Filosofía de La Educación - Filosofia - de - La - Educacion - Hoyos1 PDF

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PAIDEIA, VIRTUD INTELECTUAL ¥ VIRTUD MORAL LA ANTIGUEDAD Marco Zingano Es evidente que la conservacién de una sociedad depende en gran medida de la educacién de sus nuevos miembros. Todo grupo orgs nizado, en efecto, toma para sila tarea de formar a los nuevos miem- bros de acuerdo con los preceptos que hered6 y que constituyen, en ‘un sentido fuerte, su unidad cultural y su identidad como un grupo determinado, Este proceso de formacién o aculturacién posce diversas facetas. Una de ellas se refiere a la comprensién que cada persona tiene como agente en una sociedad establecida. Tal faceta es extremadamente importante, pues esta en relacién con lo que se desea hacer, a lo que se desea aspirar, a los habitos que conviene preservar, a las reglas y preceptos que se debe respetar y, finalmente, a la comprensién que cl sujeto tiene de si mismo como agente. Esta faceta, que enuuncia ac- titudes, acciones y costumbres, puede ser denominada de formacién ica (del griego éthos, carscter) o moral (del latin mores, carscter) Las nociones centrales de la educacién ética o moral son el bien y ‘el mal, alrededor de las cuales giran otros pares de opuestos, como convenientelinconveniente, itilinitil, provechosolperjudicial, permi- tidoiprobibido, etcétera Los griegos antiguos denominaban paideia a todo lo que gira alrededor de la formacién de un nuevo ciudadano de la polis, la ciu- dad-Estado griega. Tal paideia requiere wna serie de actividades que, aunque puedan presentar dificultades técnicas, no son problematicas ‘en relacién con su transmisién, La adquisicién de una lengua ejem- plifica bien este caso, Ensefiar a escribir puede requerir un sistema as complejo y especializado que aprender a hablar, pues este tltimo proceso se realiza naturalmente con la participaci6n, en un cierto sen- 55 tido, de todos, micntras que el primero genera la constitucién de un grupo especializado, el de los profesores, por cuenta de sus especifici- dades téenicas; aun asf, no hay nada que convierta su aprendizaje en problemitico, en el sentido de generar internamente alguna aporia © dilema que le sea constitutivo, A primera vista, la fancién moral, aunque exija seguramente més tiempo y sea mucho mas compleja que la adquisicién de una lengua, no difiere de la naturaleza de esta ltima, Al menos asf lo consideran las sociedades para las cuales algo es bueno (equivalente a debe ser hecho) si tradicionalmente es hecho de tal modo. Podemos denominar a estas sociedades tradicionalistas: para tales grupos, no porque algo es bueno debe ser tradicionalmen- te hecho, sino que, por ser tradicionalmente hecho, es bueno. Tales sociedades no son generalmente cerradas, pues pueden estar en cons- tante contacto con otras, pero reaccionan desde el punto de vista mo- ral, segiin el modclo de responder a toda situacién de accién, nueva o de costumbre, sobre la base de un acervo de soluciones ya disponibles y transmitidas a este preciso titulo, de respuestas previas y adecuada mente formuladas que, como tales, no pueden ser cuestionadas. Varia ciudades griegas abandonaron la perspectiva tradicion lista; entre ellas, la mis notable fue Atenas. No es facil decir en qué consiste el milagro griego, pero tal vez se lo pueda presentar como ‘una actitud nueva, la de no creer mas en relatos (sobre el origen del mundo, sobre la naturaleza del hombre y sobre lo que se debe hacer), a no ser que existan razones y evidencias para ello. Lo que distingue a Tales de Homero es antes la pregunta que la respuesta, pues en ambos se sostiene que el principio del mundo es el agua o un proceso similar: para el sltimo, sin embargo, se trata de transmitie relatos s0- bre la constitucién del mundo, mienteas que, para el primero, se trata de dar justficaciones racionales, sobre la base de alguna evidencia, a ‘una proposicién tan atrevida. Esta nueva actitud, que se encuentra en la base de nuestra aventura intelectual, sélo fue posible en parte _gracias a ciertas condiciones sociopoliticas, y en parte —y probable- mente sobre todo— gracias a personalidades que supieron darle voz y consistencia. Cuando Heraclito declara, en su libro Sobre la natura leza, que se debe escuchar no a él, sino al logos (22 DK B50), él ests, entre otras cosas, consagrando esta apelacién al tribunal de la razn, Tal tribunal incluye el recurso a evidencias empiricas, pero, como las evidencias son gobernadas en gran medida por redes conceptus les, dependiendo en forma relevante de los enlaces conceptuales que conducen a ellas, y como los griegos dependian basicamente de Ia observacién no instrumentalizada, ellos prefrieron nitidamente el elemento te6rivo-racional. Las razones y las teorfas tuvieron, asi, un 56 papel preponderante en la investigacién filoséfica y cientifica de los ‘sriegos, los cuales no hicieron del método experimental la base de la investigacién, sino que valorizaron al extremo la capacidad humana de teorizar y de hacer hip6tesis sobre la naturaleza de las cosas. Una consecuencia de esta nueva actitud tavo su expresion mas fuerte en la filosofia clisica ateniense. Es comin a Sécrates, Plat6n y a Aristteles Ia cesis segiin la cual la raz6n (o el intelecto; en griego: nous) es lo divino en nosotros, o es nuestra parte mas divina, aquella que nos hace semejantes alos dioses. Por detras de la divinizacion de la raz6n esté el reconocimiento de que el intelecto es el lugar privile- sgiado en el cual las diferentes perspectivas sobre el mundo se enfren- tan y, eventualmente, entran en acuerdo. Como son los individuos quienes hablan y usan la razén, esta divinizacién es compatible y, en cierto sentido, fomenta la perspectiva del individuo como base, por lo menos, de la brisqueda de la verdad. Sin embargo, no constituye ‘en si misma la defensa del individualismo, sino que, més bien, de- fiende como centeo de decisidn conceptual una facultad (la facultad de dar razones) que se manifiesta en las acciones y los discursos de los individuos, pero no necesita ser individual, pues puede expresar tun uso colectivo de la raz6n, un nosotros que englobe todo yo que discurra sobre algo. Una caracteristica relevante de la filosofia elésica ateniense es el hecho de tomar esta facultad como lo que nosotros somos verdaderamente. Ain mis, el nosotros es el resultado de Ia suma de cada yo que constituye el espacio piiblico. De los arcanos de la conciencia emerge el yo de los individuos; lo que cada uno es, aquello que piensa, pondera o delibera, Una consecuencia de esto es el hecho de que se puede intentar persuadir o convencer a otros de ciertas razones (que debe, por ejemplo, creer en tales y cuales cosas), pero no hay cémo interferir en algo que solamente cada uno puede hacer, a saber, el hecho de actuar entre razones como siendo buenas, razones. Por mayores que sean las coerciones sociales, familiares 0 individuales que alguien sufre, es siempre de él, y pertenece irreme- diablemente a él, el hecho de acatar o aprobar ciertas razones como siendo buenas razones; y cuando las acata o las aprueba, entonces, en tun sentido relevante, pasan a ser sus razones, aquellas razones a las, ‘ales dio una aprobacién suya y radicalmente suya, Es marca de la filosofia clisica ateniense la defensa intransigente de la razén como cl lugar intocable en el cual, por mayores que sean las presiones y coerciones que se pueda suftir, el sujeto est radicalmente solo para tomar tna decisién que es solamente suya, En esta perspectiva, la educacién de un nuevo miembro de la so- ciedad dependers, en tltima instancia, de un acto que est enraizado 7

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