oe
Bi
Le ee de la moral
— Unescrito polémico
Introduccién, traduccién y notas de
Andrés Sénchez Pascualareas ES ok. --agpypeee
fs e watoqaT 96 seuiBed ap seiio se; SepoL, (ope -unU ‘JouONPT
waaery “OMs]og 3p 9397 Tg) enostg zaysuys Spxpuy dp seiou
4 Woponpen “ugronponuy “omopy 29% SHPSBIN YUP IY,
= _uteds uy pong
: S-PUPEIN = FE ‘OPSIOL ap EpUOY
= “Tog 8s 3p SOfiy Uo osaidusy
Sem €861-181°8 “IN 8891
2189 & ‘opoy 24gos & “as0psaors fa. ‘Woua Ja & uatg Ja “uoIsod.
“09 0] ‘D1Du21902 vj uOS POpsba ap anb.of ‘B2ip SOM ‘SIU
791 147 “Pleuv2 vj adjo3 wn sp soouvas & cura ns s8s0p
ap Diposo 21 2u31y ‘sopoavasouua-ap-auas Dun D 21uds{ ~
‘anh uain3y9 owoo ynbo mpiov aqosziain “(og “d ‘oBany
95090). «soni Sopvpsen wazsixa Sang pp4ous” OW DUDE, a pe
-sus-ou “ojupuTindaa ‘va{ ‘vaadsp ‘ajdusts- popsaa 2] osm
‘popsan vpoi» ‘epnusep opunpanb pa popsen v1 150 & ‘Spud
2oa vpor, uavo odsz opos op souozigzqus So] {Se40;99] sas
09 vind & oussjus oS3suo9 vind aq2s%a8N ap 2p04 pop
“por4aa Dun Pajuanoua a5 ab0q vind D Odgy Um 2157 SE “40%
“0 MS ap janso spi & risquios spue D4gO Df OMMOD asdusars
Soppsepisuos opis ury ‘Te10u ef ap eBopoues ey auod
“109 25 anb 50] ap “g (OLE “d ‘OMoY sv0q ua “aq2sz101NI)
«sasopa $01 S0p04 2p ugiosojpasuous Dun vind oF0192
oid un ap Sesutunesd Solvgois soassioap sous» sosss
eupdas
eng
e1uimd,
euenp
piso
epunag
pwd
CaprionpouuyP Andrés Séncher, Pascual
si terrible, el sacerdote enmascatado;
sof, esto es, el fildsofo babido hasta abo-
una nueva filosofia. Hasta ahora, dice
jo ha distado mucho de ser un espirita
en la verdad. Es necesario preguntarse
l, es necesario «pomer en entre-
alguna vez, por via experimental, el valor de la
éase luego, p. 175).
Por oiro lado, ef cardcter no-afc
ico, sino continua-
do y siste de esta obra ba sido wx segundo ele-
mento que ha llamado siempre la atencién de los estu-
diosos sobre sche no se contenta agul con lan-
zar una estoceda —un aforismo— sobre un problema,
como hacia en obras anteriores, para continuar adelante
a la caza de otras cuestiones, otras resistencias, otras lu-
‘chas, sino que se enjrenta a tres problemas y morosa-
mente los sigue y persigue basta sus iltimos escondrijos.
Para ello acude a todo su refinado arte de psicdlogo y,
muy en i lar, a sus conocimientos hist6ricos. Podia,
tin duda, realizarlo, pues se encontraba en la cumbre de
se uno de 1887,-mientras compone
esta obra en Si Nietzsche siente que se aproxima
ii un otoiio cargado de frutos, que luego, cuando
miento psicolégico, de-
elo la.atropellada muchedumbre de verda-
ue se agolpan en las obras del affo siguiente. No se
trata en este libro de ideas que viniercn a la mente de
Nietzsche precisamente en este verano, Son verdades ya
antiguas, procedentes incluso de sa infancia, pero cuya
perduracion refuerza en él «la gozosa confianza de que,
desde el principio, no surgieron en mi de una. ma-
nera aislada, ni fortuita, ni esporddica, sino de. una
‘in, de una voluntad fundamental de conoci-
miento» (véase luego, p. 18).
Estructura de Le genedlogta de la moral
Unos meses més tarde, en esa especie de Juicio Univer-
sal de si mismo-y de su obra que es.el Ecce homo,
a IE
2 9
Nietzsche realiza la autocritica de este libro. No nos
habla aqui de las circunstancias de su nacimiento, como
hace al referirse a otros escritos; su publicacion estaba
demasiado cercana atin; 9, por otro lado, babia explicado
‘ese punto en el amplio prologo. Por el contrario, en unas
lineas ilursinadas por el fuego de una ardiente autorrefle-
xién, pero aparentemente serenas y frias, nos traza su
estructura. Dicen asi:
Los tres tratados de que se compone esta Genealogia son eca-
50, en punto a expresién, intencién y arte de la sorpresa, lo més
inguietante que basta el momento se ha escrito. Dioniso es tant
1, como se sabe, el dios de las tinieblas. Siempre bay un co-
mienzo que debe inducir a error, un comienzo frio, cientifico,
incluso irénico, intencionadamente situado en primer plano, inten-
cionadamente demorado. Poco a poco, més dgitacién: reldmpagos
dislados; verdades muy desagradables se hacen ofr desde la leja-
nia con un sordo gruftido, —basta que finalmente se alcanza un
tempo feroce [ritmo feroz], en el que todo empuja hacia ade-
ante con enorme tensién. Al final, cada una de las veces, entre
detonaciones borribles del todo, una nueva verdad se hace visi-
Ble ‘entre espesas nubes. —La verdad del primer tratado es la