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A nivel mundial:
- El 38% de los asesinatos de mujeres en el mundo son casos de violencia machista por compañero
sentimental: no se debe a robos callejeros, o situaciones de guerra, son perpetrados por sus parejas
o exparejas. El porcentaje es contrastante si se compara con el de hombres muertos a manos de
sus parejas, lo equivalente a un 6% (OMS, 2013).
- Un tercio de las mujeres de todo el mundo ha sufrido en algún momento violencia física o sexual a
manos de su pareja en algún momento de su vida (OMS, 2013).
► Entre 12 países latinoamericanos, Bolivia registra los mayores índices de violencia contra la
mujer (OPS/CDC, 2013).
► Una mujer muere cada tres días víctima de feminicidio en Bolivia (CIDEM, 2012). El feminicidio
infantil y adolescente está en aumento − entre enero y junio de 2012, 37,21% de las víctimas tenía
hasta 20 años.
► De cada 10 personas que acuden a los Servicios Legales Municipales (SLIM), 9 son mujeres -
incluidas las niñas- que sufrieron agresiones físicas, psicológicas, sexuales y económicas (INE, VIO
– 2010).
► 12 denuncias de violencia sexual contra mujeres adultas y niñas por día han sido registradas en 4
instituciones públicas y 7 privadas, de las capitales de 6 departamentos del país y El Alto
(Observatorio de Género, Coordinadora de la Mujer, 2008). De los registros de denuncias que
contenían la edad de las agredidas, más de la mitad eran menores de edad (un equivalente a 62%).
► Más del 50% de mujeres entrevistadas en estudio reciente de ONU Mujeres sobre percepciones
de las bolivianas en torno al ejercicio de derechos declararon como frecuente o muy frecuente la
violencia contra mujer en su círculo familiar o cercano.
► Siete de cada diez personas de las poblaciones TLGB, han sido víctimas de amenazas e insultos,
como la forma más común de agresión, seguida de humillación y golpizas especialmente en la
población Trans.
Una investigación realizada por The Geneva Declaration iniciativa diplomática suscripta por más de
cien estados nacionales, entre ellos Argentina-, dio como resultado que el 17% de todas las víctimas
de asesinatos a nivel mundial son mujeres, que hay una relación directa entre la tolerancia social de
la violencia hacia las mujeres y estos asesinatos, y que de los 12 países con índices muy altos de
feminicidios están en América Latina y el Caribe.
Dos de cada tres mujeres ha sufrido de violencia en el mundo en algún momento de su vida. En
Centro américa, dos mujeres de cada tres asesinadas, lo han sido por el simple hecho de ser
mujeres. Alta incidencia e impunidad son dos de las características que predominan en la violencia
contra las mujeres. Como afirma Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, los
niveles de prevalencia de la violencia contra las mujeres son tan elevados que es uno de los
derechos humanos más violentados en el mundo.
"Hasta el 70 por ciento de las mujeres sufren violencia física o sexual en algún momento de sus
vidas y un porcentaje que se sitúa en una cuarta parte en lo que respecta a las mujeres
embarazadas", destaca el Secretario General en su Mensaje del 25 de noviembre. "Millones de
mujeres y niñas de todo el mundo son atacadas, golpeadas, violadas, mutiladas e incluso
asesinadas en lo que supone una violación horrorosa de sus derechos humanos", añadió.
América Latina y el Caribe no se escapan a esta triste realidad. Un estudio por publicarse de la
Organización Panamericana de la Salud sobre la situación de la violencia contra las mujeres en 12
países de América Latina y el Caribe muestra que entre un 13% en Haití hasta más de la mitad de
las mujeres en Bolivia han experimentado violencia física a lo largo de su vida.
Según los datos del Banco Mundial, el 69% de las mujeres de 15 países de la región que
manifestaron haber sido abusadas físicamente lo fueron por parte de sus parejas. El 47% han sido
víctimas de al menos un ataque sexual durante el trascurso de su vida.
Datos también elevados se registran en cuanto a violencia sexual. Entre el 5% y el 11% de las
mujeres encuestadas por la OPS, reportaron haber sufrido violencia sexual por parte de su pareja
intima. Asimismo, entre el 10% y el 27% han padecido de violencia sexual infringida por cualquier
perpetrador, inclusive su pareja.
Además los informes disponibles muestran que existe una relación directa entre acoso sexual y
nivel socioeconómico. La misma encuesta indica que mientras que el 90% de las mujeres entre 22
y 35 años de nivel socioeconómico bajo o intermedio admitieron ser víctimas de acoso la cifra
disminuye a 7% en las profesionales y 3% en las mujeres en niveles de dirección o gerencial.
En el mundo laboral los datos no son mucho más alentadores. Las encuestas realizadas en países
industrializados y en países en desarrollo generalmente señalan que entre el 30% y el 50 % de las
mujeres ha sufrido algún tipo de acoso sexual en el lugar de trabajo en alguna etapa de su vida. En
la región, el 20% de empleadas chilenas sufrió acoso sexual. En Brasil, un estudio en 12 ciudades
mostró que el 52% de las mujeres ha sufrido algún tipo de acoso sexual en el trabajo. En el
Salvador, el 16% de las trabajadoras domésticas han cambiado de trabajo debido al acoso o abuso
sexual.
Esta violencia tiene también un claro impacto intergeneracional. Todas las encuestas muestran que
la prevalencia de violencia física y/o sexual por parte de la pareja íntima fue más alta entre mujeres
que reportaron que su madre o madrastra fue golpeada en comparación con mujeres que reportaron
que su madre o madrastra no había sido golpeada.
Otra de las grandes lacras en la región es el feminicidio. En Guatemala y El Salvador 675 y 580
mujeres, respectivamente, fueron asesinadas en 2010 por el simple hecho de ser mujeres. En
México, se contabilizaron 1,221 homicidios dolosos contra mujeres y niñas en 12 entidades del país
entre 2007 y diciembre de 2008.
La violencia contras las mujeres en sus múltiples manifestaciones tiene un elevado costo para las
personas que la padecen y para la sociedad. Aunque existen pocos estudios al respecto, los costos
de la violencia contra las mujeres oscilan entre 1.6 y el 2% del PIBÂ Â de los países de América
Latina y el Caribe, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En la siguiente figura presenta la tasa promedio de homicidios por subregiones en el mundo para el
año 2009, donde Centro América experimenta la mayor tasa promedio de homicidios, seguida por
África del Sur y por los países que componen El Caribe.
En general se observa una correspondencia entre las regiones con más violencia letal y más altos
índices de feminicidios. En estas zonas las mujeres son frecuentemente atacadas en los espacios
públicos, muchas veces por grupos o pandillas de varones, y se trata de asesinatos muy poco
sancionados por el Estado, es decir que se desarrollan en un ambiente de enorme impunidad.
Sin embargo, hay algunas regiones como Europa del Este y la Federación Rusa donde los
feminicidios son proporcionalmente mucho más altos que los índices generales de violencia de la
sociedad. Y, por otra parte, hay focos particulares de feminicidios en determinados países que
superan ampliamente el promedio nacional: en Ciudad Juárez (México), por ejemplo, en el año 2009,
hubo 19,1 feminicidios cada 100 mil mujeres, mientras que el promedio nacional de México para
todo el período fue de 2,5. Lo mismo sucedió en Brasil, donde mientras el promedio nacional fue de
4,3, en la región de Espíritu Santo se registraron 10,9 feminicidios cada 100 mil mujeres en el mismo
período. En este sentido, una de las conclusiones del estudio es que en aquellas regiones con altas
tasas de feminicidios suele haber mucha mayor tolerancia hacia la violencia contra la mujer, con
sistemas de justicia ineficaces y ausencia de políticas públicas.
Otro de los hallazgos del estudio es que a medida que aumentan los asesinatos en general en una
sociedad, decrecen proporcionalmente los feminicidios. En los 13 países que tenían estadísticas
más bajas de homicidios en general, fueron asesinadas aproximadamente 66 mujeres cada 100
varones, es decir que la relación entre homicidios y feminicidios es bastante cercana; pero en
aquellos con tasas altas y muy altas de asesinatos en general, fueron asesinadas en promedio unas
14 mujeres cada 100 varones, es decir que se abrió la brecha entre feminicidios y homicidios. Lo
cual mostraría que mientras los homicidios (asesinatos de varones) tienen variaciones, los
feminicidios se mantienen estables.
También fue medida la violencia íntima y se halló que tiene mucha relación con el grado de violencia
social: a medida que aumenta la violencia social desciende proporcionalmente la violencia íntima,
aunque no los feminicidios, que se producen mayormente fuera del hogar. En El Salvador y
Colombia, por ejemplo, que tienen altas tasas de feminicidios, sólo el 3% de ellos fue cometido por
una pareja reciente o actual de la mujer, mientras que en Francia o Portugal (países con bajas tasas
de feminicidios): más del 80% de los mismos fue cometido por una pareja actual o anterior.
Pero a su vez, la violencia íntima tiene otras consecuencias como el suicidio de las mujeres durante
o después de transcurrida la relación violenta. En Estados Unidos, por ejemplo, está medido que del
35% al 40% de las mujeres que sobrevivieron a situaciones de violencia de género luego intentaron
suicidarse; y en la Unión Europea, de todas las muertes vinculadas a situaciones de violencia de
género: el 42% fueron suicidios.
El informe también alerta sobre la utilización de armas de fuego: el 60% de todos los asesinatos son
a causa de este tipo de armas; y en las casas son un enorme riesgo para las mujeres ya que la
mayoría de las veces son usadas para amenazarlas o asesinarlas en lugar de para defenderlas de
agresiones externas. En los países con más altas tasas de feminicidios, una gran proporción de ellos
son realizados con armas de fuego: mientras en promedio las armas de fuego son usadas en un
tercio de los feminicidios alrededor del mundo, en países como Brasil, Colombia, El Salvador,
Guatemala y Honduras, estas armas fueron usadas en más del 60% de todos los casos. En Ciudad
Juárez, en el 2009, más del 80% de todos los feminicidios fue realizado con armas de fuego.
El informe concluye que mientras es cierto que en los países con más altos índices de violencia en
general los varones son las principales víctimas, las mujeres tampoco están seguras en estos
escenarios. Y que las armas fuera de control afectan tanto a mujeres como varones. También
señalan que si bien aumentó la existencia de datos sobre homicidios y feminicidios, estos son aún
insuficientes. Y que es necesario investigar otras formas de violencia letal para las mujeres como los
asesinatos debidos a la dote.