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La estructura básica de tal sociedad está efectivamente regulada por una concepción política de
justicia. Esto es lo que hace posible que la concepción política compartida sirva de base a la razón
pública en los debates acerca de los asuntos políticos, cuando están ej juego los elementos
constitucionales esenciales y las cuestiones relacionadas con la justicia básica.
Lo razonable y lo racional
1. Respecto de lo razonable, las personas son razonables en un aspecto básico cuando entre
iguales están dispuestas a proponer principios y normas como términos justos de cooperación y
cumplir con ellos de buen grado, si se les asegura que las demás personas harán lo mismo. lo
razonable es un elemento propio de la idea de la sociedad como un sistema justo de cooperación,
y el que sus justos términos sean razonables a fin de ser aceptados por todos forma parte de su
idea de reciprocidad (entre la idea de la imparcialidad que es altruista y la idea de la ventaja
mutua)
A las personas razonables no las motiva el bien general como tal, sino el deseo mismo de que hay
un mundo social en que ellas, como ciudadanos libres e iguales, puedan cooperar con los demás
en términos que todos puedan aceptar.
Las personas son irrazonables cuando piensan comprometerse en esquemas de cooperación pero
no están dispuestas a honrar ni si quiera a proponer, excepto como una simulación pública y
necesaria, ningún principio general o normas para especificar los términos justos de la
cooperación.
3. En la justicia como imparcialidad lo razonable y lo racional son ideas distintas, por cuanto no es
posible pensar en derivar una de la otra.
Afirma en cambio, que dentro de la idea de cooperación justa lo razonable y lo racional son ideas
complementarias, por ello no pueden existir una sin la otra los agentes meramente razonables
no tendrían objetivos propios que quisieran promover mediante la cooperación justa, a los
agentes meramente racionales les falta el sentido de la justicia y no reconocen la validez
independientemente de las exigencias de los demás.
Los representantes de los ciudadanos, como agentes razonables y racionales, deben estar situados
razonablemente, es decir, justa o simétricamente, sin que ninguno, sin que ninguno tenga ventajas
de negociación sobre los demás, esto se logra mediante el velo de la ignorancia.
4. Otra diferencia entre lo racional y lo razonable, es que este pertenece al ámbito público de una
manera en que lo racional no. es a través de lo razonable como entramos como iguales al
mundo público de los demás y que nos alistamos para proponer o aceptar según sea el caso, los
términos justos de la cooperación con ellos. esperar que todos suscriban y de acuerdo al cual
todos actúen siempre y cuando confirmemos en que los demás harán lo mismo.
Por ultimo, lo razonable, con su idea de la reciprocidad, no es lo altruista (lo imparcial que sólo
actúa a favor de los intereses de los demás) ni tampoco es la preocupación por el yo (y sólo
impulsado por fines personales y afectos).
En una sociedad razonable todos los ciudadanos tienen sus propios objetivos racionales que
esperan favorecer, y todos están dispuestos a proponer términos justos que se espera
razonablemente acepten los demás, de manera que todos puedan beneficiarse y mejorar, según lo
cada cual pueda lograr por sí mismo.
Las cargas del juicio
1. Como resumen, aspectos básicos de lo razonable:
1. estar dispuesto a proponer términos justos de cooperación y a cumplir con ellos, siempre
y cuando los demás también lo hagan.
2. Disposición para reconocer la carga del juicio y aceptar sus consecuencias en la aplicación
de la razón pública cuando se dirige el ejercicio legítimo del poder político en un régimen
constitucional.
Como seres razonables y racionales tenemos que hacer diversas clases de juicios:
Como racionales tenemos que equilibrar nuestros diversos objetivos y estimar que
lugar les corresponde en nuestra manera de vivir, y hacer esto nos enfrenta a graves
dificultades a la hora de hacer juicios correctos de racionalidad.
Como razonables debemos valorar la fuerza de las demandas ajenas, no solo
comparándolas con las nuestras, sino unas con otras, o en el ámbito de nuestras prácticas
e instituciones comunes, y todo esto suscita dificultades cuando queremos hacer juicios
razonables y validos.
Como razonable aplicable a nuestras creencias y esquemas de pensamiento o en cuanto a
la valoración de nuestros poderes teóricos.
A partir de los siguientes puntos se pueden explicar algunas fuentes de las dificultades que surgen
para llegar a un acuerdo en cuanto a juicios, fuentes, que son compatibles con quienes hace los
juicios en la medida en que estos sean plenamente razonables:
a) La evidencia que se presenta en el caso es conflictiva y compleja, por tanto difícil de
establecer y valorar.
b) Aun al estar de acuerdo acerca de las clases de consideraciones relevantes para el caso, se
puede disentir acerca de su importancia, y llegar así a diferentes juicios
c) En cierta medida, todos nuestros conceptos, y no solo los morales y los políticos son vagos
y están sujetos a casos difíciles, y esta indeterminación significa que debemos atenernos a
juicios e interpretaciones que están dentro de ciertos limites.
d) En alguna medida, la manera en que valoramos las evidencia y como sopesamos los
valores morales y políticos está condicionada por la totalidad de nuestra experiencia, y
esta siempre diferirá.
e) A menudo se presentan diferentes clases de consideraciones normativas y de diferente
fuerza en ambos bandos de una disputa, y se dificulta hacer una valoración de conjunto.
f) Cualquier sistema de instituciones sociales está limitado en los valores que puede admitir,
de manera que hay una selección entre ellos. Esto obedece a cualquier sistema de
instituciones que tiene un espacio social limitado. Al hacer esta selección nos enfrentamos
a grandes dificultades al establecer prioridades y al hacer ajustes.
Las doctrinas religiosas y filosóficas expresan puntos de vista acerca del mundo y de nuestra
convivencia a nivel individual, es decir, con el prójimo, y en lo colectivo, como un todo. nuestros
puntos de vista inidividuales y asociativos, nuestras afinidades intelectuales y vínculos afectivos
son demasiado diversos, especialmente en una sociedad libre, como para permitir que esas
doctrinas sirvan de fundamento a un acuerdo político duradero y razonado.
Esto lleva a una afirmación muchos de nuestros mas importantes juicios se hace en
condiciones en que no es de esperarse que lleguen a la misma conclusión.
2. La evidente consecuencia de las cargas del juicio es que no todas las personas razonables
profesan la misma doctrina comprensiva. Sin embargo, la persona la profesarla, cree, que es
verdadera o por lo menos razonable, según el caso.
Se debe reconocer que nuestra propia doctrina no tiene, y no puede tener sobre los demás, en
general, mayor ascendencia de a que a sus méritos atribuya su propio punto de vista. A otras
personas que profesan doctrinas diferentes de la nuestra concedemos el también ser razonables y
ciertamente no irrazonables.
3. Las personas razonables considerarán irrazonable utilizar el poder político, en caso de que lo
tengan, para reprimir puntos de vista comprensivos que no son irrazonables, aunque difieran de
su propio punto de vista.
Quienes insisten en sus creencias también insisten en que solo sus creencias son las verdaderas
imponen creencias por que son verdaderas y no solo sus creencias. El problema es que esta es una
aseveración que nadie podría hacer valer ante todos los ciudadanos en general.
Conclusión las personas razonables se dan cuenta de que las cargas del juicio de valor
establece limites a lo que puede ser justificado razonablemente para los demás, y así es que
suscriben alguna forma de la libertad de conciencia y de libertad de pensamiento.
4. Esto de ser razonable es parte de un ideal político de la ciudadanía democrática que incluye la
idea de la razón publica, abarca lo que ciudadanos libres e iguales, en tanto personas razonables,
pueden exigir unos de otros respecto de sus puntos de vista comprensivos razonables.
6. Distinción entre el hecho del pluralismo como tal y el de pluralismo razonable ¿afecta a la
exposición de la justicia como imparcialidad?
En primer lugar se recordarán las dos etapas de esta exposición:
1. La justicia como imparcialidad en tanto que punto de vista independiente y recuento de
una concepción política de la justicia que se aplica en primera instancia a la estructura
básica y articula dos clases de valores políticos: los de la justicia política y los de la razón
publica.
2. Cuando se analiza el problema de la estabilidad, se pregunta si la distinción entre
pluralismos es importante y pertinente.
Si suponen las partes que es el pluralismo razonable el que se encuentra en uso, saben que la
mayoría de estas libertades acaso ya esté asegurada tal como está la situación, pero incluso si
pudieran contar con esto, seleccionarían, por razones publicas, los dos principios de la justicia, o
principios semejantes a éstos, deben expresar en esta, la concepción política que sea más
compatible con los intereses fundamentales de los ciudadanos a quienes representan. Si suponen
que es el pluralismo como tal, si estuviera en su mano, la libertad de conciencia y de pensamiento,
las consideraciones anteriores e vuelven por ello más apremiantes. en la primera etapa el
contraste entre los dos pluralismos no afecta el contenido de la justicia como imparcialidad.
Justicia como imparcialidad tiene un amplio alcance partes supongan que el pluralismo como
tal es el establecido.
Contenido de la justicia como imparcialidad no recibe influencia de la existencia de doctrinas
comprensivas irrazonables el pluralismo razonable es el establecido.
7. Respecto de la segunda etapa, el problema de la estabilidad para una sociedad democrática
exige que su concepción política pueda ser el foco de un consenso traslapado de doctrinas
razonables, que a su vez sirva de sostén a un régimen constitucional. la concepción política
recibe el apoyo de una pluralidad de doctrinas comprensivas razonables, las cuales persisten a
través del tiempo y conservan un numero considerable de seguidores.
¿Qué pasa cuando no pueden tener el apoyo de doctrinas razonables? Se debe ver si realizar
cambios aceptables a los principios de justicia daría la estabilidad deseada o, si es posible en
realidad, que haya estabilidad para cualquier concepción democrática.
Por esto es apropiado que los términos justos de la cooperación social entre ciudadanos satisfaga
los requisitos del pleno reconocimiento. Cuando una concepción política de la justicia cumple esta
condición, y son plenamente justificables los arreglos sociales básicos y las acciones individuales,
los ciudadanos pueden dar razón de sus creencias y de su conducta, los unos a los otros,
confiados en que esta consideración mutua y abierta en si reforzará y no debilitará el
entendimiento publico.
4. Dos comentarios:
1. Respecto del segundo nivel ¿Cuál es la razón para limitar a las partes a razonar solo a partir de
las creencias generales que comparten todos los ciudadanos, y no permitirles tomar en cuenta
todas las creencias verdaderas?
La autonomía racional descansa sobre los poderes intelectuales y morales de las personas. Se
manifiesta en el ejercicio de su capacidad para formar, revisar y aspirar a una concepción del bien
y en la capacidad de deliberar de acuerdo con esta concepción, también se manifiesta en su
capacidad para entablar convenios con otros ciudadanos. se modela convirtiendo la posición
original en un caso de justicia puramente procedimental, es decir, que cualesquiera principios que
seleccionen las partes de la lista de opciones presentada, se aceptaran como justos.
Esto contrasta con la justicia procedimental perfecta, en la cual existe un criterio independiente y
ya formado acerca de lo que es justo y el procedimiento puede diseñarse para asegurar un
resultado que satisfaga ese criterio.
La segunda radica en la índole de los intereses que sirven de guía a sus deliberaciones, como
representantes de los ciudadanos, ya que se considera a los ciudadanos como poseedores de los
dos poderemos morales, se les adscribe dos intereses respectivos de índole superior al desarrollar
y ejercer estos poderes.
Las partes representan a ciudadanos quienes poseen una concepción especificada por ciertos
fines, vínculos y lealtades claras, hacia ciertas personas e instituciones e intepretada a la luz de
alguna doctrina. Las partes no conocen el contenido de estas concepciones, pero tienen un tercer
interés de índole superior para que las guie, pues deben tratar de adoptar los principios que
permitan a las personas representadas proteger y hacer progresos conforme a sus determinadas
concepciones del bien durante su vida.
3. Nace un tercer problema, las partes solo disponen de los tres intereses de orden superior para
guiar sus deliberaciones, estos son puramente formales. ¿Cómo pueden las partes llegar a un
acuerdo racional sobre principios específicos, los cuales estén mejor conceptuados que las otras
opciones disponibles, para proteger los determinados intereses de aquellos a los que representan?
El objetivo de las partes consiste en llegar a un consenso en cuanto a principio s de justicia que
permita a los ciudadanos que representan llegar a ser personas cabales, esto es, con las
características propias para desarrollar y ejercer plenamente sus poderes morales y perseguir el
logro de las determinadas concepciones del bien que hayan elaborado.
Que el ciudadano sea plenamente autónomo significa que en su conducta no solo cumplen con los
principios de justicia, sino que también actúan basándose en estos principios considerándolos
justos. Y realizan la plena autonomía cuando actúan en conformidad con principios de justicia que
especifican los términos justos de la cooperación que están dispuestos a tener entre si, cuando
están representados de manera justa como personas libres e iguales.
La plena autonomía es un valor político, porque se realiza en la vida publica afirmando los
principios políticos de la justicia y ejerciendo las protecciones de los derechos y libertades básicos,
también se realiza participando en los asuntos públicos de la sociedad y compartiendo la
autodeterminación colectiva a través del tiempo justicia como imparcialidad afirma la
autonomía política para todos, pero deja que el peso de la autonomía ética lo decidan los
ciudadanos por separado.
Si aceptamos el precepto de que los ciudadanos iguales en todos los aspectos pertinentes deben
ser repsentados en condiciones de cabal igualdad, podemos afirmar que si este requisito se da, los
ciudadanos están representados de forma justa.
4. Esta idea de la igualdad reconoce que algunas personas tienen rasgos especiales y ciertas
habilidades que las capacitan para desempeñar puestos de la más alta responsabilidad con sus
correspondientes retribuciones.
El sentido de justicia de todos los ciudadanos es igualmente suficiente en lo que respecta a lo que
se espera de ellos todos y cada uno están igualmente representados en la posición original. Y
estar así representados garantiza que todos recibirán las mismas protecciones de los principios
públicos de la justicia.
Otro aspecto importante es que como suponemos que en una sociedad bien ordenada existen
muchas desigualdades sociales y económicas, no pueden tomarse en cuenta estas desigualdades
en lo que respecta a cuan rigurosamente respetan los individuos las exigencias de la justicia
pública.
1. Elementos básicos:
a) Los dos poderes morales (capacidad de tener un sentido de la justicia y capacidad de tener
una concepción del bien).
b) Los poderes intelectuales de formar juicios, pensamientos e inferencias.
c) Concepción del bien, interpretada a la luz de un punto de vista (razonable) comprensivo.
d) Requeridas capacidades y aptitudes para ser miembros normales y cooperadores de la
sociedad durante toda la vida.
Los ciudadanos poseen cuatro características especiales que el autor considera aspectos de su
razonabilidad y de su posesión de esta forma de sensibilidad moral:
a) Su disposición para proponer términos justos de cooperación que se espera suscriban los
demás ciudadanos, así como su voluntad de acatar estos términos siempre y cuando e
confíe en que los demás harán otro tanto.
b) Reconocen las cargas del juicio como limitaciones de lo que puede justificarse ante los
demás y afirman solo las doctrinas comprensivas razonables.
c) No son solo miembros normales y plenamente cooperadores de la sociedad, sino que
desean ser y ser reconocidos como tales, miembros de la sociedad. desean realizar en
sus personas, y hacer que se les reconozca el ideal de ciudadano.
d) Poseen una razonable psciología moral.
Capacidad de adquirir concepciones de justicia e imparcialidad, y el deseo de
actuar según las exigencias de estas concepciones.
Cuando creen que las instituciones o practicas sociales son justas o imparciales
están dispuestos a hacer su parte en esos convenios siempre y cuando tengan una
razonable seguridad de que los otros harán su parte.
Si otras personas con evidente intención ansían cumplir con su parte en acuerdos
justos o imparciales, los ciudadanos tenderán a adquirir confianza y confiabilidad
en esas personas.
Esta confianza y confiabilidad se reforzarán y serán más completas conforme al
éxito de los convenios cooperativos se sostenga en un lapso más largo.
Lo mismo es verdad conforme las instituciones básicas establecidas para asegurar
nuestros intereses fundamentales se vayan reconociendo más firme y
voluntariamente.
1. Deseos dependientes de los objetos: el objeto del deseo o la situación de lo que lo satisface,
puede describirse sin utilizar ninguna concepción moral, sin utilizar ningún principio razonable o
racional. EJ: obtener comida y beber agua, deseos de tener vinculaciones y afectos, deseo de
seguir ciertas vocaciones.
3. Deseos dependientes de las concepciones: los principios a partir de los cuales deseamos actuar
se ven como pertenecientes a cierta concepción racional o razonable, o que ayudan a articularlas,
o relativos a un ideal político. Para hablar de estos deseos, debemos ser capaces de formar la
correspondiente concepción y determinar como los principios pertenecen a esa concepción y
como contribuyen a articularla.
¿Cómo fijar límites a las motivaciones de las personas para pensar tal o cual cosa, para deliberar y,
por ende, para actuar según esas motivaciones y esos pensamientos?
Así pues, tomar en cuenta la justicia como imparcialidad conecta el deseo de realizar un ideal
político de ciudadanía con los dos poderes morales de los ciudadanos y con sus capacidades
normales, pues estos ciudadanos están educados para realizar ese ideal por la cultura pública y sus
tradiciones históricas de interpretación.