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En biología, los tejidos son aquellos materiales biológicos naturales constituidos por un
conjunto complejo y organizado de células, de uno o de varios tipos, distribuidas
regularmente con un comportamiento fisiológico coordinado y un origen
embrionario común. Se llama histología a la ciencia que estudia los tejidos orgánicos.
Muchas palabras del lenguaje común, como pulpa, carne o ternilla, designan materiales
biológicos en los que un tejido determinado es el constituyente único o predominante; los
ejemplos anteriores se corresponden, respectivamente, con parénquima, tejido
muscular o tejido cartilaginoso.
Solo algunos reinos han logrado desarrollar la pluricelularidad en el curso de la evolución,
y de estos únicamente en dos se reconoce la existencia de tejidos, a saber: en las plantas
vasculares y en los animales (o metazoos). En general, se admite también que hay
verdaderos tejidos en las algas pardas. Dentro de cada uno de estos grupos, los tejidos
son esencialmente homólogos, pero son diferentes de un grupo a otro, y su estudio y
descripción son independientes, por lo que se distinguen una histología vegetal y una
histología animal.
Tipos de tejido
Existen seres vivos muy variados, algunos sencillos como las bacterias y otros, como los animales y
las plantas, que tienen una organización más compleja. La principal diferencia que existe entre ellos
. Tejido conjuntivo. Sus células presentan formas muy variadas, tienen espacios entre ellas en los
cuales existe abundante sustancia intercelular y cumplen funciones tales como protección, sostén,
defensa, reserva.
. Tejido muscular. Sus células tienen forma de huso, son muy largas y se denominan fibras
musculares. Hacen posible el movimiento porque tienen capacidad de contraerse y relajarse. Se
clasifican en liso, esquelético y cardiaco.
. Tejido nervioso. Genera y transmite el impulso nervioso que permite la relación con el medio
externo. Sus células, las neuronas, son las más especializadas del organismo y tienen forma
estrellada, con muchas ramificaciones.
Epitelio
El epitelio (a veces llamado tejido epitelial) es el tejido formado por una o varias capas
de células unidas entre sí, que puestas recubren todas las superficies libres del
organismo, y constituyen el revestimiento interno de las cavidades, órganos huecos,
conductos del cuerpo, así como forman las mucosas y las glándulas.1 Los epitelios
también forman el parénquima de muchos órganos, como el hígado. Ciertos tipos de
células epiteliales tienen prolongaciones denominadas cilios, los cuales ayudan a eliminar
sustancias extrañas, por ejemplo, de las vías respiratorias. El tejido epitelial deriva de las
tres capas germinativas: ectodermo, endodermo y mesodermo.
Origen embriológico
Estas células provienen de tres hojas germinales:
Uniones estrechas
Crean una barrera de impermeabilidad impidiendo el libre flujo de sustancias entre
células.
Zonula adherens
Unen los citoesqueletos de actina de células adyacentes.
Desmosomas
Unen los citoesqueletos de filamentos intermedios de células adyacentes.
Tejido muscular
El tejido muscular está formado por células contráctiles llamadas miocitos. El miocito es
una célula especializada que utiliza ATP (energía química) para generar movimiento
gracias a la interacción de las proteínas contráctiles (actina y miosina). El tejido muscular
corresponde aproximadamente el 40-45 % de la masa de los seres humanos y está
especializado en la contracción, lo que permite que se muevan los seres vivos
pertenecientes al reino animal.
Las células musculares están altamente especializadas y reciben el nombre de fibra
muscular. El citoplasma se designa como sarcoplasma y la membrana
celular como sarcolema. El citoplasma esta lleno de miofibrillas formadas por filamentos
de actina y miosina alternados que al deslizarse entre sí le dan a la célula capacidad
contráctil. Como las células musculares son mucho más largas que anchas, a menudo se
llaman fibras musculares, pero no por esto deben confundirse con la sustancia intercelular
forme, es decir, las fibras colágenas, reticulares y elásticas, pues estas últimas no están
vivas.
Dependiendo de su localización y diferentes características estructurales, el tejido
muscular se divide en tres tipos: tejido muscular esquelético, tejido muscular cardiaco y
tejido muscular liso. El músculo esquelético puede contraerse o relajarse de forma
voluntaria, mientras que el músculo liso y el cardiaco se contraen de forma involuntaria o
automática.
TEJIDO SANGUINEO
El tejido sanguíneo se caracteriza porque está constituido por células libres que son los
eritrocitos, los leucocitos y plaquetas llamados en conjunto elementos figurados de la
sangre y por su matriz extracelular líquida conocida como plasma sanguíneo. Las
preparaciones para estudiar el tejido sanguíneo deben ser frotis del líquido, es decir, la
toma de la muestra se hace por punción para obtener una gota de sangre, la cual se
deposita sobre un portaobjetos limpio y desgrasado, luego se extiende con el borde de
otro portaobjetos para formar una capa delgada, se seca y se tiñe con solución de Wrigth
(mezcla de colorantes ácidos y básicos) para contrastar e identificar los diversos
elementos celulares.