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Energías Alternativas

Las energías alternativas pueden ser las energías que se utilicen en un futuro
próximo ya que resuelven los problemas de las energías tradicionales. Para que
estas energías sean utilizadas de manera masiva se necesita que las personas se
interesen y promuevan estas ideas, los organismos internacionales, gobiernos
nacionales e internacionales deben de estar más interesados en promover una
legislación favorable y que no perjudique su utilización.

Es importante destacar que todas las fuentes energéticas, renovables y no


renovables, generan una huella ambiental y emiten gases de efecto de
invernadero (GEI).

A pesar del gran impulso que hoy día tienen las tecnologías renovables, sólo el
3% de la electricidad del mundo se produce por el conjunto solar, eólico,
geotérmico y calor, y para el 2030 se prevé que ese valor llegue a 11,8% (IEA
2010 Key World Energy Statistics). La raíz del problema con el cambio climático
radica en que estamos en presencia de una situación ambiental cuyo enfoque se
está planteando desde la perspectiva económica ya que, como sociedad, lo que
estamos buscando es cómo seguir abasteciendo nuestros requerimientos
crecientes de energía, especialmente en electricidad y transporte, pero ya no con
fuentes fósiles, sino otras más limpias.

Venezuela es un país energético por excelencia los habitantes somos


inconscientes del uso irracional que hacemos de nuestros recursos, y esto se
refleja en los hábitos de consumo, asociados al carácter prácticamente gratuito de
la energía. No obstante, esta riqueza ha posibilitado la instalación de industrias
pesadas como las del hierro, acero, aluminio, entre otras, que gracias al potencial
hidroeléctrico, que genera cerca del 70% del consumo nacional, se han podido
motorizar sin la emisión de GEIs, como en otros países.
Sin embargo en Venezuela en lo que a energías alternativas se refiere, se han
puesto en operación dos parques eólicos ubicados en las zonas de mayor recurso
del país: La Guajira y Paraguaná, entregando 25 y 30 megavatios al Sistema
Eléctrico Nacional, respectivamente, de energía limpia sin emisión de GEIS, lo que
significa la materialización de lo establecido en el Plan de la Nación Simón Bolívar
(2007-2013); no obstante, bajo un sector estatizado la posibilidad de crecimiento
depende únicamente de la capacidad de recursos del Estado y se limita la
participación de promotores independientes que fomentan, entre otras cosas, la
investigación y desarrollo de tecnología local.

La energía eólica se aprovecha de dos formas bien diferenciadas, en una de


ellas, sirve para que unas aerobombas el modelo más común son los molinos
multipala del tipo americano que sacan agua de los pozos sin más ayuda que el
viento; en otra, los molinos incorporan un generador eléctrico y producen corriente
cuando sopla el viento; se llaman aerogeneradores.

Los molinos que generan energía eléctrica tienen tres palas.

Los aerogeneradores pueden producir energía eléctrica de dos formas:en


conexión directa a la red de distribución convencional y de forma aislada.

La primera utiliza molinos de viento de gran potencia que vierten su energía a la


red eléctrica. Conviven con este sistema las aplicaciones aisladas de generadores
de pequeña o mediana potencia para usos domésticos o agrícolas: iluminación,
pequeños electrodomésticos, bombeo, irrigación

Los sistemas más desarrollados y rentables se denominan parques eólicos y


consisten en agrupaciones de varios molinos que envían energía eléctrica a la red.

Para conseguirlo, no estamos hablando de alta tecnología: salvo las paletas de


material ligero y las turbinas controladas por microprocesador, los
aerogeneradores comerciales no incorporan novedades sustanciales respecto a
los que se construyeron hace 50 años. La energía eólica es, por tanto, un proyecto
viejo que madura día a día.

El proceso de obtención de la energía eólica ha de ser coherente con el respeto


medioambiental que predican sus promotores y debe sujetarse a una normativa
específica.

Antes de proyectar un parque eólico, por ejemplo, se hace obligatorio la


realización de un estudio de impacto ambiental que determine su viabilidad; una
instalación rentable puede perfectamente desestimarse por los efectos negativos
que ocasiona al entorno.

El estudio analiza el emplazamiento elegido, el tamaño de la instalación y la


distancia entre el parque eólico y áreas sensibles, como asentamientos humanos y
espacios naturales protegidos. Asimismo, al finalizar la instalación y durante la
explotación se deben presentar informes medioambientales periódicos.

Y cuando termina la vida útil de los aerogeneradores (se estima en unos 25-30
años), y en caso de que no continúe la actividad productiva, se deben retirar los
molinos y revegetarse el hueco que dejaron, en el que quedarán enterrados las
zapatas y los cables.

La proliferación de parques eólicos está provocando reacciones sociales muy


encontradas en algunas partes del mundo. Y, como casi siempre ocurre, muchas
de ellas están justificadas.

En todo estudio previo a la instalación de un parque eólico, se ha de reflejar la


presencia y el paso de aves, acompañado por un inventario de especies. La
muerte de las aves se produce cuando chocan contra las aspas del molino y por
electrocución con las líneas de alta tensión.

En defensa de los molinos de viento, cabe señalar que, según algunas opiniones,
las aves (incluso las especies migratorias) se acostumbran a la existencia de las
palas y las evitan en su trayectoria, como hacen con los árboles y otros obstáculos
naturales.

Con las líneas de alta tensión el problema es más complicado, ya que las aves
chocan contra los cables porque no los ven en pleno vuelo, lo que se intenta evitar
con elementos que destaquen las líneas, como cintas, balones o espirales.

La colocación de estos cables de alta tensión también ha de estudiarse: irán en


paralelo con las líneas de aerogeneradores haciendo corredores por donde
puedan pasar las aves.Y en caso necesario, se puede obligar a los promotores del
parque eólico a enterrar los cables.

Necesitamos fuentes de energía renovables que nos liberen de la absoluta


dependencia del petróleo, un combustible fósil escaso y caro.

Otra cosa es que institucional y empresarialmente se haga lo suficiente para


potenciar la viabilidad, rentabilidad y, en última instancia, implantación masiva de
las energías renovables y menos contaminantes, pero nadie discute que la
situación actual compromete el futuro económico y la sustentabilidad del planeta.

En conclusión, las energías renovables son una alternativa para la solución de la


crisis energética y ambiental mundial, entendiendo que ellas deben ir
acompañadas de un grupo de cambios conductuales sociales importantes que
enfoquen la prioridad hacia el bajo consumo, el aprovechamiento de los recursos
locales y su reutilización. En Venezuela, estas tecnologías entraron para quedarse
tanto desde el vista político como legal y comercial, pero con esta perspectiva
iniciamos una nueva etapa en que la inversión debe realizarse de forma racional,
apoyando las tecnologías que realmente permitan el desarrollo nacional, éste
apalancado en la investigación y desarrollo de tecnologías autóctonas, con base
en la posible aplicación comercial y sin despilfarro de recursos.

Realizado por: Aurimar Cordero

25/03/2015.

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