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VIL «EI huevo que Lutero empollé» El Renacimiento y la Reforma en Alemania G. R. Potter Si consideramos que, en la época del Renacimicnto, Ale- mania inclufa aguellas regiones en que se hablaba uno de los innumerables dialectos germénicos y sobre las cuales el em- petador tenfa cierta autorided nominal, no nos equivocaremos mucho. Al norte de los Alpes, ef Sacro Imperio romano abarcaba itiacho més que la Alemania del siglo x1%, pues legaba hasta Jos Patses Bajos, Bohemia, las posesiones dé lSs-Habsburgo (cuyos centros administrativos eran Viena © east ), Ia “actual Suiza, el Franco Condado y Luxem- 1g0. Ne Federico III (1440-1493) ni Maximiliano I (1493- 1519) fueron gobetnantes de Alemania en sentido efectivo, si bien Ja influcncia de Maximiliano en los Pafses Bajos, donde recibié la herencia de su mujer, fue considerable. Sin embargo, en general, Alemania era una tietra de principes guergroz y tes ciudades indepen los’ siete ‘ectorados estaban bien. definido: ter de 1450 niagin arsobipo de Colonia, , Maguncia 0 Theveds, ningda elector palating, vy Bohemia, margra- Ye de Brandeburgo ni gobernante de Ssjonia se preacups de impulsar Jos «nuevos» estudios. La gente sencilla se ga- 289 20 G. R. Potter naba escasamente Ja vida con el cultivo del suclo, a cost de grandes dificultades: los viajeros que procedian de I Tia o hebfan estado alll, quedaban muy impresionados por Wa pobreza, Ja used Ja ignorancla del pals que atrave- saban. s - La antigua ensefianza Antes de 1450, habfa indicios de que les ideas del Rena-- cimiento Ilegaran'a cruzar los Alpes, No obstante, algunos factores favorecieron las humanidades: aguellos gobernan- tes, y sus oficiales, que estaban_ en contacto con los prfa- ‘cipes y cancilleres de Francia ¢ Italia y, sobre todo, con Ja Coria papal, sabfan que se esperaha cierto grado de latini- dad corsecta, ¢ incluso clegante, de sus cancilleriass, la re- sidencia en una universidad comenzaba a ester de moda, fentras que los habitantes més ricos de Jas ciudades, segu- ios trai sus mutéllas hasta entonces inexpugnables, dispo- fafan de ‘cierto tiempo libre y de capital que.podian desti, far a los estiidios, Algunas de las residencias eran centros Giniversitatios; ottas, como, ante todo, Nuremberg, Ulm, Estrasburgo, Augsburgo, Rothenburg y Zitich, no Jo eran. ‘Ademés de estas ciudades, habla las universidades, Des- pués de la fundacién de Ins de Praga (1349), Viena (1365), Erfurt (1379), Heidelberg (1386), Colonia (1388), Leipzig, (1409) y Lovalna (1426), hubo tna _pausa, scguidar de. Ja aparicién, casi simulténea, de las de Friburgo (1455), Basi- lea (1459), Ingolstade (1472), Trévetis (1473), Maguncia (1476) y Tobings (1477), y luego, Wittenberg (1502) y Francfort del Oder (1506), fo cual demuestra que existia vin * publico deseoso y consciente de Ia necesidad de una educa- cién superior, Ninguna de ellas se basaba directamente en ‘principios hunianistas —el primer signo piblico de ellos Ia fundacién del collegiums trilingne en Lovaina, en 3517— pero congregaron hombres acostumbrados a la sutif tl mentacién, @ las distinciones matizadas y a cierto uso dell estilo latino. Por lo general, los estudiantes conocian su Virgilio, casi como el unico de los grandes autores clésicos, y algunos se aventuraban en el verso latino. En lo filos6fico, Bl huevo que Latero empollé» ar Fic, La-Ataque de borrchers, ihustracién procedente de les dos exhoita: Gores divigidss en 1489 a foe cstudiantes de Heidetbers, condenando Ia mbrisgucz y Ia prodigalided de los estodiamtes. Poco después fueron. inn preset. en Estrasburgo, junto con vn tratado sobre Ya moral de} bajo cleo, timbiéableco de frecuentes efticas. Jas controversias no del todo estériles sobre los dos «siste- mas», antiguo y moderno, tomista y ockhamista, alentaron la independencia de pensamiento y ¢] razonamiento légico; gl éxito en las"discusiones universitarias podia conducir_a la obtencién de_un empleo al servicio de un principe ¢ « “ana répida promocién en Ia Iglesia, Ain no habla colegios Aivseminarios teoljgicos; ‘en todo caso, Ia mayor parte del alto clero habia obtenido Ia preparacién o recibido [a in- fluencia de las ciudades universitarias, La ensefianza era tra- dicional y conservadora, y habia muchos intereses empefia- dos en que coptinvara siéndolo. “Tras Jas universidades se encontraban las escuelas. Todo aspitante a las érdenes sagradas (y habfa muchos), todo fn- clonerio, médico, ‘abogado o contable necesitaba saber latin

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