-6- POLÍTICA
FOTO ILUSTRACIÓN : MARCELO HIDALGO
Agustín Gamarra
Luis Sánchez Cerro
Augusto B. Leguía
En realidad, los Gutiérrez
CRÓNICA no insurgieron contra el ya
saliente Balta, que condujo
EL FIN DEL PODER un gobierno de mucha obra,
sino contra el ya electo civi-
lista Manuel Pardo y Lavalle,
de quien temían que gober-
nara contra los intereses mi-
litares. Pardo tuvo un intento
Nuestros
de homicidio en 1874 y más
adelante, el 16 de noviembre
de 1878, cuando ya no era je-
fe de Estado sino presidente
jefes trágicos
del Congreso, fue asesina-
do en la entrada del recinto
por un sargento que juzgó
que un proyecto de ley que
apoyaba Pardo iba contra sus
derechos.
Lo de Pardo no fue un
magnicidio como el de Bal-
ta, pues no era presidente
Alan García no es el primer en ejercicio, pero sí lo era
Luis Miguel Sánchez Cerro
presidente peruano que muere cuando fue asesinado el 30
en dramáticas circunstancias. de abril de 1933 por un mili-
tante aprista. Nunca se supo
Pero es el primero que lo hace si fue un complot o el acto de
un fanático del partido de-
por mano propia. rrotado por primera vez en
las elecciones de 1931.
Hubo otros dos presiden-
tas, anunció que postulaba. tes muertos en ejercicio de su
Nuestro único presiden- mandato, en las tumultuosas
te muerto por mano propia épocas del caudillismo mili-
no es, sin embargo, el único tar, cuando se sucedieron va-
con final violento y trágico. rias inestables autocracias.
Es más, García murió ex pre- El mariscal Agustín Gamarra
D
FERNANDO VIVAS
sidente, pero hemos tenido Messía gobernó constitucio-
–sopesen la palabra– dos nalmente entre 1829 y 1833
e nuestros 53 magnicidios. El coronel Jo- y luego, tras la debacle de An-
jefes de Es- sé Balta y Montero (1868- drés de Santa Cruz y la Con-
tado –cinco 1872) fue presidente cons- federación Perú-Boliviana,
m á s , c i n c o titucional y estaba por des- fue nombrado presidente
menos, con- pedir su gobierno cuando en provisional por el Congreso y
tando presidencias efíme- la rebelión de cuatro herma- elegido en las urnas en 1839.
ras o precarias sobre las que nos militares, los Gutiérrez, No pudo completar su perío-
no hay acuerdo–, solo uno fue derrocado y apresado. do, pues murió en 1841, en la
se suicidó. Alan García ya Fue asesinado en su celda, Batalla de Ingavi, en Bolivia.
logró entrar con esta singu- la población reaccionó con- Antes de Gamarra, tu-
laridad en la ‘historia’ a la tra los golpistas y exhibió los vimos un caudillo trágico,
que, en sus últimas entrevis- cadáveres de tres de ellos. Felipe Santiago Salaverry,
Manuel Pardo y Lavalle
José Balta
quien, con 29 años, fue el
más joven presidente en arri-
bar al poder y el más joven en
“[Balta] fue
asesinado en su
morir, pues el 18 de febre-
ro de 1836, cuando tenía 30
celda, la población años, fue fusilado por orden
de Santa Cruz.
reaccionó contra Las muertes de Gamarra
los golpistas y Salaverry delatan la pre-
y exhibió los sencia de códigos bélicos en
la política, en una república
cadáveres de tres aún en pañales. Pero un siglo
de ellos”. después, Augusto B. Leguía,
nuestro presidente de más
larga gestión, tuvo un du-
ro final. Cumplió su primer
período entre 1908 y 1912
“[Jiménez y el segundo se prolongó de
Saldías] fue 1919 a 1930, sumando ene-
derrotado y el migos e impaciencia popu-
lar, enervada tras la crisis de
Ejército informó 1929. Fue derrocado por un
que se había golpe militar. Se le permitió
disparado un tiro embarcar con rumbo a Pana-
en la sien”.
má, pero ordenaron volver
al barco y lo apresaron. Mu-
rió enfermo, en un hospital,
pocos días luego de ser tras-
ladado desde su celda, el 6
de febrero de 1932, tras 14
meses de inclemente prisión.
—Por sí mismos—
No hubo presidentes sui-
cidas, pero sí un militar in-
quieto que protagonizó
varias revueltas, primero
contra Leguía, luego con-
tra Sánchez Cerro. Tras la
caída de Leguía, Gustavo
Jiménez Saldías, apodado
‘Zorro’, fue parte de la jun-
ta de gobierno que presidió
el golpista Sánchez Cerro.
Cuando lo apartaron de la
cúpula y su líder renunció
para ser candidato, Jiménez
presidió una fugaz junta de
transición, disuelta al poco
tiempo cuando se estableció
la Junta Nacional de Gobier-
no, que se comprometió a
Viernes 19 de abril del 2019
Felipe Santiago Salaverry
conducirlaseleccioneslibres.
Sánchez Cerro ganó a
Haya de la Torre en tensa
lid, y Jiménez pasó a la opo-
sición con tanto encono co-
mo los apristas. No fue par-
te de la rebelión de Trujillo
de 1932, que fue aplacada
con muchas bajas del lado
aprista; pero al año siguien-
te, en marzo de 1933, pro-
tagonizó su propia revuelta
en Cajamarca. De allí pasó
a Trujillo y se enfrentó en la
cercana Paiján a soldados
del gobierno. Fue derrotado
y el Ejército informó que se
había disparado un tiro en
la sien. La perspectiva que
enfrentaba era la prisión o el
fusilamiento.
En esta búsqueda de sui-
cidios gatillados por la polí-
tica, dejemos de lado aque-
llas muertes que pasan a la
historia como actos heroicos,
pues las protagonizaron mi-
litares en medio de una gue-
rra. Busquemos, en cambio,
lejos de batallas y actos he-
roicos, a muertos por propia
mano. En el trance de la caí-
da de Montesinos y Fujimori,
encontramos a un general en
retiro que, aparentemente,
se suicida y deja una carta de
despedida el 1 de setiembre
del 2002. Óscar Villanueva
Vidal se habría matado por-
que no pudo soportar el jui-
cio que enfrentaba por haber
participado en la red de Mon-
tesinos. Días antes, el 23 de
julio, se suicidó el coronel en
retiro Francisco Núñez Var-
gas, que enfrentaba investi-
gaciones por corrupción. La
imaginación e indignación
populares suelen enervarse
ante el goce del poder, pero
falta prestar más atención a
la tragedia del poder.