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GRAL. JUAN MANUEL TORREA
1 GLORIA Y DESASTRE
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EL SITIO DE PUEBLA. ~ 1868
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GRAL. JUAN MANUEL TORREA
GLORIA Y DESASTRE
F O N D O
FERNANDO DIAZ RAMIREZ
«•esa
GLORIA Y DESASTRE
SITIO DE PUEBLA.—1863.
Por el s e ñ o r a c a d é m i c o
GRAL. JUAN MANUEL TORREA.
Fué un error grande defender Puebla en 1863. La caracterís- •
tica de la defensa pasiva es sucumbir.
No es un ensayo de estudio q u e lleve por objeto, el ánimo .
de la presuntuosidad, ni de una crítica mal intencionada para los
heroicos defensores de la Plaza de Puebla en 1863.
Es un ensayo con toda buena intención, con modestia, con
respeto, al referirme a los q u e ahí mandaron, y a que muchos de
ellos, posteriormente, adquirieron una aptitud de primer orden
y lleva sólo el propósito de que los apuntes que formulo, puedan
servir, si alguien los desarrolla con acierto y con mejor compe-
tencia, para si en el futuro vuelve a encontrarse el Ejército en
la misma situación comprometida que aquella del México heroico,
frente a tropas invasoras y cuyo enfrentamiento, patrióticamente
debemos desear que no acontezca más en las mismas condi-
ciones.
La opinión de que_ Puebla no debiera haberse defendido se
desprende de las enseñanzas militares y a imperantes entonces y
de lo que la historia militar ya enseñaba: la ruptura del sitio y la
no rendición de la plaza. Se deduce del criterio que al respecto
abrigaban los Comandantes en Jefe de los Cuerpos, de Ejé-cito
de defensa y auxiliar, la opinión franca del Gobierno en muchas
ocasiones, la orden de romper el sitio comunicada al general
González Ortega y la tenaz oposición de los generales Berriozá-
bal, Porfirio Díaz e Hinojosa, quienes dicutieron con calor y con
ahinco largas horas y hasta después de la medianoche, oponién-
dose a la decisión de la mayoría de los generales, de que la
guarnición se rindiera. Expusieron razones, que combatían siem-
i pre el General en Jefe y el Jefe del Estado Mayor, para sacar
avante su idea contra la patriótica y acertada para la salvación
a u n q u e fuera de algunos elementos, y que se procurara romper No es de aprobarse, por supuesto, la determinación p a r a que
las líneas francesas, antes q u e rendirse a discreción, con el exclu- se hubiera esperado al enemigo cerca de su base de operacio-
sivo y debido objeto de salvar elementos que tanta falta iban a nes; pero p a r a buscar, si se quería una cercana función de ar-
hacer para continuar la defensa nacional. mas, creo que el general Zaragoza había elegido mejor lugar
La falta de aptitud militar del general González Ortega, es- p a r a librar un primer combate sobre el camino de marcha de
tribó a mi juicio, y a encerrado en Puebla, en que dejó pasar la los franceses, que la variante escogida por el general González
oportunidad de operar contra los franceses, cuando aún pudo Ortega de defender Puebla, encerrarse en la histórica ciudad y
contar con la colaboración del Cuerpo de Ejército, q u e errónea- decidirse definitivamente a sucumbir, sacrificando todos los ele-
mente tenía diseminado el general Comonfort, momento q u e mentos con que se contaba y que eran los de mayor significación
debieron haber aprovechado los dos p a r a pasar del estado de en las filas del Ejercito Republicano.
defensiva pasiva a u n a ofensiva que se imponía, y no llegar al _ En cambio, el general Zaragoza, en su bien meditado plan
caso, como hubo de suceder, de q u e -el defensor de Puebla tuvie- señalaba como uno de los puntos de importancia, que tropas a
r a q u e rendir la plaza y hacer que la Nación perdiera los mejores las inmediatas órdenes del general González Ortega, ocupara^
elementos q u e el Gobierno había confiado a su mando p a r a el cerro del Borrego, para colaborar importantemente en la bien
debido empleo. , . _ proyectada marcha sobre O r k a b a , que sería atacada por el
El error más grande que el Gobierno cometió fué autorizar grueso de la División de Oriente.
la dualidad de mando, q u e h a sido siempre el mejor aliado de El descuido indisculpable del general González Orteqa d'ó
los desastres y de los fracasos. Y ese error militar gravísimo no al traste con el plan del general Zaragoza; dió origen a que se
tiene explicación, al permitir que los dos generales formularan concedieran lauros encomiásticamente aumentados a un obscurk
un convenio, q u e señalaba, cuándo uno debería de mandar y capitón francés, a q¿iien se e n v i ó ' p a r a practicar un reconoci-
cuándo el otro, con lo q u e se invadió la facultad única y absoluta miento que se convirtió en ofensivo sin pretenderlo, ya que ¡año-
del Gobierno, del Presidente de la República, Jefe Supremo del rando el numero de fuerzas que ocupaban el Borrego, si se dá
Ejército, a quien correspondía por conducto de la Secretaría de cuenta del efectivo, seguramente que no lo hubiera verificado en
Guerra, nombrar al Comandante en lefe del Ejército. la forma que lo efectuó, pero supo aprovecharse del rnomentó
i en que las tropas mexicanas combatían entre sí
é ANTECEDENTES . , E1, 4 9 Batallón perdió a su Coronel a los primeros tiros, s¡¿ndó
este el motivo, según lo que aseguran los informes al respectó
La retirada d e las tropas francesas, después del descalabro que dio origen a la desmoralización que cundió entre sus sol-
del 5 de mayo, se verificó sin q u e recibieran nuevos ataques, ni eados, sin d u a a alguna poco disciplinados. Nada se dice de las
u n a debida persecución, llegando así a la ciudad de Orizaba, medidas que hubieran tomado el segundo Comandante o los
donde cometió nuevamente el general de Lorencez otro error Oficiales a quienes por ley competía tomar el mando. Entonces
gravísimo, al creer q u e no e r a necesario q u e sus tropas enviaran el general González Ortega ordenó al general De la Llave que
un destacamento, p a r a ocupar el cerro dominante y cercano del se pusiera al frente del 4* Batallón reforzado con dos Compañías
Borrego. del 1? de Zacatecas a las órdenes del General Alatorre *
Con el mando del Cuerpo de Ejército d e Oriente el general
Zaragoza había ordenado que se emprendieran obras de fortifica- Al enfrentarse estos elementos con la Compañía francesa
ción en Acultzingo; pero con motivo del fallecimiento del héroe del murieron el coronel Dagoberto García y el teniente coronel For-
tunato Alcocer, quedando heridos varios oficiales y cortado el
5 de mayo, nombrado el general González Ortega para substituirlo general Alatorre. Esta fué una falta militar imperdonable y mayor
en el mando, después de haber pasado a México a conferenciar c un la e r r a d a precipitada que ordenó el general González Orte-
con el Presidente y el Secretario de Guerra, a su regreso dió ga, cuando si hubiera tenido calma para hacer q u e sus soldados
instrucciones a los generales de las Divisiones para q u e abando- se sostuvieran, hubieran sido vencidos los franceses que- se ha-
naran los trabajos de las obras de fortificación q u e y a estaban
adelantados e n Acultzingo y de reconcentrarse con orden y sin nifirante* 36 ° ^ ^ ^ a v e n t u r a ' c o n u n e s t i v o insig-
precipitación a la ciudad de Puebla, que fué declarada desde La ignorancia del capitán Diétrie, respecto' al efectivo de los
luego Cuartel General £el Cuerpo de Ejército de Oriente. mexicanos, fué la q u e le hizo cambiar su simple misión de reco-
a u n q u e fuera de algunos elementos, y que se procurara romper No es de aprobarse, por supuesto, la determinación p a r a que
las líneas francesas, antes q u e rendirse a discreción, con el exclu- se hubiera esperado al enemigo cerca de su base de operacio-
sivo y debido objeto de salvar elementos que tanta falta iban a nes; pero p a r a buscar, si se quería una cercana función de ar-
hacer para continuar la defensa nacional. mas, creo que el general Zaragoza había elegido mejor lugar
La falta de aptitud militar del general González Ortega, es- p a r a librar un primer combate sobre el camino de marcha de
tribó a mi juicio, y a encerrado en Puebla, en que dejó pasar la los franceses, que la variante escogida por el general González
oportunidad de operar contra los franceses, cuando aún pudo Ortega de defender Puebla, encerrarse en la histórica ciudad y
contar con la colaboración del Cuerpo de Ejército, q u e errónea- decidirse definitivamente a sucumbir, sacrificando todos los ele-
mente tenía diseminado el general Comonfort, momento q u e mentos con que se contaba y que eran los de mayor significación
debieron haber aprovechado los dos p a r a pasar del estado de en las filas del Ejercito Republicano.
defensiva pasiva a u n a ofensiva que se imponía, y no llegar al _ En cambio, el general Zaragoza, en su bien meditado plan
caso, como hubo de suceder, de q u e -el defensor de Puebla tuvie- señalaba como uno de los puntos de importancia, que tropas a
r a q u e rendir la plaza y hacer que la Nación perdiera los mejores las inmediatas órdenes del general González Ortega, ocupara^
elementos q u e el Gobierno había confiado a su mando p a r a el cerro del Borrego, para colaborar importantemente en la bien
debido empleo. , . _ proyectada marcha sobre O r k a b a , que sería atacada por el
El error más grande que el Gobierno cometió fué autorizar grueso de la División de Oriente.
la dualidad de mando, q u e h a sido siempre el mejor aliado de El descuido indisculpable del general González Orteqa d'ó
los desastres y de los fracasos. Y ese error militar gravísimo no al traste con el plan del general Zaragoza; dió origen á que se
tiene explicación, al permitir que los dos generales formularan concedieran lauros encomiásticamente aumentados a un obscurk
un convenio, q u e señalaba, cuándo uno debería de mandar y capitón francés, a qpien se e n v i ó ' p a r a practicar un reconoci-
cuándo el otro, con lo q u e se invadió la facultad única y absoluta miento que se convirtió en ofensivo sin pretenderlo, ya que ¡año-
del Gobierno, del Presidente de la República, Jefe Supremo del rando el numero de fuerzas que ocupaban el Borrego, si se dá
Ejército, a quien correspondía por conducto de la Secretaría de cuenta del efectivo, seguramente que no lo hubiera verificado en
Guerra, nombrar al Comandante en lefe del Ejército. la forma que lo efectuó, pero supo aprovecharse del mottaentó
i en que las tropas mexicanas combatían entre sí
é ANTECEDENTES . , E1, 4 9 Batallón perdió a su Coronel a los primeros tiros, s¡¿ndó
este el motivo, según lo que aseguran los informes al respectó
La retirada d e las tropas francesas, después del descalabro que dio origen a la desmoralización que cundió entre sus sol-
del 5 de mayo, se verificó sin q u e recibieran nuevos ataques, ni eados, sin d u a a alguna poco disciplinados. Nada se dice de las
u n a debida persecución, llegando así a la ciudad de Orizaba, medidas que hubieran tomado el segundo Comandante o los
donde cometió nuevamente el general de Lorencez otro error Oficiales a quienes por ley competía tomar el mando. Entonces
gravísimo, al creer q u e no e r a necesario q u e sus tropas enviaran el general González Ortega ordenó al general De la Llave que
un destacamento, p a r a ocupar el cerro dominante y cercano del se pusiera al frente del 4 ' Batallón reforzado con dos Compañías
Borrego. del 1? de Zacatecas a las órdenes del General Alatorre *
Con el mando del Cuerpo de Ejército d e Oriente el general
Zaragoza había ordenado que se emprendieran obras de fortifica- Al enfrentarse estos elementos con la Compañía francesa
ción en Acultzingo; pero con motivo del fallecimiento del héroe del murieron el coronel Dagoberto García y el teniente coronel For-
tunato Alcocer, quedando heridos varios oficiales y cortado el
5 de mayo, nombrado el general González Ortega para substituirlo general Alatorre. Esta fué una falta militar imperdonable y mayor
en el mando, después de haber pasado a México a conferenciar c un la e r r a d a precipitada que ordenó el general González Orte-
con el Presidente y el Secretario de Guerra, a su regreso dió ga, cuando si hubiera tenido calma para hacer q u e sus soldados
instrucciones a los generales de las Divisiones para q u e abando- se sostuvieran, hubieran sido vencidos los franceses que- se ha-
naran los trabajos de las obras de fortificación q u e y a estaban
adelantados e n Acultzingo y de reconcentrarse con orden y sin nifirante* 36 ° ^ ^ ^ a v e n t u r a ' c o n u n e s t i v o insig-
precipitación a la ciudad de Puebla, que fué declarada desde La ignorancia del capitán Diétrie, respecto' al efectivo de los
luego Cuartel General £el Cuerpo de Ejército de Oriente. mexicanos, fué la q u e le hizo cambiar su simple misión de reco-
nocimiento, en misión de destacamento ofensivo, contra su ad- to como hoy lo h a hecho, pues ocupando una línea tan extensa
versario que jamás pudo suponer, que contara con el electivo y con tan pocas fuerzas, están expuestos a ser batidos en detall
queTenía a sus órdenes el gene:al González Or ega quien es ^ sus destacamentos de Tehuacán, el Palmar. San Andrés y Pe-
responsable y tiene la mayor culpa, por haber olvidado todas las íf™ gn
°? Ia
YaZCTS Privadas
W a Para que no empren-
prevenciones q u e para su seguridad deben tener las t r ^ a s que demos n a d a sobre el enemigo; pero ya sabe cual es mi opmión
marchan o acantonan cerca del enemigo y máxime la víspera de sobre el particular y cada día me ratifico en e l l a . . . " El Genera"
Un
Bemozabal no estuvo conforme con las ideas en general del man-
T g e í e r a l González Ortega permaneció en las faWas del do no estimo acertada la situación de defensa pasiva a que se
Borrego y a sin atacar a los triunfadores de la celebre aventura sujeto a aquel núcleo tan importante del Ejército y jamás a c e S
esperando auxiliar el movimiento que se emprendiera sobre la to la rendición para final de aquella defensa heroíci de la
GarltaTpero cuando se convenció, como debiera de haber o su- za q u e supo inmortalizar el General Zaragoza
puesto que y a ese a t a q u e no tendria verificativo fue a s ^ s e ^ r J T P U é S ' d e e S t ° S a c o n tecimientos y la larga situación d e
a 6 kilómetros de las fortificaciones enemigas hasta Jesús María, espera en que permanecieron los dos adversarios, se determinó
de donde rindió el parte que es bien conocido. al tm por el Gobierno la defensa de la ciudad de Puebla cam-
biándose el plan que había propuesto el General Z a r a g o z a ^ l
COMO PENSABAN NUESTROS GENERALES... r h i e r ? 86 dedlc° a m a r c h a r interior del País, después
a c i t m vprw l T t m e d l t a d a concentración y cuando aumentó
El qenexal González Ortega, en carta de 8 de noviembre de
W 56 a
1862 se expresaba así: "El enemigo bastante astuto, Q^e sabe S ^neraí S ^ T " *
apreciar debidamente la situación en que se coloca su c o n t r a j o El General González Ortega se iba a encerrar en Puebla pa-
y q u e obra cuerda y militarmente, no h a querido ocupar ninguno re«sucumbir y para perder los mejores elementos con que conta-
de los puntos que le he dejado intendonalmen e d e b l e s v s ^ o
sostenidos por caballerías (sic) para abandonarlos oportunamen- c J i ^ r T e A G t e n { r e n t a r í a a i r ° s o contra los invasores. El
G n
r S E ^ ° f Í e Z ° r t e g a n o supo verificar combates de combi-
t e El general Ortega fundaba sus esperanzas p a r a vencer a nación con el Ejercito auxiliar y éste, en actitud pasiva y torpe-
su adversario en su actitud correcta y acertadamente r-lltar. «a mente disperso, cubriendo inútilmente una línea extensísii^,
las resoluciones estratégicas y en la aplicación debida de la tác- ofreció siempre al adversario la oportunidad para q u e se le ba-
tico sino en q u e según él, el enemigo no conseguiría los medios
p a r a transportar cincuenta o sesenta mil proyect les. Ademas ase- an e r í n i e ° ^ Se le i n t e
™ ^ e r a su línea, en cuales-
quiera de los puntos que escogiera el adversario
r r a b a enfáticamente q u e Puebla, con los y a tenia
- Z t S U T 7 CT°CÍdaíent,onces
f u e r t e s q u e
Puebla, mucho antes del
construidos y con otras tres que acondicionaría el General Co- ano de 1863, la maxima fundamental de que debe atacarse al
lombres, se I n v e r t i r í a en una ciudad invencible, i i Ademas se- enemigo cuantas veces se pueda y evitar la guerra defensiva
gTn el mismo General, se transformaba aquella Plaza en un por q u e es la mas delicada, la más difícil y la más costosa '
Sta
¿entro de operaciones de donde podría desprender 12 v h a , a nl.^ ^ ¿ f b a J h a C e r S e ' P ° r m e d i a r circunstancias com-
Í5Ü00 hombres-para proteger México!! En esa carta solo hacia a í h r i T ? 6 T ^ ° S l b l e S , d e V e n c e r s e ' s e debe procura- la mavor
notar que le faltaba p ó l v o r a . . . a c t m d a d y el Comandante en Jefe debe emplear todos los medios
Los posteriores acontecimientos día a día demostraron esas posibles, para convertirla en ofensiva. La menor oportunidad de-
erróneas apreciaciones del General Ortega, que estaban inspi- be aprovecharse p a r a cambiar el género de guerra pasiva Por el
relato d e los acontecimientos se concluye que los Generales, co-
radas por el Jefe del Estado Mayor seguramente, y a que cuando mandantes en jefe de ambos Cuerpos de Ejército, no intentaron
v e m o s posteriormente aislado al general Ortega, ofrece la misérri-
amas iniciar una ofensiva, como ya lo aconsejaban los maes-
ma personalidad de un oficial de lo más mediano. tros en el arte de la guerra.
En cambio el General Berriozábcd apreciaba mejor la situa-
ción y sus opiniones entrañaban un recto juicio militar. En car- Al ocupar Puebla las tropas mexicanas, varios de los prin-
ta de 24 de diciembre del mismo año d e 1862 decía a D. Juan cipales Jefes opinaron que la plaza estaba muy débü con sólo
y d
Antonio de la Fuente: "Me entristece ver el desprecio con que ! j m c f ° b r a T s secundarias e intermedias que exis-
nos trata el invasor, pues de otra manera no se fraccionaria tan- tían. L1 Comandante de Ingenieros opinó en .el sentido de q u e
independencia de la Patria, y a por los que se nos presentan co-
mo aliados de los invasores.
Ha dicho algún autor, al comentar la guerra Franco-Alema-
relevara^ del cargo ^ — o m b r a r subs- na, al referirse a los muchos oficiales generales y superiores que
han formulado juicio crítico a propósito del desastre de 1870, q u e
la Francia debería después de aquella bochornosa defensa de
aqurf de d í i S e n i e r o s . nom- la unidad nacional, conservar esperanzas, pero no abrigar ilusio-
Mayor, disponendo f ^ g z a quectaran a las 6r- nes, y a q u e las ilusiones fueron la cruel enseñanza que les mos-
de S ^ m ^ S È de las diferentes líneas. tró francamente como fué la guerra que recuerdan los franceses,
con la más profundísima de las penas.
Si no queremos en el futuro lamentar 'esos errores, muchos
cial de Ingenieros ^ ^ ' ¿ ^ ^ ^ i l i t a r determinación, de ellos profundamente anti-patrióticos, habrá que laborar por
ró ese s e m n » ™ « ^ U a ® ™ d a j como ^ debi. q u e el mexicano adquiera la más profunda de las convicciones,
pues ademas, el lete de tstaao^muy , £ C o m a n d a n - para combatir los eternos distanciamientos ,a que nos han llevado
do, dedicar la a l e n a t o ° Se convertirla en nuestros políticos perversos; procurar adquirir experiencia efec-
•!e Í i r S n ^ l K ^ - importante núcleo tiva, sin tontas manifestaciones externas de vana palabrería; sa-
d e t o n e debería haber contado con todos los servraos. ber guardar un respetuoso culto p a r a nuestras glorias naciona-
les v encontrar la manera práctica p a r a desarrollar las cualidades
militares, tan profundamente lastimadas por nuestros ancest-os
ALGUNAS CONSIDERACIONES por el sistema empleado, de que la oficialidad sólo • podía sub-
sistir, si el Gobierno era de continuismo, aún en el caso de faltar
a alauno de los deberes elementales de disciplina; habiéndose
establecido por los Gobiernos de antaño, la amo-alidad, de a u e
los ascensos se confieran, principalmente, a aquellos que sabían
mero crecido de m d m d u o s ^ ¿ ^ ^ ¿ g a r ; lo que son obli- sublevarse contra el Gobierno y de más mérito la acción, p a r a
lo que son derechos Y ^ d ^ j T l | g L m e n t e y a enrola- ellos, si se pasaban al enemigo con elementos y personal confia-
gaciones y o simplemente por procèdi; dos a su honor militar. Así se formaron muchos He los a c i a l e s
generales y de los oficiales superiores antes del año de 1847.
^ S ^ h r ^ d o Practicar juiciosamente las
más elementales virtudes ^ ^ ^ n s c j e n t e , h a sido educada den-
LO QUE DEBERIA HABERSE HECHO
£1 ror-ordar co™0 han hecho su defensa con éxito, los pue-
blos débiles invadidos v v a resuelto el ca<-o de- a b a l d o n a r las
curnbr^s p a r a batir a los franceses, parecería un mejor a l e r t o ,
P e c p s presentado por S n p r e ocul- haberlos dejado avanzar a fin de que alargaran o perdieran
cualidades militares, c;ue han. terado m ^ s P adversa- su línea estratégica dé comunicaciones, va convertida en ese
caso en línea de retirada; procurar batirlos constantemente so-
bre esa línea, empleando en constante cambio de maniobras, los.
núcleos de oriente y centro. Haber aprovechado la opo~tun ; dad
p a r a batir en detall; primero a la columna de la izquierda y des-
pués a la de la derecha, cuando hicieron la atrevida maniobra
de separarse para iniciar el cerco de la plaza; en cada caso con
eventos de guerra extranjera. t t t m a o s más sanos y mesurados, todo el efectivo nuestro —para no exponernos a un fracaso— y
ria de la verdad, Presentandola con juraos mas y ^ de gue. acumular tropas p a : a cortar la línea a su base.
No vamos a suponer que hubiéramos tenido éxito y que hu-
tfSSSttX—deíender la
f
pas, dejando al enemigo, franca, abiertamente la elección del lu-
biercm derrotado a los franceses; pero ese y no otro hubiera si- gar que le conviniera p a r a librar una acción, que acabaría p a r a
do el medio de conservar nuestros gruesos, q u e harto y mayor siempre, con aquel núcleo de tropas inorganizadas e indisciplina-
mal hub : eran hecho a sus adversarios, q u e exponerlos como se das t n su mayor número, que para n a d a utilizaron los defensores
hizo a que los franceses aprovecharan la ineptitud del mando, de Pueb'a, como aauellos tampoco para n a d a sirvieron a sus au-
para llevar a la práctica fácilmente u a de las maniobras favoritas xiliares, y a q u e jamás emprendieron la más elemental maniobra
del Maestro en la guerra y batie-an, como lo hicieron, primero de conjunto, para pasar a e ia misérrima actitud de defensa pa-
al núcleo mexicano que desempeñaba el papel de Ejercito Au- siva a que estuvieron sujetos todos aquellos valerosos oficiales y
xiliar y después, y a sin enem go exterior que los inquietara es- soldados, muy dignos de haber sido mejor mandados, como lo
perar a c u e el agotamiento de encierro, si es que no había deci- fueron el 5 de Mayo, por el genial triunfador .en la misma Puebla.
sión para salir, resolviera de la suerte del otro Cuerpo de Ejer-
Al entrar a Puebla las tropas mexicanas, algunos de los prin-
Clt cipales Jefes opinaron que la Plaza éstaba muy débil, con sólo los
° "No son las masas en reposo las que deciden las batallas fuertes y demás ob as intermedias y secundarias q u e existían. El
son las masas activas": Jefe de Escuadrón J. Rocquencourt, del Comandante de Ingenieros informó que la plaza se cerraría a su
Cuerro Peal de Estado Mayor. 1838. ' debido tiempo y como se insistiera por algunos contra la opinión
Muy lejos estuvo la masa defensora de la ciudad de Puebla del acreditado técnico, el General Colombres suplicó al General *
en haberse convertido en una masa activa. No obstante las con- Comandante que se le retirara de la Jefatura de la Comandancia
tinuadas insinuaciones del General Comonfort, la guarnición de de Ingenieros, cuyo cargo se abrogó erróneamente al Jefe del Es-
la plaza permaneció en absoluta pasividad. . \ tado Mayor, disponiendo que los Jefes y Oficiales de Ingenieros
nombrados para los diversos frentes de la Plaza, quedaran a. las
NUESTROS CUERPOS DE EJERCITO. órdenes de los Comandantes de las líneas. '
Las mejores Erigadas, con los Generales más aptos a su Ya era bien conocido el principio de que para formarse los In-
frente las mejor organizadas y en las que se había implantado gemeros militares era necesario que estuvieran sujetos a una asi-
la debida disciplina eran las que iban a formar parte del Cuerpo d u a aplicación y la serie de muchos años de práctica y de expe-
de Ejército de defensa. De todos esos factores importantísimos, riencia. Ya no se confiaban esos trabajos especialistas, como allá
iban a disfrutar los defensores de Puebla, los que en todas las en la antigüedad a los oficiales más competentes de Infantería y
líneas de defensa ya del exterior, como del interior podían apro- era y a elemental que ese servicio estuviera sujeto a un solo man-
vechar como aprovecharon, para combatir tras de abrigos, prin- do, al Comandante de Ingenieros.
cipalmente los muros infranqueables de las vetustas iglesias y El mando mexicano en Puebla, al encerrarse en la Plaza a
de las casonas de gruesas paredes de la legendaria Ciudad; en que necesariamente habría de sucumbir, cometiéndose el error
tanto q u e el Cuerpo de Ejército Auxiliar iba a contar con elemen- craso de suprimir el Comandante de Ingenieros; debería haberlo
tos muv inferiores en todos los órdenes; oficiales con disciplinas substituido, si así convenía, por no alimentar las mismas opinio-
de caudiHaie v reclutas y soldados voluntariosos en su generali- nes del general Colombres, pero además de ser un gran disparate
dad; aauerridos para la pequeña escaramuza, pero totalmente esa supresión, se cometía el enorme error de dispersar la opinión,
incapacitados p a r a sostener una batalla campal o d e encuentro, rompiendo con lo unificado que deben conservarse esos trabaios,
donde obligados a combatir sin abñgos, les faltaría esa confianza, dejando que los Comandantes de sectores opinaran y resolvieran
que W rarapetos roben crear hasta para los soldados bizonos. asuntos de carácter técnico bien ignorados por ellos.
El Ejército Auxiliar jamás pudo competir, tener alaún equili- Lo natural, lo debido, lo legal hubiera sido que el Teniente
brio, con la fuerza fysica del núcleo aue desprendiera el adversa- Coronel más antiguo de la sección de Ingenieros hubiera queda-
río ; nunca ocupó una posición ventajosa, no evitó, antes al con- do como Comandante General del Arma, pero y a hemos visto q u e
trario, fué su ca-acterística, diseminarse en larga extensión y se a iniciativa del Jefe del Estado Mayor, erróneamente a p r o b a d a
faltó por el mando uno a uno, a todos los consejos de los grandes por el Comandante en Jefe, se suprimió contra toda ley militar, un
Generales, se olvidaron los detalles de la historia nuestra, escritos puesto que debe siempre estar cubierto en toda gran unidad.' No
con caracteres de descalabro en la invasión de 1847/48 y p a r a na- debe olvidarse esta primera imposición del Jefe del Estado Mayor,"
d a se tomó e n cuenta la geografía en q u e iban a operar las tro- hasta sobre una prescripción legal, que debe tomarse en cuenta
p a r a la marcha de los acontecimientos, los continuados errores Generales: José Ma. Mora.
que se cometieron y la final y fatal resolución de la entrega de la José Ma. Patoni.
plaza, aunque con u n a rendición honrosa y excepcional en los Eutimio Pinzón. 40 187 2,829
anales de Ja Historia Militar.
BRIGADA DE OAXACA.
CUERPO DE EJERCITO DE ORIENTE DEFENSOR DE LA PLAZA General Ignacio Mejía. 15 111 1,322
DE PUEBLA (1863).
Corporaciones Sueltas.
Comandante en Jefe: General Jesús González Ortega. Coronel Nicolás Prieto. 51 118 439
Cuartel Maestre: General José María G. de Mendoza.
Ingenieros: Teniente Coronel Amado Camacho. Total de Infantería 250 1,388 18,523
Ambulancia Médico Juan Navarro.
Artillería: General Francisco Paz. Total efectivo del arma de Jefes Oficiales Troca
Infantería. Caballos
250 1,388 18,523
Jefes Oficiales Tropa.
la. División. — General Felipe B. ARTILLERIA
Berriozábal. 75 78 Total efectivo. 128 1,180 20
La p a l a b r a en lugar de la a p r o p i a d a del tecnicismo militar, El 21 de marzo, tal como se había previsto, pudieron hacer
concentración, h a d a d o lugar a q u e se h a y a creído q u e el Ejér- su salida de la plaza las Brigadas de Caballería de C a r b a j a í ,
cito Mexicano h a b í a p a s a d o al pie de guerra —duplicándose Aurehano Rivera. Esas tropas marcharon a i n c o r p o r a r s e ^ C u e í
cuando menos el eíectivo—, de los cuerpos q u e se h a a n o t a d o ™ J T dS Centr
° " t s t o s A m e n t o s , soberbios p a r a ser
como q u e s e han movilizado y q u e no sufrieron modificación en en ? o í Í,K 6n la PeqUe a
, " ^ e r r a , en la guerra de gSeínllas,
su efectivo bien reducido por cierto y cuando sólo se h a querido en os albazos en las emboscadas y p a r a el continuado oficio
decir q u e esos cuerpos van a ser concentrados en otro lugar. de inquietar y de embestir sobre puestos avanzados, p a r a n a d a
LAS EPOPEYAS DEL SITIO ' T h J 7 7 ^ f 1 6 m p e ñ 0 d e U n a a c c i ó n d e gran guerra q u e
Los hechos aislados, los combates sostenidos por nuestros Í a o n a a camrí ^ ^ ^ ^ s * 5 Y e¡ EjérCÜO A u X ;
raS qU e m e n s u e ñ o s
valientes oficiales y soldados supieron hacer honor a la fama de °' L P°dían sostener esas
sus adversarios, en n a d a desmereció el mérito de muchos de los fuerzas, preparadas, muy bien acondicionadas, de u n a movilidad
oficiales, generales y superiores, pero tanta abnegación y tanto grande p a r a jamas dejar en reposo a los pequeños puestos o a
sacrificio, fueron torpe y festinadamente inaprovechados por una los destacamentos en sus incursiones.
La defensa de los fuertes y de las líneas establecidas no
rendición, que con todos los arrestos de honor y de hombría, no
dejo de hacerse un solo momento con una heroicidad g r a n d e
supo corresponder a los principios económicos, dentro del orden
palmo a palmo supieron disputar nuestros mexicanos, la ocu-
militar, que estaba autorizada a reclamar una nación q u e habría
pación de aquellos terrenos confiados' a su h o n o r . d e soldados-
de emprender, como emprendió, una larga lucha p a r a readquirir
pero el fin, la suprema ley, aquella q u e anatematiza a los a u e
su autonomía y salvar los principios republicanos. /
se encierran en las plazas, sin contar con los auxiliares técnicos
No fué comentado favorablemente por el elemento defensor especificados y q u e no s a b e n a b a n d o n a r la pasividad injustifi-
d e la plaza de Puebla c u a n d o el 18 d e marzo, los invasores por c a d a habría de realizar su designio sobre los defensores de la
un rodeo se a p o d e r a n del Fuerte de San Juan; no se hizo u n a grande inmensamente g r a n d e ciudad de Puebla, elevada a ese
salida general al norte, como parecía indicado, durante la marcha pedestal d e inmortalidad, portel genio característico, perseverante
de flanco de la fuerza francesa o que cuando menos se hubiera - y firme del general Zaragoza y de sus soldados, q u e después de
disputado la ocupación del cerro de San Juan. El general La- recibir el espaldarazo de la gloria el 5 d e mayo, d e j a b a lauros
lanne h a explicado que en aquel d í a no se contaba a ú n con la memísimos p a r a inmortalizarse defendiéndola
cooperación de las tropas del general Comonfort, por q u e sólo
El fuego vivísimo d e cañón no c e s a b a y no sólo lo abrían
h a b í a con el general Uraga una parte d e los efectivos del irre- .
las baterías enemigas p a r a procurar la apertura de brechas sino
guiar Cuerpo de Ejército del Centro. Pero los acontecimientos y
cuando se d a b a n cuenta de q u e nuestros soldados reponían u n a
los comentarios de las propias cartas de los generales no dejan
parte, la parte de los parapetos demolidos, empleando sacos d e
lugar a d u d a r q u e ni en aquel día, ni en ningún momento pu-
tierra p a r a esas elementales reparaciones.
dieron ser eficaces ld& auxilias del Ejército Auxiliar por las ra-
zones q u e he expresado con relación a su organización, a su No d e j a b a el mando de cometer desaciertos; no de otro
disciplina y a sus mandos, cuanto por que tampoco el coman- modo fue juzgado por los entonces tenientes coroneles Lalanne v
d a n t e del Cuerpo d e Ejército de Oriente pensó o no supo pensar Troncoso, la p e q u e ñ a salida del Fuerte de San Javier contra la
jamás cómo • podría haber empleado la cooperación de ambos tercera y cuarta paralelas, llevando poca fuerza (así lo disponía
Cuerpos en u n a maniobra de combate fructífera, eficaz y de re- la orden). Aquella inútil y p e q u e ñ a salida se hizo por un lado
sultados positivamente beneficiosos p a r a la república. con treinta hombres del 2o. y 30 del 6o. de G u a n a j u a t o Los re-
sultados prácticos. . ningunos. La tercera parte de aquel p e q u e ñ o
Combates de resistencia, de defensa, de auxilio a los lugares efectivo quedo tendido fuera de los parapetos pues', innecesa-
más atacados; esa y no otra, debería haber sido la continuada riamente, audazmente llegaron hasta tocar la trinchera enemiga
acción de los defensores de Puebla en aquel largo, innecesario Los franceses dieron a conocer q u e estaban muy confiados en
y aniquilativo esfuerzo, q u e al fin se diluyó en u n a rendición con . q u ®. l o s defensores no harían salidas,- con mayor efectivo les
sacrificio de todos los elementos, q u e el gobierno de la repú- pudieron haber clavado los cañones de esa trinchera y nuestros
blica, seguramente h a b í a confiado con la intención de q u e fueran bravos dieron a conocer, q u e aún ante una orden descabellada
1
más eficaz y largamente aprovechados. nuestros soldados eran muy capaces de emprender salidas signi-
—26—
r- \ **
)
La p a l a b r a en lugar de la a p r o p i a d a del tecnicismo militar, El 21 de marzo, tal como se había previsto, pudieron hacer
concentración, h a d a d o lugar a q u e se h a y a creído q u e el Ejér- su salida de la plaza las Brigadas de Caballería de C a r b a j a í ,
cito Mexicano h a b í a p a s a d o al pie de guerra —duplicándose Aurehano Rivera. E s a , tropas marcharon a i n c o r p o r a r s e ^ C u e í
cuando menos el efectivo—, de los cuerpos q u e se h a a n o t a d o ™ J T dS Centr
° " t s t o s A m e n t o s , soberbios p a r a ser
como q u e s e han movilizado y q u e no sufrieron modificación en en ? o í Í , b 6n la PeqUe a
, " ^ e r r a , en la guerra de gSeínllas,
su efectivo bien reducido por cierto y cuando sólo se h a querido en os albazos en las emboscadas y p a r a el continuado oficio
decir q u e esos cuerpos van a ser concentrados en otro lugar. de inquietar y de embestir sobre puestos avanzados, p a r a n a d a
LAS EPOPEYAS DEL SITIO ' T h J 7 7 ^ f1 6mpeño de Una acción de
gran guerra q u e
6ntre IOS í r C m C e S e S y
E rcito eí
Los hechos aislados, los combates sostenidos por nuestros a í ^ J Z ^ ' * Auxmar;
raS qU e m e n s u e ñ o s
valientes oficiales y soldados supieron hacer honor a la fama de °' L P°dían sostener esas
sus adversarios, en n a d a desmereció el mérito de muchos de los fuerzas, preparadas, muy bien acondicionadas, de u n a movilidad
oficiales, generales y superiores, pero tanta abnegación y tanto grande p a r a jamas dejar en reposo a los pequeños puestos o a
sacrificio, fueron torpe y festinadamente inaprovechados por una los destacamentos en sus incursiones.
rendición, que con todos los arrestos de honor y de hombría, no La defensa de los fuertes y de las líneas establecidas no
supo corresponder a los principios económicos, dentro del orden dejo de hacerse un solo momento con una heroicidad q r a n d e
militar, que estaba autorizada a reclamar una nación q u e habría palmo a palmo supieron disputar nuestros mexicanos, la ocu-
de emprender, como emprendió, una larga lucha p a r a readquirir pación de aquellos terrenos confiados' a su h o n o r . d e soldados-
su autonomía y salvar los principios republicanos. / pero el fin, la suprema ley, aquella q u e anatematiza a los q u e
se encierran en las plazas, sin contar con los auxiliares técnicos
No fué comentado favorablemente por el elemento defensor especificados y q u e no s a b e n a b a n d o n a r la pasividad injustifi-
d e la plaza de Puebla c u a n d o el 18 d e marzo, los invasores por c a d a habría de realizar su designio sobre los defensores de la
un rodeo se a p o d e r a n del Fuerte de San Juan; no se hizo u n a grande inmensamente g r a n d e ciudad de Puebla, elevada a ese
salida general al norte, como parecía indicado, durante la marcha pedestal d e inmortalidad, portel genio característico, perseverante
de flanco de la fuerza francesa o que cuando menos se hubiera - y firme del general Zaragoza y de sus soldados, q u e después de
disputado la ocupación del cerro de San Juan. El general La- recibir el espaldarazo de la gloria el 5 d e mayo, d e j a b a lauros
lanne h a explicado que en aquel d í a no se contaba a ú n con la mentísimos p a r a inmortalizarse defendiéndola
cooperación de las tropas del general Comonfort, por q u e sólo
El fuego vivísimo d e cañón no c e s a b a y no sólo lo abrían
h a b í a con el general Uraga una parte d e los efectivos del irre- .
las baterías enemigas p a r a procurar la apertura de brechas sino
guiar Cuerpo de Ejército del Centro. Pero los acontecimientos y
cuando se d a b a n cuenta de q u e nuestros soldados reponían u n a
los comentarios de las propias cartas de los generales no dejan
parte, la parte de los parapetos demolidos, empleando sacos d e
lugar a d u d a r q u e ni en aquel día, ni en ningún momento pu-
tierra p a r a esas elementales reparaciones.
dieron ser eficaces ld& auxilias del Ejército Auxiliar por las ra-
zones q u e he expresado con relación a su organización, a su No d e j a b a el mando de cometer desaciertos; no de otro
disciplina y a sus mandos, cuanto por que tampoco el coman- modo fue juzgado por los entonces tenientes coroneles Lalanne v
d a n t e del Cuerpo d e Ejército de Oriente pensó o no supo pensar Troncoso, la p e q u e ñ a salida del Fuerte de San Javier contra la
jamás cómo • podría haber empleado la cooperación de ambos tercera y cuarta paralelas, llevando poca fuerza (así lo disponía
Cuerpos en u n a maniobra de combate fructífera, eficaz y de re- la orden). Aquella inútil y p e q u e ñ a salida se hizo por un lado
sultados positivamente beneficiosos p a r a la república. con treinta hombres del 2o. y 30 del 6o. de G u a n a j u a t o Los re-
sultados prácticos. . ningunos. La tercera parte de aquel p e q u e ñ o
Combates de resistencia, de defensa, de auxilio a los lugares efectivo quedo tendido fuera de los parapetos pues', innecesa-
más atacados; esa y no otra, debería haber sido la continuada riamente, audazmente llegaron hasta tocar la trinchera enemiqa
acción de los defensores de Puebla en aquel largo, innecesario Los franceses dieron a conocer q u e estaban muy confiados en
y aniquilativo esfuerzo, q u e al fin se diluyó en u n a rendición con . q u ®. l o s defensores no harían salidas,- con mayor efectivo les
sacrificio de todos los elementos, q u e el gobierno de la repú- pudieron haber clavado los cañones de esa trinchera y nuestros
blica, seguramente h a b í a confiado con la intención de q u e fueran bravos dieron a conocer, q u e aún ante una orden descabellada
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más eficaz y largamente aprovechados. nuestros soldados eran muy capaces de emprender salidas signi-
ficativas, determinantes, seguramente, antes que dejar las astillas parapetos, lienzos enteros de los muros, techos y blindajes de
de las armas en aquellos muros que tanto supieron defender con la Pemienciana y San Javier fueron piorno barridos y a c r i b a -
épicas hazañas que tenían lugar pasivamente a diario, a cada dos, aunque he.oicamente defendidos por los b a t a n ó o s zo v
momento, en c a d a fuerte ;y en cada línea de defensa, con un bo. a e Cjuanajuaio.
ardor-, con una firmeza y con un entusiasmo patriótico, muy dig- L1 Fuerte r.o tuvo más remedio que permanecer en silencio-
no de haber sido manejado con mayor competencia y con mayor solo el a e banía Anita con seis cañones y el de More os con
efectividad. Pero el caudillaje seguía imperando en la república cua.ro, esio a larga a.stanc.a pudieron responder al luego ene-
y el gobierno había sido, constreñido, obligado por la opinión migo, que a poco acallaba estas audaces bocas de fuego Una
armada a confiar el mando del Cuerpo de Ejército de Oriente a hora de cctnoneo, resistido en sus puestos por nuestros venientes
un caudillo, pero a un caudillo militarmente inepto. Hasta ahí solcaaos que caían entre los derrumbamientos y se levantaban
nos seguía la adversidad del destino: con la muerte del general airosos con su fusil. Una descubie.ta a e zuavos y en seguida todo
Zaragoza, había quedado inoculado de muerte el Cuerpo de el batallón, una Compañía a e ¿ a p a d o r e j y ei 1er. ixaaiion de
'Ejército, que él con su mando supo inmortalizar y ahora ya nu- Cazadores a pie se lanzaron al asalto con u n a disciplina y con
meroso, potente y bien integrado, acabaría p a r a siempre ante un aplomo admirables, siguiéndolos como reserva el 51 a e nnea
la veleidad de un mando inactivo e irresoluto. el 3o. de zuavos (sólo un Batallón) y dos batallones de guardia
El día 28 de marzo varios de nuestros militares competen- de hinchera ael propio 51. bi asalto fué hábil y íorm fiablemente
tes no se explicaban por qué no se decidían a verificar un asalto llevado a fondo; cuando núes,ros s o b a d o s lo sintieron y a esta-
sobre el Fuerte y la Penitenciaría y al mismo tiempo pensaban b a n los zuavos dentro del fuerte. Es indescriptible lo fo.midable
razonando por qué no atacarían al mismo tiempo por el Señor de la epopeya; nuestros soldados se baten valerosamente nues-
de los Trabajos. Qué hubiera importado a los franceses perder tros ouciaies a la cabeza de fracciones reducidas disputan a las
hasta dos mil o más hombres, según los competentes oficiales armas francesas el honor, puesto en mejores manos, que en la de
Montésinos, Rosado y Troñcosor esa embestida los haría dueños aquellos patriotas que defendieron con u..a heroiciaad gra ide
de la plaza en un solo ataque y en*m solo día. Era de suponerse inmensa, inconcebible el Fue. te aquel de la Puebla de la Leyenda
que se hubieran dado cuenta de que ya para esta fecha, con Un grupo de 20 h o m b e s del 6o. Batallón de Guanajuato que
excepción dé cuatro fuertes campamentos, todo lo demás era equivocaron la salida por las horadaciones, fué a encerrarse a una
una débil línea, y se suponía que los atacantes de la plaza, sólo pieza que sólo tenia una ve.nana con una ie,a muy gruesa que
frente a San Javier, podrían haber concentrado no menos de doce no pudieron romper. El abanderado subteniente Cervantes desde
mil hombres. No podían aquellos competentes militares explicarse ahí gritó desesperadamente al coronel Montesinos p a r a entre-
por qué no verificaban un ataque las fuerzas sitiadoras, cuando garle la bandera. Al fin lo consiguió y ahí murieron en el más
disponían de quince mil hombres, sin grande esfuerzo p a r a po- formidable de los combates, aunque salvando la bandera, que a
derlo llevar a fondo, lo e-xcedido para atacar un fuerte ya des- su vez salvó el coronel Montesinos, aún ante la rendición orde-
truido, batido por 35 cañones que ya no podían obtener la debida n a d a por el General en Jefe. Al fin después de furiosos contra-
respuesta y la demolición ;ya practicada hasta 50 metros de foso. ataques, que les dieron a los nuestros momentánea readquis-ción
Era mucho lujo de precaución, de trincheras y de cañones p a r a de la luneta, aquellos valientes, diezmados, vencidos por el nú-
un fuerte pequeño y desmantelado; pero ese lujo, ese temor p a r a mero, por los desplomes y por el aislamiento, retira on su defini-
asaltar, esa precaución metodizada y parsimoniosa, se lo habían tiva retirada, no sin dejar en los muros derruidos de San JavieT
sabido imbuir el valor de; nuestros soldados, el arrojo para com- • la histona toda de una defensa admirable, en que se disputa-
batir cuerpo a cuerpo y la indiscutible entereza de oficiales como ban la primacía, el honor, el patriotismo, el deber y la audacia
tantos, entre otros admirables el heroico Coronel Auza poco militar portentosamente desarrollada por aauellos valientes muy
rememorado entre tanto episodio épico que opacamos con núes-' capaces de haber roto el sitio y de haber llevado sus banderas
tra incuria y falta de debido patriotismo. tnuniadoias en la masa atacóme, para esperar mejores momen-
tos, que indiscutiblemente les hubieran ofrecido un mejor mando
San Javier fué atacado por un fuego violentísimo, nutrido sapiente p a r a escoger la clase de guerra apropiada y los instantes
y concentrado. Toda la artillería de las paralelas adversarias -y oportunos para constante y eficazmente interceptar su ya laraa
sus morteros en número de 36 cañones de batalla de 8 y 12; línea de comunicaciones.
4 morteros y 4 obuses de'montaña; total 44 bocas de fuego. Los
De n a d a sirvieron los arrestos de furia y de empuje del LA DEFENSA PASIVA
histórico Cuerpo de Caballería "La Legión del Norte".—Los ca- La defensiva ofensiva que se h a llamado también, defensa
pitanes Treviño y Naranjo se baten rabiosamente en la Peni- activa es tan ventajosa en estrategia como en tácüca Se ob-
tenciaría, saltan el parapeto y hasta que pierden un tercio de tienen entonces las ventajas de los dos sistemas esperando el
su efectivo, vuelven a sus posiciones después de causar la des- momento que conviene p a r a atacar, aprovechando los recursos
organización y numerosas bajas a los adversarios. naturales que ofrece el país.
No necesitamos hacer alarde del justo y meritísimo com- Wellington supo sacar un gran partido de este género de
portamiento de nuestros soldados —arinque esto sea un legíti- Belgica e n Portu al
mo orgullo—El General Forey en uno dé sus partes al Ministro STS? ° S y en España; pero
de la Guerra de su país, h a dicho que el fuego del 29 de marzo en México aconteció muy diferente, ya que dados los elementos
h a podido compararse con el de Sebastopol, informando que con que se contaba p a r a hacer la campaña defensiva, ni s e
perdió en esos combates 16 Jefes y Oficiales y 231 de tropa.— iba a salir de ella, y, el espíritu y la indecisión del General en
Según los informes mexicanos perdieron por muertos más de Jefe fue obstinada por la defensa de Puebla sacrificando todos
doscientos y otros tantos por heridos.—Según los oficiales fran- los elementos con que se contaba y que aunque heroicamente
ceses las pérdidas del día ascendieron a 600 hombres. haciendo una defensa ejemplar y una rendición excepcionalmen-
te honrosa, la verdad es que se perdieron todos los elementos
Las pérdidas nuestras fueron enormes; del 2/o. Batallón de con que se contaba y trajo como resultado que s e abriera un
Guanajuato sólo sobraron alrededor de cien hombres; del 6/o. paréntesis de defensa hasta cuando se retiró el Ejército Francés
quedaron 300; de los cinco pelotones de artillería sólo quedaron en que nuevamente en el Norte y en el Oriente de la República
dos y la bravísima Legión del Norte perdió la mitad de su per- se verificaron hechos de armas de marcada significación
sonal.—De las demás tropas hubo 600 bajas.—Lástima grande Uno de los más grandes talentos del General es saber em-
de tanto heroísmo en misión de sacrificio inútil, por la equivoca- plear los dos sistemas, sobre todo, saber recobrar la iniciativa
ción o ignorancia indiscutible del mando obsecado en mante- en medio mismo de la lucha defensiva. El general González
nerse en una defensiva pasiva, situación muy -a propósito p a r a Ortega nunca inició la ofensiva y se notó que todas las veces
agregar un desastre más, a los muchos que registraba y a la que el Cuerpo de Ejército del Centro buscaba los combates no
historia militar de.los que ineptamente se encerraban en plazas tomaban parte los defensores de la plaza, sino en la acüiud pro-
para esperar un aniquilamiento o la destrucción de sus tropas. pia de defensores, concretándose a llamar la atención y de ve-
El ataque y toma de San Javier fué el hecho'de armas más rificar aislados combates de gasto que n a d a significaron p a r a
significado del sitio de Puebla. El general Troncoso en sus notas el éxito. o
"Cambiar la línea de operaciones está considerada como
escribió: .. la maniobra más hábil q u e enseña el arte de la guerra" Na-
"Como simple comparación que hago al poner en limpio poleón 1.
esos apuntes, que dejo tal como los escribí, hago constar: que
el ataque y toma de San javier, fué el hecho de armas más gran- Los que aconsejaron al general Forey que dejara Puebla y
de del sitio de Puebla. Hubo otros hechos muy importantes y siguiera a México no a n d a b a n errados, y a que el cambio de la
gloriosos, como fueron: el de Guadalupita; Hospicio; los dos ae línea de operaciones podría haberle ofrecido dos oportunida-
S Marcos; los dos de San Agustín; los dos de la manzana entre des; batir al Cuerpo de Ejército de González Ortega en su mar-
Miradores e Iglesias; los de las calles y casas de los Loros y la cha p a r a proteger México y después atacar la capital que esta-
Estampa; la manzana del mesón de la Reja; el brillante de Santa ría defendida por el Cuerpo de Ejército a e Comonfort, q u e por
Inés que sigue en importancia a San Javier, por. las perdidas cierto no contaba con elementos dignos de tomarse en cuenta.
del enemigo y las . circunstancias especiales que concurrieron; Lo atestigua la derrota que sufrió por un núcleo de poca im-
los dos de Pitimí; derecha del Carmen; fuerte de Ingenieros etc., portancia del Ejército expedicionario. No fué error del general
etc, pero en ninguno atacaron los franceses con 5,600 hombres, Forey no haber marchaao resueltamente sobre México, pues
más su reserva y 36 bocas de fuego, ni la guarnición de la tenía noticias de la terquedad del mando de que a toda costa
plaza respondió al final con 48 cañones como sucedió el zy de ¿ e defendiera Puebla, en lugar de haber cambiado la línea de
marzo en el ataque y toma de San Javier", opergciones, dejando la línea de comunicaciones del enemigo
p a r a por retaguardia lenta y sucesivamente batirla, con objeto El gobierno tal vez se volvió a encontrar como cuando de-
de llegar a una interrupción definitiva, sin haoer sacrificado cidió deienaer Puebla el ano ue ibuz y a ^ e su o J n
tanto elemento que se debería haber cuidado para engrasar nea por necesidad política hubo de n o ' m W a i g e n ^ ^ n z á S z "
constantemente las filas y no habe.lo expuesto a la destrucción £ 2 ' q u V ' n t r e u ° í a S g r a v e s f a I t a s que cometió, es m á S n a
torpe- que ocasionó que las operaciones militares ofensivo-defen- e
sivas de las tropas nacionales, tuvieran un interregno tan defi- on a ™ t c f ° ° n° h Q b e r qUe 1QO C
" °mbinar en
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nitivo, que sólo vuelven a ser dignos de toma.se en cuenta los con iao trocas del c u e r p o de inercia aei oeUro, no oostanie la
combates, cuando el ejército hancés se re lira y podemos ad- c o n m u a d a insistencia del general Comonfort para convertí?'en
quirir elementos de guerra en los Estados Unidos, ai terminarse activa, ia pecosa aelensiva pasiva a o;ue esiuv.e on s u ^ a s las
la guerra separatista. tropas empeñosamente sacrificadas en la Ciudad de Zaragoza
Para la defensa de Puebla se olvidó mucho de lo que acon- , . „ D e t - u c h o hubiera servicio al mando mexicano necear la
sejaba el teniente general prusiano Púttwvtz et Gaíron —1860. Si brillante obra A r t e del lgeneral
^ Q G U e r r aJomini,
' ' A l g uescrita
n a v e z el
h e año
o í d o 185l en su 'Re
d e c ^ a alguna
el mando mexicano hubiera tenido ese libro a la v.GÍa, se hu-
biera dado cuenta de que Puebla no estaba en condiciones de
de nn aa dd aa teo
i E S ^ 9aquí
co ;^ c;ue
Cti ne3 1
° nuestros
^ S Ir S Q q U i RO
-°guerrilleras
° ° h a i nresue'to
o t a r n olas
s
en ser defendida y aunque lo fué muy airosamente, pejo con con sól valor Y activ¡dad y
el peor de los éxitos; con la destrucción de dos Cuerpos de Ejér- d °
cito que llevaban reunido la mayor parte del mater.ai de guerra
con que se contaba y un núcleo grande de oficiales de todas las APRECIACIONES SOBRE EL MANDO
jerarquías q u e se sacrificaron inútilmente.
Si por el estudio detenido de los hechos militares v de la
Desde 1865 y a el general Jomini, que era reputado como actuación del general González Ortega, se deduce que estaba mu?
un; consejero de primera categoría en asuntos de estrategia y lejos de poder desempeñar con eficiencia altos mandos ya al
de táctica, decía en un folleto de conclusiones: terminar estos modestos apuntes de estudio, he encontrado co-
"Después de diferentes debates se ha llegado a esta con- rroboradas mis apreciaciones por el mismo P r e s i d i e Jua ez en
clusión definitiva: El sistema de Wellington es ciertamente bueno .algunas de sus cartas y en el diario del notable jurisconsulto
para la defensiva." El sistema defensivo maestro de Wellington D José María Iglesias, importante colaborador en el gabinete
tuvo su aplicación y resonancia en la campaña de Portugal y ese i a nacíonc
sistema y no otro, es el que debe, desarrollar México al ser inva- publiranas < M a d y de las instituciones re-
dido por países fuertes. No obstante que el general González Ortega demostró qran-
El General en Jefe'había sido caudillo en la guerra de Re- de ineptitud para colaborar en una maniobra significativa deján-
forma, título moral que alcanzó en la batalla de Calpuialpan dose sorprender infantilmente en el Borrego y una lamentable y
que dió al traste con el Partido Conservador; pero aquel caud'llo continuada inercia defendiendo Puebla hasta acabar inutilizando
q u e obtuvo el triunfo en una batalla de encuent o, como fué la de todos los. elementos de guerra que el gobierno puso a su dis-
Calpuialpan, estaba lejos de ser un buen General en Jefe p a r a posición para combatir al invasor, sin embargo el Presidente
combatir contra selectos oficiales como traía el ejército francés. Juárez que hubo de errar con frecuencia para decidir sobre
La reclutada enorme del Borrego, que lo separa mucho de quienes deberían tener los mandos principales en septiembre de
que se le considere como un oficial elementalmente hábil, lo , ordeno la formación del "Primer Cuerpo de Ejé c'to de Oc-
vedaba de haber sido nombrado General en Jefe; pero nuestras ciaente" conf;ando el mando a l inerte defensor de Puebla
organizaciones de revuelta obligan a que se conserven en los Los resultados pésimos de tal elección no tardaron en dejarse
mandos q personas que con su dirección y su jerarquía han oca- sentir pues el 21 de septiembre cerca de Majoma, Durango per-
sionado a la república serios desastres, que no solamente han día el general González Ortega el combate, según las apreciacio-
originado el sacrificio inútil de elementos, muy dignos de mejor nes de los miembros más caracterizados del gobierno y la del mis-
suerte, si no q u e como en la Guerra Americana, a esos gene- mo Presidente, porque el general González Ortega no hizo que
rales, se debió en parte la pérdida de una buena parte del terri- temaren parte en el combate todas las tropas disponibles- pues
torio; debiendo confesarlo para que se busque el remedio para., solo combatio una pequeña fracción; en tanto que la mayor parte
el porvenir, que esas pérdidas de territorio rio ofrecen ni el palia- presenciaba los hechos en formación. Esta trapa que tan mal pa-
tivo de que hayan sido pérdidas con honra.
p a r a por retaguardia lenta y sucesivamente batirla, con objeto El gobierno tal vez se volvió a encontrar como cuando de-
de llegar a una interrupción definitiva, sin haoer sacrificado cidió deienaer Puebla el ano ue ibuz y a ^ e su o J „
tanto elemento que se debería haber cuidado para engiosar nea por necesidad política hubo de n o ' m W a i g e n ^ ^ n z á f e z "
constantemente las filas y no habe.lo expuesto a la destrucción ta 2 ' q h \ u°?aS grQVes íaItas cometió, es m á L m a
torpe- que ocasionó que las operaciones militares ofensivo-defen-
sivas de las tropas nacionales, tuvieran un interregno tan defi- L
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nitivo, que sólo vuelven a ser dignos de toma.se en cuenta los continuada insistencia del general Comonfort para c c n v S i en
combates, cuando el ejército francés se re lira y podemos ad- activa, ia pecosa aet.nsiva pasiva a o;ue estuv.e on s u l a s
quirir elementos de guerra en los Estados Unidos, ai terinina.se tropas empeñosamente sacrificadas en la Ciudad de Zaragoza
la guerra separatista. , . „ D e t - u c h o hubiera serviao al mando mexicano necear la
Para la defensa de Puebla se olvidó mucho de lo que acon- brillante obra del general Jomini, escrita el año 185l en su 'Re
Arte
sejaba el teniente general prusiano Pxittwítz et Gairon —1860. Si ^ l Q G U e r r a ' ' A l g u n a v e z h e o í d o e l e c t a alguna
el mando mexicano hubiera tenido ese libro a la v±ota, se hu- ra
biera dado cuenta de que Puebla no estaba en condiciones ddeo nnaaddaa teo
1eó1ro co c;ue ^ 9aqu> C t i n e 3 q U G 1 OSOIrOS a g u i n o
° nuestros " guerrilleros h a i necesitamos resue'to las
;
en ser defendida y aunque lo fué muy airosamente, pejo con con sól
el peor de los éxitos; con la destrucción de dos Cuerpos de Ejér- d °valor Y activ¡dad y
t
general O'Horán tomando la rienda del caballo, el general Eche- tusiastas y resueltos; sin embargo en general había la creencia
garay asiéndolo del brazo derecho y e] coronel Cañedo por el seguramente por lo que se sabía respecto a organización y elemen-
izquierdo, impidieron aquel supremo arranque de desesperación tos del Cuerpo Expedicionario, muchos oficiales tenían la creen-
del antiguo caudillo, Así fué arrancado del terreno ya ocupado cia bien fundada por cierto, de que no podrían resistir indefini-
por el enemigo aquel valiente general que derramó copioso damente a los esfuerzos de los adversarios (Niox) pero abrigaban
llanto de rabia y de dolor amargo. la firme voluntad de prolongar la resistencia hasta el último mo-
En la Junta de Guerra el general González Ortega, infor- mento. De este lado, dice Niox, el ejército francés avanzaba
maba a los demás generales que "el Gobierno le prevenía, que con la absoluta confianza, que siempre tienen las tropas ague-
cuando, le faltcflfcan municiones a la plaza de boca y guerra, o rridas, cuando no se d u d a de un éxito próximo; pero sus jefes
alguno de estos dos elementos, rompiera el sitio para salvar todo bien advertidos por la experiencia del ataque precedente, pro-
el material de guerra y muy especialmente al personal del Cuer- cedían con una prudencia extrema, no dejando n a d a que se
po de Ejército de su mando". resolviera por el azar".
El General en Jefe se acogió a 4a decisión de una Junta de Aquella larga temporada de inamovilidad de las tropas en
Guerra, en la que su opinión predominaría, hábilmente presen- Veracruz; su marcha lenta y con todo género de precauciones
tada por el Jefe del Estado Mayor Mendoza, por el comandante hasta obtener todos sus esfuerzos en todas las armas y servicios
de la Artillería y por el general Mejía, quienes agregaron a lo p a r a completar la idea desarrollada por el general Forey y sus
resuelto que "jamás habían creído que ha habido un día en que muy competentes generales, debería haber sido un toque de ad-
haya sido oportuno que salga de la plaza, abandonándola, el vertencia para el mando nuestro, ya que para contrarrestar con
Cuerpo de Ejército de Oriente". éxito la nueva tentativa del ejército expedicionario, a hora me-
Los demás generales expresaban que opinaban por la rendi- ditada, lógica y cuidando hasta en sus menores detalles la apli-
ción "porque no se había dispuesto la salida del Cuerpo de cación de los principios estratégicos; pero no encerrándose en
Ejército d e Oriente en tiempo oportuno". u n a plaza donde ya llevaban la seguridad de no poder resistir
El general O'Horán con su caballería da el mentís más gran- indefinidamente el ataque de los adversarios, la q u e iba a tener
de a la determinación final y el general en jefe olvidó que entre como auxiliar para combatir a campo raso, un Cuerpo de Ejér-
sus oficiales, generales y superiores los había en buen número cito mal organizado, mal disciplinado y seguramente, que como
que habrían desempeñado bravamente ei papel que por el Gran pasó, pronto a desbandarse ante el empuje resuelto y metódico
Morelos le fué encomendado al intrépido Üaleana en la vanguar-' d e tropas veteranas acostumbradas a combatir en campo raso y
dia del Ejército Insurgente para romper el sitio de Cuautla. dirigidas y conducidas por muy competentes oficiales. Debería
Dice el general Dumas en su compendio de los acontecimien- de haberse tenido desde el principio, la plena seguridad de que
tos militares: "Es menester no equivocarse: el ingenio sin el es- las tropas encerradas en Puebla pronto perderían su línea de
tudio y la meditación podrá producir ventajas, pero serán pa- comunicaciones, que el Gobierno por la falta de patriotismo ante
sajeras". el invasor, no podría, como no pudo, mandar elementos de boca
de guerra que faltaron antes de lo que se supuso, no obstante
Napoleón redujo a un pequeño número de axiomas los re- el anuncio del general González Ortega al gobierno de que con-
sultados de su experiencia. ¿Pero quiere esto decir que no h a y a taba con un número grande d e caballos y de acémilas (8 000)
reglas para vencer? y las máximas que dieron tantas victorias a entre unos y otros. ^
Napoleón por qué no han de servir a los que ias sigan? La histo-
ria posterior a 1792 enseña que los ejércitos que han cometido Niox dice q u e la defensa a la villa fué hecha por 6 ó 7 000
las mismas faltas han sido castigados con iguales reveses. hombres... ¿y dónde se podría colocar ese efectivo?... Se hizo
con toda energía en el terreno ocupado por un Batallón de Za-
SEGUN EL CAPITAN NIOX... padores, pero el vigor del ataque triunfó de todas las resistencias
Dada la gran extensión que cubrían las tropas, y la distan-
El capitán Niox juiciosamente habla de la moral del soldado cia a que se encontraban no era posible que ocurriera la mayor
mexicano, exaltada por los recuerdos del 5 de mayo; en aquella parte al combate y esto sin tomar en cuenta la mala calidad de
acción se les había enseñado que podían vencer a los primeros los núcleos, que como se ha visto ni siquiera combatieron, dando -
soldados del mundo; los oficiales mexicanos se mostraban En- penoso y reprochable ejemplo la caballería m a n d a d a por el ge-
general O'Horán tomando la rienda del caballo, el general Eche- tusiastas y resueltos; sin embargo en general había la creencia
garay asiéndolo del brazo derecho y e] coronel Cañedo por el seguramente por lo que se sabía respecto a organización y elemen-
izquierdo, impidieron aquel supremo arranque de desesperación tos del Cuerpo Expedicionario, muchos oficiales tenían la creen-
del antiguo caudillo, Asi fué arrancado del terreno ya ocupado cia bien fundada por cierto, de que no podrían resistir indefini-
por el enemigo aquel valiente general que derramó copioso damente a los esfuerzos de los adversarios (Niox) pero abrigaban
llanto de rabia y de dolor amargo. la firme voluntad de prolongar la resistencia hasta el último mo-
En la Junta de Guerra el general González Ortega, infor- mento. De este lado, dice Niox, el ejército francés avanzaba
maba a los demás generales que "el Gobierno le prevenía, que con la absoluta confianza, que siempre tienen las tropas ague-
cuando, le faltcflfcan municiones a la plaza de boca y guerra, o rridas, cuando no se d u d a de un éxito próximo; pero sus jefes
alguno de estos dos elementos, rompiera el sitio para salvar todo bien advertidos por la experiencia del ataque precedente, pro-
el material de guerra y muy especialmente al personal del Cuer- cedían con una prudencia extrema, no dejando n a d a que se
po de Ejército de su mando". resolviera por el azar".
El General en Jefe se acogió a 4a decisión de una Junta de Aquella larga temporada de inamovilidad de las tropas en
Guerra, en la que su opinión predominaría, hábilmente presen- Veracruz; su marcha lenta y con todo género de precauciones
tada por el Jefe del Estado Mayor Mendoza, por el comandante hasta obtener todos sus esfuerzos en todas las armas y servicios
de la Artillería y por el general Mejía, quienes agregaron a lo p a r a completar la idea desarrollada por el general Forey y sus
resuelto que "jamás habían creído que ha habido un día en que muy competentes generales, debería haber sido un toque de ad-
haya sido oportuno que salga de la plaza, abandonándola, el vertencia para el mando nuestro, ya que para contrarrestar con
Cuerpo de Ejército de Oriente". éxito la nueva tentativa del ejército expedicionario, a hora me-
Los demás generales expresaban que opinaban por la rendi- ditada, lógica y cuidando hasta en sus menores detalles la apli-
ción "porque no se había dispuesto la salida del Cuerpo de cación de los principios estratégicos; pero no encerrándose en
Ejército d e Oriente en tiempo oportuno". u n a plaza donde ya llevaban la seguridad de no poder resistir
El general O'Horán con su caballería da el mentís más gran- indefinidamente el ataque de los adversarios, la q u e iba a tener
de a la determinación final y el general en jefe olvidó que entre como auxiliar para combatir a campo raso, un Cuerpo de Ejér-
sus oficiales, generales y superiores los había en buen número cito mal organizado, mal disciplinado y seguramente, que como
que habrían desempeñado bravamente ei papel que por el Gran pasó, pronto a desbandarse ante el empuje resuelto y metódico
Morelos le fué encomendado al intrépido Üaleana en la vanguar-' d e tropas veteranas acostumbradas a combatir en campo raso y
día del Ejército Insurgente para romper el sitio de Cuautla. dirigidas y conducidas por muy competentes oficiales. Debería
Dice el general Dumas en su compendio de los acontecimien- de haberse tenido desde el principio, la plena seguridad de que
tos militares: "Es menester no equivocarse: el ingenio sin el es- las tropas encerradas en Puebla pronto perderían su línea de
tudio y la meditación podrá producir ventajas, pero serán pa- comunicaciones, que el Gobierno por la falta de patriotismo ante
sajeras". el invasor, no podría, como no pudo, mandar elementos de boca
de guerra que faltaron antes de lo que se supuso, no obstante
Napoleón redujo a un pequeño número de axiomas los re- el anuncio del general González Ortega al gobierno de que con-
sultados de su experiencia. ¿Pero quiere esto decir que no h a y a taba con un número grande d e caballos y de acémilas (8 000)
reglas para vencer? y las máximas que dieron tantas victorias a entre unos y otros. ^
Napoleón por qué no han de servir a los que ias sigan? La histo-
ria posterior a 1792 enseña que los ejércitos que han cometido Niox dice q u e la defensa a la villa fué hecha por 6 ó 7 000
las mismas faltas han sido castigados con iguales reveses. hombres... ¿y dónde se podría colocar ese efectivo?... Se hizo
con toda energía en el terreno ocupado por un Batallón de Za-
SEGUN EL CAPITAN NIOX... padores, pero el vigor del ataque triunfó de todas las resistencias
Dada la gran extensión que cubrían las tropas, y la distan-
El capitán Niox juiciosamente habla de la moral del soldado cia a que se encontraban no era posible que ocurriera la mayor
mexicano, exaltada por los recuerdos del 5 de mayo; en aquella parte al combate y esto sin tomar en cuenta la mala calidad de
acción se les había enseñado que podían vencer a los primeros los núcleos, que como se ha visto ni siquiera combatieron, dando -
soldados del mundo; los oficiales mexicanos se mostraban "fen- penoso y reprochable ejemplo la caballería m a n d a d a por el ge-
í
de sus soldados.
Las tropas mexicanas defensoras fueron dispersadas y se
entregaron prisioneros de guerra mil doscientos Oficiales. Todo
el material de artillería y el elemento portátil de tiro había sido
inutilizado, y si es verdad q u e la rendición ofreció un sello pecu-
liar también lo es que la inutilidad de la defensa de Puebla sal-
ta á la vista, cuando ahí y en San Lorenzo se habían perdido
M E M O R I A
DE LA
BIBLIOGRAFIA
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
PATROCINADA POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL
A U T O N O M A DE MEXICO
México a través de los Siglos. BOLETIN EXTRAORDINARIO
La Gran Década Nacional. Maximiliano.
Documentos oficiales recogidos en la Secretaria ™v«ia ANO D E C I M O
LOS GLORIOSOS NlROS HEROES Y EL HALLAZGO
DE SUS RESTOS
E r - s e ¿ S S à i ï r i " o í t í í < - a -
tibañez , Puebla-en i86 3 .-General Francisco de P. Troncoso.
M e t s a I í P l a Í de Puebla'de Zaragoza en x86 3 .-General Jesús
Lalanne . Felipe B.
Berriozábal, Pedro Hinojosa y Porfirio
7 t e — declaraciones de que la plaza no
£ opiniones, especialmente sostenidas por el pnmero y
oor el tercero para que se hiciera la salida de la plaza.
i",
Au ^ Ï Ï ^ Û T - —
S E S i g S r í í x •
a . la r f e d ad y ^
L
„ " l o s p e L. M. P. de Láveme, ^ ^ J ^ ™ '
P
CS jÍV, •* y C,
BIBLIOGRAFIA
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
PATROCINADA POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL
A U T O N O M A DE MEXICO
México a través de los Siglos. BOLETIN EXTRAORDINARIO
La Gran Década Nacional. Maximiliano.
Documentos oficiales recogidos en la Secretaria ™v«ia ANO D E C I M O
LOS GLORIOSOS NlROS HEROES Y EL HALLAZGO
DE SUS RESTOS
E r - s e ¿ S S à i ï r i " o í t í í < - a -
tibañez , Puebla-en i86 3 .-General Francisco de P. Troncoso.
M e t s a I í P l a Í de Puebla'de Zaragoza en x86 3 .-General Jesús
Lalanne . Felipe B.
Berriozábal, Pedro Hinojosa y Porfirio
7 t e — declaraciones de que la plaza no
£ opiniones, especialmente sostenidas por el pnmero y
oor el tercero para que se hiciera la salida de la plaza.
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DIRECTOR DEL BOLETIN
Lic. Antonio Fernández del Castillo
1 9 5 4
E X O R D I O
Sz- / ^ V J ^ a Se
r ©* « B f i ^ f r -
C&rv+sértr O l A - « s C ^ ¿ ,
ACTA DE DEFUKC10X
Libro de entierros - 1860 a 1865 de la Parroquia de la Cande-
laria de Tacubaya, J>. F. - 278.-Sr. Gral. D. Mariano Monterde
de Santiago (BaiTio d e ) . - E n el cementerio de esta Parroqu a
a siete de marzo de mil ochocientos sesenta y uno se dio sepul-
tura cna., al cadáver del Sr. General D. Mariano Monterde de cin-
cuenta y cinco años de edad, vecino de esta en el Barrio de
Santiago, deja viuda a Dña. Paula Yantada. Recibió los santos
sacramentos y murió de ataque de sangre y para que conste lo fir-
ma Manuel Checa. (Cura Párroco)..
e ^ ^ * o— fí9- -
7
. o * v
LOS RESTOS DE LOS ALUMNOS
DEL COLEGIO MILITAR
Antecedentes
Del Gral. Torrea
— 2 0 —
•21—
nuscritos, no está en los libros de las parroquias, ni en los libros
de defunciones; es uno de tantos casos " q u e se grabó profunda-
mente en la imaginación" por el amor a los hechos heroicos de
México y a lo epopéyico y más grande de todos los tiempos, al tra-
tarse de u n caso particularmente de alteza y heroísmo. Bien se sa-
be que en milicia la tradición no es. el culto a la rutina. Lejos de
romper con el pasado como ha expresado un notable general, en
continuados arranques de arrogancia, deberíamos admitir y buscar EL U N I V E R S A L .
el remache más f u e r t e para los eslabones de nuestra modesta his-
toria militar. EL GRAN DIARIO DE MEXICO.
No cometimos el error de buscar los restos de los cadetes entre SEGUNDA SECCION.
los americanos que quedaron en los diversos lugares y en los que
tuvieron desarrollo los diversos combates; no en el Molino del Rey, México, D. F., sábado 24 de julio de 1926.
terrenos en que fueron enterrados los combatientes de esos lugares;
no entre los que murieron en Chapultepec que fueron llevados al ¿DONDE REPOSAN LAS CENIZAS DE LOS AGUILUCHOS?
panteón de la Tlaxpana, no alrededor de la parte sur en zanjas en
que fueron inhumados los soldados mexicanos que defendieron te- EL CLARO QUE SOMBREAN LOS "AHUEHUETES DE
rrenos aledaños a la fuente monumental y rumbo a la calzada de MIRAMON".
Tacubaya. Tal vez el Dr. Lucio, Médico del Colegio, quizás el Ca-
pellán, como lo supone el Prof. Carreño, o gente piadosa y de sen- LOS CUERPOS DE LOS CADETES, HEROES D E LA EPOPE-
sibilidad humanitaria, deben haber recogido los cadáveres de los YA, NO FUERON ENTERRADOS POR SUS FAMILIARES. UNA
jóvenes alumnos del Colegio Militar y los depositaron en un lugar NOTICIA TRASMITIDA DESDE E L 47.
poético, sombrío y silencioso a la vez que bien marcado; el lugar
que sombrean los cuatro hermosos ahuehuetes frondosos y enton- EL SITIO DONDE MURIO EL TENIENTE SUAZO, E N LAS CER-
ces orlados con abundantísimo r a m a j e ; los que después llevarían CANIAS DEL MOLINO DEL REY. UNA INICIATIVA, HOY QUE
el nombre de uno de los defensores del Alcázar, " d e Miramón". SE ABRE EL NUEVO COLEGIO.
De allí se llevaron a otro lugar, al en que se encontraron".
Por JACOBO DALEVUELTA.
de su deber. A t r o p e l l a d o p « M » g r a n ™ ^ . g Q que
ss&íffi — ^
los Aguiluchos m-
"
^ g r a n d e el Ba"
tallón de Mina y enorme el de San B l a s . . . .
DEPENDENCIA: DIRECCION
DE INGENIEROS.
SECCION P R I M E R A .
MESA TERCERA.
N U M E R O D E OFICIO 1083.
E X P E D I E N T E : IV/540.
A S U N T O : Se r i n d e p a r t e del resultado de las excava-
ciones hechas en el Bosque de Chapultepec.
México, D. F., a 26 d e marzo de 1947.
Oral Brig. Miguel A. Sánchéz Lamego, Subdirector de la Dirección de
A L C. G E N E R A L D E D I V I S I O N S E C R E T A R I O .
Ingenieros — 1947. Palacio Nacional.
NOMBRAMIENTO DE HISTORIADORES
Copia de un Oficio del Señor General de División, Secretario,
Gilberto R .Limón, dirigido al General Torrea:
" P o d e r Ejecutivo Federal.—México.—Secretaría de la Defen-
sa Nacional.—Estado Mayor.—JEFATURA.—Número
México, D. F. 24 de abril de 1947.—C. General J u a n Manuel To-
rrea.—Ciudad.
El Señor Presidente de la República, con motivo del hallazgo
logrado por Ud. en el Bosque de Chapultepec, de unos restos mor-
tales que se presupone pertenecen a los NIÑOS HEROES de 1847
se ha servido disponer que para dar culminación a estas inves-
tigaciones históricas científicas, se nombre una Comisión de His-
toriadores para que Conozca de los informes por Ud. rendidos, res-
pecto a sus exploraciones y resultado de ellas, así como de la
opinión emitida por el Instituto Nacional de' Antropología e His-
toria, y dictamine acerca de la autenticidad de los despojos en-
contrados, designando al efecto Presidente de dicha Comisión, al
C. Lic. Alfonso Toro, y colaboradores de éste, a los CC. Ing. José
María Alvarez, Lic. Celestino Herrera Frimont y profesor Alberto
María Carreño; acordando a la vez que Ud. forme parte de la re-
petida Comisión, a efecto de que aporte todos los datos que obren
en su poder y que conduzcan a la dilucidación de asunto tan inte-
resante para la Historia de nuestra Patria, por lo que no dudo que
Ud. cooperará con gusto en estos trabajos, compenetrado de la
importancia que tiene el dictamen por emitirse.
Reiteróla Ud. las seguridades de mi muy atenta y distinguida
consideración.
SUFRAGIO EFECTIVO. NO REELECCION.—El General de
División, Secretario.—Gilberto R . Limón—Rúbrica".
—58— —59-r—
<
Sr. Oral, de Div. Manuel Cabrera Carrasquedo.
' $jj¡lt :
—61—
'^kst'í :
i'i; i>3['-!. I
'.. -J i»!'
Sr. Oral. de Brigada Francisco J. Grajáles.
CORRESPONDENCIA PARTICULAR
OAXACA, OAX.
5 de marzo de 1954.
M. CABRERA. (Firmado).
GRAL. DIV. MANUEL CABRERA CARRASQUEDO
CORRESPONDENCIA PARTICULAR
GENERAL DE BRIGADA
COMANDANTE DE LA 16a. ZONA MILITAR
M
nuestros héroes más grandes y más limpios. Yo leí parte de la
polémica que se venía sosteniendo, pero cuando advertí que nada
trascendente se estaba ventilando, dejé de interesarme por ella.
í{
su intervención en el descubrimiento de los restos ele
los Niños Héroes es nítida, noble y seria. Por haber tenido que
seguir muy de cerca aquellos acontecimientos, debido a la situa-
ción oficial que entonces ocupaba (Jefe del Estado Mayor de
la Secretaría de la Defensa) digo a usted que me siento orgullo-
so de cada uno de sus actos, pues se inspiraron siempre en u n
>alto sentido de responsabilidad histórica y en u n inconmovible
sentimiento patriótico.
" H a c e usted bien en permanecer al margen de la discusión
últimamente provocada, pues descendiendo a ella perdería usted
la respetabilidad y solvencia moral que tiene usted bien ganada
ante sus amigos... ,
Francisco J. Grajales".
E l señor Ingeniero José María Alvarez, desde Veracruz y en
carta de 3 de abril de 1954, entre otras cosas dice:
" . . .Leí la discusión provocada en la prensa por el asunto de
los Niños Héroes de Chapultepec . . . n o di importancia alguna,
porque no hay que dársela a t a n audaz aseveración; ese asunto
quedó suficientemente esclarecido . . . l a verificación del hallazgo
hecho anteriormente por usted t r a s innumerables pesquisas de-
muestran su tesonera labor en pro de nuestra historia patria y la
de los inmaculados aguiluchos de Chapultepec que cayeron mor-
talmente heridos por las arteras balas norteamericanas.
" . . . U s t e d ha hecho perfectamente en abstenerse de contestar
la falsedad asentada, que, como digo al principio, no debe dár-
sele importancia, pues sólo desvirtúa hechos perfectamente dilu-
cidados, con riesgo de suscitar peligrosas polémicas antipatrió-
ticas".
UN APUNTE PARA LA HISTORIA
i
LA LEYENDA:
Según tradición, este retrato es el que más parecido tiene con el Coronel
don Santiago Felipe Xicoténcatl.
El 13 de septiembre de 1931, después de la ceremonia oficial
que tuvo verificativo, como cada año, en la Glorieta Monumental
en el Bosque de Chapultepec, un grupo de personas presidido por
el señor Lie. Luis Rubio Silíceo, Director de Acción Cívica y por
el Gral. J u a n Manuel TORREA, previas unas palabras explicativas
del segundo, relativas a los trabajos que hubieron de emprenderse Ü'ÜSB
para realizar tal función patriótica, se dio por terminado el acto
EL GENERAL TORREA EMPRENDIO BUSQUEDA Y ENCON-
y entonces, desde esa fecha, cada año el 13 de septiembre, la Direc-
ción de Acción Social manda una corona de flores que se coloca TRO LOS RESTOS DEL HEROICO CORONEL SANTIAGO
al pie del muro que sustenta la placa. FELIPE XICOTENCATL.
Al mandarse derrumbar la decorativa construcción de la Huas- La Odisea de los restos de un héroe: De
teca, el Gral. TORREA tuvo aviso oportuno por el señor Dr.. Ga- la Capilla de S. Miguel Chapultepec, al tem-
rófalo Meza, Consejero de la Embajada Cubana, que ya iban a des- plo de Jesús, al panteón de Sta. Paula, al
armar la. placa y notó que habían roto alguno de los azulejos en de San Fernando y de ahí al monumento de
una de las esquinas. . los héroes de 1846-47.
El Gral. TORREA se dirigió desde luego al señor Ing. Agui-
rre, Director de Obras Públicas y a la atención de este señor y al
cuidado que ordenó se tuviera, se debió que se salvara la plaoa. de
ser destruida por los trabajadores del encargado de la destruc-
ción de los muros.
El señor Ing. Aguirre ordenó que en todo el cuadro de la lá-
pida se pusieran unos cinchos provisionales hasta ser colocada en
el macizo de piedra que ahora la ostenta.
Según tradición, este retrato es el que más parecido tiene con el Coronel
don Santiago Felipe Xicoténcatl.
U N A C A R T A del señor don Mariano Barcena al general don J^ús La-
W en U que se habla de los restos del héroe que comando el batallón
de San Blas.
(|lMrnirt> jjrtftnlíjtri
ti-""
—76— —77—
REVISTA ARMAS tos gloriosos de los Cuerpos que habían combatido en Monterrey
Noviembre 20 de 1953 y en La Angostura, prodigó todos sus aplausos y todas las flores
fueron arrojadas a los núcleos derrocadores del Gobierno y nin-
OTRO HEROE DE LA BATALLA DE CHAPULTEPEC - 1847 gún aplauso, ni flor alguna, para los patriotas que hambrientos
y pésimamente conducidos, habían obtenido legítimamente lauros
El modesto escribiente de la Secretaría de Relacio- de patriotas y de abnegados, en Monterrey, en La Angostura, etc.
nes Hilario Pérez de León., al cerrarse las oficinas, El modesto muchacho, por órdenes del Gral. Bravo, f u e in-
se presenta al Gral. Bravo, defensor del Bosque gresado al grupo de defensa del Castillo, integrado por los alum-
y Castillo, auien lo destinó a la 2a. Compañía de nos del Colegio Militar, dándosele colocación entre los cadetes.
alumnos del Colegio Militar. Al irrumpir las columnas de ataque, como todos los alumnos,
% Pérez de León defendió su puesto hasta ser herido gravemente,
Por el Gral. JUAN MANUEL TORREA quedando con los bravos muchachos del Colegio, como prisionero
de guerra.
Las columnas norteamericanas de ataque, después de la de- Hermosa lección de aquel joven que como la que ofrenda-
rrota de nuestros mexicanos en Padierna y de los combates del ron los héroes, daba un ejemplo a muchos hombres cómo se de-
Molino del Rey en que dos veces fueron rechazados los mva ores fiende y cómo se cumple con el deber espontáneamente.
y en donde quizás hubiésemos obtenido u n defmtivo triunfo si E l modesto escribiente 2o. del Archivo de la Secretaría de
no hubiera permanecido inactiva la caballería del Gral Alvarez; Relaciones, no obstante su alta labor patriótica y de sacrificio,
el general norteamericano preparó en junta de generales el ata- no pudo obtener ascenso a una vacante que existía, presenciando
que al Castillo de Chapultepec, que suponían una fortaleza sobre con amargura que mejor se otorgaba el puesto a individuos pro-
el cerro. venientes de la calle, patrocinados por funcionarios corrompidos
E n la Secretaría de Relaciones Exteriores prestaba sus ser- como el jefe de la nación.
vicios como escribiente, un modesto joven que respondía al nom- Es después de más de tres años, cuando consigue se le pague
bre ele Hilario Pérez de León. Como muchos mexicanos moradores pensión como jubilado, de acuerdo con un decreto que f u e pu-
del Distrito Federal, se presentó espontáneamente, al cerrarse las blicado el 21 de abril de 1851. F u e manifiesta ingratitud de los
oficinas al Gral. Nicolás Bravo, Comandante de las tropas que gobiernos de entonces.
defendían el bosque y el Castillo de Chapultepec.
La lección objetiva de desastre que ofrecía el alto mando,
unas veces como inepto y otras como ignorante en el arte dé la Certificado del General Director
guerra, era para decepcionar a los de alma de mas temple .y. a los del Colegio Militar.
de vocación más firme y decidida y es por eso que la actitud de
los alumnos del Colegio Militar es grande y es digna de toda ad-
"Dirección del Colegio Militar y escuela de aplicación. José
miración de los patriotas conscientes y sinceros. La ensenanza y
Mariano Monterde, general de brigada graduado y Director del
el ejemplo del Ejército no podían ser ni más perniciosos ni mas Colegio Militar.—Certifico que D. Hilario Pérez de León, empleado
denigrantes. Los alumnos supieron de la rebelión de un tuerte en el Archivo General, se presentó en Chapultepec por un efecto de
contingente de tropas, que en lugar de continuar su marcha p a r a su patriotismo, a tomar las armas contra las tropas americanas que
combatir a los invasores de la Patria volvió sus a r m a s contra el penetraban en el Valle' de México; que agregado al Colegio Mi-
gobierno, abandonó el frente de combate que se le había desig- litar se batió con heroísmo el 13 de septiembre, defendiendo Cha-
nado y él propio general en jefe en aquellos m o m e n t o s solemnes, pultepec, hasta el grado de haber perdido el brazo izquierdo y
se hace designar, por la presión de las bayonetas, Jefe del Eje- hecho prisionero de guerra. Y para que conste donde convenga,
c u t i v o mexicano y fueron aquellos alumnos los que presenciaron le doy éste en Méjico, a 28 de febrero de 1848.—J. Mariano Mon-
con tristeza, el hecho profundamente amoral de a p e a j terde".
antipatriótica, que en la misma capital, en el desfile de los polkos
y al que de orden superior se agregaron oficiales y soldados, res-
—78— —79—
De una carta del Embajador Cravioto
ssrSSSfSS^&K
103« ípvn el fi-ral Torrea sobre " L a LeaLtad . .
M E M
DE
O
LA
R I A
Y GEOGRAFIA
Usted es u n leal efectivo que ha resistido las duias y tremenüas
pruebas La actuación de usted en la mañana inicxal del ^ a r t e -
íazo contra Madero, es sencil amente gloriosa. & n usted, el
neral Villar no habría hecho lo que hizo. La Historia se 10 pre
BOLETIN NUM. 5
ANO QUINTO
y por eso todos le debemos afectuosa g r a t i t u d . . . . SEGUNDA EPOCA
I N D I C E
Pág.
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VOCALES PROPIETARIOS:
Lic. Alfonso Cravioto. Dr. Miguel Alonzo Romero.
Sr. D. José Rubén Romero. Lic. Rubén Gómez Esqueda.
Gral. Miguel A. Sánchez Lamego.
VOCALES SUPLENTES:
Lic. Luis Sánchez Pontón. Lic. Alvaro Gamboa Ricalde.
Lic. Ignacio Dávila Garibi. Srita. Profa. Mathilde Gómez.
Dr. Gonzalo Chirino. Prof. Alfredo Ibarra, Jr.
PRESIDENTE HONORARIO: Sr. Lic. Luis Garrido, Rector de la
Universidad Nacional Autónoma d e México.
CONSEJO HONORARIO:
Ing. Félix F. Palavicini.
Dr. Alfonso Prqneda. Preside. Lic. Julio Jiménez Rueda.
Lic. Luis Garrido. Dr. Femando Ocaranza.
Ing. Alfonso Castellò. Ing. Pastor Rouaix.
Sr. Académico Gral, y Dr. F R A N C I S C O CASTILLO. N A J E R A
Embajador M«xic«no.
DR. FRANCISCO CASTILLO NAJERA
LA BATALLA
DE MAJOMA
S I G N I F I C A C I O N
POLITICA Y MILITAR
SUCESOS DE LA EPOCA
MEXICO
1 9 4 9
ANTECEDENTES
BSSSS&SSg^sS.
la causa y a las órdenes de las autoridades constituidas; todo
pareció velarse con el olvido; pero se había sembrado la mala
simiente, cuyo desarrollo no tardaría en producir los amargos
frutos: divisiones y trastornos, bien conocidos; deplorables en
aciagas épocas, cuando todos los esfuerzos debieron sobrepo-
nerse a cualesquiera consideraciones y concurrir en la defensa
I s S s f S S K ^ - s a ' r t S s
d e la patria. '
Don Santiago Vidaurri, el futuro procer del imperio, también
se dirigió, en igual sentido, al Presidente Juárez de quien mere-
suceso p o h ü c a g de donde h a b l a salido el 22 d e ció respuesta semejante a las oídas por los personeros de Gon-
zález Ortega y de Doblado y a la q u e éste recibió en la cartc
del 20 de enero.
Doblado, sin prestigio militar, después de la dert-ota sufrida
seí
S f S I ^ ^ S ^ ^ s ^
«5S
sí mismo, para
e n M a t e h u a l a y sin función política, se trasladó a los Estados
Unidos, sin romper-con el gobierno; los periódicos imperialistas
propalaron q u e se hallaba en tratos p a r a repatriarse y servir'
a la monarquía. El aludido desmintió categóricamente. En 1865
S t o k ? m a g i s t r a d o s . En de a s ocurrió su fallecimiento, en la tierra extraña.
«alistas consideraron atentatorio tal decreto el perioao a e ia El gobierno pensó resistir a los invasores que se aproxima-
facultades extraordinarias, concedidas por el Congreso, al Sr. b a n a Saltillo; Don José María Iglesias relata: "Aunque la idea
Juárez, también h a b í a expirado. p v del gobierno h a b í a sido hacer en la Angostura u n a defensa vi-
El descontento se manifestó en críücas p a r a Don Benito, y gorosa, aprovechando las ventajas de aquella posición, la falta
empezó a discutirse la conveniencia de solicitar su r e n u n a a , pues d e elementos para llevar adelante este plan, l e obligó a adoptar *
fa dirección de la campaña y el giro de la política, eran según el de la retirada de las fuerzas con q u e se' contaba, a fin d e
los inconformes, motivos de distanciamiento capaces de provocar conservarlas p a r a empresas en que hubiera mayores probabi-
el cisma del partido. n iidades de buen éxito". (1)
El propio 9 de enero, a p e n a s instalado en Saltillo, una^co-
misión enviada por Doblado y González Ortega, entrevistó al
Presidente y, de viva voz, expuso los argumentos en que se fun-
(1).—"Revista Histórica sobre la Intervención Francesa en México".—Tomo III
d a b a la petición de la renuncia; los comisionados, ademas, hicie- -México, Imprenta del Gobierno.—1869.
ron entrega de u n a carta suscrita por Doblado.
14- — 15 —
El General González Ortega, en su manifiesto fechado el 26 que hacer una prolongada marcha d e flanco, a corta distancia
d e septiembre de 1865, en San Antonio de Béjar, difiere de la de Salt lio, ni venía el enemigo atrás,, ni se carecía de fuerza
versión transcrita y asienta: "En agosto del ano pasado.se acordo con que resistirle, en caso de que emprendiera algún movimiento
la retirada del Gobierno, y de nuestras fuerzas de los t s t a d o s rápido, y la nueva ruta tenía sobre la anterior las ventajas de
de Nuevo León y Coalurla.—El Sr. Gral. Negrete estando enton- salir a puntos de más recursos, y de facilitar la reunión dé las
ces encargado de la cartera de Guerra fué revestido con el do- tropas mandadas por el general Patoni. Una vez adoptada la com-
ble carácter de General e n Jefe de nuestras fuerzas. Se compo- binación que ofrecía mayor utilidad, se dispuso que también el
nían éstas de dos divisiones. Mandaba una el Gral. Alcalde: la gob : erno se adelantase con u n a corta escolta, cubriendo la reta-
otra estaba a mis órdenes, siendo la misma q u e organicé en Za- guardia todo el resto del ejército, a las órdenes del general Gon-
catecas. En la ciudad de Saltillo recibí orden del General en zález Ortega. El peligro que se había previsto, no tardó en rea-
tefe para marchar al punto de la Angostura, ponerme al frente lizarse. Una fuerza francesa llegó a poca distancia de nuestros
de las dos divisiones y dar una batalla ese día si el enemigo soldados, los cuales se previnieron para u n a función de guerra
se prestaba a librarla; y en caso contrario retírame con las fuerzas que parecía inevitable, porque como no era una huida la reti :
la noche de ese mismo día rumbo a la villa d e Monclova. Así lo r a d a que ejecutaban, y como no se quería dejar abandonados
hice habiendo puesto en práctica lo segundo por no haber tenido los trenes ni la artillería, los jornadas q u e se hacían eran de
lugar lo primero.—Poco después de mi retirada me uní con el cuatro o seis leguas', permaneciendo constantemente a la vista
Gral Negrete que tenía su cuartel general en Saltillo. A la ma- del enemigo.. Sea que éste no tuviera órdenes de atacar, que no
ñ a n a del día siguiente las fuerzas y el Gobierno quedaron se considerase con el número suficiente p a r a efectuarlo, o que
obrase por cualquier otro motivo, lo cierto del caso es que no
reunidos". . , , llegó a haber acción alguna. Los franceses no pasaron de Parras,
Cualquiera de las versiones que se admita, el hecho es q u e donde sólo permanecieron algunas horas, retrocediendo luego
las fuerzas de Brincourt avanzaron sin encontrar oposición Ante de allí rumbo al Saltillo. La retirada terminó, pues, sin novedad,
la inminencia del peligro, Juárez abandonó Monterrey el 15 de habiéndose perdido únicamente algunos carros que hubo nece-
aaosto- un batallón de Guanajuato, vanguardia de la comitiva sidad de abandonar, no por temor al enemigo, s ; no por' la falta
encontrábase y a sobre la ruta de Saltillo; sólo u n a pequeña es- o el cansancio de las muías que tiraban de ellos". (1)
colta constituía la protección del Presidente. En Monterrey que-
darían las fuerzas del Coronel Quiroga, quien secundó a Vidau- En el manifiesto de González Ortega el éxodo se describe
rri cuando los sucesos referidos. Perdonado por Juárez, Quiroga con ligeras variantes:
fingió sometimiento absoluto; pero el día d e la salida, se descu- "A la mañana del día siguiente las fuerzas y el'- Gobierna
brieron sus verdaderas intenciones: la escolta fué tiroteada; Juá- quedaron reunidos. De esta manera se caminó hasta la Hacienda
rez ordenó el regreso de los guanajuatenses cuya presencia del Anhelo. De este punto resolvió el Gobierno marchar' por la
bastó p a r a restablecer el orden. • vía de Parras para Chihuahua. Arrastró consigo al Gral. Negre-
El Presidente pernoctó en Santa Catalina, distante cuatro te que era el Ministro de la Guerra. La responsabilidad de sal-
leguas de Monterrey. En la m a d r u g a d a siguiente, los quiroguistas var a nuestro ejército se confió a mi c u i d a d o / a u n q u e de una ma-
dispararon, de nuevo, sobre la escolta presidencial; se les recha- nera tácita, porque no recibí nombramiento alguno de General
en jefe, sino la orden de seguir a retaguardia por la vía q u e
zó fácilmente. el Gobierno llevaba. Son de notarse las circunstancias en que
La segunda jornada se rindió en la hacienda de Santa María se me dejó esta responsabilidad. El ejército no tenía en absoluto
y la tercera en Anhelo, a donde llegaron también las divisiones víveres de alguna clase; no contaba con un solo peso en* sus
- d e González Ortega y de Alcalde, q u e sumaban mil quinientos cajas; se encontraba e n los puntos más despoblados del territo-
hombres. Se prosiguió la penosa peregrinación a través de la rio nacional, y tenía que pasar por una gran parte del penosí-
zona desértica, en la q u e se tuvieron que soportar penalidades simo desierto que carecía aun de grano y pastura para el gana-
y fatigas de toda suerte, de las q u e no escapó ni el propio do. En ese mismo desierto estaba expuesto a ser cortado por el
Primer Magistrado. .
"En la hacienda de Anhelo se resolvio abandonar el cami-
no de Monclova, que se h a b í a seguido hasta allí, p a r a tomar
•el lateral de Parras, pues sin embargo de q u e por este h a b í a
29: de agosto,- que fué convocada por el Presidente, de acuerdo
Ejército francés, y en momentos en q u e se tocaba casi a su ani- con Patoni, y que concurrieron, además de los nombrados, los
quilamiento f í s i ^ p o r falta de los elementos q u e he» ™ o a « f l d o . generales G. Ortega, Alcalde,. Aranda, Negrete, Quesada, Guic-
En el camino di aviso al Gobierno que el Ejército f r ^ c é s se c : ori y Carvajal. Se constituyó el "Cuerpo de Ejército de Occi-
hallaba de nuestras fuerzas a cuatro leguas de d i s t ^ a a . En dente" incorporando las tropas de Patoni a las de González Or-
contestación recibií u n a carta-orden firmada por D. Sebasüán Ler tega y d é Alcalde. El Presidente ordenó q u e se atacara Durango
do de Tejada. Me decía en ella: q u e abandonara y p e r d i e r a t o d a y al enemigo en detalle. Ortega respondió "que no quería ir a
nuestra artillería y trenes limitándome a salvar el p e r s o n d d e Chihuchna v se aclaró que era a Durango a donde se le enviaba
nuestro ejército, a cuyo efecto podía tomar un camino excusado no a Chihuahua".
y a propósito. Rápida y violentamente contesté « l S r ' L e r ^ ¿ e
Tejada: q u e el cumplimiento de la orden que a c a b a b a de * . . A las a t a d a s fuerzas se añadió la caballería de Carvajal,
daría pdr resultado no salvar el personal de nuestro ejérci o, unos trescientos hombres, y las mermadas d e Guanajuato, de
porque abandonábamos voluntariamente los elementos que te- las que, desde Monterrey, se habían separado un escuadrón de
j í a m o s p a r a hacerlo, dejando al mismo tiempo comprometido el rifleros y el batallón que, a las órdenes del Cor'onel Yépez, ser-
honor de nuestrs armas. Le dije también: que sx, no obstante mis vían de custodios al gobierno. (1)
observaciones, el Gobierno insistía en aquella orden se sirviera Retrocedamos p a r a referir algunos pormenores conducentes.
comunicármela oficialmente para eximirme de toda responsabi-
lidad Mis razones fueron atendidas entonces, y el Ministro me
contestó que el Gobierno no a p r o b a b a mi determinación de no
perder anticipadamente nuestros elementos, sino encomendarlos OCUPACION DE LA CIUDAD DE DURANGO.
a la suerte de u n a batalla. El Ejército francés esquivo esta por ACCIONES DE ARMAS
entonces.—Seguí mi marcha sin interrupción, si bien perdiendo
en el desierto una tercera o cuarta parte de nuestro ejército, cen- Recordaremos la cita de Zamacois, que insertamos en la
tenares de acémilas y la mayor parte de nuestras municiones, de primera página, ahí se dicen las razones por las que ambos
querrá.—Di aviso al Gobierno que se hcd a b a en l a Villa del beligerantes consideraban de primordial interés la posesión de
Alamo de Parras, que notaba síntomas de disolución en nuestras Durango^ cuya capital se preparaban a embestir los franco-trai-
fuerzas, por causa de la escasez y a consecuencia de ^ sufri- dorés y a defender los liberales.
mientos físicos q u e había experimentado por ella.—Recibí una
orden firmada por el señor Ministro de Relaciones, en que se me Patoni que, por disposición de Juárez, desempeñaba la jefa-
prevenía no separarme del lado de nuestras tropas p a r a evitar tura no sólo de las fuerzas durangueñas, sino también de las
la primera.—En la hacienda de Santa Rosa a t o el Gobierno una chihuahuenses, se trasladó a Chihuahua, llevando algunos tro-
junta de generales, oyó el parecer de éstos, y me confino, des- pas; con el fin de zanjar un incidente surgido entre los partida-
pués de oír también la opinión de sus Ministros, el mando en jefe rios de Casaventes y los de Terrazas, nombrado, aquél, gober-
de nuestro ejército.-Se me dieron además facultades extraor- nador por decreto presidencial, designación objetada por la le-
dinarias para proporcionarme recursos metálicos, de que carecía gislatura local sostenedora del segundo; ante las amenazas de
en lo absoluto el ejército, pero con la restricción de obrar en este la fuerza, transigieron los legisladores, acéptando al Gral. Trías,
punto de acuerdo con el Gral. Patoni.-El Sr. Patoni es el Go- propuesto por Patoni, como solución conciliatoria: Trías fué, en
bernador Constitucional de Durango, y h a ilustrado su nombre tal virtud, nombrado gobernador y segundo de Patoni, en el
por'servicios prestados a su p a t r i a . - E l Gobierno y el ejercito comando militar de Chihuahua. (2)
se hallaban entonces en el Estado del que era Gobernador aquel
general."
(1).—Datos que se coligen de las distintas narraciones y que oí, con otros que
En el archivo de Juárez encontramos una carta, (1) en la citaré, al Gral. Gaspar Sánchez Ochoa.
|
bg?; ii que Patoni recuerda que la junta de Santa Rosa tuvo lugar el
( 2 ) . — T h e W o r k s of H u b e r t Bancroft".—Vol. X V I . — S a n Francisco—1889.—
El historiador norteamer¡"no construye su relación con los elementos aue cita en las
notas correspondientes: "México Colección de Le»es" —1863— "Estrella de Occiden-
(1).-Archivo de Juárez -Biblioteca N a c i o n a l - Sección de Manuscritos.-Carta t e " —Junio 3 y Julio 22 de 1864 y " V o z de México"— Agosto 20, del mismo año.
m• s 10/82. Doc. 1068.
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29: de agosto,- que fué convocada por el Presidente, de acuerdo
Ejército francés, y en momentos en q u e se tocaba casi a su ani- con Patoni, y que concurrieron, además de los nombrados, los
quilamiento f í s i ^ p o r falta de los elementos q u e he» ™ o a « f l d o . generales G. Ortega, Alcalde,. Aranda, Negrete, Quesada, Guic-
En el camino di aviso al Gobierno que el Ejército tocés se c : ori y Carvajal. Se constituyó el "Cuerpo de Ejército de Occi-
hallaba de nuestras fuerzas a cuatro leguas de d i s t ^ a a . En dente" incorporando las tropas de Patoni a las de González Or-
contestación recibií u n a carta-orden firmada por D. Sebastián Ler tega y de Alcalde. El Presidente ordenó q u e se atacara Durango
do de Tejada. Me decía en ella: q u e abandonara y p e r d i e r a t o d a y al enemigo en detalle. Ortega respondió "que no quería ir a
nuestra artillería y trenes limitándome a salvar el p e r s o n d d e Chihuchna v se aclaró que era a Durango a donde se le enviaba
nuestro ejército, a cuyo efecto podía tomar un camino excusado no a Chihuahua".
y a propósito. Rápida y violentamente contesté « l S r ' L e r ^ ¿ e
Tejada: q u e el cumplimiento de la orden que a c a b a b a de * . . A las c : tadas fuerzas se añadió la caballería de Carvajal,
daría por resultado no salvar el personal de nuestro ejé ci , unos trescientos hombres, y las mermadas d e Guanajuato, de
porque abandonábamos voluntariamente los elementos que te- las que, desde Monterrey, se habían separado un escuadrón de
j í a m o s p a r a hacerlo, dejando al mismo tiempo comprometido el rifleros y el batallón que, a las órdenes del Cor'onel Yépez, ser-
honor de nuestrs armas. Le dije también: gue sx, no obstante mis vían de custodios al gobierno. (1)
observaciones, el Gobierno insistía en aquella orden se sirviera Retrocedamos p a r a referir algunos pormenores conducentes.
comunicármela oficialmente para eximirme de toda responsabi-
lidad Mis razones fueron atendidas entonces, y el Ministro me
contestó que el Gobierno no a p r o b a b a mi determinación de no
perder anticipadamente nuestros elementos, sino encomendarlos OCUPACION DE LA CIUDAD DE DURANGO.
a la suerte de u n a batalla. El Ejército francés esquivo esta por ACCIONES DE ARMAS
entonces.—Seguí mi marcha sin interrupción, si bien perdiendo
en el desierto una tercera o cuarta parte de nuestro ejército, cen- Recordaremos la cita de Zamacois, que insertamos en la
tenares de acémilas y la mayor parte de nuestras municiones de primera página, ahí se dicen las razones por las que ambos
querrá.—Di aviso al Gobierno que se hcd a b a en l a Villa del beligerantes consideraban de primordial interés la posesión de
Alamo de Parras, que notaba síntomas de disolución en nuestras Durango^ cuya capital se preparaban a embestir los franco-trai-
fuerzas, por causa de la escasez y a consecuencia de los sufri- dores y a defender los liberales.
mientos físicos q u e había experimentado por ella.—Recibí una
orden firmada por el señor Ministro de Relaciones, en que se me Patóñi que, por disposición de Juárez, desempeñaba la jefa-
prevenía no separarme del lado de n u e s t r a s tropas p a r a evitar tura no sólo de las fuerzas durangueñas, sino también de las
la primera.—En la hacienda de Santa Rosa a t o el Gobierno una ckihuahuenses, se trasladó a Chihuahua, llevando algunos tro-
junta de generales, oyó el parecer de éstos, y me confino, des- pas; con el fin de zanjar un incidente surgido entre los partida-
pués de oír también la opinión de sus Ministros, el mando en jefe rios de Casaventes y los de Terrazas, nombrado, aquél, gober-
de nuestro ejército.-Se me dieron además facultades extraor- nador por decreto presidencial, designación objetada por la le-
dinarias para proporcionarme recursos metálicos, de que carecía gislatura local sostenedora del segundo; ante las amenazas de
en lo absoluto el ejército, pero con la restricción de obrar en este la fuerza, transigieron los legisladores, acéptando al Gral. Trías,
punto de acuerdo con el Gral. Patoni.-El Sr. Patoni es el Go- propuesto por Patoni, como solución conciliatoria: Trías fué, en
bernador Constitucional de Durango, y h a ilustrado su nombre tal virtud, nombrado gobernador y segundo de Patoni, en el
por'servicios prestados a su p a t r i a . - E l Gobierno y el ejercito comando militar de Chihuahua. (2)
se hallaban entonces en el Estado del que era Gobernador aquel
general."
( 1 ) . — D a t o s q u e se coligen de las distintas narraciones y q u e oí, con otros q u e
En el archivo de Juárez encontramos una carta, (1) en la citaré, al Gral. G a s p a r Sánchez Ochoa.
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bg?; ii que Patoni recuerda que la junta de Santa Rosa tuvo lugar el
( 2 ) . — T h e W o r k s of H u b e r t B a n c r o f t " . — V o l . X V I . — S a n Francisco—1889.—
El historiador n o r t e a m e r ¡ " n o construye su relación con los elementos ciue cita en las
notas correspondientes: "México Colección de Le»es" — 1 8 6 3 — "Estrella de Occiden-
(1).-Archivo de Juárez -Biblioteca Nacional- Sección de Manuscritos-Carta t e " — J u n i o 3 y Julio 22 de 1864 y " V o z de M é x i c o " — A g o s t o 20, del mismo año.
m• s 10/82. Doc. 1068.
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político y militar de la ciudad y de las fuerzas organizadas en
En la gubernatura de Durango, durante la ausencia de Pa- el Estado, incluyendo en ellas la brigada de Tepic".
toni, lo sustituyó Cayetano Mascareñas, vehemente liberal, ensa- Tal parece que la llegada del Gral. Sánchez Ochoa fué ca-
yador en jefe de la Casa de Moneda, y vate de imaginación sual; y a dijimos q u é se había concertado con Patoni.
exaltada. Un informe de luán Valente Baz, fechado en Nazas, el 16
d e Julio, y dirigido a Juárez, q u e aun se hallaba en Monterrey,
Los coroneles Trinidad García de la Cadena y Ramón Corona puntualiza detalles y proporciona la explicación de los sucesos.
fueron sorprendidos por u n a fuerza franco-traidora, el 6 de ju- Comunica que, durante la ausencia de Patoni, Durango fué ocu-
nio, en Valparaíso (Zac.).; abandonaron la población desordena- p a d a por los franceses y aclara:
damente, habiendo tenido numerosas bajas, entre muertos, heri-
"Un coronel, Francisco Ortega a quien tuve preso por fal-
dos y prisioneros; los vencedores capturaron la artillería y las
sificador, en el cuartel del Bn. q u e mandé como Ud. re-
municiones de la sección de García de la Cadena, y Corona per-
cordará, compañero del Pe. Miranda y su agente, convertido
dió bagajes y armamento. Los vencidos se incorporaron a Gon-
después en liberal, pues anduvo con el Gral. Carvajal y
zález Ortega, en Sombrerete y, juntos, emprendieron u n a expe-
últimamente lo tuvimos d e fiscal en el Consejo de Guerra
dición hasta el Mezquita!, donde Corona se desprendió rumbo a
permanente, el cual vino a Durango, casó con u n a mujer
Durango; con permiso de Mascareñas se acantonó en la hacien-
dispendiosa, y se h a cargado de deudas, este tal, digo, salió
d a de San Lorenzo, donde se oc.upó en aumentar' su gente y en
de Durango e informó a los franceses del estado de la Plaza
disciplinarla.
y lo que debía tardar en volver el S. Patoni. Con tales pre-
Siguiendo instrucciones de Patoni, Mascareñas resolvió de- cedentes se resolvió la invasión y se logró del todo. Gonzá- •
fender la plaza; el primero de julio, lanzó un hiperbólico mani- lez Ortega q u e no tuvo la resolución de atacar a los fran-
fiesto, en el que, afirmando su resolución de resistir, pues contaba ceses en momentos que estuvieron reducidos en Zacatecas
"' con el valor y la decisión de que nuestros hermanos h a n dado a 400 y a 200 en Fresnillo, h a dejado pasar u n a fuerza d e
pruebas en cien combates". La proclama concluía: "La historia re- 1,200 hombres y 6 piezas de montaña para ocupar a Du-
gistrará este hecho entre las más bellas páginas que lega el pa- rango y se marchó rumbo al Saltillo.
triotismo a la memoria de los hombres, y cuando la posteridad
"Patoni al marchar a Chihuahua fortificó el cerro de los Re-
s e p a vuestro heroísmo, se inclinará a saludaros", "iViva la In-
medios q u e domina la población y previno que en caso dado
dependencia! i Vivan las instituciones de la patria!".
se diera el mando a Sánchez Ochoa q u e vino de Mazatlán.
" Corona se reconcentró en Durango, requerido por el goberr Mascareñas encargado del Gobierno de Durango no entre-
nador. Esperábase la llegada de Patoni, en auxilio de la plaza; gó el mando, sino 2 días antes de la entrada de los france-
los historiadores atribuyen el cambio de actitud, a q u e Patoni ses; a Sánchez Ochoa, se le supusieron fuerzas en numero
n o llegó con los refuerzos esperados, por lo que se decidió la de 900 hombres; lo que le alentó a defenderse; pero llegado
evacuación, efectuándola el día 3, con dirección al Norte; Corona el momento solo contó con 400 y de estos 200 q u e formaban
cubría la retaguardia y mandaba, e n jefe, el Gral. Sánchez Ochoa, la fuerza de Tepic, no quisieron encerrarse como ellos llaman,
q u e procedente de Mazatlán, llegó a Durango, el día primero. por lo que no quedaron más que 200 reclutas y 24 hombres
Dice Zamacois: (1) más p a r a servir a la artillería; se resolvió en consecuencia
"En esos momentos en que se disponía la defensa de la pla- la evacuación de la plaza, saliéndose con toda la artillería
za llegó a ella el general Sánchez Ochoa, procedente de Maza- y parte de parque; Sánchez Ochoa salió el último, u n a
tlán. El gobernador Mascareñas, queriendo uitilizar sus conoci- hora antes de q u e el traidor Ortega ocupara la plaza q u e
mientos y decisión por la causa republicana, le encargó el mando fué a las 5 de la tarde dal día 4. 500 franceses salieron a per-
seguir. a S. Ochoa quien se encontraba en San Juan del
Río; pero y a Sánchez Ochoa tiene ordenes de marchar a
(1).—Op cit.
Juana Guerra la fuerza que m a n d a b a Corona quien en seguida
Güichapan por lo qüe es seguro que no' habrá batalla".— obtuvo de Patoni el permiso de separarse p a r a continuar la cam-
"Por supuesto los conservadores, con particularidad los clé- p a ñ a de Sinaloa".
rigos, se han portado indignamente". (1) Sólo dos historiadores durangueños citan la acción de Me-
El informante, por lo que se desprende del documento, co- nores (1): "La capital del Estado fué ocupada por los franceses
mandó un batallón, sin que sepamos cuál e r a su grado y a el 4 de julio de 1864 y sus tropas batieron a Patoni en la Ha-
cuáles fuerzas pertenecía. Supongo q u e actuaba como , agente cienda de Menores cercana a San Juan del Río". (Rouaix.) (2)
confidencial del S r . Juárez, en cuyo a r c h i v o existe una carta que Carlos Hernández, le consagra dos líneas: "En su retirada (la de
Patoni) fué batida su retaguardia por el Comandante francés
incluyo en el apéndice. . Couray". (3)
Según el informe anteriormente transcrito, 500 franceses sa-
lieron en persecución de los republicanos que se encontraban en No- existiendo textos de historia de Durango, los profesores
San Juan del Río; pero, d e acuerdo con el pronóstico del Baz, de primera enseñanza y los de preparatoria, suplían la deficien-
no se combatiría: Sánchez Ochoa marchaba rumbo a Huicha- cia, para cumplir con el programa relativo, haciendo exposiciones
pa, (2) obedeciendo a órdenes, que no se dice de qué' autoridad orales de las que tomábamos apuntes. Utilizo lo que recuerdo
emanaron, p a r a ser obedecidas por el general en jefe. El pronós- de aquellas notas y de las conversaciones que tuve, en 1905,
tico carecía de fundamento: Huichapa no era inaccesible p a r a con el Gral. Don Gaspar Sánchez Ochoa, p a r a proseguir el relato
los perseguidores que igual podían alcanzar a sus contrarios, en y aclarar ciertos puntos.
ese o en otro sitio. , Patoni llegó a Huichapa dos días después de que la habían
Al decir de Zamacois, "Las tropas republicanas después de ocupado las infanterías, tal como lo refiere, con exactitud, don Ni-
evacuar la ciudad, continuaron en retirada, marchando la fuerza ceto de Zamacois. A raíz de la separación del coronel Corona,
Patoni distribuyó su gente en las dos hacienda: Menores de Abajo
de infantería a Huichapa, a donde h a b í a llegado y a el general y Menores de Arriba. Los nayaritas, que no quisieron "encerrar-
Patoni, y quedándose con la caballería el coronel D. Ramón Co- se", se habían incorporado a las fuerzas de Corona y con él salie-
rona en la hacienda llamada de Menores". (3) ron del Estado. Patoni contaba con los doscientos reclutas que
A poco se retiró Corona con el fin de expedicionar por las Sánchez Ochoa sacó de Durango, y con un batallón traído de
regiones limítrofes entre Durango y Zacatecas. _ ^ Chihuahua, fuerte de trescientos hombres, y mandado por el co-
De "México a través de los Siglos" (4) copiamos: "L'Henller... ronel Ojinaga.
el 4 de julio ocupó a Durango sin encontrar resistencia, pues no Los quinientos franceses, de que habla Baz, con dos cañones
habiendo llegado el contingente de guardia nacional de los pue- y teniendo como vanguardia cien jinetes imperialistas, aparecie-
blos, ni Patoni que venía de Chihuahua, con fuerzas del Estado, el ron, a mediados de julio, en las inmediaciones de las haciendas;
General Sánchez Ochoa tuvo que evacuaí la plaza. Algunos días oportunamente informada por sus espías, Patoni se movió hacia
después, u n a columna ligera avanzó a San Juan del Río con obje- el Noreste, pero no pudo impedir el choque; se batió en retirada,
to de apoderarse de la artillería que los liberales habían sacado perseguido durante u n a hora; los atacantes- cargaron sobre la re-
de la ciudad, lo cual no consiguió; y el 19, el capitán Hurtel con taguardia, produciendo algún desorden y capturando u n a docena
dos compañías del 2" de zuavos, sorprendió en la hacienda de de los duranguenses; menores fueron las bajas por defunción o
heridas e insignificantes las pérdidas de armas. Tal fué la escara-
. * muza de Menores. —'
(1) .—«Archivo del Presidente Benito J u á r e z " B. N . Depto. de Mss. Caja 8:
carta 8 9 / 2 0 . D o c . 845.
(1).—Existieron dos haciendas contiguas: Menores d e A b a j o y Menores de Arri-
( 2 ) — H u i c h a p a se llama la hacienda, p r ó x i m a a S a n J u a n del Río, no G ü i c h a p a n , ba), "los cascos de esas haciendas f u e r o n dotados d e ejidos y t o m a r o n los nombres de
como la designa Baz. ( " E n el censo de 1940 aparece con el nombre d e G u i c h p a . P r i m o V e r d a d y de José M a r í a P a t o n i " (Rouaix).—Los republicanos ocuparon, ambas.
- D i c c i o n a r i o Geográfico, Histórico y Biográfico del E s t a d o d e D u r a n g o . - I n g . Pastor
R o u a i x — M é x i c o , 1946). E l censo aceptó la pronunciación vulgar en el q u e ias sila- (2).—Loe. cit. en el título: " P a t o n i José M a r í a " . — A u n q u e no es nativo de D u -
bas " h u e " y " h u í " se t r a n s f o r m a n en " g ü e " y " g ü i " : güesos, guichol, etc. rango, el Ing. Rouaix ha pasado, allá, g r a n parte de su vida y varias veces h a sido
G o b e r n a d o r del Estado.
( 3 ) . — L o e . cit.
(3) . — " D u r a n g o Gráfico" —Durango— 1903.
(4).—Tomo V. •
Patoni dividió sus tropas, situándolas en las haciendas veci- El general Sánchez Ochoa,..rememorando el desastre de Ma-
nas a Nazas y, para aumentar sus efectivos, recurrió a la leva, joma, decía que los d e Patoni pelearon como leones, a pesar de
enviando piquetes que hacían el forzoso reclutamiento, en las las circunstancias en lo que hicieron. "Ya sabían por q u é pelea-
regiones del Noroeste, de manera principal, y a u n en el Sur' de ban y ya nos querían, a los que los mandábamos"; este resumen
Chihuahua. del v;,e]o luchador es una tesis y una enseñanza.
Este procedimiento restó simpatías a Patoni; fueron pocos los Heroicos en grado sumo, fueron los chinacos defensores de la
reclutados y muchas las deserciones. patria, en aquellos días y en aquellas condiciones; los recursos
De aquel tiempo data el "Corrido de los Cuatro de a Ca- de gente y de dinero que anteriormente proporcionaba Patoni,
ballo": y a los que se refiere Zamacois en lo citado en nuestra página
"Madre mía de las Mercedes, inicial, se habían agotado; cedemos la palabra a González Or-
Virgen de imperial corona, tega <1) quien, después de la junta de Santa Rosa, se dirigió a
en ti mi esperanza pongo, Patoni, "ordenándole of'cialmente que, por vía de préstamo, agen-
del Real del Oro patrona." ciara con la mayor prontitud de las haciendas y rancherías inme-
diatas, algunos miles de pesos para subvenir de pronto a las más
"Ese Don José María, imperiosas necesidades de nuestros soldados. Patoni me contestó
valido de la ocasión, el mismo día, haciéndome presente la imposibilidad de dar cum-
se lleva a todos los hombres plimiento a la orden por la miseria en qúe la guerra había dejado
pa formar el batallón." a los habitantes de aquella comarca. Si esto era' una verdad, no
lo era menos que la situación en q u e yo y las tropas nos encon-
''Ese general Patoni, trábamos, era casi desesperada por la intencional imprevisión
se lleva toda la gente, del Gobierno. En esas circunstancias era cuando se me encarga-
por sus puritos calzones b a el mando del ejército, para q u e su disolución, que era casi
pa formar el contingente." inevitable tuviera lugar en mis manos". "Hay q u e notar, q u e si
er'a mala la condición de nuestro ejército al retirarse de Anhelo,
La leva nunca fué popular; en el caso, los campesinos anal- había empeorado notablemente, como era natural, por las causas
fabetos, sin vínculos con las poblaciones en las que se comentaban que he reseñado. Hay también q u e notar, que al encargarme del
los sucesos de actualidad, desconocían la nobleza de la causa mando en jefe, el Gobierno contaba en sus arcas con algunos
por la que debían combatir. millares de pesos, para sus atenciones y las de sus empleqdos. (2)
Además, el pueblo mexicano es antimilitarista, en- el sentido Se prefería todo esto a la salvación de nuestro ejército, de ese
de q u e no se adapta, fácilmente, al rigor de la disciplina; como ejército cuyos sufrimientos tocaban al heroísmo, y que tantos es-
voluntario, se incorpora a los sublevados, en guerras irregulares; fuerzos costara a los Estados de Durango, Coahuila, Nuevo León
las revoluciones cuentan con las masas; los gobiernos tienen que y Zacatecas. Tuve conocimiento de esto, así como muchos de
usar de la fuerza para el reclutamiento y de la coerción p a r a dis- nuestros generales, por el informe que, en presencia del mismo
minuir' las deserciones. No obstante, pronto se forman buenos sol- Gobierno, dió el Ministro de la Guerra. El hecho es que ni un
dados, si la oficialidad es buena y se les inculca el sentimiento d s solo peso se ministró a nuestras tropas".
los deberes patrióticos, haciéndoles comprender las razones por
las que pelean. Los jefes que saben manejar tropas, no sólo mi- No es oportuno discutir" las aseveraciones de González Orte-
litar, sino humanamente, los que fraternizan con ellas y con ellas ga, de que las que omito muchas; fueron escritas más de u n año
comparten fatigas y miserias, se convierten en ídolos y pueden después de ocurridos los sucesos, e inspirados por la candente
intentar cualquier hazaña, seguros de que sus hombres llegarán pasión política; sólo haré breves observaciones: se culpa al Go-
al sacrificio máximo. •
Los republicanos que seguían a Riva Palacio y a Escobedo,
aceptaban ayunos y vigilias, a cambio de las arengas y pláticas (1).—Todas las citas de González Ortega se toman del Manifiesto lanzado, en
de sus jefes. Los discursos, al alcance de todas las fortunas inte- San Antonio de Béjar, el 26 de diciembre de 1865.
lectuales, del "güero", Guillermo Prieto, solían ser rancho y prest (2) -—Esos servidores sufrieron de constante penuria; la frase humorística de
de las escoltas de Juárez. Prieto se hizo famosa: " N a d a hacen y nada reciben".
— 24 — — 2S — 1
bierno de "imprevisión intencional"; desde luego, las imprevmic^
nes no pueden ser intencionales; no prever, no conjeturar, indica
falta de ciertas facultades: d e sagacidad o de talento, mas no
malevolencia; por otra parte, no se precisa en que ^ n s i s t o la
imprevisión, únicamente se la reputa causante de la desesperada
situación en que se encontraban el general y las tropas.
Tampoco es admisible que se d e s e a r adeliberadamente a
bre s r t ¡ 4 tífsy^
nímico del primer propietario.
bierno d e "imprevisión intencional"; d e s d e luego, las imprevmic^
nes no p u e d e n ser intencionales; no prever, no conjeturar, indica
falta d e ciertas facultades: d e sagacidad o de talento, m a s no
malevolencia; por otra parte, no se precisa e n q u e ^ n s i s t o la
imprevisión, únicamente se la reputa causante d e la desesperada
situación en q u e se encontraban el general y las tropas.
Tampoco es admisible q u e se d e s e a r a deliberadamente a
bre s r t ¡ 4 tífsy^
nímico del primer propietario.
oficial. Ese día se presentaron, al señor Juárez, poniéndose a dis-
posición del Gobierno, varios jóvenes liberales que salieron de proporcionárselos de las Haciendas, pues ni en la Pedrizeña
Durango, cuando la evacuación, y que habían seguido, en sus ni aquí hay existencia de semillas, recomendándole a U. muy
marchas, a los diferentes grupos armados. mucho que este Gefe sea de los mejores en probidad para
El 17 acudieron las autoridades'de Nazas, a donde paso el que tenga en estos puntos un buen comportamiento, pues a
Presidente; se resolvió esperar en ese sitio, el resultado de las la verdad que y a recelemos mas de los nuestros q u e de los
combinaciones militares proyectadas. franceses propiamente dichos—Entregué su carta al Sr. Fa-
Los observadores de Patoni le informaban constantemente vela, la cual le mandé a una laborcita que tiene fuera de
sobre las actividades de los franceses, en la Capital y en el Es- este lugar y desde allá me mandó decir gustoso de su conte-
tado; los informes se transmitían a Juárez, en cuyo archivo figuran nido que por su parte le manifestara a U. que esta en buen
más de diez; en casi todos, Patoni a b o g a por librar un combate sentido p a r a ayudar en la presente ocasión como se le invita,
decisivo, arrojándose sobre la capital. En uno, censura a Gonzá- que no le contesta a U. por no dilatar a su enviado.—Repito
lez Ortega por su "apatía y lentitud para atacar a Durango . (1) sobre pasturas que sería muy acertado que las trajeran de
Transcribo, como curiosa muestra de los informes, u n a carta esas Haciendas que U. U. ocupan y de Nazas, porque por
de Antonio Alemán, prominente vecino de Cuencamé, la que tam- estos contornos' hay una escazes asombrosa... la Hacienda
bién obra en el archivo: (2) , de Juán Pérez que es una de las mejores en el Partido, no
tiene un grano, y lo que estabamos recibiendo cada ocho días
h a cesado por culpa de la traición de Montelongo. D. Li-
"Cuencamé, Setbre, 7 de 1864.—Sr. Gral. D. José María Pa- berato Ortigoza llegó anoche de Durango y por él supe que
toni. Goma.—Muy apreciable Señor mío y amigo: Impuesto los franceses de Durango no recibirán el auxilio de Zaca-
de la apreciable de U. de ayer que he recibido hoy a las siete tecas, y que existe la creencia que las fuerzas de Patoni están
de la maña., me ocupo de contestar lo mas interesante. El desmoralizadas y que no avanzarán sobre Durango nunca."
enemigo en número de 300 en el Tanque: se dice q u e estos
van rumbo a Durango, que si en el transito encuentran el González Ortega, (1) desde Pedriceña, informaba, el 14 de
auxilio que cuentan también les viene de Zacatecas, de mil septiembre, que la noche anterior había recib : do carta de Patoni
hombres, entonces se vuelven a batir a U. U., y en caso con- cuya fuerza está algo desmoralizada; opina que desviar esa tropa,
trario siguen su camino hasta la capital lo mismo que 200 del camino de Durango, sería perderla; Patoni cree que aproxi-
que se hallan por San Juan del Río: estas dos fracciones y mándose a la Capital, los franceses la abandonarían; González
la de 300 q u e existen en Durango hace la total de 800 impe- Ortega no es del mismo parecer, pero marcha sobre Durango con
rialistas. Este U. seguro que cooperaré en lo posible p a r a Patoni, por deferencia a éste. De no lograrse la inmediata ocupa-
ción, se dirigirán a un punto intermedio entre Durango y Zaca-
que el enemigo no tenga noticia relativa a (ni) la marcha tecas a fin de "ocupar una de las dos plazas", cuando las condi-
de nuestro ejército, q u e adquiriré las concernientes a él y las ciones sean favorables. Concluye noticiando que llegará a las
comunicaré a U. con oportunidad.—El Gefe Político no me puertas de Durango; pero que si no ataca la ciudad, esto será
merece confianza,.y más bien lo creo cómplice de nuestros debido a las razones q u e y a h a expresado antes. (En el archivo
acontecimientos; por tanto no quiero hablarle sobre lo q u e U. no se halla referencia a estas razones.)
me recomienda para forrages, ni a ú n le he entregado la co- El 20 de septiembre, Un día antes de la batalla, escribió
municación que U. le dirige, porque sería darle aviso al ene- Patoni, desde San Miguel del Mezquital; informa que sus fuerzas
migo por linea curva. Cuanto a forrages es muy. interesante se hallan a 47 leguas de Durango. No confía en que González
q u e mande U. un Gefe con fuerza armada para que pueda Ortega se decida a marchar sobre Durango; de lo q u e r'esulte,
enviará noticias al Presidente a fin de que en su viaje a Chi-
h u a h u a el mandatario pueda contar con la debida protección. (2)
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Todavía los esfuerzos de Patoni y de González Ortega, lo-
Como a cuatro kilómetros, al norte de la Estanzuela, se le- graron inclinar la victoria, en favor nuestro; la cooperación opor-
vanta el cerro de Majoma, "punto lindero con el Estado de Zaca- tuna de la infantería de reserva pudo haber asegurado el éxito
tecas" (Rouaix). El jefe republicano lo ocupo con E s fuerzas de Desgraciadamente, Alcalde permaneció inmóvil, ni uno solo de
Patoni" las propias de Durango y el batallón de chihuahuenses sus soldados se batió.
a l a " órdenes de Ojinaga. En la llanura se situaron las, González Ortega nos dijo, también, el desenlace doloroso- la
de González Ortega y de Alcalde, (1) ésta, q u e constituía la re- retirada en orden y la intempestiva dispersión del Ejército de Oc-
serva un poco atrás y a la derecha de la del general en ] efe cidente.
La cabaílería del Gral. Castro, unos doscientos hombres, formo Zamacois da, como cifra de las fuerzas mexicanas, cinco mil
«¡r<da izquierda y la del lado opuesto, la formaron los trescientos hombres; en el parte oficial francés, se dice q u e los nuestros
eran cuatro mil quinientos, con veinte piezas de artillería- la co-
jinetes ^ ^ j J ' d e l a a r t l l l e r í a , c o r o n e l Jesús Lalanne, contaba
lumna de Martin, según ese parte, sumaba quinientos treinta y un
con diez cañones; se dispusieron en la cima de la loma, con la combatientes. Se olvidan los trescientos jinetes mexicanos, de q u e
habla Zamacois; los autores franceses los reducen a ochenta, man-
provocada por" Carvajal; al frente de un grupo dados por el cura Meraz.
de exploradores llegó hasta los aledaños de la Estanzuela, de Al referir q u e Maximiliano recibió la noticia d e la batalla,
donde se desprendió el capitán Fouré con un escuadrón de caza- en León, Rivera Cambas, con la inconsistencia q u e le conocemos!
dores montados; se trabó un tiroteo de corta duración en el que apunta, como efectivo total del Ejército de Occidente, cerca d é
ios mexicanos obtuvieron la ventaja: los franceses perdieron al- cuatro mil hombres con veinte piezas; después, en la enmarañada
gunos hombres; los de Carvajal recogieron los caballos a r a b e s descripción del combate, precisa: "3,500 infantes y 700 ginetes".
de los desarzonados. Para las tropas francesas, admite las cifras oficiales, aunque, en
Rivera Cambas reproduce el episodio en la forma dicha, pero, un lugar dice q u e los guerrilleros del cura eran 80 y, en otro sitio,
con increíble descuido, a las pocas páginas, repite la versión menciona cien auxiliares imperialistas.
irancesa- "fué alejada la caballería de los republicanos, con (por) Las bajas, por parte nuestra, fueron de trescientos, entre
los cazadores a caballo al mando del capitán Foure _ muertos y heridos, y ciento treinta prisioneros. En las noticias d e
Martin, creyendo q u e sólo tenía q u e batirse con la división la fuente contraria, se abultan esas cifras, exageradamente.
Patoni, pues las otras fuerzas no eran visibles desde la hacienda, . De los franceses sucumbieron o resultaron heridos, más de
se lanzó al asalto del cerro; descubrió que se hallaba frente a cien, alta proporción si se considera .su número: ochocientos
todo el- ejército, cuando y a no era posible retroceder; compren- hombres.
diendo que la loma era la llave de la posición, siguió adelante, El efectivo, proximo a dos mil quinientos, consignado en la
decidido a ocuparla; entró en juego la artillería y uno de los relación de Iglesias, corresponde, justamente, al de las fuerzas
primeros disparos destrozó al coronel; lo sustituyó el comandante q u e se hallaron en Majoma. Los batallones l 9 y 2? d e Zacatecas,
Japy jefe del 2" de zuavos; aceleró el avance y se apodero de la sólo participaron, con bravura, pero extemporáneamente, en u n a
altura, capturó parte de la artillería y la volvió contra los re- breve función. Como lo afirma el autor de las "Revistas", "sólo
publicanos. . , se batieron de 800 a 1,000 hombres, no habiendo disparado un
' Por* el relato del general en jefe, y a transcrito, nos enteramos tiro la mayor parte de la fuerza de Zacatecas y toda la división
del curso de la refriega, d e la recuperación de los cánones y de Alcalde".
cómo se perdieron n u e v a y definitivamente; así como de la carga Los historiadores franceses y sus secuaces, intentan fundar
infructuosa en que resultó herido el general Castro, con lo que sus • exageraciones citando a los numerosos generales que con-
se introdujo el desorden.' currieron a la batalla, suponiéndoles mando de tropas; ningunas
tuvieron Negrete, Aranda y otros; llenaron misiones subalternas,
exponiéndose como los más valientes oficiales; Aranda rtesultó
(1).—Recordemos que, al salir de Coahuila, el efectivo d e a m b a s era de m.l qui- herido; Q u e s a d a contribuyó con escasa infantería y un grupo d e
nientos hombres; pero, según la propia confesión de González Ortega, durante la
travesía del desierto, se perdió la tercera o la cuarta parte.
dragones. Sánchez Ochoa, subordinado a Patoni, mandó las tro-
p a s durangueñas; organizó la retirada y pudo salvar batería y
media, conducida por sus soldados, a fuerza d e brazo. (1)
"La batalla de los generales" designó a la de Majoma, el
anónimo popular. González Ortega nos h a dicho que, a raíz de
la derrota, más de cien jefes y oficiales "corrieron p a r a aquella
Villa (Nazas) a pedir órdenes"...
En el Apéndice reproduzco la traducción d e un artículo pu-
blicado por "L'Ilustration-Journal Universel", de París, número que
corresponde al 31 d e octubre de 1864. A la propia revista
pertenecen los grabados 1 y 2, aquél figura en Ja obra d e Rivera
Cambas sin alusión a su procedencia. Fué su autor el capitán
Marqué, del 18? batallón d e Cazadores de a pie, actor en la
batalla.
El plano, q u e tomo de la reptida publicación francesa, lo atri-
buyo al mismo capitán; ni el croquis ni el texto del artículo su-
ministran indicaciones q u e aclaren la paternidad. Interesa por ser
el único q u e se conoce de la batalla en cuestión (2) y ratificó la
colocación de las fuerzas, conforme con la generalmente a c e p t a d a
La crónica del Apéndice, amplía y detalla lo q u e aquí con-
cluyo.
Examinemos las cartas, hasta hoy inéditas, en las q u e se
informa, al Sr. Presidente, sobre la "triste batalla", como la llamó
Justo Sierra. '
Patoni envió su parte desde la misma plaza y el mismo día
que lo hizo Carvajal:
/
del Estado de Durango". "Hda. de la Trinidad, una legua al Po- irse a donde quisieran". (1) Parece q u e antes, González Ortega
niente de San Salvador, Obre. 3 d e 1864".—"Sr, Presidente de* la había informado sobre la batalla. Diremos, u n a vez más, q u e no
se h a encontrado el parte que González Ortega asegura, en su
.República, D. Benito Juárez."—"Parral." manifiesto, haber rendido oportunamente y recordemos q u e los
. t Comunica que salió de Nazas el l 9 de octubre; q u e los fran- generales Castro y Aranda fueron heridos gravemente. Al acu-
ceses parece q u e se mueven hacia Chihuahua. Es probable q u e sársele recibo, se le ordenó entregar el mando a Patoni, quien
tomen el camino de Mapimí por el desierto; pero, es posible a los pocos días, lo trasmitió a Carvajal. (2)
q u e los llamen de Durango, porque se dice que viene "a esa El Gral. Manuel Quesada q u e fué a 'parar en la hacienda
Plaza una expedición de Mazatlán al mando de un tal Rubí; y en de San Bartolo, después de la derrota, escribió a Juárez, y a ins-
este caso es probable que no se atrevan a resistirla solos los talado en Chihuahua.
franceses, casi derrotados en la Estanzuela. Parece q u e los fran-
ceses de Durango proyectan una expedición sobre Mazatlán. Si
"Estoy seguro q u e y a sabrá perfectamente todo lo ocurrido
los q u e vienen de Parras marchan a Chihuahua, yo me quedaré
en la última batalla q u e en la Estanzuela presentamos a
a la retaguardia para resistirlos cuento casi con todos los recursos
de Durango". (1) ^ los invasores. Con todo diré a U. en pocas palabras q u e no
fué un azar de la guerra lo q u e nos hizo perderla, pues era
El flamante gobernador y comandante militar, modificef su
juicio; y a los franceses no quedaron derrotados, sino casi. Su u n a función de armas q u e debíamos haber' ganado, sin la -
optimismo no decae: considera probable que los invasores no inconcebible torpeza de los generales González y Patoni; de
resistan a los presuntos expedicionarios de Rubí; según parece, manera que si y a el primero tenía entre todos nosotros u n a
no conocía los antecedentes del bravo sinaloense, subordinado de mala fuma de inepto, hoy h a quedado del todo nulificado
Corona. Se propone seguir una táctica peregrina: resistir al ene- y nadie, absolutamente nadie, tendrá fe, en marchar de
migo, quedándose a la r e t a g u a r d i a . . . para su empresa, dice con- nuevo al combate a sus órdenes; respecto al segundo h a
tar con casi todos los recursos de Durango. Ya hemos visto cuán perdido de tal manera su reputación, que en su propio Estado
pobres eran los elementos disponibles. Con el fin de procurarse (Durango) hasta las mujeres se ocupan de zaherirlo y no se
algunos, empezó a exigir dinero, caballos y acémilas, a cuenta le tiene ni la más ligera simpatía." (3)
d e contribuciones. El 6 de octubre, oficiaba a don Juan Manuel
Flores, (2) administrador de la hacienda de Ramos, pidiéndole La carta tiene fecha del 15 de octubre.
quinientos pesos, cincuenta caballos y diez muías. Solicitaba, . ^ La "mala fama de inepto", que, dice Quesada, tenía y a Gon-
también, "dos caballos razonables, y entre los q u e Ud. tiene me zález Ortega, con anterioridad a la derrota, la motivó la conducta
dicen que están a propósito, el Rayador y el Recuerdo. Tenga Ud. de aquel, cuya irresolución se tradujo en las marchas y contra-
la bondad d e remitírmelos, y su importe lo pagaré".
Volvamos al archivo de Juárez, del q u e citaremos una carta
de González Ortega, única referente a nuestro asunto; es de
principios de octubre; trata de disminuir la importancia de la (1).—Archivo del Presidente Benito Juárez. Depto, de Mss. de la B N M Car-
ta 9 / 7 1 Doc. 977.—Fué expedida de "Valle de San Bartolo, Obre. 1864."
derrota; sabe, por observadores que presenciaron el combate, que
los franceses tuvieron muchos muertos; q u e Sánchez Román se (2) .—Patoni pasó a Sinaloa y a Sonora, donde aun prestó buenos servicios; con
presentó, en Durango, a los invasores, y que Aranda y Castro licencia del Gobierno, se dirigió a los Estados Unidos, donde abrazó la causa del
Gral. González Ortega, lo acompañó en su regreso, al país; ambos fueron aprehen-
"se dieron prisioneros ellos solos; pero los franceses los mandaron didos en Zacatecas, el 8 de enero de 1867. Trasladados a Monterrey, se les encarceló,
hasta el lv de agosto de 1868. Patoni llegó a D u r a n g o el 17 y, la noche de ese
día, f u é villanamente asesinado por órdenes del comandante militar Gral. Benigno
Canto; éste fué procesado y se obstinó en sostener que había obrado por órdenes
(1).—Archivo del Presidente B. Juárez. Depto. de Mss. de la B . N . carta 8 / 3 5 superiores, sin especificarlas ni presentar pruebas. A u n no se descubre el misterio del
Doc. 860. ^ crimen que privó de la vida a tan preclaro duranguense.
(2).—Flores, convertido en tuxtepecano, llegó a general y f u é gobernador de D u - (3).—Archivo del Presidente Benito Juárez. Depto. de Mss. de la B . N M Carta
rango de 1877 a 1880 y de 1884 a 1897, año en que murió. 10/82 Doc. 1123.
marchas q u e agotaron al ejército y lo condenaron al sacrificio.
La pasión partidarista no dejó de influir, para deslustrar al héroe nerse acerca de mi promesa, mientras que otros jefes como
auténtico, desde que, en connivencia con Doblado, solicitó la re- Villalobos, Sánchez Román, etc., defeccionan luego q u e se
nuncia de don Benito. les presenta la oportunidad, y quién sabe cuántos más estarán
Después del fracaso era lógica la reacción: ¡Ay de los- ven- próximos a dar' semeajnte escándalo. Repito que por n a d a
cidos! transigiré en la presente lucha, y q u e difícilmente dejaré q u e
La población de.Durango, la capitalina, sobre todo, se dis- el enemigo me destruya, pues lo más seguro será que me
tinguió par ser conservadora exaltada y fervorosa clerical; el im- deje a su retaguardia en cuyo caso le daré demasiado en
perio- fué acogido con entusiasmo y los invasores recibidos con qué entender.—Según personas de buen criterio, los france-
inusitadas muestras de alegría (véase el apéndice); por' lo tanto, ses se hallan impotentes p a r a inspeccionar hasta Chihuahua,
los desahogos de las beatas, teñidas con barniz aristocrático, se
conforman con sus geniales sentimientos y su educación levítica. a lo menos por dos o tres meses." (1)
Entre los campesinos, quedó y a expuesto lo que influyó la
leva par restarle popularidad a "ese don José María". Carvajal expedicionaba por Allende (Chih.) de donde envió
En cambio, los liberales siempre lo vieron con admiración la preinserta, dirigiéndola a la capital del Estado, sede, entonces,
y respeto, y yo conocí soldados suyos que veneraban su me- del poder federal.
moria. El pronóstico sobre la expedición francesa, a Chihuahua, se
El sacudimiento de indignación que conmovió a todo el Es- confirmó; pues los invasores llegaron a dicho Estado, en julio
tado, las múltiples protestas, y la gallardía del Gobernador, de 1865. Juárez salió, p a r a instalarse en Paso del Norte, el 5 de
Lic. Don Francisco Gómez Palacio que solicitó, de lá-Cámara de agosto.
Diputados, la condenación del asesino, son desagravios postu- Hasta principios de 1866, Carvajal importunó a los invasores;
mos que honran al procer y a sus conterráneos. (1) varias veces amagó la capital; pero no contando con elementos
Quesada, que tan mal se expresa del vencido de Majoma, bastantes, nunca se comprometió en u n a empresa de considera-
fué, al poco tiempo, uno de sus partidarios cuando el cisma por ción. Al salir del Estado, fué substituido por Aranda, quien a fines
la discutida cuestión presidencial; es dudoso qué lo siguiera por de 66, avanzó de su cuartel general, en Avilés, p a r a posesionar-
lealtad pura, como Patoni. se de Durango, recién evacuada por los franceses.
La última carta que nos interesa, de las existentes en el ar-
chivo, es la suscrita por Carvajal, el 28 de octubre; promete,- a
Don Benito, seguir las normas de su gobierno, hasta "el triunfo
de nuestra causa".
A PENDICE
I n
Carta de José Valente Baz RELACION DE DON JOSE MARIA IGLESIAS SOBRE
Sr. D. Benito Juárez. LA BATALLA DE MAJOMA
El primea cuerpo de ejército de Occidente había avanzado
Durango, febrero 9 de 1864, hasta la Tapona, a cuatro leguas de distancia de Porfías, donde
Mi respetable amigo: Luego que llegué aquí supe la noticia se encontraba uná fuerza francesa, cuando recibió el general
de la torpe intriga de Doblado y G. Ortega, escribí a U. no he Ortega la noticia de que otra sección de los invasores, procedente
recibido respuesta; no lo extraño, porque la carta fué bajo cubierta de Zacatecas, venía en auxilio de los de Durango, y se hallaba en
del Sr. Núñez, quien he sabido se separó no solo del ministerio, las inmediaciones de San Miguel del Mezquital. En virtud de este
sino de U. aviso resolvió hacer una marcha nocturna forzada, con el objeto
Yo conocí que se estrellaban los iniciadores de la medida de sorprender y destruir a la sección mencionada, después de lo
subersiva, y lo conocimos todos los q u e tenemos b u e n sentido; cual quedaría expedito para marchar sobre Zacatecas, o revolver
hubiéramos deseado q u e no se diera el escándalo, en honor del sobre Durango. Efectuóse, conforme a esa combinación, u n a mar-
país, por q u e cierto q u e es preciso juzgar al menos en el extranjero cha de diez y ocho leguas, la cual no dió el resultado apetecido,
muy mal de nuestros hombres de estado, a la presencia, de tanta por haberse retirado oportunamente la fuerza que se iba a atacar,
inepcia. avisada sin d u d a por algunos traidores del peligro que corría.
En este momento sabemos que están los franceses a .dos Perdida aquella oportunidad, se volvió al pensamiento pri-
leguas de Zacatecas; y por lo misnio suponemos ocupado hoy mitivo de batir a los franceses pertenecientes a la guarnición de
ese lugar; no obstante las noticias del Sr. Ortega son las peores, Durango. Para realizarlo, salió el ejército de San Miguel del Mez-
h a c e y a diez días que nos está con la misma amenaza. quital, rumbo a la hacienda de la Estanzuela, cerca de la cual se
encontraba y a el enemigo.
Aquí corre la noticia de que el pueblo de Guadalaj a r a había
alzádose y q u e Uraga y Arteaga atacaban; pero n a d a h a y oficial,
dos cartas de particulares es todo el fundamento de la noticia.
(1).—Se refiere a la adquisición de armas.
organizados, incandescentes con la lumbre de la íe republicana, Un amigo Godoy tiene noticia de q u e el ministro de Francia
dirigidos por los hombres nuevos, arrollaron a las divisiones im- Montalon se dirijirá a U. y q u e se h a levantado el bolqueo; si
periales, cuyos jefes, con alguna excepción, eran los mismos q u e esto fuere cierto y a es algo y me avanzo a felicitar a U.
cedieron ante el empuje de los constitucionalistas, en el año que El Sr. Patoni hace pocos días que volvió de su viaje a Maza-
cerró el capítulo de la Reforma. tlán, que aunque no tuvo todo el resultado que se esperaba, algo
De los puestos civiles huyeron los infidentes, los acomodaticios dejó ordenado én términos, que si nos dan un respiro los invaso-
y los medrosos; la nación supo q u e los q u e continuaban sirvién- res, tal vez comiencen sus derrotas en Durango. (1) El Sr. Patoni
dola, eran prototipos de a b n e g a d o celo y devoción desinteresada, es un soldado verdaderamente republicano y la persona más leal
merecedores de la gratitud y de la admiración iguales a las que y caballerosa que yo he conocido; ojalá él país y U. contaran con
premian las hazañas d e quienes arriesgan su vida en el fragor u n a docena de Gefes como él y Porfirio... Ya me parece ver
de los combates. que U. con esa gran serenidad que lo caracteriza con su fe siem-
Abril.—1949. pre viva, me responde, y a aparecerán, perseverancia. Si señor
Presidente, paciencia y el país se salvará.
José Valente Baz.—Rúbrica.)
Archivo del Presidente Benito Juárez. B. N. Depto. d e Mss.
Carta 8/19. Doc. 844.
A PENDICE
I n
Carta de José Valente Baz RELACION DE DON JOSE MARIA IGLESIAS SOBRE
Sr. D. Benito Juárez. LA BATALLA DE MAJOMA
El primea cuerpo de ejército de Occidente había avanzado
Durango, febrero 9 de 1864, hasta la Tapona, a cuatro leguas de distancia de Porfías, donde
Mi respetable amigo: Luego que llegué aquí supe la noticia se encontraba uná fuerza francesa, cuando recibió el general
de la torpe intriga de Doblado y G. Ortega, escribí a U. no he Ortega la noticia de que otra sección de los invasores, procedente
recibido respuesta; no lo extraño, porque la carta fué bajo cubierta de Zacatecas, venía en auxilio de los de Durango, y se hallaba en
del Sr. Núñez, quien he sabido se separó no solo del ministerio, las inmediaciones de San Miguel del Mezquital. En virtud de este
sino de U. aviso resolvió hacer una marcha nocturna forzada, con el objeto
Yo conocí que se estrellaban los iniciadores de la medida de sorprender y destruir a la sección mencionada, después de lo
subersiva, y lo conocimos todos los q u e tenemos b u e n sentido; cual quedaría expedito para marchar sobre Zacatecas, o revolver
hubiéramos deseado q u e no se diera el escándalo, en honor del sobre Durango. Efectuóse, conforme a esa combinación, u n a mar-
país, por q u e cierto q u e es preciso juzgar al menos en el extranjero cha de diez y ocho leguas, la cual no dió el resultado apetecido,
muy mal de nuestros hombres de estado, a la presencia, de tanta por haberse retirado oportunamente la fuerza que se iba a atacar,
inepcia. avisada sin d u d a por algunos traidores del peligro que corría.
En este momento sabemos que están los franceses a .dos Perdida aquella oportunidad, se volvió al pensamiento pri-
leguas de Zacatecas; y por lo mismo suponemos ocupado hoy mitivo de batir a los franceses pertenecientes a la guarnición de
ese lugar; no obstante las noticias del Sr. Ortega son las peores, Durango. Para realizarlo, salió el ejército de San Miguel del Mez-
h a c e y a diez días que nos está con la misma amenaza. quital, rumbo a la hacienda de la Estanzuela, cerca de la cual se
encontraba y a el enemigo.
Aquí corre la noticia de que el pueblo de Guadalaj a r a había
alzádose y q u e Uraga y Arteaga atacaban; pero n a d a h a y oficial,
dos cartas de particulares es todo el fundamento de la noticia.
(1).—Se refiere a la adquisición de armas.
En atención a considerarse muy próxima una batalla se actitud de entregarse prisioneros. La suerte no quiso, sin embargo,
escogió el terreno en que pudiera darse con ventaja, situándose hacer duradero el triunfo que habíamos alcanzado. •: Un último
nuestras tropas a poca distancia de la mencionada hacienda y y desesperado ataque del enemigo cambió de nuevo el aspecto
apoyando su derecha en un cerro llamado de Majoma, que éra- del combate. La caballería sola no podía defender la posición,
la llave de la posición. Allí se colocaron diez piezas de artillería sin el auxilio de la infantería. Contribuyó además a desmorali-
y la división m a n d a d a por el general Patoni, queSando las otras
dos divisiones de. Zacatecas y del general Alcalde en la llanura zarla, lá circunstancia de ser gravemente herido el General Cas-
formando el centro y la izquierda del ejército, con la caballería tro que la mandaba, como lo había sido y a .antes el general EX
en las dos alas. Sirvestre Aranda. La caballería tuvo, pues, que abandonar, el
cerro, aunque no en dispersión ni derrotada, sino retirándose en
El general Carbajal, al frente de una sección de explorado- buen orden, y pronta a volver a servir donde se necesitara.' Con-,
res, avanzo hasta la Estanzuela, donde comenzó a tirotearse con vienen todas las relaciones de la batalla, en que . otro esfuerzo
ios franceses. En esta escaramuza la ventaja quedó de nuestra de parte de nuestra infantería hubiera sido suficiente p a r a hacer
parte, habiendo nuestros jinetes causado alguna pérdida al ene- indudable la victoria en nuestro favor; pero ese esfuerzo no se
migo y apoderadose de algunos de sus caballos árabes. hizo, por no haber' sido posible reorganizar las fuerzas q u e se
El coronel Martín, que m a n d a b a la fuerza contraria, creyó habían desmoralizado, y por no haber entrado en acción las que
al principio que sólo tenía q u e batirse con una corta retaguardia ,se conservaban en buen orden. • •• • • ' •'•
de la nuestra, y no salió de su error hasta que había avanzado y a Al oscurecer se emprendió la retirada, con lo que término el
demasiado p a r a poder retirarse. En tan crítica circunstancias, no combate, verdaderamente anómalo por' varios de sus incidentes.
le quedo mas arbitrio que mandar a sus soldados qué atacaran Aunque los franceses quedaron dueños del campo y de parte de
con su arrojo de costumbre. Nuestra artillería rompió el fuego nuestra artillería, su pérdida fué más considerable que la nuestra,
sobre la columna de avance, y uno de sus primeros disparos y su estado de postración era tal, q u e ni siquiera' intentaron
dividió en dos partes al coronel Martin.
El comandante Japy, que le sustituyó en el mando, prosiguió perseguir en su retirada a nuestras fuerzas, las Cuales/ lejos de
el ataque con toda impetuosidad, animando a los zuavos el deseo haber sido completamente derrotadas, iban en el mejor orden,
de vengar a su gefe. El asalto se efectuó sobre el cerro de Ma- alejándose paso a paso del lugar de la batalla. La carga de ca-
joma, por haber' comprendido desde luego el enemigo que ha- ballería que dió tan felices resultado, rehabilitó esta arma, des-
ciéndose dueño de él, quedaría g a n a d a Ta batalla. La defensa prestigiada anteriormente. El valor con q u e se batieron nuestros
de aquella posición fué tan gallarda, que no obstante el ímpe- soldados quedó demostrado con el hecho de haber rechazado
tu de los franceses, se logró contenerlos, y hacerlos luego retro- varias veces a los contrarios, a pesar de haberse conducido estos
la acció con el notable arrojo que les es genial. La convicción general de
n se distinguió especialmente el batallón de
Chihuahua, a las órdenes de su valiente coronel Ojinaga. amigos y enemigos, de que un último esfuerzo de nuestra parte
No dándose el enemigo por vencido todavía, volvió a la carga nos hubiera dado el triunfo, produce el amargo desconsuelo
con el mayor arrojo. Resistido al principio con el mismo, brío de q u e se hubiera perdido una batalla q u e se debió ganar.
q u e antes se obstinó en el ataque hasta conseguir q u e le cediera En los partes q u e sobre la memorable acción del 21 de sep-
el campo la división Patoni, no obstante los esfuerzos de este ge- tiembre han publicado los franceses, se falta a la verdad con el
neral y de otros gefes. En vano p a r a prolongar la defensa subió descaro que tienen de costumbre. Aseguran q u e el ejército mexi-
al cerro el primer batallón de Zacatecas, valerosamente conducido cano se componía de 3,500 infantes y 700 caballos, y s e vana-
por su coronel D. Francisco Fernández, quien sucumbió allí vícti- glorian de haberlo derrotado con sólo 531 franceses y 80 traidores
ma de su denuedo, corriendo la misma suerte el coronel Villaara- al mando del padre Meráz. No conforme todavía con estas fal-
na, del 2« de Zacatecas. • sedades el cínico D. Antonio G. d s Palacio, redactor del perió-
Aunque en aquellos momentos .parecía perdida la batalla! dico oficial de la prefectura política de Durango, y notable como
logró inclinar la balanza en nuestro favor u n a carga de caballe- pocos por su rastrera adulación a los franceses, h a llevado la
ría d a d a sobre la cima del cerro. Se recobraron las piezas q u e exageración al extremo de decir q u e se batieron estos en la pro-
se habían perdido; el enemigo tuvo una pérdida de mucha con- porción de uno a diez. La verdad histórica es que el cuerpo de
sideración, siendo lanceados varios de sus infantes; otros se dis- ejército de Occidente no llegaba en su totalidad a 2,500 hombres,
persaron en distintas direcciones, mostrándose y a algunos en
d e los cuales sólo se batieron d e 800 a 1,000, no habiendo dispa- Disuelto el ejército de Occidente por el motivo expresado, los
rado un tiro la mayor parte d e la fuerza de Zacatecas y toda la restos q u e quedaron de aquella fuerza se pusieron a las órdenes
división d e Alcalde. de los generales Carbajal y Quesada, de los q u e el primero fué
También en las pérdidas confesadas por el enemigo h a habido - nombrado gobernador y comandante militar interino del Estado
un considerable rebajo, sin embargo d e la afectación con q u e se de Durango.
h a entrado en minuciosos pormenores al tiempo, de detallarlas. (Revistas Históricas sobre la Intervención Francesa.—Imprenta
La pérdida confesada a p e n a s asciende a unos 100 hombres, cuan- del Gobierno, 1869.)
do es seguro q u e la verdadera fué mucho mayor. Fácil d e com-
prender es el interés q u e se tiene en todas las ocultaciones y
falsedades q u e se propalan en diverso sentido. Cuando se quiere
pintar como muerto ya, o por lo menos en estado d e agonía, al
gobierno constitucional del país, se asevera q u e carece de todo
elemento de defensa, y especialmente respecto de la fuerza ar-
mada, se representa siempre en número muy reducido, y com- m
puesta además de chusmas sin organización ni disciplina. Cuando
por el contrario, llega el momento de librarse una batalla, cambia LOS FRANCESES EN DURANGO
todo de aspecto, abultándose exageradamente el número de núes-' Los franceses ocuparon a Durango el 4 de julio d e 1864; al
tros soldados. Y p a r a que no entre el desaliento cuando sufren siguiente día a moción del General extranjero E. L'Heriller, se
los franceses pérdidas de consideración, se ocultan con cuidado, unieron en la Casa d e Gobierno los principales vecinos d e la
y si fuera posible, se les presentaría como invulnerables. ciudad, con objeto de formar la administración traidor-imperia-
Por triste q u e sea q u e se convirtiera e n derrota el triunfo lista, q u e quedó instalada de esta manera:
q u e indudablemente se debió pbtener, sirve siempre de grato Comisario Imperial y Prefecto Político Departamental, D. Bue-
consuelo considerar' que la batalla de Majoma h a servido p a r a naventura G. Saravia.
probar d e nuevo el y a conocido valor de nuestros soldados, siem- Secretario de la Prefectura Departamental, Lic. D. Bernardo
pre q u e son conducidos por gefes pundonorosos. Es igualmente de la Torre.
satisfactorio tener la certidumbre de que el enemigo pagó bien
caro el inesperado triunfo q u e obtuvo. El gefe de la columna ex- CONSEJO DEPARTAMENTAL-
pedicionaria, varios oficiales y muchos soldados, pagaron con su
sangre el atentado cometido por su emperador. Debiendo estimar- Propietarios:
se imposible q u e se repongan las pérdidas sufridas por los fran- D. Juan N. Flores (Presidente).
ceses, otras batallas como la del 21 de septiembre darían el mismo
resultado q u e las victorias d e Pirro. Lic. D. Toribio Bracho.
D. Francisco Gurza. y
Por u n a fatalidad q u e no puede tener explicación satisfac- D. Ignacio Azúnsolo.
toria, el ejército de Occidente, que s e había retirado en tan b u e n Dr. D. Felipe P. Gavilán.
orden •del lugar del combate, se desbandó e n una gran parte la
misma noche del 21. Esta ocurrencia se h a atribuido con genera- Suplentes:
lidad a la fatiga ocasionada por u n a marcha de siete leguas, q u e D. José Ignacio Laurenzana.
se anduvieron p a r a ir de San Miguel del Mezquital a las inme- Lic. D. Miguel Zubiría,
diaciones de la Estanzuela; por la acción q u e hubo después, y D. José Rafael Peña.
por la nueva marcha emprendida al terminar la batalla, de siete Dr. D. Juan d e Dios Palacio.
leguas, p a r a volver de la Estanzuela a San Miguel, y de otras
tres más q u e anduvo la tropa, sin, habérsele dado alimento ni Gral. D. José Antonio Heredia.
descanso. Ya desde los días anteriores habían sido largas y pe- AYUNTAMIENTO.
nosas las marchas y contramarchas, y habían padecido además
los soldados grandes trabajos, por no haber permitido socorrerlos Prefecto Municipal, Lic. D. Rodrigo Durán.
sino m u y pocos días la suma escasez de fondos del erario. Alcalde primero, D. José Rafael Peña.
Alcalde segundo, D. Crescendo Romero.
Alcalde tercero, Lic. D. Vicente Quijar.
• Alcalde cuarto, Lic. D. Tomás Chávez.
Regidor primero, Dr. D. Juan de Dios Palacio.
Regidor segundo, D. Gerardo Jáquez.
Regidor tercero, D. Juan Francisco Escobar.
Regidor cuarto, D. Francisco Alvarez.
Procurador, D. Clemente García.
SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA:
Ministros:
Lic. D. José Pedro Escalante.
Lic. D. Antonio G. Palacio.
Lic. D. J. Ramón Avila.
Lic. D. Pedro Escobar y Cano.
Fiscal, Lic. D. Vicente Quijar'. y: '
Juez del Ramo Civil, Lic. D. Aniceto Barraza.
Juez del Ramo Criminal, Lic. D. Luis Fernández.
Arreglada la administración imperialista, se mostró la mayor
simpatía por lo más granado de Durango en favor de los fran-
ceses; la noche del 24 de julio de 1864 se dió un baile, y en él
dijo D. Crescendo Romero el siguiente brindis, que se inserta por-
que d a a conocer de relieve, no sólo la existencia política de aque-
llo? época, sino también , el modo de ser de la sociedad duran-
gueña de aquel entonces, dice así:
"iIncomprensibles son los arcanos de la Providencia! Desde los
remotos lindes de la Francia, el valiente General L'Heriller y sus
soldados h a n venido a libertar , del terror- a la afligida Durango,
y poner a sus habitantes e n posesión del derecho de elegir libre-
mente sus autoridades. Estas han sido nombradas con toda espon-
taneidad, y del mismo modo h a sido proclamado el Imperio,
única áncora de nuestra salvación. ¿Qué ofrenda os presentare-
mos, modesto General, en recompensa de tamaño bien? Nuestro
humilde corazón, dispuesto siempre, no lo dudéis a derramarse en Recepción de los franceses en Durango (4 de julio de 1864)
el vuestro. Que Dios os siga protegiendo en vuestra noble em-
presa; que él guíe los pasos del Augusto Emperador de México; Tomado de L' Ilustración, Journal Universal. Núm. de 31.de Octubre de 1864.-(EI
que bendiga y prolongue los días del magnánimo Luis Napoleón." dibujante compuso una fantasía árabe. F. C . N.)
(De "Durango Gráfico".—Carlos Hernández.—Imp. losé S. Ro- blecido, con veinte cañones, sobre el cerro de Majoma La audacia
cha.—Durango.—1903.)
mmmm
IV a Ple la
L s últtoS S z S obligándola a abandone*
EL COMBATE DE MAJOMA
(Traducción del artículo publicado en "L'Ilustration-Joumal «n fe^iK^^S^
Universel".—Número del 31 de octubre de 1864.)
El diario oficial h a publicado el parte del combate de Majoma,
en que sucumbió el coronel Martin. Este combate ha causado
una viva impresión en México; era, a lo que parece, la última
esperanza de las tropas de Juárez.
Juárez, después de haber concentrado, cerca de Nazas, las
tropas regulares de los generales Ortega, Patoni y Negrete, formó
el "Cuerpo de Ejército de Occidente", fuerte de cuatro mil qui-
nientos combatientes y veinte piezas de artillería, y confió el i '
mando al general Ortega.
Después de la defensa de Puebla, Ortega no había desempe- Resumen de P. Paget.
ñado un papel activo en esta guerra. Es cierto q u e había levan-
tado nuevas tropas, pero cuando los franceses se presentaron
delante de Zacatecas, evacuó dicha ciudad sin combatir. Patoni
y Negrete siguieron la misma línea de conducta en Durango y en f
Monterrey. Se atribuía, generalmente, esta larga retirada, al
espíritu de vértigo o al temor, pero se supo, con sorpresa, q u e
se debía a un plan combinado.
En efecto, Ortega repetía, a sus íntimos, q u e esperaba el
momento en q u e los franceses se hubieran debilitado, al diseminar J
sus fuerzas sobre u n a línea de 350 leguas, para intentar contra
ellos, según decía, "la maniobra de Kutusoff sobre Kalouga",
es decir, p a r a escaparse y cortar su (de los franceses) larga línea <
de comunicaciones.
Todos estos proyectos fueron aniquilados por la intrepidez
de la columna a las órdenes del coronel Martin, encargado de
cubrir los contomos de Durango. Esta columna se componía
de cinco compañías d e zuavos, de u n a de cazadores de a pie
• y de un escuadrón de cazadores d e Francia, en total: quinientos
treinta y ún combatientes que tuvieron la audacia, sin artillería
de campaña (1) de atacar al ejército juarista, fuertemente esta-
— 56 — — 57 —
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(De "Durango Gráfico".—Carlos Hernández.—Imp. losé S. Ro- blecido, con veinte cañones, sobre el cerro de Majoma La audacia
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EL COMBATE DE MAJOMA
(Traducción del artículo publicado en "L'Ilustration-Joumal «n fe^iK^^S^
Universel".—Número del 31 de octubre de 1864.)
El diario oficial h a publicado el parte del combate de Majoma,
en que sucumbió el coronel Martin. Este combate ha causado
una viva impresión en México; era, a lo que parece, la última
esperanza de las tropas de Juárez.
Juárez, después de haber concentrado, cerca de Nazas, las
tropas regulares de los generales Ortega, Patoni y Negrete, formó
el "Cuerpo de Ejército de Occidente", fuerte de cuatro mil qui-
nientos combatientes y veinte piezas de artillería, y confió el i '
mando al general Ortega.
Después de la defensa de Puebla, Ortega no había desempe- Resumen de P. Paget.
ñado un papel activo en esta guerra. Es cierto q u e había levan-
tado nuevas tropas, pero cuando los franceses se presentaron
delante de Zacatecas, evacuó dicha ciudad sin combatir. Patoni
y Negrete siguieron la misma línea de conducta en Durango y en *
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