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(© Dimcciin ne Baionscis, ARC ¥ Murs, 2006 Inscpcn No ISBN: 956:244.1822 Derechos excises eservadot pars toda oe pales Deesowen de Biitioescns, Anthves y Masons LAS CONVENCIONES 7 Repesenanie Lega Nia Palmas Ma CONTRA LA CULTURA Dctor del Cento deIvegncones Diego Baroy Arana Ensayos sobre la histo: 1 Dio Response grafla hispanoamericana del siglo xxx Si Rafe Segoe Baca Si Davie. Dive Coil Germdn Colmenares x in de Originals ! Se Miguel Arey Maruez Ediciones de a Direc de Biblioteca, Archivos y Maco ‘Av Libertador Berando O'Higgins N° 651 leona 3605283 - Fa: 360 52 saga de Chile CENTRO DE INVESTIGACIONES nso conned ct DIEGO BARROS ARANA Las generaciones 63 Las fuentes, a CAPITULO IIE: LA INVENCION DEL HEROE 81 / CAPITULO IV: LA ESCRITURA DE LA HISTORIA ” Hisoriay Inert de ein 103 seh lanementa PROLOGO José Manuel Restrepo o el lenguaje de las 104 Bartolomé Mitre o el lenguaje metaférico de 108 las ciencias naturales Gabriel René Moreno o el lenguaje de los 110 objetos y de las ceremonias us CONCLUSIONES El quehacer de los historiadores hace parte de la actualidad intelectual de st propio momento, De al que su visién del pasado, deprimente u optimista,o la eleccién de sus temas, ejemplifiquen de alguna manera las preocupaciones corrientes de un momento dado. Reflexionar sobre la escritura de la historia del siglo xxx equivale, éentoneces, a poner uno enfrente del otro dos espejos que proyectan su propia ima- gen indefinidamente. Miramos la historiografia del siglo xrx y no podemos evitar mirarnos en ella Elestudio de las maneras de referrse al pasado no constituye una tarea pura- ‘mente formal, tna especie de aventura “deconstruccionista” @ la mode que acabe por revelarnos un vacto desprovisto de toda referencia objetiva. Consiste mas bien en el examen de ideologfas y de valores implicitos en un texto, y en su confrontacién deliberada con nuestras presunciones idcolégicas y la inevitabilidad de nuestros valores. Portal razén debe resistirse a la tentacién, en la que se cae casi siempre, de derogar sumariamente los resultados de la tarea historiogrifica del siglo xix. Por tratarse de una imagen primigenia de nuevas naciones sobre s{mismas, la historiograffa hispanoamericana del siglo xix sigue siendo enormemente influyente. En la trama de los acontecimientos elegidos en ese entonces sigue reconociéndose Ia individualidad de cada nacién, los rasgos distintivos de una biografia colectiva B ‘Avveces se presentan como un arsenal disparatado de imagenes, desprendidas de su propia cronologia y sin un origen identificado. Casi nunca se las asocia al nombre de un autor ose recuerdan la citcunstancias que les dicron origen. La fuerza misma de dichas imagenes reside en su cardcter aparentemente anénimo, como sise tratara de la claboracién esponténea de un inconsciente colectivo. Estos ensayos obedecen a la necesidad de encarar una tradicién, necesidad aque los historiadores hispanoamericanos solemos posponer indefinidamente. Por razones que obedecen al estado de la historiografia en mi propio pais, creo que es el momento adecuado para hacerlo, ‘A riesgo de parecer presuntuoso o, para atenerme a la prudente formulacién del profesor J. M. Burrow, de “desacreditar lo que hubiera querido realzar”, debo atribuir al apacible ambiente de la Universidad de Cambridge la ocasién de em- prender estas reflexiones. Por lo menos debo agradecer su hospitalariaacogida y la oportunidad que tuve alli de reencontrar de nuevo un sentido de finalidad en la vida universicaria. Casi diariamente recibi, por un afo, en St. Edmund's House el discreto aliento de David A. Brading y de Celia Wa, como también, pero a cierta diseancia, el de Malcom Deas, Senior Proctor de Oxford. Allison Roberts, secre- taria del Centro de Estudios Latinoamericanos de Cambridge, fue siempre la mas discreta y efectiva anfitriona, ‘América Latina ha mantenido obstinadamente un monélogo cuyo tema invariable ha sido el pensamiento europeo. Mi propia Universidad del Valle, en Cali, ha alimentado durante afios mis perplejidades al recibir y propagar casi ins- tanineamente los mis sofsticados productos del pensamiento europeo, particu- larmente las elaboraciones de la rive gauche. Ojalé estos ensayos sobre los origenes de tan curiosa vocacién, y mi propio uso liberal de esas ideas, aproxime atin mas las discusiones con mis colegas de los departamentos de Filosofia, de Letras, de ‘Comunicacién Social y de Historia. Cambridge Universidad del Valle, 1986 INTRODUCCION {QUE HACER CON LAS HISTORIAS PATRIAS? La historiograffa hispanoamericana del siglo xrx estuvo dedicada en su mayor parte a la reflexién sobre el periodo de la Gees Ello le ha atraido juicios sonton que parecen ran defintivos como una lépida sepuleral. Para el profesor Woodrow Borah, uno de los més reconacidos innovadores en temas y métodos de la historia colonial, esta historiografia no constituye sino una serie de “historias patras”! Con esto Borah no calfica un cierto nacionalismo estrecho al que fatalmente se hallan sometidos los historiadores nativos, sino que alude més bien a la ausencia de una disciplina académica, sujeta a normas criticas de recibo internacional que seul a acid de as eons, Suge también el hecho de que gran pe aon . colar proviene de colaboraciones Refiriéndose a s{ mismo, un historiador econémico peruano nos revela que “en 1971, Heratio Bonilay Karen Spalding obseraban (2) quel yor las \W. Borah, “An Interview", en panic American Historical Review, cto en adelante come HAHR,N°65, 1985, p. 433. Tambien “Latin American History ina Wold Pepectiveen The Fite of History, ensayosediados por Charles E Delzl, Nashville, Tennesee, 1977, pp. 151-172 15

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