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ELIAS, NORBERT (1998) APUNTES SOBRE EL CONCEPTO DE LO COTIDIANO* (331-347) En: Weiter, Vera (Comp. & Trad.) (1998). La civilizacién de los padres y otros ensayos. Bogoté, D.C.: Grupo Editorial Norma. 538pp. * ramado de Zum Bert ces lage”, en: Kurt Hammerich y Michael Klein (ed), Matevialen zur Soubloge des Atags (Kelner Zetscft fr Sallogie und Soilsycholoae, Sonderteft 2), Cloris 1978, ps. 2229, raduccin al castelno de Vere Weler,profezora Unierda Nacional de Coloma @Tomado de“Zum Begriff des Alltags”, en: Kurt Hammerich y Michael Klein (eds.), Materialien sur Soziologie des Alltags (Kilner Zeitschrift fr Soziologie und Sozialpsychologie, Sonderhef 20), Colonia 1978, pgs. 22-29. ‘Traduccién al castellano de Vera Weiler, profesora de Ia Universidad Nacional de Colombia. No hace mucho todavia se podfa hablar de modo completa- mente desprevenido de “lo cotidiano”. Era posible decir con toda inocencia “...tal como suele hacerse en la vida cotidiana” ,y no habia que preocuparse demasiado por lo que de hecho seria la cotidianidad a la cual aquel giro se referia. Pero luego el con- cepto adquirié una connotacién menos cotidiana; ahora carga con el peso de unas reflexiones tedricas y, en esta forma, se con- virtié en un concepto verdaderamente clave de algunas escuelas sociolégicas contemporineas. Sin duda hay buenas razones para ello. Sin embargo, no es tan claro explicarse gqué es lo que impulsa tan fuertemente a al- gunos socidlogos contemporéneos a ocuparse de algo que se lla~ ma cotidiano? El uso que se hace hoy en dfa de “lo cotidiana” no es en absoluto uniforme. El concepto brilla en miltiples co- lores, tiene variados significados que comprenden toda una gama de tonos de fondo, de tonos polémicos ante todo. Pero in- cluso éstos casi nunca se hacen explicitos, no se los da a enten- der. Sélo en contadas ocasiones se dice claramente qué es lo que se entiende como “no-cotidiano”. Segtin parece, se libra una pelea; en ella se esgrime un concepto de lo cotidiano a modo de arma contra algin contrincante, pero éste permanece en la som- bra gAcaso en la conciencia misma de los diversos teéricos de 334" NORBERT ELIAS lo cotidiano lo comtin del concepto utilizado con acepciones tan variadas consista ante todo en algtin tipo de negacién, en aque. lo de lo que cada cual trata de distanciarse? En efecto, todg indica que la aparente unidad en el uso del concepto de lo coti- diano se basa en que se comparte el rechazo contra unas pro- puestas te6ricas otrora predominantes, antes que en un nuevo esboz0 te6rico comin o siquiera en el esfuerzo por elaborarlo, Entre los representantes de un grupo considerable de teéri- cos sociolégicos de lo cotidiano, al cual pertenecen etnometo- délogos y socidlogos con orientacién fenomenolégica, parece haber algiin acuerdo, sobre todo, en cuanto a la repugnancia que comparten frente a todos aquellos esfuerz0s -tedricos o em- pfricos- en la investigacién sociolégica cuya escogencia de pro- blemas se orienta por aspectos objetales, por no decir objetivos, de la convivencia social de los hombres. Al parecer, les une la reaccién comdn contra unos tipos de teorfa sociolégica que han sido predominantes y que seguramente contintian ejerciendo adn una notable influencia. Se trata de las teorfas de sistema, de los funcionalistas estructuralistas y de las opuestas a éstas en el otro extremo del espectro, es decir, las teorfas sociolégicas de tipo marxista. Frente a todo esto, al parecer, las excuelas saciolé- gicas de lo cotidiano centran su atencién en aspectos subjetivos de la convivencia humana, es decir, en el supuesto sentido de estos aspectos, en cémo los implicados mismos experimentan las diversas facetas de la sociedad y, dentro de este émbito, espe- cialmente las no oficiales, no piiblicas o de todas maneras las no rigurosa y firmemente institucionalizadas. Eneste sentido Erving Goffmann, el maestro del arte empiri- co-sociolégico menudo, tal vez sea ejemplar para indagar acerca de la posible fertilidad de la forma de trabajo sociolégico-in- “335° Apruntes sobre el concepto de lo cotidiano yestigativo por él practicada. En relacién con los establishments sociolégicos més viejos, Goffmann ha sido un hombre margina- doy solitario, No era posible tender un puente a partir de! modo de formular teorfas de aquellos hacia su manera de practicar la investigacién ligada estrechamente a la empiria. En relacién con los establishments mis jévenes, de los cuales muchos sociélogos de lo cotidiano forman parte, Goffmann aparece como un pio- nero. Pero como tal se quedé bastante solo. El referente tesrico originalmente deficitario, en su caso ha sido compensado por su sensibilidad personal, por la finura de la capacidad artesanal de observar, por la mirada segura. La mayorfa de los que hoy tratan de proceder en forma parecida sucumbe bajo el peso de sus reflexiones te6ricas. Sus observaciones pierden frescura; faci mente se convierten en formalismos petrificados bajo la presién que obliga a que lo observado se inserte directamente dentro de la camisa de fuerza de un esquema universal axiomitico. Este por su parte, pocas veces es formulado de forma suficien- temente clara y libre de ambigtiedades, como para poder con- vencer més allé del respectivo efrculo de los convertidos y de unos “iluminados”. Seguramente es comprensible el esfuerzo por corregir la unilateralidad de las observaciones objetivistas en la sociologfa ~cuyos representantes, a pesar de que se apoyan en Max Weber, desatienden la insistencia de éste en el sentido intencionado de los sucesos sociales. Pero aqui ocurre algo que se observa con frecuencia en el desarrollo del trabajo cientifico; la generacién més joven reacciona contra la oscilacién muy fuer- tehacia un extremo impulsando el péndulo no menos enérgica- mente hacia el otro. No hay ninguna raz6n para pensar que sean incompatibles la investigacién de estructuras de la convivenéia social (que cierta-

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