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228| oun TICHI, Cecelia (1992). Electronic Hearth. Creating an American Television Culture VARELA, Mirta (2005). La television criolla, Desde sus inicios hasta la Negada del hombre a la tuna 1951-1969, Buenos Aires: Edhasa, WILLIAMS, Raymond (1992). Television. Technology and Cultural Form. Hanover and London: Westeyan University Press. Vezan, Cages oo) ex Ef dua ot LO (nee puyperr Cl prtore Baton olotealte Ayan Ain: aCe EL FIN DE LA HISTORIA DE UN MUEBLE* Eliseo Verén 1. Contratos Re famoso artculo publicado en 1983, Umberto Eco anun- ;ciaba el fin de una primera época en Ia historia, todavia muy corta, de la television, y el comienzo de una television diferente. A la primera la lamé Ja “paleo-televisién” y a la segunda, cuyo adve- nimiento amunciaba, la “neo-television”®. "La caracteristica principal de la neo-TV, decfa Eco, es que habla cada vez menos del mundo exterior (Jo que la paleo“TV hacia o fingia hacer); habla de si misma y del contacto que esta estableciendlo con su ptiblico” (140). ‘Segiin Eco, la televisién opera en su primera época con una dis- inci6n fundamental entre ‘informacion’ y ‘ficcién. Se trata de una distincién, observa con prudencia, “a la que recurre el sentido co- mitin y también muchas teorfas de la comunicaci6n”. Los programas de informaci6n son aquellos en los que la television “proporciona emunciados respecto de acontecimientos que se producen indepen- Retomo libremente algunos elementos de un capitulo del libro, inédito en espaol, de Antonio Fausto Nevo y Eliseo Vern (2008), Lala presidente, Tlevivio politica na campanha eetoral. * Eltexto de Feo fue publicado en francés dos afios mis tarde, en un yolurmen {que reunia una serie de artieulos breves, aparecidos originalmente en diarios y revistasitalianos Eco (1985 (1983). 230 Eusto Viton dientemente de ella {...] Puede tratarse de acontecimientos politi. cos, deportivos, culturales o policiales. En cada uno de estos casos, 1 ptiblico espera que la TV cumpla con su deber: a) diciendo la verdad; ) diciéndola segiin criterios de importancia y de proporcin; c) separando la informacidn de los comentarios". Eco no quiere entrar en diseusiones filos6ticas, y se limita a sefialar que “el sentido comin reconoce como verdadero un enunciado cuando (...] corresponde aun estado de hecho”, Los criterios de importancia y proporcién son mas vagos”, dice Eco, pero se criticaré a Ja television cuando se estima que “ha privilegiado ciertas noticias en detrimento de otras, dejando de lado tal vez noticias consideradas importantes, o infor- ‘mando s6lo sobre ciertas opiniones con exclusién de otras". La di tincién entre comentario e informacién “es considerada intuitiva’ pero “se sabe que ciertas modalidades de seleccién y de montaje de Jas noticias pueden constituir un comentario implicito” Los programas de imaginaci6n o de ficcién “habitualmente Ila- mados espectéculos, son los dramas, las comedias, la pera, los fil- ims, los telefilms. En estos casos, el espectador realiza lo que se Hla- ma la suspensién de la incredulidad y acepta ‘por juego’ considerar como verdadero y dicho seriamente lo que €s, por el contrario, el efecto de una construccién fantistica. El comportamiento de alguien que confunde la ficeién con la realidad se considera aberrante”. “Se piensa", comenta Eco, “que los programas de informacién tienen tuna importancia politica, mientras que los programas de ficciGn te nen una importancia cultural”. Eco simplemente subraya “una dico- tomfa enraizada en la cultura, en las leyes y en las costumbres”. Eeo consideraba que con la neo-televisién esa dicotomfa entra en crisis y evocaba a este respecto, en primer lugar, la cuestién de la mirada’. Yo conoct ese texto de Umberto Eco bastante mas tarde, pero sin duda el tema se iba perfilando en la cabeza de algunos de los {que nos interesabamos en la televisién. En mayo de 1981, justo an. tes de la primera eleccién de Francois Mitterrand como presidente, Le Monde Diplomatique public6 una doble pagina bajo el titulo: “La television en campaita”, con dos articulos: uno mfo, que se Hamaba > co, Umberto (1985 [1983] 142-143). Exp oe va Histon o& UN MuKaLE “La politica que se hace ver", donde comentaba las estrategias de Jos candidatos en Ia televisi6n, y el otro, de Sylvie Blum (1981), cuyo titulo era precisamente “Los ojos en los ojos” (en francés, “les yeux dans les yeux", que tal vez deberfa traducirse como “con los ojos clavados en los ojos"). Sylvie Blum decfa: “El periodista respeta, de hecho, el principio particular de la televisién segiin el cual se debe siempre guardar el contacto. Los ojos clavados en los ojos, en defi- nitiva, El rostro neutro del periodista me mira en los ojos (me regarde dans les yeux), por lo tanto eso me concierne (cela me regarde) y tal vez eso me importa més (me regande davantage) que los ojos del politico, que se dirigen a la masa de un pablico indiferenciado”™ Retomando la observacién de Sylvie Blum, publiqué dos aos ms tarde, en la revista Communications, un andlisis del género noti- Giario, en cl que insistfa sobre la interpelacion por la mirada a través del eje “YY” (“les yeux dans les yeux”), aspecto fundamental de la television que, desde mi punto de vista, remite al cuerpo significan- te (Veron, 1988). En su trabajo, Eco subraya la oposicién “entre las personas que hablan mirando la cémara y aquéllas que hablan sin mirar a cimara”; *...los protagonistas de un incidente filmados por la cdmara mientras el hecho se produce, no miran a cémara; los participantes de un debate tampoco, porque la televisi6n los repre- senta como embarcados en una discusién que podria tener lugar en otra parte; el actor no mira a cimara para crear, justamente, una ilusién de realidad”. La mirada a camara se asocia, en cambio, en la television, con otro tipo de verdad. El que mira a camara le esta diciendo al espectador, sefiala Eco, ‘no soy un personaje imaginario, estoy verdaderamente aqui y es a usted a quien le estoy habland La no mirada a cémara es pues un “efecto de verdad” en el plano del enuneiado, mientras que la mirada a cémara soporta otra verdad en este caso, “no se trata mds de la verdad del enunciado, es decit, de la adhesién del enunciado con los hechos, sino de la verdad de la enuin- ciacion”, concluye Eco. ‘Hay en el texto de Sylvie Blum un juego de palabras intraducible al castellano. La expresion “cela me regarde” ctiyo sentido literal es “eso me mira", significa cen uso corviente “eso me concierne, me importa 231 232 | Euseo Veeon Desde mi punto de vista, Ia mirada clavada en los ojos del te- levidente es la dimensién fundante de la televisién “gran piblico* que conocemos y consumimos hasta el momento, tal como ella se instal6 en las sociedades modernas. El propio Eco afirma que esa operacién aparece “desde el comienzo de la televisi6n’; sin embar- g0, en ese mismo texto de 1983 Ia asocia, contradictoriamente, al segundo perfodo que esté entonces apenas comenzando, es decir a la neo-televisién, Eco confunde asf una dimensién estructural de la television, la dimensién del contacto, con las caracteristicas de un perfodo especifico de su historia’, En un comienzo, dice Eco, “los programas de informacién tendfan a reducir al minimo la presencia de las personas que miraban la cimara”. No veo ninguna raz6n para afirmar, como lo hace Eco, que en la paleo-televisién esta presencia “era exorcizada, tal ver intencionalmente” (Eco, 1985 [1983]: 147)6 Eleje YY emerge desde el inicio, y se desarvolla plenamente en poco tiempo: me parece arbitrario pensar que al comienzo se lo wataba le “ocultar”. La relaci6n de mirada es la condici6n estructurante genérica de todos los géneros propiamente televisivos; no est pues necesaria- mente asociada a una operacién de verediccion relativa al contenido de lo que se dice y/o se muestra, Usando el viejo modelo de Jakobson, podemos decir que el elemento basico del eje VV es la “verdad” de la funcién patica (y progresivamente de la funcién expresiva), y afecta la credibilidad del enunciado, la funci6n referencial, principalmente en el caso del noticiario’. A propésito de la neo-television, Eco hace referencia a los pro- gramas de juegos, donde los participantes son “verdaderos” y en los cuales el conductor asegura la “verdad” de la enunciacién, y a otros tipos de programas animados por un conductor y donde se 5 Véase a este respecto: Veron (2001), © Eco, Umberto (1985 [1983]: 147) * La importancia estructural del eje "VY" tal vez tenga que ver con Ia radio. La _mayorla de los profesionales que comenzaron a operar en la naciente televisi6n venfan de a radio, un soporte ya instalado en la sociedad. El eje de la mirada tal ver derive del hecho que, de manera muy natural, se le dio imagen ala vor de la radio. Por fin la vor de la radio tenia alguien a quien mira. Ex rior us asToRi DE Un MUEBLE mezclan informacién, comentarios, juegos, documentales y ficei6n. Y concluye: "Nos encaminamos pues hacia una situacién televisiva donde la relacién entre el enunciado y los hechos tiene cada vez menos importancia, en favor de la relacin entre la verdad del acto de enunciacién y la experiencia de recepcién del mensaje por parte del espectador” (Eco (1985 {1983}: 148). Esta descripcién de lo que seria la caracterfstica basica de la neo-televisin me parece caricatu ral, Aunque las fronteras entre los géneros hayan sido redefinidas en el segundo periodo de la televisién, apareciendo como consecuencia nuevas formas de articulaci6n entre ellos, ef noticiario, por ejemplo, sigue siendo hasta el dia de hoy cualitativamente diferenciable y di- ferenciado de los programas de juegos, de los “talk-shows", etc. Esta evolucién, desde mi punto de vista, resulta del marco definido por la instituci6n televisién como interpretante del conjunto de la oferta, como veremos en seguida. Unos afios después, la revista francesa Communications dedicé su niimero 51 al andlisis de la neo-television, que a fines de los ochenta parecia ya claramente instalada en el mundo. “Las perturbaciones que desde hace algunos afios afectan el universo de la television ~ di- cen Casetti y Odin (1990: 5) en la presentacién del mimero ~ son de tal amplitud y tienen tales consecuencias sobre el conjunto del paisaje audiovisual, que se ha llegado a hablar de un cambio de era: después de ta era de la paleo-televisién, llega la era de la neo-tele- La paleo-television es caracterizada por Casetti y Odin a través de dos aspectos fundamentales: su “contrato de comunicacién” y la manera en que se estructura el “flujo” de Ia oferta. El contrato de comunicaci6n de la paleo-television es esencialmente pedagégico: los televidentes son una especie de “gran clase” y los profesionales de la television los “maestros”. La comunicacién pedagégica tiene tres caracteristicas: (1) su objetivo es la transmisién de saberes; (2) se trata de una comnimicacién voluntarista, y (3) supone una fuerte je- rarquizacién de los roles: hay los que saben, y los que esperan a comunicacién de los que saben. En la paleo-televisidn el flujo esta sometido a una grilla de pro- gramacién estructurante: los programas se diferencian claramente 233

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