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Introduccion ala sintaxis estructural del latin | Lisardo Rubio — Ane PROLOGO Esta Introduccién a la Sintaxis Estructural del Latin se pu- blicé anteriormente en dos voliimenes: el primero vio la luz en 1966 y el segundo en 1976. Agotada ya totalmente la edicién del volumen II y précticamente también la ultima tirada del I, pre- sentamos ahora la obra en un solo volumen. Cuando, hace 15 anos, iniciamos la publicacién de nuestros estudios de Sintaxis latina, nos embargaba el temor de un re- chazo general ante la novedad de nuestros planteamientos en una ciencia multisecular y tradicionalmente mds arraigada que otra cualquiera. Pero la acogida que se nos ha dispensado tanto en Espatta como en el extranjero superé todas nuestras esperanzas (resenas muy positivas de los mds ilustres especialistas en Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos). Es cierto que nosotros intentamos preparar a nuestros lec- tores con una introduccién de doce capitulillos (57 pdginas en total) sobre “Nociones bdsicas de la nueva sintaxis”, En el pré- logo de aquel primer volumen escribiamos: “Hemos cretdo indis- pensable reunir algunas de las muchisimas ideas que han ilumi- nado en los iiltimos decenios el oscuro horizonte de la lingiiis- tica; hemos seleccionado en esas pdginas las nociones que nos parecen tener aplicacién mds constante en las consideraciones sintdcticas, Los especialistas en la lingtifstica actual pueden aho- rrarse la molestia de leer estas pdginas previas sin interés para ellos. En cambio, conviene que las, lean con cierta atencién las personas —jévenes o mayores— acostumbradas a operar tinica- 10 PROLOGO mente con los moldes tradicionales del pensamiento gramatical”. Pues bien, ahora, quince aos mds tarde, esas ideas de lin- giiistica general han hecho mucho camino al andar; vemos que nuestros nitos de bachillerato y hasta de Educacién General Bd- sica ya estudian, por ejemplo, la fecundisima leccién de “las fun- ciones del lenguaje”’, nocién que no sonaba en absoluto a la in- mensa mayoria de nuestros profesores de latin en la década de los 60. : Ante este LenB de la mentalidad lingiiistica general, quizd podriamos ahorrarnos, como ya innecesarios, esos doce capituli- los iniciales; mds todavia, quizd debiéramos suprimirlos también porque, segiin nos han comentado amigablemente ciertos colegas mds duchos que nosotros en la materia, algunas de nuestras refe- rencias a esos principios generales ya no estén rigurosamente al dia. Pensamos, pues, muy seriamente en eliminar ahora esas 57 pdginas iniciales. Pero, después de muchos titubeos, optamos por dejarlas, ya que quizd no sean todavia initiles a cierto nimero de lectores (sobre todo a profesores de latin en edad avanzada y aferrados a la ensenanza tradicional), y, en todo caso, ahi queda eso como testimonio de una etapa en el desarrollo de los estudios sintdcticos del latin. En suma, no suprimimos hoy nada de lo que ya publicamos anteriormente en dos volimenes. Vamos en cambio a afadir al- gunas pdginas nuevas: a) Un apéndice al capitulo del orden de palabras en latin; no se trata de retoques doctrinales, pero si de una presentacién distinta y que parece haber tenido bastante éxito cuando hemos presentado las mismas ideas bajo esa nueva perspectiva. b) La principal novedad de esta nueva edicién serdn dos breves capitulos al final de la obra: uno sobre la consecutio temporum, y el otro sobre la atraccién modal; ambos temas figu- ran en los. actuales prugramas oficiales del Curso de Orientacion Universitaria y hemos tenido que tratarlos en recientes publica- ciones destinadas a alumnos de ese nivel. c) Y, por tltimo, afiadi- temos un simple pero ilustrativo ejemplo de alternancia completiva infinitiva: / completiva con ut (pag. 317). yeti L. Rusto Los Endrinales, 1 de enero de 1981. INDICE PrRéLoco : ae PRIMERA PARTE: NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS I.—Las funciones del lenguaje Il.—Lengua y habla Til.— El signo lingiifstico . . . Sin IV. — Arbitrariedad del signo lingiifstico V.—Caracter lineal del signo lingiiistico: la cadena -ha- blada VI.—Sentido badsico y sentido contextual VII. — Sincronfa y diacronfa. . vos VII. — El “dogma” del léxico y la gramatica - IX. — Las unidades lingiifsticas bdsicas X. — Partes de la oracién y clases de palabras . XI.—Las categorfas gramaticales XII.— La gramatica: “Ars obligatoria”., 6a 8 tw SEGUNDA PARTE: ORDENACION -DE LOS CASOS LATINOS I.—Teorfas antiguas sobre el nominativo: 1. Teoria aristotélica 2. Teoria estoica TI.— La teorfa moderna del nominativo caso “cero”: A) Exposicion.. 6. wk wk te B) Critica: 1. La oracién nominal wo. ies eo ear 2. La oracién pasiva 3. Los ejemplos tipicos de nominativo “caso cero” y “fuera de contexto” 7 80 81 83 85 95 12 INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN Il. — Algunos principios teéricos: 1. Casos gramaticales y casos semanticOSe_-__ 98 2. La transferencia lingiiistica 99 - IV.— Nuestra interpretacién de. los casos latinos: 1. Esquema basico 102 2. La oposicién nominativo-acusativo —__ 104 3. El par nominativo-acusativo frente al vocativo. . 110 4. Casos nominales y casos no nominales. . . . 112 5. Neutralizacién de las oposiciones causales. . , 115 V.—Funcién de los casos nominales: 1. Vocativo 118 2. Nominativo a 118 3. Acusativo: 1) Acusativo de “direccién” ___ 119 2) La gama del acusativo: desde el “interno” al “adverbial” 121 3) El acusativo de relacién: acusativo “estatico” . 123 4) El doble acusativo . . 5 127 4. Usos neutros de los casos nominales: ‘sintaxis re- lajada a. 128 VI. — Casos no nominal 1. Genitivo: 1) Genitivo adnominal 133 1 bis) Genitivo dependiente de adjetivos y parti- cipios 137 2) El genitive adverbal 139 2. Dativo: : 1) Funcién del dativo . . t 142 2) Cardcter unitario de todos los ‘dativos . 148 3) Dativo adnominal 152 3. Ablativo: 1) Ablativo y preposiciones de ablativo 153 2) Significado del ablativo . 155 3) Sentidos eontextuales del ablativo . ao 158 4) El ablativo agente y el ablativo absoluto 160 TERCERA PARTE: LAS PREPOSICIONES § 1.—Afinidad entre casos y preposiciones 165 § 2.— Diferencias entre casos y preposiciones 166 § 3.— Semantica de Jas preposiciones: Generalidades. . . 171 § 4 §5 — Las preposiciones en particular 176 — Addenda 186 INDICE CUARTA PARTE: LA ORACION I. El orden de palabras en latin clasico 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Introduccién - Los latinos tenian conciencia de una ordenacién natural de las palabras en su lengua Orden de palabras: reglas Se ysu aleance Las excepciones al “ordo rectus” 1) Secuencias fijas 2) Desviaciones libres o estilisticas El orden de palabras como indicio de ene cidn estilistica El orden de palabras como indicio de orienta- cién sintactica Conclusién Apéndice II. Los modos verbales latinos en oracién independiente COOMA oh wp Limites de este estudio ——_ Planteamiento del problema de los modos. . La indispensable consideracién de los dos ejes . Los modos al nivel de la forma verbal (eje I) . Los modos al nivel de la frase (eje II) . El infinitivo El imperativo Los trabajos de Garcia Calvo y Mariner Conclusién Ill. structure del estilo indirecto en latin y en castella- 1, 2. 3. llano. Problemas de traduccién. Introduccién = Las fronteras entre el estilo directo, el estilo in- directo y Ja subordinacién: A) Verbo introductor; pausa y particulas su- bordinantes; unidades melédicas . : B) Modalidades de la frase y modos verbales . C) Transposiciones temporales, pronominales, adjetivales y adverbiales Problemas de traduccién 13 191 192 199 203 205 215 218 219 - 220 234 234 239 242 245 249 251 253 255 257 260 262 266 267 VI. INTRODUCCION’A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN La subordinacién 1 2. PREM Oe an me ae Introduccién © ti ge La subordinacién relativa: A) Bases morfoldgicas 2.2. wi) voy. . B) La oracién pronominal relativa » . . C) La oracién adjetivo-relativa D) El modo verbal en las oraciones de relati- vo: subjuntivo de subordinacién . E) La subordinacién adverbial relativa (e lugar) . Subordinacién eon fantion (= marcada sora con- junciones de subordinacién) : A) Generalidades . : B) Sistema de subordinacién con Ne ets unica: VT. - C) Subordinacién basada ¢ en particula diver. sificadas . . b . ’ La subordinacién interrogativa . La oraci6n de infinitivo a coordinacién Coordinacién por yuxtaposicién 1.2... Coordinacién por polisindeton ep Las particulas coordinantes: A) Coordinacién copulativa . ..». B) Coordinacién disyuntiva ..) C) Coordinacién adversativa.. . D) Coordinacién “causal” y “conclusiva” “eonsecutio temporum” Qué es la “consecutio temporum” F La concordancia temporal en latin (y en caste. ano) igo) poets Fog pg title lecasiad - Ejemplos Concordancia temporal entre tiempos de un mismo modo: el indicatiVO Alcance de la regla de la concordancia temporal . Conclusién En qué consiste la atraccién modal . La atraccién modal 1. 2. 3. Alcance de la atraccién modal Conclusién 271 277 279 284 289 295 297 301 322 353 361 366 369 370 381 383 385 387 388 389 391 392 395 396 398 402 PRIMERA PARTE NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS i LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE 1. Hasta no hace mucho se admitia, explicita o tacitamente, que el lenguaje tenia como funcién unica la de comunicar al préjimo lo que pensamos o sentimos. Parecia perfecto el si- guiente esquema: una persona (= la “primera” persona grama- tical) expone a otra (= la “segunda” persona gramatical) algo referente a algo o a alguien (= la “tercera” persona gramatical). Efectivamente, el lenguaje es frecuentemente eso: un instru- mento de comunicacién mediante el cual alguien hace saber algo a alguien. 2. Pero el lenguaje es un instrumento bastante mas complejo, y tiene otras funciones que no podemos ignorar sin empobrecer grandemente nuestra comprensién de multiples hechos lingiiis- ticos. K. Biihler (Teorta del lenguaje, trad. esp. de Julian Marifas, pp. 51-56, Madrid, 1961°) fue el primero que habldé de las fun- ciones del lenguaje en plural y deslindé claramente algunas de ellas. ‘Varios autores han utilizado —-y completado— sus ideas en diversos estudios gramaticales; en Espafia, por ejemplo, A. Garcia Calvo en un articulo sobre el verbo griego (“Emerita”, 28, 1960, pp. 1-47). R. Jakobson (Essais de linguistique, trad. fr. de Ruwet, cap. XI, Paris, 1963) ha desarrollado el tema de las funciones del Jenguaje con gran claridad. Siguiendo, pues, pre- ferentemente a este ultimo autor, trataremos de “desmontar” el mecanismo del lenguaje para considerar los factores constituti- vos del proceso lingiiistico. De los elementos que integran el acto de la comunicacién verbal se deduciraén, paralelamente, las diversas funciones que tiene el lenguaje. 18 INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN 3. Para que se produzca un acto de comunicacién verbal han de existir un HABLANTE, un TEMA de conversacién y un OYENTE; esto es tan obvio que no necesitamos insistir en ello. Pero son igualmente indispensables otros factores en que, generalmente, no habjamos reparado. Hace falta que exista un conracto entre hablante y oyente: proximidad fisica entre ambos o algun “meca- nismo” que, a pesar de la distancia fisiea, permita establecer y mantener el contacto entre los presuntos interlocutores. Pero tampoco eso basta. Dos personas pueden coincidir en un medio de transporte y verse condenadas a largas horas de silencio, a pesar del contacto fisico y de los excelentes temas de conversacién que ofrecen los viajes. Ello ocurre cuando les falta un cépIco o LENGUA comtn para el didlogo. Nuevo factor, pues, tan imprescindible como los anteriores. - Dadas ya las condiciones que acabamos de sefalar, puede el hablante consumar el acto de la comunicacién verbal emi- tiendo el mensasE que desee. 4. El siguiente esquema recoge los factores que integran el acto lingiiistico: Factores del lenguaje: TEMA HABLANTE MENSAJE |“. OYENTE CONTACTO LENGUA 5. A cada uno de esos seis factores del proceso lingiiistico corresponde, en perfecto paralelismo, una funcién especifica del lenguaje. Al esquema que precede se superpone, pues, este otro: Funciones del lenguaje: DECLARATIVA EXPRESIVA = POETICA . *' IMPRESIVA FATICA METALINGUISTICA 6. Muy pocos procesos lingiiisticos cumplen sélo y exclusiva- mente con una de estas funciones. El hablante centrard su inte- NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 19 rés preferentemente en uno de los factores que integran el acto de la comunicacién y, por lo mismo, la correspondiente funcién se hard predominante —si no exclusiva— y determinaré la for- mulacién mds adecuada al logro de sus fines. 6.1. La funcién declarativa.—La funcién declarativa pone de relieve la orientacién del proceso lingiifstico hacia los obje- tos y relaciones que percibe el hombre a su alrededor; es evi- dente que Ja misién de la palabra consiste en exteriorizar nues- tra “representacién” de ese mundo que nos envuelve. Esta fue la funcién que se reconocié siempre al lenguaje desde la antigiiedad. Pocos autores dejan de reconocer atin hoy que es su funcién predominante, aunque no exclusiva. Sin em- bargo, no faltan lingiiistas de prestigio que ni siquiera man- tienen a Ja funcién declarativa esta preferencia jer4rquica entre las restantes funciones del Jenguaje. Nora. — La terminologfa varfa segin los autores: “funcién declarativa”, o “funcién légica”, o “funcién cognoscitiva”, o “funcién referencial”, o “funcién denotativa”. 6.2. La funcién expresiva,— La funcién expresiva (llamada también “emotiva” o “emocional”) centra el mensaje sobre el hablante y trata de comunicar la actitud subjetiva del autor frente al tema que est& refiriendo. Se ha hecho notar repetidas veces estos Ultimos afios que la capa puramente expresiva de la lengua est4 representada por las interjecciones con su especial configuracién fénica y su ori- ginalisimo papel sint4ctico en todas las lenguas. La funcién cla- ramente expresiva de las interjecciones no habia pasado inadver- tida a San Agustin (Tract. in Ioan Euang., 51, 2); interiectio ..magis affectum indicans quam rem aliquam significans ... ut cum dolentes dicimus “heu!”, uel cum delectamur “uah!” dici- mus, uel cum miramur dicimus “o!”, etc. Hemos de afiadir que la funcién expresiva aflora con similar pureza en la mayoria de los incisos, exclamaciones, etc., que sur- gen como elementos advenedizos, esto es, que no ligan sintagmé- ticamente con el resto del enunciado. Como en el caso de las in- terjecciones, se trata de una invasién de la sintaxis expresiva dentro de la sintaxis declarativa. 20. INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN Fuera de las circunstancias en que el predominio afectivo reduce 4 cero los elementos intelectuales de nuestra comunica- cién, la funcién expresiva estA rara vez ausente de un enun- ciado cualquiera, aun en: los mensajes aparentemente mas ob- jetivos e intelectualizados. Aun cuando pretendemos silenciar nuestros sentimientos y expresar nuestras ideas desnudas de toda afectividad personal, nuestro esfuerzo en aras de la imparcialidad resulta vano, “por- que somos esclavos de nuestro yo: lo mezclamos constantemente a la realidad y ésta, en vez de reflejarse fielmente en nosotros, lo que hace es refractarse en nosotros; sufriendo asi una defor- macién cuya causa es la naturaleza de nuestro yo” (Ch. Bally, Traité de stylistique francaise, 1951°, I, p. 6). 6.3. La funcién impresiva. — La funcién impresiva (o “cona- tiva”, o “de apelacién”, o “magica”) centra el enunciado en el oyente: pretende influir sobre él e inducirlo a actuar en la di- reccién que sefiala el hablante. También la funcién impresiva, cuando aleanza preponderan- cia absoluta, tiene expresién gramatical propia: el imperativo y el vocativo son formas exclusivas de la sintaxis impresiva. La originalidad de una frase imperativa frente a otra declarativa salta a la vista si observamos que ante una forma declarativa, como “Pedro es puntual”, cabe preguntarse si aquello que se dice es o no es cierto; ante un imperativo, como “jPedro, sé puntual!”, no tiene sentido la pregunta. 6.4. La funcién fdtica.— Al factor “contacto” corresponde la funcién fatica: ésta asegura la comunicacién entre los interlocu- tores. Hay enunciados cuya finalidad unica consiste en verificar el funcionamiento del circuito. Frases como “oiga, oiga, me oye? ... Diga, digame”, no son recurso exclusivo de quienes entablan una conversacién telefé- nica. No es raro leer las mismas férmulas u otras similares en las obras literarias: Propera. Atque audin? / Verbum unum caue... (Ter., An., 209), “Apresurate, Y ;me oyes? j;Ojo! Ni una palabra...” NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 21 Sostrata (a su esposo CREMES): (Filius noster) subditum se suspicatur. Cremes. — “Subditum” ain tu? (Ter., Heaut., 1014). “(Nuestro hijo) sospecha que es un expédsito?” “Expésito”, dices?” (O sea: “;He entendido bien?”). ParMeno. — Senex si quaeret me, modo isse diczto ad portum percontatum aduentum Pamphili. Audin quid dicam, Scirte? Si quaeret me, uti... (Ter., Hecyra, 76-78.) “Si el viejo preguntara por mi, dile que acabo de salir hacia el puerto a informarme de la Ile- gada de Panfilo. ;Oyes lo que te digo, Escirto? Que si preguntara...” Todos tenemos igualmente experiencia de cierto “hablar por hablar”, sin mds objeto que el de mantener la conversacién y de evitar un molesto silencio; en textos literarios no es raro encon- trar largas series de frases carentes de contenido o de contenido intrascendente, cuya funcién es exclusivamente fatica. 6.5. La funcién metalingiiistica. —E] lenguaje, al igual que otro objeto externo cualquiera, puede tomarse él también como “tema” de nuestras disertaciones: es lo que ocurre normalmente en el estudio de la gramAtica, de las lenguas, de la ldgica, y, en menor grado, en el estudio de otras ciencias (cuando precisan y “definen” el significado de su terminologia especifica). Para designar la operacién en que el lenguaje funciona simul- t4neamente como instrumento de comunicacién y como objeto de esa misma comunicacién, se va generalizando cada vez mas el nombre de metalenguaje. No es raro que aun en nuestro ha- blar cotidiano hayamos de verificar el aleance de los signos lingiiisticos utilizados y asegurarnos que los aplicamos a idén- ticos significados, es decir, que los interlocutores hablamos la misma lengua. Asi, en los Captiui (189 y ss.) de Plauto, Hegién accede a que el pardsito Ergdsilo venga a cenar con él, pero le advierte que ha de contentarse con una cena “frugal”. He aquf Tt 22° INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN cémo precisa Hegién el sentido de un término que el parasito quisiera interpretar al dictado de su apetito: Heeio. — “Terrestris” cena est. Ercastivs. — Sus “terrestris” bestia est. Hecio. — Multis oleribus. Hegién. — Mi cena es “terrestre”... Ergasilo. — El cerdo es animal “terrestre”.., Hegién. —j...a base de muchas verduras! Como es bien sabido, son incontables los capitulos de la obra de Cicerén (tanto en la correspondencia como en los discursos como en las obras retéricas 0 filoséficas) que no tienen mas fina- lidad que precisar la uis uerborum en la lengua latina e incluso en la griega. : 6.6. La funcién poética:—-La actividad verbal puede, final- mente, centrar su interés primordial en el propio mensaje: asf ocurre en la “bella literatura”, que se recomienda precisamente, y ante todo, por la calidad artistica del mensaje transmitido. Sea cual fuere el género literario que cultive, todo escritor que se precie de conocer el arte del lenguaje vive la preocupacién de la “funcién poética”; tal preocupacién es casi “pura” en el poema lirico; pero tampoco falta en los géneros mas “expositivos” o “referenciales”: la oratoria o la historia también tienen su “poé- tica”, ininterrumpidamente estudiada por los retéricos en la an- tigiiedad y los actuales cultivadores de la teorfa literaria y Ja estilistica. 0 LENGUA Y HABLA 1. Uno de los puntos de vista mds fecundos introducidos por Saussure en la lingiiistica es la distincién que establece entre “langue et parole”, “lengua y habla” en espafiol seguin la acer- tada traduccién de A. Alonso. El habla es un “acto concreto” y “tinico” de un hablante de- terminado frente a un oyente determinado en un lugar deter- minado y referente a un estado de cosas determinado. Pero el HABLA supone la existencia de un lenguaje vivo en la conciencia de los miembros de la comunidad lingiiistica: ese lenguaje virtual es condicién previa a todo “acto de habla”. La lengua es algo general y constante: existe virtualmente en la conciencia de todos los miembros de la comunidad lingiiistica y es el fundamento de todos los “actos de habla” concretos. La lengua no tiene mds razén de ser que el hacer posible “el acto de habla”; no existe sino en Ja medida que “actos de habla” se refieren a ella, es decir, en la medida en que se realiza en “actos de habla” concretos. (N. S. Troubetzkoy, Principes.de phonolo- gie, Paris, 1949, p. 1.) 2. He aqui los pdrrafos esenciales en que F. de Saussure for- mulé su doctrina (remitimos a la edicién francesa de 1931): “El HABLA consiste en “actos individuales” (p. 29, 30, 38), en “mani- festaciones individuales momentdneas del hablante”; es “la suma de lo que dice la gente”, “la suma de-los casos particulares” (p. 38). La Leneva, en cambio, es el “modelo colectivo” y virtual a que ha de atenerse toda realizacién en el habla: “Es un tesoro depositado por Ja prdctica del habla en los miembros pertene- 24 INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN cientes a una misma comunidad, un sistema gramatical virtual- mente existente en cada cerebro.” “Al separar lengua y habla se separa a la vez: 1.° ‘lo que es social (lengua) de lo que es indi-- vidual (habla); 2.° ‘lo que es esencial’ (lengua) ‘de lo que es aecesorio y mas o menos accidental’ (habla)” (p. 30). “La len- gua existe en la colectividad bajo la forma de una suma de improntas depositadas en cada cerebro, poco mds 0 menos como un diccionario, cuyos ejemplares, idénticos, se hubieran repar- tido en su totalidad entre los individuos” (p. 38). “El estudio del lenguaje comprende, pues, dos partes: una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo...; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje” (p. 37). 3. Un discipulo de Saussure, Von Wartburg, resume las ideas del maestro diciendo que la lengua es comin, social y sistema- tica; y el habla, en cambio, es la explotacién y utilizacién indi- viduales de ese sistema. (Problémes et méthodes de la linguisti- que, 1963”, p. 7.) 4. Estas ultimas palabras nos abren otra perspectiva esencial en los estudios lingiiisticos: la lengua es un sistema de oposi- ciones en que los términos carecen de valor aisladamente y sdlo cobran su significado cuando se les integra en el juego de opo- siciones que les corresponde en el sistema (como ocurre en el juego de ajedrez, donde cada pieza tiene un valor solidario del resto de las piezas utilizadas). Asi, la palabra amor tendra valores distintos segin se integre en la categoria nominal o en la verbal (pasivo de amo); ademas, | entraré en relacién con otras “clases de palabras”, como con amabilis (adjetivo) y amabiliter (adv.); y, dentro de la cate- goria del nombre, se opondrd: como nominativo, a AMOREM, AMORIS, etc.; como singular, a AMORES; como Jexema, se opondra | a todo el léxico latino y, ante todo, acotarA una parcela en la esfera del 1éxico sentimental, esfera delimitada por otras desig- naciones mds o menos sinénimas o anténimas. Como en el caso de amor, hay para todo signo lingiiistico (fonema, lexema o morfema) un cuadro de oposiciones ordenado sistematicamente en Lencua. Pero en el habla podran darse NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 25 realizaciones concretas en que no entre en “juego” alguna de las oposiciones existentes en la lengua: en miles fortiter pugna- uit (“los soldados lucharon valientemente”),.o en manus manum lauat (“una mano Java a la otra mano”), el singular (miles, manus) no es auténtico singular, ya que el contexto no com- porta la nocién de nimero, pan : i EL SIGNO LINGUISTICO : 1, Llamamos signo lingiiistico a la combinacién de un con- cepto y su imagen acustica. El signo lingilistico tiene, pues, dos caras: A) Un significante, es decir, una forma actstica: ejemplo, “perro”. B) Un significado, es decir, un concepto o sentido: la idea evocada por la palabra “perro”. La cara A) es aprehensible por cualquier oyente, aunque la imagen acustica aprehendida por el ofdo no evoque en el oyente ninguna idea (por no hablar nuestra lengua, 0, aunque hable nuestra lengua, por desconocer concretamente la palabra en cuestién). Para que el signo sirva de medio de comunicacién es im- prescindible que las dos caras (nombre y sentido) se asocien en relacién reciproca y reversible; si uno oye la palabra “perro”, ha de pensar en el correspondiente animal (0 concepto); si piensa en el animal, ha de poder decir la palabra “perro”. 2. Este principio tan sencillo, que pasa generalmente por uno de los grandes descubrimientos de Saussure (Cours, p. 97 y ss.), era ya familiar a San Agustin y la escoldstica. Santo Tomds, Duns Scoto, ete., distinguen claramente el signans (= signifi- cante) y el signatum (= significado); resulta muy “moderno”, por ejemplo, este parrafo de Santo Tomas (In Perih., lect. 8): “La voz es signo del entendimiento y el entendimiento es signo de la cosa” 3. Si, en una feadareiin interlingual, decimos ne lat. canis es lo mismo que cast. perro, sélo aludimos a Ja cara del signifi- NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 27 cado, a la coincidencia de ambos significantes en la cara del sig- nificado; si decimos que canis es bisflabo o tiene cinco letras, sélo aludimos a la cara del significante, no al signo en su totalidad, como medio de comunicacién. significante Z “canis” /£ significante “perro” significante “chien” Para un mismo “significado” las diversas lenguas (latin, castellano, francés, etc.) » tienen diversos “significantes”. En el adjunto esquema admitimos, provisionalmente, que los significantes de varias lenguas (lat. canis, esp. perro, fr. chien) se cubren exactamente por la cara del significado, es decir, se aplican a conceptos idénticos; veremos més adelante (p. 60-61) que normalmente tampoco hay equivalencia exacta entre los signos por la cara del significado. 4. Una visién superficial del signo lingiifstico puede levar a creer que en el signo convergen y se asocian directamente dos entes reales: una “cosa” y un “nombre”. Saussure insiste en que el problema es mds complejo: El signo lingiifstico no une una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acistica (p. 98). Reflexiénese sobre el adjunto esquema y se vera que se pueden plantear multiples problemas: el de las relaciones entre el concepto y cosa (campo de la psicologia y de las ciencias na- turales); el de las relaciones entre la imagen acustica y el ma- terial sonoro (campo de Ia fisiologia y la fonética); el de las re- gt t ce | 28 INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATEN laciones entre el concepto y la imagen actstica (campo de la psi- cologia, la légica y la lingiiistica); etc. signo lingiiistico imagen acus- at imagen visual tica i © concepto de la realidad alt am de Ja realidad “perro” hen “perro” “perro” a i “perro” realidad fisica =e realidad fisica de las ondas del reino sonoras ‘ animal 5. Lo especificamente lingiiistico es la asociacién del signi- ficante (imagen actistica) y del significado (concepto). Esta aso- ciacién es un hecho psiquico, y psiquicos son los elementos asociados (imagen actistica y concepto). Por ultimo, el proceso asociativo es bipolar y reversible: e] nombre evoca el sentido y el sentido evoca la contrapartida material del nombre. Iv ARBITRARIEDAD DEL SIGNO LINGUISTICO 1. “El lazo que une el significante al significado es arbitra- rio”; en férmula mas concisa: “El signo lingiifstico es arbitra- rio” (Saussure, Cours, p. 100) o “inmotivado” (p. 101). No hay ninguna relacién natural entre el animal “perro” y el nombre “perro” o canis: este axioma lingiiistico se pone en manifiesta evidencia cuando tenemos presente que al mismo significado corresponden innumerables significantes en las mil lenguas que se hablan en el mundo; y, viceversa, que las pala- bras “perro”, “canis”, son un puro flatus uocis para quien no sepa, respectivamente, espafiol o latin. Por convencién social, un mismo animal es designado en una comunidad lingiifstica con el significante “perro” y en otra con el significante “canis”, etcétera, como es Bien paren en el esquema anteriormente propuesto. : La “arbitrariedad” 0, mejor dicho, el “convencionalismo” es lo que separa al signo lingiiistico de los. signos naturales (las nubes como sefial de Iluvia, o el humo como indicio de que una casa esté habitada) y de los signos iconograficos utilizados en el arte (pintura, escultura, etc.), que, sin excluir ciertos convencionalismos estéticos o estilisticos, tienden a representar directamente la realidad (lfneas, colores, masas, sonidos, etc.). Un signo natural sédlo puede convertirse en instrumento de co- municacién si se le suma “un convencionalismo”, como en el caso del “humo” que anuncia a los romanos la eleccién de un nuevo Papa. t 2: El principio irrebatible de la arbitrariedad del signo lin- giiistico “no es impugnado por nadie”, escribié Saussure (p. 100). Sin embargo, los pdrrafos del Curso en que se formula el 30 INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN aludido-principio han suscitado, paraddjicamente, una acalorada y larga discusién sobre la arbitrariedad o no arbitrariedad del signo lingiiistico: lo que parecia un axioma se ha convertido en uno de los problemas que han hecho correr mas tinta en las ultimas generaciones de lingiiistas. En realidad, m&s que un problema de fondo, lo que ha habido es un tremendo confusio- nismo alrededor de los términos “arbitrariedad” y “motivacién”. Véase en C. F. S., 19 (1962), pp. 1-66, unas 70 opiniones de otros tantos lingiiistas sobre la “arbitrariedad” del signo lingiiistico. 3. El signo lingitiistico es esencialmente convencional y arbi- trario, pero ello no quiere decir que sea “inmotivado”. En un reducido numero de casos, la motivacién es natural: ello ocurre cuando entre la forma fonica del signo y la cosa significada hay una concordancia de orden material, como sucede en las pala- bras onomatopéyicas: Esp. cuci, lat. cuculus, gr. xoxxv-, ete. Piénsese en el tic-tac del reloj o el guau, guau del perro, etc. Pero estos términos realmente iconogrdficos no pueden darse sino en un 4rea muy reducida del léxico: la esfera de los ruidos y sonidos. Y aun ahf la correspondencia imitativa es sélo apro- ximada y convencional a medias, puesto que hay sensible dife- rencia (Saussure, p. 102) entre el owaoua francés, el wauwau aleman y el guauguau, espafol.’ También se ha observado que las voces onomatopéyicas, des- pués de introducirse en la lengua, son mds o menos arrastradas por la evolucién general (fonética, morfoldgica, etc.) de los otros términos, “prueba evidente, segin Saussure, de que han perdido algo de su caracter primitivo para revestir el del signo lingiiis- tico en general, que es ‘inmotivado’”. (Nosotros dirfamos “con- vencional” en lugar de “inmotivado”). Mas frecuentemente, la “motivacién” es intralingiitstica: A) Morfolégica: Asi, en el vocabulario latino del “juego”: el verbo, ludo, los sustantivos ludus (o lusus) y el adjetivo lusor o lusorius, etc., estan morfolégicamente “motivados”: a partir de un término cualquiera nos parece “motivada” morfolégicamente toda la serie; pero seguird siendo convencional el lud- como significante de los conceptos del juego. NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 31 B) Semdntica: Hay cierta razén para que a determinada “formacién militar de ataque” se le haya dado el nombre de la tortuga (“testudo”); incluso hay visible “motivo” para iden- tificar este significante con el de testa (“concha”, “teja”) y “tes- tum”. Pero ello no resta arbitrariedad al signo test- como desig- nacién de la zona semantica en cuestidn. Toda etimologia consiste en ofrecer una “Mmotivacién” intra- lingiifstica: El numeral uno, inmotivado para muchos hispanchablantes, es “motivado” para quien lo hace remontar al latin unu(m); con ello no desaparece el convencionalismo del signo; queda tras- ladado a la comunidad latinohablante; el que hace remontar el lat. unus al indoeuropeo *oimos asigna lo arbitrario del signo a la comunidad indoeuropea. 4. “Convencional” y “motivado” no son, pues, términos que se excluyan. Conocemos la historia de muchas palabras desde su nacimiento: no hay ninguna inmotivada. Mas todavia: vemos nacer muchos términos nuevos en nuestros dias: todos motiva- dos en su origen; sin embargo, “motivacién” no es “necesidad”; para el “creador” del signo hay una libre eleccién entre varias posibilidades; y los ulteriores usuarios del término no necesitan conocer el detalle que motivé la eleccién: se puede pedir un bi- Hete. para el TALGO, el TAF o el TER, aunque esos nombres parezcan arbitrarios e inmotivados a gran parte del publico, y, segun nuestra informacion, el TER (“Tren Espafiol Rapido”) aparecié en los primeros anuncios de la Renfe como TAR (“Tren de Aluminio Rapido”); pero luego se deseché la forma TAR por evitar confusiones entre dos significantes demasiado pare- cidos acistica y gréficamente (TAF-TAR). 5. En suma, el signo lingiifstico es siempre convencional (“arbitrario”, segun la terminologia de Saussure); ésa es su ca- racteristica esencial. La nota suplementaria de “motivado” o “inmotivado” no afecta a la esencia del signo. ¥v CARACTER LINEAL DEL SIGNO LINGUISTICO: LA CADENA HABLADA 1. El signo lingiifstico, por la materia prima de su signifi- cante, se situa en el tiempo: su extensién coincide con el tiempo que necesariamente ha de invertirse en la articulacidén de los ele- mentos fénicos. Todo el material sonoro se ordena lineal y su- cesivamente en direccién umica e irreversible como la marcha del tiempo. Los sonidos, silabas, palabras y oraciones son como otros tantos eslabones que forman una cadena: “la cadena ha- blada”. Esta ordenacién en cadena viene impuesta por la natu- raleza, ya que nuestros érganos fonatorios no nos permiten emi- tir dos palabras simult4neamente: ha de dejar de existir una para que surja la siguiente. 2. El cardcter lineal de la cadena hablada se proyecta auto- mAaticamente en la linea escrita (o impresa): una obra escrita se reduce en ultimo término a una linea que por su excesiva lon- gitud se ha “troceado” para “almacenarla” en un libro. Los mo- dernos medios de comunicacién han acudido a denominaciones que reflejan igualmente el cardcter fundamental de la cadena hablada: lineas telefénicas, lineas telegraficas, etc. 3. Todo el mecanismo de la lengua est4 implicado en el ca- | racter lineal del signo lingiiistico. La misma materia fénica puede tener uno u otro sentido, segiin sea una u otra su orde- nacion en linea: cf. espafiol: sau / Las son / NOS ef. francés: Pierre bat Paul y Paul vas rierre NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 33 4. Para que un enunciado cualquiera llegue a ser una unidad significativa han de hallarse todos sus elementos simultdnea- mente presentes en la conciencia del oyente, pues sdlo asi podra relacionarlos y descubrir en ellos un sentido. El significante mesa no empieza a descubrirnos su sentido por etapas sucesivas desde el primer fonema para completarse casi con el pentltimo y del todo con el ultimo; un buen chiste no suele provocar la risa in crescendo, sino la explosiva carcajada final. Lo mismo sucede con un largo perfodo oratorio: hasta que no se cierra el cireulo en una sintesis psiquica no surge el sentido: y cuando surge no lo hace paulatinamente, sino de golpe: la comprensién o es instantanea o no existe. De ahi el alivio experimentado por el estudiante cuando, después de mucho cavilar, llega repentina- mente la iluminacién y todo.el pdrrafo que esté traduciendo pasa, en un instante, de la plena oscuridad a la meridiana cla- ridad. 5. Hay, pues, asi, una verdadera antinomia entre el cardcter temporal-lineal-material del significante y el cardcter atemporal- alineal-psiquico del significado. Un término cualquiera del enunciado puede entrar en miul- tiples relaciones con los restantes términos: piénsese en el verbo que, como pieza central de Ja frase, conecta sintacticamente a la vez con el sujeto, con uno o varios complementos y el adverbio; y, no obstante, en la cadena hablada sélo puede estar en con- tacto con dos “eslabones”: la palabra que precede y la que sigue. A la solucién de esta antinomia se reducen muchas de las dificultades con que tropieza el traductor. Comprender una len- gua es llegar a establecer conexiones sintdcticas, aunque no se hallen expresadas por secuencias en la cadena hablada; y, vice- versa, hablar una lengua es transformar el “orden sintdctico” en orden lineal (cf. L. Tesniére, Eléments de syntaxe structurale, pp. 16-24, Paris, 1959). 6. Cada lengua resuelve a su modo la antinomia a que nos teferimos. El orden de los elementos en la cadena puede ex- presar ya una relacién sintdctica: es el conocido uso del francés en que el nombre que precede al verbo es sujeto y el nombre que le sigue es complemento directo, Cuando no hay posibilida- 34 INTRODUCCION A LA SINTAXIS ESTRUCTURAL DEL LATIN des de contacto en la cadena se acudird a otros procedimientos gramaticales: la concordancia en género o numero o en ambas | cosas a la vez es entonces capital, ya que gracias a la concor- dancia podrdn romperse secuencias sin que sufra la claridad. | Por ello, cuanto mas rica sea una lengua en morfemas gramati- cales mayor libertad tendr4 para romper secuencias lineales, y, viceversa, a menos posibilidades morfolégicas, menos libertad para romper las secuencias lineales (cf. Tesniére, 0. ¢., p. 21). | 7. La norma general que regula la antinomia orden lineal- orden estructural del enunciado es una de las caracteristicas que mas visiblemente distinguen a las lenguas entre si. Unas lenguas se caracterizan por el acentuado orden lineal en que han de aparecer sus términos y otras por su extrafa (?) libertad. Cual- quier estudiante pensara aqui en el “desorden”, en el libérrimo “hipérbaton” de la lengua latina, y en la notable disciplina del espafiol, o en la rigurosa sucesién sujeto-verbo-complemento di- recto del francés. Nosotros hemos de ver que tampoco en latin el “desorden” es tan grande como creen los principiantes, y aun esperamos que muchos maestros queden tan extrahados como nosotros ante la sorprendente regularidad de la cadena hablada en largos textos literarios del latin. Por ahora nos bastard re- cordar cosas ya sabidas: que en latin, por norma, el término de- terminante (o regido) precede al elemento determinado (0 re- gente); el espafiol procede a la inversa; con arreglo a esta norma tan regular es, por ejemplo, el Touis temnliin, latino como nues- tro templo de Jupiter. we 8. A la ordenacién del tipo latino suele Mamarsele secuencia regresiva; la ordenacién del tipo castellano recibe el nombre de secuencia progresiva. Lo normal es que las lenguas se atengan a una u otra secuencia, aunque cabe, como antes dijimos, cierta libertad mds o menos acentuada. Todo lo dicho sobre la antinomia “orden lineal”-“orden sin- t&ctico” y sobre la solucién dada en las diversas lenguas puede | observarse en lo que pasa hoy en ciertas siglas internacionales que nos son muy familiares. Varias comunidades politicas, 0, mejor desde nuestro, punto de vista, varias comunidades lingiiisticas Ilegan a un acuerdo: en unos pueblos, el tratado se lama OTAN y en otros NATO. NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 35 Sin la ineludible caracteristica lineal del signo lingiiistico, el tratado seria para todos: ae linea del tiempo QO] (rganizacién) del T | (ratado) del A | (tlantico) N | (orte) Por el lado del significado es una unidad psiquica en que xe combinan arménicamente las cuatro “notas significativas”; si los humanos tuviéramos un aparato fonatorio adecuado —algo usi como un piano—, emitirfamos simultdneamente el acorde; como no cabe esa posibilidad, hemos de emitir en sucesién lineal una nota tras otra; unas lenguas proyectan la imposible simul- taneidad psiquica en la posible sucesividad del tiempo empe- zando por un extremo de la serie y otras por el extremo opuesto. Resultado: Linea T OA N wate Oo = Wf 42 aS a oe ng = Oa eae del tiempo . ees A N orden progresivo Ne Agi T ence A N oraen regresiva O mas simplemente: OTAN — orden progresivo orden regresivo vI SENTIDO BASICO Y SENTIDO CONTEXTUAL 1, Tedricamente, la comunicacién postula una sola forma fé- nica para cada unidad de sentido, y un solo sentido para cada forma fénica. A priori, no parece posible entenderse si a un mismo significante corresponden varios significados. Y, sin em- bargo, ;quién no se ha desesperado al comprobar que en el aprendizaje de una lengua cualquiera nunca acaba uno por co- nocer “todos los sentidos” de una palabra, de un caso nominal, de una forma verbal ni de una preposicién? ;Cudntas veces con- sulta el latinista principiante su diccionario para ver qué sig- nifican palabras tan usuales como ago, facio, sum, ad, etc.? .2. En lugar de Ja ideal monovalencia del signo lingiiistico, — el estudiante se encuentra siempre con una inextricable poliva- lencia en ambas caras del signo (tanto en los signos Iéxicos como _ en los gramaticales): varios significantes para un mismo signi- ficado (polinimia 0, como decimos mas habitualmente, sinonimia) y varios significados para un mismo significante (polisemia). 3. Pues bien, ;hasta qué punto es cierta esta plurivalencia’ significativa de los signos lingiifsticos? ;Cémo explicar este com- plicado juego de las significaciones de los signos? 4. Para facilitar la exposicién general, nos fijaremos ahora exclusivamente en la polisemia y sinonimia Jéxicas; tendremos multiples ocasiones de discutir la pretendida plurivalencia de los morfemas gramaticales cuando nos adentremos en el terreno de la sintaxis especificamente latina. NOCIONES BASICAS DE LA NUEVA SINTAXIS 37 5. En primer lugar es f4cil comprobar que los diferentes sen- tidos de una palabra no se hallan todos-en plano de igualdad. Aun los no especialistas saben que las palabras tienen un “sen- tido propio” y un “sentido figurado”. 6. Las cosas se simplifican mucho con la distincién basica entre LENGUA y HABLA. Las palabras tienen un sentido en la es- fera de la lengua y un sentido en la esfera del habla. ‘Los dos xentidos estan a veces muy préximos y a veces muy alejados. La distincién entre ambos sentidos es un hecho generalmente reconocido en la actualidad: con frecuencia se habla de sentido on la lengua y valores en el habla, o de “sentido fundamental” y “sentidos accesorios”, o de “sentido independiente” y “senti- dos condicionados”, o de “sentido” y “significacién”, o de “sen- tido” y “efectos de sentido”. Nosotros diremos mds sencillamen- te, con Guiraud (La Grammaire, p. 70, Presses Universitaires, 1961), “sentido basico” (en la lengua) y “sentido contextual” (en el habla). 7. Pongamos un ejemplo con tres sinénimos (?) latinos que pueden designar “el vino”: uinum, Bacchus y deus. Superficial- mente, podria decir un diccionario que Bacchus tiene dos signi- licados: designa a un determinado “dios” y también a un deter- minado liquido, mds corrientemente llamado “uinum”. Se acepta que Bacchus es, por derecho propio, un “dios”, y (jcuando uno xube que “Baco es el dios del vino”!) también se acepta sin aspa- vientos el cambio metonimico de las cosas. Pero para Hamar al vino uinwm (que es el tnico nombre que le corresponde en lengua), el hablante no necesita tomar precau- clones; cualquier latino que tuviera vino y quisiera venderlo podfa poner el siguiente letrero en la puerta de su casa: vINVM venpo. Pero no podria cambiar caprichosamente el mencionado anuncio por BACCHVM VENDO, ya que este texto resultaria enigma- tleo: “vendo (al dios) Baco (?)”, “vendo un Baco (una esta- tua) (?)”. No habra inconveniente en anunciar vENDO BACCHYM al el lector comprueba, al leer el cartel, que se trata de una liberna, con los toneles y los vasos a la vista; pues, en tal caso, ol contexto situacional ya invita al lector a dar, sin violencia, a Bacchus un sentido que no le corresponde en lengua, 0, lo que

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