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I
• EX LIBRIS
HEMETHERII VALVERDE TELLEZ
Episcopi Leonensis
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¿ 3 0

CUESTIONES CANDENTES
POR

D. FELIX SARDA Y SALVAN! PBRO.


Llámese Racionalismo, Socialismo.
Devolución Ó LIBERALISMO, será siem-
pre por su condición y esencia mis-
ma, la negación franca Ô artera, pero
radical, de l a fe cristiana.
(Carta colectiva de los I limos, y
Rdmos. Prelados de la provincia
eclesiástica de Burgos.)

Con censura y licencia eclesiásticas

r EDICION MEXIOAKA
j. -. «r
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M E X I C O
1*P DBíl-ijCmCÜLO Ck-TOUCO) /
S. BERNARDO ^ N ? i
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18 8 7
44785

APROBACIÓN
DE LA

SAGRADA ROMANA CONGREGACIÓN DEL ÍNDICE


Sacra Congregatio nihilinvenit contra
sanam doctrinara; imo auctor ejusdem
Dr. Félix Sarda laudem meretur, eo
quia, solidis argumentis, ovóme et cla-
ritate expositis, sanam doctrinan in
materia subjecta proponat atque defen-
dat, absque cujuscumquepersonceoffen-
sione.
Datum Romee die 10 Januarn 1887.
Ex Secr. Sac. Indicis Fr. Hieronymus
Pius Saccheri, O. P., S. Ind. Congr. á
Secretis*
r

La S. R. C. del Indice por decreto de


10 de Enero de 1887 declara, que nada
ha encontrado en este opúsculo CON-
TRA LA SANA DOCTRINA, antes bien
es digno de alabanza su autor el Dr.
Sardá, porque CON SÓLIDOS ARGUMENTOS
expuestos con orden y claridad, PROPO-
NE Y DEFIENDE LA SANA DOCTRINA, e n l a s
materias de que trata, SIN OFENDER Á
PERSONA A L G U N A . — F r . Gerónimo Pió
Secretario, de la Sagrada C. de Ritos.
n !A o ; 9 o
y j 5 i o í-
O te alarmes, pío lector, ni em-
pieces por ponerle ya desde el
principio mala cara á este libre-
jo. Ni sueltes con espanto el pa-
pel, que por muy abrasadas y canden-
tes que estén hasta el rojo blanco las
cuestiones que en él ventilemos tú y yo
en familiar y amistosa conferencia, no
te quemarás los dedos con ellas, pues el
fuego de que ahí se trata es metáfora y
nada más.
Ya sé, y en són de disculpa me lo vas
á decir, que no eres tú sólo el que sien-
te invencible repulsión y horror por ta-
les materias. Harto me consta que ha dos y fantásticos; con armas de pólvora
venido á ser esta una como manía ó en- sola y con espadas sin punta, á las que
termedad poco menos que general. Mas solamente se exige que brillen y metan
dmie en conciencia: si de lo candente vano ruido, pero que no hieran ni cau-
huimos es decir, de lo vivo y palpitan- sen al contrario la menor desazón?
te y contemporáneo y de actualidad, ;á No, por cierto, que si es verdad, como
qué asuntos ha de consagrarse, que s¿an divina verdad es el Catolicismo, verdad
de algún interés, la controversia católi- son y dolorosa verdad sus enemigos,
ca." ¿A combatir enemigos que murie- verdad son y sangrienta verdad sus
ron ya siglos hace, y que como muertos combates, verdad han de ser y no pu-
y putrefactos yacen de todo el mundo ra fantasía de teatro sus ofensivas y de-
olvidados en el panteón de la historia? fensivas. De veras deben acometerse ta-
óU a tratar en serio y con mucha forma- les empresas y de veras llevarse á cabo:
lidad y con grande ahinco asuntos de de veras deben ser, pues, las armas que
hoy es verdad, pero acerca de los que se usen, de veras los tajos y reveses que
no hay opinión discordante ni liostili- se cien, de veras las heridas que se cau-
t t a l f u * a c o n tra los santos fueros de sen ó que se reciban.
la verdad? ¿Y para eso ¡vive Dios! nos
apellidamos soldados los católicos, v re- Abro la historia de la Iglesia, y en
presentamos como ejército la Iglesia, y todas las páginas de ella me encuentro
llamamos capitán á Cristo nuestro Se- escrita, con huellas de viva sangre mu-
ñor.' ¿Y fuera esa la vida de lucha que chas veces esta verdad. Cristo Dios, con
sin cesar se nos está intimando desde sin igual entereza, anatematizó la co-
que por el Bautismo y Confirmación se rrupción judaica, y frente á frente de
nos arma caballeros para tan gloriosa las más delicadas preocupaciones na-
milicia? ¿Guerra de comedia hf de ser cionales y religiosas de su época, alzó
en que se pelea contra enemigos pinta- la bandera de su predicación y lo pagó
con la vida. Los Apóstoles, aí salir del
Cenáculo el día de Pentecostés, no se por su incandescencia á los grandes
pararon en pelillos para echar en rostro problemas planteados por el Pelagia-
a los principes y magistrados de Jeru- nismo? Así de siglo en siglo y de época
salén el asesinato jurídico del Salvador. en época, ácada cuestión candente, que
les costó azotes por de pronto, y lue- saca enrojecida de las fraguas inferna-
go la muerte, el haber tocado esa por les el enemigo de Dios y del género hu-
aquellos días tan candente cuestión. mano, destinó la Providencia un hombre
Y desde entonces á cada héroe de ó muchos hombres, que como martillos
nuestro glorioso ejército ha hecho fa- de gran potencia sacudiesen de firme
moso la respectiva cuestión candente sobre tales errores candentes. Que mar-
quo le cupo en suerte dilucidar: la cues- tillar sobre hierro candente, ese es buen
tión candente, la del día, no la fiambre martillar: no martillar sobre hierro frío,
y rezagada que perdió ya su interés, no que es martillar de pura broma. Marti-
la íutura ó nonnata que está aún en los llo délos simoniacosy concubinarios de
secretos del porvenir. Los primeros apo- Alemania, fué Gregorio VII; martillo de
logistas se las hubieron cuerpo á cuerpo Averroes y falsos aristotélicos fué To-
con el paganismo coronado y sentado más de Aquino; martillo de Abelardo
nada menos que en el trono imperial fué Bernardo de Claraval; martillo de
cuestión candente en que se arriesgaba Albigenses fué Domingo de Guzmán;y
la vida. A Atanasio le valió persecu- así hasta nuestros días; que fuera largo
ciones, destierros, fugas, amenazas de recorrer la historia paso por paso en
muerte, excomuniones de falsos conci- comprobación de una verdad que no
lios la cuestión candentísima del Arria- mereciera los honores de una seria dis-
nismp, que en sus días tuvo en confla- cusión, si no hubiese por desdicha tan-
gración á todo el orbe. Y Agustín, gran tos infelices empeñados en dejar oscu-
adalid de todas las cuestiones canden- recida, á fuerza de levantar polvo, la
tes de su siglo, ¿acaso les tuvo miedo misma evidencia.
INTRODUCCIÓN XIII

pSBSBS
lada la cuestión candente de nuestro
siglo. Es verdad que no la liabía for-
mulado con menor, sino con mucha ma-
yor autoridad y claridad el gran Pío IX
en cien repetidos documentos; ni la ha

nss&nSSSt
propuesto pocos días há al mundo con
menos ahinco nuestro actual Pontífice
León XIII en su Encíclica Iíumanum
genus, que tanto ha dado y dá y dará
que hablar, y que tal vez no es aún la
itwor ' s l a d o s > e s I a cuestión del última palabra de la Iglesia de Dios so-
Liberalismo. «Los peligros que en esto, bre estas materias.
tiempos corre la fe del pueblo crist a
no son muchos (han dichoTo™ M ¿Y por qué sobre todas las demás he-
sabios y valerosos Prelados de IT, nro rejías que le precedieron había de tener
vmcia eclesiástica de Burgos) per? cierto especial privilegio de respeto y
casi de inviolabilidad el Liberalismo?
¿Acaso porque en la unidad de su ab-
soluta y radical negación de la sobera-
nía divina las resume y comprende á
todas? ¿Acaso porque más que otra al-
guna ha extendido por todo el cuerpo
social su infección y gangrena? ¿Acaso
porque en justo castigo de nuestros pe-
consecuencia importa evitarla con dili cados, ha logrado lo que algunas otras
herejías no lograron, ser error oficial,
clarad^ ¿ nZad
? y ^ í s i m a de- legalizado, entronizado en los consejos
claración tenemos oficialmente formu- de los príncipes y prepotente en la go-
2

UNIVERSA ' 3E ' LEÓN


BiMicí 'o y TeBez
bernación de los pueblos? No, que estas
razones son precisamente las que han
de mover y forzar á todo buen católico
á predicar y sostener contra él, cueste
lo que cueste, abierta y generosa cru-
zada. A ese, á ese que es el enemigo, &
ese que es el lobo, hemos de estar gri-
tando á todas horas, siguiendo la con-
signa del universal Pastor, los que más
ó menos hemos recibido del cielo la mi-
sión de cooperar á la salud espiritual
del pueblo cristiano. ¿Existe hoy día algo que se llama Liberalismo?
Tendido queda el paño y principiada
esta serie de breves y familiares confe-
rencias. No será empero sin haber an-
tes declarado que todos y cada uno de MUERTAMENTE: y parecerá ocioso que nos en-
los puntos de ellas, hasta los más me- ^retengamos en demostrar este aserto. A
no ser que todos los hombres de todas las
nucios ápices, sujeto al inapelable fallo naciones de Europa y de América, regio-
de la Iglesia, único seguro oráculo de nes principalmente infestadas de esta epidemia,
infalible verdad. hayamos convenido en engañarnos y hacer del en-
gañado, existe hoy día en el mundo una escuela,
Sabadell, mes del Santísimo Rosario,—1884. sistema, partido, secta, ó llámese como se quiera,
que por amigos y enemigos se conoce con el nom-
bre de Liberalismo.
Los periódicos y asociaciones y Gobiernos su-
yos se apellidan con toda franqueza liberales; sus
adversarios se lo echan en rostro, y ellos no protes-
tan, ni siquiera lo excusan y atenúan. Más aún:
bernación de los pueblos? No, que estas
razones son precisamente las que han
de mover y forzar á todo buen católico
á predicar y sostener contra él, cueste
lo que cueste, abierta y generosa cru-
zada. A ese, á ese que es el enemigo, &
ese que es el lobo, hemos de estar gri-
tando á todas horas, siguiendo la con-
signa del universal Pastor, los que más
ó menos hemos recibido del cielo la mi-
sión de cooperar á la salud espiritual
del pueblo cristiano. ¿Existe hoy día algo que se llama Liberalismo?
Tendido queda el paño y principiada
esta serie de breves y familiares confe-
rencias. No será empero sin haber an-
tes declarado que todos y cada uno de MUERTAMENTE: y parecerá ocioso que nos en-
los puntos de ellas, hasta los más me- ^retengamos en demostrar este aserto. A
no ser que todos los hombres de todas las
nucios ápices, sujeto al inapelable fallo naciones de Europa y de América, regio-
de la Iglesia, único seguro oráculo de nes principalmente infestadas de esta epidemia,
infalible verdad. hayamos convenido en engañarnos y hacer del en-
gañado, existe hoy día en el mundo una escuela,
Sabadell, mes del Santísimo Rosario,—1884. sistema, partido, secta, ó llámese como se quiera,
que por amigos y enemigos se conoce con el nom-
bre de Liberalismo.
Los periódicos y asociaciones y Gobiernos su-
yos se apellidan con toda franqueza liberales; sus
adversarios se lo echan en rostro, y ellos no protes-
tan, ni siquiera lo excusan y atenúan. Más aún:
se lee cada día que hay comentes liberales ten- rior. ¡Harto verdaderas y palpables por nuestra
dencias liberales, reformas liberales, proyectos desdicha!
liberales, personajes liberales, fechas y recuerdos Sin duda habrán observado nuestros lectores,
liberales, ideales y programas liberales; y al re- que la preocupación primera que se nota en los
vés, se llaman anti-libérales, ó clericales, ó reac- tiempos de epidemia es siempre la de pretender
cionarios, ó ultramontanos, todos los conceptos que no existe tal epidemia. No hay memoria en
opuestos á los significados por aquellas expresio- las diferentes que nos han afligido en el siglo
nes. Hay, pues, en el mundo actual una cierta actual, ó en los pasados, de que ni una sola vez
cosa que se llama Liberalismo, y hay á su vez haya dejado de presentarse este fenómeno. La
otra cierta cosa que se llama Anti-liberalismo. enfermedad lleva ya devoradas en silencio gran
Es, pues, como muy acertadamente se ha dicho, número de víctimas cuando se empieza á recono-
palabra de división, pues tiene perfectamente cer que existe, diezmando la población. Los par-
dividido el mundo en dos campos opuestos. tes oficiales han sido alguna vez los más entu-
Mas no es sólo palabra, pues á toda palabra siastas propaladores de la mentira; y casos se han
debe corresponder una idea; ni es sola idea, pues dado en que por la Autoridad han llegado á im-
á tal idea vemos que corresponde de hecho todo ponerse penas á los que asegurasen que el con-
un orden de acontecimientos exteriores. Hay, tagio era verdad. Análogo es lo que acontece en
pues, Liberalismo, es decir, hay doctrinas libera- el orden moral de que estamos tratando. Después
les y hay obras liberales, y en consecuencia hay de cincuenta años ó más de vivir en pleno Libe-
hombres liberales, que son los que profesan aque- ralismo, todavía hemos oido á personas respeta-
llas doctrinas y practican estas obras. Y tales bilísimas preguntarnos con asombrosa candidez:
hombres no son individuos aislados, sino que vi- —¡Yaya! ¿Tomáis en serio eso del Liberalismo?
ven y obran como agrupación organizada, con ¿Son estas, por ventura, más que exageraciones
jefes reconocidos, con dependencia de ellos, con del rencor político? ¿No valdría más hacer caso
fin unánimemente aceptado. El Liberalismo, omiso de esta palabra que á todos nos trae divi-
pues, 110 sólo es idea y doctrina y obra, sino que didos y enconados?—¡Tristísima señal cuando
es secta. la infeccicn está ele tal suerte en la atmósfera,
que por la costumbre no la perciben ya la mayor
Queda, pues, sentado que cuando tratamos de parte de los que la respiran!
Liberalismo y de liberales no estudiamos seres
fantásticos ó puros conceptos de razón, sino ver- Hay, pues, Liberalismo, caro lector; y de esto
daderas y palpables realidades del mundo exte- no te permitas nunca dudar.
ó insuficientemente limitada; libertad de asocia
II ción con iguales anchuras. Estos son los lla-
mados principios liberales en su más crudo ra-
dicalismo.
¿Qué es el Liberalismo? E l fondo común de ellos es el racionalismo in-
dividual, el racionalismo político y el racionalis-
mo social. Derívanse de ellos la libertad de cul-
tos más ó menos restringida; la supremacía del
&fÉÉ|:L estudiar un objeto cualquiera, después Estado en sus relaciones con la Iglesia; la ense-
f ¡ § f ¡ | de la pregunta an sit? hacían los antí- ñanza laica ó independiente sin ningún lazo con
guos escolásticos la siguiente: quid sid? la Religión; el matrimonio legalizado y sanciona-
^ y ésta es la que nos va á ocupar en el do por la intervención única del Estado; su ulti-
presente capítulo. ma palabra, la que todo lo abarca y sintetiza, es
¿ a u é es el Liberalismo? E n el orden de las la palabra secularización, es decir, la no inter-
ideas es un conjunto de ideas falsas; en el orden vención de la Religión en acto alguno de la vi-
de los hechos es un conjunto de hechos crimina- da pública, verdadero ateísmo social, que es la
les, consecuencia práctica de aquellas ideas. última consecuencia del Liberalismo.
E n el orden de las ideas el Liberalismo^ es el
conjunto de lo que se llaman principios libera- En el orden de los hechos el Liberalismo es un
conjunto de obras inspiradas por aquellos princi-
les con las consecuencias lógicas que de ellos se
pios y reguladas por ellos. Como, por ejemplo,
derivan. Principios liberales son: la absoluta so- las leyes de desamortización; la expulsión de las
beranía del individuo con entera independencia Ordenes religiosas; los atentados de todo género,
de Dios y de su autoridad; soberanía de la socie- oficiales y extraoficiales, contra la libertad de la
dad con absoluta independencia de lo que no Iglesia; la corrupción y el error públicamente
nazca de ella misma; soberanía nacional, es de- autorizados en la tribuna, en la prensa; en las
cir, el derecho del pueblo para legislar y gober- diversiones, en las costumbres; la guerra siste-
narse con absoluta independencia de todo criterio mática al Catolicismo, al que se apoda con los
que no sea el de su propia voluntad, expresada nombres de clericalismo, teocracia, ultramonta-
por el sufragio primero y por la mayoría parla- nismo, etc., etc.
mentaria después; libertad de pensamiento sm
Es imposible enumerar y clasificar los hechos
limitación alguna en política, en moral ó en Re-
que constituyen el procedimiento práctico libe-
ligión; libertad de imprenta, asimismo absoluta
ral, pues comprenden desde el ministro y el di- son herejía. E n el orden de los hechos es peca-
plomático, que legislan ó intrigan, hasta el de- do. contra los diversos Mandamientos de la ley
magogo, que perora en el club ó asesina en la de Dios y de su Iglesia, porque de todos es in-
calle, desde el tratado internacional ó la guerra fracción. Más claro. E n el orden de las doctrinas
inicua que usurpa al Papa su temporal principa- el Liberalismo es la herejía universal y radical,
do, hasta la mano codiciosa que roba la dote de porque las comprende todas: en el orden de los
la monja, ó se incauta de la lámpara del altar; hechos es la infracción radical y universal, por-
desde el libro profundo y sabiondo que se da de que todas las autoriza y sanciona.
texto en la universidad ó instituto, hasta la vil Procedamos por partes en la demostración.
caricatura que regocija á los pilletes en la taber- En el orden de las doctrinas el Liberalismo
na. El Liberalismo práctico es un mundo com- es 'herejía. Herejía es toda doctrina que niega
pleto de máximas, modas, artes, literatura, di- con negación formal y pertinaz un dogma de la
plomacia, leyes, maquinaciones y atropellos en- fe cristiana. El Liberalismo-doctrina los niega
teramente suyos. Es el mundo de Luzbel, disfra- primero todos en general y después cada uno
zado hoy día con aquel nombre, y en radical opo- en particular. Los niega todos en general,.cuan-
sición y lucha con la sociedad de los hijos de Dios, do afirma ó supone la.independencia absoluta de
que es la Iglesia de Jesucristo. la razón individual en el individuo, y de la razón
Hé aquí, pues, retratado, como doctrina y co- social Ó criterio público en la sociedad. Decimos
mo práctica, el Liberalismo. afirma ó supone, porque á veces en las conse-
cuencias secundarias no se afirma el principio
III liberal, pero se le da por supuesto y admitido.
Niega la jurisdicción absoluta de Cristo Dios
Si es pecado el Liberalismo, y que' pecado es V sobre los individuos y las sociedades, y en con-
secuencia la jurisdicción delegada que sobre to-
dos y cada uno de los fieles, de cualquier condi-
ción y dignidad que sean, recibió de Dios la Ca-
& | É g L Liberalismo es pecado, ya se le consi- beza visible de la Iglesia. Niega la necesidad de
v ' l l l l dere en el orden de las doctrinas, ya en la divina revelación, y la obligación que tiene el
el orden de los hechos. hombre de admitirla, si quiere alcanzar su últi-
" E n el orden de las doctrinas es peca- mo fin. Niega el motivo formal de la fe, esto es,
do grave contra la fe, porque las doctrinas suyas la autoridad de Dios que revela, admitiendo de
3 '
la doctrina revelada sólo aquellas verdades que
alcanza su corto entendimiento. Niega el ma- los mandamientos, desde el que manda el culto
de un sólo Dios, que es el primero del Decálogo,
gisterio infalible de la Iglesia y del Papa, y en
hasta el que prescribe el pago de los derechos
consecuencia todas las doctrinas por ellos defi- temporales á la Iglesia, que es el último de los
nidas y enseñadas. Y después de esta negación cinco de ella.
general y en globo, niega cada uno de los dog-
Por donde cabe decir que el Liberalismo, en
mas, parcialmente ó en concreto, á medida que,
el orden de las ideas, es el error absoluto, y en
según las circunstancias, los encuentra opues- el orden de los hechos, es el absoluto desorden.
tos á su criterio racionalista. Así niega la fe deí Y por ambos conceptos es pecado, ex genere suo,
Bautismo cuando admite ó supone la igualdad gravísimo; es pecado'mortal.
de todos los cultos; niega la. santidad del ma-
trimonio cuando sienta la doctrina del llamado IV
matrimonio civil; niega la infalibilidad del Pon-
tífice Romano cuando rehusa admitir como ley De la especial gravedad del pecado del Liberalismo,
sus oficiales mandatos y enseñanzas, sujetándo-
los á su pase ó exequátur, no como en su princi-
pio para asegurarse de la autenticidad, sino para
i J É f e S K la teología católica que no todos
juzgar del contenido.
l i l i los pecados graves son igualmente gra-
E n el orden de los hechos es radical inmora- " ves, aun dentro de su esencial condición
lidad. Lo es porque destruye el principio ó regla que los distingue de los pecados venia-
fundamental de toda moralidad, que es la razón les. Hay grados en el pecado, aun dentro de la
eterna de Dios imponiéndose á la humana; ca- categoría de pecado mortal, como hay grados en
noniza el absurdo principio de la moral inde- la obra buena dentro de la categoría de obra bue-
pendiente, que es en el fondo la moral sin ley, na y ajustada á la ley de Dios. Así el pecado di-
ó lo que es lo mismo, la moral libre, ó sea una recto contra Dios, como la blasfemia, es pecado
moral que no es moral, pues la idea de moral, mortal más grave de sí que el pecado directo
además de su condición directiva, encierra esen- contra el hombre, como es el robo. Ahora bien,
cialmente la idea de enfrenamiento ó limita- á excepción del odio formal contra Dios, que es
ción. Además, el Liberalismo es toda inmorali- el mayor de los pecados y que rarísimas veces se
dad, porque en su proceso histórico ha cometido comete por la criatura, como no sea en el infier-
y sancionado como lícita la infracción de todos no, los pecados más graves de todos son los pe-
cados contra la fe. La razón es evidente. La fe lo que se llama herejía. Incluye toda la malicia
es el fundamento de todo el orden sobrenatural; de la infidelidad, mas la protesta expresa contra
el pecado es pecado en cuanto ataca cualquiera una enseñanza de la fe, ó la adhesión expresa a
de los puntos de este orden sobrenatural; es, pues, una enseñanza que por falsa y errónea es conde-
pecado máximo el que ataca el fundamento máxi- nada por la misma fe. Añade al pecado gravísimo
mo de dicho orden. contra la fe la terquedad y contumacia en él, y
Un ejemplo lo aclarará. Se ocasiona una heri- una cierta orgullosa preferencia de la razón pro-
da al árbol cortándole cualquiera de sus ramas; pia sobre la razón de Dios.
se le ocasiona herida mayor cuanto es más im- De consiguiente, las doctrinas heréticas y las
portante la rama que se le destruye; se le oca- obras hereticales constituyen el pecado_ mayor
siona herida máxima ó radical si se le corta por de todos, á excepción del odio formal á Dios, del
su tronco ó raíz. San Agustín, citado por Santo cual, como arriba dijimos, sólo son capaces por
Tomás, hablando del pecado contra-la fe, dice lo común el demonio y los condenados.
con formula incontestable: ÍIoc est peccatum quo De consiguiente, el Liberalismo, que es here-
tenentur cuneta peccata: "Pacado es este en que jía, y las obras liberales, que son obras heretica-
se contienen todos los pecados." Y el mismo An- les1, son el pecado máximo que se conoce en el
gel de las Escuelas discurre sobre este'punto, código de la ley cristiana.
como siempre, con su acostumbrada claridad. De consiguiente (salvos los casos de buena fe,
"Tanto, dice, es más grave un pecado, cuanto por de ignorancia y de indeliberación), ser liberal es
él se separa más el hombre de Dios. Por el peca- más pecado qiie ser blasfemo, ladrón, adúltero ú
do contra la fe se separa lo más que puede de É l , homicida, ó cualquiera otra cosa de las que pro-
pues se priva de su verdadero conocimiento; por hibe la ley de Dios y castiga su justicia infinita.
donde, concluye el santo Doctor, el pecado con- No lo comprende así el moderno Naturalismo;
tra la fe es el mayor que se conoce." pero siempre lo creyeron así las leyes de los Es-
Pero es mayor todavía cuando el pecado con- tados cristianos hasta el advenimiento d e k pre-
tra la fe no es simplemente carencia culpable sente era liberal, y sigue enseñándolo así la ley
de esta virtud y conocimiento, sino que es nega- de la Iglesia, y sigue juzgando y condenando así
ción y combate formal contra dogmas expre- el tribunal de Dios. Sí, la herejía y las obras he-
samente definidos por la revelación divina. En- reticales son los peores pecados de todos; y por
tonces el pecado contra la fe, de suyo gravísimo, tanto el Liberalismo y los actos liberales son ex
adquiere una gravedad mayor, que constituye genere sno, el mal sobre todo mal.
consecuencias, obedecen á una lógica altísima y
superior. Porque reconociendo la sociedad por
De los diferentes grados que puede haber única lev social el criterio de los más, sin otra
y hay dentro de la unidad específica del Liberalismo. norma ó regulador, ¿cómo puede negarse per-
fecto derecho al Estado'para cometer cualquier
atropello contra la Iglesia siempre y cuando,
|L Liberalismo como sistema de doctrinas según aquel su único criterio social, sea conve-
1 Í É puede apellidarse escuela; como organi- niente cometerlo? Admitido que los mas son los
zación de adeptos para difundirlas y pro- que tienen siempre razón, queda admitida por
pagarlas, secta; como agrupación de hom- ende como única ley la del más fuerte, y por
bres dedicados á hacerlas prevalecer en la esfera tanto muy lógicamente se puede llegar hasta la
del derecho publico, partido. Pero, ya se consi- última brutalidad. .
dere el Liberalismo como escuela, ya como sec-
Mas á pesar de esta unidad lógica del sistema,
ta, ya como partido, ofrece dentro de su unidad
los hombres no son lógicos siempre, y esto pro-
lógica y específica varios grados ó matices que
duce dentro de aquella unidad la más asombrosa
conviene al teologo cristiano estudiar v exponer
variedad ó gradación de tintas. Las doctrinas se
Ante todo conviene hacer notar que el Libera-
derivan necesariamente y por su propia virtud
lismo es uno, es decir, constituye un organismo
unas de otras; pero los hombres al aplicarlas son
de errores perfecta y lógicamente encadenados
por lo común ilógicos é inconsecuentes.
motivo por el cual se le llama sistema. En efecto'
Los hombres, llevando hasta sus últimas con-
partiendo en él del principio fundamental de que
secuencias sus principios, serían todos santos
el hombre y la sociedad son perfectamente autó-
cuando sus principios fuesen buenos, y serian
nomos ó libres con[absoluta independencia de to-
todos demonios del infierno cuando, sus princi-
do otro criterio natural ó sobrenatural que no sea
pios fuesen malos. La inconsecuencia es la que
el suyo propio, sígnese por una perfecta ilación de
hace, de los hombres buenos y de los malos, bue-
consecuencias, todo lo que en nombre de él pro-
nos á medias y malos no rematados.
clama la demagogia más avanzada.
Aplicando estas observaciones al asunto pre-
• L a . J e ^ c i ó n n a d a tiene de grande sino su
sente del Liberalismo, diremos: que liberales
inflexible lógica. Hasta los actos más despóticos
completos se enouentran relativamente pocos,
que ejecuta en nombre de la libertad y que á
gracias á Dios; lo cual no obsta para^que los
primera vista tachamos todos de monstruosas in-
más aun sin haber llegado al último limite de
depravación liberal, sean verdaderos liberales,
es decir, verdaderos discípulos ó partidarios ó nada más. Pero así los que mojigatamente bau-
sectarios del Liberalismo, según que el Libera- tizaron en Cáeliz su Liberalismo con la invoca-
lismo se considere como escuela, secta ó partido ción de la santísima Trinidad, como los que en
Examinemos estas validades de la familia li- estos úitimos tiempos le han puesto por emblema
beral. ¡Guerra á Dios! están dentro de. tal escala libe-
Hay liberales que aceptan los principios, pero ral, y la prueba es que todos aceptan, y en caso
rehuyen las consecuencias, á lo menos las más apurado invocan, este común denominador. El
crudas y extremadas. Otros aceptan alguna que criterio liberal ó indepeneliente es uno en ellos,
otra consecuencia ó aplicación que les halaga, aunque sean en cada cual más ó menos acentua-
pero haciéndose los escrupulosos en aceptar ra- das las aplicaciones. ¿De qué depende esta ma-
dicalmente los principios. Quisieran unos el Li- yor ó menor acentuación? De los intereses mu-
beralismo aplicado tan sólo á la enseñanza; otros chas veces; del temperamento no pocas; de ciertos
á la economía civil; otros tan sólo á las formas lastres de eelucación que impiden á unos tomar
políticas. Sólo los más avanzados predican su el paso precipitado que toman otros; de respetos
natural aplicación á todo y para todo. Las ate- humanos tal vez ó de consideraciones de familia;
nuaciones y mutilaciones del credo liberal son de relaciones y amistades contraidas, etc., etc.
tantas cuantos son los intereses por su aplica- Sin contar la táctica satánica que á veces
ción perjudicados ó favorecidos; pues general- aconseja al hombre no extremar una ielea para
mente existe el error de creer que el hombre no alarmar, y para lograr hacerla más viable y
piensa con la inteligencia, cuando lo usual es pasadera: lo Cual, sin juicio temerario, se puede
que piense con el corazón, y aun muchas veces afirmar de ciertos liberales conservadores, en los
con el estómago. cuales lo conservador no suele ser más que la
De aquí los diferentes partidos liberales que máscara ó envoltura del franco demagogo. Mas
pregonan Liberalismo de tantos ó cuantos gra- en la generalidad de los liberales á medias, la
dos, como expende el tabernero el aguardiente carielael puede suponer cierta dosis de candor y
ele tantos ó cuantos grados, á gusto del consu- de natural bonhomie ó bobería, que si no los hace
del todo irresponsables, como diremos después,
midor^ De aquí que 110 haya liberal para quien
obliga no obstante á -que se les tenga alguna
su vecino más avanzado no sea un brutal dema- compasión.
gogo^ ó su vecino menos avanzado un furibundo
reaccionario. Es asunto de escala alcohólica y Quedamos, pues, curioso, lector, en que el Li
beralismo es uno solo; pero liberales los hay, co-
mo sucede con el mal vino, de diferente color y del Liberalismo católico pareció cosa fácil. Dis-
sabor. currieron una razón individual ligada á la ley
del Evangelio, pero coexistiendo con ella una
VI • razón pública ó social libre de toda traba en este
particular. Dijeron: "El Estado como tal Estado
Del llamada Liberalismo católico ó catolicismo liberaL no debe tener Religión, ó debe tenerla solamente
hasta cierto punto, que no moleste á los demás
que no quieran tenerla. Así, pues, el ciudadano
i | § ¡ § E todas las inconsecuencias y antinomias particular debe sujetarse á la revelación de Je-
se
*£Sill encuentran en las gradaciones me- sucristo; pero el hombre público puede portarse
diasdel Liberalismo, lamas repugnante como tal de la misma manera que si para él no
de todas y la más odiosa es la que preten- existiese dicha revelación." De esta suerte com-
de nada menos que la unión del Liberalismo con paginaron la fórmula célebre dq: La Iglesia li-
el Catolicismo, para formar lo que se conoce en bre en el Estado libre, fórmula para cuya propa-
la historia de los modernos desvarios con el nom- gación y defensa se juramentaron en Francia va-
bre de Liberalismo católico ó catolicismo libe- rios católicos insignes, y entre ellos un ilustre
ral. Y no obstante, han pagado tributo á este Prelado; fórmula que debía ser sospachosa desde
absurdo preclaras inteligencias y honradísimos que la tomó Cavour para hacerla bandera de la
corazones, que no podemos menos de creer bien
revolución italiana contra el poder temporal de
intencionados. Ha tenido su época de moda y
prestigio, que, gracias ale ielo, va pasando ó ha la Santa Sede; lórmula de la cual, á pesar de su
pasado ya. evidente fracaso, no nos consta que ninguno de
sus autores se halla retractado aún.
Nació este funesto error de un deseo exagera- No echaron de ver estos esclarecidos sofistas,
do de poner conciliación y paz entre doctrinas que si la razón individual venía obligada á so-
que forzosamente y por su propia esencia son in- meterse á la ley de Dios, no podía declararse
conciliables y enemigas. El Liberalismo es el exenta de ella la razón pública ó social sin caer
dogma de la independencia absoluta de la razón en un dualismo extravagante, que somete al
individual y social; el Catolicismo es el dogma hombre á la ley de dos criterios opuestos y de dos
de la sujeción absoluta de la razón individual v opuestas conciencias. Así que la distinción del
social a la ley de Dios. ¿Cómo conciliar el sí y el hombre en particular y en ciudadano, obligándo-
no de tan opuestas doctrinas? A los fundadores le á ser cristiano en el primer concepto, y per-
mitiéndole ser ateo en el segundo, cayó inmedia- de un juicio individual que le dicta al hombre
tamente por eí suelo bajo la contundente maza A ser mejor esta creencia que otra cualquiera. No
de la lógica íntegramente católica. El SyUabus, quieren reconocer el magisterio de la Iglesia, coc-
del'cualhablaremos luego, acabó de hundirla sin ino único autorizado por Dios para proponer á
remisión. Q.ueda todavía de esta brillante, pero los fieles la doctrina revelada' y determinar su
funestísima escuela, alguno que otro discípulo sentido genuino, sino que, haciéndose ellos jue-
rezagado, que ya no se atreve á sustentar pala- ces de la doctrina, admiten de ella lo que bien
dinamente la teoría católico-liberal, de la que fué les uarece, reservándose él derecho.de creerla
en otros tiempos fervoroso panegirista, pero á la contraria, siempre que aparentes razones parez-
que sigue obedeciendo aún'en la práctica; tal vez can probarles ser hoy falso lo que ayex creyeron
sin darse cuenta á sí propio de que se propone como verdadero.
pescar con redes que, por viejas y conocidas, el Para refutación de lo cual basta conocer la
diablo ha mandado va recoger. doctrina fundamental De fide, expuesta sobre
< esta materia por el santo Concilio Vaticano. Pol-
VII lo demás, se llaman católicos porque creen firme-
mente que el Catolicismo es la única verdadera
En qué consiste probablemente la esencia ó intrínseca revelación del Hijo ele Dios; pero se llaman cató-
razón del llamado catolicismo liberal. licos liberales ó católicos libres, porque juzgan
que esta creencia suya no les debe ser impuesta
á ellos ni á nadie por otro motivo superior que el
i g O p i bien se considera, la intima esencio del de su libre apreciación. De suerte que sin sen-
% f | | § Liberalismo 'llamado católico, por otro tirlo ellos mismos, encuéntrame los tales con que
noinbre llamado comunmente catolicis- y. el diablo les ha sustituido arteramente el princi-
mo liberal, consiste probablemente tan pio sobrenatural de la fe por el principio natura-
sólo en un falso concepto del acto de fe. Parece, lista del libre examen. Con lo cual, aunque juz-
según dan razón de la suya los católico-liberales, gan tener fe de las verdades cristianas, no tie-
que hacen estribar todo el motivo de su fe, no nen tal fe de ellas, sino simple humana convic-
en la autoridad de Dios infinitamente veraz é in- ción, lo cual es esencialmente distinto.
falible, que se ha dignado revelarnos el camino Sigúese de ahí que juzgan su inteligencia li-
único que nos ha de conducir á la bienaventu- bre ele creer ó de no creer, y juzgan asimismo li-
ranza sobrenatural, sino en la libre apreciación bre la de todos los demás. E n la incredulidad,
mitiéndole ser ateo en el segundo, cayó inmedia- de un juicio individual que le dicta al hombre
tamente por eí suelo bajo la contundente maza A ser mejor esta creencia que otra cualquiera. No
de la lógica íntegramente católica. El SyUabus, quieren reconocer el magisterio de la Iglesia, coc-
del'cualhablaremos luego, acabó de hundirla sin ino único autorizado por Dios para, proponer á
remisión. Q.ueda todavía de esta brillante, pero los fieles la doctrina revelada' y determinar su
funestísima escuela, alguno que otro discípulo sentido genuino, sino que, haciéndose ellos jue-
rezagado, que ya no se atreve á sustentar pala- ces de la doctrina, admiten de ella lo que bien
dinamente la teoría católico-liberal, de la que fué les uarece, reservándose él derecho.de creerla
en otros tiempos forvoroso panegirista, pero á la contraria, siempre que aparentes razones parez-
que sigue obedeciendo aún'en la práctica; tal vez can probarles ser hoy falso lo que ayer creyeron
sin darse cuenta á sí propio de que se propone como verdadero.
pescar con redes que, por viejas y conocidas, el Para refutación de lo cual basta conocer la
diablo ha mandado va recoger. doctrina fundamental De Jide, expuesta sobre
< esta materia por el santo Concilio Vaticano. Pol-
VII lo demás, se llaman católicos porque creen firme-
mente que el Catolicismo es la única verdadera
En qué consiste probablemente la esencia ó intrínseca revelación del Hijo ele Dios; pero se llaman cató-
razón del llamado catolicismo liberal. licos liberales ó católicos libres, porque juzgan
que esta creencia suya no les debe ser impuesta
á ellos ni á nadie por otro motivo superior que el
i g O p i bien se considera, la intima esencio del de su libre apreciación. De suerte que sin sen-
% f | | § Liberalismo "llamado católico, por otro tirlo ellos mismos, encuéntrame los tales con que
noinbre llamado comunmente catolicis- y. el diablo les ha sustituido arteramente el princi-
mo liberal, consiste probablemente tan pio sobrenatural de la fe por el principio natura-
sólo en un falso concepto del acto de fe. Parece, lista del libre examen. Con lo cual, aunque juz-
según dan razón de la suya los católico-liberales, gan tener fe de las verdades cristianas, no tie-
que hacen estribar todo el motivo de su fe, no nen tal fe de ellas, sino simple humana convic-
en la autoridad de Dios infinitamente veraz é in- ción, lo cual es esencialmente distinto.
falible, que se ha dignado revelarnos el camino Sigúese de ahí que juzgan su inteligencia li-
único que nos ha de conducir á la bienaventu- bre ele creer ó de no creer, y juzgan asimismo li-
ranza sobrenatural, sino en la libre apreciación bre la de todos los demás. E n la incredulidad,
pues, no ven un vicio, ó enfermedad, ó ceguera escriben en la época presente. De suerte que,
voluntrÁa del entendimiento, y más aún del co- para las tales, si el Catolicismo por desdicha hu-
razón, sino un acto lícito de la jurisdicción in- biese sido causa en algún punto de retraso mate-
rial para los pueblos, ya no sería verdadera ni
terno de cada uno, tan dueño en eso de creer
laudable en buena lógica tal Religión. Y cuenta
como en lo de lio admitir creencia alguna. Por que así podría ser, como indudablemente para
lo cual es muy ajustado á este, principio el horror algunos individuos y familias ha sido ocasión de
á toda presión moral ó física que venga por fuera verdadera material ruina- el ser fieles á su Reli-
á castigar ó prevenir la herejía, y de ahí su ho- gión, sin que por eso dejase de ser ella cosa muy
rror á las legislaciones civiles francamente cató- excelente y divina.
licas. De ahí el respeto sumo conque entienden
deben ser tratadas siempre las convicciones aje- Este criterio es el que dirige la pluma de la
nas, aun las más opuestas á la verdad revelada; mayor parte de los periódicos liberales, que si
lamentan la demolición de un templo, sólo sa-
pues para ellos son tan sagradas cuando son erró-
ben hacer' notar en eso la profanación del arte;
neas como cuando son verdaderas, ya que todas si abogan por las Ordenes religiosas, no hacen
nacen de un mismo sagrado principio de libertad más que ponderar los beneficios que prestaron á
intelectual. Con lo cual se erige en dogma lo que las letras; si ensalzan á la Hermana de la Cari-
que se llama tolerancia, y se dicta para la polé- dad, no es sino en consideración á los humani-
mica católica contra los herejes un nuevo código tarios servicios con que suaviza los horrores de
de leyes que nunca conocieron en la antigüedad la guerra; si admiran el culto, no es sino en
los grandes polemistas del Catolicismo. atención á su brillo exterior y poesía; si en la li-
Siendo esencialmente naturalista el concepto teratura católica respetan las sagradas Escritu-
primario de la fe, sigúese de eso que ha de ser ras, es fijándose tan sólo en su majestuosa su-
naturalista todo el desarrollo de ella en el indi- blimidad. De este modo de encarecer las cosas
viduo y en la sociedad. De ahí el apreciar pri- católicas únicamente por su grandeza, belleza,
maria, y á veces casi exclusivamente, á la Iglesia utilidad ó material excelencia, sigúese en recta
por las ventajas de cültura y civilización que lógica que merece iguales encarecimientos el
proporciona á los pueblos; olvidando y casi nun- error cuando tales condiciones reuniere, como sin
ca citando para nada su fin primario y sobrena- duda las reúne aparentemente en más dé una
tural, que es la glorificación de Dios y salvación ocasión alguno de* los falsos cultos.
de las almas. Del cual falso concepto aparecen
Hasta á la piedad llega la maléfica acción de
enfermas varias de las apologías católicas que se
este principio naturalista, y.la convierte en ver-
razón extrínseca ó histórica, ó material, si les
dadero pietismo, es decir en falsificación de la
place más á nuestros lectores esta última califi-
piedad verdadera. Así lo vemos en tantas perso-
cación escolástica.
nas que no buscan en las prácticas devotas mas
que la emoción, lo cual es puro sensualismo del Las herejías que estudiamos hoy, en el dilata-
alma y'nada más. Así aparece liov día en mu- do curso de los siglos que median entre la veni-
chas almas enteramente desvirtuado el ascetis- da de Jesucristo y los tiempos en que vivimos,
mo cristiano, que es la purificación del corazon se nos presentan á primera vista como puntos
por medió del enfrenamiento de los apetitos, y clara y definidamente circunscritos en su res-
desconocido el misticismo cristiano,, que no es la péctivo periodo histórico, pudiéndose al 2)arecer
emoción, ni el interior consuelo, ni otra alguna señalar,.como con un compás, dónde empiezan
de esas humanas golosinas, sino la unión con y dónde acaban, ó sea la línea geométrica que
Dios por medio de la sujeción á su voluntad san- separa estos puntos negros de lo restante del
tísima y por medio del amor sobrenatural. campo iluminado en que se extienden. Mas esta
apreciación, si bien se considera, no es más que
Por eso es catolicismo liberal, ó mejor, catoli- ilusión de la distancia. Un más detenido estu-
cismo falso gran parte del catolicismo que se dio, que nos acerque con el catalejo de una bue-
usa hoy entre ciertas personas. No es Catolicis- na crítica á aquellas épocas, y nos ponga en ver-
mo, es mero Naturalismo, es Racionalismo puro; dadero contacto intelectual con ellas, nos per-
es Paganismo con lenguaje y formas católicas, mite observar que nunca, en ninguno' de esos
si se nos permite la expresión. periodos históricos, aparecen tan geométricamen-
VIII te definidos los límites que separan al error de la
verdad, no en la realidad de ella, que ésta muy
claramente formulada la da la definición de la
Sombra v penumbra, ó razón extrínseca de esta misma iglesia, sino en su aprehensión y profesión ex-
secta católico-liberal. terna, ó sea en el modo que ha tenido de negar-
la ó profesarla con más ó menos franqueza la
respectiva generación. El error en la sociedad
^ a p p i S T A en el anterior capítulo la razón m- es como una fea mancha en una tela de primo-
S
trínseca, ó llámese formal, del Libera- roso tejido. Se le ve claramente, pero cuesta pre-
lismo católico, pasemos en el presente cisar sus_ límites; son vagas sus fronteras, como
á examinar lo que podríamos llamar su los crepúsculos que separan el día que muere de
5
la noche que se avecina, y á su vez la noche que desengañados en parte de su error, no han aca-
se va del renaciente día. Preceden al error, que bado de entrar todavía de lleno en los dominios
es negra sombra, y le siguen y le rodean unas de la íntegra verdad. E s además el medio sutil
c o m o vagas penumbras, que pueden tomarse a é ingeniosísimo que encontró siempre el diablo
veces por la misma sombra, iluminada todavía para retener por suyos á muchos que de otra ma-
por alguno que otro reflejo de moribunda luz, o nera hubieran aborrecido de veras, á haberla bien
como la misma luz á la que empañan y oscure- conocido, su maquinación infernal.
cen ya las primeras sombras. Este medio satánico es permitir que los tales
Así todo error claramente formulado en la so- tengan todavía un pie en el terreno de la ver-
ciedad cristiana tuvo en torno de sí otra como dad, a condición de que el otro pie lo tengan ya
atmósfera del mismo error, pero menos denso y completamente en el campo opuesto. Así evitan
más tenue y mitigado. ElArriamsmo tuvo su be- el saludable horror del remordimiento los toda-
mi-arrianismo; el Pelagianismo su Semi-pelagia- vía no encallecidos de conciencia; así, además,
nismo; el Luteranismo feroz su Jansenismo, que se libran de los compromisos que trae siempre
no fué más que un Luteranismo moderado Asi, toda resolución decisiva, los espíritus apocados
en la época presente, el Liberalismo radical tie- y vacilantes, que son los más; así logran los apro-
ne en torno de sí su correspondiente Semi-iibe- vechados figurar, según les conviene, un rato en
ralismo, que otra cosa no es la secta catolico-iibe- cada campo, haciendo por aparecer en ambos co-
ral que estamos aquí examinando. E s lo que ila mo amigos y afiliados; así puede, finalmente, el
mó el Syllabus un racionalismo moderado; es ei hombre dar como un paliativo oficial y reconoci-
Liberalismo sin la franca crudez de sus prime- do á la mayor parte de sus miserias, debilidades
ros principios al descubierto, y sin el horror de é inconsecuencias.
sus últimas consecuencias. E s el Liberalismo pa- Tal vez no ha sido aún debidamente estudiada
ra el uso de los que no consienten todavía en de- por este lado la presente cuestión en la historia
iar de parecer ó creerse católicos E s el Libera- antigua y contemporánea; lado que, si es el me-
lismo, triste crepúsculo de la verdad que empie- nos noble, es por lo mismo el más práctico, ya
za á oscurecerse en el entendimiento, o de lahere- que por desdicha en lo menos noble y levantado
iía que no ha llegado aún á tomar completa pose- hay que buscar por lo común el secreto resorte
sión de él. Observamos, en efecto, que suelen ser de la mayor parte de los fenómenos humanos. A
católico-liberales los católicos que van dejando nosotros nos ha parecido bien hacer aquí esta
de ser firmes católicos, y los liberales crudos que, indicación, dejando á más expertas y sutiles in-
juntillas lo que les dicen sus maestros, ó que sin
teligencias el cuidado de ampliarla y desenvol- creerlo siguen dóciles á quien les lleva, y siem-
verla por completo. pre ajustados á su compás. Nada saben de prin-
IX cipios ni de sistemas, y hasta quizá los detesta-
rían si conocieren toda su deformidad; sin embar-
De otra distinción importante, ó sea del Liberalismo go, son las manos que obran, así como los teóricos
práctico y del Liberalismo especulativo ó doctrinal, son las cabezas que dirigen. Sin ellos no saldría
el Liberalismo del recinto de las academias; ellos
son los que le dan vida y movimiento exterior.
ENSÉÑASE en filosofía y en teología, que Pagan el periódico liberal; votan el candidato li-
m hay dos clases de ateísmo, uno doctrinal beral; apoyan las situaciones liberales, y vitorean
y especulativo, y otro práctico. Consiste á sus personajes y celebran sus fechas y aniver-
•P el primero en negar franca y redonda- sarios. Son la materia prima del Liberalismo, dis-
mente la existencia de Dios, pretendiendo anu- puesta á recibir cualquier forma y á servir siem-
lar ó desconocer las pruebas irrefragables en que pre para cualquier barbaridad. Muchos de ellos
se funda. Consiste el segundo en vivir y obrar, iban á Misa y mataron á los frailes; más tarde asis-
sin negar la existencia de Dios, pero como si Dios tían á novenas y daban carrera eclesiástica á sus
realmente 110 existiese. Los primeros se llaman hijos, y compraban fincas de la desamortización;
ateos teóricos ó doctrinales; los segundos ateos hoy día rezan tal vez el R osario y votan al dipu-
prácticos, y son los que abundan más. tado librecultista. Hánse formado una como_cier-
ta ley de vivir con el siglo, y creen, (ó quieren
Lo propio acontece con el Liberalismo y con
creer) que se va bien así. ¿Les exime esto de res-
los liberales. Hay liberales teóricos y liberales ponsabilidad y culpa delante de Dios? No, por
prácticos. Los primeros son los dogmatizadores cierto, como veremos después.
de la secta: filósofos, catedráticos, diputados o
periodistas, que enseñan en sus libros, discursos Liberales prácticos son también los que, rehu-
ó artículos el Liberalismo; que defienden tal doc- yendo explanar la teoría liberal, que saben está
trina con argumentos y autoridades j con arre- ya desacreditada para ciertos entendimientos,
glo á un criterio racionalista, en oposición embo- procuran, no obstante, sostenerla en el procedi-
zada ó manifiesta con el criterio de la divina y miento práctico de todos los días, escribiendo y
sobrenatural revelación de Jesucristo. perorando á lo liberal; proponiendo y eligiendo
Los liberales prácticos son la gran mayoría candidatos liberales; elogiando y recomendando
del grupo, los borregos de él, que creen á pie
su8 libros y personas; juzgando siempre de los men todos los destinos del moderno Liberalismo,
sucesos con el criterio liberal; manifestando siem- fué condenada esta declaración por Pió VI.
pre odio tenaz á todo lo que tienda á desacredi- Más tarde, ampliada esta doctrina funesta, y
tar ó menoscabar su querido Liberalismo. Tal es aceptada por casi todos los Gobiernos de Euro-
la conducta de muchos periodistas prudentes, á pa, aun por los príncipes soberanos, que es una
quienes difícilmente se encontrará en delito de de las más horribles ceguedades que ofrece la
formular proposiciones concretamente liberales, historia de las monarquías, tomó en España el
pero que, sin embargo, en todo lo que dicen y en nombre con que en todas partes se le conoce hoy
todo lo que callan no dejan de hacer la maldita de Liberalismo.
propaganda sectaria. E s éste de todos los repti- Diéronsele las terribles contiendas entre rea-
les liberales el más venenoso. listas y constitucionales, que mutuamente se
designaron desde luego con los apodos de servi-
X les y liberales. De España se extendió á toda Eu-
ropa esta denominación. Pues bien; en lo más
El Liberalismo de todo matiz y carácter, recio de la lucha, con ocasión de los_ primeros
errores de Lamennais, publicó Gregorio XVI su
¿ha sido formalmente condenado por la Iglesia? Encíclica Mirari vos, condenación explícita del
Liberalismo, cual en aquella ocasión se entendía
á j t e f el Liberalismo en todos sus grados y as- y predicaba y practicaba por los Gobiernos cons-
* % l l l l P e °tos ha sido formalmente condenado. titucionales. , •
* Así que, además de las razones-de mali- Mas, avanzando los tiempos y creciendo con
cia intrínseca que le hacen malo y crimi- ellos la avasalladora corriente de estas ideas fu-
nal, tiene para todo fiel católico la suprema y nestas, v hasta tomando bajo el influjo de extra-
definitiva declaración de la Iglesia, que como viados talentos la máscara de catolicismo, depa-
tal le ha juzgado y anatematizado. No podía ró Dios á su Iglesia el Pontífice Pió IX, el cual
permitirse que error de tal trascendencia dejase con toda razón pasará á la historia con el dicta-
de ser incluido en el catálogo de los oficialmente do de azote del Liberalismo. El error liberal en
reprobados, y lo ha sido en distintas ocasiones. todas sus faces y matices ha sido desenmascara-
Ya al aparecer en Francia, en su primera Re- do por este Papa. Para que más autoridad tuvie-
volución, la famosa Declaración de los derechos sen sus palabras en este asunto, dispuso Ja Pro-
del hombre, en que estaban contenidos en ger- videncia que saliese la repetida condenación del
Liberalismo de labios de un Pontífice, al cual las invasiones de la potestad secular en los ne-
desde el principio se empeñaron en presentar gocios espirituales, é inclinan los mismos á esti-
como suyo los liberales. Después de él no le que- mar, ó tolerar al menos leyes inicuas, como si
da ya á este error subterfugio alguno á que aco- no estuviese escrito que nadie puede servir á dos
gerse. Los repetidos Breves y Aloe,uciones de Pió señores. Los que tal hacen, de todo punto son
I X le han mostrado al pueblo cristiano tal cual más peligrosos y funestos que los enemigos de-
es^ y el Syllabus acabó de poner á su condena- clarados, no sólo en razón á que, sin que se los
ción el último sello. Veamos el contenido princi- note y quizá también sin advertirlo ellos mismos,
pal de algunos de estos documentos pontificios. secundan las tentativas de los malos, sino tam-
Sólo unos pocos citaremos entre muchísimos que bién porque, encerrándose dentro de ciertos lími-
se podrían citar. tes, se muestran con apariencias de probidad y
En 18 de Junio de 1871, al contestar Pió I X sana doctrina para alucinar á los imprudentes
á una Comisión de católicos franceses, les habló amadores de conciliación, y seducir á las gentes
así: " E l ateísmo en las leyes, la indiferencia en honradas que habrían combatido el error mani-
materia de Religión y esas máximas perniciosas fiesto."
llamadas católico-liberales, éstas, sí, éstas son
verdaderamente la causa de la ruina de los Esta- E n el Breve del 8 ele Mayo de igual año á la
dos, éstas lo han sido de la perdición de la Fran- Confederación de los Círculos católicos de Bélgi-
cia, Creedme; el daño que os anuncio es más te- ca, elice: "Lo que sobre todo alabamos en esa
rrible, que la Revolución, y más aún que la Com- vuestra religiosísima empresa, es la absoluta
mune. Siempre he condenado el Liberalismo ca- aversión que, según noticias, profesáis á los prin-
tólico, y volveré cuarenta veces á condenarlo, si cipios católico-liberales, y vuestro denodado in-
es menester." tento de desarraigarlos de los mismos. Verdade-
ramente, al emplearos en combatir ese insielioso
En el Breve de 6 de Marzo de 1873 al Presi- error, tanto más peligroso que una enemistad
dente y socios del Círculo de San Ambrosio de declarada, cuanto más se encubre bajo el espe-
Milán, se expresa de esta suerte: "No faltan al- cioso velo de celo y caridad, y en procurar con
gunos que intentan poner alianzas entre la luz ahinco apartar de él á las gentes sencillas, ex-
y las tinieblas, y mancomunidad entre la justicia tirpareis una funesta raíz ele eliscordias, y con-
y la iniquidad á favor de las doctrinas llamadas tribuiréis eficazmente á unir y fortalecer los áni-
católico-liberales, que basadas en perniciosísi- mos. Seguramente vosotros, que con tan plena
mos principios, muéstranse halagüeñas para con sumisión acatais todos los documentos de esta
6
Sede Apostólica, cuyas reiteradas reprobaciones dos, nos contentaremos con aducir las frases de
de los principios liberales os son conocidas, no otro Breve, el más expresivo de todos, y que por
habéis menester estas advertencias." tal no lo podemos en conciencia omitir. Es el
En el Breve á La Croix, periódico de Bruse- dirigido al Obispo de (iuimper, en 28 de Julio
las, en 21 de Mayo de 1874, dice lo siguiente: de 1873. E n él se dice lo siguiente, refiriéndose
"No podemos menos de elogiar el intento expre- el Papa á la Asamblea general de las Asociacio-
sado en vuestra carta, y al cual hemos sabido nes católicas, que se acababa de celebrar en aque-
que satisface plenamente vuestro periódico, de lla diócesis: "Seguramente no se apartarán tales
publicar, divulgar, comentar é inculcar en los Asociaciones de la obediencia debida á la Iglesia
ánimos todo cuanto esta Santa Sede tiene ense- ni por los escritos ni por los actos de los que con
ñado contra las perversas ó cuando menos falsas injurias é invectivas la persiguen; pero pudieran
doctrinas profesadas en tantas partes, y señala- ponerla en la resbaladiza senda del error esas
damente contra el Liberalismo católico, empe- opiniones llamadas liberales, aceptas á muchos
ñado en conciliar la luz con las tinieblas y la católicos, por otra parte hombres de bien v pia-
verdad con el error. dosos, los cuales por la influencia misma que les
El 9 de Junio de 1873 escribía al Presidente da su religión y piedad pueden muy fácilmente
y Consejo de la Asociación católica de Orleans, captarse los ánimos é inducirlos á profesar máxi-
y sin nombrarlo, retrataba el Liberalismo pietis- mas muy perniciosas. Inculcad, por lo tanto, ve-
ta y moderado en los siguientes términos: "Aun- nerable Hermano, á los miembros de esa católica
que vuestra lucha haya de trabarse en rigor con Asamblea, que Nos al increpar tantas veces, co-
tra la impiedad, quizá por este lado no es amena- mo lo hemos hecho, á los secuaces de esas opi-
za riesgo tan grande como por el de ese grupo de niones liberales, no nos hemos referido á los de-
amigos imbuidos en aquella doctrina ambigua, clarados enemigos de la Iglesia, pues á éstos
que mientras rehuye las ultimas consecuencias habría sido ocioso denunciarlos, sino á esos otros
de los errores, retiene obstinadamente sus gér- antes aludidos, que reteniendo el virus oculto de
menes, y no queriendo ni abrazarse con la ver- los principios liberales que han mamado con la
dad íntegra, ni atreviéndose á desecharla por leche, cual si no estuviese impregnado de palpa-
entero, afánase en interpretar las tradiciones y ble malignidad y fuese tan inofensivo como ellos
doctrinas de la Iglesia, ajustándolas al molde de piensan para la Religión, lo inoculan fácilmente
sus privadas opiniones." en los ánimos, propagando así la semilla de esas
Mas para no hacernos interminables y cansa- turbulencias que tanto tiempo há traen revuelto
al mundo. Procuren, pues, evitar estas embosca- Todos estos documentos se pueden leer íntegros
das, y esfuércense en asestar sus tiros- contra es- en el citado libro de Segur, Hommage aux ra-
te insidioso enemigo, y ciertamente merecerán tholiques liberaux.
bien de la Religión y de la patria." Sin embargo, podía con cierta apariencia de
Ya lo ven nuestros amigos y también nuestros razón el Liberalismo recusar la autoridad de es-
adversarios: todo lo dice el Papa en esos Breves, tas declaraciones pontificias, por haber sido to-
particularmente en el último, que de un modo das ellas dadas en documentos de carácter mera-
especial deben desmenuzar y estudiar. mente privado. La herejía es siempre tenaz y
cavilosa, y se agarra á cualquier pretexto ó ex-
XI cusa para eludir la condenación. Necesitábase,
pues, un documento oficial, público, solemne, de
De la última y más solemne carácter general, umversalmente promulgado, y
por tanto definitivo. La Iglesia no podía negar á
condenación del Liberalismo por medio del "Syllabus." la ansiedad de sus hijos esta formal y -decisiva
palabra de su soberano magisterio. Y la dió, y
fué el Syllabus de 8 de Diciembre de 1864.
^l^teBSUjaENiio cuanto ha dicho del Libera-
^ l É I É I l i s r ü 0 el Papa en distintos documentos, Acogiéronle todos los buenos católicos con en-
podemos sólo indicar los siguientes du- tusiasmo igual á los paroxismos de furor con que
rísimos epítetos con que en diferentes le saludaron los liberales. Los católico-liberales
ocasiones le ha calificado. En efecto, en su Bre- creyeron más prudente herirle de soslayo con
ve á Segur con motivo de su conocido libro Ho- capciosas interpretaciones. Razón tenían unos y
mmage, le llamó pèrfido, enemigo; en su alocu- otros en reconocerle debida importancia. El Sy-
ción al Obispo de Nevers, verdadera calamidad llabus es un catálogo oficial de los principales
actual; en su carta al Círculo católico de San errores contemporáneos, en forma de proposicio-
nes concretas, tales como se encuentran en los
Ambrosio de Milán, pacto entre la injusticia y
autores más conocidos que los propalaron. E n
la iniquidad; en este mismo documento le ca- ellos se encuentran, pues, en detalle todos los
lificó de más funesto y peligroso que un ene- que constituyen el dogmatismo liberal. Aunque
migo declarado; en la citada carta al Obispo en una sola de sus proposiciones se nombra al
de Cluimper, virus oculto; en el Breve á los de Liberalismo, lo cierto es que la mayor parte de
Bélgica, error insidioso y solapado; en otro Bre- los errores allí sacados á la picota son errores li-
ve I monseñor Gaume, peste perniciosísima.
berales, y por tanto de la condenación separada grandioso monumento el sello más autorizado de
de cada uno resulta la condenación total del sis todos, después del de Dios; el de su profundo
tema. No liaremos más que enumerarlos aquí -rencor. Creamos eñ esto al padre de la mentira;
rápidamente. que lo que él aborrece y difama, lleva con esto
En la proposición XV y en las LXXVII y solo, cierto y seguro testimonio de ser la verdad.
LXXVII1 se condena la libertad de cultos; el pa-
XII
se regio en la X X y XXVIII; la desamortización
en las XVI y XXVII; la supremacía absoluta
del Estado en la X X X I X ; el laicismo en la en- De algo que pareciendo Liberalismo no lo es, y de algo
señanza pública en la XLV, XLVI1 y XLVIII; que lo es aunque no lo parezca.
la separación de la Iglesia y del Estado en la
XV; el absoluto derecho de legislar sin Dios en
la LVI; el principio de no intervención en la ^s^gran maestro el diablo en artes y em-
LXII; e'l llamado derecho de insurrección en la belecos, y lo mejor de su diplomacia se
LXIIÍ; el matrimonio civil en la L X X I I I y al- ejerce en introducir en las ideas la con-
guna otra; la libertad de imprenta en la L X X I X ; fusión. La mitad de su poderío sobre
el sufragio universal como principio de autoridad los hombres perdería el maldito con que las
en la LX; por fin, el mismo nombre de Libera ideas, buenas ó malas, apareciesen francas y
lismo en la L X X X . deslindadas. Adviértase de paso que llamarle al
Varios libros se han escrito desde entonces pa- diablo de esta manera no es moda hoy, tal vez
ra la exposición clara y suscinta de cada una de porque el Liberalismo nos ha acostumbrado á
estas proposiciones, y á ellos puédese acudir. Pe- tratar aun al señor diablo con cierto respeto. E l
ro la interpretación y comentario más autoriza- diablo, pues, en tiempos de cismas y herejías, lo
do se lo han dado al Syllabus sus propios im- primero que procuró fué que se barajasen y tras-
pugnadores, los liberales de todos matices, cuan- tocasen los vocablos, medio seguro para traer
do no lo han presentado siempre como su más desde luego mareadas y al retortero la mayor
odioso enemigo y como el símbolo más completo parte de las inteligencias. Esto pasó con el
de lo que llaman clericalismo, ultramontanismo Arrianismo, en términos que varios Obispos de
y reacción. Satanás, que es malvado, pero no ton- gran santidad llegaron á suscribir en el Concilio
to, vio muy claro á donde iba á parar derecha- de Milán una fórmula en que se condenaba, al
mente golpe tan certero, y le ha puesto á tan insigne Atanasio, martillo de aquella herejía.
berales, y por tanto de la condenación separada grandioso monumento el sello más autorizado de
de cada uno resulta la condenación total del sis todos, después del de Dios; el de su profundo
tema. No liaremos más que enumerarlos aquí -rencor. Creamos eñ esto al padre de la mentira;
rápidamente. que lo que él aborrece y difama, lleva con esto
En la proposición XV y en las LXXVII y solo, cierto y seguro testimonio de ser la verdad.
LXXVII1 se condena la libertad de cultos; el pa-
XII
se regio en la X X y XXVIII; la desamortización
en las XVI y XXVII; la supremacía absoluta
del Estado en la X X X I X ; el laicismo en la en- De algo que pareciendo Liberalismo no lo es, y de algo
señanza pública en la XLV, XLVI1 y XLVIII; que lo es aunque no lo parezca.
la separación de la Iglesia y del Estado en la
XV; el absoluto derecho de legislar sin Dios en
la LVI; el principio de no intervención en la ^s^gran maestro el diablo en artes y em-
LXII; e'l llamado derecho de insurrección en la belecos, y lo mejor de su diplomacia se
LXIIÍ; el matrimonio civil en la L X X I I I y al- ejerce en introducir en las ideas la con-
guna otra; la libertad de imprenta en la L X X I X ; fusión. La mitad de su poderío sobre
el sufragio universal como principio de autoridad los hombres perdería el maldito con que las
en la LX; por fin, el mismo nombre de Libera ideas, buenas ó malas, apareciesen francas y
lismo en la L X X X . deslindadas. Adviértase de paso que llamarle al
Varios libros se han escrito desde entonces pa- diablo de esta manera no es moda hoy, tal vez
ra la exposición clara y suscinta de cada una de porque el Liberalismo nos ha acostumbrado á
estas proposiciones, y á ellos puédese acudir. Pe- tratar aun al señor diablo con cierto respeto. E l
ro la interpretación y comentario más autoriza- diablo, pues, en tiempos de cismas y herejías, lo
do se lo han dado al Syllabus sus propios im- primero que procuró fué que se barajasen y tras-
pugnadores, los liberales de todos matices, cuan- tocasen los vocablos, medio seguro para traer
do no lo han presentado siempre como su más desde luego mareadas y al retortero la mayor
odioso enemigo y como el símbolo más completo parte de las inteligencias. Esto pasó con el
de lo que llaman clericalismo, ultramontanismo Arrianismo, en términos que varios Obispos de
y reacción. Satanás, que es malvado, pero no ton- gran santidad llegaron á suscribir en el Concilio
to, vio muy claro á donde iba á parar derecha- de Milán una fórmula en que se condenaba, al
mente golpe tan certero, y le ha puesto á tan insigne Atanasio, martillo de aquella herejía.
Y aparecerían en la historia como verdaderos gramente católicos. Como acepten sobre su pr-o
fautores de ella si Eusebio Mártir, legado pon- pia soberanía la de Dios y reconozcan haberla
tificio, no hubiese acudido á tiempo á desenredar recibido de Él, y se sujeten en su ejercicio al
de tales lazos lo que el Breviario llama captiva- criterio inviolable de la ley cristiana, y den por
tam simplicitatem de alguno de aquellos can- indiscutible en sus Parlamentos todo lo definido,
dorosos ancianos. Lo mismo que sucedió con el y reconozcan como base del derecho público la
Pelagianismo; lo mismo con el Jansenismo tiem- supremacía moral de la Iglesia y el absoluto de-
po atrás; lo mismo acontece hoy con el Libera- recho suyo en todo lo que es de su competencia;
lismo. ^ , . tales Gobiernos son verdaderamente católicos,
Liberalismo son para unos las formas políticas y nada les puede echar en cara el más exigente
de cierta clase; Liberalismo eg para otros cierto ultramontanismo, porque- son verdaderamente
espíritu de tolerancia y generosidad opuestos al ultramontanos. La historia nos ofrece repetidos
despotismo y tiranía; Liberalismo es para otros ejemplos de poderosísimas repúblicas, fervorosí-
la igualdad civil y para muchos una cosa vaga é simas católicas Ahí está la aristocrática de Ve-
incierta, que pudiera traducirse sencillamente necia; ahí la mercantil de Génova y ciertos can-
por lo opuesto á toda arbitrariedad gubernamen- tones suizos.
tal. Urge, pues, volver á preguntar aquí: ¿Q,ué Como ejemplo de monarquías mixtas muy ca-
es Liberalismo? ó mejor, ¿qué no es? tólicas podemos citar nuestra gloriosísima de Ca-
E n primer lugar, no son ex se Liberalismo las taluña y Aragón, la más democrática y á la vez
formas políticas de cualquier clase que sean, por la más católica del mundo en los siglos medios;
democráticas ó populares que se las suponga. la antigua de Castilla hasta la casa ele Austria;
Cada cosa es lo que es. Las formas^son formas, la electiva ele Polonia hasta la inicua desmem-
y nada más. Una república unitaria ó federal de- bración de este religiosísimo reino. Es una preo-
mocrática, aristocrática ó mixta; un gobierno ^re- cupación creer que las monarquías han de ser
presentativo ó mixto, con más ó menos atribu- ex se más religiosas que las repúblicas. Precisa-
ciones del poder Real, ó con el máximun ó mím- mente los más escandalosos ejemplos de perse-
mun de rey que se quiera hacer entrar en la cución al Catolicismo los han dado en los tiempos
mixtura; la monarquía absoluta ó templada, he- modernos monarquías como la de Rusia y la de
reditaria ó electiva, nada de eso tiene que ver Prusia. Un Gobierno de cualquier forma que sea
ex se (repárese bien este ex se) con el Liberalis- es católico; si basa su Constitución y legislación
mo. Tales Gobiernos pueden ser perfecta é ínte- y política en principios católicos: es liberal si
/

basa su'Constitución, su legislación y su políti- de hoy, el más conservador que os sea dable ima-
co en principios racionalistas. No en que legisle ginar, y suponed que tal monarquía absoluta ó
el rey en la monarquía, ó en que legisle el pueblo tal Gobierno conservador tengan establecida su
en la república, ó en que legislen ambos en las Constitución y basada su legislación, no sobre
formas mixtas, está la esencial naturaleza de una principios de derecho católico, ni sobre la indis-
legislación ó Constitución; sino en que se baga cutibilidad de la fe, no sobre la rigorosa obser-
ó no se haga todo bajo el sello inmutable de la fe vancia del respeto á los derechos de la Iglesia,
v conforme á lo que manda á los Estados como á sino sobre el principio, ó de la voluntad libre
los individuos la ley cristiana. Así como en los del rey, ó de la voluntad libre de la mayoría
individuos, lo mismo puede ser católico un rey conservadora Tal monarquía y Gobierno
con su púrpura, un noble con sus blasones ó un conservador son perfectamente liberales y anti-
trabajador con su blusa de algodón; de igual católicos.
suerte los Estados pueden ser católicos, sea cual Que el libre-pensador sea un monarca, con
fuere la clasificación que se les dé en el cuadro sus ministros responsables, ó que lo sea un mi-
sinóptico de las formas gubernativas. De consi- nistro responsable con sus Cuerpos colegislado-
guiente, tampoco tiene que ver el ser liberal ó res, para el efecto es igual. E n uno y otro caso
no serlo con el horror natural que todo hombre anda aquella política informada por el criterio
debe profesar á la arbitrariedad y tiranía, con el libre-pensador, y de consiguiente liberal. Q,ue
deseo de la igualdad civil entre todos los ciuda- tenga ó no tenga, por sus miras, aherrojada la
danos, y mucho menos con el espíritu de toleran- prensa, que azote por cualquier nonada al país,
cia y generosidad que (en su debida acepción) que rija con vara de hierro á sus vasallos, podrá
no son sino virtudes cristianas. Y sin embargo, no ser libre aquel mísero país, pero será perfec-
todo esto en el lenguaje de ciertas gentes, y aun tamente liberal. Tales fueron los antiguos impe-
de ciertos periódicos, se llama Liberalismo. Hé rios asiáticos; tales varias modernas monarquías;
aquí, pues, una cosa que, pareciendo Liberalis- tal el imperio alemán de hoy, como lo sueña
mo, no lo es en manera alguna. Bismark; tal la actual monarquía española, cuya
Constitución declara inviolable al monarca, pero
Hay en cambio alguna cosa que, no parecién-
no declara inviolable á Dios. Y hé aquí el caso
dose al Liberalismo, efectivamente lo es. Supo-
de algo que pareciendo no ser Liberalismo, lo es
ned una monarquía absoluta, como la de Rusia,
sin embargo, y del más refinado y del más desas-
ó como la de Turquía, si os parece mejor; ó supo-
troso, por lo mismo que no tiene apariencia de tal.
ned un Gobierno de los llamados conservadores
aun cuando por la natural esencia de las ideas
Por donde se verá con qué delicadeza s e h a de no lo sea, de hecho lo. es. Y por tanto discurrían
proceder cuando se tratan tales cuestiones. Es con singular tino y acierto nuestros padres cuan-
preciso ante todo definir los términos del deba do rechazaban como contraria á su te la lorma
te y evitar el equívoco, que es lo que mas favo- constitucional ó representativa., prefiriendo la
rece al error. monarquía pura que en los últimos siglos era el
gobierno de España. Porque cierto natural ins-
XIII
tinto decía aun á los menos avisados, que las
nuevas formas políticas, en sí inofensivas, como
Notas y comentarios á la doctrina expuesta en el tales formas, venían impregnadas del principio
capítulo anterior. herético liberal, por lo que hacían muy bien en
llamarlas liberales; de igual suerte que la mo-
narquía pura, que de sí podía ser muy impía y
t í f c ^ i c h o que no son ex «e liberales las aun herética, se le presentaba como forma esen-
« f f i f o m a s democráticas ó populares, puras cialmente católica, pues desde muchos siglos
IffiBS y creemos haberlo suficiente- atrás venían recibiéndola los pueblos informada
S p U a d o . Sin embargo, esto que con el espíritu del Catolicismo.
e s p e c u l a t i v a m e n t e hablando, ó sea en abstracto E r r a b a n , pues, ideológicamente hablando,
especulé . Vraxi, o sea en
nuestros realistas, que identificaban la Religión
e
? T r a e o s U hos a C e Pálmente con el antiguo régimen político, y reputaban im-
píos á los constitucionales; pero acertaban, prác-
ateito el propagandista ca- ticamente hablando, porque en lo que se les pre-
sentaba como mera forma p o l í t i c a indiferente
" E H efecto' 6 pesar de que, consideradas en sí veían ellos, con el claro instinto de la te, en-
vuelta la idea liberal. Esto sin contar con que
los corifeos v sectarios del bando liberal hicie-
ron todo lo'posible con blasfemias y atentados
para que no desconociese el verdadero pueblo
cuál era en el fondo la significación de su odio-
sa bandera. „
Tampoco es rigurosamente exacto que las tor
mas políticas sean indiferentes á la Religión, bre de Liberalismo, hará bien en mirarlo él co-
aunque ésta las acepte todas. El sano filósofo mo tal Liberalismo, aunque sólo de formas se
las estudia y analiza, y sin condenar alguna, no trate; pues tales formas no son en este caso más
deja de manifestar preferencia por las que piás que el envase ó envoltura con que se quiere que
á salvo dejan el principio de autoridad, que es- admita en casa el contrabando de Satanás.
tá basado principalmente en la unidad. Con lo
cual dicho se está que la forma más perfecta de XIV
todas es la monarquía, que es la que más se ase-
meja al gobierno de Dios y de la Iglesia. Así co- Si en vista de esto es lícito ó no al buen católico acep-
mo la más imperfecta es la república por la in- tar en buen sentido la palabra "Liberalismo," v
versa razón, La monarquía exige la virtud de asimismo en buen sentido gloriarse de ser liberal.
un hombre solo, y la república exige la virtud
de la mayoría de los ciudadanos. Es, pues, ló-
gicamente hablando, más irrealizable el ideal ^»¿RMÍTASENOS sobre esto trasladar aquí ín-
republicano que el ideal monárquico. Este es Í f | | § § ; tegro un capítulo de otra obrita nuestra
más humano que aquel, porque exige menos per- (Cosas del día), en que se da contesta-
fección humana y se acomoda más á la rudeza y ^ ción á esta singular consulta, Dice así:
vicios de la generalidad. "¡Válgame Dios, amigo mío, con las palabri-
Mas para el católico de nuestro siglo la mayor tas Liberalismo y liberal! Andas realmente ena-
de todas las razones para prevenirle en contra morado de ellas, y tráete ciego el amor como á
de los gobiernos de forma popular, debe ser el todos los enamorados. ¿Q,ué inconvenientes tiene
afán constante con que en todas partes ha pro- su uso? Tantos tiene para mí, que en él llego á
curado implantarlos la Masonería. Por intuición ver hasta materia de pecado. No te asustes sino
maravillosa ha conocido el infierno que éstos escúchame con paciencia. Vas á entenderme
eran los sistemas mejor conductores de su elec- pronto y sin dificultad. Es indudable que la pa-
tricidad, y que ningunos podrán servirle más á labra Liberalismo tiene en Europa en el presen-
su gusto. Es, pues, indudable que un católico te siglo significación de cosa sospechosa y que
debe mirar como sospechoso todo lo que en este no concuerda del todo con el verdadero Catoli-
concepto le predica como más acomodado á sus cismo. No me dirás que planteo el problema en
miras la Revolución; y que, por tanto, todo lo términos exagerados. Efectivamente. Me has de
que la Revolución acaricia ypregona con el nom- conceder que en la acepción ordinaria de la pa-
labra, Liberalismo y Liberalismo-católico son co- los más, desde que te llamas liberal, pertenece-
sas reprobadas por Pió IX. Prescindamos por rás como todos á la gran familia del Liberalismo
ahora de los pocos ó muchos que pretenden po- europeo, tal como todos lo entienden; tu periódi-
der continuar profesando un cierto Liberalismo, co, si lo redactas, y lo llamas liberal, será en la
que en el fondo quieren no lo sea. Pero lo cierto común creencia un soldado más entre los que
es que la comente liberal en Europa y América, bajo esta divisa combaten de frente ó por el .flan-
en el siglo X I X en que escribimos, es anti-cató- co á la Iglesia católica. E n vano será que te ex-
lica y racionalista. Pasa"revista al mundo. Mira cuses alguna que otra vez. Estas excusas y ex-
qué significa partido liberal en Bélgica, en Fran- plicaciones no las puedes dar todos los días, que
cia, en Alemania, en Inglaterra, en Holanda, en fuera cosa asaz pesada; en cambio, la palabra
Austria, en Italia, en las repúblicas hispano-ame- liberal has de usarla en cada párrafo; serás, pues,
ricanas y en las nueve décimas partes de la pren- en la común creencia nada más que un soldado
sa española. Pregunta á todos qué significa, en como tantos otros que militan bajo esta divisa,
el idioma común, criterio liberal, corriente libe- y por más que en tus adentros seas tan católico
ral, atmósfera liberal, etc.; y mira si de los hom- como el Papa (como de eso se jactan algunos li-
bres que se dedican á estudios políticos y socia- berales), lo cierto es que en el movimiento de
les en Europa y América, los noventa y nueve las ideas, en la marcha de los sucesos, influirás
por ciento no entienden por Liberalismo el pu- como liberal, y aun á pesar tuyo, serás un saté-
ro y crudo racionalismo aplicado á la ciencia so- lite que no podrás menos que moverte dentro la
cial. órbita general en que gira el Liberalismo. ¡Y to-
"Ahora bien. Por más que tú y unas cuantas do por una palabra! ¡Vea Y., no más que por una
docenas más de caballeros particulares os ernpe- palabra! Sí, amigo mío. Esto sacarás de llamar-
ñeis en dar un sentido de cosa indiferente á lo te liberal y de llamar liberal á tu periódico. Des-
que la corriente general ha sellado ya con el se- engáñate. El uso de la palabra te hace casi siem-
llo de cosa anti-católica, es lo cierto que el uso, pre y en gran parte solidario de lo que se ampa-
arbitro y norma suprema en materia de lengua- ra á su sombra. Y lo que á su sombra se ampara,
je, sigue teniendo al Liberalismo como bandera ya lo ves, y no me lo has podido negar, es la co-
contra el Catolicismo. Por consiguiente, aunque rriente racionalista. Escrúpulo tendría yo, pues,
con mil distingos y salvedades y sutilezas lo- en mi conciencia de aceptar esta solidaridad con
gres forrmate para tí solo un Liberalismo que los enemigos de Jesucristo.
nada tenga de contrarío á la fe. en la opinión de "Vamos á otra reflexión. Es también induda-
ble que de los que leen tus periódicos y oyen sonante, que es divisa de un cisma, y que dará
tus conversaciones, pocos están en el caso de lugar á que crean los incautos que soy cismáti-
poder hilar tan delgado como tú en materias de co, y á que tengan un alegrón los viejos católi-
distinciones entre Liberalismo y Liberalismo. cos de Alemania, creyendo que acá les ha nacido
Es, pues; evidente que una gran parte tomará un nuevo cofrade? ¿á qué, me dirás, escandali-
la palabra en el sentido general, y creerá que la zar á los sencillos?—Pero yo lo digo en buen
empleas en igual sentido. T ú no tendrás esta in- • sentido.—Es verdad, pero ¿no sería mejor no
tención, pero contra tus intenciones producirás dar lugar á que se crea que lo dices en sentido
este resultado, adquirir adeptos al error raciona- malo?
lista Dime ahora, pues, ¿sabes lo que es escán- "Hé aquí, pues, lo que diría yo á quien se
dalo? ¿sabes lo que es inducir al prójimo á error empeñase en sostener todavía como inofensivo
con palabras ambiguas? ¿sabes lo que es, por ca- el dictado de liberal, que es objeto de tantas re-
riño más ó menos justificado á una palabra, sem- probaciones por parte del Papa, y de tanto es-
brar dudas, desconfianzas, hacer vacilar en la fe cándalo por parte de los verdaderos creyentes.
á las inteligencias sencillas? Yo, á fuer de mo- ¿A qué hacer gala de títulos que necesitan expli-
ralista católico, veo en esto materia de pecado, cación? ¿A qué suscitar sospechas que luego hay
y si no te abona una suma buena fe, ó algún otro que apresurarse á desvanecer? ¿A qué contarse
atenuante, materia de pecado mortal. Oyeme en el número de los enemigos y hacer gala de su
divisa, si en el fondo se es de los amigos?
una comparación. Sabes que ha nacido casi en
nuestros días una secta que se llama de los vie- "¡Q,ue las palabras, dices, no tienen importan-
jos católicos. Ha tenido la humorada de llamarse cia! Más de lo que te figuras, amigo mío. Las
así, y paz con todos. Haz cuenta, pues, que yo, palabras vienen á ser la fisonomía exterior de
que por la gracia de Dios, aunque pecador, soy las ideas, y t ú sabes cuán importante es á ve-
católico, y por añadidura soy de los más viejos, ces en un asunto su buena ó mala fisonomía. Si
porque mi Catolicismo* data del Calvario y del las palabras no tuviesen importancia alguna, no
cenáculo de Jerusalén, que son fechas muy vie- cuidarían tanto los revolucionarios de disfrazar
al Catolicismo con feas palabras; no andarían
jas; haz cuenta, digo, que fundo un periódico
llamándole á todas horas oscurantismo, fanatis-
más ó menos ambiguo, y le llamo con todas las mo, teocracia, reacción, sino pura y sencillamen-
letras Diario viejo<at.ólico. ¿Diré mentira? No, te Catolicismo, ni harían ellos por engalanarse
porque lo soy en el buen sentido de la palabra. á todas horas con los hermosos vocablos de liber-
Pero ¿á qué, me dirás tú, adoptar un título mal
tad, progreso, espíritu del siglo, derecho nuevo, ra vista te parece mera cuestión de palabras. No,
conquistas de la inteligencia, civilización, luces, no puedes ser católico-liberal, ni puedes llamarte
etc., sino que se dirían siempre con su propio y con este nombre reprobado, aunque por medio
verdadero nombre: Revolución. de sutiles cavilaciones llegues á encontrar un
"Lo mismo ha pasado siempre. Todas las he- medio secreto de conciliario con la integridad de
rejías han empezado por ser juego de palabras, la fe. No; te lo prohibe la caridad cristiana, esa
y han acabado por ser lucha sangrienta de ideas. santa caridad que estás á todas horas invocando,
Y algo de esto debió ya pasar en tiempo de san y que, según comprendo, es en tí sinónima de la
Pablo, ó previo el bendito Apóstol que pasaría tolerancia revolucionaria. Y te lo prohibe la ca-
en los tiempos futuros, cuando dirigiéndose á ridad, porque la primera condición de la caridad
Timoteo ( / ad Thimot. vi, 20), le exhorta á vi- es que no haga traición á la verdad; que no sea
vir prevenido, no sólo contra la falsa ciencia, op- lazo para sorprender la buena fe de tus herma-
posit iones falsi nominis scicMice, sino contra nos menos avisados. No, amigo mío, no; no pue-
las simples novedades en la expresión ó palabra, des llamarte liberal."
profanas vocum novitates, ¿Q.ué diría hoy el Y nada más nos ocurre decir aquí sobre este
Doctor de las gentes si viese á ciertos católicos punto, completamente resuelto para un hombre
adornarse con el adjetivo de Liberales, en oposi- de buena fe. Además de que hoy los mismos li-
ción á los que se llaman simplemente con el berales hacen ya menos uso que antes de este
apellido antiguo de la familia, y desentenderse apellido; tan gastado y desacreditado anda él,
de las repetidas reprobaciones que sobre esta por la misericordia de Dios. Más frecuente es
profana novedad de palabras ha lanzado con tan- todavía encontrar hombres que, renegando cada
ta insistencia la Cátedra apostólica? ¿Q.ué diría día y cada hora del Liberalismo, le tengan aún
al verles añadir á la palabra inmutable Catoli- metido hasta los tuétanos, y no sepan escribir y
cismo ese feo apéndice que no conoció Jesucris- hablar y obrar sino inspirados por él. Estos son
to, ni los Apóstoles, ni los Padres, ni los Docto- en el día los más de temer.
res, ni ninguno de los maestros autorizados que
constituyen la hermosa cadena de la tradición
cristiana?
"Medítalo, amigo mío, en tus intervalos lúci-
dos, si alguno te concede la ceguedad de t u pa-
sión, y conocerás la gravedad de lo que á prime-
XV calumnia, y gracias si no os piden satisfacción
por el insulto. Pero qué, amigos míos, cur tam
Una observación sencillísima que acabará de poner en varié? ¿No habéis rechazado de vuestra concien-
su verdadero punto de vista la cuestión. cia, de vuestro gobierno ó de vuestro periódico
ó academia el veto absohño de la Iglesia? ¿No
~ -r * * o
habéis erigido en criterio fundamental de vues-
?IL veces me he hecho una reflexión que tras ideas y resoluciones la razón libre?
?§j|fÍll§ no sé cómo no les ha ocurrido cada día Pues, decís bien: sois liberales, y nadie es
á los liberales de buena fe, si alguno puede regatear este dictado. Pero, sabedlo: sois
hay que merezca aún esta caritativa con eso libre-pensadores, aunque os sonroje tal
atenuación de su feo apellido. Es la siguiente. denominación. Todo liberal, de cualquier grado
Tiene hoy todavía el mundo católico en justo ó matiz que sea, es ipsofacto, libre-pensador. Y
y merecido concepto de impiedad el calificativo todo libre-pensador, por odiosa que sea y aun
de librepensador aplicado á cualquier persona, ofensiva á las conveniencias sociales esta deno-
periódico ó institución. Academia libre-pensado- minación, no pasa de ser un lógico liberal. Es
ra, sociedad de libre-pensadores, periódico es- doctrina precisa y exacta, como de matemáticas,
crito con criterio libre-pensador, son todavía y no tiene vuelta de hoja, como se suele decir.
frases horripilantes y que les ponen los pelos en Aplicaciones prácticas. Sois católico más ó
punta á la mayor parte de nuestros hermanos, menos condescendiente ó resabiado, y pertene-
aun á los que afectan más desvío por la feroz ceis, por males de vuestros pecados, á un Ateneo
intransigencia ultramontana. Y sin embargo, liberal. Recogeos un momento, y preguntaos:
véase lo que son las cosas y cuán necia impor- ¿Seguiría perteneciendo yo á ese Ateneo si ma-
tancia se da por lo común á meras palabras. ñana se declarase pública y paladinamente Ate-
Persona, asociación, libro ó Gobierno á los que neo libre-pensador? ¿Q,ué os dicen la conciencia
no preside en materias de fe y moral el criterio y la vergüenza? Q,ue no. Pues mandad que os
único y exclusivo de la Iglesia católica, son li- borren de las listas de ese Ateneo, porque no
berales. Y se reconoce que lo son, y se honran podéis, como católico, pertenecer á él.
ellos con serlo, y nadie se escandaliza con eso Teneis un periódico, y lo leeis y dais á leer á
más que nosotros, los fieros intransigentes. Cam- los vuestros sin escrúpulo, á pesar de que se lla-
biad, empero, la palabra; llamadles libre-pensa- ma y discurre como liberal. ¿Seguiríais suscrito
dores. Al punto os rechazan el epíteto como una á él si de repente apareciese en su primera pá-
gina el título de periódico libre-pensadorí Paré- es el Liberalismo, y de cuán merecido es el ho-
ceme que de ninguna manera. Pues cerradle des- rror con que debe mirar un buen católico las co-
de luego las puertas de vuestra casa; el tal libe- sas liberales, y de cuán justificada es y natural
ral, manso ó fiero, años há que era ni más ni nuestra feroz intolerancia ultramontana?
menos que libre-pensador.
¡Ah! ¡De cuántas preocupaciones nos corre- XYI
giríamos con sólo fijar un poco la atención en el
significado de las palabras! Toda asociación cien- ¿Cabe hoy en lo del Liberalismo error de buena fe?
tífica, literaria ó filantrópica, liberalmente cons-
tituida, es asociación libre-pensadora. Todo Go-
bierno, liberalmente organizado, es Gobierno li- ¡§E hablado arriba de liberales de buena fe,
bre-pensador. Todo libro ó periódico, liberalmen- ' y me he permitido cierta frase de duda,
te escrito, es periódico ó libro de libre-pensado- sobre si hay ó no hay in rerum natura
res. Hacer asco á la palabra y no hacerlo á la rea- algún tipo de esta rarísima familia. In-
lidad por ella representada es manifiesta obceca- clinóme á creer que pocos hay, y que apenas ca-
ción. Piénsenlo bien aquellos de nuestros herma- be hoy día en la cuestión del Liberalismo ese
nos que, sin escrúpulo alguno ele su ó endureci- error de-buena fe, que podría alguna vez hacer
da ó demasiado blanda y acomodaticia concien- excusable su profesión. No negaré en absoluto
cia, forman parte de círculos, certámenes, redac- que tal ó cual caso excepcional pueda darse, pe-
ciones, Gobiernos ú otra clase cualquiera de ins- ro ha de ser verdaderamente caso fenomenal.
tituciones erigidas con entera independencia del En todos los periodos históricos dominados
magisterio de la fe, Tales instituciones son libe- por una herejía se han dado casos frecuentísimos
rales y son por lo mismo libre-pensadoras. Y á de algún ó algunos indivieluos que, á pesar suyo,
una agrupación libre-pensadora no puede perte- arrollados en cierta manera por el torrente inva-
• necer católico alguno, sin dejar de serlo por el sor, se han encontrado participantes de la here-
mero hecho ele aceptar como suyo el criterio libre- jía, sin que se pueda explicar tal participación
pensador de la agrupación consabiela. Luego tam- más que por una suma ignorancia ó buena fe. •
poco puede pertenecer á una agrupación liberal. Forzoso es, no obstante, convenir en que si
algún error se presentó jamás con ningunas apa-
¡Cuántos católicos, no obstante, sirven muy riencias que le hiciesen excusable, fué este del
buenamente al diablo en obras de este jaez! ¿Se Liberalismo. La mayor parte de las herejías que
van convenciendo ahora de cuán perversa cosa
fi q ••;, 9 ^
ñ J O i o ¡^
gina el título de per iódico libre-pensadorí Paré- es el Liberalismo, y de cuán merecido es el ho-
ceme que de ninguna manera. Pues cerradle des- rror con que debe mirar un buen católico las co-
de luego las puertas de vuestra casa; el tal libe- sas liberales, y de cuán justificada es y natural
ral, manso ó fiero, años liá que era ni más ni nuestra feroz intolerancia ultramontana?
menos que libre-pensador.
¡Ah! ¡De cuántas preocupaciones nos corre- XYI
giríamos con sólo fijar un poco la atención en el
significado de las palabras! Toda asociación cien- ¿Cabe hoy en lo del Liberalismo error de buena fe?
tífica, literaria ó filantrópica, liberalmente cons-
tituida, es asociación libre-pensadora. Todo Go-
bierno, liberalmente organizado, es Gobierno li- ¡§E hablado arriba de liberales de buena fe,
bre-pensador. Todo libro ó periódico, liberalmen- ' y me he permitido cierta frase de duda,
te escrito, es periódico ó libro de libre-pensado- sobre si hay ó no hay in rerum natura
res. Hacer asco á la palabra y no hacerlo á la rea- algún tipo de esta rarísima familia. In-
lidad por ella representada es manifiesta obceca- clinóme á creer que pocos hay, y que apenas ca-
ción. Piénsenlo bien aquellos de nuestros herma- be hoy día en la cuestión del Liberalismo ese
nos que, sin escrúpulo alguno ele su ó endureci- error de-buena fe, que podría alguna vez hacer
da ó demasiado blanda y acomodaticia concien- excusable su profesión. No negaré en absoluto
cia, forman parte de círculos, certámenes, redac- que tal ó cual caso excepcional pueda darse, pe-
ciones, Gobiernos ú otra clase cualquiera de ins- ro ha de ser verdaderamente caso fenomenal.
tituciones erigidas con entera independencia del En todos los periodos históricos dominados
magisterio de la fe, Tales instituciones son libe- por una herejía se han dado casos frecuentísimos
rales y son por lo mismo libre-pensadoras. Y á de algún ó algunos individuos que, á pesar suyo,
una agrupación libre-pensadora no puede perte- arrollados en cierta manera por el torrente inva-
• necer católico alguno, sin dejar de serlo por el sor, se han encontrado participantes de la heíe-
mero hecho de aceptar como suyo el criterio libre- jía, sin que se pueda explicar tal participación
pensador de la agrupación consabida. Luego tam- más que por una suma ignorancia ó buena fe. •
poco puede pertenecer á una agrupación liberal. Forzoso es, no obstante, convenir en que si
algún error se presentó jamás con ningunas apa-
¡Cuántos católicos, no obstante, sirven muy riencias que le hiciesen excusable, fué este del
buenamente al diablo en obras de este jaez! ¿Se Liberalismo. La mayor parte de las herejías que
van convenciendo ahora de cuán perversa cosa
fi q ••;, 9 ^
ñ J O i o ¡^
han asolado el campo de la Iglesia procuraron los mayores cismas y herejías, como son los ac-
encubrirse con disfraces de afectada piedad, que tuales de Rusia é Inglaterra, es posible tenga
disimulasen su maligna procedencia. Los Janse- Dios muchas almas suyas en quienes no está ex-
nistas, más hábiles que ningún otro de sus an- tinguida la raíz de la verdadera fe, por más que
ésta, en su profesión externa, aparezca deforme
tecesores, llegaron á tener adeptos en gran nu-
y viciada. Las cuales, unidas al cuerpo místico
mero, á quienes faltó poco para que el vulgo ciego de la Iglesia por el Bautismo, y á su alma por
tributase los honores sólo debidos á la santidad. la gracia interior santificante, pueden llegar á
Su moral era rígida, sus dogmas tremendos, el ser con nosotros partícipes del reino celestial
aparato exterior de sus personas ascético y hasta
iluminado. Añádase que la mayor parte de las ¿Acontece esto con el Liberalismo? Presentóse
envuelto con el disfraz de meras formas políticas;
antiguas herejías versaron sobre puntos muy su-
pero éste fué ya desde el principio tan traspa-
tiles del dogma, sólo discernibles para el hábil rente, que muy ciego hubo de ser quien no le
teólogo, y en que no podía por sí propia formar adivinó al ruin disfrazado toda su perversidad.
criterio la indocta multitud, como no fuese so- No supo contenerse en los embozos de la moji-
metiéndose confiada al criterio de sus maestros- gatería y del pietismo con que le envolvía algu-
reconocidos. Por donde, era natural que caído en no que otro de sus panegiristas; rompió al mo-
el error el superior jerárquico de una diócesis 6 mento por todo, y anunció con siniestros res-
provincia, cayesen con él igualmente la mayor plandores su abolengo infernal. Saqueó iglesias
parte de sus subordinados que tenían depositada y conventos; asesinó Religiosos y clérigos^ dio
en su Pastor la mayor confianza; máxime cuan- rienda suelta á toda impiedad; hasta en las imá-
do las comunicaciones, en otro tiempo menos fá- genes más venerandas cebó su odio de condena-
ciles con Roma, hacían menos accesible á toda do. Acogió al momento bajo su bandera á toda la
la grey cristiana la voz nunca errada del Pastor hez social; fué su precursora y aposentadora en
universal. Esto explica la difusión de muchas todas partes la corrupción calculada.
antiguas herejías, que nos permitiremos califi-
car de meramente teológicas; esto da la razón de No eran dogmas abstractos y metafísicos los
nuevos que predicaba en sustitución de los anti-
aquel angustioso grito con que exclamaba San
guos; eran hechos brutales que bastaba tener
Jerónimo en el siglo IY, cuando decía: Ingemuit ojos para verlos y simple buen sentido para abo-
universas orbis se esse arianum: "Gimió el minarlos. Gran fenómeno se vio en esta ocasión,
mundo entero asombrado de encontrarse ama- y que se presta mucho á serias meditaciones. El
no." Y esto hace comprender cómo en medio de
pueblo sencillo é iliterato, pero honrado, fué eí conjunto de la jerarquía, ¿cuándo no fué repu-
más refractario á la novedad. Los grandes talen- tado con gran razón corno enemigo del Libera-
tos corrompidos por el filosofismo fueron los pri- lismo? ¿Qué significa el dictado de clericalismo
meros seducidos. El buen sentido natural de los con que se ha honrado por los liberales á la es-
pueblos hizo justicia en seguida á los atrevidos cuela más tenaz enemiga de sus doctrinas, sino
reformadores. E n esto, como en todo, se confirmó una confesión de que la Iglesia docente fué siem-
que veían más claro, no los listos de entendi- pre enemiga de ellas? ¿Por qué se ha tenido al
miento, sino los limpios de corazón. Y si esto po- Papa? ¿Por qué á los Obispos y curas? ¿Por qué
día decirse del Liberalismo en sus albores, ¿qué á los frailes de todo color? ¿Por qué al común de
las gentes de piedad y sana conducta? Por cle-
no se podrá decir hoy de él, cuando tanta luz se
ricales siempre, es decir, por anti-liberales. ¿Có-
ha hecho sobre su odioso proceso? Nunca error mo puede, pues, nadie alegar buena fe en un
alguno tuvo en contra sí más severas condena- asunto en que aparece tan claramente deslinda-
ciones de la experiencia, de la historia y de la da la corriente ortodoxa de la que no lo es? Así
Iglesia. Al que no quiere creer á ésta corno buen los que comprenden claramente la cuestión, pue-
católico, han de forzarle aquellas á que se con- den ver las razones intrínsecas de ella; los que
venza como hombre de mera honradez natural. no la comprenden, tienen de sobra autoridad ex-
El Liberalismo en menos de cien años de rei- trínseca para formar juicio cabal, como debe for-
nar en Europa ha dado ya de sí todos sus frutos; marlo en todas las cosas que se rozan con su fe
la generación presente está recogiendo los últi- un buen cristiano. Luz no ha faltado, por la mi-
mos, que traen harto amargado su paladar y per- sericordia de Dios; lo que ha sobrado son indoci-
turbada su tranquila digestión. El argumento lidad, intereses bastardos, deseo de ancha vida.
del divino salvador que nos encarga juzgar del No engañó aquí la seducción que deslumhra al
árbol por sus frutos, rara vez tuvo aplicación entendimiento con falso resplatídor. sino la que
más oportuna. ' , ? le oscurece ensuciando con negros vapores el
Por otra parte, ¿no se vio muy claro desde el corazón. Creemos, pues, que salvas muy raras
principio cuál era el parecer de la Iglesia ante la excepciones, sólo grandes esfuerzos de ingenio-
nueva reforma social? Algunos desdichados mi- sísima caridad pueden hacer que, discurriendo
nistros de ella fueron arrastrados por el Libera- según rectos principios de moral, se admita hoy
lismo á la apostasía; este era el primer dato con en el católico la excusa de buena fe en el asun-
que habían de juzgar los simples fieles de una to del Liberalismo.
doctrina que tales prosélitos arrastraba. Pero el
en su claro juicio, ven toda la falsedad doctrinal
XYII del Liberalismo, y conocen sus siniestros propo-
sites y abominan su detestable historia. Mas, o
De varios modos con que sin ser liberal un católico por tradición de familia, ó por heredados renco-
puede hacerse no obstante cómplice del Liberalismo, res ó por esperanzas de medro personal, o por
consideración á favores recibidos, ó por temor a
nerjuicios que les puedan sobrevenir, o por otra
«fr -V» » causa cualquiera, aceptan un puesto en el parti-
|ÁNSE varios modos con que, sin ser pre- do que tales doctrinas sustenta y tales proposi-
cisamente liberal, puede un católico ha- tes abriga, y permite se les cuente publicamente
cerse cómplice del Liberalismo. Y hé entre sus individuos y se honran con su apellido
aquí un punto todavía más práctico que y trabajan bajo su bandera. Estos desdichados
el anterior, y acerca del cual debe estar muy ilus- son los primeros cómplices, los grandes cómpli-
trada y prevenida la conciencia del fiel cristiano ces de todas las iniquidades de su partido; aun
en estos tiempos. sin conocerlas detalladamente, son verdaderos
Sabido es que hay pecados de los cuales nos coautores de ellas y participan de su inmensa
hacemos reos, digámoslo así, no por verdadera y responsabilidad. Así hemos visto en nuestra pa-
directa conmisión de ellos, sino por mera com- tria á hombres muy de bien, excelentes padres
plicidad ó connivencia con sus autores. Siendo de familia, honrados comerciantes ó artesanos,
de tal naturaleza esta complicidad, que llega figurar en partidos que traen en su programa
muchas veces á igualar en gravedad á la acción usurpaciones y rapiñas, que ninguna honradez
pecaminosa directamente cometida. Puede, pues, humana puede justificar. Son, pues, ante Dios
y debe aplicarse al pecado de Liberalismo cuanto responsables de estos atentados como el tal par-
sobre este punto de la complicidad enseñan los tido que los cometió, siempre que el tal partido
tratadistas de Teología moral. Nuestro objeto no los considere, no como hecho accidental, sino
es más que dejar apuntados aquí brevemente los como lógico procedimiento suyo. La honradez
principales modos con que acerca del Liberalis- de tales sujetos sólo sirve de hacer más grave
mo se suele contraer hoy día es a complicidad. esta complicidad. Porque es claro que si un par-
1? Afiliándose formalmente á un partido libe- tido malo no se compusiera más que de malva-
ral. Es la complicidad mayor que puede darse dos, no habría gran cosa que temer de él. Lo
en esta materia, y apenas se distingue de la ac- horrible es el prestigio que á un partido malo
ción directa á que se refiere. Muchos hay que,

— _
m

dan las personas relativamente buenas, que le Pues ¿no escribe en él D. Fulano de Tal?" Así
honran y recomiendan con figurar en sus filas. discurre el vulgo, y vulgo somos casi la totalidad
2" Aun sin estar formalmente afiliados á un del género humano. Por desgracia es frecuentí-
partido liberal, antes haciendo pública protesta sima en nuestros dias esta complicidad.
de no pertenecer á él, contraen también compli- 3" Se comete verdadera cemplicidad votando
cidad liberal los que manifiestan por él públicas candidatos liberales, y esto aunque no se voten
simpatías, elogiando sus personajes, defendien- por la razón de tales, sino por opiniones econó-
do ó excusando sus periódicos, tomando parte en micas ó administrativas, etc., de aquel diputa-
sus festejos. La razón es evidente. E l hombre, do. Por más que en una cuestión de éstas puede
sobre todo si vale algo por su talento ó posición, estar conforme tal diputado con el Catolicismo,
hace mucho en favor de cualquier idea con sólo es evidente que en las demás cuestiones ha de
mostrarse en relaciones más ó menos benévolas hablar y votar según su criterio herético, y-se
con sus fautores. Da más con el obsequio de su haCe cómplice de sus herejías el que le puso en
prestigio personal, que si diese dinero, armas ó el caso de que fue.se á escandalizar con ellas el
cualquier otro material auxilio. Así, por ejem- país.
plo, honrar un católico, sobre todo si es sacerdo- 4° Es complicidad estar suscrito al periódico
te, á un periódico liberal con su colaboración, es liberal ó recomendarlo en el periódico sano por
manifiestamente favorecerle con el prestigio de falsa razón de compañerismo, ó lamentar por
sn firma, aunque con ella no se defienda la parte análoga razón de falsa cortesía, su cese ó suspen-
mala del periódico, aunque con ella se disienta sión. Ser suscritor de un periódico liberal, es dar
de esta misma parte mala. Se dirá tal vez que dinero para fomentar el Liberalismo, más aún,
con escribir allí se logra hacer oir la voz del bien es ocasionar que otro incauto se decida á leerlo
por muchos que en otro periódico no la escucha- viendo que vos lo tomáis; es, además, propinar á
rían. Es verdad; pero también la firma del hom- la familia y á los amigos de la casa una lectura
bre bueno sirve allí de abonar tal periódico á la más ó menos envenenada. ¡Cuántos periódicos
vista de los lectores poco hábiles en distinguir malos debieran desistir de su ruin y maléfica
las doctrinas de un redactor de las de su vecino; propaganda, si no los apoyasen ciertos bonacho-
y así, lo que se pretendía fuese contrapeso ó nes suscritores! Lo mismo decimos de la frase de
compensación del mal, se convierte para la ge- cajón entre periodistas: nuestro estimado colega,
neralidad en efectiva recomendación de él. Mil ó la otra de desearle abundante suscrición, ó la
veces lo hemos oído: "¿Malo es tal periódico? fnás común de sentimos el percance de nuestro
10
compañero, tratándose respectivamente de la tización; como no se compren para devolverlas a
primera salida ó de la suspensión de un periódi- su legítimo dueño. Es complicidad redimir cen-
co liberal No debe haber estos compadrazgos sos eclesiásticos sin permiso del verdadero señor
entre soldados de tan opuesta bandera como lo de ellos, aunque se presente muy lucrativa la
son la de Dios v la de Satanás. Al cesar o ser operación. Es complicidad intervenir como agen-
suspendido un periódico de éstos, deben darse te en tales compras y ventas, publiear los anun-
gracias á Dios porque tenga Su Divina Majestad cios de subastas, practicar corredurías, etc. To-
un enemigo menos; al anunciarse su aparición, cios estos actos traen además consigo obligación
debe, no saludarse ésta, sino lamentarse como de restituir en la proporción de lo_ que con ellos
se ha contribuido al inicuo despojo.
una calamidad. . . .
5" Complicidad es administrar, imprimir, ven- 9o Es en algún modo complicidad prestar la
der repartir, anunciar ó subvencionar tales pe- casa propia para actos liberales ó cederla en al-
riódicos ó libros, aunque sea haciéndolo a la vez quiler para ellos, como por ejemplo, para casinos
con los buenos, aunque sea por mera profesión patrióticos, escuelas laicas, clubs, redacciones de
industrial, aunque sea como medio material de periódicos liberales, etc. _.
ganar el diario sustento. 10° Es complicidad celebrar fiestas cívicas o
6 o Es complicidad en los padres de íamilia, religiosas por actos notoriamente liberales ó re-
directores espirituales, dueños de talleres, cate- volucionarios; asistir voluntariamente á dichas
fiestas; celebrar exequias patrióticas que tienen
dráticos y maestros, callar cuando son pregunta- más de significación revolucionaria que de sufra-
dos sobre estas cosas, ó simplemente no expli- gio cristiano; pronunciar discursos fúnebres en
carlas cuando tienen obligación, para ilustrar las elogio de difuntos notoriamente liberales, ador-
conciencias de sus subordinados. nar con coronas y cintas sus sepulcros, etcétera.
7° Es complicidad á veces ocultar la convic- ¡Cuántos incautos han Saqueado en su fe por es-
ción propia buena, dando lugar á que se sospe- tas causas!
che que se tiene mala. No se olvide que hay mil Estas indicaciones hacemos, abarcando solo lo
ocasiones en que es obligación del cristiano dar más común en esta materia. Las complicidades
público testimonio de la verdad, aun sin serior- pueden ser de variedad infinita, como los actos
malmente requerido. ,
8 o E s complicidad comprar fincas sagradas o de la vida del hombre, que son, por lo infinitos,
de beneficencia sin el beneplácito de la Iglesia, inclasificables. Grave es la doctrina que en al-
aunque las saque á pública subasta la desamor- gunos puntos hemos sentado; pero si es cierta la
Teología moral aplicada á otros errores y críme- enemigo formal del Papa y de los Curas y de la
nes, ¿ha de serlo menos aplicada al que nos ocu- gente toda de Iglesia; bástale sea sagrada cual'
pa en esta ocasión? quier cosa para excitar su desapoderado rencor.
Busca entre los periódicos los más encandilados;
XVIII vota entre los candidatos los más abiertamente
impíos; de su funesto sistema acepta hasta las
De las señas ó síntomas más comunes con que se pue- últimas consecuencias. Hace gala de vivir sin
de conocer si un libro, periódico o' persona andan práctica alguna de religión, y á duras penas la
atacados ó solamente resabiados de Liberalismo, tolera en su mujer é hijos. Suele pertenecer á
sectas secretas, y muere por lo regular sin con-
suelo alguno de la Iglesia.
esta variedad, ó mejor, confusión de El liberal manso suele ser tan malo como el
matices -y medias tintas que ofrece la anterior, pero cuida bastante de no parecerlo.
abigarrada familia del Liberalismo, ¿hay Las buenas formas y las coveniencias sociales
señales ó notas características con que lo son todo para él; salvado este punto no le im-
distinguir fácilmente al liberal del que no lo es? porta gran cosa lo demás. Incendiar un conven-
Hé aqu otra cuestión también muy práctica pa- to no le parece bien; apoderarse del solar del
ra el católico de hoy, y que de un modo ú otro convento incendiado, es eosa para él ya más re-
frecuentemente el teólogo moralista ha de re- gular y tolerable. Que un periodicucho cualquie-
solver. ra de esos de burdel venda sus blasfemias en
Dividiremos para esto los liberales (sean per- prosa, verso ó grabado á dos cuartos ejemplar, es
sonas, sean escritos) en tres clases: un exceso que él prohibiría y hasta lamenta no
Liberales fieros. lo prohiba un Gobierno conservador; pero que se
Liberales mansos. diga todo lo mismo en frases cultas, en un libro
Liberales impropiamente dichos, ó solamente de buena impresión ó en un drama de sonoros
resabiados ele Liberalismo. versos, sobre todo si el autor es académico ó cosa
Ensayemos una descripción semi-fisiológica de así, ya no ofrece inconveniente. Oir hablar de
cada uno de estos tipos. Es estudio que no carece clubs le da calofríos y calentura, porque allí,
de interés. dice él, se seduce á las masas y se subvierten
El liberal fiero se conoce desde luego, porque los fundamentos del orden social. Pero ateneos
no trata de negar ni de encubrir su maldad. Es libres se pueden muy bien consentir, porque la
discusión científica de todos los problemas so- caridad misma. ¡Cómo aborrece él las exagera-
ciales, ¿quién la va á condenar? Escuela sin ca- ciones de la prensa ultramontana! Llamarle ma-
tecismo es un insulto al católico país que la paga. lo á un hombre que difunde malas ideas, paréce-
Mas universidad católica, es de decir, con suje- le á ese singular teólogo pecado contra el Espí-
ción entera al catecismo, ó sea al criterio de la ritu Santo. Para él no hay más que extraviados.
fe, debe dejarse para los tiempos de la Inquisi- No se debe resistir ni combatir, lo que se debe
ción. El liberal manso no aborrece al Papa, sólo procurar siempre, es atraer. "Ahogar el mal con
no encuentra bien ciertas pretensiones de la Cu- la abundencia del bien:" ésta es su fórmula fa-
ria romana y ciertos extremos del ultramonta- vorita, que leyó un día en Balines por casuali-
nismo que no dicen bien con las ideas de hoy. dad, y fué lo único que del gran filósofo catalán
Ama á los Curas, sobre todo á los ilustrados, es se le quedó en la memoria. Del Evangelio adu-
decir, los que piensan á la moderna como él; en ce únicamente los textos que saben á miel y al-
cuanto á los fanáticos y reaccionarios, los evita míbar. Las invectivas espantosas contra el fari-
ó los compadece. Va á la iglesia y tal vez hasta A saísmo, diríase que las tenía él por genialidades
á los Sacramentos; pero su máxima es, que en la é intemperancias del divino Salvador. A bien
iglesia se debe vivir como cristiano, mas fuera que sabe usarlas él mismo muy reciamente con-
de ella conviene vivir con el siglo en que se ha tra los irritables ultramontanos, que con sus exa-
nacido, y no obstinarse en remar contra la co- geraciones comprometen cada día la causa de una
rriente. Navega así entre dos aguas, y suele mo- religión que toda es paz y amor. Contra éstos
rir con el sacerdote al lado, pero llena de libros anda acerbo y duro el bien resabiado, contra és-
prohibidos la librería. tos es amargo su celo, y agria su polémica y agre-
El católico simplemente resabiado de Libera- siva su caridad. Por él exclamó el P. Félix en
lismo se conoce en que, siendo hombre de bien un discurso célebre, á propósito de las acusacio-
y de prácticas sinceramente religiosas, huele no nes de que era objeto la persona del gran Veui-
obstante á Liberalismo en cuanto habla ó escri- llot: "Señores, amemos y respetemos hasta á
be ó trae entre manos. Podría decir á su modo, nuestros enemigos." Pero no; el buen resabiado
como Mad. Sevigné: "No soy la rosa, pero estuve no lo hace así: guarda todos sus tesoros de tole-
cerca de ella y tomé algo de su olor." El buen rancia y de caridad liberal para los enemigos ju-
resabiado discurre y habla y obra como liberal rados de su fe. ¡Es claro,, como que el infeliz los
de veras, sin que él mismo, pobrecito, lo eche de ha de atraer! E n cambio, no tiene más que el
ver. Su fuerte es la caridad: este hombre es la sarcasmo y la intolerancia cruel para sus más
heroicos defensores E n suma: al buen resabia- XIX
do, aquello de la oposición per diamelrum del
Padre san Ignacio en sus Ejercicios espirituales, De las principales reglas de prudencia cristiana que
nunca le pudo entrar. No conoce más tá-ctica que debe observar el buen católico en su trato con libe-
la de atacar por los flancos, que en religión sue-
le ser la más cómoda, pero 110 la más decisiva.
rales.
Bien quisiera él vencer, pero á trueque de no
herir al enemigo ni causarle mortificación, ó en- NO obstante, ¡oh lector! con liberales fie
fado. El nombre de guerra le alborota los ner- ros y mansos, ó con católicos miserable-
vios; más le acomoda la pacífica discusióla. Está mente resabiados de Liberalismo, hay
por los Círculos liberales en que se perora y de- que vivir en el siglo presente, como con
libera, no por las Asociaciones ultramontanas en arríanos se vivió en el cuarto, y con pelagianos
que se dogmatiza é increpa. En una palabra, si en el quinto, y con jansenistas en el decimosé-
por sus frutos se conoce al liberal fiero y al man- timo. Y no es posible dejar de alternar con ellos,
so, por sus aficiones, principalmente es como al porque se los encuentra uno por todas partes, en
resabiado de Liberalirmo se le ha de conocer. el negocio, en las diversiones, en las visitas, has-
Por estos rasgos mal perfilados, que mo llegan ta en la iglesia tal vez, hasta en la propia fami-
á diseños ó bocetos, cuanto menos á verdaderos lia. ¿Cómo se habrá, pues, de portar el buen ca-
y acabados retratos, será fácil conocer muy lue- tólico en sus relaciones con tales apestados? ¿Có-
go á cualquiera de los tipos de la familia en sus mo podrá prevenir y evitar, ó disminuir por lo
diversas gradaciones. Resumiendo en pocas pa- menos, ese constante riesgo de infección?
labras el rasgo más característico de su respec- Dificilísimo es señalar reglas precisas para
tiva fisonomía, diremos que el liberal fiero ruge cada caso. Sin embargo, máximas generales de
su Liberalismo; el liberal manso lo perora; el conducta se pueden muy bien indicar, dejando á
pobre resabiado lo suspira y gimotea. Todos son la prudencia de cada uno lo concreto é indivi-
peores, como decía de su padre y madre aquel pí- dual de su aplicación.
llete del cuento; pero al primero le paraliza mu- Parécenos que ante todo conviene distinguir
chas veces su propio furor, al tercero su condición tres clases de relaciones que se pueden suponer
híbrida, de suyo infecunda y estéril. El segundo entre un católico y un liberal, ó sea entre un ca-
es el tipo satánico por excelencia y el que en nues- tólico y el Liberalismo. Decimos así, porque las
tros tiempos produce el verdadero estrago liberal. ideas en la práctica no se pueden considerar se-
heroicos defensores E n suma: al buen resabia- XIX
do, aquello de la oposición per diamelrum del
Padre san Ignacio en sus Ejercicios espirituales, De las principales reglas de prudencia cristiana que
nunca le pudo entrar. No conoce más táctica que debe observar el buen católico en su trato con libe-
la de atacar por los flancos, que en religión sue-
le ser la más cómoda, pero 110 la más decisiva.
rales.
Bien quisiera él vencer, pero á trueque de no
herir al enemigo ni causarle mortificación, ó en- NO obstante, ¡oh lector! con liberales fie
fado. El nombre de guerra le alborota los ner- ros y mansos, ó con católicos miserable-
vios; más le acomoda la pacífica discusióla. Está mente resabiados de Liberalismo, hay
por los Círculos liberales en que se perora y de- que vivir en el siglo presente, como con
libera, no por las Asociaciones ultramontanas en arríanos se vivió en el cuarto, y con pelagianos
que se dogmatiza é increpa. En una palabra, si en el quinto, y con jansenistas en el decimosé-
por sus frutos se conoce al liberal fiero y al man- timo. Y no es posible dejar de alternar con ellos,
so, por sus aficiones, principalmente es como al porque se los encuentra uno por todas partes, en
resabiado de Liberalirmo se le ha de conocer. el negocio, en las diversiones, en las visitas, has-
Por estos rasgos mal perfilados, que mo llegan ta en la iglesia tal vez, hasta en la propia fami-
á diseños ó bocetos, cuanto menos á verdaderos lia. ¿Cómo se habrá, pues, de portar el buen ca-
y acabados retratos, será fácil conocer muy lue- tólico en sus relaciones con tales apestados? ¿Có-
go á cualquiera de los tipos de la familia en sus mo podrá prevenir y evitar, ó disminuir por lo
diversas gradaciones. Resumiendo en pocas pa- menos, ese constante riesgo de infección?
labras el rasgo más característico de su respec- Dificilísimo es señalar reglas precisas para
tiva fisonomía, diremos que el liberal fiero ruge cada caso. Sin embargo, máximas generales de
su Liberalismo; el liberal manso lo perora; el conducta se pueden muy bien indicar, dejando á
pobre resabiado lo suspira y gimotea. Todos son la prudencia de cada uno lo concreto é indivi-
peores, como decía de su padre y madre aquel pí- dual de su aplicación.
llete del cuento; pero al primero le paraliza mu- Parécenos que ante todo conviene distinguir
chas veces su propio furor, al tercero su condición tres clases de relaciones que se pueden suponer
híbrida, de suyo infecunda y estéril. El segundo entre un católico y un liberal, ó sea entre un ca-
es el tipo satánico por excelencia y el que en nues- tólico y el Liberalismo. Decimos así, porque las
tros tiempos produce el verdadero estrago liberal. ideas en la práctica no se pueden considerar se-
paradas de las personas que las profesan y sus- siones próximas necesarias; tener muy levanta-
tentan. El Liberalismo ideológico es puro con- do el corazón á Dios; y rogar cada día por su
cepto intelectual: el Liberalismo real y práctico propia salvación y por la de las infelices vícti-
son las instituciones, personas; libros y periódi- mas del error; rehuir todo lo posible la conver-
cos liberales. Tres clases, pues, de relaciones se sación ó disputa sobre tales materias, ó no en-
pueden suponer entre un católico y el Libera- trar en ellas sino muy pertrechado de armas
lismo. ofensivas y defensivas. Buscar éstas en la lectu-
Relaciones necesarias. ra de'libros y periódicos sanos á juicio de un pru-
Relaciones útiles. dente director; contrapesar la inevitable influen-
Relaciones de pura afición ó placer. cia de tales personas inficionadas, con el trato
Relaciones necesarias. Son las que inevitable- frecuente de otras de autoridad y luces que estén
mente trae á cada cual su estado ó posición par- en clara posesión de la sana doctrina. Obedecer
ticular. Así son las que deben mediar entre hijos- al superior en todo lo que no se oponga á la fe y
y padre, marido y mujer, hermanos y hermanas,, moral católicas, pero renovar cada día el firme
propósito de negar la obediencia á quien quie-
súbditos y superiores, amos y criados, discípu-
ra que sea en lo que directa ó indirectamente
los y profesores, etc. Claro es que si un buen sea opuesto á la integridad del Catolicismo. Y
hijo tiene la desdicha de que su padre sea libe- no desmaye el que en tal situación se encon-
ral, no por eso le ha de abandonar; ni la mujer trare. Dios, que ve sus luchas, no le faltará con
al marido; ni el hermano ó pariente á otro de la el auxilio conveniente. Hemos reparado que los
familia, más que en los casos en que el libera- buenos católicos de países liberales y de familias
lismo de los tales llegase á exigir de su súbdito liberales suelen distinguirse, cuando son verda-
respectivo actos esencialmente contrarios á la deramente buenos, por cierto especial vigor y
Religión, y que indujesen á formal apostasía de temple de espíritu. Es este el constante proce-
ella. No, cuando solamente impidiese la libertad der de la gracia de Dios, que allí alienta con más
de cumplir los preceptos de la Iglesia- pues sa- firmeza donde más apurada y apretada ve la ne-
bido es que la Iglesia no entiende obligar á los cesidad.
tales subgravi incommodo. E n todos estos casos-
debe el católico soportar con paciencia su dura Relaciones útiles. Otras relaciones hay que no
situación; rodearse de todas las precauciones pa- son absolutamente indispensables, pero que lo
ra evitar el contagio del mal ejemplo, como se son moralmente, por cuanto sin ellas no es apenas
aconseja en todos los libros al tratar de las oca- posible la vida social, que toda estriba en un
cambio mutuo de servicios. Tales son las rela- abstenernos de ellas como de verdaderos peli-
ciones de comercio, las de empresarios y trabaja- gros para nuestra salvación. Aquí tiene lugar de
dores, las del artesano con sus parroquianos, etc. lleno la sentencia del Salvador: El que am'a el
En éstas no hay la estrecha sujeción que en las peligro perecerá en 61. ¿Cuesta? Rómpase el lazo
del grupo anterior; puede hacerse, pues, alarde peligroso, aunque mucho cueste. Tengamos pre-
de mayor independencia. La regla fundamental sente para eso las siguientes consideraciones,
es no ponerse en contacto con tales gentes más que sin duda nos convencerán, ó por lo menos
que por el lado en que sea preciso engranar con nos confundirán si no nos convencen.^ Si aque-
ellas para el movimiento de la máquina social. lla persona estuviese atacada de mal físico con
Si es comerciante, no trabar con ellas otras rela- tagioso, ¿la frecuentarías? Sin duda que no. Si
ciones que las de comercio; si es criado, ningu- tu trato con ella comprometiese tu reputación
nas otras mas que las de servicio; si es artesa- mundana, ¿lo mantendrías? Pues, cierto que no.
no, no otras que las de toma y daca relativas á Si profesase ideas injuriosas con respecto á tu fa-
su profesión. Guardando esta prudencia, se pue- milia, ¿la fueras á visitar? Clarito que no. Pues
de vivir sin menoscabo de la fe, aun en medio de bien: miremos en este asunto de honra divina y
un pueblo de judíos. Sin olvidar las demás pre- de espiritual salud lo que nos dicta la humana
venciones generales recomendadas en el grupo prudencia con respecto á los propios intereses y
anterior, y teniendo en cuenta que aquí no me- honra humana. Sobre esto le habíamos oido de-
dia razón alguna de vasallaje, y que de la inde- cir á persona de gran jerarquía hoy en la Iglesia
pendencia católica conviene hacer alarde en fre- de Dios: "¡Nada con liberales; no frecuenteis
cuentes ocasiones para imponer respeto con ella sus casas; no cultivéis sus amistades!" A bien
á los que crean poder anonadarnos con su des- que antes lo había dicho ya de sus congéneres
vergüenza liberal. Mas si llegase el caso de una- el Apóstol: Ne conmisceamini: "No os relacio-
imposición descarada, débese repelerla con toda néis con ellos. (I Corinth. v, 9)." Cun ejusmodi
franqueza y erguirse ante el descaro del sectario nec cibum sumere: "Con ellos ni sentarse á la
con todo el santo y noble descaro del discípulo mesa. (Ibid. v, 11)."
de la fe. ¡Horror, pues, á la herejía, que es el mal so-
Relaciones de mera afición. Estas son las que bre todo mal! En país apestado lo primero que
contraemos y sostenemos por nuestro gusto é in- se procura es aislar. ¡Quién nos diese hoy poder
clinación, y de que podemos abstenernos libre- establecer cordón sanitario absoluto entre cató-
mente con sólo quererlo. Con liberales debemos licos y sectarios del Liberalismo!
XX Una cosa sola advertiremos aquí, que especial-
mente se refiere á esta materia. Y es que nos
De-cuán necesario sea precaverse contra las lecturas guardemos de deshacernos en elogios de libros
liberales. liberales, sea cual fuere su mérito científico o
literario, á menos que no hagamos tales elogios
•w sino con grandísimas reservas y salvando siem-
jfi esta conducta conviene observar con las
H personas, mucho más conveniente, y por pre la reprobación que merecen por su espíritu
suerte mucho más fácil, es observarla con ó sabor liberal. Y hacemos hincapié en esto, por-
las lecturas. que son muchos los católicos bonachones (aun en
E l Liberalismo es sistema completo, como el el periodismo católico) que, para que les tengan
Catolicismo, aunque en sentido inverso. Tiene, por imparciales, v por darse barniz de ilustración,
pues, sus artes, ciencias, letras, economía, mo- que siempre halaga, tocan el bombo y soplan la
ral, es decir, un organismo enteramente propio trompeta de la Fama en favor de cualquier obra
y suyo, animado por su espíritu, marcado con su científica ó literaria que nos venga del campo
sello y fisonomía. También lo han tenido las más liberal; y clicen que hacerlo así es probar que
poderosas herejías, como, por ejemplo, el arria- á los católicos no nos cluele reconocer el mérito
nismo en la antigüedad y el jansenismo en los donde quiera que lo veamos, que así se atrae al
siglos modernos. Hay, pues, no sólo periódicos enemigo (maldito sistema de atracción, que vie-
liberales, sí que libros liberales ó resabiados de ne á ser nuestro juego de gana-pierde pues in-
Liberalismo, y los hay en abundancia, y triste es sensiblemente somos nosotros los atraídos); que,
decirlo, en ellos se apacienta principalmente la finalmente, no hay peligro alguno en esto, y si
generación actual, y por esto, aun sin saberlo ó notorio espíritu de equidad. ¡Qué pena nos dio
advertirlo, son tantos los que se encuentran mi- hace pocos meses leer en un periódico fervorosa-
serablemente contagiados. mente católico repetidos elogios y recomenda-
¿Qué reglas hay que dar para este caso? ciones de un poeta célebre que ha escrito, en
Análogas ó casi iguales á las que se han dado odio á la Iglesia, poemas como la Visión de fray
con relación á las personas Vuélvase á leer lo Martín y La última lamentación de Lord By-
dicho poco há, y apliqúese á los libros lo que de ron! ¡Qué importa sea ó no grande su mérito li-
los individuos se dijo. No es trabajo difícil, y terario, si con este su mérito literario nos asesi-
ahorrará á nosotros y á los lectores la molestia na las almas que hemos de salvar? Lo mismo
de la repetición. fuera guardarle consideración al bandido por el
brillo de la espada con que DOS embiste, ó por mos de hacer á la Revolución el servicio de pre-
los bellos dibujos que adornan el fusil con que gonar sus glorias infaustas? ¿A título de que?
nos dispara. La herejía envuelta en los artificio- ¿De imparcialidad? No; que no debe haber im-
sos halagos de una rica poesía, es mil veces más parcialidad en ofensa de lo principal, que es la
mortífera que la que sólo se da á tragar en los verdad. Una mala mujer es infame por bella que
áridos y fastidiosos silogismos de la escuela. La sea, y es más peligrosa cuánto es más bella.
gran propaganda herética de casi todos los siglos, ¿Acaso por título de gratitud? No, porque los li-
leo en las historias, que la han ayudado á hacer berales, más prudentes que nosotros, no reco-
los sonoros versos. Poetas de propaganda tuvie- miendan lo nuestro aunque sea tan bello como
ron los arríanos; tuviéronlos los luteranos, que lo suyo, antes procuran oscurecerlo con la críti-
muchos se preciaban, con su Erasmo, de cultos ca ó enterrarlo con el silencio.
humanistas; de la escuela jansenista de Arnal-
De san Ignacio de Loyola, dice su ilustre his-
do, de Nicole y de Pascal no hay que decir que
toriador el P. Rivadeneyra, que era tan celoso de
fué esencialmente literaria. Voltaire ya se sabe
esto, que nunca permitió se leyese en sus clases
á qué debió los principios y sostén de su espan
obra alguna del famoso humanista de su época
tosa popularidad. ¿Cómo hemos, pues, de hacer-
Erasmo de Rotterdam, á pesar de que muchos de
nos cómplices los católicos de tales sirenas del
sus elegantes escritos no se referían á religión,
infierno, y darles nombre y fama, y ayudarlos en
sólo porque en la mayor parte de ellos mostra-
su obra de fascinación y corrupción de la juven-
ba sabor protestante.
tud? El que lee en nuestros periódicos que tal
ó cual poeta es admirable poeta, aunque liberal; Del P. Faber, á quien no se tachará de poco
va y coge y compra en la librería aquel admira- ilustrado, intercalamos aquí un precioso frag-
ble' poeta,* aunque liberal; y lo traga y devora, mento á propósito de sus famosos compatricios
aunque liberal; y lo digiere é inficiona con él su Milton y Byron. Decía así el gran escritor in-
sangre, aunque liberal; y tórnase á la postre el glés, en una de sus hermosísimas cartas: "No
desdichado lector liberal como su autor favorito. comprendo la extraña anomalía de las gentes de
¡Cuántas inteligencias y corazones echó á per- salón, que citan con elogio á hombres como Mil-
der el infeliz Espronceda! ¡Cuántas el impío La- ton y Byron, manifestando al mismo tiempo que
rra! ¡Cuántas casi hoy día el malhadado Becquer! aman á Cristo y ponen en É l toda esperanza de
Por no citar nombres de vivos, que no nos costa- salvación. Se ama á Cristo y á la Iglesia, y se ala-
ra por cierto citarlos á docenas. ¿Por qué le he- ba en sociedad á los que de Ellos blasfeman; se
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truena y se habla contra la impureza como cosa num Nostrum Jesum, Christum, sit anathema.
odiosa á Dios, y se celebra á un sercuya vida y Así decía san Pablo."
obras han estado saturadas de ella. No puedo E n tales términos escribía el gran literato ca-
comprender la distinción entre el hombre y el tólico inglés, una de las más grandes figuras li-
poeta; entre los pasajes puros y los impuros. Si terarias de la Inglaterra moderna. Eso escribía
un hombre ofende al objeto de mi amor, no pue- cuando no había hecho aún su completa abjura-
do recibir de él consuelo ni placer, y no puedo ción del Protestantismo. Así ha discurrido siem-
concebir que con amor ardiente y delicado hacia pre la sana intransigencia católica, así habló
nuestro Salvador puedan gustar las obras de su siempre el buen sentido de la fe.
enemigo. La inteligencia admite distinciones, pe- Asómbrame que se hayan tenido tantas polé-
ro el corazón no. Milton (¡maldita sea la memo- micas sobre si conviene ó no la educación clási-
ria del blasfemo!) pasó gran parte de su vida es- ca, basada en el estudio de los autores griegos y
cribiendo contra la divinidad de mi Señor, mi latinos de la pagana antigüedad, á pesar ele lo
única fe, mi único amor; este pensamiento me que les disminuye á éstos su eficacia la distancia
envenena. Bvron, hollando sus deberes para con de los siglos, el mundo distinto de ideas y cos-
su patria y todos los afectos naturales, se rebajó tumbres, y la diversidad del ielioma. Asómbrame
vergonzosamente, vistiendo con hermosos versos esto, y que apenas nada se haya escrito sobre lo
el crimen y la incredulidad. E l monstruo que venenoso y letal de la educación revolucionaria,
puso (¿me atreveré á escribirlo?^ á Jesucristo al que sin escrúpulo se da ó se tolera dar por mu-
nivel y como compañero de Júpiter y de Maho- chos católicos á la juventud.
ma, no es para mí otra cosa que bestia fiera has-
ta en sus pasajes más puros, y nunca me he arre- XXI
pentido de haber arrojado al fuego en Oxford una
hermosa edición de sus obras en cuatro volúme- De la sana intransigencia
n e s . . . Inglaterra no necesita á Milton. ¿Cómo católica en oposición á la falsa caridad liberal.
puede necesitar mi país una política, un valor,
un talento ó cualquier otra cosa que esté maldi-
ta de Dios? ¿Y cómo el Eterno Padre puede ben- INTRANSIGENTE!¡Intransigencia! Oigo excla-
decir el talento y la obra de quien en prosa y en mar aquí á una porción de mis lectores
verso ha renegado, ridiculizado y blasfemado la más ó menos resabiados, tras la lectura
divinidad de su Hijo? Si quis non amat Domi- del capítulo anterior. ¡Qué modo de re-
solver la cuestión, tan poco cristiano! ¿Son ó no ha de amar ó querer bien? Al prójimo, esto es,
prójimos, como cualquier otro, los liberales? ¿A no á tal ó cual hombre solamente, sino á todos
dónde vamos á parar con estas ideas? ¿Cómo tan los hombres. ¿Y cuál es este bien que se les ha-
descaradamente se recomienda contra ellos el de querer para que resulte verdadero amor? Pri-
desprecio de la caridad? meramente el bien supremo de todos, que es el
"¡Ya pareció aquello!" exclamaremos nosotros bien sobrenatural: luego después, los demás bie-
á nuestra vez. Ya se nos echa en rostro lo de la nes de orden natural, no incompatibles con aquel.
"falta de caridad." Vamos, pues, á contestar tam- Todo lo cual viene á resumirse en aquella fra-
bién á este reparo, que es para algunos el verda- se "por amor de Dios," y otras mil de análogo
dero caballo de batalla de la cuestión. Si no lo sentido.
es, sirve á lo menos á nuestros enemigos de ver- Sigúese, pues, de ahí, que se puede amar y
dadero parapeto. Es, como muy á propósito ba querer bien al prójimo (y mucho) disgustándole
dicho un autor, hacer bonitamente servir á la y contrariándole, y perjudicándole materialmen-
caridad de barricada contra la verdad. te, y aun privándole de la vida en alguna ocasión.
Sepamos ante todo qué significa la palabra Todo estriba en examinar si, en aquello en que
caridad. se le disgusta ó contraría ó mortifica, se obra ó
La teología católica nos da de ella la definición no en bien suyo, ó de otro que tenga más dere-
por boca de un órgano el más autorizado para la cho que él á este bien, ó simplemente en mayor
propaganda popular, que es el sabio y filosófico servicio de Dios.
Catecismo. Dice así: Caridad es una virtud so- I o O en bien suyo. Si claramente aparece que
brenatural que nos inclina d amar á Dios so- disgustando y ofendiendo al prójimo, se obra en
bre todas las cosas y al prójimo como á nosotros bien suyo, claro está que se le ama aun en aque-
mismos por amor de Dios. De esta definición, llo en que por su bien se le disgusta y contraría.
después de la parte que á Dios se refiere, resul- Así al enfermo se le ama abrasándole con el cau-
ta que debemos amar al prójimo como á nosotros terio ó cortándole la gangrena con el bisturí; al
mismos, y esto no de cualquiera manera, sino en malo se le ama corrigiéndole con la reprensión
orden y con sujeción á la ley de Dios y por amol- ó el castigo, etc. Todo lo cual es excelente ca-
de Dios. ridad.
Ahora bien: ¿Qué es amar? Amare est velle 2*? O en bien de otro prójimo que tenga dere-
bonum, dice la filosofía: "Amar es querer bien á cho mejor. Sucede frecuentemente que hay que
quien se ama." ¿Y á quien dice la caridad que se disgustar á uno, no en bien propio suyo, sino pa-
ra librar de un mal á otro á quien el primero se maldecida Inquisición, Todo lo cual (cuando ta-
lo procura causar. En este caso es ley de caridad les actos sean necesarios y justos) son actos de
defender al agredido de la violencia injusta del virtud, y pueden ser imperados por la caridad.
agresor, y se puede hacer mál á éste cuanto sea No lo entiende así el Liberalismo moderno,
preciso ó conveniente para la defensa de aquel. pero entiende mal en no entenderlo así. Por esto
Así sucede cuando en defensa del pasajero á tiene y da á los suyos una falsa noción de la ca-
quien acomete el ladrón, se mata á ésto. Y en- ridad, y aturrulla y apostrofa á todas horas á los
tonces matar ó dañar, ó de otra cualquier mane- católicos firmes, con la decantada acusación de
ra ofender al injusto agresor, es acto de verda- intolerancia é intransigencia. Nuestra fórmula
dera caridad. es muy clara y concreta. Es la siguiente: La su-
3o O en el debido servicio de Dios. El bien ma intransigencia católica es la suma católica
de todos los bienes es la divina gloria, como el caridad. Lo es en orden al prójimo por su propio
prójimo de todos los prójimos es para el hombre bien, cuando por su propio bien le confunde y
su Dios. De consiguiente, el amor que se debe sonroja y ofende y castiga. Lo es en orden al
á los hombres como prójimos, debe entenderse bien ajeno, cuando por librar á los prójimos del
siempre subordinado al que debemos todos á contagio de un error, desenmascara á sus auto-
nuestro común Señor. Por su amor y servicio, res y fautores, los llama con sus verdaderos
pues, se debe (si es necesario) disgustar á los nombres de malos y malvados; los hace aborre-
hombres; se debe (si es necesario) herirlos y ma- cibles y despreciables como deben ser; los de-
tarlos. Adviértase la fuerza de los paréntesis (si nuncia á la execración común, y si es posible,
es necesario), lo cual dice claramente el caso úni- al celo de la fuerza social encargada de reprimir-
co en que exige tales sacrificios el servicio de los y castigarlos. Lo es, finalmente, en orden á
Dios. Así en guerra justa, como se hieren y se Dios, cuando por su gloria y por su servicio se
matan hombres por el servicio de la patria, se hace necesario prescindir de todas las considera-
pueden herir y matar hombres por el servicio de ciones, saltar todas las vallas, lastimar todos los
Dios; y como con arreglo á la ley se pueden respetos, herir todos los intereses, exponer la
ajusticiar hombres por infracción del Código hu- propia vida y la de los que sea preciso para tan
mano, puédense en sociedad católicamente or- alto fin.
ganizada, ajusticiar hombres por infracción del Y todo esto es pura intransigencia en el ver-
Código divino, en lo que obliga éste en el fuero dadero amor, y por esto es suma caridad, y los
externo, lo cual justifica plenamente á la tan tipos de esta intransigencia son los héroes más
sublimes de la caridad, como la entiende la ver- I o Puede claramente el católico decir á su
dadera Religión. Y porque hay pocos intransi- adversario liberal, que lo es. Nadie pondrá en
gentes, hay en el día pocos caritativos de veras. duda esta proposición. Si tal autor ó periodista
La caridad liberal que hoy está de moda es en la ó diputado empieza por jactarse de Liberalismo,
forma el halago y la condescendencia y el cariño; y no oculta poco ni mucho sus ideas ó aficiones
pero es en el fondo el desprecio esencial de los liberales, ¿qué injuria se le hace en llamarle li-
verdaderos bienes del hombre y de los supremos beral? Es principio de derecho: Si palam res
intereses de la verdad y de Dios. est, repetitio injuriam non est: "No hay inju-
ria en decir del prójimo lo que él mismo dice á
XXII todas horas de sí. ¿Cuántos liberales, no obstan-
te, particularmente del grupo de los mansos ó
De la caridad en lo que se llama las formas templados, tienen á gran injuria que los llame
de la polémica, y si tienen en eso razón los liberales liberales ó amigos del Liberalismo un adversa-
contra los apologistas católicos. rio católico?
2" Dado que el Liberalismo es cosa mala, no
es faltar á la caridad llamar malos á los defen-
^ s ' n o ' e s este último principalmente el sores públicos y conscientes del Liberalismo.
terreno en que coloca la cuestión el Li- E s en sustancia aplicar al caso presente la ley
beralismo, porque sabe que en el de de justicia que se ha aplicado en todos los si-
los principios sería irremediablemente glos. Los católicos de hoy no hacemos innova-
vencido. Más á menudo acusa á los católicos de ción en este punto, nos atenemos á la práctica
poca caridad en las formas de su propaganda, y constante de la antigüedad. Los propaladores
en este punto es donde, como hemos dicho, sue- V fautores de herejías han sido en todos tiempos
len hacer especial hincapié ciertos católicos, bue- llamados herejes, como los autores de ellas. Y
nos en el fondo, pero resabiados de la maldita como la herejía ha sido siempre considerada en
peste liberal. ¿Qué hay, pues, sobre el parti- la Iglesia como gravísimo mal, á tales fautores
cular? y propaladores ha llamado siempre la Iglesia ma-
Hay lo siguiente: Que tenemos razón los cató- los y malvados. Regístrense las colecciones.de
licos en esto como en lo demás, y no la tienen, los autores eclesiásticos. Véase como trataron los
ni sombra de ella, los liberales. Fijémonos para Apóstoles á los primeros heren:ucas, y cómo si-
esto en los siguientes puntos: guieron tratándolos los santos Padres, cómo los
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sublimes de la caridad, como la entiende la ver- I o Puede claramente el católico decir á su
dadera Religión. Y porque hay pocos intransi- adversario liberal, que lo es. Nadie pondrá en
gentes, hay en el día pocos caritativos de veras. duda esta proposición. Si tal autor ó periodista
La caridad liberal que hoy está de moda es en la ó diputado empieza por jactarse de Liberalismo,
forma el halago y la condescendencia y el cariño; y no oculta poco ni mucho sus ideas ó aficiones
pero es en el fondo el desprecio esencial de los liberales, ¿qué injuria se le hace en llamarle li-
verdaderos bienes del hombre y de los supremos beral? Es principio de derecho: Si palam res
intereses de la verdad y de Dios. est, repetitio injuriam non est: "No hay inju-
ria en decir del prójimo lo que él mismo dice á
XXII todas horas de sí. ¿Cuántos liberales, no obstan-
te, particularmente del grupo de los mansos ó
De la caridad en lo que se llama las formas templados, tienen á gran injuria que los llame
de la polémica, y si tienen en eso razón los liberales liberales ó amigos del Liberalismo un adversa-
contra los apologistas católicos. rio católico?
2" Dado que el Liberalismo es cosa mala, no
es faltar á la caridad llamar malos á los defen-
^ s ' n o ' e s este último principalmente el sores públicos y conscientes del Liberalismo.
terreno en que coloca la cuestión el Li- E s en sustancia aplicar al caso presente la ley
beralismo, porque sabe que en el de de justicia que se ha aplicado en todos los si-
los principios sería irremediablemente glos. Los católicos de hoy no hacemos innova-
vencido. Más á menudo acusa á los católicos de ción en este punto, nos atenemos á la práctica
poca caridad en las formas de su propaganda, y constante de la antigüedad. Los propaladores
en este punto es donde, como hemos dicho, sue- V fautores de herejías han sido en todos tiempos
len hacer especial hincapié ciertos católicos, bue- llamados herejes, como los autores de ellas. Y
nos en el fondo, pero resabiados de la maldita como la herejía ha sido siempre considerada en
peste liberal. ¿Qué hay, pues, sobre el parti- la Iglesia como gravísimo mal, á tales fautores
cular? y propaladores ha llamado siempre la Iglesia ma-
Hay lo siguiente: Que tenemos razón los cató- los y malvados. Regístrense las colecciones.de
licos en esto como en lo demás, y no la tienen, los autores eclesiásticos. Véase como trataron los
ni sombra de ella, los liberales. Fijémonos para Apóstoles á los primeros heren:ucas, y cómo si-
esto en los siguientes puntos: guieron tratándolos los santos Padres, cómo los
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han seguido tratando los modernos controversis- No es malo el apasionamiento producido por la
tas y la misma Iglesia en su lenguaje oficial. No santa pasión de la verdad. Las llamadas intem-
hay," pues, falta de caridad en llamar á lo malo, perancias del moderno periodismo ultramontano,
malo; á los autores, fautores y seguidores de lo aparte de ser muy flojas comparadas con las del
malo' malvados; y al conjunto de todos sus ac- periodismo liberal (ejemplos recientes tenemos
tos, palabras y escritos, iniquidad, maldad, per- por ahí cerca,) están justificadas con solo abrir
versidad. E l "lobo fué llamado siempre lobo á por cualquier página las obras de los grandes
secas v nunca se creyó hacer mala obra al reba- polemistas católicos de los mejores tiempos.
ño ni'á su dueño con llamarle y apostrofarle así. El Bautista empezó por llamar á los fariseos
3" Si la propaganda del bien y la necesidad "raza de vívoras." Cristo Dios no se abstuvo de
de atacar el mal exigen el empleo de frases du- apostrofarlos con los epítetos de "hipócritas, se-
ras contra los errores y sus reconocidos corifeos, pulcros blanqueados, generación malvada y adúl-
éstas pueden emplearse sin faltar á la caridad. tera," sin que creyese por ello manchar la santi-
Es este un corolario ó consecuencia del princi- dad de su mansísima predicación, San Pablo
pio anterior. Al mal debe hacérsele aborrecible decía de los cismáticos de Creta, que eran "men-
y odioso; y no puede hacérsele tal sino denos- tirosos, malas bestias, barrigones, perezosos." Al
tándolo como malo y perverso y despreciable. La seductor Elimas Mago llámale el mismo Apóstol
oratoria cristiana de todos los siglos autoriza el "hombre lleno de todo fraude y embuste, hijo
empleo de las figuras retóricas más vivas contra del diablo, enemigo de toda verdad y justicia."
la impiedad. E n los escritos de los grandes atle- Si abrimos las colecciones de los Padres, no
tas del Cristianismo es continuo el uso de la iro- topamos más que con rasgos de esta naturaleza,
nía, de la imprecación, de la execración, de los que no dudaron emplear á cada paso en su eter-
epítetos depresivos. La ley de todo esto deben na polémica, con los herejes. Citarémos tan sólo
ser únicamente la oportunidad y la verdad. uno que otro de los principales. San Jerónimo
Hay otra razón además. La propaganda y apo- disputando con el hereje Vigilando, le echa en
logética popular (y siempre es popular la religio- cara su antigua profesión de tabernero y le dice:
sa) no puede guardar las formas enguantadas y "Otras cosas aprendiste (y no teología) desde tu
sobrias de la academia y de la escuela. No se temprana edad; á otros estudios te has dedicado.
convence al pueblo sino hablándole al corazón No es por cierto cosa que pueda ejecutar bien un
y á la imaginación, y éstos sólo se emocionan con mismo hombre, averiguar el valor de las mone-
la literatura calurosa y encendida y apasionada. das y el de los textos de la Escritura; catar los
llegar á la época moderna se nos presenta el
vinos y tener inteligencia de los Profetas y de tipo encantador de San Francisco de Sales, que
los Apóstoles.1' Y se ve que el santo controver- por su exquisita delicadeza y mansedumbre me-
sista les tenía afición á esos modos de desautori- reció ser llamado viva imágen del Salvador.
zar al adversario, pues en otra ocasión, atacando ¿Creis que les guardó consideración alguna á
al mismo Vigilancio, que negaba la excelencia los herejes de su tiempo y país? ¡Cá! les perdonó
de la virginidad y del ayuno, pregúntale con fes- sus injurias, les colmó de beneficios, procuró
tivo donaire, "si lo predicaba así para no perder hasta salvar la vida á quien había atentado con-
el consumo de su taberna." ¡Oh! ¡cuántas cosas tra la suya. Llegó á decir á un su rival: "Si me
hubiera dicho un crítico liberal si eso hubiese arrancaseis un ojo no dejaría con otro de miraros
escrito contra un hereje de hoy uno de nuestros como hermano" Pues bien; con los enemigos de
controversistas! su fe no guardaba clase alguna de temperamento
¿Qué diremos de San Juan Crisóstomo en su ó consideración. Preguntado por un católico si
famosa invectiva contra Eutropio; que en perso- podía decir mal de un hereje que esparcía sus
nal y agresiva no tiene comparación sino con las venenosas doctrinas, le contestó: "Sí, podéis,
tan 'agrias de Cicerón contra Catilina ó contra con tal que no digáis de él cosa contraria á la
Verres? El melifluo Bernardo no era ciertamente verdad, y solo por el conocimiento que tengáis
de miel al tratar con los enemigos de su fe. A de su mal modo de vivir: hablando de lo dudoso
Arnaldo de Brescia (gran agitador liberal de su como dudoso y según el grado mayor ó menor
siglo) le.llama con todas sus letras "seductor, de duda que sobre esto tengáis." Más claro lo
vaso de injurias, escorpión, lobo cruel." El buen dejó dicho en su Filotea, libro tan precioso como
Santo Tomás de Aquino olvida la calma de sus popular. Dice así: "Los enemigos declarados de
frios silogismos para dirigirse en vehemente apos- Dios y de la Iglesia deben ser vituperados lo
trofe contra su adversario Guillermo de Saint- más que se pueda. La caridad obliga á cada
Amour y sus discípulos, y llamarlos á boca llena, cual á gritar "¡al lobo!" cuando éste se ha meti-
"enemigos de Dios, ministros del diablo, miem- do en el rebaño, y aun en cualquier lugar en
bros del Anticristo, ignorantes, perversos, repro- que se le encuentre."
bos." Nunca dijo tanto el insigne Luis Yeuillot. ¿Habrá necesidad de dar á nuestros enemigos
El dulcísimo san Buenaventura increpa á Geral- un curso práctico de retórica y de crítica litera-
do con los epítetos de "imprudente, calumniador, ria? Hé aquí lo que hay sobre la tan decantada
espíritu maléfico, impío, impúdico, ignorante, cuestión de las formas agresivas de los escritores
embustero, malhechor, pérfido é insensato." Al
ultramontanos, vulgo católicos verdaderos. La XXIIi
caridad nos prohibe hacer á otros lo que razona-
blemente no hemos de querer para nosotros mis- Si es conveniente al combatir el error c o m M r y^de-
mos. Nótese el adverbio razonablemente, en el sautorizar la personalidad del que lo sustenta y
cual está todo el quid de la cuestión. La diferen- propala.
cia esencial de nuestro modo de ver y del de los
liberales en este asunto, es el de que estos seño-
res consideran á los apóstoles del error como • J f a ^ k alguno: "Pase esto con las doc-
simples ciudadanos libres, que en uso de su per- f I I trinas en abstracto. Mas, ¿es convemen-
fecto derecho, opinan de otro modo en Religión, ^ m te al combatir el error, por mas que sea
y así se creen obligados á respetar aquella su error, cebarse y encarnizarse en la pei-
opinión y á no contradecirla más que en los tér- sonalidad del que lo sustenta?"
minos de una discusión libre; al paso que noso- R e s p o n d e r e m o s á eso, q u e m u c h í s i m a xcces
tros no vemos en ellos sino enemigos declarados si es conveniente, y no conveniente, sino
s ó l o

de la fe que estamos obligados á defender, y en indispensable y meritorio ante Dios y ante> la so-
sus errores no miramos libres opiniones, sino ciedad. Y aunque bien deduc i s e esta
p u d i e r a

formales herejías y maldades, como enseña la afirmación de lo que llevamos anteriormente ex-
ley ele Dios. Con razón, pues, dice un gran his- ^ué^to" queremos todavía tratarla exprofeso aquí,
toriador católico á los enemigos del Catolicismo: núes es grandísima su importancia.
"Vosotros os hacéis infames con vuestras accio- Enefecto; no es poco frecuente la acusación
nes, pues bien, yo os acabaré de cubrir de infa- que se hace'al apologista católico de andare
mia con mis escritos." Y por igual tenor ense- siempre en personalidades; y cuando se le ha
ñaba á la viril generación romana de los primeros echado en caía á uno de los nuestros lo de que
tiempos de Roma la ley de las Doce tablas: Ad- comete una personalidad, paréceles á los libera-
versus hostem oeterna auctoritas esto. Que se les v á los resabiados de Liberalismo, que ya no
podría traducir: "A los enemigos, guerra sin hay más que decir para condenarle.
cuartel." Y no obstante no tienen razón; no, no la tie-
nen Las ideas malas han de ser combatidas 5
desautorizadas, se las ha de hacer aborrecibl s
y despreciables y detestables a la m u í t i t u d a £
que intentan embaucar y seducir. Mas da la ca
sualidad de que las ideas no se sostienen por sí la justicia la mentira. Eso 110; nadie en esto se
propias en el aire, ni por sí propias se difunden salga un punto de la verdad: pero dentro de los
y propagan, ni por sí propias hacen todo el daño límites de ésta, recuérdese aquel dicho de Cre-
á la sociedad. Son como las flechas y halas, que tineau-Joly: La verdades ¡a única caridad per-
á nadie herirían si no hubiese quien las dispa- mitida á Ja historia.; y podría añadir: A la de-
rase con el arco ó con el fusil. fensa religiosa y social. .
Al arquero y al fusilero se deben dirigir, pues, Los mismos santos Padres que hemos citado
primariamente los tiros del que desee destruir prueban esta tesis. Aun los títulos de sus obras
su mortal puntería, y todo otro modo de hacer dicen claramente que, al combatir las herejías,
la guerra sería tan liberal como se quisiese, pe- el primer tiro procuraban dirigirlo á los heresiar-
ro no tendría sentido común. Soldados con ar- cas. Casi todos los títulos de las obras de san
mas de envenenados proyectiles son los autores Agustín se dirigen al nombre del autor de la he-
y propagandistas de heréticas doctrinas; sus al- rejía. Contra Fortunatum manichceum; Ádver-
iñas son el libro, el periódico, la arenga pública sus Adamanctum; Contra Felicem; Contra Se-
la influencia personal. No basta, pues, ladearse cundinum; Quis fuerit Petilianus; De gesUs
para evitar el tiro, no; lo primero y más eficaz Pelagii; Quis fuerit Julianus, etc. De suerte
es dejar inhabilitado al tirador. Así conviene que casi toda ía polémica del grande Agustín
desautorizar y desacreditar su libro, periódico ó fué personal, agresiva, biográfica, por decirlo asi,
discurso; y no sólo esto, sino desautorizar v des- tanto como doctrinal; cuerpo á cuerpo con el he-
acreditar en algunos casos su persona. Sí, su reje tanto como contra la herejía. Y asi podría-
persona, que este es- el elemento principa^ del mos decir de todos los santos Padres.
combate, como el artillero es el elemento princi- ¿De dónde ha sacado, pues, el Liberalismo la
pal de la artillería, no la bomba, ni la pólvora, novedad de que al combatir los errores se debe
ni el cañón. Se le pueden, pues, en ciertos ca- prescindir de las personas, y áun mimarlas y aca-
sos sacar al público sus infamias, ridiculizar sus riciarlas? Aténgase á lo que le enseña sobre es-
costumbres, cubrir de ignominia su nombre y ape to la tradición cristiana, y déjenos a los ultra-
llido. Sí, señor; y se puede hacer en prosa, en montanos defender la fe como se ha defendido
verso, en serio, en broma y en grabado, y por to- siempre en la Iglesia de Dios. ¡Que hiera la es-
das las artes y por todos los procedimientos que pada del polemista católico, que hiera y que va-
en adelante se puedan inventar. Sólo debe te- ya derecha al corazón, que ésta es la única ma-
nerse en cuenta que no se ponga en servicio de nera real y eficaz de combatir!
14
que trataban con otros católicos cuestiones libres
XXIV entre ellos; 110 á católicos que sostenían con an-
ti-catóíicos declarados el recio combate de la fe.
Resuélvese una objeción á primera vista grave' E s evidente que no aludió á las incesantes ba-
contra la doctrina de los dos capítulos precedentes. tallas entre católicos y liberales; que por lo mis-
mo que el Catolicismo es la verdad y el Libera-
lismo la herejía, han de reputarse en buena ló-
&||¡giFiciJLTAD, á primera vista gravísima pue- gica batallas entre católicos y herejes. Es evi-
SÉ1 P^ecer oponerse por nuestros con- dente que quiso se entendiesen sus consejos sólo
trarios á la doctrina que en los anterio- en relación con nuestras disidencias de familia,
* res capítulos acabamos de sentar. Nos que no pocas son por desgracia, y que no preten-
conviene dejar de esos escrúpulos (ó lo que fue- dió que con los eternos enemigos de la Iglesia y
ren) limpio y desembarazado nuestro camino. de la fe luchásemos nosotros con armas sin filo
El Papa, dicen, y es cierto, lia recomendado y sin punta, usadas sólo en justas y torneos. De
diferentes veces á los periodistas católicos la consiguiente, no hay oposición entre la doctrina
templanza y moderación en las formas de la po- sentada por nosotros y la que contienen los alu-
lémica, la observancia de la caridad, el huir las didos Breves y Alocuciones de Su Santidad. Por-
maneras agresivas, los epítetos denigrantes y^as que Ta oposición en buena lógica debe^ ser ejus-
injuriosas personalidades. Y esto, dirán ahora, dem, de eodem et secumdum idem. Y aquí na-
es lo diametralmente opuesto á cuanto acabais da de esto tiene lugar.
de exponer. ¿Y cómo podría la palabra del Papa interpre-
Vamos á demostrar que no hay contradicción tarse rectamente de otra manera? Es regla de
¡válganos Dios! entre estas nuestras indicaciones sana hermenéutica que un texto de las sagradas
y los sabios consejos del Papa. Y no nos costa- Letras debe interpretarse en sentido literal, cuan-
rá, por fortuna, ponerlo patente. do á este sentido no se opone el restante contex-
E n efecto; ¿á quién se ha dirigido el Papa en to de los Libros santos; acudiendo al sentido li-
esas sus repetidas exhortaciones? Siempre á la bre ó figurado cuando aparece dicha oposición.
prensa católica, siempre á los periodistas católi- Análogo es lo que podemos establecer al tratar
cos, siempre suponiendo que lo son. De consi- de la interpretación de los documentos pontifi-
guiente, es evidente que al dar tales consejos de cios.
moderación y templanza, los refirió á católicos ¿Puede suponerse al Papa en contradicción
con toda la tradición católica desde Jesucristo carse. A los sectarios de la Commune llamo en
hasta nuestros días? ¿Puede ncreerse condenados una ocasión solemnísima demonios, y a los del
de una plumada el estilo y manera de los más catolicismo-liberal llamó peores que esos demo-
insignes apologistas y controversistas de la Igle- nios. Esta frase dió la vuelta al mundo, y sali-
sia, desde san Pabo hasta san Francisco de Sa- da de los labios mansísimos del Papa, quedóle
les? Es evidente que no. Y es evidente que así grabada en la frente al Liberalismo como estig-
sería si debiesen entenderse tales consejos de ma de eterna execración. ¿Quién, despues de
moderación y templanza en el sentido en que ella, temerá excederse en la dureza de los cali-
(para su conveniencia particular) los interpreta ficativos? , , , - , ' v r<
el criterio liberal. Es, pues, sólo admisible con- Y las mismas palabras de la Encíclica Cum
clusión de que el Papa, al dar tales consejos (que multa, de que tanto ha abusado contra los mas
para .todo buen católico deben ser preceptos) in- firmes católicos la impiedad liberal, aquellas
. tentó referirse, no á las polémicas entre católi- mismas palabras en que nuestro santísimo Pa-
cos y enemigos del Catolicismo, como son los li- dre León XIII encarga á los escritores catolicos
berales, sino á las de los buenos católicos en sus que "las disputas en defensa ele los sagrados de-
disidencias y diferencias entre sí. rechos de la Iglesia no se hagan con altercados,
No, no puede ser de otra manera, y lo dice el sino con moderación y templanza, de suerte que
mismo sentido común. Nunca en batalla alguna dé al escritor la victoria en la contienda, mas
les encargó el capitán á sus soldados que no hi- bien el peso de las razones que la violencia y as-
riesen demasiado al adversario; nunca les reco- pereza del estilo," es evidente que no pueden
mendó blandura con él; nunca halagos y conside- entenderse más que de las polémicas entre ca-
raciones. La guerra es guerra; y nunca se hizo tólicos y católicos sobre el mejor modo de servir
de otra manera que ofendiendo. Sospecha lleva á su causa común, no á las polémicas entre ca-
de ser traidor el que en el fragor del combate tólicos y enemigos declarados del Catolicismo,
anda gritando entre las filas de los leales: "¡Cui- cuales son los sectarios formales y conscientes
dado con que no se disguste el enemigo! no ti- del Liberalismo. .
rarle demasiado al corazón!" Y la prueba está al ojo con solo mirar el con-
Pero ¿qué mas? E l mismo Papa Pió IX nos dió texto de la referida preciosísima Encíclica.
por sí propio la interpretación auténtica de aque- El Papa acaba de exhortar á que se manten-
llas palabras, y mostró de que manera aquellos gan unidas las Asociaciones y los individuos ca-
consejos de templanza y moderación deben apli- tólicos Y después de ponderar las ventajas de
esta unión, señala como medio principalísimo
XXV.
para conservarla, esta moderación y templanza
en el estilo que acabamos de indicar.
Confírmase lo últimamente dicho con un
He aquí deducido de esto un argumento que
no tiene contestación.
muy concienzudo artículo de "La Civiltà cattolica."
El Papa recomienda la suavidad del estilo á
los escritores católicos para que les ayude á con- ¿»••M « ... „
servar la paz y la mutua unión. Es así que esta -SUDAMOS se encuentre salida a este argu-
paz y mutua unión solo debe quererla el Papa mento porque no la tiene. Mas como la
materia es trescendentalísima, y ha si-
entre católicos y católicos, y no entre católicos y
do objeto en estos últimos tiempos de
enemigos del Catolicismo. Luego la suavidad y acalorada controversia; siendo además escasa y
moderación que recomienda el Papa á los escri- de flojo peso nuestra autoridad para fallar sobre
tores sólo se refiere á las polémicas de los cató- ella en definitiva; habrán de permitirnos nues-
licos entre sí, nunca á las que debe haber entre tros lectores aduzcamos aquí en pro de nuestras
católicos y sectarios del error liberal. Más cla- doctrinas voto de más reconocida, por no decir
ro. Esta moderación y templanza la ordena el de incontestable y de incontestada competencia.
Papa como medio para el fin de aquella unión. Es el de La Civiltà cattòlica, periódico reli-
Aquel medio debe, de consiguiente, caracteri- gioso el primero del mundo, no oficial en su re-
zarse por este fin al que se ordena. Es así que dacción, pero sí en su origen, pues fué fundado
este fin es puramente la unión entre católicos, por Breve especiál de Pio IX, y por él confiado
nunca (qúia absurdum) entre católicos y ene- á los padres de la Compañía de Jesús. Este pe-
migos del Catolicismo. Luego tampoco debe en- riódico, pues, que no deja sosegar con sus artí-
tenderse aplicada á otra esfera aquella mode- culos, ya en serio, ya en sátira, á los liberales de
ración. su país, se vio varias veces reprendido de falta
de caridad por esos mismos liberales. Para con-
testar á estas farisáicas homilías sobre la tem-
planza y la caridad, publicó dicha Civiltà un ar-
tículo donosísimo y lleno de chiste, á la par que
de profunda filosofía. Vamos á reproducirlo aquí
para cansuelo de nuestros liberales y desengaño
esta unión, señala como medio principalísimo
XXV.
para conservarla, esta moderación y templanza
en el estilo que acabamos de indicar.
Confírmase lo últimamente dicho con un
He aquí deducido de esto un argumento que
no tiene contestación.
muy concienzudo artículo de "La Civiltà cattolica."
El Papa recomienda la suavidad del estilo á
los escritores católicos para que les ayude á con- ¿»••M « „
servar la paz y la mutua unión. Es así que esta -SUDAMOS se encuentre salida a este argu-
paz y mutua unión solo debe quererla el Papa mento porque no la tiene. Mas como la
materia es trescendentalísima, y ha si-
entre católicos y católicos, y no entre católicos y
do objeto en estos últimos tiempos de
enemigos del Catolicismo. Luego la suavidad y acalorada controversia; siendo además escasa y
moderación que recomienda el Papa á los escri- de flojo peso nuestra autoridad para fallar sobre
tores sólo se refiere á las polémicas de los cató- ella en definitiva; habrán de permitirnos nues-
licos entre sí, nunca á las que debe haber entre tros lectores aduzcamos aquí en pro de nuestras
católicos y sectarios del error liberal. Más cla- doctrinas voto de más reconocida, por no decir
ro. Esta moderación y templanza la ordena el de incontestable y de incontestada competencia.
Papa como medio para el fin de aquella unión. Es el de La Civiltà cattòlica, periódico reli-
Aquel medio debe, de consiguiente, caracteri- gioso el primero del mundo, no oficial en su re-
zarse por este fin al que se ordena. Es así que dacción, pero sí en su origen, pues fué fundado
este fin es puramente la unión entre católicos, por Breve especiál de Pio IX, y por él confiado
nunca (qúia absurdum) entre católicos y ene- á los padres de la Compañía de Jesús. Este pe-
migos del Catolicismo. Luego tampoco debe en- riódico, pues, que no deja sosegar con sus artí-
tenderse aplicada á otra esfera aquella mode- culos, ya en serio, ya en sátira, á los liberales de
ración. su país, se vió varias veces reprendido de falta
de caridad por esos mismos liberales. Para con-
testar á estas farisáicas homilías sobre la tem-
planza y la caridad, publicó dicha Civiltà un ar-
tículo donosísimo y lleno de chiste, á la par que
de profunda filosofía. Vamos á reproducirlo aquí
para cansuelo de nuestros liberales y desengaño
de tantos pobres católicos resabiados que les ha "Pues en definitiva, caridad es caridad; y que
cen coro, escandalizándose á todas horas por no la tengan los liberales, está muy en su lugar
nuestra tan anatematizada falta de moderación. y se comprende perfectamente; pero que no la
Dicho artículo se titula: "¡Un poco de cari- usen escritores como los de La Civiltà cattolica,
dad!" y es como sigue: este sí que es otro cantar.
"Dice De Maistre, que la Iglesia y los Papas "Justo castigo de Dios es que los liberales,
nunca pidieron para su causa más que verdad y que tanto han aborrecido siempre la pública men-
justicia. "Todo al revés de los liberales, quienes, dicidad, hasta el punto de prohibirla en muchos
por cierto saludable horror que deben natural- países bajo pena de cárcel, se vean ahora forza-
mente de tener á la verdad y mucho más á la dos á hacerse públicos pordioseros, pidiendo de
justicia, no hacen más que pedirnos á todas ho- puerta en puerta, como picaros reaccionarios
ras caridad. un poco de caridad.
"Cerca de doce años ha que estamos por nues- "Con cuya edificante conversión al amor de la
tra parte asistiendo á.este curioso espectáculo mendiguez, han imitado los liberales aquella
que nos dan los liberales italianos, los que no otra no menos célebre, y edificante conversión de
cesan un punto de mendigar lacrimosamente, un rico avaro á la virtud de la limosna. El cual,
fastidiosamente, desvergonzadamente nuestra habiendo asistido una vez al sermón y oido una
caridad, suplicándonos, puestos los brazos en exhortación muy fervorosa á la práctica de ella,
cruz, en prosa y en verso, en folletos y en perió- de tal suerte se conmovió, que llegó á tenerse
dicos, en cartas públicas y privadas, anónimos y por verdaderamente convertido. Y á la verdad,
pseudónimos, directa ó indirectamente, que ¡por habíale gustado sobremanera el sermón, tanto
Dios! tengamos con ellos un poco de caridad; que que (decía él al salir del templo) es imposible
no nos permitamos ya más hacer reir al prójimo que esos buenos cristianos que lo han escuchado
á su costa; que no nos entretengamos en exami- no me den de vez en cuando y desde boy en ade-
nar tan al pormenor y con tantos perfiles sus lante alguna cosa por caridad. Así nuestros
elevados escritos; que no seamos tan pertinaces siempre estupendos liberalazos, despues de ha-
en saoar á luz sus gloriosas hazañas; que haga- ber demostrado con hechos y con escritos (cada
mos vista gorda y oidos sordos para con sus des- cual según sus alcances) que le tienen á la cari-
cuidos, solecismos, mentiras, calumnias y misti- dad el mismo amor que el diablo al agua bendi-
ficaciones; que (en una palabra) los dejemos vi- ta; cuando después, oyendo hablar de aquella,
vir en paz vuelven en sí y recuerdan que hay en el mundo
16
misario de policía, cuando á las buenas quería
algo que se llama la virtud de la caridad, y que llevarle á la cárcel, porque presumía que, á las
esa puede en ocasiones serles de algún provecho, malas, el mancebo no se había de dejar condu-
muéstranse de repente furiosamente enamorados cir. "Creedme (le decía á Renzo), creedme á mí,
de ella, y vánla pidiendo á voz en cuello al Pa- que soy práctico en esas cosas. Caminad pasito
pa, á los Obispos, al clero, á los frailes; á los pe- y en derechura, sin ladearos acá ni allá, sin que
riodistas, á todos hasta á los redactores de La os noten; así nadie reparará en nosotros, nadie
Civiltá. advertirá lo que hay, y conserváis así vuestro ho-
"¡Y es preciso oírles cuan bellas razones sa- nor."
ben aducir en su abono! A creerles á ellos, no ha- "Mas aquí observa Mauzoni que/'de tan gala-
blan en eso por interés propio, ¡santo Dios! sino nas razones Renzo 110 creía ni una, ni que el co-
por.el interés de nuestra religión santísima, que misario le quisiese á él, ni que tomase muy á pe-
tienen ellos en las entretelas del corazón, y que cho su honra y reputación, ni que de veras tuviese
no pueden menos que salir muy perjudicada del intención alguna de favorecerle. De suerte que
modo tan poco caritativo con que nosotros la de- tales exhortaciones 110 sirvieron más que de con-
fendernos. Hablan por el interés de los mismos firmarle en el designio ya preconcebido de por-
reaccionarios, y especialmente (¡quién lo creye- tarse enteramente al revés."
ra!) por el de nosotros mismos, los redactores de
"Designio que (hablando en plata) estamos
la Civilta cattolica. "¿Qué necesidad teneis, en
muy tentados de formar también nosotros. Por-
efecto (así dicen en tono cofidenCial) de meter-
que no sabemos, á fe, persuadirnos de que á los
os en esas peleas? ¿No teneis bastantes hostili-
liberales les importa poco ó mucho el daño mu-
dades que arrostrar? Sed tolerantes, y lo serán
cho ó poco que podamos causar á la Religión, ó
Con vosotros vuestros adversarios. ¿Qué os ga-
de que se tomen gran pena por lo que realmente
nais con este ruin oficio de perros aullando siem-
á nosotros pueda convenirnos. Creemos, al con-
pre al ladrón? Y si á la postre salís de eso mo-
trario, que si los liberales juzgasen verdadera-
lidos y apaleados, ¿á quien daréis la culpa sino
mente que nuestro modo de vivir perjudica á la
á vosotros mismos, que os lo andais buscando,
Religión, ó siquiera á nosotros mismos, no sola-
al parecer, con el mayor empeño?"
mente guardaríanse de advertírnoslo, sino que
"Sabia y desinteresada manera de discurrir, antes bien'nos alentarían con aplausos.
que no tiene otro defecto que el de ser muy pa- "Y se nos figura que ese hacerse el celoso y ese
recida á aquella que en la novela I promessi rogarnos que modifiquemos nuestro estilo, son
sposi recomendaba á Renzo Tramaglino el co-
clara señal de que nada pierde en eso por culpa mendigarle y La Civiltá cattolica un poco de ca-
nuestra la Religión, y que nuestros escritos tie- 4 ridad; no será inútil repitamos una vez en el prin-
nen algunos lectores, lo cual para el escritor no cipio de esta quinta serie las mismas antiguas res-
deja de ser siempre algún consuelo. puestas contra las mismas antiguas objeciones.
"Y por lo que toca á.nuestro interés y al prin- Y también será eso gran obra caritativa. No cier-
cipio utilitario, toda vez que los liberales han si- tamente aquella que nos piden los liberales, sino
do con muy justa razón tenidos siempre por gran- otra que tiene también su mérito, cual es la de
des maestros en este particular, y tienen fama de escucharlos con paciencia; no sabemos ya si pol-
haber aplicado siempre este principio más bien la centésima vez.
en provecho propio que en favor nuestro, habrán "No merece menos el tono humilde y quejum-
de permitirnos creer, como hasta hoy liemos creí- broso con que de algún tiempo acá nos andan
do, que en todo este negocio que se ventila sobre pidiendo un poco de caridad."
nuestro modo de escribir contra ellos, no somos XXVI
nosotros los que más perjudicados salimos, ni es '
la Religión.
"Por lo cual habiendo manifestado esta nues-
Continúa la hermosa
tra pobre opinión, y supuesto que las razones que y contundente cita de "La Civiltá cattolica."
podríamos llamar intrínsecas é independientes
del principio utilitario, que alegan los liberales
en favor propio y contra nuestro modo de escri- ^^ÍWSIOÜE así el famoso artículo de La Ci-
bir han sido ya muchas veces refutadas en las viltá cattolica, y proseguimos nosotros
pasadas series de La Civiltá cattolica, no nos res- la oportunísima cita de él.
taría aquí más que despedir con buenos modos á "Si nos piden (dice) los liberales la
esos mendigos de nuevo cuño, advirtiéndoles ha- verdadera caridad, única que les conviene y úni-
gan en adelante su oficio de abogados en causa ca que nosotros como redactores de La Civiltá
propia, mejor de lo que lo hacían con Renzo aque- cattolica les podemos y debemos dar, tan lejos
llos dichos esbirros del siglo XVII. Mas porque andamos de querer negársela, que, al revés, cree-
no dejan aún algunos de ellos de seguir pordio- mos habérsela prodigado muy mucho hasta ahora,
seando, v recientemente han publicado en Peru- si no según todas sus necesidades, al menos se-
sa un opúsculo con el título: "¿Qué es el llama- gún nuestra posibilidad. Es intolerable abuso de
do partido católico?" en que no se hace más que palabras el que cometen por ahí liberales, dicien-
con el manto de la caridad. Nosotros, al contra-
cío que no usamos con ellos de cavidad. La cari rio les apostrofamos de ladrones, embusteros y
dad, una en su principio, es varia y multiforme calumniadores, ejerciendo con ellos la caridad
en sus obras. Tanto usa muchas veces de la ca- más exquisita de todas, la de no adular ni enga-
ridad el padre que reciamente pega á su hijo, ñar á aquellos á quienes queremos bien. Cuando
como el que le cubre de besos. Y muy fácil es se les escapa algún disparate gramatical de or-
que sea muy á menudo menor para con su hijo la tografía, de lenguaje, ó simplemente de lógica,
caridad del padre que le besa, que la del que le quisieran ellos que hiciésemos sobre eso la vista
sacude. Nosotros pegamos á los liberales, no pue- sorda, y lloran y gimotean cuando de eso les ad-
de negarse, y les pegamos muy á menudo, con vertimos en público, quejándose de que faltamos
meras palabras, por supuesto. Pero ¿se podrá de- á la caridad. Nosotros, al revés, hacemos con ellos
cir por esto que no les amamos? ¿que no tenemos la buena obra ele obligarles como a palpar con
para con ellos caridad? Esto podíase decir más sus propias manos una cosa que deben saber; y es
bien de los que contra las prescripciones de la que no son tan grandes maestros como se les íi-
caridad interpretan mal las intenciones del pró- o-ura que no llegan á nada más que á medianejos
jimo. E n cuanto á nosotros, lo más que podrán estudiantes; y así procuramos en lo que podemos
decir los liberales es que la caridad con que les promover en Italia el cultivo ele las bellas artes,
tratamos no es la que ellos desean. Mas no por y en el corazón de esos liberales el ejercicio ele
eso deja de ser caridad, sí, señor, y es mucha ca- la humildad cristiana, ele la cual se sabe tienen
ridad; y pues son ellos quienes piden cavidad y
nosotros quienes se la regalamos de balde, bien harta necesidad.
" Q u i s i e r a n sobre toelo esos señores _ liberales
podrían recordar aquí aquel viejo refrán que di- que se les tomase siempre muy en seno, que se
ce: "A caballo regalado no le mires el pelo." les estimase, reverenciase, y obsequiase y tratase
"Quisieran ellos la caridad de que les alabáse- como personajes de importancia; resignananse
mos, admirásemos, apoyásemos, ó de que por lo á que se les refutase, sí, pero sombrero en mano,
menos les dejásemos obrar á sus anchas. Nosotros, inclinado el cuerpo y baja la cabeza en reveren-
al revés, no queremos hacerles sino la caridad de te y humildosa actitud. ¿De dónde vienen sus
gritarles, reprenderles, excitarles por mil modos quejas cuando alguna vez se les pone en solía,
á salir de su mal camino. Cuando sueltan una como se suele decir; esto es, en caricatura a
mentira, ó plantan una calumnia, ó pillan los bie- ellos, los padres de la patria, los héroes del siglo,
nes ajenos, quisieran esos liberales que nosotros los italianos de verdad, la propia Italia, como
les cubriésemos esos y otros pecádillos veniales
suelen decir de sí mismos en más compendiosa que no hay medio más eficaz para lograr se co-
expresión? ¿Quién tiene, empero, la culpa, si es rrijan de ellas, que esta chacota y risa con que
tan ridicula esa pretensión que al mismo Herá- se mueve á saludarlas todo aquel que las ve por
clito le hicieran soltar la carcajada? nosotros puestas en su debida luz? Y ¿cómo no
"¡Pues qué! ¿Hemos de estar siempre ahogan- ven que no tienen derecho alguno para acusar-
do todo movimiento natural de risa? nos, cuando así lo hacemos, de no obrar con ellos
"Dejarnos reir cuando ciertamente no se pue- como manda la caridad?
de pasar por menos, es también obra de miseri- "Si hubiesen leido la vida de su gran Víctor
cordia, que los liberales podrían otorgarnos con Alfieri, escrita por él mismo, sabrían que, cuan-
toda voluntad, ya que por su parte nada les cues- do chicuelo, su madre, que lo quería muy bien
ta. Cualquiera comprenderá muy bien que así educado, solia, cuando le atrapaba en alguna
como hacer reir honestamente á costa del vicio travesura, mandarle ir á Misa con la gorra de
y de los viciosos es de suyo cosa muy buena, se- dormir. Y cuenta Alfieri que este castigo, que
gún aquello de castigat ridéndo mores, y aque- no hacia sino ponerle algo en ridículo, de tal
llo otro de ridendo dicere verum, quid vetat? suerte le afligió una vez, que por más de tres
así hacer reír alguna que otra vez á nuestros meses se portó del modo más intachable. "Des-
lectores á costa de los liberales, es verdadera pues de lo cual (dice él,) al primer amago de
obra de misericordia y caridad, para los mismos rareza ó travesura, amenazábanme con la abo-
lectores, cpie ciertamente, no han de estar siem- rrecida gorra de dormir, y al punto entraba yo
pre sérios y con la cuerda tirante miéntras leen temblando en la línea de mis deberes. Despues,
el periódico. Y al fin y al cabo los mismos libe- habiendo caido un día en cierta faltilla, para ex-
rales, si bien lo consideran, ganan mucho en que cusar la cual le dije á mi señora madre una so-
se rian los otros á costa de ellos, por cuanto de lemne mentira; fui de. nuevo sentenciado á lle-
esta suerte viene á conocer todo el mundo, que var en público la gorra de dormir. Llegó la hora;
110 son á veces todos sus hechos tan horribles y puesta la tal gorra en la cabeza, llorando yo j
espantables como pudiera parecer, ya que la risa aullando, me tomó de la mano el ayo para salir
no suelen provocarla de ordinario más que las y me empujaba por detrás el criado.'1 Pero por
deformidades inofensivas. más que llorase y aullase y pidiese caridad, la
"¿No nos agradecerán alguna vez el caracter madre, que queria su bien, mantúvose inexora-
de inocentonas con que procuramos presentar ble- y ¿cuál fué el resultado?-"Fué, continúa
algunas de sus picardías? Y ¿cómo no advierten Alfieri, que por mucho tiempo no me atreví á
14
soltar ninguna otra mentira: y ¡quién sabe si ellos derecho alguno á quejarse de nosotros. Sa-
á aquella bendita gorra ele dormir debo yo el bido es que no á todo el mundo se puede hacer
haber salido uno de los hombres más enemigos caridad. Nuestras facultades son muy escasas:
de aquella!" E n cuya última frase despunta de hacemos la caridad según la medida de ellas,
pasada el fariseo que siempre suele tenerse por prefiriendo, como es nuestro deber, á aquellos
mejor que los demás hombres. Pero nosotros, que nos manda preferir la misma ley de la cari-
que hemos de pensar que todos los liberales tie- dad bien ordenada,
nen en mucho los elevados sentimientos de su
"Decimos nosotros (entiéndase bien) que ha-
grande Alfieri, ¿por qué no hemos de esperar
cemos á los liberales toda la caridad que pode-
que los corregiremos del feo vicio, sino de decir
mos y c r e e m o s haberlo demostrado. Mas en Ja
mentiras; por lo menos de estamparlas, envián-
suposición de que no la hagamos, insistimos aun
dolos con la gorra de dormir por más que griten
en que no por eso han de abrumarnos a quejas
y pateen y vociferen caridad, no á la Misa, que
los liberales. Hé aquí un símil que hace muy a
eso es imposible, sino á dar una vuelta por Ita-
nuestro caso. Está un asesino con su puñal,
lia, y eso no siempre que se les escape una men-
abarrado á un pobre inocente para clavárselo al
tira,* que eso seria harto frecuente, sino por lo
garguero. Acierta á pasar de pronto un quídam
menos cuando estampan un millar de ellas de
que lleva en la mano un buen garrote y le arri-
una sola vez?
ma al asesino un firme garrotazo á la cabeza lo
"No insistan, pues, los liberales en quejárse- aturde, lo ata, lo entrega á la justicia y libra
nos de que no les tratamos con caridad. Digan así, por su buena estrella, de la muerte a un
más bien, si quieren; que la caridad que nosotros inocente, y de un malvado á la sociedad.
leseamos,'esa no la reciben depraena gana. Lo "¿Este tercero ha faltado en n a d a a la caridad?
sabíamos ya. Mas eso no prueba sino que por su Si hemos de escuchar al asesino, á quien es re-
estragado" gusto necesitan ser tratados con la o-ular le duela el porrazo, claro que si. Dirá tal
sábia caridad que gastan los cirujanos con sus vez que contra lo que se llama norma incúlpala
enfermos, ó los médicos del manicomio con sus tutela el golpe fué asaz recio, y que con serlo
locos, ó las buenas madres con sus hijos em- menos podía bastar. Pero, á excepción del ase-
busteros. sino alabarán todos al pasajero, y dirán que ve-
"Más aunque fuese verdad que no tratamos rificó un acto; no sólo de valor, si que ele candad,
con caridad á los liberales, y que los tales nada no en favor del asesino ciertamente, sino en ta-
de eso han de agradecernos, 110 por eso tendrían vor de su víctima. Y que si por salvar a este
abrió los cascos á aquel sin tener tiempo de me- sean sobre toelo honrados, como poco há se lo
dir muy escrupulosamente la fuerza del golpe, aconsejó el barón de Ricasoli, con poca esperan-
no fué ciertamente por falta ele caridad, sino
za de buen éxito, á pesar de la autoridad y ejem-
porque la urgencia del lance era tal, que no se
plos de tal consejero, y podrán entonces quere-
podía usar de caridad para con el uno sin sacu-
llarse con razón si no se les trata con el respeto
dirle lindamente al ot.o, y eso sin pararse en
sutilezas sobre el más ó el menos de la inculpa- ele que, como de la libertad, pretenden ser abso-
ta tutela. lutos monopolizadores.
"Mas ya que obran tan mal como escriben; ya
. "Apliquemos la parábola. Se da á luz, por que andan siempre con el puñal en la garganta
ejemplo, un folléto maldiciente, calumnioso y ele la verdad y de la inocencia, asesinos de una
escandaloso contra la Iglesia, contra el Papa, y de otra con sus hechos y con sus libros, lleven
contra el clero, contra cualquier cosa buena en paciencia si no podemos en nuestros periódi-
Orcen muchos que todo lo de aquel folleto es cos prodigarles otra caridad que aquella algo
pura verdad, supuesto que es su autor un céle- dura que, creemos aún contra su parecer, es la
bre, distinguido y honrado escritor, cualquiera más provechesa, así á ellos como á la causa de
que sea! Si sale alguien que para defender á los los hombres de bien."
calumniados y para librar del error á los lecto-
res, le arrime unos cuantos varapalos al desver- XXVII.
gonzado autor, ¿habrá aquel faltado á la caridad?
No podrán ahora negar los liberales que se En que se dafiná la tan oportuna como decisiva
encuentran ellos más á menudo en el caso de cita de "La M i t a católica."
salteadores que en el de víctimas. ¿Qué mara-
villa sera; de consiguiente, que lleven por ello
algun trancazo? ¿Qué tendrá de extraño se que- ^ « E M O S defendido (prosigue) contra los li-
jen de que no se les trata con caridad? Ensayen ^ p l l l l berales nuestra manera especial de es-
empero no ser ellos tan bravucones y buscárm- c S p ^ cribir, demostrando que no puede estar
elos, acostúmbrense á respetar los'bienes y la más conforme á aquella caridad que
honra de los demás, no suelten tanta mentira no tan de continuo nos están recomendando. Y
derramen tanta calumnia, piénsenlo un poco án- porque hablábamos hasta aquí con liberales, á
tes ele dar su fallo sobre cualquier cosa; tengan nadie habrá causaelo maravilla el tono irónico
en mas las leyes de la lógica y de la gramática, que hemos venido empleando con ellos, no pa-
abrió los cascos á aquel sin tener tiempo de me- sean sobre todo honrados, como poco há se lo
dir muy escrupulosamente la fuerza del golpe, aconsejó el barón de Ricasoli, con poca esperan-
no f u é ciertamente por falta de caridad, sino
za de buen éxito, á pesar de la autoridad y ejem-
porque la urgencia del lance era tal, que no se
plos de t a l consejero, y podrán entonces quere-
podía usar de caridad para con el uno sin sacu-
llarse con razón si no se les trata con el respeto
dirle lindamente al ot.o, y eso sin pararse en
sutilezas sobre el más ó el menos de la inculpa- de que, como de la libertad, pretenden ser abso-
ta tutela. lutos monopolizadores.
"Mas ya que obran tan mal como escriben; ya
. "Apliquemos la parábola. Se da á luz, por que andan siempre con el puñal en la garganta
ejemplo, un folleto maldiciente, calumnioso y ele la verdad y de la inocencia, asesinos de una
escandaloso contra la Iglesia, contra el Papa, y de otra con sus hechos y con sus libros, lleven
contra el clero, contra cualquier cosa buena en paciencia si no podemos en nuestros periódi-
Orcen muchos que todo lo de aquel folleto es cos prodigarles otra caridad que aquella algo
pura verdad, supuesto que es su autor un céle- dura que, creemos aún contra su parecer, es la
bre, distinguido y honrado escritor, cualquiera más provechesa, así á ellos como á la causa de
que sea! Si sale alguien que para defender á los los hombres de bien."
calumniados y para librar del error á los lecto-
res, le arrime unos cuantos varapalos al desver- XXVII.
gonzado autor, ¿habrá aquel faltado á la caridad?
P ° d r á n a h ° r a negar los liberales que se En que se dafiná la tan oportuna como decisiva
encuentran ellos más á menudo en el caso de cita de "La Civilitá católica."
salteadores que en el de víctimas. ¿Qué mara-
villa sera; de consiguiente, que lleven por ello
algun trancazo? ¿Qué tendrá de extraño se que- ^ « E M O S defendido (prosigue) contra los li-
jen de que no se les trata con caridad? Ensayen ^ p l l l l berales nuestra manera especial de es-
empero no ser ellos tan bravucones y buscarui- cribir, demostrando que no puede estar
dos, acostúmbrense á respetar los'bienes y la más conforme á aquella caridad que
honra de los demás, no suelten t a n t a mentira no tan de continuo nos están recomendando. Y
derramen t a n t a calumnia, piénsenlo un poco an- porque hablábamos hasta aquí con liberales, á
tes de dar su fallo sobre cualquier cosa; tengan nadie habrá causado maravilla el tono irónico
en mas las leyes de la lógica y de la gramática, que hemos venido empleando con ellos, no pa-
reciénclonos, por cierto, exceso ele crueldad opo- más que se nos haya atacado con manifiestas
ner á los dichos y hechos del Liberalismo ese mentiras y con atroces imposturas, no hemos
poquitillo de figuras retóricas. Mas ya que toca- querido salir jamás en defensa de nuestra per-
mos hoy este asunto, no sera, quizá ocioso que, sona. Si empleamos, pues, alguna expresión que
cambiando por supuesto de estilo, y repitiendo pueda parecer á álguien áspera ó punzante, no
ahora lo que ya en otra ocasión hemos escrito á se nos hará la injusticia de pensar que provenga
igual propósito, demos fin á este artículo con eso de mal corazón nuestro ó de rencor que ten-
algunas palabras dirigidas en serio y con todo gamos contra los escritores que combatimos, su-
respeto á los que, no siendo en modo alguno li- puesto que no hemos recibido de ellos injuria,
berales, antes siendo firmes adversarios de tal ni siquiera les tratamos ó conocemos. E l celo
doctrina, puedan no obstante creer que jamás es que debemos todos tener por la causa de Dios
lícito, escríbase contra quién se quiera, salirse es quién nos ha puesto en el caso de gritar y de
de ciertas formas de respeto y caridad á que tal levantar como voz de trompeta nuestra voz.
vez han juzgado no se conformaban bastante "—Pero ¿y el decoro del hombre honrado? ¿Y
nuestros escritos. las'leyes de la caridad? ¿Y las máximas y ejem-
"A cual censura queriendo contestar nosotros, plos de los Santos? ¿Y los preceptos de los Após-
ya por el respeto que á esos tales debemos, ya toles? ¿Y el espíritu de Jesucristo?^—
por el interés que tenemos en nuestra propia de- "Poquito á poco. E s verdad que los hombres
fensa, no creemos poder hacerlo más cumplida- extraviados y errados han de ser tratados con ca-
mente que resumiendo aquí, con brevedad, la ridad, mas eso ha de ser cuando hay fundada es-
apología que de sí mismo hace muy extensamen- peranza de llevarlos con tal procedimiento á la
te el P. Mamachi, de la S. O. de Predicadores, verdad; si no hay tal esperanza, y sobre todo si
en la Introducción al libro III de su doctísima está probado por la experiencia que callando no-
obra: Del libre derecho de la Iglesia d adquirir sotros y no descubriendo al público el temple y
y poseer bienes temporales. "Algunos, dice, si humor del que esparce errores, redunda eso en
bien confiesan quedar convencidos de nuestras gravísimo daño de los pueblos, es crueldad no le-
razones, declárannos, sin embargo amigablemen- vantar muy libremente el grito contra tal propa-
te que hubieran deseado en las respuestas que gandista, y dejar de echarle en rostro las invec-
damos á nuestros adversarios, mayor moderación. tivas que tiene muy merecidas.
No hemos combatido por nosotros, sino por la "De las leyes de la caridad cristiana tenían, á
causa de Nuestro Señor y de su Iglesia, y por fe, muy claro conocimiento los santos Padres. Por
esto el angélico doctor santo Tomás de A quino, desdeñado del Sumo Pontífice, afamado por el
al principio de su célebre opúsculo contra los im- diablo, obrador de iniquidad, devorador del pue-
pugnadores de la Religión, presenta á Guiller- blo, boca llena de maldición, sembrador de dis-
mo y á sus secuaces (que por cierto no estaban cordias, fabricador de cismas, fiero lobo."
aún condenados por la Iglesia) como "enemigos "San Gregorio Magno, reprendiendo á Juan,
de Dios, ministros del diablo, miembros del Anti- obispo de Constantinopla, le echa en cara su
cristo, enemigos de la salud del género humano, profano y nefando orgullo, su soberbia de Luci-
difamadores, sembradores de blasfemias, repro- fer, sus necias palabras, su vanidad, su corto ta-
bos, perversos, ignorantes, iguales á Faraón, peo- lento."
res que Joviniano y Vigilando." ¿Hemos acaso . ".No de otro modo hablaron los santos Ful-
nosotros llegado á tanto? géncio, Próspero, Jerónimo, Silicio Papa, J u a n
"Contemporáneo de santo Tomás íué san Bue- Crisóstomo, Ambrosio, Gregorio Nacianceno, Ba-
naventura, el cual juzgó deber increpar con la silio, Hilario, Atanasio, Alejandro obispo de Ale-
mayor dureza á Geraldo, llamándole "protervo, jandría, los santos mártires Cornelio y Cipriano,
calumniador, loco, impío, que añadía necedad á Justino Atenágoras, Ireneo, Policarpo, Ignacio
necedad, estafador, envenenador, ignorante, em- mártir, Clemente, todos los Padres, en fin, que
bustero, malvado, insensato, pérfido." ¿Alguna en los mejores tiempos de la Iglesia se distin-
vez hemos llamado nosotros así á nuestros adver- guieron por su heroica caridad.
sarios? "Omitiré describir los cáusticos aplicados por
"Muy justamente (prosigue el P. Mamochi) es algunos de éstos á los sofistas de su tiempo, aun-
llamado melifluo san Bernardo. No nos detendre- que menos delirantes que los de los nuestros, y
mos á copiar aquí cuanto escribió durísimamente agitados de menos ardientes pasiones políticas.
contra Abelardo. Nos contentaremos con citar lo "Citaré sólo algunos pasajes de san Agustín,
que escribe contra Arnaldo de Brescia, pues ha- quien observó "que los herejes son tan insolen-
biendo éste alzado bandera contra el clero y ha- tes como poco sufridos en la reprensión; que mu-
biéndole querido privar de sus bienes, f u é uno chos, por no sufrir la corrección, apostrofan de
de los precursores de los políticos de nuestros buscarruidos y de disputadores á aquellos que
tiempos. Trátale, pues, el santo Doctor de "des- les reprenden;" añadiendo "que algunos extra-
ordenado, vagabundo, impostor, vaso de ignomi- viados han de ser tratados con cierta caritativa
nia, escorpión vomitado de Brescia, visto con ho- aspereza." Veamos ahora cómo seguía él estos
rror en Roma y con abominación en Alemania, sus propios documentos. A varios llama "seduc-
teres, malvados, ciegos tontos, hinchados de so- " Y si á la autoridad de los ejemplos quiere ver-
berbia ,calumniadores;' 1 á otros, "embusteros, de se reunida la de las razones, muy breve y clara-
cuyas bocas no salen más que monstruosas men- mente las expuso el Cardenal Pallavicini, en el
tiras, perversos, maldicientes, delirantes;'' á otros capítulo 11 del libro I de su Historia del Concilio
"neciamente locuaces, furiosos, frenéticos, en- de Trento. En la cual dicho autor, antes de em-
tendimientos de tinieblas, rostros desvergonza- pezar á probar como fué Sarpi "malvado, de mal-
dos, lenguas procaces." Y á Juliano le decía: "O dad notoria, falsificador, reo de enormes felonías,
á sabiendas • calumnias, fingiendo tales cosas, ó despreciador de toda religión, impío y apóstata,"
no sabes lo que dices, por creer á embusteros;" dice, entre otras cosas, que "así como es caridad
y en otro lugar le llama "tramposo, mentiroso, 110 perdonar la vida á un malhechor, para salvar
de no sano juicio, calumniador, necio." á muchos inocentes, así es caridad no perdonar
"Digan ahora nuestros acusadores, ¿hemos di- la fama de u n impío, para salvar la honra de mu-
cho nosotros algo de eso, ó siquiera mucho me- chos buenos." Permite toda ley que, para defen-
der á un cliente de un falso testigo, se aduzca
nos?"
en juicio y se pruebe lo que á éste puede infa-
"Mas basta ya de ese extracto, en el cual 110
marle, y que en otra ocasión el decirlo sería cas-
hemos puesto palabra nuestra, aunque algunas
tigado con gravísima pena. Por esto yo, defen-
hemos omitido de dicho P. Mamachi, entre otras diendo en este tribunal del mundo, no á un par-
las citas de los lugares de los Santos Padres, por ticular cliente, sino á toda la Iglesia católica,
deseo de abreviar. Por igual razón no hemos ex- sería vil prevaricador si no opusiese al testigo
tractado la parte de la defensa en que dicho Pa- falso aquellas notas y taclias que desvirtúan y
dre saca del Evangelio iguales ejemplos de cari- anulan su testimonio.
tativa aspereza.
"De tales ejemplos, pues, bien pueden dedu- "Si, pues, todos creerían prevaricador al aboga-
cir nuestros amables censores, que en cualquier do que, pudiendo demostrar que su acusador es
motivo en que afiancen su crítica, sea en un un calumniador, no lo hiciese por razones de ca-
principio moral, sea en reglas de conveniencia- ridad, ¿por qué no se ha de comprender de igual
social y literaria, si 110 queremos decir que su manera que, por lo menos, 110 puede acusarse de
opinión resulta plenamente refutada por el ejem- haber violado la caridad al que hace lo mismo
plo de tantos Santos, que fueron á la vez exce- con los perseguidores de toda clase de inocen-
lentes literatos,-queda por lo menos muy desau- cias? Sería esto desconocer la instrucción que da
torizada y muy de incierto valor. san Francisco de Sales en su Filotea, al final del
capítulo xx de la parte II. '"De eso, clice, excep- españoles. Conviene, pues, salvando todos los
respetos, tocar también este punto y preguntar
túo á los enemigos declarados de Dios y de su
con sinceridad y buena fe: ¿Puede haber también
Iglesia, los cuales deben ser difamados tanto co-
ministros de la Iglesia manchados de Libera-
mo se pueda (por supuesto, sin faltar á la ver
lismo?
dad), siendo gran obra de caridad gritar "¡al lo-
bo!" cuando está entre el rebaño ó en cualquiera Sí, amigo lector, sí puede haber también por
desdicha ministros de la Iglesia liberales, y los
lugar en que se le divise."
hay de esta secta fieros, y los hay mansos, y los
Hasta aquí La Civiltá cattolica (vol. I. ser. v,
hay únicamente resabiados. Exactamente como
pág. 27), cuyo artículo tiene la fuerza de su ele-
sucede entre los seglares.
vado y respetabilísimo origen; la fuerza de las
No está exento el ministro de Dios de pagar
razones incontrovertibles que aduce; la fuerza,
miserable tributo á las humanas flaquezas, y de
por fin de los gloriosos testimonios que emplaza.
consiguiente lo ha pagado también repetidas ve-
Nos parece que con mucho menos basta para con- ces al error contra la fe.
vencer á quien sea liberal ó miserablemente resa-
¿Y qué tiene esto de particular, cuando no ha
biado de Liberalismo.
habido apenas herejía alguna en la Iglesia de
XXVIII Dios que no haya sido elevada ó propagada por
algún clérigo? Más aún; es históricamente cierto,
que no han dado qué hacer ni han medrado en
Si hay ó puede haber en la Iglesia ministros de'Dios siglo alguno las herejías, que no han empezado
atacados del horrible contagio del Liberalismo. por tener clérigos á su devoción.
E l clérigo apóstata es el primer factor que bus-
M g r a n manera favorece el Liberalismo ca el diablo para esta su obra de rebelión. Nece-
sita presentarla en algún modo autorizada á los
jfcSjfc el hecho, por desgracia harto común y
ojos de los incautos, y para eso nada le sirve tan-
frecuente, de que se encuentren algunos
to como el refrendo de algún ministro de la Igle-
eclesiásticos contagiados de este error.
sia. Y como, por desgracia, nunca faltan en ella
E n estos casos la singular teología de ciertas gen- clérigos corrompidos en sus costumbres, camino
tes convierte desde luego en argumento de gran el más común de la herejía; ó ciegos de soberbia^,
peso la opinión ó los actos de tal ó cual persona causa también muy usual de todo error; de ahí
eclesiástica, y de eso hemos tenido deplorabilí- que nunca le han faltado á éste apóstoles y fau-
simas experiencias en todos tiempos los católicos
tores eclesiásticos, cualquiera que haya sido k E l principal heresiarca que ha tenido tal vez
forma con que se ha presentado en la sociedad la Iglesia iué Arrio, autor del Arrianismo, que
cristiana. llegó á arrastrar en pos de sí tantos reinos, como
Judas, que empezó en el propio apostolado á el Luteranismo de hoy. Arrío f u é un sacerdote
m u r m u r a r y á sembrar recelos contra el Salva- de Alejandría, despechado por no haber alcanza-
dor, y acabó por venderle á sus enemigos, es el do la dignidad episcopal. Y clero arriano lo hu-
primer tipo del sacerdote apóstata y sembrador bo en esta secta, hasta el punto de que gran
de cizaña entre sus hermanos; y Judas, adviér- parte del mundo no tuvo otros obispos ni sacer-
tase, f u é uno de los doce primeros sacerdotes dotes durante mucho tiempo.
ordenados por el mismo Redentor. Nestorio, otro de los famosísimos herejes de
_ L a secta de los Nicolaitas tomó origen del los primeros siglos, f u é monje, sacerdote, obispo
diácono Nicolao, uno de los siete primeros diá- d e C o n s t a n t i n o p l a y g . a u predicador. De él pro-
conos ordenados jior los Apóstoles para el servi- cedió el Nestorianismo.
cio ele la Iglesia, y compañero de san Esteban, Eutiques, autor del Eutiquianismo, era pres-
proto-mártir. bítero y abad de un monasterio de Constanti-
Paulo de Samosata, gran heresiarca del siglo nopla.
I I I , era obispo de Antioquía. Vigilando, el hereje tabernero tan donosa-
De los novacianos, que tanto perturbaron con m e n t e satirizado por san Jerónimo, había sido
su cisma á la Iglesia universal, f u é padre y au- ordenado sácerdote en Barcelona.
tor el presbítero de Roma Novaciano. Pelagio, autor del Pelagianismo, que f u é ob-
Melecio, obispo de la Tebaida, f u é autor y j e f e j e t o de casi todas las polémicas de san Agustín,
del cisma de los Melecianos. era monje, adoctrinado en sus errores sobre la
Tertuliano, asimismo sacerdote y elocuente gracia por Teodoro, obispo de Mopsuesta.
apologista, cae y muere en la h e r e j í a de los Mon- " E l gran cisma de los Donatistas llegó á contar
tañistas. gran número de clérigos y obispos.
E n t r e los Priscilianistas españoles, que tanto ° De éstos dice u n moderno historiador (Amat.
escándalo causaron en nuestra patria en el sigla Hist. de la Igles. deJ. C.): "Todos imitaron lue-
IV, figuran los nombres de Itacio y Salviano, dos go la altivez de su jefe Donato, y poseídos de una
obispos, á quienes desenmascaró y combatió Hi- especie de fanatismo de amor propio, no hubo
ginio, fueron condenados en un concilio reunido evidencia, ni obsequio, ni amenaza que pudiese
en Zaragoza. apartarlos de su dictamen. Los obispos se creían
infalibles é impecables; los particulares con es- En la Revolución francesa, los más graves es-
tas ideas se imaginaban seguros siguiendo á sus cándalos en la Iglesia de Dios los dieron los cu-
obispos, aun contra la evidencia." ras y obispos revolucionarios. Horror y espanto
De los herejes Monotelitas fué padre y doctor causan las apostasías que afligieron á los buenos
Sergio, patriarca de Constantinopla. en aquellos tristísimos tiempos. L a Asamblea
De los herejes Adopéianos, Félix, obispo de francesa presenció con este motivo escenas que
Urgel. puede leer el curioso en Henrion ó en cualquier
E n la secta Iconoclasta cayeron Constantino, otro historiador.
obispo de Natolia; Tomás, obispo de Claudiópo- Lo mismo sucedió después en Italia. Conoci-
lis, y otros prelados, á los cuales combatió san das son las apostasías públicas de Giobert y Fr.
Germán, patriarca de Constantinopla. Pantaleone, de Passaglia, del cardenal Andrea.
Del gran cisma de Oriente no hay que decir E n España hubo clérigos en los clubs ele la
quiénes fueron los autores, pues sabido es lo fue- primera época constitucional, clérigos en los in-
ron Focio, patriarca de Constantinopla, y sus cendios de los conventos, clérigos impíos en las
obispos sufragáneos Cortes, clérigos en las barricadas, clérigos entre
Berengario, el perverso impugnador de la sa- los primeros introductores del protestantismo,
grada Eucaristía, fué arcediano de la catedral después de 1869. Obispos jansenistas los hubo
de Angers. en abundancia en el reinado de Carlos III. (Véa-
Vicleff, uno de los precursores de Lutero era se sobre esto el tomo III de los Heterodoxos, por
párroco de Inglaterra; Juan Huss, su compañero Menendez Pelavo.)
de herejía era también párroco de Bohemia. Fue- Varios de éstos pidieron y muchos aplaudieron
ron ambos ajusticiados como jefes de los Viclefi- en sendas pastorales la inicua expulsión de la
tas y Husitas. Compañía de Jesús. Hoy mismo en varias dióce-
De Lutero sólo necesitamos recordar que f u é sis españolas son conocidos públicamente algu-
monje agustino de Witemberg. nos clérigos apóstatas, y casados inmediatamen-
Zuinglio era párroco de Zurich. te, como es lógico y natural.
De Jansenio, autor del maldito Jansenismo, Conste, pues, que desde Judas hasta el ex-Pa-
¿quién no sabe que era obispo de Iprés? dre Jacinto, la raza de los ministros de la Iglesia
E l cisma angHcano, promovido por la lujuria traidores á su Jefe y vendidos á l a herejía, se su-
de Enrique VIII, fué principalmente apoyado cede sin interrupción. Q.ue al lado y enfrente de
por su favorito el arzobispo Crammer. la tradición de la verdad, hay también en la so-
18
ciedacl cristiana la tradición del error; en con- de ser católico (en t-uanto á merecer la conside-
traste con la sucesión apostólica de los ministros ración de tal) todo fiel, eclesiástico ó seglar, á
buenos, tiene el infierno la sucesión diabólica de quién la Iglesia separa de su seno, mientras por
los ministros pervertidos. Lo cual no debe es- una verdadera retractación y formal arrepenti-
candalizar á nadie. Recuérdese á propósito de miento no sea otra vez admitido á la comunión
esto la sentencia del Apóstol, que no se olvidó de los fieles. Cuando así suceda con un minis
de prevenirnos: Es preciso que haya herejías, tro de la Iglesia, es lobo el tal; no es pastor, ni
para que se. manifieste quiénes son entre voso- siquiera oveja. Evitarle conviene, y sobre todo
tros los verdaderamente probados. rogar por él.
2" Puede darse el caso de un ministro ele la
XXIX. Iglesia caído en la herejía, pero sin haber sido
aún oficialmente eleclarado culpable por la refe-
¿Qué conducta debe observar el buen católico con tales rida Iglesia E n este caso es preciso obrar con
ministros de Dios contagiados de Liberalismo? mayor circunspección. Un ministro de la Iglesia
caído en error contra la fe, no puede ser oficial-
mente desautorizado más que por quién tenga
J g i p s T Á bien, dirá alguno al llegar aquí. To- sobre él jerárquica jurisdicción. Puede, sin em-
esto es
¿£§§11 facilísimo de comprender, y bargo, en el terreno de la polémica meramente
^—•» basta haber medianamente hojeado la científica, ser combatido por sus errores y con-
historia para tenerlo por averiguado. victo de ellos, dejando siempre la última pala-
Más lo delicado y espinoso es exponer cuál deba bra, ó sea el fallo de la polémica á la autoridad,
ser la conducta que con tales ministros de la única infalible, del Maestro universal. Gran re-
Iglesia extraviados debe observar el fiel seglar, gla, estamos por decir única regla en todo, es
santamente celoso de la pureza de su fe así co- la práctica constante de la Iglesia de Dios, se-
mo de los legítimos fueros de la Autoridad. gún aquello de un santo Padre: Quod semper,
_ E s indispensable establecer aquí varias dis- quod ubique, qnod ab ómnibus. Pues bien. Así
tinciones y clasificaciones, y responder diferen- se ha procedido siempre en la Iglesia de Dios.
temente á cada una de ellas. Los particulares han visto en un eclesiástico
I o Puede darse el caso de un ministro de la doctrinas opuestas á las que se han enseñado
Iglesia públicamente condenado como liberal comunmente como únicas sanas. H a n dado el
por ella. E n este caso bastará recordar que deja grito sobre ellas, se han lanzado á combatirlas
131
en el libro, en el folleto, de viva voz, y han pe- En este caso aconseja la prudencia cristiana mi-
dido de esta suerte al magisterio infalible de rar con prevención al tal sacerdote resabiado,
Roma el fallo decisivo. Son los ladridos del pe- preferir á los suyos los consejos de quién no ten-
rro que advierten al pastor. Apenas hubo here- ga tales resabios, recordar á propósito de esto
jía alguna en el Catolicismo que no se empezase la máxima del Salvador: "Un poco de levadura
á confundir y á desenmascarar de esta manera. hace fermentar toda la masa." De consiguiente,
3" Puede darse el caso de que el infeliz ex- una prudente desconfianza es aquí la regla de
traviado sea un ministro de la Iglesia, al cuál mayor seguridad. Y en esto, como en todo, pe-
debamos estar particularmente subordinados. dir luz á Dios, consejo á personas dignas é ín-
EB preciso entonces proceder todavía con más tegras, procediendo siempre con gran recelo to-
mesura y mayor discreción. Hay que respetar cante á quién no juegue muy limpio ó no hable
siempre en él la autoridad de Dios, hasta que muy claro sobre los errores de actualidad.
la Iglesia lo declare desposeído de ella. Si el
Y hé aquí lo único que podemos decir sobre
error es dudoso, hay que llamar sobre él la aten-
este punto, erizado de infinitas dificultades, y
ción de sus superiores inmediatos, para que le
que es imposible resolver en tésis general. No
pidan sobre ello clara explicación. Si el error
olvidemos una observación que arroja torrentes
es evidente, 110 por esto es lícito constituirse
de luz. Más se conoce al hombre por sus aficio-
en inmediata rebeldía, sino que es preciso con-
nes personales que por sus palabras y por sus
tentarse con la resistencia pasiva á aquella au-
libros. Sacerdote amigo de liberales; mendigo
toridad. en lo que aparezca evidentemente en
de sus favores y alabanzas, V ordinariamente
contradicción con las doctrinas reconocidas por
favorecido con ellas, trae consigo, por lo regu-
.sanas en la Iglesia. Guardarle se debe empero
lar, muy sospechosa recomendación de ortodoxia
todo respeto exterior, obedecerle en lo que no
doctrinal.
aparezca (lañada ni (lañosa su enseñanza, resis-
tirle pacífica y respetuosamente en lo que se • Párense nuestros amigos en este fenómeno, y
aparte de la común sentencia católica. verán cuan segura norma y cuán atinado crite-
rio les da.
4° Puede darse el caso (y es el más general)
de que el extravío de un ministro de la Iglesia
no verse sobre puntos concretos de doctrina ca-
tólica, sino sobre ciertas apreciaciones de he-
chos ó personas, ligadas más ó menos con ella.
ES PECADO 1 3 3
i
ñor y subordinado al primero, á cuyo auxilio
XXX. únicamente se endereza. En el primero es in-
transigente é intolerante la Iglesia; va recta á
Qué debe pensarse de las relaciones que mantiene el su fin, y prefiere romperse ántes que doblegar-
Papa con los Gobiernos y personajes liberales. se: Frangí, non flecti. Véase sino la historia de-
sús persecuciones. Trátase de derechos divinos
y de deberes divinos, y por tanto en ellos no
" UES entonces (salta uno,) qué concepto cabe atenuación ni transacción. E n el segundo
hemos de formar de las relaciones y es condescendiente y benévola y sufrida. Trata,
amistades que trae la Iglesia con Go- gestiona, negocia, halaga para ablandar; calla
biernos y personas liberales, que es lo tal vez para mejor conseguir; se retira quizá pa-
ra mejor avanzar y para sacar luego mejor par-
mismo que decir con el Liberalismo?
tido. Su divisa podría ser en este orden de re-
Respuesta al canto.
laciones: Flecti. non frangí. Trátase de rela-
Hemos de juzgar que son relaciones y amis-
ciones humanas, y éstas admiten cierta flexibi-
tades oficiales, y nada más. No suponen afecto lidad y uso de especiales resortes.
alguno especial á las personas con quienes se
tienen, y mucho menos aprobación de sus actos, E n este terreno es lícito y santo todo lo que
y muchísimo menos adhesión ó sanción á sus no declara malo y prohibido la ley común en las
doctrinas. Punto es este que conviene explanar relaciones ordinarias entre los hombres. Más
algún tanto, ya que sobi e él arman gran aparato claro: la Iglesia cree en esta esfera poder valer-
de teología liberal los sectarios del Liberalismo se y se vale de todos los recursos que puede
para combatir la sana intransigencia católica. utilizar una diplomacia honrada.
Conviene ante todo observar que hay en la ¿Quién se atreverá á echárselo en rostro? Así
Iglesia de Dios dos ministerios: uno que llama- que envía emb" jadas y las recibe aun de Gobier-
remos apostólico, relativo á la propagación de nos malos, aun de príncipes infieles; d a á los
la fe y á la salvación de las almas; y otro que mismos y de los mismos recibe presentes y ob-
podríamos muy bien llamar diplomático, relativo sequios y honores diplomáticos; ofrece distin-
á sus relaciones humanas con los poderes de la ciones, títulos y condecoraciones á sus persona-
tierra. , jes; honra con frases de cortesanía y galantería
E l primero es el más noble; es, por decirlo á sus familias; concurre á sus fiestas por medio
de sus representantes.
así, el primario y esencial. E l segundo es infe-
Pero salen luego el tonto ó el liberal y dicen los cumplidos y fórmulas de cortesía usuales en
como quien habla sentencias: "Pues ¿por qué sociedad, y procuráis de todos modos entenderos
hemos de aborrecer al Liberalismo y combatir á y llegar á un acuerdo y avenencia sobre el obje-
los Gobiernos liberales, cuando trata con ellos el to en que habéis de convenir.
Papa, y los reconoce y colma de distinciones?" ¿Hablarán bien tus hijos si dicen luego: "Pues
¡Malvado ó majadero! q u e . u u a de estas cosas ó que nuestro padre trata con esas malas vecinas,
todas juntas puedes muy bien ser. Escucha una no deben de ser ellas tan malas como dice él; po-
comparación y falla luego. demos tratar con ellas también nosotras; buenas
Eres padre de familia y tienes cuatro ó seis hemos de reputar sus costumbres, modestos sus
hijas, á quienes educas con todo el rigorismo de trajes, loable y honrado su modo de vivir?" Di-
la honestidad, y viven frente ó pared en medio me, ¿no hablarían como necias tus hijas si habla-
de t u casa unas vecinas infames, y t ú estás di- sen así? Pues apliquemos ahora la parábola ó com-
ciendo continuamente á tus hijas que á aquellas paración.
malas mujeres no las han de tratar, ni siquiera L a Iglesia es la familia de los buenos (ó que
saludar, ni aun mirar; que las han de considerar deben serlo y que desea ella lo sean). Pero vive
como malas y perversas; que han de aborrecer rodeada de Gobiernos del todo perversos ó más ó
su conducta é ideas; que han de procurar dis- menos pervertidos. Y dice á sus hijos: "Aborre-
tinguirse de ellas y en nada asemejarse á ellas, ced las máximas de esos Gobiernos; combatidlos;
ni en sus dichos, ni en sus obras, ni en sus tra- su doctrina es error, sus leyes iniquidad." Pero
jes. Y tus hijas, dóciles y buenas, es claro que al mismo tiempo, por cuestiones de interés pro-
han de observar t u ley y atenerse á tus manda- pio ó de ambos á la vez, se ve ella en el caso de
tos, que no son sino de prudente y de muy avi- tratar con los jefes ó representantes de tales Go-
sado padre de familias. Mas hé aquí que en una biernos malos, y efectivamente trata con ellos,
ocasión se suscitan cuestiones en la vecindad so- recibe sus cumplidos y usa con ellos de las fór-
bre puntos comunes á ella, sobre confrontación mulas de urbanidad diplomática usuales en to-
de límites ó paso de aguas, por ejemplo; y se hace dos los paises; pacta con ellos sobre asuntos de
preciso que tú, honrado padre, sin dejar de ser interés.común, procurando sacar el mejor parti-
tal, trates en j u n t a con una de aquellas infames do posible de su situación entre tales vecinos.
mujeres, sin dejar de ser infames, ó por lo me- ¿Es malo esto? Sin duda que no. Pero ¿no es ri-
nos con quien las represente. Y teneis para eso dículo que salga luego un católico y lo tome por
vuestros tratos y cabildeos, y os ablais y os dais sanción de doctrinas que la Iglesia no cesa de
19
t>

condenar; y por aprobación de actos que la Igle-


sia no cesa de combatir? XXXI
¡Pues qué! ¿Sanciona la Iglesia el Coran tra-
tando de potencia á potencia con los sectarios del Be las pendientes por las que con más frecuencia viene
Coran? ¿Aprueba la poligamia, recibiendo rega- á caer un católico en el Liberalismo.
los y embajadas del gran Turco? Pues del mis-
mo modo no aprueba el Liberalismo cuando con-
decora á sus reyes ó ministros, cuando les envía ION varias las pendientes por las que cae
sus bendiciones, que son simples fórmulas de " frecuentemente el fiel cristiano en el
cortesía ciistiana que el Papa otorga hasta á los error del Liberalismo, é importa sobre-
protestantes. E s sofístico pretender que la Igle- manera señalarlas aquí, así para com-
sia autorice con tales actos lo que por otros actos prender, en vista de ellas, la razón de la univer-
no cesa de condenar. Su ministerio diplomático salidad que ha alcanzado esta secta, como para
no anula su ministerio apostólico; en su ministe- prevenir contra sus lazos y emboscadas á los in-
rio apostólico debe, sí, buscarse la explicación de cautos.
las aparentes contradicciones de su ministerio Muy frecuentemente se cae en la corrupción
diplomático. d e l corazón por extravío de la inteligencia; em-
Y así obra el Papa con los jefos de naciones, pero más frecuente es todavía caer en el error
así el Obispo con los de provincias, así el Párro- de la inteligencia por corrupción del corazón.
co con los de localidad. Y se sabe el alcance y Esto muestra claro la historia de todas las here-
significación que tienen estas relaciones oficiales jías. E n el principio de todas ellas se encuentra
y diplomáticas. Sólo lo ignoran (ó fingen igno- casi siempre lo mismo: ó un pique de amor pro-
rarlo) los malaventurados sectarios ó resabiados pio, ó un agravio que se quiere vengar, ó una
del error liberal. m u j e r tras la cual pierde el heresiarca los sesos
y Vi alma, ó un bolsón de dinero por el que ven-
de la conciencia. Casi siempre- dimana el error,
no de profundos y trabajosos estudios, sino de
aquellas tres cabezas de hidra que apunta san
Juan y que llama: Concupiscentia caruis concu-
piscentia oculorum, superbia vitce. Por ató se va
á todos los errores; por ahí se va al Liberalismo.
Veamos esas pendientes en sus formas más usua- to en el desierto, le dice mostrándole halagüeño
les. porvenir: Hcec omnia tibi dabo si cadens adora-
1" Se hace él hombre liberal por deseo na- veris me: ''Todo te lo daré si me prestas adora-
tural de independencia y ancha vida. ción." Y los héroes son pocos. Es, pues, natural
E l Liberalismo ha de ser por necesidad sim- que la mayor parte de la juventud empiece su
pático á la naturaleza depravada del hombre, carrera afiliándose a l Liberalismo. Eso proporcio-
tanto como el Catolicismo ha de serle por su pro- na bombo en los periódicos, eso recomendación
pia esencia repulsivo. E l Liberalismo es eman- de poderosos patronos, eso fama de ilustrado y
cipación; el Catolicismo es enfrenamiento. E l omnisciente. E l pobre ultramontano necesita mé-
hombre caido ama, pues, por cierta muy natural rito cien veces mayor para darse á conocer y crear-
tendencia suya, un sistema que legitima y cano- se un nombre. Y en la juventud se es poco escru-
niza el orgullo de su razón y el desenfreno de puloso por lo regular. Además, el Liberalismo es
sus apetitos. De donde, así como se ha dicho por esencialmente favorable á la vida pública que
Tertuliano que el alma en sus nobles aspiracio- tanto anhela la juventud. Tiene en perspectiva
nes es naturalmente cristiana, puede igualmente diputaciones, comisiones, redacciones, etc., que
decirse que el hombre, por vicie de su origen, constituyen el organismo de su máquina oficial.
nace naturalmente liberal. Es, pues, lógico que Es, pues, maravilla de Dios y de su gracia el que
se declare tal en toda forma, así que empiece á se encuentre un joven que deteste á tan insidio-
comprender que por ahí le salen garantidos to- so corruptor.
dos sus antojos y desenfrenos. 3" Por la codicia. L a desamortización ha si-
2" Por el anhelo de medrar. E l Liberalismo do y sigue siendo la fuente principal de proséli-
es hoy día la idea dominante. Reina en todas tos"para el Liberalismo. Se decretó este inicuo
partes y singularmente en la esfera oficial. Es, despojo tanto para privar á la Iglesia ele estos
pues, segura recomendación para hacer carrera. recursos de humana influencia, cuanto para ad-
Sale el joven de su doméstico hogar, y al dar quirir con ellos adeptos fervorosos á la causa li-
una ojeada á las distintas sendas por donde se va beral. Así lo han confesado sus mismos corifeos
. á la fortuna, al renombre, á la gloria, ve que en cuando se les ha acusado de haber dado casi de
todas es condición precisa ser de su siglo, ser balde á los amigos las pingües posesiones de la
liberal. No serlo es crearse á sí propio la mayor Iglesia. Y ¡ay del que una vez comió de esta fru-
de todas las dificultades. Heroismo, pues, se ne- t a del cercado ajeno! Un campo, una heredad,
cesita para resistir al tentador, que, como á Cris- unas casas, que fueron del convento ó de la pa-
EL LIBERALISMO

rroquia, y están hoy en poder de la familia tal 6 XXXII.


cual, encadenan para siempre esta familia al ca-
rro del Liberalismo. E n la mayor parte de los
casos no hay probable esperanza ele que dejen de
Causas permanentes del Liberalismo en la
ser liberales ni aun los descendientes de ella. E l sociedad actual.
demonio revolucionario ha sabido poner entre
ellos y la verdad esa infranqueable barrera. He-
mos visto poderosas casas de labradores de la ^i¿AY^además de esas pendientes por don-
montaña, católicos puros y fervorosos hasta el « M de se va al Liberalismo, lo que podría-
35, desde entonces acá liberales decididos y con- ^ s f S f c m 0 8 llamar causas permanentes de él
tumaces. ¿Quereis saber la explicación? Ved en la actual sociedad; y en éstas hemos
aquellos regadíos ó tierras de pan llevar ó bos- de buscar los motivos por qué se hace tan difí-
ques que fueron del monasterio. Con ellos aquel cil .su extirpación.
labrador ha redondeado su finca, con ellos ha Son en primer lugar causas permanentes del
vendido su alma y familia á la Revolución. E s Liberalismo las mismas que hemos ántes seña-
moralmente imposible la conversión de tales lado como pendientes ó resbaladeros que llevan
injustos poseedores. E n la dureza de su alma, á él. Dice la filosofía: Per qum res gignitur,
parapetada tras de sus adquisiciones sacrilegas, per eadem et servatur et augetur: " L a s cosas
se estrellan todos los argumentos de los amigos, comunmente se conservan y aumentan por las
todas las invectivas de los misioneros, todos los mismas causas por las que nacieron.'' Pero ade-
remordimientos de la conciencia. La desamor más de ellas podemos aquí todavía señalar al-
tización ha hecho y está haciendo el Liberalis- guna que ofrece carácter especial.
mo. E s t a es la verdad. l s Por la corrupción de costumbres. L a Ma-
sonería lo ha decretado, y á la letra se cumple
- Tales son las causas ordinarias de perversión
su programa infernal. Espectáculos, libros, cua-
liberal, y á ellas pueden reducirse todas las de-
dros, costumbres públicas y privadas, todo se
más. Quien tenga mediana experiencia del mun-
procura saturar de obscenidad y lascivia; el re-
do y. del corazón humano, apenas podrá señalar
sultado es infalible: de una generación inmunda,
otras.
por necesidad saldrá una generación revolucio-
naria. Así se nota el empeño que tiene el Libe-
ralismo en dar rienda suelta á todo exceso de
inmoralidad. Sabe bien lo que ésta le sirve. Es ca, que no tenga á lo más sino carácter oficial,
su n a t u r a l apóstol y propagandista. que no logre contacto con el pueblo. A eso obe-
2" E l periodismo. E s ÍDcalculable la influen- deció (confesado por los liberales) la destrucción
cia que ejercen sin cesar tantas publicaciones de los conventos y monasterios; á eso las trabas
periódicas como esparce cada día el Liberalismo puestas á la enseñanza católica; á eso el tenaz
por todas partes. Ellas hacen ¡mentira parece! empeño en desprestigiar y ridiculizar al clero.
que (quiera ó nó) haya de vivir el ciudadano de L a Iglesia se ve rodeada de lazos artificiosamen-
hoy dentro de una atmósfera liberal. E l comer- te discurridos para que en nada moleste la mar-
cio, las artes, la literatura, la ciencia, la políti- cha avasalladora del Liberalismo. Los Concor-
ca, las noticias nacionales y extranjeras, todo se datos, tal como se cumplen hoy día en casi to-
da casi por conductos liberales, todo de consi- das las naciones, son otras t a n t a s argollas para
guiente toma, por necesidad, color ó resabio li- apretar su garganta y entorpecer sus movimien-
beral. Y se encuentra uno, sin advertirlo, pen- tos. E n t r e el clero y el pueblo se ha puesto y
sando y hablando y obrando á lo liberal; tal es se procura poner más y más cada día un abismo
la maléfica influencia de este envenenado am- de odios, preocupaciones y calumnias. Así que
biente que se respira. E l pobre pueblo lo traga una parte de nuestro pueblo, cristiano por el
con más facilidad que nadie, por su natural bue- bautismo, sabe t a n poco de su religión como de
na fe. Lo traga en verso, en prosa, en grabado, la de Malioma ó de Confucio. Se procura ade-
en sério, en broma, en la plaza, en el taller, en m á s evitarle todo roce necesario con la parro-
el campo, en todas partes. E s t e magisterio li- quia, dándole registro civil, matrimonio civil,
beral se ha apoderado de él y no le deja ni un sepultura civil, etc., á fin de que acabe de rom-
instante. Y se hace más funesta su acción por per todo lazo con la Iglesia. E s un programa
la especial condición del discípulo como diré- separatista completo, en cuya unidad de princi-
mos ahora. pios, medios y fines se ve bien clara la mano de
3 a L a ignorancia casi general en materias de Satanás.
Religión. E l Liberalismo, al rodear por todas Cabe aun a p u n t a r otras causas, pero ni la ex-
partes al pueblo de embusteros maestros, ha tensión de este trabajo lo permite, ni todas se
cuidado muy bien de incomunicarle con el único podrían decir aquí.
que le podía hacer notar el embuste. E s t e es la
Iglesia. Todo el empeño del Liberalismo cien
años há, es paralizar á la Iglesia, que enmudez-
noble, simpático y caballeresco. E s grato ver á
XXXIII. u n hombre azotado como un peñasco por todas
las olas v tocios los vientos, y que se está fijo,
Cuáles son los remedios más eficaces y oportunos que inmoble, sin retroceder. Buen ejemplo sobre to-
cabe aplicar á pueblos señoreados por el Libera- do; éste constante. Predicad con toda vuestra
lismo. conducta, y predicad en todas partes con ella.
Y a veréis cómo os será fácil, primero imponer
respeto, luego admiración, después simpatía.
i^NDICARÉMOS algunos. No os f a l t a r á n prosélitos. ¡Oh, si comprendiesen
1" L a organización de todos los bue- todos los católicos sanos el brillante apostolado
nos católicos. Sean pocos, sean muchos seglar que de esta manera pueden ejercer en sus
*" los católicos en una localidad, conózcanse, respectivas poblaciones! Asidos al Párroco, adhe-
trátense, j ú n t e n s e . Hoy no debe haber una ciu- ridos como la hiedra al muro parroquial, firmes
dad ó villa católica sin su núcleo de gente de como su viejo campanario, pueden desafiar toda
acción. E s t o atrae á los indecisos, d a valor á tempestad y hacer rostro á toda borrasca.
los vacilantes, contrapesa la influencia del qué 2 o Los periódicos buenos. Escoged entre los
dirán, hace á cada uno f u e r t e con la fuerza de periódicos buenos el mejor y que más se adapte
todos. Aunque no seáis más que u n a docena á las necesidades é inteligencia de los que os
de corazones firmes, f u n d a d una academia de rodean. Leedlo, pero no os contentéis con eso,
J u v e n t u d católica, una Conferencia, siquiera dadlo á leer, explicadlo y comentadlo, haced de
una Cofradía. Poneos luego en contacto con la él vuestra base de operaciones Haceos corres-
Sociedad análoga del pueblo vecino ó de la ca- ponsal de su Administración, cuidad de hacer
pital; apoyaos de esta suerte en toda la comar- las suscriciones y pedidos, facilitadles á los po-
ca, Asociaciones-con Asociaciones, formando co- bres menestrales y labriegos esta operación, la
mo la famosa testudo que formaban los legiona- más enojosa de todas. Dadlo á los jóvenes que
rios romanos j u n t a n d o sus escudos, y esto os empiezan sus carreras, proponédselo por lo bello
hará invencibles. Así unidos, por pocos que seáis, de sus formas literarias, por su académico esti-
levantad en alto la bandera de u n a doctrina sa- lo, por su gracejo y donaire. E m p e z a r á n por gus-
na, pura, intransigente, sin embozos ni atenua- t a r de la salsa, y acabarán por comer lo que con
ción, sin pacto ni avenencia alguna con los ene- ella viene guisado. Así obra la impiedad, y asi
migos. T i e n e la firme intransigencia su aspecto hemos de obrar nosotros. Un periódico sano es
de necesidad en el presente siglo. Dígase lo que
se quiera de sus defectos, nunca igualarán éstos XXXIV.
á sus ventajas y beneficios. Conviene, además,
favorecer la circulación de todo otro impreso de De una señal clarísima por la que se conocerá fácil-
análogo carácter, el folleto de circunstancias, el mente cuáles cosas proceden de espíritu sanamente
discurso notable, la enérgica Pastoral, etc., etc., católico y cuáles de espíritu resabiado ó radical-
3" La escuela católica. Donde el maestro ofi- mente liberal.
cial sea buen católico y de confianza, apóyesele,
con todas las fuerzas; donde no; procúrese hablar

f
claro para desautorizarle. E s en este caso la peor fwfipAMOS ahora á otra cosa, á propósito de la
plaga de la localidad. Conviene que conozca to- j | | ¡ | | última palabra que acabamos de escri-
do el mundo por diablo al que es diablo, á fin i f ^ kir. La oscuridad es el gran auxiliar de
de que no se le entregue incautamente lo prin- "' la maldad, Qui male agit odit lucem,
cipal, que es la educación. Cuando así sea, bús- ha dicho el Señor. De ahí el empeño constante
quese modo de plantear escuela contra escuela, de la herejía en envolverse entre nebulosidades.
bandera contra bandera; si hay medio, búsquese No hay gran dificultad en descubrir al enemigo
de religiosos; si no le hay, póngase á esta buena que se presenta con la visera levantada, ni la hay
obra cualquier íntegro seglar. Dése gratuita la en reconocer por liberales á los que empiezan de
escuela y á horas convenientes para todos; de buenas á primeras á declara.) que lo son. Mas es-
mañana, de tarde, de noche; los días festivos ta franqueza no conviene ordinariamente á la sec-
atraígase á los niños regalándolos y acaricián- ta. Así, pues, hay que adivinar al enemigo tras
dolos. Y dígaseles francamente que la otra es- el disfraz, y éste es muchas veces hábil y caute-
cuela del maestro malo es la escuela de Satanás. loso en gran manera. Añádase, además, que muy
Un revolucionario célebre, Dantón, gritaba sin á menudo no es lince el ojo que lo ha de recono-
cesar: "¡Audacia! ¡Audacia!" Nuestro grito de cer; se hace preciso, pues, un criterio fácil, llano,
siempre ha de ser: ¡Franqueza! ¡Franqueza! ¡Luz! popular, para distinguir á cada momento lo que
¡Luz! Nada como esto para ahuyentar á los ave- es obra católica de lo que es infernal añagaza del
chuchos del infierno, que sólo pueden seducir á Liberalismo.
favor de la oscuridad. Sucede frecuentemente que se anuncia un pro-
yecto, se da el grito de una empresa, se funda
una institución, y el fiel católico no acierta á dis-
de necesidad en el presente siglo. Dígase lo que
se quiera de sus defectos, nunca igualarán éstos XXXIV.
á sus ventajas y beneficios. Conviene, además,
favorecer la circulación de todo otro impreso de De una señal clarísima por la que se conocerá fácil-
análogo carácter, el folleto de circunstancias, el mente cuáles cosas proceden de espíritu sanamente
discurso notable, la enérgica Pastoral, etc., etc., católico y cuáles de espíritu resabiado ó radical-
3" La escuela católica. Donde el maestro ofi- mente liberal.
cial sea buen católico y de confianza, apóyesele,
con todas las fuerzas; donde no; procúrese hablar

f
claro para desautorizarle. E s en este caso la peor fwfipAMOS ahora á otra cosa, á propósito de la
plaga de la localidad. Conviene que conozca to- jj|¡j||j última palabra que acabamos de escri-
do el mundo por diablo al que es diablo, á fin i f ^ kir. La oscuridad es el gran auxiliar de
de que no se le entregue incautamente lo prin- "' la maldad, Qui mate agit odit lucem,
cipal, que es la educación. Cuando así sea, bús- ha dicho el Señor. De ahí el empeño constante
quese modo de plantear escuela contra escuela, de la herejía en envolverse entre nebulosidades.
bandera contra bandera; si hay medio, búsquese No hay gran dificultad en descubrir al enemigo
de religiosos; si no le hay, póngase á esta buena que se presenta con la visera levantada, ni la hay
obra cualquier íntegro seglar. Dése gratuita la en reconocer por liberales á los que empiezan de
escuela y á horas convenientes para todos; de buenas á primeras á declara.) que lo son. Mas es-
mañana, de tarde, de noche; los días festivos ta franqueza no conviene ordinariamente á la sec-
atraígase á los niños regalándolos y acaricián- ta. Así, pues, hay que adivinar al enemigo tras
dolos. Y dígaseles francamente que la otra es- el disfraz, y éste es muchas veces hábil y caute-
cuela del maestro malo es la escuela de Satanás. loso en gran manera. Añádase, además, que muy
Un revolucionario célebre, Dantón, gritaba sin á menudo no es lince el ojo que lo ha de recono-
cesar: "¡Audacia! ¡Audacia!" Nuestro grito de cer; se hace preciso, pues, un criterio fácil, llano,
siempre ha de ser: ¡Franqueza! ¡Franqueza! ¡Luz! popular, para distinguir á cada momento lo que
¡Luz! Nada como esto para ahuyentar á los ave- es obra católica de lo que es infernal añagaza del
chuchos del infierno, que sólo pueden seducir á Liberalismo.
favor de la oscuridad. Sucede frecuentemente que se anuncia un pro-
yecto, se da el grito de una empresa, se funda
una institución, y el fiel católico no acierta á dis-
tinguir por de pronto á qué tendencia obedece cristiano para que en tan vidriosa materia ponga
aquel movimiento, y si, de consiguiente, convie- bien asentado el pie.
ne asociarse á él ó más bien oponérsele con to- I o Observar cuidadosamente qué clase de
das las fuerzas, máxime cuando el infierno basta personas promueven el asunto. E s la primera re-
maña se da en tomar muchas veces alguno ó al- gla de prudencia y de sentido común. Se funda
gunos de los colores más atractivos de nuestra en aquella máxima del Salvador: No puede un
bandera y en emplear, hasta en ocasiones, nues- mal árbol dar buenos frutos. E s evidente que
tro usual idioma: En tales casos, ¡cuántos hacen personas liberales han de dar de sí por lo común
el juego á Satanás, creyendo emplearse buena- escritos, obras, empresas y trabajos liberales ó
mente en una obra católica! Pero se dirá: "Tie- informados de espíritu liberal, ó por lo menos
ne cada cual la voz de la Iglesia, que le puede lamentablemente resabiados de él. Véase, pues,
cuáles son los antecedentes de aquella ó aquellas
dar en esto perfecta seguridad." Está bien. Mas
personas que organizan ó promueven la obra de
la autoridad de la Iglesia no puede consultarse
que se trata. Si son tales que no os merezcan com-
á cada momento ni para cada caso particular. L a
pleta confianza sus doctrinas, mirad con preven-
Iglesia suele dejar sabiamente establecidos los ción todas sus empresas. No las reprobeis inme-
principios y reglas generales de conducta; la apli- diatamente, pues hay un axioma de teología que
cación á los mil y un casos concretos de cada .día, dice que no todas las obras de los infieles son
la deja e l l a al criterio prudencial de cada fiel. Y pecados, y lo mismo puede decirse de las de los
los casos de esta naturaleza se presentan cada liberales. Pero no las deis inmediatamente por
día, y hay que resolverlos instantáneamente, so- buenas. Recelad de ellas, miradlas con preven-
bre la marcha. E l periódico que sale, la asocia- ción, sujetadlas á más detenido examen, aguar-
ción que se establece, la pública fiesta á que se dad sus resultados.
convida, la suscrición para la que se pide, todo
esto puede ser de Dios y puede ser del diablo, y 2 o Examinar qué clase de personas lo ala-
lo peor es que puede ser del diablo presentándo- ban. E s todavía regla más segura que la ante-
se, como hemos dicho, con toda la mística grave- rior. Hay en el mundo actual dos corrientes, pú-
dad y compostura de las cosas de Dios. ¿Cómo blica y perfectamente deslindadas. L a corriente
guiarse, pues, en tales laberintos? católica y la corriente masónica ó liberal. L a pri-
mera la forman, ó mejor, la reflejan los periódi-
H é aquí un par de reglitas de carácter muy
cos católicos. L a segunda la reflejan y material-
práctico, que uos parece pueden servir á todo
mente la forman cada día los periódicos revolu-
cionarios. L a primera busca su inspiración en tos disparan desde luego bala rasa contra el que
Roma, A la segunda la inspira la Masonería. ¿Se no se aviene con su modo de pensar, y tocan in
anuncia un libro? ¿Se publican las bases de un cansables el bombo de todos los reclamos en fa-
proyecto? Mirad silo aprueba y recomienda y to- vor de lo que por un lado ú otro ayuda á su ma-
ma'por su cuenta la corriente liberal. E n este léfica propaganda. Desconfiad, pues, de cuanto
caso tal obra ó proyecto están juzgados son cosa os alaben por bueno vuestros enemigos.
suya. Porque es evidente que el Liberalismo ó Hemos recogido de un periódico los siguientes
el diablo que le inspira, reconocen inmediata- versitos que, si literariamente podrían ser mejo-
mente cuál cosa les puede dañar y cuál favore- res, no pueden ser, en cambio, más verdaderos.
cer, y no han de ser tan necios que ayuden á lo Dicen así, hablando del Liberalismo:
que "les es contrario ó se opongan á lo que les
¿Dice que sí? Pues mentira.
favorece. Tienen los partidos y sectas un instin-
¿Dice que 110? Pues verdad.
to ó intuición particular (olfactus méntis, que
Lo que él llama iniquidad,
dijo un filósofo), el cual les revela á priori lo
T ú como virtud lo mira:
que han de mirar como suyo y lo que como ene-
Al que persiga con ira,
migo. Desconfiad, pues, de todo lo que alaban y
Tenle t ú por hombre honrado:
ponderan los liberales. E s claro que le han visto
Mas evita con cuidado
á la cosa ó su origen ó sus medios ó su fin favo-
A cualquiera que el alabe.
rables al Liberalismo. No suele equivocarse en
Si esto haces, cuanto cabe,
esto el claro instinto de la secta. Más fácil es que
Y a le tienes estudiado.
se equivoque un periódico católico, alabando y
recomendando por buena una cosa que en sí tal Se nos figura que con estas dos reglas de sen-
vez no lo sea mucho, que no un periódico libe- tido común, que más bien podríamos llamar de
ral alabando por suya una obra de las varias^ so- buen sentido cristiano, hay bastante, si 110 para
bre que se entable discusión. Más fiamos, á la dar fallo decisivo á toda cuestión, al menos pa-
verdad, del olfato de nuestros enemigos que del ra no tropezar fácilmente en las escabrosidades
de nuestros propios hermanos. Al bueno, ciertos de este tan accidentado terreno en que andamos
escrúpulos de caridad y de natural costumbre de y luchamos los católicos de hoy. No se le olvide
pensar bien le ciegan á veces hasta el punto de sobre todo al católico de nuestro siglo, que la
que vea por lo menos sanas intenciones donde, tierra que pisa está minada por todas partes por
por desgracia no las hay. No así los malos. ES- las sectas secretas, que son las que dan voz y to-
21
110 á la polémica anticatólica? y á las que incons- católico de hoy los periódicos que le inspiren
cientemente se sirve muellísimas veces aun por verdadera confianza? O mejor: ¿Cuáles deben
los mismos' que más detestan su trabajo infer- inspirarle poquísima, y cuáles ninguna?
nal. L a lucha de hoy es principalmente subte- Primeramente, es claro (per se putei) que nin-
rránea y contra un enemigo invisible, que rara guna confianza deben inspirarnos tocante á Li-
vez se presenta con su verdadera divisa. Hay, beralismo los periódicos que se honran (ó se des-
pues, que oler le, más que verle; hay que adivi- honran) con llamarse á sí propios y portarse co-
narle con el instinto, más que señalarle con el mo liberales. ¡Cómo hemos de fiarnos de ellos, si
dedo. Buen olfato, pues, y sentido práctico son son precisamente los enemigos contra quienes
necesaiios, más que sutiles cavilaciones y labo- hemos á todas horas de prevenirnos, y á quienes
riosas teorías. E l anteojo-que les recomendamos hemos de andar constantemente hostilizando?
á nuestros amigos no nos lia engañado a nosotros Queda, pues, fuera de toda discusión esta parte
jamás. de la consulta. Lo que se llama liberal hoy día,
ciertamente lo es; y siéndolo, es nuestro formal
XXXV enemigo y de la Iglesia de Dios. No se tenga en
cuenta, pues, su recomendación ó aplauso, más
Cuáles son los periódicos buenos y cuáles los malos, y que para mirar como sospechoso cuanto en Reli-
qué se ha de juzgar de lo bueno que tenga un perió- gión recomiende y aplauda.
dico malo, y, al revés, de lo malo en que puede in- Hay una clase, empero; de periódicos, no tan
currir un periódico bueno. descarada y pronunciada, que gusta de vivir en
la ambigüedad de indefinidos colores y de inde-
cisas tintas. Q u e se llama á todas horas católica,
ADO que la corriente, buena ó mala, que y á ratos abomina y detesta el Liberalismo, cuan-
aplaude ó condena una cosa, ha de ser- to á la palabra por lo menos. E s la comunmente
virle al católico sencillo de común y fa- conocida por católico-liberal. De esa hay que fiar
miliar criterio de verdad, para vivir al menos aún, y no dejarse sorprender por sus moji-
menos receloso y prevenido; y dado que los perió- gaterías y pietismos. E s seguro que en todo caso
dicos suelen ser el medio en que más y mejor se apurado predominará en ella la tendencia libe-
trasparenta esta corriente, y á los que, por tanto, ral sobre la católica, aunque entre ambas se pro-
hay que acudir en más de una ocasión, puede ponga fraternalmente vivir. Así se ha visto'siem-
pre y así debe lógicamente suceder. L a corriente
preguntarse aquí: ¿Cuáles han de ser para un
'Suelen á veces periódicos malos tener algo
liberal es más fácil de seguir, y en prosélitos es bueno. ¿Qué ha de pensarse de esto bueno que
más numerosa, y es al amor propio más simpá- tienen alguna vez los periódicos malos? H a de
tica, La católica es más áspera en apariencia, pensarse que no les hace dejar de ser malos, si
tiene menos-secuaces y amigos, exige navegar es mala su intrínseca naturaleza ó doctrina. An-
siempre contra el natural corrompido impulso.de tes esto bueno puede, y suele ser, añagaza satá-
las ideas y pasiones. En un corazón ambiguo y nica para que se les recomiende, ó por lo menos
vacilante, como son los tales, es, pues, regular se les disimule lo malo esencial que traen en sí.
que ésta sucumba y aquella prevalezca. No hay No le quitan á un ser malo su natural maldad
que fiar, pues, en casos difíciles de la prensa ca- ciertas cualidades accidentalmente buenas. No
tólico-liberal. Más aún. Tiene el inconveniente son buenos un ladrón ó asesino, por más que re-
de que su fallo no nos'sirve tanto como el de la pelí cualquier día un Ave María ó le den á un
otra para formularnos prueba contradictoria, por ppbre una limosna. Malos son á pesar de estas
la sencilla razón de que este su fallo no es abso- obras buenas; porque es malo el conjunto esen-
cial de sus actos, es mala la tendencia ordinaria
luto y radical en nada, y sí por lo regular aco-
de ellos. Y si de lo bueno que hacen se sirven
modaticio.
para más autorizar su maldad, viene á hacerse
La prensa buena es la prensa íntegramente malo por su fin, hasta aquello mismo que en sí
buena, es decir, la que defiende lo bueno en sus sería ordinariamente bueno.
principios buenos y en sus aplicaciones buenas.
L a más opuesta á lo reconocidamente malo, op- Al revés, sucede que periódicos buenos incu-
posita per diametrum, como dice san Ignacio en rren alguna vez en tal ó cual error de doctrina, ó
el libro de oro de sus Ejercicios. La que está al en algún extravío de pasión, y hacen efectiva-
lado opuesto de las fronteras del error, la que mente algo que no se les puede aprobar. ¿Han
mira siempre frente á frente al enemigo; no la de llamarse por esto malos? ¿Han de reprobarse
que á ratos vivaquea con él, ó no se opone más como tales? No, por análoga, aunque inversa ra-
que á determinadas evoluciones suyas. La que zón. Lo malo en ellos es accidental; lo bueno es
es enemiga de lo malo en todo, ya que lo malo es lo sustancial y ordinario. Un pecado ó algunos
malo en todo, aun en aquello bueno que por ca- no hacen malvado á un hombre, sobre todo si pro-
sualidad pueda consigo traer alguna vez. testa no quererlos, con el arrepentimiento ó la
enmienda. No es malo más que el que á sabien-
Y vamos á hacer una observación para expli-
das v habitualmente lo es, y protesta querer ser-
car esta nuestra última frase, que á muchos pa-
recerá atrevida.
lo. Angeles no lo son los periodistas católicos ni
mucho menos, sino hombres frágiles v miserables otros, empero, pérfida acechanza con que sólo
y pecadores. Querer, pues, se les condene por pretendieron (y h a n l o logrado en parte) desunir-
tal o cual error, ó por tal ó cual indiscreción ó nos y paralizarnos. ¿Qué hemos de pensar; pues,
destemplanza, es tener de lo bueno y de lo vir- d e tales conatos unionistas los que deseamos,
tuoso un concepto farisáico y jansenístico, reñido sobre todo otro interés, el de nuestra santa Re-
con todos los principios de sana moral. Si se ha ligión?
de juzgar de esta suerte, ¿qué institución habrá "En tesis general hemos de pensar que no son
buena y digna de estima en la Iglesia de Dios? buenas ni recomendables tales uniones. Dedúce-
Resumen: Hay periódicos buenos y hay perió- se rectamente de los principios hasta aquí sen-
dicos malos. COB éstos deben sumarse los ambi- tados. E l Liberalismo es en su esencia, por mode-
guos o indefinidos. No le hacen bueno al mala rado v mojigato que se presente en la forma,
algunas cosas buenas que tenga, ni le hacen ma- oposición directa y radical al Catolicismo. Los
lo al bueno algunos defectos y aun pecados en liberales son, pues, enemigos natos de los cató-
que incurra. Si sobre estos principios juz^a v licos, y sólo en algún concepto accidental pue
falla lealmente el buen católico, rara vez se equi- den tener intereses verdaderamente comunes.
vocara. Pueden, sin embargo, darse de esto algunos
rarísimos casos. Puede, en efecto, suceder que
XXXVI contra una de las fracciones más avanzadas del
Liberalismo sea útil en un caso dado la unión de
Si es alguna vez recomendable ía unión fuerzas íntegramente católicas con las de otro
entre católicos y liberales para unfincomún, y con grupo más moderado del propio campo liberal.
Cuando realmente así convenga, deben tenerse
qué condiciones, en cuenta las siguientes bases-para la unión.
1" No partir del principio de una neutralidad
ó conciliación entre lo que son principios é inte-
J | Ü T R A cuestión se ha agitado muchísimo en reses esencialmente opuestos, cuáles son los ca-
» nuestros días, y es la relativa á la unión tólicos y los liberales. E s t a neutralidad ó conci-
J T ^ e n t r e católicos y liberales menos avan- liación está condenada por el S#llabus, y es de
zados. para el fin común de contener á consiguiente base falsa; tal unión es traición, es
la revolución más radical y desencadenada. Sue- abandono del campo católico por parte de los
no dorado o candorosa ilusión de algunos; de encargados de defenderlo. No se diga, pues:
"Prescindamos de diferencias de doctrina y de
niones, por más que en algún punto accidental
apreciación." Nunca se haga esta vil abdicación
concuerelen ellas entre sí. Para un acto transito-
de principios. Dígase ante todo: "A pesar de la
rio de defensa común ó de común arremetida,
radical y esencial oposición de principios y apre-
puede muy bien intentarse esta coalición de
ciaciones, etc." Háblese así y óbrese así para evi-
fuerzas, y puede ser laudable y de verdaderos
tar confusión de conceptos, escándalo de incau-
resultados, siempre que no se echen en olvido
tos y alardes del enemigo.
las otras'condiciones ó reglas que hemos puesto
2" Mucho menos se conceda al grupo liberal como de imprescindible necesidael.
la honra de capitanearnos con su bandera. No:
conserve cada cual su propia divisa, ó véngase A no ser con estas condiciones, no sólo no cree-
por aquellos momentos á la nuestra quien °con mos favorable la unión ele católicos y liberales
nosotros quiera luchar contra un común enemi- para empresa alguna, sino que la estimamos al-
go. Más claro; únanse ellos á nosotros; nunca tamente perjudicial. E n vez de multiplicar las
nosotros á ellos. A ellos, abigarrados siempre en fuerzas, como sucede cuando la suma es ele can-
su insignia, no les será tan difícil aceptar nués- tidades homogéneas, paralizará y anulará el vi-
tro color; á nosotros, que lo queremos todo puro gor de aquellas mismas que aisladas hubieran
y sin mezcla, ha de sernos más intolerable tal podido hacer algo en defensa ele la verdad. E s
barajamiento ele divisas. cierto que hay un proverbio que dice: "Ay del
que va solo!" Pero también hay otro enseñado
3* Nunca se crea con esto dejar establecidas por la experiencia y en nada opuesto á éste, que
bases para una acción constante y normal. No dice: "Vale más soleelad que ruin compañía."
pueden serlo más que para una acción fortuita y Creemos que es santo Tomás quien dice en no
pasajera. Una acción constante y normal no pue- recordamos qué punto: fíona est unió, sed po-
de establecerse más que con elementos homogé- tior est unitas: "Excelente cosa es la unión, pe-
neos y que engranen entre sí como ruedas per- ro mejor es la unidad." Si se debe, pues, sacrifi-
fectamente combinadas. Para entenderse duran- car la unidad verdadera en aras de una ficticia y
te mucho tiempo personas radicalmente opuestas forzada unión, nada se gana en el cambio, antes
en su convicción, fueran necesarios continuos ac- se pierde muchísimo á nuestro pobre entender.
tos ele heroica virtud por parte de todos. Y el
heroísmo no es cualidad común ni de todos los Además de estas consideraciones, que podrían
e-.reerse meras elivagaciones teóricas, la experien-
días. E s exponer, pues, una obra á lamentable
cia acreditó ya de sobra lo que sale por lo regu-
fracaso, edificarla sobre base de encontradas opi-
lar ele tales conatos ele unión. E l resultado suele
ser siempre mayor exacerbación de luchas y ren- sidades. Contentarse con el aumento, sin dete-
cores. No hay ejemplo de una coalición de éstas nerse á examinar el valor de lo aumentado, es
que haya servido para edificar ó consolidar. no solamente acumular fuerzas ficticias, sí que
exponerse, como hemos indicado, á que con ellas
XXXVII salgan paralizadas en su acción hasta las verda-
deras, si algunas hubiere. ,
Prosigue la misma materia, E s lo que pasa en nuestro caso, y que nos cos-
tará poquísimo demostrar.
La verdad tiene una fuerza propia suya que
SIN embargo, es este, como hemos dicho comunica á sus amigos y defensores. No son és-
£ ¡ | « | § antes, el sueño dorado, la eterna ilusión tos los que se la dan á ella; es ella quien á ellos
muc os
" ^ nuestros hermanos. Creen se la presta. Mas á condición de que sea ella
éstos que lo que le importa principal- realmente la defendida. Donde el defensor, so
mente á la verdad es que sean muchos sus de- capa de defender mejor la verdad, empieza por
fensores y amigos. Número paréceles sinónimo mutilarla ó encogerla ó atenuarla á su antojo, no
de fuerza: para ellos sumar, aunque sean canti- es ya tal verdad lo que defiende, sino una inven-
dades heterogéneas, es siempre multiplicar la ción suya, criatura humana de más ó menos buen
acción; así como restar, es siempre disminuirla. parecer, pero que nada tiene que ver con aque-
Vamos á esclarecer un poco más este punto, y á lla otra hija del cielo.
emitir algunas últimas observaciones sobre esta Esto sucede hoy día á muchos hermanos nues-
ya agotada materia. tros, víctimas (algunos inconscientes) del maldi-
L a verdadera fuerza y poder de todas las co - to resabio liberal. Creen con cierta buena fe de-
sas, así en lo físico como en lo moral, está más fender y propagar el Catolicismo, pero á fuerza
en la intensidad de ellas que en su extensión. de acomodarlo á su estrechez de miras y á su po-
Mayor volumen-de igual intensa materia es cla- quedad de ánimo, para hacerlo (dicen) más acep-
ro que da mayor fuerza; mas no por el aumento table al enemigo á quien desean convencer, no
de volumen, sino por el aumento ó suma mayor reparan que no defienden ya el Catolicismo, sino
de intensidades. E s regla, pues, de buena mecá- una cierta cosa particular suya, que ellos llaman
nica procurar aumento en la extensión y número buenamente así, como pudieran llamarla con otro
de las fuerzas, más á condición de que con esto nombre. Pobres ilusos que, al empezar el com-
resulten verdaderamente aumentadas las inten- bate, y para mejor ganarse al enemigo, han em-
pezado por mojar la pólvora y por quitarle el lilo
y la punta á la espada, sin advertir que espada corazón fiel, temeroso siempre, y con razón, de
sin punta y sin filo 110 es espada sino hierro vie- tales huéspedes, que son bajo cierto punto de
jo, y que la pólvora con agua no lanzará el pro- vista amigos de sus enemigos. Y , ¿no sera triste
yectil. Sus periódicos, libros y discursos, barni- que en vez de tener tal asociación un solo ene-
zados de catolicismo, pero sin el espíritu y vida migo franco v bien definido á quien combatir,
de él, son en el combate de la propaganda lo que haya de gastar parte de su propio caudal de fuer-
la espada de Bernardo y la carabina de Ambrosio, . zas en combatir, ó por lo menos en tener a raya
que tan f¡uñosas ha hecho por ahí el modismo á enemigos intestinos que destrozan ó perturban
popular para representar toda clase de armas por lo menos su propio seno? B i e n i o ha dicho
que 111 pinchan ni cortan. La Civiltà Cattolica en unos famosos artículos.
¡Ah! 110, no, amigos míos: preferible es á un "Sin esa precaución, dice, correrían peligro
ejército de esos una sola compañía, un solo pe- ciertísimo 110 solamente de convertirse tales aso-
lotón de bien armados soldados que sepan bien ciaciones (las católicas) en campo de escandalo-
lo que defienden y contra quien lo defienden y sas discordias, más también de degenerar en
con qué verdaderas armas lo deben defender. breve de los sanos principios, con grave ruma
Denos Dios de esos, que son los que han hecho propia y gravísimo daño de la Religión.'
siempre y han de hacer en adelante algo por la Por ío cuál concluirémos nosotros este capi-
gloria de su Nombre, y quédese el diablo con los tulo trasladando aquí aquellas otras tan termi-
otros, que como verdadero deshecho se los rega- nantes y decisivas palabras del mismo periodi-
lamos. co, que"para todo espíritu católico deben ser de
Lo cual sube de punto si se considera que no grandísima, por no decir de inapelable, autori-
sólo es inútil para el buen combate cristiano tal dad. Son las siguientes:
hez de falsos auxiliares, sino que es embarazosa "Con sabio acuerdo las asociaciones católicas
y casi siempre favorable al enemigo. Asociación de ninguna cosa anduvieron tan solícitas como
católica que deba andar con esos lastres, lleva en de excluir de su seno, no sólo á todo aquel que
sí lo suficiente para que 110 pueda hacer con li- profesase abiertamente las máximas del Libe-
bertad movimiento alguno. Ellos matarán á la ralismo, sí que aquellos que, forjándose la ilu-
postre con su inercia toda viril energía, ellos sión de poder conciliar el Liberalismo con el
apocarán á los más magnánimos y reblandecerán Catolicismo, son conocidos con el nombre de
á los más vigorosos; ellos tendrán en zozobra al católicos liberales.—
mí ó á mi periódico de liberales? ¿Quién os ha
XXXVIII. hecho maestro en Israel para declarar quién es
buen católico y quién nó? ¿Es á vos á quién se
Si es ó no es indispensable acudir cada vez al fallo ha de pedir patente de catolicismo?'1'' E s t a últi-
concreto de la Iglesia y de sus Pastores para saber ma frase, sobre todo, ha hecho fortuna, como se
dice, y no hay católico resabiado de liberal que
si un escrito ó persona deben repudiarse y comba- no la saque, como último recurso, en los casos
tirse como liberales. graves y apurados. Véanlos, pues, qué hay sobre
eso, y si es sana teología la que exponen los ca-
tólico-liberales sobre el particular. Planteemos
Í « O D O lo que acabais de exponer, dirá ál- ántes limpia y escueta la cuestión. E s la si-
^ § | | É § guien al llegar aquí, topa, en la prácti- guiente:
ji"'^ con una dificultad gravísima. Habéis
Para calificar á una persona ó á un escrito de
hablado de. personas y de escritos libe-
liberales, ¿debe aguardarse siempre el fallo con-
rales, y nos habéis recomendado con gran ahinco creto de la Iglesia docente sobre tal persona ó
huyésemos, como de la peste, de ellos y hasta escrito?
de su más lejano resabio. ¿Quién, empero, se
Respondemos resueltamente que de ninguna
atreverá, por sí sólo, á calificar á tal persona ó manera. De ser cierta esta paradoja liberal, fue-
escrito de liberal, no mediando ántes fallo deci- ra ella indudablemente el medio más eficaz pa-
sivo de la Iglesia docente que así los declare?" ra que en la práctica quedasen sin efecto las
H é aquí un escrúpulo, ó mejor, una tontería, condenaciones todas de la Iglesia, en lo refe-
que han puesto muy en boga, de algunos años rente así á escritos como á personas.
acá, los liberales y los resabiados de Liberalis-
L a Iglesia es la única que posee el supremo
mo. Teoría nueva en la Iglesia de Dios, y que
magisterio doctrinal de derecho y hecho; juris
hemos visto con asombro prohijada por quienes et facti, siendo su suprema autoridad, personi-
nunca hubiéramos imaginado pudiesen caer en ficada en el Papa, la única que definitivamente
tales aben-aciones. Teoría, además, tan cómoda y sin apelación puede calificar doctrinas en abs-
para el diablo y sus secuaces, que en cuanto un tracto, y declarar que tales doctrinas las contie-
buen católico les ataca ó desenmascara, al punto ne ó enseña en concreto el libro de tal ó cuál
se les ve acudir á ella y refugiarse en sus trin- persona. Infalibilidad no por ficción legal, co-
cheras, preguntando con aires de magistral au- mo la que se atribuye á todos los tribunales su-
toridad: "¡Y quién sois vos para calificarme á
premos de la tierra, sirio real y efectiva, como en calidad de tal, discernir los pastos saludables
emanada de la continua asistencia del Espíritu de los venenosos. No es infalible su declaración,
Santo, y garantida por la promesa solemne del pero debe tenerse por digna de respeto, según
Salvador. Infalibilidad que se ejerce sobre el las condiciones dichas en el párrafo anterior.
dogma y sobre el hecho dogmático, y que tiene 3" E l de los directores de conciencias. Apo-
por tanto toda la extensión necesaria para dejar yados en sus luces y conocimientos, pueden y
perfectamente resuelta, en última instancia, deben los confesores decir á sus dirigidos lo que
cualquier cuestión. les parezca, sobre tal doctrina ó libro de que se
Ahora bien. Esto se refiere al fallo último y les pregunta: apreciar según las reglas de moral
decisi vo, al fallo solemne y autorizado, al fallo y filosofía, si tal lectura ó compañía puede ser
irreformable é inapelable,' al fallo que hemos peligrosa ó nociva para su confesado, y hasta
llamado en última instancia. Mas no excluye pueden con verdadera autoridad intimarle se
para luz y guía de los fieles otros fallos menos aparte de ellas. Tiene, pues, también un cierto
autorizados pero sí también muy respetables, fallo sobre doctrinas y personas el confesor.
que no se pueden despreciar y que pueden has- 4 o E l de los simples teólogos consultados por
ta obligar en conciencia al fiel cristiano. Son los el fiel seglar. Peritis in arte credendum, dice
siguientes, y suplicamos al lector se fije bien en la filosofía, "se ba ele creer á cada cuál en lo
su gradación: que pertenece á su profesión ó carrera." No se
1" E l de los Obispos en sus diócesis. Cada entiende que goce en ella el tal de verdadera
Obispo es juez en su diócesis para el exámen infalibilidad, pero sí que tiene una cierta espe-
de las doctrinas y calificación de ellas, y decla- cial competencia para resolver los asuntos con
ración de cuáles libros las contienen y cuáles ella relacionados. Ahora bien. Al teólogo gra-
nó. Su fallo no es infalible, pero es respetabilí- duado le da la Iglesia un cierto derecho oficial
simo y obliga en conciencia, cuando no se halla para explicar á los fieles la ciencia sagrada y
en evidente contradicción con otra doctrina pre- sus aplicaciones. E n uso de este derecho escri-
viamente definida, ó cuando no le desautoriza ben de teología los autores, y califican y fallan
otro fallo superior. según su leal saber y entender. Es, pues, cierto
que gozan de una cierta autoridad científica pa-
2* E l de los Párrocos en sus feligresías. Este
ra fallar en asuntos de doctrina, y para declarar
magisterio está subordinado al anterior, pero
qué libros la contienen ó qué personas la profe-
goza en su más reducida esfera de análogas atri-
san. Así simples teólogos censuran y califican,
buciones. E l Párroco es pastor, y puede y debe,
23
por mandato del Prelado, los libros que se dan á ni siquiera humilde zagal de él: es simplemente
la imprenta, y garantizan con su firma su orto- servirle de perro para avisar con sus ladridos.
doxia, No son infalibles, pero le sirven al fiel de Oportet adla.trare canes, recordó á propósito do
norma primera en lo casero y usual de cada día, esto muy oportunamente un gran obispo español,
y deben estos atenerse á su fallo basta que lo digno de los mejores siglos de nuestra historia.
anule otro superior. ¿Por ventura no lo entienden así los máscelo-
5 o E l de la simple razón humana debidamen- sos Prelados, cuando, en repetidas ocasiones, ex-
te ilustrada. Sí, señor, hasta eso es lugar teoló- hortan á sus fieles á abstenerse de los malos pe-
gico, como se dice en teología; es decir hasta eso riódicos ó de los malos libros sin indicarles cuá-
es criterio científico en materia de religión. L a les sean éstos, persuadidos como están de que
fe domina á la razón; ésta debe estarle en todo les bastará su natural criterio ilustrado por la fe
subordinada. Pero es falso que la razón nada pue- para distinguirlos, aplicando las doctrinas ya
da por sí sola, es falso que la luz inferior encen- •conocidas sobre la materia? Y el mismo Indice
dida por Dios en el entendimiento humano no ¿contiene acaso los títulos de todos los libros
alumbre nada, aunque no alumbre tanto como la prohibidos? ¿No figuran al frente de él, con el
luz superior. Se le permite, pues, y aun se le carácter de Reglas generales del Indice, ciertos
manda al fiel discurrir sobre lo que cree, y sacar principios á los que debe atenerse un buen cató-
de ello consecuencias, y hacer aplicaciones, y de- lico para considerar como malos muchos impre-
ducir paralelismos y analogías. Así puede el sim- sos que el Indice no designa, pero que, sobre las
ple fiel desconfiar ya á primera vista de una doc- reglas dadas, quiere que juzgue y falle por sí
trina nueva que se le presente, según sea mayor propio cada uno de los lectores?
ó menor el desacuerdo en que la vea con otra de-
finida. Y puede, si este desacuerdo es evidente, Pero vengamos á una consideración más gene-
combatirla como mala, y llamar malo al libro que ral. ¿De qué serviría la regla de fe y costumbres,
la sostenga. Lo que no puede es definirla ex ca- si á cada caso particular no pudiese hacer inme-
thedra; pero tenerla para sí como perversa, y diata aplicación de ella el simple fiel, sino que
como tal señalarla á los otros para su gobierno, debiese andar de continuo consultando al Papa
y dar la voz de alarma y disparar los primeros ó al Pastor diocesano? Así como la regla-general
tiros, eso puede hacerlo el fiel seglar, eso lo ha de costumbres es la ley, y sin embargo tiene ca-
hecho siempre y se lo ha aplaudido siempre la da uno dentro de sí una conciencia (dictamen
Iglesia. Lo cual no es hacerse pastor del rebaño, practicum) en virtud de la cual hace las aplica-
ciones concretas de dicha regla general, sin per-
juicio de ser corregido, si eu eso se extravía; así mudeciesen de repente los De Maistre, los Val-
en la regla general de lo que se*ha de creer, que degamas, los Yeuillot, los Villoslada, los Aparisi,
es la autoridad infalible de la Iglesia, consiente los Tejado, los Orti y Lara, los Nocedal, de que
ésta, y ha de consentir, que haga cada cual con siempre, por la divina misericordia, ha habido y
su particular criterio las aplicaciones concretas, habrá gloriosos ejemplares en la sociedad cristia-
sin perjuicio de corregirle, y obligarle á retrac- na. Eso quisiera él, y que fuese la Iglesia misma
tación si en eso yerra. E s frustrar la superior re- quien le hiciese ese servicio de desarmar á sus
gla de fé, es hacerla absurda e imposible exigir más ilustres campeones.
su concreta é inmediata aplicación por la auto-
ridad primera, á cada caso de cada hora y de ca- XXXIX
da minuto.
Hay aquí un cierto jansenismo feroz y satáni- ¿Y qué me decís de la horrible secta del "Laicismo,"
co, como el que había en los discípulos del mal- que desde hace poco, al decir de algunas gentes, cau-
hadado Obispo de Iprés al exigir para la recep- sa tan graves estragos en nuestro país?
ción de los santos Sacramentos disposiciones ta-
les, que los hacían absolutamente imposibles
para los hombres, á cuyo provecho están desti j I j S l es la ocasión de hablar del Laicismo,
nados. E l rigorismo ordenancista que aquí se in- ^ | l ¡ g j de esa espantosa secta, como se la ha 11a-
voca es tan absurdo como el rigorismo ascético mado, que ha tenido el singular privile-
que se predicaba en Port-Royal, y sería aún de " gio de excitar la pública atención en es-
peores y más desastrosos resultados. Y si nó ob- tos últimos tiempos, en que apenas ninguna otra
sérvese un fenómeno. Los más rigoristas en eso cuestión teológica ha merecido este honor. Gran
son los más empedernidos sectarios de la escuela monstruo habrá debido de ser el de que aquí
liberal. ¿Cómo se explica esa aparente contradic- se trata, cuando con tan general rebato se han
ción? Explícase muy claramente, recordando que creído en el caso de embestir contra él hasta los
nada convendría tanto al Liberalismo, como esa menos aficionados á polémica religiosa, hasta los
legal mordaza p u e s t a á la boca y á la pluma de menos inclinados á velar por la honra de la Igle-
sus más resueltos adversarios. Sería á la verdad sia. E l Laicismo ha sido una herejía singular
un gran triunfo para él lograr que, so pretexto de estos últimos tiempos, que ha tenido contra
de que nadie puede hablar con voz autoritativa sí la saña toda de todos los que aborrecen á Je-
en la Iglesia, más que el Papa y los Obispos, en- sucristo. ¡Habrá rareza como ésta! E n cambio,
haberse levantado un hombre, se'a seglar, sea fogosas peroratas el ampuloso fiscal q u e j i a lle-
eclesiástico, contra el Laicismo, ha sido al pun- vado principalmente la voz contra nosotros. Eso
to título ele gloria y motivo de ruidoso aplauso de concretar cargos y precisar conceptos no clebe
y palmoteo en el campo francmasón. H é aquí un de entrar en las leyes de su polémica, por todo
hecho que nadie pueele desmentir, porque ha pa- extremo original. Mucho vociferar á grito herido:
sado á la vista de todos. ¿No podría ser este un "¡Cisma! ¡cisma! ¡secta! ¡secta! ¡rebeldía ¡rebel-
dato suficiente para dejar completamente re- día!" mucho ponderar los fueros v prerogatives
suelto desde el primer momento tan pavoroso de la autoridad episcopal, mucho probar con au-
problema? toridades v cánones verdades que nadie niega
Mas ¿qué es el Laicismo? Sus fieros contra- sobre esta autoridad; pero nada ele acercarse (ni
dictores se han tomado más bien la pena de ana- de lejos) al verdadero punto del debate; nada de
tematizarlo desde sus respectivas cátedras, más probar gravísimas acusaciones, olvidando que,
ó menos autorizadas, que de definirlo. Nosotros, acusación que no se prueba, deja de ser acusa-
que andamos años há en tratos públicos y priva- ción y pasa á ser desvergonzada calumnia. ¡Oh,
dos con él, ensayaremos sacarlos de este apuro qué lujo de erudición, qué profundidad de^teolo-
y darles, para que tengan alguna base en sus in- gía, qué sutileza ele derecho canónico, qué énfa-
vectivas, una definición. sis ele retórica escolar se ha malgastado en pro-
De Laicismo se han calificado tres cosas: bar que eran los peores enemigos de la causa
1" La pretendida exageración de la iniciati- católica sus más firmes defensores; que eran los
va seglar en la calificación de peí semas y de doc- autores y fautores del Laicismo, precisamente
trinas. los ele continuo apostrofados de Clericalismo;
2 a La pretendida exageración de la iniciativa que tendían á emanciparse del santo magisterio
seglar en la dirección y organización de obras episcopal los que han sido en todos tiempos los
católicas. ' más adictos y dóciles al cayado de sús Pastores,
3* L a pretendida falta "de sumisión de cier- en lo que pertenece á su jurisdicción!
tos seglares á la autoridad episcopal. E s t a última frase (en lo que pertenece á su
H é aquí los tres puntos del enconado proceso jurisdicción) la tienen en lamentable y tal vez
que contra los laicistas se ha entablado de dos ó calculado olvido los fieros impugnadores del mal
tres años acá. Excusado es decir que esos tres llamado Laicismo, y con tanto traer y llevar por
puntos que damos aquí claramente deslindados arriba y por abajo la Encíclica Cum multa, diña-
por primera vez. nunca los ha deslindado en sus se no han acertado aún á ver en ella esc paren-
tesis, que da de lo más sustancioso de ella la de- ra combatir á la impiedad; que f u n d a y paga y
bida y natural explicación. E n efecto; todas las sostiene escuelas católicas contra las llamadas
acusaciones de rebeldía dirigidas contra ciertas laicas y protestantes; que forma, en una palabra,
asociaciones y periódicos, estarían muy en su lu- en la academia, en el templo, en la prensa, el gru-
gar siempre que se probase (como efectivamente po más ardientemente batallador en defensa de
nunca se ha probado ni se probará) que tales aso- los desechos de la fe y de la Santa Sede. E s un
ciaciones y periódicos, al resistirse con varonil Laicismo raro y fenomenal éste, del cual son
firmeza á formar parte de la malhadada unión amigos é inspiradores los sacerdotes más ejem-
católico-liberal que se les quiso canónicamente plares, y focos las casas religiosas más observan-
imponer, resistieron á su natural jefe religioso en tes; que ha recibido en pocos años él solo más
algo que era de siljurisdicción. E l colosal talen- bendiciones expresas de Su Santidad que cual-
to de los descubridores é impugnadores del Lai- quier otro grupo en medio siglo de fecha; que
cismo podía bien ocuparse en eso, que sería tarea lleva sobre sí el certificado más auténtico de ser
digna de su laboriosidad, y que por cierto habían cosa de Cristo en la animadversión y rabia con
de tardar en ver concluida. Mas ¿qué hacer? No que le miran y tratan todos los enemigos más de-
les ha dado por ahí á los antilaicktas, ni debe clarados del nombre cristiano. ¿No es verdad
haber p a r a d l o s señalado en su manunlito de Lú que es este un Laicismo que en todo se parece
gica aquel vicio llamado mutatio elencn. que os al más puro Catolicismo?
el que de continuo les hace cantar extra chorum, Resumen: que no hay tal Laicismo ni cosa que
por no emplear otro modismo, si más gráfico, me- lo parezca. Hay, sí, un puñado de católicos se-
nos limpio y oloroso, que tiene entre los .suyos ei glares qun valen por un ejército, y que incomo-
enérgico idioma catalán. dan de veras á la secta católico-liberal, que tiene
E s por de pronto un Laicismo singular este en por eso muy legítima y justificada razón para
que en España y en Cataluña sobre todo, anda odiarlos.
al frente de todas las obras católicas vulgarmen- Y hay además: -
t e llamadas ultramontanas; que á la voz del Pa- 1° Q.ue el católico seglar ha podido siempre,
pa levanta romerías; que para secundar al Papa y puede y debe con más justo motivo hoy día,
cubre adhesiones con millares de firmas; que dadas las presentes circunstancias, tomar parte
para socorrer al Papa manda de continuo á Ro- muy activa en la controversia religiosa, expo-
ma limosnas y más limosnas; que está siempre al niendo doctrinas, calificando libros y personas,
lado de sus Prelados en cuanto éstos ordenen pa- desenmascarando fachas de sospechosa catadura,
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tirando derecho á los blancos que de antemano hay rebeldía ni desobediencia en que quiera re-
le señala la Iglesia. E n t r e los cuales el blanco solverlas cada periódico ó asociación ó individuo
preferente debe ser en nuestros dias el error con- según su criterio particular. Siendo muy de no-
temporáneo del Liberalismo, y su hijuela y cóm- tar, aunque nada extraño, que en eso tengamos
plice y encubridor el catolicismo liberal, contra los católicos que dar lecciones á los liberales de
los cuales cien veces ha dicho el Papa que era cuáles sean los fueros de la verdadera libertad
muy recomendable guerreasen sin cesar todos cristiana, y de cuán distinta es la noble sumisión
los buenos católicos, aun los seglares. de la fe, del bajo y rastrero servilismo. Las opi-
2 o Que el fiel seglar ha podido en todos tiem- niones libres ni el confesor puede imponerlas á
pos, y puede hoy emprender, organizar, dirigir, sil confesado, aunque las crea más provechosas ó
y llevar á cabo toda suerte de obras católicas, seguras, ni el Párroco á su feligrés, ni el Prela-
con sujeción á los trámites que para eso prescri- do á sus diocesanos, y sería muy conveniente que
be el Derecho canónico, y sin otra limitación sobre eso diesen nuestros ilustrados contradicto-
que la que éste señala. De lo cual nos dan ejem- res un repasón al Bouix, ó por lo menos al Padre
plo grandes Santos que, siendo simples seglares, Larraga. Por lo mismo no hay crimen, ni hay pe-
lian creado en la Iglesia de Dios magníficas ins- cado, ni hay siquiera falta venial (y mucho me-
tituciones de todo género, y hasta verdaderas nos herejía, cisma ó cualquier otra majadería) en
Ordenes religiosas, como f u é san Francisco de ciertas resistencias. Son resistencias que la Igle-
ASÍS, que, ¡pásmense los antilaicistas! nunca lle- sia autoriza y que por tanto nadie puede conde-
gó á ser sacerdote, ni era subdiácono, sino un nar. Eso sin prejuzgar si tales resistencias son
pobre seglar, cuando puso los cimientos de la algunas veces 110 sólo lícitas sí que recomenda-
suya. Con mucha mayor razón se puede, pues, bles; y no sólo recomendables, sí que obligatorias
fundar un periódico, una academia, un círculo ó en conciencia. Como sería, si de buena ó mala fe,
un casino propagandista, sin más que atenerse á con rectas ó con no rectas intenciones, se pre-
las reglas generales que para eso establece, no tendiese llevar á un súbdito á que suscribiese
el criterio de un hombre, sea el que fuere, sino fórmulas, ó adoptase actitudes, ó aceptase con-
la sabia legislación canónica, de quien son subdi- nivencias abiertamente favorables al error, y de-
tos todos y á quien deben ser todos obedientes, seadas y urdidas y aplaudidas por los enemigos
desde el Príncipe más alto de la Iglesia hasta el de Jesucristo. En tal caso el deber del buen ca-
más oscuro seglar. tólico es la resistencia á todo trance, y antes mo-
3" Que tratándose de cuestiones libres no rir que condescender.
muchos que son indudablemente verdaderos ca-
H é aquí lo que hay sobre la tau debatida cues-
tólicos, han nacido tantas proyectadas y siempre
tión del Laicismo, que mirada á buena luz y con
7 fracasadas fórmulas de unión, fuera ó con abs-
mediano conocimiento de la materia, ni siquiera
tracción de la cuestión política, fórmulas en al-
llega á ser cuestión. De ser cierta la teología que
gunos, sin duda bien intencionadas, aunque en
sobre eso han sentado los padres graves del ca-
otros hayan sido máscara de astutas y pérfidas
tolicismo-liberal, poco le quedaría que hacer al
maniobras.
diablo para ser dueño del campo, porque en ri-
Volvemos, pues, á preguntar con toda since-
gor todo se lo daríamos ya hecho con nuestras
ridad y llaneza: ¿Conviene más defender las
propias manos. Para hacer imposible en la prác-
ideas antiliberales en abstracto, ó defenderlas
tica todo movimiento católico-seglar, 110 hay me-
en concreto, ó sea personificadas en un partido
jor recurso que exigirle tales condiciones por las
franca y resueltamente antiliberal?
que resulte moralmente impracticable. E n una
Una buena parte de nuestros hermanos, los
palabra: Jansenismo puro es este, al que por for-
% que pretenden (aunque no lo consiguen) apare-
t u n a le ha caido ya el disfraz.
cer neutrales en política, dicen que sí conviene.
XL Nosotros sostenemos decididamente que no. E s
decir, creemos que es mejor, y que es lo único
Si es más conveniente defender en abstracto las doc- práctico y viable y eficaz, atacar al Liberalismo
y defender y oponerle las ideas antiliberales, no
trinas católicas contra el Liberalismo, ó defenderlas en abstracto, sino en concreto, esto es, no sola-
por medio de una agrupación ó partido que las per- mente por medio de la palabra hablada ó escrita,
sonifique. sino por medio de un partido de acción, perfec-
tamente antiliberal.
Vamos á probarlo.
tówjps más conveniente defender en abstracto ¿De qué se trata aquí? Trátase de defender
f i l i l í las doctrinas católicas contra el Libera- ideas prácticas y de práctica aplicación á la vi-
lismo, ó defenderlas formando un parti- da pública y social, y á las relaciones entre los
do que las personifique? moderaos Estados y la iglesia de Dios. Ahora
E s t a cueslión se ha propuesto mil veces, aun- bien, tratándose de buscar, ante todo, resulta-
que nunca seguramente con la franqueza con que dos inmediatamente prácticos, son los más con-
nos atrevemos nosotros á proponerla aquí. De la ducentes á este fin los procedimientos más prác-
confusión de ideas que hay sobre esto, aun entre
ticos. Y lo más práctico aquí es, no la defensa herejías puramente teóricas y doctrinales han
simplemente abstracta y teórica de las doctrinas, dado poco que hacer á la Iglesia de Dios* más le
sino ayudar y favorecer á los que en el terrena ha servido al error el brazo que blande la espa-
práctico procuran plantearlas, y combatir, desau- da q U e la phima que escribe falsos silogismos
torizar y aniquilar, si se pudiese, á los que en el Nada hubiera sido el Arrrianismo sin el apoyo
mismo terreno práctico se oponen á su reali- ele los emperadores arríanos; nada el Protestan-
zación. tismo sin el favor de los príncipes alemanes de-
Cansados estamos de idealismos místicos y seosos de sacudir el yugo ele Cárlos V: nada el
poéticos, (pie á nada conducen más que á una Anglicamsmo sin el de los lores ingleses ceba-
vaga admiración de la verdad, si á tanto llegan. dos por Enrique VIII con los bienes de los Ca-
A la Iglesia como á Dios se la ha de servir ^pi- bildos y monasterios. Urge, pues oponer á la plu-
rita et veritate, "en espíritu y en verdad;" cogi- ma, la pluma; á la lengua, la lengua; pero prin-
tatione, verbo et opere, "con pensamiento, pala- cipalmente al trabajo, el trabajo; á la acción la
bra y obra." El problema actual, en que anda acción; a partido, el partido; á la política, la po-
revuelto el mundo, es brutalmente práctico en pad?' a 68 (6n
° C a s i o n e s d a d a s ) > 'a es-
toda la propiedad del adverbio subrayado. Más
que con razones, pues, se ha de resolver con Así se h a n hecho siempre las cosas en el mun-
obras, que obras son amores y no buenas razones, 4 o , y asi se liarán en la fin de él. Prodigios no
dice el refrán. No es principalmente la chácha- los suele obrar Dios para la defensa de la fe más
ra liberal lo que ha trastornado al mundo, sino el que en los principios ele ella. Arraigada ésta en
trabajo eficaz y práctico de los sectarios del Li- un pueblo, que sea defendida humanamente v
beralismo. Con la mano más que con la lengua al modo humano la que en el mundo y al modo
se ha destronado á Dios y al Evangelio de su so- humano ha descendido á vivir.
cial soberanía, de diez y ocho siglos; con la Lo que se llama, pues, un partido católico
mano más que con la lengua se los h a de vol- sea cualquiera el otro apellido que se le dé es
ver á colocar en su trono. Las ideas hemos di- hoy día una necesidad. Tanto significa como haz
cho ya más arriba, no se sostienen en el aire, de fuerzas católicas, núcleo ele buenos católicos
ni hacen camino por sí solas, ni por sí solas pro- union de trabajos católicos, para obrar en el te-
ducen en el mundo general conflagración. Son rreno humano en favor de la Iglesia, allí donde
pólvora que no se inflama si no hay quien, apli- la Iglesia jerarquice no puede muchas veces des-
cando la mecha, las ponga en combustión. Las cender. Q u e se procure una política católica
184

una legalidad católica un gobierno católico, por


medios dignos y católicos, ¿quién lo puede apro- XLI
bar? ¿No bendijo la Iglesia en la E d a d media la
espada de los cruzados, y en la moderna la ba- Si es exageración no reconocer
yoneta de los zuavos pontificios? ¿No les dio su como partido perfectamente católico más que á un
perdón? ¿No f u é ella la que les prendió al pecho partido que sea radicalmente antiliberal.
la divisa? Si San Bernardo no se contentó con
escribir sobre eso patéticas bomilias, sino que re-
clutó soldados y los lanzó á las costas de Pales- o s conv
ÍS§i e n c e lo que acabais de decir (ex-
tina, ¿qué inconveniente hay en que un partido
T^ÍIÍBI clamará alguno de los nuestros, de los
católico se lance hoy día á ía cruzada que per- ^ ^ nuestros, sí, pero aprensivo y miedoso
mitan las circunstancias, la de los periódicos^ la en demasía por todo lo que suene á po-
de los círculos, la de los votos, la de la pública lítica y á partido); mas ¿cuál ha de ser este par-
manifestación, mientras aguarda la hora históri- tido á que se afilie el buen' católico para defen-
ca en que disponga Dios enviar á favor de su der, como decís, concreta y prácticamente su fe
pueblo cautivo la espada de un pueblo Constan- contra la opresión del Liberalismo? E l espíritu
tino ó de un segundo Carlomagno? de partido puede aquí alucinarnos y hacer que,
Extraño será no le parezcan blasfemias estas aun á pesar vuestro, os inflame más el deseo de
verdades á la secta liberal. Pues, por lo mismo favorecer por medio de la Religión una deter-
nos han de parecer á nosotros las máximas más minada causa política, que no el de favorecer por
solidas y las más oportunas hoy día. medio de la política á la Religión."
Parécenos, amigo lector, que estampamos aquí
la dificultad en toda su fuerza y tal como se la
oye proponer por multitud de personas. Afortu,
nadamente nos costará poquísimo desvaiiecerla-
por más que en ella se encuentren como atasca-
dos y atarugados muchos de nuestros hermanos.
••' Afirmamos, pues, sin temor de que nadie pue-
da lógicamente contradecirnos, que, para com-
batir al Liberalismo, lo más procedente y lógi-
co es trabajar en mancomunidadde miras y es-
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una legalidad católica un gobierno católico, por


medios dignos y católicos, ¿quién lo puede apro- XLI
bar? ¿No bendijo la Iglesia en la E d a d media la
espada de los cruzados, y en la moderna la ba- Si es exageración no reconocer
yoneta de los zuavos pontificios? ¿No les dio su como partido perfectamente católico más que á un
perdón? ¿No f u é ella la que les prendió al pecho partido que sea radicalmente antiliberal.
la divisa? Si San Bernardo no se contentó con
escribir sobre eso patéticas bomilias, sino que re-
clutó soldados y los lanzó á las costas de Pales- o s conv
ÍS§i e n c e lo que acabais de decir (ex-
tina, ¿qué inconveniente hay en que u n partido
T^ÍIÍBI clamará alguno de los nuestros, de los
católico se lance hoy día á ía cruzada que per- ^ ^ nuestros, sí, pero aprensivo y miedoso
mitan las circunstancias, la de los periódicos^ la en demasía por todo lo que suene á po-
de los círculos, la de los votos, la de la pública lítica y á partido); mas ¿cuál ha de ser este par-
manifestación, mientras aguarda la hora históri- tido á que se afilie el buen' católico para defen-
ca en que disponga Dios enviar á favor de su der, como decís, concreta y prácticamente su fe
pueblo cautivo la espada de un pueblo Constan- contra la opresión del Liberalismo? E l espíritu
tino ó de un segundo Carlomagno? de partido puede aquí alucinarnos y hacer que,
Extraño será no le parezcan blasfemias estas aun á pesar vuestro, os inflame más el deseo de
verdades á la secta liberal. Pues, por lo mismo favorecer por medio de la Religión una deter-
nos han de parecer á nosotros las máximas más minada causa política, que no el de favorecer por
solidas y las más oportunas hoy día. medio de la política á la Religión."
Parécenos, amigo lector, que estampamos aquí
la dificultad en toda su fuerza y tal como se la
oye proponer por multitud de personas. Afortu,
nadamente nos costará poquísimo desvaiiecerla-
por más que en ella se encuentren como atasca-
dos y atarugados muchos de nuestros hermanos.
••' Afirmamos, pues, sin temor de que nadie pue-
da lógicamente contradecirnos, que, para com-
batir al Liberalismo, lo más procedente y lógi-
co es trabajar en mancomunidadde miras y es-
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fuerzos con el partido más radicalmente antíli- ca no es negra, ó tal 'otra colorada no es azul.
beral. E s simplemente enunciar de un sujeto lo que
—¡Hombre! ¡Eso es verdad de Pero Grullo! ^ lógicamente resulta de aplicarle el principio de
—Pero es verdad. Y ¿quién tiene la culpa si á contradicción: Nequid idem simul esse et non
ciertas gentes bay que presentarles las más sóli1 esse.^ "No puede algo ser y juntamente dejar de
das verdades de la filosofía en forma de vulga- ser." Venga, pues, acá el más pintado liberal y
res perogrulladas? No, no es espíritu de partido, díganos si lxay en el mundo teorema de matemá-
sino espíritu de verdad, afirmar que no puede ticas que concluya mejor que ésto: No hay más
eficazmente oponerse al Liberalismo más que un partido perfectamente católico que un partido
partido verdaderamente católico, y afirmar en- que sea radicalmente antiliberal.
seguida que no es partido radicalmente católico, No-es, pues, partido católico, repetimos, ni
más que un partido radicalmente antiliberal. aceptable en buena tesis para católicos más que
E s t o escuece naturalmente á ciertos paladares el que profese y sostenga y practique ideas re-
estragados por salsas mestizas, pero es incontes- sueltamente antiliberales. Cualquier otro, por
table. E l Catolicismo y el Liberalismo son siste- respetable que sea, por conservador que se pre-
mas de doctrinas y de procedimientos esencial- sente, por orden material que proporcione al país,
mente opuestos, como creemos haber demostra- por beneficios y ventajas que accidentalmente
do en estos nuestros artículos; forzoso se hace, ofrezca á la misma Religión, no es partido cató-
pues, reconocer, aunque cueste y amargue, que lico desde el momento en que se presenta basa-
no se es íntegramente católico sino en cuanto se do en principios liberales, ú organizado con espí-
es íntegramente antiliberal. E s t a s ideas dan ritu liberal, ó dirigido á fines liberales, Y deci-
una ecuación rigurosamente matemática. Los mos así, refiriéndonos á lo que más arriba hemos
hombres y los partidos (salvo en ellos error de indicado, esto es, que hay liberales que del Li-
buena fe) en tanto son católicos por sus doctri- beralismo aceptan los principios tan sólo, sin
nas, en cuanto no profesan idea alguna antica- querer las aplicaciones; al paso que hay otros
tólica, y es clarísimo que profesarán doctrina que aceptan las aplicaciones sin querer admitir
anticatólica siempre y cuando conscientemente (por lo menos descaradamente) los principios.
profesen en todo ó en parte alguna doctrina li- Repetimos, pues, que un partido liberal no es
beral. Decir, pues: tal partido liberal ó tal per- católico, ya sea liberal en cuanto á sus principios,
sona conscientemente liberal no son católicos, ya lo sea en cuanto á sus aplicaciones, como lo
es fórmula tan exacta oorao decir, tal oosa blan- blaooo no es negro, como lo cuadrado no es oir-
rán sea bueno lo que en su esencial -at a eza
cular, como el valle 110 es montaña, como la os- es malo. Y hable en católico y hagalo todo en
curidad no es luz. .1 . apariencia como católico el liberal liberal sera y
E l periodismo revolucionario, que lia traído al no católico. Todo lo más será liberal vergonzante
mundo para confusión de él una filosofía y una que de los católicos anda remedando idioma, tia-
literatura suyas especiales, ha inventado tam- je, formas y buen parecer.
bién un modo de discurrir especialmnte suyo.
XLI1
Q u e es, no discurrir como antiguamente se so-
lía, sacando de • principios consecuencias, sino
discurrir como se usa en las plazuelas y en los Dase de paso una explicación muy clara
corros de comadres, moverse por impresión, vo- y sencilla de un lema, por muchos ma comprendido,
ciferar á diestro y á siniestro pomposas palabro- de la "Revista popular.
tadas (.sesquipedalia verba), y aturdir y marear
al entendimiento propio y al ajeno con desatado
turbión de prosa volcánica, en vez de alumbrarle IrlÉÓMO dejais, pues, dirá alguno, tan mal pa-
y dirigirle con la clara y serena lumbre de la « g ¡ rado el lema para muchos dogmático y
bien seguida argumentación. E s seguro, por lo que tanto ha resonado por ahí: "Nada, ni
mismo, que se escandalizará de que neguemos ^ un pensamiento para la política.—Todo,
el dictado de católicos á tantos partidos repre- hasta el último aliento para la Religión? '
sentados en la vida pública por hombres que, E l tal lema, amigos míos, queda niuy en su
vela en mano, concurren á nuestras procesiones; lugar v caracteriza perfectamente, sm menos-
y representados en la prensa por tantos órganos cabo de las doctrinas hasta aquí expuestas a la
que cantan endechas allá por Semana Santa al publicación de Propaganda popular que lo escri-
Mártir del Gólgota (estilo progresista puro) ó be cada semana al frente de sus columnas.
villancicos en Noche-Buena al Niño de Belén, y Su explicación es obvia, y nace del mismo ca-
que se creen con esto solo tan representantes de rácter de la Propaganda popular, y del sentido
una política católica, como pudieran el gran Cis- meramente popular que en ella tienen determi-
neros ó nuestra ínclita primera Isabel. Y sin nadas expresiones.
embargo... escandalícense ó no, les diremos que Vamos á verlo rápidamente.
t a n católicos son ellos, como fueron estos lutera- Política y Religión, en su sentido mas elevado
nos ó francmasones. Cada cosa es lo que es, y ' y metafísico, no son ideas distintas; al reves, la
nada más. Todas las apariencias buenas no ha~
primeva se contiene en la segunda, como la par- el Presidente de la república, cuyo busto ve en
te se contiene en el todo, ó como la rama se con- las monedas v en el papel sellado; el Ministerio
tiene en el árbol, para valemos de más vulgar de tal ó cuál matriz que cayó ó que acaba de
comparación. La política, ó sea el arte de gober- subir; los diputados que andan á la greña for-
nar á los pueblos, no es más, en su parte moral mando la mayoría ó la minoría; el gobernador
(única de que aquí se trata), que la aplicación civil v el alcalde que le mangonean el tinglado
de los grandes principios de la Religión al orde- de las elecciones; las contribuciones que hay
namiento de la sociedad por los debidos medios que pagar; los soldados y empleados que hay que
á su debido fin. mantener, etc. Eso para el pueblo es la política
E n este concepto es Religión ó parte de ella la y toda la política, y no hay para él esfera mas
política, como lo es el arte de regir un monaste- alta y trascendental.
rio ó la ley que preside á la vida conyugal, ó el Decir, pues, al pueblo: "No vamos a hablarte
deber mutuo de los padres y de los hijos, y por de política," es decirle que por el periódico que
lo mismo sería absurdo clecir: "Nada quiero con se le ofrece no sabrá si hay república o monar-
la política, porque todo lo quiero para la Reli- quía- si trae el cetro y la corona más o menos
gión," ya que precisamente la política es una democratizados este ó aquel príncipe de vulgar
parte muy importante de la Religión, porque estirpe ó de dinastía Real; si le manda o le co-
es ó debe ser sencillamente una aplicación en bra ó le pega fulano ó zutano en nombre del
grande escala de los principios y de las reglas Ministerio avanzado ó del conservador; si le han
que dicta para las cosas humanas la Religión nombrado á Perez alcalde en lugar de Fernan-
que en su inmensa esfera las abarca todas. dez ó si le han hecho estanquero al vecino de
Mas el pueblo no es metafisico; ni en los es- enfrente en vez del de la esquina. Y con esto
critos de Propaganda popular se da á las palabras sabe el pueblo que el tal periódico no le hablara
la acepción rígida que se les da en las escuelas. de política (que para él no hay otra que esta), y
Hablando en metafisico, no sería entendido el sí solamente de Religión. _ _
propagandista en los círculos y corrillos donde Dijo, pues, bien, y sigue diciendo bien, a nues-
busca su público especial. Tiene, pues, necesi- tro humilde juicio, la publicación que estampo
dad de dar á ciertas palabras el sentido que les por primera vez y sigue estampando como pro-
da el pueblo llano, con quien se ha de entender. grama suyo aquella divisa: Nada, nt un pensa-
¿Y qué entiende el pueblo por política? En- miento, etc. Y lo entendieron así todos los que
tiende el pueblo por política el Rey tal ó cuál ó comprendieron el espíritu de la publicación des-
de el primer momento, y no necesitaron para dida y brillantemente batalladora, que está
entenderlo de argucias y cavilosidades. Y la compensando nuestras aflicciones con abundan-
misma publicación se encargó de declararlo, si tes consuelos. Son nuestros modelos, y aunque
mal no recordamos, en su primer artículo, don- de muy lejos, seguirémos su huella bendita y
de despues de ratificarse en este lema para ex- el rastro de luz que van dejando en nuestra
ponerlo en igual sentido en que le hemos expues- historia contemporánea.''
to hoy, decía: "Nada con las pasajeras divisio- Así escribía la Revista popular en 1" de
nes que turban hoy á los hijos de nuestra patria. Enero de 1871.
Mande Rey ó mande Roque; entronícese, si quie- Tranquilícense, pues, los escrupulosos. Ni lo
re, la república unitaria ó la federal, en lo que nuestro de hoy" contradice aquello, ni aquello
no moleste á nuestros derechos católicos ó no debe modificarse en modo alguno para ponerse
mortifique nuestras creencias, se lo prometemos en armonía con esto. Al unísono vibran ambas
á fuer de honrados, 110 le haremos la oposición. Propagandas. La que dice allí nada para Ia po-
Lo inmutable (nótese bien), lo eterno, lo supe- lítica, y la que aconseja aquí la defensa práctica
rior á las miserables intriguillas de partido, de la Religión contra el Liberalismo en el terre-
eso defendemos y á eso tenemos consagrada toda no político y por medio de un partido político,
nuestra existencia. 51 Y luego, para más clarear- no son más que dos voces hermanas; tan her-
se y para dejar bien definido hasta para los más manas, que podrían llamarse gemelas; tan ge-
tontos el verdadero sentido de su frase nada melas, como nacidas de una sola alma y de un
para la política, continuaba así: "Líbrenos Dios, sólo corazón.
sin embargo, de intentar, la más leve censura
contra los periódicos sanos, que defendiendo la
misma sagrada causa que nosotros, aspiran á la
realización de un ideal político tal vez mas fa-
vorable á la suerte del atribulado Catolicismo
en nuestra patria y en Europa. Sabe Dios curan-
to les amamos, y cuánto les admiramos, y cuán-
to les aplaudimos. Merecen bien de la Religión
y de las sanas costumbres; son los maestros de
nuestra inexperta juventud; á su sombra bené-
fica se ha formado una generación católica deci-
Petersburgo. Mas, una doctrina que más bien
XLI1I. ha procurado siempre traducirse en hechos y en
instituciones que en tesis francamente formula-
Una observación muy práctica y muy digna de te- das, por fuerza ha de tomar mucho del clima
nerse en cuenta sobre el carácter aparentemente regional, del temperamento fisiológico, de los
distinto que ofrece el Liberalismo en distintos paí- antecedentes históricos, de los intereses de ac-
ses y en diferentes periodos históricos de un mis- tualidad, del estado de las ideas y de otras mil
concomitancias y circunstancias. Por f u e i z a b a
mo país. de tomar, repetimos, de todo eso, distintos visos
/ ^ l S P L Liberalismo es, como hemos dicho,- he- y exteriores caracteres que la hagan aparecer
rejía práctica tanto como herejía doctri- múltiple, cuando en realidad es una y simplísi-
nal, y aquel principal carácter suyo ex- ma. Así, por ejemplo, á quién no hubiese estu-
^ plica muchísimos de los fenómenos que diado más que al Liberalismo francés, petulan-
ofrece este maldito error, en su actual desarro- te, descarado, ebrio de volterianos rencores con-
llo en la sociedad moderna. De los cuales el tra todo lo que de léjos tuviese sabor cristiano,
primero es la aparente variedad con que se pre- había de hacérsele difícil á piincipios de este
senta en cada una de las naciones infestadas de siglo comprender al Liberalismo español, moji-
él, lo que (á muchos de buena fe y á otros con gato, semimístico, arrullado y casi bautizado en
dañado intento) autoriza al parecer para espar- su malhadada cuna de Cádiz con la invocación
cir la falsa idea de que no hay uno sólo, sino de la santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu
muchos Liberalismos. Toma en efecto el Libe- Santo. E r a muy fácil, pues, al observador super-
ralismo, merced á aquel su carácter práctico, una ficial ocurrirle al momento la idea de que el Li-
cierta forma distinta en cada región, y con ser beralismo manso español nada tenía que ver con
uno su concepto intrínseco y esencial (que es la el desatentado y francamente satánico que pro-
emancipación social de la ley cristiana, ó sea el fesaban por aquella misma época nuestros veci-
naturalismo político), son variadísimos los aspec- nos. Y sin embargo, ojos perspicaces veían ya
tos con que se ofrece al estudio del observador. entonces lo que ahora ha enseñado hasta á los
Compréndese la razón de esto perfectamente. más topos la experiencia de medio siglo. Q u e el.
Una proposición herética es la misma y lo mis- Liberalismo de cirio en mano y cruz en rostro,
mo suena y lo mismo significa en Madrid que el Liberalismo que en la primera época constitu-
en Londres, en Roma que en París ó en San cional tuvo por padres y por padrinos á sesudos
magistrados, á graves sacerdotes y aun á eleva- problema se presenta planteado en distintos tér-
das dignidades eclesiásticas; el Liberalismo que minos. Achaque propio de quienes miran más á
mandaba leer los artículos de su Constitución en los accidentes del asunto que á su verdadero fon-
el pulpito de nuestras parroquias, y celebraba do sustancial..
con repiques de campanas y solemnes Té-Deum Todo esto conviene deslindar, y así hemos pro-
las infernales victorias del masonismo sobre la curado hacerlo en estos artículos, porque el dia-
fe de la antigua España, era igualmente perver- •blo se parapeta y abroquela trás esos distingos y
so y satánico, en su concepto esencial, que el que confusiones, que es un primor. E s t o además, nos
colocaba sobre los altares de París á la diosa Ra- obliga á señalar aquí algunos puntos de vista, •
zón, y ordenaba por decreto oficial la abolición desde los cuales se verá muy claro lo que en oca-
del culto católico en toda la Francia, Era senci- siones se ofrece muy turbio y dudoso á no pocos
llamente que el Liberalismo se presentaba en sobre el particular.
Francia, como descaradamente podía presentar- 1° E l Liberalismo-es uno, como es una la ra-
se allí, dado el estado social de la nación france- za humana: á pesar de lo cual se diversifica en
sa; al propio tiempo que se introducía mañosa- las diferentes naciones y climas, como la raza
mente y prosperaba en España, como únicamen- humana ofrece tipos diversificados en cada región
te aquí podía crecer y prosperar, dado nuestro geográfica. Y así como de Adán proceden el ne-
estado social, es decir, disfrazado con máscara de gro y el blanco y el amarillo, y de una misma
católico, y disculpado ó mejor protegido, y casi estirpe y raíz son el fogoso francés, y el flemático
traído de la mano y casi autorizado con sello ofi- alemán, y el positivista inglés, y el español y el
cial por muchos de los mismos católicos. • italiano soñadores é idealistas; así son de un mis-
Este contraste 110 puede ya presentarse tan mo tronco y de igual madera el liberal que en
extremado hoy día, tales y tan continuos han si- unos puntos ruge y blasfema como un demonio,
do los desengaños á cuya clarísima luz se lia es- y el que reza en otros y se golpea el pecho como
tudiado la cuestión, y tal es la que principal- u n anacoreta; el que escribe en El amigo del
mente han derramado sobre ella las repetidas pueblo las diatribas venenosas de Marat, como el
declaraciones de la Iglesia; sin embargo, no es que con formas urbanas y de salón seculariza la
raro oir á muchos algo todavía de eso, creyendo sociedad, ó defiende y abona á sus secularizado-
ó aparentando creer que se puede ser liberal en res como La Epoca ó El Imparcial.
alguna manera acá, y que no se puede ser liberal, 2 o E l Liberalismo, además ele la forma espe-
por ejemplo, en Francia ó en Italia, donde el cial que presenta en cada nación, dada la idio-
siricrasia (esta palabra vale un Perú) de la mis-
muy discretas, señaladas por grandes escritores
ma, presenta formas especiales según su grado
católicos en algún país contra el Liberalismo, se
mayor ó menor de desarrollo en cada país. E s una
invocan en otro como poderosos argumentos en
como tisis maligna que tiene diferentes periodos,
favor del propio Liberalismo, y contra la con-
que se señala en cada uno de ellos con síntomas
ducta que señalan en el último los más autoriza-
propios y especiales. T a l nación como Francia,
dos propagandistas y defensores de la buena
se halla en el último grado de esta tisis, roídas-
causa. Hace poco vimos aducida, como condena-
ya hasta sus más interiores visceras por la putre-
toria de la línea de conducta de los más firmes
facción: tal otra como España, tiene sana aún
católicos españoles, una cita del famoso carde-
una buena parte, una grandísima parte de su or-
nal Manning, lustre de la Iglesia católica en In-
ganismo. Conviene, pues, no juzgar enteramen-
glaterra y que en nada sueña menos que en ser
te sano á un individuo sólo porque esté relativa-
liberal ó amigo de liberales ingleses ó españoles.
mente menos enfermo que su vecino; ni dejar de
¿Qué hay aquí? Hay sencillamente lo que acaba-
llamar peste é infección á lo que realmente lo es,
mos de señalar. Distingue témpora dice u n apo-
aunque no aparezca todavía con los asquerosos
tegma jurídico, et concordabis jura. E n vez de
hedores de la descomposición y de la gangrena.
esto dígase: Distingue loca, y apliqúese al caso.
Tisis es ésta como aquella, y gangrena será ésta
Vamos á un ejemplo: L a prescripción facultati-
al fin como aquella llegó á ser, si no se extirpa
va dictada para u n enfermo de tisis en tercer
con oportunos cauterios. Ni se haga la ilusión el
grado, perjudicará tal vez si se aplica á un en-
pobre tísico de que está bueno, sólo porque no
fermo de .tisis en el primero; y la receta ordena-
se anda ya pudriendo en vida como otros más
da para éste producirá tal vez la muerte instan-
adelantados en su enfermedad, ni crea á falsos
tánea de aquel. Así remedios muy oportunamen-
doctores que le dicen no es de temer su mal,' y
te prescritos contra el Liberalismo en una na-
que todo son exageraciones y alarmas de pesi-
ción, serán contraproducentes aplicadas al esta-
mistas intransigentes.
do de otra. Más claro y sin alegorías: soluciones
3'.' Diferente grado de enfermedad exige di-
que en Inglaterra aceptarán y pedirán y bende-
ferente tratamiento y medicación. Esto es evi-
cirán aquellos católicos como inmensa ventaja,
dente per se, y no necesita nos entretengamos en
deben ser combatidas á todo trance en España
demostrarlo. Sin embargo, en la Propaganda ca-
como desastrosa calamidad; convenciones que ha
tólica da lugar su olvido á frecuentes tropiezos.
hecho la Sede Apostólica con ciertos Gobiernos,
Sucede muy á menudo que reglas muy sabias y
y que han sido para ella verdaderas victorias,
pueden ser aquí vergonzosas derrotas para la fe; recuerdos de una lucha popular de siete siglos
palabras, de consiguiente, con que en un punto en defensa de la fe, 110 debe echársele jamás en
ha combatido muy bien al Liberalismo un gran rostro al pueblo católico el enorme pecado de ha-
periodista ó un sabio Prelado, pueden ser en otro berse levantado en armas alguna vez para defen-
armas espantosas con que el Liberalismo contra- der su Religión vilipendiada: aquí en España,
reste los esfuerzos de los más decididos campeo- país de eterna cruzada como ha dicho con acen
nes del Catolicismo. Y ahora nos ocurre una • to de noble envidia el ilustre P. Faber, la espa-
observación que tenemos todos aquí al ojo. Los da del que defiende en buena lid á su Dios y la
más decididos fautores del catolicismo liberal en pluma del que le predica con el libro, han sido
nuestra patria, ¿110 habéis visto como casi siem- siempre hermanas, nunca enemigas: aquí desde
pre, hasta hace muy poco, han ido recogiendo San Hermenegildo hasta la guerra de la Inde-
principalmente sus testimonios y autoridades pendencia y más acá, la defensa armada de la fe
de la prensa y del Episcopado belga ó francés? católica es un hecho poco menos que canonizado,
4" Los antecedentes históricos y el estado so- F Y lo mismo decimos del estilo algo recio em-
cial presente de cada nación son los que principal- pleado en las polémicas; lo mismo de la poca
mente deben determinar el carácter de la propa- consideración otorgada al adversario; lo mismo
ganda antiliberal en ella, como determinan en de la santa intransigencia, que no admite- del
ella el carácter especial del Liberalismo. Así la error ni siquiera las afinidades más remotas. Al
Propaganda antiliberal en España debe ser ante modo español; como nuestros padres y abuelos;
todo y sobre todo española, no francesa ni belga, como nuestros Santos y Mártires; de esta suerte
ni alemana, ni italiana, ni inglesa. E n nuestras deseamos siga defendiendo el pueblo la santa
tradiciones propias, en nuestros hábitos propios, Religión, no como tal vez aconseja ó exije el
en nuestros escritos propios, en nuestro genio na- estado menos viril de otras nacionalidades.
cional propio, ha de buscarse el punto de parti-
da para la restauración propia, y las armas para
emprenderla ó acelerarla. E l buen médico lo pri-
mero que procura es poner sus remedios en ar-
monía con el temperamento hereditario de su
enfermo. Aquí, belicosos que hemos sido siem-
pre, es muy natural que sea algo belicosa siem-
pre nuestra actitud: aquí .amamantados en los
los enemigos de su fe, ú obtener sobre ellos la
XLIV.
más insignificante suma de privilegios civiles.
La tesis se refiere, pues, al carácter absoluto
¿Y que hay sobre la "tesis" y sobre la "hipótesis" de la verdad: la hipótesis se refiere á las condi-
en la cuestión del Liberalismo, de que tanto se ha ciones más ó menos duras á que la verdad ha
hablado también en estos últimos tiempos? de sujetarse algunas veces en la práctica, dadas
las condiciones hipotéticas de cada nación.
La cuestión ahora es la siguiente: ¿Está Es-

f
fHHuERA este el lugar más oportuno para paña en" tales condiciones hipotéticas que hagan
P ¡ | | aclarar algo lo de la tesis y de la hipóte- aceptables como mal necesario la dura opresión
sis, que tanto lia sonado en estos tiem- en que vive entre nosotros la verdad católica, y
pos, y que es una cierta barbacana ó t r i a el abominable derecho de ciudadanía que se
chera en que ha querido parapetarse últimamen- concede al error? L a tantas veces intentada se-
t e el moribundo catolicismo-liberal, Mas este cularización del matrimonio y de los cemente-
opúsculo va haciéndose ya largo en demasía, y rios- la horrible licencia de corrupción y de blas-
así nos vemos precisados á decir sobre esto po femia concedida á la prensa; el racionalismo
cas, muy pocas palabras. científico impuesto á la juventud por medio de
¿Q,ué es la tesis? E s el deber sencillo y abso- la enseñanza oficial, estas y otras libertades de
luto en que está toda sociedad ó Estado de vi- perdición que constituyen el cuerpo y alma del
vir conforme á la ley de Dios según la revela- Liberalismo, ¿vienen de tal modo exigidas por
ción de su Hijo Jesucristo, confiada al magiste- nuestro estado social, que le sea posible ya de
rio de su Iglesia. todo punto al gobernante prescindir de ellas? ¿El
¿Q,ué es la hipótesis? Es caso hipotético de Liberalismo es aquí un mal menor que tenga-
una nación ó Estado donde, por razones de ini mos que aguantar los católicos como remedio pa-
posibilidad moral ó material, no puede plantear- ra precaver mayores males; ó es, al revés, un
se francamente la tesis ó el reinado exclusivo gravísimo mal que no nos lia librado de ningu-
de Dios, siendo preciso que entonces se conten no^ y que amenaza, en cambio, con traernos muy
ten los católicos con loque aquella situación hi- más pavoroso y desdichadísimo porvenir?
potética pueda dar de sí: teniéndose por muy Recórranse una á una todas las reformas (de
dichosos si logran siquiera evitar la persecución Religión hablamos) que de sesenta años acá han
material ó vivir en igualdad de condiciones con ido trasformando la organización católica de
nuestra patria en organización atea; ¿cuál de es- de las mayorías, si lealmente se escuchase su fa-
tas reformas lia sido imperiosamente demandada llo resolvería la cuestión en favor de la or-
p o r u ñ a verdadeia necesidad social? ¿Cuál de ganización católica del país y en contra de su or-
ellas no ha sido introducida violentamente como ganización liberal ó racionalista. E n efecto. La-
una cuña en el corazón católico de nuestro pue- última estadística de la población da el siguien-
blo, para que en él fuese penetrando poco á poco te cuadro de las sectas heterodoxas en nuestra
á fuerza de martillar sobre ella con decretos y patria.
más decretos la maza feroz del Liberalismo? Repárese que los datos no son sospechosos,
Creación oficial han sido aquí todas las llamadas porque son de origen oficial. Hay en España se-
exigencias de la época; oficialmente se han im- gún el último censo:
plantado aquí la Revolución; oficialmente y con el Israelitas, £02
presupuesto se la ha mantenido; acampada como Protestantes de varias sectas b,ob4
un ejército invasor vive sobre nuestro suelo, y á Libre-pensadores declarados 4ó2
costa de él su burocracia, que es la única que Indiferentes 358
explota sus beneficios. Aquí menos que en otra Espiritistas pob
nación alguna ha brotado espontáneamente el Racionalistas
árbol revolucionario, aquí menos que en otro Deístas ^
pueblo alguno ha logrado siquiera echar raicee. Ateos i?*
Después de más de medio siglo de imposiciones Sectarios de la moral u n i v e r s a l . . . 1»
oficiales, todavía es aquí postizo todo lo liberal; Id. de la moral natural Ib
un pronunciamiento lo trajo, otro pronuncia- Id. de la conciencia 3
miento lo podría barrer, sin que en nada se alte- Id. de la especulativa 1
rase el fondo de nuestra nacionalidad. Positivistas ^
No hay evolución alguna del Liberalismo que Materialistas 3
27
no la haya verificado, más que el pueblo, una Mahometanos ¿
20
insurrección militar, las mismas elecciones, que Budhistas •• °
se pregonan como el acto más sagrado é inviola- 1(
Paganos (!) _ j
ble de los pueblos libres, no es un secreto para Creyentes de Confucio *
nadie que nos la da siempre hechas á su imagen Sin profesión determinada 7,982
y semejanza el ministro de la Gobernación. ¿Qué
más? E l mismo criterio liberal por exoelencia» el Dígasenos ahora; para contentar á esos gru-
pos y grupitos ele sectarios, á alguno de los cua- cuan artera es la Revolución! se procura de to-
les costaría gran trabajo definir y precisar el dos modos dar á entender y persuadirse que se
símbolo ele su estrafalaria secta, ¿está puesto en halla ya la nación española en condiciones tales,
razón que se sacrifique el modo de ser religioso que no le permiten buscar para sus desgarros
y social de diez y ocho millones ele españoles, otro género de remienelos y compostura que esa
que por ser católicos tienen derecho á vivir ca- especie de conciliación ó transacción entre los
tólicamente y á que católicamente les trate el pretendidos derechos del Estado rebelde y los
Estado, al que sirven con su sangre y con su di- verdaderos derechos de Dios, su único Rey v .Se-
nero? ¿No hay aquí la más irritante opresión de ñor. Y mientras se predica que E s p a ñ a se halla
la mayoría por por una minoría audaz y de todo va en esta desdichada hipótesis, lo cual es falso
punto indigna de influir tan decisivamente en y uo pasa de un mal deseo, lo que se procura por
los destinos de la patria? ¿Q,ué razones de hipo- todos medios es que pase esta hipótesis deseada
tesis se _pueden pues, invocar aquí para la in- á ser efectiva realidad; y que un día ú otro lle-
plantación del Liberalismo, ó sea del ateismo le- gue á ser verdaderamente imposible la tesis ca-
gal en nuestra sociedad? tólica. v llegue á ser inevitable abismo, donde a
Resumamos. una naufraguen nuestra nacionalidad y nuestra
La tesis católica es el derecho que tienen Dios fe, la tesis francamente revolucionaria. ¡Gran
y el Evangelio á reinar exclusivamente en la es- responsabilidad alcanzará ante Dios y ante la
fera social, y el deber que tienen todos los ór- patria á los que de palabra ó de hecho, por di-
denes de la esfera social de estar sujetos á Dios recta conmisión ó por simple omisión, se haya
y al Evangelio. hecho cómplices de esta horrible celada, por la
La tesis revolucionaria es el falso derecho que cual con falsas excusas de mal menor y de hipo-
pretende t e n e r la sociedad á vivir por sí sola y téticas circunstancias, uo se logra otra cosa que
•sin sujeción alguna á Dios, á su fe, y en comple- anular los esfuerzos de los que sostienen ser aun
ta emancipación de todo poder que no proceda posible para España la íntegra soberanía social
de ella misma. de Dios, v ayudar á los que pretenden llegue á
. Y la hipótesis, que entre estas dos tesis nos ser un día absoluta en ella la soberanía social
vienen predicando los católico-liberales, no es del demonio!
más que una mutilación de aquellos absolutos
derechos de Dios en aras de una falsa concordia
entre E l y su enemigo. Para lo cual ¡repárese
ciones que los más bien hilados raciocinios. Más
E P I L O G O Y CONCLUSION. victorias ha logrado para la iglesia de Dios el
gemido del corazón de sus hijos que la pluma de
Basta ya. No ha dictado la pasión de partido sus controversistas y la espada de sus capitanes.
estas sencillas reflexiones, ni las ha inspirado Sea, pues, aquella el arma principal de nuestros
móvil alguno de humano rencor. Hacemos ante combates, sin descuidar las demás. Por el me-
Dios esta protesta, como la haríamos al morir, go cayeron los muros de Jericó, más que al em-
puestos ya en la antesala de su tremendo tri-
p u j e de guerreras máquinas; ni venciera Josué
bunal.
al feroz Amalech si no estuviera Moisés, alza-
Hemos procurado ser más lógicos que elocuen- das sus manos, en ardiente oración durante la-
tes. Si bien se considera, se verá que hemos sa- batalla. Oren, pues, todos los buenos, y oren sin
cado nuestras deducciones, aun las más duras, descansar. Y sea de consiguiente el verdadero
unas de otras, y todas de un sólido principio co- epílogo de estos artículos lo que viene á resumir
mún, no con la tortuosidad del sofisma, sino con todo el objeto de ellos: Ecclesice, tuce., qucesumus
el leal raciocinio en línea recta, que ni á dere- Domine, preces placatus admitte, ut, destructis
cha ni á izquierda se tuerce por amor ó por te- adversitatibus et erroribus universis, secura
mor. Lo que se nos ha enseñado cierto v •segu- Tibi serviat libertate.
ro por la iglesia en los libros de teología dogmá-
tica y moral, eso hemos sencillamente procurado
trasladar á nuestros lectores. ,
Lanzamos á los cuatro vientos estas humildes
hojas; lléveselas donde quiera el soplo de Dios. A. M. D. G.
Si algún bien pueden hacer, háganlo por su cuen-
ta, y sírvale eso de descargo de sus muchos pe-
cados al bien intencionado autor.
Una palabra más y es la última y quizá la más
importante. Con argumentos y réplicas se obliga
tal vez á enmudecer al adversario, y no es poco
esto en algunas ocasiones. Pero con esto solo no
se alcanza muchas veces su conversión. Para es-
to suelen valer tanto ó más las fervorosas ora-
INDICE

Introducción
I.—¿Existe hoy día algo que se llama Li-
beralismo? !
II.—¿Qué es el Liberalismo?
III.—Si es pecado el Liberalismo y qué
pecado es
IV.—De la especia] gravedad del pecado
del Liberalismo
V.—De los diferentes grados que puede
haber y hay dentro de la unidad especí-
fica del Liberalismo
VI.—Del llamado Liberalismo católico ó
catolicismo liberal
V I I . — E n qué consiste probablemente la
esencia ó intrínseca razón del llamado
catolicismo liberal ^
VIII.—Sombra y penumbra, ó razón ex-
trínseca de esta misma secta católico-
liberal — • •
IX.—De otra distinción importante, 6 sea
del Liberalismo práctico y del Libera-
lismo especulativo ó doctrinal
X.—- E l Liberalismo de todo matiz y ca- contra las lecturas liberales 'b
rácter, ¿ha sido formalmente condenado
X X I — D e lasaña intransigencia católica
por la Iglesia? 28 en oposición á la falsa caridad liberal. 81
X I . — D e la última y más solemne conde- X X I I — D e la caridad en lo que se llama
nación del Liberalismo por medio del . las formas de la polémica, y si tienen
Syllabus en eso razón los liberales contra los apo-
XII.—De algo que pareciendo Liberalis- logistas católicos ,"'•'' í
mo no lo es, y de algo que es aunque no X X I I I — S i es conveniente al combatir el
lo parezca 37 error combatir y desautorizar la perso-
X I I I . — N o t a s y comentarios á la doctrina nalidad del que lo sustenta y propala.
expuesta en el capítulo anterior 42 XXIV.—Resuélvese una objeción á prime-
XIV.—Si en vista de esto es lícito ó no al ra vista grave contra la doctrina de los _
buen católico aceptar en buen sentido dos capítulos precedentes •••• 9b
la palabra Liberalismo, y asimismo en
XXV —Confírmase lo últimamente dicho
^ buen sentido gloriarse de ser l i b e r a l . . 45
con un muy concienzudo artículo de La
.XV.—Una observación sencillísima que Civiltà Cattolica ;..... 101
acabará de poner en su verdadero punto XXVI —Continúa la hermosa y contun-
de vista la cuestión 52
dente cita de La Civiltà cattolica. ... 107
XVI.—¿Cabe hoy en lo del Liberalismo X X V I I — E n que se da fin á la tan opor-
error de buena f e ? . . . 55 tuna como decisiva cita de La Civiltà ^
XVII.—De varios modos con que sin ser cattòlica " t "1
liberal un católico puede hacerse 110 obs-
X X V I I I — Si hav ó puede haber en la Igle-
tante cómplice del Liberalismo 60
sia ministros de Dios atacados del horri-
XVIII.—De las señales ó síntomas más
ble contagio del Liberalismo
comunes con que se puede conocer si un
libro, periódico ó persona andan ataca- X X I X —¿Qué conducta debe observar el
dos ó solamente resabiados de Libera- buen católico con tales ministros de Dios
lismo gg contagiados de Liberalismo •• •
X I X . — D e las principales reglas de pru- X X X —Qué debe pensarse de las relacio-
dencia cristiana que debe observar el nes que mantiene el Papa con los Go-
buen católico en su trato con liberales. 71 biernos y personajes liberalees.
X X . — D e cuan necesario sea precaverse X X X I . — D e las pendientes por las que
con más frecuencia viene á caer un ca-

»
tólico en el Liberalismo
X X X I I . — C a u s a s permanentes del Libe- de una agrupaeíón ó partido que las
lismo en la sociedad actual personifique 180
X X X I I I . — C u á l e s son los medios más efi- XLI.—Si es exageración no reconocer co-
caces y oportunos que cabe aplicar á mo partido perfectamente católico más
pueblos señoreados por el Liberalismo. que á un partido que sea radicalmente
X X X I Y . — D e una señal clarísima por la antiliberal 185
que se conocerá fácilmente cuáles cosas . XLII.—Dase de paso una explicación muy
proceden de espíritu sanamente católico clara y sencilla de un lema, por muchos
y cuáles de espíritu resabiado ó radical- mal comprendido, de la Revista popu-
mente liberal lar .... 189
X X X V . — C u á l e s son los periódicos buenos X L I I I . — U n a observación muy paáctica y
y cuáles son los malos, y qué se ha de muy digna de tenerse en cuenta sobre
.juzgar de lo bueno que tenga un perió- el carácter aparentemente distinto que
dico malo, y, al revés, de lo malo en que ofrece el Liberalismo en distintos paises
puede incurrir un periódico bueno y en diferentes periodos históricos de un
X X X V I . — S i es alguna vez recomendable mismo país 294
la unión entre católicos y liberales para X L I V . — Y ¿qué hay sobre la tesis y sobre
un fin común, y con qué condiciones.. la hipótesis en la cuestión del Liberalis-
XXXVII.—Prosigue la misma m a t e r i a . . mo, de que tanto se ha hablado también
en nuestros últimos t i e m p o s ? . . . . ! . . . . 2' '2
X X X V I I I . — S i es ó no indispensable acu-
dir cada vez al fallo concreto de la Igle- Epílogo y conclusión 208
sia y de sus Pastores para saber si un es-
crito ó persona deben repudiarse y com-
batirse como liberales
X X X I X . — ¿ Y qué me decís de la horrible
secta del Laicismo, que desde hace po-
co, al decir de algunas gentes, causa tan
graves estragos en nuestro país?.
XL.—Si es más conveniente defender en
abstracto las doctrinas católicas contra
el Liberalismo, ó defenderlas por medio
T
D E

entresacados y deducidos de la obrita

EL L I B E R A L I S M O E S PECADO,
POR

ID. iF1. d e I3. o.


CON CENSURA Y CONCEPTO

DEL M. ILTRE. SR. DR. D. ANDRÉS POSA,

Canónigo Leetoral Se esta s s a U Iglesia.

BARCELONA.
LIBRERÍA Y TIPOGRAFÍA CATÓLICA, Pino, 5.

1887.

\
entresacados y deducidos de l a obrita

E L L I B E R A L I S M O E S PEGADO,
POR

3D. IT. d e 3?. O.


CON C E N S U R A Y C O N C E P T O

DEL M. 1LTRE. SR. DR. D. ANDRÉS POSA,

Canónigo Lectoral áe esta santa iglesia.

BARCELONA.
LIBRERÍA Y T I P O G R A F Í A CATÓLICA, Tino, o.
1887.
B a r c e l o n a , 24 de Marzo de 4887.

He leído v a r i a s veces el o p ú s c u l o t i t u l a d o : «Ma-


nojito d e p e n s a m i e n t o s e n t r e s a c a d o s y d e d u c i d o s
d e la o b r i t a El Liberalismo es pecado,» c u y a c e n s u -
r a se d i g n ó Y. S. c o n f i a r m e c o n el s u p e r i o r D e -
creto de f e c h a 2 de los c o r r i e n t e s , y lo h e j u z g a d o
n o s o l a m e n t e en todo c o n f o r m e c o n la s a n a doc-
trina dogmática, moral y disciplinar de n u e s t r a
s a n t a Iglesia Católica, Apostólica, R o m a n a ; sí q u e
t a m b i é n d e s u m a u t i l i d a d , p o r s e r u n a recela q u e
c o n t i e n e el r e m e d i o s e g u r í s i m o así para c u r a r de
r a í z t o d a s las e n f e r m e d a d e s religioso politico-mo-
r a l e s del i n d i v i d u o y f a m i l i a , c o m o p a r a o r d e n a r
y r e c o m p o n e r los m u c h o s m i e m b r o s f a t a l m e n t e
d i s l o c a d o s e n la a c t u a l Sociedad c o n los v i o l e n t o s
i m p u l s o s y c o r r u p t o r e s v e n e n o s del L i b e r a l i s m o
c a t ó l i c o ; m a s eso c o n tal q u e a c o m p a ñ e á tales
e n f e r m o s u n eficaz y vivo deseo de c o n o c e r y
a b r a z a r la v e r d a d , la justicia y recto j u i c i o , c u y o s
e x c e l e n t e s y activos c o n s t i t u t i v o s f o r m a n la e s e n -
cia p r o p i a del r e m e d i o , p a r a o b t e n e r u n a total y
d u r a d e r a r e s t a u r a c i ó n . — A n d r é s P O S A , Lectoral.
CUATRO PALABRAS.

B a r c e l o n a , 24 de Marzo de 1887.

Vista la f a v o r a b l e c e n s u r a del M. I. S r . doctor N a d a n u e v o o f r e c e m o s h o y al p ú b l i c o c o n el


D. A n d r é s Posa, c a n ó n i g o lectoral de esta s a n t a p r e s e n t e folleto.
iglesia Catedral Basílica, c o n c e d e m o s n u e s t r a a u - M u y al c o n t r a r i o , todo lo q u e e n él, con la m á s
torización y p e r m i s o p a r a p u b l i c a r s e el o p ú s c u l o p o s i b l e c o n c i s i o n , se r e s u m e , es viejo, m u y v i e -
t i t u l a d o : «Magojito de p e n s a m i e n t o s e n t r e s a c a - j o , y h a sido m u y d e b a t i d o e n l i b r p s y p e r i ó d i c o s .
d o s d e la o b r i t a El Liberalismo es pecado.» d e - Pero c o n s i d e r a m o s de t a n t a i m p o r t a n c i a la m a t e -
b i e n d o e n t r e g a r s e á la Secretaría de C á m a r a y ria q u e t a n m a g i s t r a l m e n t e se t r a t a e n el f a m o s o
G o b i e r n o de este Obispado dos e j e m p l a r e s del o p ú s c u l o El Liberalismo es pecado, y c r e e m o s de
r e f e r i d o o p ú s c u l o , firmados y r u b r i c a d o s e n su tal t r a s c e n d e n c i a el fallo ú l t i m a m e n t e d i c t a d o p o r
p r i m e r a p á g i n a p o r el p r e d i c h o c e n s o r . Lo m a n - la s a g r a d a C o n g r e g a c i ó n del í n d i c e , d a n d o p o r
dó, d e c r e t ó y firma el M. I. S r . Vicario G e n e r a l d e b u e n a la d o c t r i n a q u e e n el m i s m o se s u s t e n t a ,
esta diócesis, de q u e certifico.—FRANCISCO DE POL. q u e nos ha parecido podría ser de suma c o n v e -
— D R . J A I M E B R Ü G U E R A S , P B R O . , Secretario Cance- n i e n c i a y de o p o r t u n i d a d p u b l i c a r e n b r e v í s i m o s
lario. c o n c e p t o s lo m á s c u l m i n a n t e d e la o b r a a d m i r a -
b l e del Dr. S a r d á y S a l v a n y , q u i e n h a t e n i d o á
b i e n c o n c e d e r n o s la a u t o r i z a c i ó n q u e al efecto le
hemos pedido, dignándose revisar nuestro h u -
m i l d í s i m o t r a b a j o a n t e s d e d a r l o á la e s t a m p a .
¡ Q u i e r a Dios q u e este q u e p o d e m o s c o n s i d e r a r
c o m o p r o g r a m a del libro del i n s i g n e p o l e m i s t a
católico, c o n t r i b u y a á d i f u n d i r m á s y m á s las doc-
trinas que aquél contiene, produciendo fruto sa-
l u d a b l e e n l a s c o n c i e n c i a s de los q u e se o b s t i n a n
e n a f i r m a r q u e p u e d e e x i s t i r a r m o n í a e n t r e las
t e o r í a s c a t ó l i c a s y las prácticas l i b e r a l e s !
MAIOJITO DE PENSAMIENTOS,
I.

De la m i s m a m a n e r a q u e en t i e m p o d e e p i -
d e m i a es p r e o c u p a c i ó n d e m u c h o s h a c e r c r e e r
q u e no existe tal e p i d e m i a , m u c h o s son los q u e
p r e t e n d e n h o y q u e no existe el Liberalismo.

II.

Si pernicioso es el Liberalismo en el o r d e n de
las ideas, perniciosísimo es en el o r d e n d e los
h e c h o s : aquéllas las c o n t i e n e todas falsas; los
h e c h o s son criminales, como consecuencia de
a q u e l l a s ideas.

III.
E n g a l á n a n s e con el n o m b r e d e liberales, des-
de el m i n i s t r o y el diplomático q u e legislan ó
i n t r i g a n , h a s t a el d e m a g o g o q u e p e r o r a en el
c l u b ó a s e s i n a en la calle.
2
VIII.

Liberalismo es sinónimo de h e r e j í a . Herejía Los liberales del año 1812, q u e invocaban á


es la negación p e r t i n a z de un d o g m a d e la fe la S a n t í s i m a T r i n i d a d , son p r o g e n i t o r e s de los
cristiana. ¿ P o d r á decírsenos c u á n t o s dejan por q u e en el año 1869 g r i t a b a n : ¡ G u e r r a á Dios! y
n e g a r los q u e se dicen y son liberales? calificaban de m o n s e r g a el misterio de la T r i -
nidad.
V. ¡ E s cuestión d e gradosI

El p e c a d o contra la fe es el más g r a v e q u e IX.


p u e d e c o m e t e r el h o m b r e , p o r q u e la fe es la ba-
se del ó r d e n m o r a l . El L i b e r a l i s m o es la i n d e p e n d e n c i a absoluta
El Liberalismo no a d m i t e más j u e z q u e la r a - de la razón social; el Catolicismo s u p o n e la su-
zón y desprecia la fe. jeción de toda razón á la ley de Dios.
Luego el Liberalismo es el pecado más g r a n - Q u i e n sea razonable, ¿ p o d r á creer posible
d e q u e se conoce e n el código d e la ley cristiana. a m a l g a m a r tan opuestos p r i n c i p i o s ?

VI. X.

Consecuencia d e lo dicho a n t e r i o r m e n t e : ser El Catolicismo liberal no es otra cosa q u e un


liberal (excepción h e c h a de los casos de b u e n a P a g a n i s m o con l e n g u a j e y formas católicas.
fe, de i g n o r a n c i a y d e indeliberación), es más
p e c a d o q u e ser blasfemo, ladrón, a d ú l t e r o ú ho- XI.
micida.
VII. H a y dos clases de liberales, liberales teóricos
y liberales p r á c t i c o s ; los p r i m e r o s , (ilósofos, ca-
H a y liberales d e m u c h o s g r a d o s , como el tedráticos, d i p u t a d o s ó periodistas, p r e d i c a n la
a g u a r d i e n t e ; y d e distinto color y gusto, como doctrina d e la s e c t a ; los s e g u n d o s , v e r d a d e r o s
el mal yino. borregos del g r u p o l i b e r a l , siguen á ciegas á
sus maestros.
- 11 —
tiene más s e m e j a n z a con el G o b i e r n o d e Dios y
XII. de l a Iglesia, q u e i n d u d a b l e m e n t e e s l a m o n a r -
quía, basada p r e f e r e n t e m e n t e e n el principio d e
Desde s u n a c i m i e n t o el Liberalismo f u é c o n - unidad.
d e n a d o p o r la Iglesia. XVI.
Pió Y c o n d e n ó l a Declaración de los derechos
del hombre, h e c h a p o r la Revolución francesa La m o n a r q u í a exige la v i r t u d de un h o m b r e ;
del siglo pasado. la r e p ú b l i c a la de la m a y o r í a d e los c i u d a d a n o s .
G r e g o r i o X V I , con motivo d e los e r r o r e s d e Por e s t e motivo es m á s realizable y práctica
L a m e n n a i s , condenó t a m b i é n e x p l í c i t a m e n t e el una buena monarquía que una buena república.
Liberalismo.
XVII.
XIII.

Uno d e los motivos p o r q u e los católicos


La I g l e s i a acepta todas las formas d e g o b i e r - d e b e n h o y m i r a r con p r e v e n c i ó n los g o b i e r n o s
no, s i e m p r e q u e estén basadas e n el r e c o n o c i - democráticos ó mixtos, es por contar todos ellos
m i e n t o d e la v e r d a d católica. con las s i m p a t í a s y apoyo d e la Masonería.
XIV.
XVIII.
S e r á liberal u n E s t a d o , s i e m p r e q u e t e n g a
¿ Q u é diría hoy san Pablo, q u e e x h o r t a b a á los
establecida s u Constitución y basada s u legisla-
fieles á q u e tocante á la fe se a b s t u v i e s e n de toda
ción, n o s o b r e los principios del derecho católi-
n o v e d a d h a s t a e n la expresión ó palabra, si vie-
co, sino sobre la v o l u n t a d del rey ó d e las Cá-
se q u e h a y católicos q u e no se a v e r g ü e n z a n d e
m a r a s ; por e j e m p l o : la actual m o n a r q u í a espa-
aplicarse u n apellido t a n r e p u g n a n t e como es la
ñola, q u e declara inviolable al m o n a r c a , pero
palabra católico-líberal?
n o d e c l a r a inviolable á Dios.
XIX.
XV.
Todo Centro, Asociación y A t e n e o liberal pue-
Si bien el Catolicismo no rechaza forma deter- d e afirmarse q u e es librepensador, p o r q u e n o
m i n a d a d e gobierno, concede p r e f e r e n c i a á la q u e
— 12 —

a d m i t e la autoridad absoluta de la Iglesia s o b r e


tal asociación; aquel q u e se p r e c i e d e católico,
XXIII.
h a g a , p u e s , borrar s u n o m b r e d e las listas d e
aquel A t e n e o (1) ó Sociedad liberal, si no q u i e r e T o d o Gobierno l i b e r a l m e n t e organizado, e s
ser considerado l i b r e p e n s a d o r . Gobierno librepensador.

XX. XXIV.

No pocos q u e están suscritos á periódicos l i - N i n g ú n católico p u e d e formar parte de u n a


b e r a l e s , r e c h a z a r í a n indignados tales p u b l i c a - a g r u p a c i ó n l i b r e p e n s a d o r a : las a g r u p a c i o n e s li-
ciones si e n la p r i m e r a p á g i n a llevasen el t í t u - berales son l i b r e p e n s a d o r a s ; luego n i n g ú n cató-
lo d e periódico librepensador: despidan pronto lico p u e d e p e r t e n e c e r á u n a agrupación liberal.
tal visita, q u e por el solo motivo d e ser liberal
u n periódico, p u e d e a f i r m a r s e q u e e s l i b r e p e n - XXV.
sador.
XXI.
E l Liberalismo h a s a q u e a d o iglesias y c o n -
v e n t o s ; h a asesinado Religiosos y s a c e r d o t e s ;
Corolarios: liase dado, e n u n a p a l a b r a , á conocer completa-
Toda Asociación científica, literaria ó filantró- m e n t e : no hay, pues, apenas quien pueda de-
pica, l i b e r a l m e n t e constituida, es Asociación li- cirse liberal y d e c l a r a r s e i g n o r a n t e d e la s i g n i -
brepensadora. ficación del L i b e r a l i s m o respecto á la Iglesia
católica.
XXII.

XXVI.
Todo libro ó periódico escrito en sentido libe-
ral, e s periódico ó libro d e l i b r e p e n s a d o r e s . Salvando, p u e s , rarísimas excepciones, h e -
mos d e s u p o n e r q u e todo a q u e l q u e se diga l i -
(1) Parécenos oir la voz de algún católico, socio del
beral conoce lo d e t e s t a b l e d e los principios y lo
Ateneo Barcelonés ó del de Madrid, pidiendo la palabra c r i m i n a l d e las consecuencias.
para contestar á una alusión personal.
- l o -
m a s ; y al constarnos que d e s a p a r e c e a l g u n o d e
los existentes, debemos felicitarnos p o r q u e d i s -
XXVII.
m i n u y e el n ú m e r o d e e n e m i g o s d e la b a n d e r a
J a m á s s e r á a d m i s i b l e la poca e s c r u p u l o s i d a d católica.
d e aquellos q u e c r e e n n o faltar colaborando e n XXXI.
u n periódico liberal, sólo p o r q u e no i n t e r v i e n e n
en l a parte mala del periódico. Es cómplice del Liberalismo a q u e l q u e impri-
m e , a n u n c i a ó v e n d e libros ó periódicos l i b e r a -
XXVIII.
les, a u n q u e h a g a lo m i s m o con los n o liberales,
y por m á s q u e sea e n el ejercicio d e s u p r o f e -
N i n g ú n católico d e b e cooperar con la influen- sión ó i n d u s t r i a .
cia del n o m b r e ó del talento en u n a obra mala, XXXII.
v. gr.: en u n a publicación liberal; y si el colabo-
r a d o r f u e s e s a c e r d o t e , a u m e n t a r í a su r e s p o n s a - Cómplices son a s i m i s m o d e la mala doctrina
bilidad. los p a d r e s d e familia, m a e s t r o s , etc., q u e no
XXIX. i n s t r u y e n como d e b e n á sus hijos ó discípulos en
estos p u n t o s , c u i d a n d o d e q u e n o se f o r m e n
Son cómplices e n los males q u e causa el L i - acerca d e ellos criterio e q u i v o c a d o .
beralismo los q u e v o t a n c a n d i d a t o s liberales, los
XXXIII.
q u e están suscritos á periódicos liberales y hasta
en a l g ú n m o d o a q u e l l o s periodistas católicos M u c h a s veces callando n u e s t r a s convicciones,
q u e , u s a n d o d e u n a falsa g a l a n t e r í a , s a l u d a n la nos h a c e m o s cómplices d e l Liberalismo, p u e s
aparición d e u n a publicación liberal ó s e c o n - d a m o s lugar á q u e se j u z g u e q u e las t e n e m o s
duelen d e su muerte. liberales.
XXXIV.
XXX.

E s cómplice del L i b e r a l i s m o todo aquel q u e


Al t e n e r noticia d e q u e v a á p u b l i c a r s e u n
n u e v o periódico liberal, hemos d e c o n s i d e r a r c o m p r ó bienes d e la Iglesia sin el beneplácito
q u e la causa d e la v e r d a d t e n d r á u n e n e m i g o de la m i s m a , como n o sea para devolverlos á s u
legítimo dueño.
- 16 -
— 17 —

XXXV.
XXXIX.
S e r á cómplice del Liberalismo el q u e r e d i -
m i e r e censos eclesiásticos sin p e r m i s o del v e r - El liberal exaltado tiene la virtud d e la f r a n -
d a d e r o señor de ellos. Y cómplices son t a m b i é n , q u e z a ; e s e n e m i g o formal y declarado d e la
y p o r c o n s i g u i e n t e p e c a n , los q u e i n t e r v i e n e n Iglesia, del Papa y del clero, y hace gala d e des-
en tales compras, ventas, r e d e n c i o n e s , e t c . , y a c r e i m i e n t o y d e odiar lo más santo y sagrado.
c o m o corredores, y a a n u n c i á n d o l o , etc.
XL.
XXXVI.
E l liberal m a n s o suele ser tan malo como el
Cómplices p u e d e n ser, e n fin, del L i b e r a l i s m o a n t e r i o r , p e r o p r o c u r a n o parecerlo.
ó d e la mala d o c t r i n a los q u e a r r i e n d a n s u s No g u s t a d e q u e q u e m e n los conventos, p e r o
fincas para establecer e n ellas escuelas laicas, le p a r e c e bien q u e el Gobierno se a p o d e r e d e l
clubs, redacciones d e periódicos liberales, etc. solar q u e o c u p a r a el c o n v e n t o incendiado; v a á
la iglesia y á bailes d e m á s c a r a s ; m u e r e con el
XXXVII. capellan al lado, y tiene la biblioteca repleta d e
libros p r o h i b i d o s por la Iglesia.
N i n g ú n católico d e b e asistir á u n acto cívico,
manifestación ó r e u n i ó n pública ó p r i v a d a q u e XLI.
t e n g a significación m a r c a d a m e n t e liberal.
El católico resabiado d e Liberalismo e s la
XXXVIII. p r u d e n c i a personificada; estima la Religión, p e r o
no g u s t a d e q u e s e la defienda con e n e r g í a , sino
H a y tres clases d e liberales (sean p e r s o n a s , con excesiva suavidad por los periódicos q u e él
sean escritos):
llama u l t r a m o n t a n o s ; escoge del E v a n g e l i o los
L i b e r a l e s fieros ó exaltados. textos d u l c e s y melosos; combate á los e n e m i -
Liberales mansos, conservadores ó mode- gos d e la Religión, pero tan s u a v e m e n t e , q u e el
rados. atacado n o s e d a c u e n t a d e q u e lo h a y a sido;
Y liberales i m p r o p i a m e n t e l l a m a d o s así, ó so- q u i e r e , en fin, la libre discusión d e las ideas, no
a m e n t e resabiados d e L i b e r a l i s m o .
— 48 —
la s a l u d a b l e r e s t r i c c i ó n i m p u e s t a p o r la I g l e s i a o b l i g a n á t a n t o , y e n todos casos, h e m o s d e
católica. p r o c u r a r q u e s e limiten e x c l u s i v a m e n t e a l c o -
D e e s t a s t r e s c l a s e s d e liberales p u e d e d e c i r s e mercio, a r t e , profesion, e t c . , q u e n o s p r e c i s a n
q u e todas s o n p e o r e s , pero la s e g u n d a e s la q u e á r e l a c i o n a r n o s con p e r s o n a s d e d i s t i n t o s e n t i r
más estragos h a c e por s u carácter hipócrita y del n u e s t r o .
satánico. XLV.
XLII. Las r e l a c i o n e s d e m e r a afición ó p l a c e r con li-
b e r a l e s , d e b e n e v i t a r s e s i e m p r e , y a q u e consti-
Tres clases d e relaciones p u e d e n suponerse t u y e n u n p e l i g r o p a r a n u e s t r a s a l v a c i ó n ; d e la
e n t r e u n católico y u n liberal: m i s m a m a n e r a q u e los a p e s t a d o s lo c o n s t i t u y e n
Relaciones necesarias. p a r a e l r e s t o d e los c i u d a d a n o s q u e g o z a n cabal
Relaciones útiles. salud.
R e l a c i o n e s d e m e r a afición ó p l a c e r ; XIM.

XLIII. D e b e n a b s t e n e r s e los p e r i o d i s t a s católicos d e


r e c o m e n d a r , bajo e l frivolo p r e t e x t o d e mal en-
t e n d i d a i m p a r c i a l i d a d , las o b r a s d e liberales, ó
L a s r e l a c i o n e s n e c e s a r i a s ó i n e v i t a b l e s , ó sea
e n todo caso hacerlo con g r a n d í s i m a s r e s e r v a s ,
las q u e h a y e s t a b l e c i d a s e n t r e p a d r e s é hijos,
p u e s al d e d i c a r u n a p l a u s o á u n a o b r a l i t e r a r i a ,
marido y mujer, etc., no deben romperse más
por e j e m p l o , i n o f e n s i v a , p e r o d e a u t o r liberal,
q u e e n e l caso e x t r e m o d e q u e s e p r e t e n d i e r a
d a n f a m a á este escritor, y c o n t r i b u y e n á la d i -
e j e r c e r c o a c c i o n e n e l á n i m o del católico, o b l i -
f u s i ó n d e o t r o s t r a b a j o s p e r n i c i o s o s q u e él m i s m o
g á n d o l e á p r o c e d e r c o n t r a la ley d e Dios.
h u b i e r e d a d o á luz.

XLIV. XLVII.

L a s r e l a c i o n e s ú t i l e s , ó s e a n las o r i g i n a d a s L a p r á c t i c a d e la s a n t a i n t r a n s i g e n c i a e s
m u c h a s v e c e s p o r los n e g o c i o s ó p o r el t r a b a j o siempre verdadera caridad q u e ejercemos con
m a n u a l á q u e s e dedica el i n d i v i d u o , y a n o el p r ó j i m o y e n p r o v e c h o d e é l .
— 20 - — 21 —

p r o p a g a n , c u i d a n d o sólo de no p o n e r la m e n t i r a
XLVIII. al servicio d e la justicia al sacar á la plaza las
i n c o n s e c u e n c i a s y malas artes d e l adversario.
Podrá darse el caso d e q u e a p a r e n t e m e n t e
d i s g u s t e m o s al prójimo, o b r a n d o e n bien s u y o ; LIÍ.
de la m i s m a m a n e r a q u e al e n f e r m o se le d e -
m u e s t r a interés y cariño a b r a s á n d o l e c o n el Es tan cierto q u e puede h a b e r ministros d e
c a u t e r i o ó cortándole la g a n g r e n a con el bisturí. Dios m a n c h a d o s d e Liberalismo, como lo es q u e
no h a habido a p e n a s herejía alguna en la Iglesia
católica q u e n o h a y a sido iniciada ó p r o p a g a d a
XLIX. por a l g ú n clérigo.
S u p u e s t o q u e el Liberalismo es cosa mala, no
LUI.
faltamos al decir q u e son malos los q u e siguen
sus teorías.
El medio d e q u e con más v e n t a j a se vale ei
L. diablo p a r a p r o p a g a r las herejías, es p r e s e n t á n -
dolas e n cierta manera autorizadas á los ojos d e
E n las polémicas con liberales no h e m o s d e los incautos con el refrendo d e a l g ú n m i n i s t r o
ocultar lo odiosas q u e nos son sus i d e a s , a n t e s de la Iglesia.
d e b e m o s cuidar d e prevenir á los b u e n o s católi- LIV.
cos d e lo f u n e s t o d e las m i s m a s , n o r e p a r a n d o
en avisar la presencia d e l e n e m i g o con igual No e s d e e x t r a ñ a r , sentada la afirmación p r e -
v e h e m e n c i a y sobresalto q u e s e da la voz d e ¡al c e d e n t e , q u e el Liberalismo tenga e n t r e s u s
lobo! c u a n d o éste se h a metido e n el r e b a ñ o .
prosélitos a l g ú n sacerdote apóstata.
¿ Q u é h e r e j í a no los t u v o ?
LI.
LV.
T á c t i c a constante h a d e s e r del polemista ca-
tólico, n o sólo desautorizar las ideas p e r v e r s a s , Debemos huir del sacerdote que f u e r e r e c o -
sino t a m b i é n las personas q u e las s o s t i e n e n y n o c i d a m e n t e liberal, como del contagio más t e -
- 22 — — 23 —
m i b l e , y g u a r d a m o s del s o s p e c h o s o d e liberal, P i n t u r a s , dibujos, r e p r e s e n t a c i o n e s y libros
y tratarlo c o n prudente desconfianza y p r e - obscenos;
vención. El periodismo impío;
LVI.
L a ignorancia e n m a t e r i a s d e R e l i g i ó n .
A n t í d o t o q u e h e m o s d e o p o n e r los católicos á
Como el L i b e r a l i s m o e s e m a n c i p a c i ó n y el Ca- esos t r e s poderosos b a l u a r t e s d e l a s ideas l i -
tolicismo e n f r e n a m i e n t o , n a t u r a l e s q u e el p r i - berales:
m e r o s e a i n s t i n t i v a m e n t e s i m p á t i c o á la n a t u r a - Asociaciones católicas,
l e z a d e p r a v a d a del h o m b r e . L i b r o s y periódicos b u e n o s , y
E s c u e l a s católicas.
LVII.
LX.
N o h a y q u e d u d a r q u e la f u e n t e p r i n c i p a l d e
Cuando no acertáremos á discernir entre la
p r o s é l i t o s p a r a el L i b e r a l i s m o h a sido la d e s -
b o n d a d ó malicia d e u n a e m p r e s a n u e v a , h e m o s
amortización.
d e a t e n e r n o s p r i n c i p a l m e n t e á los d o s p u n t o s
¡ P u e s n o son pocos los q u e d e j a r o n d e s e r s i g u i e n t e s , q u e nos d a r á n la c l a v e d e l m i s t e r i o :
i n t r a n s i g e n t e s tan p r o n t o como a d q u i r i e r o n bie-
Observar cuidadosamente qué clase d e perso-
n e s r o b a d o s á la I g l e s i a !
n a s p r o m u e v e n el a s u n t o , y e x a m i n a r q u é clase
d e p e r s o n a s lo a l a b a n .
LVIII. Descifrados estos d o s p u n t o s , n o c a b e d u d a
Silogismo q u e á algunos parecerá atrevido: q u e h e m o s d e a d i v i n a r p o r i n d u c c i ó n lo q u e á
L a b a s e p r á c t i c a del L i b e r a l i s m o e s la d e s - p r i m e r a vista n o s e n o s h u b i e r e a l c a n z a d o .
amortización :
La desamortización e s el r o b o ; LXI.
L u e g o la b a s e del L i b e r a l i s m o e s e l r o b o . N o h e m o s d e fiarnos d e los p e r i ó d i c o s q u e s e
e n g a l a n a n con e l d i c t a d o d e l i b e r a l e s ; pero m e -
LIX. n o s a ú n d e b e n i n s p i r a r n o s c o n f i a n z a los q u e ,
católicos á r a t o s y á v e c e s liberales, g u s t a n d e
T r e s g r a n d e s factores c o n q u e c u e n t a el L i -
vivir e n la a m b i g ü e d a d d e indefinidos colores y
beralismo y que contribuyen á su propaganda:
d e indecisas t i n t a s .
LXII. LXV.

De la m i s m a m a n e r a q u e u n p e c a d o ó a l g u - P a r a o p o n e r s e á los progresos del L i b e r a l i s -


nos n o h a c e n malvado á u n h o m b r e , sobre todo m o son necesarias, 110 tan sólo individualidades
si p r o t e s t a ó se a r r e p i e n t e , n i u n a q u e otra b u e n a aisladas q u e lo c o m b a t a n , sino a g r u p a c i o n e s
acción convierte e n virtuoso al criminal d e pro- n u m e r o s a s q u e l e h a g a n frente y resistan c o n
fesión, así n o d e j a r á d e s e r b u e n o u n periódico ventaja:
al i n c u r r i r e n a l g ú n d e s l i z , ni lo será el q u e De aquí la c o n v e n i e n c i a y necesidad d e q u e
contra su c o s t u m b r e i n s e r t a s e a l g ú n t r a b a j o r e - exista u n partido católico.
c o m e n d a b l e por s u fondo moral y religioso.
LXVI.
LXIII.
Urge oponer á la p l u m a , la p l u m a ; á l a l e n -
A d m i t i d a e n casos e x t r e m o s la unión pasajera g u a , la l e n g u a ; pero p r i n c i p a l m e n t e al t r a b a j o ,
con g e n t e s liberales, n o c o n s i n t a m o s j a m á s e n el t r a b a j o ; á la acción, la acción ; al p a r t i d o , el
q u e n u e s t r o s adversarios sean los p o r t a e s t a n - p a r t i d o ; á la política, la política; á la espada
dartes, p u e s correríamos el g r a v e riesgo de ver- (en ocasiones d a d a s ) , la espada.
nos arrollados.
LXVII.
LXIV.
N o es p a r t i d o católico ni aceptable e n b u e n a
Eso q u e se h a dado e n llamar Laicismo, y q u e tesis para los católicos más que el q u e profese,
equivocadamente se h a supuesto que trataba de s o s t e n g a y p r a c t i q u e ideas r e s u e l t a m e n t e a n -
eludir la acción y vigilancia d e los P r e l a d o s , es tiliberales.
en toda España el q u e está al f r e n t e del m o v i -
m i e n t o religioso, pues inspira y lleva á feliz LXVIII.
t é r m i n o manifestaciones religiosas, procesiones
y romerías que de otra m a n e r a no se r e a l i z a r í a n . Cualquier otro partido que el v e r d a d e r a m e n t e
católico, por r e s p e t a b l e q u e sea, por c o n s e r v a -
— 26 -

dor q u e s e l l a m e , p o r v e n t a j a s q u e accidental-
mente ofrezca á la R e l i g i ó n , n o e s p a r t i d o cató- por D. FELIX SARDA Y SALVANY, Pbro,
lico d e s d e el m o m e n t o en q u e se p r e s e n t a b a s a d o
en principios liberales.
¡Al sermón!—50 c é n t i m o s de real.
• LXIX.
á una señora... y á muchas-—30 id.
Breve ejercicio p a r a h o n r a r cada dia del m e s d eMarzo
á s a n José.— 1 '25 rs. en r ú s t i c a , y 2'50 en tela.
Los p a r t i d a r i o s d e la l e y i m p u e s t a p o r l a s Breve mes de Eayo consagrado á la Madre d e Dios.
m a y o r í a s d e b i e r a n lijarse e n el h e c h o d e q u e e n —1'25 rs. en r ú s t i c a , y 2'50 en tela.
E s p a ñ a , c o n t r a diez y siete m i l l o n e s d e católicos, Bien ¿y p é ? Reflexiones cristianas para aliento
d é l o s débiles y c o n f u s i o n de los malvados.—60 cénts.
h a y sólo diez y siete mil i n d i v i d u o s p e r t e n e c i e n - Café y Billar.—40 id.
tes á o t r a s r e l i g i o n e s ó q u e no p r o f e s a n n i n g u n a . Caracteres de la lucha actual.— 40 id.
Se p r e t e n d e , p u e s , a l d e s c o n o c e r e l d e r e c h o Casa y casino.—40 id.
Cosas del dia, ó r e s p u e s t a s católico-católicas á al-
i n d i s c u t i b l e d e la m a y o r í a d e los e s p a ñ o l e s d e g u n o s e s c r ú p u l o s católico-liberales.—70 id.
q u e r e r p a r a E s p a ñ a la u n i d a d c a t ó l i c a , q u e UN De aquellos polvos.—30 id.
individuo imponga su modo d e pensar ó de no Devoto ejercicio de desagravios para los t r e s días
de Carnaval.—25 id.
p e n s a r á MIL e s p a ñ o l e s q u e son católicos, a p o s -
Devota novena á la Virgen santísima de la Salud
tólicos y r o m a n o s . p a r a pedir á Dios, p o r su i n t e r c e s i ó n , el remedio en
n u e s t r o s males.—1 real.
LXX.
Devoto octavario al dulce Niño de Belen en el s a n -
tísimo S a c r a m e n t o . — 5 0 cénts.
Devoto novenario á la R e i n a d e los cielos en el mis-
N a d a m á s d e s c a b e l l a d o q u e la p r e t e n s i ó n d e terio d e su gloriosísima Asunción.—50 id.
los p a r t i d a r i o s d e la hipótesis ó del m a l m e n o r , El Apostolado seglar, ó Manual del P r o p a g a n d i s t a
católico en n u e s t r o s dias.—A 6 reales en rústica, y 10
q u e q u i e r e n d e s t r u i r la tesis católica e n u n país e n tela con h e r m o s a p l a n c h a dorada.
d o n d e la r e l a c i ó n d e católicos á n o católicos e s El Laicismo católico—40 cénts.
d e MIL á UNO. El Liberalismo e s pecado. Cuestiones c a n d e n t e s . —
Quinta edición de p r o p a g a n d a , á 1 y medio real e n
r ú s t i c a , y 3 en tela.
Edición c a t a l a n a , á 3 r s . en rústica y 6 en tela.
FIN.
El sacerdocio doméstico.—70 cénts.
El clero y el pueblo.—80 id.
El dogma más consolador—50 id.
El dinero d e los católicos.—1 real.
XI.—Misterio d e la I n m a c u l a d a Concepción.—24 c.
El espíritu parroquial—25 cénts.
El mal social y SU más eficaz r e m e d i o . — d ü i a . XII.—El púlpito y el c o n f e s o n a r i o . — 5 0 id.
Filosofía de la mortificación-60 jd. XIII. —El Padre nuestro-—60 cénts.
La chimenea y el c a m p a n a r i o . — 7 0 id. XIV—Las penas del infierno.—60 id.
La dinamita social—70 id. XV—La gloria del cielo.—60 id.
Las diversiones y la moral.—1 real y medio. PROPAGANDA CATÓLICA.
Las negaciones de san Pedro—24 cents.
L a VOZ d e la C u a r e s m a . — 4 0 id. Cinco t o m o s d e m u y compacta y metida i m p r e s i ó n
La Ulano negra.—40 id. y de u n a s q u i n i e n t a s p á g i n a s cada u n o , en q u e se
Los desheredados—30 id. h a n ¡do coleccionando los trabajos más i m p o r t a n t e s
Los malos periódicos—30 id. del Director de la Revista popular. Contiene el p r i m e -
Los frailes de v u e l t a . - 5 0 id. r o los cien opúsculos d e la Biblioteca ligera: el 11 va-
Manual del Apostolado d e la p r e n s a . — 8 0 id.
Masonismo y Catolicismo.-2 rs. r u s t i c a y 4 en tela. rios opúsculos: el III u n Año sacro ó coleccion de lec-
Montserrat. Noticias h i s t ó r i c a s . — i r s . t u r a s p a r a todas las fiestas del año: el IV o t r o s o p ú s -
Mes de Junio dedicado al S. C. de J - - E d i c i ó n eco- culos: el V a r t í c u l o s político-religiosos publicados e n
n ó m i c a , á 4 real y medio el e j e m p l a r en rustica y 3 r s . d i s t i n t a s épocas y periódicos, y precedidas d e u n dis-
en tela. Edición de l u j o , á 3 rs. e n r u s t i c a , y 7 con c u r s o p r e l i m i n a r sobre el Periodismo y la P r o p a g a n -
p l a n c h a s y canto d o r a d o . da Esta coleccion s e a u m e n t a r á i n d e f i n i d a m e n t e ,
Nimiedades católicas —40 c e n t s . h a l l á n d o s e ya e n p r e p a r a c i ó n el tomo \ I q u e c o n t e n -
Octavario á Cristo r e s u c i t a d o . — 5 0 id. d r á El Liberalismo es pecado, El Apostolado seglar y
¿Para qué s i r v e n l a s m o n j a s ? — ¿0 id. Masonismo y Catolicismo. — F o r m a cada t o m o u n yo-
¡Pobres e s p i r i t i s t a s ! - 6 0 id. ^ l ú m e n en 4.° con tipos elzevirianos, iniciales y viñe-
¿Qué hay s o b r e el espiritismo.'— ¡o id. tas d e a d o r n o , y h e r m o s a e n c u a d e m a c i ó n con p l a n -
¿Qué falta h a c e n los f r a i l e s ? — 6 0 id. cha h e c h a á propósito. P u e d e n serv.r p a r a a g u . n a l -
Ricos y pobres.—50 id. dos, p r e m i o s de colegios y escuelas católicas r e c u e r -
Todo el problema—40 id. dos d e p r i m e r a C o m u n í o n , etc., etc. Cada tomo 16
reales e n r ú s t i c a , 24 l u j o s a m e n t e e n c u a d e r n a d o e n
LECCIONES DE TEOLOGÍA POPULAR. tela y p l a n c h a d o r a d a , y 30 con la misma e n c u a d e r -
n a c i o n y corte d o r a d o .
I . - L a Biblia
y el p u e b l o : El p u e b l o y el s a c e r -
Por cada diez e j e m p l a r e s se d a n dos g r a t i s , y u n o
dote.—24 cénts. .
II.—Ayunos y a b s t i n e n c i a s : La Bula.—24 i d . si son e n c u a d e r n a d o s .
111—El matrimonio civil - 3 4 id.
IV.—El Concilio: La Iglesia: La I n f a l i b i l i d a d . - 3 6 id. BIBLIOTECA LIGERA PARA USO DE TODO EL M I D O .
V.-El purgatorio y los s u f r a g i o s . - 3 0 id.
Coleccion d e o p ú s c u l o s brevísimos s o b r e m a t e r i a s
VI.—El culto d e s a n José.—20 i d .
de actualidad, al alcance de los m á s v u l g a r e s e n t e n -
VIL—El culto de M a r í a — 3 0 id.
d i m i e n t o s y d e b a r a t u r a sin igual para q u e se n a g a
VIII.-El protestantismo, de d ó n d e viene y a d o n - fácil la p r o p a g a n d a del bien en talleres, escuelas, ca-
d e va.—80 id. . sas d e beneficencia, cuarteles, fiestas p o p ú l a m e l e .
IX.—El culto é invocación d e los S a n t o s . — 3 2 id.
La coleccion consta d e cien libritos, lodos en 16. con
X.—Efectos canónicos del m a t r i m o n i o civil.—40 id.
CONVERSACIONES CE DOY SOBRE MATERIAS DE SIEMPRE.
Esta o p o r t u n í s i m a coleccion es de s u m o i n t e r é s pa-
r a c u a n t o s se d e d i c a n al n o b l e ejercicio d e la P r o p a -
g a n d a católica. La b a r a t u r a de s u p r e c i o y lo sencillo
de s u estilo h a c e n q u e estos libritos p u e d a n con g r a n
facilidad y f r u t o r e p a r t i r s e p r o f u s a m e n t e e n t r e t e l a -
se p o p u l a r , q u e es h o y dia la m á s e x p u e s t a á la se-
d u c c i ó n de las falsas d o c t r i n a s . Se h a n p u b l i c a d o h a s -
ta a h o r a v e i n t e l i b r i t o s , y se v e n d e n á los m i s m o s
p r e c i o s q u e los d e la Biblioteca ligera.

REVISTA POPULAR.
Su o b j e t o es la p r o p a g a n d a y d e f e n s a de la v e r d a d
católica. Obedece al lema g l o r i o s o : Nada, ni un pen-
samiento, para la política. Todo, hasta el último aliento,
para la Religión.
La Revista popular regala á s u s s u s c r i t o r e s en for-
m a d e folletín v a r i a s o b r i t a s católicas de a m e n i d a d .
Publica todos los j u e v e s 16 P Á G I N A S d e l e c t u r a c o n
e x c e l e n t e s g r a b a d o s y c u b i e r t a s de c o l o r .
La s u s c r i c i o n es de 24 r e a l e s al a ñ o e n toda E s p a -
ñ a d i r i g i é n d o s e á esta A d m i n i s t r a c i ó n ; Cuba y P u e r -
to-Rico, 32; E s t a d o s de la u n i ó n postal d e E u r o p a y
F i l i p i n a s , 40; E s t a d o s d e la u n i ó n postal d e A m é r i c a ,
50; y en los d e m á s p u n t o s , 60.
Por medio de corresponsal: E s p a ñ a , 26 r s . u n a ñ o ;
Cuba y P u e r t o - R i c o , 40; E s t a d o s d e la u n i ó n postal
d e E u r o p a , 48; F i l i p i n a s , 50; E s t a d o s de la u n i ó n
p o s t a l de América, 60; y e n los d e m á s p u n t o s , 70.
No se a d m i t e n s u s c r i c i o n e s p o r m e n o s d e u n s e -
mestre en España, y de un año en Ultramar y ex-
t r a n j e r o , c o m e n z a n d o por Enero ó por Julio.
No se s i r v e n s u s c r i c i o n e s sin q u e esté a d e l a n t a d o
el i m p o r t e , q u e p u e d e r e m i t i r s e e n l i b r a n z a ó sellos.
Dirigirse á D. Miguel Casals, Pino, n . ° 5, B a r c e l o n a .

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