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\\'Í~IEMPOS REVUELTOS (1968-1974)

·¡iEstos son tiempos de revolución. En todo el mundo los hombres se su-


}llevan contra los viejos sistemas de explotación )'Opresión, y de la matriz
'iíe· un mundo precado nacen nuevos sistemas de justicia e igualdad. Los
'4\iscalzos y descamisados de la tierra se levantan como nunca antes lo
Habían hecho.>> Estas palabras de Martin Luther King, pronunciadas en la
fp)esia de Riverside, en Nueva York, el 4 de abril de 1967, expresaban
,tiria apreciación, comtín en su tiempo, de que se estaban generalizando las
Hémandas de cambio social en el mundo entero.
ii'; Unas demandas que nacían de una sensación global de fmstración,
~!hlto en «Oriente» como en <<Occidente». La Segunda guena mundial se
había hecho en nombre de la democracia, la liberación de los pueblos y
:fits mejoras sociales. Pero al cabo de veinte años el panorama distaba de
:i'ésponder a las expectativas de las nuevas generaciones, que veían ante sí
fdda una serie de motivos de desencanto: la clisis económica de los países
'subdesarrollados y de los de la Europa del este, la guerra de Vietoam
'(í:londe en diciembre de 1968 los combatientes americanos llegaban a la
'~fra de 536.100), el fracaso de los intentos de transfmmación social en
.~érica Latina y las dificultades de la lucha por la integración racial
·iJii,Estados Unidos, entre muchos otros.
'fi>'Bn Europa occidental se h~bía ido extendiendo la insatisfacdóñ por la
'~~casa entidad de las conquistas .sociales alcanzadas, y la evidencia de
¡j#e el sistema que se había instalado después de la guena, incluso cuando
e~~epresentaba como una socialdemocracia, no estaba hecho para llevar. a
:c"ftlío las viejas promesas de transfmmación, sino para frenar las acciones
4\le pretendiesen ir más allá de lo que se había decidido concederinicial-
iriénte.
376 RL SIGLO DE LA REVOLUCIÓN

En algunos casos las ilusiones de cambio resultaron rápidamente ftu.;t,


tradas, como en el del supuesto <<aggiornamentO>> de la Iglesia católica, sur<
gido en tomo al papa Juan XXIII y al Concilio Vaticano ll (1962-1965). Su,
sucesor, Pablo V1 (1963-1978), frenó estas expectativas y Juan Pablo ll, eL
polaco Karol JózefWojtyla, que gobernó la Iglesia de 1978 a 2005, dio üri',
giro radical a la derecha, persiguió las conientes de la <<teología de la libe";
ración>> que se habían implicado en la transformación social de Améric~,
Latina, y colaboró abiertamente con Estados Unidos en la guerra fría. ,
De algún modo, la revolución cultural chilla, cuyo an·aigo entre liúf.
masas podía entenderse como una respuesta al malestar social causado,'
por la frustración de las promesas de rápido crecimiento del <<salto adet;
!ante>> y por la burocratización de una política que parecía insensible a la\;
necesidades colectivas, podría integrarse en este cuadro de mptura de los',
años sesenta, aunque su historia sea más compleja.

La insatisfacción prendió sobre todo en los jóvenes y se manifestó di'


movimientos de protesta que carecían de proyectos razonables para derr¡i:
bar el orden establecido, como hubiera sido necesario para cambiar lii~'
cosas, y que acabaron enJa;;desesperación de la impotencia. Ni en Prag~,
se. podía pensar en vencer a los tanques soviéticos con manifestaciones·
pacíficas; ni en Estados Unidos los universitarios, los hippies o el <<pod~r.
negro>>·POdían amenazar seriamente el sistema, ni en París el entusiastui¡c
milenarista de los estudiantes podía transformar la sociedad. Como tatui
poco los <<guardias rojos>> chinos iban a acabar con el viejo mundo del
maoísmo para crear otro enteramente nuevo.

No hubo, contra lo que anunciaba Martín Luther IGng, una auténtica re/;
volución; el mensaje de protesta de los jóvenes no bastó para movilizar al'
conjunto de la sociedad. Herbert Marcuse teorizó en El hombre unidi{
mensiona/la.decadencia del potencial revolucionario en las sociedad~'
capitalistas; donde una organización aparentemente tolerante había creac
do nuevas formas de control social que conseguían desmovilizar a la el~+
se obrera, estimulando su afán de consumo y facilitando que se integrar~·
plenamente. Las capas medias de la población y los túveles superiores d~
los trabajadores se adaptaron a un sistema que les ofrecía la posibilidai!
de poseer bienes y servicios que antes estaban reservados a los ricos.
TIEMPOS REVUELTOS (1968-1974) 377

'''"'"' Un aspecto importante del nuevo consumismo era que se basaba en el


,,,§#~dilo: en la hipoteca para la adquisición de la vivienda y en la tarjeta de
'"'',~tédito -que comenzó con Diners en 1949, pero que se extendió sobre
ci{ódo con Amedcan Express y con BankAmericard, que en 1976 cambió
','\~],nombre por el de VISA- para el consumo ordinario. Y el crédito era
:(jj¡I factor que aseguraba la continuidad de la dependencia.
' '<,',. · Los años cincuenta habían sido en el <<mundo occidental» un tiempo
r.·.d~ conformismo Social, con una aceptación sin discusión de la autoddad
'.Be! gobiemo, la familia y la religión, una rígida subordinación de las mu-
;,:,j~res a los hombres y de los hijos a los padres, un tiempo de racismo y de
?~ctitudes reprimidas respecto del sexo. En los sesenta estos valores fue-
i\:fqn reemplazados gradualmente por la lucha en favor de los derechos ci-
<viles, el feminismo y la liberación sexual, y por el nacimiento de una
•'?ciontracultura. Eran unos movimientos animado~ por la fe sincera de los
,!!jovenes en la posibilidad de construir un mundo mejor a partir de estos
iÜimdamentos.

;J¡ueron sobre todo los estudiantes universitarios quienes comenzaron esta


\i'Hueva etapa de reivindicaciones. En Estados Unidos protestaban contra la
'.gue!1'a de Vietnam, encuadrados en las organizaciones de la «nueva iz-
,''guierda», como Students for a Democratic Society, que mezclaban ele-
i}hentos marxistas y libertal'ios con los de la contracultura. Con ellos nació
'la canción de protesta de Joan Baez o de Bob Dylan, salidos de la tradi-
. :ción de la música <<folk» y con ecos, a través de Pete Seeger, de las viejas
','i;auciones de la lucha obrera.
, ,,. Clara Bingham ha reconstruido la historia del año en que «América
perdió su mente y encontró su alma>>, que fecha entre agosto de 1969, con
"eHestival de Woodstock, y septiembre de 1970, al comienzo del nuevo
\\:urso: un año en que «la rebelión de la juventud sacudió al país de forma
.que tal vez no volveremos a ver>>. Por entonces dos millones de nmteame-
:~canos habían probado el LSD y unos tres millones vivían en comunas,
·suatrocientos mil jóvenes habían desertado del ejército y cien mil huyeron
it)ifXtranjero: «Una generación entera parecía estar al margen de la ley>>.
'i'U En Europa los movimientos de los estudiantes comenzaron en Alema-
':Jiia occidental, con Rudi Dutschke como dirigente más destacado, recha-
~ando tanto el régimen coml¡nista del este como el capitalismo occidental
Con sus residuos de fascismo, y propugnando una tercera vía revoluciona-
378 EL SIGLO DE LA REVOLUCIÓN

ria de emancipación social y nacional. Siguieron en Italia, aunque aquí las';


protestas contra la guerra de Vietnam se asociaban a otros objetivos rnáif
concretos, como el ataque a una enseñanza adocenada y al sistema de'
exámenes. Y culminaron en Francia en el movimiento de mayo de 1968{
En París el conflicto comenzó el 3 de mayo de 1968 con el enfrenj{
tamiento entre los estudiantes y la policía que culminó en «la noche de las''
barricadas>> del 1O al 11 de mayo. El 11 de mayo se sumaron al mo{
vimiento los sindicatos, que tenían sus propios motivos de queja, y el t:Ji
se organizó una mauife~tación a la que asistieron ochocientas mil persok
nas. Las protestas y las huelgas se extendían y las reivindicaciones tomaj::
ban un carácter revolucionado. Los estudiantes creían sinceramente estar
participando en una revolución social: <<La lucha de los estudiantes, ~~
parte integrante de la lucha de las masas trabajadoras y explotadas>>. , ,, ,
En estos momentos, sin embargo, el Partido comunista y su sindicatq,
optaron por la negociación de mejoras salatiales con la patronal, abando{
nando la causa de la revolución, y el general De Gaulle, que contaba cqi\
el apoyo del ejército, recuperó fácilmente el control de la situación.
Hubo también movimientos de estudiantes en Polonia, en marzo de
1968 1 donde se complicaron con las reacciones ante la primavera de Pt~'i
ga 1 asf como en Brasil y en México, donde acabaron en la matanza'~~
Tlatelolco,, en la plaza de las Tres Culturas de la ciudad de México;,~!
2 de octubre de 1968. ,

BRÉZBNEV, PRAGA Y EL FIN DEL COMUNISMO

Leonid Brézhne:\\,110 tenía la talla política ni intelectual de sus predé;'


cesores en el poder:'L'<is nuevos dirigentes, a los que se sumaron hom¡::,
bres como Kosygin y Podgorni, querían llegar a acuerdos con Estadós\
Unidos,y abandonar las batallas a escala mundial en que se había im,!"
plicado Jrushchov. Sufrieron con paciencia el desastre que siguifica)J:~'
eltriunfo.deSuharto en Indonesia (donde el golpe militar de .196~;
desembocó en un auténtico genocidio de comunistas y simpatizantes};.
así como.,}a,defección de Sadat, el sucesor de Nasser en Egipto, q~9,'
rompió con los. soviéticos, a los que tanto debía, para establecer rel~~
ciones con.los,'horteamericanos (la reacción de Chernyaev, un jov~~
dirigente soviético, fue: «suerte que nos hemos desembarazado, d~l:
Oriente próximo>>).
TIEMPOS REVUELTOS (1968-1974) 379

Como convenía disminuir la ayuda económica que se prestaba a los


'~iúses del este de Europa, se autorizó a János Kádár para que introdujese
't~formas en la economía húngara, donde empezaron a admitirse determi-
irtádas actividades privadas. Sin embargo los efectos de estas reformas
i:fiivorecieron desiguálmente a los diversos componentes de la sociedad, muy
'~bco a los obreros, y en marzo se podían ver en Hungría manifestaciones
Jii\ estudiantes «Con inscripciones nacionalistas y antisoviéticas>>.
i:t;:, Los mayores problemas se produjeron, sin embargo, en Checoslovaquia,
dÓnde las reformas pretendieron ir más allá de lo estrictamente económi-
,~b, desarrollando un clima de cambios dentro del sistema, con la aspira-
pión de crear un socialismo en que la propiedad colectiva de los medios
:a.t:producción (en una economía reformada, con cierta participación de
;~Iementos de mercado) ütese compatible con una política mucho, más
~emocrática y pluralista.
;~;,,,,Al frente de este proceso estaba Alexander Dubcek, secretatio del
~Íirtido comunista eslovaco, un hombre de cuarenta y seis años que había
Jjl*sado su infancia en la URSS y se había formado en la escuela superior
'~#!,partido en Moscú. La álarma de los dirigentes soviéticos se acentuó a
~~artir de la progresiva supresión de la censura y de la tolerancia de unas
'discusiones políticas en que se proponía el restablecimiento de los parti-
i~?' de antes del golpe de 1948.
;,,,;,,,:El23 de marzo se celebró en Dresde una reunión de los checos con los
'ilrrigentes de cinco partidos comunistas de otros países, en qne los ata-
'qhes a las refonnas fueron generales. Dnbcek se esforzó en n·anquilizar-
'i~srminimizando el alcance de la situación, pero forzado también por el
-~?eho de qne desde Checoslovaquia se le pedía qne resistiese a estas pre-
-$)imes. Quería ganar tiempo porque esperaba que cuando el llamado <<Plan
'~e acción», el programa de la <<ruta checoslovaca ál socialismo», saliese
''~~elante, se demostraría que las reformas tenían una amplia aceptación
a
'pbpular y qne no amenazaban en absoluto la comunidad socialista.
'<¡'!> Cuando finahnente se aprobó este plan, a comienzos de abril de 1968, con
~Wcontenido de reformas econÓmicas y de promesas de democratización,
'Éf~cieron a un tiempo el malestar de los soviéticos y de sus satélites, y el
;~etusiasmo de una población checa qne pedía todavía más reformas. Se
'r9stableció la libetiad religiosa y se dio un paso tan importante como el
;(!,)''decidir que el gobierno fuese responsable ante la Asamblea nacionál,
:-~,no, ante el partido. Brézbnev se convenció entonces de qne lo que estaba
:st¡~ediendo <<no era ya un asunto interno».
380 EL SIGLO DE LA.REVOLUCIÓN

El 15 de julio los dirigentes de los partidos comurtistas de Btllgarhi¡'


Hungría, la República democrática alemana, Polonia y la URSS envia:roif
a los checos una «Carta de Varsovia" en que se manifestaban gravementl{
preocupados por los acontecimientos en su país. Estaban, al propio tieni:2
po, preparando el Plan Danubio para realizar una intervención rrtilitar el-!"
gran escala. En la noche del 20 al 21 de agosto de 1968 veinte divisione~­
de los países del Pacto de Varsovia cmzaron la frontera y aplastaron '-'Í
movimiento checo sin lucha. Dubcek y otros dirigentes fueron arrestado~·
por las tropas invasoras y enviados a la Unión Soviética, donde el 23 el~'
agosto se les obligó a firmar el Protocolo de Moscú, por el que se compr6W
metían a aceptar las exigencias de sus invasores. •
Se ponía así en acción la llamada <<doctrina Brézhnev>> de soberan¡'~
limitada, que sostenía que cuando fuerzas hostiles al socialismo amen#i
zasen denibar el régimen de tm país socialista y dar marcha atrás hacia(et
capitalismo, el asunto no debía concernir solamente al país afectado, sin(),
al conjunto de los países del campo del socialismo. Esta advertencia·~~·
dirigía también a Occidente, para que entendiese que lo de Checoslov~i:
quia era un asunto interno del campo socialista y no formaba parte de ríri~;
confrontación entre los dos bandos de la guena fría. Y, en efecto, est~*
acontecimientos no impidieron que prosiguiera el proceso de distensi<l#!
entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
Lo que se había demostrado era que el sistema del «socialismo reiil4
mente existente>> era incapaz de aceptar este tipo de reformas democratiz~l
doras, que pretendían recuperar los valores con que se había puesto e~
marcha el proyecto de las democracias populares al ténnino de la Segunda
guen·a mundial. Los efectos se dejaron sentir en muchas partes. En Poloniil
el endurecimiento político de Gomulka vino a.combinarse con el malest#.
producido por el fracaso económico. En diciembre de 1970 el aumento dp
los precios de los alimentos produjo una serie de choques con los trabaja!;
dores de las atarazanas de Gdansk, que fueron replimidos a sangre y fuegt),'
Gomulka fue entonces reemplazado por Edward Gierek. En la Europa <jet
cidental,Jas ilusiones acerca de la posibilidad de un socialismo democtái\l.
co se fueron desvaneciendo a partir de este momento, y ello tuvo grave§
consecuencias en el seno de los partidos comunistas de estos países.

Los diarios de Anatoly Chernyaev, un documento que nos permite obser#


var desde dentro la decadencia del sistema soviético, nos revelan la realt-
TIEMPOS REVUELTOS (rg68-1974) 381

'c'd~dc de la política de estos años. Los dirigentes de Moscú estaban ante


~;·¡g¡j 0 preocupados por la distensión, qne pensaban que había de conse-
~f~1lÍfse plenamente con los acuerdos que se negociaban con Nixon, hasta
E:~[punto de que Chernyaev llegó a pensar, una vez concluida la visita del
''~tesidente norteamericano a Moscú, que la guerra fría había llegado a su
' :tíA: ,,Estas semanas de mayo de 1972 pasarán a la historia como el inicio
:·a~.una era de convergencia», escribía en su diario. No había entendido
··.tl!á! era la natur·aleza real de la guerra fría. . . ..
·i.'!i'i•o En el interior de la Unión Soviética las cosas no iban mal. Chernyaev
:0;~~ñalaba que había «una actividad económica vigorosa, los estantes de
'·Igs almacenes están llenos, la prosperidad es evidente y obvia». Aunque
•'debía reconocer que <<la clase media y la inte/ligentsia !o aprovechan so-.
~b~¿ todo; los trabajadores menos>>. Pero era una prosperidad que apuntaba
)i~(éestancamiento.
•::~:\;Los dirigentes aspiraban a poca cosa más que a mantener el orden
~.49§tro de un sistema estable que conservaba unos mecanismos represivos
!ll\ipJo aseguraban. Con motivo del desfile del 1 de mayo Chernyaev ex-
;~l~maba: «¡Dios mío! ¡Cuántos policías tenemos! Y hordas de guardias
;~eÍpueblo también>>.
ii]'B.:El marxismo no era para ellos más que una liturgia. Cuando Chem-
f.)í~~v releía a Lenin, se veía forzado a reconocer que «los políticos no han
')<ij~o o estudiado a Lenin desde hace mucho tiempo>>. Por otra prute Pyotr
p'~michev, que iba a ocupar el ministerio de Cultura en los años siguien-
,t~S; sostenía que era peligroso ahondar en Lenin, porque daba demasiadas
;¡¡psas en que pensru·.
',;íc:·Lo que estaba clru·o era que lo que les importaba más a Brézhnev, Kos-
lyi;in o Gromyko eran las cuestiones de política internacional, pragmática-
'ffiente consideradas. «El Movimiento commlista -dirá Chernyaev- no
'€~\ahora más que un ru1adido ideológico a nuestra política internacionaL»
~~'URSS no era ya una «autoridad ideológica>>, sino una superpotencia, y
ekmovüniento comunista intemacionalle resultaba más bien un estorbo.
'íi0\'ios propios partidos comunistas de otros países «estaban desapare-
rj~ndo como una categoria ideológico-política independiente>>. El único
~'~~;conservaba alguna altura intelectual era el italiano, que inquietaba y
¡¡í9lestaba a los soviéticos por su distru1ciamiento de la ortodoxia. <<El
~gi,imiento Comunista Internacional-sostenía Chemyaev- está desa-
~#~ciendo ante nuestros ojos, hasta perder finalmente su potencial polí-
t~9o•eideológico.» Por eso se explica que los dirigentes rusos no hicieran
382 EL SIGLO DE LA REVOLUCIÓN

caso de las peticiones del dirigente comunista francés Georges Marchai!i,''


que pedía que le recibieran, y prefiriesen acoger a Georges Pompidou{
quien, al igual que Nixon o Willy Brandt, entendía «que nuestra ideolog(*
es sólo para consumo interno>>. El comunismo -o, más bien, la a'lpira{
ción a construir el comunismo- había muerto con Jrnshchov.

LA <<REVOLUCIÓN CULTURAL>> CHINA

Todo comenzó con motivo del P,ropósito de Mao Zedong de combatir Hf


reproducción en China de una política de acomodación y apaciguamient9'
como la que creía que estaba desarrollando entonces la URSS, lo que, se;'
unía a su deseo de deshacerse de los que lo babían arrinconado en nombr('
del combate contra el <<culto a la personalidad». Pero que esta confrontar
ción, que comenzó en 1965 en el terreno cultural, bajo la inspiración d~'¡
un gmpo radical que dirigía Jiang Qing, la esposa de Mao, acabase coqi:i
virtiéndose en un movimiento de masas se debió a la existencia de nri:
gran número de descontentos, víctimas de la desastrosa situación econó:{
mica en que había quedado el país después del fracaso del <<Gran salt~é
adelante», qne respondieron fácilmente a los llamamientos para rebé{,i
larse.
En julio de 1966 Mao participaba en la travesía a nado del Y angtS~i:
en una demostración de vigor físico que anunciaba su intención de volvef
a la acción. Fue también entonces cuando escribió a su esposa que Se.
disponía a crear <<Un gran desorden bajo el cielo» con el propósito de •W
canzar <<un gran orden bajo el cielo». En realidad, el desorden inducido.
desde abajo había comenzado ya meses antes. Los primeros episodios s~
produjeron en la Universidad de Beijing, donde e125 de mayo de 196~
apareció un cartel en que se acusaba al gobiemo municipal y al presidente'
de la universidad de haber suprimido las directivas de Mao sobre la revo',
lución: cultural; y se instaba a los estudiantes a sublevarse contra <<los re¡':
visioilistasalmodo de Jrushchov>>.
El'comité central del P C chino, que ell6 de mayo había publicado
una circular, que anunciaba el inicio de la Gran Revolución Cultural Ptoc;
letaria y animaba a «criticar y repudiar las ideas burguesas reaccionai
rías», envió, por iniciativa de Liu Shaoqi y de Deng Xiaoping, grupos de'
trabajo para dirigir la operación en escuelas y universidades. Mao dcnut1f
ció esta actividad como un intento represivo y publicó el 5 de agosto uti\
TIEMPOS REVUELTOS (1968-1974) 383
\{lilftel con el lema <<Bombardead el cuartel general», incitando a los estu-
~í'llantes a actuar por su cuenta, sin dejarse dirigir.
~ii!i, La lucha contra la dirección del partido tetúa el apoyo del ejército, que
,i~uigía Lin Biao, quien la presentaba como una «victmia del pensamiento
'tle Mao Zedong», esto es, de la ortodoxia revolucionaria, contra el re-
iRJsionismo burgués. Su instrumento plincipal de difusión fue el libro de
!-qitas del presidente Mao Zedong, el <<libro rojO>> del que se publicaron
i•:350 millones de ejemplares y que se convirtió en una especie de brevialio
/del pensamiento mtodoxo. . .
_!;;. · Convencido de que la Rusia postestalinista marchaba de vuelta hacia
'·~!•capitalismo, y perdidas las esperanzas en el movintiento· comunista
i"'liiundial, Mao quería mantener viva la revolución luchando coiitta la de-
"i;.~~neración bmocrática del socialismo. Recmúa, para ello;··a·tosjóvenes
}Cím consignas como <<Sublevarse está justifica¡lo>> y «Dérlibadctodo-lo
';"Viejo>>, pensando que eran los mejores auxiliares que podía enconttarj;ara
\!nfrentarse al aburguesamiento del partido. Los cmteles colgadoá•j:iórto-
·,·-¡¡¡¡s partes iban a convettii"se en uno de los elementos definidol'es"C d<fla
"?gspontaneidad del nuevo movimiento. . . · .e
Di:-> El12 de agosto de 1966, en el pleno ampliado del comité central del
:.¡•partido, se votó la nueva composición del politbmó, que Mao hizcn:hodi-
.-'t!cm· finalmente para dejarlo a su gusto. La lista estaba encabezada por él
:.'"liiismo, seguido por Lin Biao y Zhou Enlai, con Chen Boda en quinto
"i.".iugar, Deng Xiaoping en sexto y Liu Shaoqi en octavo. Dos días más
•"tarde Mao, vestido con uniforme militar y con el brazalete de <<guardia
\rojm>, se presentaba ante una grm1 masa de estudiantes en la plaza de Tia-
':''"nanmén, en una operación que repetiría en los meses siguientes, ante un
C'"iotal de doce millones de jóvenes .
. · Mientras tanto los guardias rojos formaban las guerrillas que iban a
""•\'"&i!unocionar el país con el propósito de combatir la vieja cultura Y. las
+viejas costumbres, esperando con ello mantener una revolución perma-
:2~ente e impedii" el <<neocapitalismo>>. Una guenilla que atacó a intelectua-
}les y profesores, sometiéndolos a humillaciones públicas y a palizas, o
'·/asesinándolos, y que dejó tras de sí millares de muertos.
Mao había dicho que la revolución <<es un acto de violencia con el que
;··•\rna clase derriba a otra>>, y Lin Biao les pedía a los jóvenes que comba-
cJ·"t\esen los cuatro <<viejos>>: <<viejo pensamiento, vieja cultura, viejas cos-
.\i..tumbJ·es y viejas prácticas>>. Al propio tiempo eltninistro de SegUl"idad .
••·"indicaba a la policía que dejase hacer a los guardias rojos y sii"upáliiás~ ·. ·
384 EL SIGLO DE LA REVOLUCIÓN

con ellos, incluso sí llegaban a causar muertes. Los estudiantes destruían


todo lo que siempre habían sentido que estaba por encima de ellos, con eL.'
fin de construir un mundo nuevo desde sus mismos fundamentos. . ··
Pero no sólo los guardias rojos iban a intervenir, sino que hubo milló'.' ·.
nes de ciudadanos ordinarios que tomaron parte en diversas formas de·i
actuación violenta e incontrolada. En enero ele 1967 un millón de trabaja<'
dores rebeldes arrebataban el poder al comité municipal del partido en '
Shanghái, en unos momentos en que Mao incitaba a estos actos y en que/
se recomendaba al ejército colaborar con las «masas i·evolucionarias>>,· ·
Pronto, sin embargo, grupos mili¡ares que apoyaban a los dirigentes del.'
partido y se oponían a los rebeldes se vieron envueltos por todo el país eh.
situaciones de violencia. ·
Una ele las consecuencias más trascendentales ele la lucha contra eF
viejo orden había sido la creación de comités rebeldes que reemplazaban/
a los existentes. Algo que podía conducir a una situación incontrolable eh.'
que las iniciativas se tomasen a partir de unas directrices fijadas por las•
masas. Los viejos miembros del partido y los dirigentes del ejército pene''
saban que se había ido demasiado lejos y que era necesario detenerse, sj_c
no querían verse desplazados por nuevos órganos de poder surgidos des 0
ele abajo.
Mao no tomó ninguna medida para frenar la radicalización hasta qu~''
estuvo convencido de que toda la vieja estmctura de los mandos del ejér:::
cito y del pattido había sido desarticulada. La forma de poner fin a la es/
calada del proceso revolucionario fue, por una parte, acusar a un pequeñó'
grupo de ultraizquierdistas de los abusos cometidos y, por otra, frenar las·
propuestas de depuración del ejército. Así comenzó una nueva orgía de·
detenciones y persecuciones en que ahora les tocaba el tumo de víctimas;
a una parte de los propios revolucionarios.
Lo cual no significa que Mao pensase que la revolución cultural había.'
fracasado, l?or el contrario, consideraba que había alcanzado los objetivos
que perseguía, y. que.posiblemente convendría repetirla en otras ocasio",
nes pa'racrenovar elimpulsoTevolucionario y evitar la degeneración buri
guesa; pero pensaba también que en esta ocasión había llegado el mo>
mento de hacer una pausa. .
Se trataba ahora de .formar comités revolucionarios en que conviviec-
sen los representantes del ejército, los cuadros revolucionarios y las má0
sas, lo cual, dado el debilitamiento que habían sufrido los cuadros del
partido, iba a dat un papel preponderante a los militares. La nueva consiú
\
TIEMPOS REVUELTOS (rg68- 1974) 385

§ha era la de acabar las luchas y formar alianzas. En octubre de 1967 se


i'Córdenaba que se iniciasen de nuevo las actividades de enseñanza, que
:','habían permanecido suspendidas cerca de año y medio. En diciembre de
fJ.968 se publicó una directiva de Mao que ordenaba que los estudiantes
\')narchasen a reeducarse en el campo, una decisión que iba a afectar, des-
~/de este momento hasta 1980, a diecisiete millones de estudiantes, expul~
Wsados de las ciudades para proseguir su educación por el trabajo en los
,';2ampos y en las fábricas. ,
'ii(c El13 de octubre de 1968 se reunió en Beijing lo que quedaba delco-
:Xmité central del Partido comunista. Más de dos tercios de sus miembros
iimteriores habían sido purgados. Quedaban tan sólo cuarenta y Mao nom-
'/bró diez más y llenó la reunión con militares y con miembros de los co-
:''mités revolucionarios, que podían intervenir en las discusiones, pero no
i'tenían derecho a votar.
'"''' Liu Shaoqi fue expulsado del partido y murió en la prisión, en unas
c'bondiciones infames. Deng Xiaopmg, a quien parece ser que Mao reser-
/'vaba para el futuro, hubo de sufdr todo tipo de humillaciones, antes de ser,
';!enviado a hacer <<trabajos correctivos>> en el interior del país.
, En abril de 1969 el noveno congre,so del partido, el «congreso de los
,':,~encedores», liquidaba a los hombres del octavo congreso y mostraba el
'rt!xtraordinario avance que había hecho el ejército: dos tercios de los dele-
,;gados llevaban unifonne militar, y eran militares cerca de la mitad de los
:iíniembros del nuevo comité central. Lin Biao, que era designado ahora
/como sucesor de Mao, controlaba un ejército con cinco millones. de hom-
bres armados.
'):,' Sin embargo, esta posición privilegiada no iba a durar mucho. En el
/verano de 1968, en momentos en que la relación con los rusos no podía
'ser peor, los acontecimientos de Checoslovaquia, en que los soviéticos
i'4abían liquidado por la fuerza la <<ptimavera de Praga», le hicieron temer
a,Mao que los rusos, con quienes había habido una serie de choques ar-
:)pados en la frontera del rfo Usuri, podían intentar hacer lo mismo en
, (i:hina, con un ataque a sus depósitos atómicos y un golpe de fuerza •. , ..
Fue en estas circunstancias cnando el hecho de que Lin Büi();c;omen-
iase a desarrollar grandes preparativos militares, algo que hacía de acuer-
{do con las instrucciones de Mao, le hizo temer a éste que su ministro de
'jjefensa estaba acumulando demasiado poder.
· .· . No parece que existiese la conspiración que se afinnó que organizaba
'~in Ligua, el hijo de Lin Biao. Lo más probable es que fuese Mao quien
386 EL SIGLO DE LA REVOLUCIÓN

preparase la trampa en que cayó el núnístro ele Defensa, cuya falta real,',
pudo ser la ele haber mostrado escaso entusiasmo ante las propuestas d~':)
acercamiento a Estados Unidos. El 13 ele septiembre de 1971, asustado'al',,
verse cada vez más acosado, Lin huyó con su esposa y su hijo hacia la''{
Unión Soviética, pero el avión en que viajaban, que había despegad~';
apresuradamente, sin cargar suficiente combustible, se estrelló en Monl'(
golia y todos sus ocupantes fallecieron.
Era la hora de la pacificación y de poner fin a las persecuciones. El;
«gran desorden bajo el cielO>>, basado en una movilización de las masas);'.
y en especial de los jóvenes, había creado las condiciones que permitiríar<.
construir un nuevo <<gran orden bajo el cielo>>. Fue Zhou Enlai, siguiendM
las órdenes de Mao, quien se encargó de iniciar el proceso de pacificació~\
y aprovechó las circunstancias para calmar el clima revolucionario, dtii\
volver la libertad a muchos cuadros perseguidos y margioados, y recupé:i':'
rar la nmmalidad en el teneno de las relaciones internacionales, donde ei{t
1972 se iba a producir el gran viraje de la aproximación a Estados Un{;j'
dos, con motivo de la visita de Nixon.
Deng Xiaoping regresó a Beijing en 1973. Cuando Mao le preguntó{!
<<¿Dónde has estado durante todos estos años?>>, Deng contestó: <<Espermi\i'
do». <<Bien -replicó Mao--, trabaja duro y mantente sano.» Con el apoyd''
de Mao, Deng comenzó a refonnar la economía, actuando enérgicament~'
contra los grupos obreros radicales que se oponían a los cambios, y ertt,il
prendió con la núsma detenninación y eficacia la «rectificación» del ejét;;'
cito. Su ascenso en los escalones del poder fue rápido, hasta que en enerO:
de 1976 se produjo la muerte de Zbou, que era todavía jefe del gobierno<)~
China, y Deng, que pronunció el discurso en su ftmeral en la plaza de Tüif'
nanmén, parecía presentarse como su sucesor. Lo cual sirvió para ql\~
Jiang Qing y su gmpo de radicales denunciasen el acto como una mm1id;
bra contranevolucionaria y despertaran la desconfianza de Mao, con 1~
que consiguieron que se destituyese a Deng de todos sus cargos y que s~'
iniciase una feroz campaña de persecución contra él, acusándole de des{
viacionismo de· derecha. Mao nombró entonces a Hua Guofeng como.vii,
cepresidente deLconúté central y primer ministro, lo que significaba qM
le ungía comosu sucesor al frente tanto del partido como del gobiernoj'
Por entonces <<el Gran timonel» había perdido por completo la visió~
del ojo izquierdo y tenía graves problemas de salud. Durante los tres úlUé
m os años de su vida Jos médicos le mantuvieron vivo a base de inyeccio'
nes de drogas que le dejaban la mayor pmte del tiempo en estado de com~:
TIEMPOS REVUELTOS (1968-1974) 387

iJ~JCHARD M. NrxoN

;fuchard Mulhouse Nixon, que había sido miembro activo de las campa-
"%as anticomunistas de la época del macru:thismo, fue escogido como vice-
,'t>tesídente por Eisenhower, que nunca le mostró aprecio personal, y fra,
:'basó en su intento de disputar la presidencia a Kennedy en 1960 (perdió
"por escasa diferencia de votos y quedó convencido de que le habían roba-
'ÚqJa elección con malas rutes, lo cual puede que tuviese cierto funda-
Jhento).
f;,\" Su gran oportunidad llegó en 1968, cuando, como candidato por el
';'/J[U'(Ído Republicano, acertó a recoger el voto racista del sur, que los de-
ij¡¡ócratas perdieron como consecuencia de las leyes de derechos civiles
'lt~.Johnson, y supo encarnar a la vez un populismo que se nutría de los
¡Í)jedos de la <<mayoría silenciosa» blanca que de~confiaba del rumbo que
''&staba tomando una sociedad que parecfa al borde de la guena civil, con
fuovimientos de oposición a la gueiTa1 y disturbios raciales que causaban
~irntos de muertos. A lo que había que añadir el malestar que causaba la
;~iluación económica, con inflación y paro (lo que se iba a denominm· «es-
't~nllacióm> ) .
.;:·,,,, Saboteó, por otra parte, el inicio de las negociaciones sobre la paz en
{Yietnam, que pudieron haberle dado la victoria a su contrincante demó-
'#ata, Hubmt Humphrey, en lo que fue un acto de traición que Johnson no
}JUiso revelar para no crear una grave crisis política. Consiguió reunir
l!bundmtes donaciones para su campaña, alg¡mas inconfesables, .como la
.(le. la jtmta militar de Grecia (otras, de donantes personales, las pagaría
.después repartiendo embajadas).

·wodo en Nixon era falso y estaba calculado. Cuando en enero de 1969 tomó
'89sesión de la presidencia habló ante todo en su discurso inaugural de los
'llroblemas internos que dividím a la sociedad norteameticana, puesto que
Jgs votos que le habían llevado al poder eran los de los ciudadanos inquie-
·w~ por la agitación social, a los que prometió una política de <<ley y or-

. ·.-_:,·-_,:·l. Unos doscientos obreros de la construcción de Nueva York,_ entre los


fjúe había veteranos de Vietnam, se initaron ·el 8 de mayo de 1970 a la vista de
\ili'inillar de estudiantes que se manifestaban contra la guen:a, y los atacaron con
·sús cascos (Hard hat riot).
388 EL SIGLO DE LA REVOLUCIÓN

den». Pero una vez eu el poder hizo muy poco en este teneno. «El pa{g:.',
podría funcionar domésticamente sin un presidente -afirmaba-. Para ¡(j\
que se necesita un presidente es para la política exterior.>>
La transclipción de las cintas que recogieron sus conversaciones en"liÚ
Casa Blanca le muestran preocupado ante todo por los grandes ternas dé•
política internacional en que esperaba cimentar su fama de gran estadistiú\
De los problemas de la sociedad norteamelicana le impmtaban sobtk
todo, en la medida en que le afectaban personalmente, las protestas conttiii·
la gueiTa de Vietnam y en especial las de los estudiantes,2 que iniciara&
una huelga en que pruticiparon dos millones y medio en un total de sete-c":(
cientos centros, incluyendo Kent "S tate, donde el4 de mayo de 1970 mierrl~·:•
bros de la Guardia nacional de Ohio dispararon contra un grupo de esiti•·
diantes qne se manifestaban, mataron a cuatro e hirieron a otros nuev.,;,<
Cinco días después, 61 9 de mayo, unos setenta y cinco mil mru1ifestante~·
se reunieron cerca de la Casa Blanca, haciendo sentir a Nixon la gravedatÍ"
de la protesta. .
En junio, el presidente reunió a los directores de las grandes agencia~\'
de inteligencia (FBI, CIA, NSA; DIA) para diseñar un plM clMdestino·d~'
vigilancia y represión contra los gmpos subversivos de estudiantes, n<W
gros, izquierdistas, etc. Se trataba de continuar la lucha secreta que el FB'i•l
y laCIA mantenían contra los movimientos de protesta, iniciada en 19$§··
con la puesta en marcha del programa Cointelpro, basado en la conVié':i:'
ción de que tras estos movimientos había oscuras fuerzas antiamericana~:;;'
Una de las organizaciones contra las que el FBI se empeñó con más dut/5ri'
za, incluyendo el asesinato de dos de sus líderes, fue el movimiento de lo'~'.
Panteras Negras (Black panthers), fundado en Oakland en 1966 para lll'ic
char contra la brutalidad policial.
Esta campaña de represión intetior recibió un duro golpe cuando eíF
marzo· de 1971 un grupo de ocho activistas contra la gueiTa, persortái
comunes que nunca fueron descubiertas, e!]trÓ en una oficina del FBI e¡j::
Media (Pensilvania) y robó una serie de documentos secretos que envla~''
ron a periodistas y miembros del Congreso: unos documentos que revé~\
!aban hasta qué Plinto el FBI y laCIA se habían convertido en una policía'

2. En el curso de la crunpaña, Nixon había prometido abolir el reclll!anüe~~:·


forzoso para fotmar·un ejército de voluntalios. La continuidad de los combat('k
en Vietnam le impidió cumplir con esta promesa hasta el27 de enero de 1973;~¡
mismo día en que entraba en vigor el fin de los combates en Vietnam. ·

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