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Fusión nuclear y proyecto ITER

La fusión
El combustible para los reactores de fusión consistirá en dos formas (isótopos) del gas hidrógeno:
deuterio y tritio. De esta forma, una central nuclear de fusión utilizaría un combustible disponible en
cantidades casi ilimitadas, no produciría gases de efecto invernadero ni residuos radiactivos de larga
vida. La energía de fusión puede proporcionar un suministro de energía en base y continuo,
sostenible y a gran escala.

A diferencia de la energía de fisión, que implica romper átomos muy pesados para liberar
energía, y que es la reacción que se produce en las centrales nucleares actualmente operativas
en todo el mundo, la fusión libera energía como resultado de la unión de dos átomos ligeros: la
reacción típica consistirá en la fusión de dos átomos de hidrógeno para formar uno de helio.

Lo que se pretende es utilizar la fusión nuclear como fuente de energía en la tierra, del mismo modo
que se genera en el sol o en las estrellas. En el interior del sol, los átomos de hidrógeno colisionan
entre sí y se fusionan a temperaturas altísimas (cerca de 15 millones de grados centígrados) y están
sometidos a enormes presiones gravitatorias: cada segundo se fusionan 600 millones de toneladas
de hidrógeno formando helio. Sin embargo, en la tierra, la fusión se producirá a una escala mucho
más modesta, lo que significa que las temperaturas deberán ser superiores (un orden diez veces
superior) para disponer de una fuente de energía viable.

Intrínsecamente, la fusión no produce ningún residuo radiactivo, aunque sí de forma indirecta, ya


que no se controla el paso del neutrón por todos los materiales estructurales (por ejemplo, cuando
incida en la cámara de vacío, las estructuras que soportan bobinas, etc.). Todos los aceros pueden
fragilizarse y convertirse en materiales activados. Hay abierto un campo de investigación para
conseguir que la actividad inducida disminuya significativamente más allá de unos 100 años,
pudiendo reciclarse en ese tiempo.

El aprovechamiento de la energía de fusión pasa por el desarrollo de sistemas tecnológicos que


cumplan dos requisitos fundamentales:

• Calentar hasta temperaturas de millones de grados Kelvin, para conseguir un plasma o gas
sobrecalentado en el que los electrones salgan de sus órbitas y donde los núcleos puedan ser
controlados para su fusión en otros más pesados.
• Confinar para mantener la materia, en estado de plasma o gas ionizado, encerrada en la cavidad
del reactor el tiempo suficiente para que pueda reaccionar.

La tecnología de fusión se está desarrollando en muchos países y en dos líneas principales:

• Fusión por confinamiento magnético: Las partículas eléctricamente cargadas del plasma son
atrapadas en un espacio limitado por un campo magnético al describir trayectorias helicoidales
determinadas por las líneas de fuerza de dicho campo. El dispositivo más desarrollado tiene
forma toroidal y se denomina Tokamak (siendo ésta la tecnología utilizada en el proyecto de
fusión ITER, que se construye en Cadarache, Francia).

• Fusión por confinamiento inercial: Consiste en crear un medio tan denso que las partículas no
tengan prácticamente ninguna posibilidad de escapar sin chocar entre sí. Súbitamente
impactada por poderosos haces luminosos creados por láser, una pequeña esfera de un
compuesto sólido de deuterio y tritio implosiona bajo los efectos de la onda de choque. De esta
forma, se hace cientos de veces más densa que en su estado sólido normal y explosiona bajo los
efectos de la reacción de fusión.

ITER
El objetivo del reactor experimental de fusión ITER (http://www.iter.org/) International
Thermonuclear Experimental Reactor es determinar la viabilidad tecnológica y económica de la
fusión nuclear por confinamiento magnético para la generación eléctrica, como fase previa a la
construcción de una instalación de demostración comercial.

A finales del año 2004, se tomó la decisión del emplazamiento definitivo del proyecto ITER entre las
candidaturas de Cadarache, al sur de Francia, y de Rokkasho-Mura en Japón, eligiéndose el
emplazamiento francés (Cadarache). Vandellós, en España, también se postuló para acogerlo.

El coste total de la construcción del ITER se estima actualmente en unos 15.000 millones de euros.
La Unión Europea aporta el 45% (6.600 millones de euros) del presupuesto de construcción a través
de fondos comunitarios gestionados desde la Agencia Europea de Fusión, Fusion for Energy. De esta
cantidad, aproximadamente el 20% es aportación directa de Francia como país anfitrión. No hay
contribuciones directas de los Estados miembros a la construcción del ITER.
La duración estimada de construcción del ITER es de diez años y se espera que este reactor
experimental se mantenga en operación durante 20 años. Los primeros equipos llegaron al
emplazamiento en septiembre de 2014 y se espera que la construcción se complete en 2019. La
puesta en servicio del reactor está prevista en 2020.

El ITER, que se puede considerar el mayor proyecto científico de investigación energética del
mundo, y en el que participan siete socios (Unión Europea, Japón, Rusia, India, Estados Unidos,
China y Corea del Sur) pretende demostrar que es posible tecnológicamente utilizar la fusión
nuclear como fuente de energía, del mismo modo que se genera en el sol o en las estrellas. Por
el momento, es una máquina de investigación, una máquina experimental que cuenta con
cooperación internacional para lograr una nueva fuente de energía.

España, Fusion for Energy y contratos


Desde 2007, Barcelona acoge la sede de la Agencia Europea de Fusión (Fusion for Energy, F4E)
(http://fusionforenergy.europa.eu/) donde se coordina todo el esfuerzo europeo en fusión para el
ITER. F4E gestiona el presupuesto y la contribución de la Unión Europea a los costes de construcción
del ITER, estimados en 6.600 millones de euros.

España participa en el ITER a través de la Unión Europea y, además de acoger la agencia F4E,
mantiene un activo programa de I+D, coordinado por el CIEMAT a través del Laboratorio
Nacional de Fusión (http://fusionsites.ciemat.es/inicio/). Las principales contribuciones se sitúan en
los campos de la física del confinamiento magnético, los sistemas de diagnóstico, control de la
inyección de energía y regeneración del tritio. Asimismo, España realiza un importante esfuerzo en
el área de las tecnologías de reactor: materiales especiales, sistemas de manipulación remota y
sistemas de metal líquido.

Existe un elevado interés por parte de la industria española en participar en la construcción del ITER.
Este interés se está viendo reflejado en éxitos dentro del proceso de adjudicación que F4E lleva a
cabo. Compañías españolas participan en los contratos de bobinas superconductoras, la vasija de
vacío, los sistemas de control, el contrato de arquitectura-ingeniería, junto con otros como la obra
civil o instalaciones auxiliares.

Desde el comienzo del proyecto de fusión ITER, alrededor de 50 empresas españolas han
obtenido más de 100 contratos de alto valor tecnológico por un importe que supera los 600
millones de euros.

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