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HEMETHERII VALVERDE TELLEZ
Episcopi Leonensis
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CUESTIONES CANDENTES
POR
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APROBACIÓN
DE LA
pSBSBS
lada la cuestión candente de nuestro
siglo. Es verdad que no la liabía for-
mulado con menor, sino con mucha ma-
yor autoridad y claridad el gran Pío IX
en cien repetidos documentos; ni la ha
nss&nSSSt
propuesto pocos días há al mundo con
menos ahinco nuestro actual Pontífice
León XIII en su Encíclica Iíumanum
genus, que tanto ha dado y dá y dará
que hablar, y que tal vez no es aún la
itwor ' s l a d o s > e s I a cuestión del última palabra de la Iglesia de Dios so-
Liberalismo. «Los peligros que en esto, bre estas materias.
tiempos corre la fe del pueblo crist a
no son muchos (han dichoTo™ M ¿Y por qué sobre todas las demás he-
sabios y valerosos Prelados de IT, nro rejías que le precedieron había de tener
vmcia eclesiástica de Burgos) per? cierto especial privilegio de respeto y
casi de inviolabilidad el Liberalismo?
¿Acaso porque en la unidad de su ab-
soluta y radical negación de la sobera-
nía divina las resume y comprende á
todas? ¿Acaso porque más que otra al-
guna ha extendido por todo el cuerpo
social su infección y gangrena? ¿Acaso
porque en justo castigo de nuestros pe-
consecuencia importa evitarla con dili cados, ha logrado lo que algunas otras
herejías no lograron, ser error oficial,
clarad^ ¿ nZad
? y ^ í s i m a de- legalizado, entronizado en los consejos
claración tenemos oficialmente formu- de los príncipes y prepotente en la go-
2
basa su'Constitución, su legislación y su políti- de hoy, el más conservador que os sea dable ima-
co en principios racionalistas. No en que legisle ginar, y suponed que tal monarquía absoluta ó
el rey en la monarquía, ó en que legisle el pueblo tal Gobierno conservador tengan establecida su
en la república, ó en que legislen ambos en las Constitución y basada su legislación, no sobre
formas mixtas, está la esencial naturaleza de una principios de derecho católico, ni sobre la indis-
legislación ó Constitución; sino en que se baga cutibilidad de la fe, no sobre la rigorosa obser-
ó no se haga todo bajo el sello inmutable de la fe vancia del respeto á los derechos de la Iglesia,
v conforme á lo que manda á los Estados como á sino sobre el principio, ó de la voluntad libre
los individuos la ley cristiana. Así como en los del rey, ó de la voluntad libre de la mayoría
individuos, lo mismo puede ser católico un rey conservadora Tal monarquía y Gobierno
con su púrpura, un noble con sus blasones ó un conservador son perfectamente liberales y anti-
trabajador con su blusa de algodón; de igual católicos.
suerte los Estados pueden ser católicos, sea cual Que el libre-pensador sea un monarca, con
fuere la clasificación que se les dé en el cuadro sus ministros responsables, ó que lo sea un mi-
sinóptico de las formas gubernativas. De consi- nistro responsable con sus Cuerpos colegislado-
guiente, tampoco tiene que ver el ser liberal ó res, para el efecto es igual. E n uno y otro caso
no serlo con el horror natural que todo hombre anda aquella política informada por el criterio
debe profesar á la arbitrariedad y tiranía, con el libre-pensador, y de consiguiente liberal. Q,ue
deseo de la igualdad civil entre todos los ciuda- tenga ó no tenga, por sus miras, aherrojada la
danos, y mucho menos con el espíritu de toleran- prensa, que azote por cualquier nonada al país,
cia y generosidad que (en su debida acepción) que rija con vara de hierro á sus vasallos, podrá
no son sino virtudes cristianas. Y sin embargo, no ser libre aquel mísero país, pero será perfec-
todo esto en el lenguaje de ciertas gentes, y aun tamente liberal. Tales fueron los antiguos impe-
de ciertos periódicos, se llama Liberalismo. Hé rios asiáticos; tales varias modernas monarquías;
aquí, pues, una cosa que, pareciendo Liberalis- tal el imperio alemán de hoy, como lo sueña
mo, no lo es en manera alguna. Bismark; tal la actual monarquía española, cuya
Constitución declara inviolable al monarca, pero
Hay en cambio alguna cosa que, no parecién-
no declara inviolable á Dios. Y hé aquí el caso
dose al Liberalismo, efectivamente lo es. Supo-
de algo que pareciendo no ser Liberalismo, lo es
ned una monarquía absoluta, como la de Rusia,
sin embargo, y del más refinado y del más desas-
ó como la de Turquía, si os parece mejor; ó supo-
troso, por lo mismo que no tiene apariencia de tal.
ned un Gobierno de los llamados conservadores
aun cuando por la natural esencia de las ideas
Por donde se verá con qué delicadeza s e h a de no lo sea, de hecho lo. es. Y por tanto discurrían
proceder cuando se tratan tales cuestiones. Es con singular tino y acierto nuestros padres cuan-
preciso ante todo definir los términos del deba do rechazaban como contraria á su te la lorma
te y evitar el equívoco, que es lo que mas favo- constitucional ó representativa., prefiriendo la
rece al error. monarquía pura que en los últimos siglos era el
gobierno de España. Porque cierto natural ins-
XIII
tinto decía aun á los menos avisados, que las
nuevas formas políticas, en sí inofensivas, como
Notas y comentarios á la doctrina expuesta en el tales formas, venían impregnadas del principio
capítulo anterior. herético liberal, por lo que hacían muy bien en
llamarlas liberales; de igual suerte que la mo-
narquía pura, que de sí podía ser muy impía y
t í f c ^ i c h o que no son ex «e liberales las aun herética, se le presentaba como forma esen-
« f f i f o m a s democráticas ó populares, puras cialmente católica, pues desde muchos siglos
IffiBS y creemos haberlo suficiente- atrás venían recibiéndola los pueblos informada
S p U a d o . Sin embargo, esto que con el espíritu del Catolicismo.
e s p e c u l a t i v a m e n t e hablando, ó sea en abstracto E r r a b a n , pues, ideológicamente hablando,
especulé . Vraxi, o sea en
nuestros realistas, que identificaban la Religión
e
? T r a e o s U hos a C e Pálmente con el antiguo régimen político, y reputaban im-
píos á los constitucionales; pero acertaban, prác-
ateito el propagandista ca- ticamente hablando, porque en lo que se les pre-
sentaba como mera forma p o l í t i c a indiferente
" E H efecto' 6 pesar de que, consideradas en sí veían ellos, con el claro instinto de la te, en-
vuelta la idea liberal. Esto sin contar con que
los corifeos v sectarios del bando liberal hicie-
ron todo lo'posible con blasfemias y atentados
para que no desconociese el verdadero pueblo
cuál era en el fondo la significación de su odio-
sa bandera. „
Tampoco es rigurosamente exacto que las tor
mas políticas sean indiferentes á la Religión, bre de Liberalismo, hará bien en mirarlo él co-
aunque ésta las acepte todas. El sano filósofo mo tal Liberalismo, aunque sólo de formas se
las estudia y analiza, y sin condenar alguna, no trate; pues tales formas no son en este caso más
deja de manifestar preferencia por las que piás que el envase ó envoltura con que se quiere que
á salvo dejan el principio de autoridad, que es- admita en casa el contrabando de Satanás.
tá basado principalmente en la unidad. Con lo
cual dicho se está que la forma más perfecta de XIV
todas es la monarquía, que es la que más se ase-
meja al gobierno de Dios y de la Iglesia. Así co- Si en vista de esto es lícito ó no al buen católico acep-
mo la más imperfecta es la república por la in- tar en buen sentido la palabra "Liberalismo," v
versa razón, La monarquía exige la virtud de asimismo en buen sentido gloriarse de ser liberal.
un hombre solo, y la república exige la virtud
de la mayoría de los ciudadanos. Es, pues, ló-
gicamente hablando, más irrealizable el ideal ^»¿RMÍTASENOS sobre esto trasladar aquí ín-
republicano que el ideal monárquico. Este es Í f | | § § ; tegro un capítulo de otra obrita nuestra
más humano que aquel, porque exige menos per- (Cosas del día), en que se da contesta-
fección humana y se acomoda más á la rudeza y ^ ción á esta singular consulta, Dice así:
vicios de la generalidad. "¡Válgame Dios, amigo mío, con las palabri-
Mas para el católico de nuestro siglo la mayor tas Liberalismo y liberal! Andas realmente ena-
de todas las razones para prevenirle en contra morado de ellas, y tráete ciego el amor como á
de los gobiernos de forma popular, debe ser el todos los enamorados. ¿Q,ué inconvenientes tiene
afán constante con que en todas partes ha pro- su uso? Tantos tiene para mí, que en él llego á
curado implantarlos la Masonería. Por intuición ver hasta materia de pecado. No te asustes sino
maravillosa ha conocido el infierno que éstos escúchame con paciencia. Vas á entenderme
eran los sistemas mejor conductores de su elec- pronto y sin dificultad. Es indudable que la pa-
tricidad, y que ningunos podrán servirle más á labra Liberalismo tiene en Europa en el presen-
su gusto. Es, pues, indudable que un católico te siglo significación de cosa sospechosa y que
debe mirar como sospechoso todo lo que en este no concuerda del todo con el verdadero Catoli-
concepto le predica como más acomodado á sus cismo. No me dirás que planteo el problema en
miras la Revolución; y que, por tanto, todo lo términos exagerados. Efectivamente. Me has de
que la Revolución acaricia ypregona con el nom- conceder que en la acepción ordinaria de la pa-
labra, Liberalismo y Liberalismo-católico son co- los más, desde que te llamas liberal, pertenece-
sas reprobadas por Pió IX. Prescindamos por rás como todos á la gran familia del Liberalismo
ahora de los pocos ó muchos que pretenden po- europeo, tal como todos lo entienden; tu periódi-
der continuar profesando un cierto Liberalismo, co, si lo redactas, y lo llamas liberal, será en la
que en el fondo quieren no lo sea. Pero lo cierto común creencia un soldado más entre los que
es que la comente liberal en Europa y América, bajo esta divisa combaten de frente ó por el .flan-
en el siglo X I X en que escribimos, es anti-cató- co á la Iglesia católica. E n vano será que te ex-
lica y racionalista. Pasa"revista al mundo. Mira cuses alguna que otra vez. Estas excusas y ex-
qué significa partido liberal en Bélgica, en Fran- plicaciones no las puedes dar todos los días, que
cia, en Alemania, en Inglaterra, en Holanda, en fuera cosa asaz pesada; en cambio, la palabra
Austria, en Italia, en las repúblicas hispano-ame- liberal has de usarla en cada párrafo; serás, pues,
ricanas y en las nueve décimas partes de la pren- en la común creencia nada más que un soldado
sa española. Pregunta á todos qué significa, en como tantos otros que militan bajo esta divisa,
el idioma común, criterio liberal, corriente libe- y por más que en tus adentros seas tan católico
ral, atmósfera liberal, etc.; y mira si de los hom- como el Papa (como de eso se jactan algunos li-
bres que se dedican á estudios políticos y socia- berales), lo cierto es que en el movimiento de
les en Europa y América, los noventa y nueve las ideas, en la marcha de los sucesos, influirás
por ciento no entienden por Liberalismo el pu- como liberal, y aun á pesar tuyo, serás un saté-
ro y crudo racionalismo aplicado á la ciencia so- lite que no podrás menos que moverte dentro la
cial. órbita general en que gira el Liberalismo. ¡Y to-
"Ahora bien. Por más que tú y unas cuantas do por una palabra! ¡Vea Y., no más que por una
docenas más de caballeros particulares os ernpe- palabra! Sí, amigo mío. Esto sacarás de llamar-
ñeis en dar un sentido de cosa indiferente á lo te liberal y de llamar liberal á tu periódico. Des-
que la corriente general ha sellado ya con el se- engáñate. El uso de la palabra te hace casi siem-
llo de cosa anti-católica, es lo cierto que el uso, pre y en gran parte solidario de lo que se ampa-
arbitro y norma suprema en materia de lengua- ra á su sombra. Y lo que á su sombra se ampara,
je, sigue teniendo al Liberalismo como bandera ya lo ves, y no me lo has podido negar, es la co-
contra el Catolicismo. Por consiguiente, aunque rriente racionalista. Escrúpulo tendría yo, pues,
con mil distingos y salvedades y sutilezas lo- en mi conciencia de aceptar esta solidaridad con
gres forrmate para tí solo un Liberalismo que los enemigos de Jesucristo.
nada tenga de contrarío á la fe. en la opinión de "Vamos á otra reflexión. Es también induda-
ble que de los que leen tus periódicos y oyen sonante, que es divisa de un cisma, y que dará
tus conversaciones, pocos están en el caso de lugar á que crean los incautos que soy cismáti-
poder hilar tan delgado como tú en materias de co, y á que tengan un alegrón los viejos católi-
distinciones entre Liberalismo y Liberalismo. cos de Alemania, creyendo que acá les ha nacido
Es, pues; evidente que una gran parte tomará un nuevo cofrade? ¿á qué, me dirás, escandali-
la palabra en el sentido general, y creerá que la zar á los sencillos?—Pero yo lo digo en buen
empleas en igual sentido. T ú no tendrás esta in- • sentido.—Es verdad, pero ¿no sería mejor no
tención, pero contra tus intenciones producirás dar lugar á que se crea que lo dices en sentido
este resultado, adquirir adeptos al error raciona- malo?
lista Dime ahora, pues, ¿sabes lo que es escán- "Hé aquí, pues, lo que diría yo á quien se
dalo? ¿sabes lo que es inducir al prójimo á error empeñase en sostener todavía como inofensivo
con palabras ambiguas? ¿sabes lo que es, por ca- el dictado de liberal, que es objeto de tantas re-
riño más ó menos justificado á una palabra, sem- probaciones por parte del Papa, y de tanto es-
brar dudas, desconfianzas, hacer vacilar en la fe cándalo por parte de los verdaderos creyentes.
á las inteligencias sencillas? Yo, á fuer de mo- ¿A qué hacer gala de títulos que necesitan expli-
ralista católico, veo en esto materia de pecado, cación? ¿A qué suscitar sospechas que luego hay
y si no te abona una suma buena fe, ó algún otro que apresurarse á desvanecer? ¿A qué contarse
atenuante, materia de pecado mortal. Oyeme en el número de los enemigos y hacer gala de su
divisa, si en el fondo se es de los amigos?
una comparación. Sabes que ha nacido casi en
nuestros días una secta que se llama de los vie- "¡Q,ue las palabras, dices, no tienen importan-
jos católicos. Ha tenido la humorada de llamarse cia! Más de lo que te figuras, amigo mío. Las
así, y paz con todos. Haz cuenta, pues, que yo, palabras vienen á ser la fisonomía exterior de
que por la gracia de Dios, aunque pecador, soy las ideas, y t ú sabes cuán importante es á ve-
católico, y por añadidura soy de los más viejos, ces en un asunto su buena ó mala fisonomía. Si
porque mi Catolicismo* data del Calvario y del las palabras no tuviesen importancia alguna, no
cenáculo de Jerusalén, que son fechas muy vie- cuidarían tanto los revolucionarios de disfrazar
al Catolicismo con feas palabras; no andarían
jas; haz cuenta, digo, que fundo un periódico
llamándole á todas horas oscurantismo, fanatis-
más ó menos ambiguo, y le llamo con todas las mo, teocracia, reacción, sino pura y sencillamen-
letras Diario viejo<at.ólico. ¿Diré mentira? No, te Catolicismo, ni harían ellos por engalanarse
porque lo soy en el buen sentido de la palabra. á todas horas con los hermosos vocablos de liber-
Pero ¿á qué, me dirás tú, adoptar un título mal
tad, progreso, espíritu del siglo, derecho nuevo, ra vista te parece mera cuestión de palabras. No,
conquistas de la inteligencia, civilización, luces, no puedes ser católico-liberal, ni puedes llamarte
etc., sino que se dirían siempre con su propio y con este nombre reprobado, aunque por medio
verdadero nombre: Revolución. de sutiles cavilaciones llegues á encontrar un
"Lo mismo ha pasado siempre. Todas las he- medio secreto de conciliario con la integridad de
rejías han empezado por ser juego de palabras, la fe. No; te lo prohibe la caridad cristiana, esa
y han acabado por ser lucha sangrienta de ideas. santa caridad que estás á todas horas invocando,
Y algo de esto debió ya pasar en tiempo de san y que, según comprendo, es en tí sinónima de la
Pablo, ó previo el bendito Apóstol que pasaría tolerancia revolucionaria. Y te lo prohibe la ca-
en los tiempos futuros, cuando dirigiéndose á ridad, porque la primera condición de la caridad
Timoteo ( / ad Thimot. vi, 20), le exhorta á vi- es que no haga traición á la verdad; que no sea
vir prevenido, no sólo contra la falsa ciencia, op- lazo para sorprender la buena fe de tus herma-
posit iones falsi nominis scicMice, sino contra nos menos avisados. No, amigo mío, no; no pue-
las simples novedades en la expresión ó palabra, des llamarte liberal."
profanas vocum novitates, ¿Q.ué diría hoy el Y nada más nos ocurre decir aquí sobre este
Doctor de las gentes si viese á ciertos católicos punto, completamente resuelto para un hombre
adornarse con el adjetivo de Liberales, en oposi- de buena fe. Además de que hoy los mismos li-
ción á los que se llaman simplemente con el berales hacen ya menos uso que antes de este
apellido antiguo de la familia, y desentenderse apellido; tan gastado y desacreditado anda él,
de las repetidas reprobaciones que sobre esta por la misericordia de Dios. Más frecuente es
profana novedad de palabras ha lanzado con tan- todavía encontrar hombres que, renegando cada
ta insistencia la Cátedra apostólica? ¿Q.ué diría día y cada hora del Liberalismo, le tengan aún
al verles añadir á la palabra inmutable Catoli- metido hasta los tuétanos, y no sepan escribir y
cismo ese feo apéndice que no conoció Jesucris- hablar y obrar sino inspirados por él. Estos son
to, ni los Apóstoles, ni los Padres, ni los Docto- en el día los más de temer.
res, ni ninguno de los maestros autorizados que
constituyen la hermosa cadena de la tradición
cristiana?
"Medítalo, amigo mío, en tus intervalos lúci-
dos, si alguno te concede la ceguedad de t u pa-
sión, y conocerás la gravedad de lo que á prime-
XV calumnia, y gracias si no os piden satisfacción
por el insulto. Pero qué, amigos míos, cur tam
Una observación sencillísima que acabará de poner en varié? ¿No habéis rechazado de vuestra concien-
su verdadero punto de vista la cuestión. cia, de vuestro gobierno ó de vuestro periódico
ó academia el veto absohño de la Iglesia? ¿No
~ -r * * o
habéis erigido en criterio fundamental de vues-
?IL veces me he hecho una reflexión que tras ideas y resoluciones la razón libre?
?§j|fÍll§ no sé cómo no les ha ocurrido cada día Pues, decís bien: sois liberales, y nadie es
á los liberales de buena fe, si alguno puede regatear este dictado. Pero, sabedlo: sois
hay que merezca aún esta caritativa con eso libre-pensadores, aunque os sonroje tal
atenuación de su feo apellido. Es la siguiente. denominación. Todo liberal, de cualquier grado
Tiene hoy todavía el mundo católico en justo ó matiz que sea, es ipsofacto, libre-pensador. Y
y merecido concepto de impiedad el calificativo todo libre-pensador, por odiosa que sea y aun
de librepensador aplicado á cualquier persona, ofensiva á las conveniencias sociales esta deno-
periódico ó institución. Academia libre-pensado- minación, no pasa de ser un lógico liberal. Es
ra, sociedad de libre-pensadores, periódico es- doctrina precisa y exacta, como de matemáticas,
crito con criterio libre-pensador, son todavía y no tiene vuelta de hoja, como se suele decir.
frases horripilantes y que les ponen los pelos en Aplicaciones prácticas. Sois católico más ó
punta á la mayor parte de nuestros hermanos, menos condescendiente ó resabiado, y pertene-
aun á los que afectan más desvío por la feroz ceis, por males de vuestros pecados, á un Ateneo
intransigencia ultramontana. Y sin embargo, liberal. Recogeos un momento, y preguntaos:
véase lo que son las cosas y cuán necia impor- ¿Seguiría perteneciendo yo á ese Ateneo si ma-
tancia se da por lo común á meras palabras. ñana se declarase pública y paladinamente Ate-
Persona, asociación, libro ó Gobierno á los que neo libre-pensador? ¿Q,ué os dicen la conciencia
no preside en materias de fe y moral el criterio y la vergüenza? Q,ue no. Pues mandad que os
único y exclusivo de la Iglesia católica, son li- borren de las listas de ese Ateneo, porque no
berales. Y se reconoce que lo son, y se honran podéis, como católico, pertenecer á él.
ellos con serlo, y nadie se escandaliza con eso Teneis un periódico, y lo leeis y dais á leer á
más que nosotros, los fieros intransigentes. Cam- los vuestros sin escrúpulo, á pesar de que se lla-
biad, empero, la palabra; llamadles libre-pensa- ma y discurre como liberal. ¿Seguiríais suscrito
dores. Al punto os rechazan el epíteto como una á él si de repente apareciese en su primera pá-
gina el título de periódico libre-pensadorí Paré- es el Liberalismo, y de cuán merecido es el ho-
ceme que de ninguna manera. Pues cerradle des- rror con que debe mirar un buen católico las co-
de luego las puertas de vuestra casa; el tal libe- sas liberales, y de cuán justificada es y natural
ral, manso ó fiero, años há que era ni más ni nuestra feroz intolerancia ultramontana?
menos que libre-pensador.
¡Ah! ¡De cuántas preocupaciones nos corre- XYI
giríamos con sólo fijar un poco la atención en el
significado de las palabras! Toda asociación cien- ¿Cabe hoy en lo del Liberalismo error de buena fe?
tífica, literaria ó filantrópica, liberalmente cons-
tituida, es asociación libre-pensadora. Todo Go-
bierno, liberalmente organizado, es Gobierno li- ¡§E hablado arriba de liberales de buena fe,
bre-pensador. Todo libro ó periódico, liberalmen- ' y me he permitido cierta frase de duda,
te escrito, es periódico ó libro de libre-pensado- sobre si hay ó no hay in rerum natura
res. Hacer asco á la palabra y no hacerlo á la rea- algún tipo de esta rarísima familia. In-
lidad por ella representada es manifiesta obceca- clinóme á creer que pocos hay, y que apenas ca-
ción. Piénsenlo bien aquellos de nuestros herma- be hoy día en la cuestión del Liberalismo ese
nos que, sin escrúpulo alguno ele su ó endureci- error de-buena fe, que podría alguna vez hacer
da ó demasiado blanda y acomodaticia concien- excusable su profesión. No negaré en absoluto
cia, forman parte de círculos, certámenes, redac- que tal ó cual caso excepcional pueda darse, pe-
ciones, Gobiernos ú otra clase cualquiera de ins- ro ha de ser verdaderamente caso fenomenal.
tituciones erigidas con entera independencia del En todos los periodos históricos dominados
magisterio de la fe, Tales instituciones son libe- por una herejía se han dado casos frecuentísimos
rales y son por lo mismo libre-pensadoras. Y á de algún ó algunos indivieluos que, á pesar suyo,
una agrupación libre-pensadora no puede perte- arrollados en cierta manera por el torrente inva-
• necer católico alguno, sin dejar de serlo por el sor, se han encontrado participantes de la here-
mero hecho ele aceptar como suyo el criterio libre- jía, sin que se pueda explicar tal participación
pensador de la agrupación consabiela. Luego tam- más que por una suma ignorancia ó buena fe. •
poco puede pertenecer á una agrupación liberal. Forzoso es, no obstante, convenir en que si
algún error se presentó jamás con ningunas apa-
¡Cuántos católicos, no obstante, sirven muy riencias que le hiciesen excusable, fué este del
buenamente al diablo en obras de este jaez! ¿Se Liberalismo. La mayor parte de las herejías que
van convenciendo ahora de cuán perversa cosa
fi q ••;, 9 ^
ñ J O i o ¡^
gina el título de per iódico libre-pensadorí Paré- es el Liberalismo, y de cuán merecido es el ho-
ceme que de ninguna manera. Pues cerradle des- rror con que debe mirar un buen católico las co-
de luego las puertas de vuestra casa; el tal libe- sas liberales, y de cuán justificada es y natural
ral, manso ó fiero, años liá que era ni más ni nuestra feroz intolerancia ultramontana?
menos que libre-pensador.
¡Ah! ¡De cuántas preocupaciones nos corre- XYI
giríamos con sólo fijar un poco la atención en el
significado de las palabras! Toda asociación cien- ¿Cabe hoy en lo del Liberalismo error de buena fe?
tífica, literaria ó filantrópica, liberalmente cons-
tituida, es asociación libre-pensadora. Todo Go-
bierno, liberalmente organizado, es Gobierno li- ¡§E hablado arriba de liberales de buena fe,
bre-pensador. Todo libro ó periódico, liberalmen- ' y me he permitido cierta frase de duda,
te escrito, es periódico ó libro de libre-pensado- sobre si hay ó no hay in rerum natura
res. Hacer asco á la palabra y no hacerlo á la rea- algún tipo de esta rarísima familia. In-
lidad por ella representada es manifiesta obceca- clinóme á creer que pocos hay, y que apenas ca-
ción. Piénsenlo bien aquellos de nuestros herma- be hoy día en la cuestión del Liberalismo ese
nos que, sin escrúpulo alguno ele su ó endureci- error de-buena fe, que podría alguna vez hacer
da ó demasiado blanda y acomodaticia concien- excusable su profesión. No negaré en absoluto
cia, forman parte de círculos, certámenes, redac- que tal ó cual caso excepcional pueda darse, pe-
ciones, Gobiernos ú otra clase cualquiera de ins- ro ha de ser verdaderamente caso fenomenal.
tituciones erigidas con entera independencia del En todos los periodos históricos dominados
magisterio de la fe, Tales instituciones son libe- por una herejía se han dado casos frecuentísimos
rales y son por lo mismo libre-pensadoras. Y á de algún ó algunos individuos que, á pesar suyo,
una agrupación libre-pensadora no puede perte- arrollados en cierta manera por el torrente inva-
• necer católico alguno, sin dejar de serlo por el sor, se han encontrado participantes de la heíe-
mero hecho de aceptar como suyo el criterio libre- jía, sin que se pueda explicar tal participación
pensador de la agrupación consabida. Luego tam- más que por una suma ignorancia ó buena fe. •
poco puede pertenecer á una agrupación liberal. Forzoso es, no obstante, convenir en que si
algún error se presentó jamás con ningunas apa-
¡Cuántos católicos, no obstante, sirven muy riencias que le hiciesen excusable, fué este del
buenamente al diablo en obras de este jaez! ¿Se Liberalismo. La mayor parte de las herejías que
van convenciendo ahora de cuán perversa cosa
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han asolado el campo de la Iglesia procuraron los mayores cismas y herejías, como son los ac-
encubrirse con disfraces de afectada piedad, que tuales de Rusia é Inglaterra, es posible tenga
disimulasen su maligna procedencia. Los Janse- Dios muchas almas suyas en quienes no está ex-
nistas, más hábiles que ningún otro de sus an- tinguida la raíz de la verdadera fe, por más que
ésta, en su profesión externa, aparezca deforme
tecesores, llegaron á tener adeptos en gran nu-
y viciada. Las cuales, unidas al cuerpo místico
mero, á quienes faltó poco para que el vulgo ciego de la Iglesia por el Bautismo, y á su alma por
tributase los honores sólo debidos á la santidad. la gracia interior santificante, pueden llegar á
Su moral era rígida, sus dogmas tremendos, el ser con nosotros partícipes del reino celestial
aparato exterior de sus personas ascético y hasta
iluminado. Añádase que la mayor parte de las ¿Acontece esto con el Liberalismo? Presentóse
envuelto con el disfraz de meras formas políticas;
antiguas herejías versaron sobre puntos muy su-
pero éste fué ya desde el principio tan traspa-
tiles del dogma, sólo discernibles para el hábil rente, que muy ciego hubo de ser quien no le
teólogo, y en que no podía por sí propia formar adivinó al ruin disfrazado toda su perversidad.
criterio la indocta multitud, como no fuese so- No supo contenerse en los embozos de la moji-
metiéndose confiada al criterio de sus maestros- gatería y del pietismo con que le envolvía algu-
reconocidos. Por donde, era natural que caído en no que otro de sus panegiristas; rompió al mo-
el error el superior jerárquico de una diócesis 6 mento por todo, y anunció con siniestros res-
provincia, cayesen con él igualmente la mayor plandores su abolengo infernal. Saqueó iglesias
parte de sus subordinados que tenían depositada y conventos; asesinó Religiosos y clérigos^ dio
en su Pastor la mayor confianza; máxime cuan- rienda suelta á toda impiedad; hasta en las imá-
do las comunicaciones, en otro tiempo menos fá- genes más venerandas cebó su odio de condena-
ciles con Roma, hacían menos accesible á toda do. Acogió al momento bajo su bandera á toda la
la grey cristiana la voz nunca errada del Pastor hez social; fué su precursora y aposentadora en
universal. Esto explica la difusión de muchas todas partes la corrupción calculada.
antiguas herejías, que nos permitiremos califi-
car de meramente teológicas; esto da la razón de No eran dogmas abstractos y metafísicos los
nuevos que predicaba en sustitución de los anti-
aquel angustioso grito con que exclamaba San
guos; eran hechos brutales que bastaba tener
Jerónimo en el siglo IY, cuando decía: Ingemuit ojos para verlos y simple buen sentido para abo-
universas orbis se esse arianum: "Gimió el minarlos. Gran fenómeno se vio en esta ocasión,
mundo entero asombrado de encontrarse ama- y que se presta mucho á serias meditaciones. El
no." Y esto hace comprender cómo en medio de
pueblo sencillo é iliterato, pero honrado, fué eí conjunto de la jerarquía, ¿cuándo no fué repu-
más refractario á la novedad. Los grandes talen- tado con gran razón corno enemigo del Libera-
tos corrompidos por el filosofismo fueron los pri- lismo? ¿Qué significa el dictado de clericalismo
meros seducidos. El buen sentido natural de los con que se ha honrado por los liberales á la es-
pueblos hizo justicia en seguida á los atrevidos cuela más tenaz enemiga de sus doctrinas, sino
reformadores. E n esto, como en todo, se confirmó una confesión de que la Iglesia docente fué siem-
que veían más claro, no los listos de entendi- pre enemiga de ellas? ¿Por qué se ha tenido al
miento, sino los limpios de corazón. Y si esto po- Papa? ¿Por qué á los Obispos y curas? ¿Por qué
día decirse del Liberalismo en sus albores, ¿qué á los frailes de todo color? ¿Por qué al común de
las gentes de piedad y sana conducta? Por cle-
no se podrá decir hoy de él, cuando tanta luz se
ricales siempre, es decir, por anti-liberales. ¿Có-
ha hecho sobre su odioso proceso? Nunca error mo puede, pues, nadie alegar buena fe en un
alguno tuvo en contra sí más severas condena- asunto en que aparece tan claramente deslinda-
ciones de la experiencia, de la historia y de la da la corriente ortodoxa de la que no lo es? Así
Iglesia. Al que no quiere creer á ésta corno buen los que comprenden claramente la cuestión, pue-
católico, han de forzarle aquellas á que se con- den ver las razones intrínsecas de ella; los que
venza como hombre de mera honradez natural. no la comprenden, tienen de sobra autoridad ex-
El Liberalismo en menos de cien años de rei- trínseca para formar juicio cabal, como debe for-
nar en Europa ha dado ya de sí todos sus frutos; marlo en todas las cosas que se rozan con su fe
la generación presente está recogiendo los últi- un buen cristiano. Luz no ha faltado, por la mi-
mos, que traen harto amargado su paladar y per- sericordia de Dios; lo que ha sobrado son indoci-
turbada su tranquila digestión. El argumento lidad, intereses bastardos, deseo de ancha vida.
del divino salvador que nos encarga juzgar del No engañó aquí la seducción que deslumhra al
árbol por sus frutos, rara vez tuvo aplicación entendimiento con falso resplatídor. sino la que
más oportuna. ' , ? le oscurece ensuciando con negros vapores el
Por otra parte, ¿no se vio muy claro desde el corazón. Creemos, pues, que salvas muy raras
principio cuál era el parecer de la Iglesia ante la excepciones, sólo grandes esfuerzos de ingenio-
nueva reforma social? Algunos desdichados mi- sísima caridad pueden hacer que, discurriendo
nistros de ella fueron arrastrados por el Libera- según rectos principios de moral, se admita hoy
lismo á la apostasía; este era el primer dato con en el católico la excusa de buena fe en el asun-
que habían de juzgar los simples fieles de una to del Liberalismo.
doctrina que tales prosélitos arrastraba. Pero el
en su claro juicio, ven toda la falsedad doctrinal
XYII del Liberalismo, y conocen sus siniestros propo-
sites y abominan su detestable historia. Mas, o
De varios modos con que sin ser liberal un católico por tradición de familia, ó por heredados renco-
puede hacerse no obstante cómplice del Liberalismo, res ó por esperanzas de medro personal, o por
consideración á favores recibidos, ó por temor a
nerjuicios que les puedan sobrevenir, o por otra
«fr -V» » causa cualquiera, aceptan un puesto en el parti-
|ÁNSE varios modos con que, sin ser pre- do que tales doctrinas sustenta y tales proposi-
cisamente liberal, puede un católico ha- tes abriga, y permite se les cuente publicamente
cerse cómplice del Liberalismo. Y hé entre sus individuos y se honran con su apellido
aquí un punto todavía más práctico que y trabajan bajo su bandera. Estos desdichados
el anterior, y acerca del cual debe estar muy ilus- son los primeros cómplices, los grandes cómpli-
trada y prevenida la conciencia del fiel cristiano ces de todas las iniquidades de su partido; aun
en estos tiempos. sin conocerlas detalladamente, son verdaderos
Sabido es que hay pecados de los cuales nos coautores de ellas y participan de su inmensa
hacemos reos, digámoslo así, no por verdadera y responsabilidad. Así hemos visto en nuestra pa-
directa conmisión de ellos, sino por mera com- tria á hombres muy de bien, excelentes padres
plicidad ó connivencia con sus autores. Siendo de familia, honrados comerciantes ó artesanos,
de tal naturaleza esta complicidad, que llega figurar en partidos que traen en su programa
muchas veces á igualar en gravedad á la acción usurpaciones y rapiñas, que ninguna honradez
pecaminosa directamente cometida. Puede, pues, humana puede justificar. Son, pues, ante Dios
y debe aplicarse al pecado de Liberalismo cuanto responsables de estos atentados como el tal par-
sobre este punto de la complicidad enseñan los tido que los cometió, siempre que el tal partido
tratadistas de Teología moral. Nuestro objeto no los considere, no como hecho accidental, sino
es más que dejar apuntados aquí brevemente los como lógico procedimiento suyo. La honradez
principales modos con que acerca del Liberalis- de tales sujetos sólo sirve de hacer más grave
mo se suele contraer hoy día es a complicidad. esta complicidad. Porque es claro que si un par-
1? Afiliándose formalmente á un partido libe- tido malo no se compusiera más que de malva-
ral. Es la complicidad mayor que puede darse dos, no habría gran cosa que temer de él. Lo
en esta materia, y apenas se distingue de la ac- horrible es el prestigio que á un partido malo
ción directa á que se refiere. Muchos hay que,
— _
m
dan las personas relativamente buenas, que le Pues ¿no escribe en él D. Fulano de Tal?" Así
honran y recomiendan con figurar en sus filas. discurre el vulgo, y vulgo somos casi la totalidad
2" Aun sin estar formalmente afiliados á un del género humano. Por desgracia es frecuentí-
partido liberal, antes haciendo pública protesta sima en nuestros dias esta complicidad.
de no pertenecer á él, contraen también compli- 3" Se comete verdadera cemplicidad votando
cidad liberal los que manifiestan por él públicas candidatos liberales, y esto aunque no se voten
simpatías, elogiando sus personajes, defendien- por la razón de tales, sino por opiniones econó-
do ó excusando sus periódicos, tomando parte en micas ó administrativas, etc., de aquel diputa-
sus festejos. La razón es evidente. E l hombre, do. Por más que en una cuestión de éstas puede
sobre todo si vale algo por su talento ó posición, estar conforme tal diputado con el Catolicismo,
hace mucho en favor de cualquier idea con sólo es evidente que en las demás cuestiones ha de
mostrarse en relaciones más ó menos benévolas hablar y votar según su criterio herético, y-se
con sus fautores. Da más con el obsequio de su haCe cómplice de sus herejías el que le puso en
prestigio personal, que si diese dinero, armas ó el caso de que fue.se á escandalizar con ellas el
cualquier otro material auxilio. Así, por ejem- país.
plo, honrar un católico, sobre todo si es sacerdo- 4° Es complicidad estar suscrito al periódico
te, á un periódico liberal con su colaboración, es liberal ó recomendarlo en el periódico sano por
manifiestamente favorecerle con el prestigio de falsa razón de compañerismo, ó lamentar por
sn firma, aunque con ella no se defienda la parte análoga razón de falsa cortesía, su cese ó suspen-
mala del periódico, aunque con ella se disienta sión. Ser suscritor de un periódico liberal, es dar
de esta misma parte mala. Se dirá tal vez que dinero para fomentar el Liberalismo, más aún,
con escribir allí se logra hacer oir la voz del bien es ocasionar que otro incauto se decida á leerlo
por muchos que en otro periódico no la escucha- viendo que vos lo tomáis; es, además, propinar á
rían. Es verdad; pero también la firma del hom- la familia y á los amigos de la casa una lectura
bre bueno sirve allí de abonar tal periódico á la más ó menos envenenada. ¡Cuántos periódicos
vista de los lectores poco hábiles en distinguir malos debieran desistir de su ruin y maléfica
las doctrinas de un redactor de las de su vecino; propaganda, si no los apoyasen ciertos bonacho-
y así, lo que se pretendía fuese contrapeso ó nes suscritores! Lo mismo decimos de la frase de
compensación del mal, se convierte para la ge- cajón entre periodistas: nuestro estimado colega,
neralidad en efectiva recomendación de él. Mil ó la otra de desearle abundante suscrición, ó la
veces lo hemos oído: "¿Malo es tal periódico? fnás común de sentimos el percance de nuestro
10
compañero, tratándose respectivamente de la tización; como no se compren para devolverlas a
primera salida ó de la suspensión de un periódi- su legítimo dueño. Es complicidad redimir cen-
co liberal No debe haber estos compadrazgos sos eclesiásticos sin permiso del verdadero señor
entre soldados de tan opuesta bandera como lo de ellos, aunque se presente muy lucrativa la
son la de Dios v la de Satanás. Al cesar o ser operación. Es complicidad intervenir como agen-
suspendido un periódico de éstos, deben darse te en tales compras y ventas, publiear los anun-
gracias á Dios porque tenga Su Divina Majestad cios de subastas, practicar corredurías, etc. To-
un enemigo menos; al anunciarse su aparición, cios estos actos traen además consigo obligación
debe, no saludarse ésta, sino lamentarse como de restituir en la proporción de lo_ que con ellos
se ha contribuido al inicuo despojo.
una calamidad. . . .
5" Complicidad es administrar, imprimir, ven- 9o Es en algún modo complicidad prestar la
der repartir, anunciar ó subvencionar tales pe- casa propia para actos liberales ó cederla en al-
riódicos ó libros, aunque sea haciéndolo a la vez quiler para ellos, como por ejemplo, para casinos
con los buenos, aunque sea por mera profesión patrióticos, escuelas laicas, clubs, redacciones de
industrial, aunque sea como medio material de periódicos liberales, etc. _.
ganar el diario sustento. 10° Es complicidad celebrar fiestas cívicas o
6 o Es complicidad en los padres de íamilia, religiosas por actos notoriamente liberales ó re-
directores espirituales, dueños de talleres, cate- volucionarios; asistir voluntariamente á dichas
fiestas; celebrar exequias patrióticas que tienen
dráticos y maestros, callar cuando son pregunta- más de significación revolucionaria que de sufra-
dos sobre estas cosas, ó simplemente no expli- gio cristiano; pronunciar discursos fúnebres en
carlas cuando tienen obligación, para ilustrar las elogio de difuntos notoriamente liberales, ador-
conciencias de sus subordinados. nar con coronas y cintas sus sepulcros, etcétera.
7° Es complicidad á veces ocultar la convic- ¡Cuántos incautos han Saqueado en su fe por es-
ción propia buena, dando lugar á que se sospe- tas causas!
che que se tiene mala. No se olvide que hay mil Estas indicaciones hacemos, abarcando solo lo
ocasiones en que es obligación del cristiano dar más común en esta materia. Las complicidades
público testimonio de la verdad, aun sin serior- pueden ser de variedad infinita, como los actos
malmente requerido. ,
8 o E s complicidad comprar fincas sagradas o de la vida del hombre, que son, por lo infinitos,
de beneficencia sin el beneplácito de la Iglesia, inclasificables. Grave es la doctrina que en al-
aunque las saque á pública subasta la desamor- gunos puntos hemos sentado; pero si es cierta la
Teología moral aplicada á otros errores y críme- enemigo formal del Papa y de los Curas y de la
nes, ¿ha de serlo menos aplicada al que nos ocu- gente toda de Iglesia; bástale sea sagrada cual'
pa en esta ocasión? quier cosa para excitar su desapoderado rencor.
Busca entre los periódicos los más encandilados;
XVIII vota entre los candidatos los más abiertamente
impíos; de su funesto sistema acepta hasta las
De las señas ó síntomas más comunes con que se pue- últimas consecuencias. Hace gala de vivir sin
de conocer si un libro, periódico o' persona andan práctica alguna de religión, y á duras penas la
atacados ó solamente resabiados de Liberalismo, tolera en su mujer é hijos. Suele pertenecer á
sectas secretas, y muere por lo regular sin con-
suelo alguno de la Iglesia.
esta variedad, ó mejor, confusión de El liberal manso suele ser tan malo como el
matices -y medias tintas que ofrece la anterior, pero cuida bastante de no parecerlo.
abigarrada familia del Liberalismo, ¿hay Las buenas formas y las coveniencias sociales
señales ó notas características con que lo son todo para él; salvado este punto no le im-
distinguir fácilmente al liberal del que no lo es? porta gran cosa lo demás. Incendiar un conven-
Hé aqu otra cuestión también muy práctica pa- to no le parece bien; apoderarse del solar del
ra el católico de hoy, y que de un modo ú otro convento incendiado, es eosa para él ya más re-
frecuentemente el teólogo moralista ha de re- gular y tolerable. Que un periodicucho cualquie-
solver. ra de esos de burdel venda sus blasfemias en
Dividiremos para esto los liberales (sean per- prosa, verso ó grabado á dos cuartos ejemplar, es
sonas, sean escritos) en tres clases: un exceso que él prohibiría y hasta lamenta no
Liberales fieros. lo prohiba un Gobierno conservador; pero que se
Liberales mansos. diga todo lo mismo en frases cultas, en un libro
Liberales impropiamente dichos, ó solamente de buena impresión ó en un drama de sonoros
resabiados ele Liberalismo. versos, sobre todo si el autor es académico ó cosa
Ensayemos una descripción semi-fisiológica de así, ya no ofrece inconveniente. Oir hablar de
cada uno de estos tipos. Es estudio que no carece clubs le da calofríos y calentura, porque allí,
de interés. dice él, se seduce á las masas y se subvierten
El liberal fiero se conoce desde luego, porque los fundamentos del orden social. Pero ateneos
no trata de negar ni de encubrir su maldad. Es libres se pueden muy bien consentir, porque la
discusión científica de todos los problemas so- caridad misma. ¡Cómo aborrece él las exagera-
ciales, ¿quién la va á condenar? Escuela sin ca- ciones de la prensa ultramontana! Llamarle ma-
tecismo es un insulto al católico país que la paga. lo á un hombre que difunde malas ideas, paréce-
Mas universidad católica, es de decir, con suje- le á ese singular teólogo pecado contra el Espí-
ción entera al catecismo, ó sea al criterio de la ritu Santo. Para él no hay más que extraviados.
fe, debe dejarse para los tiempos de la Inquisi- No se debe resistir ni combatir, lo que se debe
ción. El liberal manso no aborrece al Papa, sólo procurar siempre, es atraer. "Ahogar el mal con
no encuentra bien ciertas pretensiones de la Cu- la abundencia del bien:" ésta es su fórmula fa-
ria romana y ciertos extremos del ultramonta- vorita, que leyó un día en Balines por casuali-
nismo que no dicen bien con las ideas de hoy. dad, y fué lo único que del gran filósofo catalán
Ama á los Curas, sobre todo á los ilustrados, es se le quedó en la memoria. Del Evangelio adu-
decir, los que piensan á la moderna como él; en ce únicamente los textos que saben á miel y al-
cuanto á los fanáticos y reaccionarios, los evita míbar. Las invectivas espantosas contra el fari-
ó los compadece. Va á la iglesia y tal vez hasta A saísmo, diríase que las tenía él por genialidades
á los Sacramentos; pero su máxima es, que en la é intemperancias del divino Salvador. A bien
iglesia se debe vivir como cristiano, mas fuera que sabe usarlas él mismo muy reciamente con-
de ella conviene vivir con el siglo en que se ha tra los irritables ultramontanos, que con sus exa-
nacido, y no obstinarse en remar contra la co- geraciones comprometen cada día la causa de una
rriente. Navega así entre dos aguas, y suele mo- religión que toda es paz y amor. Contra éstos
rir con el sacerdote al lado, pero llena de libros anda acerbo y duro el bien resabiado, contra és-
prohibidos la librería. tos es amargo su celo, y agria su polémica y agre-
El católico simplemente resabiado de Libera- siva su caridad. Por él exclamó el P. Félix en
lismo se conoce en que, siendo hombre de bien un discurso célebre, á propósito de las acusacio-
y de prácticas sinceramente religiosas, huele no nes de que era objeto la persona del gran Veui-
obstante á Liberalismo en cuanto habla ó escri- llot: "Señores, amemos y respetemos hasta á
be ó trae entre manos. Podría decir á su modo, nuestros enemigos." Pero no; el buen resabiado
como Mad. Sevigné: "No soy la rosa, pero estuve no lo hace así: guarda todos sus tesoros de tole-
cerca de ella y tomé algo de su olor." El buen rancia y de caridad liberal para los enemigos ju-
resabiado discurre y habla y obra como liberal rados de su fe. ¡Es claro,, como que el infeliz los
de veras, sin que él mismo, pobrecito, lo eche de ha de atraer! E n cambio, no tiene más que el
ver. Su fuerte es la caridad: este hombre es la sarcasmo y la intolerancia cruel para sus más
heroicos defensores E n suma: al buen resabia- XIX
do, aquello de la oposición per diamelrum del
Padre san Ignacio en sus Ejercicios espirituales, De las principales reglas de prudencia cristiana que
nunca le pudo entrar. No conoce más tá-ctica que debe observar el buen católico en su trato con libe-
la de atacar por los flancos, que en religión sue-
le ser la más cómoda, pero 110 la más decisiva.
rales.
Bien quisiera él vencer, pero á trueque de no
herir al enemigo ni causarle mortificación, ó en- NO obstante, ¡oh lector! con liberales fie
fado. El nombre de guerra le alborota los ner- ros y mansos, ó con católicos miserable-
vios; más le acomoda la pacífica discusióla. Está mente resabiados de Liberalismo, hay
por los Círculos liberales en que se perora y de- que vivir en el siglo presente, como con
libera, no por las Asociaciones ultramontanas en arríanos se vivió en el cuarto, y con pelagianos
que se dogmatiza é increpa. En una palabra, si en el quinto, y con jansenistas en el decimosé-
por sus frutos se conoce al liberal fiero y al man- timo. Y no es posible dejar de alternar con ellos,
so, por sus aficiones, principalmente es como al porque se los encuentra uno por todas partes, en
resabiado de Liberalirmo se le ha de conocer. el negocio, en las diversiones, en las visitas, has-
Por estos rasgos mal perfilados, que mo llegan ta en la iglesia tal vez, hasta en la propia fami-
á diseños ó bocetos, cuanto menos á verdaderos lia. ¿Cómo se habrá, pues, de portar el buen ca-
y acabados retratos, será fácil conocer muy lue- tólico en sus relaciones con tales apestados? ¿Có-
go á cualquiera de los tipos de la familia en sus mo podrá prevenir y evitar, ó disminuir por lo
diversas gradaciones. Resumiendo en pocas pa- menos, ese constante riesgo de infección?
labras el rasgo más característico de su respec- Dificilísimo es señalar reglas precisas para
tiva fisonomía, diremos que el liberal fiero ruge cada caso. Sin embargo, máximas generales de
su Liberalismo; el liberal manso lo perora; el conducta se pueden muy bien indicar, dejando á
pobre resabiado lo suspira y gimotea. Todos son la prudencia de cada uno lo concreto é indivi-
peores, como decía de su padre y madre aquel pí- dual de su aplicación.
llete del cuento; pero al primero le paraliza mu- Parécenos que ante todo conviene distinguir
chas veces su propio furor, al tercero su condición tres clases de relaciones que se pueden suponer
híbrida, de suyo infecunda y estéril. El segundo entre un católico y un liberal, ó sea entre un ca-
es el tipo satánico por excelencia y el que en nues- tólico y el Liberalismo. Decimos así, porque las
tros tiempos produce el verdadero estrago liberal. ideas en la práctica no se pueden considerar se-
heroicos defensores E n suma: al buen resabia- XIX
do, aquello de la oposición per diamelrum del
Padre san Ignacio en sus Ejercicios espirituales, De las principales reglas de prudencia cristiana que
nunca le pudo entrar. No conoce más táctica que debe observar el buen católico en su trato con libe-
la de atacar por los flancos, que en religión sue-
le ser la más cómoda, pero 110 la más decisiva.
rales.
Bien quisiera él vencer, pero á trueque de no
herir al enemigo ni causarle mortificación, ó en- NO obstante, ¡oh lector! con liberales fie
fado. El nombre de guerra le alborota los ner- ros y mansos, ó con católicos miserable-
vios; más le acomoda la pacífica discusióla. Está mente resabiados de Liberalismo, hay
por los Círculos liberales en que se perora y de- que vivir en el siglo presente, como con
libera, no por las Asociaciones ultramontanas en arríanos se vivió en el cuarto, y con pelagianos
que se dogmatiza é increpa. En una palabra, si en el quinto, y con jansenistas en el decimosé-
por sus frutos se conoce al liberal fiero y al man- timo. Y no es posible dejar de alternar con ellos,
so, por sus aficiones, principalmente es como al porque se los encuentra uno por todas partes, en
resabiado de Liberalirmo se le ha de conocer. el negocio, en las diversiones, en las visitas, has-
Por estos rasgos mal perfilados, que mo llegan ta en la iglesia tal vez, hasta en la propia fami-
á diseños ó bocetos, cuanto menos á verdaderos lia. ¿Cómo se habrá, pues, de portar el buen ca-
y acabados retratos, será fácil conocer muy lue- tólico en sus relaciones con tales apestados? ¿Có-
go á cualquiera de los tipos de la familia en sus mo podrá prevenir y evitar, ó disminuir por lo
diversas gradaciones. Resumiendo en pocas pa- menos, ese constante riesgo de infección?
labras el rasgo más característico de su respec- Dificilísimo es señalar reglas precisas para
tiva fisonomía, diremos que el liberal fiero ruge cada caso. Sin embargo, máximas generales de
su Liberalismo; el liberal manso lo perora; el conducta se pueden muy bien indicar, dejando á
pobre resabiado lo suspira y gimotea. Todos son la prudencia de cada uno lo concreto é indivi-
peores, como decía de su padre y madre aquel pí- dual de su aplicación.
llete del cuento; pero al primero le paraliza mu- Parécenos que ante todo conviene distinguir
chas veces su propio furor, al tercero su condición tres clases de relaciones que se pueden suponer
híbrida, de suyo infecunda y estéril. El segundo entre un católico y un liberal, ó sea entre un ca-
es el tipo satánico por excelencia y el que en nues- tólico y el Liberalismo. Decimos así, porque las
tros tiempos produce el verdadero estrago liberal. ideas en la práctica no se pueden considerar se-
paradas de las personas que las profesan y sus- siones próximas necesarias; tener muy levanta-
tentan. El Liberalismo ideológico es puro con- do el corazón á Dios; y rogar cada día por su
cepto intelectual: el Liberalismo real y práctico propia salvación y por la de las infelices vícti-
son las instituciones, personas; libros y periódi- mas del error; rehuir todo lo posible la conver-
cos liberales. Tres clases, pues, de relaciones se sación ó disputa sobre tales materias, ó no en-
pueden suponer entre un católico y el Libera- trar en ellas sino muy pertrechado de armas
lismo. ofensivas y defensivas. Buscar éstas en la lectu-
Relaciones necesarias. ra de'libros y periódicos sanos á juicio de un pru-
Relaciones útiles. dente director; contrapesar la inevitable influen-
Relaciones de pura afición ó placer. cia de tales personas inficionadas, con el trato
Relaciones necesarias. Son las que inevitable- frecuente de otras de autoridad y luces que estén
mente trae á cada cual su estado ó posición par- en clara posesión de la sana doctrina. Obedecer
ticular. Así son las que deben mediar entre hijos- al superior en todo lo que no se oponga á la fe y
y padre, marido y mujer, hermanos y hermanas,, moral católicas, pero renovar cada día el firme
propósito de negar la obediencia á quien quie-
súbditos y superiores, amos y criados, discípu-
ra que sea en lo que directa ó indirectamente
los y profesores, etc. Claro es que si un buen sea opuesto á la integridad del Catolicismo. Y
hijo tiene la desdicha de que su padre sea libe- no desmaye el que en tal situación se encon-
ral, no por eso le ha de abandonar; ni la mujer trare. Dios, que ve sus luchas, no le faltará con
al marido; ni el hermano ó pariente á otro de la el auxilio conveniente. Hemos reparado que los
familia, más que en los casos en que el libera- buenos católicos de países liberales y de familias
lismo de los tales llegase á exigir de su súbdito liberales suelen distinguirse, cuando son verda-
respectivo actos esencialmente contrarios á la deramente buenos, por cierto especial vigor y
Religión, y que indujesen á formal apostasía de temple de espíritu. Es este el constante proce-
ella. No, cuando solamente impidiese la libertad der de la gracia de Dios, que allí alienta con más
de cumplir los preceptos de la Iglesia- pues sa- firmeza donde más apurada y apretada ve la ne-
bido es que la Iglesia no entiende obligar á los cesidad.
tales subgravi incommodo. E n todos estos casos-
debe el católico soportar con paciencia su dura Relaciones útiles. Otras relaciones hay que no
situación; rodearse de todas las precauciones pa- son absolutamente indispensables, pero que lo
ra evitar el contagio del mal ejemplo, como se son moralmente, por cuanto sin ellas no es apenas
aconseja en todos los libros al tratar de las oca- posible la vida social, que toda estriba en un
cambio mutuo de servicios. Tales son las rela- abstenernos de ellas como de verdaderos peli-
ciones de comercio, las de empresarios y trabaja- gros para nuestra salvación. Aquí tiene lugar de
dores, las del artesano con sus parroquianos, etc. lleno la sentencia del Salvador: El que am'a el
En éstas no hay la estrecha sujeción que en las peligro perecerá en 61. ¿Cuesta? Rómpase el lazo
del grupo anterior; puede hacerse, pues, alarde peligroso, aunque mucho cueste. Tengamos pre-
de mayor independencia. La regla fundamental sente para eso las siguientes consideraciones,
es no ponerse en contacto con tales gentes más que sin duda nos convencerán, ó por lo menos
que por el lado en que sea preciso engranar con nos confundirán si no nos convencen.^ Si aque-
ellas para el movimiento de la máquina social. lla persona estuviese atacada de mal físico con
Si es comerciante, no trabar con ellas otras rela- tagioso, ¿la frecuentarías? Sin duda que no. Si
ciones que las de comercio; si es criado, ningu- tu trato con ella comprometiese tu reputación
nas otras mas que las de servicio; si es artesa- mundana, ¿lo mantendrías? Pues, cierto que no.
no, no otras que las de toma y daca relativas á Si profesase ideas injuriosas con respecto á tu fa-
su profesión. Guardando esta prudencia, se pue- milia, ¿la fueras á visitar? Clarito que no. Pues
de vivir sin menoscabo de la fe, aun en medio de bien: miremos en este asunto de honra divina y
un pueblo de judíos. Sin olvidar las demás pre- de espiritual salud lo que nos dicta la humana
venciones generales recomendadas en el grupo prudencia con respecto á los propios intereses y
anterior, y teniendo en cuenta que aquí no me- honra humana. Sobre esto le habíamos oido de-
dia razón alguna de vasallaje, y que de la inde- cir á persona de gran jerarquía hoy en la Iglesia
pendencia católica conviene hacer alarde en fre- de Dios: "¡Nada con liberales; no frecuenteis
cuentes ocasiones para imponer respeto con ella sus casas; no cultivéis sus amistades!" A bien
á los que crean poder anonadarnos con su des- que antes lo había dicho ya de sus congéneres
vergüenza liberal. Mas si llegase el caso de una- el Apóstol: Ne conmisceamini: "No os relacio-
imposición descarada, débese repelerla con toda néis con ellos. (I Corinth. v, 9)." Cun ejusmodi
franqueza y erguirse ante el descaro del sectario nec cibum sumere: "Con ellos ni sentarse á la
con todo el santo y noble descaro del discípulo mesa. (Ibid. v, 11)."
de la fe. ¡Horror, pues, á la herejía, que es el mal so-
Relaciones de mera afición. Estas son las que bre todo mal! En país apestado lo primero que
contraemos y sostenemos por nuestro gusto é in- se procura es aislar. ¡Quién nos diese hoy poder
clinación, y de que podemos abstenernos libre- establecer cordón sanitario absoluto entre cató-
mente con sólo quererlo. Con liberales debemos licos y sectarios del Liberalismo!
XX Una cosa sola advertiremos aquí, que especial-
mente se refiere á esta materia. Y es que nos
De-cuán necesario sea precaverse contra las lecturas guardemos de deshacernos en elogios de libros
liberales. liberales, sea cual fuere su mérito científico o
literario, á menos que no hagamos tales elogios
•w sino con grandísimas reservas y salvando siem-
jfi esta conducta conviene observar con las
H personas, mucho más conveniente, y por pre la reprobación que merecen por su espíritu
suerte mucho más fácil, es observarla con ó sabor liberal. Y hacemos hincapié en esto, por-
las lecturas. que son muchos los católicos bonachones (aun en
E l Liberalismo es sistema completo, como el el periodismo católico) que, para que les tengan
Catolicismo, aunque en sentido inverso. Tiene, por imparciales, v por darse barniz de ilustración,
pues, sus artes, ciencias, letras, economía, mo- que siempre halaga, tocan el bombo y soplan la
ral, es decir, un organismo enteramente propio trompeta de la Fama en favor de cualquier obra
y suyo, animado por su espíritu, marcado con su científica ó literaria que nos venga del campo
sello y fisonomía. También lo han tenido las más liberal; y clicen que hacerlo así es probar que
poderosas herejías, como, por ejemplo, el arria- á los católicos no nos cluele reconocer el mérito
nismo en la antigüedad y el jansenismo en los donde quiera que lo veamos, que así se atrae al
siglos modernos. Hay, pues, no sólo periódicos enemigo (maldito sistema de atracción, que vie-
liberales, sí que libros liberales ó resabiados de ne á ser nuestro juego de gana-pierde pues in-
Liberalismo, y los hay en abundancia, y triste es sensiblemente somos nosotros los atraídos); que,
decirlo, en ellos se apacienta principalmente la finalmente, no hay peligro alguno en esto, y si
generación actual, y por esto, aun sin saberlo ó notorio espíritu de equidad. ¡Qué pena nos dio
advertirlo, son tantos los que se encuentran mi- hace pocos meses leer en un periódico fervorosa-
serablemente contagiados. mente católico repetidos elogios y recomenda-
¿Qué reglas hay que dar para este caso? ciones de un poeta célebre que ha escrito, en
Análogas ó casi iguales á las que se han dado odio á la Iglesia, poemas como la Visión de fray
con relación á las personas Vuélvase á leer lo Martín y La última lamentación de Lord By-
dicho poco há, y apliqúese á los libros lo que de ron! ¡Qué importa sea ó no grande su mérito li-
los individuos se dijo. No es trabajo difícil, y terario, si con este su mérito literario nos asesi-
ahorrará á nosotros y á los lectores la molestia na las almas que hemos de salvar? Lo mismo
de la repetición. fuera guardarle consideración al bandido por el
brillo de la espada con que DOS embiste, ó por mos de hacer á la Revolución el servicio de pre-
los bellos dibujos que adornan el fusil con que gonar sus glorias infaustas? ¿A título de que?
nos dispara. La herejía envuelta en los artificio- ¿De imparcialidad? No; que no debe haber im-
sos halagos de una rica poesía, es mil veces más parcialidad en ofensa de lo principal, que es la
mortífera que la que sólo se da á tragar en los verdad. Una mala mujer es infame por bella que
áridos y fastidiosos silogismos de la escuela. La sea, y es más peligrosa cuánto es más bella.
gran propaganda herética de casi todos los siglos, ¿Acaso por título de gratitud? No, porque los li-
leo en las historias, que la han ayudado á hacer berales, más prudentes que nosotros, no reco-
los sonoros versos. Poetas de propaganda tuvie- miendan lo nuestro aunque sea tan bello como
ron los arríanos; tuviéronlos los luteranos, que lo suyo, antes procuran oscurecerlo con la críti-
muchos se preciaban, con su Erasmo, de cultos ca ó enterrarlo con el silencio.
humanistas; de la escuela jansenista de Arnal-
De san Ignacio de Loyola, dice su ilustre his-
do, de Nicole y de Pascal no hay que decir que
toriador el P. Rivadeneyra, que era tan celoso de
fué esencialmente literaria. Voltaire ya se sabe
esto, que nunca permitió se leyese en sus clases
á qué debió los principios y sostén de su espan
obra alguna del famoso humanista de su época
tosa popularidad. ¿Cómo hemos, pues, de hacer-
Erasmo de Rotterdam, á pesar de que muchos de
nos cómplices los católicos de tales sirenas del
sus elegantes escritos no se referían á religión,
infierno, y darles nombre y fama, y ayudarlos en
sólo porque en la mayor parte de ellos mostra-
su obra de fascinación y corrupción de la juven-
ba sabor protestante.
tud? El que lee en nuestros periódicos que tal
ó cual poeta es admirable poeta, aunque liberal; Del P. Faber, á quien no se tachará de poco
va y coge y compra en la librería aquel admira- ilustrado, intercalamos aquí un precioso frag-
ble' poeta,* aunque liberal; y lo traga y devora, mento á propósito de sus famosos compatricios
aunque liberal; y lo digiere é inficiona con él su Milton y Byron. Decía así el gran escritor in-
sangre, aunque liberal; y tórnase á la postre el glés, en una de sus hermosísimas cartas: "No
desdichado lector liberal como su autor favorito. comprendo la extraña anomalía de las gentes de
¡Cuántas inteligencias y corazones echó á per- salón, que citan con elogio á hombres como Mil-
der el infeliz Espronceda! ¡Cuántas el impío La- ton y Byron, manifestando al mismo tiempo que
rra! ¡Cuántas casi hoy día el malhadado Becquer! aman á Cristo y ponen en É l toda esperanza de
Por no citar nombres de vivos, que no nos costa- salvación. Se ama á Cristo y á la Iglesia, y se ala-
ra por cierto citarlos á docenas. ¿Por qué le he- ba en sociedad á los que de Ellos blasfeman; se
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truena y se habla contra la impureza como cosa num Nostrum Jesum, Christum, sit anathema.
odiosa á Dios, y se celebra á un sercuya vida y Así decía san Pablo."
obras han estado saturadas de ella. No puedo E n tales términos escribía el gran literato ca-
comprender la distinción entre el hombre y el tólico inglés, una de las más grandes figuras li-
poeta; entre los pasajes puros y los impuros. Si terarias de la Inglaterra moderna. Eso escribía
un hombre ofende al objeto de mi amor, no pue- cuando no había hecho aún su completa abjura-
do recibir de él consuelo ni placer, y no puedo ción del Protestantismo. Así ha discurrido siem-
concebir que con amor ardiente y delicado hacia pre la sana intransigencia católica, así habló
nuestro Salvador puedan gustar las obras de su siempre el buen sentido de la fe.
enemigo. La inteligencia admite distinciones, pe- Asómbrame que se hayan tenido tantas polé-
ro el corazón no. Milton (¡maldita sea la memo- micas sobre si conviene ó no la educación clási-
ria del blasfemo!) pasó gran parte de su vida es- ca, basada en el estudio de los autores griegos y
cribiendo contra la divinidad de mi Señor, mi latinos de la pagana antigüedad, á pesar ele lo
única fe, mi único amor; este pensamiento me que les disminuye á éstos su eficacia la distancia
envenena. Bvron, hollando sus deberes para con de los siglos, el mundo distinto de ideas y cos-
su patria y todos los afectos naturales, se rebajó tumbres, y la diversidad del ielioma. Asómbrame
vergonzosamente, vistiendo con hermosos versos esto, y que apenas nada se haya escrito sobre lo
el crimen y la incredulidad. E l monstruo que venenoso y letal de la educación revolucionaria,
puso (¿me atreveré á escribirlo?^ á Jesucristo al que sin escrúpulo se da ó se tolera dar por mu-
nivel y como compañero de Júpiter y de Maho- chos católicos á la juventud.
ma, no es para mí otra cosa que bestia fiera has-
ta en sus pasajes más puros, y nunca me he arre- XXI
pentido de haber arrojado al fuego en Oxford una
hermosa edición de sus obras en cuatro volúme- De la sana intransigencia
n e s . . . Inglaterra no necesita á Milton. ¿Cómo católica en oposición á la falsa caridad liberal.
puede necesitar mi país una política, un valor,
un talento ó cualquier otra cosa que esté maldi-
ta de Dios? ¿Y cómo el Eterno Padre puede ben- INTRANSIGENTE!¡Intransigencia! Oigo excla-
decir el talento y la obra de quien en prosa y en mar aquí á una porción de mis lectores
verso ha renegado, ridiculizado y blasfemado la más ó menos resabiados, tras la lectura
divinidad de su Hijo? Si quis non amat Domi- del capítulo anterior. ¡Qué modo de re-
solver la cuestión, tan poco cristiano! ¿Son ó no ha de amar ó querer bien? Al prójimo, esto es,
prójimos, como cualquier otro, los liberales? ¿A no á tal ó cual hombre solamente, sino á todos
dónde vamos á parar con estas ideas? ¿Cómo tan los hombres. ¿Y cuál es este bien que se les ha-
descaradamente se recomienda contra ellos el de querer para que resulte verdadero amor? Pri-
desprecio de la caridad? meramente el bien supremo de todos, que es el
"¡Ya pareció aquello!" exclamaremos nosotros bien sobrenatural: luego después, los demás bie-
á nuestra vez. Ya se nos echa en rostro lo de la nes de orden natural, no incompatibles con aquel.
"falta de caridad." Vamos, pues, á contestar tam- Todo lo cual viene á resumirse en aquella fra-
bién á este reparo, que es para algunos el verda- se "por amor de Dios," y otras mil de análogo
dero caballo de batalla de la cuestión. Si no lo sentido.
es, sirve á lo menos á nuestros enemigos de ver- Sigúese, pues, de ahí, que se puede amar y
dadero parapeto. Es, como muy á propósito ba querer bien al prójimo (y mucho) disgustándole
dicho un autor, hacer bonitamente servir á la y contrariándole, y perjudicándole materialmen-
caridad de barricada contra la verdad. te, y aun privándole de la vida en alguna ocasión.
Sepamos ante todo qué significa la palabra Todo estriba en examinar si, en aquello en que
caridad. se le disgusta ó contraría ó mortifica, se obra ó
La teología católica nos da de ella la definición no en bien suyo, ó de otro que tenga más dere-
por boca de un órgano el más autorizado para la cho que él á este bien, ó simplemente en mayor
propaganda popular, que es el sabio y filosófico servicio de Dios.
Catecismo. Dice así: Caridad es una virtud so- I o O en bien suyo. Si claramente aparece que
brenatural que nos inclina d amar á Dios so- disgustando y ofendiendo al prójimo, se obra en
bre todas las cosas y al prójimo como á nosotros bien suyo, claro está que se le ama aun en aque-
mismos por amor de Dios. De esta definición, llo en que por su bien se le disgusta y contraría.
después de la parte que á Dios se refiere, resul- Así al enfermo se le ama abrasándole con el cau-
ta que debemos amar al prójimo como á nosotros terio ó cortándole la gangrena con el bisturí; al
mismos, y esto no de cualquiera manera, sino en malo se le ama corrigiéndole con la reprensión
orden y con sujeción á la ley de Dios y por amol- ó el castigo, etc. Todo lo cual es excelente ca-
de Dios. ridad.
Ahora bien: ¿Qué es amar? Amare est velle 2*? O en bien de otro prójimo que tenga dere-
bonum, dice la filosofía: "Amar es querer bien á cho mejor. Sucede frecuentemente que hay que
quien se ama." ¿Y á quien dice la caridad que se disgustar á uno, no en bien propio suyo, sino pa-
ra librar de un mal á otro á quien el primero se maldecida Inquisición, Todo lo cual (cuando ta-
lo procura causar. En este caso es ley de caridad les actos sean necesarios y justos) son actos de
defender al agredido de la violencia injusta del virtud, y pueden ser imperados por la caridad.
agresor, y se puede hacer mál á éste cuanto sea No lo entiende así el Liberalismo moderno,
preciso ó conveniente para la defensa de aquel. pero entiende mal en no entenderlo así. Por esto
Así sucede cuando en defensa del pasajero á tiene y da á los suyos una falsa noción de la ca-
quien acomete el ladrón, se mata á ésto. Y en- ridad, y aturrulla y apostrofa á todas horas á los
tonces matar ó dañar, ó de otra cualquier mane- católicos firmes, con la decantada acusación de
ra ofender al injusto agresor, es acto de verda- intolerancia é intransigencia. Nuestra fórmula
dera caridad. es muy clara y concreta. Es la siguiente: La su-
3o O en el debido servicio de Dios. El bien ma intransigencia católica es la suma católica
de todos los bienes es la divina gloria, como el caridad. Lo es en orden al prójimo por su propio
prójimo de todos los prójimos es para el hombre bien, cuando por su propio bien le confunde y
su Dios. De consiguiente, el amor que se debe sonroja y ofende y castiga. Lo es en orden al
á los hombres como prójimos, debe entenderse bien ajeno, cuando por librar á los prójimos del
siempre subordinado al que debemos todos á contagio de un error, desenmascara á sus auto-
nuestro común Señor. Por su amor y servicio, res y fautores, los llama con sus verdaderos
pues, se debe (si es necesario) disgustar á los nombres de malos y malvados; los hace aborre-
hombres; se debe (si es necesario) herirlos y ma- cibles y despreciables como deben ser; los de-
tarlos. Adviértase la fuerza de los paréntesis (si nuncia á la execración común, y si es posible,
es necesario), lo cual dice claramente el caso úni- al celo de la fuerza social encargada de reprimir-
co en que exige tales sacrificios el servicio de los y castigarlos. Lo es, finalmente, en orden á
Dios. Así en guerra justa, como se hieren y se Dios, cuando por su gloria y por su servicio se
matan hombres por el servicio de la patria, se hace necesario prescindir de todas las considera-
pueden herir y matar hombres por el servicio de ciones, saltar todas las vallas, lastimar todos los
Dios; y como con arreglo á la ley se pueden respetos, herir todos los intereses, exponer la
ajusticiar hombres por infracción del Código hu- propia vida y la de los que sea preciso para tan
mano, puédense en sociedad católicamente or- alto fin.
ganizada, ajusticiar hombres por infracción del Y todo esto es pura intransigencia en el ver-
Código divino, en lo que obliga éste en el fuero dadero amor, y por esto es suma caridad, y los
externo, lo cual justifica plenamente á la tan tipos de esta intransigencia son los héroes más
sublimes de la caridad, como la entiende la ver- I o Puede claramente el católico decir á su
dadera Religión. Y porque hay pocos intransi- adversario liberal, que lo es. Nadie pondrá en
gentes, hay en el día pocos caritativos de veras. duda esta proposición. Si tal autor ó periodista
La caridad liberal que hoy está de moda es en la ó diputado empieza por jactarse de Liberalismo,
forma el halago y la condescendencia y el cariño; y no oculta poco ni mucho sus ideas ó aficiones
pero es en el fondo el desprecio esencial de los liberales, ¿qué injuria se le hace en llamarle li-
verdaderos bienes del hombre y de los supremos beral? Es principio de derecho: Si palam res
intereses de la verdad y de Dios. est, repetitio injuriam non est: "No hay inju-
ria en decir del prójimo lo que él mismo dice á
XXII todas horas de sí. ¿Cuántos liberales, no obstan-
te, particularmente del grupo de los mansos ó
De la caridad en lo que se llama las formas templados, tienen á gran injuria que los llame
de la polémica, y si tienen en eso razón los liberales liberales ó amigos del Liberalismo un adversa-
contra los apologistas católicos. rio católico?
2" Dado que el Liberalismo es cosa mala, no
es faltar á la caridad llamar malos á los defen-
^ s ' n o ' e s este último principalmente el sores públicos y conscientes del Liberalismo.
terreno en que coloca la cuestión el Li- E s en sustancia aplicar al caso presente la ley
beralismo, porque sabe que en el de de justicia que se ha aplicado en todos los si-
los principios sería irremediablemente glos. Los católicos de hoy no hacemos innova-
vencido. Más á menudo acusa á los católicos de ción en este punto, nos atenemos á la práctica
poca caridad en las formas de su propaganda, y constante de la antigüedad. Los propaladores
en este punto es donde, como hemos dicho, sue- V fautores de herejías han sido en todos tiempos
len hacer especial hincapié ciertos católicos, bue- llamados herejes, como los autores de ellas. Y
nos en el fondo, pero resabiados de la maldita como la herejía ha sido siempre considerada en
peste liberal. ¿Qué hay, pues, sobre el parti- la Iglesia como gravísimo mal, á tales fautores
cular? y propaladores ha llamado siempre la Iglesia ma-
Hay lo siguiente: Que tenemos razón los cató- los y malvados. Regístrense las colecciones.de
licos en esto como en lo demás, y no la tienen, los autores eclesiásticos. Véase como trataron los
ni sombra de ella, los liberales. Fijémonos para Apóstoles á los primeros heren:ucas, y cómo si-
esto en los siguientes puntos: guieron tratándolos los santos Padres, cómo los
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sublimes de la caridad, como la entiende la ver- I o Puede claramente el católico decir á su
dadera Religión. Y porque hay pocos intransi- adversario liberal, que lo es. Nadie pondrá en
gentes, hay en el día pocos caritativos de veras. duda esta proposición. Si tal autor ó periodista
La caridad liberal que hoy está de moda es en la ó diputado empieza por jactarse de Liberalismo,
forma el halago y la condescendencia y el cariño; y no oculta poco ni mucho sus ideas ó aficiones
pero es en el fondo el desprecio esencial de los liberales, ¿qué injuria se le hace en llamarle li-
verdaderos bienes del hombre y de los supremos beral? Es principio de derecho: Si palam res
intereses de la verdad y de Dios. est, repetitio injuriam non est: "No hay inju-
ria en decir del prójimo lo que él mismo dice á
XXII todas horas de sí. ¿Cuántos liberales, no obstan-
te, particularmente del grupo de los mansos ó
De la caridad en lo que se llama las formas templados, tienen á gran injuria que los llame
de la polémica, y si tienen en eso razón los liberales liberales ó amigos del Liberalismo un adversa-
contra los apologistas católicos. rio católico?
2" Dado que el Liberalismo es cosa mala, no
es faltar á la caridad llamar malos á los defen-
^ s ' n o ' e s este último principalmente el sores públicos y conscientes del Liberalismo.
terreno en que coloca la cuestión el Li- E s en sustancia aplicar al caso presente la ley
beralismo, porque sabe que en el de de justicia que se ha aplicado en todos los si-
los principios sería irremediablemente glos. Los católicos de hoy no hacemos innova-
vencido. Más á menudo acusa á los católicos de ción en este punto, nos atenemos á la práctica
poca caridad en las formas de su propaganda, y constante de la antigüedad. Los propaladores
en este punto es donde, como hemos dicho, sue- V fautores de herejías han sido en todos tiempos
len hacer especial hincapié ciertos católicos, bue- llamados herejes, como los autores de ellas. Y
nos en el fondo, pero resabiados de la maldita como la herejía ha sido siempre considerada en
peste liberal. ¿Qué hay, pues, sobre el parti- la Iglesia como gravísimo mal, á tales fautores
cular? y propaladores ha llamado siempre la Iglesia ma-
Hay lo siguiente: Que tenemos razón los cató- los y malvados. Regístrense las colecciones.de
licos en esto como en lo demás, y no la tienen, los autores eclesiásticos. Véase como trataron los
ni sombra de ella, los liberales. Fijémonos para Apóstoles á los primeros heren:ucas, y cómo si-
esto en los siguientes puntos: guieron tratándolos los santos Padres, cómo los
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han seguido tratando los modernos controversis- No es malo el apasionamiento producido por la
tas y la misma Iglesia en su lenguaje oficial. No santa pasión de la verdad. Las llamadas intem-
hay," pues, falta de caridad en llamar á lo malo, perancias del moderno periodismo ultramontano,
malo; á los autores, fautores y seguidores de lo aparte de ser muy flojas comparadas con las del
malo' malvados; y al conjunto de todos sus ac- periodismo liberal (ejemplos recientes tenemos
tos, palabras y escritos, iniquidad, maldad, per- por ahí cerca,) están justificadas con solo abrir
versidad. E l "lobo fué llamado siempre lobo á por cualquier página las obras de los grandes
secas v nunca se creyó hacer mala obra al reba- polemistas católicos de los mejores tiempos.
ño ni'á su dueño con llamarle y apostrofarle así. El Bautista empezó por llamar á los fariseos
3" Si la propaganda del bien y la necesidad "raza de vívoras." Cristo Dios no se abstuvo de
de atacar el mal exigen el empleo de frases du- apostrofarlos con los epítetos de "hipócritas, se-
ras contra los errores y sus reconocidos corifeos, pulcros blanqueados, generación malvada y adúl-
éstas pueden emplearse sin faltar á la caridad. tera," sin que creyese por ello manchar la santi-
Es este un corolario ó consecuencia del princi- dad de su mansísima predicación, San Pablo
pio anterior. Al mal debe hacérsele aborrecible decía de los cismáticos de Creta, que eran "men-
y odioso; y no puede hacérsele tal sino denos- tirosos, malas bestias, barrigones, perezosos." Al
tándolo como malo y perverso y despreciable. La seductor Elimas Mago llámale el mismo Apóstol
oratoria cristiana de todos los siglos autoriza el "hombre lleno de todo fraude y embuste, hijo
empleo de las figuras retóricas más vivas contra del diablo, enemigo de toda verdad y justicia."
la impiedad. E n los escritos de los grandes atle- Si abrimos las colecciones de los Padres, no
tas del Cristianismo es continuo el uso de la iro- topamos más que con rasgos de esta naturaleza,
nía, de la imprecación, de la execración, de los que no dudaron emplear á cada paso en su eter-
epítetos depresivos. La ley de todo esto deben na polémica, con los herejes. Citarémos tan sólo
ser únicamente la oportunidad y la verdad. uno que otro de los principales. San Jerónimo
Hay otra razón además. La propaganda y apo- disputando con el hereje Vigilando, le echa en
logética popular (y siempre es popular la religio- cara su antigua profesión de tabernero y le dice:
sa) no puede guardar las formas enguantadas y "Otras cosas aprendiste (y no teología) desde tu
sobrias de la academia y de la escuela. No se temprana edad; á otros estudios te has dedicado.
convence al pueblo sino hablándole al corazón No es por cierto cosa que pueda ejecutar bien un
y á la imaginación, y éstos sólo se emocionan con mismo hombre, averiguar el valor de las mone-
la literatura calurosa y encendida y apasionada. das y el de los textos de la Escritura; catar los
llegar á la época moderna se nos presenta el
vinos y tener inteligencia de los Profetas y de tipo encantador de San Francisco de Sales, que
los Apóstoles.1' Y se ve que el santo controver- por su exquisita delicadeza y mansedumbre me-
sista les tenía afición á esos modos de desautori- reció ser llamado viva imágen del Salvador.
zar al adversario, pues en otra ocasión, atacando ¿Creis que les guardó consideración alguna á
al mismo Vigilancio, que negaba la excelencia los herejes de su tiempo y país? ¡Cá! les perdonó
de la virginidad y del ayuno, pregúntale con fes- sus injurias, les colmó de beneficios, procuró
tivo donaire, "si lo predicaba así para no perder hasta salvar la vida á quien había atentado con-
el consumo de su taberna." ¡Oh! ¡cuántas cosas tra la suya. Llegó á decir á un su rival: "Si me
hubiera dicho un crítico liberal si eso hubiese arrancaseis un ojo no dejaría con otro de miraros
escrito contra un hereje de hoy uno de nuestros como hermano" Pues bien; con los enemigos de
controversistas! su fe no guardaba clase alguna de temperamento
¿Qué diremos de San Juan Crisóstomo en su ó consideración. Preguntado por un católico si
famosa invectiva contra Eutropio; que en perso- podía decir mal de un hereje que esparcía sus
nal y agresiva no tiene comparación sino con las venenosas doctrinas, le contestó: "Sí, podéis,
tan 'agrias de Cicerón contra Catilina ó contra con tal que no digáis de él cosa contraria á la
Verres? El melifluo Bernardo no era ciertamente verdad, y solo por el conocimiento que tengáis
de miel al tratar con los enemigos de su fe. A de su mal modo de vivir: hablando de lo dudoso
Arnaldo de Brescia (gran agitador liberal de su como dudoso y según el grado mayor ó menor
siglo) le.llama con todas sus letras "seductor, de duda que sobre esto tengáis." Más claro lo
vaso de injurias, escorpión, lobo cruel." El buen dejó dicho en su Filotea, libro tan precioso como
Santo Tomás de Aquino olvida la calma de sus popular. Dice así: "Los enemigos declarados de
frios silogismos para dirigirse en vehemente apos- Dios y de la Iglesia deben ser vituperados lo
trofe contra su adversario Guillermo de Saint- más que se pueda. La caridad obliga á cada
Amour y sus discípulos, y llamarlos á boca llena, cual á gritar "¡al lobo!" cuando éste se ha meti-
"enemigos de Dios, ministros del diablo, miem- do en el rebaño, y aun en cualquier lugar en
bros del Anticristo, ignorantes, perversos, repro- que se le encuentre."
bos." Nunca dijo tanto el insigne Luis Yeuillot. ¿Habrá necesidad de dar á nuestros enemigos
El dulcísimo san Buenaventura increpa á Geral- un curso práctico de retórica y de crítica litera-
do con los epítetos de "imprudente, calumniador, ria? Hé aquí lo que hay sobre la tan decantada
espíritu maléfico, impío, impúdico, ignorante, cuestión de las formas agresivas de los escritores
embustero, malhechor, pérfido é insensato." Al
ultramontanos, vulgo católicos verdaderos. La XXIIi
caridad nos prohibe hacer á otros lo que razona-
blemente no hemos de querer para nosotros mis- Si es conveniente al combatir el error c o m M r y^de-
mos. Nótese el adverbio razonablemente, en el sautorizar la personalidad del que lo sustenta y
cual está todo el quid de la cuestión. La diferen- propala.
cia esencial de nuestro modo de ver y del de los
liberales en este asunto, es el de que estos seño-
res consideran á los apóstoles del error como • J f a ^ k alguno: "Pase esto con las doc-
simples ciudadanos libres, que en uso de su per- f I I trinas en abstracto. Mas, ¿es convemen-
fecto derecho, opinan de otro modo en Religión, ^ m te al combatir el error, por mas que sea
y así se creen obligados á respetar aquella su error, cebarse y encarnizarse en la pei-
opinión y á no contradecirla más que en los tér- sonalidad del que lo sustenta?"
minos de una discusión libre; al paso que noso- R e s p o n d e r e m o s á eso, q u e m u c h í s i m a xcces
tros no vemos en ellos sino enemigos declarados si es conveniente, y no conveniente, sino
s ó l o
de la fe que estamos obligados á defender, y en indispensable y meritorio ante Dios y ante> la so-
sus errores no miramos libres opiniones, sino ciedad. Y aunque bien deduc i s e esta
p u d i e r a
formales herejías y maldades, como enseña la afirmación de lo que llevamos anteriormente ex-
ley ele Dios. Con razón, pues, dice un gran his- ^ué^to" queremos todavía tratarla exprofeso aquí,
toriador católico á los enemigos del Catolicismo: núes es grandísima su importancia.
"Vosotros os hacéis infames con vuestras accio- Enefecto; no es poco frecuente la acusación
nes, pues bien, yo os acabaré de cubrir de infa- que se hace'al apologista católico de andare
mia con mis escritos." Y por igual tenor ense- siempre en personalidades; y cuando se le ha
ñaba á la viril generación romana de los primeros echado en caía á uno de los nuestros lo de que
tiempos de Roma la ley de las Doce tablas: Ad- comete una personalidad, paréceles á los libera-
versus hostem oeterna auctoritas esto. Que se les v á los resabiados de Liberalismo, que ya no
podría traducir: "A los enemigos, guerra sin hay más que decir para condenarle.
cuartel." Y no obstante no tienen razón; no, no la tie-
nen Las ideas malas han de ser combatidas 5
desautorizadas, se las ha de hacer aborrecibl s
y despreciables y detestables a la m u í t i t u d a £
que intentan embaucar y seducir. Mas da la ca
sualidad de que las ideas no se sostienen por sí la justicia la mentira. Eso 110; nadie en esto se
propias en el aire, ni por sí propias se difunden salga un punto de la verdad: pero dentro de los
y propagan, ni por sí propias hacen todo el daño límites de ésta, recuérdese aquel dicho de Cre-
á la sociedad. Son como las flechas y halas, que tineau-Joly: La verdades ¡a única caridad per-
á nadie herirían si no hubiese quien las dispa- mitida á Ja historia.; y podría añadir: A la de-
rase con el arco ó con el fusil. fensa religiosa y social. .
Al arquero y al fusilero se deben dirigir, pues, Los mismos santos Padres que hemos citado
primariamente los tiros del que desee destruir prueban esta tesis. Aun los títulos de sus obras
su mortal puntería, y todo otro modo de hacer dicen claramente que, al combatir las herejías,
la guerra sería tan liberal como se quisiese, pe- el primer tiro procuraban dirigirlo á los heresiar-
ro no tendría sentido común. Soldados con ar- cas. Casi todos los títulos de las obras de san
mas de envenenados proyectiles son los autores Agustín se dirigen al nombre del autor de la he-
y propagandistas de heréticas doctrinas; sus al- rejía. Contra Fortunatum manichceum; Ádver-
iñas son el libro, el periódico, la arenga pública sus Adamanctum; Contra Felicem; Contra Se-
la influencia personal. No basta, pues, ladearse cundinum; Quis fuerit Petilianus; De gesUs
para evitar el tiro, no; lo primero y más eficaz Pelagii; Quis fuerit Julianus, etc. De suerte
es dejar inhabilitado al tirador. Así conviene que casi toda ía polémica del grande Agustín
desautorizar y desacreditar su libro, periódico ó fué personal, agresiva, biográfica, por decirlo asi,
discurso; y no sólo esto, sino desautorizar v des- tanto como doctrinal; cuerpo á cuerpo con el he-
acreditar en algunos casos su persona. Sí, su reje tanto como contra la herejía. Y asi podría-
persona, que este es- el elemento principa^ del mos decir de todos los santos Padres.
combate, como el artillero es el elemento princi- ¿De dónde ha sacado, pues, el Liberalismo la
pal de la artillería, no la bomba, ni la pólvora, novedad de que al combatir los errores se debe
ni el cañón. Se le pueden, pues, en ciertos ca- prescindir de las personas, y áun mimarlas y aca-
sos sacar al público sus infamias, ridiculizar sus riciarlas? Aténgase á lo que le enseña sobre es-
costumbres, cubrir de ignominia su nombre y ape to la tradición cristiana, y déjenos a los ultra-
llido. Sí, señor; y se puede hacer en prosa, en montanos defender la fe como se ha defendido
verso, en serio, en broma y en grabado, y por to- siempre en la Iglesia de Dios. ¡Que hiera la es-
das las artes y por todos los procedimientos que pada del polemista católico, que hiera y que va-
en adelante se puedan inventar. Sólo debe te- ya derecha al corazón, que ésta es la única ma-
nerse en cuenta que no se ponga en servicio de nera real y eficaz de combatir!
14
que trataban con otros católicos cuestiones libres
XXIV entre ellos; 110 á católicos que sostenían con an-
ti-catóíicos declarados el recio combate de la fe.
Resuélvese una objeción á primera vista grave' E s evidente que no aludió á las incesantes ba-
contra la doctrina de los dos capítulos precedentes. tallas entre católicos y liberales; que por lo mis-
mo que el Catolicismo es la verdad y el Libera-
lismo la herejía, han de reputarse en buena ló-
&||¡giFiciJLTAD, á primera vista gravísima pue- gica batallas entre católicos y herejes. Es evi-
SÉ1 P^ecer oponerse por nuestros con- dente que quiso se entendiesen sus consejos sólo
trarios á la doctrina que en los anterio- en relación con nuestras disidencias de familia,
* res capítulos acabamos de sentar. Nos que no pocas son por desgracia, y que no preten-
conviene dejar de esos escrúpulos (ó lo que fue- dió que con los eternos enemigos de la Iglesia y
ren) limpio y desembarazado nuestro camino. de la fe luchásemos nosotros con armas sin filo
El Papa, dicen, y es cierto, lia recomendado y sin punta, usadas sólo en justas y torneos. De
diferentes veces á los periodistas católicos la consiguiente, no hay oposición entre la doctrina
templanza y moderación en las formas de la po- sentada por nosotros y la que contienen los alu-
lémica, la observancia de la caridad, el huir las didos Breves y Alocuciones de Su Santidad. Por-
maneras agresivas, los epítetos denigrantes y^as que Ta oposición en buena lógica debe^ ser ejus-
injuriosas personalidades. Y esto, dirán ahora, dem, de eodem et secumdum idem. Y aquí na-
es lo diametralmente opuesto á cuanto acabais da de esto tiene lugar.
de exponer. ¿Y cómo podría la palabra del Papa interpre-
Vamos á demostrar que no hay contradicción tarse rectamente de otra manera? Es regla de
¡válganos Dios! entre estas nuestras indicaciones sana hermenéutica que un texto de las sagradas
y los sabios consejos del Papa. Y no nos costa- Letras debe interpretarse en sentido literal, cuan-
rá, por fortuna, ponerlo patente. do á este sentido no se opone el restante contex-
E n efecto; ¿á quién se ha dirigido el Papa en to de los Libros santos; acudiendo al sentido li-
esas sus repetidas exhortaciones? Siempre á la bre ó figurado cuando aparece dicha oposición.
prensa católica, siempre á los periodistas católi- Análogo es lo que podemos establecer al tratar
cos, siempre suponiendo que lo son. De consi- de la interpretación de los documentos pontifi-
guiente, es evidente que al dar tales consejos de cios.
moderación y templanza, los refirió á católicos ¿Puede suponerse al Papa en contradicción
con toda la tradición católica desde Jesucristo carse. A los sectarios de la Commune llamo en
hasta nuestros días? ¿Puede ncreerse condenados una ocasión solemnísima demonios, y a los del
de una plumada el estilo y manera de los más catolicismo-liberal llamó peores que esos demo-
insignes apologistas y controversistas de la Igle- nios. Esta frase dió la vuelta al mundo, y sali-
sia, desde san Pabo hasta san Francisco de Sa- da de los labios mansísimos del Papa, quedóle
les? Es evidente que no. Y es evidente que así grabada en la frente al Liberalismo como estig-
sería si debiesen entenderse tales consejos de ma de eterna execración. ¿Quién, despues de
moderación y templanza en el sentido en que ella, temerá excederse en la dureza de los cali-
(para su conveniencia particular) los interpreta ficativos? , , , - , ' v r<
el criterio liberal. Es, pues, sólo admisible con- Y las mismas palabras de la Encíclica Cum
clusión de que el Papa, al dar tales consejos (que multa, de que tanto ha abusado contra los mas
para .todo buen católico deben ser preceptos) in- firmes católicos la impiedad liberal, aquellas
. tentó referirse, no á las polémicas entre católi- mismas palabras en que nuestro santísimo Pa-
cos y enemigos del Catolicismo, como son los li- dre León XIII encarga á los escritores catolicos
berales, sino á las de los buenos católicos en sus que "las disputas en defensa ele los sagrados de-
disidencias y diferencias entre sí. rechos de la Iglesia no se hagan con altercados,
No, no puede ser de otra manera, y lo dice el sino con moderación y templanza, de suerte que
mismo sentido común. Nunca en batalla alguna dé al escritor la victoria en la contienda, mas
les encargó el capitán á sus soldados que no hi- bien el peso de las razones que la violencia y as-
riesen demasiado al adversario; nunca les reco- pereza del estilo," es evidente que no pueden
mendó blandura con él; nunca halagos y conside- entenderse más que de las polémicas entre ca-
raciones. La guerra es guerra; y nunca se hizo tólicos y católicos sobre el mejor modo de servir
de otra manera que ofendiendo. Sospecha lleva á su causa común, no á las polémicas entre ca-
de ser traidor el que en el fragor del combate tólicos y enemigos declarados del Catolicismo,
anda gritando entre las filas de los leales: "¡Cui- cuales son los sectarios formales y conscientes
dado con que no se disguste el enemigo! no ti- del Liberalismo. .
rarle demasiado al corazón!" Y la prueba está al ojo con solo mirar el con-
Pero ¿qué mas? E l mismo Papa Pió IX nos dió texto de la referida preciosísima Encíclica.
por sí propio la interpretación auténtica de aque- El Papa acaba de exhortar á que se manten-
llas palabras, y mostró de que manera aquellos gan unidas las Asociaciones y los individuos ca-
consejos de templanza y moderación deben apli- tólicos Y después de ponderar las ventajas de
esta unión, señala como medio principalísimo
XXV.
para conservarla, esta moderación y templanza
en el estilo que acabamos de indicar.
Confírmase lo últimamente dicho con un
He aquí deducido de esto un argumento que
no tiene contestación.
muy concienzudo artículo de "La Civiltà cattolica."
El Papa recomienda la suavidad del estilo á
los escritores católicos para que les ayude á con- ¿»••M « ... „
servar la paz y la mutua unión. Es así que esta -SUDAMOS se encuentre salida a este argu-
paz y mutua unión solo debe quererla el Papa mento porque no la tiene. Mas como la
materia es trescendentalísima, y ha si-
entre católicos y católicos, y no entre católicos y
do objeto en estos últimos tiempos de
enemigos del Catolicismo. Luego la suavidad y acalorada controversia; siendo además escasa y
moderación que recomienda el Papa á los escri- de flojo peso nuestra autoridad para fallar sobre
tores sólo se refiere á las polémicas de los cató- ella en definitiva; habrán de permitirnos nues-
licos entre sí, nunca á las que debe haber entre tros lectores aduzcamos aquí en pro de nuestras
católicos y sectarios del error liberal. Más cla- doctrinas voto de más reconocida, por no decir
ro. Esta moderación y templanza la ordena el de incontestable y de incontestada competencia.
Papa como medio para el fin de aquella unión. Es el de La Civiltà cattòlica, periódico reli-
Aquel medio debe, de consiguiente, caracteri- gioso el primero del mundo, no oficial en su re-
zarse por este fin al que se ordena. Es así que dacción, pero sí en su origen, pues fué fundado
este fin es puramente la unión entre católicos, por Breve especiál de Pio IX, y por él confiado
nunca (qúia absurdum) entre católicos y ene- á los padres de la Compañía de Jesús. Este pe-
migos del Catolicismo. Luego tampoco debe en- riódico, pues, que no deja sosegar con sus artí-
tenderse aplicada á otra esfera aquella mode- culos, ya en serio, ya en sátira, á los liberales de
ración. su país, se vio varias veces reprendido de falta
de caridad por esos mismos liberales. Para con-
testar á estas farisáicas homilías sobre la tem-
planza y la caridad, publicó dicha Civiltà un ar-
tículo donosísimo y lleno de chiste, á la par que
de profunda filosofía. Vamos á reproducirlo aquí
para cansuelo de nuestros liberales y desengaño
esta unión, señala como medio principalísimo
XXV.
para conservarla, esta moderación y templanza
en el estilo que acabamos de indicar.
Confírmase lo últimamente dicho con un
He aquí deducido de esto un argumento que
no tiene contestación.
muy concienzudo artículo de "La Civiltà cattolica."
El Papa recomienda la suavidad del estilo á
los escritores católicos para que les ayude á con- ¿»••M « „
servar la paz y la mutua unión. Es así que esta -SUDAMOS se encuentre salida a este argu-
paz y mutua unión solo debe quererla el Papa mento porque no la tiene. Mas como la
materia es trescendentalísima, y ha si-
entre católicos y católicos, y no entre católicos y
do objeto en estos últimos tiempos de
enemigos del Catolicismo. Luego la suavidad y acalorada controversia; siendo además escasa y
moderación que recomienda el Papa á los escri- de flojo peso nuestra autoridad para fallar sobre
tores sólo se refiere á las polémicas de los cató- ella en definitiva; habrán de permitirnos nues-
licos entre sí, nunca á las que debe haber entre tros lectores aduzcamos aquí en pro de nuestras
católicos y sectarios del error liberal. Más cla- doctrinas voto de más reconocida, por no decir
ro. Esta moderación y templanza la ordena el de incontestable y de incontestada competencia.
Papa como medio para el fin de aquella unión. Es el de La Civiltà cattòlica, periódico reli-
Aquel medio debe, de consiguiente, caracteri- gioso el primero del mundo, no oficial en su re-
zarse por este fin al que se ordena. Es así que dacción, pero sí en su origen, pues fué fundado
este fin es puramente la unión entre católicos, por Breve especiál de Pio IX, y por él confiado
nunca (qúia absurdum) entre católicos y ene- á los padres de la Compañía de Jesús. Este pe-
migos del Catolicismo. Luego tampoco debe en- riódico, pues, que no deja sosegar con sus artí-
tenderse aplicada á otra esfera aquella mode- culos, ya en serio, ya en sátira, á los liberales de
ración. su país, se vió varias veces reprendido de falta
de caridad por esos mismos liberales. Para con-
testar á estas farisáicas homilías sobre la tem-
planza y la caridad, publicó dicha Civiltà un ar-
tículo donosísimo y lleno de chiste, á la par que
de profunda filosofía. Vamos á reproducirlo aquí
para cansuelo de nuestros liberales y desengaño
de tantos pobres católicos resabiados que les ha "Pues en definitiva, caridad es caridad; y que
cen coro, escandalizándose á todas horas por no la tengan los liberales, está muy en su lugar
nuestra tan anatematizada falta de moderación. y se comprende perfectamente; pero que no la
Dicho artículo se titula: "¡Un poco de cari- usen escritores como los de La Civiltà cattolica,
dad!" y es como sigue: este sí que es otro cantar.
"Dice De Maistre, que la Iglesia y los Papas "Justo castigo de Dios es que los liberales,
nunca pidieron para su causa más que verdad y que tanto han aborrecido siempre la pública men-
justicia. "Todo al revés de los liberales, quienes, dicidad, hasta el punto de prohibirla en muchos
por cierto saludable horror que deben natural- países bajo pena de cárcel, se vean ahora forza-
mente de tener á la verdad y mucho más á la dos á hacerse públicos pordioseros, pidiendo de
justicia, no hacen más que pedirnos á todas ho- puerta en puerta, como picaros reaccionarios
ras caridad. un poco de caridad.
"Cerca de doce años ha que estamos por nues- "Con cuya edificante conversión al amor de la
tra parte asistiendo á.este curioso espectáculo mendiguez, han imitado los liberales aquella
que nos dan los liberales italianos, los que no otra no menos célebre, y edificante conversión de
cesan un punto de mendigar lacrimosamente, un rico avaro á la virtud de la limosna. El cual,
fastidiosamente, desvergonzadamente nuestra habiendo asistido una vez al sermón y oido una
caridad, suplicándonos, puestos los brazos en exhortación muy fervorosa á la práctica de ella,
cruz, en prosa y en verso, en folletos y en perió- de tal suerte se conmovió, que llegó á tenerse
dicos, en cartas públicas y privadas, anónimos y por verdaderamente convertido. Y á la verdad,
pseudónimos, directa ó indirectamente, que ¡por habíale gustado sobremanera el sermón, tanto
Dios! tengamos con ellos un poco de caridad; que que (decía él al salir del templo) es imposible
no nos permitamos ya más hacer reir al prójimo que esos buenos cristianos que lo han escuchado
á su costa; que no nos entretengamos en exami- no me den de vez en cuando y desde boy en ade-
nar tan al pormenor y con tantos perfiles sus lante alguna cosa por caridad. Así nuestros
elevados escritos; que no seamos tan pertinaces siempre estupendos liberalazos, despues de ha-
en saoar á luz sus gloriosas hazañas; que haga- ber demostrado con hechos y con escritos (cada
mos vista gorda y oidos sordos para con sus des- cual según sus alcances) que le tienen á la cari-
cuidos, solecismos, mentiras, calumnias y misti- dad el mismo amor que el diablo al agua bendi-
ficaciones; que (en una palabra) los dejemos vi- ta; cuando después, oyendo hablar de aquella,
vir en paz vuelven en sí y recuerdan que hay en el mundo
16
misario de policía, cuando á las buenas quería
algo que se llama la virtud de la caridad, y que llevarle á la cárcel, porque presumía que, á las
esa puede en ocasiones serles de algún provecho, malas, el mancebo no se había de dejar condu-
muéstranse de repente furiosamente enamorados cir. "Creedme (le decía á Renzo), creedme á mí,
de ella, y vánla pidiendo á voz en cuello al Pa- que soy práctico en esas cosas. Caminad pasito
pa, á los Obispos, al clero, á los frailes; á los pe- y en derechura, sin ladearos acá ni allá, sin que
riodistas, á todos hasta á los redactores de La os noten; así nadie reparará en nosotros, nadie
Civiltá. advertirá lo que hay, y conserváis así vuestro ho-
"¡Y es preciso oírles cuan bellas razones sa- nor."
ben aducir en su abono! A creerles á ellos, no ha- "Mas aquí observa Mauzoni que/'de tan gala-
blan en eso por interés propio, ¡santo Dios! sino nas razones Renzo 110 creía ni una, ni que el co-
por.el interés de nuestra religión santísima, que misario le quisiese á él, ni que tomase muy á pe-
tienen ellos en las entretelas del corazón, y que cho su honra y reputación, ni que de veras tuviese
no pueden menos que salir muy perjudicada del intención alguna de favorecerle. De suerte que
modo tan poco caritativo con que nosotros la de- tales exhortaciones 110 sirvieron más que de con-
fendernos. Hablan por el interés de los mismos firmarle en el designio ya preconcebido de por-
reaccionarios, y especialmente (¡quién lo creye- tarse enteramente al revés."
ra!) por el de nosotros mismos, los redactores de
"Designio que (hablando en plata) estamos
la Civilta cattolica. "¿Qué necesidad teneis, en
muy tentados de formar también nosotros. Por-
efecto (así dicen en tono cofidenCial) de meter-
que no sabemos, á fe, persuadirnos de que á los
os en esas peleas? ¿No teneis bastantes hostili-
liberales les importa poco ó mucho el daño mu-
dades que arrostrar? Sed tolerantes, y lo serán
cho ó poco que podamos causar á la Religión, ó
Con vosotros vuestros adversarios. ¿Qué os ga-
de que se tomen gran pena por lo que realmente
nais con este ruin oficio de perros aullando siem-
á nosotros pueda convenirnos. Creemos, al con-
pre al ladrón? Y si á la postre salís de eso mo-
trario, que si los liberales juzgasen verdadera-
lidos y apaleados, ¿á quien daréis la culpa sino
mente que nuestro modo de vivir perjudica á la
á vosotros mismos, que os lo andais buscando,
Religión, ó siquiera á nosotros mismos, no sola-
al parecer, con el mayor empeño?"
mente guardaríanse de advertírnoslo, sino que
"Sabia y desinteresada manera de discurrir, antes bien'nos alentarían con aplausos.
que no tiene otro defecto que el de ser muy pa- "Y se nos figura que ese hacerse el celoso y ese
recida á aquella que en la novela I promessi rogarnos que modifiquemos nuestro estilo, son
sposi recomendaba á Renzo Tramaglino el co-
clara señal de que nada pierde en eso por culpa mendigarle y La Civiltá cattolica un poco de ca-
nuestra la Religión, y que nuestros escritos tie- 4 ridad; no será inútil repitamos una vez en el prin-
nen algunos lectores, lo cual para el escritor no cipio de esta quinta serie las mismas antiguas res-
deja de ser siempre algún consuelo. puestas contra las mismas antiguas objeciones.
"Y por lo que toca á.nuestro interés y al prin- Y también será eso gran obra caritativa. No cier-
cipio utilitario, toda vez que los liberales han si- tamente aquella que nos piden los liberales, sino
do con muy justa razón tenidos siempre por gran- otra que tiene también su mérito, cual es la de
des maestros en este particular, y tienen fama de escucharlos con paciencia; no sabemos ya si pol-
haber aplicado siempre este principio más bien la centésima vez.
en provecho propio que en favor nuestro, habrán "No merece menos el tono humilde y quejum-
de permitirnos creer, como hasta hoy liemos creí- broso con que de algún tiempo acá nos andan
do, que en todo este negocio que se ventila sobre pidiendo un poco de caridad."
nuestro modo de escribir contra ellos, no somos XXVI
nosotros los que más perjudicados salimos, ni es '
la Religión.
"Por lo cual habiendo manifestado esta nues-
Continúa la hermosa
tra pobre opinión, y supuesto que las razones que y contundente cita de "La Civiltá cattolica."
podríamos llamar intrínsecas é independientes
del principio utilitario, que alegan los liberales
en favor propio y contra nuestro modo de escri- ^^ÍWSIOÜE así el famoso artículo de La Ci-
bir han sido ya muchas veces refutadas en las viltá cattolica, y proseguimos nosotros
pasadas series de La Civiltá cattolica, no nos res- la oportunísima cita de él.
taría aquí más que despedir con buenos modos á "Si nos piden (dice) los liberales la
esos mendigos de nuevo cuño, advirtiéndoles ha- verdadera caridad, única que les conviene y úni-
gan en adelante su oficio de abogados en causa ca que nosotros como redactores de La Civiltá
propia, mejor de lo que lo hacían con Renzo aque- cattolica les podemos y debemos dar, tan lejos
llos dichos esbirros del siglo XVII. Mas porque andamos de querer negársela, que, al revés, cree-
no dejan aún algunos de ellos de seguir pordio- mos habérsela prodigado muy mucho hasta ahora,
seando, v recientemente han publicado en Peru- si no según todas sus necesidades, al menos se-
sa un opúsculo con el título: "¿Qué es el llama- gún nuestra posibilidad. Es intolerable abuso de
do partido católico?" en que no se hace más que palabras el que cometen por ahí liberales, dicien-
con el manto de la caridad. Nosotros, al contra-
cío que no usamos con ellos de cavidad. La cari rio les apostrofamos de ladrones, embusteros y
dad, una en su principio, es varia y multiforme calumniadores, ejerciendo con ellos la caridad
en sus obras. Tanto usa muchas veces de la ca- más exquisita de todas, la de no adular ni enga-
ridad el padre que reciamente pega á su hijo, ñar á aquellos á quienes queremos bien. Cuando
como el que le cubre de besos. Y muy fácil es se les escapa algún disparate gramatical de or-
que sea muy á menudo menor para con su hijo la tografía, de lenguaje, ó simplemente de lógica,
caridad del padre que le besa, que la del que le quisieran ellos que hiciésemos sobre eso la vista
sacude. Nosotros pegamos á los liberales, no pue- sorda, y lloran y gimotean cuando de eso les ad-
de negarse, y les pegamos muy á menudo, con vertimos en público, quejándose de que faltamos
meras palabras, por supuesto. Pero ¿se podrá de- á la caridad. Nosotros, al revés, hacemos con ellos
cir por esto que no les amamos? ¿que no tenemos la buena obra ele obligarles como a palpar con
para con ellos caridad? Esto podíase decir más sus propias manos una cosa que deben saber; y es
bien de los que contra las prescripciones de la que no son tan grandes maestros como se les íi-
caridad interpretan mal las intenciones del pró- o-ura que no llegan á nada más que á medianejos
jimo. E n cuanto á nosotros, lo más que podrán estudiantes; y así procuramos en lo que podemos
decir los liberales es que la caridad con que les promover en Italia el cultivo ele las bellas artes,
tratamos no es la que ellos desean. Mas no por y en el corazón de esos liberales el ejercicio ele
eso deja de ser caridad, sí, señor, y es mucha ca- la humildad cristiana, ele la cual se sabe tienen
ridad; y pues son ellos quienes piden cavidad y
nosotros quienes se la regalamos de balde, bien harta necesidad.
" Q u i s i e r a n sobre toelo esos señores _ liberales
podrían recordar aquí aquel viejo refrán que di- que se les tomase siempre muy en seno, que se
ce: "A caballo regalado no le mires el pelo." les estimase, reverenciase, y obsequiase y tratase
"Quisieran ellos la caridad de que les alabáse- como personajes de importancia; resignananse
mos, admirásemos, apoyásemos, ó de que por lo á que se les refutase, sí, pero sombrero en mano,
menos les dejásemos obrar á sus anchas. Nosotros, inclinado el cuerpo y baja la cabeza en reveren-
al revés, no queremos hacerles sino la caridad de te y humildosa actitud. ¿De dónde vienen sus
gritarles, reprenderles, excitarles por mil modos quejas cuando alguna vez se les pone en solía,
á salir de su mal camino. Cuando sueltan una como se suele decir; esto es, en caricatura a
mentira, ó plantan una calumnia, ó pillan los bie- ellos, los padres de la patria, los héroes del siglo,
nes ajenos, quisieran esos liberales que nosotros los italianos de verdad, la propia Italia, como
les cubriésemos esos y otros pecádillos veniales
suelen decir de sí mismos en más compendiosa que no hay medio más eficaz para lograr se co-
expresión? ¿Quién tiene, empero, la culpa, si es rrijan de ellas, que esta chacota y risa con que
tan ridicula esa pretensión que al mismo Herá- se mueve á saludarlas todo aquel que las ve por
clito le hicieran soltar la carcajada? nosotros puestas en su debida luz? Y ¿cómo no
"¡Pues qué! ¿Hemos de estar siempre ahogan- ven que no tienen derecho alguno para acusar-
do todo movimiento natural de risa? nos, cuando así lo hacemos, de no obrar con ellos
"Dejarnos reir cuando ciertamente no se pue- como manda la caridad?
de pasar por menos, es también obra de miseri- "Si hubiesen leido la vida de su gran Víctor
cordia, que los liberales podrían otorgarnos con Alfieri, escrita por él mismo, sabrían que, cuan-
toda voluntad, ya que por su parte nada les cues- do chicuelo, su madre, que lo quería muy bien
ta. Cualquiera comprenderá muy bien que así educado, solia, cuando le atrapaba en alguna
como hacer reir honestamente á costa del vicio travesura, mandarle ir á Misa con la gorra de
y de los viciosos es de suyo cosa muy buena, se- dormir. Y cuenta Alfieri que este castigo, que
gún aquello de castigat ridéndo mores, y aque- no hacia sino ponerle algo en ridículo, de tal
llo otro de ridendo dicere verum, quid vetat? suerte le afligió una vez, que por más de tres
así hacer reír alguna que otra vez á nuestros meses se portó del modo más intachable. "Des-
lectores á costa de los liberales, es verdadera pues de lo cual (dice él,) al primer amago de
obra de misericordia y caridad, para los mismos rareza ó travesura, amenazábanme con la abo-
lectores, cpie ciertamente, no han de estar siem- rrecida gorra de dormir, y al punto entraba yo
pre sérios y con la cuerda tirante miéntras leen temblando en la línea de mis deberes. Despues,
el periódico. Y al fin y al cabo los mismos libe- habiendo caido un día en cierta faltilla, para ex-
rales, si bien lo consideran, ganan mucho en que cusar la cual le dije á mi señora madre una so-
se rian los otros á costa de ellos, por cuanto de lemne mentira; fui de. nuevo sentenciado á lle-
esta suerte viene á conocer todo el mundo, que var en público la gorra de dormir. Llegó la hora;
110 son á veces todos sus hechos tan horribles y puesta la tal gorra en la cabeza, llorando yo j
espantables como pudiera parecer, ya que la risa aullando, me tomó de la mano el ayo para salir
no suelen provocarla de ordinario más que las y me empujaba por detrás el criado.'1 Pero por
deformidades inofensivas. más que llorase y aullase y pidiese caridad, la
"¿No nos agradecerán alguna vez el caracter madre, que queria su bien, mantúvose inexora-
de inocentonas con que procuramos presentar ble- y ¿cuál fué el resultado?-"Fué, continúa
algunas de sus picardías? Y ¿cómo no advierten Alfieri, que por mucho tiempo no me atreví á
14
soltar ninguna otra mentira: y ¡quién sabe si ellos derecho alguno á quejarse de nosotros. Sa-
á aquella bendita gorra ele dormir debo yo el bido es que no á todo el mundo se puede hacer
haber salido uno de los hombres más enemigos caridad. Nuestras facultades son muy escasas:
de aquella!" E n cuya última frase despunta de hacemos la caridad según la medida de ellas,
pasada el fariseo que siempre suele tenerse por prefiriendo, como es nuestro deber, á aquellos
mejor que los demás hombres. Pero nosotros, que nos manda preferir la misma ley de la cari-
que hemos de pensar que todos los liberales tie- dad bien ordenada,
nen en mucho los elevados sentimientos de su
"Decimos nosotros (entiéndase bien) que ha-
grande Alfieri, ¿por qué no hemos de esperar
cemos á los liberales toda la caridad que pode-
que los corregiremos del feo vicio, sino de decir
mos y c r e e m o s haberlo demostrado. Mas en Ja
mentiras; por lo menos de estamparlas, envián-
suposición de que no la hagamos, insistimos aun
dolos con la gorra de dormir por más que griten
en que no por eso han de abrumarnos a quejas
y pateen y vociferen caridad, no á la Misa, que
los liberales. Hé aquí un símil que hace muy a
eso es imposible, sino á dar una vuelta por Ita-
nuestro caso. Está un asesino con su puñal,
lia, y eso no siempre que se les escape una men-
abarrado á un pobre inocente para clavárselo al
tira,* que eso seria harto frecuente, sino por lo
garguero. Acierta á pasar de pronto un quídam
menos cuando estampan un millar de ellas de
que lleva en la mano un buen garrote y le arri-
una sola vez?
ma al asesino un firme garrotazo á la cabeza lo
"No insistan, pues, los liberales en quejárse- aturde, lo ata, lo entrega á la justicia y libra
nos de que no les tratamos con caridad. Digan así, por su buena estrella, de la muerte a un
más bien, si quieren; que la caridad que nosotros inocente, y de un malvado á la sociedad.
leseamos,'esa no la reciben depraena gana. Lo "¿Este tercero ha faltado en n a d a a la caridad?
sabíamos ya. Mas eso no prueba sino que por su Si hemos de escuchar al asesino, á quien es re-
estragado" gusto necesitan ser tratados con la o-ular le duela el porrazo, claro que si. Dirá tal
sábia caridad que gastan los cirujanos con sus vez que contra lo que se llama norma incúlpala
enfermos, ó los médicos del manicomio con sus tutela el golpe fué asaz recio, y que con serlo
locos, ó las buenas madres con sus hijos em- menos podía bastar. Pero, á excepción del ase-
busteros. sino alabarán todos al pasajero, y dirán que ve-
"Más aunque fuese verdad que no tratamos rificó un acto; no sólo de valor, si que ele candad,
con caridad á los liberales, y que los tales nada no en favor del asesino ciertamente, sino en ta-
de eso han de agradecernos, 110 por eso tendrían vor de su víctima. Y que si por salvar a este
abrió los cascos á aquel sin tener tiempo de me- sean sobre toelo honrados, como poco há se lo
dir muy escrupulosamente la fuerza del golpe, aconsejó el barón de Ricasoli, con poca esperan-
no fué ciertamente por falta ele caridad, sino
za de buen éxito, á pesar de la autoridad y ejem-
porque la urgencia del lance era tal, que no se
plos de tal consejero, y podrán entonces quere-
podía usar de caridad para con el uno sin sacu-
llarse con razón si no se les trata con el respeto
dirle lindamente al ot.o, y eso sin pararse en
sutilezas sobre el más ó el menos de la inculpa- ele que, como de la libertad, pretenden ser abso-
ta tutela. lutos monopolizadores.
"Mas ya que obran tan mal como escriben; ya
. "Apliquemos la parábola. Se da á luz, por que andan siempre con el puñal en la garganta
ejemplo, un folléto maldiciente, calumnioso y ele la verdad y de la inocencia, asesinos de una
escandaloso contra la Iglesia, contra el Papa, y de otra con sus hechos y con sus libros, lleven
contra el clero, contra cualquier cosa buena en paciencia si no podemos en nuestros periódi-
Orcen muchos que todo lo de aquel folleto es cos prodigarles otra caridad que aquella algo
pura verdad, supuesto que es su autor un céle- dura que, creemos aún contra su parecer, es la
bre, distinguido y honrado escritor, cualquiera más provechesa, así á ellos como á la causa de
que sea! Si sale alguien que para defender á los los hombres de bien."
calumniados y para librar del error á los lecto-
res, le arrime unos cuantos varapalos al desver- XXVII.
gonzado autor, ¿habrá aquel faltado á la caridad?
No podrán ahora negar los liberales que se En que se dafiná la tan oportuna como decisiva
encuentran ellos más á menudo en el caso de cita de "La M i t a católica."
salteadores que en el de víctimas. ¿Qué mara-
villa sera; de consiguiente, que lleven por ello
algun trancazo? ¿Qué tendrá de extraño se que- ^ « E M O S defendido (prosigue) contra los li-
jen de que no se les trata con caridad? Ensayen ^ p l l l l berales nuestra manera especial de es-
empero no ser ellos tan bravucones y buscárm- c S p ^ cribir, demostrando que no puede estar
elos, acostúmbrense á respetar los'bienes y la más conforme á aquella caridad que
honra de los demás, no suelten tanta mentira no tan de continuo nos están recomendando. Y
derramen tanta calumnia, piénsenlo un poco án- porque hablábamos hasta aquí con liberales, á
tes ele dar su fallo sobre cualquier cosa; tengan nadie habrá causaelo maravilla el tono irónico
en mas las leyes de la lógica y de la gramática, que hemos venido empleando con ellos, no pa-
abrió los cascos á aquel sin tener tiempo de me- sean sobre todo honrados, como poco há se lo
dir muy escrupulosamente la fuerza del golpe, aconsejó el barón de Ricasoli, con poca esperan-
no f u é ciertamente por falta de caridad, sino
za de buen éxito, á pesar de la autoridad y ejem-
porque la urgencia del lance era tal, que no se
plos de t a l consejero, y podrán entonces quere-
podía usar de caridad para con el uno sin sacu-
llarse con razón si no se les trata con el respeto
dirle lindamente al ot.o, y eso sin pararse en
sutilezas sobre el más ó el menos de la inculpa- de que, como de la libertad, pretenden ser abso-
ta tutela. lutos monopolizadores.
"Mas ya que obran tan mal como escriben; ya
. "Apliquemos la parábola. Se da á luz, por que andan siempre con el puñal en la garganta
ejemplo, un folleto maldiciente, calumnioso y ele la verdad y de la inocencia, asesinos de una
escandaloso contra la Iglesia, contra el Papa, y de otra con sus hechos y con sus libros, lleven
contra el clero, contra cualquier cosa buena en paciencia si no podemos en nuestros periódi-
Orcen muchos que todo lo de aquel folleto es cos prodigarles otra caridad que aquella algo
pura verdad, supuesto que es su autor un céle- dura que, creemos aún contra su parecer, es la
bre, distinguido y honrado escritor, cualquiera más provechesa, así á ellos como á la causa de
que sea! Si sale alguien que para defender á los los hombres de bien."
calumniados y para librar del error á los lecto-
res, le arrime unos cuantos varapalos al desver- XXVII.
gonzado autor, ¿habrá aquel faltado á la caridad?
P ° d r á n a h ° r a negar los liberales que se En que se dafiná la tan oportuna como decisiva
encuentran ellos más á menudo en el caso de cita de "La Civilitá católica."
salteadores que en el de víctimas. ¿Qué mara-
villa sera; de consiguiente, que lleven por ello
algun trancazo? ¿Qué tendrá de extraño se que- ^ « E M O S defendido (prosigue) contra los li-
jen de que no se les trata con caridad? Ensayen ^ p l l l l berales nuestra manera especial de es-
empero no ser ellos tan bravucones y buscarui- cribir, demostrando que no puede estar
dos, acostúmbrense á respetar los'bienes y la más conforme á aquella caridad que
honra de los demás, no suelten t a n t a mentira no tan de continuo nos están recomendando. Y
derramen t a n t a calumnia, piénsenlo un poco an- porque hablábamos hasta aquí con liberales, á
tes de dar su fallo sobre cualquier cosa; tengan nadie habrá causado maravilla el tono irónico
en mas las leyes de la lógica y de la gramática, que hemos venido empleando con ellos, no pa-
reciénclonos, por cierto, exceso ele crueldad opo- más que se nos haya atacado con manifiestas
ner á los dichos y hechos del Liberalismo ese mentiras y con atroces imposturas, no hemos
poquitillo de figuras retóricas. Mas ya que toca- querido salir jamás en defensa de nuestra per-
mos hoy este asunto, no sera, quizá ocioso que, sona. Si empleamos, pues, alguna expresión que
cambiando por supuesto de estilo, y repitiendo pueda parecer á álguien áspera ó punzante, no
ahora lo que ya en otra ocasión hemos escrito á se nos hará la injusticia de pensar que provenga
igual propósito, demos fin á este artículo con eso de mal corazón nuestro ó de rencor que ten-
algunas palabras dirigidas en serio y con todo gamos contra los escritores que combatimos, su-
respeto á los que, no siendo en modo alguno li- puesto que no hemos recibido de ellos injuria,
berales, antes siendo firmes adversarios de tal ni siquiera les tratamos ó conocemos. E l celo
doctrina, puedan no obstante creer que jamás es que debemos todos tener por la causa de Dios
lícito, escríbase contra quién se quiera, salirse es quién nos ha puesto en el caso de gritar y de
de ciertas formas de respeto y caridad á que tal levantar como voz de trompeta nuestra voz.
vez han juzgado no se conformaban bastante "—Pero ¿y el decoro del hombre honrado? ¿Y
nuestros escritos. las'leyes de la caridad? ¿Y las máximas y ejem-
"A cual censura queriendo contestar nosotros, plos de los Santos? ¿Y los preceptos de los Após-
ya por el respeto que á esos tales debemos, ya toles? ¿Y el espíritu de Jesucristo?^—
por el interés que tenemos en nuestra propia de- "Poquito á poco. E s verdad que los hombres
fensa, no creemos poder hacerlo más cumplida- extraviados y errados han de ser tratados con ca-
mente que resumiendo aquí, con brevedad, la ridad, mas eso ha de ser cuando hay fundada es-
apología que de sí mismo hace muy extensamen- peranza de llevarlos con tal procedimiento á la
te el P. Mamachi, de la S. O. de Predicadores, verdad; si no hay tal esperanza, y sobre todo si
en la Introducción al libro III de su doctísima está probado por la experiencia que callando no-
obra: Del libre derecho de la Iglesia d adquirir sotros y no descubriendo al público el temple y
y poseer bienes temporales. "Algunos, dice, si humor del que esparce errores, redunda eso en
bien confiesan quedar convencidos de nuestras gravísimo daño de los pueblos, es crueldad no le-
razones, declárannos, sin embargo amigablemen- vantar muy libremente el grito contra tal propa-
te que hubieran deseado en las respuestas que gandista, y dejar de echarle en rostro las invec-
damos á nuestros adversarios, mayor moderación. tivas que tiene muy merecidas.
No hemos combatido por nosotros, sino por la "De las leyes de la caridad cristiana tenían, á
causa de Nuestro Señor y de su Iglesia, y por fe, muy claro conocimiento los santos Padres. Por
esto el angélico doctor santo Tomás de A quino, desdeñado del Sumo Pontífice, afamado por el
al principio de su célebre opúsculo contra los im- diablo, obrador de iniquidad, devorador del pue-
pugnadores de la Religión, presenta á Guiller- blo, boca llena de maldición, sembrador de dis-
mo y á sus secuaces (que por cierto no estaban cordias, fabricador de cismas, fiero lobo."
aún condenados por la Iglesia) como "enemigos "San Gregorio Magno, reprendiendo á Juan,
de Dios, ministros del diablo, miembros del Anti- obispo de Constantinopla, le echa en cara su
cristo, enemigos de la salud del género humano, profano y nefando orgullo, su soberbia de Luci-
difamadores, sembradores de blasfemias, repro- fer, sus necias palabras, su vanidad, su corto ta-
bos, perversos, ignorantes, iguales á Faraón, peo- lento."
res que Joviniano y Vigilando." ¿Hemos acaso . ".No de otro modo hablaron los santos Ful-
nosotros llegado á tanto? géncio, Próspero, Jerónimo, Silicio Papa, J u a n
"Contemporáneo de santo Tomás íué san Bue- Crisóstomo, Ambrosio, Gregorio Nacianceno, Ba-
naventura, el cual juzgó deber increpar con la silio, Hilario, Atanasio, Alejandro obispo de Ale-
mayor dureza á Geraldo, llamándole "protervo, jandría, los santos mártires Cornelio y Cipriano,
calumniador, loco, impío, que añadía necedad á Justino Atenágoras, Ireneo, Policarpo, Ignacio
necedad, estafador, envenenador, ignorante, em- mártir, Clemente, todos los Padres, en fin, que
bustero, malvado, insensato, pérfido." ¿Alguna en los mejores tiempos de la Iglesia se distin-
vez hemos llamado nosotros así á nuestros adver- guieron por su heroica caridad.
sarios? "Omitiré describir los cáusticos aplicados por
"Muy justamente (prosigue el P. Mamochi) es algunos de éstos á los sofistas de su tiempo, aun-
llamado melifluo san Bernardo. No nos detendre- que menos delirantes que los de los nuestros, y
mos á copiar aquí cuanto escribió durísimamente agitados de menos ardientes pasiones políticas.
contra Abelardo. Nos contentaremos con citar lo "Citaré sólo algunos pasajes de san Agustín,
que escribe contra Arnaldo de Brescia, pues ha- quien observó "que los herejes son tan insolen-
biendo éste alzado bandera contra el clero y ha- tes como poco sufridos en la reprensión; que mu-
biéndole querido privar de sus bienes, f u é uno chos, por no sufrir la corrección, apostrofan de
de los precursores de los políticos de nuestros buscarruidos y de disputadores á aquellos que
tiempos. Trátale, pues, el santo Doctor de "des- les reprenden;" añadiendo "que algunos extra-
ordenado, vagabundo, impostor, vaso de ignomi- viados han de ser tratados con cierta caritativa
nia, escorpión vomitado de Brescia, visto con ho- aspereza." Veamos ahora cómo seguía él estos
rror en Roma y con abominación en Alemania, sus propios documentos. A varios llama "seduc-
teres, malvados, ciegos tontos, hinchados de so- " Y si á la autoridad de los ejemplos quiere ver-
berbia ,calumniadores;' 1 á otros, "embusteros, de se reunida la de las razones, muy breve y clara-
cuyas bocas no salen más que monstruosas men- mente las expuso el Cardenal Pallavicini, en el
tiras, perversos, maldicientes, delirantes;'' á otros capítulo 11 del libro I de su Historia del Concilio
"neciamente locuaces, furiosos, frenéticos, en- de Trento. En la cual dicho autor, antes de em-
tendimientos de tinieblas, rostros desvergonza- pezar á probar como fué Sarpi "malvado, de mal-
dos, lenguas procaces." Y á Juliano le decía: "O dad notoria, falsificador, reo de enormes felonías,
á sabiendas • calumnias, fingiendo tales cosas, ó despreciador de toda religión, impío y apóstata,"
no sabes lo que dices, por creer á embusteros;" dice, entre otras cosas, que "así como es caridad
y en otro lugar le llama "tramposo, mentiroso, 110 perdonar la vida á un malhechor, para salvar
de no sano juicio, calumniador, necio." á muchos inocentes, así es caridad no perdonar
"Digan ahora nuestros acusadores, ¿hemos di- la fama de u n impío, para salvar la honra de mu-
cho nosotros algo de eso, ó siquiera mucho me- chos buenos." Permite toda ley que, para defen-
der á un cliente de un falso testigo, se aduzca
nos?"
en juicio y se pruebe lo que á éste puede infa-
"Mas basta ya de ese extracto, en el cual 110
marle, y que en otra ocasión el decirlo sería cas-
hemos puesto palabra nuestra, aunque algunas
tigado con gravísima pena. Por esto yo, defen-
hemos omitido de dicho P. Mamachi, entre otras diendo en este tribunal del mundo, no á un par-
las citas de los lugares de los Santos Padres, por ticular cliente, sino á toda la Iglesia católica,
deseo de abreviar. Por igual razón no hemos ex- sería vil prevaricador si no opusiese al testigo
tractado la parte de la defensa en que dicho Pa- falso aquellas notas y taclias que desvirtúan y
dre saca del Evangelio iguales ejemplos de cari- anulan su testimonio.
tativa aspereza.
"De tales ejemplos, pues, bien pueden dedu- "Si, pues, todos creerían prevaricador al aboga-
cir nuestros amables censores, que en cualquier do que, pudiendo demostrar que su acusador es
motivo en que afiancen su crítica, sea en un un calumniador, no lo hiciese por razones de ca-
principio moral, sea en reglas de conveniencia- ridad, ¿por qué no se ha de comprender de igual
social y literaria, si 110 queremos decir que su manera que, por lo menos, 110 puede acusarse de
opinión resulta plenamente refutada por el ejem- haber violado la caridad al que hace lo mismo
plo de tantos Santos, que fueron á la vez exce- con los perseguidores de toda clase de inocen-
lentes literatos,-queda por lo menos muy desau- cias? Sería esto desconocer la instrucción que da
torizada y muy de incierto valor. san Francisco de Sales en su Filotea, al final del
capítulo xx de la parte II. '"De eso, clice, excep- españoles. Conviene, pues, salvando todos los
respetos, tocar también este punto y preguntar
túo á los enemigos declarados de Dios y de su
con sinceridad y buena fe: ¿Puede haber también
Iglesia, los cuales deben ser difamados tanto co-
ministros de la Iglesia manchados de Libera-
mo se pueda (por supuesto, sin faltar á la ver
lismo?
dad), siendo gran obra de caridad gritar "¡al lo-
bo!" cuando está entre el rebaño ó en cualquiera Sí, amigo lector, sí puede haber también por
desdicha ministros de la Iglesia liberales, y los
lugar en que se le divise."
hay de esta secta fieros, y los hay mansos, y los
Hasta aquí La Civiltá cattolica (vol. I. ser. v,
hay únicamente resabiados. Exactamente como
pág. 27), cuyo artículo tiene la fuerza de su ele-
sucede entre los seglares.
vado y respetabilísimo origen; la fuerza de las
No está exento el ministro de Dios de pagar
razones incontrovertibles que aduce; la fuerza,
miserable tributo á las humanas flaquezas, y de
por fin de los gloriosos testimonios que emplaza.
consiguiente lo ha pagado también repetidas ve-
Nos parece que con mucho menos basta para con- ces al error contra la fe.
vencer á quien sea liberal ó miserablemente resa-
¿Y qué tiene esto de particular, cuando no ha
biado de Liberalismo.
habido apenas herejía alguna en la Iglesia de
XXVIII Dios que no haya sido elevada ó propagada por
algún clérigo? Más aún; es históricamente cierto,
que no han dado qué hacer ni han medrado en
Si hay ó puede haber en la Iglesia ministros de'Dios siglo alguno las herejías, que no han empezado
atacados del horrible contagio del Liberalismo. por tener clérigos á su devoción.
E l clérigo apóstata es el primer factor que bus-
M g r a n manera favorece el Liberalismo ca el diablo para esta su obra de rebelión. Nece-
sita presentarla en algún modo autorizada á los
jfcSjfc el hecho, por desgracia harto común y
ojos de los incautos, y para eso nada le sirve tan-
frecuente, de que se encuentren algunos
to como el refrendo de algún ministro de la Igle-
eclesiásticos contagiados de este error.
sia. Y como, por desgracia, nunca faltan en ella
E n estos casos la singular teología de ciertas gen- clérigos corrompidos en sus costumbres, camino
tes convierte desde luego en argumento de gran el más común de la herejía; ó ciegos de soberbia^,
peso la opinión ó los actos de tal ó cual persona causa también muy usual de todo error; de ahí
eclesiástica, y de eso hemos tenido deplorabilí- que nunca le han faltado á éste apóstoles y fau-
simas experiencias en todos tiempos los católicos
tores eclesiásticos, cualquiera que haya sido k E l principal heresiarca que ha tenido tal vez
forma con que se ha presentado en la sociedad la Iglesia iué Arrio, autor del Arrianismo, que
cristiana. llegó á arrastrar en pos de sí tantos reinos, como
Judas, que empezó en el propio apostolado á el Luteranismo de hoy. Arrío f u é un sacerdote
m u r m u r a r y á sembrar recelos contra el Salva- de Alejandría, despechado por no haber alcanza-
dor, y acabó por venderle á sus enemigos, es el do la dignidad episcopal. Y clero arriano lo hu-
primer tipo del sacerdote apóstata y sembrador bo en esta secta, hasta el punto de que gran
de cizaña entre sus hermanos; y Judas, adviér- parte del mundo no tuvo otros obispos ni sacer-
tase, f u é uno de los doce primeros sacerdotes dotes durante mucho tiempo.
ordenados por el mismo Redentor. Nestorio, otro de los famosísimos herejes de
_ L a secta de los Nicolaitas tomó origen del los primeros siglos, f u é monje, sacerdote, obispo
diácono Nicolao, uno de los siete primeros diá- d e C o n s t a n t i n o p l a y g . a u predicador. De él pro-
conos ordenados jior los Apóstoles para el servi- cedió el Nestorianismo.
cio ele la Iglesia, y compañero de san Esteban, Eutiques, autor del Eutiquianismo, era pres-
proto-mártir. bítero y abad de un monasterio de Constanti-
Paulo de Samosata, gran heresiarca del siglo nopla.
I I I , era obispo de Antioquía. Vigilando, el hereje tabernero tan donosa-
De los novacianos, que tanto perturbaron con m e n t e satirizado por san Jerónimo, había sido
su cisma á la Iglesia universal, f u é padre y au- ordenado sácerdote en Barcelona.
tor el presbítero de Roma Novaciano. Pelagio, autor del Pelagianismo, que f u é ob-
Melecio, obispo de la Tebaida, f u é autor y j e f e j e t o de casi todas las polémicas de san Agustín,
del cisma de los Melecianos. era monje, adoctrinado en sus errores sobre la
Tertuliano, asimismo sacerdote y elocuente gracia por Teodoro, obispo de Mopsuesta.
apologista, cae y muere en la h e r e j í a de los Mon- " E l gran cisma de los Donatistas llegó á contar
tañistas. gran número de clérigos y obispos.
E n t r e los Priscilianistas españoles, que tanto ° De éstos dice u n moderno historiador (Amat.
escándalo causaron en nuestra patria en el sigla Hist. de la Igles. deJ. C.): "Todos imitaron lue-
IV, figuran los nombres de Itacio y Salviano, dos go la altivez de su jefe Donato, y poseídos de una
obispos, á quienes desenmascaró y combatió Hi- especie de fanatismo de amor propio, no hubo
ginio, fueron condenados en un concilio reunido evidencia, ni obsequio, ni amenaza que pudiese
en Zaragoza. apartarlos de su dictamen. Los obispos se creían
infalibles é impecables; los particulares con es- En la Revolución francesa, los más graves es-
tas ideas se imaginaban seguros siguiendo á sus cándalos en la Iglesia de Dios los dieron los cu-
obispos, aun contra la evidencia." ras y obispos revolucionarios. Horror y espanto
De los herejes Monotelitas fué padre y doctor causan las apostasías que afligieron á los buenos
Sergio, patriarca de Constantinopla. en aquellos tristísimos tiempos. L a Asamblea
De los herejes Adopéianos, Félix, obispo de francesa presenció con este motivo escenas que
Urgel. puede leer el curioso en Henrion ó en cualquier
E n la secta Iconoclasta cayeron Constantino, otro historiador.
obispo de Natolia; Tomás, obispo de Claudiópo- Lo mismo sucedió después en Italia. Conoci-
lis, y otros prelados, á los cuales combatió san das son las apostasías públicas de Giobert y Fr.
Germán, patriarca de Constantinopla. Pantaleone, de Passaglia, del cardenal Andrea.
Del gran cisma de Oriente no hay que decir E n España hubo clérigos en los clubs ele la
quiénes fueron los autores, pues sabido es lo fue- primera época constitucional, clérigos en los in-
ron Focio, patriarca de Constantinopla, y sus cendios de los conventos, clérigos impíos en las
obispos sufragáneos Cortes, clérigos en las barricadas, clérigos entre
Berengario, el perverso impugnador de la sa- los primeros introductores del protestantismo,
grada Eucaristía, fué arcediano de la catedral después de 1869. Obispos jansenistas los hubo
de Angers. en abundancia en el reinado de Carlos III. (Véa-
Vicleff, uno de los precursores de Lutero era se sobre esto el tomo III de los Heterodoxos, por
párroco de Inglaterra; Juan Huss, su compañero Menendez Pelavo.)
de herejía era también párroco de Bohemia. Fue- Varios de éstos pidieron y muchos aplaudieron
ron ambos ajusticiados como jefes de los Viclefi- en sendas pastorales la inicua expulsión de la
tas y Husitas. Compañía de Jesús. Hoy mismo en varias dióce-
De Lutero sólo necesitamos recordar que f u é sis españolas son conocidos públicamente algu-
monje agustino de Witemberg. nos clérigos apóstatas, y casados inmediatamen-
Zuinglio era párroco de Zurich. te, como es lógico y natural.
De Jansenio, autor del maldito Jansenismo, Conste, pues, que desde Judas hasta el ex-Pa-
¿quién no sabe que era obispo de Iprés? dre Jacinto, la raza de los ministros de la Iglesia
E l cisma angHcano, promovido por la lujuria traidores á su Jefe y vendidos á l a herejía, se su-
de Enrique VIII, fué principalmente apoyado cede sin interrupción. Q.ue al lado y enfrente de
por su favorito el arzobispo Crammer. la tradición de la verdad, hay también en la so-
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ciedacl cristiana la tradición del error; en con- de ser católico (en t-uanto á merecer la conside-
traste con la sucesión apostólica de los ministros ración de tal) todo fiel, eclesiástico ó seglar, á
buenos, tiene el infierno la sucesión diabólica de quién la Iglesia separa de su seno, mientras por
los ministros pervertidos. Lo cual no debe es- una verdadera retractación y formal arrepenti-
candalizar á nadie. Recuérdese á propósito de miento no sea otra vez admitido á la comunión
esto la sentencia del Apóstol, que no se olvidó de los fieles. Cuando así suceda con un minis
de prevenirnos: Es preciso que haya herejías, tro de la Iglesia, es lobo el tal; no es pastor, ni
para que se. manifieste quiénes son entre voso- siquiera oveja. Evitarle conviene, y sobre todo
tros los verdaderamente probados. rogar por él.
2" Puede darse el caso de un ministro ele la
XXIX. Iglesia caído en la herejía, pero sin haber sido
aún oficialmente eleclarado culpable por la refe-
¿Qué conducta debe observar el buen católico con tales rida Iglesia E n este caso es preciso obrar con
ministros de Dios contagiados de Liberalismo? mayor circunspección. Un ministro de la Iglesia
caído en error contra la fe, no puede ser oficial-
mente desautorizado más que por quién tenga
J g i p s T Á bien, dirá alguno al llegar aquí. To- sobre él jerárquica jurisdicción. Puede, sin em-
esto es
¿£§§11 facilísimo de comprender, y bargo, en el terreno de la polémica meramente
^—•» basta haber medianamente hojeado la científica, ser combatido por sus errores y con-
historia para tenerlo por averiguado. victo de ellos, dejando siempre la última pala-
Más lo delicado y espinoso es exponer cuál deba bra, ó sea el fallo de la polémica á la autoridad,
ser la conducta que con tales ministros de la única infalible, del Maestro universal. Gran re-
Iglesia extraviados debe observar el fiel seglar, gla, estamos por decir única regla en todo, es
santamente celoso de la pureza de su fe así co- la práctica constante de la Iglesia de Dios, se-
mo de los legítimos fueros de la Autoridad. gún aquello de un santo Padre: Quod semper,
_ E s indispensable establecer aquí varias dis- quod ubique, qnod ab ómnibus. Pues bien. Así
tinciones y clasificaciones, y responder diferen- se ha procedido siempre en la Iglesia de Dios.
temente á cada una de ellas. Los particulares han visto en un eclesiástico
I o Puede darse el caso de un ministro de la doctrinas opuestas á las que se han enseñado
Iglesia públicamente condenado como liberal comunmente como únicas sanas. H a n dado el
por ella. E n este caso bastará recordar que deja grito sobre ellas, se han lanzado á combatirlas
131
en el libro, en el folleto, de viva voz, y han pe- En este caso aconseja la prudencia cristiana mi-
dido de esta suerte al magisterio infalible de rar con prevención al tal sacerdote resabiado,
Roma el fallo decisivo. Son los ladridos del pe- preferir á los suyos los consejos de quién no ten-
rro que advierten al pastor. Apenas hubo here- ga tales resabios, recordar á propósito de esto
jía alguna en el Catolicismo que no se empezase la máxima del Salvador: "Un poco de levadura
á confundir y á desenmascarar de esta manera. hace fermentar toda la masa." De consiguiente,
3" Puede darse el caso de que el infeliz ex- una prudente desconfianza es aquí la regla de
traviado sea un ministro de la Iglesia, al cuál mayor seguridad. Y en esto, como en todo, pe-
debamos estar particularmente subordinados. dir luz á Dios, consejo á personas dignas é ín-
EB preciso entonces proceder todavía con más tegras, procediendo siempre con gran recelo to-
mesura y mayor discreción. Hay que respetar cante á quién no juegue muy limpio ó no hable
siempre en él la autoridad de Dios, hasta que muy claro sobre los errores de actualidad.
la Iglesia lo declare desposeído de ella. Si el
Y hé aquí lo único que podemos decir sobre
error es dudoso, hay que llamar sobre él la aten-
este punto, erizado de infinitas dificultades, y
ción de sus superiores inmediatos, para que le
que es imposible resolver en tésis general. No
pidan sobre ello clara explicación. Si el error
olvidemos una observación que arroja torrentes
es evidente, 110 por esto es lícito constituirse
de luz. Más se conoce al hombre por sus aficio-
en inmediata rebeldía, sino que es preciso con-
nes personales que por sus palabras y por sus
tentarse con la resistencia pasiva á aquella au-
libros. Sacerdote amigo de liberales; mendigo
toridad. en lo que aparezca evidentemente en
de sus favores y alabanzas, V ordinariamente
contradicción con las doctrinas reconocidas por
favorecido con ellas, trae consigo, por lo regu-
.sanas en la Iglesia. Guardarle se debe empero
lar, muy sospechosa recomendación de ortodoxia
todo respeto exterior, obedecerle en lo que no
doctrinal.
aparezca (lañada ni (lañosa su enseñanza, resis-
tirle pacífica y respetuosamente en lo que se • Párense nuestros amigos en este fenómeno, y
aparte de la común sentencia católica. verán cuan segura norma y cuán atinado crite-
rio les da.
4° Puede darse el caso (y es el más general)
de que el extravío de un ministro de la Iglesia
no verse sobre puntos concretos de doctrina ca-
tólica, sino sobre ciertas apreciaciones de he-
chos ó personas, ligadas más ó menos con ella.
ES PECADO 1 3 3
i
ñor y subordinado al primero, á cuyo auxilio
XXX. únicamente se endereza. En el primero es in-
transigente é intolerante la Iglesia; va recta á
Qué debe pensarse de las relaciones que mantiene el su fin, y prefiere romperse ántes que doblegar-
Papa con los Gobiernos y personajes liberales. se: Frangí, non flecti. Véase sino la historia de-
sús persecuciones. Trátase de derechos divinos
y de deberes divinos, y por tanto en ellos no
" UES entonces (salta uno,) qué concepto cabe atenuación ni transacción. E n el segundo
hemos de formar de las relaciones y es condescendiente y benévola y sufrida. Trata,
amistades que trae la Iglesia con Go- gestiona, negocia, halaga para ablandar; calla
biernos y personas liberales, que es lo tal vez para mejor conseguir; se retira quizá pa-
ra mejor avanzar y para sacar luego mejor par-
mismo que decir con el Liberalismo?
tido. Su divisa podría ser en este orden de re-
Respuesta al canto.
laciones: Flecti. non frangí. Trátase de rela-
Hemos de juzgar que son relaciones y amis-
ciones humanas, y éstas admiten cierta flexibi-
tades oficiales, y nada más. No suponen afecto lidad y uso de especiales resortes.
alguno especial á las personas con quienes se
tienen, y mucho menos aprobación de sus actos, E n este terreno es lícito y santo todo lo que
y muchísimo menos adhesión ó sanción á sus no declara malo y prohibido la ley común en las
doctrinas. Punto es este que conviene explanar relaciones ordinarias entre los hombres. Más
algún tanto, ya que sobi e él arman gran aparato claro: la Iglesia cree en esta esfera poder valer-
de teología liberal los sectarios del Liberalismo se y se vale de todos los recursos que puede
para combatir la sana intransigencia católica. utilizar una diplomacia honrada.
Conviene ante todo observar que hay en la ¿Quién se atreverá á echárselo en rostro? Así
Iglesia de Dios dos ministerios: uno que llama- que envía emb" jadas y las recibe aun de Gobier-
remos apostólico, relativo á la propagación de nos malos, aun de príncipes infieles; d a á los
la fe y á la salvación de las almas; y otro que mismos y de los mismos recibe presentes y ob-
podríamos muy bien llamar diplomático, relativo sequios y honores diplomáticos; ofrece distin-
á sus relaciones humanas con los poderes de la ciones, títulos y condecoraciones á sus persona-
tierra. , jes; honra con frases de cortesanía y galantería
E l primero es el más noble; es, por decirlo á sus familias; concurre á sus fiestas por medio
de sus representantes.
así, el primario y esencial. E l segundo es infe-
Pero salen luego el tonto ó el liberal y dicen los cumplidos y fórmulas de cortesía usuales en
como quien habla sentencias: "Pues ¿por qué sociedad, y procuráis de todos modos entenderos
hemos de aborrecer al Liberalismo y combatir á y llegar á un acuerdo y avenencia sobre el obje-
los Gobiernos liberales, cuando trata con ellos el to en que habéis de convenir.
Papa, y los reconoce y colma de distinciones?" ¿Hablarán bien tus hijos si dicen luego: "Pues
¡Malvado ó majadero! q u e . u u a de estas cosas ó que nuestro padre trata con esas malas vecinas,
todas juntas puedes muy bien ser. Escucha una no deben de ser ellas tan malas como dice él; po-
comparación y falla luego. demos tratar con ellas también nosotras; buenas
Eres padre de familia y tienes cuatro ó seis hemos de reputar sus costumbres, modestos sus
hijas, á quienes educas con todo el rigorismo de trajes, loable y honrado su modo de vivir?" Di-
la honestidad, y viven frente ó pared en medio me, ¿no hablarían como necias tus hijas si habla-
de t u casa unas vecinas infames, y t ú estás di- sen así? Pues apliquemos ahora la parábola ó com-
ciendo continuamente á tus hijas que á aquellas paración.
malas mujeres no las han de tratar, ni siquiera L a Iglesia es la familia de los buenos (ó que
saludar, ni aun mirar; que las han de considerar deben serlo y que desea ella lo sean). Pero vive
como malas y perversas; que han de aborrecer rodeada de Gobiernos del todo perversos ó más ó
su conducta é ideas; que han de procurar dis- menos pervertidos. Y dice á sus hijos: "Aborre-
tinguirse de ellas y en nada asemejarse á ellas, ced las máximas de esos Gobiernos; combatidlos;
ni en sus dichos, ni en sus obras, ni en sus tra- su doctrina es error, sus leyes iniquidad." Pero
jes. Y tus hijas, dóciles y buenas, es claro que al mismo tiempo, por cuestiones de interés pro-
han de observar t u ley y atenerse á tus manda- pio ó de ambos á la vez, se ve ella en el caso de
tos, que no son sino de prudente y de muy avi- tratar con los jefes ó representantes de tales Go-
sado padre de familias. Mas hé aquí que en una biernos malos, y efectivamente trata con ellos,
ocasión se suscitan cuestiones en la vecindad so- recibe sus cumplidos y usa con ellos de las fór-
bre puntos comunes á ella, sobre confrontación mulas de urbanidad diplomática usuales en to-
de límites ó paso de aguas, por ejemplo; y se hace dos los paises; pacta con ellos sobre asuntos de
preciso que tú, honrado padre, sin dejar de ser interés.común, procurando sacar el mejor parti-
tal, trates en j u n t a con una de aquellas infames do posible de su situación entre tales vecinos.
mujeres, sin dejar de ser infames, ó por lo me- ¿Es malo esto? Sin duda que no. Pero ¿no es ri-
nos con quien las represente. Y teneis para eso dículo que salga luego un católico y lo tome por
vuestros tratos y cabildeos, y os ablais y os dais sanción de doctrinas que la Iglesia no cesa de
19
t>
f
claro para desautorizarle. E s en este caso la peor fwfipAMOS ahora á otra cosa, á propósito de la
plaga de la localidad. Conviene que conozca to- j | | ¡ | | última palabra que acabamos de escri-
do el mundo por diablo al que es diablo, á fin i f ^ kir. La oscuridad es el gran auxiliar de
de que no se le entregue incautamente lo prin- "' la maldad, Qui male agit odit lucem,
cipal, que es la educación. Cuando así sea, bús- ha dicho el Señor. De ahí el empeño constante
quese modo de plantear escuela contra escuela, de la herejía en envolverse entre nebulosidades.
bandera contra bandera; si hay medio, búsquese No hay gran dificultad en descubrir al enemigo
de religiosos; si no le hay, póngase á esta buena que se presenta con la visera levantada, ni la hay
obra cualquier íntegro seglar. Dése gratuita la en reconocer por liberales á los que empiezan de
escuela y á horas convenientes para todos; de buenas á primeras á declara.) que lo son. Mas es-
mañana, de tarde, de noche; los días festivos ta franqueza no conviene ordinariamente á la sec-
atraígase á los niños regalándolos y acaricián- ta. Así, pues, hay que adivinar al enemigo tras
dolos. Y dígaseles francamente que la otra es- el disfraz, y éste es muchas veces hábil y caute-
cuela del maestro malo es la escuela de Satanás. loso en gran manera. Añádase, además, que muy
Un revolucionario célebre, Dantón, gritaba sin á menudo no es lince el ojo que lo ha de recono-
cesar: "¡Audacia! ¡Audacia!" Nuestro grito de cer; se hace preciso, pues, un criterio fácil, llano,
siempre ha de ser: ¡Franqueza! ¡Franqueza! ¡Luz! popular, para distinguir á cada momento lo que
¡Luz! Nada como esto para ahuyentar á los ave- es obra católica de lo que es infernal añagaza del
chuchos del infierno, que sólo pueden seducir á Liberalismo.
favor de la oscuridad. Sucede frecuentemente que se anuncia un pro-
yecto, se da el grito de una empresa, se funda
una institución, y el fiel católico no acierta á dis-
de necesidad en el presente siglo. Dígase lo que
se quiera de sus defectos, nunca igualarán éstos XXXIV.
á sus ventajas y beneficios. Conviene, además,
favorecer la circulación de todo otro impreso de De una señal clarísima por la que se conocerá fácil-
análogo carácter, el folleto de circunstancias, el mente cuáles cosas proceden de espíritu sanamente
discurso notable, la enérgica Pastoral, etc., etc., católico y cuáles de espíritu resabiado ó radical-
3" La escuela católica. Donde el maestro ofi- mente liberal.
cial sea buen católico y de confianza, apóyesele,
con todas las fuerzas; donde no; procúrese hablar
f
claro para desautorizarle. E s en este caso la peor fwfipAMOS ahora á otra cosa, á propósito de la
plaga de la localidad. Conviene que conozca to- jj|¡j||j última palabra que acabamos de escri-
do el mundo por diablo al que es diablo, á fin i f ^ kir. La oscuridad es el gran auxiliar de
de que no se le entregue incautamente lo prin- "' la maldad, Qui mate agit odit lucem,
cipal, que es la educación. Cuando así sea, bús- ha dicho el Señor. De ahí el empeño constante
quese modo de plantear escuela contra escuela, de la herejía en envolverse entre nebulosidades.
bandera contra bandera; si hay medio, búsquese No hay gran dificultad en descubrir al enemigo
de religiosos; si no le hay, póngase á esta buena que se presenta con la visera levantada, ni la hay
obra cualquier íntegro seglar. Dése gratuita la en reconocer por liberales á los que empiezan de
escuela y á horas convenientes para todos; de buenas á primeras á declara.) que lo son. Mas es-
mañana, de tarde, de noche; los días festivos ta franqueza no conviene ordinariamente á la sec-
atraígase á los niños regalándolos y acaricián- ta. Así, pues, hay que adivinar al enemigo tras
dolos. Y dígaseles francamente que la otra es- el disfraz, y éste es muchas veces hábil y caute-
cuela del maestro malo es la escuela de Satanás. loso en gran manera. Añádase, además, que muy
Un revolucionario célebre, Dantón, gritaba sin á menudo no es lince el ojo que lo ha de recono-
cesar: "¡Audacia! ¡Audacia!" Nuestro grito de cer; se hace preciso, pues, un criterio fácil, llano,
siempre ha de ser: ¡Franqueza! ¡Franqueza! ¡Luz! popular, para distinguir á cada momento lo que
¡Luz! Nada como esto para ahuyentar á los ave- es obra católica de lo que es infernal añagaza del
chuchos del infierno, que sólo pueden seducir á Liberalismo.
favor de la oscuridad. Sucede frecuentemente que se anuncia un pro-
yecto, se da el grito de una empresa, se funda
una institución, y el fiel católico no acierta á dis-
tinguir por de pronto á qué tendencia obedece cristiano para que en tan vidriosa materia ponga
aquel movimiento, y si, de consiguiente, convie- bien asentado el pie.
ne asociarse á él ó más bien oponérsele con to- I o Observar cuidadosamente qué clase de
das las fuerzas, máxime cuando el infierno basta personas promueven el asunto. E s la primera re-
maña se da en tomar muchas veces alguno ó al- gla de prudencia y de sentido común. Se funda
gunos de los colores más atractivos de nuestra en aquella máxima del Salvador: No puede un
bandera y en emplear, hasta en ocasiones, nues- mal árbol dar buenos frutos. E s evidente que
tro usual idioma: En tales casos, ¡cuántos hacen personas liberales han de dar de sí por lo común
el juego á Satanás, creyendo emplearse buena- escritos, obras, empresas y trabajos liberales ó
mente en una obra católica! Pero se dirá: "Tie- informados de espíritu liberal, ó por lo menos
ne cada cual la voz de la Iglesia, que le puede lamentablemente resabiados de él. Véase, pues,
cuáles son los antecedentes de aquella ó aquellas
dar en esto perfecta seguridad." Está bien. Mas
personas que organizan ó promueven la obra de
la autoridad de la Iglesia no puede consultarse
que se trata. Si son tales que no os merezcan com-
á cada momento ni para cada caso particular. L a
pleta confianza sus doctrinas, mirad con preven-
Iglesia suele dejar sabiamente establecidos los ción todas sus empresas. No las reprobeis inme-
principios y reglas generales de conducta; la apli- diatamente, pues hay un axioma de teología que
cación á los mil y un casos concretos de cada .día, dice que no todas las obras de los infieles son
la deja e l l a al criterio prudencial de cada fiel. Y pecados, y lo mismo puede decirse de las de los
los casos de esta naturaleza se presentan cada liberales. Pero no las deis inmediatamente por
día, y hay que resolverlos instantáneamente, so- buenas. Recelad de ellas, miradlas con preven-
bre la marcha. E l periódico que sale, la asocia- ción, sujetadlas á más detenido examen, aguar-
ción que se establece, la pública fiesta á que se dad sus resultados.
convida, la suscrición para la que se pide, todo
esto puede ser de Dios y puede ser del diablo, y 2 o Examinar qué clase de personas lo ala-
lo peor es que puede ser del diablo presentándo- ban. E s todavía regla más segura que la ante-
se, como hemos dicho, con toda la mística grave- rior. Hay en el mundo actual dos corrientes, pú-
dad y compostura de las cosas de Dios. ¿Cómo blica y perfectamente deslindadas. L a corriente
guiarse, pues, en tales laberintos? católica y la corriente masónica ó liberal. L a pri-
mera la forman, ó mejor, la reflejan los periódi-
H é aquí un par de reglitas de carácter muy
cos católicos. L a segunda la reflejan y material-
práctico, que uos parece pueden servir á todo
mente la forman cada día los periódicos revolu-
cionarios. L a primera busca su inspiración en tos disparan desde luego bala rasa contra el que
Roma, A la segunda la inspira la Masonería. ¿Se no se aviene con su modo de pensar, y tocan in
anuncia un libro? ¿Se publican las bases de un cansables el bombo de todos los reclamos en fa-
proyecto? Mirad silo aprueba y recomienda y to- vor de lo que por un lado ú otro ayuda á su ma-
ma'por su cuenta la corriente liberal. E n este léfica propaganda. Desconfiad, pues, de cuanto
caso tal obra ó proyecto están juzgados son cosa os alaben por bueno vuestros enemigos.
suya. Porque es evidente que el Liberalismo ó Hemos recogido de un periódico los siguientes
el diablo que le inspira, reconocen inmediata- versitos que, si literariamente podrían ser mejo-
mente cuál cosa les puede dañar y cuál favore- res, no pueden ser, en cambio, más verdaderos.
cer, y no han de ser tan necios que ayuden á lo Dicen así, hablando del Liberalismo:
que "les es contrario ó se opongan á lo que les
¿Dice que sí? Pues mentira.
favorece. Tienen los partidos y sectas un instin-
¿Dice que 110? Pues verdad.
to ó intuición particular (olfactus méntis, que
Lo que él llama iniquidad,
dijo un filósofo), el cual les revela á priori lo
T ú como virtud lo mira:
que han de mirar como suyo y lo que como ene-
Al que persiga con ira,
migo. Desconfiad, pues, de todo lo que alaban y
Tenle t ú por hombre honrado:
ponderan los liberales. E s claro que le han visto
Mas evita con cuidado
á la cosa ó su origen ó sus medios ó su fin favo-
A cualquiera que el alabe.
rables al Liberalismo. No suele equivocarse en
Si esto haces, cuanto cabe,
esto el claro instinto de la secta. Más fácil es que
Y a le tienes estudiado.
se equivoque un periódico católico, alabando y
recomendando por buena una cosa que en sí tal Se nos figura que con estas dos reglas de sen-
vez no lo sea mucho, que no un periódico libe- tido común, que más bien podríamos llamar de
ral alabando por suya una obra de las varias^ so- buen sentido cristiano, hay bastante, si 110 para
bre que se entable discusión. Más fiamos, á la dar fallo decisivo á toda cuestión, al menos pa-
verdad, del olfato de nuestros enemigos que del ra no tropezar fácilmente en las escabrosidades
de nuestros propios hermanos. Al bueno, ciertos de este tan accidentado terreno en que andamos
escrúpulos de caridad y de natural costumbre de y luchamos los católicos de hoy. No se le olvide
pensar bien le ciegan á veces hasta el punto de sobre todo al católico de nuestro siglo, que la
que vea por lo menos sanas intenciones donde, tierra que pisa está minada por todas partes por
por desgracia no las hay. No así los malos. ES- las sectas secretas, que son las que dan voz y to-
21
110 á la polémica anticatólica? y á las que incons- católico de hoy los periódicos que le inspiren
cientemente se sirve muellísimas veces aun por verdadera confianza? O mejor: ¿Cuáles deben
los mismos' que más detestan su trabajo infer- inspirarle poquísima, y cuáles ninguna?
nal. L a lucha de hoy es principalmente subte- Primeramente, es claro (per se putei) que nin-
rránea y contra un enemigo invisible, que rara guna confianza deben inspirarnos tocante á Li-
vez se presenta con su verdadera divisa. Hay, beralismo los periódicos que se honran (ó se des-
pues, que oler le, más que verle; hay que adivi- honran) con llamarse á sí propios y portarse co-
narle con el instinto, más que señalarle con el mo liberales. ¡Cómo hemos de fiarnos de ellos, si
dedo. Buen olfato, pues, y sentido práctico son son precisamente los enemigos contra quienes
necesaiios, más que sutiles cavilaciones y labo- hemos á todas horas de prevenirnos, y á quienes
riosas teorías. E l anteojo-que les recomendamos hemos de andar constantemente hostilizando?
á nuestros amigos no nos lia engañado a nosotros Queda, pues, fuera de toda discusión esta parte
jamás. de la consulta. Lo que se llama liberal hoy día,
ciertamente lo es; y siéndolo, es nuestro formal
XXXV enemigo y de la Iglesia de Dios. No se tenga en
cuenta, pues, su recomendación ó aplauso, más
Cuáles son los periódicos buenos y cuáles los malos, y que para mirar como sospechoso cuanto en Reli-
qué se ha de juzgar de lo bueno que tenga un perió- gión recomiende y aplauda.
dico malo, y, al revés, de lo malo en que puede in- Hay una clase, empero; de periódicos, no tan
currir un periódico bueno. descarada y pronunciada, que gusta de vivir en
la ambigüedad de indefinidos colores y de inde-
cisas tintas. Q u e se llama á todas horas católica,
ADO que la corriente, buena ó mala, que y á ratos abomina y detesta el Liberalismo, cuan-
aplaude ó condena una cosa, ha de ser- to á la palabra por lo menos. E s la comunmente
virle al católico sencillo de común y fa- conocida por católico-liberal. De esa hay que fiar
miliar criterio de verdad, para vivir al menos aún, y no dejarse sorprender por sus moji-
menos receloso y prevenido; y dado que los perió- gaterías y pietismos. E s seguro que en todo caso
dicos suelen ser el medio en que más y mejor se apurado predominará en ella la tendencia libe-
trasparenta esta corriente, y á los que, por tanto, ral sobre la católica, aunque entre ambas se pro-
hay que acudir en más de una ocasión, puede ponga fraternalmente vivir. Así se ha visto'siem-
pre y así debe lógicamente suceder. L a corriente
preguntarse aquí: ¿Cuáles han de ser para un
'Suelen á veces periódicos malos tener algo
liberal es más fácil de seguir, y en prosélitos es bueno. ¿Qué ha de pensarse de esto bueno que
más numerosa, y es al amor propio más simpá- tienen alguna vez los periódicos malos? H a de
tica, La católica es más áspera en apariencia, pensarse que no les hace dejar de ser malos, si
tiene menos-secuaces y amigos, exige navegar es mala su intrínseca naturaleza ó doctrina. An-
siempre contra el natural corrompido impulso.de tes esto bueno puede, y suele ser, añagaza satá-
las ideas y pasiones. En un corazón ambiguo y nica para que se les recomiende, ó por lo menos
vacilante, como son los tales, es, pues, regular se les disimule lo malo esencial que traen en sí.
que ésta sucumba y aquella prevalezca. No hay No le quitan á un ser malo su natural maldad
que fiar, pues, en casos difíciles de la prensa ca- ciertas cualidades accidentalmente buenas. No
tólico-liberal. Más aún. Tiene el inconveniente son buenos un ladrón ó asesino, por más que re-
de que su fallo no nos'sirve tanto como el de la pelí cualquier día un Ave María ó le den á un
otra para formularnos prueba contradictoria, por ppbre una limosna. Malos son á pesar de estas
la sencilla razón de que este su fallo no es abso- obras buenas; porque es malo el conjunto esen-
cial de sus actos, es mala la tendencia ordinaria
luto y radical en nada, y sí por lo regular aco-
de ellos. Y si de lo bueno que hacen se sirven
modaticio.
para más autorizar su maldad, viene á hacerse
La prensa buena es la prensa íntegramente malo por su fin, hasta aquello mismo que en sí
buena, es decir, la que defiende lo bueno en sus sería ordinariamente bueno.
principios buenos y en sus aplicaciones buenas.
L a más opuesta á lo reconocidamente malo, op- Al revés, sucede que periódicos buenos incu-
posita per diametrum, como dice san Ignacio en rren alguna vez en tal ó cual error de doctrina, ó
el libro de oro de sus Ejercicios. La que está al en algún extravío de pasión, y hacen efectiva-
lado opuesto de las fronteras del error, la que mente algo que no se les puede aprobar. ¿Han
mira siempre frente á frente al enemigo; no la de llamarse por esto malos? ¿Han de reprobarse
que á ratos vivaquea con él, ó no se opone más como tales? No, por análoga, aunque inversa ra-
que á determinadas evoluciones suyas. La que zón. Lo malo en ellos es accidental; lo bueno es
es enemiga de lo malo en todo, ya que lo malo es lo sustancial y ordinario. Un pecado ó algunos
malo en todo, aun en aquello bueno que por ca- no hacen malvado á un hombre, sobre todo si pro-
sualidad pueda consigo traer alguna vez. testa no quererlos, con el arrepentimiento ó la
enmienda. No es malo más que el que á sabien-
Y vamos á hacer una observación para expli-
das v habitualmente lo es, y protesta querer ser-
car esta nuestra última frase, que á muchos pa-
recerá atrevida.
lo. Angeles no lo son los periodistas católicos ni
mucho menos, sino hombres frágiles v miserables otros, empero, pérfida acechanza con que sólo
y pecadores. Querer, pues, se les condene por pretendieron (y h a n l o logrado en parte) desunir-
tal o cual error, ó por tal ó cual indiscreción ó nos y paralizarnos. ¿Qué hemos de pensar; pues,
destemplanza, es tener de lo bueno y de lo vir- d e tales conatos unionistas los que deseamos,
tuoso un concepto farisáico y jansenístico, reñido sobre todo otro interés, el de nuestra santa Re-
con todos los principios de sana moral. Si se ha ligión?
de juzgar de esta suerte, ¿qué institución habrá "En tesis general hemos de pensar que no son
buena y digna de estima en la Iglesia de Dios? buenas ni recomendables tales uniones. Dedúce-
Resumen: Hay periódicos buenos y hay perió- se rectamente de los principios hasta aquí sen-
dicos malos. COB éstos deben sumarse los ambi- tados. E l Liberalismo es en su esencia, por mode-
guos o indefinidos. No le hacen bueno al mala rado v mojigato que se presente en la forma,
algunas cosas buenas que tenga, ni le hacen ma- oposición directa y radical al Catolicismo. Los
lo al bueno algunos defectos y aun pecados en liberales son, pues, enemigos natos de los cató-
que incurra. Si sobre estos principios juz^a v licos, y sólo en algún concepto accidental pue
falla lealmente el buen católico, rara vez se equi- den tener intereses verdaderamente comunes.
vocara. Pueden, sin embargo, darse de esto algunos
rarísimos casos. Puede, en efecto, suceder que
XXXVI contra una de las fracciones más avanzadas del
Liberalismo sea útil en un caso dado la unión de
Si es alguna vez recomendable ía unión fuerzas íntegramente católicas con las de otro
entre católicos y liberales para unfincomún, y con grupo más moderado del propio campo liberal.
Cuando realmente así convenga, deben tenerse
qué condiciones, en cuenta las siguientes bases-para la unión.
1" No partir del principio de una neutralidad
ó conciliación entre lo que son principios é inte-
J | Ü T R A cuestión se ha agitado muchísimo en reses esencialmente opuestos, cuáles son los ca-
» nuestros días, y es la relativa á la unión tólicos y los liberales. E s t a neutralidad ó conci-
J T ^ e n t r e católicos y liberales menos avan- liación está condenada por el S#llabus, y es de
zados. para el fin común de contener á consiguiente base falsa; tal unión es traición, es
la revolución más radical y desencadenada. Sue- abandono del campo católico por parte de los
no dorado o candorosa ilusión de algunos; de encargados de defenderlo. No se diga, pues:
"Prescindamos de diferencias de doctrina y de
niones, por más que en algún punto accidental
apreciación." Nunca se haga esta vil abdicación
concuerelen ellas entre sí. Para un acto transito-
de principios. Dígase ante todo: "A pesar de la
rio de defensa común ó de común arremetida,
radical y esencial oposición de principios y apre-
puede muy bien intentarse esta coalición de
ciaciones, etc." Háblese así y óbrese así para evi-
fuerzas, y puede ser laudable y de verdaderos
tar confusión de conceptos, escándalo de incau-
resultados, siempre que no se echen en olvido
tos y alardes del enemigo.
las otras'condiciones ó reglas que hemos puesto
2" Mucho menos se conceda al grupo liberal como de imprescindible necesidael.
la honra de capitanearnos con su bandera. No:
conserve cada cual su propia divisa, ó véngase A no ser con estas condiciones, no sólo no cree-
por aquellos momentos á la nuestra quien °con mos favorable la unión ele católicos y liberales
nosotros quiera luchar contra un común enemi- para empresa alguna, sino que la estimamos al-
go. Más claro; únanse ellos á nosotros; nunca tamente perjudicial. E n vez de multiplicar las
nosotros á ellos. A ellos, abigarrados siempre en fuerzas, como sucede cuando la suma es ele can-
su insignia, no les será tan difícil aceptar nués- tidades homogéneas, paralizará y anulará el vi-
tro color; á nosotros, que lo queremos todo puro gor de aquellas mismas que aisladas hubieran
y sin mezcla, ha de sernos más intolerable tal podido hacer algo en defensa ele la verdad. E s
barajamiento ele divisas. cierto que hay un proverbio que dice: "Ay del
que va solo!" Pero también hay otro enseñado
3* Nunca se crea con esto dejar establecidas por la experiencia y en nada opuesto á éste, que
bases para una acción constante y normal. No dice: "Vale más soleelad que ruin compañía."
pueden serlo más que para una acción fortuita y Creemos que es santo Tomás quien dice en no
pasajera. Una acción constante y normal no pue- recordamos qué punto: fíona est unió, sed po-
de establecerse más que con elementos homogé- tior est unitas: "Excelente cosa es la unión, pe-
neos y que engranen entre sí como ruedas per- ro mejor es la unidad." Si se debe, pues, sacrifi-
fectamente combinadas. Para entenderse duran- car la unidad verdadera en aras de una ficticia y
te mucho tiempo personas radicalmente opuestas forzada unión, nada se gana en el cambio, antes
en su convicción, fueran necesarios continuos ac- se pierde muchísimo á nuestro pobre entender.
tos ele heroica virtud por parte de todos. Y el
heroísmo no es cualidad común ni de todos los Además de estas consideraciones, que podrían
e-.reerse meras elivagaciones teóricas, la experien-
días. E s exponer, pues, una obra á lamentable
cia acreditó ya de sobra lo que sale por lo regu-
fracaso, edificarla sobre base de encontradas opi-
lar ele tales conatos ele unión. E l resultado suele
ser siempre mayor exacerbación de luchas y ren- sidades. Contentarse con el aumento, sin dete-
cores. No hay ejemplo de una coalición de éstas nerse á examinar el valor de lo aumentado, es
que haya servido para edificar ó consolidar. no solamente acumular fuerzas ficticias, sí que
exponerse, como hemos indicado, á que con ellas
XXXVII salgan paralizadas en su acción hasta las verda-
deras, si algunas hubiere. ,
Prosigue la misma materia, E s lo que pasa en nuestro caso, y que nos cos-
tará poquísimo demostrar.
La verdad tiene una fuerza propia suya que
SIN embargo, es este, como hemos dicho comunica á sus amigos y defensores. No son és-
£ ¡ | « | § antes, el sueño dorado, la eterna ilusión tos los que se la dan á ella; es ella quien á ellos
muc os
" ^ nuestros hermanos. Creen se la presta. Mas á condición de que sea ella
éstos que lo que le importa principal- realmente la defendida. Donde el defensor, so
mente á la verdad es que sean muchos sus de- capa de defender mejor la verdad, empieza por
fensores y amigos. Número paréceles sinónimo mutilarla ó encogerla ó atenuarla á su antojo, no
de fuerza: para ellos sumar, aunque sean canti- es ya tal verdad lo que defiende, sino una inven-
dades heterogéneas, es siempre multiplicar la ción suya, criatura humana de más ó menos buen
acción; así como restar, es siempre disminuirla. parecer, pero que nada tiene que ver con aque-
Vamos á esclarecer un poco más este punto, y á lla otra hija del cielo.
emitir algunas últimas observaciones sobre esta Esto sucede hoy día á muchos hermanos nues-
ya agotada materia. tros, víctimas (algunos inconscientes) del maldi-
L a verdadera fuerza y poder de todas las co - to resabio liberal. Creen con cierta buena fe de-
sas, así en lo físico como en lo moral, está más fender y propagar el Catolicismo, pero á fuerza
en la intensidad de ellas que en su extensión. de acomodarlo á su estrechez de miras y á su po-
Mayor volumen-de igual intensa materia es cla- quedad de ánimo, para hacerlo (dicen) más acep-
ro que da mayor fuerza; mas no por el aumento table al enemigo á quien desean convencer, no
de volumen, sino por el aumento ó suma mayor reparan que no defienden ya el Catolicismo, sino
de intensidades. E s regla, pues, de buena mecá- una cierta cosa particular suya, que ellos llaman
nica procurar aumento en la extensión y número buenamente así, como pudieran llamarla con otro
de las fuerzas, más á condición de que con esto nombre. Pobres ilusos que, al empezar el com-
resulten verdaderamente aumentadas las inten- bate, y para mejor ganarse al enemigo, han em-
pezado por mojar la pólvora y por quitarle el lilo
y la punta á la espada, sin advertir que espada corazón fiel, temeroso siempre, y con razón, de
sin punta y sin filo 110 es espada sino hierro vie- tales huéspedes, que son bajo cierto punto de
jo, y que la pólvora con agua no lanzará el pro- vista amigos de sus enemigos. Y , ¿no sera triste
yectil. Sus periódicos, libros y discursos, barni- que en vez de tener tal asociación un solo ene-
zados de catolicismo, pero sin el espíritu y vida migo franco v bien definido á quien combatir,
de él, son en el combate de la propaganda lo que haya de gastar parte de su propio caudal de fuer-
la espada de Bernardo y la carabina de Ambrosio, . zas en combatir, ó por lo menos en tener a raya
que tan f¡uñosas ha hecho por ahí el modismo á enemigos intestinos que destrozan ó perturban
popular para representar toda clase de armas por lo menos su propio seno? B i e n i o ha dicho
que 111 pinchan ni cortan. La Civiltà Cattolica en unos famosos artículos.
¡Ah! 110, no, amigos míos: preferible es á un "Sin esa precaución, dice, correrían peligro
ejército de esos una sola compañía, un solo pe- ciertísimo 110 solamente de convertirse tales aso-
lotón de bien armados soldados que sepan bien ciaciones (las católicas) en campo de escandalo-
lo que defienden y contra quien lo defienden y sas discordias, más también de degenerar en
con qué verdaderas armas lo deben defender. breve de los sanos principios, con grave ruma
Denos Dios de esos, que son los que han hecho propia y gravísimo daño de la Religión.'
siempre y han de hacer en adelante algo por la Por ío cuál concluirémos nosotros este capi-
gloria de su Nombre, y quédese el diablo con los tulo trasladando aquí aquellas otras tan termi-
otros, que como verdadero deshecho se los rega- nantes y decisivas palabras del mismo periodi-
lamos. co, que"para todo espíritu católico deben ser de
Lo cual sube de punto si se considera que no grandísima, por no decir de inapelable, autori-
sólo es inútil para el buen combate cristiano tal dad. Son las siguientes:
hez de falsos auxiliares, sino que es embarazosa "Con sabio acuerdo las asociaciones católicas
y casi siempre favorable al enemigo. Asociación de ninguna cosa anduvieron tan solícitas como
católica que deba andar con esos lastres, lleva en de excluir de su seno, no sólo á todo aquel que
sí lo suficiente para que 110 pueda hacer con li- profesase abiertamente las máximas del Libe-
bertad movimiento alguno. Ellos matarán á la ralismo, sí que aquellos que, forjándose la ilu-
postre con su inercia toda viril energía, ellos sión de poder conciliar el Liberalismo con el
apocarán á los más magnánimos y reblandecerán Catolicismo, son conocidos con el nombre de
á los más vigorosos; ellos tendrán en zozobra al católicos liberales.—
mí ó á mi periódico de liberales? ¿Quién os ha
XXXVIII. hecho maestro en Israel para declarar quién es
buen católico y quién nó? ¿Es á vos á quién se
Si es ó no es indispensable acudir cada vez al fallo ha de pedir patente de catolicismo?'1'' E s t a últi-
concreto de la Iglesia y de sus Pastores para saber ma frase, sobre todo, ha hecho fortuna, como se
dice, y no hay católico resabiado de liberal que
si un escrito ó persona deben repudiarse y comba- no la saque, como último recurso, en los casos
tirse como liberales. graves y apurados. Véanlos, pues, qué hay sobre
eso, y si es sana teología la que exponen los ca-
tólico-liberales sobre el particular. Planteemos
Í « O D O lo que acabais de exponer, dirá ál- ántes limpia y escueta la cuestión. E s la si-
^ § | | É § guien al llegar aquí, topa, en la prácti- guiente:
ji"'^ con una dificultad gravísima. Habéis
Para calificar á una persona ó á un escrito de
hablado de. personas y de escritos libe-
liberales, ¿debe aguardarse siempre el fallo con-
rales, y nos habéis recomendado con gran ahinco creto de la Iglesia docente sobre tal persona ó
huyésemos, como de la peste, de ellos y hasta escrito?
de su más lejano resabio. ¿Quién, empero, se
Respondemos resueltamente que de ninguna
atreverá, por sí sólo, á calificar á tal persona ó manera. De ser cierta esta paradoja liberal, fue-
escrito de liberal, no mediando ántes fallo deci- ra ella indudablemente el medio más eficaz pa-
sivo de la Iglesia docente que así los declare?" ra que en la práctica quedasen sin efecto las
H é aquí un escrúpulo, ó mejor, una tontería, condenaciones todas de la Iglesia, en lo refe-
que han puesto muy en boga, de algunos años rente así á escritos como á personas.
acá, los liberales y los resabiados de Liberalis-
L a Iglesia es la única que posee el supremo
mo. Teoría nueva en la Iglesia de Dios, y que
magisterio doctrinal de derecho y hecho; juris
hemos visto con asombro prohijada por quienes et facti, siendo su suprema autoridad, personi-
nunca hubiéramos imaginado pudiesen caer en ficada en el Papa, la única que definitivamente
tales aben-aciones. Teoría, además, tan cómoda y sin apelación puede calificar doctrinas en abs-
para el diablo y sus secuaces, que en cuanto un tracto, y declarar que tales doctrinas las contie-
buen católico les ataca ó desenmascara, al punto ne ó enseña en concreto el libro de tal ó cuál
se les ve acudir á ella y refugiarse en sus trin- persona. Infalibilidad no por ficción legal, co-
cheras, preguntando con aires de magistral au- mo la que se atribuye á todos los tribunales su-
toridad: "¡Y quién sois vos para calificarme á
premos de la tierra, sirio real y efectiva, como en calidad de tal, discernir los pastos saludables
emanada de la continua asistencia del Espíritu de los venenosos. No es infalible su declaración,
Santo, y garantida por la promesa solemne del pero debe tenerse por digna de respeto, según
Salvador. Infalibilidad que se ejerce sobre el las condiciones dichas en el párrafo anterior.
dogma y sobre el hecho dogmático, y que tiene 3" E l de los directores de conciencias. Apo-
por tanto toda la extensión necesaria para dejar yados en sus luces y conocimientos, pueden y
perfectamente resuelta, en última instancia, deben los confesores decir á sus dirigidos lo que
cualquier cuestión. les parezca, sobre tal doctrina ó libro de que se
Ahora bien. Esto se refiere al fallo último y les pregunta: apreciar según las reglas de moral
decisi vo, al fallo solemne y autorizado, al fallo y filosofía, si tal lectura ó compañía puede ser
irreformable é inapelable,' al fallo que hemos peligrosa ó nociva para su confesado, y hasta
llamado en última instancia. Mas no excluye pueden con verdadera autoridad intimarle se
para luz y guía de los fieles otros fallos menos aparte de ellas. Tiene, pues, también un cierto
autorizados pero sí también muy respetables, fallo sobre doctrinas y personas el confesor.
que no se pueden despreciar y que pueden has- 4 o E l de los simples teólogos consultados por
ta obligar en conciencia al fiel cristiano. Son los el fiel seglar. Peritis in arte credendum, dice
siguientes, y suplicamos al lector se fije bien en la filosofía, "se ba ele creer á cada cuál en lo
su gradación: que pertenece á su profesión ó carrera." No se
1" E l de los Obispos en sus diócesis. Cada entiende que goce en ella el tal de verdadera
Obispo es juez en su diócesis para el exámen infalibilidad, pero sí que tiene una cierta espe-
de las doctrinas y calificación de ellas, y decla- cial competencia para resolver los asuntos con
ración de cuáles libros las contienen y cuáles ella relacionados. Ahora bien. Al teólogo gra-
nó. Su fallo no es infalible, pero es respetabilí- duado le da la Iglesia un cierto derecho oficial
simo y obliga en conciencia, cuando no se halla para explicar á los fieles la ciencia sagrada y
en evidente contradicción con otra doctrina pre- sus aplicaciones. E n uso de este derecho escri-
viamente definida, ó cuando no le desautoriza ben de teología los autores, y califican y fallan
otro fallo superior. según su leal saber y entender. Es, pues, cierto
que gozan de una cierta autoridad científica pa-
2* E l de los Párrocos en sus feligresías. Este
ra fallar en asuntos de doctrina, y para declarar
magisterio está subordinado al anterior, pero
qué libros la contienen ó qué personas la profe-
goza en su más reducida esfera de análogas atri-
san. Así simples teólogos censuran y califican,
buciones. E l Párroco es pastor, y puede y debe,
23
por mandato del Prelado, los libros que se dan á ni siquiera humilde zagal de él: es simplemente
la imprenta, y garantizan con su firma su orto- servirle de perro para avisar con sus ladridos.
doxia, No son infalibles, pero le sirven al fiel de Oportet adla.trare canes, recordó á propósito do
norma primera en lo casero y usual de cada día, esto muy oportunamente un gran obispo español,
y deben estos atenerse á su fallo basta que lo digno de los mejores siglos de nuestra historia.
anule otro superior. ¿Por ventura no lo entienden así los máscelo-
5 o E l de la simple razón humana debidamen- sos Prelados, cuando, en repetidas ocasiones, ex-
te ilustrada. Sí, señor, hasta eso es lugar teoló- hortan á sus fieles á abstenerse de los malos pe-
gico, como se dice en teología; es decir hasta eso riódicos ó de los malos libros sin indicarles cuá-
es criterio científico en materia de religión. L a les sean éstos, persuadidos como están de que
fe domina á la razón; ésta debe estarle en todo les bastará su natural criterio ilustrado por la fe
subordinada. Pero es falso que la razón nada pue- para distinguirlos, aplicando las doctrinas ya
da por sí sola, es falso que la luz inferior encen- •conocidas sobre la materia? Y el mismo Indice
dida por Dios en el entendimiento humano no ¿contiene acaso los títulos de todos los libros
alumbre nada, aunque no alumbre tanto como la prohibidos? ¿No figuran al frente de él, con el
luz superior. Se le permite, pues, y aun se le carácter de Reglas generales del Indice, ciertos
manda al fiel discurrir sobre lo que cree, y sacar principios á los que debe atenerse un buen cató-
de ello consecuencias, y hacer aplicaciones, y de- lico para considerar como malos muchos impre-
ducir paralelismos y analogías. Así puede el sim- sos que el Indice no designa, pero que, sobre las
ple fiel desconfiar ya á primera vista de una doc- reglas dadas, quiere que juzgue y falle por sí
trina nueva que se le presente, según sea mayor propio cada uno de los lectores?
ó menor el desacuerdo en que la vea con otra de-
finida. Y puede, si este desacuerdo es evidente, Pero vengamos á una consideración más gene-
combatirla como mala, y llamar malo al libro que ral. ¿De qué serviría la regla de fe y costumbres,
la sostenga. Lo que no puede es definirla ex ca- si á cada caso particular no pudiese hacer inme-
thedra; pero tenerla para sí como perversa, y diata aplicación de ella el simple fiel, sino que
como tal señalarla á los otros para su gobierno, debiese andar de continuo consultando al Papa
y dar la voz de alarma y disparar los primeros ó al Pastor diocesano? Así como la regla-general
tiros, eso puede hacerlo el fiel seglar, eso lo ha de costumbres es la ley, y sin embargo tiene ca-
hecho siempre y se lo ha aplaudido siempre la da uno dentro de sí una conciencia (dictamen
Iglesia. Lo cual no es hacerse pastor del rebaño, practicum) en virtud de la cual hace las aplica-
ciones concretas de dicha regla general, sin per-
juicio de ser corregido, si eu eso se extravía; así mudeciesen de repente los De Maistre, los Val-
en la regla general de lo que se*ha de creer, que degamas, los Yeuillot, los Villoslada, los Aparisi,
es la autoridad infalible de la Iglesia, consiente los Tejado, los Orti y Lara, los Nocedal, de que
ésta, y ha de consentir, que haga cada cual con siempre, por la divina misericordia, ha habido y
su particular criterio las aplicaciones concretas, habrá gloriosos ejemplares en la sociedad cristia-
sin perjuicio de corregirle, y obligarle á retrac- na. Eso quisiera él, y que fuese la Iglesia misma
tación si en eso yerra. E s frustrar la superior re- quien le hiciese ese servicio de desarmar á sus
gla de fé, es hacerla absurda e imposible exigir más ilustres campeones.
su concreta é inmediata aplicación por la auto-
ridad primera, á cada caso de cada hora y de ca- XXXIX
da minuto.
Hay aquí un cierto jansenismo feroz y satáni- ¿Y qué me decís de la horrible secta del "Laicismo,"
co, como el que había en los discípulos del mal- que desde hace poco, al decir de algunas gentes, cau-
hadado Obispo de Iprés al exigir para la recep- sa tan graves estragos en nuestro país?
ción de los santos Sacramentos disposiciones ta-
les, que los hacían absolutamente imposibles
para los hombres, á cuyo provecho están desti j I j S l es la ocasión de hablar del Laicismo,
nados. E l rigorismo ordenancista que aquí se in- ^ | l ¡ g j de esa espantosa secta, como se la ha 11a-
voca es tan absurdo como el rigorismo ascético mado, que ha tenido el singular privile-
que se predicaba en Port-Royal, y sería aún de " gio de excitar la pública atención en es-
peores y más desastrosos resultados. Y si nó ob- tos últimos tiempos, en que apenas ninguna otra
sérvese un fenómeno. Los más rigoristas en eso cuestión teológica ha merecido este honor. Gran
son los más empedernidos sectarios de la escuela monstruo habrá debido de ser el de que aquí
liberal. ¿Cómo se explica esa aparente contradic- se trata, cuando con tan general rebato se han
ción? Explícase muy claramente, recordando que creído en el caso de embestir contra él hasta los
nada convendría tanto al Liberalismo, como esa menos aficionados á polémica religiosa, hasta los
legal mordaza p u e s t a á la boca y á la pluma de menos inclinados á velar por la honra de la Igle-
sus más resueltos adversarios. Sería á la verdad sia. E l Laicismo ha sido una herejía singular
un gran triunfo para él lograr que, so pretexto de estos últimos tiempos, que ha tenido contra
de que nadie puede hablar con voz autoritativa sí la saña toda de todos los que aborrecen á Je-
en la Iglesia, más que el Papa y los Obispos, en- sucristo. ¡Habrá rareza como ésta! E n cambio,
haberse levantado un hombre, se'a seglar, sea fogosas peroratas el ampuloso fiscal q u e j i a lle-
eclesiástico, contra el Laicismo, ha sido al pun- vado principalmente la voz contra nosotros. Eso
to título ele gloria y motivo de ruidoso aplauso de concretar cargos y precisar conceptos no clebe
y palmoteo en el campo francmasón. H é aquí un de entrar en las leyes de su polémica, por todo
hecho que nadie pueele desmentir, porque ha pa- extremo original. Mucho vociferar á grito herido:
sado á la vista de todos. ¿No podría ser este un "¡Cisma! ¡cisma! ¡secta! ¡secta! ¡rebeldía ¡rebel-
dato suficiente para dejar completamente re- día!" mucho ponderar los fueros v prerogatives
suelto desde el primer momento tan pavoroso de la autoridad episcopal, mucho probar con au-
problema? toridades v cánones verdades que nadie niega
Mas ¿qué es el Laicismo? Sus fieros contra- sobre esta autoridad; pero nada ele acercarse (ni
dictores se han tomado más bien la pena de ana- de lejos) al verdadero punto del debate; nada de
tematizarlo desde sus respectivas cátedras, más probar gravísimas acusaciones, olvidando que,
ó menos autorizadas, que de definirlo. Nosotros, acusación que no se prueba, deja de ser acusa-
que andamos años há en tratos públicos y priva- ción y pasa á ser desvergonzada calumnia. ¡Oh,
dos con él, ensayaremos sacarlos de este apuro qué lujo de erudición, qué profundidad de^teolo-
y darles, para que tengan alguna base en sus in- gía, qué sutileza ele derecho canónico, qué énfa-
vectivas, una definición. sis ele retórica escolar se ha malgastado en pro-
De Laicismo se han calificado tres cosas: bar que eran los peores enemigos de la causa
1" La pretendida exageración de la iniciati- católica sus más firmes defensores; que eran los
va seglar en la calificación de peí semas y de doc- autores y fautores del Laicismo, precisamente
trinas. los ele continuo apostrofados de Clericalismo;
2 a La pretendida exageración de la iniciativa que tendían á emanciparse del santo magisterio
seglar en la dirección y organización de obras episcopal los que han sido en todos tiempos los
católicas. ' más adictos y dóciles al cayado de sús Pastores,
3* L a pretendida falta "de sumisión de cier- en lo que pertenece á su jurisdicción!
tos seglares á la autoridad episcopal. E s t a última frase (en lo que pertenece á su
H é aquí los tres puntos del enconado proceso jurisdicción) la tienen en lamentable y tal vez
que contra los laicistas se ha entablado de dos ó calculado olvido los fieros impugnadores del mal
tres años acá. Excusado es decir que esos tres llamado Laicismo, y con tanto traer y llevar por
puntos que damos aquí claramente deslindados arriba y por abajo la Encíclica Cum multa, diña-
por primera vez. nunca los ha deslindado en sus se no han acertado aún á ver en ella esc paren-
tesis, que da de lo más sustancioso de ella la de- ra combatir á la impiedad; que f u n d a y paga y
bida y natural explicación. E n efecto; todas las sostiene escuelas católicas contra las llamadas
acusaciones de rebeldía dirigidas contra ciertas laicas y protestantes; que forma, en una palabra,
asociaciones y periódicos, estarían muy en su lu- en la academia, en el templo, en la prensa, el gru-
gar siempre que se probase (como efectivamente po más ardientemente batallador en defensa de
nunca se ha probado ni se probará) que tales aso- los desechos de la fe y de la Santa Sede. E s un
ciaciones y periódicos, al resistirse con varonil Laicismo raro y fenomenal éste, del cual son
firmeza á formar parte de la malhadada unión amigos é inspiradores los sacerdotes más ejem-
católico-liberal que se les quiso canónicamente plares, y focos las casas religiosas más observan-
imponer, resistieron á su natural jefe religioso en tes; que ha recibido en pocos años él solo más
algo que era de siljurisdicción. E l colosal talen- bendiciones expresas de Su Santidad que cual-
to de los descubridores é impugnadores del Lai- quier otro grupo en medio siglo de fecha; que
cismo podía bien ocuparse en eso, que sería tarea lleva sobre sí el certificado más auténtico de ser
digna de su laboriosidad, y que por cierto habían cosa de Cristo en la animadversión y rabia con
de tardar en ver concluida. Mas ¿qué hacer? No que le miran y tratan todos los enemigos más de-
les ha dado por ahí á los antilaicktas, ni debe clarados del nombre cristiano. ¿No es verdad
haber p a r a d l o s señalado en su manunlito de Lú que es este un Laicismo que en todo se parece
gica aquel vicio llamado mutatio elencn. que os al más puro Catolicismo?
el que de continuo les hace cantar extra chorum, Resumen: que no hay tal Laicismo ni cosa que
por no emplear otro modismo, si más gráfico, me- lo parezca. Hay, sí, un puñado de católicos se-
nos limpio y oloroso, que tiene entre los .suyos ei glares qun valen por un ejército, y que incomo-
enérgico idioma catalán. dan de veras á la secta católico-liberal, que tiene
E s por de pronto un Laicismo singular este en por eso muy legítima y justificada razón para
que en España y en Cataluña sobre todo, anda odiarlos.
al frente de todas las obras católicas vulgarmen- Y hay además: -
t e llamadas ultramontanas; que á la voz del Pa- 1° Q.ue el católico seglar ha podido siempre,
pa levanta romerías; que para secundar al Papa y puede y debe con más justo motivo hoy día,
cubre adhesiones con millares de firmas; que dadas las presentes circunstancias, tomar parte
para socorrer al Papa manda de continuo á Ro- muy activa en la controversia religiosa, expo-
ma limosnas y más limosnas; que está siempre al niendo doctrinas, calificando libros y personas,
lado de sus Prelados en cuanto éstos ordenen pa- desenmascarando fachas de sospechosa catadura,
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tirando derecho á los blancos que de antemano hay rebeldía ni desobediencia en que quiera re-
le señala la Iglesia. E n t r e los cuales el blanco solverlas cada periódico ó asociación ó individuo
preferente debe ser en nuestros dias el error con- según su criterio particular. Siendo muy de no-
temporáneo del Liberalismo, y su hijuela y cóm- tar, aunque nada extraño, que en eso tengamos
plice y encubridor el catolicismo liberal, contra los católicos que dar lecciones á los liberales de
los cuales cien veces ha dicho el Papa que era cuáles sean los fueros de la verdadera libertad
muy recomendable guerreasen sin cesar todos cristiana, y de cuán distinta es la noble sumisión
los buenos católicos, aun los seglares. de la fe, del bajo y rastrero servilismo. Las opi-
2 o Que el fiel seglar ha podido en todos tiem- niones libres ni el confesor puede imponerlas á
pos, y puede hoy emprender, organizar, dirigir, sil confesado, aunque las crea más provechosas ó
y llevar á cabo toda suerte de obras católicas, seguras, ni el Párroco á su feligrés, ni el Prela-
con sujeción á los trámites que para eso prescri- do á sus diocesanos, y sería muy conveniente que
be el Derecho canónico, y sin otra limitación sobre eso diesen nuestros ilustrados contradicto-
que la que éste señala. De lo cual nos dan ejem- res un repasón al Bouix, ó por lo menos al Padre
plo grandes Santos que, siendo simples seglares, Larraga. Por lo mismo no hay crimen, ni hay pe-
lian creado en la Iglesia de Dios magníficas ins- cado, ni hay siquiera falta venial (y mucho me-
tituciones de todo género, y hasta verdaderas nos herejía, cisma ó cualquier otra majadería) en
Ordenes religiosas, como f u é san Francisco de ciertas resistencias. Son resistencias que la Igle-
ASÍS, que, ¡pásmense los antilaicistas! nunca lle- sia autoriza y que por tanto nadie puede conde-
gó á ser sacerdote, ni era subdiácono, sino un nar. Eso sin prejuzgar si tales resistencias son
pobre seglar, cuando puso los cimientos de la algunas veces 110 sólo lícitas sí que recomenda-
suya. Con mucha mayor razón se puede, pues, bles; y no sólo recomendables, sí que obligatorias
fundar un periódico, una academia, un círculo ó en conciencia. Como sería, si de buena ó mala fe,
un casino propagandista, sin más que atenerse á con rectas ó con no rectas intenciones, se pre-
las reglas generales que para eso establece, no tendiese llevar á un súbdito á que suscribiese
el criterio de un hombre, sea el que fuere, sino fórmulas, ó adoptase actitudes, ó aceptase con-
la sabia legislación canónica, de quien son subdi- nivencias abiertamente favorables al error, y de-
tos todos y á quien deben ser todos obedientes, seadas y urdidas y aplaudidas por los enemigos
desde el Príncipe más alto de la Iglesia hasta el de Jesucristo. En tal caso el deber del buen ca-
más oscuro seglar. tólico es la resistencia á todo trance, y antes mo-
3" Que tratándose de cuestiones libres no rir que condescender.
muchos que son indudablemente verdaderos ca-
H é aquí lo que hay sobre la tau debatida cues-
tólicos, han nacido tantas proyectadas y siempre
tión del Laicismo, que mirada á buena luz y con
7 fracasadas fórmulas de unión, fuera ó con abs-
mediano conocimiento de la materia, ni siquiera
tracción de la cuestión política, fórmulas en al-
llega á ser cuestión. De ser cierta la teología que
gunos, sin duda bien intencionadas, aunque en
sobre eso han sentado los padres graves del ca-
otros hayan sido máscara de astutas y pérfidas
tolicismo-liberal, poco le quedaría que hacer al
maniobras.
diablo para ser dueño del campo, porque en ri-
Volvemos, pues, á preguntar con toda since-
gor todo se lo daríamos ya hecho con nuestras
ridad y llaneza: ¿Conviene más defender las
propias manos. Para hacer imposible en la prác-
ideas antiliberales en abstracto, ó defenderlas
tica todo movimiento católico-seglar, 110 hay me-
en concreto, ó sea personificadas en un partido
jor recurso que exigirle tales condiciones por las
franca y resueltamente antiliberal?
que resulte moralmente impracticable. E n una
Una buena parte de nuestros hermanos, los
palabra: Jansenismo puro es este, al que por for-
% que pretenden (aunque no lo consiguen) apare-
t u n a le ha caido ya el disfraz.
cer neutrales en política, dicen que sí conviene.
XL Nosotros sostenemos decididamente que no. E s
decir, creemos que es mejor, y que es lo único
Si es más conveniente defender en abstracto las doc- práctico y viable y eficaz, atacar al Liberalismo
y defender y oponerle las ideas antiliberales, no
trinas católicas contra el Liberalismo, ó defenderlas en abstracto, sino en concreto, esto es, no sola-
por medio de una agrupación ó partido que las per- mente por medio de la palabra hablada ó escrita,
sonifique. sino por medio de un partido de acción, perfec-
tamente antiliberal.
Vamos á probarlo.
tówjps más conveniente defender en abstracto ¿De qué se trata aquí? Trátase de defender
f i l i l í las doctrinas católicas contra el Libera- ideas prácticas y de práctica aplicación á la vi-
lismo, ó defenderlas formando un parti- da pública y social, y á las relaciones entre los
do que las personifique? moderaos Estados y la iglesia de Dios. Ahora
E s t a cueslión se ha propuesto mil veces, aun- bien, tratándose de buscar, ante todo, resulta-
que nunca seguramente con la franqueza con que dos inmediatamente prácticos, son los más con-
nos atrevemos nosotros á proponerla aquí. De la ducentes á este fin los procedimientos más prác-
confusión de ideas que hay sobre esto, aun entre
ticos. Y lo más práctico aquí es, no la defensa herejías puramente teóricas y doctrinales han
simplemente abstracta y teórica de las doctrinas, dado poco que hacer á la Iglesia de Dios* más le
sino ayudar y favorecer á los que en el terrena ha servido al error el brazo que blande la espa-
práctico procuran plantearlas, y combatir, desau- da q U e la phima que escribe falsos silogismos
torizar y aniquilar, si se pudiese, á los que en el Nada hubiera sido el Arrrianismo sin el apoyo
mismo terreno práctico se oponen á su reali- ele los emperadores arríanos; nada el Protestan-
zación. tismo sin el favor de los príncipes alemanes de-
Cansados estamos de idealismos místicos y seosos de sacudir el yugo ele Cárlos V: nada el
poéticos, (pie á nada conducen más que á una Anglicamsmo sin el de los lores ingleses ceba-
vaga admiración de la verdad, si á tanto llegan. dos por Enrique VIII con los bienes de los Ca-
A la Iglesia como á Dios se la ha de servir ^pi- bildos y monasterios. Urge, pues oponer á la plu-
rita et veritate, "en espíritu y en verdad;" cogi- ma, la pluma; á la lengua, la lengua; pero prin-
tatione, verbo et opere, "con pensamiento, pala- cipalmente al trabajo, el trabajo; á la acción la
bra y obra." El problema actual, en que anda acción; a partido, el partido; á la política, la po-
revuelto el mundo, es brutalmente práctico en pad?' a 68 (6n
° C a s i o n e s d a d a s ) > 'a es-
toda la propiedad del adverbio subrayado. Más
que con razones, pues, se ha de resolver con Así se h a n hecho siempre las cosas en el mun-
obras, que obras son amores y no buenas razones, 4 o , y asi se liarán en la fin de él. Prodigios no
dice el refrán. No es principalmente la chácha- los suele obrar Dios para la defensa de la fe más
ra liberal lo que ha trastornado al mundo, sino el que en los principios ele ella. Arraigada ésta en
trabajo eficaz y práctico de los sectarios del Li- un pueblo, que sea defendida humanamente v
beralismo. Con la mano más que con la lengua al modo humano la que en el mundo y al modo
se ha destronado á Dios y al Evangelio de su so- humano ha descendido á vivir.
cial soberanía, de diez y ocho siglos; con la Lo que se llama, pues, un partido católico
mano más que con la lengua se los h a de vol- sea cualquiera el otro apellido que se le dé es
ver á colocar en su trono. Las ideas hemos di- hoy día una necesidad. Tanto significa como haz
cho ya más arriba, no se sostienen en el aire, de fuerzas católicas, núcleo ele buenos católicos
ni hacen camino por sí solas, ni por sí solas pro- union de trabajos católicos, para obrar en el te-
ducen en el mundo general conflagración. Son rreno humano en favor de la Iglesia, allí donde
pólvora que no se inflama si no hay quien, apli- la Iglesia jerarquice no puede muchas veces des-
cando la mecha, las ponga en combustión. Las cender. Q u e se procure una política católica
184
f
fHHuERA este el lugar más oportuno para paña en" tales condiciones hipotéticas que hagan
P ¡ | | aclarar algo lo de la tesis y de la hipóte- aceptables como mal necesario la dura opresión
sis, que tanto lia sonado en estos tiem- en que vive entre nosotros la verdad católica, y
pos, y que es una cierta barbacana ó t r i a el abominable derecho de ciudadanía que se
chera en que ha querido parapetarse últimamen- concede al error? L a tantas veces intentada se-
t e el moribundo catolicismo-liberal, Mas este cularización del matrimonio y de los cemente-
opúsculo va haciéndose ya largo en demasía, y rios- la horrible licencia de corrupción y de blas-
así nos vemos precisados á decir sobre esto po femia concedida á la prensa; el racionalismo
cas, muy pocas palabras. científico impuesto á la juventud por medio de
¿Q,ué es la tesis? E s el deber sencillo y abso- la enseñanza oficial, estas y otras libertades de
luto en que está toda sociedad ó Estado de vi- perdición que constituyen el cuerpo y alma del
vir conforme á la ley de Dios según la revela- Liberalismo, ¿vienen de tal modo exigidas por
ción de su Hijo Jesucristo, confiada al magiste- nuestro estado social, que le sea posible ya de
rio de su Iglesia. todo punto al gobernante prescindir de ellas? ¿El
¿Q,ué es la hipótesis? Es caso hipotético de Liberalismo es aquí un mal menor que tenga-
una nación ó Estado donde, por razones de ini mos que aguantar los católicos como remedio pa-
posibilidad moral ó material, no puede plantear- ra precaver mayores males; ó es, al revés, un
se francamente la tesis ó el reinado exclusivo gravísimo mal que no nos lia librado de ningu-
de Dios, siendo preciso que entonces se conten no^ y que amenaza, en cambio, con traernos muy
ten los católicos con loque aquella situación hi- más pavoroso y desdichadísimo porvenir?
potética pueda dar de sí: teniéndose por muy Recórranse una á una todas las reformas (de
dichosos si logran siquiera evitar la persecución Religión hablamos) que de sesenta años acá han
material ó vivir en igualdad de condiciones con ido trasformando la organización católica de
nuestra patria en organización atea; ¿cuál de es- de las mayorías, si lealmente se escuchase su fa-
tas reformas lia sido imperiosamente demandada llo resolvería la cuestión en favor de la or-
p o r u ñ a verdadeia necesidad social? ¿Cuál de ganización católica del país y en contra de su or-
ellas no ha sido introducida violentamente como ganización liberal ó racionalista. E n efecto. La-
una cuña en el corazón católico de nuestro pue- última estadística de la población da el siguien-
blo, para que en él fuese penetrando poco á poco te cuadro de las sectas heterodoxas en nuestra
á fuerza de martillar sobre ella con decretos y patria.
más decretos la maza feroz del Liberalismo? Repárese que los datos no son sospechosos,
Creación oficial han sido aquí todas las llamadas porque son de origen oficial. Hay en España se-
exigencias de la época; oficialmente se han im- gún el último censo:
plantado aquí la Revolución; oficialmente y con el Israelitas, £02
presupuesto se la ha mantenido; acampada como Protestantes de varias sectas b,ob4
un ejército invasor vive sobre nuestro suelo, y á Libre-pensadores declarados 4ó2
costa de él su burocracia, que es la única que Indiferentes 358
explota sus beneficios. Aquí menos que en otra Espiritistas pob
nación alguna ha brotado espontáneamente el Racionalistas
árbol revolucionario, aquí menos que en otro Deístas ^
pueblo alguno ha logrado siquiera echar raicee. Ateos i?*
Después de más de medio siglo de imposiciones Sectarios de la moral u n i v e r s a l . . . 1»
oficiales, todavía es aquí postizo todo lo liberal; Id. de la moral natural Ib
un pronunciamiento lo trajo, otro pronuncia- Id. de la conciencia 3
miento lo podría barrer, sin que en nada se alte- Id. de la especulativa 1
rase el fondo de nuestra nacionalidad. Positivistas ^
No hay evolución alguna del Liberalismo que Materialistas 3
27
no la haya verificado, más que el pueblo, una Mahometanos ¿
20
insurrección militar, las mismas elecciones, que Budhistas •• °
se pregonan como el acto más sagrado é inviola- 1(
Paganos (!) _ j
ble de los pueblos libres, no es un secreto para Creyentes de Confucio *
nadie que nos la da siempre hechas á su imagen Sin profesión determinada 7,982
y semejanza el ministro de la Gobernación. ¿Qué
más? E l mismo criterio liberal por exoelencia» el Dígasenos ahora; para contentar á esos gru-
pos y grupitos ele sectarios, á alguno de los cua- cuan artera es la Revolución! se procura de to-
les costaría gran trabajo definir y precisar el dos modos dar á entender y persuadirse que se
símbolo ele su estrafalaria secta, ¿está puesto en halla ya la nación española en condiciones tales,
razón que se sacrifique el modo de ser religioso que no le permiten buscar para sus desgarros
y social de diez y ocho millones ele españoles, otro género de remienelos y compostura que esa
que por ser católicos tienen derecho á vivir ca- especie de conciliación ó transacción entre los
tólicamente y á que católicamente les trate el pretendidos derechos del Estado rebelde y los
Estado, al que sirven con su sangre y con su di- verdaderos derechos de Dios, su único Rey v .Se-
nero? ¿No hay aquí la más irritante opresión de ñor. Y mientras se predica que E s p a ñ a se halla
la mayoría por por una minoría audaz y de todo va en esta desdichada hipótesis, lo cual es falso
punto indigna de influir tan decisivamente en y uo pasa de un mal deseo, lo que se procura por
los destinos de la patria? ¿Q,ué razones de hipo- todos medios es que pase esta hipótesis deseada
tesis se _pueden pues, invocar aquí para la in- á ser efectiva realidad; y que un día ú otro lle-
plantación del Liberalismo, ó sea del ateismo le- gue á ser verdaderamente imposible la tesis ca-
gal en nuestra sociedad? tólica. v llegue á ser inevitable abismo, donde a
Resumamos. una naufraguen nuestra nacionalidad y nuestra
La tesis católica es el derecho que tienen Dios fe, la tesis francamente revolucionaria. ¡Gran
y el Evangelio á reinar exclusivamente en la es- responsabilidad alcanzará ante Dios y ante la
fera social, y el deber que tienen todos los ór- patria á los que de palabra ó de hecho, por di-
denes de la esfera social de estar sujetos á Dios recta conmisión ó por simple omisión, se haya
y al Evangelio. hecho cómplices de esta horrible celada, por la
La tesis revolucionaria es el falso derecho que cual con falsas excusas de mal menor y de hipo-
pretende t e n e r la sociedad á vivir por sí sola y téticas circunstancias, uo se logra otra cosa que
•sin sujeción alguna á Dios, á su fe, y en comple- anular los esfuerzos de los que sostienen ser aun
ta emancipación de todo poder que no proceda posible para España la íntegra soberanía social
de ella misma. de Dios, v ayudar á los que pretenden llegue á
. Y la hipótesis, que entre estas dos tesis nos ser un día absoluta en ella la soberanía social
vienen predicando los católico-liberales, no es del demonio!
más que una mutilación de aquellos absolutos
derechos de Dios en aras de una falsa concordia
entre E l y su enemigo. Para lo cual ¡repárese
ciones que los más bien hilados raciocinios. Más
E P I L O G O Y CONCLUSION. victorias ha logrado para la iglesia de Dios el
gemido del corazón de sus hijos que la pluma de
Basta ya. No ha dictado la pasión de partido sus controversistas y la espada de sus capitanes.
estas sencillas reflexiones, ni las ha inspirado Sea, pues, aquella el arma principal de nuestros
móvil alguno de humano rencor. Hacemos ante combates, sin descuidar las demás. Por el me-
Dios esta protesta, como la haríamos al morir, go cayeron los muros de Jericó, más que al em-
puestos ya en la antesala de su tremendo tri-
p u j e de guerreras máquinas; ni venciera Josué
bunal.
al feroz Amalech si no estuviera Moisés, alza-
Hemos procurado ser más lógicos que elocuen- das sus manos, en ardiente oración durante la-
tes. Si bien se considera, se verá que hemos sa- batalla. Oren, pues, todos los buenos, y oren sin
cado nuestras deducciones, aun las más duras, descansar. Y sea de consiguiente el verdadero
unas de otras, y todas de un sólido principio co- epílogo de estos artículos lo que viene á resumir
mún, no con la tortuosidad del sofisma, sino con todo el objeto de ellos: Ecclesice, tuce., qucesumus
el leal raciocinio en línea recta, que ni á dere- Domine, preces placatus admitte, ut, destructis
cha ni á izquierda se tuerce por amor ó por te- adversitatibus et erroribus universis, secura
mor. Lo que se nos ha enseñado cierto v •segu- Tibi serviat libertate.
ro por la iglesia en los libros de teología dogmá-
tica y moral, eso hemos sencillamente procurado
trasladar á nuestros lectores. ,
Lanzamos á los cuatro vientos estas humildes
hojas; lléveselas donde quiera el soplo de Dios. A. M. D. G.
Si algún bien pueden hacer, háganlo por su cuen-
ta, y sírvale eso de descargo de sus muchos pe-
cados al bien intencionado autor.
Una palabra más y es la última y quizá la más
importante. Con argumentos y réplicas se obliga
tal vez á enmudecer al adversario, y no es poco
esto en algunas ocasiones. Pero con esto solo no
se alcanza muchas veces su conversión. Para es-
to suelen valer tanto ó más las fervorosas ora-
INDICE
Introducción
I.—¿Existe hoy día algo que se llama Li-
beralismo? !
II.—¿Qué es el Liberalismo?
III.—Si es pecado el Liberalismo y qué
pecado es
IV.—De la especia] gravedad del pecado
del Liberalismo
V.—De los diferentes grados que puede
haber y hay dentro de la unidad especí-
fica del Liberalismo
VI.—Del llamado Liberalismo católico ó
catolicismo liberal
V I I . — E n qué consiste probablemente la
esencia ó intrínseca razón del llamado
catolicismo liberal ^
VIII.—Sombra y penumbra, ó razón ex-
trínseca de esta misma secta católico-
liberal — • •
IX.—De otra distinción importante, 6 sea
del Liberalismo práctico y del Libera-
lismo especulativo ó doctrinal
X.—- E l Liberalismo de todo matiz y ca- contra las lecturas liberales 'b
rácter, ¿ha sido formalmente condenado
X X I — D e lasaña intransigencia católica
por la Iglesia? 28 en oposición á la falsa caridad liberal. 81
X I . — D e la última y más solemne conde- X X I I — D e la caridad en lo que se llama
nación del Liberalismo por medio del . las formas de la polémica, y si tienen
Syllabus en eso razón los liberales contra los apo-
XII.—De algo que pareciendo Liberalis- logistas católicos ,"'•'' í
mo no lo es, y de algo que es aunque no X X I I I — S i es conveniente al combatir el
lo parezca 37 error combatir y desautorizar la perso-
X I I I . — N o t a s y comentarios á la doctrina nalidad del que lo sustenta y propala.
expuesta en el capítulo anterior 42 XXIV.—Resuélvese una objeción á prime-
XIV.—Si en vista de esto es lícito ó no al ra vista grave contra la doctrina de los _
buen católico aceptar en buen sentido dos capítulos precedentes •••• 9b
la palabra Liberalismo, y asimismo en
XXV —Confírmase lo últimamente dicho
^ buen sentido gloriarse de ser l i b e r a l . . 45
con un muy concienzudo artículo de La
.XV.—Una observación sencillísima que Civiltà Cattolica ;..... 101
acabará de poner en su verdadero punto XXVI —Continúa la hermosa y contun-
de vista la cuestión 52
dente cita de La Civiltà cattolica. ... 107
XVI.—¿Cabe hoy en lo del Liberalismo X X V I I — E n que se da fin á la tan opor-
error de buena f e ? . . . 55 tuna como decisiva cita de La Civiltà ^
XVII.—De varios modos con que sin ser cattòlica " t "1
liberal un católico puede hacerse 110 obs-
X X V I I I — Si hav ó puede haber en la Igle-
tante cómplice del Liberalismo 60
sia ministros de Dios atacados del horri-
XVIII.—De las señales ó síntomas más
ble contagio del Liberalismo
comunes con que se puede conocer si un
libro, periódico ó persona andan ataca- X X I X —¿Qué conducta debe observar el
dos ó solamente resabiados de Libera- buen católico con tales ministros de Dios
lismo gg contagiados de Liberalismo •• •
X I X . — D e las principales reglas de pru- X X X —Qué debe pensarse de las relacio-
dencia cristiana que debe observar el nes que mantiene el Papa con los Go-
buen católico en su trato con liberales. 71 biernos y personajes liberalees.
X X . — D e cuan necesario sea precaverse X X X I . — D e las pendientes por las que
con más frecuencia viene á caer un ca-
»
tólico en el Liberalismo
X X X I I . — C a u s a s permanentes del Libe- de una agrupaeíón ó partido que las
lismo en la sociedad actual personifique 180
X X X I I I . — C u á l e s son los medios más efi- XLI.—Si es exageración no reconocer co-
caces y oportunos que cabe aplicar á mo partido perfectamente católico más
pueblos señoreados por el Liberalismo. que á un partido que sea radicalmente
X X X I Y . — D e una señal clarísima por la antiliberal 185
que se conocerá fácilmente cuáles cosas . XLII.—Dase de paso una explicación muy
proceden de espíritu sanamente católico clara y sencilla de un lema, por muchos
y cuáles de espíritu resabiado ó radical- mal comprendido, de la Revista popu-
mente liberal lar .... 189
X X X V . — C u á l e s son los periódicos buenos X L I I I . — U n a observación muy paáctica y
y cuáles son los malos, y qué se ha de muy digna de tenerse en cuenta sobre
.juzgar de lo bueno que tenga un perió- el carácter aparentemente distinto que
dico malo, y, al revés, de lo malo en que ofrece el Liberalismo en distintos paises
puede incurrir un periódico bueno y en diferentes periodos históricos de un
X X X V I . — S i es alguna vez recomendable mismo país 294
la unión entre católicos y liberales para X L I V . — Y ¿qué hay sobre la tesis y sobre
un fin común, y con qué condiciones.. la hipótesis en la cuestión del Liberalis-
XXXVII.—Prosigue la misma m a t e r i a . . mo, de que tanto se ha hablado también
en nuestros últimos t i e m p o s ? . . . . ! . . . . 2' '2
X X X V I I I . — S i es ó no indispensable acu-
dir cada vez al fallo concreto de la Igle- Epílogo y conclusión 208
sia y de sus Pastores para saber si un es-
crito ó persona deben repudiarse y com-
batirse como liberales
X X X I X . — ¿ Y qué me decís de la horrible
secta del Laicismo, que desde hace po-
co, al decir de algunas gentes, causa tan
graves estragos en nuestro país?.
XL.—Si es más conveniente defender en
abstracto las doctrinas católicas contra
el Liberalismo, ó defenderlas por medio
T
D E
EL L I B E R A L I S M O E S PECADO,
POR
BARCELONA.
LIBRERÍA Y TIPOGRAFÍA CATÓLICA, Pino, 5.
1887.
\
entresacados y deducidos de l a obrita
E L L I B E R A L I S M O E S PEGADO,
POR
BARCELONA.
LIBRERÍA Y T I P O G R A F Í A CATÓLICA, Tino, o.
1887.
B a r c e l o n a , 24 de Marzo de 4887.
B a r c e l o n a , 24 de Marzo de 1887.
De la m i s m a m a n e r a q u e en t i e m p o d e e p i -
d e m i a es p r e o c u p a c i ó n d e m u c h o s h a c e r c r e e r
q u e no existe tal e p i d e m i a , m u c h o s son los q u e
p r e t e n d e n h o y q u e no existe el Liberalismo.
II.
Si pernicioso es el Liberalismo en el o r d e n de
las ideas, perniciosísimo es en el o r d e n d e los
h e c h o s : aquéllas las c o n t i e n e todas falsas; los
h e c h o s son criminales, como consecuencia de
a q u e l l a s ideas.
III.
E n g a l á n a n s e con el n o m b r e d e liberales, des-
de el m i n i s t r o y el diplomático q u e legislan ó
i n t r i g a n , h a s t a el d e m a g o g o q u e p e r o r a en el
c l u b ó a s e s i n a en la calle.
2
VIII.
VI. X.
XX. XXIV.
XXVI.
Todo libro ó periódico escrito en sentido libe-
ral, e s periódico ó libro d e l i b r e p e n s a d o r e s . Salvando, p u e s , rarísimas excepciones, h e -
mos d e s u p o n e r q u e todo a q u e l q u e se diga l i -
(1) Parécenos oir la voz de algún católico, socio del
beral conoce lo d e t e s t a b l e d e los principios y lo
Ateneo Barcelonés ó del de Madrid, pidiendo la palabra c r i m i n a l d e las consecuencias.
para contestar á una alusión personal.
- l o -
m a s ; y al constarnos que d e s a p a r e c e a l g u n o d e
los existentes, debemos felicitarnos p o r q u e d i s -
XXVII.
m i n u y e el n ú m e r o d e e n e m i g o s d e la b a n d e r a
J a m á s s e r á a d m i s i b l e la poca e s c r u p u l o s i d a d católica.
d e aquellos q u e c r e e n n o faltar colaborando e n XXXI.
u n periódico liberal, sólo p o r q u e no i n t e r v i e n e n
en l a parte mala del periódico. Es cómplice del Liberalismo a q u e l q u e impri-
m e , a n u n c i a ó v e n d e libros ó periódicos l i b e r a -
XXVIII.
les, a u n q u e h a g a lo m i s m o con los n o liberales,
y por m á s q u e sea e n el ejercicio d e s u p r o f e -
N i n g ú n católico d e b e cooperar con la influen- sión ó i n d u s t r i a .
cia del n o m b r e ó del talento en u n a obra mala, XXXII.
v. gr.: en u n a publicación liberal; y si el colabo-
r a d o r f u e s e s a c e r d o t e , a u m e n t a r í a su r e s p o n s a - Cómplices son a s i m i s m o d e la mala doctrina
bilidad. los p a d r e s d e familia, m a e s t r o s , etc., q u e no
XXIX. i n s t r u y e n como d e b e n á sus hijos ó discípulos en
estos p u n t o s , c u i d a n d o d e q u e n o se f o r m e n
Son cómplices e n los males q u e causa el L i - acerca d e ellos criterio e q u i v o c a d o .
beralismo los q u e v o t a n c a n d i d a t o s liberales, los
XXXIII.
q u e están suscritos á periódicos liberales y hasta
en a l g ú n m o d o a q u e l l o s periodistas católicos M u c h a s veces callando n u e s t r a s convicciones,
q u e , u s a n d o d e u n a falsa g a l a n t e r í a , s a l u d a n la nos h a c e m o s cómplices d e l Liberalismo, p u e s
aparición d e u n a publicación liberal ó s e c o n - d a m o s lugar á q u e se j u z g u e q u e las t e n e m o s
duelen d e su muerte. liberales.
XXXIV.
XXX.
XXXV.
XXXIX.
S e r á cómplice del Liberalismo el q u e r e d i -
m i e r e censos eclesiásticos sin p e r m i s o del v e r - El liberal exaltado tiene la virtud d e la f r a n -
d a d e r o señor de ellos. Y cómplices son t a m b i é n , q u e z a ; e s e n e m i g o formal y declarado d e la
y p o r c o n s i g u i e n t e p e c a n , los q u e i n t e r v i e n e n Iglesia, del Papa y del clero, y hace gala d e des-
en tales compras, ventas, r e d e n c i o n e s , e t c . , y a c r e i m i e n t o y d e odiar lo más santo y sagrado.
c o m o corredores, y a a n u n c i á n d o l o , etc.
XL.
XXXVI.
E l liberal m a n s o suele ser tan malo como el
Cómplices p u e d e n ser, e n fin, del L i b e r a l i s m o a n t e r i o r , p e r o p r o c u r a n o parecerlo.
ó d e la mala d o c t r i n a los q u e a r r i e n d a n s u s No g u s t a d e q u e q u e m e n los conventos, p e r o
fincas para establecer e n ellas escuelas laicas, le p a r e c e bien q u e el Gobierno se a p o d e r e d e l
clubs, redacciones d e periódicos liberales, etc. solar q u e o c u p a r a el c o n v e n t o incendiado; v a á
la iglesia y á bailes d e m á s c a r a s ; m u e r e con el
XXXVII. capellan al lado, y tiene la biblioteca repleta d e
libros p r o h i b i d o s por la Iglesia.
N i n g ú n católico d e b e asistir á u n acto cívico,
manifestación ó r e u n i ó n pública ó p r i v a d a q u e XLI.
t e n g a significación m a r c a d a m e n t e liberal.
El católico resabiado d e Liberalismo e s la
XXXVIII. p r u d e n c i a personificada; estima la Religión, p e r o
no g u s t a d e q u e s e la defienda con e n e r g í a , sino
H a y tres clases d e liberales (sean p e r s o n a s , con excesiva suavidad por los periódicos q u e él
sean escritos):
llama u l t r a m o n t a n o s ; escoge del E v a n g e l i o los
L i b e r a l e s fieros ó exaltados. textos d u l c e s y melosos; combate á los e n e m i -
Liberales mansos, conservadores ó mode- gos d e la Religión, pero tan s u a v e m e n t e , q u e el
rados. atacado n o s e d a c u e n t a d e q u e lo h a y a sido;
Y liberales i m p r o p i a m e n t e l l a m a d o s así, ó so- q u i e r e , en fin, la libre discusión d e las ideas, no
a m e n t e resabiados d e L i b e r a l i s m o .
— 48 —
la s a l u d a b l e r e s t r i c c i ó n i m p u e s t a p o r la I g l e s i a o b l i g a n á t a n t o , y e n todos casos, h e m o s d e
católica. p r o c u r a r q u e s e limiten e x c l u s i v a m e n t e a l c o -
D e e s t a s t r e s c l a s e s d e liberales p u e d e d e c i r s e mercio, a r t e , profesion, e t c . , q u e n o s p r e c i s a n
q u e todas s o n p e o r e s , pero la s e g u n d a e s la q u e á r e l a c i o n a r n o s con p e r s o n a s d e d i s t i n t o s e n t i r
más estragos h a c e por s u carácter hipócrita y del n u e s t r o .
satánico. XLV.
XLII. Las r e l a c i o n e s d e m e r a afición ó p l a c e r con li-
b e r a l e s , d e b e n e v i t a r s e s i e m p r e , y a q u e consti-
Tres clases d e relaciones p u e d e n suponerse t u y e n u n p e l i g r o p a r a n u e s t r a s a l v a c i ó n ; d e la
e n t r e u n católico y u n liberal: m i s m a m a n e r a q u e los a p e s t a d o s lo c o n s t i t u y e n
Relaciones necesarias. p a r a e l r e s t o d e los c i u d a d a n o s q u e g o z a n cabal
Relaciones útiles. salud.
R e l a c i o n e s d e m e r a afición ó p l a c e r ; XIM.
XLIV. XLVII.
L a s r e l a c i o n e s ú t i l e s , ó s e a n las o r i g i n a d a s L a p r á c t i c a d e la s a n t a i n t r a n s i g e n c i a e s
m u c h a s v e c e s p o r los n e g o c i o s ó p o r el t r a b a j o siempre verdadera caridad q u e ejercemos con
m a n u a l á q u e s e dedica el i n d i v i d u o , y a n o el p r ó j i m o y e n p r o v e c h o d e é l .
— 20 - — 21 —
p r o p a g a n , c u i d a n d o sólo de no p o n e r la m e n t i r a
XLVIII. al servicio d e la justicia al sacar á la plaza las
i n c o n s e c u e n c i a s y malas artes d e l adversario.
Podrá darse el caso d e q u e a p a r e n t e m e n t e
d i s g u s t e m o s al prójimo, o b r a n d o e n bien s u y o ; LIÍ.
de la m i s m a m a n e r a q u e al e n f e r m o se le d e -
m u e s t r a interés y cariño a b r a s á n d o l e c o n el Es tan cierto q u e puede h a b e r ministros d e
c a u t e r i o ó cortándole la g a n g r e n a con el bisturí. Dios m a n c h a d o s d e Liberalismo, como lo es q u e
no h a habido a p e n a s herejía alguna en la Iglesia
católica q u e n o h a y a sido iniciada ó p r o p a g a d a
XLIX. por a l g ú n clérigo.
S u p u e s t o q u e el Liberalismo es cosa mala, no
LUI.
faltamos al decir q u e son malos los q u e siguen
sus teorías.
El medio d e q u e con más v e n t a j a se vale ei
L. diablo p a r a p r o p a g a r las herejías, es p r e s e n t á n -
dolas e n cierta manera autorizadas á los ojos d e
E n las polémicas con liberales no h e m o s d e los incautos con el refrendo d e a l g ú n m i n i s t r o
ocultar lo odiosas q u e nos son sus i d e a s , a n t e s de la Iglesia.
d e b e m o s cuidar d e prevenir á los b u e n o s católi- LIV.
cos d e lo f u n e s t o d e las m i s m a s , n o r e p a r a n d o
en avisar la presencia d e l e n e m i g o con igual No e s d e e x t r a ñ a r , sentada la afirmación p r e -
v e h e m e n c i a y sobresalto q u e s e da la voz d e ¡al c e d e n t e , q u e el Liberalismo tenga e n t r e s u s
lobo! c u a n d o éste se h a metido e n el r e b a ñ o .
prosélitos a l g ú n sacerdote apóstata.
¿ Q u é h e r e j í a no los t u v o ?
LI.
LV.
T á c t i c a constante h a d e s e r del polemista ca-
tólico, n o sólo desautorizar las ideas p e r v e r s a s , Debemos huir del sacerdote que f u e r e r e c o -
sino t a m b i é n las personas q u e las s o s t i e n e n y n o c i d a m e n t e liberal, como del contagio más t e -
- 22 — — 23 —
m i b l e , y g u a r d a m o s del s o s p e c h o s o d e liberal, P i n t u r a s , dibujos, r e p r e s e n t a c i o n e s y libros
y tratarlo c o n prudente desconfianza y p r e - obscenos;
vención. El periodismo impío;
LVI.
L a ignorancia e n m a t e r i a s d e R e l i g i ó n .
A n t í d o t o q u e h e m o s d e o p o n e r los católicos á
Como el L i b e r a l i s m o e s e m a n c i p a c i ó n y el Ca- esos t r e s poderosos b a l u a r t e s d e l a s ideas l i -
tolicismo e n f r e n a m i e n t o , n a t u r a l e s q u e el p r i - berales:
m e r o s e a i n s t i n t i v a m e n t e s i m p á t i c o á la n a t u r a - Asociaciones católicas,
l e z a d e p r a v a d a del h o m b r e . L i b r o s y periódicos b u e n o s , y
E s c u e l a s católicas.
LVII.
LX.
N o h a y q u e d u d a r q u e la f u e n t e p r i n c i p a l d e
Cuando no acertáremos á discernir entre la
p r o s é l i t o s p a r a el L i b e r a l i s m o h a sido la d e s -
b o n d a d ó malicia d e u n a e m p r e s a n u e v a , h e m o s
amortización.
d e a t e n e r n o s p r i n c i p a l m e n t e á los d o s p u n t o s
¡ P u e s n o son pocos los q u e d e j a r o n d e s e r s i g u i e n t e s , q u e nos d a r á n la c l a v e d e l m i s t e r i o :
i n t r a n s i g e n t e s tan p r o n t o como a d q u i r i e r o n bie-
Observar cuidadosamente qué clase d e perso-
n e s r o b a d o s á la I g l e s i a !
n a s p r o m u e v e n el a s u n t o , y e x a m i n a r q u é clase
d e p e r s o n a s lo a l a b a n .
LVIII. Descifrados estos d o s p u n t o s , n o c a b e d u d a
Silogismo q u e á algunos parecerá atrevido: q u e h e m o s d e a d i v i n a r p o r i n d u c c i ó n lo q u e á
L a b a s e p r á c t i c a del L i b e r a l i s m o e s la d e s - p r i m e r a vista n o s e n o s h u b i e r e a l c a n z a d o .
amortización :
La desamortización e s el r o b o ; LXI.
L u e g o la b a s e del L i b e r a l i s m o e s e l r o b o . N o h e m o s d e fiarnos d e los p e r i ó d i c o s q u e s e
e n g a l a n a n con e l d i c t a d o d e l i b e r a l e s ; pero m e -
LIX. n o s a ú n d e b e n i n s p i r a r n o s c o n f i a n z a los q u e ,
católicos á r a t o s y á v e c e s liberales, g u s t a n d e
T r e s g r a n d e s factores c o n q u e c u e n t a el L i -
vivir e n la a m b i g ü e d a d d e indefinidos colores y
beralismo y que contribuyen á su propaganda:
d e indecisas t i n t a s .
LXII. LXV.
dor q u e s e l l a m e , p o r v e n t a j a s q u e accidental-
mente ofrezca á la R e l i g i ó n , n o e s p a r t i d o cató- por D. FELIX SARDA Y SALVANY, Pbro,
lico d e s d e el m o m e n t o en q u e se p r e s e n t a b a s a d o
en principios liberales.
¡Al sermón!—50 c é n t i m o s de real.
• LXIX.
á una señora... y á muchas-—30 id.
Breve ejercicio p a r a h o n r a r cada dia del m e s d eMarzo
á s a n José.— 1 '25 rs. en r ú s t i c a , y 2'50 en tela.
Los p a r t i d a r i o s d e la l e y i m p u e s t a p o r l a s Breve mes de Eayo consagrado á la Madre d e Dios.
m a y o r í a s d e b i e r a n lijarse e n el h e c h o d e q u e e n —1'25 rs. en r ú s t i c a , y 2'50 en tela.
E s p a ñ a , c o n t r a diez y siete m i l l o n e s d e católicos, Bien ¿y p é ? Reflexiones cristianas para aliento
d é l o s débiles y c o n f u s i o n de los malvados.—60 cénts.
h a y sólo diez y siete mil i n d i v i d u o s p e r t e n e c i e n - Café y Billar.—40 id.
tes á o t r a s r e l i g i o n e s ó q u e no p r o f e s a n n i n g u n a . Caracteres de la lucha actual.— 40 id.
Se p r e t e n d e , p u e s , a l d e s c o n o c e r e l d e r e c h o Casa y casino.—40 id.
Cosas del dia, ó r e s p u e s t a s católico-católicas á al-
i n d i s c u t i b l e d e la m a y o r í a d e los e s p a ñ o l e s d e g u n o s e s c r ú p u l o s católico-liberales.—70 id.
q u e r e r p a r a E s p a ñ a la u n i d a d c a t ó l i c a , q u e UN De aquellos polvos.—30 id.
individuo imponga su modo d e pensar ó de no Devoto ejercicio de desagravios para los t r e s días
de Carnaval.—25 id.
p e n s a r á MIL e s p a ñ o l e s q u e son católicos, a p o s -
Devota novena á la Virgen santísima de la Salud
tólicos y r o m a n o s . p a r a pedir á Dios, p o r su i n t e r c e s i ó n , el remedio en
n u e s t r o s males.—1 real.
LXX.
Devoto octavario al dulce Niño de Belen en el s a n -
tísimo S a c r a m e n t o . — 5 0 cénts.
Devoto novenario á la R e i n a d e los cielos en el mis-
N a d a m á s d e s c a b e l l a d o q u e la p r e t e n s i ó n d e terio d e su gloriosísima Asunción.—50 id.
los p a r t i d a r i o s d e la hipótesis ó del m a l m e n o r , El Apostolado seglar, ó Manual del P r o p a g a n d i s t a
católico en n u e s t r o s dias.—A 6 reales en rústica, y 10
q u e q u i e r e n d e s t r u i r la tesis católica e n u n país e n tela con h e r m o s a p l a n c h a dorada.
d o n d e la r e l a c i ó n d e católicos á n o católicos e s El Laicismo católico—40 cénts.
d e MIL á UNO. El Liberalismo e s pecado. Cuestiones c a n d e n t e s . —
Quinta edición de p r o p a g a n d a , á 1 y medio real e n
r ú s t i c a , y 3 en tela.
Edición c a t a l a n a , á 3 r s . en rústica y 6 en tela.
FIN.
El sacerdocio doméstico.—70 cénts.
El clero y el pueblo.—80 id.
El dogma más consolador—50 id.
El dinero d e los católicos.—1 real.
XI.—Misterio d e la I n m a c u l a d a Concepción.—24 c.
El espíritu parroquial—25 cénts.
El mal social y SU más eficaz r e m e d i o . — d ü i a . XII.—El púlpito y el c o n f e s o n a r i o . — 5 0 id.
Filosofía de la mortificación-60 jd. XIII. —El Padre nuestro-—60 cénts.
La chimenea y el c a m p a n a r i o . — 7 0 id. XIV—Las penas del infierno.—60 id.
La dinamita social—70 id. XV—La gloria del cielo.—60 id.
Las diversiones y la moral.—1 real y medio. PROPAGANDA CATÓLICA.
Las negaciones de san Pedro—24 cents.
L a VOZ d e la C u a r e s m a . — 4 0 id. Cinco t o m o s d e m u y compacta y metida i m p r e s i ó n
La Ulano negra.—40 id. y de u n a s q u i n i e n t a s p á g i n a s cada u n o , en q u e se
Los desheredados—30 id. h a n ¡do coleccionando los trabajos más i m p o r t a n t e s
Los malos periódicos—30 id. del Director de la Revista popular. Contiene el p r i m e -
Los frailes de v u e l t a . - 5 0 id. r o los cien opúsculos d e la Biblioteca ligera: el 11 va-
Manual del Apostolado d e la p r e n s a . — 8 0 id.
Masonismo y Catolicismo.-2 rs. r u s t i c a y 4 en tela. rios opúsculos: el III u n Año sacro ó coleccion de lec-
Montserrat. Noticias h i s t ó r i c a s . — i r s . t u r a s p a r a todas las fiestas del año: el IV o t r o s o p ú s -
Mes de Junio dedicado al S. C. de J - - E d i c i ó n eco- culos: el V a r t í c u l o s político-religiosos publicados e n
n ó m i c a , á 4 real y medio el e j e m p l a r en rustica y 3 r s . d i s t i n t a s épocas y periódicos, y precedidas d e u n dis-
en tela. Edición de l u j o , á 3 rs. e n r u s t i c a , y 7 con c u r s o p r e l i m i n a r sobre el Periodismo y la P r o p a g a n -
p l a n c h a s y canto d o r a d o . da Esta coleccion s e a u m e n t a r á i n d e f i n i d a m e n t e ,
Nimiedades católicas —40 c e n t s . h a l l á n d o s e ya e n p r e p a r a c i ó n el tomo \ I q u e c o n t e n -
Octavario á Cristo r e s u c i t a d o . — 5 0 id. d r á El Liberalismo es pecado, El Apostolado seglar y
¿Para qué s i r v e n l a s m o n j a s ? — ¿0 id. Masonismo y Catolicismo. — F o r m a cada t o m o u n yo-
¡Pobres e s p i r i t i s t a s ! - 6 0 id. ^ l ú m e n en 4.° con tipos elzevirianos, iniciales y viñe-
¿Qué hay s o b r e el espiritismo.'— ¡o id. tas d e a d o r n o , y h e r m o s a e n c u a d e m a c i ó n con p l a n -
¿Qué falta h a c e n los f r a i l e s ? — 6 0 id. cha h e c h a á propósito. P u e d e n serv.r p a r a a g u . n a l -
Ricos y pobres.—50 id. dos, p r e m i o s de colegios y escuelas católicas r e c u e r -
Todo el problema—40 id. dos d e p r i m e r a C o m u n í o n , etc., etc. Cada tomo 16
reales e n r ú s t i c a , 24 l u j o s a m e n t e e n c u a d e r n a d o e n
LECCIONES DE TEOLOGÍA POPULAR. tela y p l a n c h a d o r a d a , y 30 con la misma e n c u a d e r -
n a c i o n y corte d o r a d o .
I . - L a Biblia
y el p u e b l o : El p u e b l o y el s a c e r -
Por cada diez e j e m p l a r e s se d a n dos g r a t i s , y u n o
dote.—24 cénts. .
II.—Ayunos y a b s t i n e n c i a s : La Bula.—24 i d . si son e n c u a d e r n a d o s .
111—El matrimonio civil - 3 4 id.
IV.—El Concilio: La Iglesia: La I n f a l i b i l i d a d . - 3 6 id. BIBLIOTECA LIGERA PARA USO DE TODO EL M I D O .
V.-El purgatorio y los s u f r a g i o s . - 3 0 id.
Coleccion d e o p ú s c u l o s brevísimos s o b r e m a t e r i a s
VI.—El culto d e s a n José.—20 i d .
de actualidad, al alcance de los m á s v u l g a r e s e n t e n -
VIL—El culto de M a r í a — 3 0 id.
d i m i e n t o s y d e b a r a t u r a sin igual para q u e se n a g a
VIII.-El protestantismo, de d ó n d e viene y a d o n - fácil la p r o p a g a n d a del bien en talleres, escuelas, ca-
d e va.—80 id. . sas d e beneficencia, cuarteles, fiestas p o p ú l a m e l e .
IX.—El culto é invocación d e los S a n t o s . — 3 2 id.
La coleccion consta d e cien libritos, lodos en 16. con
X.—Efectos canónicos del m a t r i m o n i o civil.—40 id.
CONVERSACIONES CE DOY SOBRE MATERIAS DE SIEMPRE.
Esta o p o r t u n í s i m a coleccion es de s u m o i n t e r é s pa-
r a c u a n t o s se d e d i c a n al n o b l e ejercicio d e la P r o p a -
g a n d a católica. La b a r a t u r a de s u p r e c i o y lo sencillo
de s u estilo h a c e n q u e estos libritos p u e d a n con g r a n
facilidad y f r u t o r e p a r t i r s e p r o f u s a m e n t e e n t r e t e l a -
se p o p u l a r , q u e es h o y dia la m á s e x p u e s t a á la se-
d u c c i ó n de las falsas d o c t r i n a s . Se h a n p u b l i c a d o h a s -
ta a h o r a v e i n t e l i b r i t o s , y se v e n d e n á los m i s m o s
p r e c i o s q u e los d e la Biblioteca ligera.
REVISTA POPULAR.
Su o b j e t o es la p r o p a g a n d a y d e f e n s a de la v e r d a d
católica. Obedece al lema g l o r i o s o : Nada, ni un pen-
samiento, para la política. Todo, hasta el último aliento,
para la Religión.
La Revista popular regala á s u s s u s c r i t o r e s en for-
m a d e folletín v a r i a s o b r i t a s católicas de a m e n i d a d .
Publica todos los j u e v e s 16 P Á G I N A S d e l e c t u r a c o n
e x c e l e n t e s g r a b a d o s y c u b i e r t a s de c o l o r .
La s u s c r i c i o n es de 24 r e a l e s al a ñ o e n toda E s p a -
ñ a d i r i g i é n d o s e á esta A d m i n i s t r a c i ó n ; Cuba y P u e r -
to-Rico, 32; E s t a d o s de la u n i ó n postal d e E u r o p a y
F i l i p i n a s , 40; E s t a d o s d e la u n i ó n postal d e A m é r i c a ,
50; y en los d e m á s p u n t o s , 60.
Por medio de corresponsal: E s p a ñ a , 26 r s . u n a ñ o ;
Cuba y P u e r t o - R i c o , 40; E s t a d o s d e la u n i ó n postal
d e E u r o p a , 48; F i l i p i n a s , 50; E s t a d o s de la u n i ó n
p o s t a l de América, 60; y e n los d e m á s p u n t o s , 70.
No se a d m i t e n s u s c r i c i o n e s p o r m e n o s d e u n s e -
mestre en España, y de un año en Ultramar y ex-
t r a n j e r o , c o m e n z a n d o por Enero ó por Julio.
No se s i r v e n s u s c r i c i o n e s sin q u e esté a d e l a n t a d o
el i m p o r t e , q u e p u e d e r e m i t i r s e e n l i b r a n z a ó sellos.
Dirigirse á D. Miguel Casals, Pino, n . ° 5, B a r c e l o n a .