecto al entorno cabe resaltar los problemas de adaptación de la vivienda y de
eliminación de barreras urbanas para discapacitados, que suelen implicar una seria
dificultad para el desarrollo de una vida social adecuada; la asociación entre barriadas
marginales y dogrodependencia, así como la de alcoholismo con barriadas obreras con
fuertes problemas de paro. La ludopatía puede implicar la puesta en peligro de la
vivienda y las enfermedades graves, a parte de los largos periodos de hospitalización,
pueden requerir una adaptación de la vivienda que no siempre es posible. Sin
embargo, respecto a la vivienda, la situación más grave es la de los enfermos mentales,
muchos de los cuales tras la reforma psiquiátrica han pasado a formar parte de un
creciente colectivo de sin techo.

Procesos
Los procesos, salvo en el caso de las adicciones, se relacionan con la situación familiar
de procedencia. Es decir se vive en función de la condición familiar. Cuanto más baja
sea en la posición social de la familia, menor será su capacidad para proveerle de los
servicios especializados que mejoren su calidad de vida. Por ello las situaciones
más excluyentes se dan en las capas más bajas.
En el caso de las adicciones hay procesos específicos de exclusión que,
independientemente del entorno familiar de referencia, suelen llevar a situaciones
graves o extremas. De hecho, la desestructuración familiar y personal, los problemas
laborales y, en el caso de las adicciones ilegales, hacen que la relación entre entorno
familiar y exclusión se invierta, pasando a ser un problema que no sólo afecta al
individuo implicado sino a toda la unidad familiar en su conjunto que ve deteriorada su
situación en todos los ámbitos.
Evolución del fenómeno
La evolución del fenómeno tiene sentidos diferentes si deslindamos las adicciones del
resto de tipos. Así, las adicciones se ven como un grave problema en aumento que está
afectando a todas las clases sociales. El alcoholismo se ve como el problema de mayor
extensión que afecta cada vez más a un mayor numero de jóvenes.
La intensidad del problema en este caso se ve aumentada por su relación con otras
sustancias adictivas como las drogas de diseños y drogas blandas, que están
empezando a crear graves problemas de salud y de integridad personal. El fenómeno
además es reciente; es decir se produce desde las dos últimas décadas y acentuado en
los últimos años. Por contra el problema de la heroína, parece haber entrado en fase
de declive (algunos afirman que creen que hay menos adictos) en los sectores juveniles
más marginales, aunque no por ello ha dejado de afectar a jóvenes de otra extracción
social.
Además está dejando de verse agudizado por su coincidencia con el SIDA.
Por otro lado, los otros tipos más tradicionales, parecen tener una cada vez mayor
atención social y una menor estigmatización social. Ello unido a los avances en las
posibilidades de integración laboral, hace pensar que a medio plazo puedan tener una
mejor integración laboral, que sigue siendo el principal handicap referido.

3.2 Área de trabajo


Descripción
Esta área de la exclusión social puede ser considerada el área central de la exclusión
social pues, para la mayoría de las personas, el trabajo no sólo es el único medio de
conseguir los recursos necesarios sino la forma de participación social más importante
para el resto de áreas de la vida.
De hecho muchas de las personas que tienen otros factores subyacentes, no se
podrían considerar en la exclusión si no se vieran apartados del trabajo.
Los tipos de partida en esta área fueron 4:
1.- Personas con problemas de acceso al mercado laboral. Tenía dos subtipos:
Excluidos del mercado laboral y Buscadores de primer empleo con baja cualificación.
2.- Trabajadores en precariedad. Tenía 3 subtipos: Temporeros, Eventuales y
Trabajadores/as de Economía sumergida.
3.- Trabajadores/as Expulsados del mercado laboral. Tenía 4 subtipos: Parados/as de
larga duración; parados mayores de 45 años; prejubilados/as; Incapacitados laborales.
4.- Trabajadores de sectores específicos. Tenía 5 subtipos: Pescadores de bajura;
pequeños agricultores y trabajadores rurales de algunas zonas; artesanos y
trabajadores de oficios tradicionales; trabajadores autónomos mayores; y pequeños
comerciantes.
El tipo 1 se ha confirmado junto con sus dos subtipos. En ellas se encuentran tanto los
jóvenes con baja cualificación, como aquellos de más edad y también de baja
cualificación que se pueden considerar como definitivamente excluidos del mercado
de trabajo, exceptuando algún período ocasional de ocupación y fundamentalmente
como temporeros agrícolas.
Son las personas más desfavorecidas de las barriadas marginales las que se
encuentran en este tipo y probablemente sean tanto los padres como los hijos. Se
ubican principalmente en los barrios marginales de las grandes ciudades. Entre los
jóvenes con cualificación, se pueden encontrar algún problema esporádico de pobreza,
cuando su dificultad de incorporarse al mercado de trabajo, se junta con la expulsión
del progenitor del mercado laboral.
Con todo no se debe ignorar que hay muchos jóvenes cualificados que tienen
muchas dificultades de acceso al mercado de trabajo, pero que se hayan acogidos en el
seno familiar de forma solvente.
Entre los trabajadores en precariedad se confirman relativamente los subtipos.
Relativamente en el sentido, de que efectivamente se dan esas situaciones, pero que
no parece estar claro que supongan situaciones de pobreza severa, aunque que, en
general suelen estar excluidos de los beneficios sociales del mercado de trabajo. Es el
caso fundamentalmente de los que están en la economía sumergida.
Con todo, el nivel de normalización social de las personas pertenecientes a este tipo es
bastante alto y no suelen presentar situaciones de marginalidad. No están referidos en
las entrevistas de forma muy precisa, y a veces en las referencias es difícil de delimitar
los que son trabajadores precarios y los que son excluidos del mercado de trabajo que
se dedican a labores ocasionales en la economía formal.
Los expulsados del mercado de trabajo, parecen ser un sector abundante y también
con un perfil claro. Se trata, por lo general, de personas que han tenido una
incorporación laboral plena y estable y que a partir de los 40 años han sido expulsados
de sus empresas por diferentes motivos económicos o laborales.
Aunque existen muchos prejubilados e incapacitados laborales, no parecen tener
especiales problemas de exclusión, ya que suelen proceder de grandes empresas en
reconversión y haber obtenido unas compensaciones que, si a larga suponen una
merma de ingresos, no llega a significar un empobrecimiento grave.
Por ello, el tipo de expulsados del mercado de trabajo, se reduce parados mayores que
suelen coincidir con los de larga duración y a algunos casos individuales de despidos
disciplinarios o por diferentes causas, entre las que podemos destacar el alcoholismo y
las ludopatías o enfermedades.
Entre los trabajadores de sectores específicos sólo se puede confirmar las situaciones
de exclusión de la pesca de bajura. Un sector de trabajo muy tradicional, con ingresos
irregulares y sometidos a los contratiempos del agotamiento de recursos y las paradas
biológicas. Son además un sector específico apegado a la mar y que tiene poca
mentalidad de recualificarse en otra profesión. Así hay muchos que han quedado
parados y que su actividad se centra en la pesca ilegal.
En cuanto a los trabajadores del campo residentes en municipios rurales, no hay
gran información sobre ellos, pero no han aparecido situaciones de grave exclusión
pues, el menor nivel de vida rural y la gran solidaridad, permite con bajos recursos una
vida adecuada a su entorno.
En cuanto a artesanos, trabajadores de oficios tradicionales y autónomos y
pequeños comerciantes, no se han confirmado como grupos de ocupados con
problemas de exclusión. Sólo puntualmente se han comentado casos ocasionales y ello
después de insistir mucho. Es como si la pequeña capitalización que tuvieran les
permitiera salir adelante en las situaciones que se puedan dar de crisis económicas.
Una nueva tipología, que se puede considerar en esta área, lo constituyen las amas de
casa mayores en busca de primer empleo o retorno al trabajo. Es un grupo específico,
que se funde con los problemas de inserción laboral de las separadas y divorciadas,
pero que es más amplio. Abarca a todas aquellas amas de casa a la que la perdida del
trabajo del hombre cabeza de familia, les empuja a tener que encontrar un trabajo
para aportar recursos al hogar. En ellas se esconde una pobreza vergonzante, que
siempre ha tenido una vida normalizada y que está repartida en general por todo el
plano de las ciudades.
Situación de pobreza
La situación de pobreza es muy severa en el primer tipo de personas con problemas de
acceso al mercado laboral. Ello es debido tanto a su falta de cualificación, de
formación, y de actividad laboral regular, como a una cultura administrativa
desestructurada, que les lleva a vivir al día. Se gastan lo que ganan o se aguantan con
lo que no ganan. Sus ingresos suelen venir de actividades temporeras, venta
ambulante ilegal, economías delictivas y otros trabajos como cartoneros, recogedores
de desechos, chamarileo, etc. En ellos además se dan otras situaciones que son
gravemente excluyentes y por tanto empobrecedoras.
En los trabajadores en precariedad no parece estar claro que existan problemas de
pobreza. El que logra hacerse con un circuito de trabajo temporal, puede llegar a estar
ocupado todo el año, o al menos llegar a ganar ingresos suficientes para todo el
año. Otra cosa es la situación de algunas personas de economía sumergida, sobre todo
la menos cualificadas como los trabajos domésticos, en los que a duras penas se
consiguen ingresos suficientes para mantener los mínimos vitales. Es el sector
preferente de ocupación de las mujeres que tienen asumidas cargas familiares o han
de apoyar a la economía familiar.
Los expulsados del mercado de trabajo (esencialmente los despedidos mayores) viven
en una situación de degradación progresiva que se convierte en muy extrema cuando
se pierden las prestaciones sociales a que se tuviera derecho y no se haya llegado a
integrarse en algún tipo de trabajo precario. En éste, en general se vive en duras
condiciones de trabajo y con una renta bastante bajas.
En cuanto a los trabajadores de pesca de bajura que han perdido sus empleos se
pasa desde la situación de trabajo temporal en la pesca a la de la pesca ilegal que
reporta ingresos irregulares y diferenciados según la época del año y, de ahí, al total
abandono del trabajo y por tanto de los ingresos. En algunas zonas se reconvierten a la
agricultura intensiva, como es el caso de la costa onubense.
Por último, entre las amas de casa en busca de empleo hay desde las que tienen una
posición social relativamente holgada por los ingresos del marido y que por diferentes
motivos quiere optar a un empleo, a las que tienen cargas familiares y que su baja
cualificación sólo les permite obtener empleos de tipo doméstico o de escasa
cualificación ligados a la limpieza. En general no obstante se admite que las mujeres
son capaces de llevar una vida más solvente con menos ingresos.
Dimensiones de exclusión
Las dimensiones de exclusión que se hayan implicadas aquí son prácticamente
todas. El genero, por cuanto hemos visto que hay una situación de desventaja en
muchas mujeres por su rémora a la hora de poder cualificarse e incluso de tener
disponibilidad para el trabajo por su dedicación al hogar.
La de salud, por cuanto en muchas ocasiones, puede llevar a la expulsión del trabajo o
en el caso de los precarios a no lograr nuevos contratos. Además las adicciones
provocan muchas situaciones que llevan a la exclusión del trabajo.
La educación es el mal de fondo. Las situaciones más extremas respecto del trabajo,
tienen los niveles culturales y educativos más bajos.
En cuanto al entorno social, influye sobre todo por que aquellas personas que viven en
entornos sociales con buena integración al trabajo, suelen tener mayores
oportunidades de obtener empleo. Así en las barriadas marginales que tienen los
entornos más desestructurados y desligados del trabajo, es donde se concentran los
mayores problemas.
Otras circunstancias especiales son en las que se dan problemas de vivienda y de
familias muy numerosas en las que todos los miembros están desocupados. Tanto una
cuestión como otra llevan a un hacinamiento y la pérdida de pautas normalizadas de
higiene y organización personal, que les hace muy difícil acceder a un empleo.
Procesos
Se pueden identificar 3 procesos de exclusión. Aquellos que partiendo de una
situación de baja formación y cualificación no consiguen un empleo y se han de
dedicar a actividades marginales. Se puede decir que es una situación de permanencia
en la exclusión y de reproducción de factores exclusores.
En otro proceso estarían aquellas personas que con una cualificación no muy alta o
baja, se mantienen en situaciones de precariedad permanente sin llegar a alcanzar una
posición estable y segura en el mercado laboral.
El último proceso sería el de aquellos que son expulsados del mercado de trabajo por
diferentes motivos. Entre ellos se hayan los problemas de adicciones, de enfermedad o
simplemente de reconversiones y cierres de empresas. Después de pasar una época
viviendo de las prestaciones de desempleo, si no se consigue recolocar se llega a una
carencia de recursos que suele afectar al hogar, generando conflictos o pérdida de
vivienda que puede acabar con la familia en la calle o separada. En estas personas
aunque los familiares suelen prestar un valioso apoyo, si en un tiempo relativamente
corto no logran solucionar su situación, acaban en una gran exclusión, afectando a
todos los miembros del hogar. Es quizás, la situación grave más evitable.
Evolución del fenómeno
Los problemas de exclusión de este área, están repartidos en capas sociales medias y
de ahí hacia abajo en la escala social. Es sin duda un fenómeno extenso socialmente.
Fundamentalmente parecen extenderse las situaciones de los expulsados del trabajo
mayores, que parecen estar apareciendo cada vez con más frecuencia en los barrios
normales.
La intensidad del problema es desde luego donde más grave en las barriadas
marginales donde afecta tanto a hombres como mujeres, mayores y jóvenes. En otras
zonas sociales, la situación se ciñe a los problemas de trabajo, al menos que estos
hayan sobrevenidos por algún otro problema específico como suelen ser las
adicciones. Quiere ello decir, que la disponibilidad de salir de la situación es mucho
mayor y no parece que se reproduzca en sus hijos, tal como ocurre en las barriadas
marginales.
El problema de las barriadas marginales por otro lado, no parece muy novedoso,
aunque sus problemas se han visto agudizados con nuevos otros factores de exclusión,
como las drogas. Por lo demás es un fenómeno que desde los años 80 empezó a
despuntar con fuerza y no parece que esté en el horizonte de los entrevistados, el que
vaya a haber grandes cambios respecto su situación.

3.3Area de vivienda
Descripción
En este área se condensan a veces los problemas de exclusión que viven las personas.
En otras ocasiones, la vivienda es el único factor que permite guardar una cierta
estructuración vital cuando se ha entrado en un proceso de exclusión. Como el trabajo,
es un elemento esencial para la integración social de las personas.
Los tipos de partida con los que se contó fueron:
1.- Excluidos de la vivienda con 3 subtipos: Transeúntes sin techo, chabolistas y
recogidos.
2.- Precarios, con dos subtipos: infravivienda y barrios marginales
3.- Expulsados con 2 subtipos: Desahuciados e internados.
De todos ellos, parece que el único que puede definirse como un tipo específico
y siempre como un punto de llegada que es cualitativamente diferente al proceso
vivido, es el de los transeúntes o sin techo. El resto son situaciones que pueden ser
consideradas como situaciones de especial necesidad que afectan a otros tipos de
exclusión.
Así la infravivienda es más una consecuencia de la degradación que sufren a
determinadas zonas del centro urbano y que afectan a personas mayores con pocos
recursos y un nivel cultural bajo, así como a algunos pocos núcleos de pobreza y
marginación tradicional. Los chabolistas son una subcultura fuertemente arraigada en
la etnia gitana y en algunos grupos de inmigrantes. Ni internados o recogidos han sido
descritos como un tipo especial. Por último, aunque existen desahuciados, se trata de
una situación especial que puede afectar a procesos de exclusión mejor caracterizados
en otros tipos.
Así que sólo los transeúntes se conforman como un tipo especial de exclusión al
que se llega por muy diferentes recorridos y que están provocados,
fundamentalmente, por factores de salud asociados a la pérdida o inexistencia de lazos
familiares. A esta situación se suele llegar por procesos de adicción que afectan a las
personas y sus entornos familiares, así como por enfermedades mentales. Cuando se
pierde el domicilio, se está ya sin recursos y se sigue una vida errante y de ir de un lado
para otro favorecidos por el sistema provisional de alojamiento que son los albergues
de transeúntes. En cada una de estas vueltas al circuito, el proceso de exclusión se
agrava.
En esta situación de falta de domicilio, se pierden los más mínimos hábitos sociales y
de higiene y se entra en un proceso de degradación aguda de la personalidad, que
hace muy difícil de volver a vivir una vida normalizada.
Situación de pobreza
La situación de pobreza es extrema y deja poco lugar a dudas. Pues a la falta de trabajo
y de ingresos, se suele asociar el alcoholismo que acaba con los escasos recursos. Así
en muchos casos se llega a vivir de la caridad, aunque en algunos otros (sobre todo al
principio de la situación de transeúnte) es corriente también la dedicación
esporádica a labores temporeras agrícolas.
Dimensiones de exclusión
Aquí se encuentran todas las dimensiones de exclusión implicadas. Los problemas de
género se manifiestan en la incapacidad de los transeúntes para cuidar de sus propias
necesidades básicas. Algo que explicaría el que la gran mayoría de transeúntes sean
hombres. En cuanto a la salud, es clara su incidencia. Los transeúntes tienen muchos
problemas de adicción y salud mental y su salud también se deteriora rápidamente y
pueden contraer graves enfermedades.
La educación de la mayor parte de transeúntes es mínima, y de hecho su flujo principal
proviene de jóvenes de barriadas marginales sin apenas cualificación ni formación.
El trabajo opera en cuanto a estas personas de baja cualificación no han conseguido
insertarse ni ocupar un lugar en el mercado de trabajo, lo que empuja a las adicciones,
de ahí a la desestructuración familiar y abandono del hogar.
En general todas las situaciones que viven son de especial necesidad, pues lo
característico del transeúnte es tener varios factores graves acumulados.
Procesos
Hay tres procesos básicos:
Desde los barrios marginales, dónde la desescolarización y la caída en la heroína, lleva
a desestructurar muy gravemente las relaciones familiares y el sujeto en cuestión, o es
expulsado o se marcha del hogar familiar. Luego, la falta de formación y su
degradación física les impide trabajar y acaban en la calle, donde al unirse con otros de
similar situación ven agravarse los problemas.
Otro proceso está relacionado con enfermos mentales y psíquicos que procedentes de
capas sociales de baja formación, y por derivación en muchos casos de la reforma
psiquiátrica han terminado desarraigados de familias y entornos y están en la mayor
soledad.
El tercer proceso parte de las ludopatías y el alcoholismo, que pasando por la perdida
de trabajo y la separación matrimonial, suele acabar con los hombres en la calle,
habiéndolo perdido todo y en progresiva degradación.
Evolución del fenómeno
El fenómeno no tiene una gran extensión aunque ésta es una población difícil de
computar por su carácter errante. Pero por el contrario, su problema es si cabe el más
intenso de todos los de pobreza y exclusión y suele acabar en muertes relativamente
tempranas. Por otro lado la intensidad del mismo parece ir en aumento, pues si antes
se daba ligado a alcohol y salud mental, ahora se han añadido problemas de
toxicomanías.
Así que en el problema se ha dado una variación importante. Si antes eran mayoría
personas ya mayores de baja cualificación que habían quedado fuera del mercado de
trabajo, ahora parecen predominar los jóvenes excluidos del mercado de trabajo y que
llegan a esta situación con graves problemas de adicciones.
No obstante, en la situación de los sin techo hay que tener en cuenta a los problemas
serios de vivienda que tienen los inmigrantes ilegales, que aunque con una vida
precaria, no están tan desestructurados como transeúntes, pero en muchos casos
viven casi tan mal (en lo referente al alojamiento) como ellos.

Sistemas de protección social


Los sistemas de protección social han de operar precisamente para hacer disminuir la
incidencia de las problemáticas de exclusión. Ya hemos visto cómo la salud afecta a
muchos procesos de exclusión y la educación está en la base de la mayoría de
problemas de exclusión del trabajo. Los sistemas de partida que se recogieron como
tipos fueron educación y salud con los subtipos de niños sin escolarizar, jóvenes con
fracaso escolar y personas sin cobertura sanitaria.
Digamos que los tipos como tales no se consideran, puesto que aquellas personas que
sufren procesos cruzados con esta situación, éstos constituyen aspectos de un
problema de otro orden al que vienen a agravar.
Los niños sin escolarizar existen, pero cuentan con otros elementos de exclusión que
en buena medida son anteriores a la desescolarización y de los cuales ésta se convierte
en un factor que agudiza la exclusión. Los jóvenes con fracaso escolar son en definitiva
la visión del problema en una fase más avanzada de su biografía. Ambos casos se
recogen en el grupo formado por grupos específicos de exclusión.
Por otro lado la ausencia de cobertura sanitaria, no se menciona entre la población
autóctona. Otra cuestión, es la dificultad de acceso que puedan tener personas con
discapacidad y sin grandes apoyos familiares para llegar a los centros de salud. Sí que
se ha detectado que los inmigrantes ilegales, están sin cobertura sanitaria para todo lo
que no sea urgencias médicas. Pero estos se incluyen dentro de otros grupos
específicos en el grupo de inmigrantes ilegales.
Por tanto los problemas derivados de este área serán tratados en principio como
problemas transversales que atraviesan muchos problemas de exclusión.
Particularmente relevante como tema transversal es el de las familias. En las de los
grupos sociales más marginales acumulan una gran desestructuración que va a
posibilitar la reproducción social del problema e incluso va a anular los esfuerzos
realizados por el sistema educativo y sanitario para conseguir una socialización más
normalizada.
3.4 Grupos específicos
Descripción
En este grupo se trata de especificar todos aquellos grupos sociales que sufren
problemas de exclusión y que tienen unos rasgos específicos que los distinguen del
resto de los miembros del grupo social de referencia, o que simplemente conforman
un grupo social homogéneo con características propias de exclusión por el hecho de
estar socialmente diferenciado del conjunto social.
Los tipos de partida fueron:
1.- Personas mayores dependientes con escaso apoyo familiar. Tenia 3 subtipos:
Dependientes con escaso apoyo familiar; dementes con problemas de conducta y
aislados.
2.- Delincuentes. 4 subtipos: detenidos, presos, ex-reclusos y reincidentes.
3.- Gitanos. Con Extranjeros, Mujeres y jóvenes.
4.- Inmigrantes. Con legales, ilegales y mujeres.
Pues bien, todas ellas han sido confirmadas pero también han sido reestructuradas.
Las personas mayores no se diferencian por los subtipos, que en conjunto vendrían a
reflejar un mismo problema, que es el declive de salud que sufren al final de su vida y
que estaría agravado por los escasos apoyos que tuvieran. El mayor aislado sólo es un
problema si no tiene autonomía. Y ello se produce cuando le falta la salud física o
mental.
Los delincuentes se reformulan como presos y ex-presos, por cuanto los subtipos
avanzados no son sino distintas fases de un mismo problema que se da en el 90% de
los presos, según los entrevistados.
Los gitanos conforman un grupo estigmatizado y con una cultura muy arraigada que
les identifica y les provee identidad ante el resto de la sociedad. Pero no todos los
gitanos se pueden considerar excluidos y por ello sólo se consideran los de los barrios
más marginales, en los que sus dedicaciones laborales se centran en actividades no
formales, en ocasiones ilegales y que viven al margen de la mayoría de las
instituciones.
Los inmigrantes ilegales vienen a conformar un grupo socialmente excluido que viven
de las ocupaciones de la agricultura intensiva que los autóctonos no están dispuestos a
realizar y que sufren un proceso de exclusión que fundamentalmente a la vivienda. La
situación se centraría en los primeros años de estancia, y después poco a poco parece
que van encontrando una posición social que les integra paulatinamente.
A estos tipos se ha añadido una de menores y jóvenes marginados en las que se trata
de recoger las condiciones de vida y de socialización que viven los menores y jóvenes
de barriadas marginales, fundamentalmente en lo que respecta a su desarraigo escolar
y familiar que van a constituir un tipo de menor y joven que ya tiene las condiciones de
vida necesarias para convertirse en uno de los miembros de los grupos sociales más
excluidos.
Situación de pobreza
En las personas mayores, aunque se dan situaciones de pobreza, lo más significativo en
sí son las dependencias que puedan tener. No parece haber mayores que no tengan
algún tipo de ingreso regular. Si existen es en las barriadas marginales o núcleos de
chabolas, en las que por otro lado están bien (en relación a su nivel de vida, claro)
atendidos por la descendencia.
Los presos y expresos suelen vivir en una situación de pobreza extrema. En su mayor
parte están ligados a las toxicomanías que les incapacitan para el trabajo y les hacen
requerir además muchos ingresos. Además los subsidios para expresos son muy bajos
y cortos en el tiempo, de forma que no ayudan a unas personas con problemas tan
graves.
Los gitanos marginales, no dejan de tener ingresos, aunque en general con carácter
muy irregular y normalmente en economía informal o delictiva. Parece que hay
situaciones de escasos ingresos, pero también los hay que tienen altos ingresos, sobre
todos los que se dedican al tráfico de droga. En este caso el problema de pobreza
surge por su poca cultura de administración económica que les lleva a gastar sin
reparo cuando hay altos ingresos. Situación que por otro lado también se da en los
payos más marginales.

Con relación a los ingresos, podemos diferenciar a los inmigrantes ilegales entre
los que, por un lado, se dedican a la agricultura intensiva y los que, por otro, se
dedican con carácter esporádico a la agricultura extensiva. Los primeros pueden tener
unos ingresos garantizado durante la mayor parte del año que algunos informantes
calculan en 4 o 6 mil pts/día. Los otros, al tener un gasto adicional por desplazamientos
y la mayor inseguridad en el trabajo, viven situaciones de falta de recursos. Estas faltas
se concretan en su mayor parte en el acceso a la vivienda.
Los menores y jóvenes marginados, son los hijos de las familias marginadas que
no tienen cultura de trabajo y tampoco una estructuración del hogar y la familia. Su
situación de falta de ingresos viene derivada de la descualificación de los progenitores
y de la poca cultura de trabajo que existe en ellos, que sólo se realiza cuando la
necesidad aprieta. Viven pues una pobreza extrema, con falta de atención familiar y
escolar y con muchos déficits sanitarios.
Dimensiones de la exclusión
En este apartado, se hayan implicadas todas las dimensiones de exclusión.
El género no es relevante en los mayores, pero sí lo es en los otros grupos en el que las
mujeres asumen las cargas familiares ya desde muy pequeñas (hablan desde los 12
años o con la menstruación) y les aparta de la formación laboral y educativa. No
obstante esa ocupación les libra de tener procesos ligados al consumo de drogas o la
delincuencia. En las gitanas esta situación está muy arraigada. Las inmigrantes suelen
presentar problemas específicos ligados a su dedicación a la realización de trabajos
domésticos, que refuerza su aislamiento social, y a la ya mencionada dedicación a la
prostitución.
La salud está más alterada sobre todo en los mayores, pero no deja de afectar a todos
los grupos más marginales, sobre todo los menores y jóvenes que en muchos casos
tienen deficiencias alimentarias o problemas con las drogas. La mala calidad de las
viviendas también les afecta y el inicio temprano al tabaco y el alcohol. En los
inmigrantes, en general jóvenes o adultos jóvenes, están muy afectados por su
convivencia con productos tóxicos de la agricultura. Por último los presos (casi todos al
parecer) y los jóvenes ligados a las drogas duras tienen gravísimos problemas
sanitarios.
La educación es un problema que afecta a todos estos grupos. Paradójicamente
los inmigrantes parecen tener un nivel educativo más alto que los grupos autóctonos
con los que suelen convivir, aunque sus problemas con la lengua constituyen un factor
específico de exclusión. El resto de grupos sociales aquí incluídos están afectados de
abandono escolar y suelen no haber alcanzado el nivel de graduado escolar. El
problema se agudiza aún más en los presos y en los menores que están en internados
en Centros de Menores.
El trabajo escasea sobremanera, y los únicos que desempeñan un trabajo con cierto
carácter normalizado (en el sentido de que se dedican intencionadamente a ello,
independientemente de la legalidad de sus contratos) son los inmigrantes. Los
mayores por su parte son casi todos jubilados o viudas. En los jóvenes, el acceso al
trabajo es prácticamente imposible.
El entorno social en el que viven es completamente marginal, salvo en el caso de los
mayores dependientes que se hayan repartidos por muchos entornos sociales urbanos
y los inmigrantes que, aunque tienden a ser apartados del resto de población, no se
encuentran en las barriadas marginales. El resto de grupos están en un ambiente con
similares características y sufriendo la gran estigmatización del resto de la sociedad.
Como situaciones de especial necesidad, se encuentra en todos estos grupos la
vivienda. En los mayores suelen ser viviendas algo deterioradas por su antigüedad. En
los demás grupos el problema consiste a veces en la carencia (se vive en chabolas),
otras en el deterioro, y otras el hacinamiento, bien por el alto número de miembros
del hogar, o por el alto precio que han de pagar por ella (como en el caso de los
inmigrantes). Si bien este no es el problema central, parece lógico pensar, que sin una
vivienda en condiciones no se puede solucionar el resto de problemas culturales y de
socialización que tienen.

Otra dimensión que es relevante, es la del hábitat. La mayoría de estas


situaciones se dan en las ciudades y en las entrevistas casi nunca se ha referido a estos
problemas asociándolos al hábitat rural.
Procesos
Conviene distinguir aquí entre los procesos nuevos y aquellos que sólo reproducen
unas situaciones que han vivido los progenitores. Entre los primeros, cabe incluir el
que afecta a los mayores dependientes, que poco a poco han ido perdiendo lazos
familiares y han ido enfermando y perdiendo autonomía, y el que afecta a los
inmigrantes ilegales, en que el proceso se inicia con su llegada a la región. Si el primer
proceso la exclusión se agrava con el tiempo, en el segundo lo habitual es que marche
hacia la integración social.
El resto de grupos se funden en una patología, de las que cada grupo es una diferente
cara de un mismo problema de falta de formación educativa, de hacinamiento, de
familias numerosas, de falta de socialización básica con relación a la higiene y
organización vital, etc. En esa situación se está y en esa situación se padecen los
problemas en cada parte del ciclo vital. Suelen ser problemas que van viviendo
conforme avanza la biografía personal.
En estos procesos, hay que llamar la atención, por el papel que cumplen las mujeres.
Son las más marginadas en cuanto a la exclusión del trabajo, pero son las que de
alguna forma logran que en el seno familiar haya una mínima estructuración vital
logrando en muchos casos impedir en sus hijos la reproducción de los problemas de
drogadicción y delincuencia. En los profesionales de atención social, está extendida la
idea de que todo lo que se pueda trabajar por estos colectivos (salvo los ancianos y los
inmigrantes) pasa por la colaboración con las mujeres amas de casa.

Evolución del fenómeno


La extensión de este fenómeno, se circunscribe a parte de las barriadas marginales de
las ciudades y por tanto no se puede deducir de las entrevistas que abarque a una
amplia población. En el caso de los mayores ya hemos dicho que se reparte por toda la
ciudad con cierto arraigo en barrios históricos, pero en todo caso siempre hablando de
números muy reducidos. Destacar que en las barriadas marginales prácticamente no
hay estos problemas de mayores, aunque también hay que tener en cuenta que allí no
hay una alta esperanza de vida y se estima ya como viejo a los que tienen 50 años.
En los inmigrantes, el problema se concentra en las zonas de agricultura intensiva,
especialmente en Almería y en Jaén y Málaga (en este caso muchas mujeres
en trabajos domésticos).
La intensidad del problema es muy grande, enorme en los grupos más marginales. En
los mayores, la intensidad del problema está con relación a lo que se pueda considerar
como natural en las edades avanzadas. Hay casos graves ligados a las demencias y
enfermedades degenerativas, pero el problema se puede centrar más en los familiares
que han asumir su cuidado.
En cuanto a los inmigrantes, es una situación mala, muy mala en ocasiones (sobre todo
al principio), pero que tiene en el horizonte la esperanza de una paulatina integración
social que ayuda a sobrellevar los problemas presentes.
En cuanto a lo emergente del problema, habría que distinguir. En el caso de los
mayores, parece un problema nuevo, pero quizás haya menos problema del que se
puede esperar de la alta integración de la mujer en el trabajo que ha habido en estas
dos últimas décadas. En los inmigrantes, el problema es relativamente nuevo, por
cuanto es un movimiento que empezó con la década de los 80 y que se ha
incrementado sobremanera en los 90. La evolución esperada es la de crecimiento
continuado, y si bien al principio, la inmigración era fundamentalmente marroquí y
sudamericana, ya se presiona desde el resto de Africa y con características novedosas
se extiende la inmigración familiar de los países del Este de Europa.
En cuanto al resto de grupos específicos, si bien no hay alusiones directas en cuanto a
su aumento o disminución, se han visto ciertos progresos, como la mayor atención
escolar a los niños gitanos, la mayor disponibilidad y adaptación de las viviendas
sociales que se les han facilitado. Por el contrario, el tema del trabajo no parece haber
mejorado mucho y si bien estos grupos marginales han existido a lo largo de toda la
época del desarrollismo, la degradación a la que han llegado muchos jóvenes y
mayores por el consumo de drogas y la delincuencia no tenía un precedente más atrás
de las últimas dos décadas.
3.5 Género
Descripción
En este área se han considerado tres tipos de situaciones que suelen considerarse
específicas de género:
1.- Mujeres solas con cargas familiares. Se diferenciaban tres subtipos:
a) Separadas y divorciadas;
b) Viudas jóvenes, y
c) Madres solteras.
2.- Mujeres que sufren malos tratos
3.- Mujeres de la calle. Con dos subtipos:
a) Jóvenes fugadas
b) Prostitutas.

Dos de los tres tipos han sido confirmados en la información obtenida en las
entrevistas, aunque es necesario establecer algunas matizaciones respecto a los
subtipos.

Respecto al maltrato, a pesar de que se trata de un problema que en los últimos años
ha tenido una gran repercusión, parece existir un amplio consenso sobre el hecho de
que se trata más bien de una situación de especial necesidad, frecuentemente
asociada a las situaciones de separación, por un lado, y a las de adicciones,
particularmente alcoholismo, por otro.
Por el contrario, los diferentes informantes reconocen un tipo específico de exclusión
social en el caso de las mujeres separadas y divorciadas en el que la ruptura
familiar, frecuentemente producida tras un grave deterioro de la vida conyugal,
implica un notable perjuicio a la situación económica del núcleo familiar dividido. Este
problema económico se hace más grave en los casos en que la mujer no tiene una
actividad económica remunerada, sobre todo si el marido recurre al impago de las
pensiones señaladas por los juzgados.
No obstante, respecto al subtipo de viudas jóvenes, parece también existir una
gran coincidencia entre los pocos informantes que lo han considerado en el sentido
que su situación debe suele ser apreciablemente mejor que la de los otros subtipos
integrantes del tipo mujeres solas con cargas familiares. Ello parece debido al hecho de
que en la mayoría de las ocasiones, estas mujeres suelen quedar con un ingreso fijo,
derivado de la pensión de viudedad y orfandad que aún siendo escasas, aseguran un
nivel mínimo de renta. De la misma forma, la viudedad no tiene asociada la
estigmatización social que suele afectar al resto de subtipos, produciendo por el
contrario una reacción positiva del entorno social y familiar que contribuye a reforzar
su protección y grado de integración.
La mayoría de los informantes coinciden en señalar que buena parte del maltrato se
considera desconocido. Dentro de este relativo desconocimiento, el más frecuente
suele darse entre mujeres de entre 40 y 55 años, con varios hijos y con escasa
formación académica, amas de casa o trabajadoras agrícolas y con escasas redes
sociales de relación e información.
Justo lo contrario de la situación general del subtipo madres solteras que es
considerado por la mayoría de informantes, no sólo como una subtipo específico de
exclusión, que afecta sobre todo a mayoritariamente a jóvenes adolescentes, sino que,
además, suele desatar un proceso que afecta la formación, que se ven truncada por la
necesidad de asumir las cargas familiares, a una inserción laboral precaria, y, en
algunos
casos, a la ruptura con la familia de origen, que puede no aceptar la situación de la
madre soltera. En estos caso, especialmente cuando se dan asociados a niveles
culturales bajos, el proceso de exclusión de este subtipo puede terminar
convirtiéndolo en un caso del tipo 3 (mujeres de la calle).
Respecto a la tercera tipología (Mujeres de la calle) se ha confirmado que el
subtipoprostitutas presenta una situación que puede considerarse como la forma más
extrema de exclusión que afecta a las mujeres. Sin embargo, varios informantes
señalan que sería más adecuado no identificarlas con "mujeres de la calle" ya que, a
pesar de que éstas suelen formar el grupo que padece una situación más sórdida, son
cada vez menos frecuentes y, en el caso de las toxicómanas, parecen haber terminado
en la calle más por toxicómanas que por prostitutas10. Por el contrario, las prostitutas
de burdeles y clubes de carretera son un grupo muy significativo y su situación
conforman como un tipo especial de exclusión vital y laboral que las estigmatiza de
forma severa y que, sobre todo cuando se trata de inmigrantes ilegales, está próxima a
la de la esclavitud.
Respecto a las jóvenes fugadas del hogar paterno, no parece tratarse de una
situación que pueda considerarse suficientemente extendida o problemática para
considerarla como un subtipo específico. En todo caso, se trataría de una situación de
especial necesidad que se daría conjuntamente con la prostitución entre algunas de las
toxicómanas.
El caso de estas toxicómanas prostitutas, muchas de las cuales son también
transeúntes, es un ejemplo
paradigmático de la diferencia entre dimensión subyacente y dimensiones del proceso
de exclusión, que hemos tratado de establecer en el apartado 2. El hecho de que su
caída en la prostitución se origine más en la
drogodependencia que en el género, aconseja considerarlas una situación especial de
los del área de salud.
En resumen, del análisis de las entrevistas realizadas se deriva la reducción de la
tipología de genero a tres tipos específicos: Separadas/divorciadas con pocos recursos;
madres solteras jóvenes sin apoyo familiar y prostitutas.
Situación de pobreza
Los diferentes tipos y subtipos considerados en esta área presentan una situación
desigual respecto a la pobreza. En principio ha de ser descartado que todas las
mujeres solas con cargas familiares deban de ser consideradas en situación de
pobreza. Engeneral, las mujeres que ya están en el mercado de trabajo suelen tener la
capacidadpara encontrar formas de compensar la pérdida de ingresos que pueda
suponer el hechode tener que enfrentarse solas a su condición de cabezas de familia.
Esto suele ocurrirmás bien recurriendo a una administración más estricta de los gastos,
que aumentandosu actividad laboral para incrementar los ingresos, algo suele tener
que ver con lasresponsabilidades domésticas y las dificultades del mercado laboral.
De esta forma, entre las mujeres solas con cargas familiares, habría que distinguir a
aquellas que ya parten de una situación económica modesta o pobre, a las que una
ruptura familiar puede llevarles a un empobrecimiento mayor, en todo caso
transitorio. Entre éstas, cabe destacar a aquellas que, por diferentes motivos, no
cobran pensiones, están en situación de exclusión laboral y cuentan con poco apoyo
familiar.
Parece pues que, aunque existan casos aislados de mujeres de nivel medio a las que la
ruptura familiar puede llevar a una situación crítica, su situación rara vez termina
desencadenando un proceso de exclusión importante.
Un factor tiende a reducir esta probabilidad, suele ser el hecho ya aludido de las
mujeres con cargas familiares en las situaciones críticas recurren al apoyo familiar,
llegando a ser acogidas en el hogar de sus progenitores con los que comparten gastos
y obligaciones domésticas. La importancia de estas redes de apoyo familiar hace que
su ausencia deba de ser considerado como uno de los principales factores de riesgo
que pueden generar procesos de exclusión más graves.

En el caso de la prostitución, las situaciones de pobreza suelen coincidir con aquellas


que han llegado al declive de su profesión sin haber podido encontrar otro medio de
vida. Muchas de ellas, sin embargo, suelen seguir en la ocupación desempeñando
otros papeles. Para las que no lo consiguen, la falta de ingresos puede agravarse con
una situación respecto a la salud que refuerza su dependencia. Las dificultades para
conservar a los hijos que hubieran tenido, una situación de pareja que suele ser
inestable y el frecuente debilitamiento de los lazos con la familia de origen, pueden
significar que el proceso de exclusión llegue a situaciones extremas, sobre todo si a ello
se une el contagio de VIH que se deriva de sus prácticas de riesgo tanto sexuales como
de consumo de drogas.

Dimensiones de exclusión
Así pues, educación, salud y trabajo son las dimensiones de exclusión en que se
suelen concentrar los procesos de exclusión que afectan a los tipos considerados en
estas áreas de género.
El bajo nivel educativo y, sobre todo, la falta de una capacitación laboral adecuada
suele traducirse en dificultades de acceso al mercado laboral o su limitación a
actividades de economía sumergida como el trabajo doméstico irregular. Para quienes,
como las prostitutas, suelen tener formas alternativas de ganarse la vida esta situación
tiende a convertirse en un factor que refuerza el proceso de exclusión social.
Respecto a la salud cabe diferenciar entre aquellas situaciones que afectan a su
propio estado y las que, a través de sus parejas, pueden terminar afectándoles. Entre
las primeras, ya se ha destacado la propensión a sufrir depresiones de las mujeres
sólasy el riesgo de contraer enfermedades graves asociadas a las prácticas de las
prostitutas.
Entre las segundas, cabe resaltar las adicciones que pueden haberse dado en sus
parejas y que suponen una fuente de conflicto familiar y de maltrato. En los casos de
ludopatía, por lo demás, ello puede implicar secuelas que se sufren incluso cuando ya
se ha producido la ruptura familiar.

Respecto al entorno, cabe destacar que sólo las prostitutas pueden asociarse a un
determinado tipo de barrio, aunque todos los tipos suelen darse con mayor frecuencia
en barriadas marginales. En general, todas pueden considerarse tipos urbanos, aunque
cabe señalar la situación específica de las prostitutas de clubes de carretera cuyo
confinamiento en casas de campo aisladas suele ser parte de los mecanismos de
control que tienen que sufrir. Respecto a las madres solteras, aunque evidentemente
también se produzcan en el mundo rural, suelen verse envueltas en procesos de
exclusión que, bien las lleva a aceptar un cierto confinamiento familiar, con lo que más
bien padecen una sobreprotección, o por el contrario, el rechazo familiar termina
empujándolas a abandonar el hábitat de origen por uno urbano que les ofrezca mayor
anonimato y oportunidades. Naturalmente, en estos casos el riesgo de que el proceso
de exclusión termine en situaciones extremas es alto.
De nuevo, es respecto a las madres solteras sin apoyo familiar que la situación
respecto a la vivienda presenta carencias especiales. Así, el hecho de que el proceso
de exclusión experimente un salto cualitativo en este momento crítico para el acceso a
la vivienda, implica una dificultad para instalarse que, en muchos casos, puede implicar
años de precariedad respecto a la vivienda. Por el contrario, separadas y divorciadas
con cargas familiares, suelen conservar la vivienda que, en la mayoría de los casos
suele ser en propiedad. En cuanto a las prostitutas, cabe mencionar el ya referido
internamiento de las que ejercen en clubes de carretera, la frecuente condición de sin
techo de las toxicómanas, y las condiciones de infravivienda de las que proceden zonas
degradadas de los cascos históricos de las grandes ciudades.
Proceso de exclusión
Los tres tipos considerados en esta área suelen presentar procesos de exclusión
claramente diferenciados. En el caso de las separadas y divorciadas este proceso se
inicia con una ruptura familiar, asociada a una situación de escasez de rentas y de
recursos humanos y sociales. Frente al empobrecimiento y la irregularidad de los
ingresos, se hace necesario recurrir al apoyo familiar, que puede llegar a significar una
vuelta al hogar paterno, para obtener ayuda económica y doméstica. El aislamiento
sociolaboral dificulta el acceso o la mejora en el mercado de trabajo, manteniéndose
en segmentos poco cualificados o de economía sumergida. La desestructuración
familiar implica riesgos de absentismo y fracaso escolar para los hijos. El estigma social
produce falta de autoestima y depresiones. No obstante, la capacidad de
administración de los recursos, la existencia de unas redes de apoyo doméstico, la
liberación de una relación opresiva, el compromiso con el cuidado de los hijos, y la
habilidad para utilizar unos sistemas de protección que en estos casos alientan una
cierta actitud reivindicativa, suelen operar como factores que ayudan a prevenir que
los procesos de exclusión alcancen niveles graves.
Con relación a las madres solteras, el proceso se suele iniciar con un embarazo no
deseado en edad adolescente o muy joven que no es detectado a tiempo para una
interrupción voluntaria. El desconocimiento, desentendimiento o rechazo del padre
impide precipitar la formación de una pareja que, a corto o medio plazo, normalice la
situación. La reacción familiar es clave, pues de ella depende que el proceso de
exclusión se detenga o se precipite hacia una situación de acumulación de todo tipo de
carencias que pueden llegar a situaciones extremas.
Por último estaría el proceso de las prostitutas que suele implicar una situación de
partida que ya puede considerarse polipatológica, coincidiendo pobreza, bajo nivel
cultural, desestructuración de la familia de origen, abuso sexual y un entorno marginal.
Junto a esta manifestación más tradicional, estarían algunos casos individuales de
otros tipos de procesos de exclusión que afectan a las mujeres y que en situaciones
extremas pueden llevar a la prostitución, y un colectivo emergente de inmigrantes que
terminan en la prostitución.
Evolución del fenómeno
De las entrevistas realizadas no se deriva un juicio claro sobre la evolución de
estos tres tipos de exclusión. Así, a pesar de que las separaciones y divorcios están al
alza, en general se considera que los problemas derivados de la asunción en soledad
de cargas familiares son tradicionales, al menos para las mujeres con pocos recursos.
En este sentido parece que no se percibe una mayor extensión de un problema que
tampoco se suele ver como muy intenso.
Respecto a las madres solteras, el cambio fundamental estaría en una mayor
información sexual que si no ayuda a prevenir los embarazos no deseados, al menos
impide que terminen en hijos no deseados. Al mismo tiempo, se ha reducido la
estigmatización social de este tipo y, consecuentemente, el rechazo familiar. No
obstante, en los casos en que este rechazo se da, la intensidad del proceso de
exclusión puede ser muy grande.
En el caso de la prostitución tradicional no se ha obtenido información respecto a su
evolución, aunque de la descripción que se hace de la situación de desestructuración
personal y familiar, no cabe duda que se trata de un problema de exclusión extrema.
Sin embargo, sí se ha podido comprobar el problema emergente que suponen la
creciente incidencia de la prostitución en las mujeres inmigrantes, por lo que se puede
esperar que aparezca un núcleo de problemas severos de prostitución y maltrato,
concentrado en estos colectivos.
BIBLIOGRAFÍA:
ADELANTADO, J. (ed.) (2000): Cambios en el estado de bienestar. Icària, Barcelona.
BRUGUÉ, Q., GOMÀ, R. y SUBIRATS J. (2002): «De la pobreza a la exclusión
social», en
Revista Internacional de Sociología, n. 33, pp.7-45.
GALLEGO, R., GOMÀ, R. y SUBIRATS, J. (2002): Políticas sociales y
descentralización en
España. Tecnos-UPF, Madrid.
GOMÀ, R. y SUBIRATS, J. (1998): Políticas públicas en España. Ariel, Barcelona.
— (2001): Govern i polítiques públiques a Catalunya. UAB/UB, Barcelona.
— (eds.) (2001): Govern i polítiques públiques a Catalunya 1980-2000 (2 tomos).
UB/UAB, Barcelona.
INSTITUTO DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICAS (2001): Procesos de
exclusión social y
nuevas políticas para la inclusión. Fundación BBVA, Madrid. No publicado.
— (2003): Análisis de los factores de exclusión social, Fundación BBVA, Madrid.
Próxima
publicación.
— (2003): Análisis de los riesgos de exclusión social por comunidades autónomas,
Fundación
BBVA, Madrid. Próxima publicación.

You might also like